[Espacio Profundo] 626

Trama de Ivan Kit, Neru, Saeko y Saito

La aparente traición de Tierra de Partida en un acuerdo de paz provocó el anuncio de la guerra por parte de Bastión Hueco. Los aprendices deben enfrentarse entre sí, entre antiguos amigos y compañeros. ¿Cómo lograrán sobrevivir cuando otras amenazas acechan?

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro, Sombra

Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor Tsuna » Jue Jul 10, 2014 8:09 pm

Pude ver de reojo cómo Saito se alejaba con la cabeza gacha; puede que a fin de cuentas me hubiese pasado un poquito con él, pero solo un poquito. Por otra parte, analicé el grupo con el que me había tocado ir: cinco guardias, Diana, Gengar y yo. Al parecer aquellos soldados tenían suficientes conocimientos para solucionar los problemas de la central. No me quedaría de otra que protegerlos con todo lo que tuviese.

* * *


¡Tú, corre!

Le grité al soldado con todas mis fuerzas para que siguiera e ignorara a los Sincorazón, que comenzaban a rodearnos con rapidez. Me empezaba a desesperar con la situación, y más cuando éste me ignoró y fue devorado sin piedad. Me sentí algo revuelta por dentro, pero ya nada podía hacer por él. Chasqueé con la lengua, frustrada y corrí a toda prisa hacia adelante, propinando estocadas de vez en cuando, más para quitármelos de encima que para derrotarlos. Y entonces, perdimos otro soldado.

¡Son unos inútiles! —protesté, indignada por sus pésimas habilidades para el combate

Pero Diana ordenó huir, cosa con la que estaba de acuerdo. Permanecí en todo momento al final del grupo, mientras que Gengar se encargaba de cubrir los laterales y proteger a los electricistas. Tenía miedo, pero no podía volver atrás, no llegados a ese punto. O cumplíamos la misión o moriríamos, y no estaba dispuesta a morir aquel día; ¡qué mal le vendría a mi cutis el ser devorada por un Sincorazón! No iba a tolerarlo, por supuesto que no. Tenía que hacer lo imposible para restablecer la energía.

Alcanzamos una sala metálica tras atravesar un estrecho pasillo, y yo, al ir al final de la cola, cerré la puerta con todas mis fuerzas. Retrocedí varios pasos, observando nerviosa su superficie, que no tardó en recibir abolladuras y golpes, incluso varias garras la atravesaron, propinando zarpazos al aire. ¡Todo era inútil!

Salí de allí por patas, cerrando todas las puertas que me permitiese mi velocidad, o tirando tras de mí todos los obstáculos que pudiese para dificultarles el paso. Tonta de mí cuando vi varios Sincorazón apareciendo entre portales oscuros.

Saeko, aquí… ―escuché decir a mi fantasmita

Lo seguí apurada hasta unos escalones que descendían. Parecía haber pasado el peligro de los seres de oscuridad, de momento…

Todavía a la cola del grupo, bajé varios escalones en alerta, sujetando mi Tesoro Oculto con ambas manos. Al fondo observé lo que parecía un cadáver y una enorme puerta abierta de par en par. El ambiente parecía cada vez más cargado, y no me gustaba nada; me ponía los pelos de punta. Los soldados se acercaron más, y yo necesité estar justo delante del cuerpo para darme cuenta de que era un humano, y no estaba muerto.

Lo que sí pude escuchar fue unos sonidos de agonía y una risa siniestra al otro lado. No tenía ni idea de quién era el culpable de la situación, pero estaba harta. ¡Harta de correr por pasillos y túneles llenos de ratas y polvo! ¡Harta de quemarme las manos y darle espadazos a todo lo que se movía! Estaba cansada. No lo dudé un instante más y me adentré en la sala, gritando a toda voz:

¡¡ESTOY HARTA!!

O eso me hubiese gustado hacer, cuando quise darme cuenta me encontraba allí de pie, junto a los soldados y con Llavero en mano, observando la puerta abierta de par en par. No sabía si los Sincorazón nos había seguido la pista, pero no teníamos mucho tiempo y necesitabamos a los soldados con vida. Me giré hacia ellos, esta vez en serio, para darles mi plan en voz baja.

Escuchad, visto que los soldados sois inútiles en combate, mejor que os quedéis aquí. Yo me encargo.

Esperé que al menos me hiciesen caso, no quería entrar ahí dentro por las buenas y menos con aquella risa rondando. ¿Sería el Villano Final que me nombró Saito? Miedo me daba pensarlo, si había asesinado a un aprendiz de nuestro bando, nada le impedía matarme a mí también. Me agaché hasta la altura de Gengar, acariciándole la cabecita y mirando sus ojitos tan monos.

Gengar, necesito que vayas a explorar con cuidado lo que hay ahí dentro. Si te pasa algo, al menor ruido, acudiré en tu ayuda.

Mi mascota asintió con dificultad y tras mentalizarse, se internó en el suelo. Seguiría bajo tierra hasta adentrarse en la central y asomar su cabeza levemente, observando la situación con todo detalle, así como las posiciones de los enemigos que hubiese en la sala.

Si escuchaba cualquier síntoma de batalla —es decir, que Gengar fuese descubierto—, me adentraría corriendo en la central y buscaría el primer lugar seguro que encontrase para protegerme. Si por el contrario a Gengar no le sucedía nada, éste volvería al grupo para contarnos todos los detalles de lo que se cocía ahí dentro, incluyendo los enemigos, sus posiciones y posibles lugares seguros.

Si por el contrario Diana o el otro chico con pintas raras decidían entrar con los soldados, no me quedaría otra que cubrir a estos últimos. Los necesitábamos con vida.

Spoiler: Mostrar
Nota: La habilidad de Gengar le permite infiltrarse en el suelo, sí, pero aunque esté medio asomado, puede recibir ataques. Si esto último sucede, el cuerpo de Gengar saldrá por completo del piso. Saeko no entrará en la sala a menos que los soldados lo hagan, y los protegerá en todo momento.
Edit: Si Gengar es atacado también entrará.
Última edición por Tsuna el Lun Jul 14, 2014 4:18 pm, editado 1 vez en total
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Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor H.S Sora » Vie Jul 11, 2014 1:20 am

Bueno, allá vamos…

Nuestro grupo fue el primero en salir, supuse que por el hecho de que podía suceder la desgracia de que el Experimento lograse escapar de aquel mundo, el cual me había decepcionado en cuanto a seguridad e interés.
Me encontraba acompañado por cinco soldados pertenecientes a la Federación y el chico que había sido acompañante de Aladín en aquella misión de Agrabah. Aquellos recuerdos medianamente “felices” que guardaba con Saeko de Agrabah no hacían que me sintiese mejor, en absoluto.

Antes de partir, la Gran Consejera nos había advertido de algo que a pesar de mi embotamiento, logré medio entender:

Los informes del Doctor Jookiba dicen que el Experimento 626 está programado para buscar civilizaciones y destruirlas. Es de esperar que la abominación intentará escapar de la nave: buscad en los puertos y hangares.Tened cuidado.

Tras aquello y con un leve saludo de Diana para despedirse de mí, partí con la cabeza gacha en busca del Experimento 626.

He de añadir que a pesar de que el camino no fue excesivamente largo, tuvimos varios “problemillas” o meros contratiempos que hicieron que nos retardásemos levemente. El más “grave” fue la aparición de Sincorazón bastante débiles —que no dieron apenas problemas— y que uno de los soldados que teníamos fuese engullido por aquellos monstruos.

Ahora solos somos 6… Vaya panda de inútiles me ha tocado aguantar…

No íbamos precisamente sobrados de personal, y no me hacía ninguna gracia tener que enfrentarme a una amenaza tan peligrosa sin apenas opciones de ganar. Pero no pude pensar mucho en una estrategia, ya que tras pasar varios pasillos y salas, al encontrarnos en una dársena, oímos un quejido que me sonó condenadamente familiar:

¡Blitznak!

Mira dónde estabas, maldito cabrón…

Le lancé una mirada de odio al Capitán de la Federación, observando su lamentable y patético estado: un tipo tan grande como él se encontraba sentado en el suelo mientras se agarraba una de sus gigantes rodillas y ponía caras que rozaban el llanto en mi opinión, pero que no hacían que sintiese pena o lástima en absoluto. Todo lo contrario, me alegraba de su sufrimiento.

¡¡Allí, disparad, inútiles!!—Dijo en cuanto nos vio, señalando el techo como un poseso.

Fue entonces cuando miré a dónde había señalado el gigantón: agarrado al techo y como si no le afectase la gravedad, se encontraba el pequeño experimento que tantos dolores de cabeza nos estaba brindando. Por unos segundos, y observando la situación con detenimiento empecé a cavilar… ¿de verdad era tan peligroso aquel ser? Si bien es cierto que más vale prevenir que curar, aquella bola de pelo azulada no parecía capaz de destruir una civilización entera él solito, a no ser que la susodicha civilización se dejase masacrar por gusto.

Mejor no llevarle la contraria a la Federación… Lo siento pequeño, pero ya tengo bastante con lo que me ha tocado.

El ser empezó a avanzar ante el fuego de balas que disparaban nuestros aliados, aunque como de tal palo tal astilla, al igual que su Capitán había demostrado con anterioridad, de puntería poca. Ninguno pareció acertar ningún disparo, mientras que el pequeño ser avanzaba por el techo sin problemas.

Miré alarmado hacia delante ya que ahora si que teníamos un problema: Si no lográbamos frenar a 626 existía la opción de llegase a robar una nave y pudiese huir, cosa que estaba seguro que no la haría gracia a nuestra señora la Gran Consejera.

¡Que uno de vosotros asegure esa salida!— Gritó el otro aprendiz de la Llave Espada, el que debía de ser de Tierra de Partida. ¿De verdad creía que esos lograrían parar a la criatura? Lo llevaba claro con aquella puntería. Invoqué mi Llave Espada también y eché a correr hacia unas escaleras que descendían hacía donde debían estar las naves y a donde intentaría impedir que llegase el experimento a toda costa.

Si durante mi persecución veía que 626 trataba de acercarse hacia aquel descenso que llevaba a las naves, lanzaría un Electro y un Perla para que o bien impactasen contra él o bien lograsen alejarlo de allí.

Pude ver como el aprendiz intentaba frenarlo a su manera: lanzando Magia, intentando golpearle… En caso de que fuese capaz de retenerle un poco, al llegar a las escaleras para descender, sacaría a Alice de su sitio y utilizaría su habilidad de poder suspenderse en el aire y rotar para lanzarla contra el experimento intentando así pillarlo por sorpresa al ser un arma grande, una guadaña en este caso, en vez de un disparo.

Si el joven no lograba retenerle y 626 seguía avanzando, incluso después de lanzar los dos hechizos, me daría prisa por sacar a Alice e intentar arrojarla contra él en caso de que estuviese cerca de la entrada, para yo seguir avanzando y llegar hasta las naves. Si veía que había pocas, intentaría utilizar mi llave Espada para inutilizarlas, y si por algún casual el alíen llegase hasta alguna de ellas e intentase huir, lanzaría una Rotura Oscura, un Electro y Flama Tenebrosa contra la nave del Experimento, mientras yo no dudaría en invocar mi Glider y perseguirle.

Aquel cabronazo no se iba a escapar, y después de capturar al Experimento pasaría cuentas pendientes con Gantu.


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Resumen de lo que haré, por si no queda aclarado xD

—Corro hacia el sitio que conduce a las naves y lanzo dos hechizos (Electro y Perla) a 626, intentando que no se acerque más.

—Si Neru consigue retener un poco al Experimento y Saito llega a las escaleras que conducen a la Nave antes de que siquiera el Experimento lo haga, utilizará a Alice (Guadaña) para lanzarla contra el Experimento e intentar causarle daños/frenarlo.

—Si Neru no logra retenerle y este se dirige hacia las naves, lanzará a Alice igualmente intentando frenarle/dañarle mientras se dirige a las Naves.

—Si hay pocas Naves intentará usar la Llave Espada para romperlas/Inutilizarlas.

—Si 626 logra montarse en una de las naves, Saito usará Rotura Oscura, un Electro y Flama Tenebrosa para intentar romperle la nave a 626. Además de invocar su propio Glider y perseguirle.

Un saludo y suerte a todos~~
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Muchas grácias por el avatar Mepi ^^
H.S Sora
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[IK] Ronda #10 - 626

Notapor Soul Artist » Vie Jul 11, 2014 8:09 pm

¡Putos rayos! ¡Puto Espacio Profundo! ¡Todos putos!

Me retorcí en el suelo mientras los restos de la descarga eléctrica me seguían atravesando el cuerpo. Me costó unos segundos enderezarme, y para cuando pude hacerlo el sonidos de los pasos a mi espalda ya me había doblegado: tres soldados se acercaron a mí con sus armas dirigidas hacia mí. Sentado en el el suelo, bufé y levanté las manos, con mi rifle robado colocado entre las piernas.

Muy bien, muy bien, me habéis pillado —me rendí falsamente, sin levantarme ni darme la vuelta—. No me hagan daño, por favor...

Ya ni me esforzaba en actuar. No pensaba quedarme allí mucho tiempo: había escuchado a Pichu allí dentro y lo último que necesitaba era un puñado de gilipollas tocándome las narices. Cargué un hechizo helado en mi puño lentamente, con disimulo, y sonreí tras mi máscara.

Decidme, ¿habéis probado alguna vez los helaaa...?

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Pero no pude continuar. ¿Cómo hacerlo, cuando el mismísimo dios había enviado un ángel de los cielos? No, no exagero. Entre los tres soldados la figura de una diosa apareció, la belleza en su más puro estado. Una mujer de rubios cabellos, sonrisa más brillante que el sol.

Mi corazón, que hata aquel día creía que estaba podrido, volvió a latir con fuerza. El calor de la sangre recorrió todo mi cuerpo con sólo poner los ojos sobre ella: me miraba con curiosidad. Me observaba con cariño.

Si era por estar con aquella hermosa persona, la cárcel no podía ser tan mala

¿...aaa?

Me pegué un tortazo a mí mismo para cortar con la tontería que estaba cometiendo. La mano en la que cargaba mi hechizo helado terminó de realizar su acción, pero no de forma ofensiva: aprovechando la energía mágica ya gastada, creé una rosa de hielo que dirigí hacia la mujer con una doble reverencia, colocando mi mano sobre mi pecho.

Su compañera se volvió loca o algo. La ignoré por completo. ¿Es que acaso había algo más importante en el Reino de la Luz en aquel momento que llevarme al huerto a aquella preciosidad? Eran ya dos años que no mojaba, desde que me convertí en aquel monstruo.

Bella dama, es un placer conocerla. Mi nombre es Cool Wind, y nada me haría más feliz que conocer su identidad —tomé la mano de la joven y le di un beso a través de la máscara. Me giré hacia los soldados y reí ligeramente para mí mismo—. Permítanme decirles, señores, que la visita a este mundo después de todo no está tan mal; pues me ha permitido conocer —miré de nuevo a la muchacha desconocida y me gocé con la vista— a un cuerpo celestial.

Y entonces, el gritito lastimero de Pichu me devolvió a la realidad. Me giré de golpe y me acordé de lo que estaba pasando, como si acabara de salir de un hechizo de ilusión: ¡me habían atacado! ¡Un rayo me había golpeado con fuerza al escuchar a mi pequeña mascota! ¡Qué hijos de puta!

Cargué un hechizo Electro en mi mano y di un paso al interior de la sala. Liberé el hechizo en dirección adonde proviniera la risa que escuché mofándose de mí, que debía ser también quien estuviera torturando a Pichu.

¡¡Toma rayos, pedazo de cabrón!! —grité, lanzando otro hechizo Electro más si volvía a mofarse de mí. Me giré hacia la bella dama y volví a presentar mis modales correctos ante ella—. Disculpe mi temperamento, bella amiga. Es sólo que tengo un mal día.
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¡Gracias, Flan, por Alexis e Ivan!
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Ronda #11 - 626

Notapor Astro » Dom Jul 13, 2014 1:28 pm

Neru & Saito

No fueron pocos los ataques que 626 tuvo que esquivar. La abominación azul, todavía colgada del techo cual araña, conseguía evadir los disparos de los guardias, e incluso la Flama Tenebrosa que Neru le disparó. No dejó de moverse en ningún momento: directo a la pared de cristal tras la que se abría el inmenso espacio.

Los aprendices tampoco pararon quietos. Los dos, acompañados de un guardia al que habían ordenado asegurar la salida, bajaron hasta la parte central de la dársena: un nivel inferior lleno de grandes cajas moradas y varias naves (no muchas) repartidas por toda la zona.

Neru tomó la iniciativa de subirse a una caja e intentar alcanzar a 626 con un Doble salto en un intento inútil: el techo estaba demasiado alto incluso usando la habilidad.

La guadaña de Saito sí que fue un poco más efectiva: el monstruo tuvo que dar un salto mayor para esquivarla, perdiendo el equilibrio al ir a agarrarse de nuevo. 626 hizo esfuerzos para no caer, pero los segundos que estuvo quieto le convirtieron en un blanco fácil para la pistola de Gantu: el experimento cayó al suelo de cabeza, abatido por el disparo.

¿Habían ganado? Neru y Saito no pudieron comprobarlo. Cuando fueron a acercarse a la abominación, un sonido muy característico llamaría su atención. Un sonido que ambos habían escuchado con anterioridad en muchas ocasiones. El sonido que hacía un sincorazón al aparecer.

Pero no fue un sincorazón normal. Era uno mucho más grande de lo normal, y también de nivel superior: un jefe sincorazón. Una armadura violeta enorme, formada por un casco, dos manos, dos pies, y una parte central. Salvo los pies, todas las piezas flotaban en el aire, y parecían poder moverse con libertad.

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La aparición de la Armadura también tuvo un efecto inesperado: alrededor del nivel inferior de la dársena se formó una barrera invisible e impenetrable: Gantu y los guardias no podrían acudir para ayudarles. Y, si los dos aprendices querían salir de allí, tendrían que derrotar al sincorazón.

Pero sólo estaban Neru, Saito y... nadie más. Porque el guardia que había bajado con ellos para vigilar la salida había sido golpeado con violencia por una de las manos del sincorazón, cayendo inconsciente al instante.

Estaban solos. O tal vez no. Unos gritos furiosos se escucharon por toda la sala: 626 seguía vivo (y aparentemente intacto, como si nunca se hubiese caído de cabeza al suelo). Miraba al sincorazón con cara de enfado, gruñendo y enseñando sus dientes.

¿Ayudaría a los aprendices?

Spoiler: Mostrar
626 peleará con el sincorazón sí o sí, pero dependiendo de vuestras acciones lo hará cooperando con vosotros o no. Pensad bien lo que hacéis o lo que decís.

Spoiler: Mostrar
Neru
VIT: 10/10
PH: 2/8

Saito
VIT: 32/32
PH: 3/18

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Saeko & Ivan

Los gritos de Saeko asustaron a los guardias, que retrocedieron asintiendo repetidas veces con la cabeza. La aprendiza les daba miedo.

Por su parte, Diana centró su atención en el peculiar sujeto que habían encontrado: Ivan. Tomó la rosa con cuidado, observándola con curiosidad mientras evaluaba al joven, encandilado por el embriagador poder de la diosa.

Bella dama, es un placer conocerla. Mi nombre es Cool Wind, y nada me haría más feliz que conocer su identidad —la rubia no opuso ninguna resistencia al beso en la mano—. Permítanme decirles, señores, que la visita a este mundo después de todo no está tan mal; pues me ha permitido conocer a un cuerpo celestial.

Vaya, vaya, menudo caballero —contestó Diana, soltando una risita juguetona—. Uno muy tímido por lo que veo. ¿Qué ocultas bajo esa máscara tan fea, encanto?

Mientras tanto, Gengar había entrado. La Central de Energía, aparentemente, estaba en calma. Se trataba de una sala enorme y amplia, llena de máquinas y torres conductoras de electricidad. En el fondo de la sala, destacando sobre el resto, se encontraba una torre más grande y alta que las demás de la que salían multitud de cables y máquinas conectadas. La torre principal, debía de ser.

Lo único que destacaba en aquel lugar era el inusual número de soldados de la Federación abatidos en el suelo, aparentemente inconscientes. O tal vez muertos, era difícil de decir. Pero sí que era evidente la causa de sus heridas: habían sido electrocutados.

El fantasma no encontraría rastro de sincorazón o de criaturas extrañas... Bueno, sí. Justo enfrente de la torre principal, temblando y hecha un ovillo, había una pequeña ratoncita amarilla. Pichu.

El Electro de Ivan no tuvo ningún efecto. Ni respuesta.

Disculpe mi temperamento, bella amiga. Es sólo que tengo un mal día.

No eres el único —contestó Diana, guardando la rosa en un bolsillo. Dio un par de pasos, entrando en la Central, aunque giró la cabeza para mirar hacia Saeko—. Voy a echar un vistazo. Mantén a esos con vida o...

No pudo terminar su frase. De pronto, la puerta mecánica de la Central empezó a emitir descargas eléctricas, obligando a todos los presentes a alejarse para no acabar electrocutados. Diana y Ivan hacia el interior de la sala, mientras que Saeko y los guardias tuvieron que retroceder.

Y entonces la puerta se cerró de golpe, separando a los dos grupos. Saeko se quedaba sola con los lagartos, y sin un medio inmediato para entrar: aunque el portón ya no emitía chispas, no respondía a los botones que deberían abrirla. Y tampoco había ninguna cerradura a la vista.

Dentro de la Central, Ivan, Diana y Gengar se habían quedado encerrados.

Mierda. Esto no me gusta —gruñó la aprendiza, invocando su Llave Espada y examinando la sala, alerta.

La Central seguía en aparente calma. Excepto por la risa siniestra que se volvió a escuchar, no se veía nada extraño.

Pichu esperaba frente a la Torre Principal a su dueño.

Spoiler: Mostrar
Saeko
VIT: 26/26
PH: 14/18

Gengar
VIT: 39/40
PH: 13/16

Ivan
VIT: 25/30 [Hombro izquierdo dañado]
PH: 13/30

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Fecha límite: jueves 17 de julio.
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Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor Tsuna » Lun Jul 14, 2014 4:35 pm

Los soldados asintieron como tontos a mis órdenes, ¿es que acaso allí nadie tenía capacidad de liderazgo? ¿Nadie tomaba la iniciativa excepto yo? Bueno, mejor así; de esa forma podríamos recopilar información del enemigo antes de que se diese cuenta de nuestra presencia siquiera. Me situé junto a la puerta pero sin entrar, sujetando mi Llave con ambas manos y nerviosa, pendiente por si escuchaba signos de batalla en el interior de la central. Confiaba en mi pequeñín, estaba segura de que mi plan era perfecto. Por lo menos, se me ocurrían mejores planes que a Dian…

Abrí los ojos como platos cuando al mirarla de reojo contemplé al muchacho rarito de la máscara hacerle una reverencia, con una flor bastante bonita en sus manos además. Observé la escena, incrédula.

Permítanme decirles, señores, que la visita a este mundo después de todo no está tan mal; pues me ha permitido conocer a un cuerpo celestial.

Vaya, vaya, menudo caballero. Uno muy tímido por lo que veo. ¿Qué ocultas bajo esa máscara tan fea, encanto?

Me quedé boquiabierta, mi cara era un poema. Yo… Yo había pensado todo ese tiempo que Diana estaba con Saito ¡Pero aquello era demasiado! Era una maldita zorra. ¿¡Cuerpo celestial!? Analicé a la chica de reojo con un humor de perros: ¿Era eso lo que le gustaba a todos los hombres? ¿Un cabello corto, el estar más plana que una plancha, o qué? Hasta Saito se había quedado embobado con ella. ¡Alucinaba! Y lo peor es que no tenía reparo alguno en engañar a mi amigo. Me hirvió la sangre por dentro, pues mis sospechas eran ciertas; Diana no era de fiar y le terminaría rompiendo el corazón. Y es más, ¿¡cómo podía dejarse tratar así por todos!? Gruñí por lo bajo y aparté la vista cuanto antes, no quería perder la paciencia con ella.

Yo en cambio… No recibía ni rosas, ni flores, ni nada. ¿Quién se había fijado en mí hasta ahora? Solamente Xayim. Y no me gustaba para nada su forma de tratar a las mujeres; me resultaba asqueroso. Pero a Diana parecía darle igual ser tratada como… Pues como eso.

Más estupefacta me quedé cuando el rarito de la máscara, el tal Wind, entró en la sala y empezó a lanzar hechizos eléctricos. ¿¡Pero qué se creía que estaba haciendo!? ¡Estábamos intentando recopilar información antes de entrar y nos había chafado el plan!

¿¡Pero qué estás haciendo!?

Diana, cómo no, le siguió detrás. Luego se giró hacia mí para darme más órdenes, y no le dirigí una mirada amigable precisamente; saltaban chispas entre nosotras, al menos por mi parte.

Mantén a esos con vida o…

¿O qué...?


Pero para mi sorpresa, no pudimos continuar la conversación. De la enorme puerta surgieron chispas brevemente que me forzaron a retroceder, asustada. Y esta de inmediato, se cerró a cal y canto. Me sentí traicionada, sentí que me desmoronaba por dentro, no porque ahora los soldados estaban solamente bajo mi responsabilidad y la maestra estaba de camino ―y si fracasaba, sería todo por mi culpa―, sino porque no podíamos entrar y solucionar el problema. No obstante, como acto reflejo, me dirigí hacia los botones de la puerta para presionarlos todos, desesperada. Pero nada sucedió.

Todavía con una pequeña esperanza en mí, busqué una cerradura por su superficie, en vano, por lo que golpeé la puerta también con mi Llavero, intentando derribarla. Me bastaron solo dos golpes para saber que no cedería. Frustrada, arrastré mis manos por la fría superficie metálica del portón. Resoplé y en un último arrebato, grité con rabia:

¡¡Zorra!!

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Me dejé caer de rodillas en el piso. Por supuesto, no esperaba que Diana me escuchase, y si lo hacía, pues bien por ella. Quedé así unos segundos, hasta que recordé que no me encontraba sola. Me levanté rápidamente, avergonzada frente a los soldados, a quiénes miré por encima.

Olvidad eso… ―les ordené

Era cierto, recordé entonces lo asustadizos que eran; estaban a mi merced. Pero también era mi responsabilidad mantenerlos con vida, y viendo lo inútiles que resultaban se me hacían más una carga que otra cosa. Suspiré de nuevo rascándome la cabeza, agotada y pensando mi siguiente movimiento.

¿Sabéis si hay otra entrada?

Y mientras escuchaba sus respuestas subí las escaleras, aterrada por encontrarme a cientos de Sincorazón esperándome. Teníamos que movernos, al menos, porque si nos quedabamos allí nos terminarían acorralando; estaba segura. En caso de que el camino estuviese despejado, les indicaría a los guardias que me siguiesen con un gesto de mi mano izquierda.

Iré delante, y no hagáis tonterías. ―esperé que mi penetrante mirada terminase la explicación por mí

Intentaría encontrar otro camino por el que poder rodear la central, y eso sí, no volvería por la misma ruta que habíamos atravesado hasta ese entonces, ni loca. Los nervios me recorrían cada parte del cuerpo, pero en esa situación no podía hacer más. Tenía que apañarmelas para buscar otro atajo. Lo peor, que el sobre volvía a hacer de las suyas y me empezaba a resultar molesto llevarlo encima, tanto que sentí la necesidad de rascarme.

Mi adorable fantasma, por su parte, asomó su cabecita en cierto punto de la central. Al comienzo le resultó todo confuso y, al no ver ningún aparente enemigo, emergió del suelo para explorar la zona levitando, evitando así que escucharan sus pasos. En cierto punto, se encontró a una ratoncita amarilla muy debilitada, y se acercó a esta con curiosidad.

Eh… ¿Quién…?

Precavido para no levantar la voz, cogió a la criatura entre sus bracitos y se la llevó levitando, mientras se perdía entre las máquinas. Viendo el panorama, era el único superviviente que había encontrado, por lo que decidió que lo mejor era ponerlo a salvo.
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Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor Darkness Seeker » Lun Jul 14, 2014 7:31 pm

El extraño ser comenzó a balancearse de un lado a otro, sin parar un solo momento mientras trataba de evitar nuestros ataques y los disparos de los soldados que nos acompañaban.

Tras un par de intentos, y gracias a un ataque de Saito, el pequeño alienígena cayó al suelo. Sin pensármelo dos veces, me deshice de mi llave espada para acercarme con cuidado al experimento sin que pensara que iba a rematarlo. Pero a pocos pasos de él, pude oír un ruido vacío, hueco, y que reconocía de alguna que otra vez.

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Una gigantesca armadura morada apareció de la nada, mostrando el icono característico de los sincorazón en su pecho, aunque a primera vista lo que más me llamo la atención fue el hecho de que sus miembros estaban separados entre sí. El experimento nada más verle empezó a rugirle y a gritarle cosas que era incapaz de entender.

Acto seguido, una impenetrable barrera como la que nos rodeó cuando nos enfrentamos al Bégimo en Agrabah surgió de la nada, encerrándonos con la enorme criatura.

Ya van dos veces seguidas que nos unimos frente a un sincorazón superior. ¿Qué curioso es el Destino no?—le comenté a saito con intento de no sonar demasiado frío.

Me giré a ver a nuestro extraño amigo, el cuál seguramente seguía mosqueado también con nosotros. después de todo habíamos intentado hacerle daño. Me sentía mal por aquello. Puede que fuera un "monstruo" o un "arma" o lo que fuera que su creador dijera, pero no podía evitar pensar que se me hacía raro ver esas terrible cualidades en algo tan simple como era el azulado experimento.

Lamento lo de antes—le susurré a la criatura tratando que Saito no me oyera para evitar problemas—No tenía elección. Es posible que quizás ni me comprendas pero... ¿Que te parece si no te molesto más para que acabemos juntos con eso?

Una vez recibiera cualquier signo de que el experimento había interpretado mi mensaje, ya fuera de manera positiva o negativa, haría aparecer de nuevo mi llave espada para impactar contra el sincorazón un Piro. Tras eso, mi idea sería tratar de hacerle algún tipo de finta para atacar al abdomen por detrás.

No teníamos muchas opciones, y la criatura no parecía dispuesta a esperar que pensáramos nuestra jugada. Que el Destino nos ayude...
LET YOUR HEART SURRENDER BY THE DARKNESS¡

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Darkness Seeker
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Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor H.S Sora » Jue Jul 17, 2014 12:40 am

Parece ser que el grandullón no tiene tan mala puntería después de todo…

Miré como el Experimento caía abatido por Gantu tras haber tenido que esquivar a Alice, y la cual me preocupé de recuperar enseguida para colocármela de nuevo en la espalda. Su tacto hacía que me sintiese más seguro, sin lugar a dudas.

Fuese como fuese, parecía que la persecución había llegado a su fin, y que tan solo nos quedaba ordenar a los guardias y al grandote que arrestasen a 626 para acabar de juzgarlo; no podía evitar sentir cierta lástima por el Experimento, pero no podía hacer nada por él.

Será mejor que me asegure de que esos ineptos no se encargan de dejar que huya…—Pensé, mientras me dirigía hacia la extraña criatura acompañado por aquel aprendiz que me había encontrado en Agrabah.

¿No fuiste tú tan inepto que dejaste escapar a esta misma criatura con la carta que debías custodiar?

Parecía que la voz había vuelto, y con fuerzas renovadas tras un largo letargo sin dirigirme la palabra. Pero, ¿no dijo Alice que evitaría que mi oscuridad se manifestase de aquella extraña forma? Había dejado de comprender muchas cosas desde el incidente con Saeko en Bastión Hueco, y por desgracia los deberes como Caballero de la Llave Espada sumados a los recientes acontecimientos de traición no me habían dejado demasiado tiempo para plantearme lo que estaba sucediendo a mi alrededor.

Y por lo visto, aquel tampoco era un buen momento.

Antes de que pudiese darme cuenta, me puse en guardia por puro instinto, en cuanto noté el sonido que más me había acostumbrado a escuchar desde que me hice Portador de la Llave Espada: El sonido que causa un Sincorazón justo antes de su aparición.

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Vamos…No me jodas…

Aquel no era precisamente un Sincorazón de aquellos que se podían ganar fácilmente, en absoluto. Había estudiado los de su especie; se podrían resumir como armaduras gigantes con muy mala leche y que podían mover y utilizar algunas partes de su cuerpo a su plena voluntad.

Y cuando creía que lo peor había llegado, volví a equivocarme: Una barrera similar a la que había aparecido en la batalla contra Bégimo impedía que pudiésemos salir de la dársena donde nos encontrábamos. Naturalmente no podíamos recibir ayuda exterior tampoco, por lo que éramos 2 aprendices de la Llave Espada —el guardia que nos acompañaba acabó quedando inconsciente al ser noqueado por una de las manos del Sincorazón — contra semejante criatura.
Todo un reto a tener en cuenta, dado que ya había tenido la oportunidad de comprobar que el aprendiz no llegaba a mi nivel. Y aquello suponía un problema dado que a pesar de mis habilidades, precisamente yo no era un guerrero de élite tampoco.

Ya van dos veces seguidas que nos unimos frente a un sincorazón superior. ¿Qué curioso es el Destino no?—comentó de pronto el aprendiz, haciendo que me fijase en él por primera vez desde la aparición del Sincorazón.

Ya bueno, espero que esta vez el Destino nos ayude más que cuando Agrabah. Aquí tendrémos mucha menos movilidad… —aquellas últimas palabras las dije en voz alta, sin pensar apenas.

Entonces me sorprendió comprobar que 626 aún seguía consciente, al oír una especie de gruñidos que lanzaba. ¿Sería a nosotros por haberle hecho daño o había detectado la amenaza que suponía el Sincorazón? Esperaba que fuese la 2 opción, ya que cualquier ayuda nos vendría fenomenal en aquella situación, sobre todo teniendo en cuenta que aquella criatura poseía una cualidad innata para destruir, o aquello nos habían dicho.

Lamento lo de antes...—empezó a susurrar el aprendiz a 626, por lo que ni pude ni quería oír más, la verdad. Teníamos un problema que me preocupaba bastante más que las disculpas que pudiese dar aquel aprendiz al Experimento.

Observé las partes de las que disponía su cuerpo: Una cabeza, un tronco, dos brazos y dos piernas. Nada complicado de destruir por separado, pero un verdadero quebradero de cabeza si todo se juntaba en aquel ser.

Nuestras opciones eran pocas, al menos mientras el Sincorazón siguiese pudiendo usar todas las partes de su cuerpo para atacarnos, pero aún mantenía la esperanza de que pudiésemos ganarle. Tenía que demostrar mi superioridad como miembro de Bastión Hueco, y eso haría.



Pensaba planear una estrategia con el chico, pero este no me dio tiempo, pues pareció irse raudo y veloz para intentar atacar al Sincorazón por la espalda, o algo similar. Suspiré, pensando en que mi suerte aquel día no podía ir a peor.

Por mi parte, corrí de frente hacia el grandullón haciendo un amago de que me disponía a deslizarme por debajo de sus piernas, pero en el momento en que estuviese lo suficientemente cerca, daría un salto o un doble salto, lo suficientemente alto como para llegar hasta la mano derecha de la criatura, la cual golpearía con mi Llave Espada mientras le lanzaba un Perla y volvería a atacar su mano con mi Llave Espada.

Tras aquella acción, recularía mucho hacia atrás con cuidado e intentando protegerme de cualquier ataque que me pudiese lanzar y le gritaría al aprendiz:

¡Tenemos que atacar primero a las manos o los pies para evitar que nos pueda sorprender con ellos, olvídate del cuerpo por ahora!

Tras aquel consejo a mi compañero temporal, me tomaría un Éter, con tal de restaurar toda mi magia, la cual parecía haber casi agotado, y me pondría en guardia por si el Sincorazón me atacaba.

El juego solo acababa de empezar.
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[IK] Ronda #11 - 626

Notapor Soul Artist » Vie Jul 18, 2014 12:44 am

Estimado Cupido:

Hoy he conocido al amor de mis sueños. Ella no sólo es bella, atenta y con una voz dulce como un membrillo: sino que se interesa por mí, me busca, me sonríe. Sus ojos son como dos lunas que atraen la atención de mi bestia interior, que lo quieren liberar y piden mis aullidos en privacidad. Ella es mi diosa, mi señora, mi dama.

Y tú me has dado señales, todas las que has podido. Nos has separado de todos los demás guardias gracias a tus poderes celestiales, y has pegado nuestros cuerpos para unirlos como el fuego y la vela de cera. ¡Oh, mi corazón se derrite igual! Soy tan feliz...

Entonces, estimado Cupido... ¿Por qué...?

Mierda. Esto no me gusta.

¿¡Por qué me golpeas con la realidad de esa Llave Espada que lleva en mano!?

Me llevé ambas manos a la cabeza, dejando de lado mi carta mental a un bebé alado, gordo y cabrón. ¿Era aquello una broma de mal gusto? Por fin había encontrado el amor y oh, cruel destino, ¡era uno de los miembros de la Orden de la Llave Espada! ¿Tierra de Partida? ¿Bastión Hueco? ¿Estaría allí para buscarme y llevarme ante sus jefes?

Pero aún no sabía quién era yo. Jugaba con esa ventaja. Había pedido que me quitara la máscara, pero ni mil demonios lograrían que me revelase, y más cuando mi Dulcinea podía salir corriendo en dirección contraria. Tomé mi rifle y me pegué a ella, levantándolo con mi mano buena para mirar a mi alrededor.

Voy a subir a la torre principal, madame —le anuncié a mi posible captora en voz baja—. Por favor, no tema por mí.

Lo primero era lo primero: Pichu. No podía arriesgarme a dejarla sola, y más con los lamentos que escuchaba por su parte. ¿Habrían sido capaces los hijos de puta de la Federación de hacerle daño? Por supuesto que sí. Avancé en dirección a la torre con cautela, buscando un lugar por donde comenzar a subir y, si lo encontraba, no dudaría en empezar la escalada.

Pero no me duraría mucho tiempo. Al cabo de un rato vi un ser flotar en el aire, tomando a Pichu y... ¡Secuestrándola para llevarla lejos de mí!

¡Aquel ser era el que había provocado todo aquello!

¡Eh! —grité al fantasma, apuntándole con mi rifle—. ¡Suéltala ahora mismo si no quieres que te haga un agujero entre los ojos!
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¡Gracias, Flan, por Alexis e Ivan!
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Ronda #12 - 626

Notapor Astro » Vie Jul 18, 2014 12:54 pm

Ivan & Gengar

Diana ignoró completamente a su pretendiente, más ocupada en examinar la zona ahora que estaban atrapados. Por su parte, Ivan pudo hallar rendijas y huecos por lo que escalar la torre principal sin muchos problemas (de vez en cuando se llevó algún calambrazo, pero nada grave).

Encontrar al peculiar fantasma que se marchaba con su mascota no fue difícil. Pero, aunque le apuntó mientras le amenaza, el joven no tuvo tiempo para hacerlo. De pronto, un rayo eléctrico surgió de la puerta principal y atravesó la sala a toda velocidad hasta impactar en la torre principal.

Aquel calambrazo sí que tuvo importancia. Toda la torre emitió una fuerte descarga, afectando sobre todo al imprudente Cool Wind: cayó al suelo de espaldas, con la corriente atravesándole todo el cuerpo.

Pero no quedó ahí. En cuanto el muchacho tocó el suelo, el rayo volvió a surgir de la torre esta vez en dirección a Gengar. La mascota no tuvo tiempo para esquivarlo: le atravesó todo el cuerpo como si fuese una lanza, provocando que también cayese al suelo por el dolor. Curiosamente, y aunque la descarga también le había atravesado, Pichu no sufrió ningún daño. Pero ver el rayo sí que la asustó. Y bastante.

La misma risa siniestra que habían escuchado antes sonaba de aquel relámpago, quien ya buscaba su tercera víctima. Diana. Pero la rubia ya estaba preparada, y pudo bloquear la lanza eléctrica a tiempo, rechazándola con fuerza.

En aquel momento, la auténtica forma del rayo se mostró. Una criatura pequeña, de pelaje amarillo, con grandes ojos azules y dos largas antenas saliéndole de la cabeza se materializó. Sonreía con picardía, soltando alguna risita entre dientes mientras tocaba el suelo.

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¡Naga bootifa! —gritó el monstruo, en una lengua que ninguno entendería. Pequeñas corrientes eléctricas surgían entre sus dos antenas.

Diría que tú eres el responsable de este maldito apagón —señaló Diana, adoptando una pose defensiva con su arma—. Has elegido un mal día para enfadarme, engendro.

La joven iba a enfrentarse a aquella abominación, pero seguramente una ayudita le vendría bien. Eso, si Gengar e Ivan podían levantarse del suelo y decidían unirse a la pelea, claro.

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Narrador: Puedes tomar el control de Pichu a partir de esta ronda.

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Ivan
VIT: 15/30 [Hombro izquierdo dañado]
PH: 13/30

Gengar
VIT: 31/40
PH: 13/16

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Saeko

¿Sabéis si hay otra entrada?

Los tres guardias negaron con la cabeza al mismo tiempo.

La Central de Energía es una de las instalaciones más seguras de la nave: sólo existe una entrada por seguridad ―explicó uno de ellos.

Observaron cómo Saeko subía las escaleras, sin moverse del sitio e intercambiando miradas nerviosas. Pero cuando la aprendiza bajó y ordenó avanzar tras ella, por fin reaccionaron.

¡E-espere, señorita!

¡Podemos abrir la puerta!

¿Podemos?

Bueno, nos llevará un poco de tiempo, pero creo que sí. ¿Has traído las herramientas?

¿No las llevaba Larry?

¡Larry es uno de los que ha muerto, tío!

¿De verdad? ¡Blitznak, me debía pasta!

E-esto, tenemos que centrarnos ―el tercer guardia, que parecía el más asustado de Saeko (y sus gritos), intentó poner orden―. Yo tengo las herramientas, a trabajar.

Y sin esperar indicaciones de la humana, los tres se pusieron a trastear con la puerta mecánica. La chica podía esperar a que terminasen de trabajar o marcharse por su cuenta, pero una cosa estaba clara: el sonido de algo pesado avanzaba por el pasillo superior, el que conducía a la central.

Los sincorazón se acercaban. Y si los guardias no abrían la puerta a tiempo, Saeko tendría problemas. Muchos problemas. Quizás aun estaba a tiempo de huir...

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Saito & Neru

El combate contra la Armadura dio comienzo.

El experimento 626 fue el primero en actuar. Soltó un grito cuando Neru intentó hablar con él e, ignorando completamente al chico, se lanzó a toda velocidad a por el sincorazón. Aunque sin mucho éxito. Una de las manos le golpeó en pleno salto, mandándole por los aires hasta el otro extremo de la dársena. Mala suerte.

Neru fue el siguiente. Su Piro impactó en el pecho de la Armadura, sin causar aparentemente mucho daño. Pero su finta tampoco tuvo un mejor resultado: consiguió ponerse en la espalda de la armadura, pero antes de que pudiese golpear el tronco uno de los pies le propinó un fuerte puntapié que le mandó hasta la pared de cristal que llevaba al espacio. Auch.

Saito, el último en actuar, fue más sensato que su compañero. Engañó a la criatura fingiendo que se lanzaba a por el otro pie, pero en el último momento atacó a la mano derecha combinando golpes con la llave espada y un hechizo de luz. Por suerte para ambos, la mano no aguantó tanto daño y se desvaneció, destruida.

Aunque el aprendiz de Bastión Hueco no tuvo tanta fortuna después: nada más destruir la parte, la otra mano se lanzó a por él con violencia, agarrándole por la cintura y estrellándole contra el suelo. Lo peor fue que la mano se quedó ahí, encima de Saito, empujando hacia abajo y aplastándole.

Fue en ese momento cuando algo inesperado ocurrió: tanto Neru como Saito pudieron ver a 626 agarrando una de las naves de la dársena, levantándola con sus cuatro brazos como si no pesase nada, y cómo la lanzaba contra el sincorazón cual proyectil. El vehículo impactó con fuerza en el torso de la Armadura, derribándola.

El experimento azul rió cual maníaco, aplaudiendo con ganas tras su hazaña. Pero el combate no había terminado ni de lejos. El ataque a la parte principal de la armadura había servido para atontar a la mano que mantenía preso a Saito: aquel era un buen momento para que el muchacho se tomase su éter y pudiese contraatacar.

Y sin olvidarnos de los dos pies, que rondaban a Neru dispuestos a aplastarle cual bicho carnoso. Además, el torso no tardaría en levantarse.

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- Éter eliminado del inventario de Saito.

Neru
VIT: 7/10
PH: 0/8

Saito
VIT: 28/32
PH: 18/18


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Fecha límite: martes 22 de julio.
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Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor Darkness Seeker » Sab Jul 19, 2014 7:54 pm

Sin hacerme ni el mínimo caso, la azulada criatura se lanzó contra la armadura, aunque para su mala suerte, ésta lo esquivo propinándole un severo manotazo y lanzándolo lejos de la pelea.

Aprovechando la defensa del gigantesco sincorazón, no perdí un momento y lancé mi hechizo Piro. Pero para mi sorpresa, parece que no tuvo ningún efecto en él. No estaba dispuesto a darme por vencido, así que tratando de ser lo más rápido posible me deslice hacia la parte trasera de la armadura morada.

¡Tenemos que atacar primero a las manos o los pies para evitar que nos pueda sorprender con ellos, olvídate del cuerpo por ahora!

Pero para cuándo oí aquello ya era tarde, el sincorazón se había defendido y acabó lanzádome hacia una placa de cristal blindado que había detrás suya.

Dios... ¿Cómo rayos acabamos con esta cosa?— comenté por lo bajo mientras me levantaba del suelo.

Y al alzar la vista encontré la solución: Pude ver como una nave empezaba a flotar, hasta que me percaté de que en realidad era el pequño experimento el que lo levantaba. La criatura lo lanzó contra la armadura, provocando que liberara a Saito al instante, y de paso que el resto de piezas aéreas perdieran su estabilidad y cayeran al suelo.

Esquivé con una voltereta a los pies de la criatura y me acerqué a Saito, para poder planear algo.

¿Estás bien?—le dije nada más ayudarlo a levantarse—las piezas están desparramadas por el suelo... ¿Se te ocurre algo?

Trataría de seguir sus indicaciones, debido a su experiencia quizás supiera cómo derrotar a este sincorazón. En caso de que no me diera indicaciones o simplemente las terminara, trataría de acercarme con cuidado al sincorazón. Intentando esquivar lo que quisiera que me alcanzase me decantaría a atacar con mi llave espada a cualquier pieza a mi alcance a excepción del torso, que ya había comprobado que debía estar protegido de alguna manera.
LET YOUR HEART SURRENDER BY THE DARKNESS¡

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Logros ~ Neru
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Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor Tsuna » Lun Jul 21, 2014 2:20 am

Me sentí un poco ridícula cuando los soldados mencionaron que, debido a su seguridad, solamente había una entrada. Me puse colorada, en lo alto de las escaleras, intentando no mirarlos directamente, sino haciéndome la loca para que empezaran a solucionar el problema de la puerta. No obstante, no todo terminaba allí, sino que escuché un sonido por los pasillos que me puso el pelo como escarpias. Teníamos que darnos prisa porque, si podían abrir la puerta, la situación cambiaba drásticamente. Y tonta de mí, pensando que era imposible por haber presionado botones como una loca en vano.

Intentando esconder mis nervios, bajé los escalones hasta situarme más o menos en la mitad de la escalera, esforzándome por mantenerme visiblemente serena y calmada; como una líder.

Muy bien, eso es. ―les apremié ―especialmente al que había calmado al grupo, pues me había dirigido a éste en concreto―, esperando subirles la moral para que no se pusiesen nerviosos

Yo sí sabía el peligro que corríamos, los seres de oscuridad se acercaban y me estaba arriesgando a morir allí, pero… No podía dejar la misión, era una aprendiza de Bastión Hueco, mi maestra se dirigía en persona a la nave de la Federación, y yo no iba a quedar como una cobarde; no iba a romper nuestras relaciones con la Gran Consejera. Aunque me costase la vida.

La tensión era horrible, y no estaba dispuesta a transformarme en un monstruo, pero era mi deber. Tenía que demostrar que podía salir de allí con vida, y de todos modos, si aquellos soldados estaban preparados, no tenía nada que temer, ¿verdad? Me intenté convencer a mí misma que así era porque, a fin de cuentas, prefería creer en una mentira que me diese esperanzas.

Caí en la cuenta entonces de que los Sincorazón siempre se fijaban más en mí, y no precisamente por mi físico ―quién se fijaría, igualmente―, sino por mi corazón, porque portaba una Llave Espada. Pensé entonces que, si la desmaterializaba, podría confundirlos y ganar más tiempo. Pensaba que de ese modo dejarían de sentirme, e igualmente, nada perdía por intentarlo. Permanecí quieta en mi posición, a mitad de la escalera, alternando la vista entre los soldados y el pasillo infestado de Sincorazón. Si por algún casual aparecían mediante portales para atacar a mis compañeros, no me quedaría otra que correr, invocar de nuevo mi Llave Espada y aprisionarlos como fuera en la pared, intentando ganar tiempo. Si por el contrario bajaban frente a mí por las escaleras, tampoco retrocedería hasta el grupo, sino que me lanzaría directa a por ellos, intentando lanzarlos al pasillo con mi Llave Espada ―siempre que fuese posible, evidentemente―, la cual no sostenía ahora entre mis manos.

Tragué saliva, asustada por dentro, esperando no tener que enfrentar un ejército de Sombras como en la recepción.

Por otra parte, pensé en cómo le estaría yendo a mi pequeño, y a la zorra de Diana. Si tuviese que elegir entre tener compañeras como ella o como la inútil de Gata… Pues no me quedaría con ninguna. ¿Por qué todas las aprendizas de mi bando tenían que ir dando vergüenza ajena allí por dónde pasaban? Excepto Shinju, sí, a la que había considerado mi rival en mis primeros días y, actualmente, no me importaba absolutamente nada. De todos modos, no estaba de acuerdo con dejar a las aprendizas hacer lo que les viniese en gana, empezaba a creer que hacía falta normas en nuestro castillo; normas firmes referente a nuestro comportamiento.

Lo siento, Diana, está prohibido ser una zorra.


Imaginé en mi mente a Diana suplicando en el suelo de rodillas, furiosa e indignada por las normas. Y yo en cambio sobre un trono bien cómoda, riéndome de ella y viendo cómo, impotente, no podía hacer nada contra mí. De todos modos, no tardé en volver a la realidad, asustada por mis locos pensamientos. ¡No podía bajar la guardia, maldita sea!

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Mi pequeño fantasma se asustó cuando vio al rarito de la máscara, Cool Wind ―que menudo nombre, cómo se las gastaba―, amenazándole con un rifle. En ese momento, aun sin soltar a la ratoncita, intentó dialogar con él y explicarle que todo era un malentendido, perplejo por no comprender cómo es que lo tomaban como un enemigo cuando momentos antes le tendría que haber visto conmigo, su dueña.

No, yo…

¡Pero de pronto un rayo chamuscó al misterioso chico de la máscara! Mi pobre fantasmita se había quedado perplejo y asustado, y para empeorar las cosas, un nuevo rayo le atravesó de lado a lado sin darle ninguna oportunidad. ¡Qué injusticia, hacerle eso a una pobre criaturita como él! Exclamó de dolor y cayó al suelo por un momento, claramente debilitado.

Una vez Gengar observó la forma de aquella criatura eléctrica, abrió los ojos como platos porque, era obvio que le recordaba muchísimo al Experimento 626, el cual le había tratado de forma salvaje en el túnel para ratas. Y sin embargo, éste no le había atacado de forma tan violenta como lo había hecho el amarillo. Mi pequeñín no se lo pensó dos veces, y levitó rápidamente hasta situarse a su derecha, conjuró una Flama Tenebrosa en su mano izquierda y la lanzó rápidamente, esperando que aquel golpe sirviese como menos, de distracción.

Era un ser bastante peligroso; desde allí comprobó que yo misma no estaba y la puerta estaba cerrada; me había quedado fuera, por tanto. Dependía de él cumplir con la misión y ayudar como fuese posible. La prioridad era acabar con aquella cosa tan peligrosa. Confiaba en que su hechizo oscuro le hubiese dañado al menos.
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Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor H.S Sora » Mar Jul 22, 2014 12:45 am

¡Bien!—pensé para mis adentros mientras observaba como la mano de la Armadura a la que había atacado desaparecía.

El resto de estrategias por parte de mis “compañeros” habían resultado un completo fracaso: 626 había acabado volando por los aires con un simple manotazo del Sincorazón, y un repentino golpe que escuche mientras me encargaba de la mano me había hecho pensar que a mi otro “compañero” tampoco le había acabado de ir del todo bien.

Deberías mirar lo que tienes delante...

Y antes de que siquiera pudiese pensar y retirarme para tomar el Éter que tanto ansiaba, noté como era impactado contra el suelo con una extraordinaria fuerza que me impedía respirar con facilidad. Se trataba de la única mano que le quedaba ya a la Armadura, la cual parecía planear aplastarme allí mismo sin piedad ni tregua alguna.

Empecé a golpearle con la Llave Espada, pero era inútil ya que la falta de aire y la posición en la que me encontraba me impedía poder atacarle en condiciones, necesitaba pensar algo, y rápido.

Mierda, no puedo lanzarle magia y no tengo más fuerza que esta maldita cosa. Venga piensa, piensa...

Sonreí incrédulo ante lo que mis ojos estaban viendo. No necesitaría ninguna complicada estrategia para soltarme, no en aquel instante: 626 se encargaba de ello.

Pequeño maniaco cabrón...

El Experimento parecía haberse recuperado del manotazo inicial y aprovechando que la Armadura no debía estar prestándole atención, había decidido contraatacar. La pequeña bola de pelo alzó como si nada una de aquellas naves y la estrelló contra el cuerpo Sincorazón el cual se derribó contra el suelo, para acto seguir empezar a aplaudir cual desequilibrado mental.

Algo precioso, sin duda.

Mi suerte parecía haber decidido regresar de sus vacaciones, pues noté como la presión que ejercía aquella mano en mi cuerpo iba cediendo levemente tras el acto de venganza del pequeño, debía haber dejado atontado a la armadura temporalmente y no iba a desaprovechar aquella oportunidad. Me libré de la mano que me apresaba y rodé hacia un lado mientras rebuscaba el tan ansiado objeto que me devolvería al combate con fuerzas renovadas: Mi Éter.

Empecé a bebérmelo y para cuando terminé, el otro aprendiz que había demostrado que lo suyo no eran los trabajos en equipo, acudió a mí.

¿Estás bien?—intentó ofrecerme su ayuda para levantarme pero la rechacé, haciéndolo por mi propia cuenta. No iba a permitir que alguien de Tierra de Partida me tuviese que ayudar a levantarme, aquello solo era una tregua temporal.—las piezas están desparramadas por el suelo... ¿Se te ocurre algo?

¿Estas de broma?—señalé rápidamente a las piezas restantes a excepción de la cabeza y el torso que aún quedaban— Hay que eliminar a todas esas cosas antes de centrarnos en el resto del cuerpo, y si puedes lanzarles algún hechizo de tipo luz o similar, mejor. Cuando acabes con una céntrate en la siguiente, sin descanso. Cuando acabemos con todas nos podremos centrar en la cabeza y torso.

Dicho esto me dirigí rápidamente hacia la mano que me había mantenido inmóvil en el suelo minutos atrás. Le debía una segunda ronda y se la iba a dar; Me plantaría lo más cerca que pudiese de esta y le lanzaría un Perla, el cual combinaría con otra ronda de golpes de Llave Espada hasta que pudiese eliminarla por completo.

Si lograba hacer eso sin incidentes, fingiría hacer una carrera contra uno de aquellos pies para momentos antes de llegar, lanzarle un Perla a uno de ellos y desviarme al pié contrario que hubiese atacado con el Perla para atacar con la Llave Espada todas las veces que me fuesen posible hasta eliminarlo, tras lo cual recularía varios metros estando alerta por si intentaba golpearme para tratar de bloquearlo.

Quizá no fuese la mejor estrategia del mundo, pero al carecer de la fuerza de 626 solo podía intentar mantener la esperanza de que este último siguiese atacando a la Armadura para ir distrayéndola de nosotros y poder acabar de mientras con aquellas molestas partes en paz.

Al final quizá le cogiese cariño al Experimento y todo, aunque primero habría que librarse de aquel Sincorazón para ver si acababa de amarlo o de odiarlo.

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No me dí cuenta pero a la "Voz/Oscuridad de Saito" se me olvidó colocarle una cosa del color, perdón por la molestia xD
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Ronda #13 - 626

Notapor Astro » Jue Jul 24, 2014 2:08 pm

Neru & Saito

Esta vez los dos aprendices tuvieron más coordinación. Aprovechando el leve aturdimiento de las piezas gracias a la nave arrojadiza, tanto Saito como Neru atacaron al miembro más cercano: la mano que quedaba. El Perla y los golpes de ambas Llaves Espadas fueron suficientes para destruirla.

Sin embargo, la iniciativa del aprendiz de Bastión Hueco de seguir atacando no acabó tan bien. El segundo Perla impactó en el pie izquierdo, pero antes de que pudiese llegar al derecho ambas extremidades dieron un fuerte golpe en el suelo, creando una onda que derribó al muchacho. Las dos piezas metálicas se apresuraron a abalanzarse contra Saito aprovechando su situación, pero no contaban con un ataque sorpresa.

A 626 le había gustado la idea de utilizar objetos de la dársena para aplastar a la Armadura. Mucho. Y esta vez había optado por coger (como si no pesase nada) una de las enormes cajas moradas repartidas por la sala. Pero en lugar de lanzarla como hizo con la nave, había optado por saltar con ella para aterrizar utilizándola como martillazo.

Y funcionó. Con muchísima fuerza, la caja impactó en el suelo aplastando a los dos pies de la Armadura, que desaparecieron en el acto. La potencia del impacto derribó a Neru al suelo, pero muchísima menos suerte corrió Saito. El muchacho estaba demasiado cerca de los pies, y encima en el suelo. Y aunque intentaría apartarse a tiempo, no pudo evitar que su pie izquierdo quedase aplastado por la caja.

Dolía. Dolía mucho.

La risa maníaca de la abominación azul se dejaba escuchar por toda la sala. Sólo quedaba una pieza del sincorazón: el torso con la cabeza, que observaba a sus tres rivales inmóvil en el aire.

Aparentemente, lo peor había pasado. O tal vez no.

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Neru
VIT: 7/10
PH: 0/8

Saito
VIT: 18/32 [Pie izquierdo roto]
PH: 12/18

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Gengar & Ivan

¡¡Detaka!!

La abominación amarilla hizo el primer movimiento: de sus antenas surgió un enorme rayo azul, directo hacia Diana. El rápido ataque pilló por sorpresa a la rubia, que no pudo hacer otra cosa que intentar bloquearlo con su Llave Espada. Y funcionó a medias: se protegió de la mayor parte del daño, pero la potencia fue tal que acabó cayendo al suelo de espaldas.

Pero lo que el experimento no se esperaba, sobre todo mientras reía satisfecho por el ataque, fue que una Flama Tenebrosa le diera directamente en el costado, tirándole también a él al suelo.

Furioso, y con la vista fijada en Gengar (su agresor), no tardó ni dos segundos en levantarse. Y se lanzó al ataque: sus piernas desaparecieron para dar paso a una estela eléctrica y se elevó en el aire a toda velocidad echando chispas por todo su cuerpo. Directo hacia el fantasmita.

E, igual que había pasado al poco de entrar en la Central, le atravesó como una lanza eléctrica a una velocidad de vértigo. El daño, sobre todo interno, fue brutal.

Pero hubo algo positivo: el ataque le había dado tiempo a Diana para levantarse, y la aprendiza no se quedó quieta y aprovechó su oportunidad. Unas enormes enredaderas atraparon al experimento al vuelo, agarrándolo con fuerza, y empezaron a golpearle una y otra vez contra el suelo y las paredes.

El agarre no duró mucho: una descarga eléctrica carbonizó a las plantas. Escarmentado, el monstruito optó por una nueva estrategia: voló a toda prisa hasta una de las máquinas y convirtió todo su cuerpo en electricidad, entrando en la máquina.

Y se hizo el silencio.

Por su parte, el muchacho de la máscara debía estar todavía muy aturdido por la descarga de la torre. Y su mascota, demasiado asustada para reaccionar.

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Gengar
VIT: 23/40
PH: 10/16

Ivan
VIT: 15/30 [Hombro izquierdo dañado]
PH: 13/30

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Saeko, Gengar & Ivan

¡Y-ya está!

El ruido de la pesada puerta metálica abriéndose rompió todo el incómodo silencio que reinaba en el interior de la Central de Energía. Entre los tres soldados de la Federación habían conseguido ―tras varias discusiones y una llave inglesa voladora que acabó dándole a Saeko en la cabeza― cumplir su trabajo: podían pasar al interior para reunirse con los demás.

Pero la situación en el interior era una incógnita para ellos. Es más, ¿llegarían tarde?

Un grito de Diana les pondría sobre aviso nada más pisar la Central:

¡Tened cuidado, podría estar en cualquier parte!

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Saeko
VIT: 26/26
PH: 14/18


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Fecha límite: lunes 28 de julio.
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Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor Darkness Seeker » Sab Jul 26, 2014 6:19 pm

La enorme armadura no paraba de dar tumbos, de un lado a otro, cómo si no supiera exactamente a cuál de los dos atacar. Por suerte, y con ayuda de nuestro objetivo, el enorme sincorazón comenzó poco a poco a debilitarse.

Hay que eliminar a todas esas cosas antes de centrarnos en el resto del cuerpo, y si puedes lanzarles algún hechizo de tipo luz o similar, mejor. Cuando acabes con una céntrate en la siguiente, sin descanso. Cuando acabemos con todas nos podremos centrar en la cabeza y torso.

¡Entendido!

Sin perder un segundo, ambos nos dirigimos hacia la masa de metal, y haciendo uso de nuestra arma predilecta, hicimos lo posible e imposible para dañarla. Tras una serie de golpes y de magias por parte de ambos, una de las manos por fin se deshizo en las sombras. Pero para nuestro pesar, el Experimento 626 decidió no quedarse atrás.

El sincorazón, enfurecido y haciendo uso de sus pies, nos catapultó lejos a los dos. El azulado ser aprovechando la oportunidad, pudo usar aquel momento para destruir prácticamente a nuestro objetivo haciendo uso de una gigantesca caja metálica, la cuál además debía de pesar una o dos toneladas por su férreo aspecto, como si fuera un vulgar martillo.

Tras lograr reponerme del impactó en el suelo al provocar la onda expansiva, pude exclamar un gigantesco golpe, y al alzar la vista pude ver con miedo lo que ocurría. La gigantesca caja del experimento había acabado encima de Saito. Para ser más precisos, de su pie. En ese estado, sería imposible que hiciera nada a corta distancia.

¡Oh, Joder!—exclamé nada más verle, mientras intentaba inútilmente levantar la caja—Es imposible... es demasiado pesada para mí...

Al tratar inútilmente aquel esfuerzo, me percaté de algo. El sincorazón seguía vivo. Y nos miraba, furioso. en ese instante me di cuenta de un ligero detalle. Saito está inmovilizado. Es el más fuerte de los dos. Y el sincorazón nos miraba fijamente. Simplemente sumé dos y dos:

La armadura no perderá la oportunidad para acabar con él.


Mierda... ¿Crees que puedes usar aún hechizos a distancia? Puedo tratar de entretenerle para que no te ataque directamente... ¿O se te ocurre algo mejor?

Escucharía lo que quisiera que me dijera, probablemente con algún tono de odio o sacrasmo teniendo en cuenta cómo me estaba tratando desde que nos habíamos reunido para encontrar al fugitivo, para poder planear algo rápidamente.

Antes de nada, me alejaría de Saito para tratar de evitar que sufriera más daños. Una vez lejos de él, sacaría alguna de mis botellas de cristal vacías y trataría de hacerla estallar contra la armadura, tratando de llamar su atención.

Una vez obtuviera su atención, debería de lograr esquivar sus posibles ataques y encontrar algún momento oportuno para que, ya fuera junto a saito o al experimento, atacarle con mi Llave Espada. Era posible que el experimento también quisiera atacarle, aunque debería de tener cuidado para no salir mal parado, como quedó Saito.
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[IK] Rondas #12 & #13 - 626

Notapor Soul Artist » Sab Jul 26, 2014 10:28 pm

Me desperté tosiendo sangre. Esta quedó atrapada en mi máscara, manchándome parte del morró en consecuencia y dificultándome el respirar. Estaba confuso, distraído y desorientado: era la segunda vez que me alcanzaba uno de esos putos rayos, y encima me había arrojado desde lo alto de las escaleras. Estaba empezando a hartarme de aquella nave.

Alcé la mirada hacia el cielo y encontré el origen de mis pesadillas. Un monstruo amarillo de largas antenas volaba de un lado a otro, frenético, atacando a todo cristo. Fruncí el ceño y me arrastré en silencio hasta el rifle de plasma a pocos metros de mí, sabiendo que sería mi mejor arma contra aquella bestia.

Pichu... ¿Dónde estaba Pichu? Me levanté del suelo a duras penas entre todo aquel caos y la logré localizar. Se encontraba cerca del fantasma que la había secuestrado, mientras mi bella dama luchaba con enredaderas mágicas contra la criatura. Me acerqué con paso firme a mi ratoncita y le acaricié la cabeza, intentando calmarla.

Eh, eh. Papi ya está aquí.

Pero papi tenía otros asuntos a los que atender. La criatura soltó un grito y, tras destruir las plantas de la Portadora, se transformó en una corriente eléctrica que se dirigió hacia una de las máquinas de la sala. Así que así es cómo había provocado que la nave se quedara sin energía, si es que él era el culpable...

Los guardias de seguridad y la chica pechugona que acompañaban a mi bella dama lograron atravesar la puerta que les retenía, y lograron entrar detrás de mí. Mi mente intentaba procesar la información: era un bicho eléctrico. Pichu parecía haberle cogido miedo. ¿Por qué? Ella cargaba electricidad, en teoría era invulnerable. Si atacas a una bateria con rayos, la recargas.

La recargas... Hasta que queda llena. ¡Aquello era una central de energía! ¡Claro que estaba allí, quería alimentarse! Al igual que Pichu, ¡se cargaba de energía!

¡No hay tiempo para explicaciones, señores! ¡La máquina! —grité a los guardias, dirigiendo mi dedo en dirección al cacharro en el que se había metido nuestro enemigo—. ¡Lanzad Electro! ¡Redirigid la energía! ¡¡YA!!

Fui el primero en hacer aquello mismo, y animé a Pichu a que hiciese lo mismo con su Impactrueno. Me lo estaba jugando todo a una carta, pero merecía la pena el intento: aunque si salía demasiado bien, quizás ni yo pudiese vivir para contarlo.

Todas las máquinas tienen un límite de capacidad. Recordé una vez en la que enchufé mi videoconsola con el adaptador de la batería de otra muy superior, y lo que logré fue cargarme la batería de esta: acabó más frita que una patata. Así aprendí que nunca había que sobrecargar demasiado un cacharro eléctrico, o las consecuencias podían ser terribles.

¿Las probabilidades de que funcionase? Pequeñas, pues no sabía si el bicho escaparía antes de aquello o si siquiera tendríamos suficiente energía como para reventar máquinas. Pero por dios santo, ¡lo íbamos a intentar!
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