[Espacio Profundo] 626

Trama de Ivan Kit, Neru, Saeko y Saito

La aparente traición de Tierra de Partida en un acuerdo de paz provocó el anuncio de la guerra por parte de Bastión Hueco. Los aprendices deben enfrentarse entre sí, entre antiguos amigos y compañeros. ¿Cómo lograrán sobrevivir cuando otras amenazas acechan?

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro, Sombra

Ronda #4 - 626

Notapor Astro » Mar Jun 03, 2014 1:37 am

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Ivan

El bloque A era un caos.

Los sincorazón voladores atacaban a diestro y siniestro contra cualquiera, y los guardias de la Federación hacían lo que podían para contenerlos. Y sin olvidar al pequeño grupo de presos que habían conseguido escapar de sus celdas, cada uno con su propio objetivo, entre los que se encontraba Cool Wind.

El joven prófugo consiguió esquivar al soldado volador que se había lanzado hacia él, logrando abatirle con tres disparos del rifle robado. Entonces pudo ver la escena: algunos criminales huían, otros luchaban contra los sincorazón, e incluso algunos habían tomado como objetivo acabar con los guardias. Éstos últimos eran, sin duda, los que peor lo estaban pasando: sólo habían conseguido destruir a un Nocturno Rojo, y cada vez tenían a más compañeros caídos. No podrían mantener la situación mucho más tiempo, al menos no hasta que llegasen refuerzos.

Entonces Kit puso en marcha su plan de huida. Se subió a una plataforma y disparó hacia el techo, intentando llamar la atención de algún preso. Y, sinceramente, tuvo poco éxito. Había demasiado ruido y gritos como para destacar entre tanto caos.

¡Todo aquel que quiera una oportunidad de verdad para fugarse que venga conmigo! ¡Tengo un plan!

Sin embargo, lo que hizo a continuación sí que tuvo efecto: disparó a un pobre guardia, que se encontraba en ese momento apuntando a un preso, y le dejó fuera de combate. Cuando se acercó para recoger su arma, el criminal que había estado apunto de ser capturado se acercó a él.

¡¡Tío, tío, gracias, colega!! ¡¡Ese lagartucho casi me vuelve a meter en chirona, jaurljaurljaurl!! —su risa parecía una mezcla entre una risa normal y el aullido de un lobo.

Y el origen de su risa era lógico si te fijabas en su aspecto: parecía una especie de lobo bípedo enorme, de algo más de dos metros de altura, con pelo castaño por todo el cuerpo y unos inquietantes ojos completamente morados. Su ropa también era la mar de peculiar: una camiseta negra, pantalones cortos grises, una boina y un gran colgante con una C tallada en él.

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»Decías algo de fugarse, ¿no, colega? ¡¡Pues vamos al tema, tronco, aquí el menda, C-Wolf, te ayuda!! ¡Auuuuu!

Y le dio un guantazo a uno de los soldados voladores justo cuando pasaba a su lado, estampándolo contra la pared. Sí, tenía una fuerza descomunal, pero sólo había que observarle para darse cuenta de que todo lo que tenía de grande lo perdía en inteligencia. Aunque al menos, Ivan había conseguido un aliado.

El muchacho estaba tan distraído observando a su nuevo "compañero" que, incluso con sus reflejos, no pudo prever una bola de fuego de uno de los Nocturnos Rojos. Kit cayó al suelo con el hombro echando humo, y estuvo apunto de recibir otro Piro del mismo sincorazón cuando el hechizo, misteriosamente, se quedó suspendido en el aire, inmóvil, a pocos centímetros de la cabeza del joven.

Y entonces le vería: al lado de Ivan había aparecido un pequeño ser cabezón de piel azul grisácea. No medía más de medio metro, y estiraba uno de sus brazos (en lugar de dedos tenía tres pequeñas luces de un color distinto cada una) hacia la bola de fuego.

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De un rápido movimiento, el pequeño alien movió el brazo estirado hacia el sincorazón, y la bola de fuego salió disparada hacia él. Desgraciadamente, no tuvo el efecto esperado: el Nocturno Rojo absorbió el hechizo sin recibir ningún daño.

Con un extraño grito que parecía propio de una máquina, el extraterrestre azul corrió a esconderse detrás de Cool Wind, asustado, mientras C-Wolf acababa con el Nocturno de un fuerte garrazo.

¡No toques a mi colega, pardillo!

Mientras el lobito gruñía y ladraba a los sincorazón, el pequeñín dio un leve tirón a los pantalones de Ivan, llamando su atención. Una nueva serie de ruiditos mecánicos salieron de él, transmitiéndole algún tipo de mensaje difícil de entender. Al ver que no le comprendía, el cabezón hizo algo extraño: alargó un brazo señalando a Ivan, y todas las luces de su mano se encendieron.

Yo. Contigo. Ayudar. Escapar. Galleta.

La voz no salió del alienígena: sonó directamente dentro de la cabeza de Ivan. Era un mensaje telepático, y que reflejaba algo claro: había ganado otro aliado. Aunque la última palabra era un poco desconcertante...

¡¡A la carga, colegaaaas!!

C-Wolf echó a correr hacia la salida, abriendo el camino con su descomunal fuerza. Ivan y el pequeño alien (que no se separaba apenas de él) podían aprovechar para seguirle, llegando en poco tiempo hasta la puerta. Sin embargo, no iba a ser tan fácil. Cuando llegaran, se encontrarían con algo que bloqueaba la salida: un sincorazón. Éste no era volador, pero era mucho más grande que los otros y portaba un enorme escudo con forma de cabeza de perro. Sólo había que mirarle para darse cuenta de que era un sincorazón de nivel alto. Los cuerpos de dos presos que habían intentado escapar yacían en el suelo, abatidos por el monstruo.

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Si querían salir, antes tendrían que pasar por él. Podrían derrotarle o buscar una manera para esquivarle, pero desde luego ninguna de las opciones iba a ser fácil. Sin olvidar, por supuesto, a los sincorazón, guardias y presos que había por detrás.

Por suerte, esta vez Ivan no estaba solo.

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Ivan
VIT: 26/30
PH: 27/30

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Puedes luchar contra el Defensor para destruirlo o buscar la manera de esquivarlo y salir por patas, aunque una de las opciones es más difícil que la otra.

Cuentas con la ayuda de los dos presos NPCs que se te han unido, a los que puedes dar órdenes:
> C-Wolf, el lobo, con una enorme fuerza y garras. Puedes darle, o no, el segundo rifle, pero nada te asegura que tenga buena puntería.
> ???, el pequeño pokémon alienígena, con poderes psíquicos (telequinesis y telepatía).

****
Saito

Saito consiguió reaccionar a tiempo, esquivando el ataque del Soldado por los pelos. La combinación de tajos de la Llave Espada y un Electro para rematar fueron más que suficientes para acabar con el sincorazón.

¡Ese monstruo se ha llevado el Sobre de la Misión, Diana! ¿Podrías encargarte tu de esto mientras yo lo recupero?... —Saito tuvo que asomarse todo lo que pudo desde las gradas para conseguir que Diana le escuchara.

La rubia, que había bajado al pasillo para combatir a los sincorazón, no estaba teniendo ningún problema para contener a los Soldados. Se giró al escuchar a su compañero, enarcando una ceja.

¿De verdad? ¡Tienes que estar más atento! —le riñó la joven, mientras le propinaba a un Soldado un latigazo lleno de rabia— Ve, yo me quedo. Pero procura que no te maten.

Le guiñó un ojo, juguetona, antes de volver a centrarse en los sincorazón. Aquellos monstruitos iban a pagar toda la ira que la diosa había acumulado durante el primer juicio.

Para seguir al experimento 626, Saito tendría que bajar al pasillo y correr a toda prisa hacia la misma puerta metálica por la que antes había salido el Emperador. Pronto comprobaría que no era el único que iba en esa dirección: un pie gigantesco casi le aplasta. Gantu, el Capitán de la Federación, también perseguía a la abominación.

¡Quita de en medio! —gruñó el grandullón al ver a Saito.

Gantu tuvo que pretar varias veces el botón de la puerta para que ésta se abriera. El capitán tuvo que agacharse para poder entrar dentro, siguiendo un largo pasillo metálico a toda velocidad. Aun con la diferencia de tamaño, Saito comprobaría que el ballenato no era precisamente rápido: si corría a toda velocidad, el chico no tardaría en dejarle atrás.

El pasillo estaba desierto, y las luces del techo parpadeaban sin cesar. Al doblar una esquina, podrían ver justo a tiempo al Experimento 626 cruzar una nueva puerta metálica, que se cerró tras su paso. Sin embargo, llegar ahí no iba a ser fácil: cuando el dúo estaba apunto de alcanzar la nueva puerta, un sincorazón apareció frente a ellos, bloqueando el paso. Era grande, tanto por alto como por ancho, y estaba equipado con una férrea armadura que le cubría casi todo el cuerpo. Con su tamaño y plantado en mitad del pasillo, la única vía posible para pasar sería saltar por encima de él. Aunque para Gantu aquello era imposible.

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¡No tengo tiempo para esto, monstruo! —rugió Gantu, desenfundando su pistola de plasma.

Para continuar con la persecución, primero tenían que librarse del Gran Armadura. Pero debían ser rápidos: cuanto más tardaran, más posibilidades había de perder de vista a 626.

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Saito
VIT: 32/32
PH: 16/18

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Cuentas con la ayuda de Gantu para esta pelea, pero tendrás que elegir bien tus palabras para conseguir que haga lo que quieras. Si no le das órdenes (o lo haces de la manera equivocada) también atacará, pero puede que lo que él haga interfiera con tus acciones.

También tienes la opción de esquivar al Gran Armadura y seguir el camino, pero perderás la ayuda de Gantu para próximas peleas.

****
Neru

Neru, aunque inexperto, decidió quedarse y enfrentarse al ejército de Soldados que habían aparecido en el Salón de la Justicia. Lanzó un Piro a una aglomeración de sincorazón, lo que sirvió para que un grupo de extraterrestres consiguieran huir hacia la salida.

Y bajó al pasillo principal, Llave Espada y cadenas en mano, preparado para luchar. Intentó contener a un grupo de Soldados con sus armas, e incluso llegó a destruir a un par de Soldados, pero pronto se vio superado en número. Había demasiados seres de la oscuridad, y venían de todas las direcciones. Los golpes y cortes no tardaron en llegar. Neru tenía que salir de ahí.

Entonces ocurrió algo inesperado: algo barrio a todos los Soldados que le rodeaban, incluyendo a Neru que también cayó al suelo con un fuerte golpe en el abdomen. El muchacho apenas tuvo tiempo para entender lo que estaba pasando cuando notó que algo agarraba su tobillo y tiraba hacia arriba, dejándole colgado cabeza abajo. Y entonces la vio. Oh, por supuesto que la vio. Era hermosa.

Rubia, joven, y extramadamente bella. Su cuerpo reflejaba la perfección hecha realidad. Posiblemente, Neru nunca habría sentido algo parecido a ver una mujer. Quitar los ojos de ella era misión imposible. Era una diosa en carne y hueso.

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Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? —la mujer alargó una mano para acariciar el rostro de Neru con ternura— ¿Quién es este joven Caballero?

Resistirse era inútil. Neru sentía la necesidad de contestarle, de decirle toda la verdad. Tenía hasta ganas de confesarle el color de la ropa interior que hoy llevaba puesta. Le daría a la diosa todo lo que le pidiera.

Si la observaba, vería que en ambos brazos llevaba unas enredaderas que se alargaban, moviéndose como si tuvieran voluntad propia. Una de esas enredaderas era la que mantenía a Neru colgado cabeza abajo en el aire, mientas que la otra se revolvía alrededor de la pareja repeliendo a los Soldados con facilidad. Pero lo más sorprendente fue descubrir que en una de sus manos llevaba un arma que Neru reconocería sin dudas: una Llave Espada.

La hermosa mujer también era una Portadora.

Me alegro muchísimo de que nos hayamos encontrado, Neru —le susurró la rubia mientras le daba un golpecito juguetón en la nariz—. Vas a ayudarme a descargar toda la rabia que tengo dentro, ¿sabes? Oh, nos lo vamos a pasar muy muy bien.

La enredadera enroscada alrededor del tobillo del muchacho empezó a hacer presión, cada vez con más fuerza. La joven sonrió, y de un rápido movimiento lanzó al chico contra una pared del pasillo, sin llegar a soltarle. Con otro movimiento de su mano, la enredadera se elevó y estampó a Neru contra el suelo. La portadora desconocida le estaba manejando como si fuese un muñeco de trapo, y ni siquiera parecía estar esforzándose.

La enredadera soltó finalmente el tobillo, pero antes de que Neru pudiese reaccionar, la misma planta se enredó alrededor del cuello del muchacho, alzándolo en el aire y acercándole a la peligrosa rubia.

Veamos, ¿qué puedo hacer contigo ahora...?

Un inesperado grito interrumpió a la joven.

¡¡PORTADORES, VENID POR AQUÍ, RÁPIDO!!

La Consejera de la Federación llamaba su atención desde la mesa de los Jueces. Cuatro guardias de la Federación, armados con rifles de plasma, disparaban desde allí repeliendo a los sincorazón que intentaban acercase.

Has tenido suerte —gruñó la diosa, liberando finalmente a Neru de la enredadera.

Neru cayó al suelo, magullado y seguramente con el orgullo herido. Ahora que la mujer se alejaba, los efectos de aquel extraño enamoramiento iban desapareciendo, y la claridad volvía a su mente. Pero tenía que reaccionar rápido: los Soldados sincorazón seguían invadiendo el Salón de la Justicia y corría peligro.

El aprendiz tenía la opción de seguir la petición de la Consejera e ir hacia ella (aunque coincidiría con la extraña rubia, quien también avanzaba en esa dirección), o tal vez huir por otra de las puertas del Salón e ir a buscar, por ejemplo, a Kazuki. También tenía la opción de quedarse y seguir luchando, aunque esa opción era la menos aconsejable viendo los resultados.

Pero tendría que moverse y decidir rápido, o los Soldados acabarían con él.

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Neru
VIT: 4/10
PH: 6/8

****
Saeko

La coordinación de Saeko y su fantasma fue perfecta. Entre los golpes con el Don de la Oscuridad de la chica y la Flama Tenebrosa de Gengar, la Armadura Sombría apenas tuvo alguna oportunidad antes de desaparecer destruida.

Pero el trabajo no había terminado ahí: muchísimas Sombras habían aparecido por todo el Hall, atacando a todos los aliens rezagados que todavía no habían huido. Por desgracia, Saeko estaba sola: aparte del perro recepcionista, ningún otro miembro de la Federación había aparecido por ahí.

Por suerte, el grito de la aprendiza consiguió su objetivo: la mayoría de las Sombras giraron sus cabezas para mirarla. La Llave Espada que portaba no tardó en atraerlas hacia ella.

¡T-ten cuidado! —le gritó el recepcionista, que había obedecido a la portadora y se había escondido tras su mostrador— ¡Hay muchas!

Era cierto: al principio Saeko no tuvo problemas al luchar con las Sombras, pero a los pocos minutos habían aparecido demasiadas como para controlar la situación. Los cortes, sobre todo en las piernas, iban siendo cada vez más y más numerosos. No pasaría mucho tiempo antes de que la muchacha perdiera del todo el control de la situación.

Lo positivo: entre Saeko haciendo de cebo y Gengar sobrevolando el Hall, todos los alienígenas habían sido evacuados. En la recepción solo quedaban ellos dos, las innumerables Sombras y el perro recepcionista.

La situación iba cada vez a peor hasta que...

¡Por aquí, señorita! ¡Rápido!

El recepcionista se había asomado y agitaba con fuerza el brazo, llamando la atención de Saeko y de Gengar e indicándoles con señas que se acercaran. Si lo hacían y saltaban dentro del mostrador, descubrirían que el perro había abierto una pequeña trampilla por la que escapar.

¡Huyamos, rápido! —le pidió el alien, que no dudó en saltar dentro.

Saeko tenía que elegir: o huir por la trampilla, o quedarse a luchar. También podía optar por tomar cualquier otro de los numerosos caminos que salían del hall, tal vez para ir al Salón de la Justicia por donde habían ido Saito y Diana. La elección era suya, pero debía moverse rápido o la marabunta de Sombras volvería a la carga.

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Saeko
VIT: 22/26
PH: 14/18

Gengar
VIT: 39/40
PH: 13/16


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Fecha límite: viernes 6 de junio.
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Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor Darkness Seeker » Mié Jun 04, 2014 4:57 pm

Las clases de magia de aquella mañana parecían haberme sido de provecho. Una fulminante bola de fuego impactó contra el grupo de sincorazones, que por su indumentaria parecían guerreros o soldados, los cuáles estallaron en llamas. Mientras los corazones hechos de minerales se alzaban a los cielos, un grupo de alienígenas que estaban allí pudieron aprovechar para escapar.

Acto seguido, haciendo aparecer mi llave espada y mis cadenas, me preparé para la pelea. Pegué un pequeño salto hacia la galería principal, dónde los enemigos comenzaban a pasa. Agarré mi cadena y comencé a agitarla para arremeter contra los soldados, tras lo que hice dos tajos a uno, que acabó estallando en un humo negro. Sin perder un segundo, me acerqué a toda prisa con Llave Espada en mano, y a base de golpear a los soldados logré desembarazarme de algunos de ellos.

Sin embargo, el resto comenzó a tratar de golpearme, consiguiendo que recibiera algún daño, y poco a poco se fueron sumando los intentos. Pero de pronto algo, que no logré adivinar, acabó con todas las siniestras criaturas de la zona, y de paso me tiró al suelo. Traté de levantarme, mientras posaba mi mano en el pecho por las heridas de los soldados.

-¿Qué…Qué demonios fue eso?
La respuesta vino por sí sola, de una forma que no me esperaba ni de lejos experimentar o conocer. Algo tiró de mi tobillo, dejándome cabeza abajo. Aunque aquello no era nada, pues pude ver como una joven chica se me acercaba. No podía negarlo, se me hizo un nudo en la garganta nada más verla. Era rubia, joven, y… una belleza andante.

-Dios… si Mark me viera aquí mismo… - comenté para mis adentros mientras la hermosa chica se detenía delante de mí.

-Vaya, vaya, ¿Qué tenemos aquí?... ¿Quién es este joven caballero?

Diantre, me costaba incluso hacer algo tan simple como respirar. No sabía describir lo que sentí en ese momento, pero no podía decir que fuera precisamente molesto.

-M-Mi nombre es Neru… Es… un placer-Traté de decir con las pocas fuerzas que tenía en aquel momento.

Una vez logré decir aquello, pude comprobar mejor a mi “salvadora”. Lo que me sostenía en el aire era una enredadera, la cuál parecía obedecer a la encantadora chica. Además, pude ver con claridad en su mano derecha algo que reconocí nada más verlo; Una Llave Espada. Era una portadora, lo que quería decir que al no haber venido con Kazuki o conmigo, por fuerza debía pertenecer a Bastión Hueco o estar aparte de nuestra guerra.

-Me alegro muchísimo de que nos hayamos encontrado, Neru- me susurró mientras me daba un pequeño toque en la nariz, ante lo que no pude evitar sonrojarme un poco –Vas a ayudarme a descargar toda la rabia que tengo dentro ¿sabes? Oh, nos lo vamos a pasar muy muy bien.

Aquello ya no me gustó tanto como sonaba, y desde luego que no me gustó: haciendo uso de una minúscula parte de su poder me estampó contra la pared que tenía al lado, para acto seguido volver a lanzarme contra el suelo. Enseguida, la enredadera me soltó el tobillo, pero para mi pesar, sólo me soltó para poder agarrarme del cuello, de forma dolorosa y molesta.

-Veamos, ¿qué puedo hacer contigo ahora…?

Aquello me gustaba cada vez menos. Tratando de aflojar la enredadera que me estaba asfixiando y de pensar qué sería capaz de hacer aquella chica la cabeza no paraba de darme vueltas.

-¡¡PORTADORES, VENID POR AQUÍ, RÁPIDO!!

La voz de la Consejera hizo parar a la extraña mujer, que me comentó por lo bajo:

-Has tenido suerte.

Acto seguido, la enredadera del cuello se soltó, para dejarme caer al suelo. Estaba débil, no me cabía duda alguna. Todavía no era lo suficientemente fuerte como para vérmelas contra ejércitos de sincorazones y contra otros Portadores de la llave espada. Si iba hacia la Consejera, no lograría gran cosa, entre otras cosas porque aquella endemoniada hermosura era capaz de desquitarse de mí definitivamente.

Busqué rápidamente entre mis cosas una de mis pociones y la probé por primera vez. Una vez me encontré mejor, salí por una de las puertas que estaban libres de la sala.

Si quería sobrevivir, mi objetivo era claro: Debía encontrar a Kazuki cuánto antes.
LET YOUR HEART SURRENDER BY THE DARKNESS¡

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Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor Tsuna » Mié Jun 04, 2014 7:59 pm

Por un momento me arrepentí de haber gritado esas palabras tan temerarias. Me protegía con mi Llave Espada, sujetando esta ante mi cuerpo con ambas manos de forma defensiva, protegiéndome. Retrocedí unos pocos pasos observando todos y cada uno de los ojos amarillos de la sala, buscando algún hueco libre por el que meterme y empezar a liquidar a todos los Sincorazón; no estaba en mis planes dejar a ninguno con vida.

¡Bien! ―exclamé, propinando una rápida estocada a una de aquellas Sombras, la más cercana que tenía

Tenía que moverme y proteger a los pocos habitantes que quedaban, por lo que no dudé más y me adentré por el primer rincón que vi, hacia el lado opuesto a la sala de la justicia. Una vez allí, me preparé y, sujetando con fuerza mi arma, comencé a golpear a las primeras Sombras que se dirigieron a por mí, ¡pero no fue suficiente! Por lo que empleé un nuevo corte horizontal a mi frente, derrotándolas a todas.

Todavía no es suficiente, he de mantenerme firme.


Corrí en dirección a las que tenía delante, continuando una rápida serie de estocadas, para retroceder de un pequeño salto y correr en otra dirección algo nerviosa; exactamente hacia el centro del salón. No me había librado en ese último movimiento de un pequeño zarpazo, pero al menos empezaba a entrar en calor.

Ante mí, a los pocos metros, contemplé con horror como un pasajero rezagado era devorado por una pequeña montaña de Sombras que se tiraba encima suya, y yo me detuve, frustrada por no haber podido ayudarlo. Chasqueé con la lengua y propiné un fuerte golpe circular con mi Llavero, girando sobre mí misma, pero tal fue mi sorpresa cuando una Sombra que se había hundido en el suelo, y evitando mi anterior ataque con ello, emergió ante mí, cortándome un poco las piernas con sus zarpas. A lo que, preocupada, salté apoyando uno de mis pies sobre la cabeza de aquel ser para alcanzar uno de los asientos, junto a una mesa llena de folletos como el que había leído antes.

¡Esto no parece terminar nunca, Saeko! ―me exclamó mi pequeñín, acercándose a mí desde el aire

Bueno, al menos esto me ayudará a entrenar. ―respondí, intentando mantenerme optimista

Pero exclamé un pequeño grito de sorpresa cuando comprobé con horror cómo el asiento comenzaba a balancearse, y lo único que pudieron ver mis ojos fue una horrible maraña de ojos amarillos bajo mis pies.

Apurada, salté del asiento en el momento justo hacia el centro de la sala, de nuevo, y aterrizando con una de mis manos en el piso, apoyando también una de mis rodillas. Tuve además que girar en el suelo, tras ahogar un grito de sorpresa, cuando comprobé otras dos Sombras saltando encima de mí; no me libré de un nuevo zarpazo.

Me levanté al instante y comencé a atacarlas sin parar hasta que desapareciesen, y así con las siguientes, oleada tras oleada e intentando mantenerme firme… Pero para mi desgracia, me vi obligada a retroceder un paso para evadir a una, y entonces supe que estaba perdiendo terreno. Gengar hacía lo que podía por inmovilizarlas con empujones, pero no era suficiente. Antes de darme cuenta, una montaña de ojos amarillos se me echaba encima, provocándome un escalofrío en todo el cuerpo.

¡No! ¡Son muchas!


Por un momento se me pasó por la cabeza la idea de que me devorasen el corazón allí, ¡pero yo no estaba dispuesta a eso! ¡Tenía que seguir luchando! Y pese a que me costó debido a los incontables arañazos que sufrí, me quedé quieta en el sitio, intentando eliminar a todas las que pudiese. Perdí mis esperanzas cuando al alzar la vista un momento para coger aire, comprobé muchas más por todo el Hall dirigiéndose a por mí.

Retrocedí como pude, intentando no tropezarme, porque una caída en esa situación podría llevarme a la derrota. Tenía miedo, pero también muchas dudas. ¿De dónde habían salido tantos enemigos de golpe? ¿Era aquello normal en aquel mundo? Me resultaba raro que la maestra no me lo comentara, que el mundo de Espacio Profundo estuviese tan cerca de la oscuridad.

Y entonces sucedió lo peor, noté cómo el bolsillo de mi abrigo comenzaba a vibrar: era el móvil. Pero no tenía tiempo siquiera para cogerlo, por lo que salí apurada de esa masa de Sombras para terminar acorralada en un rincón. Agarré el dispositivo con mi mano libre y tan rápido como pude, presioné el botón verde con fuerza para guardarlo de nuevo en mi vestimenta.

¿Quién será ahora?


Y cómo no, se trataba de Saito. Me quedé quieta en el rincón, con Gengar a mi lado, repeliendo como podía a los Sincorazón, pero sabía que si me quedaba allí estaría perdida en pocos segundos.

¿¡¡Qué!!? ―exclamé, atónita con lo que me había comunicado mi amigo

Al parecer estaba en mi misma situación, el salón de la justicia había sido invadido también, y lo peor… es que un ser azul con cuatro brazos le había robado el sobre. ¡¡Se lo habían robado!! Sentí auténtica ira recorriendo mi cuerpo, ese idiota se había dejado llevar por esa zorra y seguro que en un despiste lo perdió. ¡Inútil, no era más que un inútil!

»¡¡Inútil!! ―vociferé con todas mis fuerzas, asegurándome de que me escuchaba

Y en el momento crítico, cuando ya tenía casi encima una avalancha de ojos amarillos, el recepcionista me advirtió para que lo siguiera. Sin pensarlo dos veces corrí en su dirección, sintiendo cómo me arañaban aquellas cosas y me debilitaban todavía más… hasta que delante del mostrador, una consiguió que casi me tropezara interponiéndose en mi camino. La observé con una mirada cargada de odio puro…

¡S-saeko… tenemos que escapar!

… e ignorando todo lo demás, alcé mi Llavero para clavarlo en la Sombra sin piedad, tirándola al piso e inmovilizándola con una de mis botas, aplastando con todas mis fuerzas su cabeza. Tras unos pocos segundos y antes de que la oleada de Sombras me alcanzara, le propiné una fuerte patada, lanzándola contra la marabunta de seres oscuros.

Ese idiota de Saito… se la va a ganar cuando lo vea.


Intenté calmarme con todas mis fuerzas, no podía perder los nervios de aquella forma. Salté sobre el mostrador, observando la trampilla por la que había escapado el recepcionista. Miré a Gengar, arrepentida por mi actitud, pero aquel arrebato había sido por culpa de Saito y la otra aprendiza, quiénes no se tomaban la misión en serio. Y a pesar de la rabia que sentía hacia mi compañero de misión, también me tenía preocupada su situación.

Lo siento. ―le dije a mi mascota, observando sus ojos preocupados

Antes de ver su reacción me interné también en la trampilla, seguida por Gengar, quién si tenía posibilidad, la cerraría manualmente después de entrar. Una vez pudiese hablar con tranquilidad con el recepcionista, me dirigiría a él, preocupada y jadeando por la batalla que había tenido que librar momentos atrás.

Perdone, pero… ¿Esto… esto sucede muy a menudo? ―le preguntaría, claramente cansada, siguiendo su ritmo a donde tuviera que llevarme

Si me llevaba ante la Gran Consejera, me podría considerar la mujer más feliz del mundo.

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Saeko y Gengar siguen al perro recepcionista~
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Re: Ronda #4 - 626

Notapor H.S Sora » Sab Jun 07, 2014 1:03 am

Me sentí más que satisfecho al ver como aquel Sincorazón era eliminado facilmente, haciendo que pudiese llegar hasta el lugar desde donde podía ver a Diana. Tuve que gritar y asomarme bastante para poder llamar la atención de mi compañera, la cual se encontraba ya enfrascada en la lucha en los pasillos.

No parecía tener problema alguno para acabar con ellos, puede que no fuesen muy dificiles de derrotar... pero Diana los estaba eliminando con una facilidad de la cual yo no podía hacer gala. Se giró al escucharme y encaró una ceja, claramente sorprendida o decepcionada, o quizá ambas incluso.

¿De verdad? ¡Tienes que estar más atento! —asentí aceptando la “bronca” que me tocaría aceptar por parte de mi compañera, esperaba que aquello no se lo comentase a Ariasu... un escalofrío me recorrió el cuerpo al ver el latigazo que le proporcionó a uno de los Sincorazón contra los que se enfrentaba; esperaba no tener que vermelas nunca con ella.— Ve, yo me quedo. Pero procura que no te maten.— Pensé en decir algo, pero me paralizó momentaneamente cuando me guiñó un ojo, para después concentrarse en la marabunda de enemigos que la esperaban.

Los pobres Sincorazón no sabían a quien se iban a enfrentar, Diana parecía estar descargando toda la tensión con aquellas desgraciadas criaturas, pero si aquello la hacía sentir mejor y nos servía lo veía correcto; si así podía evitar que más tarde la rubia no se ensañase conmigo, como si quería trocearlos y cocinarlos.

Fue entonces cuando me disponía a seguir al experimento 626, mientras bajaba al pasillo y corría hacía la puerta por la que había salido mi querido amigo Mateus, tuve la excelente idea de comunicarme con mi amiga, para así poder informarla de la situaicón y que en caso de perderle el rastro al bicho azul ella pudiese encargarse pero...

¿¡¡Qué!!?

...Mi amiga no se tomó bien la noticia de que un bicho peludo creado por un loco maníaco y con cuatro brazos me hubiese robado el sobre de la misión. Visto así, quizá si que tenía algunos motivos para alarmarse, pero intentaría controlar la situación.

Por otra parte mi amiga, que hoy parecía tener un día malo, parecía encontrarse en la misma situación que yo, pues oía extraños ruidos por aquel aparato, ruidos que parecían de lucha, por lo que quizá mi compañera tuviese problemas allí también. Me disponía a preguntarle si necesitaba ayuda, cuando tuvo una muestra estupenda de su cariño hacia mí:

»¡¡Inútil!! ―gritó de una manera que casi hizo que me saltase el aparato de las manos.

¿Qué diablos le pasaba? Me disponía a responderle, cuando la comunicación pareció cortarse. Otro asunto que me obligó a olvidar la idea de volver a llamarla era que un pie gigante estuvo cerca de aplastarme, haciendo que me tuviese que apartar violentamente de la persona que se encontraba en la misma dirección que yo: era Gantu; el grandullón parecía intentar darle caza también a 626, por lo menos no lo buscaría solo.

¡Quita de en medio!

Cuanto amor recibo hoy...

El “Capitán”, pulsó varias veces un botón con tal de poder abrir la puerta; este se agachó para entrar dentro y yo le acompañé, intentando no ser aplastado por aquella mole. Al empezar a avanzar por el pasillo comprobé como su tamaño era inversamente proporcional a su velocidad; aquel ser era muy lento, y si seguíamos así no llegaríamos a coger a 626 en la vida.

Negándome a darle la razón a Saeko, y a decir que era un “Inútil”, aceleré el paso dejandole atrás al poco rato.

¿Donde coño te has metido?...

En el pasillo no había un alma, y para colmo, lo único que hacía el incansable parpadeo de las luces del techo —las cuales parecían estar resentidas por el repentino apagón de hace unos escasos momentos—, era lograr ponerme más nervioso ante la idea de que el mosntruito ya se hubiese logrado escapar.

Al doblar una esquina mis ojos se iluminaron, pues llegaba justo a tiempo para ver al Experimento cruzar otra puerta de metal tras él. Corrí todo lo rápido que pude con tal de asegurarme de alzancar a ese hijo bastardo de la ciencia, cuando algo hizo que tuviese que frenar de golpe, haciendo que incluso Gantu me alcanzase. De nuevo, se trataba de los Sincorazón.

Al contrario que los anteriores no se trataba de un individuo que parecía incluso un ser esquelético, ni un grupo de ellos, no. En este caso, se trataba un maldito Sincorazón tan grande como el pasillo, y el cual ocupaba la superficie de este, haciendo que solo se pudiese pasar por encima si se pretendía llegar hasta la puerta nombrada anteriormente.

¡No tengo tiempo para esto, monstruo! —desenfundó aquella extraña pistola suya, dispuesto a disparar en cualquier momento.

Aquel ser no podía saltar por encima del Sincorazón, ni en sueños. Pero ¿y a mí que más me daba? Yo era perfectamente capaz de pasar y continuar con la persecución...

Entonces me replanteé aquello, dejar de lado al gigante no podía ser buena idea pues no sabía que me podía encontrar más adelante, y dentro de lo que cabe parecía tener algunas facultades para el combate.

Invoqué entonces mi Llave Espada, preparándome para el combate. Pensé durante unos segundos fríamente, intentando olvidarme de todo a mi alrededor: aquel ser no podía representar muchos problemas al estar encajonado en aquel pasillo, apenas tendría movilidad incluso. Pero el problema principal parecía residir en una espécie de armadura que le cubría todo el cuerpo...

Miré a mi compañero, mientras me preparaba para lo que iba a hacer:

Capitán Gantu, sé que no tiene ningún motivo para colaborar conmigo, pero necesito que me escuche si quiere poder continuar su camino—En caso de que el gigante intentase interrumpirme, o hacerme callar, le enseñaría la Llave Espada, la cual bien sabía que era reconocida en aquellos lugares donde sabían de la existencia de Portadores.— Aunque no lo crea ambos tenemos el mismo objetivo por unos motivos u otros: atrapar a esa criatura. ¡Y si no me hace caso lo único que conseguirá es que huya y entones saldremos perdiendo los dos, así que escúcheme por favor!

Si conseguía que el Capitán me escuchase, respiraría tranquilo y le explicaría rápidamente:

Ese “monstruo”, está bien recubierto por una armadura, pero parece haber lugares donde no le cubre, por ejemplo la cabeza... Mi plan es sencillo, correré hacia él, y cuando esté lo más cerca posible le lanzaré un hechizo además de saltarle por encima mientras le golpeo dicha zona para luego volver a atacarle todo lo que pueda; lo que me gustaría que hiciese es que disparase y centrase todos sus ataques en la cabeza del monstruo una vez yo ya haya saltado y no me pueda disparar a mí. Si los dos atacamos de esta manera, podremos eliminarlo rápidamente...—le dejaría unos segundos para que asimilase el plan— ¿Preparado?...

Sería entonces cuando empezaría a correr hacia el Sincorazón, una vez plantado todo lo cerca que pudiese le tiraría un Electro a la zona de la cabeza, para a continuación, realizar un Doble Salto e intentar aterrizar al otro lado. Al hacerlo gritaría:

¡Ahora Capitán Gantu!

Y esperaría que mi nuevo compañero atacase para así de mientras intentar descubrir si en la espalda aún le cubría la armadura; de no ser así, le atacaría en la espalda pensando que aquella zona desprotegida sería más fácil de “atravesar”.

Si por el contrario la armadura le cubría la espalda también, le lanzaría un Perla dirigido a la cabeza e intentaría dar un salto para atacarle en al aire, repitiendo aquella última acción todas las veces que hiciese falta hasta eliminarlo junto con la ayuda que esperaba recibir de Gantu.
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Muchas grácias por el avatar Mepi ^^
H.S Sora
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[IK] Ronda #4 - 626

Notapor Soul Artist » Sab Jun 07, 2014 2:26 pm

Con el ataque al guardia logré salvar a un lobo rapero q ue, la verdad, en primera instancia me asustó su aspecto. Sin embargo, al acercarme a recoger el rifle del guardia vi que poco tenía que temer de él: no parecía excesivamente inteligente y, pese a que sus músculos resaltaban su brutalidad, parecía especialmente cariñoso y amistoso.

¡¡Tío, tío, gracias, colega!! ¡¡Ese lagartucho casi me vuelve a meter en chirona, jaurljaurljaurl!!

No me des las gracias —le contesté con solemnidad, sabiendo que mis acciones habían sido mucho más que grandes para aquel nuevo aliado—. Sólo sobrevivamos, ¿eh? No dejaré que te vuelvan a capturar.

A menos, claro, que no tuviese más remedio para salvar la vida de Pichu. Pero lo primero que tenía que ganarme la confianza de aquel tipo, y la verdad es que no parecía algo demasiado difícil.

Decías algo de fugarse, ¿no, colega?

Tengo una nave —le expliqué al bruto, mientras me aseguraba de que el nuevo rifle estuviese cargado y lo tomaba con la otra mano dudando sobre si entregárselo o no—. Sólo tengo que pasarme por una zona a recoger las llaves y podremos largarnos de aquí.

¡¡Pues vamos al tema, tronco, aquí el menda, C-Wolf, te ayuda!! ¡Auuuuu!

Nos pusimos en marcha y de inmediato uno de los soldados voladores nos observó, lanzándose contra nosotros. Preparé ambos rifles para hacerme cargo de él, pero antes de disparar mi nuevo aliado se encargó de él; con un sólo zarpazo lo envió por los aires hasta una pared. Definitivamente, aquel tipo tenía una fuerza bruta gigantesca; mejor sería que me encargase yo de las armas.

Pero no había tiempo para relajarse: pronto comenzamos a recibir un mayor bombardeo de ataques por otros enemigos, las dichosas campanitas rojas. Y para empeorarlo, me atacaban con el elemento que más rechazo me producía, el fuego. Una bola ígnea golpeó mi espalda y me tiré al suelo sorprendido, mientras aquellos malditos bichos se lanzaban contra mí.

A mi rescate, sin embargo, acudió un nuevo alienígena: un ser pequeñito, cabezón y con ojos brillantes como el sol. No pude evitar acordarme de Fyk cuando lo vi y sonreí tontamente mientras cogía al Sincorazón en el aire con lo que parecían ser poderes mentales para, de inmediato, devolverle el mismo ataque que me había lanzado a mí.

El pequeño se asustó con grititos mecánicos y corrió a esconderse detrás de mí, habiéndome erguido del suelo. Un sentimiento vagamente familiar me invadió y tuve la necesidad de proteger a aquella criatura; aunque el primero que protegería a alguien sería C-Wolf de mí.

¡No toques a mi colega, pardillo!

El nombre es Wind —reí a través de la máscara, levantándome de mi sitio y tomando los dos rifles con ambas manos—. Cool Wind.

Wolf atacó a una campana y rugió a las demás, haciéndoles huir. Disparé contra dos de ellas con ambas armas, disuadiendo a las demás de acercarse: odiaba tanto fuego. Dejé de masacrar a aquellos bichos cuando noté un tirón del pantalón y vi al mini-Fyk intentando comunicarse conmigo en su extraña lengua; aunque, gracias a dios, pronto pasó a hablarme mentalmente.

Yo. Contigo. Ayudar. Escapar. Galleta.

¿Galleta es tu nombre? —le pregunté, intentando reproducir mentalmente también mis palabras para ver si lograba que me entendiese—. Yo soy Wind. Tranquilo, te llevaré a casa. ¿Cómo has podido acabar aquí...?

Colgué uno de los rifles a mi espalda y tomé al pequeño con un brazo para subirlo hasta mi hombro: estaba ya acostumbrado a llevar a criaturas pequeñas ahí por Pichu, así que mientras se mantuviese bien sujeto podría transportarse conmigo.

¡¡A la carga, colegaaaas!! —gritó Wolf, comenzando a correr hacia la salida. Eché una carcajada tras la máscara y le acompañé, alzando mi brazo.

¡Team Wind al poder!

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Tema musical – Ivan KitConfía en tus amigos (Tema batalla en grupo)

La fuerza bruta de Wolf nos abrió camino a Galleta y a mí hasta la salida, apartando a Sincorazón y otros presos molestos que estaban metidos en su propio caos. Pero al llegar a la salida nos dimos de bruces con la realidad: había un Sincorazón esperándonos. No uno de aquellos voladores, ni una campana, sino una nueva clase a la que jamás me había enfrentado... Y que portaba un escudo.

Llevaba años investigando a los Sincorazón, desde antes incluso de abandonar Tierra de Partida. Mis Maestros siempre aseguraban que eran seres estúpidos y desorganizados, pero yo veía lo contrario allí: un gran grupo de Sincorazón se había materializado en una zona donde la mayoría de víctimas no podrían defenderse, y justamente en la salida un matón con un escudo esperaba para bloquear el paso a todo cristo. Siempre había tenido la teoría de que los Sincorazón eran como hormigas y obedecían a otro mayor, así que... ¿Sería aquel el jefazo?

Dos presos habían intentado escapar ya, por lo que veía en el suelo. Gruñí y supe de inmediato que aquel lugar iba a ser una canicería: sólo me preocupaba Pichu, pero... Había sido Caballero. Aquello no lo podía permitir. Si yo escapaba, ¿iba a dejar que los demás muriesen y se convirtieran en Sincorazón?

Galleta, ve con C-Wolf —le indiqué al mini-Fyk, acercándome al lobo rapero y pasando a nuestro nuevo amigo a su hombro—. Esperad a que os dé la espalda. Galleta, paralízalo entonces con tu poder, ¿vale? Wolf, atácale con todo lo que tengas, pero... No le mates. El último golpe debe darlo un arma especial.

Una vez Galleta pasara a apoyarse en el lobo me giré hacia el Sincorazón, decidido. Mi corazón estaba a mil por hora, sabiendo que lo que iba a hacer era un suicidio: pero todo por el bien del grupo y de los demás, incluso por ganarme la confianza de aquellos dos. Tomé de mi espalda el segundo rifle y apunté con ambas manos a la cabeza del escudo.

¡Eh, perro feo! —me burlé del Sincorazón, aun sabiendo que no me comprendería—. ¿Sabes quién soy? ¡Mira mi delicioso corazón!

Disparé dos veces contra aquel cretino, moviéndome hacia la izquierda para buscar rodearlo hasta chocar con la pared, captando su atención. Mis balas rebotaban en su escudo, incluso dando al perro negro de él; aunque sólo quería llamarle la atención, aquellos ataques inútiles me frustraban. Dejé caer uno de los rifles al suelo, bajo mis pies, e invoqué un Hielo de la palma de mi mano directo hacia el escudo una vez llegué a la pared: seguramente también inútil, pero si no probaba nunca lo sabría.

¡Bueno, no me jodas! —me quejaría al descubrir que la magia era también inútil.

Me iba a comer alguna clase de ataque, lo tenía claro. No sabía si aquel tipo de enemigo podría atacarme a distancia o tendría que acercarse, pero rezaba por lo segundo. Sea como fuere, aquel sacrificio tenía que servir de ayuda para C-Wolf y Galleta.

Sólo si veía que había sobrevivido y que estaba muy débil procedería a mi siguiente ataque. Dejaría caer el rifle que me quedaba, rodearía rápidamente al Sincorazón e invocaría, por primera vez en dos años, el arma del que había renegado: mi Plasma de Abadón. Mi objetivo era clavarla en la espalda del guardia y liberar su corazón, asegurándome de que jamás volviese.

En caso de seguir vivo y demasiado fuerte no podía permitir que atacase a mis aliados. Me acercaría al escudo con mi mano desnuda y el rifle en mano y congelaría con mi Contacto Helado la cabeza del escudo para ganar tiempo, evitar que atacase con ataques a distancia y que mis amigos pudiesen huir.
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¡Gracias, Flan, por Alexis e Ivan!
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Ronda #5 - 626

Notapor Astro » Dom Jun 08, 2014 7:58 pm

Neru

La poción tuvo un efecto inmediato: las heridas de Neru sanaron al instante, dejándole como nuevo. Pero el peligro seguía ahí: los sincorazón Soldado se habían hecho con el control del Salón de la Justicia, y poco podía hacer el aprendiz para combatirlos.

Ante la llamada de la Consejera para que acudiera, Neru prefirió ignorarla para evitar coincidir con la peligrosa (y atractiva) rubia, y optó por abandonar el Salón por una de las puertas inferiores, decidido a encontrar a Kazuki cuanto antes.

El aprendiz se encontró con un largo pasillo metálico, con las luces en el techo parpadeando sin descanso. La luz iba y venía, produciendo un ambiente algo inquietante, aunque por suerte no había nadie a la vista: ni alienígenas, ni sincorazón, ni maestros.

Todo cambió cuando Neru estaba apunto de llegar hasta una puerta, ya en el fondo del pasillo. Sin previo aviso, un nuevo sincorazón se materializo frente al aprendiz: uno mucho más grande, gordo y desde luego peligroso. Su enorme tamaño obstaculizaba el paso: era imposible llegar hasta la puerta. La única manera de pasar era, si eso, saltando sobre él.

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Era el momento de decidir. Neru podía enfrentarse al Grandullón aprovechando que sólo era uno y derrotarle, o podía intentar esquivarle y seguir avanzando sin la necesidad de luchar. También estaba la opción de dar la vuelta y volver al Salón, pero era poco probable que los Soldados se hubiesen ido.

Eligiese lo que eligiese, había una cosa clara: ninguna de las opciones iba a resultar fácil.

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- Poción retirada de inventario.
Neru
VIT: 10/10
PH: 6/8

****
Saito

La situación de Saito y Gantu era similar: un enorme sincorazón bloqueaba el paso a aprendiz y Capitán. El Gran Armadura se golpeaba su acorazada barriga, preparado para el inminente choque con la pareja.

Capitán Gantu, sé que no tiene ningún motivo para colaborar conmigo, pero necesito que me escuche si quiere poder continuar su camino —el enorme alien enarcó una ceja, mirando al humano con escepticismo— Aunque no lo crea ambos tenemos el mismo objetivo por unos motivos u otros: atrapar a esa criatura. ¡Y si no me hace caso lo único que conseguirá es que huya y entones saldremos perdiendo los dos, así que escúcheme por favor!

¡Hablas demasiado! —rugió Gantu, disparando al sincorazón con su pistola.

Los proyectiles de plasma impactaron en la barriga de la criatura y, como era de esperar, no le hicieron ni un rasguño. El Capitán soltó una maldición entre dientes y miró a Saito, reparando por primera vez en lo que el muchacho llevaba en la mano: su Llave Espada. Algo cambió en la expresión del ballenato: daba la sensación de que estaba incluso más preocupado que antes. Durante la explicación del plan del chico, era evidente que el grandullón estaba distraído en sus pensamientos.

¿Preparado?...

¡C-claro! —afirmó, asintiendo repetidas veces.

Saito se lanzó a la batalla. Su ataque, un Electro directo a la cabeza, no pareció hacerle mucho daño a la criatura, que apenas reaccionó. El Doble Salto sí que fue suficiente para saltar por encima del sincorazón, dejando al chico en la espalda del Gran Armadura. Por desgracia, esa zona también estaba blindada con la armadura: atacar ahí no serviría de nada.

¡Ahora Capitán Gantu!

El Capitán reaccionó a tiempo, disparando todo lo que pudo a la cabeza de la criatura. Esta vez los ataques sí que tenían efecto: el sincorazón se revolvía, molesto. De pronto, giró sobre si mismo a toda velocidad, propinándole un fuerte golpe en el estómago a Saito, que acabó chocando contra la puerta.

Gantu seguía disparando sin cesar (con el movimiento, la mayoría de los disparos no conseguían acertar en la cabeza), pero el Gran Armadura seguía en pie. El sincorazón ignoraba al alienígena y se centraba en el aprendiz derribado: su corazón era mucho más delicioso. La criatura elevó los brazos, preparado para aplastar a Saito, cuando el chico consiguió reaccionar: disparó un Perla a la cabeza.

El hechizo de luz y un proyectil de plasma impactaron al mismo tiempo, destruyendo por fin al sincorazón.

Saito apenas había podido levantarse, dolorido por el golpe, cuando una enorme mano le apartó de un empujón: Gantu había corrido hasta la puerta apartando al humano con brusquedad, y aporreaba el interruptor para que se abriera.

¡Aparta!

En cuanto la puerta se abrió, el Capitán salió despedido por un nuevo pasillo metálico en busca del experimento fugitivo. Saito sólo había dado dos pasos tras cruzar la puerta cuando un nuevo grito llegó a sus oídos:

¡¡Blitznak!!

Cuando el aprendiz llegara a la altura del ballenato, descubriría un pequeño agujero en la pared. Gantu le dio un puñetazo a la pared, furioso. Con su tamaño, era impensable que pudiera caber ahí.

¡¡Esa abominación se ha metido por aquí!! ¡¡No voy a dejar que escapes!! —el enorme alien enfundó la pistola en su cinturón, intentando pensar con tanto enfado. Con una idea en la cabeza, giró la cabeza y miró a Saito— Eh, terrestre, intenta ver si tú entras por el hueco.

Saito tendría que agacharse para acercarse al agujero, pero descubriría que no, no cabía ahí dentro. La cabeza entraba, pero no conseguía pasar los hombros por mucho que se esforzase. Tampoco había rastro del experimento por mucho que mirase dentro. Pero cuando el muchacho sacó la cabeza del agujero, ocurrió lo inesperado. Algo, o tal vez alguien, le golpeó en la cabeza con una fuerza tremenda.

Todo se volvió negro mientras el aprendiz caía al suelo, inconsciente.

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Saito
VIT: 25/32 [Inconsciente]
PH: 8/18

****
Saeko

Saeko entró rápidamente en la trampilla, seguida de cerca por Gengar, que pudo cerrarla tras él. Dentro, descubrieron un pequeño túnel oscuro, con cables y tuberías por las paredes, que se alargaba hacia el interior de la nave. No se veía ahí dentro, aunque la ausencia de ojos amarillos era buena señal: de momento, no había sincorazón.

Deprisa, deprisa, no podemos quedarnos quietos —apremió el perro recepcionista.

El túnel era tan pequeño que Saeko se vio obligada a avanzar a gatas. Por suerte, el recepcionista (que sólo tenía que agacharse para caber) había sacado una especie de linterna, iluminando el camino a la vez que encabezaba la marcha.

Pasados cinco incómodos minutos, el perro iluminó hacia atrás (cegando momentáneamente a Saeko y Gengar) y, tras asegurarse de que no veía ni oía nada sospechoso, respiró al fin tranquilo.

Este túnel era sólo para mantenimiento, pero hace unos años cuando hubo una fuga se utilizó por los recepcionistas para esconderse. Desde entonces lo usamos en casos de emergencia como éste... Lo siento —se disculpó, viendo lo incómoda que estaba Saeko—. Enseguida encontraremos la salida... creo. Es la primera vez que lo utilizo.

Perdone, pero… ¿Esto… esto sucede muy a menudo?

¿El apagón? Es la primera vez, al menos desde que trabajo aquí. Aunque nunca había escuchado que hubiese habido alguno. La central de energía de la nave tiene nuestra mejor tecnología, no entiendo qué puede haber fallado... —explicó, cabizbajo.

»Los sincorazón sí que suelen atacar, pero hacía tiempo que no eran tan numerosos. Los últimos sistemas de seguridad habían conseguido alejarlos de la mayoría de las zonas transitadas, pero al haber fallado la ener... —los tres pudieron escuchar un ruido frente a ellos— ¡¿Q-qué ha sido eso?!

El recepcionista apunto con la linterna hacia delante, asustado. Frente a ellos, apareció un extraño ser de grandes ojos negros. Pequeño, con pelaje azul y un traje naranja, entre sus cuatro manos (sí, cuatro) sujetaba una sobre marrón que Saeko reconocería con facilidad: era la carta de la misión.

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¿Q-quién eres? —preguntó el perro, que había retrocedido un poco.

No hubo respuesta. El extraño ser giró la cabeza, observándoles con curiosidad, tal vez decidiendo qué hacer. Saeko también tenía que decidir qué hacía: el sobre robado, tan importante para la misión, estaba justo enfrente de sus narices. Pero el espacio era muy reducido para moverse, y el perrito estaba en medio.

Tal vez la aprendiza podía intentar hablar con el monstruito para convencerle de que le devolviera la carta, o igual optaba por arrebatársela a la fuerza. Pero debía tener cuidado: el sobre podía romperse con facilidad.

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Saeko
VIT: 22/26
PH: 14/18

Gengar
VIT: 39/40
PH: 13/16

****
Ivan

El Team Wind se había topado de bruces con el Defensor, que bloqueaba la salida de las celdas con su enorme escudo. Ivan, quien dirigía aquel peculiar trío, no tardó en reaccionar y organizar una ofensiva para acabar con el monstruo:

Galleta, ve con C-Wolf —ordenó Cool Wind, dejando al pequeño alienígena en el hombro del lobo—. Esperad a que os dé la espalda. Galleta, paralízalo entonces con tu poder, ¿vale? Wolf, atácale con todo lo que tengas, pero... No le mates. El último golpe debe darlo un arma especial.

¡Vale, tronco! —asintió el grandullón, colocando bien a "Galleta" en su hombro.

Orden. Recibida. Alcachofa. —asintió también el tercero, volviendo a hablar mediante un mensaje telepático.

Kit, armado con dos rifles, se lanzó al combate provocando al sincorazón con sus burlas. Los disparos no hicieron nada contra el escudo en forma de perro, y la misma suerte tuvo un Hielo: el Defensor ni se esforzaba por bloquear esos ataques.

¡Bueno, no me jodas!

Por suerte para el muchacho, su objetivo de llamar la atención del monstruo y que se fuese girando poco a poco funcionó: el sincorazón sólo tenía ojos para el antaño aprendiz y su delicioso corazón. Pero, tal y como había pensado, no se libró de un fuerte ataque: sin previo aviso, la boca del perro se abrió y se abalanzo sobre Ivan, mordiendo con furia el hombro izquierdo. Aquella zona, que ya había sido golpeada por una bola de fuego, se cubrió rápidamente de sangre: el dolor era horrible. Y lo que era peor: el perro se revolvía sin haber soltado el hombro, haciendo todavía más grande la herida.

El haber hecho aliados salvó a Ivan: C-Wolf se abalanzó sobre la espalda del Defensor, desgarrando con sus garras y mordiendo todo lo que pudo. El escudo soltó a Kit, que cayó al suelo con el hombro lleno de sangre, y aunque el Defensor intentó girarse para librarse del lobo, se vio inmovilizado por la telequinesis de "Galleta".

Con un último golpe, C-Wolf se apartó del machacado Defensor mientras alertaba a su líder:

¡Colega, colega, ahora!

El sincorazón estaba muy debilitado, pero también estaba apunto de liberarse de la telequinesis. Ivan tuvo que moverse rápido: invocó por primera vez en mucho tiempo su Llave Espada y la clavó en la espalda del Defensor. El efecto fue inmediato: el monstruo de la oscuridad se deshizo, liberando un brillante corazón que flotó hacia el techo antes de desaparecer.

¡¡Cómo ha molado eso, tronco!! ¡¡Ese pringao no tenía ninguna oportunidad contra nosotros!! —aulló C-Wolf, orgulloso.

Hombro. Herida. Problema. Conejo. —alertó el pequeño, señalando a Cool Wind.

¡HOSTIAS, MENUDO MORDISCAZO TE HA CASCAO! —comentó el grandullón, acercándose al muchacho y ayudándole a mantenerse en pie.

Ivan tendría dificultades para mantenerse en pie al principio, y sólo la ayuda del rapero evitó que cayera al suelo de cabeza. Tras unos minutos, podría empezar a moverse con normalidad. Eso sí: el hombro izquierdo le dolía a horrores y no dejaba de sangrar si no se aplicaba presión, pero por desgracia no tenían nada con lo que curar semejante herida. Sólo podían improvisar remedios caseros.

La puerta del bloque de celdas se abrió de pronto: "Galleta" la había abierto mientras Ivan y C-Wolf atendían su herida.

Salgamos. Ahora. Rápido. Lechuga.

El tiempo apremiaba: tenían vía libre para salir de las celdas al fin, pero por detrás de ellos la pelea y el caos continuaba. Por no mencionar el mal aspecto del hombro de Ivan y que era muy probable que los refuerzos llegaran pronto. Y, por el aspecto que había fuera, podían deducir que el apagón había sido general: las luces parpadeaban una y otra vez. Más sincorazón les podían esperar fuera.

¡¡Vamos, brother!!

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Ivan
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Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor Darkness Seeker » Dom Jun 08, 2014 8:39 pm

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Debo encontrar a Kazuki cuánto antes

Mi mente sólo podía pensar en ello, y mis pies trataban de ir lo más ligeros posibles, avanzando hacia lo desconocido. A mi alrededor el Caos producido por los sincorazón era palpable paso a paso, no sólo por los daños de las paredes y suelos de los largos pasillos metálicos, sino por el corte de energía, notable en las luces del techo, que no paraban de ir y venir, como si tuvieran un mal contacto o estuvieran fundidas.

Pero a mitad de mi camino, una siniestra nube de negra espesura hizo aparecer a una monstruosa forma, la cuál estaba claro que sólo deseaba una cosa, al igual que el resto de los suyos: mi corazón. llevaba unos grilletes gigantescos en sus gruesas muñecas, y al igual que los sincorazón del salón de justicia, un casco bastante peculiar.

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¡Porras! No tengo tiempo para esto

Era demasiado grande para enfrentarme a él directamente, por no decir que mi prisa por encontrar al Maestro estaba poniendo mis nervios a flor de piel. No tenía tiempo para peleas a ser posible. ¿La solución?

Saltar encima suya

Pero ya había aprendido algo de mi aventura anterior, los sincorazón no son estúpidos. Debía de tratar de engañarlo, ¿Pero cómo? Se me ocurrió una idea, que por estúpida que fuera, a lo mejor serviría. Me hice unos metros para atrás, y simulé una carga contra el gigantesco ser. Mi plan era, aprovechando que la criatura quizás se pusiera en una pose defensiva para protegerse de mi falsa carga, a un metro de llegar a él dar un doble salto para asegurarme de pasar por encima de él. Si lograba superarle, mi plan era claro: salir corriendo lo más rápido que pudiera para proseguir la búsqueda de mi Maestro.

En caso de fallar o de que algo saliera mal, sólo podía hacer uso de mis piernas y mis pocos reflejos para tratar de esquivar algún ataque que seguramente lanzaría contra mí.
LET YOUR HEART SURRENDER BY THE DARKNESS¡

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Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor Tsuna » Vie Jun 13, 2014 9:00 pm

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Conseguí internarme en la trampilla con éxito junto a Gengar, quién la cerró por precaución al entrar. Analicé rápidamente el lugar, nerviosa y con el corazón acelerado; no hubiese querido imaginar la situación si no hubiésemos podido bloquear el acceso… Posiblemente nos hubiesen atrapado esas cientos de Sombras. Sentí un escalofrío de sólo imaginar semejante situación.

Gengar se situó en todo momento cerca de la trampilla, levitando, supuse que por si se abría inesperadamente. El recepcionista, por su parte, se agachó con la intención de adentrarse en un túnel oscuro, estrecho y recubierto por cables y tuberías. No me hizo gracia en un primer momento, pero confiaba en que pudiese llevarme a un lugar seguro, concretamente a donde estaba la Gran Consejera.

Tras apurarnos, me agaché como pude y, tras ojear que no había ningún ojo amarillo a lo largo del túnel, avancé detrás del encargado con bastante dificultad; debido a mi constitución y a las pequeñas dimensiones del lugar. Sin embargo, no tenía de qué preocuparme, pues Gengar se mantuvo a mis espaldas en todo momento, cubriendo mi retaguardia. Sería gracias a una linterna del animal que podíamos al menos ver en la lejanía, tarea que le confié a él, ya que yo no gozaba de una gran vista y era un problema que llevaba trayendo conmigo desde que fui reclutada por mi maestra: Ariasu.

Durante el camino me atreví a sacar el móvil para ojear los mensajes o las llamadas perdidas que pudiese tener; para mi decepción no recibí nada. Sin embargo, sí me arrepentía un poco por cómo había perdido los nervios arriba y cómo había tratado a Saito, supuse que lo mejor era enviar un mensaje para alertarle de la situación:

Saeko escribió:Oye, Saito, no te atrevas a volver al salón principal, ha sido invadido por los Sincorazón. Son muchos y no queda nadie. Yo me las he arreglado para escapar, pero no vuelvas. Sobre lo de antes… lo siento.


Medité por unos instantes si realmente quería enviarle eso, analicé sobre todo la última parte, pero decidí tragarme mi orgullo. La situación no estaba como para hacer tonterías, y la misión tenía prioridad por encima de todo lo demás. Sin demorarme más, envié el mensaje para alzar la vista al frente y quedarme ciega un instante, a lo que gruñí, molesta.

El recepcionista comenzó entonces a explicarme los orígenes de aquel túnel: se había establecido pocos años atrás y desde entonces se empleaba para aquello. Si, muy bonito, pero no todo podía ser bueno, porque me quedé hecha trizas cuando mencionó que era el primer uso que le daba. Yo por supuesto había dado por hecho que lo había empleado más veces, ¿pero era la primera vez que se usaba? No supe si sentirme afortunada por estrenarlo o una completa desgraciada por haber caído en una potencial trampa de los Sincorazón.

Tras tragar algo de saliva, la curiosidad me invadió, y decidí preguntarle yo misma si aquella situación, la de los Sincorazón, se repetía muy a menudo por la nave. Su respuesta, como si fuese obvia, fue una negación rotunda. Al parecer la nave disponía de la mejor tecnología para repeler a los seres de oscuridad, pero aquel era un caso especial al parecer…

¡Pues qué oportuno el apagón, vaya!


Me sentía molesta, irritada, por tantas casualidades. ¿Precisamente llegábamos nosotros y aparecían oleadas de Sincorazón? No podía evitar sospechar que algo raro sucedía, pero antes de llegar a conclusión alguna, escuchamos claramente un ruido en nuestro frente, provocándome un sobresalto. Me asusté.

¿¡Eh!? ―exclamé asustada y con los ojos abiertos de par en par, atenta a cualquier cosa que pudiese aparecer por sorpresa

El corazón estuvo a punto de darme un vuelco cuando apareció ante nosotros un pequeño ser de grandes ojos negros, antenas, traje anaranjado, pelaje azul y… ¿cuatro brazos? ¿Por qué me sonaba de algo? ¿¡Qué era aquello que llevaba consigo!? ¡¡La carta!!

Si no hubiese sido porque el recepcionista me bloqueaba el paso, me habría lanzado directa a por él para recuperarlo, pero la situación era muy delicada, y yo estaba muy nerviosa. Me mordí la uña ―escondida bajo el guante rojo― del pulgar de la mano derecha con cierta rabia, impotente por no poder hacer nada, a la par que guardaba rápidamente mi móvil.

Piensa, venga. No seas tonta, ¡tienes la carta delante de tus narices, maldita sea! Piensa, piensa… algo podré hacer para recuperarla.


Hice trabajar a mis neuronas todo lo posible, pero no fui capaz de pensar en nada factible. Gengar de inmediato, quién me vio arrinconada y sin saber qué hacer, atravesó la pared a mi derecha con su peculiar habilidad y lentamente para acercarse al ser azul. Una vez ante él, depositó sus pies en el suelo y lo miró fijamente, pensativo. Deseé y recé en mi interior para que mi pequeñín fuese capaz de recuperarlo. Yo me encontraba nerviosa, casi encima del recepcionista y con los ojos abiertos de par en par. ¿Qué le diría a la maestra si perdíamos la carta por mi culpa? ¿Qué me diría Saito, a quién insulté arriba por su ineptitud?

¿Sabes? Ese sobre que llevas ahí es muy importante para nosotros. ¿No te importaría dejarlo aquí antes de continuar? ―y serio, le tendió una de sus manitas al ser azul para que le entregase la carta

Nerviosa, vi el impulso de actúar también, tenía que convencerlo como fuera, por lo que extendí mi brazo derecho hacia él, rogándole.

Por favor… es muy importante para nosotros. ―le supliqué, con voz quebrada

No aparté la vista de aquel ser, le suplicaría incluso con la mirada si hacía falta. La carta de la maestra era más importante que cualquier otra cosa en ese momento, y dependía de mí.

¿Qué es lo que buscas? Te daré lo que quieras, pero por favor…
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[IK] Ronda #5 - 626

Notapor Soul Artist » Dom Jun 15, 2014 7:25 pm


Una vez la toques, no habrá vuelta atrás.

El corazón del guardían bailó frente a mí por un segundo, tocado por la Llave Espada en mi poder. Su brillo me recordaba a un pasado del que llevaba largo tiempo intentando huir, en gran medida con un amplio éxito. Pero el haber vuelto a invocar aquel arma, aquella que contestaba a quienes me reclamaban, había vuelto a despertar algo en mí.

Me tiré al suelo, debilitado por la severa herida de mi hombro que aquel cabrón me había hecho. Pero al aterrizar perdí el sentido por unos segundos; me apoyé en el suelo para comprobar que ya no me encontraba en la nave de la Federación, sino en... Ciudad de Paso.

Ronin estaba frente a un joven apuesto, prometedor y deseoso de obtener el poder de la Llave Espada. Nunca se había parado a reflexionar realmente lo que significaba tener aquello en su posesión, el peso que supondría para su corazón. Y el Maestro de Maestros había intentado advertirle por lo bajo, quizás identificándose con él, quizás porque se lo dijera a todos: no hay punto de retorno. No hay escapatoria, ni a la Llave ni a la Orden.

No lo hagas... —supliqué para mis adentros, arrastrándome hacia ambos como pude. Vi un brillo especial en los ojos del muchacho a través de sus gafas, sus ansias de poder y de ser respetado y temido. Vi el comienzo de su más larga maldición dar comienzo con una sonrisa en la boca mientras extendía sus dedos hacia la Llave Espada de Ronin—. No, no, ¡¡no!!

¡... MENUDO MORDISCAZO TE HA CASCAO!

Desperté de mi delirio cuando noté que algo me tomaba de los hombros y me ayudaba a levantarme. Las calles de Ciudad de Paso desaparecieron para devolverme al caos organizado de la prisión de la que estaba escapando: los gritos de los presos, los Sincorazón volando de un lado a otro- Había perdido el norte unos segundos. C-Wolf me había ayudado a dejar de lado las visiones y a levantarme del suelo.

Al quedarme de pie me tambaleé unos segundos y llevé mis manos hacia adelante pensando que iba a caerme de nuevo. Recuperé el equilibrio cuando vi a través de mis gafas reflectantes el brillo de la Llave Espada en mi mano, la cual desinvoqué de inmediato al dar un paso hacia atrás asustado por aún tenerla. ¿La había agarrado con fuerza durante mi visión?

Al agitar los brazos por el susto noté como si diez dagas se me clavaran en el hombro izquierdo y solté un pequeño grito, llevándome la mano de inmediato allí. Aquello me había provocado aquel delirio: la herida de aquel maldito guardián. Convoqué un Cura entre mis dedos para intentar curarlo, pero no creí que fuera a ser suficiente como para poder desenvolverme con normalidad.

Miré a mis dos compañeros y sonreí vagamente tras la máscara. Mientras Galleta se ocupaba de la puerta por la que escapar, C-Wolf me miraba preocupado, a mí y a la herida. Le levanté la mano y le hice una señal de que estaba bien, con el dedo pulgar levantado. La salida se abrió y afirmé con la cabeza.

Gracias, Wolf. A ti también, Galleta.

Salgamos. Ahora. Rápido. Lechuga.

Me apresuré con los chicos hacia la salida, pero frené al volver a mirar en la dirección donde se ubicaba el guardián. Ya no estaba, pero en el suelo se encontraba uno de los dos rifles que había usado para el combate: me desvié para recogerlo del suelo y, después de comprobar que funcionaba (si no, tomaría el otro no demasiado lejos), lo tomé con la mano buena.

¡¡Vamos, brother!!

Afirmé con la cabeza al lobo rapero y me dirigí hacia él, corriendo de espaldas para asegurarme de que ningún guardia, Sincorazón o cretino oportunista nos atacase durante la huida. Una vez en el pasillo, dirigiría al grupo hacia donde quisieran que estuviesen los laboratorios, el único sitio lógico donde podían tener a mi mascota.

Yo decido cuando volverme atrás.

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¡Perdonad el retraso, chicos! Ex inexcusable y no esperaba que se me fuera tanto de las manos. Siento haberos retrasado.
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Ronda #6 - 626

Notapor Astro » Lun Jun 16, 2014 2:09 am

Saeko

Cuando Gengar se acercó, la reacción del monstruito azul fue instintivamente defensiva. Gruñó, enseñando sus afilados dientes, y soltó un par de gritos en un idioma desconocido. Aunque nadie los entendió, el mensaje quedaba claro: no era bien recibido.

¿Sabes? Ese sobre que llevas ahí es muy importante para nosotros. ¿No te importaría dejarlo aquí antes de continuar?

El experimento observó, con aparente curiosidad, la manita que le extendía el fantasma. Pero tras un segundo de confusión, su reacción fue automática: empujó con brusquedad a Gengar, tirándole al suelo con una inesperada fuerza para alguien tan pequeño.

El perro recepcionista emitió un grito ahogado, visiblemente asustado. El extraño ser volvió a gritar en su idioma, amenazante, agarrando con fuerza el sobre entre sus dos brazos inferiores (y arrugándolo bastante en el proceso, por cierto). Hizo el intento de girarse, pero entonces llegó la intervención de Saeko:

Por favor… es muy importante para nosotros.

Miró a la aprendiza, volviendo a gruñir y erizando el pelo.

¿Qué es lo que buscas? Te daré lo que quieras, pero por favor…

Algo en sus palabras hizo que el experimento se tranquilizara. Dejó de gruñir y miró a Saeko con curiosidad, ladeando la cabeza. Tras un incómodo silencio, agarró la carta con sus manos superiores, mirándola fijamente.

Bus... co... ―dijo el animalillo, pronunciando las palabras con un poco de dificultad.

Saeko no pudo saber si el experimento iba a decir más. De pronto, dos proyectiles atravesaron el techo del túnel, explotando al impactar. Un pequeño caos se desató en tan reducido espacio. Sobre todo, porque no habían pasado ni dos segundos y ya llegaban nuevos disparos.

¡¡NO PUEDES HUIR DE MÍ, ABOMINACIÓN!! ―una voz, llena de furia, resonó desde fuera.

El aludido no se quedó quieto. Soltó la carta y, ni corto ni perezoso, saltó para salir por uno de los agujeros que habían abierto los proyectiles mientras gritaba. El sonido de un breve forcejeo y el grito lastimero de la misma persona que había gritado no tardaron en escucharse. Ya no hubo más disparos.

Pero puede que Saeko no estuviese escuchando, y que su vista estuviese fija en la carta que el monstruo había soltado. Carta cuyo sobre estaba ardiendo. Uno de los disparos había rozado la carta, prendiéndole fuego a una de las esquinas. Las llamas se propagaban con velocidad, y si aprendiza y fantasma no se daban prisa era posible que la perdieran para siempre. Pero el perro, que se había hecho un ovillo y se cubría la cabeza con las manos, seguía obstaculizando a la chica. Aquella experiencia había sido muy traumática para el pobre funcionario.

Lo único positivo: los agujeros del techo eran suficientemente grandes como para que Saeko pudiese salir por allí, y ver qué había pasado con el ser azul y con el tirador. Aunque tal vez la aprendiza prefería seguir gateando por el túnel, ahora que había recuperado la carta (o lo que quedara de ella).

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Saeko
VIT: 22/26
PH: 14/18

Gengar
VIT: 39/40
PH: 13/16

****
Neru

El plan de Neru fue, para alegría del aprendiz, un éxito. El Grandullón se preparó para la supuesta carga del chico, dispuesto a utilizar su enorme barriga para bloquearle, pero no se esperaba que su presa saltara por encima de él.

La puerta con la que se encontró tardó un poco en abrirse: tendría que apretar varias veces el botón para que por fin funcionara. Pero lo que descubrió al otro lado no fue ninguna alegría: otro sincorazón enorme, gordo, y que le miraba como si fuese su postre.

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Antes de que Neru pudiese reaccionar, los dos Grandullones se abalanzaron sobre él, aplastándole entre sus dos enormes barrigas. El golpe fue tremendo. El dolor, horrible. Y lo peor era que los sincorazón seguían empujando más y más.

La visión del chico se nubló. Le faltaba poco para perder la consciencia, cuando algo ocurrió. Dos rayos atravesaron a los monstruos, haciéndolos desaparecer y liberando al chico del sandwich mortal. Una mano le agarró con firmeza por el brazo, evitando que cayera al suelo.

¿Estás bien? ―la voz era conocida: Kazuki había venido al rescate.

El Maestro pasó una mano por el abdomen del chico, aplicando un hechizo curativo de alto nivel que alivió todo el dolor del aprendiz en pocos segundos.

¿Qué ha, eh, pasado?

Neru había encontrado al Maestro, o más bien era él quien le había encontrado. Ahora era el momento de dar explicaciones.

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Neru
VIT: 10/10
PH: 3/8

****
Ivan

En cuanto el Team Wind llegó al pasillo, dejando por fin las celdas atrás, se produjo algo inesperado: las luces volvieron a iluminarlo todo. La puerta que habían cruzado se cerró con fuerza, casi atrapando al pequeño Galleta (el último en cruzar de los tres), pero eso no fue lo peor.

De las paredes habían surgido dos cañones, activados por la recién restablecida energía. Las defensas de las celdas por fin parecían funcionar, y el peor momento posible.

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Las máquinas apuntaron al trío y empezaron a disparar proyectiles de plasma a toda velocidad.

¡¡TÍO, TÍO, ESTO NO MOLA NADA!! ―protestó C-Wolf, esquivando como podía los disparos. Soltó un quejido cuando uno le impactó en la espalda, aunque no pareció muy afectado―. ¡¡HAY QUE PIRARSE!!

El lobo agarró a Galleta de la cabeza, levantándolo del suelo sin esfuerzo, y echó a correr hacia delante como alma que lleva el diablo, arrastrando también a Cool Wind del brazo sano con una pasmosa facilidad.

A pocos metros, ya a salvo de los disparos de los cañones, el grupo se encontró una bifurcación. A la derecha se extendía un pasillo metálica que, si Ivan conseguía recordar, llevaba a un teletransportador.
En la izquierda, en una pared dorada, había una puerta que de normal debía estar oculta a la vista (Kit no recordaría haberla visto en su anterior visita), pero que ahora se encontraba abierta de par en par. Un grito de desesperación resonó desde su interior: alguien lo estaba pasando muy mal ahí dentro.

Sin embargo, habría algo que también les llamaría la atención: las luces de aquella zona volvían a fallar (o parpadeaban sin cesar). Si miraban atrás, verían que las luces de la puerta de la celda, igual que los cañones, sí que funcionaban. Extraño.

C-Wolf y Galleta miraron a su líder, esperando que él decidiera lo que hacer. Dos caminos, dos posibles elecciones. Y ninguna pista de dónde podría estar el laboratorio que tanto buscaba.

¿Derecha o izquierda?

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Ivan
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Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor Darkness Seeker » Jue Jun 19, 2014 6:57 pm

Una, dos... ¡Corre!―me dije para mis adentros tras hacerme a una distancia significante.

Invocando mi llave espada salí corriendo hacia la obesa criatura, esperando que reaccionara de algún modo... Y el Destino volvió a sonreírme.

La criatura alzó su enorme estómago con ayuda de sus gruesos brazos, y se preparó para embestirme. Para mi suerte, me dió tiempo de poder realizar un doble salto y ubicarme justo detrás suya.

Sin perder ni un segundo, mientras el gigante tardaba en girarse, me dirigí al otro extremo del pasillo, dónde había un ascensor. No había otra salida, y el otro sincorazón se estaba acercando:

Vamos, vamos...

Y por fin se abrió la puerta... aunque fue una pésima broma lo que encontré. Había logrado escapar de uno... para quedarme entre dos de aquellas enormes criaturas. No tuve ni tiempo de girarme cuando recibí dos impactos de un dolor indescriptible por la espalda y por el abdomen.

No tenía escapatoria... hasta que Kazuki me salvó. Haciendo uso de su magia, logró destruir a las dos criaturas de un golpe.

¿Estás bien?

Acto seguido, colocó su mano sobre mi pecho, y noté cómo extrañamente la fatiga se disipaba. Seguramente sería cosa de algún hechizo curativo.

...Ahora.... mucho mejor ―comenté mientras recobraba el aliento ―Gracias

¿Qué ha, eh, pasado?

Bueno... una vez se marchó a informar ―comencé a resumirle ― las luces de la Sala de Justicia de fueron de pronto y los sincorazón invadieron la sala sin previo aviso.

Recordando el "incidente" con aquella chica rubia, decidí que era mejor no comentar lo de la sensación tan extraña que me dio, como si no pudiera dejar de... ¿mirarla?

Después de eso traté de buscarle, pero los sincorazón me atacaron. Entonces, una chica rubia con... plantas en los brazos me salvó para luego atacarme... !Oh¡ ―comenté al recordar ese detalle―¡Y era una portadora de la llave espada!

Esperando alguna observación del Maestro al respecto, ya fuera por el hecho de que aquella chica fuera portadora o por dejarme engatusar por una chica sin poder evtarlo, terminé de resumirle lo ocurrido:

Tras eso, la Consejera nos llamó a la chica y a mí, pero temiendo que tratara de desquitarse de mí decidí de una vez, decidí ir a buscarle para averiguar si había ocurrido algo más...

Ahora sólo debía esperar las órdenes del Maestro... y quizás una posible reprimenda por abandonar la Sala...
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[IK] Ronda #6 - 626

Notapor Soul Artist » Vie Jun 20, 2014 2:03 am


¡¡Galleta!!

Tomé al pequeño de uno de sus bracitos y le empujé hacia mí al ver que la luz volvía. La puerta automática de la prisión se cerró de golpe, casi aplastando a mi compañero y haciendo puré de plátano con él; poco le faltó para que se cumpliera aquella terrible imagen. Le agarré con el brazo en forma de abrazo y le dejé de nuevo en el suelo lentamente, con sumo cuidado de no mover mucho mi hombro malherido.

Me giré hacia la puerta, sintiéndolo mucho por los pobres idiotas que se hubiesen quedado en el otro lado; sólo esperaba que atrapasen a mi buen amigo el cara besugo y le diesen su merecido antes de que les devolviesen a sus celdas.

Pero no tuve mucho tiempo para imaginar aquella divertida escena. El sonido de la maquinaria moviéndose por delante de nosotros captó mi atención, y me coloqué en guardia de forma inmediata al ver que el sistema de defensa de la nave se activaba automáticamente: cañones que salían de las paredes para apuntarnos directamente.

¡¡TÍO, TÍO, ESTO NO MOLA NADA!!

No tardaron nada en comenzar a dispararnos. Empecé a bailotear estúpidamente para esquivar los láseres que apuntaban hacia nosotros, mientras me preguntaba qué hacer. ¿Atacar? ¿Defenderme? ¡Maldita sea, necesitaba practicar mis hechizos para crear escudos en un futuro!

¡Esto es injusto! ¡Nada de esto funcionaba hace dos años! —protesté mientras echaba a correr con el brazo por delante, prefiriendo dañarme el cuerpo antes que tener un cerebro frito.

¡¡HAY QUE PIRARSE!! ―gritó mi compañero lobuno.

Disparé a ciegas hacia las paredes mientras C-Wolf tomaba a Galleta entre sus brazos y echaba a correr por delante mío. Lo cierto era que era admirable cómo se sacrificaba por el grupo: debido a su gran tamaño recibía algún que otro disparo, y aunque no parecía afectarle demasiado sí podía escuchar sus quejas.

Lo cierto era que me preocupaba. Había estado intentando salvarles el cuello a ellos a ratos, desde luego, pero no me había parado a conocer a aquella gente. ¿Quiénes eran? ¿Por qué estaban allí? No parecían, para nada, malos tipos. C-Wolf, aunque algo atontado, era alguien aparentemente muy leal y que daba mucho por el grupo; Galleta era asustadizo, y desde luego no le veía asesinando o robando de mala manera a la gente.

Cuando conseguimos escapar de los cañones nos detuvimos, dándonos un respiro a todos. Observé los dos caminos disponibles: una puerta a oscuras y el camino hacia el teletransportador por el que una vez viajé con Gantu.

Y ambas opciones me dieron igual. Lo que hice fue, mientras jadeaba por la carrera, acercarme al lobo rapero. Me importaba una mierda que los láseres no hubiesen ningún hecho ningún daño aparente: nadie atravesaba esas cosas sin algún tipo de lesión.

Eh. ¿Cómo te encuentras, Wolf? —le pregunté con algo de amargura en mi voz, comenzando a inspeccionarle el pelaje y buscando posibles heridas—. Ven, confía en mí. Estas máquinas son muy puñeteras... Y Wolf... Gracias por lo de ahí atrás.

Tanto si encontraba una herida en él como si no, le aplicaría un Cura para que mi aliado se sintiera mejor; su esfuerzo no podía ignorarse. Y mientras se lo aplicaba, aparté la mirada hacia Galleta. Le sonreí tras la máscara, aunque él no pudiese verlo.

Tenía muchas preguntas para ellos.

¿Cómo habéis podido acabar aquí? —les pregunté a ambos, aplicando pequeñas cantidades de energía mágica en el Cura de Wolf para darles tiempo a contestarme—. Qué queréis que os diga, no parecéis malos tipos. Ya sois cien veces mejores que la mitad de capullos que trabajan aquí.

Tras escuchar sus preguntas terminé con el hechizo de sanación de Wolf y retomé el rifle, observando ambos caminos. No tenía nada claro cuál tomar; en uno se escuchaban gritos lastimeros, y el otro era retroceder por un camino que no me traía buenos recuerdos. No me fiaba de ninguno de ambos.

Si de verdad queréis saberlo... —después de que ellos contestaran, me parecía lógico contar mi historia—. Los de la Federación secuestraron a una amiga mía. Algo de que no es una especie registrada o yo qué sé qué parida —comprobé el cargador del rifle y la munición que me quedaba para, de nuevo, tomarlo con mi brazo bueno—. Una puta mierda voy a permitir que le hagan nada.

Me giré hacia el mini Fyk y me agaché hasta él. Le indiqué con la cabeza los dos caminos disponibles; iba a dejarlo en su mano. Era mejor comenzar a confiar en mis nuevos amigos; ya era gente más amable que la que había conocido en los últimos dos años.

¿Adónde quieres ir, Galleta?
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Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor Tsuna » Vie Jun 20, 2014 12:48 pm

Por supuesto, no pensaba cumplir mi promesa, al menos si me pedía cosas grandes como una Nave Gummi, cuyo precio estaba por las nubes y ni yo misma me podía permitir una. La actitud del animalito azul me ponía cada vez más nerviosa, se encontraba de mal humor y no parecía muy inteligente. Temí por un momento lo peor, la carta hecha añicos, pero para mi fortuna se tranquilizó e hizo un increíble esfuerzo para intentar dialogar.

Quedé maravillada, pues al menos podía hablar mi idioma.

¿Qué? ¿Qué estás buscando? Dime. ―le volví a preguntar, extendiendo algo más mi brazo y con serias dificultades, más impaciente porque me entregase la carta que por su respuesta

Pero lo impensable sucedió, abrí los ojos como platos cuando, acompañando unos gritos salvajes, dos proyectiles explotaron en el estrecho conducto levantando una humareda y cegándome levemente.

¡Ah!

¡Saeko!

Me cubrí, con la mano que había extendido, el rostro para protegerme. Pero cada vez estaba más convencida de que el destino ―o lo que fuera― aquel día la había tomado conmigo, porque solté un grito de terror cuando vi la carta ardiendo.

Tal fue mi desesperación que me lancé a por la carta apartando al perro y pasando por encima de él si hacía falta, quitándome rápidamente los guantes y agarrando con mis manos desnudas las llamas, arrugando el sobre todavía más, presionando todo lo que pudiese y sintiendo un terrible dolor, hasta que no quedase ninguna llama.

¡Ag! ¡Joder, lo que me faltaba!

Una vez se hubiese calmado la situación, observé furiosa mis manos negras y doloridas, pero había hecho lo correcto, claro que sí. Gracias a mí la carta no había desaparecido, ¡menos mal! Sin demora volví a cubrir mis manos con ambos guantes rojos y agarré la carta, o lo que quedase, con pena. Dirigí mi vista al recepcionista, no sin antes acercarme a Gengar y acariciar su cabecita.

Ya ha pasado todo.

Mi pequeñín asintió y luego, me volví seria hacia el perro, a quién quería dejarle las cosas claras para que espabilara, ¡era mi guía, maldita sea! Alcé el sobre en el aire para que lo viera bien.

Esto. Teníamos que entregarle “esto” a la Gran Consejera ―paré unos segundos, a la espera de que reaccionara de alguna forma―. Usted lo ha visto todo, así que dígame cómo llegar rápido hasta ella si no quiere que pierda la paciencia. Este túnel sigue sin convencerme, a menos que sea necesario no seguiré gateando por aquí. ¿Le queda claro? ―y alcé una ceja, dándole a entender que no estaba para perder más tiempo

Esperé su respuesta mientras observaba el túnel, era la primera vez que se usaba y allí podíamos ser presa fácil para los Sincorazón. A menos que fuese necesario, no seguiría ese camino, bastante estrecho era ya para mí. Tampoco me quedaba mucha paciencia, ponía todo mi empeño para no perder la cordura. Y curiosa, me asomé a través del agujero por el cual había escapado aquel animalito azul, intentando ser lo más discreta posible.

¿Y bien, por dónde cogemos ahora?

Si en el exterior no había enemigos de ningún tipo y el perro se ofrecía a salir de aquel agujero para ratas, estaría encantada de salir para poder estirarme y coger aire fresco. Si por el contrario era estrictamente necesario atravesar el túnel para localizar a la Gran Consejera, le cedería el poco espacio que pudiese al recepcionista para que encabezara la marcha y, acalorada, continuaría caminando a cuatro patas por aquel recoveco.

Observé una última vez el sobre antes de moverme siquiera ―todavía en el interior del túnel―, con el ceño fruncido. Todo había ocurrido por culpa de Saito, pero yo iba a demostrar que era una aprendiza más responsable que él y su novia, por lo que, para prevenir, guardé la carta en el lugar más seguro posible que se me ocurrió. Me giré de espaldas al recepcionista y lo miré con desconfianza, algo avergonzada por lo que estaba dispuesta a hacer.

Mire para otro lado, por favor.

Gengar se interpuso en todo momento entre él y yo, protegiéndome. Y rauda, desaté los lacitos rojos de la zona superior de mi vestido, desprendiéndome de esta unos momentos y sintiendo el aire frío del lugar en mi piel. Guardé entonces la carta en el lugar más impensable y seguro que existía: en mi sujetador. Nadie podría hacerle nada y ni sabrían de su existencia.

Una vez volví a vestirme, continué la marcha detrás del animal.

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A ver ahora quién tiene el valor de coger la carta xD
Por si no ha quedado claro, si el recepcionista está muy seguro de que encontraremos a la Gran Consejera yendo por el túnel o si se niega a abandonarlo, Saeko le seguirá. En caso contrario seguirá a 626 ^^
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Notapor Astro » Sab Jun 21, 2014 3:04 am

Neru

Bueno... una vez se marchó a informar las luces de la Sala de Justicia de fueron de pronto y los sincorazón invadieron la sala sin previo aviso.

Sí, eh, también ocurrió lo mismo donde yo estaba ―comentó el maestro, alternando la mirada entre las dos posibles rutas que podían seguir―. Creo que, esto, toda la nave sufre algún tipo de fallo, am, energético. Me preocupan las celdas...

Kazuki se decidió por un camino, indicándole a Neru que le siguiera a ritmo ligero.

Después de eso traté de buscarle, pero los sincorazón me atacaron. Entonces, una chica rubia con... plantas en los brazos me salvó para luego atacarme... !Oh¡ ¡Y era una portadora de la llave espada!

¿Una portadora...? ―preguntó, pensativo.

Mientras andaban, varios sincorazón fueron apareciendo a su paso. Pero para alegría de Neru, Kazuki se encargaba de fulminarlos al instante utilizando un amplio repertorio de hechizos elementales. El hombre ni siquiera parecía esforzarse, pues daba la impresión de estar perdido en sus pensamientos, e incluso un poco distraído. Tal vez pensaba en la rubia que Neru le había mencionado. O igual sólo tenía sueño.

Tras eso, la Consejera nos llamó a la chica y a mí, pero temiendo que tratara de desquitarse de mí decidí de una vez, decidí ir a buscarle para averiguar si había ocurrido algo más...

Debiste haber ido con ella. Esto, seguramente necesitaría tu ayuda en esta situación ―le indicó, a la vez que destruía a un Grandullón con un Piro―. Debemos encontrarla.

Kazuki guió a Neru a través de los pasillos, sin parar de encontrarse sincorazón. Tras diez minutos, llegaron finalmente a su objetivo: una amplia sala circular, llenas de ordenadores futuristas y extraterrestres trabajando como locos. Un grupo de cinco soldados (parecían unos lagartos con uniforme y casco) custodiaban la entrada, y no dudaron en apuntar al dúo humano cuando aparecieron. Al reconocer a Kazuki, todos bajaron sus rifles, apartándose para dejarles pasar.

Dentro, multitud de pequeños aliens iban de un lado para otro sin parar. Kazuki, tras echar un vistazo rápido, se acercó al funcionario más cercano e intercambió unas palabras.

La, eh, Gran Consejera no está aquí... ―explicó, llevándose una mano a la barbilla―. No podemos actuar, esto, sin su autorización. Y tampoco sabemos qué está pasando exactamente.

»Esperaremos.

Lo dicho, era el momento de esperar. Aunque tal vez Neru no estaba dispuesto a esperar en medio de una invasión de sincorazón... ¿O sí?

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Ivan

Eh. ¿Cómo te encuentras, Wolf?

¿Yo? ¡¡De puta madre!!

Ven, confía en mí. Estas máquinas son muy puñeteras... Y Wolf... Gracias por lo de ahí atrás.

Eh, colega, ¿qué haces...? —el lobo se mostró reacio al principio, pero en cuanto el Cura empezó a hacer efecto, su actitud cambió—. ¡Sí, sí, eso mola! ¡Qué chute, tío! ¡No pares!

Ivan no encontró heridas en la espalda del grandullón: varios rasguños, pero nada grave. De hecho, si tocaba comprobaría que la piel de aquel ser era extremadamente dura. Haría falta algo más que unos disparos para tumbarle.

Mientras se terminaba con la cura, el pequeño Galleta se había acercado al cristal que había entre los dos caminos. Observaba el exterior de la nave, en aparente tranquilidad. No había ninguna señal de que el caos del interior de la nave estuviese afectando al espacio: ni siquiera se veía alguna nave en circulación. Tranquilidad. Tal vez demasiada.

¿Cómo habéis podido acabar aquí? Qué queréis que os diga, no parecéis malos tipos. Ya sois cien veces mejores que la mitad de capullos que trabajan aquí.

¡¡Fue culpa del Rata!! —rugió C-Wolf, casi dándole un empujón a Ivan al mover, furioso, los brazos—. ¡¡Se suponía que era un trabajo fácil!! ¡¿Cómo iba a saber que la nave era robada?! ¡¡O que las narices de los holo sapiens son ilegales!!

Mientras el lobito seguía gruñendo, Galleta volvió a acercarse al grupo. Miró a su líder directamente a los ojos, y un nuevo mensaje telepático llegó a sus compañeros.

Yo. Nombre. Ligray. Acusado. Asesinato. Inocente. Lentejas.

C-Wolf estalló en carcajadas.

¿Un canijo como tú, matar a alguien? —su risa resonaba por todo el pasillo. Tras limpiarse los lagrimones de los ojos, se giró hacia Ivan—. ¿Y tú, tronco? ¿Qué has hecho para acabar en chirona?

Si de verdad queréis saberlo... Los de la Federación secuestraron a una amiga mía. Algo de que no es una especie registrada o yo qué sé qué parida. Una puta mierda voy a permitir que le hagan nada.

¡¡QUÉ HIJOS DE PUTA!! —gritó el escandaloso lobo, golpeando una de las paredes con fuerza.

El rifle que Ivan había robado estaba casi lleno. De momento, no tendría que preocuparse por la munición. Fue entonces cuando el líder del trío decidió dejar la decisión de por dónde avanzar en manos del pequeño del grupo: Ligray, antiguo Galleta.

El alien cabezón miró en ambas direcciones, y tras unos segundos de incómodo silencio, decidió. Alargó su brazo y señaló el camino de la izquierda, el que se abría tras las puertas ocultas. El mismo por el que apenas unos minutos antes se había escuchado un grito.

Allí. Patata.

¡Pos vamos!

C-Wolf, sin esperar a nadie, se adentró el primero por la puerta. Ligray fue detrás, elevándose unos centímetros del suelo y flotando en el aire. Antes de entrar, se giró hacia Ivan y añadió unas palabras.

Rescatar. Pichu. Croquetas.

Y entró. Su equipo había elegido por él. Ahora era el momento de que Ivan Kit aceptara lo que se iban a encontrar.

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Ivan
VIT: 30/30 [Hombro izquierdo dañado]
PH: 15/30

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Saeko

Los esfuerzos de Saeko fueron suficientes: se hizo varias quemaduras en las manos, pero consiguió salvar el sobre. O, al menos, gran parte de él. La parte derecha de la carta había quemado chamuscada, y era imposible saber si aun se podría leer sin abrir el sobre.

Cuando la chica miró al recepcionista, se daría cuenta de sus acciones: al lanzarse tan rápido y con tanta desesperación, había apartado de muy malas maneras al pobre perro. Se movía despacio, con claros signos de dolor, y tenía marcas de patadas —e incluso manotazos— por todo el cuerpo. Golpes que le había hecho la aprendiza al pasar sobre él en tan pequeño espacio.

Esto. Teníamos que entregarle “esto” a la Gran Consejera. Usted lo ha visto todo, así que dígame cómo llegar rápido hasta ella si no quiere que pierda la paciencia. Este túnel sigue sin convencerme, a menos que sea necesario no seguiré gateando por aquí. ¿Le queda claro?

S-sí, señorita ―asintió el alien, visiblemente asustado. Pero esta vez no era por extraños experimentos o explosiones que caían desde el techo. Era por Saeko―. E-el túnel termina muy cerca de la S-sala de Control. Allí debería estar la Gran Consejera... Salir fuera es peligroso. L-los sincorazón, ya sabe...

El perro agachó la cabeza, temeroso, mientras Saeko decidía. Finalmente, tras guardar la carta en el lugar más seguro que se le ocurrió a la chica, el trío volvió a retomar el camino del túnel, esta vez con Saeko en cabeza. El recepcionista le había pasado (a través de Gengar, pues no se atrevía a tocar a la joven) la linterna, y el resto del trayecto pasó sin incidentes.

Cinco infernales minutos más tarde, Saeko encontró una trampilla como fin del túnel. La aprendiza no tendría problemas en abrirla sin apenas hacer esfuerzos. Sin embargo, nada más sacar la cabeza sintió que chocaba con algo. Cuando alzó la mirada, vería que no había chocado con algo, sino con alguien.

¿Se puede saber qué estás haciendo? ―era una voz conocida, llena de sorna.

Diana. La rubia se encontraba allí, de pie, observando con aire divertido a una Saeko a cuatro patas, llena de polvo y suciedad, y encima bastante despeinada. A su alrededor, un numeroso grupo de soldados le apuntaban con rifles directamente a la cabeza.

¿Es uno de tus compañeros? ―una voz femenina, firme y autoritaria, se escuchó a espaldas de Diana.

Sí, Gran Consejera.

Bajad las armas ―ordenó la mujer. Sus palabras se cumplieron al instante: todos los guardias dejaron de apuntar.

Si Saeko la miraba, descubriría a un ser de piel azul, bastante alta y esbelta, y sin nada de pelo.

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¿Dónde está Saito? ―le preguntó Diana a Saeko, una vez la segunda se hubiese levantado― Le perdí la pista cuando se fue a buscar...

Dejad las explicaciones para luego ―le cortó la Consejera, haciendo gestos a los guardias que le acompañaban―. No podemos perder más tiempo aquí parados, es peligroso. Tenemos que llegar a la Sala de Control de inmediato.

El numeroso grupo, al que se habían unido Saeko, Gengar y el perro recepcionista (quien se había alejado de su agresora en cuanto salieron del túnel), emprendió la marcha por un largo pasillo metálico.

Saeko había encontrado por fin a la Gran Consejera, y de rebote a Diana, pero tal vez este no era el mejor momento para hablar y entregarle la carta. Puede que fuese mejor esperar a llegar a esa Sala de Control que había mencionado... Siempre que consiguiesen llegar con vida.

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Importante: Que Saeko tenga las manos quemadas no implica que sufra el estado alterado. Le duelen las manos y tendrá problemas al usarlas para ciertas acciones, tenlo en cuenta.
Saeko
VIT: 20/26 [Manos quemadas]
PH: 14/18

Gengar
VIT: 39/40
PH: 13/16

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Fecha límite: miércoles 25 de junio.
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Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor Darkness Seeker » Sab Jun 21, 2014 6:08 pm

Bueno... una vez se marchó a informar las luces de la Sala de Justicia de fueron de pronto y los sincorazón invadieron la sala sin previo aviso.

Sí, eh, también ocurrió lo mismo donde yo estabaCreo que, esto, toda la nave sufre algún tipo de fallo, am, energético. Me preocupan las celdas...

Acto seguido, el Maestro comenzó a avanzar a paso ligero, lo que me hizo darme prisa para seguir contándole mis peripecias a lo largo de aquella misión. Acto seguido, mientras Kazuki vagaba entre caminos y eliminando sincorazones con una potencia y poder mágico tan alto que en parte me soprendía, le conté mi pequña aventura con la rubia que era capaz de controlar las plantas que tenía a su alrededor.

¿Una portadora...? ―me preguntó, intrigado por aquél dato. ¿Acaso sabria quién sería la extraña chica?

Continuamos yendo a través de pasillo, mientras veía a Kazuki fulminar usando hechizos como electro, piro y otros que había visto precisamente esa mañana para acabar con los sincorazones que a nuestro camino aparecían.

Tras eso, la Consejera nos llamó a la chica y a mí, pero temiendo que tratara de desquitarse de mí decidí de una vez, decidí ir a buscarle para averiguar si había ocurrido algo más...

Debiste haber ido con ella. Esto, seguramente necesitaría tu ayuda en esta situaciónDebemos encontrarla.

Tras avanzar otro trecho de galerías mecanicas, llegamos a una cámara llena de cámaras y de soldados armados, que por el nerviosismo de la situación, tardaron en reconocer al maestro Kazuki y dejarnos vía libre para pasar adentro.

La, eh, Gran Consejera no está aquí... ―explicó, llevándose una mano a la barbilla―. No podemos actuar, esto, sin su autorización. Y tampoco sabemos qué está pasando exactamente.

»Esperaremos.

Asintí dando a entender que entendía perfectamente la orden. Puesto que debíamos esperar, me dediqué a echar un vistazo a la sala que estábamos y a los monitores, sin acercarme a ninguna cámara ni personal y manteniéndome en mi posición para no molestar. ¿Que otra cosa podía hacer mientras esperabamos a la Consejera?
LET YOUR HEART SURRENDER BY THE DARKNESS¡

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