[Port Royal] Lágrima de Sirena

Trama de Malik, Hana y Jess

La aparición del bando de Bastión Hueco ha colocado a la Orden de los Caballeros de la Llave Espada en una tensión creciente difícil de remediar. ¿Llegarán a enfrentarse ambos bandos en conflicto, o será posible la paz?

Moderadores: Suzume Mizuno, Astro, Sombra

Re: [Port Royal] Lágrima de Sirena

Notapor Nell » Mié May 21, 2014 1:20 am

Vio a Jess pasar de refilón, habiendo conseguido convencer a la sirena de que la ayudara, y lamentó no haber hecho lo mismo con su evidente lentitud. Después desestimó la idea, al recordar que seguían siendo posibles platos.

Esgrimió su Llave y se llevó por delante a un sincorazón y medio, pero le costó un gruñido por parte de la sirena rubia.

Asdfg… ―comenzó a decir. Luego se arrepintió y se llevó las manos a la boca. Se negaba en redondo a sonar ridícula como ocurría bajo el agua. En su lugar, hizo una seña de taparse los ojos, como si estuviera consternada.

Quedaba un sincorazón. Pero, mirando a su alrededor, se dio cuenta de que Ana Lucía y Malik tenían algunos problemas. Y, peor aún… la luz estaba a punto de apagarse.

Jess y la sirena rubia se adelantaron a ayudar a los otros dos, que Hana les dejó hacer felizmente por su rapidez conjunta. Tenía que reconocer que las sirenas eran útiles. Así que en su autoimpuesto mutismo, porque no quería reírse de sí misma, hizo señas a la sirena morena que la había traído hasta allí para que se acercara a participar en la lucha, puesto que hasta entonces se había mantenido al margen. ¡Acababan de matar a una compañera suya! ¿Dónde estaban las ansias de venganza?

Se lanzó a por el sincorazón restante y le atacó directa con la Llave, esperando que la sirena participara o la ayudara de algún modo, si quería. En cuanto hubiera acabado con él, se percataría de otro problema: la luz.

La esfera de Ronin, supuestamente, estaba a punto de apagarse. Se acercó a ella, sopló como si fuera una llama, y sólo salieron burbujas de su boca. Volvió a alzar las manos hacia la sirena morena, señalando su Llave y la luz alternativamente, haciendo movimientos amplios y bultos con la boca, como si así fuera a entenderla. Al final desistió y puso en práctica su descabellada idea.

Rozó la esfera con su Llave para ejecutar en ella un hechizo Hielo. Daba igual si estaba hecha de fuego o luz. En teoría, congelada, tendría que mantenerse. Pero sólo en la teoría.


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Hielo (HM) [Nivel 2] [Requiere Poder Mágico: 3]. Proyectil de hielo lineal, con muy pocas posibilidades de congelar.
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Ronda 5

Notapor Suzume Mizuno » Jue May 22, 2014 2:24 am

Malik acertó al Sincorazón en el costado con un golpe firme. Ana Lucía aprovechó para dar una patada al estómago de su enemigo y apartándolo lo suficiente para permitir a ambos un respiro.

¡Cuidado, que voy!

Tanto Malik como Ana Lucía, al ver que Jess se precipitaba hacia ellos en brazos de una de las sirenas, se apartaron todo lo rápido que pudieron.

¡Deprisa, Jess!

La sirena pasó como un rayo entre los dos y Jess ensartó en su Llave Espada al Sincorazón que había tratado de atacar a Malik por la espalda. Desapareció en medio de una pequeña nube de oscuridad. Pero su impulso todavía fue suficiente para golpear al último Sincorazón, debilitado gracias al ataque de Malik.

Hana, entre tanto, se lanzó a por el Sincorazón restante. Pero no podía moverse ni tan rápido ni con tanta intensidad como le hubiera gustado y en ningún momento pidió a la sirena que la llevara como había hecho Jess, de modo que tuvo que apañárselas sola. Con todo, la sirena por fin reaccionó y nadó con furia hacia el Sincorazón. Entre su violento coletazo y el debilitado golpe de Hana consiguieron hacerlo desaparecer.

Ana Lucía asintió en dirección a Jess y nadó hacia Hana, que trataba de congelar la parpadeante bola de luz que les había dejado Ronin… Sin éxito, ya que es imposible helar la luz.

Para entonces, Galatea había logrado acabar con su propio enemigo y se acercaba con elegancia: no tenía ni un solo rasguño.

Debemos seguir antes de que lleguen más monstruos—informó la sirena, que dirigió una triste mirada al lugar donde había desaparecido su compañera.

En ese momento, los tres aprendices notaron algo extraño. El agua parecía volverse más pesada a su alrededor y, cuando respiraban, descendía con trabajo por su interior, provocándoles una sensación de incomodidad… Que pronto se convirtió en un apremiante ahogo.

Al ver sus expresiones, Galatea siseó:

Se acaba el efecto. ¡Rápido!—ordenó a sus sirenas, cogiendo a Malik y a Ana Lucía por la cintura y tirando de ellos hacia lo alto.

El resto del camino lo hicieron a una velocidad trepidante y sumidos de en la oscuridad; habían perdido tanto tiempo peleando que la mayoría de las esferas de luz de Ronin estaban prácticamente apagadas al llegar a su altura.

Cuando sus cabezas rompieron la superficie del agua, respiraron trabajosamente el estancado aire que, sin embargo, debió saber a gloria. Entre la velocidad a la que se desplazaban, la presión del ascenso —pues, en cierto momento, la gruta les llevó hacia arriba— y la angustia por respirar cada vez peor, seguramente se les pasó por la cabeza la idea de que se iban a ahogar.

Tuvieron que esperar un rato a que sus pulmones se acostumbraran al aire una nueva vez.

¿Cómo es que habéis tardado tanto? ¡Ya me estaba asustando! —la risa de Ronin resonó alta y clara, repetida por un interminable eco, alrededor de los jóvenes.

Estaban en una caverna completamente cerrada a excepción de por un túnel que se hundía en la oscuridad. Ronin había encendido tres lámparas de aceite que, por su aspecto, parecían llevar mucho tiempo ahí. A los pies del antiguo pirata, la sirena que le había llevado hasta ahí se apoyaba en los codos y sonreía maliciosamente mientras sacudía, juguetona, la cola.

Habríamos tardado menos si no nos hubieran atacado unos Sincorazón—gruñó Ana Lucía en cuanto terminó de toser, trepando por las resbaladizas rocas que había frente a la boca del túnel.

Ya decía yo que os tomaba mucho tiempo…

No perdáis tiempo—interrumpió Galatea, hundiéndose lentamente en el agua—. Nos adelantaremos a la Fuente. Tened cuidado y daos prisa.

Nos vemos allí.

Con una última mirada coqueta, la sirena de Ronin se sumergió tras sus compañeras, que desaparecieron silenciosamente bajo el agua. Ana Lucía escurrió su sombrero y vació sus botas de agua. Después, una vez calzada exclamó mientras cogía una de las lámparas:

¡Andando, todavía nos queda camino y debemos llegar antes que ese cabrón y Faris!

Se alejó a buen paso. Entre tanto, Ronin cogió otra lámpara y se estiró con un gruñido de esfuerzo para luego seguir a Ana Lucía. Quedaba una lámpara, pero el túnel no era muy amplio, por lo que tendrían que ir de dos en dos. Es decir, tocaba elegir compañero. Y aunque Ronin parecía muy tranquilo, quizás los aprendices quisieran saber algo más de su destino, por lo que era un buen momento para preguntar… Si alcanzaban a Ana Lucía antes de que se marchara.

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Re: [Port Royal] Lágrima de Sirena

Notapor Nell » Dom May 25, 2014 1:53 am

En cuanto acabó con su sincorazón correspondiente, ayudada por la sirena, que pensaba que la había entendido y hecho caso, se acercó a la luz para tratar de congelarla, pero fue en vano. Al estar compacta en una esfera, había pensado en ella como una forma tangible, comprobando enseguida que no era así. En estas condiciones acabó la lucha y Galatea les insistió en continuar su camino.

Hana apreció la mirada de reojo que echó la sirena en un espacio que no había nada. Tardó en comprender que era el lugar donde su compañera había muerto hacía escasos minutos. En señal de condolencia hacia las sirenas y su fallecida, cerró los ojos e inclinó la cabeza hacia la misma dirección, con una mano en el pecho.

Notó que algo se revolvía en su interior. Al principio se asustó terriblemente. ¿Acaso la muerte de la sirena había reavivado sentimientos que, en teoría, era incapaz de tener? ¿Por qué se sentía tan mal cuando eso no era posible? Nuevamente, le costó comprender que lo que le incomodaba internamente no eran emociones… sino el agua que empezaba a filtrarse hacia sus pulmones.

Se llevó ambas manos a la boca, convirtiendo el miedo en pánico. ¡Malditas sirenas! Estaba sumergida a quién sabe a qué profundidad sin oxígeno y a su merced. ¡Nadie le había dicho que el efecto de las algas desaparecía tan rápido!

La sirena morena volvió a agarrarla y avanzaron en grupo a una tremenda velocidad por la gruta, con el objetivo de salvar a los mortales terrestres. Cada vez le costaba más respirar y veía lejana la salida a la superficie, su amado cielo, el brillante sol y el olor del aire, que prometió apreciar más si sobrevivía, incluso hedores de sitios como Tortuga.

En algún momento, terminó fuertemente agarrada a la sirena que la llevaba, asustada por la posibilidad cada vez más cercana de no salir de allí. No eran pocas las ocasiones que había imaginado su muerte en el mar, pero nunca en esas terribles condiciones. Si caía, prefería hacerlo desde un barco, librando una épica batalla y alcanzando la paz con el suave bamboleo de las olas y el abrazo de las corrientes marinas. Pero de llegar ese día, ¡cuánto más tarde fuera, mejor!

Al final, su cabeza rompió contra la superficie y respiró de nuevo el revitalizante oxígeno. Se abrazó a la costa rocosa y trepó con rapidez, con aún presente lo poco que había faltado para no salir de allí. Se tumbó sobre la tierra, cogiendo todo el aire que sus pulmones le permitían y fatigándose a sí misma. La cueva no le permitía ver el cielo y por su nariz se colaba gravilla, pero se sentía increíblemente dichosa.

Nos salieron al paso unos colegas ―comentó a Ronin de pasada, cuando preguntó la razón de su retraso―. Querían invitarnos a unos cócteles de muerte, pero declinamos la invitación porque no teníamos suficientes copas ―bromeó. Al diablo todo―. Y ya se te ve que no nos has echado de menos ―¿estaba la sirena muy pegada a él o se lo parecía?

Una vez recompuesta, se puso en pie e iba a imitar a Ana Lucía cuando se dio cuenta de que las sirenas se marchaban ya.

¡Quieta un momento! ―le dijo a la que le había llevado durante su paseo―. Siento lo de tu compañera ―mostró primero sus condolencias, puesto que el acto bajo el agua había sido muy torpe―. Y… ya sabes… nos vemos por ahí… Trata de… ¿sobrevivir? ―no sabía cómo darle las gracias sin darle las gracias―. Es igual, ¿sabes? Sigue repartiendo esos mortales coletazos y nos enterrarás a todos ―lo cual era cierto.

Finalizada la despedida, procedió a escurrir su ropa, apretando con las manos toda tela suelta y dejándola, si cabía, aún más arrugada. Aireó un poco las sandalias y se quitó el pañuelo de la cabeza para colocárselo alrededor de una de sus muñecas, de lo empapado que estaba, estrujando de paso el pelo. Apenas acabó, Ana Lucía y Ronin reanudaron la marcha.

Echó a correr detrás de Ronin, para no quedarse de nuevo en la oscuridad. Con el recorrido bajo el mar había tenido suficiente.

¿Aceptas sugerencias? ―elevó las cejas con guasa, mientras adelantaba las manos a la lámpara, buscando su calor―. ¿Qué tal una esfera lumínica de esas, pero más caliente, para evitarnos una hipotermia? No es que sea quisquillosa, pero hace un fresquito por aquí que… Brrrrrrr ―las apartó de la llama y se frotó los brazos, para resaltarlo.

Si se negaba, no insistiría, porque vislumbraba la Fuente oculta en la espesura de un bosque, no en el subterráneo de una caverna. Por tanto, en algún momento que esperaba fuera pronto, saldrían a la luz del sol. ¡Pero qué egoísta sería si no lo hacía! Él había tenido más tiempo para secarse… y a una sirena para entrar en calor.

Entonces… ¿cuál es el plan? ¿O estamos improvisando? ―preguntó de sopetón―. Me imagino que tendremos muchísimas razones para llevarnos con vida a esa Chihiro, pero digo yo que eso no pondrá de muy buen humor a Ana Lucía. ¿No sería más fácil dejar que se tomara la justicia por su mano y llevarnos los restos que queden? ―se le ocurrió, como si fuera algo brillante―. Quedamos bien con todos y matamos dos pájaros de un tiro. Tres.

»Eso sin contar la previa captura de Chihiro. Leviatán ya dijo que podríamos vencerla con astucia, sin embargo… ¿es eso suficiente? ¡Diablos! ¡Sólo hay que ver cómo le dejó! ¡Ya debe de estar muerto! ―supuso, olvidando que Ronin lo llevaba consigo―. ¿Cómo existe alguien tan absurdamente fuerte fuera de la Orden? ¿Se os escapó su potencial o vuestros métodos no son tan eficaces como pensáis?

Lo cierto es que no tenía tan buena valoración de Tierra de Partida como para pensar que fueran los más fuertes del universo. Qué va. No obstante, Ronin era el Maestro de Maestros y, por tanto, el que más estaba dentro del meollo en la Orden. Si quería información, él era su mejor fuente. Y vaya si quería saber de dónde había salido Chihiro o que otras personas fuertes podía encontrar en esos tantos mundos que aún no había visitado.
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Re: [Port Royal] Lágrima de Sirena

Notapor Sometron » Dom May 25, 2014 5:12 pm

¡Deprisa, Jess!

La joven pelirroja y la sirena rubia pasaron a toda velocidad entre Malik y Ana Lucía. Con un golpe desapareció el primero de los dos sincorazones. Pero ahí no acabó todo: gracias a la propulsión de la sirena, fue capaz de acertar también en el segundo de los monstruos, previamente debilitado, y acabar con él.

Reparó entonces en que Hana y Galatea habían acabado con sus respectivos rivales, por lo que no quedaban más enemigos. <<Misión cumplida.>> estuvo a punto de decir, hasta que recordó lo ridículas que sonaban sus voces bajo el agua y lo poco necesaria que era aquella intervención. La capitana asintió hacia ella, quizá en modo de agradecimiento o de felicitación; Jess respondió haciendo lo mismo hacia Ana Lucía. Después, decidió acercarse también hacia donde estaba Hana, no sin antes girarse hacia Malik y sonreírle mientras levantaba el pulgar de su mano derecha.

Debemos seguir antes de que lleguen más monstruos

Sí, tenía razón. Aquello era cada vez más asfixiante y molesto. La aprendiz tiró instintivamente del cuello de su camiseta un par de veces, ¿no estaba empezando a hacer un calor asfixiante?

Su mirada empezó a pasear de un lado a otro del túnel repetidamente, cada vez más rápido. Ni siquiera sabía lo que buscaba, sólo que cada vez le costaba más respirar.

Fue entonces cuando reparó en que nadie había mencionado la duración de aquellas algas extrañas para respirar bajo el agua. Su cara pasó de incomodidad a horror nada más comprenderlo. Estaban a demasiada profundidad, ¡no iban a salir a tiempo!

Se acaba el efecto. ¡Rápido!

La sirena que le había sido asignada volvió a asirla y ambas salieron a toda velocidad en busca de la salida del túnel. Pero, ¿acaso era eso posible? No lo sabía con certeza, pero parecía bastante poco probable.

<<¿Eso es todo? No quiero morir aquí.>>

Había demasiados lugares por visitar, demasiadas sensaciones por sentir, demasiada gente por conocer, demasiadas batallas por ser libradas… demasiadas razones para seguir viviendo. Pero su cuerpo se hacía más pesado cada vez, no podría aguantar mucho más. Apoyó su cabeza sobre el hombro de su sirena y se dejó llevar. El destino de la aprendiz quedaba en las manos de la criatura.

Contra todo pronóstico, consiguieron salir del agua antes de que se ahogara definitivamente. El aire alcanzó por fin los pulmones semi-inundados de la joven. Una vez arriba, se lanzó casi inmediatamente hacia la primera porción de tierra firme que vio, y dejó caer la mitad superior de su cuerpo sobre ella.

El agua empezó a abandonar su sistema respiratorio entre toses y las molestias al respirar eran cada vez menores. En unos minutos estaba prácticamente recuperada.

Fue entonces cuando observó que seguían dentro de una cueva, sólo iluminada por unas lámparas que Ronin había encendido. La caverna parecía estrecharse para formar un túnel por el que podrían circular, como máximo, unas dos personas a la vez. Ese tenía que ser, necesariamente, el camino a seguir, puesto que era la única salida al margen de la gruta submarina.

¿Cómo es que habéis tardado tanto? ¡Ya me estaba asustando!

Habríamos tardado menos si no nos hubieran atacado unos Sincorazón

Nos salieron al paso unos colegas. Querían invitarnos a unos cócteles de muerte, pero declinamos la invitación porque no teníamos suficientes copas. Y ya se te ve que no nos has echado de menos

Fue entonces cuando se dio cuenta de la extraña proximidad entre el Maestro y su sirena, a la par que la actitud de ésta. Tenían que ser imaginaciones suyas, ¿no? El Maestro de Maestros era un irresponsable, sí. Pero de ahí a cortejar damas durante una misión tan peligrosa había una gran diferencia… ¿o no? En realidad no le sorprendería, pero aquello parecía excesivo incluso para Ronin.

Ya decía yo que os tomaba mucho tiempo…

No perdáis tiempo. Nos adelantaremos a la Fuente. Tened cuidado y daos prisa.

Nos vemos allí.

Las sirenas se marchaban ya, y ella ni siquiera había tenido oportunidad de despedirse de su compañera, pero ya era tarde...

¡Quieta un momento!

O no. Aprovechó la llamada de Hana para atraer la atención de la sirena rubia.

¡Eh! Aún no me has dicho tu nombre. ―dijo con una sonrisa.

Dejaría una pausa para que la sirena respondiera ―o no― antes de continuar, esta vez más seria.

Gracias. Has sido una buena compañera.

Y dejaría que se marchara sin más, esperando volver a encontrarla alguna vez. Las sirenas, aunque al principio sean difíciles de tratar, eran en realidad seres bastante afables ―o eso creía haber descubierto ella aquel día―.

Observó que Ana Lucía y Hana se estaban intentando deshacer un poco de todo el agua que llevaban encima por culpa de su pequeña aventura submarina, y decidió imitarlas. Escurrió un poco su ropa como pudo y, sobre todo, su melena. Una vez hubiera acabado, estaría preparada para ponerse en marcha.

¡Andando, todavía nos queda camino y debemos llegar antes que ese cabrón y Faris!

El Maestro y la pirata cogieron una de las lámparas cada uno, dejando una atrás. Hana se fue con Ronin y ella tenía que decidir entre coger la última luz y quedarse con Malik o abordar a Ana Lucía. Estaba segura de que el aprendiz le daría una conversación más amena y relajada para la travesía, pero la capitana quizá podría explicarle algo sobre el lugar en que se encontraba La Fuente, lo cual podría convertirse más adelante en una ventaja para la batalla.

No se lo pensó más y se acercó rápidamente a la mujer antes de que Maestro y aprendiz le impidieran el paso.

Ilustre capitana. ―saludó con la exagerada elegancia con que parecía haberse acostumbrado a dirigirse a Ana Lucía― Ha sido un viaje agitado, ¿no creéis? Creo que casi prefiero no pensar en qué aguarda allá, en los parajes de La Fuente. ―calló unos instantes antes de continuar― Pero, aún así, me veo en la obligación de preguntar por cualquier dato que podáis ofrecer y que luego podamos utilizar como ventaja cuando llegue la hora de... ―y dejó la frase en el aire.

Intentó no transmitir demasiada inquietud a través de sus palabras, pero, en una situación como aquella, quizás no le resultara tan fácil...
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Re: [Port Royal] Lágrima de Sirena

Notapor Tanis » Dom May 25, 2014 11:09 pm

Se le escapó una sonrisa de triunfo en cuanto los dos sincorazones desaparecieron en sus nubes de oscuridad, destruidos para siempre. Al igual que la capitana, Malik braceó como pudo y pataleó para nadar torpemente hacia la casi extinta bolita de luz que Hana intentaba congelar de algún modo. Llegó justo en el momento en el que Galatea regresaba, tras haber derrotado al sincorazon medusa gigante. El hombre se maravilló de que no hubiera sufrido daño, y volvió a anotarse el jamás enfrentarse a una sirena en su elemento natural.

O enfrentarse a una sirena en general.

Con un gesto aliviado y cansado, le devolvió la señal a Jess. Lo habían conseguido. Solo él había salido herido por suerte. Se llevó una mano a la herida, que ya no sangraba, pero que si dolía igualmente. Al final terminaría cosido en cicatrices.

Debemos seguir antes de que lleguen más monstruos.

Malik asintió mostrándose de acuerdo, notando la triste mirada de Galatea por el recuerdo de la sirena muerta. Quiso decir algo, alguna palabra de consuelo, pero la garganta se le cerró, sintiendo el pecho pesado y acongojado. Durante un segundo pensó que se debía a la tristeza, pero luego se dio cuenta de que era otra cosa. Que estaba empezando a poder dejar de respirar bajo el agua. De repente el agua ya no era un alivio a los pulmones...

«Oh, no, no, no, no... ». Se llevó las manos a la garganta, boqueando. Burbujas se escaparon de sus labios, sin control. Galatea se dio cuenta de ello y los recogió a él y a Ana para terminar el camino de vuelta. Se habían entretenido demasiado luchando, maldición... ¡Maldición! A Malik no le importó la oscuridad, se aferró fuerte a Galatea como pudo, rezando todo lo que sabía para no ahogarse allí abajo. Dolía, escocía, quemaba...

Al romper la cabeza contra la superficie, Malik aspiró aire a bocanadas y todió como un condenado. Había estado cerca, muy cerca. Despacio, nadó soltandose de Galatea hasta el borde de piedra del túnel que sobresalía del agua. Alzó la vista, parecían estar en una gruta, como la de los tesosoros de los cuento.Se apoyó en el ascenso de roca, intentando regular la respiración. Fue entonces cuando oyó la estridente risa de Ronin.

¿Cómo es que habéis tardado tanto? ¡Ya me estaba asustando! 

Habríamos tardado menos si no nos hubieran atacado unos Sincorazón—gruñó Ana Lucía en cuanto terminó de toser, trepando por las resbaladizas rocas que había frente a la boca del túnel. 

Nos salieron al paso unos colegas. Querían invitarnos a unos cócteles de muerte, pero declinamos la invitación porque no teníamos suficientes copas. Y ya se te ve que no nos has echado de menos.

Ya decía yo que os tomaba mucho tiempo…

Malik sacudió la cabeza y se apartó el pelo mojado de la cara, notando a la sirena que estaba cerca, apoyada junto a los pies de Ronin. Instintivamente se alejó, y fue ascendiendo, como había hecho la capitana, por la roca hasta ponerse de pie. Sintió un poco de frío y se escurrió el agua de la ropa todo lo que pudo.

No perdáis tiempo —interrumpió Galatea, hundiéndose lentamente en el agua—. Nos adelantaremos a la Fuente. Tened cuidado y daos prisa. 

Nos vemos allí. 

Antes de que Galatea se hundiera por completo en el agua, malik se adelantó y se dirigió a ella.

Gracias —murmuró.

Seguramente ella no le daría importancia, pero él era consciente de que sin su ayuda no habrían logrado salir de aquel túnel.

¡Andando, todavía nos queda camino y debemos llegar antes que ese cabrón y Faris!

La voz de Ana Lucía le hizo reaccionar, con determinación. Faris... esperaba que estuviera bien,y ese capullo de Zande no le hubiera hecho nada. Frunció el ceño al pensar en ese tipo, y cogió la lámpara que quedaba, tras ver la formación de Ronin, Hana, Jess y la capitana. Él la cerraría, escuchando desde su posición lo que pudiera decirle la capitana a Jess. Seguía pensando en qué podían hacer, en cómo podía conseguir capturar a Chihiro. Aunque les habían dicho que estaba agotada... Todavía era muy peligrosa.

«Aguanta un poco más, Faris», murmuró para sí.
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Notapor Suzume Mizuno » Lun May 26, 2014 2:06 am

Jess

¡Eh! Aún no me has dicho tu nombre ―sonrió Jess en dirección a la sirena rubia.

Esta le devolvió el gesto, mostrando los colmillos.

Yanira.

Gracias. Has sido una buena compañera.

Yanira entreabrió los labios, sorprendida porque la llamara «compañera». Con todo, no pareció molestarle demasiado, porque se despidió con un gesto y añadió:

Ha sido interesante luchar con una humana. No estaría mal repetirlo.

Y, sin quitarle los ojos de encima, se dejó hundir en el agua hasta desaparecer. Sonriendo maliciosamente todo el rato.
Jess, entonces, decidió que quería acercarse a Ana Lucía, que ya se había introducido en el túnel.

Ilustre capitana. ―Ana Lucía frunció el ceño y la miró con extrañeza, aunque no hizo muestra alguna de rechazo― . Ha sido un viaje agitado, ¿no creéis? Creo que casi prefiero no pensar en qué aguarda allá, en los parajes de La Fuente. Pero, aún así, me veo en la obligación de preguntar por cualquier dato que podáis ofrecer y que luego podamos utilizar como ventaja cuando llegue la hora de...

Para empezar, puedes dirigirte a mí con respeto pero sin llamarme «Ilustre», porque no lo soy. Con «capitana» me sobra —se apartó el pelo mojado del hombro con un gruñido y alzó la lámpara: el túnel comenzaba a inclinarse hacia arriba—. Ha sido un viaje horrible y nos espera algo peor, para qué mentir. No puedo decirte mucho más de lo que os diré cuando lleguemos arriba: para llegar al Cementerio de Sirenas hay tres rutas. Una que lleva directamente a la laguna y las otras dos que dan al bosque. Lo ideal sería tomar las últimas dos y hacer una encerrona al imbécil ese para salvar a Faris. Después, para llegar a la Fuente… Bueno, primero habrá que acabar con ese desgraciado —dirigió una sonrisa agresiva a la joven—. Aunque me imagino que puedo daros algo —sacó de su bolsillo derecho dos cálices plateados. Distintos a los que les había mostrado en la playa… Pero cálices, al fin y al cabo. Le tendió ambos a Jess—.Tu amiga tuvo una buena idea. Pásale uno y guardadlos bien .

****


Hana

¡Quieta un momento! ―exclamó Hana, deteniendo a la sirena que la había llevado durante el camino. La observó con sus oscuros y grandes ojos―. Siento lo de tu compañera ―entornó los párpados y mostró levemente los dientes, dolida por la mención a su amiga fallecida―. Y… ya sabes… nos vemos por ahí… Trata de… ¿sobrevivir? ―la sirena ladeó la cabeza, con una ceja arqueada, y alzó las comisuras de los labios, repentinamente divertida―. Es igual, ¿sabes? Sigue repartiendo esos mortales coletazos y nos enterrarás a todos.

Esta vez consiguió arrancarle una risita.

Suerte contra la bruja. Sobrevive tú también, sería una lástima que murieras tan joven.

Y se hundió en el agua con un gracioso chapoteo.

En cuanto Hana estuvo preparada, se apresuró a correr detrás de Ronin, que avanzaba a buen ritmo mediante largas zancadas, alzando su lámpara y mirando con curiosidad a su alrededor.

¿Aceptas sugerencias?

¡Sólo si son buenas!

¿Qué tal una esfera lumínica de esas, pero más caliente, para evitarnos una hipotermia? No es que sea quisquillosa, pero hace un fresquito por aquí que… Brrrrrrr.

Ronin le dio una brusca calmada en un hombro, soltando una resonante carcajada.

¡Pero bueno, qué pasa con esta juventud! ¡Correr con frío es muy bueno para la circulación! ¡No me seáis blandengues!

Entonces… ¿cuál es el plan? ¿O estamos improvisando?

¡Improvisamos, claro!

Me imagino que tendremos muchísimas razones para llevarnos con vida a esa Chihiro, pero digo yo que eso no pondrá de muy buen humor a Ana Lucía. ¿No sería más fácil dejar que se tomara la justicia por su mano y llevarnos los restos que queden? Quedamos bien con todos y matamos dos pájaros de un tiro. Tres.

Ronin arqueó las cejas en su dirección, sorprendido, como si le costara creer lo que estaba escuchando. ¿Es que la joven no había visto lo que era capaz de hacer Chihiro? ¿Realmente creía que sería tan fácil matar a Chihiro?

Eso sin contar la previa captura de Chihiro. Leviatán ya dijo que podríamos vencerla con astucia, sin embargo… ¿es eso suficiente? ¡Diablos! ¡Sólo hay que ver cómo le dejó! ¡Ya debe de estar muerto! ¿Cómo existe alguien tan absurdamente fuerte fuera de la Orden? ¿Se os escapó su potencial o vuestros métodos no son tan eficaces como pensáis?

¡Y a mí qué me cuentas! Potencial, ¡ja! ¡Esa vieja es de hace ochenta años, yo ni había nacido! ¡Y deja de darle a la lengua, que así no puedo responder a nada! —sonrió Ronin. Pero luego frunció el ceño y miró hacia la espalda de Ana Lucía y Jess, que caminaban varios metros por delante de ellos—. Ana es la única que conoce la Fuente, así que habría que preguntarle a ella; nos dirá cómo situarnos cuando lleguemos. ¡Eso o nos usará de carne de cañón! —soltó otra carcajada y apretó el paso—.

****


Llevaban en torno a quince minutos caminando cuesta arriba, respirando cada vez peor por culpa del aire cargado, aferrándose a plantas, rocas y tierra para poder trepar, cuando Ana Lucía soltó una exclamación de satisfacción: frente a ellos, el túnel se dividía en tres bocas.

Bien, prestad atención: esos dos nos llevarán al bosque que rodea la laguna del Cementerio. Faris, sin duda, guiará al perro ese hasta la misma. Chihiro puede que pase también por aquí, pero lo dudo: Halia es la única de las sirenas que sabe caminar sin demasiados problemas en tierra, pero no conoce la isla. No sabrá llegar hasta aquí… Pero la alcanzaremos en la Fuente —chasqueó la lengua y se colocó bien el ala caída del sombrero—. Toma esto, Malik—y le lanzó uno de los cálices verdaderos—. Yo me quedo con el último. Buena idea, chica —guiñó un ojo a Hana, a la espera de ver que tenía su propio cáliz falso—.. La salida del centro nos lleva cerca de la orilla, mientras que la de la derecha al interior del bosque. A menos que queráis daros otro chapuzón, debéis…

Entonces escucharon el característico sonido de los Sincorazón al materializarse. Ronin lanzó una exclamación de advertencia y empujó a Ana Lucía a un lado, a tiempo de evitar que un sable alcanzara a la capitana.

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Eran como siete u ocho. Pero, tras dar un par de estocadas para evitar que los aprendices acabaran con ellos, para sorpresa de todos, dieron media vuelta y se marcharon apresuradamente por los túneles. Más Sincorazón aparecieron a espaldas del grupo, impidiéndoles la retirada. Ronin se encaró a ellos mientras exclamaba:

¡Ese comportamiento no es natural! ¡Están obedeciendo a las órdenes de alguien! ¡Rápido, tras ellos!

Y se lanzó contra los Sincorazón para impedir que alcanzaran al resto del grupo.

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Debéis ocupar todas las rutas a menos que queráis que os descubran. También podéis indicar a Ana Lucía que vaya por un camino concreto o llevárosla con uno de vosotros, lo que os apetezca.

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Re: [Port Royal] Lágrima de Sirena

Notapor Nell » Sab May 31, 2014 1:11 am

Tendría que haberse imaginado que ir con Ronin no iba a ponerla de buen humor. Para empezar, ¡se negó a una esfera calorífica! ¡Y encima la llamó blandengue por querer uno! Casi le dieron ganas de rezar para que el Maestro sintiera en sus propias carnes la hipotermia.

¡Excusas! Lo que pasa es que no quieres derrochar magia en tus aprendices. ¡Bah! ―le acusó.

Con lo que sí se quedó pasmada fue con la información que le aportó Ronin a continuación.

¿¡Ochenta años!? ¡Qué dices! ―por poco no le llamó chiflado―. Es obvio que no tiene más de… ¿treinta, cuarenta? Si tan vieja fuera, conservándose tan bien… ¿para qué querría la Fuente?

Tuvo que frenar ahí la conversación, porque el ritmo de Ana Lucía y la cuesta arriba le obligó a poner todos sus esfuerzos en la ascensión, sujetándose en la pared rocosa y en algún compañero adelantado que viera.

Mientras tanto, pensaba en su despedida con la sirena. Al final, había conseguido sacarle un gesto. Una risita, que interpretó como el orgullo por sus coletazos. La misma sirena la había deseado que sobreviviera, literalmente, porque sería una pena que muriera tan joven. Sí, desde luego, aunque había estado a punto de morir en varias ocasiones, Hana no tenía intención de hacerlo pronto. Le agradó que un ser tan frío como una sirena compartiera su intención.

Finalmente, llegaron a la bifurcación de tres caminos, que Ana Lucía procedió a explicarles, al mismo tiempo que sacaba las copas verdaderas (entregó una a Malik) y una falsa, siguiendo su consejo y acertando en el motivo de su parada en aquel maravilloso y magnífico tesoro.

Si había entendido bien la descripción, los caminos de los lados les llevarían hasta el bosque por el que podrían interceptar a Faris. El del centro, en cambio…

De repente, inoportunamente, hicieron acto de aparición los sincorazón. Les tenían rodeados, bloqueando los caminos y la retirada. Sin embargo, para su sorpresa, los de enfrente dieron media vuelta y se dividieron. Ronin aclaró mejor el motivo: seguían las instrucciones de alguien. Entretando, se dio la vuelta para combatir a los sincorazón y permitirles avanzar.

¿Quién los habría convocado? ¿Alejandro? ¿Chihiro? ¿Y con qué fin? Si hubiese querido entretenerles, les habrían hecho luchar allí mismo. Sin embargo, sospechaba que la primerísima razón era asegurarse de que quedaban totalmente separados. Lo que, desgraciadamente, iban a conseguir si no querían dejar a semejantes figuras piratas pulular con libertad por la isla y, peor aún, cerca de la Fuente.

Aún con todo eso, la participación de los sincorazón no hizo cambiar de parecer a Hana, que tenía decidido su camino en cuanto la capitana dio su explicación. Se volvió de inmediato hacia ella y le preguntó:

¿Tienes alguna más de esas algas?

En caso afirmativo, le pediría unas para la posibilidad de tener que bucear de nuevo, aunque sin una sirena de guía esperaba que no se diera el caso. Si no tenía, tendría que aguantarse. También aprovecharía para coger una de las copas falsas si Ana Lucía había traído varias.

Una vez lista, no se lo pensó más y se lanzó por el camino del centro. Sí, tal vez se diera ese chapuzón, pero si allí había una orilla, puede que fuera el conocido por Halia. De hecho, así lo esperaba, desde que Ana Lucía lo había mencionado, aunque no terminara su explicación.

Justo antes de internarse, se acordó de sus compañeros y giró la cabeza para gritarles:

¡Buscad a Faris! ¡Estará por uno de los dos caminos! ―les aconsejó, aunque pensándolo después mejor, era algo obvio.

Echó a correr en la dirección escogida en solitario, con cuidado de no convocar aún la Llave para no atraer innecesariamente a los sincorazón, mientras pensaba en lo poco que esquivaba las situaciones de peligro para no querer morir joven.
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Re: [Port Royal] Lágrima de Sirena

Notapor Sometron » Sab May 31, 2014 1:48 am

Para empezar, puedes dirigirte a mí con respeto pero sin llamarme «Ilustre», porque no lo soy. Con «capitana» me sobra.

Un consejo muy enriquecedor que —probablemente— no tendría ninguna intención de aplicar, pero no era quizá el mejor momento para decirlo. La capitana gruñó y levantó la luz, dejando ver algo más del pasillo, que parecía empezar a ascender de forma más o menos sutil.

Ha sido un viaje horrible y nos espera algo peor, para qué mentir. No puedo decirte mucho más de lo que os diré cuando lleguemos arriba: para llegar al Cementerio de Sirenas hay tres rutas. Una que lleva directamente a la laguna y las otras dos que dan al bosque. Lo ideal sería tomar las últimas dos y hacer una encerrona al imbécil ese para salvar a Faris. Después, para llegar a la Fuente… Bueno, primero habrá que acabar con ese desgraciado. —Una sonrisa amenazante apareció en la cara de Ana Lucía. Era la típica sonrisa que, en la mente de Jess, solían lucir los piratas. Zande debería estar temblando en aquel momento.

<<Tres rutas: una hacia la laguna y dos hacia el bosque.>> memorizó.

Aunque me imagino que puedo daros algo —Sacó dos copas de sus ropas y se las tendió. La chica las cogió extrañada, ¿a qué venía aquella confianza de repente? Aun así, estaba bastante segura de que en la playa no se veían igual...—.Tu amiga tuvo una buena idea. Pásale uno y guardadlos bien .

Entonces comprendió el plan: copas señuelo. Había sido una buena idea por parte de Hana; ahora tenían más probabilidades de no perderlas.

La chica lució una sonrisa pícara y asintió. Dio unos pasos hacia atrás, hasta quedar cerca de su compañera. Cuando estuviera lo suficientemente pegada a ella, le dejaría el cáliz en la mano.

Parece que es hora de jugar. —dijo acompañado de un movimiento de cejas.

Esperaba que, a diferencia de ella, la peliazul lo comprendiera sin necesidad de explicaciones; aunque, si veía signos de que no lo había entendido, se lo explicaría.

No tuvieron que andar demasiado antes de llegar a una división del camino. Había tres rutas, tal y como la capitana le había dicho antes. Si querían emboscar al raptor de Faris, tendrían que dividirse entre los dos caminos que llevaban al bosque, pero ¿cuáles eran?

Bien, prestad atención: esos dos nos llevarán al bosque que rodea la laguna del Cementerio. —Ana resolvió sin más la duda antes de poder plantearla— Faris, sin duda, guiará al perro ese hasta la misma. Chihiro puede que pase también por aquí, pero lo dudo: Halia es la única de las sirenas que sabe caminar sin demasiados problemas en tierra, pero no conoce la isla. No sabrá llegar hasta aquí… Pero la alcanzaremos en la Fuente. Toma esto, Malik

La aprendiz del pelo rojo siguió la trayectoria de la copa desde las manos de la pirata hasta las del hombre de Agrabah con la mirada. Ahora tenían cuatro portadores del cáliz y sólo dos verdaderos: la mitad de las probabilidades.

Yo me quedo con el último. Buena idea, chica —felicitó a Hana—.. La salida del centro nos lleva cerca de la orilla, mientras que la de la derecha al interior del bosque. A menos que queráis daros otro chapuzón, debéis…

El sonido de aparición de los sincorazón volvió a sonar.

<<Estos bichos me están cansando.>>

Nunca había visto sincorazones de ese tipo antes. Eran una especie de piratas en miniatura con unos sables que no parecían poder tomarse a broma.

El grupo de monstruos era de algo menos de diez; pero se comportaban de forma extraña: parecían defenderse, en vez de atacar. Y, de repente, salieron corriendo a través de las diferentes salidas. A la vez, aparecieron a su espalda otro grupo de criaturas dispuestas a impedirles que volvieran.

¡Ese comportamiento no es natural! ¡Están obedeciendo a las órdenes de alguien! ¡Rápido, tras ellos!

El Maestro estaba en lo cierto: tenían que acabar con ellos y rápido. Si de verdad estaban siendo controlados por alguna de sus dos “presas” y conseguían alcanzar a su amo, significaría la pérdida de cualquier tipo de factor sorpresa. Y eso era algo que no se podían permitir. Tenían que acabar con todos.

¡Buscad a Faris! ¡Estará por uno de los dos caminos!

Hana había decidido coger el camino central, que la llevaría hacia la orilla y se había ido sola. Jess, por su parte, se lanzó hacia la salida de la derecha: la que llevaba al corazón del bosque. Había tenido suficiente agua por el momento.

Antes de salir rápidamente en persecución a los sincorazón que huían, se dirigiría a los dos que quedaban aún allí, en la intersección.

Malik, capitana, ¿vendréis alguno de los dos?

En caso de que la respuesta fuera afirmativa, animaría a la persona a darse prisa e intentar dar caza a las criaturas antes de que llegaran a su amo; en caso de que fuera negativa, partiría sola y cuanto antes. No podía permitirse perder más tiempo.
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Re: [Port Royal] Lágrima de Sirena

Notapor Tanis » Sab May 31, 2014 1:44 pm

La caminata la hizo en silencio, atento a tanto las palabras de Ronin como de Ana Lucía mientras intentaba vigilar que a sus espaldas no apareciera nada. Sentía una tenue aprensión siendo el último de la marcha, a pesar de llevar una de las lámparas de aceite. Sin embargo se dijo que no tenía por qué pasar nada y que estaba cerca de los demás. Los sincorazon no iban a saltar sobre él de pronto.

Pensaba en el momento en el que asaltaran a Zande y libraran a Faris de sus garras. Repasaba callado la pelea que habían mantenido en la playa, sus ataques, su fuerza, su velocidad... Estaba claro que él solo no podría con él, ni siquiera con la ayuda de Hana o Jess. Si el maestro Ronin pudiera otorgarle apoyo... Pero era mucho más importante capturar a Chihiro...

Malik chasqueó la lengua.

... Pero la alcanzaremos en la Fuente —Malik alzó la cabeza dejando a un lado sus pensamientos al oír su nombre de boca de la capitana—. Toma esto, Malik—Por inercia levantó las manos y atrapó el cáliz que le había lanzado Ana.

Había oído a medias el plan, y supuso que ese era uno de los verdaderas copas para la Fuente. Se lo guardó como pudo dentro de la camisa, de dónde no se caería por culpa del cinturón. Dividir los cálices entre verdaderos y falsos aumentarían sus posibilidades de que ni Chihiro ni Zande tuvieran acceso total a la Fuente si ellos se dividían.

La salida del centro nos lleva cerca de la orilla, mientras que la de la derecha al interior del bosque. A menos que queráis daros otro chapuzón, debéis…

De pronto, uno de sus temores se cumplió y el odioso ruido que los sincorazón hacían al aparecer le hizo erizarse, alerta. Malik fue a invocar su arma, pero al ver que los sincorazon nada más que los incitaban y echaban a correr por los túneles a la vez que un nuevo grupo de ellos aparecía a sus espaldas. Malik se apartó de ellos al mismo tiempo que Ronin gritaba y les encaraba.

¡Ese comportamiento no es natural! ¡Están obedeciendo a las órdenes de alguien! ¡Rápido, tras ellos!

Malik sintió la sangre correr rápido por las venas y no dudo un instante en cumplir con la directriz. Se dio la vuelta y echó a correr hacia la intersección subterránea, con toda la intención de coger uno de los caminos.

¡Buscad a Faris! ¡Estará por uno de los dos caminos!

Hana ya había elegido su camino, el túnel central, por lo que quedaba la izquierda y la derecha. Malik se mordió la lengua. ¿Por dónde podía estar Faris y Zande? Lo más sensato quizá, sería probar con el bosque.

Malik, capitana, ¿vendréis alguno de los dos?

Al ver que Jess iba a escoger también el camino del bosque, se sintió un poco más aliviado, mejor. No tendría que pelear solo. Ya había comprobado ue sin ayuda no era muy ducho aún, y necesitaba no sentirse estúpidamente inútil e inseguro. Alcanzó a la muchacha a media carrera.

Yo iré contigo —le dijo a Jess, apremiado por las prisas—, la capitana puede ocupar la izquierda, así cubriremos todos los caminos.

Le hizo un gesto de suerte y a Ana Lucía y echó de nuevo a correr para tomar el camino elegido, tras Jess. No podían perder mucho más tiempo.
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Notapor Suzume Mizuno » Sab May 31, 2014 6:34 pm

Hana

La capitana no tenía más algas, por lo que Hana continuó sola su camino por el túnel del centro. A oscuras, puesto que no se molestó en recoger una de las lámparas. Tuvo que avanzar a tropezones, golpeándose por las prisas con el techo del túnel, que en ocasiones descendía y se volvía tan estrecho que era imposible caminar erguido, y raspándose con raíces y piedras.

Pero su rápida decisión le permitió alcanzar a los Sincorazón; dos eran sus enemigos. No parecían dispuestos a cejar en su carrera, por lo que Hana podía cebarse al menos con uno de ellos. No sería muy difícil matarlo por la espalda.
El otro, sin embargo, fue imposible de capturar antes de que Hana viera la luz del final del túnel.

Salió al exterior precipitadamente y una bocanada de aire húmedo y caluroso le llenó los pulmones. El frío que había experimentado bajo tierra fue sustituido por un golpe de calor un poco desagradable. Escuchó el canturreo de los pájaros y en seguida le llegó el olor a agua y a tierra en descomposición.

Estaba en mitad de una jungla, plagada de árboles altísimos y delgados, con el suelo cubierto de raíces y finas hojas verdes que crecían a lo alto. Sus pies se hundían en un barro pegajoso y que hacía un incómodo sonido de succión cada vez que intentaba dar un paso. A pocos metros de ella, se abría una laguna que desaparecía en algunos recodos de tierra y árboles.

Si intentaba caminar, se toparía con un esqueleto medio hundido en el agua. Atado a una estaca por las muñecas, parecía pertenecer a una persona. Pero, si se asomaba, vería que la mitad inferior de su cuerpo que se sumergía bajo la superficie parecía de pez.

El cuerpo de una sirena. Y no parecía que se hubiera quedado allí a morir por voluntad propia.

Por el rabillo del ojo, percibió cómo el Sincorazón se alejaba hacia el interior del bosque.

Entonces, escuchó una voz:

¡Si vuelves a retorcerme así un brazo, cerdo de mierda, te juro que te corto los dedos!

¡Calla y camina, bruja!

¡Es imposible caminar si me llevas así! ¡Para ya!

El Sincorazón se dirigía, sin lugar a dudas, hacia las voces.

****


Malik y Jess

Iluminados por la lámpara de Malik, ambos tomaron el mismo camino mientras que la capitana escogía el túnel que la llevaría directamente a la laguna. Su pasadizo les obligó a avanzar en fila de uno, poniéndose de costado en las ocasiones en las que las paredes del camino se estrechaban hasta que no les dejaban prácticamente respirar. Al igual que Hana, con las prisas tropezarían en varias ocasiones, se arañarían con las paredes y sufrirían el ascenso en los músculos de las piernas.

Pero, de pronto, el túnel se amplió hasta el punto de que pudieron ponerse el uno junto al otro e incluso separarse. La forma de embudo de aquel trecho del camino les permitió ver a tres Sincorazón que avanzaban hacia lo que parecía ser la salida del corredor por la tenue luz que provenía de su extremo más lejano.

Dos de los Sincorazón se volvieron hacia ellos mientras su compañero trataba de escapar; uno se arrojó hacia Malik blandiendo su sable mientras que el otro esquivó cualquier golpe que pudiera intentar asestarle Jess y le trazó un tajo en el muslo antes de situarse a su espalda.

Desde el exterior les llegaron unos gritos.

¡Calla y camina, bruja!

¡Es imposible caminar si me llevas así! ¡Para ya!

¡No vas a intentar escaparte otra vez!

¿Y a dónde quieres que vaya, pedazo de bruto? ¡Piensa que sin mí no puedes llegar a la Fuente! ¿Qué vas a hacer si no puedo orientarme bien por culpa del dolor, cabrón?

Estaban cerca. ¡Muy cerca! Y el tercer Sincorazón iba a alcanzar en cuestión de unos pocos metros la salida…

Debían pensar bien qué hacer.

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Re: [Port Royal] Lágrima de Sirena

Notapor Tanis » Mié Jun 04, 2014 1:58 pm

Malik mantuvo la lámpara bien sujeta mientras corrían, sintiendo el bamboleo de la copa por dentro de la copa. Dio gracias de que no podía salírsele, porque de otro modo la habría perdido y Ana Lucía le habría cortado en trozos. Los sincorazón estaban apenas unos metros por delante de ellos, pero no podían verlos. El pasaje era oscuro y estrecho y muchas veces tuvieron que pasar de a uno y ralentizar la marcha. Malik sentía la tensión y la adrenalina corroyendo su nervio. Si esos sincorazon escapaban...

Al ensancharse el túnel pudieron separase un poco y correr más deprisa. Una luz muy débil, que parecía provenir de la salida del pasadizo, les mostró al grupito de tres sincorazon, justo cuando dos se volvieron agresivamente hacia ellos para atacar. Malik vio con angustia cómo el tercero seguía corriendo.

¡Cuidado! —le gritó a Jess, invocando su Llave-Espada para bloquear el ataque del sincorazon que había ido a por él.

Le costó pelear usando sólo una mano, de modo que aprovechó que ya estaban cerca de la salida, para, manteniendo el bloueo contra el sable del sincorazón, lanzar la lámpara al otro que atacaba a Jess justo cuando este se colocaba a su espalda. Entonces oyó los gritos, ejecutando un espadazo a su sincorazón.

¡Calla y camina, bruja!

¡Es imposible caminar si me llevas así! ¡Para ya!

¡No vas a intentar escaparte otra vez!

¿Y a dónde quieres que vaya, pedazo de bruto? ¡Piensa que sin mí no puedes llegar a la Fuente! ¿Qué vas a hacer si no puedo orientarme bien por culpa del dolor, cabrón?

Reconoció las voces de Zande y Faris y eso le hizo recobrar el ánimo. Estaban cerca, al otro lado del túnel. Podría seguirlos después... sólo si eliminaban al tercer sincorazon en discordia.

¡Jess! —llamó, intentando apartar al sincorazón de un empujón—. Tienes que alcanzarle cómo sea, un piro, un electro, ¡algo!

Si lograba empujar al sincorazon cerca del otro, atacaría a ambos con un Aturdidor, así le daría una oportunidad a la chica de conjurar un hechizo a distancia. Si no, se lanzaría a atacar al sincorazon de Jess para entretenerlo, a riesgo de que el otro le atacara contra su guardia baja.

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Re: [Port Royal] Lágrima de Sirena

Notapor Sometron » Mié Jun 04, 2014 6:16 pm

Yo iré contigo, la capitana puede ocupar la izquierda, así cubriremos todos los caminos.

Asintió y entró en el pasillo a toda prisa, con la lámpara de Malik como única fuente de iluminación. El hecho de que él, que ya había demostrado ser un buen compañero —y ¿amigo?— en diversas ocasiones, la acompañara hacía que se sintiera más tranquila, o al menos menos tensa.

Ambos corrieron por el estrecho túnel como pudieron. La chica se dio algunos golpes con la pared de la cueva debido a sus irregularidades e incluso había estado a punto de caerse un par de veces.

Los accidentes, pero, se redujeron cuando el espacio del que disponían se hizo más grande y las paredes se alejaron un poco de ellos. La luz del día se dejaba ver ya a lo lejos, en el final de la gruta. Parecía que hubieran pasado semanas desde la última vez que había visto la luz del sol.

¡Cuidado!

Volvió repentinamente a la realidad y descubrió que uno de los tres sincorazones que había estado persiguiendo se abalanzaba sobre ella. Intentó esquivar el corte, pero éste llegó inevitablemente a su pierna. Jess soltó un pequeño gruñido.

El monstruo que la había atacado se situó a su espalda, mientras otro era bloqueado por su acompañante. El tercero en discordia seguía corriendo hacia la salida y estaba cogiendo demasiada ventaja. No podían permitirlo.

¡Calla y camina, bruja!

Un grito la interrumpió cuando iba a salir en persecución del sincorazón que huía.

¡Es imposible caminar si me llevas así! ¡Para ya!

<<¿Faris?>>

¡No vas a intentar escaparte otra vez!

¿Y a dónde quieres que vaya, pedazo de bruto? ¡Piensa que sin mí no puedes llegar a la Fuente! ¿Qué vas a hacer si no puedo orientarme bien por culpa del dolor, cabrón?

Las voces sonaban demasiado cercanas. Y uno de los sincorazones estaba a punto de alcanzar la salida. ¡La situación era realmente crítica!

¡Jess! Tienes que alcanzarle cómo sea, un piro, un electro, ¡algo!

¡A sus órdenes!

Dirigió la palma de su mano hacia el objetivo y convocó un hechizo Piro. Lanzaría tantas bolas de fuego como fueran necesarias para exterminar aquel engendro y que su posición no fuera revelada.

Si, después de haber acabado con el sincorazón lejano, Malik no había derrotado a los otros dos monstruos aún, le ayudaría a base de ataques con su Llave Espada. Se centraría sobre todo en aquel al que el hombre le había dado la espalda para darle a ella una oportunidad para atacar.

Una vez estuvieran todos los enemigos derrotados, dejaría escapar un largo suspiro.

Ha estado cerca... —haría desaparecer su arma si la había tenido que convocar—. Gracias por salvarme otra vez, grandullón. —dijo acompañado de un golpe en el hombro— No sé qué haría sin ti.

Y soltó sin más una sonora carcajada. La risa, pero, paró en seco cuando Jess analizó lo último que acababa de hacer y decir.

<<¡¿Me estoy empezando a parecer a Ronin?!>>

En cualquier caso, no era tiempo para preocuparse más por aquello: tenían que tender una emboscada a Zande para rescatar a la Segunda de Abordo del Sombra de Luna.
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Re: [Port Royal] Lágrima de Sirena

Notapor Nell » Jue Jun 05, 2014 12:44 am

A falta de algas, Hana se encogió de hombros y se internó, como era su intención, en la boca del lobo en solitario. Ni siquiera esperó a ver hacia dónde se dirigían los demás, pero al no oírles detrás de sí, se figuró que nadie le había seguido.

Se dio cuenta enseguida de su error al internarse tan alegremente en la oscuridad, puesto que ni se veía la salida. Pensó en retroceder, pero estaba tan lanzada que ni lo meditó dos veces y continuó hacia delante. Aún pegada a la pared, tuvo tropezones, le desgarraron las rocas y dándose cabezazos contra el techo. Una escena grotesca que, de haber habido luz, habría necesitado ser grabada para la posteridad.

Enfadada con la mismísima oscuridad, y su propia torpeza, en cuanto vio al primero de los sincorazón se lanzó a por él para desquitarse. Y bien que le sentó. Sin embargo, el otro continuó la carrera y tuvo que apresurarse de nuevo tras él.

Al final de la cueva, se topó con una selva tropical, calurosa, animada por sonidos varios y, cómo no, con también olores raros. Se percató de que el propio suelo que pisaba estaba pegajoso, la succionaba y era muy desagradable. ¿Sería alguna especie de arenas movedizas? Prefería pensar que no, porque cada paso le dificultaba el camino y eso era muy, muy mala señal sola como estaba.

Tras unos cuantos pasos de prueba, chocó sin darse cuenta con una estaca clavada allí, en mitad de la nada. O eso pensó justo antes de ver el cadáver atado a ella y pegar un brinco, y casi un chillido del susto. Enseguida detectó que pertenecía al de una sirena, pero eso no la calmó.

Había sido atada al poste y había muerto allí mismo. Quizá de inanición o por alguna herida. Hana, con casi nulos conocimientos médicos, no podía saberlo sólo por su esqueleto. Sin embargo, le pareció una muerte humillante. Tan cerca de su libertad, del agua, y a la vez tan lejos para no volver nunca.

Lo hizo casi sin pensar. Como una autómata. Agarró el asta e intentó quitarlo para liberar las huesudas muñecas. Si no lo conseguía, probaría con lo que se le ocurriera (desenredar la cuerda, colar los huesecillos por los grilletes…) para separarla. Y, una vez hecho, empujaría el cadáver al agua.

No era el mar. Sin embargo, no podía ofrecerle más.

«Al mar regresa lo que del mar es. Duerme con las sirenas, amigo; que borren la sangre y la batalla de tu mente para sustituirla por la paz de su paraíso eterno. Deja aquí tus penas, nosotros las cuidaremos; y, que ellas, te cuiden a ti».

Se trataba de un réquiem que utilizaban en su antigua tripulación con los caídos en combate. No se podía aplicar exactamente a esa situación, pero no conocía otro.

Entonces, vio al sincorazón, que le tomaba ventaja y maldijo la pausa. Salió corriendo tras él de nuevo, dando grandes pasos como si eso pudiera sacarla del barro, hasta que se dio cuenta de que no lo alcanzaría a tiempo, mientras escuchaba de fondo las inconfundibles voces de Faris y Alejandro. Lanzó un hechizo Aqua, desesperada por abarcar todo lo que pudiera para impedirle llegar a ellos. Si le retenía lo suficiente, lo finiquitaría con la Llave. Y, una vez hecho, retrocedería de nuevo hasta la laguna, a modo de prevención. Si la tierra de verdad parecía tener la intención de succionarla, prefería tirarse al agua antes que hundirse más.

Pensó en localizar a los dos y presentarse a Alejandro como una aliada. Tenía ese as bajo la manga, porque incluso si el hombre desconfiaba, ya tenía un precedente de sumisión. Sin embargo, tampoco quiso arriesgarse. Podía matar a Faris a la más mínima señal de desesperación y su muerte no granjearía muchas simpatías hacia Hana si era por su culpa.

Así pues, quedó a la espera de ver qué más escuchaba. En caso de que las voces se fueran alejando, avanzaría agachada para ocultarse entre la maleza y los árboles por tierra, si ésta era segura; o sobre el agua, con su magia Corpóreo.

Ya buscaría la manera de intervenir cuando decidiera qué papel exacto desempeñar.
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Ronda 8

Notapor Suzume Mizuno » Jue Jun 05, 2014 3:32 am

Hana

El cadáver de la sirena se hundió lentamente en el agua. Cuando su cráneo quedó a salvo bajo la superficie de la laguna, Hana creyó escuchar un suspiro de infinito alivio.

Pero quizás fue cosa de su imaginación. En cualquier caso, tenía cosas más importantes de las que ocuparse. Como detener al Sincorazón antes de que la delatara. Su Aqua acertó de lleno en su presa, que cayó estrepitosamente sobre un matorral. La aprendiza pudo correr a rematarlo antes de que recuperara su sable o fuera capaz de ponerse de pie.

Pero quizás no fue lo suficientemente rápida.

¿Qué ha sido eso?

Hana retrocedió abruptamente hacia la laguna, buscando esconderse entre la vegetación, mientras escuchaba cómo las voces se aproximaban. Un poco lejos, tras uno de los recodos de la laguna, apareció una figura con el pelo blanco. Otra forcejeaba a su lado. Hana no tenía más remedio que encogerse o intentar volver silenciosamente a la gruta.
Entre tanto, pudo ver cómo la cabeza del hombre, Zande, giraba mientras iba recorriendo toda la extensión de la laguna, acercándose peligrosamente a ella.

Entonces, la figura se soltó y echó a correr. Zande soltó un rugido de frustración y salió disparado para atraparla.

¡Vuelve aquí!

En ese momento escuchó que la chistaban. Si se daba la vuelta, vería a Ana Lucía nadando hacia ella. Cuando llegó a su lado, se levantó muy despacio para que los chorros de agua no hicieran ruido y dijo con la voz ronca:

Faris debe estar haciendo tiempo hasta que lleguemos. Vamos a acercarnos a él y a atacarle por la espalda—la miró fijamente—. Puedes hacerlo, ¿verdad? Lo más letal que tengas. Debemos hacer que suelte a Faris. Y luego prepárate para luchar. A ver si el idiota de tu maestro nos alcanza para entonces.
Y chapoteó por la orilla enlodada mientras se apresuraba a ir detrás de Zande.

****


Malik y Jess

Los esfuerzos de Malik no fueron en vano; logró alinear a los Sincorazón y su Aturdidor hizo desaparecer a uno, mientras que el otro se quedó aturdido el suficiente tiempo para que el hombre arremetiera junto con la ayuda de Jess. Esta, entre tanto, sólo tuvo que gastar un Piro para dejar fuera de combate a su propio Sincorazón.

Justo después de lanzar su carcajada escucharon una exclamación alarmada:

¿Qué ha sido eso?

Las voces estaban muy cerca, casi al lado, y pudieron escuchar cómo unos pies se abrían paso por la maleza, pisoteando y apartando hojas a su paso. También escucharon el gruñido de dolor de una mujer.

Si se asomaban, verían cómo Zande avanzaba dándoles la espalda, tirando de Faris, a quien había retorcido un brazo a la espalda; el otro le colgaba, roto, de un costado. Cada movimiento arrancaba un gemido ahogado a la pirata.

La salida del túnel estaban bien protegida por las plantas, de modo que si no hacían demasiado ruido, no tendría por qué verles.

Transcurrieron unos segundos. Entonces…

¡Vuelve aquí!

¡Y una mierda!

Faris reapareció en medio de la floresta, sujetando contra su pecho el brazo roto y con la cara contraída en una mueca de intenso dolor. Aun así corría con todas sus fuerzas, bastante rápido teniendo en cuenta la irregularidad del terreno.
Pero de pronto, con un rugido, Zande apareció detrás de ella, abriéndose paso sin dificultad entre los arbustos. Como si fuera alguna especie de demonio, pegó un violento salto hacia delante que le permitió reducir a nada la distancia que le separaba de la segunda de abordo y cayó violentamente sobre ella. Faris gritó cuando se desplomó sobre su brazo herido; justo enfrente de la cueva.

La mujer abrió los ojos y se quedó de piedra al ver a los dos aprendices entre las penumbras de la entrada.

Entonces la manaza de Zande se cernió en torno a su cabeza y apretó.

¡Dime un sólo motivo para que no acabe contigo aquí y ahora!

Faris les observó todavía un par de segundos más, con la boca abierta por la impresión. Después farfulló:

Sin mí no encontrarás la maldita Fuente. ¡Mátame, si quieres! ¡Deja la Fuente a disposición de esa bruja!—Zande gruñó y sus dedos se crisparon sobre la cabeza de la joven, que miraba con firmeza hacia delante. Ella rechinó los dientes—. Si me… joder, si me vendas el brazo te llevaré. ¡Sólo déjame entablillarme el brazo!

Durante un momento pareció que Zande no fuera a ceder. Pero finalmente, con un resoplido, se incorporó y levantó a la pirata en vilo cogiéndola por el cuello de la camisa. La empujó con violencia hacia delante.

¡Date prisa!

¡Sí, sí!—Faris escupió a un lado y echó a andar, tambaleante, hacia el frente sin mirar una sola vez hacia atrás—. Ya no estamos muy lejos. Déjame encontrar una rama, he visto un claro por ahí….

Zande, tras recorrer los alrededores con una hosca mirada, fue tras ella con paso pesado. Se fueron alejando poco a poco de ellos.

Si Malik y Jess se asomaban, verían a unos cincuenta metros, avanzando entre los árboles, a Ana Lucía, que se asomaba detrás de unos árboles. La capitana les hizo unas señas en círculo y luego indicó hacia Zande. Después echó a andar, dando por sentado que entenderían sus órdenes.

****


Faris se había acuclillado en un pequeño claro para hacerse un entablillado en el brazo con un par de ramas y tela rasgada de su propia manga. No miraba hacia ningún lado, pero se tomaba su tiempo mientras Zande mascullaba de impaciencia.

Tenían todos los árboles para esconderse de su objetivo, sin olvidar la vegetación, que les llegaba como mínimo hasta la cintura. Detrás de Jess y Malik, además, había un desnivel y Hana se encontraba en terreno más elevado junto a Ana Lucía. Jess y Malik se encontrarían justo a la derecha de Zande, mientras que Hana a la espalda. Ana Lucía le dirigió una mirada penetrante a la joven y después, pegada al suelo, descendió sin hacer ruido para poder acercarse más a su presa: estaba claro que pretendía atacarla en cuanto la aprendiza diera el primer paso.

La cuestión era, ahora, sincronizarse bien…

Y no poner en riesgo la vida de Faris.




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Re: [Port Royal] Lágrima de Sirena

Notapor Nell » Lun Jun 09, 2014 1:32 am

El chapoteo del Aqua y la pelea entre los matorrales con el acorralado sincorazón originaron un problema que la aprendiza ni siquiera se había planteado: el ruido. Apenas terminó con él, escuchó a Alejandro atento a un posible intruso.

Retrocedió por donde había venido, hacia el lugar de la despedida con la sirena, y se agachó para ocultarse mientras veía pasar a Alejandro y Faris, como había supuesto, mientras el primero buscaba la procedencia de su repentina alerta. Sin embargo, su concentración provocó que no prestara atención a su rehén y ésta consiguió escapar.

Hana estuvo a punto de ir tras ambos, en auxilio a la pirata, pero escuchó un chisteo y se encontró con Ana Lucía. ¿La habría seguido?

¿Qué te parece si te propongo algo mejor? ―objetó la orden―. Lo mando a volar por los aires y rescatamos a Faris. Será más fácil si luchamos las tres contra él. Y más seguro para ella.

Avanzó junto a Ana en pos de ambos con su carrera, con la misma idea en mente que le había explicado, mientras tenía cuidado en que no la descubrieran. Enfrente de la cueva, Alejandro alcanzó a Faris con un tremendo salto que hizo dudar a Hana de que fuera un buen enemigo al que hacerle dudar.

Forcejearon entre ellos y Faris salvó la vida con la excusa de enseñarle la ruta hasta la Fuente, además de ganarse unos minutos para entablillar su brazo y regalárselos a ambas, aunque la pirata no lo supiera.

Era el momento perfecto. Miró a Ana Lucía, asintió hacia ella y convocó un Géiser a los pies del malhumorado Alejandro. Aprovechando su altura y dando por hecho que la tromba de agua lo elevaría, contemplaría la posibilidad de saltar hacia donde le elevase para golpearle allí mismo con la Llave. Si no era posible, saltaría abajo por sí misma y esperaría a que la gravedad se lo atrajera para darle un buen tajo. Ana Lucía podía encargarse del rescate o del remate.

Su objetivo era Alejandro. Se acabaron los engaños con él, porque iba a quedar muy claro que no estaba de su parte. Una lástima, porque le había parecido muy mono en su aspecto humano.



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Géiser (HM) [Nivel 7] [Requiere Afinidad Agua]. Convoca una tromba de agua caliente que surge hacia arriba desde suelo, únicamente pudiendo llevarse a un enemigo a la vez.
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