[Ciudad Disney] La Revolución

por **Zee** » Dom May 11, 2014 10:04 pm

Tosí con fuerza en cuanto inhalé los desagradables restos de las pequeñas bombas. Por suerte el penetrante humo era lo único con lo que teníamos que lidiar, puesto que mi hechizo había funcionado. Jamás lo había intentado, debía admitirlo, pero había tenido ganas de intentarlo desde haber visto a la Maestra Iwashi usarlo. Afortunadamente parecía haber salido de maravilla y todos los explosivos habían salido disparados lejos de nosotros tres. Uno de ellos incluso había caído justo frente a nuestro atacante y le había estallado prácticamente en la cara.

—Volveré lo más rápido que pueda, seguid así.

Asentí a las palabras del Maestro Ronin, orgulloso de que confiase en nosotros, y enarbolé mi Llave-Espada, apuntando a nuestro enemigo. Curiosamente, no parecía haber sido muy afectado por la bomba; o los explosivos eran bastante débiles, o aquel gato gigantesco tenía una resistencia increíble. Estaba cubierto de algo de ceniza, pero su piel no mostraba muchos daños.

—¡Malditos tramposos! —se quejó. Arqueé una ceja ante su supuesto insulto y contemplé cómo en su mano materializaba una gigantesca pelota de metal. Con una puntería para presumir, la lanzó en dirección nuestra; antes de que pudiese hacer algo, impactó de lleno en Maya y prácticamente la derrumbó al suelo.

—¡Hey! —llamé, intentando atraer su atención. El gordinflón inmediatamente echó a correr en mi dirección, dispuesto a llevarme de encuentro y derribarme; sin embargo, era enorme y ya lo había visto venir…

Como si no pudiese hacerme a un lado. Me aparté con un brinco hacia un costado en el último segundo, me giré hacia el villano del disfraz y le propiné un tajo en la rodilla izquierda, intentando derribarlo. Seguidamente apunté con mi mano libre al rostro y le disparé un Electro.

—¡Si crees que con eso te daré la clave para llegar a la Piedra Angular, estás muy equivocado! —exclamé, fingiendo estar más alarmado de lo que en realidad estaba. Pretendía que con aquella frase concentrara toda su atención en mí, al convencerlo de que yo podía llevarlo directamente al objetivo que, presumía, estaba buscando. Así podía desafiarlo mano a mano y acabar con él.

por **LightHelco** » Lun May 12, 2014 7:29 pm

—Aceleración.

Un pestañeo, un simple segundo de distracción y la mujer desapareció al instante. Frené en seco y miré a todos los lados esperando un ataque por la espalda, pero no era por mí por el quien tendría que haberme preocupado, si no por el civil que cayó al suelo tras varios segundos formando un enorme charco de sangre en el suelo.

Corrí rápidamente hasta él intentando levantarlo para sacarlo de allí, para lo cual esperaba que el mago me ayudase, no era muy fuerte precisamente.

—¡No! Hay que sacarlo de aquí, no podemos quedarnos ma-

—¿Qué prisas son esas? —cortó la mujer apareciendo al fin frente a la puerta con abrecartas manchado con la sangre del animal en la mano —. Eso solo ha sido una advertencia —miré al civil al que estaba señalando, Donald no había perdido ni un segundo en usar con él cualquier hechizo de curación que supiese —. Vais a contestar con sinceridad a todas mis preguntas u os aplastaré como moscas.

>> ¿Cuales son vuestros planes? ¿Está Kazuki con vosotros?

¿Conocía a Kazuki? Ya me había llamado la atención en un principio que Donald supiese de ella, pero quizás su fama pudiese provenir de ser una asquerosa asesina. Por mucho que nos amenazara con rajarnos el cuello no iba a confesar nada, me sentía algo intimidado por las habilidades de esa mujer y su rapidez para matar, pero prefería la muerte antes de poner en peligro a mi Maestro y a mis compañeros.

Una tos por parte del civil hizo que volviera a ver su estado para descubrir con alegría que la herida se había cerrado en gran parte. Su recuperación completa ya llegaría, pero al menos el hechicero había conseguido salvarle la vida. Habiendo completado aquella tarea, Donald se levantó alzando su bastón para un siguiente ataque.

—Yo te ayudo —le seguí apuntando a la mujer con la Llave Espada para canalizar una bola de fuego en ella.

—¡Maldita! ¡Elec...!

Y ahí acabó nuestro ataque.

Incapaz de terminar de formar el hechizo, me quedé mirando con los ojos como platos al cuerpo rígido y estático de Donald. Había leído sobre una habilidad así, una capaz de dejar los cuerpos como si se tratasen de estatuas… una habilidad de Tiempo.

—Tú, responde —exigió entonces la mujer dirigiéndose directamente a mí.

No sabía qué hacer en aquel momento, me había quedado completamente en blanco ante aquel último movimiento. El hechicero ya debía ser años más avanzado que yo en el manejo de la magia y Chihiro lo había derrotado sin esfuerzo y además con uno de los elementos más peligrosos y difíciles de manejar que existían.

Sentía como los latidos de mi corazón aceleraban ante la amenaza que suponía la mujer, me sentía débil, inútil y arrinconado… sentía miedo hacia aquella persona, como si estuviese ante la presencia de la mismísima muerte.

—Yo-o… —la voz me temblaba, no estaba muy acostumbrado a sentirme acobardado y el solo hecho de tener que elegir entre mi vida o la de mi Maestro no ayudaba a conseguir que me calmase —. No-o qui-iero… el hombre-e que buscas, su plan…

¿De verdad iba a ser capaz de traicionar a mis compañeros ahora que me encontraba entre la espada y la pared? Antes que solo era una amenaza pequeña si estaba seguro de que les protegería, ¿pero ahora estaba dispuesto a traicionarlos por salvar mi pellejo? Maldita sea, tanto esforzarme y seguía siendo un cobarde, tanto jurar que usaría mis conocimientos para proteger a los míos para ahora plantearme traicionarlos a todos.

Menuda vergüenza de brujo estas hecho, Alec. Es ver que te superan y corres como un debilucho cobarde.

Aun temblándome todo el cuerpo volví a alzar lentamente a Naipe Mágico.

¿Dónde está ese orgullo del que tanto hablabas?

Dejé fluir la magia por mi cuerpo hacia el arma, concentrando en ella todo el poder necesario.

Eh, dejadle. Si vosotros estuvieseis en su lugar siquiera intentaríais defenderos.

Una esfera de fuego volvió a formarse en la punta de Naipe Mágico amenazando con sus llamas a la mujer.

Es normal tener miedo, todos lo tenemos, lo que importa es que un día le plantemos cara y le demos con un buen cascote de hielo… o un puñetazo en tu caso, Alec.

Respiré e inspiré un par de veces antes de volver a mirar a los ojos de Chihiro.

—Mátame si así lo deseas, ¡pero de mis labios no saldrá palabra alguna! —exclamé con fuerza antes de liberar la esfera de fuego directa hacia la mujer.

Estaba claro que la esquivaría, pero usaría aquella provocación para moverme por la imprenta volcando cualquier cosa que funcionase como estorbo para la mujer y así ganar algo de tiempo para conseguir que el efecto sobre Donald terminara…si podía terminarse.

***

¡Libertad!

Eso era en lo único en lo que podía pensar tras conseguir salir del túnel por aquel agujero de la pared. Los perros ya no podrían seguirme y solo tendría que preocuparme de tener que buscar a Alec y contarle lo feliz que era por volver a verle.

—Vuelvo con mi brujo y esos estúpidos perros no van a seguirme ¡si! —canturreé moviendo mi cola felizmente.

Tras alejarme un poco más de la pared por la que había escapado, volví a hacer uso del lazo que tenía con mi brujo para así poder encontrarlo con más facilidad. No conocía la ciudad y no necesitaba hacerlo, ya que gracias a aquello podría notar su presencia con más fuerza y encontrarlo en cualquier momento.

—¡Ya voy, Alec! —maullé felizmente a la par que echaba a correr por las calles del animalado mundo.

por **Zodiark** » Lun May 12, 2014 7:58 pm

—Volveré lo más rápido que pueda, seguid así.

El maestro Ronin se marchó tal y como le había pedido, dejándonos a Xefil y a mí solos frente a aquella gran bola de grasa. La habilidad de Xefil había surtido efecto y nos había librado de las bombas, pero quién sabe qué ases se guardaría todavía bajo la manga.

—¡Malditos tramposos!

De nuevo, invocó una bola de bolos en la palma de su mano, y antes de tener tiempo de reaccionar, la lanzó hacia mí. Intenté echarme a un lado, pero la rapidez de la bola y la increíble puntería de aquel tipo hizo que impactara de lleno en mí, desequlibrándome y tirándome al suelo. Por suerte, no me hizo mucho daño.

—¡Hey! —le llamó Xefil, centrando la atención del hombre en él, y acto seguido se lanzó a atacarle, corriendo y brincando para confundirle—. ¡Si crees que con eso te daré la clave para llegar a la Piedra Angular, estás muy equivocado!

Me reincorporé rápidamente y decidí aprovechar la oportunidad que Xefil me estaba brindando distrayéndole.

—Bien, déjame ver qué escondes tras esa enorme panza... —murmuré—. Libra.

Una vez teniendo los datos proporcionados por Libra, podría idear alguna estrategia que llevar a cabo junto a Xefil para vencerle. Gracias a él tenía un poco tiempo extra, así que debía aprovecharlo para pensar cómo acabar con él de forma rápida y eficiente, antes de que, en el peor de los casos, pudiera comenzar "La Revolución".

por **Sombra** » Lun May 12, 2014 9:41 pm

Kairi

—Así que fue así... —meditó Ronin examinando con cuidado la insignia que Kairi le había dado, aunque en aquel momento parecía pensar en cosas más importantes, por lo que guardó el objeto entre sus prendas.

—El cómic era sobre un tal Tepe o algo así y tenía al Rey Mickey como villano.

>>Y sobre mi aspecto... Vi a alguien sospechoso merodeando por ahí y lo seguí. Era Chihiro, pero estaba muy cambiada... Me convirtió en esto y desapareció.

—AwaGoofy y Chihiro le hicieron daño a Kairi, son malos

—¡Coño, un bicho que habla!

—¿Cómo puedo volver a ser joven? —continuó preguntando la ahora vieja Kairi.

—No tengo ni la menor idea —admitió el maestro cabizbajo—. Por desgracia yo no soy experto en magia compleja, encontraremos a Kazuki y él buscará una manera, te lo prometo —aseguró el hombre dedicándole una amable sonrisa a la chica—. Pero lo más importante es encontrar a Kazuki y a Mickey, en marcha.

Ronin empezó a correr a un ritmo que Kairi pudiese seguir mientras con ojo avizor avanzaba por los pasillos del castillo.

El maestro sabía que aquello había tenido que ser muy reciente, por lo que tenían que estar en el castillo aún.

Xefil y Maya

En cuanto el hombre dejó de correr tras la evasiva de Xefil éste no dudó en mencionar algo para distraerle.

—Interesante... Así que sabes entrar —sonrió el enmascarado maliciosamente—. Entonces está bien si te dejo inconsciente solamente y luego encargarme de tu compañera, ¿no? —soltó una potente y fea carcajada.

Mientras el gordo ser antropomórfico hablaba Maya analizaba sus datos más importantes.

El hombre sacó dos bombas de entre sus ropas y lanzó una de humo que estalló en el suelo cegando a Xefil el tiempo suficiente como para que también lanzase la otra, que estalló cerca del aprendiz. Sus ropas acabaron destrozadas y la piel del joven aprendiz estaba en carne viva por la explosión. Se curaría, pero en aquel momento era una herida que dolía como mil demonios.

El humo de la bomba de humo se fue disipando permitiendo ver nuevamente a Xefil.

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Alec

La mujer frunció el ceño enfadada ante la negativa de Alec, aunque finalmente asintió viendo como preparaba su ataque.

—Que así sea —retó la mujer mientras en sus manos aparecían unas extrañas distorsiones llenas de energía de Tiempo.

Era difícil saber la clase de ataque que iba a hacer, pero fuese lo que fuese con la magia poderosa que poseía probablemente lograse acabar con el aprendiz.

La mujer se movió a velocidad sobrehumana esquivando la magia del brujo con insultante facilidad. Parecía intocable e invencible, como si nada pudiese alcanzarla.

Chihiro caminó hacia Alec con toda la tranquilidad del mundo con sus manos todavía envueltas en aquellas extrañas distorsiones mientras en su afilado rostro surgía una sonrisa triunfante.

Pero nada llegó a atacar al joven.

Tras Chihiro había aparecido Donald, que volvía a tener su cuerpo liberado de la magia de la bruja del tiempo. El pato había lanzado una magia que no había llegado a verse, pero que por algún motivo había resultado letal.

El cuerpo de la mujer empezó a distorsionarse mientras el sonido de tic tac que salía desde ella iba desapareciendo siendo sustituido por otro de estática. La mujer empezó a desvanecerse y retrocedió observando con cautela a Donald y a Alec.

Con una última y gran distorsión todo su cuerpo acabó de desaparecer como si jamás hubiese estado allí.

—¡Maldición! Un Doppel —dijo Donald frustrado tras un corto silencio—. La verdadera Chihiro no es esta. La original tiene que estar en algún otro lugar.

>>¿Se encuentra bien? Cuéntenos todo lo ocurrido.

El civil, con aspecto demacrado (a pesar de que la enorme herida en su garganta había desaparecido) asintió lentamente algo traumatizado por lo cercano que había estado de su muerte.

—Yo... No sé de qué va todo esto —tartamudeó acongojado—. Tan solo quiero irme a mi casa, por favor.

Donald asintió despacio dejando marchar al civil, el cual abrió la puerta del local para abandonarlo de una buena vez, al cabo de unos momentos una pequeña gatita negra apareció allí verdaderamente contenta por ver de nuevo a su amo.

—¿Deberíamos ir al castillo a informar de todo lo ocurrido? —preguntó el mago.

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Kairi

Aprendiza y Maestro se encaminaron en la busqueda de Mickey y Kazuki. Era difícil saber a dónde habían ido teniendo en cuenta el tamaño del castillo, pero de alguna manera habían tenido suerte.

En la parte trasera del Castillo Disney había un descampado. Ronin y Kairi los vieron desde una de las ventanitas de la enorme construcción: Kazuki, en una posición tratando de evitar cualquier posible ataque y Mickey siendo agarrado por Goofy con una fuerza atroz (o eso parecía) el cual amenazaba con atacarle con su escudo que sostenía en su otra mano.

Ronin abrió la ventana y le tendió la mano a la chica para ayudarla para después saltar desde allí arriba. Sorprendentemente, a pesar de haber saltado desde una considerable altura el Maestro de Maestros parecía estar perfectamente, dejó a Kairi en el suelo y se colocó al lado de Kazuki. Un ligero Tic tac en el que los dos maestros no reparaban se escuchaba en unos matorrales.

—Kazuki, liberemos al rey —le colocó una mano en su hombro dándole ánimos—. Kairi, tu también.

—Esto... ¡Sí! —exclamó Kazuki apretando con más fuerza el mango de su llave espada monocroma—. Tendremos que capturarlo por alta traición —sus ojos se entrecerraron dejando una expresión fría poco acorde con el rey de los perezosos.

—Kazuki, no es él mismo. No podemos dañarlo, es la insignia —señaló el hombre—. Solo debemos destruir esa cosa.

—¡Ahía! —se rió Goofy, aunque con un tono apagado—. La maestra Chihiro nos liberará a todos de la opresión.

Como actuasen significaría el salvamento del soberano o... Algo verdaderamente malo.

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por **Zodiark** » Sab May 17, 2014 2:56 am

—Interesante... Así que sabes entrar —dijo el tal Pete, ante las distracciones de Xefil—. Entonces está bien si te dejo inconsciente solamente y luego encargarme de tu compañera, ¿no?

Tras soltar una sonora y horrorosa carcajada, Pete sacó de entre sus ropas dos bombas, dispuesto a utilizarlas contra mi compañero.

—¡Cuidado, tiene un amplio arsenal de bombas con él!

Pero, antes de poder hacer nada, lanzó una de las bombas, que resulto ser una bomba de humo, y me impidió ver lo que estaba ocurriendo dentro de la nube de humo que formó para cegar a Xefil. Dentro de dicho humo, se pudo oir otra explosión.

—¡No!

El humo comenzó a disiparse, dejando ver un Xefil bastante malherido por culpa de la explosión. Le lancé un hechizo Cura rápidamente y me dispuse a hacer algo ya que disponía de los datos de Pete. Según la información, era resistente y fuerte físicamente, pero lento y con pocos reflejos, así que tenía que buscar alguna forma de usar eso en mi beneficio.

Si Pete se disponía a lanzarse contra mí en lugar de seguir atacando a Xefil, intentaría esquivar y bloquear sus ataques aprovechando su lentitud y gran tamaño, y que mi compañero aprovechase la oportunidad para atacarle por la espalda. Conocer sus habilidades y el tipo de explosivos que tenía en su poder me daría algo de ventaja, al menos.

Si por otra parte Pete seguía enfrascado en su batalla contra Xefil, tendría que atacarle yo misma y buscar un punto débil, y sólo se me ocurrió, a bote pronto, uno, el talón de Aquiles de todo hombre... Así pues, aprovecharía que Pete estaría ocupado con Xefil para acercarme sigilosamente a él por la espalda y deslizarme a través de sus piernas para, con la Llave Espada en alto, propinarle un fuerte golpe en... bueno... ahí.

por **Kairi** » Sab May 17, 2014 6:12 pm

- Así que fue así... - dijo Ronin pensativo guardándose la insignia, aunque no parecía prestar mucha atención al tema. Incluso se sorprendió cuando vio hablar a Awa-chan - ¡Coño, un bicho que habla! -, a lo que el gatito respondió con un bufido.

- No tengo ni la menor idea - respondió Ronin a la pregunta de cómo volvería Kairi a ser joven - . Por desgracia yo no soy experto en magia compleja, encontraremos a Kazuki y él buscará una manera, te lo prometo - tranquilizó a Kairi con una sonrisa - . Pero lo más importante es encontrar a Kazuki y a Mickey, en marcha.

- Sí, Maestro - obedeció Kairi con un suspiro. Visto que el Maestro de Maestros no conocía el remedio para hacer que Kairi volviera a la normalidad, le tocaba tener que esperar un poco más. Esperaba que no fuera por mucho más tiempo...

Ronin fue por los pasillos a un ritmo al que Kairi le era mas facil seguirle, un detalle por su parte. Awa-chan los seguía de cerca vigilando por si hubiera algún peligro.

* * *

Siguieron avanzando por los pasillos en la búsqueda de Mickey y Kazuki. Kairi estaba algo cansada, pero aun le quedaba energía para seguir. Cualquiera que la viera en ese momento se partiría de risa por ver a una anciana con botas, minifalda y un top que enseñaba el ombligo. Por suerte no parecía haber nadie cerca.

Desde una ventana vieron un descampado, en el que se encontraban Kazuki, Mickey y Goofy. Este último tenía agarrado al Rey con intención de atacarle y Kazuki en posición defensiva.

Ronin tenía la intención de saltar por la ventana al descampado, para lo cual ayudó a Kairi a subirse y saltar en brazos de Ronin. Al llegar abajo, la muchacha se sorprendió de que no se hubiera hecho daño el Maestro, aunque por algo era el Líder de Tierra de Partida. La dejó en el suelo y fue junto a Kazuki.

- Kazuki, liberemos al rey. Kairi, tu también. - la chica se unió a los dos Maestros, Llave Espada en mano.

- Esto... ¡Sí! - dijo Kazuki sosteniendo su Llave Espada - . Tendremos que capturarlo por alta traición.

- Kazuki, no es él mismo. No podemos dañarlo, es la insignia. Solo debemos destruir esa cosa.

- ¡Ahía! - rio Goofy, aunque de una forma diferente - . La maestra Chihiro nos liberará a todos de la opresión.

- ¿Chihiro es la que ha hecho todo esto? - después del encontronazo que habían tenido no le extrañaba nada. Pero aun no entendía como había pasado de ser la amiga de Kazuki a estar en contra del Rey.

Debia planear una estrategia para destruir la insignia que portaba Goofy, pero no podía hacer movimientos ágiles en ese estado. Lo único que podía hacer era alejarse y disparar hechizos apuntando a la insignia.

- Awa-chan, hay que destruir la insignia de Goofy. Y cuidado con el escudo - le explicó a su mascota. Awa-chan se preparó para lanzar Cañón Awa en dirección a la insignia procurando que el escudo no se interpusiera entre ellos. Kairi, por su parte, seguiría la misma estrategia de Awa-chan, pero con un Piro. Esperaba que diera resultado. Por suerte contaba con la ayuda de Ronin y Kazuki, no deberían tener muchos problemas.

por **LightHelco** » Lun May 19, 2014 12:15 am

¿Un dopple? ¿Esa mujer había estado a punto de matarnos con una simple copia? Me había quedado sentado en el suelo respirando frenéticamente tras todo lo ocurrido. Por unos instantes había llegado a ver imágenes de mi vida pasar delante de mis ojos al huir de la mujer, una sensación que esperaba no volver a vivir nunca.

Vi a Donald hablar con el civil, el cual seguía asustado y deseoso por volver con su familia y olvidar el horrible día que había tenido. En el caso de los portadores veía normal que nos llegara a pasar esto, pero ese pobre hombre seguramente no quisiera pisar su trabajo en meses.

—¿Deberíamos ir al castillo a informar de todo lo ocurrido? —me preguntó el mago tras dejar marchar al civil.

Tenía muy claro lo que iba a contestarle, cuando una figura de color negro entró corriendo por la puerta y saltó sobre mi estomago causándome algo de daño. La figura empezó a apretar su cuerpo contra el mío haciéndome ver que era Ilana.

—¡Eh, Ilana! ¿Qué ha pasado con los perros? —quise saber a la par que le acariciaba el lomo.

Aquella pregunta tuvo un extraño efecto sobre la gata, ya que levantó las orejas y la cola de golpe antes de bajarse de encima de mí y empezar a maullar hacia la puerta. Libre ya de cualquier peso y algo más calmado, me levanté queriendo saber a que estaba maullando, pero al mirar por la puerta no vi nada extraño.

—No entiendo que quieres, pero ahora tenemos cosas más importantes de las que preocuparnos —le dije a la gatita saliendo para dirigirnos al Castillo —. Hay que avisar al Rey y los Maestros de la presencia de esa mujer.

Pero no pude dar ni cuatro pasos antes de sentir como Ilana me tiraba del pantalón en dirección contraria. Por mucho que quise quitármela la felina seguía insistiendo en que fuera hacia donde ella decía.

—Maese Donald ¿podría ir usted al castillo y avisar a su Majestad? Creo que mi compañera no me va a dejar tranquilo hasta que vaya a mirar lo que le pasa —le expliqué al pato consiguiendo que Ilana maullara de felicidad.

Esperaba que eso en lo que me insistía tanto fuese algo referente a los perros.

por **Zee** » Lun May 19, 2014 12:45 am

—¡Sí, estoy seguro que dejarme inconsciente es una buena idea; así podré decirte exactamente lo que quieres! —exclamé con enfado. Materialicé mis dos dagas, la de Nadhia y la de plasma, y clavé mi mirada en el enemigo, dispuesto a lanzarme contra él y atacar, ahora sí, de manera directa y definitiva.

No obstante, y antes de que pudiese hacer un movimiento, el ser lanzó una bomba en mi dirección. Me hice a un lado con un salto, pero no me sirvió de nada hacerlo cuando el explosivo comenzó a disparar humo en todas direcciones. Muy pronto me encontré en el interior de una enorme nube en la que no podía ver nada y, tras girar un par de veces sobre mí mismo, terminé por perder cualquier noción de la dirección.

Mientras estaba distraído, algo me golpeó en el pecho. Intenté retroceder y me cubrí el rostro con los brazos, pero apenas unos instantes después del contacto con el proyectil, una ola de calor estalló justo frente a mí. No pude hacerme a un lado. Toda la parte anterior de mi cuerpo se quejó a gritos cuando las llamas deshicieron parte de mis ropas y chamuscaron mi piel.

El humo se disipó. Apreté los dientes y sujeté con fuerza mis dos dagas, clavando mi mirada en el autor de aquel ataque. En cuanto uno de los hechizos sanadores de Maya hizo efecto, me di cuenta que mi cuerpo ya no ardía por las quemaduras, sino por la justificada ira que empezaba a recorrerme las venas.

—¡Eh! —rugí, intentando captar su atención. Mis ojos se clavaron en los suyos por unos momentos, tras los cuales eché a correr en su dirección.

Si me esperaba en el sitio o si intentaba interceptarme no era importante. Corrí a toda velocidad hacia él, pero en el último momento di un pequeño salto hacia un costado para intentar pasar por un lado suyo, en lugar de atacarlo de frente como seguramente se esperaba. Acto seguido intenté colocarme tan rápido como podía a sus espaldas, para luego intentar subirme en él de un salto y clavar mis dagas en sus hombros.

Pasaría sólo unos instantes allí arriba, si realmente podía subir en él, removiendo mis dagas e intentando hacerle daño. Sabía que se sacudiría o intentaría alcanzarme con sus brazos, por lo que me sujetaría con fuerza de ambas empuñaduras, apoyaría mis talones en su espalda e intentaría apartarme con un amplio salto hacia el frente.

Aterrizaría de cuclillas justo frente a él, tras lo cual aprovecharía la distancia para dispararle un Piro directamente al rostro. Si intentaba golpearme o sujetarme con sus brazos, rodaría hacia un lado para apartarme, esperando su siguiente movimiento.

—Puro músculo y poco seso. No me sorprende que no hayas podido encontrar la Piedra —intenté provocarle.

por **Sombra** » Mar May 20, 2014 1:28 am

Alec

El muchacho logró encontrar una entrada al alcantarillado, el pestazo era notable, pero al menos se podía soportar. Su mascota (probablemente) le guiase hacia los perros, ya que parecía que era a donde la gatita quería guiarle, y así fue.

A medida que Alec se acercaba al lugar donde Ilana había atacado a la que parecía ser la madre de aquellos matones unas voces llegaron hasta ellos. Por lo que el aprendiz podría escuchar sabría que estaban todos rodeando y lloriqueando por la mujer, a la cual una "bestia negra" como ellos decían la había atacado con violencia antes de salir corriendo.

No parecían muy listos, y aquello había servido para que no recordasen ni un poquito la misión que estaban llevando a cabo (o que deberían haber llevado a cabo ya)

No había ninguna conversación interesante o información nueva. ¿Pero estaba bien dejarlos sin más?

Sobre todo teniendo en cuenta que eran cómplices de algún crimen, o eso parecía. Si Alec decidía atacar, podía tener seguro que tendría el factor sorpresa, pero en cuanto viesen al aprendiz se lanzarían a por él y al contrario que Ilana... Él probablemente no tendría la suerte de encontrar una pequeña rendija por la que colarse.

Allí estaban reunidos todos los perros de aquella rara familia y poco más atrás una máquina que emitía un fuerte ruido, parecía algún tipo de generador.

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Kairi

Ronin trató de parar a su alocada aprendiza, que notaba que algo no andaba bien pero la muchacha estaba enfocada en... A saber lo qué.

Goofy no interpuso el escudo, como Kairi había previsto, sino al Rey Mickey. El ratón cayó inconsciente frente al Piro y el rayo que mascota y "jovencita" lanzaron tratando de alcanzar la insignia.

—¡No! —exclamó Kazuki aterrorizado por la escena que acababa de acontecer.

—¿¡Por qué has hecho eso!? —preguntó Ronin molesto ante la acción que la natural de las Islas del Destino había hecho.

El Maestro no parecía muy contento con lo que acababa de hacer, no. Su ataque sin pensar acababa de herir al pobre portador.

—Esto es más divertido de lo que cabría de esperar —con una encantadora sonrisa Chihiro apareció de entre unos matorrales del jardín. La esbelta mujer se colocó junto a Goofy, a quien acarició con delicadeza.

Nadie se había dado cuenta del Tic Tac que se llevaba escuchando desde el principio en aquellos matorrales. Nadie.

—¡Chihiro! —exclamaron al unísono ambos Maestros.

La mujer no habló más, alzó su mano hacia ellos y Kairi notó su cuerpo más rígido que nunca por tan solo una milésima de segundo.

Cuando quiso darse cuenta tanto Chihiro como el Rey Mickey y Goofy se habían desaparecido sin dejar rastro alguno.

—A...Acaba de utilizar Paro sobre nosotros —dijo Kazuki cayendo de rodillas mientras golpeaba con su puño el césped lleno de frustración—. ¡Estaba justo en frente de nosotros! Y no pudimos hacer nada...

—No te atormentes por ello —trató de relajar Ronin a su compañero posando en su hombro una de sus manos y ayudándole a levantarse de nuevo—. Nadie tiene la culpa. Si Goofy no mató a Mickey es que lo necesitan con vida todavía. Iniciaremos una búsqueda a gran escala.

>>Kairi, necesito que vayas a la Sala del Trono mientras Kazuki y yo ponemos en sobre aviso a todo el mundo. Allí están Xefil y Maya, probablemente necesiten ayuda ¿Te ves capaz?

El Maestro esperó una respuesta por parte de la joven.

—Antes de nada... Kazuki. ¿Crees que puedas arreglar el estropicio que le han hecho a la pobre chica?

—Ah... Sí, claro —afirmó el hombre nervioso—. Quedate quieta, Larry. No te dolerá —acto seguido, el hombre colocó su mano sobre el pecho de la anciana Kairi tratando de tocar el punto más cercano a su corazón.

Una luz cálida de tono rosado envolvió a la muchacha surgiendo desde su interior. Al cabo de unos segundos, la muchacha se notaría más viva que nunca. Había vuelto a la normalidad.

—Esto era un hechizo de envejecimiento, no era nada demasiado complejo para deshacer —comentó sin dar demasiadas explicaciones.

Kazuki separó la mano de la muchacha cuando se dio cuenta de que estaba tocando en un lugar algo... indebido. Los dos Maestros se alejaron apresurados hablando entre ellos con un nerviosismo palpable, probablemente iban a informar a algún lugar, además de que tendrían que contactar con otra persona que se encargase del puesto del rey en su lugar. ¿Pero quién?

No había mucho tiempo para dudas, Kairi tenía que ir a la Sala del Trono o a algún otro lugar que quisiese. Allí parada no haría nada, eso estaba claro.

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Maya y Xefil

El villano se mantuvo en el sitio mientras veía a Xefil acercarse corriendo hacia él, sonrió mientras preparaba su puño para golpear con todas sus fuerzas al aprendiz, pero la jugada no le salió tan bien como esperaba.

Xefil dio un salto a un lado, como reflejo el hombre lanzó una de sus bombas, pero el aprendiz se alejó lo suficiente como para que la explosión le rozase siquiera.

El monarca subió sobre su espalda en cuanto hubo rodeado al gordo hombre y clavó sus dagas haciendo que el hombre rugiese de dolor. El ser antropomórfico trató de agarrar al joven, pero nuevamente Xefil resultó ser demasiado escurridizo logrando dar un salto evitando así a la enorme criatura.

Sin embargo, en aquel momento Xefil cometió un error. Obviamente, vio como saltaba justo en frente de él, cosa que no dudó en aprovechar para lanzarle una bomba que se estrelló contra su piro...

Unas lenguas de fuego enormes surgieron de la explosión envolviendo al aprendiz entre sus fauces. Las llamas hicieron que la alfombra empezase a arder junto al joven, cuyo cuerpo ardía literalmente dañando lentamente su cuerpo.

Intentó lanzar una bomba más tratando de rematar al joven sin pensar en que en realidad solo quería dejarlo inconsciente, fue un error no recordar que alguien más estaba luchando con él la sala del trono.

Maya había acudido al rescate con un fuerte golpe que dio en sus partes nobles.

El hombre soltó un alarido y dio un salto en el aire aterrizando nuevamente en el suelo, se giró hacia la muchacha que cogió por el cuello levantándola en el aire como si sujetase un pavo recién cazado.

—¡Cría del demonio! —rugió haciendo más fuerza en su agarre empezando a hacerle daño de verdad, aunque lo peor era que no podía respirar. El golpe parecía que realmente le había hecho algo de daño, pero no era suficiente como para que alguien pudiese perder la conciencia, y menos contra alguien que parecía ser tan resistente.

Kairi aparecería justo a tiempo para ver a Xefil en llamas y a Maya siendo estrangulada si decidía ir a la Sala del Trono.

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por **Zodiark** » Lun May 26, 2014 1:46 am

No parecía que mi golpe en su entrepierna le hubiese hecho demasiado daño, o al menos no tanto para impedirle seguir luchando como si nada. Lo único que había logrado con él había sido enfurecerle aun más, y, colérico, me agarró del cuello, alzándome en el aire.

—S-Suéltame...

Con la mano izquierda, la que tenía libre -ya que con la derecha seguía agarrando mi Llave Espada-, intentaba quitar las manos de mi cuello, pero era en vano, sus manos eran tan gordas y robustas que era imposible para mis pequeños dedos de niña zafarme de ellas.

—¡Cría del demonio!

Pete seguía estrangulándome, y cada vez lo hacía con más fuerza. Comenzaba a notar cómo me empezaba a faltar el aire, pero poco podía hacer para librarme.

Buscando una forma de salir de aquella situación, miré a los lados, buscando desesperadamente algo que utilizar en mi beneficio, pero lo único que vi fue a Xefil ardiendo en llamas. Tenía que ayudarle como fuese.

Mis fuerzas se agotaban al mismo tiempo que me faltaba el aire. No podía permitirme perder, no así. No allí. Con las pocas fuerzas que me quedaban, empuñé fuertemente la Llave Espada con mi mano derecha y comencé a golpear sus muñecas con ella. No creía que mis golpes fuesen lo suficientemente poderosos, pero no podía simplemente esperar a que aquel hombre me matase con sus manos desnudas.

por **Kairi** » Lun May 26, 2014 10:44 am

El hechizo de ambos iba directo hacia la insignia, pero para desgracia de todos, Goofy puso al Rey Mickey en medio, cosa que Kairi no había previsto. El Rey recibió los dos ataques y cayó al suelo inconsciente.

- ¡Ay no! - Kairi se llevó las manos a la boca. No tenía ninguna intención de atacar al Rey, por supuesto. Pero no sabía las consecuencias que eso acarrearía.

- ¡No! - la reacción de Kazuki fue prácticamente la misma que la de Kairi.

- ¿¡Por qué has hecho eso!? - preguntó Ronin algo enfadado, normal que lo estuviera.

- ¡Lo siento! - se disculpó Kairi inmediatamente - ¡Yo no quería...! ¡Intentaba darle a la insignia!

- Esto es más divertido de lo que cabría de esperar - Chihiro salió de detrás de los matorrales y fue hacia Goofy, al que tenía totalmente domesticado.

- ¡Chihiro!

Kairi sabia lo peligrosa que era y de buena gana le habría lanzado su hechizo más poderoso, pero no le dio tiempo. Antes de que pudiera hacer nada, notó su cuerpo muy rígido, no podía moverse ni un milímetro. Por suerte el efecto del hechizo duró muy poco, pero para cuando se acabó, Chihiro ya se había ido y se había llevado a Goofy y al Rey.

- A...Acaba de utilizar Paro sobre nosotros - explicó Kazuki muy frustrado y descargando su furia contra el césped - . ¡Estaba justo en frente de nosotros! Y no pudimos hacer nada...

- No te atormentes por ello - le tranquilizó Ronin - Nadie tiene la culpa. Si Goofy no mató a Mickey es que lo necesitan con vida todavía. Iniciaremos una búsqueda a gran escala.

Kairi aun estaba afligida por el ataque al Rey. Incluso el Rey más benévolo seguro que le echaría una buena bronca. Pero ella lo único que podía hacer era disculparse lo que hiciera falta y asumir su castigo, si lo había.

- Lo siento... No tenía ninguna intención de herir al Rey - se volvió a disculpar con lágrimas en los ojos.

- Kairi, necesito que vayas a la Sala del Trono mientras Kazuki y yo ponemos en sobre aviso a todo el mundo. Allí están Xefil y Maya, probablemente necesiten ayuda ¿Te ves capaz?

Si aquello servía para enmendar su error, Kairi lo haria sin dudarlo.

- Sí... Pero con esta forma no podré hacer mucho - dijo recordando que era una anciana.

- Antes de nada... Kazuki. ¿Crees que puedas arreglar el estropicio que le han hecho a la pobre chica?

- Ah... Sí, claro - dijo este algo nervioso - . Quedate quieta, Larry. No te dolerá - Kazuki colocó su mano en el lugar del pecho donde se encontraba el corazón de Kairi. Una luz rosada y cálida la envolvió. Al instante, la joven se vio con su apariencia hermosa de siempre y con muchas energías.

- Esto era un hechizo de envejecimiento, no era nada demasiado complejo para deshacer - explicó el Maestro, que retiró la mano rápidamente debido a que Kairi le estaba mirando mal ya que estaba tocando donde no debía. Ovbiando que se había vuelto a equivocar con su nombre, Kairi se dirigió veloz hacia la Sala del Trono con Awa-chan para ayudar a Xefil y Maya. Pensando en los últimos acontecimientos, esta vez no podía permitirse fallar.

* * *

Al llegar a la Sala se encontró con una escena horrible: Maya estaba siendo estrangulada por un extraño hombre-perro muy gordo que se parecía mucho al que había visto en ese cómic tan extraño. Por otra parte, Xefil se encontraba envuelto en llamas, a saber por qué. Debido a las dimensiones del hombre-perro, era más conveniente ayudar primero a Xefil y así podrían enfrentar al grandullón entro los dos. Kairi corrió hacia Xefil, contaba con el hechizo perfecto para ello.

- ¡Aqua! - gritó apuntando hacia el Aprendiz. Awa-chan, en cambio, ayudaría a Maya arañando con sus garras las enormes manos del hombre-perro.

por **LightHelco** » Lun May 26, 2014 7:15 pm

Ilana me guió hasta un sistema de alcantarillado bastante limpio que había bajo la ciudad. Allí tuve que seguir a la gata por varios túneles hasta llegar a una zona más amplia en donde pude ver a la jauría de malhechores. Pegándome a la pared para que la sombra que daba el túnel me ocultase, intenté ver que estaban haciendo los canidos, pero para mi sorpresa estos únicamente lloraban debido a que una “bestia negra” les había atacado a traición.

Miré a mis pies en donde se encontraba Ilana y por el brilló que tenían sus ojos pude darme cuenta de que aquella terrible criatura había sido ella y ahora estaba disfrutando como una cría del lamentable estado de los perros. Claramente no pude más que reírme por lo bajo, era raro ver a la gatita disfrutando de haber asustado a unos perros.

Observando mejor la sala, me di cuenta de la presencia de un generador eléctrico. Estuve un tiempo atando cabos al porque estarían esos perros ahí, pero cuando recordé como Chihiro había mencionado un plan supe de inmediato que su principal intención había sido acabar con el suministro eléctrico de la ciudad. De esa forma cualquier método de seguridad de este tipo que usara el castillo habría quedado fuera de juego y los rebeldes habrían conseguido entrar sin problemas.

—Está claro que tendremos que hacer algo con ellos, pero tampoco estoy en condiciones como para entrar en una pelea contra todos —apunté sin levantar casi la voz —. Aunque si pudiera alejar a los cachorros de su madre…

Mis ojos y los de Ilana se cruzaron en ese momento, la gatita me miró en un comienzo confusa, pero tras unos segundos sus ojos volvieron a brillar lista para cualquier cosa.

—Bien, entonces es esto lo que haremos —le hablé a mi compañera al oído y esperé a que terminase de entender el plan —. Cuando quieras, compañera.

Un feliz maullido por su parte dio por comenzado el plan. Ilana pasó otra vez a ser invisible y fue acercándose poco a poco a los perros, al instante, volvió a aparecer delante de ellos maullando feliz y moviendo la cola a modo de burla.

No tardó más de dos segundos en echar a correr por uno de los túneles en los que no me encontraba con la intención de que los perros la siguiesen, si veía que no lo hacían se pararía para seguir burlándose de ellos y tratarlos como payasos.

Mientras tanto, yo me mantenía oculto entre las sombras e intentando no reírme al ver como una copia de la gatita se estaba burlando de ellos. Esperé a que los perros dejaran sola a su madre o se largaran en tropel tras el Falso Gemelo para poder atacar yo: Si quedaba sola la madre, saltaría a por ella usando una Sota de Tréboles y un Electro para inmovilizarla, además, Ilana atacaría en ese momento con un Corte Cegador para impedir que pudiese vernos, desde ahí ya solo quedaría arrastrarla hasta el castillo.

Si todos decidían irse, revisaría el generador para ver cómo estaba y después volver al castillo junto a mi compañera, ya se perderían los perros por los túneles persiguiendo a una ilusión.

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por **Zee** » Mar May 27, 2014 4:45 pm

Hubo un molesto silbido, después un fuerte chasquido, seguido de una explosión y el sonido de las llamas extendiéndose por el aire. Abrí de golpe los ojos cuando vi mi Piro engullir a una de aquellas bombas, provocando que ésta estallara en su interior. Intenté retroceder con un salto, pero el fuego tardó sólo unos instantes en convertirse en un muro ineludible. Las llamas se lanzaron contra mí, que no pude hacer nada más sino cubrirme el rostro con los brazos, y me envolvieron en un ardiente abrazo que me arrancó un alarido de dolor.

Las flamas desaparecieron, pero no lo hizo el dolor. Alarmado, me di cuenta que mis propias ropas todavía seguían en llamas. Me apresuré a quitarme el saco, quedándome sólo con la camisa, y retroceder fuera del alcance de Pete mientras usaba mi prenda para intentar apagar las llamas, golpeándome con ella en toda la superficie de mi cuerpo. Tan ocupado como me encontraba buscando extinguir el fuego, no noté cómo mi oponente sacaba otra de sus pequeñas bombas y hacía ademán de acercarse a mí...

Pero sí escuché su grito de dolor y sentí el suelo retumbar cuando aterrizó tras un salto. Giré mi cabeza hacia él y, justo en ese instante, contemplé cómo tomaba a Maya del cuello usando sólo una de sus manos. Con poco esfuerzo, levantó a la niña en el aire, amenazando con asfixiarla.

—¡Cría del demonio! —rugió, mientras Maya se aferraba con sus dedos a la mano del animal y pateaba inconscientemente por la falta de aire. Con una sonrisa de satisfacción, el ser comenzó a poner más fuerza en el agarre entre sus dedos.

Me contuve. Tuve la urgencia de gritarle para llamar su atención, pero me mordí la lengua en el último instante. Si me movía lo suficientemente rápido y en silencio, existía una mínima posibilidad de que no me viera venir hasta que fuese demasiado tarde. Acomodé las empuñaduras de mis armas entre mis dedos, hice acopio de toda mi ira y me incliné hacia adelante, tensando mis músculos para salir disparado corriendo.

—¡Aqua!

Mis sentidos se dispararon cuando escuché una voz desconocida en la sala. Era de otra Aprendiza, era cierto, pero en aquella situación no pude hacer más sino percibirla como una amenaza. De tal manera que giré mi mirada hacia ella y me topé con un hechizo volando en mi dirección, directamente hacia mi pecho. Como era natural, no quería que me abofetearan en la cara con un conjuro de agua, no después de todo el daño que ya había sufrido, por lo que intenté apartarme con un brinco hacia un costado. Me hubiera gustado recibir una ducha fría sobre mis quemaduras; pero en vista de la fuerza que aquella magia llevaba, prefería no tomar el riesgo, gracias.

—¡Él es el enemigo, no yo!

Eché a correr en dirección a nuestro oponente; concretamente, a uno de sus costados. Con mis dos dagas, rápidamente busqué hacerle un corte en el muslo y seguidamente otro más en la caja torácica. Materialicé una de mis armas sobre la otra, haciéndola desaparecer de mi mano y provocando que en la otra se apareciera la Llave-Espada completa, y llevé mis dedos al hombro del ser.

Me sujeté fuertemente de su carne y le disparé un Hielo a quemarropa, buscando que el frostbite en su brazo lo obligase a soltar a Maya y, con muchísima suerte, le inmovilizara la extremidad. Ni siquiera esperé a ver si el hechizo tenía resultado, sino que pronto terminé mi asedio con una estocada en el vientre de la bestia.

—¡Ven y métete con uno de tu tamaño, memo!

por **Sombra** » Mié May 28, 2014 5:39 pm

Alec

En cuanto el falso gemelo fue visto por los rateros no se lo pensaron más y todos empezaron a gritar persiguiendo con toda su pasión a Ilana sin darse cuenta de Alec y de la verdadera gata.

Todos ellos se habían ido y se podían escuchar perfectamente las pisadas y los gritos sin problemas gracias al eco de los túneles.

Alec se acercó al generador, que funcionaba a la perfección, no había nada demasiado llamativo salvo... Un dispositivo que se había caido al suelo.

Aquel aparato no era otra cosa que un teléfono, un comunicador. No había registro de ningún tipo, mensajes, fotografías... Nada. Parecía que aquel teléfono existía solo para comunicarse con quien coordinase el plan o algo así, nada demasiado útil ya que tampoco había agenda.

Sin eso al menos podía estar seguro que no podrían hacer su parte, por tanto podría volver al castillo sin problemas.

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Kairi, Xefil, Maya

Por suerte, Xefil era un aprediz realmente ágil lo que le permitió que su compañera no le alcanzase con su magia. Iba a ser peor el remedio que la enfermedad.

Xefil apagó las llamas que quemaban su cuerpo, aunque aquello no evitaba que su cuerpo hubiese sido quemado. Maya seguía presa entre los fuertes brazos de Pete y poco a poco la muchacha empezaba a sentirse más somnolienta mientras la piel de su cuerpo empezaba a cambiar a un color púrpura, la niña estaba perdiendo fuerzas para luchar. Si nadie hacía nada iba a morir.

Pero el aprendiz que había luchado con valentía hasta aquel momento fue rápido. Con un veloz movimiento Xefil cortó la piel de la criatura de su muslo. El golpe fue suficiente para que soltase a Maya gracias a la impresión.

—¿¡Por qué no estás retorciéndote de dolor en el suelo!? —exclamó sin oportunidad para escapar del siguiente corte que realizó en su abdomen.

Pete trató de golpear al muchacho, pero no acertó. Xefil era demasiado rápido y él demasiado torpe.

Pete dio un salto hacia atrás para alejarse e hizo aparecer en su mano una traca de bombas que lanzó. Ninguna de las bombas era suficientemente potentes como para hacer daño grave, pero eso no significaba que no fuesen peligrosas y cubrían demasiada área.

Fue imposible esquivarlas para ninguno de los tres, eran demasiadas y explotaron.

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???

La mazmorra era fría y húmeda, el sonido de las gotas cayendo desde el techo era lo único que rompía el silencio. El hombre se encontraba encerrado y su estado era deplorable, no se veía felicidad en su rostro como solía mostrar y aunque trataba de mantenerse sereno no podía evitar sentir cierto nerviosismo.

Aquella celda estaba preparada para gente como él, por lo que era imposible abandonarla incluso poseyendo una llave espada.

Tan solo le quedaba esperar un milagro.

Unos pasos empezaron a escucharse en la distancia, acercándose hacia él cada vez más.

Era difícil saberlo.

El ratón retrocedió arrastrándose por la piedra hasta quedar pegado en la pared como tratando de fundirse con ella y clavó sus ojos en la puerta esperando el que podría ser su final.

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por **LightHelco** » Dom Jun 01, 2014 2:22 pm

Tal y como esperaba, las jauría salió corriendo tras la copia de Ilana, por lo que pudimos salir de nuestro escondite sin problemas e ir a revisar el generador. Este no parecía haber sufrido ningún daño por parte de los canidos, así que mientras el Falso Gemelo se mantuviese activo y los pudiese entretener, estaría a salvo de cualquier idea que esos cabeza huecas tuviesen.

Mirando al suelo, vi que a los perros se les había caído algo debajo del generador. El objeto parecía uno de aquellos teléfonos de bolsillo tan populares en Tierra de Partida y como al menos ya sabía cómo funcionaba un teléfono normal, no necesitaba pensármelo dos veces para deducir que iban a usar aquel aparatejo para comunicarse con Chihiro. Bueno, ahora ya no podrían, ya que su telefonito pasa a ser mío, ya me las arreglaría más tarde para descubrir cómo funcionaba el trasto.

—Bueno, parece que aquí no hay nada más que hacer, volvamos con los Maestros, Ilana.

Con un maullido a modo de respuestas, Ilana echó a correr hacia la salida del túnel. Yo no estaba con muchas ganas de echarme una carrerita, aunque a sabiendas de que Chihiro podría dirigirse al castillo tocaría acelerar el paso hasta allí.

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