[Espacio Profundo] 626

Trama de Ivan Kit, Neru, Saeko y Saito

La aparente traición de Tierra de Partida en un acuerdo de paz provocó el anuncio de la guerra por parte de Bastión Hueco. Los aprendices deben enfrentarse entre sí, entre antiguos amigos y compañeros. ¿Cómo lograrán sobrevivir cuando otras amenazas acechan?

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro, Sombra

Re: Ronda #16 - 626

Notapor H.S Sora » Dom Ago 17, 2014 12:24 am

¿Qué diablos?...

Estaba resultando imposible alcanzar a 626, y parecía que el maldito lograría escaparse así como así de nosotros, hasta que por un golpe de suerte fue detenido por unos Sincorazón al chocar contra ellos y logré quedarme lo suficientemente cerca de él como para hacer lo que pretendía, era ahora o nunca.

Hiperpropulsor activado.
Sistema cargándose.


¿Qué diablos era aquella voz? Fuese lo que fuese la omití y lancé dos Electro a la nave del Experimento, la cual pareció empezar a fallar tras aquello. 626 parecía nervioso y nos empezó a hablar en un idioma que desconocía por completo y gesticuló cosas que no comprendí; seguramente relacionadas con que nos fuésemos o nos muriésemos, ambas eran opciones válidas conociéndole lo poco que le conocíamos.

Ahora sí que no te vas a escapar...

Atención: sistema de orientación fallando.
Fallo en la navegación. No conectar el hiperpropulsor.
Repito. No conectar el...


626 empezó a golpear el cristal gruñendo, pero de todas las veces que había visto al pequeño ángel demoníaco, esta era la que parecía más asustado de todas. ¿Qué diablos le habrían hecho los Electro a su nave para que se pusiese así?...

Traté de acercarme un poco a él, cosa que lamentaría a los pocos segundos de haberlo hecho.

Algo se activó, quizá el hiperpropulsor aquel que la voz había nombrado varias veces, o quizá otra cosa de la nave para casos de “emergencia” como debía de ser este. El caso fue que una terrible onda expansiva dio lugar sin darme tiempo a reaccionar lo más mínimo, empezaba a perder el control del Glider y todo empeoraba por momentos.

Lo peor fue comprobar mientras me alejaba como 626 y su navecita roja ya no estaban... ¿habrían sido destruidos por aquella onda? Era más que improbable, seguramente aquel maldito habría logrado su objetivo: huir lo más lejos que pudiese de nosotros y de la Federación.

Nada más lograr estabilizarme, algo impactó contra mi vehículo, a la vez que me sacaba fuera de él y me dejaba flotando a la deriva.

Mi cuerpo parecía estar agotado por todos los esfuerzos que estaba realizando aquel día, y mi pie no dejaba de doler aún más debido a las fuertes sacudidas acontecidas en los últimos minutos. Me estaba quedando sin fuerzas cuando no debía, y aquello podía salirme caro.

Uy. Cuídate de lo que tienes casi encima.

Al mirar a mí alrededor comprobé con fastidio como otro misil venía raudo y veloz contra mí. No me quedaban fuerzas, pero como aquello me impactase seguramente tendrían que buscar los trocitos de mí que quedasen por el espacio para organizar mi funeral. Y no estaba dispuesto a eso, ni mucho menos.

¡¡Maldita sea joder!!

Incorporé la mitad superior de mi cuerpo como pude sin mover la inferior debido al dolor que estaba sintiendo por mis piernas, y pegué mis manos abiertas una al lado de la otra mientras lanzaba una Flama Tenebrosa por cada una de ellas contra el proyectil.

Mi cara empalideció cuando comprobé que mis hechizos ni tan solo habían desviado su trayectoria, aquel misil venía directo a por mí y dudaba que pudiese sobrevivir si recibía su impacto.

Desesperado, traté de “nadar” en el espacio y moverme, pero no podía. Aquello me iba a matar.

Fulgor.

O no.

Una técnica que me resultó vagamente familiar arrasó y se llevó por delante al misil y la nave que había tenido la mala suerte de dispararlo. Pensaba que iba a salir volando de nuevo dada la gran explosión que habían causado tanto la nave como el misil junto con la técnica, pero alguien me sujetó con firmeza para que no lo hiciese. Antes de que pudiese darme cuenta me encontré siendo mecido en los brazos de una mujer.

Por extraño que pareciese, aquello ni tan solo me molestaba y lo prefería mil veces más que salir volando y despedido al espacio. Fuese quien fuese la persona que me mantenía en sus brazos, era la primera vez que me había podido sentir seguro desde que había puesto un pie en aquel mundo de locos.

¡Anda, mira lo que he pescado! ―a pesar de encontrarse en una armadura, reconocí aquella voz. Una voz que en su día me había podido resultar molesta e irritante por la persona de la que procedía, pero a la que me había acostumbrado con el paso del tiempo en Bastión Hueco y a la cual incluso me había encariñado. Se trataba sin duda de la Maestra Ariasu, la cual conservaba su característico gorro, y naturalmente era la persona a la que había visto hacer con anterioridad aquella Magia tan poderosa―. ¿Estás bien, Saitito?

No pude evitar hacer el comienzo de una vaga y sincera sonrisa a través de mi armadura, ya que el apelativo cariñoso de Ariasu me había hecho sentir como si me encontrase en los muros del Castillo de Bastión Hueco, el cual ahora era mi hogar.

Creo que es la primera vez que estoy bien en todo el tiempo que llevo aquí Maestra. Sin contar algunas heridas superficiales, esto es lo que más me preocupa ―señalé mi pie izquierdo― una caja de varias toneladas me lo acabó aplastando, y me duele mucho.

Oh, ese no es de los míos ―dijo tras lo que pareció un análisis de nuestro alrededor, y detenerse por supuesto en Neru―. Una pena que estemos tan cerca de la Federación, a Shinju le encantaría que se lo llevase como juguete. Últimamente rompe todos los que le llevo.

»Será mejor que entremos, la Consejera estirada me está esperando. Ah, pero antes...

Con una facilidad asombrosa, liberó otra vez aquella magia tan devastadora arrasando con las naves Sincorazón que se encontraban cerca. Parecía que las naves no eran lo único que se encontraba cerca, pues pude ver como el Glider de Neru salía despedido con el chico dentro tras la explosión que surgió. Me daba igual si la Maestra lo había hecho o no aposta, para ser sinceros lo único que quería era descansar y reponerme.

No iba a preocuparme por alguien de Tierra de Partida, por mucho que me hubiese podido llegar a ayudar. Seguía siendo un traidor, y a los traidores se les tenía que tratar como tal.

Para mi suerte la Maestra Ariasu me llevó de nuevo dentro del mundo. Mientras entraba me pregunté qué pensaría sobre lo de fallar en el acto de capturar a 626 y que la carta estuviese en un posible paradero desconocido o dañada en el peor de los casos. ¿Cambiaría de golpe toda aquella amabilidad por una ira jamás vista hasta entonces?

Esperaba que no, era lo único que me faltaba para acabar de rematarme en aquel instante...

Imagen


Si había llegado a pensar que la gente de aquel mundo estaba zumbada, era porque aún no había tenido tiempo de conocer a sus preciados y cualificados médicos. Naturalmente mi Maestra me había llevado a algo parecido a un hospital tras regresar del paseo espacial que había hecho, para que me tratasen el pie, pero al quedarme solo con ellos en una habitación pude comprobar que lo mejor hubiese sido volver a Bastión Hueco y que Nanashi hubiese intentado curármelo a su manera.

Me encontraba en la cama de una habitación, cansado y rodeado de alienígenas idiotas, aquel era el resumen de mi situación.

La cabeza me empezaba a doler y me encontraba algo mareado, pero aquellos seres sacados de novelas e historias no dejaban de aportar ideas escalofriantes que hacían que tuviese que estar atento para no acabar sin nariz, con dos nuevos ojos ―debajo de los que ya tenía―, substituir mis piernas por tentáculos o con hacerme crecer nuevos brazos en zonas que ni de broma iba a dejar que tocasen.

S-Si a alguien se le ocurre hacer algo de eso ―comenté con esfuerzo tras la propuestas recibidas hasta el momento, pues no quería convertirme en un monstruo.― puedo aseguraros que no habrá Federación Galáctica que pueda proteger vuestras vidas... mi único problema es el pie izquierdo que tengo aplastado, solo eso.

Fue entonces cuando la situación cambió por completo, a mejor para mi suerte. Una voz que podría considerarse femenina expulsó a todos aquellos locos de la sala antes de que hubiese tenido que frenarles para no acabar convertido en un ser difícilmente capaz de ser descrito ni cualificado como “agradable” a la vista de nadie.

Aquella alienígena parecía ser una doctora de verdad ―una que entendía de humanos al menos― y me pareció más agradable que el resto de criaturas vistas hasta el momento en aquel mundo: tenía una forma esférica y rosada, la cual se encontraba llena de ojos y con dos pequeñas patas para desplazarse.

Me informó de que no debía preocuparme ya que ella sabía lo que hacía y antes de siquiera poder protestar o decir algo al respecto me pinchó algo que no sabía lo que era en el brazo.

Cerré los ojos lentamente durante unos segundos. Y aquellos segundos se prolongaron, y prolongaron, mientras caía en los brazos de lo que parecía ser la Diosa del sueño y a la cual me entregué sin resistencia alguna.

...Y dime, ¿siguues v-viendo laas coosas tal y como soooon? ¿EEs lo quue ves rreal o nno?...


...Lote número 192. Tolerancia 51%. Iniciando proceso de prueba...


Abrí los ojos, aterrado en un primer momento y con un dolor agudo que parecía tratar de perforarme el pecho. ¿Qué coño había sido eso? No podía ser real, por supuesto, ¿pero qué diablos me sucedía hoy con los hechos particularmente extraños?

Aquel había sido el segundo sueño que había tenido, pero desde luego el primero más que un sueño me había parecido algo muy real: Diana entraba a mi habitación y tras pasar un momento acariciándome el pelo se iba.

¿Pero cómo podía ser aquello primero real y lo segundo un sueño? Tenía la cabeza hecha un verdadero lío.

Por suerte para mí, me encontraba solo en aquella habitación. Me apresuré a ver si me habían implantado algo nuevo o sí me habían extirpado algo importante, pero me calmé al ver que lo único que habían tocado ―probablemente aquella Doctora tan solo― había sido mi pie izquierdo.

En este llevaba un extraño aparato metálico que me llegaba hasta la rodilla, y del cual desconocía por completo su función. Lo único que sabía era que pitaba constantemente por algún motivo y que los engranajes que llevaba dentro no dejaban de moverse.

Traté de levantarme para comprobar si ya podía andar con más facilidad y al apoyar ambos pies en el suelo parecía que todo iba bien dentro de lo que cabía, hasta que al dar dos pasos noté como aquel aparato me dio un ligero pinchazo. ¿Había sido casualidad o fruto de que yo intentase moverme? Fue entonces cuando me percaté de que habían dejado una nota en la mesilla, me dirigí hasta ella y al cogerla me senté en la cama para leerla con calma:

¡No te mover! ¡No te quitar aparato!


Bueno había podido entender la nota al menos, y ya que no había obedecido lo primero que me habían recomendado, haría caso de lo segundo al menos y no me quitaría el aparato. Era algo incómodo, pero dado que parecía encontrarme mejor esperaba que me retirasen aquello pronto. Aunque debía admitir que aquello no resultaba del todo molesto, pero ni por asomo me podía acostumbrar a llevar algo así siempre. Combatir con aquello puesto debía ser un verdadero quebradero de cabeza.

Me quedé unos minutos pensando, en lo que podía hacer: A pesar de que los pinchazos fuesen algo incómodos, podía andar sin demasiadas dificultades por ahora y había muchas cosas sin resolver y que me interesaba averiguar: ¿Donde estaba Saeko, Ariasu o Diana? ¿Qué había pasado al final con la reunión entre la Consejera y Ariasu? ¿Cuánto tiempo llevaba dormido?...

No podía quedarme en cama a esperar a que aquella agradable criatura volviese y me quitase el aparato, pero no sabía cuan peligroso podía ser andar con aquello puesto ya que no sabía cuál era su función.

Me levanté de la cama y empecé a andar hacia la puerta, no iba a un mal ritmo pero debido a los pinchazos me detenía a cada momento para comprobar si aún llevaba aquel aparato sujeto a mi pierna, pues toda precaución era poca.

Continué avanzando hasta que finalmente estaba a un paso de poder salir de aquella habitación.

Toc.

El sonido de alguien llamando a la puerta cuando me disponía a irme hizo que me detuviese por completo. Contuve la respiración.

Toc. Toc.

Mierda, mierda...

Caminé como pude hasta la cama notando los dichosos pinchazos y me metí en ella tapándome tal y como me habían dejado.

Toc.

¡Adelante!―dije para que la persona o alienígena que quisiese entrar no se impacientase demasiado.

Y entonces la puerta se abrió, y miré curioso por ver de quien se trataba.

S-Saeko...

Mi amiga se encontraba allí mismo, de pie. No sabía cómo debía mirarla a la cara después de todo lo que había pasado... ¿Un simple lo siento bastaría para que me perdonase y todo estuviese bien como antes?

Pude ver cómo me miraba, y como su mirada se detenía en mis piernas. Parecía preocupada, ¿entonces alguien le había informado de lo que había pasado? Mientras pensaba en eso pude ver como ella cerraba la puerta y se acercaba a mí tan seria como de costumbre y entonces me sorprendí cuando me puso la carta en las mismas narices, sin decir ni una palabra más.

La cogí y la dejé encima de la mesilla junto con la nota de la alienígena, pero a los pocos segundos me arrepentí y la volví a coger guardándola en aquel bolsillo cerrado y escondido que había estado anteriormente. No iba a volver a perderla, haría todo lo posible para que Saeko no tuviese de nuevo que sacrificarse por mi incompetencia.

Saeko por su parte se había sentado en un asiento y parecía esperar a que fuese yo quién dijese algo al respecto. No sabía muy bien cómo empezar a disculparme por todo lo que había sucedido aquel día; si bien podía haberme llegado a enfadar en algún momento por el bofetón, me dejó de importar tras pensarlo fríamente. Era mi amiga y había actuado más que mal dejándola sola.

Oye… ―Saeko se me adelantó, y escuché atentamente lo que me fuese a decir― Lo siento.

>Hay ocasiones que no puedo controlarme, Saito, y la situación me estaba superando; estaba saliendo todo mal.

Pensé en lo que había dicho, y la miré mientras esta seguía manteniendo la cabeza gacha. Aquello me hizo sentir un poco mal también. Por lo que me dispuse a hablar ya que era mi amiga, y no había nada que perdonar.

Saeko...―empecé yo también, claramente arrepentido― yo también lo siento. Eres mi amiga, bueno más importante aún que una amiga para mí, y no he actuado bien contigo. No volveré a fallarte te lo aseguro.

Callé durante unos segundos, pensando si contarle o no lo que estaba pasando con lo de mi delirio, la voz y la pesadilla. Era mi amiga, la única en quien podía confiar después de todo, quería contárselo a modo de demostrarle que quería hacer las paces, pero no sabía si aquel era el lugar correcto.

>>Saeko cuando volvamos a Bastión Hueco, quiero hablar contigo de algo. No sé si tiene mucha importancia o no, pero me gustaría hacerlo. ―sonreí.― Porque eres mi amiga.

Y tras aquello esperaría a que mi amiga dijese algo o quisiese preguntarme por lo del pie o por cualquier otro asunto, de lo contrario le enseñaría el aparato explicándole que era menos grave de lo que parecía y trataría de romper el hielo contándole como aquellos aliens habían intentado deformarme.

Por fin las cosas parecían empezar a ir bien.
Imagen

Muchas grácias por el avatar Mepi ^^
H.S Sora
22. Espectro
22. Espectro
 
Mensajes: 655
Registrado: Mar Sep 25, 2012 7:43 pm
Dinero: 3,775.22
Banco: 213,774.43
Sexo: Masculino
Karma: 3

[IK] Ronda #16 - 626

Notapor Soul Artist » Dom Ago 17, 2014 6:15 pm

No puede ser que me haya desmayado, ¿verdad?

Me desperecé en la cama mientras recuperaba el sentido. La luz me hacía daño en los ojos, lo cual complicaba mi proceso para recuperar la memoria; lo último que recordaba era oscuridad, de golpe luz y... Una gran descarga de dolor. Intenté gritar, pero no podía. No donde estaba, atrapado en algún lugar entre el infierno y la nave...

¡Nave! Ya empezaba a acordarme. Me acordé de dos figuras, dos amigos a los que había ayudado... ¿Había escapado con ellos en la Black Hunter? No, no había sido así. Me había quedado en la nave de la Federación. ¿Por qué...? Para encontrar a Pichu, eso es. Y había avanzado, hasta enfrentarme a aquella cosa... Y entonces...

Me dio un vuelco al corazón al recordarlo. No había logrado escapar de la Federación: había caído desmayado. Aquel monstruito había provocado una sobrecarga de energía que me había dejado totalmente frito. Y si no había escapado, significaba que...

Cuánto tiempo, eh, Ivon.

Puta mierda.

Me levanté de golpe y me llevé la mano al rostro para comprobar, muy a mi desgracia, que mi máscara y las gafas habían sido retiradas. Mis ojos se clavaron en la figura frente a mí, alguien que desde hacía dos años no veía ni tampoco tenía muchas ganas de volver a verle: Kazuki. Maestro de Tierra de Partida y uno de mis mentores predilectos, ya que había sido quien me había enseñado algunos hechizos elementales.

Daba gusto que al menos se acordaba de tres letras de mi nombre, que era ya más que otros aprendices.

Hola.

Bajé las manos frente a mí para ver las esposas que me tenían prisionero. Giré mi cabeza a mi alrededor para comprobar el lugar en el que estaba; no estaba seguro de si se trataba de otra celda o no, pero por lo pronto mi cama era mejor que antes. No sabría catalogar aquello como "bueno" o "malo".

Tomé aire y lo expiré lentamente. Me senté sobre la cama con mis piernas encima de esta. No había escapatoria: aún me encontraba demasiado agotado como para usar más magia. La batalla y la huida me habían dejado totalmente KO, por desgracia.

Sólo tenía, por tanto, una pregunta que hacer. Nada más me vino a la mente:

¿Qué hay para desayunar?

Spoiler: Mostrar
Siento el retraso, muchachos >.< He tenido a Sombra en mi casa estos días y tenía otros temas pendientes cuando se fue (Awards y Tramas como Master)
ImagenImagenImagen
Imagen
¡Gracias, Flan, por Alexis e Ivan!
Imagen
Avatar de Usuario
Soul Artist
Miembro del Hall de la Fama
Miembro del Hall de la Fama
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 4170
Registrado: Dom Jul 30, 2006 3:30 pm
Dinero: 2,576.12
Banco: 4,041,456.56
Ubicación: Tus pesadillas
Clan: Bohemia Lectura
Estantería de objetos
Karma: 46

Ronda #17 - 626

Notapor Astro » Mié Ago 20, 2014 8:02 pm

Ivan

Eh... cosas verdes. Con tentáculos —comentó el Maestro, rascándose la cabeza con pereza—. No te, em, recomiendo comer nada que sirvan en esta nave.

Ven conmigo, esto, Ipan. Tienes que ver... algo...

Kazuki abrió la puerta de la habitación, esperando que el muchacho le siguiera. En el caso de que Ivan se negara o fuese demasiado lento, descubriría que las enormes esposas de pronto tiraban de él con mucha fuerza hacia el Maestro, que presionaba el botón de una especie de mando.

Quisiese o no, le acompañaría. Aunque tuviese que ir arrastrado por el suelo todo el camino.

Juntos, avanzaron por un largo pasillo metálico, lleno de puertas a otras habitaciones idénticas a la de antes, llamando la atención de todos los extraterrestres con los que se cruzaban.

En cuanto llegaron al fondo y cruzaron la esquina, llegaron a su destino: un enorme portón con un gran letrero (que Ivan no pudo traducir) y un soldado haciendo guardia.

Creíamos que, eh, habrías vuelto con tu padre en... ¿Ciudad de Paso? —comentó Kazuki, mientras le hacía un signo al alien para que les dejaran pasar—. No esperaba encontrarte aquí y mucho menos en, em, estas circunstancias.

»Las cámaras de seguridad captaron imágenes a saltos durante los apagones. Sabemos lo que... bueno, tu fuga.

Y se abrió la puerta. Kazuki volvió a arrastrarle hacia dentro (o tal vez Ivan entrase por su propio pie), donde encontraría una amplia sala blanca llena de equipamiento médico, todo igual de futurista que el resto de la nave. Una hilera de camillas alineadas en el fondo de la habitación llamarían su atención: sobre todo porque sólo una estaba ocupada por alguien.

Ambos avanzaron en esa dirección, mientras el Maestro seguía hablando:

Am, en tu bloque de celdas hubo tres fugados. De los cuales... sólo uno consiguió escapar de la nave.

Podría verle: tumbado en la camilla, estaba su colega del alma: C-Wolf. Pero había algo raro en él, algo extraño. Sus ojos, abiertos, estaban perdidos en el techo de la sala, y se le caía la baba al tener la boca abierta. Sin reacción alguna cuando ambos portadores se acercaron, lo único que hacía era respirar lentamente.

Está en estado, eh... vegetativo. Los médicos no saben si despertará. Su mente fue, am, drenada. Devorada, según dicen —explicó, sin llegar a acercarse demasiado al lobo—. El criminal conocido como Ligray le dejó así en cuanto, esto, llegaron al hangar de las naves embargadas. Y huyó en la que creemos que era... tu... nave gumi.

Se hizo el silencio, al menos por parte del Maestro. Ivan tendría que asimilar lo que le acababan de explicar: su gesto de buena fe para que sus dos amigos huyeran habían acabado con uno de ellos... en un estado que, para algunos, era peor que la muerte.

Emm... Están revisando los motivos de tu encarcelamiento, hay algo... irregular. Pero fuiste un aprendiz de Tierra de Partida, sabías que podías haber contactado con nosotros para que te ayudáramos en lugar de intentar fugarte.

Imagen
Saito & Saeko

Los dos aprendices tuvieron poco tiempo para hablar. No habrían pasado ni cinco minutos desde que Saeko había entrado en la habitación de Saito, cuando un peculiar alienígena entró en la sala: rosa, con forma de esfera, y con muchos ojos repartidos por todo su cuerpo.

Él, podría reconocerla como la doctora que le había salvado de acabar convertido en un mutante. Ella, tal vez la reconocería como la pretendienta de Gengar.

¡Oh, estás despierto! ¡Bien, bien, bien! —exclamó, acercándose con saltitos hasta Saito—. ¡Pero te has movido, mal, niño mal!

Y sin decir nada más, se puso a tocar el aparato del pie del aprendiz, que de pronto le soltó más pinchazos que nunca. Saeko, por su parte, descubriría que la mitad de los ojos de la alien la miraban a ella. Resultaba... escalofriante.

¡Listo, sí! ¡Pie bien!

La máquina se abrió de golpe, cayendo al suelo y dejando una leve humareda. Cuando se disipó, los tres presentes descubrirían con alegría que el pie del muchacho estaba completamente recuperado, perfectamente formado con sus cinco dedos y sin ninguna herida visible. Pero sí que había algo... raro. Era verde. Desde la piel hasta las uñas: todo era verde.

¡No preocuparte, no preocuparte! —explicó apresurada la doctora ante la sorpresa de los dos humanos—. ¡Recupera su color en días, sí, sí!

La extraterretre recogió los restos del aparato con sus pequeñas patitas y se dispuso a marcharse, pero no pudo evitar pararse frente a Saeko. Esta vez dirigió todos sus innumerables ojos hacia ella antes de preguntar:

¿Dónde estar?

Fuese cual fuese la respuesta de la aprendiza, volvería a insistir. Pero esta vez, todos sus ojos se convirtieron en pequeñas bocas llenas de dientes afilados:

¡¿DÓNDE ESTAR MI BOOJIBOO?!

Justo a tiempo, la puerta de la habitación volvió a abrirse. La médica, sorprendida, salió disparada por ella a toda prisa ligeramente colorada por lo que acababa de hacer.

Quien había abierto la puerta, por cierto, era Ariasu.

Estáis los dos aquí, parejita. Mejor —comentó, entrando como si no acabara de ver a un monstruito amenazar a Saeko—. ¿Estás bien, Saeko? ¿Qué tal ese pie, Saitito?

Un simple vistazo sirvió para que la Maestra estallara en carcajadas.

¡Qué monada! —consiguió decir tras un ataque de risa, limpiándose lágrimas de los ojos—. Aunque yo hubiese pedido que te lo pusieran en azul, te pega más.

»Ah, sí. La estirada de la Consejera quiere veros a los dos. Vamos.

Sin perder ni un segundo, Ariasu guió a los dos aprendices por una serie de cortos pasillos. Por el camino, ambos podrían aprovechar para preguntarle cosas a la Maestra. ¿Qué había pasado con la Central? ¿Y con 626? ¿Dónde estaba Gengar? Lo que se les ocurriera.

Los tres llegaron hasta una especie de despacho, equipado con una alargada mesa metáica. Al fondo de ella estaba sentada la Consejera, acompañada por los otros dos jueces que habían presidido los juicios: un robot y un ser gelatinoso de tres ojos. Diana también estaba allí, sentada a mitad de la mesa con cara de pocos amigos.

En un rincón de la mesa también había dos cajas. Descubrir que Gengar estaba dentro de una de ellas seguramente alegría a Saeko, aunque el fantasma no podía salir de ella: si intentaba atravesar las paredes, se llevaba un calambrazo. En la otra caja, encerrada, estaba Pikachu. Triste, porque otra vez la habían separado de su papi.

Tomad asiento —pidió la Consejera—. Queremos saber todo lo que ocurrió una vez partisteis de la Sala de Control.

»Todo.

Ariasu miró a ambos, y asintió. Era la hora de que contasen su versión de los hechos.

Spoiler: Mostrar
Las preguntas a Ariasu por el camino serán respondidas en la siguiente ronda, pero no abuséis.

Nota: podéis marcaros un Kairi, y decir que "lo contáis todo" para ahorraros escribir todo el diálogo a mano, pero si no especificáis daré por hecho que contáis cualquier detalle vergonzoso para vuestro personaje. Si hacéis esto, dejad claro qué contáis y qué no.
También podéis hacer un Helco y escribirlo tooodo para que sepa exactamente qué dicen Saeko y/o Saito. No habrá chuche, pero lo tendré en cuenta para los PX.


Imagen
Neru

Todos los tripulantes del barco escucharon atentos las explicaciones del humano. Palabra por palabra, Neru descubriría que cada vez parecían más y más enfadados con él. Pero lo peor de todo llegó cuando sacó el dinero e intentó continuar hablando:

Si no hay ningún inconveniente, puedo abandonar la nave invocando mi pequeña nav...

Neru no pudo terminar la frase. Sin previo aviso, y a una velocidad asombrosa, una de las manos (aunque tal vez sería mejor definirlas como garras) se lanzó hacia la boca del aprendiz, agarrando sus labios y cerrándole la boca literalmente.

¿Le ha dicho alguien alguna vez que miente fatal, señorito Neru? ―le preguntó, manteniendo la boca del muchacho agarrada con una inusual fuerza―. Y no me gustan las mentiras.

Señor Arrow, llevadle a la bodega. Aseguraos de que no pueda salir de ahí ―ordenó, soltando por fin los labios y alejándose sin mirar a Neru a ritmo ligero―. ¡Y mantened el rumbo! Cuando lleguemos al Transporte, ellos se ocuparan de él.

¡A sus órdenes, Capitana! ―respondió el aludido, haciendo un saludo militar cuando la mujer pasó a su lado.

Spoiler: Mostrar
Imagen

Resultó que ese tal señor Arrow era el mismo alien que Neru había visto nada más despertar: el grandote de piedra, que agarró al aprendiz del brazo y lo arrastró con muchísima facilidad. Podría intentar resistirse o incluso combatir, pero el agotamiento producido por el combate contra la Armadura le estaba pasando factura.

Sin remedio, acabó en la bodega. Encadenado, por si fuera poco, y colgando del techo sin tocar el suelo. Las cadenas le mantenían las muñecas demasiado apretadas: podría invocar la llave espada, pero le sería imposible alcanzar ninguna de las dos cerraduras de las cadenas.

Resumiendo: estaba atrapado, por mentiroso.

Pasó aproximadamente media hora, rodeado de comida (de un olor espantoso, por cierto), cuando de pronto la puerta de la bodega se abrió. Fue la Capitana Amelia la que entró, examinando una vez más a Neru con sus penetrantes ojos.

Acabo de recibir un interesante mensaje del Transporte Penitenciario Turo, para informarnos de que Kazuki, un Maestro de la llave espada, está buscando a su aprendiz, perdido en el espacio tras una explosión. Un tal Reru, parece ser.

La mujer cogió uno de los barriles del suelo, lo puso recto y se sentó con elegancia en él.

Así que dígame, aprendiz de la llave espada Reru, ¿por qué no me cuenta todo desde el principio?

»Y esta vez que sea la verdad.

¿Pillado...?

Imagen
Ivan, Saeko & Saito

Los aprendices de Bastión Hueco acababan de terminar de contar (o no) lo ocurrido cuando la puerta de la sala volvió a abrirse. Kazuki entró por ella, acompañado por Cool Wind, al que el Maestro habría obligado a acompañarle una vez más tras la visita a C-Wolf.

Ariasu soltó un bufido al verles, y Diana no tardó en imitarla. La única que se alegría de verles, seguramente, sería Pikachu desde su jaula.
Kazuki, precavido, se sentó lo más alejado del grupo del bastión posible, pidiéndole a Ivan que se sentara a su lado (o obligándolo si no colaboraba).

Siento el, eh, retraso ―se excuso.

Tierra de Partida, sieeempre tan lentos ―exclamó Ariasu, con tono burlón―. Bastión Hueco no hace esperar a sus aliados, ¿sabéis?

»Ni les apuñala por la espalda.

La tensión era evidente en la sala, sobre todo con el último comentario de la Maestra del sombrero divertido. Kazuki abrió la boca para responder, e incluso hizo el ademán de levantarse con enfado, pero la intervención de un tercero puso a todos en su sitio.

Aquí no. Y mucho menos ahora ―ordenó la Gran Consejera, tajante.

Ambos Maestros asintieron levemente con la cabeza, sin añadir ninguna palabra más. Quedaba claro que las respectivas alianzas con la Federación eran demasiado importantes como para arriesgarse a romperlas.

Ivan Kit, alias Cool Wind ―empezó a hablar de nuevo la mandamás, dirigiéndose hacia el nombrado―. Fuiste encarcelado en el día de hoy, y participaste en la fuga producida por la crisis energética.

El Maestro Kazuki ha intervenido a tu favor, asegurando que eres un aprendiz de la llave espada perdido en unas "malas circunstancias" ―las dos últimas palabras fueron pronunciadas con cierto desdén―. Así pues, queremos escuchar lo que tienes que decir en tu defensa.

Cuéntanoslo todo.

Todas las miradas se centraron en Ivan. Era su oportunidad para hablar y explicarse, dependía de él aprovecharla.

Spoiler: Mostrar
Ahora sí, ¡última ronda! Dejad claro si queréis que el PX recibido vaya para vuestras mascotas o no, o si tenéis alguna otra petición en particular.

Se agradecerá que comentéis qué tal os ha parecido la trama (tampoco os sentáis obligados) y tal, sobre todo al ser la primera que llevo entera. ¡No os cortéis con los puntos negativos, que no lo tendré en cuenta para los PX!mentira

Spoiler: Mostrar
Fecha límite: domingo 24 de agosto.
Imagen
Spoiler: Mostrar
Imagen

Imagen

Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Avatar de Usuario
Astro
57. Ferrocustodio I
57. Ferrocustodio I
 
Mensajes: 1689
Registrado: Jue Sep 06, 2012 12:49 pm
Dinero: 598,528.05
Banco: 15,646.59
Sexo: Masculino
Estantería de objetos
Karma: 7

Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor Darkness Seeker » Mié Ago 20, 2014 9:24 pm

¿Le ha dicho alguien alguna vez que miente fatal, señorito Neru?

Por un segundo me quedé trastocado. ¿Que miento fatal? Pero si no había dicho ninguna mentira, lo único que había ocultado era mi cargo como caballero de la Orden de la Llave Espada, pero el resto era completamente cierto. Lamentablemente no tuve tiempo de contestar, pues inmediatamente la capitana se acercó a mí a toda velocidad y me tapó la boca con sus afiladas manos.

Y no me gustan las mentiras.

Señor Arrow, llevadle a la bodega. Aseguraos de que no pueda salir de ahí¡Y mantened el rumbo! Cuando lleguemos al Transporte, ellos se ocuparan de él.

De mal en peor.


Para cuando quise darme cuenta, me hallaba encadenado en la bodega ¡Cuándo ni siquiera había mentido! La bodega estaba llena de barriles, cajas y demás materiales para su uso en el barco. Para mi pesar, no sólo estaba encadenado en la bodega, sino que además estaba enganchado en una de las columnas unidas a las paredes de la bodega.

Traté de zarandearme, aprovechando que estaba sólo, pero no tuvo efecto. Ni siquiera era capaz de ponerme a ras del suelo, y para colmo estaba en una posición de lo más molesta. Pasó un tiempo, el cuál no fui capaz de medir de alguna manera fija, hasta que las puertas de la bodega se abrieron para dar paso a la Capitana del navío.

Acabo de recibir un interesante mensaje del Transporte Penitenciario Turo, para informarnos de que Kazuki, un Maestro de la llave espada, está buscando a su aprendiz, perdido en el espacio tras una explosión. Un tal Reru, parece ser.

Cuando oí aquello me quedé de piedra ¿Sabía acerca de la existencia de la Orden? Tenía entendido que era algo que sólo unos pocos estaban permitidos a saber todo lo relacionado a la llave espada y a la existencia de otros mundos, y el sólo nombrarlo a alguien no autorizado podía ser castigado gravemente en la Orden.

Espere..¿Conoce la existencia de la Orden de la llave Espada? Se supone que es un conocimiento prohibido y...

Sin embargo, ella prosiguió tan campante girando a mi alrededor, sin mostrar ningún tipo de reacción a mis palabras. Llegó un momento en el que, quizás cansada de dar vueltas, agarró uno de los diversos barriles que habían tirados por el suelo y colocándolo de manera vertical, lo posicionó para poder sentarse encima frente a mí.

Así que dígame, aprendiz de la llave espada Reru, ¿por qué no me cuenta todo desde el principio?

»Y esta vez que sea la verdad.

Bajé la cabeza por unos instantes, pensando que podía decir. No tenía nada que ocultar, ni nada por lo que mentir ahora pero... aquella capitana tenía el poder de matarme si así lo deseaba.

"Existen infinidad de mundos.Cada uno de esos mundos está regido por sus propias leyes, ignorantes de los demás. Solo nosotros conocemos que fuera hay algo más, y debe seguir siendo así."―recité de memoria el fragmento de uno de los tantos libros y enseñanzas que nos habían dado en la Orden, tratando de calmarme para poder empezar a dar una "explicación".

No hace mucho que pertenezco a la Orden, pero desde que se me entregó la Llave Espada, se me ha enseñado que hay que evitar que cualquier persona no relacionada directamente con la Orden sepa de su existencia.―Hice una pequeña pausa, esperando alguna respuesta de la Capitana ―Todo cuánto dije antes era cierto, salvo por los detalles de mi "profesión" y la razón por la que me derribaron los sincorazón. Me encontraba de misión en la Nave de la federación, y tras varios problemas tuve que perseguir a un prisionero que trató de escapar. Tratando de seguirle fui alcanzado por las naves sincorazón.

Después de lo que ha pasado, sé que resulta díficil de creer ahora pero, todo cuánto dije es cierto. Lamento todo lo ocurrido, de veras...

Y, una cosa... ―comenté al acordarme por kazuki― ...y es Neru. Kazuki tiene cierto problema para recordar bien los nombres...

Spoiler: Mostrar
Pues... ¡FIN! *tarareo de combate ganado en KH:COM

Comentar que he disfrutado de la trama mucho aunque Neru ha quedado como un muñeco de pruebas del Coliseo del Olimpo. La verdad es que me ha hecho gracia la racha de Neru (machacado por Diana, ser bocadillo de grandullones, apalizado por Armadura, ser derribado por Ariasu, ser aprisionado en el barco de Amelia...).

Por otra parte, me ha encantado la trama porque me ha dejado con la duda constante del "que pasará luego". Personalmente, creo que te va a ir muy bien con tus tramas, porque la verdad es que veo dificil que alguien se queje de cómo lo haces.

Suerte a Astro y al resto de roleros de la trama ~(^.^~)
LET YOUR HEART SURRENDER BY THE DARKNESS¡

Imagen

Logros ~ Neru
Spoiler: Mostrar
Imagen
Imagen
Imagen


Awards

~ 2014 ~

Spoiler: Mostrar
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen

~ 2015 ~
Spoiler: Mostrar
Imagen
Avatar de Usuario
Darkness Seeker
34. Tahúr
34. Tahúr
 
Mensajes: 1004
Registrado: Vie Ago 16, 2013 5:18 pm
Dinero: 171,944.51
Banco: 15,730.00
Ubicación: The Realm of Darkness
Sexo: Masculino
Estantería de objetos
Karma: 7

Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor Tsuna » Sab Ago 23, 2014 8:08 pm

Spoiler: Mostrar


Escuché, con la cabeza gacha, la respuesta de Saito, quien al parecer no me volvería a fallar. No sabía cómo tomarme eso, sobre todo después de haber hecho algunas misiones juntos, en Agrabah y aquí mismo; en Espacio Profundo. El aprendiz continuó hablando, insinuando que quería decirme algo personal en cuanto volviéramos de vuelta al castillo, y su principal razón era por ser su amiga. Pero, ¿qué sería tan importante como para no decírmelo sobre la marcha?

Como quieras.

En realidad no me importaba en absoluto hablar con él. Me puse a pensar, no estaba muy segura de si sería adecuado preguntarlo, pero ya que estábamos a solas...

Oye Saito... ¿Tú crees que soy fea? ―y me enmudecí de golpe, temerosa por escuchar su respuesta. Él era un hombre, yo suponía que él quizás me viese de forma distinta, igualmente, escuche su respuesta y asentí, dejando esas reflexiones para cuando estuviese tranquila en Bastión Hueco

Para mi sorpresa, la puerta de la habitación se abrió dando paso a una criatura tan rara como las demás: una bola rosa con cientos de ojos y unas patas. ¿Qué se suponía que era eso? Me dio un poco de asco, pero decidí ignorarla y continuar mirando al suelo, escuchando un leve pitido en mis oídos.

Alzaría nuevamente la vista, curiosa, para ver cómo trataba a Saito: aquello no me lo quería perder. Le reprochó por alguna razón ―cosa que no me extrañaba viniendo de Saito― y comenzó a tocar la máquina que tenía en la pierna. Pero entonces me di cuenta de que la inmensa mayoría de sus ojos se fijaban en mí, provocándome un escalofrío. Le fruncí el ceño, dando a entender que no estaba de humor en ese momento.

¿Qué? ―le respondí, incómoda

¡Listo, sí! ¡Pie bien!

No me importó que cambiase de tema y se centrase en Saito, por lo que decidí acomodarme mejor en la silla, cruzando piernas y brazos, y sin perder detalle de la escena. En cuanto el aparato cayó al piso levantando una pequeña polvareda, comprobé sorprendida el nuevo pie de mi compañero: era de color verde.

¿Seguro que estás bien? ―le pregunté principalmente a Saito, pero esperaba una respuesta también por parte de aquella cosa

No obstante, la doctora confirmó que se recuperaría en un par de días, por lo que no me dejaba otra opción que creerme eso, y compadecía al pobre Saito, porque yo no sé cómo me hubiese tomado la noticia de tener una pierna de color verde. Inevitablemente, me miré una de ellas, imaginando dicha escena. Para cuando volví a la realidad, me encontré con que la criatura rosa me miraba con todos sus ojos directamente, parecía que tenía algo personal conmigo.

¿Dónde estar qué? ¡Aclárate!

Pero lo siguiente que vi me dejó traumatizada: muchos de sus ojos se volvieron repentinamente unas bocas con dientes. Abrí los ojos como platos, sintiendo arcadas e impactada. Y lo peor de todo es que me había preguntado sobre algo que no había escuchado en mi vida: un Boojiboo, ¿¡qué demonios era eso!?

¿¡Tu qué!? ―logré vocalizar, pegada más a la pared de mi espalda que a la silla y con ojos en blanco, ¿qué se suponía que le tenía que responder?

Y como venida del cielo, la maestra Ariasu apareció por la puerta. Vi las puertas de mi salvación abiertas, porque aquella criatura tan molesta se marchó corriendo.

Maestra…

Me volví a sentar en la silla, exhalando un leve suspiro por el susto que me había llevado. La maestra nos preguntó de inmediato cómo nos encontrábamos.

>Bien… ―lo único que tenía era dolor de cabeza, pero ya se me pasaría, y seguía entera. El que peor estaba era Saito

Aunque yo hubiese pedido que te lo pusieran en azul, te pega más.

Me crucé nuevamente de brazos y miré a Saito, todavía sentada.

Yo creo que el rosa le favorece más, maestra. ―y sonreí con cierta malicia, esperando que aquella pequeña broma le llegase a molestar al chico

Aunque se me pasó por la cabeza la absurda imagen de ver a Saito vestido de mujer, decidí dejar que ambos siguieran la conversación, no me encontraba todavía muy recuperada y prefería mantenerme algo al margen. La maestra nos pidió que saliesemos con ella para ver a la Gran Consejera, la cual quería vernos. Asentí con la cabeza y emprendí la marcha.

Durante el camino me puse a pensar, ¿sería buena idea contarle a la maestra lo de la carta? No podía evitar sentir ciertos escalofríos al imaginar cómo se tomaría la noticia. No me gustaba nada la idea, pero no quería tampoco ocultar cosas, menos a ella. Tragué saliva y, asustada, comencé a hablar, procurando vigilar mis palabras.

M-maestra… ―sentí que se me venía el mundo encima, pero cogí fuerzas para continuar― Durante el ataque de los Sincorazón, verá, la carta sufrió algunos daños, pero hemos conseguido mantenerla a buen recaudo ―aparté la mirada de la maestra al instante, aterrorizada y cabizbaja, no obstante, antes de que pudiese decir nada, proseguí―. Estoy dispuesta a aceptar cualquier castigo.

No me agradaba nada la idea pero tenía que asumir las consecuencias, y quizás en otras circunstancias hubiese culpado a Saito de todo, pero no después de la conversación que tuvimos en la enfermería. No me sentía capaz de provocar más líos, aunque hubiese sido yo la que tiró por la borda su dignidad por proteger el sobre. Y prefería que la maestra lo supiese todo por mi boca, no por sorpresas inesperadas. Le hice un gesto a Saito para que se la mostrase, al menos. Escuché la respuesta de la maestra con un nudo en la garganta, asentí sin decir nada, y continué.

Imagen


Entré en el despacho silenciosa, sintiendo una ligera brisa que hacía ondear mi cabello* levemente en el aire. Observé la estancia algo intimidada por el ambiente que se respiraba allí: una alargada mesa, Diana, dos cajas, la Gran Consejera acompañada de dos seres más… No obstante, me puse rígida al momento cuando la Gran Consejera habló, invitándonos a tomar asiento y… a contar todo lo que nos había pasado. Por supuesto, para eso nos habían llamado.

Spoiler: Mostrar
*Puedo suponer que al ser un despacho, hay aire acondicionado o algo por el estilo. (?)


Yo no tenía nada que ocultar, y de hecho, tenía derecho a quejarme por las pésimas habilidades de los dos soldados que habían caído en combate. Así pues, me senté y esperé a que todos estuviesen preparados. Decidí, con determinación, empezar yo, aun a sabiendas de que todas las miradas se centrarían en mí. Carraspeé con algo de fuerza, tapando mi boca con un puño y comencé.

Gran Consejera, nada más salir de la Sala de Control sufrimos un asedio por parte de los Sincorazón. Perdimos varios soldados, bastante ineptos si me lo permite, pues no parecían lo suficientemente capaces ―aquel punto sí quería dejarlo claro―. Al llegar… ―pudimos escuchar una risa malvada, de la cual pensé que el culpable era el Villano Final aquel, pero el enemigo que habíamos enfrentado, la criatura amarilla, no parecía encajar con aquella descripción tampoco. ¿Quería decir eso… que todavía quedaba un enemigo suelto por la nave? ¿El auténtico culpable? Me di cuenta en ese momento de aquel detalle, ¡tonta de mí! Cuando me di cuenta, me encontré con que me había perdido en mis pensamientos, confusa―¡Oh! Perdón… B-bueno, como iba diciendo, el enemigo que nos encontramos en la central jugó con nosotros usando las máquinas en nuestra contra. Si quiere un ejemplo, a mí me dejó por fuera con los soldados, sellando la entrada. Sin embargo, entre todos conseguimos derrotarlo, y si quiere mi opinión, me recordaba bastante al experimento 626.

Decidí hacer una pausa, esperando que aquella información le fuese útil a la Gran Consejera. Poco después continué.

>Diana, aquí presente, mi mascota, otro muchacho y yo, conseguimos arrinconarlo, pero en el último momento… Estalló con la torre central, o algo así. Y Consejera, no puedo evitar pensar que detrás de todo esto hay algo raro, la criatura me daba la impresión de seguir las órdenes de alguien más. ―porque a fin de cuentas, el enemigo eléctrico que enfrentamos no es que fuese muy civilizado tampoco, muy parecido al bicho azul que me encontré en el túnel

Quedé en silencio, esperando que mi explicación hubiese servido. Escuché lo que tuviese o no que decir Saito, o incluso Diana o la propia maestra, hasta que en cierto punto aparecieron por la puerta el maestro de Tierra de Partida y el rarito de la máscara, no obstante, éste ya no la llevaba encima. Comprobé con horror su auténtico rostro, y exclamé un inaudible ”Oh”, intentando por todos los medios no mirarlo de frente.

Igualmente, ¿era aquel chico un humano o una criatura típica de Espacio Profundo? No sabía ya qué pensar, la verdad. Aunque nada conseguía darme más asco que las bocas de aquella enfermera que me atacó de improviso. Me rasqué la nuca, sin saber muy bien para dónde mirar.

Pues si Diana lo quiere… Todito para ella.


Antes de darme cuenta la tensión se había disparado en la sala, y yo, como venía siendo costumbre, andaba un poco perdida. Entre la confusión, me dirigí a Saito y tiré de su manga, intentando decirle que fuese sacando la carta, pero como de costumbre, bendita redundancia, callé cuando la Gran Consejera habló.

Según la imponente mujer, aquel chico, Cool Wind, se llamaba en realidad Ivan Pit y había sido aprendiz de Tierra de Partida ―porque yo, al menos, no lo había visto en Bastión Hueco―, y desapareció en extrañas circunstancias. Lo miré de nuevo y brevemente, sorprendida y analizándolo por encima.

Me crucé de brazos y, una vez todo terminase, acompañaría a Saito a entregar la carta. Y si por algún casual se nos preguntaba exactamente por qué la carta había terminado así, no tendría más remedio que culpar al experimento 626, a fin de cuentas, tampoco estaba mintiendo.

Y así, una nueva y loca aventura terminó para mí en Espacio Profundo. Me había quedado con buen sabor de boca, pues pude poner a prueba mis capacidades durante el asalto de los Sincorazón. Tenía mucho que mejorar, ¡pero mis esfuerzos daban sus frutos! El mundo en sí me había gustado, aunque a veces sintiese algo de asco por sus habitantes. Y la Gran Consejera era una mujer bastante poderosa, en el fondo, esperaba llegar a ser como ella algún día.

Spoiler: Mostrar
Bueno, a mí la trama me ha gustado mucho desde el principio hasta el final, me he reído bastante con muchas de las situaciones que nos has planteado, Astro. Me ha gustado sobre todo la "libertad" que das durante las rondas, el poder ir por cualquier camino que se nos antoje, y que vincules bien los escenarios y no saltes de golpe de uno a otro (cosa que haría de la trama más lineal y pasillera), y este punto precisamente creo que te lo has saltado en muy pocas partes, haciendo de estas lineales, como que yo siguiese a Diana a la Sala de Control, o que fuésemos todos a Espacio Profundo sí o sí, pero eso era la razón de la trama, vaya xD, o que terminásemos de la Sala de Control en la Central en la misma ronda, obviando los pasillos y los escenarios por los que íbamos; creo que estos detalles son pasilleros, pero vamos, yo lo he notado pocas veces.

El punto que te veo fuerte es el control de npcs y del ambiente, me ha gustado mucho acompañar al recepcionista y mangonearlo como me ha dado la gana (?). Y el sistema este de tener la pierna rota, las manos quemadas, etc. Me ha parecido también interesante, ya que no son estados alterados propiamente dichos, pero hacen las cosas más realistas. Que Diana nos recuperase la vida y no los PHs me ha obligado a pensar bien qué habilidades utilizar y cuáles no, y mantener así cierto equilibrio, cosa que agradezco, porque de esta forma me he ajustado más a los límites de Saeko.

Sobre el Experimento 221, bueno, al principio me decepcionó un poco por la paliza que le estábamos dando, pensé que daría más guerra, pero eso de hacer estallar la central me pilló por sorpresa y el desenlace estuvo genial.

Aclarar también que me ha gustado desarrollar la relación entre Saeko y Diana, vaya.

Si te diese una puntuación de 0 (no volvería a rolear contigo como GM) a 10 (te amo, Astro (?)), quedaría en un 9/10. El puntito te lo quito por esos detalles lineales que te he comentado, y porque el desenlace de la trama era un poco predecible (que 626 escapara y tal...).

Sobre los PX, a Gengar le quedan 30 para subir a nivel 10, me gustaría darle todos los PX que pueda a la mascota. En caso de sacar más de 30 PX, pues los que sobren a partir de 30 para Saeko. Vamos, que en principio todo para Gengar y cuando no pueda subir más de nivel (se queda al diez), pues el resto para Saeko. Si Gengar no sube al diez, pues nada, al menos se intentó :(

Y no, nunca me marcaría un "y se lo conté todo", dios xD

Nos vemos~
Avatar de Usuario
Tsuna
57. Ferrocustodio I
57. Ferrocustodio I
The Unknowns
 
Mensajes: 1680
Registrado: Mar Ene 03, 2012 5:12 am
Dinero: 691,216.48
Banco: 0.00
Ubicación: Perdida en el océano.
Sexo: Femenino
Clan: The Unknowns
Estantería de objetos
Karma: 17

[IK] Ronda #17 - 626

Notapor Soul Artist » Dom Ago 24, 2014 10:09 pm

Ven conmigo, esto, Ipan. Tienes que ver... algo...

Me quedé sin desayuno. Por propia recomendación de Kazuki no decidí reclamarlo, pero eso no quitaba que tuviese intención de acompañarle por las buenas. El Maestro se levantó y salió de la celda, y aunque pretendí quedarme sentado en mi sitio, mis manos tiraron de mí en dirección a él, ansiosas de seguirle adonde quisiera llevarme.

Las malditas esposas estaban diseñadas para que andase detrás de él y no me alejase. Estupendo: estaba bien jodido. De ahí a la sala de violaciones, dos pasos.

Creíamos que, eh, habrías vuelto con tu padre en... ¿Ciudad de Paso? No esperaba encontrarte aquí y mucho menos en, em, estas circunstancias.

Ya. —afirmé, pensando automáticamente Y las Perlas para tu abuela, ¿verdad?. Fue Tierra de Partida la que me envió a por aquellos objetos: si pretendían fingir que no los deseaban, que así fuera.

Las cámaras de seguridad captaron imágenes a saltos durante los apagones. Sabemos lo que... bueno, tu fuga.

Me encogí de hombros. ¿Qué esperaba que le contestara? ¿No, papá, fueron los niños malos? Quería que al menos me devolviera mi maldita máscara. Si iba a jugar conmigo a llevarme por toda la nave como si de una primera cita se tratase, al menos podía hacer que me sintiera cómodo.

Nuestro destino resultó ser la enfermería de la nave. Bufé y en un principio me negué a entrar, pero Kazuki tiró de mí una vez más y me vi obligado a entrar. Sabía muy bien lo que quería enseñarme: todos los pobres e inocentes guardias que habían resultado heridos por mis acciones. Oh, sí, qué mal me sentía por ellos.

Am, en tu bloque de celdas hubo tres fugados...

Sí, yo uno de ellos, vale —solté, levantando las manos y agitando las esposas en mi proceso—. Oye, estaba lleno de Sincorazón. Era fugarse o morir. Y además...

... sólo uno consiguió escapar de la nave.

Enarqué una ceja y observé a mi alrededor. Las camas estaban vacías: nada de pobres soldaditos heridos, ni de consecuencias inmediatas de mis actos. Al menos... No los actos en lo que me había enfrascado.

Sólo una cama estaba ocupada. Y aunque reconocí de inmediato quién la ocupaba, me negué a creerlo. Pensé que debía ser otro miembro de su especie, otro prisionero meramente similar a él. Pero no podía apartar la mirada: la duda me estaba corroyendo. Y no quería saber la verdad, pero necesitaba conocerla.

Está en estado, eh... vegetativo. Los médicos no saben si despertará. Su mente fue, am, drenada. Devorada, según dicen.

Mis ojos se volvieron vacíos al escuchar la sentencia de Kazuki. De repente me había quedado sin voz, sin pensamientos claros ni capacidad de escucha: mi boca se abrió y dejó escapar mi alma, queriendo huir de toda aquella situación. No podía ser cierto. No podía ser real.

C-Wolf estaba en la cama. Su mirada estaba perdida, sus fauces abiertas. La baba se le caía: apenas respiraba. Frente a lo que estaba no era mi amigo, sino sus restos, su cuerpo vacío y sin nada a lo que agarrarse. No le faltaba corazón, tampoco cuerpo, sino... Espíritu. Alma.

No estaba vivo.

El criminal conocido como Ligray le dejó así en cuanto, esto, llegaron al hangar de las naves embargadas. Y huyó en la que creemos que era... tu... nave gumi.

Dirigí mi mirada hacia Kazuki, temblando como un flan. No podía dar crédito a nada de todo aquello. Me apoyé sobre el respaldo de la cama donde se encontraba mi amigo, intentando asumir toda la información que intentaba lanzarme Kazuki.

Wolf probablemente no volviera a despertar nunca. Y según el Maestro había sido Galleta, o... Ligray. Como quisiera llamarse. Antes de que me diera cuenta, estaba hiperventilando: no podía respirar bien. Había prometido a Wolf que... No podía ser que...

Emm... Están revisando los motivos de tu encarcelamiento, hay algo... irregular. Pero fuiste un aprendiz de Tierra de Partida, sabías que podías haber contactado con nosotros para que te ayudáramos en lugar de intentar fugarte.

Yo... No podía...

No sabía cómo contestar. No sabía qué decir, ni qué hacer. El tiempo dejó de tener valor para mí: en algún momento del que no fui consciente, me veía arrastrado de nuevo por las esposas de Kazuki, alejándome de C-Wolf.

Intenté extender mi mano hacia él, pero era incapaz. Estaba siendo arrastrado en contra de mi voluntad.

* * *

Siento el, eh, retraso ―se excusó el Maestro.

Habíamos llegado hasta una sala llena de caras conocidas. Allí estaban la chica que me había gustado, su compañera, otro chico, una señora mayor y la Gran Consejera; no miré a ninguno de ellos. Caminaba como un zombi, con los ojos abiertos como platos, vacíos de pensamientos como un agujero negro.

¿Querían ver mi cara? Que la vieran. En aquel momento no podía importarme. El lugar entero podía explotar, que seguiría en el mismo lugar: mi limbo particular. Era incapaz de quitarme de la cabeza los buenos momentos con C-Wolf y Ligray, y el resultado final de mis acciones. Ni siquiera los lamentos de Pikachu fueron capaces de devolverme a la normalidad.

Ivan Kit, alias Cool Wind ―llamó mi atención la Gran Consejera, aunque no levanté la mirada―. Fuiste encarcelado en el día de hoy, y participaste en la fuga producida por la crisis energética.

No di respuesta. No podía, y aunque mi cuerpo hubiese sido capaz de contestar, tampoco habría querido. No me salía nada del pecho: casi ni respiraba.

El Maestro Kazuki ha intervenido a tu favor, asegurando que eres un aprendiz de la llave espada perdido en unas "malas circunstancias". Así pues, queremos escuchar lo que tienes que decir en tu defensa.

Seguí sin poder contestar. Me acordé de mi saludo final a mis dos únicos amigos, la sensación de querer protegerlos, el sentimiento de amistad que había desarrollado con ellos... No había sido mucho tiempo el que había estado con ellos, pero para mí había durado como una vida entera.

Una vida que me había cobrado con C-Wolf.

Cuéntanoslo todo.

Fue mi culpa...

No podía pensar en otra respuesta. Me llevé una mano a la frente y por fin mi cuerpo comenzó a responder a todo aquello: las lágrimas salieron de mí. Mi voz era ahogada y casi inaudible, pero allí estaba. Mis ojos recobraban vida con cada gota que desprendían: el dolor me dominaba. Y sobre todo, la culpabilidad.

Fue mi culpa. —repetí, intentando aumentar el volumen de mi voz pero todavía muy apagado—. Quise ponerles a salvo a los dos de... Todo esto. Los Sincorazón, el monstruo eléctrico... Y quería salvar a Pichu. Quería cambiar y dejar de pensar en mí mismo.

»Fue mi culpa.

Spoiler: Mostrar
PX para Pichu // Pìkachu. Si sobra algo (máximo que puede recibir: 51 PX), para Ivan.

Ya lo he comentado por privado, pero esta Trama me ha encantado de principio a fin. Ha sido genial y merece todos mis aplausos: bravo. Si como Master novato eres capaz de llegar a este nivel, Astro, no puedo imaginar hasta dónde llegarás más experimentado.

Gracias por llevarlo todo.
ImagenImagenImagen
Imagen
¡Gracias, Flan, por Alexis e Ivan!
Imagen
Avatar de Usuario
Soul Artist
Miembro del Hall de la Fama
Miembro del Hall de la Fama
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 4170
Registrado: Dom Jul 30, 2006 3:30 pm
Dinero: 2,576.12
Banco: 4,041,456.56
Ubicación: Tus pesadillas
Clan: Bohemia Lectura
Estantería de objetos
Karma: 46

Re: [Espacio Profundo] 626

Notapor H.S Sora » Lun Ago 25, 2014 11:20 pm

Saeko pareció conformarse con tener que esperar para hablar conmigo del asunto que me turbaba ligeramente, pero aún así la notaba extraña. Aparentaba estar allí físicamente, pero en lo que a pensamientos se refería, estaba muy muy lejos de aquí.

El silencio lo inundaba todo, haciendo que el mínimo ruido que se produjese se oyese de manera amplificada. Aquella situación no era la más agradable que había tenido, pero que se le iba a hacer, por lo menos había hecho las paces con mi amiga.

Oye Saito... ¿Tú crees que soy fea? ―Ante aquello, alcé la vista y la miré sorprendido. ¿De verdad me había hecho aquella pregunta o es que tan solo estaba delirando y aún no había despertado?... Estaba bien despierto, aquello era seguro. Y por lo tanto, la pregunta también había sido real.

Saeko, todo lo contrario... ―traté de no sonrojarme ante lo que estaba diciendo, y busqué las palabras adecuadas.― Eres muy guapa, y no creo que nadie pudiese pensar eso de que eres “fea”, en absoluto...

Ella asintió, mientras yo reflexionaba medio muerto de la vergüenza el motivo por el que mi compañera tendría dudas sobre su belleza. ¿Acaso no le era evidente verlo? ¿Por qué motivo le habrían entrado aquellas dudas?...

Por suerte para los dos, el incómodo momento desapreció cuando la puerta se abrió dando paso a la doctora alienígena que me había tratado con anterioridad. Aquello significaría que seguramente podría quitarme aquel aparato de encima, y si todo salía bien, probablemente andaría como una persona normal.

¡Oh, estás despierto! ¡Bien, bien, bien! —exclamó, acercándose con saltitos, cosa que me pareció graciosa por algún motivo que no sabría decir—. ¡Pero te has movido, mal, niño mal!

He leído la nota demasiado tarde, —dije encogiéndome de hombros— pero no me he movido mucho.

Empezó a trastear con el aparato, haciendo que empezase a soltarme muchos más pinchazos que cuando había intentado moverme, no eran especialmente dolorosos pero molestaban si venían uno detrás de otro.

¡Listo, sí! ¡Pie bien!

Hasta que no lo vea, no me lo creo.

En aquellas alturas desconfiaba de media nave y de casi parte de la otra sino fuese por mi amiga Saeko, la Maestra Ariasu, Diana y quizá la Gran Consejera. Sabía que me podía fiar de aquellas personas, pero del resto no lo tenía tan claro.

Y mis sospechas se confirmaron cuando la doctora hizo que el aparato se abriese, haciendo que pudiese ver como había quedado mi pie tras una ligera y dramática humareda. El pie en sí estaba bien, pero había algo que no era normal. Me froté los ojos en un principio pensando que podría deberse a la luz de aquel lugar, pero tras fijarme bien descubrí para mi desgracia, que no era así.

Verde. Tenía casi una jodida pierna entera de color verde, ¿y ella decía que todo estaba bien? Y una mierda, que tu pierna cambiase de color no podía ser algo relacionado con “estar bien”, en absoluto.

¿B-Bien?... Está verde... ―dije casi en un susurro mientras empalidecía.

¿Seguro que estás bien? ―Miré a mi compañera la cual parecía claramente preocupada por la tonalidad de mi recuperado pie.

Bueno, sin contar que está verde... Sí, creo que estoy bien. Creo que quizá pueda incluso andar sin ninguna dificultad. ¿Esto va a quedarse así? ―dije preguntandole preocupado a la doctora.

¡No preocuparte, no preocuparte! —¿Que no me preocupase? Quizá en aquel mundo tener piernas de diferentes colores podía llegar a ser normal, pero de donde yo venía no. Ni por asomo volvería a Bastión Hueco con una pierna de cada color, me negaba completamente.—. ¡Recupera su color en días, sí, sí!

Suspiré, cansado y resignado. ¿Qué otras opciones me quedaban aparte de fiarme de ella? Aún debía darle las gracias de que no me hubiesen amputado partes del cuerpo, o hecho crecer miembros en zonas donde no me eran necesarias.

Por lo menos, sin contar que era verde, todo lo demás parecía estar bien. Incluso parecía que ya no iba a dolerme en absoluto cuando tratase de andar.

¿Dónde estar?

Antes de que pudiese darme cuenta, la pequeña enfermera se encontraba cara a cara con Saeko. ¿Acaso ya se conocían de antes? Miré la escena, claramente intrigado por aquello.

¿Dónde estar qué? ¡Aclárate!

Entonces, aquello que parecía una escena cómica se tornó algo más seria. Los ojos de la doctora se convirtieron en bocas con dientes, algo bastante... repulsivo. Muchísimo más que mi pie verde, sin duda.

¡¿DÓNDE ESTAR MI BOOJIBOO?!

¿¡Tu qué!? ―Apenas había oído a Saeko pronunciar aquellas palabras, parecía una mezcla de entre aterrada por lo que estaba sucediendo y anonadada por la escenita que la doctora estaba realizando.

Me reincorporé y apunté con mi mano a la doctora: No era muy buena idea atacar a la persona que me había salvado, pero tampoco podía dejar que la tomase así con mi compañera. Además un Electro no podía hacerle demasiado daño, ¿no?....

Por suerte para mí y para Saeko, la puerta se abrió haciendo que la pequeña alien saliese disparada antes de que lanzará aquel Electro o de que nadie le dijese nada.

Maestra…

Por ella había entrado la Maestra Ariasu, la cual no sabía si habría visto/oído parte de aquella peculiar escena o no.

Estáis los dos aquí, parejita. Mejor. ¿Estás bien, Saeko? ¿Qué tal ese pie, Saitito?

Bien… ―fue lo único que dijo mi compañera, aunque por algún motivo creía que le pasaba algo que no nos había dicho.

Bueno... Creo que ya puedo moverlo y que podré andar sin dificultad alguna, pero hay algo que me preocupa ligeramente...

Fue entonces cuando la Maestra me observó mejor y empezó a reírse al ver el color de pie que según me habían dicho tendría tan solo “temporalmente”. La verdad que tenía su gracia visto desde fuera, pero para mí aquello no la tenía en absoluto.

Al menos no la tendría hasta que no recuperase el color de ser humano que tenía anteriormente, aunque podría haber sido mucho peor si lo pensaba fríamente.

¡Qué monada! —Parecía que con aquello le había dado la alegría del día a la Maestra, la cual no había dejado de reír en todo el rato y que había conseguido que por dentro me estuviese medio riendo. Si la Maestra no lo veía como algo grave, yo tampoco tenía que hacerlo.—. Aunque yo hubiese pedido que te lo pusieran en azul, te pega más.

Yo creo que el rosa le favorece más, maestra. ―Y miré a Saeko, la cual sonreía como de costumbre. Puse cierta cara de indignado, aunque en el fondo no me molestaba en absoluto. Aquello era como estar en casa, y era lo que más había echado de menos durante todo aquel día en lo que todo había ido de mal en peor.

»Ah, sí. La estirada de la Consejera quiere veros a los dos. Vamos.

Asentí sin decir nada, mientras Ariasu nos guiaba a mi y a mi compañera a través de varios pasillos. Había ciertas cosas que quería preguntar dada mi ausencia de probablemente algunas horas, y dado que nadie decía nada creí que no habría mejor momento que aquel para comentar mis dudas. Pero había una que me preocupaba principalmente: El experimento 626. Quería saber que había pasado con él, y si de verdad había logrado escapar, cosa que esperaba que no hubiese sucedido y que en el peor de los casos, al menos lo supiese la Maestra Ariasu.

Maestra...

M-maestra… ―Saeko me interrumpió, pero escuché lo que fuese a decir― Durante el ataque de los Sincorazón, verá, la carta sufrió algunos daños, pero hemos conseguido mantenerla a buen recaudo ―¿Que estaba haciendo Saeko?― .Estoy dispuesta a aceptar cualquier castigo.

¿Como? ¿Por qué haces esto?

Miré a Saeko, la cual me hizo una señal la cual interpreté como algo parecido a que quería que le mostrase la carta y me callase lo que fuese que tuviese pensado decir. Saqué mi carta del sitio donde la llevaba y se la mostré a Ariasu, mientras le decía lo siguiente antes de que respondiese:

Maestra Ariasu, ―la miré con decisión y quizá algo de temor por lo que pudiese decidir― Saeko no ha tenido ninguna culpa en los daños que haya podido recibir la carta, en absoluto. Pero si ella fuese castigada por ello, querría que a mi se me castigase también. Dicho esto, ―proseguí con alivio por haberme comportado como debía― me gustaría que me respondiese a algo Maestra Ariasu: ¿Se sabe algo del Experimento 626, de si ha escapado o no, o de lo que se va a hacer respecto a él? ―En aquel momento se me ocurrió otra pregunta, que solo podía hacerle a ella― Maestra, ¿sabe algo acerca del Capitán Gantu?... ―No iba a olvidar facilmente a ese cabrón, y cuanto más supiese de él, mucho mejor.

Esperé a que me respondiese, mientras avanzábamos por aquellos pasillos, hasta que finalmente llegó el momento de la verdad. Llegamos a un despacho, el cual supuse que debía utilizarse para las reuniones dada la gran mesa alargada que poseía, y sentada en ella, había varias personas que reconocía perfectamente: La Gran Consejera y los otros encargados durante los juicios y Diana, la cual parecía de mal humor, como desde el comienzo de aquel día. Además me percaté de que había dos cajitas, en una de ellas estaba Gengar y en otra una criatura que no había visto nunca.

¿Qué hacían ahí? En un principio me pareció que Saeko no se había dado cuenta de aquello, pero le resté importancia cuando la Gran Consejera habló:

Tomad asiento. Queremos saber todo lo que ocurrió una vez partisteis de la Sala de Control.

»Todo.

Claro, para aquello nos habían llamado. Seguramente gran parte de los acontecimientos habrían sido inconclusos para la mayoría sino conocían los hechos que nos concernían a Saeko por haber estado en la Central y a mí, por la Captura fallida de 626. Otra mirada a mi alrededor me hizo comprobar que Neru no estaba presente allí, por lo que quizá habría tenido dificultades para volver tras el impacto con la magia de mi Maestra.

Me apunté mentalmente que si tenía que relatarlo todo, obviaría ese detalle, por supuesto.

Fue entonces cuando el carraspeo de Saeko llamó mi atención, y probablemente el de todos los allí presentes:

Gran Consejera, nada más salir de la Sala de Control sufrimos un asedio por parte de los Sincorazón. Perdimos varios soldados, bastante ineptos si me lo permite, pues no parecían lo suficientemente capaces ―empezó a relatar mi compañera―. Al llegar… ―Saeko pareció quedarse sumergida en sus pensamientos o incluso en babia, dado que no prosiguió hasta un rato después.―¡Oh! Perdón… B-bueno, como iba diciendo, el enemigo que nos encontramos en la central jugó con nosotros usando las máquinas en nuestra contra. Si quiere un ejemplo, a mí me dejó por fuera con los soldados, sellando la entrada. Sin embargo, entre todos conseguimos derrotarlo, y si quiere mi opinión, me recordaba bastante al experimento 626.

>Diana, aquí presente, mi mascota, otro muchacho y yo, conseguimos arrinconarlo, pero en el último momento… Estalló con la torre central, o algo así. Y Consejera, no puedo evitar pensar que detrás de todo esto hay algo raro, la criatura me daba la impresión de seguir las órdenes de alguien más.

Me encontré pensando en aquella teoría que había aportado mi amiga: Si el apagón era lo que había logrado liberar a 626, había sido mucha casualidad que se produjese durante el juicio de este, y dudaba que fuese tan solo un mero ataque de los Sincorazón. Alguien o algo había tratado de liberar o de llevarse a 626 consigo, ¿pero quién?...

Me acordé entonces de mi amigo de ropajes dorados, el señor Mateus Palamecia. ¿Podría tener ese cabrón algo que ver? Antes de seguir cavilando, me di cuenta de que la explicación de Saeko había terminado.

Bueno, supongo que ahora es mi turno...

Imité a mi compañera, carraspeando ligeramente para atraer la atención de todos, y entonces empezaría:

Gran Consejera, yo fui con el grupo responsable de captura del Experimento 626 ―aclaré antes de proseguir―. Durante la persecución nos encontramos con un número pequeño de Sincorazones bastante débiles, por lo que tan solo sufrimos la baja de un soldado descuidado. Tras recorrer un buen trozo de camino nos encontramos en la dársena con el Capitán Gantu tratando de capturarle. Gracias a que logré desequilibrar ligeramente al experimento, le dispararon con éxito y logramos mantenerlo un rato lo que pareció fuera de combate. Pero las cosas se complicaron cuando una barrera nos dejó atrapados en la sala de abajo de la dársena a mí, a otro aprendiz de Tierra de Partida y al experimento 626 junto con un Sincorazón Armadura al que tuvimos que combatir. Logramos derrotar al Sincorazón, pero en aquel momento el cristal de la dársena se rompió debido a los golpes que había recibido en batalla, y lo succionó todo hacia fuera.

Descansé un par de segundos, mientras esperaba que todo el mundo estuviese entendiendo mi relato de los hechos.

>>El Experimento parecía haber previsto aquello, y se subió a una nave dispuesto a escapar. Traté de perseguirle junto con aquel aprendiz, pero tras alcanzarle e inutilizar ligeramente su vehículo, algún comando de su nave realizó una increíble onda expansiva que nos desorientó considerablemente haciendo que nos separásemos. Tras aquello, perdí el rumbo momentáneamente y varias naves Sincorazón estuvieron a punto de acabar conmigo, pero la Maestra Ariasu intervino a tiempo salvándome y me llevó a una especie de hospital donde sanaron una herida considerable que había sufrido en el pie. Y eso es todo, pero si quiere que le de mi opinión, coincido con mi compañera, y creo que esto ha formado parte de alguna especie de plan, probablemente para liberar a 626.

Estuve pendiente de lo que alguno de los presentes tuviese que decir, e incluso de los comentarios que quisiese o no hacer la Gran Consejera al respecto, hasta el momento en que por la puerta entraron un Maestro de Tierra de Partida al cual reconocí como Kazuki, y otra persona a la cual no era capaz de reconocer. ¿Era siquiera humano?....

Intenté observarle disimuladamente, pero no sabía decir a ciencia cierta que era. ¿Un cruce entre humano y alienigena quizá?...

Tanto el Maestro de Tierra de Partida como el chico se sentaron alejados de Bastión Hueco, tal y como cabía esperar. No se acercarían a nosotros como si de una reunión de amigos se tratase, no tras todo lo que había pasado.

Siento el, eh, retraso

Tierra de Partida, sieeempre tan lentos ―dijo la Maestra Ariasu, en aquel tono que le encantaba usar cuando se burlaba de algo o de alguien―. Bastión Hueco no hace esperar a sus aliados, ¿sabéis?

»Ni les apuñala por la espalda.

Aquel último comentario por parte de la Maestra me puso en tensión, sentí como en cualquier momento nos podíamos llegar a enfrentar unos a otros con todos los allí presentes. Miré a la Maestra que me había salvado y a Kazuki intercaladamente, como si una batalla se estuviese a punto de librar.

Aquí no. Y mucho menos ahora ―La Gran Consejera impuso orden, calmando un poquito la situación. Pero aún así era capaz de notar todo aquel odio y enemistad en el ambiente.

Noté entonces como Saeko se acercaba a mí y tiraba de mi manga, tratando de llamar mi atención. La miré y pregunté en voz baja que quería, pero paró en seco cuando oyó hablar a la Gran Consejera, para prestarle atención supuse.

Ivan Kit, alias Cool Wind ―La Gran Consejera empezó a hablar dirigiéndose al que supuse que era el único chico de la sala del cual no sabía el nombre y que acababa de entrar. El chico no pareció inmutarse, como si tan siquiera fuese consciente de todo lo que estaba sucediendo a su alrededor.―. Fuiste encarcelado en el día de hoy, y participaste en la fuga producida por la crisis energética.

El Maestro Kazuki ha intervenido a tu favor, asegurando que eres un aprendiz de la llave espada perdido en unas "malas circunstancias". Así pues, queremos escuchar lo que tienes que decir en tu defensa.

Cuéntanoslo todo.

Fue mi culpa... —oí en lo que parecía ser un ligero susurro del muchacho.

Miré con extrañeza a aquel ser que me parecía un simple cruce entre humano y alien, parecía estar llorando. Esperé a que siguiera hablando, dado que por mi parte lo que el chico decía no dejaba muy claro nada en absoluto.

Fue mi culpa. —si no hubiese sido porque la sala estaba en silencio, apenas habría podido oír lo que estaba diciendo—. Quise ponerles a salvo a los dos de... Todo esto. Los Sincorazón, el monstruo eléctrico... Y quería salvar a Pichu. Quería cambiar y dejar de pensar en mí mismo.

»Fue mi culpa.

No entendía nada de lo que estaba sucediendo con aquel muchacho, por lo que simplemente dejé de darle vueltas y esperé a que todo aquello terminase de una vez con lo que fuese que la Gran Consejera, alguno de los jueces, la Maestra Ariasu o cualquier otro tuviese que decir o intervenir.

Una vez eso hubiese sucedido iría junto con Saeko a entregar la carta, esperando que nadie nos recriminase nada por el estado en que podría encontrarse esta última. Y con aquello terminaría mi misión en Espacio Profundo.

No sabía como calificarla, ciertamente. Me había peleado con mi amiga, reconciliado con esta más tarde, había conocido al supuesto líder de los Villanos Finales, había perseguido una criatura tan peculiar como demente, me habían aplastado el pie con una caja para luego reconstruirlo, había logrado vencer a un poderoso Sincorazón... Había sido un día de locos, sin ninguna duda. Pero no había tenido tiempo de aburrirme con todo lo que había pasado, y notaba que me había fortalecido un poco más tras lo sucedido.

Por lo que estaba ansioso de empezar mi siguiente misión, fuese donde fuese.

Spoiler: Mostrar
~Y colorín colorado, esta trama ya ha acabado~ Siento el tochaco post, pero lo vi absolutamente necesario(?)

No creo que pueda decir mucho más que no hayan dicho ya el resto de participantes, pero simplemente agradecerte la increible Trama que nos has brindado Astro. Creo que no puedo decir nada negativo de esta trama a nivel general: ha sido muy entretenida, movida y no me he aburrido en ningún momento, eso puedo asegurártelo xD

La única cosa/detalle que me ha sabido quizá "mal" ha sido no poder saber más de Gantu y de los motivos que le empujaron a hacer lo que hizo (Quizá me equivocase y me golpease otro, quién sabe(?) o quizá se resuelva en la próxima parte, o quizá haya sido algo necesario para la trama xD) pero es una tontería, nada más xD

Creo que si esta ha sido tu primera Trama y has sabido llevarla a este nivel, estoy deseando ver lo mucho que habrás mejorado en un futuro no muy lejano. Te deseo mucha suerte, aunque no te hace falta en absoluto, sigue así~

Un saludo y hasta pronto n.n
Imagen

Muchas grácias por el avatar Mepi ^^
H.S Sora
22. Espectro
22. Espectro
 
Mensajes: 655
Registrado: Mar Sep 25, 2012 7:43 pm
Dinero: 3,775.22
Banco: 213,774.43
Sexo: Masculino
Karma: 3

Ronda Final - 626

Notapor Astro » Dom Ago 31, 2014 9:12 pm

Neru

La Capitana Amelia, tras escuchar las explicaciones del aprendiz, estalló en carcajadas que se podían oír por todo el barco. Tardó unos minutos en recuperar la compostura y limpiarse los lagrimones que le salían de los ojos por el ataque de risa.

Creía que a los aprendices os educaban mejor. Veo que me equivocaba ―se limitó a decir mientras se levantaba―. La Federación, de la cual soy capitana y te lo he hecho saber, es aliada de tu Orden y conocemos perfectamente la existencia de otros planetas. O mundos, como preferís llamarlos.

»No ha sido precavido, has sido estúpido.

Llave en mano, la mujer liberó al pobre Neru de sus cadenas, dejándole caer al suelo de culo. Todavía riéndose entre dientes, volvió hasta la puerta de la bodega para marcharse.

Llegaremos al Transporte Penitenciario Durgon en media hora. Disfrute de su... camarote.

Y cerró el portón de golpe, dejando al chico encerrado. Pues si intentaba salir, descubriría que estaba firmemente cerrada y no existía cerradura alguna con la que recurrir a la Llave Espada. Demasiado débil para usar magia, tuvo que conformarse con la incómoda y maloliente bodega. Al menos, podría descansar.

Imagen
Saeko & Saito

¡Qué monos, os defendéis mutuamente! ―exclamó Ariasu, divertida, mientras cogía la carta―. Pero no os preocupéis, ya he hablado con la Consejera en persona. Esto ya no sirve para nada.

Y con un leve gesto hizo que el sobre estallara en llamas, dejándolo caer al suelo donde se convirtió en cenizas. Tanto esfuerzo y sufrimiento por parte de los aprendices para mantenerlo a salvo... Había acabado carbonizado. Se siente.

Aunque no os libraréis de un castigo, por supuesto. ¿Tan difícil era entregar una cartita? ―negó varias veces con la cabeza, aunque seguía sonriendo―. Ya se me ocurrirá algo cuando me aburra.

¿Se sabe algo del Experimento 626, de si ha escapado o no, o de lo que se va a hacer respecto a él?

Se ha escapado, sí. La Consejera está enfadadísima, por supuesto, y ya está buscando culpables y bla, bla, bla. Esa mujer no sabe lo que es divertirse.

Maestra, ¿sabe algo acerca del Capitán Gantu?...

¿Ese grandullón? Estaba por ahí dando órdenes e intentando esquivar a la Consejera. La culpa de que el bichito azul escapara es principalmente suya, o eso he oído.

No hubo más preguntas por parte de los jóvenes. Al llegar al despacho, el interrogatorio de la Consejera dio comienzo.

Imagen
Todos

Con el interrogatorio de todos acabado, los siguientes sucesos fueron rápidos y tranquilos.

La Consejera aseguró que investigarían el incidente de la Central de Energía para descubrir al culpable, pero que la Orden no debía preocuparse por ello. Igual que con la captura del Experimento 626: eran asuntos de la Federación Galáctica, no suyos. Una vez más, el orgullo extraterrestre sólo creaba obstáculos.

Las mascotas, encerradas en cajas, fueron liberadas. Según explicó el robot, habían sido contenidas al no estar seguros de su procedencia y tener serias dudas de que pudieran ser los culpables de los apagones (sobre todo Pikachu).

Con la conversación finalizada, Ariasu creó un Portal de Oscuridad para volver al bastión. En cuanto Diana, Saeko y Saito lo cruzaron, la Maestra le sacó la lengua a Kazuki y lo atravesó también, dando por finalizada la misión de Bastión Hueco a Espacio Profundo. Por ahora.

Por parte de Ivan, fue un poco más complicada. Tuvo que esperar una hora mientras los jueces debatían, pero finalmente fue puesto en libertad. Gracias, sobre todo, a Kazuki y a haber intervenido en parar a la criatura de la Central. Se le devolvieron sus pertenencias y a Pikachu, y le aseguraron que pondrían a agentes en busca de Ligray. Sin embargo, la advertencia fue seria: si le volvían a pillar en algún delito, no volvería a librarse por mucho que pidiera ayuda a la Orden.

Kazuki abrió un Portal de Luz para el muchacho, directo a Ciudad de Paso, no sin antes intercambiar unas palabras con él. Le insistió en que se tomara unos días de descanso y volviera a Tierra de Partida, donde podría retomar su aprendizaje y poner remedio a sus errores. También mencionó algo de que Ronin le había estado buscando por algo de unas peras, pero al no recordarlo demasiado bien no le dio más importancia.

Kit, así pues, volvió a Ciudad de Paso. Lo que haría a partir de ese instante dependía sólo de él.

El Legado R.L.S., el barco donde viajaba Neru, llegó al Transporte justo a la hora indicada por la Capitana Amelia. Neru fue puesto en libertad tras que la mujer hablara con un delegado enviado personalmente por la Consejera, y le indicaron que fuese a buscar a Kazuki al hall de la nave. Allí lo encontró, sentado en un banco y completamente dormido. Tras conseguir despertarle (no fue fácil), Maestro y aprendiz volvieron a Tierra de Partida. Su viaje a Espacio Profundo había terminado. Por ahora.

Juicios, apagones, sincorazón, experimentos prohibidos... El día había sido duro para los cuatro aprendices. Pero sus aventuras en Espacio Profundo todavía estaban muy lejos de haber terminado. Muy, muy lejos.


Continuará...

Spoiler: Mostrar


Narrador: ¿Te he hecho sufrir con el final de la trama? Todavía no me lo creo. Ivan Ki-, perdón, Cool Wind se reincorpora a las tramas desde la cárcel nada más y nada menos. Has ido desarrollando la nueva faceta del personaje mientras escapaba de forma genial, aunque debo admitir que me sorprendió que te fiaras tan rápidamente de los dos presos que se unieron a él. Al final descubriste el precio a pagar, pero bueno. Me quedo con tu nave, que es lo que cuenta. ¡Y Pichu ha evolucionado al fin! Ahora tendrás que buscar una piedra trueno para la próxima, suerte.

Buena narrativa y si has cometido algún error gramatical no me he dado cuenta. Aunque sí que has tenido algún post flojo y algo de inactividad en ciertas rondas, que te quitan puntos. Pero en general muy contento con tu participación, y me alegro que te haya gustado la trama. Galleta volverá, no te preocupes, y espero verte de nuevo por Espacio Profundo.

57 PX recibidos.
51 PX para Pichu. ¡Sube dos niveles, a nivel 10!
6 PX para Ivan. 29 PX para subir a nivel 16.

---

DJDarkness65: Neru lo ha pasado bastante mal, para qué negarlo. Tenías el inconveniente de ser el jugador con menos nivel, y has tenido que depender mucho de los demás durante toda la trama. La pelea contra la Armadura es el ejemplo evidente: has llegado a decir que harías lo que hiciera Saito a pesar de ser enemigos. En el futuro, busca el término medio entre depender de los demás y ser un loco temerario.
También debo marcarte que a veces pecas de pasivo: has tenido varios momentos para preguntarle o hablar con Kazuki sobre lo que estaba ocurriendo que has desperdiciando bastante. Siempre que puedas consigue información, no dejes a Neru perdido a lo largo de la trama.

En general lo has hecho bien, se nota que vas mejorando con cada tema. Tu narrativa todavía tiene camino por delante pero la vas mejorando, aunque ojo con algunas faltas de ortografía que te he visto (comerte tildes sueltas, por ejemplo). Cuidado también con repetir palabras muy seguidas, que queda horrible. ¡Y me alegro que te haya gustado el cameo del Planeta del Tesoro!

55 PX recibidos. ¡Subes a nivel 8! 22 PX para nivel 9.

---

Zeix: Ariasu es cruel, lo sé. Tanta pelea por la carta para que acabara quemada, ¡pobres manos de Saeko! Una Saeko que ha mostrado unas inseguridades como nunca por culpa de Diana. Y que conste que las últimas palabras de la rubia eran para ayudar, ¡que no es tan mala! Y pobre recepcionista, creo que le ha cogido miedo a los humanos por tu culpa.

Bueno, lo has hecho bastante bien a lo largo de la trama. Saeko se muestra más Saeko que nunca, enfado con Saito y Diana por en medio, y manteniéndose extremadamente leal a su Maestra. Aunque me ha chocado que en los post finales no mostraras a Saeko preocupada por el desaparecido Gengar, con quien está tan unida. Gramaticalmente bien, alguna falta leve sin importancia, y poco más que destacar. Sigue así y a mejorar.

Cuidado con Ariasu. Su castigo llegará en cualquier tema.

58 PX recibidos.
¡Gengar sube a nivel 10!
Saeko se queda a 9PX de nivel 11.

---

H.S Sora: Oye, que un pie verde tampoco está tan mal. ¡Saito será la envidia de todo Bastión Hueco! Bueno, al tema: Saito lo ha hecho bien a lo largo de la trama, y está claro que la Armadura ha sido cosa suya al tener Neru poco nivel. Aunque un detalle que mencionar: intenta ser más directo y no hablar tanto en mitad de una pelea. En el caso de Gantu, por ejemplo, te ha pasado factura: tienes que ir más al grano, breve y conciso en situaciones como esa. Escribir un diálogo largo en situaciones criticas puede darte problemas en el futuro.

En la escritura bien, todavía tienes que perfirlarla un poco pero no hay problemas. Pequeñas faltas de ortografía sin importancia, pequeñeces, pero en general contento contigo.

Cuidado con Ariasu. Su castigo puede llegar en cualquier tema.

¡Que conste que la nave de 626 se estropease fue culpa de Saito! Volveremos a vernos en Viaje al centro de la ballena, ¿se tomará su venganza el experimento azul?

56 PX conseguidos. ¡Subes a nivel 11! 49 PX para nivel 12.


624

Spoiler: Mostrar
El cierre de seguridad estaba colocado. Lo había confirmado una y otra vez: estaba solo en su camarote insonorizado. Podía hacerlo.

Gantu se sentó frente a un complejo ordenador situado en su escritorio, todo adaptado al tamaño del gigantesco capitán. Suspiro, resignado, asumiendo lo que tenía que hacer a continuación.

Activar línea segura, código Monsterviel.

La computadora reaccionó al instante al comando por voz. Pocos segundos más tarde, la cara ensombrecida de un ser apareció en la pantalla del ordenador. Sólo los ojos, amarillos y brillantes, se dejaban ver entre tanta oscuridad.

¿Y bien? ¿Lo tienes? ―una voz chillona resonó por todo el cuarto.

V-verá, señor, hubo un problema... ―balbuceó Gantu, intentando excusarse.

¡¿Un problema?! ¡Estúpido incompetente, no me digas que has perdido a 626!

¡Pero señor Monsterviel...!

¡¡ES HÄMSTERVIEL, BESUGO INÚTIL!!

El grito fue acompañado de un movimiento brusco hacia la pantalla, mostrando perfectamente su rostro. El rostro de... ¿Un hamster? ¿En serio?

Imagen

¡¡ENCIMA QUE TE DOY A 221, FALLAS!! ¡¡ERES UN INEPTO!! ―los chillidos de enfado de aquella criatura podrían resultar hasta adorables. Sin embargo, Gantu bajaba la cabeza, intimidado por la bronca que le estaba cayendo encima.

¿Y bien? ¿Qué ha sucedido? ―parecía más calmado, y más dispuesto a escuchar.

F-fueron esos aprendices de la Llave Espada, aparecieron y lo estropearon todo. Vencieron a 221 y a-ayudaron a 626 a escapar ―explicó, con evidente odio en sus palabras―. ¡Lo tenía todo controlado, se lo aseguro, pero no pude intervenir más sin levantar sospechas!

¡¡EXCUSAS!!

Gantu volvió a agachar la cabeza mientras Hämsterviel seguía gritándole. En el fondo, decía la verdad: lo tenía todo controlado de no haber sido por la aparición de esos cuatro. Activar a 221 en la Central de Energía, y aprovechar el caos de los sincorazón para capturar a 626 sin que la Federación lo descubriera... El plan era simple y efectivo.

Pero desde el inicio habían aparecido problemas: primero, una nave civil había aparecido en el momento que fue a recoger la cápsula de 221. Tuvo que detener al piloto, un joven humano, y encerrarle bajo falsos cargos para evitar que le descubriesen con las manos en la masa. De paso, utilizó al ratón eléctrico que había encontrado en esa nave para que sirviera como distracción del experimento amarillo: así no se aburriría y abandonaría la Central. Todo perfecto.

Hasta que ellos se pusieron en medio y le dejaron en ridículo, una vez más.

¡¿ME ESTÁS ESCUCHANDO?!

¡S-sí, por supuesto, señor!

Bien. No importa lo ocurrido, todo marcha según mis planes. ¿Tienes a 221? ―Gantu dejó caer sobre la mesa una pequeña bolita amarilla, asintiendo con la cabeza―. Perfecto. Todavía tendrás que capturar a 626 cuanto antes, pero esto no supondrá ningún retraso...

»Al fin y al cabo, les tengo a ellos.

Hämsterviel apretó el botón de una máquina más allá de la vista de Gantu. La voz femenina de una máquina llegó a los oídos del capitán:

624 experimentos del todo funcionales.


Las horas perdidas de Pichu

Spoiler: Mostrar
¿Dónde estaba su papi? ¿Por qué la había dejado sola...?

Pichu lloraba, triste y asustada, en el frío suelo de la Central de Energía. Horas antes, viajando en la nave, su papi había caído inconsciente al recibir un golpe. Había ido a ayudarlo, pero la puerta de la cabina se abrió y entró un gigantesco ser con forma de ballena. Antes de poder reaccionar, le disparó.

Al despertarse, la pobrecita estaba sola en un sitio desconocido. Todo lleno de máquinas y torres de electricidad. ¡La puerta estaba abierta! Intentó salir, pero una violenta descarga la derribó hacia atrás a la vez que una risa siniestra se escuchaba por toda la sala. Volvió a intentarlo, pero aquella vez se cerró la puerta mientras volvía a reír.

Y así durante horas, en las que divirtió a aquel experimento amarillo mientras corría, asustada, intentando esquivar sus rayos constantemente. Algunos soldados entraban, pero todos caían fulminados, muertos, ante la visión de la ratoncita.

Papi, ¿dónde estás?



Spoiler: Mostrar
¡Muchas gracias a todos por participar!
Imagen
Spoiler: Mostrar
Imagen

Imagen

Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Avatar de Usuario
Astro
57. Ferrocustodio I
57. Ferrocustodio I
 
Mensajes: 1689
Registrado: Jue Sep 06, 2012 12:49 pm
Dinero: 598,528.05
Banco: 15,646.59
Sexo: Masculino
Estantería de objetos
Karma: 7

Anterior

Volver a Tercera Saga

¿Quién está conectado?

Usuarios navegando por este Foro: No hay usuarios registrados visitando el Foro y 1 invitado

cron