[Ciudad Disney] La Revolución

[Kairi]

- Es normal que no lo conozcas - le explicó el vendedor en un tono prepotente - . Los idiotas no conocen la grandeza incluso cuando la tienen frente a ellos, pero para eso estoy aquí. Para abriros los ojos a gente ignorante como vosotros.

- Perdone pero no me parece tan bueno como lo pinta - replicó Kairi, ofendida. Había leído muchos comics y mangas y ese era, con diferencia, el peor de todos. Era de esperar que nadie lo conociera.

- Awagay - llamó Awa-chan al vendedor, en un intento de insultarlo. Aunque eso no fuera un insulto, Awa-chan llamaba gay a todo aquel que le caía mal.

Goofy tenía en sus manos un ejemplar del comic que le había dado el vendedor y lo estaba ojeando. Kairi se acercó para mirarlo esta vez detenidamente.

Trataba de un héroe llamado Tepe que quería salvar la ciudad de un malvado ratón, el cual era su rey. La joven encontró muchas similitudes con lo que estaba pasando en Ciudad Disney, solo que en la historia el rey era el malo. También narraba que el ratón tenía algo guardado y lo utilizaba para chantajear a todo el que quería enfrentarse contra él.

- Este comic no puede ser más malo... - comentó en voz baja. En el segundo capítulo se narraba cómo Tepe conseguía entrar en el castillo, de gran parecido al de Ciudad Disney y conseguía ese objeto que el malvado rey guardaba.

- El dibujante dijo que está basado en hechos reales, es buenísimo este comic, ¿verdad? Tomad, unas insignias.

- Sí, buenísimo... - pensó Kairi con sarcasmo. Un momento... ¿Basado en hechos reales? Eso confirmó la idea que tenía de que lo que narraba el comic era lo que estaba pasando de verdad. Entonces el dibujante tendría algo que ver con la banda de gamberros, incluso podría ser su líder.

- ¿Y quién es el dibujante, si se puede saber? - preguntó al vendedor mientras cogía la insignia que le había dado. Era bastante fea, la verdad. No tenía ningunas ganas de ponérsela, asi que se la guardó en el bolsillo. En cambio, Goofy ya se había puesto la suya.

- ¡Ya lo entiendo! El Rey Mickey es malvado y hay que derrocarlo a toda costa! - dijo este de repente antes de irse corriendo hacia el Castillo.

- ¿Qué? ¡Oye, espera! - exclamó Kairi mientras corría tras Goofy para detenerlo.

Fue una suerte que no se pusiera ella la insignia. Era evidente que ejercía una especie de control mental sobre aquel que la llevara puesta. El dependiente debía pertenecer a la banda y era el encargado de hacer pensar mal a la gente sobre el Rey Mickey. Pensó que lo mejor sería intentar quitarle la insignia a Goofy y luego informar al Rey de lo que habían descubierto. Si no lo conseguía, el Rey vería con sus propios ojos lo que le estaba pasando a su capitán de la guardia real.

Kairi seguía corriendo. Awa-chan iba detrás del perro con intención de morderle para detenerlo. Si lo alcanzaba, le arrancaría la insignia del pecho y la rompería.

[LightHelco]

—Dudo que utilicen la misma indumentaria —fue la negativa de Donald a mi pregunta —. ¡Serían realmente tontos si vistiesen igual!

Mirandolo bien, la verdad es que si era un poco ridículo que usaran la misma ropa, sería casi como decir “nosotros somos los malos”, pero alguna cosa en común debían tener para poder identificarse. Aunque pronto quedaron echadas por tierra las palabras del mago, ya que nada más dobláramos una esquina, nos vimos obligados a escondernos tras unos contenedores al ver a un grupo de animales bastante curiosos y muy sospechosos.

El grupo que teníamos a pocos pasos estaba compuesto por seis humanoides perrunos que vestían con prendas rojas y azules. Todos los integrantes llevaban gorras verdes para tapar la calva que tenían los perros de aquella raza y unos antifaces muy bien colocados que dejaban bastante claro que nadie quería que les reconociera.

—Creo que al final sí que han optado por el uniforme, Maese Donald —comenté divertido volviendo inmediatamente al grupo de sospechosos, los cuales habían decidido hablar sobre sus actuales planes.

—Sí... entonces esos tontos creen que... jejeje...

—Nadie sabrá nunca que ella... jejeje...

—Chihiro nos dará todo lo acordado por eso... jejeje...

—Ahora Pete debe estar ya frente a ese cristal... Y entonces todo ese dinero será nuestro... jejeje...

—Jejejej... lo mejor será que nosotros no tuvimos que hacer nada, salvo controlar que la producción del emblema de Tepe sigue, además de los comics de inducción.

Aquella información era de agradecer, ya que nos libraba de tener que sonsacársela a la fuerza, contaba con que Donald fuese un mago poderoso, pero no estaba seguro de si la desventaja numérica que podíamos sufrir nos diese la derrota.

Agachandome hasta estar a la altura de Ilana, le acaricié el lomo para que estuviera tranquila y pudiese quitarle el lazo que llevaba en la cola para que pudiese ayudarnos con esos tipos. Usaba el cascabel para saber donde se encontraba, pero en esta ocasión iba a necesitar que nadie lo supiera.

—Bien, sabemos algunas cosas y el nombre de Chihiro que usan quizás le resulte familiar al Maestro Kazuki o el Rey Mickey —recapitule haciendo referencia a lo que habían dicho los perros —. Y esos tebeos que mencionan… ¿se ha publicado alguna historieta en este tiempo? Si es así quizás debamos ir a algún puesto de venta y mirar de qué van.

>>Mientras tanto y para no perderlos —miré a Ilana con complicidad —. Mi compañera seguirá a esos hombres gracias a su invisibilidad y si encuentra cualquier cosa o descubre algo sé que me lo hará saber con alegría, tristeza o cualquier emoción llamativa.

Ilana entendió mi plan y aunque al principio no muy contenta de saber que tendría que separarse de mí y enfrentarse a unos matones ella sola, al sentir mi confianza en ella, se volvió invisible al momento lista para colarse entre los perros. Por suerte aquellos bichos eran tan raros que Ilana no los reconocería como perros.

[Zodiark]

Seguí al misterioso hombre, que continuaba caminado de forma extraña, como si no quisiera ser visto, y me di cuenta a medio camino de que me estaba llevando a un lugar en el que acababa de estar: la Sala del Trono. Por su forma de actuar, no parecía que quisiera una simple audiencia con el rey. Definitivamente, era alguien sospechoso.

Al llegar, el hombre abrió la pequeña puerta y se adentró en la sala, dejando cerrada dicha puerta tras de sí.

—La Sala del Trono está vacía —musité frente a la puerta, pensativa—. No ha llamado la puerta y ha entrado directamente, así que al parecer ya lo sabía. ¿Para qué habrá entrado entonces? No será...

Me llevé una mano a la boca, preocupada. Dudaba que se tratara de la Piedra Angular, ya que poca gente conocía su existencia y mucho menos su localización, pero no podía descartarlo. O, quizá hubiese entrado para hacer cualquier otra cosa y la encontrase por casualidad, ya que estando aquel lugar totalmente vacío podía hacer lo que quisiera. En cualquier caso, por su forma de caminar y mirar a los lados de los pasillos mientras se dirigía a dicha sala, no podía tramar nada bueno. O a lo mejor simplemente era una persona de confianza del rey...

Fuera lo que fuese, quería saber quién era y qué hacía allí. Así pues, antes que ir a preguntarle directamente, preferí optar por ser sigilosa y espiar al hombre para descubrir sus intenciones y cuando le pillase con las manos en la masa me lanzaría a detenerle. Esperé por tanto unos segundos para dejarle alejarse un poco de la puerta, pero no tantos como para que se marchase demasiado lejos, y la abrí con el máximo silencio posible. Al entrar, intentaría caminar sigilosamente, manteniéndome a una distancia más que prudente a sus espaldas y escondiéndome donde pudiera.

[Sombra]

Kairi

La chica y su mascota corrieron a toda velocidad tras Goofy, el cual se alejaba por momentos. El gato mordió al perro humanoide, cosa que no acabó bien.

Dado al pequeño tamaño del animal (y a su llamativo color) el jefe de la guardia real no tardó en coger con su mano el gato al cual estrujó con fuerza haciendo que el gato sollozase con fuerza. Era como si la Locura le hubiese poseido y cuando vio que ya le había hecho daño suficiente daño al animal lo estampó con todas sus fuerzas contra el suelo dejándole en el sitio completamente derrotado.

Kairi alcanzó también en ese mismo instante al perro, pero cuando se lanzó a agarrar la insignia se encontró de bruces contra una pared de metal... Más bien un escudo contra el que la mano de la chica se estrelló provocando que de tener manicura se le rompiesen las uñas, un golpe duro para una chica a la moda, sin duda. Al menos fue una suerte que no se hubiese torcido un dedo, o algo peor. Poco le faltó.

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—El rey debe ser erradicado, el rey debe ser erradicado... —repitió en voz baja completamente quiero durante unos instantes como si estuviese en trance para al cabo de escasos cinco segundos echar a correr hacia la entrada del castillo, que ya la tenía cada vez más cerca.

La aprendiza podría seguir a Goofy de cerca o tratar de atacar de una forma más efectiva. Tenía que haber alguna forma, de eso podía estar segura. ¿Que tenía cerca? Más adelante, a escasos cinco metros de donde estaba el hombre-perro había un par de cubos de basura. También había un guardia frente a la verja del Castillo Disney.

Pero... también había una sombra acechando en un callejón cercano, espiando la escena con una sonrisa enorme y que mostraba todos sus dientes. Fuese quien fuese en el mismo instante que Kairi le viese (aunque fuese un instante) no dudaría en irse corriendo... Y era seguir a Goofy o a aquella misteriosa silueta.

Alec

—Hubo una hace poco que recientemente se hizo popular —meditó Donald—. Pero nunca lo he visto a la venta en ninguna librería, ¿no es extraño? Quizás si... ¡La imprenta!—pareció encendersele la bombilla.

Donald empezó a correr freneticamente calle arriba por unas escaleras internandose entre las calles de la ciudad para finalmente detenerse en una plaza rectangular que no parecía estar demasiado alejada de la plaza del mercado. Entre los variopintos y coloridos edificios el pato parlante no dudó ni un instante en entrar a uno determinado en el que se indicaba que efectivamente era una imprenta, la que se dedicaba de sacar diariamente el New Disney Times y también la mayor parte de comics y similares además de libros de texto de diversos tipos.

Se podía decir que era una empresa realmente importante en aquel mundo.

La puerta estaba cerrada, algo que extrañó al mago.

—También... Mencionaron algo de un Emblema —meditó tras hacer memoria—. Se me ocurre la juguetería... Es ese edificio de ahí —señaló a otro que se veía a simple vista.

Por lo tanto, a no ser que encontrase alguna manera de entrar en la imprenta tendría que probar suerte en el otro lugar. Eso, o ir a informar al castillo donde Kazuki, Ronin, el rey Mickey y Xefil estaban discutiendo alguna cosa importante —aunque conociendo como eran los dos Maestros eran capaces de estar durmiendo la mona o montando alguna juerga sin ellos—.

Ilana

La gata negra siguió al grupo de hombres perro a una distancia prudencial permaneciendo invisible en todo momento.

No le fue difícil en absoluto. Aquellos matones se aproximaron a una tapa de alcantarilla que apartaron de un par de empujones. Uno a uno fueron descendiendo a aquel lugar, aunque cuando bajó tal vez se dio cuenta de que aquello no era realmente una alcantarilla —ni olía raro como cabría de esperar—. Se trataba de un largo pasillo con un techo en forma de arco totalmente pintado de azul y que serpenteaba mientras descendía para finalmente desembocar en una enorme sala de máquinas.

Parecía algo importante, pero obviamente un simple gato no podía saber para que servía tal aparato, aunque el sonido que hacía le recordaba a un zumbido eléctrico, similar al que producía una magia Electro.

—Entonces... Ahora rompemos la máquina y así logramos que la electricidad de toda la ciudad se vaya... jejejeje —se rió uno de los bandidos.

—Sí, así la seguridad del castillo se irá al garete... jejeje —le contestó uno regordete con una voz que podía ser comparada con la de un tenor.

—¡Niños! Dejad de hacer el tonto. Pete nos acaba de enviar la señal para que lo hagamos ya —ordenó una señora que debía ser la madre de aquella panda de delincuentes mientras señalaba a un aparato que se asemejaba a un teléfono móvil.

Todos empezaron a hacer crujir sus puños mientras al unísono soltaban aquella risa maliciosa.

Si Ilana no hacía nada en aquel mismo instante toda la ciudad se apagaría y cualquiera que fuese el objetivo de aquello no podía ser bueno.

Maya

Maya no tuvo problema en seguirlo, parecía tan atento buscando algo que ni siquiera había reparado en la inocente niñita que acechaba a su espalda.

El intruso no tardó en llegar a la altura del trono, donde empezó a buscar (aparentemente) algo ya que toqueteaba por todas partes, sacó un pequeño aparatito y pulsó un botón antes de volver a meterlo en el interior de su peculiar traje.

Como Pedro por su casa, el peculiar ser no tardó en volver manos a la obra continuando la faena...

Pero, cuando se dispuso a mirar en el respaldo se giró con tal mala suerte —para Maya— que vio de lleno a la aprendiza. El hombre abrió la boca sin saber que decir y un silencio incómodo se hizo en la sala del trono.

—Eh... ¿Que tal niña? —saludó tratando de aparentar estar tranquilo... haciéndolo bastante mal—. ¿Te has perdido?

Dejó cae sus hombros como agotado y soltó un largo suspiro.

—Ais... Este trabajo es muy duro, ¿sabes? Todos los días, cuando su Graaaan Majestaaaad se va tengo que mantener el trono impecable —soltó otro gran suspiro y fijó sus ojos en la joven.

>>No cuela, ¿verdad? Y yo creyendo que no haría falta eliminar a nadie...

El extraño hizo aparecer en su mano una bola de bolos. La puerta estaba abierta, si Maya quería escapar todavía estaba a tiempo, pero si lo hacía cabía la posibilidad de que su objetivo que parecía ser tan importante fuese alcanzado mientras se iba a buscar ayuda.

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Fecha límite 17-4-2014

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Faltas:
Helco: I >Justificada
Zee: II >Una más y tendré que sacarte de la trama
Zodiark: I

[Zee]

—Tengo eh... casi treinta años, creo —señaló Kazuki, aunque no parecía muy seguro con ello. "Creo", había dicho. ¿Quién podía olvidar su edad con semejante facilidad? De una u otra manera, parecía algo digno de Kazuki precisamente.

—Aunque —pensé—, yo no sé cuánto tiempo estuve dormido. Bien podría pasarme algo similar.

—En mi caso, vine al presente desde el pasado hace unos... diez años. El Maestro Ronin me trajo aquí, aunque el gran Maestro Rayim también tuvo algo que ver.

—¿El Gran Maestro Rayim? —cuestioné, mirando a Ronin. Pronto hice una mueca: sentía que comenzaba a hacer demasiadas preguntas. Por lo tanto, decidí simplemente asumir que el Maestro Rayim era un superior a Ronin que había dejado Tierra de Partida ya hace tiempo.

—Escucha, Xefil. Esto que vamos a hablar ahora es alto secreto. Solo conocemos su existencia un puñado de personas en todo el universo, no te lo contaríamos si no te considerásemos un Aprendiz de confianza —estuve seguro que los ojos se me iluminaron con entusiasmo en cuanto el Maestro Ronin dijo aquellas palabras, pese a que hice lo posible por mantener una expresión seria—. En el corazón de este castillo existe una estancia secreta donde se guarda uno de los objetos mágicos más poderosos que existen: La Piedra Angular. Ese objeto protege el mundo de los Sincorazón, creando una barrera que impide su paso pero su utilidad va más allá de eso.

Una forma de defensa contra los Sincorazón... ¿Tendríamos algo parecido en Tierra de Partida? Porque nadie sabía exactamente cómo los Maestros de generaciones pasadas habían logrado proteger al mundo. La tal Piedra Angular, de cualquier manera, sonaba como un objeto bastante prometedor y, sin duda, objeto de continuos ataques como el de Chihiro.

—Comprime el tiempo y al poner un poco de magia en él es posible viajar a otro momento de la historia de este mundo. A ese lugar le llamamos El Río Eterno.

Oh, excelente. Más viajes en el tiempo.

Puse los ojos en blanco y solté un bufido.

—Nadie sabe cuándo se creó ni dónde —señaló el Rey Mickey, lo cual me pareció algo desafortunadamente conveniente: deus ex machina—. Ni siquiera con qué finalidad. Hay varios magos de élite que custodian la piedra y crean todo tipo de barreras mágicas a su alrededor para evitar que su pureza se vea corrompida por manos indebidas.

>>Si alguien se hiciese con ese objeto y lo utilizase para el mal... Podría llegar a destruir el mundo o alterarlo a su voluntad, ya que podría cambiar hechos históricos al matar a alguien o al destruir una cosa en concreto con cierta importancia.

—¿Puede cambiarse el pasado? —musité, sin realmente creérmelo. No me parecía posible que algo que ya hubiese ocurrido pudiese ser cambiado para alterar el presente. No era natural, sencillamente.

—En el eh... Pasado la Piedra Angular estaba en el centro de una plaza y todo el mundo podía verla —añadió Kazuki, ante lo que asentí con la cabeza. Lo había visto en sus propios recuerdos, cuando Chihiro estaba dirigiendo aquel movimiento de inconformes—. De hecho, seguramente la has visto en esos recuerdos míos. Pero en aquella época, la magia era algo menos común, y aún era mucho menos común que alguien la utilizase, ya que no estaba tan bien visto como ahora. Hoy en día, si la piedra siguiese en el mismo sitio... Este lugar podría no existir.

>>No sé como Chihiro pudo venir a esta época. Hay muchas formas de viajar al futuro, pudo haber creado un hechizo tipo Auto Paro que no perdería su efecto hasta pasados varios años, de esa manera el tiempo transcurriría para todos menos para ella. Al menos eso es lo que eh... creo.

Como quedarse dormido...

—No me extrañaría que ella estuviese detrás de esa panda de pánfilos para conseguir el poder de la piedra. Con ella realmente podría viajar al pasado, allí nadie podría detenerla.

Miré a los tres Maestros, uno por uno, en silencio.

—¿Hay alguien vigilando la Piedra Angular, entonces? —pregunté—. Entiendo que la vida de Su Majestad esté en peligro, pero si realmente se puede cambiar el pasado, entonces proteger la Piedra es igual de importante.

>>Y envió a sus dos mejores... "hombres" al campo, Su Majestad —señalé—. ¿Está... está la Piedra a salvo?

[Kairi]

Awa-chan consiguió morderle la pierna a Goofy, pero fue mala idea. El perro humanoide agarró al gatito, lo estrujó con mucha fuerza y lo tiró al suelo. La reacción de Kairi fue una mezcla de espanto y furia. Después de lo que pasó con la Maquinista se había prometido a sí misma que no dejaría que a Awa-chan le pasara nada malo, pero no lo había podido cumplir. Se sentía totalmente impotente. A pesar del dolor que sentía, siguió corriendo y alcanzó a Goofy, pero este había puesto en medio un gran escudo de metal con el que chocó y cayó al suelo. Con el choque también se rompió varias uñas, pero eso no le importaba ahora.

- ¡¿SE PUEDE SABER QUÉ HACES?!

- El rey debe ser erradicado, el rey debe ser erradicado...

Dicho esto, echó a correr hacia el castillo. Lo hubiera seguido, pero Awa-chan era más importante. Lo cogió en brazos y lo mantuvo un rato pegado a su pecho.

- Lo siento... - murmuró.

Tenía que detener a Goofy a toda costa, pero algo le llamó la atención. Detrás de unos cubos de basura, hubiera jurado ver una sonrisa. Pero escasos segundos después desapareció. Una silueta salió corriendo de aquel lugar.

Aquello le parecía sospechoso. ¿Debía seguir a Goofy o a la silueta? Frente a la verja de entrada del Castillo Disney había un guardia. Entonces se le ocurrió que el guardia podría detener a Goofy y ella podría seguir a la silueta.

- ¡Guardia, detén a Goofy, está poseído o algo! - le gritó al guardia esperando que la oyera. Acto seguido fue en dirección hacia donde se había ido la extraña silueta.

[Zodiark]

"Ups."

Logré seguirle sigilosamente hasta el trono, pero allí se giró de pronto tras utilizar un aparato bastante sospechoso y me vio de lleno.

—Eh... ¿Que tal niña? ¿Te has perdido?

Su tono de voz y el nerviosismo que demostraba al haber sido atrapado con las manos en la masa por mí dejaba claro que estaba finjiendo estar tranquilo, pero era obvio que no era así.

—Ais... Este trabajo es muy duro, ¿sabes? —continuó tras un suspiro—. Todos los días, cuando su Graaaan Majestaaaad se va tengo que mantener el trono impecable

"Ya, claro, como si me fuera a tragar que un simple limpiador va caminando de esa forma tan sospechosa por los pasillos del castillo..."

—No cuela, ¿verdad? Y yo creyendo que no haría falta eliminar a nadie...

"¡¿Eh?!"

El hombre hizo aparecer en su mano una bola de bolos, y parecía dispuesto a usarla contra mí. La puerta seguía abierta, pero no podía simplemente correr y escapar dejando a aquel tipo a sus anchas en la Sala del Trono, así que tendría que enfrentarme a él para defenderme y descubrir quién era y qué tramaba. Estuve a punto de invocar mi Llave Espada, pero pensé en un plan mejor.

—E-Eh... Y-Yo no soy más que una simple recadera que venía a hablar con el rey —mentí, agitando las manos frente a mí con cara de asustada para que aquel hombre tuviese piedad—. P-Puede seguir haciendo lo que sea que estuviese haciendo, señor...

Si mi plan funcionaba y el tipo raro se giraba para seguir rebuscando, aprovecharía su distracción, materializaría mi Llave Espada y se la lanzaría como un bumerán a la nuca para noquearle. Con un poco de suerte, tendría la puntería suficiente para acertar a aquella distancia. Una vez hecho esto, me acercaría hacia él y le robaría el extraño dispositivo del bolsillo para averiguar de qué se trataba. Si mi ataque fallaba, usaría Dulce Aroma rápidamente y volvería a materializar la Llave Espada en mi mano y, a continuación, me acercaría corriendo a él para robarle el dispositivo.

Si por otra parte el plan no surtía efecto y el hombre seguía queriendo utilizar la violencia, invocaría mi Llave Espada e intentaría evitar o bloquear su primer ataque para acto seguido lanzarle un hechizo Dulce Aroma para aturdirlo. Aprovechando su estado de embriaguez, me acercaría a él y rebuscaría en su bolsillo para quitarle el aparato que había utilizado previamente y descubrir qué era exactamente.

[LightHelco]

Donald salió nuevamente corriendo, en esta ocasión dirección hacia donde se suponía que estaba la imprenta que se encargaba de la distribución del comic. Habiéndome asegurado de que Ilana estaba ya con los perros, seguí al ave hasta el edificio a un paso menos desacelerado, tenía la suerte de tener piernas más largas que las del mago.

Cuando llegamos al lugar nos encontramos con la desafortunada sorpresa de descubrir que la imprenta se encontraba cerrada a cal y canto. Vi la expresión de Donald hacia este descubrimiento y por su cara me pareció que no era algo normal que estuviese cerrada.

—También... Mencionaron algo de un Emblema —escuché meditar al mago mientras intentaba forzar la puerta para asegurarme de que realmente estaba cerrada —. Se me ocurre la juguetería... Es ese edificio de ahí —señaló a otro que se veía a simple vista.

La juguetería parecía que estaba abierta por suerte, pero la reacción de Donald había hecho que me interesase más por la imprenta. Sonriendo por la idea que se estaba formando en mi cabeza, materialicé a Naipe Mágico en mi mano y apunté con ella la puerta del edificio cerrado.

—No sé si estarás muy de acuerdo con infringir la ley y que cometamos un allanamiento de morada, pero creo que si queremos saber un poco más sobre esos misteriosos tebeos nos tocara volvernos unos malhechores por varios minutos —le informé a Donald sonriente —. Además, siempre podemos decir que teníamos un permiso para entrar.

***

La tarea que Alec me había dejado no me gustó nada de nada cuando al acercarme más a aquellos animales descubrí gracias a su olor que eran perros. El cuerpo me dejó de responder para empezar a temblarme hasta los bigotes.

“Alec… ¿por qué me haces seguirlos?”

Estaba haciendo un esfuerzo brutal por no hacerle saber que tenía miedo por ese descubrimiento y como después de eso no me comprase una buena pieza de pescado iba a hacerle la vida imposible con nuestro lazo.

“Pero ahora tengo que centrarme en ellos, Alec confía mucho en mí para que fastidie su plan”

Siguiéndoles de forma sigilosa, el grupo de perros me llevó hasta un lugar bajo el suelo con un bonito techo azul y un pasillo con muchas curvas. Finalmente los animales se pararon delante de una de aquellas cosas grandes y con cables que tan poco le solían gustar al Brujo.

Los canes hablaron del trasto, el cual ellos llamaban “maquina”, y de cómo iban a destruirlo cuando alguien les avisara. No sabía muy bien que hacia esa “maquina” ni cuando iban a avisarles, pero siendo ellos tan malos tenía claro que destruirla afectaría a los animales del mundo y no podía permitir aquello.

Empecé a arañar el suelo con mis garras intentando afilarlas mientras me decidía de si era un buen momento para hacer uso del lazo. En parte me parecía que aquello que había descubierto era una buena razón para avisarle a Alec tal y como me había pedido, pero quizás si notase mi miedo pensase que lo estaba haciendo por llamar su atención, además igual Alec estaba aprovechando para mirar otras cosas y sentir mi miedo le impedía pensar y acababa pasándole algo y…

“No, Ilana… ¡Es el momento en que una gata supere a los estúpidos perros!”

Terminando de afilar mis garras, corrí hacia la mujer perro y salté sobre su cara para darle un zarpazo e intentar cegarla. Por las conversaciones que habían ido teniendo, parecía que ella era la líder de la manada, por lo que conseguir cegarla podría alterar a los otros.

Eso sí, nada más hacer eso tendría que alejarme un poco por si conseguían notar mi olor o dejaba de ser invisible.

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Ilana hace uso de estos ataques:

- Afilagarras (HC) [Nivel 5] [Requiere Combate cuerpo a cuerpo: 10]: La Mascota araña alguna superficie con sus garras, afilándolas para aumentar la Fuerza en dos puntos. Dura dos post.
- Corte cegador (HC) [Nivel 3][Requiere Fuerza 5] Ataca con las garras al rostro del enemigo con bajas probabilidades de provocar ceguera.

[Sombra]

Xefil

—¿Hay alguien vigilando la Piedra Angular, entonces? —la pregunta del aprendiz hizo que toda la estancia se mantuviese en un sepulcral silencio—. Entiendo que la vida de Su Majestad esté en peligro, pero si realmente se puede cambiar el pasado, entonces proteger la Piedra es igual de importante.

>>Y envió a sus dos mejores... "hombres" al campo, Su Majestad —hizo incapié en aquel hecho—. ¿Está... está la Piedra a salvo?

Los tres portadores de la llave espada se intercambiaron unas rápidas miradas que dejaban ver un deje de preocupación y nerviosismo.

El primero en actuar fue Ronin, que empezó a caminar hacia la salida.

—Xefil, nos vamos. Kazuki, quedate con el rey.

—S-sí.

Kairi

La joven no pudo ver lo que pasó con Goofy y el guardia ya que decidió ir en busca de aquella persona que había visto. Kairi siguió como pudo por los callejones a la silueta atravesando las largas y laberínticas callejuelas hasta que finalmente... Un camino sin escapatoria para aquella misteriosa persona.

El sonido de un reloj llegó hasta ella cuando se aproximó a aquella persona que vestía con una larga túnica negra y que además llevaba puesta una capucha. Sin embargo, sus rasgos eran inconfundibles.

Aquella persona era una mujer que ella conocía. Se trataba de Chihiro, la chica que había visto en los recuerdos de Kazuki.

Pero por alguna extraña razón, su cuerpo no tenía color. Estaba en blanco y negro, como si hubiesen sintonizado una televisión vieja y... aquel tic tac parecía ganar intensidad, casi parecía que era el propio cuerpo de la chica lo que provocaba aquel sonido.

La mujer dedicó una sonrisa a Kairi, pero no era amabilidad lo que mostraban sus preciosos labios, era frialdad y una crueldad extrema.

Chihiro movió la boca como si dijese algo que no pudo ser escuchado y en ese mismo instante Kairi se notó extremadamente cansada. No estaba herida, pero era como si todo su cuerpo se hubiese vuelto más lento y torpe y si la chica miraba sus propias manos... Vería dos manos huesudas y arrugadas, como los de una anciana.

Los labios de la mujer de blanco y negro se dibujaron en una mueca triunfal que tras unos momentos desapareció sin dejar rastro tras una especie de distorsión en el espacio.

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Kairi ha envejecido hasta los 60 años.

Alec

Efectivamente, la puerta se abrió gracias al poder de la Llave Espada dejando la puerta de la imprenta entreabierta. Alec entró el primero, ya que Donald no parecía muy seguro ante aquella idea.

La primera parte del lugar no tenía nada en especial, tan solo un mostrador con varias listas y albaranes incluyendo algunos en los que se hacía mención a un comic de un tal "Super Tepe".

La sorpresa se la llevaría al atravesar la puerta que llevaba a la trastienda. Maniatado se encontraba un hombre que al igual que la mayoría de población del mundo era un animaloide con cierto parecido con los humanos. El mago se aproximó a aquella persona y retiró el esparadrapo que cubría su boca para dejarle hablar.

Aquel lugar no era mucho más grande, había varias impresoras enormes y tan solo una bombilla iluminaba aquella estancia. La luz era más que insuficiente, pero dejaba ver que a los lados había pilas y pilas de comics de aquel tal Tepe.

—Menos mal que alguien ha venido —lloriqueó—. Ella es peligrosa, demasiado. ¡Tenemos que irnos! ¡Tenemos que...!

—¿A dónde decíais que ibais?

De entre las sombras apareció la esbelta figura de una mujer de cabello blanquecino y un traje negro con diferentes adornos que lo hacían parecer una especie de uniforme militar. Su cuerpo parecía producir alguna especie de sonido similar al de unas manecillas de un reloj y sus ojos brillaban ligeramente, como imbuidos en magia.



—¡Tu eres Chihiro! —señaló el pato. En su mano apareció un peculiar báculo que parecía llevar una especie de gorro de brujo y que tenía la forma de la cabeza del rey Mickey.



El mago alzó su báculo hacia el cielo y un Electro + descendió desde el techo en dirección a la mujer. Pero el ataque ni siquiera le rozó e incluso se diría que la traspasó limpiamente sin provocar ni un solo daño en ella.

—¿Eso es todo?—frunció el ceño—. Tan inútiles como siempre —sentenció.

El pato dio un paso hacia atrás mostrando sus... ¿Dientes? con cierta rabia.

—Es la hora, ya no podéis hacer nada para evitar lo que se os viene encima.

Ilana

Sin embargo, Chihiro no había contado con una pequeña gata que había perseguido a sus aliados.

La valiente gata, que de alguna manera había conseguido apartar su miedo hacia los perros se lanzó hacia la señora (que a su vez parecía su líder) arañando su cara.

Nadie se había podido esperar un ataque (y menos por algo que no podían ver) por lo que el susto hizo que tardasen en reaccionar. La herida que Ilana hizo logró cegar a la mujer gracias a la sangre que caía sobre sus pestañas y varios de los subordinados de la mujer se arrodillaron a su alrededor con preocupación mientras lloriqueaban como unas nenazas.

—¡Mataremos a quien haya hecho esto! —exclamó uno de los perros animando a otros dos más a que le acompañasen.

Ilana de alguna forma había conseguido lo que quería y aquellos animaloides parecían haberse olvidado de su misión para simplemente perseguir a la gata, que aunque era invisible parecían poder rastrearla en aquel momento ya que estaban utilizando su olfato perruno.

—¡Ahí está! —señaló uno de los tres precisamente en dirección a donde Ilana se encontraba.

Maya

Por desgracia para Maya, aunque el hombre pareció creer a la chica éste no bajó la guardia ya que esperaba que se marchase.

Pero no fue así, por lo que Maya, viendo que su plan no surtió efecto invocó su llave espada. Pete pareció reconocer el arma y soltó un rugido de enfado decidido a lanzar aquella bola de jugar a los bolos contra ella, pero no fue capaz.

Una nube de humo rosada salió desde la boca de Maya. De alguna forma, el misterioso individuo pareció verse afectado por una especie de borrachera que le dejó aturdido.

Ese momento, lo utilizó la aprendiza para robarle aquel aparato que no tardó en encontrar en su bolsillo.

Se trataba de un teléfono (o algo para enviar mensajes al menos) con un teclado pequeño. En cuanto lo revisase vería que había varios mensajes entre los enviados que mencionaban un plan para desbaratar las defensas y toda la seguridad del castillo. El último mensaje enviado decía claramente que era la hora para iniciar el plan "Revolución". ¿Pero había empezado ya realmente?

No parecía ser así, puesto que las defensas mágicas seguían funcionando y nada había indicado lo contrario.

En el momento
o en el que la magia de Maya desaparecía Ronin, acompañado de Xefil aparecieron por la puerta.

—¡Maya! ¿Estás bien? —preguntó el Maestro, que corrió hasta quedar a su lado—. ¿Quién es ese?

La criatura soltó una fuerte carcajada.

—Así que no me conocéis... ¡Pues es hora de que lo hagais! —el misterioso personaje agitó su capa y un montón de bombas surgieron de su interior siendo repartidas por toda la sala del trono. Las mechas se iban acortando indicando que iban a explotar en breve.

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Fecha límite: 28-4-2014

[Kairi]

Como no quería de ningun modo que Awa-chan sufriera más por la paliza de Goofy, usó un Cura con él, lo que hizo que se volviera a levantar y siguiera a Kairi corriendo detrás de la misteriosa persona a la que seguía. Atravesaron callejones, giraron esquinas y finalmente el desconocido se detuvo en un callejón sin salida.

Cuando Kairi lo alcanzó, podía oir el tic-tac de un reloj, demasiado sonoro como para ser un reloj de muñeca. El desconocido vestía una túnica negra y tenía puesta la capucha. Sin embargo su cara le era familiar.

- Tú eres... ¿Chihiro? - era la amiga de Kazuki a la que había visto en sus recuerdos. Quizá fuera la ocasión para preguntarle sobre su situación con el Maestro, pero habia algo raro en ella además de su ropa. Su cara no tenía color, como si siguiera en el mundo del pasado. Toda ella estaba en blanco y negro. El ruido del reloj era cada vez más intenso y parecía que lo provocaba ella.

Chihiro sonrió con malicia. Kairi tuvo un mal presentimiento y a Awa-chan se le erizó el pelo.

- Oye, ¿qué está pasando? - Chihiro hizo como si hablara, pero de su boca no salió una palabra. Kairi se notaba rara, más cansada que de costumbre y no podía realizar movimientos rápidos. Awa-chan la miró y dio un respingo.

- ¡Awa!

Sin comprender lo que pasaba, Kairi se miró las manos. Estaban llenas de arrugas y se notaban los huesos. La joven gritó y se revisó el resto del cuerpo. Estaba igual, las piernas raquíticas, su hermosa melena rosada ahora era blanca como la nieve y si se tocaba la cara, notaría más arrugas. Comprendió que se había convertido en una anciana, que Chihiro la había convertido en anciana.

- ¿Qué... qué me has hecho? - le preguntó asustada y esperando explicaciones, pero Chihiro sólo se limitó a sonreir, tras lo cual desapareció en una especie de distorsión.

Ya no podía hacer nada. Chihiro había desaparecido y ella era una mujer mayor incapaz de correr y mucho menos de luchar. Todo lo que podía hacer era volver al Castillo y pedir ayuda al Rey Mickey y a los Maestros. Les contaría todo lo que había descubierto y de paso se enteraría qué pasó al final con Goofy. Por suerte contaba con la ayuda de su fiel mascota Awa-chan.

- Hay que volver al Castillo, tendrás que protegerme porque yo no puedo hacer nada en este estado - le explicó. Awa-chan asintió con la cabeza y se mantuvo a su lado, vigilando en todo momento por si aparecía algún enemigo. Kairi, aunque no podía correr, al menos podía andar bastante. Aun con el susto en el cuerpo y sin saber si volvería a la normalidad, volvió sobre sus pasos y se dirigió al Castillo andando normal sin ir demasiado deprisa.

[Zee]

—¡No puedo creerlo!

Si no fuese porque mis pulmones ya tenían suficiente trabajo manteniéndome vivo al correr a toda velocidad por el castillo, muy seguramente habría expresado mi opinión en voz alta. Pero no, desgraciadamente, nunca había tenido el don de mantener mis motores andando por más de tres minutos, así que tendría que guardarme mis reproches para el interior de mi cabeza.

—Xefil, nos vamos. Kazuki, quédate con el rey.

¿¡Y es que quién iba a pensar que iba a estar en lo correcto!? Mi pregunta había sido formulada con una intención un poco más calculadora y maquiavelista: uno esperaría que, tras cuestionar su sistema de defensa, el Rey me aseguraría que no había ningún problema de ello, y de paso me explicaría exactamente qué hacia para proteger la Piedra Angular sin que yo se lo pidiera. Pequeño arte diplomático entre líneas.

Pero que mis sospechas hipotéticas terminaran estando correctas... y no sólo eso, que hubiese puesto a los Maestros en estado de alerta... ¡y no sólo eso, sino que me obligasen a recorrer todo lo que había cruzado hacía veinte minutos en sólo dos...!

¡Completamente increíble!

¿No estaba la sala del trono más cerca que eso...?

*¨*¨*

—May-- oh-- demo-- —parecía que mis pulmones estaban esperando ese momento precisamente. En cuanto me detuve y me apoyé en mis rodillas, comencé a toser irremediablemente, sufriendo las consecuencias de mi carrera. Era evidente que mi cuerpo no podía soportar semejantes proezas. O bueno, unas cuantas, pero preferiblemente sin una pizca de continuidad.

Maya estaba en la sala del trono, examinando un teléfono móvil en su mano. El sitio apestaba a sus hechizos embriagantes, pero por suerte habíamos llegado poco después de que el efecto se hubiese disipado. No estaba sola, sorprendentemente: la acompañaba uno de esos curiosos humanoides... híbridos... animaloidosos... lo que fuesen... Éste era particularmente grande, con una barriga gigantesca y con una sonrisa de cavernícola estúpido. Por la manera en la que batallaba para asirse a la realidad, él debía haber sido el objetivo del hechizo que Maya había lanzado.

—¡Maya! ¿Estás bien? —cuestionó Ronin, acercándose a la niña. Yo levanté la mano, como intentando decir "estoy bien, adelántense", pero creo que nadie estuvo allí para verme—. ¿Quién es ese?

El animal rió a carcajadas.

—Así que no me conocéis... ¡Pues es hora de que lo hagáis! —la criatura agitó la capa que llevaba puesta en su espectacularmente llamativo atuendo y de pronto...

—¡Explosivos! —exclamé, reparando en las mechas que aquellos orbes poseían, y que, para nuestra mala fortuna, iban acortándose rápidamente. ¡Eran demasiadas! No había manera de de intentar apagarlas, o al menos no una en la que pudiese pensar tan pronto...

Necesitábamos protegernos... podía hacerme a un lado en un instante, apareciéndome en el techo o en el muro. O podía reducir el golpe usando MicroGrav para recibirlo en lugar de Maya y Ronin. Sin embargo, seguían siendo demasiadas... Si tan sólo hubiese una manera de apartarlas todas, o de alejarnos de ellas en un instante...

—Pólvora y fuego. Deshazte de una o de otra —me apresuré mentalmente—. Pólvora... fuego... pólvora... o fuego...

>>O... el envase.

No quedaba mucho tiempo para pensar, por lo que me adelanté al frente y di un amplio salto para caer cerca de las bombas. Rápidamente di una vuelta sobre mí mismo, expulsando energía a todo a mi alrededor. En silencio, intentaba convencerme de que había una mínima posibilidad de que funcionase. Si la corteza de aquellas bombas por un casual estaba hecha de metal...

—No atraigas, repele. No atraigas, repele... ¡Repele! —recé, para concluir mi hechizo con un grito que esperaba podía ayudarme a concentrarme mejor—: ¡Giro Magnético!

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Oh jaysus, ideas locas para un loco... xDDDD

▪ Giro magnético (HC) [Nivel 10] [Requiere Afinidad a Espacio; Velocidad: 18] El usuario da una vuelta sobre sí mismo, creando un pequeño campo magnético a su alrededor que puede causar atracción o repulsión en aquellos que se encuentren en él, de apenas un par de metros de radio. Una vez ejecutada la habilidad, no se puede cambiar el polo adquirido por cada uno.

[LightHelco]

—Mientras existan las cerraduras no habrá puerta que se le resista a la Llave Espada —sonreí satisfecho al ver como se abría la puerta.

Entré dentro sin dudarlo, aunque Donald se lo tuvo que pensar varias veces antes de seguirme al interior de la imprenta. El sitio estaba bastante silencioso, algo de esperar ya que era un lugar cerrado, pero nada más llegar a la trastienda descubrimos que falta de gente no tenía.

—¡Maese Donald, aquí!

Esperé a que el ave llegara para señalarle a un hombre-animal al que habían abandonado en aquel lugar dejándolo atado y amordazado. El mago no esperó ni un segundo en ir a liberarlo, labor en la que ayudé usando el filo de Naipe Mágico para cortar las cuerdas.

—¿Se encuentra bien, señor? —le pregunté al animal ayudándole a levantarse.

—Menos mal que alguien ha venido —se alegró el hombre en parte entre lágrimas —. Ella es peligrosa, demasiado. ¡Tenemos que irnos! ¡Tenemos que...!

¿Ella? El mamífero parecía asustado por alguna presencia femenina, seguramente la persona que lo había dejado en ese estado, pero su forma de callarse de golpe hizo que me temiera lo peor. Dándome la vuelta lentamente hacia la pila de tebeos de “Super Pete” que había a nuestras espaldas.

—¿A dónde decíais que ibais? —pudimos escuchar entre las sombras un poco antes de que una figura femenina apareciera en la tienda.

La voz pertenecía a una mujer de cabellos blancos y una edad más cercana a los treinta que a la mía. Parecía vestir con una especie de uniforme militar, que marcaban bastante su figura y otros atributos femeninos con los que contaba. La mujer realmente era llamativa, pero lo que más extraño en ella era un sonido de engranajes que emitía su cuerpo ¿llevaba un reloj gigante encima o era un robot aquella persona?

—Pues afuera claramente, aquí hace bastante bochorno con eso de que todas las ventanas están cerradas y pensábamos que este pobre hombre necesitaría un poco de aire libre —comenté divertido llevándome una mano a la espalda en la que fui canalizando mi poder.

—¡Tu eres Chihiro! —se adelantó entonces Donald señalando a la mujer y haciendo aparecer un curioso bastón en su mano y con el que lanzó un poderoso hechizo eléctrico contra la mujer.

Por si aquel ataque no era suficiente contra la tal Chihiro, seguí preparando mi conjuro, pero casi corté la transmisión de magia al ver anonadado como el rayo del mago atravesaba a la mujer como si de un fantasma se tratase.

—¿Eso es todo? Tan inútiles como siempre.

—Tampoco creo que nos conozcamos tan bien como para que des por hecho algo así.

¿Cómo demonios había fallado aquel conjuro? Chihiro no parecía ningún fantasma y el rayo le había dado de lleno, no tenía ni idea de lo que había hecho para que no le afectara, pero quizás y seguramente pudiese repetirlo otra vez. Aun así no podía perder la oportunidad y quedarme de brazos cruzados, tendría que buscar un buen momento para usar yo mi ataque.

—Es la hora, ya no podéis hacer nada para evitar lo que se os viene encima —sentenció la mujer refiriéndose a algún plan que nosotros desconocíamos, pero aquello no iba a importar mucho, porque yo ya tenía mi conjuro listo.

—Cierto, es la hora… —apunté rápidamente hacia la mujer liberando toda la energía acumulada en una esfera de color negro — ¡De las ilusiones!

>>Maese Donald, rápido, debemos sacar a este hombre de aquí.

Tiré un poco del mamífero para que se diese prisa en correr tras que el Engaño Ilusorio consiguiera impactar o no en Chihiro. Tanto como si ahora estaba confundida o como si lo había esquivado, nuestra prioridad era sacar al civil de aquel lugar y ponerlo a salvo, aparte de intentar salvarnos a nosotros también, claro. Aunque…

“Maldita sea…” sentí como a mi cuerpo se paralizó durante un segundo debido a un miedo que había recorrido todo mi cuerpo. “Ahora no es el mejor momento, Ilana.”

Ya podía tener una buena razón Ilana para hacer uso del enlace, porque miedo era lo último que necesitaba para enfrentarme a la mujer.

***

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Perseguir una jauría de perros era una mala idea… ¡ser perseguida por una jauría de perros era lo peor que me podía pasar en la vida!

Aun no había perdido la invisibilidad, pero los chuchos estaban usando su olfato para rastrearme como a un conejo, ni siquiera ocultándome con mis ilusiones iba a conseguir esquivarlos, me perseguirían hasta darme caza y entonces… entonces… ¡no quería pensar en lo que serían capaces de hacerme unos perros!

Por suerte los había conseguido alejar a todos de aquella caja con chispas y mientras pudiese correr a más velocidad que ellos los podría mantener entretenidos durante mucho tiempo, pero hacer esto era horrible y esos perros sin pelo daban más miedo que el vecino hombre lobo de mi familia.

“Alec, ¿por qué me has pedido esto? ¡Los perros me van a comer!” lloraba mientras buscaba la entrada que había usado en un principio para meterme en aquel túnel.

Ya no podía soportarlo más, tenía que hacer uso de nuestro enlace para buscar a Alec y avisarle de que había descubierto algo importante y de pasó conseguir que sus emociones me calmaran un poco, porque era muy difícil correr con los pelos en punta.

“No estés lejos, Alec. Necesito tus caricias”

[Zodiark]

"¿Un teléfono móvil?"

Comencé a trastear con el aparato, buscando alguna pista sobre aquel hombre mientras éste seguía aturdido por mi hechizo. Todo lo que pude encontrar fueron unos mensajes que mencionaban algo sobre romper la seguridad del castillo y el comienzo de "La Revolución". Pero las defensas del castillo seguían intactas. ¡Entonces eso significaba que todavía estaba a tiempo de impedir que dicho plan se llevase a cabo!

—¡Maya! ¿Estás bien? —exclamó una voz detrás de mí, la cual rápidamente reconocí como la de Ronin.

Allí estaban Ronin y un Xefil bastante agotado. Di gracias a que llegaran para ayudarme, pero al girarme de nuevo hacia el tipo sospechoso, vi que éste ya se encontraba bien de nuevo, así que guardé el aparato en uno de los bolsillos interiores de mi túnica y me puse en guardia invocando mi Llave Espada.

—Este tio planea algo —dije al Maestro—. Y no algo bueno.

—Así que no me conocéis... ¡Pues es hora de que lo hagáis! —dijo él, tras soltar una sonora carcajada mientras agitaba su capa y de ella salían volando un puñado de bombas.

—¡Cuidado! —advertí, pensando en alguna forma de deshacernos de ellas lo antes posible. La mecha de las bombas era muy corta y seguía consumiéndose, lo que signifacaba que explotarían en breve.

—¡Explosivos!

Algo preocupada, seguía pensando en qué hacer, no podía permitir que la Sala del Trono fuese destruida por culpa de aquellos explosivos. Como mínimo tenía que intentar devolverle las bombas al tipo sospechoso.

Xefil, por su parte, utilizó su hechizo Giro Magnético para tratar de repeler las bombas. Si dicho hechizo no funcionaba, utilizaría mi Rizo Conductor para intentar repeler los explosivos con él y, con suerte, devolvérselos a su dueño.

Ocurriese lo que ocurriese, lo próximo que haría sería correr hacia Ronin:

—¡Maestro, debe entregarle esto al Rey! —diría, sacando el dispositivo del bolsillo y entregándoselo, debía confiárselo a él, pues yo no sabía dónde se encontraba Su Majestad, y no había tiempo para que me estuviese dando indicaciones, y Xefil parecía exhausto—. ¡Es urgente, por favor! Nosotros nos ocuparemos de ese tío.

Si Ronin lograba darle el dispositivo a tiempo al Rey y éste leía los mensajes en él, quizá tenía tiempo de aumentar la seguridad del castillo y evitar que "La Revolución" se llevase a cabo.

Después, me acercaría a Xefil para hacerle frente a aquel tipo. Con mi Llave Espada en ristre, me lanzaría a por él y, aprovechando mi ataque, le daría a Xefil una oportunidad para golpearle. Tenía que desbaratar sus sospechosos planes a toda costa, así que teníamos que tratar de noquearle para capturarle, y así, con suerte, obtener respuestas de él.

[Sombra]

Maya y Xefil

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Maya no necesitó en un principio utilizar su Rizo Conductor ya que con el hechizo de Xefil fue suficiente para que las bombas se desperdirgaran por toda la sala del trono. Fue tan solo una bomba que cayó justo al lado del misterioso hombre, que poco pudo hacer más que salir lanzado hacia atrás por la potencia de la explosión.

El suelo se llenó de agujeros y grietas que harían que si uno no se andaba con cuidado podría acabar en el suelo.

Ronin atendió a Maya cogiendo el dispositivo en cuanto la muchacha le hubo pedido que se la llevase al rey Mickey. Por unos instantes pareció dudar, pero parecía que su confianza en ellos era suficiente.

—Volveré lo más rápido que pueda, seguid así.

Y con esas palabras dejó a los dos aprendices que se enfrentasen a aquella mole de sebo el cual se levantó pesadamente. Sus ropas estaban algo chamuscadas, pero aquellas bombas no eran excesivamente potentes.

—¡Malditos tramposos! —rugió mientras en su mano se materializaba una bola de bolos que lanzó en dirección a Maya a una gran velocidad. La bola impactó de lleno contra la chica, no era un daño letal. Pero dolía bastante.

La bola (que era más pesada de lo que aparentaba se desvaneció y el ser antropomórfico no dudó en empezar a correr hacia Xefil a quien estaba dispuesto a hacerle un potente placaje, pero claro. No sabía nada de su enemigo y para el aprendiz aquel tipo era lento, muy lento.

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Xefil:
VT: 20/20
PH: 20/30

Maya:
VT: 30/30
PH: 16/28

Kairi

La "muchacha" avanzó hacia la entrada del castillo, donde no tardó ver a varias personas juntándose alrededor de alguien que yacía en el suelo: El soldado que probablemente había tratado de detener a Goofy. ¡Claro que le había dejado inconsciente! Goofy era el líder de la guardia real, de haber recibido apoyo por parte de Kairi podrían haberle detenido entre los dos, pero por desgracia la chica había preferido perseguir a aquella especie de Chihiro.

Kairi entró en el castillo y en cuanto llegó al pasillo vio a Ronin atravesando a toda velocidad el camino en dirección a algún lugar desconocido.

No había mucho más que hacer y la única pista que tenía era el líder de Tierra de Partida por lo que no le quedaría más remedio que seguirle para advertir de lo que estaba ocurriendo, y así lo acabó haciendo.

Ronin corría demasiado rápido, pero el pasillo avanzaba en línea recta hasta una amplia puerta que estaba entreabierta. El Maestro la atravesó y la cerró tras de sí.

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En cuanto Kairi la abriese vería que se encontraba en una biblioteca donde todo estaba realmente desordenado y literalmente patas arriba.

Los libros estaban tirados por todas partes y una mesa que presidía el centro de la estancia permanecía partida por la mitad por algo con una brutal fuerza (por lo menos) Era difícil saber lo que había pasado, pero quizás alguien allí tuviese una pista.

—¿Qué demonios ha pasado aquí? ¿¡Mickey!? ¿¡Kazuki!? ¿Dónde estáis? —dijo el hombre sin darse cuenta de la presencia de Kairi por unos instantes mientras buscaba con la mirada cualquier índice del soberano—. ¿Eh? ¿Quién eres? Espera... ¿Kairi? —dudó el hombre—. ¿Qué te ha pasado?

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Kairi: Estado alterado Vejez (-4 a Reflejos, Elasticidad, Puntería y Velocidad)
VT: 19/20
PH: 15/20

Alec

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—Aceleración

Aquella palabra pudieron escucharla claramente los tres y si se giraban... No verían a nadie, Chihiro había desaparecido. Pero eso no significaba que no hubiese hecho nada. El civil al que habían intentado poner a salvo cayó al suelo mientras se ahogaba en su propia sangre.

Una enorme herida se mostraba en su garganta, no había forma humana de salvar a aquella persona. Probablemente ni siquiera un Cura podría haber funcionado en aquel momento, era algo mortal directamente y aquella persona había perdido demasiada sangre.

E interponiéndose en la salida Chihiro clavaba sus afilados ojos en ellos mientras sonreía con total tranquilidad. En su mano portaba un pequeño cuchillo similar a un abrecartas que parecía haber cogido en la propia tienda y que estaba manchado por un liquido carmesí.

—¿Qué prisas son esas? —inquirió—. Eso solo ha sido una advertencia —señaló al moribundo hombre al cual Donald trataba de salvar desesperadamente conjurando una y otra vez la versión avanzada del hechizo Cura—. Vais a contestar con sinceridad a todas mis preguntas u os aplastaré como moscas.

>> ¿Cuales son vuestros planes? ¿Está Kazuki con vosotros?

El hombre que había estado secuestrado tosió, si Alec miraba hacia Donald y el dueño de la imprenta vería que la herida de la garganta del hombre se había cerrado, pero se le veía mareado y debilitado. Al fin y al cabo Cura tan solo cerraba las heridas, pero no recuperaba la sangre perdida.

Donald se levantó y miró con furia a Chihiro, alzó su báculo hacia el cielo.

—¡Maldita! ¡Elec...! —sin embargo, el pato no pudo acabar su frase. Su cuerpo se había puesto rígido como si fuese una roca era como si... Se hubiese paralizado en el tiempo.

—Insensato... —dijo con pena por él—. Tú, responde —dio un paso hacia el aprendiz amenazante.

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Alec:
VT: 18/18
PH: 16/24

Ilana

La pequeña gata negra corrió a toda velocidad. El alcantarillado de la ciudad era laberíntico y aquello era una gran ventaja para ella ya que podía torcer los pasillos perdiendo de vista a aquellos perros que parecían haber dejado su verdadero objetivo como algo poco importante en comparación a perseguir a una traviesa gata que podría simplemente haber aparecido para hacer de las suyas.

Y finalmente encontró una salida por un estrecho camino que conectaba directamente con la plaza de la ciudad. Por aquel estrecho sitio los perros atropomórficos no podrían perseguirla. Si salía podría escapar de ellos, pero nada le aseguraba que no fuesen a intentar acabar su trabajo al cabo de un rato si no la encontraban.

Por desgracia para la gatita, ya no podría volver a atacar por sorpresa ya que aquellos seres la rastrearían con su olfato si se acercaba demasiado (incluso si permanecía invisible)

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Fecha límite: 10-5-2014

[Kairi]

Kairi volvió despacio hacia la entrada del Castillo, donde vio al guardia de antes abatido. No le extrañó demasiado, pues por algo Goofy era el capitán de la Guardia Real. De un suspiro, entro en el Castillo en busca del Rey Mickey o alguno de los Maestros.

Definitivamente, esa no era la Chihiro que había visto en el pasado, ni por asomo. No sabía por qué se comportaba así ni por qué tenía ese aspecto, sacado del pasado. Quería respuestas y Kazuki era el que podría tenerlas. Al fin y al cabo era su amigo.

En el pasillo, Kairi vio a Ronin correr rápidamente. Seguro que el Maestro de Maetros sabría cómo ayudarla. Lo siguió despacio sin detenerse y vio que entraba en una habitación. La "joven" abrió la puerta y se encontró en una biblioteca muy desordenada y con muchas cosas tiradas por ahí. ¿Habría sido Goofy el causante de aquel estropicio?

Ronin estaba estupefacto por aquella situación.

- ¿Qué demonios ha pasado aquí? ¿¡Mickey!? ¿¡Kazuki!? ¿Dónde estáis?

Miraba por toda la habitación y por fin se dio cuenta de que Kairi estaba allí, aunque tardó en reconocerla.

- ¿Eh? ¿Quién eres? Espera... ¿Kairi? ¿Qué te ha pasado?

- Ha sido... Chihiro - dijo con dificultad, pues estaba cansada de haber andado tanto - . Empezamos investigando el asunto de derrocar al Rey y vimos un puesto de venta de cómics. El dependente nos regaló unas insignias y cuando Goofy se la puso cambió totalmente su forma de pensar - explicó tratando de recuperar el aliento - . Solo pensaba en que había que derrocar al Rey y vino corriendo hacia aquí - recordó la insignia que tenía guardada y se la dio a Ronin - . El cómic era sobre un tal Tepe o algo así y tenía al Rey Mickey como villano.

>>Y sobre mi aspecto... Vi a alguien sospechoso merodeando por ahí y lo seguí. Era Chihiro, pero estaba muy cambiada... Me convirtió en esto y desapareció - dijo con mucha vergüenza tapándose más con la falda.

- AwaGoofy y Chihiro le hicieron daño a Kairi, son malos - añadió Awa-chan con el pelo erizado.

- ¿Cómo puedo volver a ser joven? - preguntó muy angustiada y a punto de llorar. En esa forma no creía que sirviera de mucha ayuda y ahora se sentía un estorbo para los demás.