[La Red] Un lugar por el que obsesionarse

Trama de Light, Ban Oswald, Ragun y Aleyn

La aparente traición de Tierra de Partida en un acuerdo de paz provocó el anuncio de la guerra por parte de Bastión Hueco. Los aprendices deben enfrentarse entre sí, entre antiguos amigos y compañeros. ¿Cómo lograrán sobrevivir cuando otras amenazas acechan?

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro, Sombra

Ronda #4 - Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Soul Artist » Jue Jun 19, 2014 1:38 am

Ragun

Pertenecer a la Guardia Negra, eso era todo lo que el pobre Ragun quería. Tesler echó a reír ante las declaraciones del falso programa y se llevó ambas manos a la espalda, volviendo a ocultarlas tras su capa. Se acercó con un par de pasos hacia el muchacho, dedicándole una sonrisa burlona.

¿Quieres ser parte de la Guardia? ¿Es todo lo que deseas? ―le interrogó Tesler, observándole de arriba a abajo. La gente había enmudecido por algún motivo, y los pocos que hablaban cuchicheaban entre sí: ya nadie animaba a Tesler―. Tienes dotes de lucha: lo reconozco. Y no te falta coraje, si no lo equivocamos con estupidez. Muy bien... ¿Cuál es tu nombre, programa?

Tesler se colocó junto a Ragun y le pasó el brazo alrededor del hombro, arrimándole hacia él. Podía notar el fuego de sus garras clavarse en él, sin darle mayor oportunidad para la huida. Había tomado su decisión.

¡Pueblo de la Red! ―llamó Tesler, siendo su rostro y el de Ragun el centro de todas las pantallas de televisión de la plaza―. ¡CLU siempre acepta la redención de los simpatizantes a los usuarios! ¡Os presento al futuro Guardia Negra!

Pocos se emocionaron por aquello. La mayoría de programas estaban demasiado estupefactas con la posibilidad de que aquel joven se convirtiera en parte de lo que parecía ser la élite de los guardianes de La Red.

Sin previo aviso, el guardia que esperaba en el puente se acercó a Ragun y le tomó de las muñecas, colocándole unas esposas especiales. No funcionaban con cadenas, sino que estaban unidas por lo que parecía ser una cuerda de luz naranja. Si intentaba romperla, la cuerda se acortaría hasta pegar las muñecas a él: era irrompible.

Al puerto militar con él ―ordenó Tesler.

El guardia obligó a Ragun a bajar a través de uno de los dos edificios, con el comandante detrás de ellos en todo momento, vigilante. Cuando llegaron a la plaza consiguieron abrirse paso entre la gente hasta un convoy, con otros cuatro guardias dentro de él y un programa, apresado como Ragun y sin disco de identidad.

¡Os juro que me lo robaron! ¡No soy un programa corrupto! ―suplicó el hombre, de pelo largo, sucio y ojeras gigantescas―. ¡Por favor, os lo suplico! ¡No me reprograméis!

Quizás, sólo quizás, montar en aquel convoy no fuese una buena idea.

* * *

Light & Aleyn

Los dos jóvenes dudaron, pero acabaron aceptando y montándose en el vehículo del desconocido que acababa de salvarles. La moto aceleró de forma brusca y tuvieron que agarrarse fuerte unos a otros para no salir disparados: aquel programa no quería perder un sólo instante.

Pero que hubiesen aceptado a acompañarle no significa que no tuviesen preguntas para el desconocido. Las preguntas no tardaron en llegar:

¿Por qué nos has salvado? ¿Estás a favor de los usuarios? ―se lanzó en primer lugar Light.

¡La Red debe liberarse del puño de CLU! Los usuarios no sois el problema para él, pero sí para sus servidores. Los programas se sienten decepcionados con vosotros y por eso se os ejecuta constantemente desde hace un año.

Un programa nos ayudó la última vez que estuvimos aquí, cuando luchamos contra Erased Data. Ahora no recuerdo su nombre, pero recuerdo que tenía el cabello negro y corto… ¿Encaja con la descripción de esa supuesta amiga nuestra?

No, no conozco a nadie así. Lo siento ―se lamentó el Renegado, concentrando su mirada en la carretera―. La persona de la que hablo asegura conocerte bien.

¿Podrías llevarnos con ella?

Como respuesta, Tron aumentó la velocidad y entraron en una autopista de gran longitud, con varios carriles para los vehículos. Los edificios alrededor de aquella carretera eran los más altos de la ciudad, con decenas de pisos cuyos tejados parecían intocables, de arquitecturas extrañas y paredes de cristal. La luz azul clara que provenía de muchos de ellos cegaban con la mirada a cualquiera no acostumbrado con aquel paisaje, pero peores eran los edificios de luces naranjas en dirección contraria a la que viajaban: parecía que el núcleo central de la ciudad se diferenciaba bastante de aquella zona.

Pero en cuestión de segundos pasaron del ambiente relativamente precioso a uno menos agradable para la vista: habían llegado a los límites sureños de la ciudad, o lo que era lo mismo, los barrios bajos. Los edificios eran mucho menos bajos, el color que desprendían era uno gris débil, y el color de las ropas de sus habitantes, igual.

La moto se detuvo frente a un local apodado El chip nulo, un edificio de una sola planta casi a la salida de la ciudad. Nada más allá de aquellos edificios podía llamar la atención de los aprendices: era todo un páramo desértico, sin vegetación ni luz alguna. Sólo piedra y roca hasta las lejanas montañas, sobre las cuales algunas nubes con amenaza de tormenta se alzaban.

Tron se bajó del vehículo y este desapareció, quedando sólo de él una vara que se guardó tras el disco. Indicó al interior del local y caminó hacia él. Cerca de este era apreciable cómo un programa amenazaba en alto a otro y, tras la riña, sacaban sus discos de identidad de sus espaldas para luchar a muerte el uno contra el otro. Algunos programas se acercaron no para detenerles, sino animarles en aquella pelea.

¿Y podríais explicar por qué parece que la ciudad está… tan belicosa? ―preguntó Aleyn, quien no se sentía muy cómodo con la actitud de los programas desde que llegó al mundo―. No da la impresión de que lleve mucho tiempo en ese estado, aunque esté claro a quién le agrada semejante ambiente…

Se debe a una masacre ―explicó Tron, girando su cabeza hacia él pero sin dejar de caminar―. Un virus, Erased Data, llegó a este mundo junto con alguien muy parecido a tu amigo. Junto a un ejército de monstruos acabaron con miles de vidas, y los programas exigen justicia por ello: quieren la cabeza de los usuarios. Tesler y la Abeja Reina han engañado a la gente para creer que es vuestra culpa. Y eso me lleva a contactar con vosotros...

Vuestros discos.

La entrada al local estaba protegida por un portero exageradamente musculoso y de dos metros de alto, el cual les esperaba con los brazos cruzados. El Renegado se quedó quieto y le observó desafiante, pero el matón no se dejó intimidar: enseñó los dientes a los tres y apretó sus puños con fuerza.

Sin discos no se entra.

Era algo razonable.

* * *

Ban

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Ban tuvo una suerte del demonio. Tanto, que era imposible no pensar que el mismísimo estuviese involucrado.

Por un lado, su nueva amiga se resistió en hacerle caso. Se apartó del chico y se alejó a paso rápido en dirección al ascensor de salida, pero nada más comenzar a tocar las teclas su voz le contestó con una coordinación perfecta: y de inmediato el aprendiz de Bastión Hueco notó un vínculo invisible y que unía los sentimientos de la chica con su vacío cuerpo.

La razón de aquello estaba en los discos. El programa MP3 le había confundido con otra persona por aquellos elementos, los cuales se encendieron de inmediato al comienzo de la canción y brillaron con un tono púrpura especial, haciéndoles destacar en el club sobre los robots que habían venido a quitarles su protagonismo.

Y fue cuando Ban pudo notar que había algo muy especial en aquel programa. No había podido intimar a fondo con ningún otro antes, pero se notaba que tenía algo dentro de su cuerpo, en sus datos, que se le escapaba a su comprensión. Podía sentir lo mismo que ella, y era capaz de transmitirle sentimientos de emoción y miedo que hacía tiempo que su cuerpo vacío no experimentaba. No sólo era por la canción: se trataba de ella.

Gracias a aquella conexión de sus discos, ambos podían coordinarse con total maravilla. La voz digital de la muchacha llamó de inmediato la atención de hombre al que había señalado antes, el cual sonrió ampliamente y se acercó a ambos, dando vueltas a su bastón.

¡Lo estamos logrando! ―le susurró la joven, soltando un chillido que quedó bastante bien con la canción.

Sin embargo, Daft Punk no estaba dispuesta a rendirse. Tomaron el centro de la pista e invocaron dos teclados virtuales, obligando a detenerse al dueño del local. Clavaron sus ojos en los dos jóvenes a través de sus cascos y, tras chasquearse los dedos, comenzaron a tocar, chocando con la música de sus competidores.

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Oh, no ―se lamentó la chica, comenzando a dudar en su interior sobre si debía proseguir o no con la canción―. Aquí viene...

Entre los gritos de ánimo de los programas a ambos robots surgió una figura gigantesca de tres metros de algo de lo que parecía ser un oso mecanizado de ojos penetrantes. Su pelaje era blanco y brillante, y su gigantesca boca se dirigía hacia Ban, dispuesto a comerle de un bocado si hacía falta.

Fue entonces cuando, sin previo aviso, atacó. La boca del animal virtual se cargó de energía y la expulsó contra Ban, derribándole con un rayo láser y obligándole a tirarse al suelo. La chica paró de cantar de inmediato y se agachó a recogerle del suelo, aunque no tenía en realidad ninguna herida física.

Los robots se rieron por lo bajo de ellos, mientras el oso abría sus brazos y amenazaba con atacar de nuevo si se levantaba.

¡Rindámonos! ―le pidió la chica a Ban con un tono de miedo en su voz―. ¡No podemos ganarles en una batalla de eidolones musicales!

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Fecha límite: sábado, 21 de junio de 2014.

Lista de objetivos
- Lograr suministro de ropa.
- Lograr suministro de discos.
- Conseguir una base de operaciones para vuestro bando.
- Averiguar qué fue de Andrei Saavedra.
- Averiguar qué fue de Dark Light.

Lista de lugares
- Coliseo de juegos
- Puerto militar [Ragun]
- Tuipper S.A.
- Central de energía
- Plaza de la ciudad / Birth Wrong
- Club Línea de Meta [Ban]
- Club El chip nulo [Light y Aleyn]
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Re: [La Red] Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Light » Sab Jun 21, 2014 3:52 pm

Parecía que la aliada que nombraba Tron no se trataba de Quorra al fin y al cabo. Aun así, el programa no se negó a llevarles con su amiga. Aceleró su vehículo y entró con éste dentro de la autopista.

Mientras recorrían raudamente la carretera, Light meditó sobre la respuesta que le había dado Tron. Ya había escuchado sobre CLU de la boca del imponente programa de la plaza, “su gran señor”. El programa que les había rescatado parecía estar en contra de CLU: de ahí posiblemente que se le considerará un traidor y se le persiguiera.

El testimonio de Tron también les confirmó lo que ya tenían muy claro: los usuarios no eran bien recibidos en aquel mundo.

Durante el recorrido, Light y Aleyn fueron testigos del increíble paisaje de aquel mundo futurista. El chico procedente de Villa Crepúsculo no estaba acostumbrado a aquella tecnología sin igual y no podía dejar de observar la peculiar arquitectura que presentaban los altísimos edificios, a pesar de que la luz intensa que irradiaban dificultaba fijarse en estos por mucho tiempo.

Es increíble…

El paisaje cambió radicalmente cuando entraron dentro de una zona completamente distinta. Los edificios de los barrios bajos no tenían una altura tan descomunal ni brillaban intensamente. El atuendo de los programas que paseaban por allí también era diferente: de un color gris, mucho menos atractivo.

Finalmente, se detuvieron delante de un local que se daba a conocer como “El chip nulo”, localizado en las afueras de la ciudad. Tron seguramente les había llevado allí para enseñarles a esa supuesta amiga en común. Si se entrevistaban con ella, podían dar con las tan ansiadas respuestas que estaban buscando.

Tron y sus acompañantes descendieron de su vehículo para dirigirse andando hacia el local, donde supuestamente se encontraban las respuestas.

Pero Light no desechaba la posibilidad de que todo fuera una trampa. Su paranoia era normal tras su experiencia en la base secreta de los Villanos Finales. ¿Podían confiar tan fácilmente en un programa que acababan de conocer?

Para ser un traidor buscado por la ley y odiado por muchos, Tron había sido demasiado… ¿Simpático? Es decir, no les conocía de nada y aun así les había salvado y había confiado en ellos desde el primer momento. También había deducido que eran usuarios, ¿acaso estos tenían un rasgo especial que les identificara? Solamente les había visto confrontando a dos guardaespaldas de Tesler, ¿cómo había llegado a esa deducción?

¿Y podríais explicar por qué parece que la ciudad está… tan belicosa? ―los programas cercanos que luchaban a muerte corroboraban lo que estaba diciendo Aleyn. Light observaba a los programas con una expresión seria, sorprendido por la violencia que mostraban―. No da la impresión de que lleve mucho tiempo en ese estado, aunque esté claro a quién le agrada semejante ambiente…

Se debe a una masacre. Un virus, Erased Data, llegó a este mundo junto con alguien muy parecido a tu amigo.

Mi copia digital ―aclaró―. ¿Te acuerdas cuando te dije que estaban buscando a alguien que se parecía mucho a mí? Se refiere a él.

Junto a un ejército de monstruos acabaron con miles de vidas, y los programas exigen justicia por ello: quieren la cabeza de los usuarios. Tesler y la Abeja Reina han engañado a la gente para creer que es vuestra culpa. Y eso me lleva a contactar con vosotros...

Así que es por eso…

Vuestros discos.

Un programa enorme y de aspecto intimidante les bloqueaba el paso. Light no se mostró en ningún momento asustado o impresionado, pues se había encontrado seres más impresionantes durante aquellos dos años. Intercambió miradas dubitativas con Aleyn, sin saber muy bien cómo reaccionar.

¿Para qué los quieres? ―preguntó en voz alta, sin pelos en la lengua.

Sin discos no se entra ―exigió simplemente.

Parecía que no quedaba otra opción que mostrar o entregar sus discos. ¿Sería alguna clase de medida de seguridad? Ellos no conocían nada sobre aquel mundo, por lo que no podían saberlo.

Pero Tron sí.

¿Algún problema si los mostramos o los entregamos? ―se dirigió a Tron, indeciso. Si éste no reprobaba la decisión de revelar sus discos, conduciría su mano hasta su espalda y cogería el disco que debían mostrar. Estiraría el brazo y le tendería el disco a aquella mole para que hiciera con éste lo que tuviera que hacer―. Aquí tienes.
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Re: Ronda #4 - Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Astro » Sab Jun 21, 2014 6:15 pm

¡Lo estamos logrando!

Asentí con la cabeza, pero mi mente apenas escuchaba. Algo extraño sucedía, algo que no era capaz de comprender. Algo que tenía que ver con aquella programa... y con la música que no podía parar de tocar.

Todo comenzó al empezar a tocar la canción. Aunque Coletas Gigantes había intentado marcharse, en cuanto toqué la primera tecla se paró en seco y se puso a cantar en completa sincronía con mi teclado, consiguiendo una canción convincente (aunque algo cursi).

Poco a poco, fuimos logrando nuestro objetivo. Los programas del club ―y sobre todo el jefazo― se interesaron por nosotros, y nadie parecía acordarse de los dos hombres de hojalata. Pero, según progresaba la canción, más raro me encontraba.

Era como si una energía estuviese creciendo dentro de mí, otorgándome una fuerza y un ímpetu como nunca antes. Y no era el único: de alguna manera sabía, sin temor a equivocarme, que aquella energía provenía de mi compañera. ¿Estábamos conectados de alguna manera? ¿Qué era este poder...? En cualquier otra situación, me habría parado a reflexionar y analizar todo lo que sucedía. Pero ahora, simplemente, no podía.

Me sentía vivo. Era una sensación maravillosa, increíble. Ver en directo las quemas de gitanos en París no se podía comparar al placer que estaba viviendo en ese momento.

Y, sin más, me dejé llevar. Golpeaba las teclas con fuerza, y disfrutaba de cada nota que salía de mi teclado. No recordaba cuándo era la última vez que me lo pasaba tan bien, si es que alguna vez lo había hecho. Al menos, en esta vida.

Todo acabó de pronto. Algo me golpeó en el pecho, derribándome al suelo, y nuestra canción dejó de sonar. En su lugar, otra diferente retumbaba por el local, captando la atención de todos los presentes.

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No lo había visto, pero el dúo dinámico Daft Punk se había lanzado al contraataque mientras nosotros tocábamos. Con una nueva canción, todavía más insoportable que la primera, y una especie de enorme oso mecánico habían puesto fin a nuestro momento de gloria.

La risa de los hombres de hojalata y el rugido del oso, amenazante, solo sirvieron para agitar toda la pasión que vibraba en mi cuerpo.

¡Rindámonos!Coletas Gigantes, asustada, se había acercado hasta mí―. ¡No podemos ganarles en una batalla de eidolones musicales!

¡NO! ―rugí.

Me levanté del suelo a toda velocidad, plantándome frente al teclado y lanzando una mirada desafiante a los Daft Punk. Por nada del mundo iba a rendirme frente a esos dos, ni hablar. La sola idea de hacerlo no entraba en mi cabeza.

¡¡No vamos a rendirnos sin luchar, vamos!! ―anuncié, golpeando el teclado con fuerza y girándome para mirar a mi compañera―. ¡¿Es que no has disfrutado cantando?! ¡¿Y vas a dejar que esos dos nos echen?! ¡¡Podemos con ellos, ya lo has visto!!

Las palabras salían de mi boca casi sin pensarlas, y me dejaba llevar completamente por aquella energía que había invadido todo mi cuerpo y que me empujaba hacia delante.

No me daba cuenta, pero había perdido el control de mí mismo.

¡¡Esto es la guerra!!

Si ellos atacaban con una nueva canción, nosotros también. Una nueva melodía se formó en mi mente a toda velocidad, y sin pararme a pensarlo golpeé las teclas con fuerza y pasión. Si todo iba bien, Coletas Gigantes debería poder sincronizarse conmigo, dando como resultado una canción más potente que la primera:

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Toda la energía que había recibido estaba reflejada en esa canción. No lo pensé, simplemente la liberé, esperando formar un eidolón musical capaz de derrotar al del dúo de hojalata.

Si lo conseguía, una gigantesca serpiente formada complemente por electricidad surgiría de nuestra música, de nuestro poder. El eidolón sisearía, amenazante, y se lanzaría a por el oso del enemigo, enroscándose a su alrededor para inmovilizarle y rematar con un letal mordisco en la cabeza.

Mi cuerpo obedecía a los sentimientos que mi mente no era capaz de reconocer. Pasase lo que pasase, tenía una cosa clara: nunca olvidaría esta batalla musical.
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Re: [La Red] Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Sally » Sab Jun 21, 2014 6:17 pm

"Se os ejecuta constantemente desde hace un año."

De todas las explicaciones dadas por Tron a las preguntas que Light había hecho, mientras intentaban no caerse del transporte, aquellas palabras se habían quedado grabadas a fuego en su mente. No se trataba de un incidente aislado como el de la mujer de la Plaza, a la que esperaba que el extraño hubiera logrado salvar, sino de algo mucho más grave. Estaba claro que los Maestros de Tierra de Partida no podían estar al tanto de aquello, porque si cualquier extranjero era un usuario, enviar aprendices allí era un suicidio. Sin duda alguna, debían informar de aquello cuando volvieran. Contar lo revueltas que estaban allí las aguas.

Si es que volvían, claro.

Aleyn no era una persona pesimista, pero intentaba ver las cosas como eran. Y era complicado pertenecer a un grupo sobre cuya cabeza pesaba una especie de condena a muerte, sólo por ser ese grupo. ¿Pero no eran todos humanos? No lo entendía. O los servidores del tal CLU sufrían ciertos problemas mentales, o los usuarios habían hecho algo realmente terrible en su momento. Aunque eso seguía sin explicar el por qué culpar a todos los usuarios que se atrevieran a asomar la nariz desde entonces. Y por supuesto, no sabía hasta qué punto Light estaba versado en La Red, pero cualquiera que le preguntara el más mínimo detalle de aquel mundo a él se iba a dar cuenta de que no entendía ni la mitad de las conversaciones que pudiera escuchar a su alrededor.

Tron hizo acelerar su vehículo después de que Light le pidiera que les llevara con aquella persona que supuestamente tenían en común, aunque no se tratara de aquella que el otro aprendiz había supuesto. Lo cual no resultaba tranquilizador, en realidad. Porque iban a reunirse con alguien que ninguno de los dos conocían. Pero ya era tarde para echarse atrás, y bajarse del transporte mientras circulaba a tan alta velocidad era una forma de ganarse un viaje directo al otro mundo. Así que sólo quedaba esperar a ver qué les deparaba el destino mientras trataba de no quedarse ciego con las luces brillantes de la ciudad, pasando a su lado. Si no fuera porque su vida estaba en peligro, tal vez hubiera disfrutado más de la arquitectura, del viento en la cara; o tratado de deducir qué diferencia había entre los edificios cuya luminosidad presentaba tonos azules y aquellos naranjas. De naranja habían ido los guardias que antes les habían hecho detenerse, igual que Tesler.

Es increíble… ―escuchó decir a Light.

No podía estar más de acuerdo, aunque no dejaba de pensar que aquel lugar era como la belladona. Hermoso, sí, pero mortal.

Sin embargo aquel paisaje no duró eternamente; en algún momento dejaron aquellos increíbles edificios y su luz atrás, y todo quedó sustituido por construcciones bajas y un insípido color gris. Aunque no tuviera mucho que ver con su mundo natal, Aleyn comprendió que eran las zonas más decadentes de la ciudad. Un lugar donde los rebeldes tendrían más posibilidad de refugiarse.

Finalmente se detuvieron ante lo que parecía alguna clase de taberna o similar, cuyo nombre, “El chip nulo”, le resultaba ininteligible. Qué novedad. El vehículo que les había llevado hasta allí quedó reducido en manos de Tron a una simple barra, y Aleyn no pudo evitar que se le quedara la boca abierta. ¿Sería aquello cosa de magia? Pero no tuvo tiempo para maravillarse con aquello, puesto que su salvador estaba respondiendo a su pregunta.


Se debe a una masacre. Un virus, Erased Data, llegó a este mundo junto con alguien muy parecido a tu amigo.

Mi copia digital. ¿Te acuerdas cuando te dije que estaban buscando a alguien que se parecía mucho a mí? Se refiere a él. ―aclaró Light, dirigiéndose a él.

Comprendo… ¿Pero por qué alguien haría eso? Quiero decir, copiaros. ¿Una estratagema para tratar de volver este mundo contra los usuarios? ―frunció el ceño, intentando bloquear en su cabeza los sonidos de la pelea que se estaba desarrollando cerca de ellos― Porque imagino que vuestro… otro yo haría algo muy grave para ser buscado por la Justicia y haber desatado todo… esto.

Aunque la Justicia de La Red no parecía demasiado justa.

Junto a un ejército de monstruos acabaron con miles de vidas, y los programas exigen justicia por ello: quieren la cabeza de los usuarios. Tesler y la Abeja Reina han engañado a la gente para creer que es vuestra culpa. Y eso me lleva a contactar con vosotros...

Así que es por eso…

Se mordió el labio.

Es una tragedia lo que ha ocurrido… ―la visión de la sangre y los cuerpos sin vida tapizando el suelo invadió por un momento su mente, haciendo que se le revolviera el estómago― Y es comprensible que se busque consuelo en la venganza, pero no es justo culpar a todo un grupo por las acciones de una… ¿copia digital? ―terminó en un susurro, con las mismas palabras que Light había usado antes para definirlo.

Ya habían llegado a la puerta de la taberna, y había imaginado que podrían entrar sin problemas, pero el hombre que se erguía junto a la puerta tenía otros planes.

Vuestros discos.

Aleyn trató por todos los medios de no sobresaltarse cuando aquel fortachón, que le sacaba más de una cabeza, les dirigió aquella seca frase.

<<Normalidad. Hay que aparentar normalidad>> se dijo a sí mismo, tragando saliva, mientras miraba a Light. ¿Iban a tener el mismo problema que en el callejón?

¿Para qué los quieres? ―dijo para su alivio el otro aprendiz. No estaba seguro de haber podido aparentar tanta seguridad en sí mismo de haberlo preguntado él.

Sin discos no se entra.

Qué panorama más alentador. Tron había supuesto al instante que ellos eran usuarios, aunque el hombre que vigilaba la entrada no lo sabía, a juzgar por la aparente normalidad de sus acciones. Y los guardias que antes habían estado a punto de atacarles sólo habían ido tras ellos seguramente por haber usado platines… ¿Entonces qué les había hecho diferentes a los ojos de aquel al que llamaban Renegado? ¿Si el tipo que se alzaba ante ellos continuaba mirándoles se daría cuenta de ello? ¿Lo sabría en cuanto le entregaran los discos? Podía suponer que servían como identificación de alguna manera, pero físicamente los que había visto parecían todos iguales… Quizás si sólo los enseñaban para demostrar que los tenían, serviría como entrada al local… Un local que se le antojaba cada vez más como una trampa…

¿Algún problema si los mostramos o los entregamos? ―Light preguntó a Tron, que probablemente sabía más que ellos al respecto.

Y mientras esperaba su respuesta, se adelantó un poco. No pretendía dar la impresión de querer colarse, porque no era un loco, pero intentaba que la atención del hombre de la puerta se centrara en él. Con capa o sin ella, Light no dejaba de compartir rostro con aquel que había ayudado a perpetrar una masacre en La Red.

Si finalmente podían enseñar los discos sin problema, procuraría sacar el suyo con manos firmes, rezando para que no se notara su inexperiencia, y se lo tendería al guarda, agachando la cabeza. Quizás fuera más permisivo con ellos si se mostraban obedientes y sumisos. Si Tron no recomendaba mostrarle los discos a nadie... claramente tendrían que irse a otro lugar.
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Re: Ronda #4 - Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Sombra » Dom Jun 22, 2014 1:04 am

Tragué saliva claramente nervioso cuando Tesler empezó a partirse de risa. Temí que mi mentira no lograse su efecto, sin embargo lo único que hizo fue llevar sus manos a la espalda aproximándose a mí en un par de pasos mientras me veía con una sonrisa que lo único que consiguieron fue que sintiese ganas de darle un buen puñetazo.

¿Quieres ser parte de la Guardia? ¿Es todo lo que deseas? ―preguntó. Todo el mundo que había visto lo que había acontecido enmudeció. No supe si se habían sorprendido por lo que había dicho porque no se lo esperaban o porque había algo más. Algo inquieto ladeé la cabeza.

Así es ―terminé respondiendo tras unos segundos.

Tienes dotes de lucha: lo reconozco. Y no te falta coraje, si no lo equivocamos con estupidez. Muy bien... ¿Cuál es tu nombre, programa?

Mi nombre es Ragun ―accedí a darle mi nombre, acto seguido el hombre me rodeó con su brazo al rojo vivo. Ahogué un grito de dolor reprimiendo en la medida de lo posible cualquier reacción que hiciese ver que me estaba haciendo daño.

¡Pueblo de la Red! ―gritó el programa haciendo que todas las miradas se centrasen en nosotros a la par que la cara de Tesler y la mía aparecían en todas las enormes pantallas que albergaban los edificios―. ¡CLU siempre acepta la redención de los simpatizantes a los usuarios! ¡Os presento al futuro Guardia Negra!

<<Entonces esta es la parte en la que me dan un uniforme y me dejan ir por ahí, ¿no?>>

Los programas reunidos en la plaza no podían apartar la mirada, para bien o para mal acababa de llamar mucho la atención. No podía negarlo, había sido un error haber intentado salvar a aquella chica pero al menos aquello corregiría mi falta. Si me hacía parte de la Guardia Negra significaría tener una facilidad para moverme por todo el mundo mucho mayor. Todo ventajas.

Oye, ¿qué estás...? ―repliqué sorprendido cuando el guardia que había sobrevivido a mi ataque de pura casualidad me agarró de las muñecas apresando mi mano contra el muñón donde debería estar la otra con una especie de neón de color naranja que funcionaba a modo de esposas.

<<¿Y de que te va a servir utilizar conmigo unas esposas teniendo solo una mano?>>

No hice comentarios al respecto sobre la enorme tontería que aquel guardia acababa de hacer, pero no me gustaba mucho que hubiese hecho aquello porque empezaba a recordarme a algo que ya había ocurrido con aquel tal Rubicante. Había intentado engañar al guardián de Villain´s Vale, pero lo único que conseguí en aquel momento fue ser engañado. Empezaba a impacientarme.

Al puerto militar con él ―ordenó Tesler al guardia que me había esposado penosamente obligándome a bajar por uno de los edificios hasta la plaza. Todo el mundo se fue apartando abriendo paso al guardia, a Tesler (detrás de nosotros) y a mí.

Pude ver un vehículo donde pude imaginar que tratarían de meterme. Dentro había cuatro guardias y un programa de cabello largo y sucio con unas enormes ojeras que le daban un aspecto enfermizo.

¡Os juro que me lo robaron! ¡No soy un programa corrupto! ―rogaba―. ¡Por favor, os lo suplico! ¡No me reprograméis!

Me mordí el labio, no me había parado a mirar a quien le había robado el disco pero sin duda debía ser él. ¿Quién si no? No, era mejor que no fuese con ellos a ese puerto militar. Si me estaban tratando como a un prisionero significaba que no se habían creído desde un primer momento mi actuación y que esa persona suplicase de aquella manera no me daba muy buenas vibras. Tesler había tratado de utilizar mi engaño para que me confiase, pero no iba a caer dos veces en la misma trampa. No ocurriría lo mismo que con Rubicante.

Como no tenía mano que lo impidiese supuse que no me resultaría imposible quitarme las esposas de luz por lo que veía factible tratar de fugarme. El problema es que había imágenes de mi cara, tenía el presentimiento de que iba a ocurrir algo malo hiciese lo que hiciese.

Si intentaba escapar estaba la posibilidad de que Tesler alargase su brazo y me alcanzase. Desconocía lo largo que podía hacerse o si además de eso podía doblarse como si fuese de goma, en ese momento no tendría la posibilidad de intentar inventar cualquier otra cosa ya que aunque sabía mentir no tenía una imaginación que se pudiese considerar brillante. También podía ir en ese camión y posiblemente acabar como un prisionero, algo que no tenía muy buena pinta. Prefería ir con libre albedrío.

Sin previo aviso di un Doble Salto y en cuanto estuve a un par de metros en el aire saqué mi par de alas para intentar alejarme. Me elevé tanto como pude sin olvidarme de Tesler y su brazo, el cual trataría de evadir si era necesario, tampoco perdería la oportunidad de quitarme las esposas si me resultaba posible, necesitaba mi mano completamente libre para que me fuese más fácil moverme por el aire y luchar con más eficacia.

<<Tengo que irme>>

En mi cabeza se repetía una y otra vez aquel mismo pensamiento. Mi corazón latía frenético, para que iba a negarlo. Estaba acojonado.

Si lograba escapar me dirigiría volando hacia algún lugar en el que fuese seguro aterrizar y que a su vez tuviese alguna clase de escondite.

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▪ Doble salto (HC) [Nivel 3] [Requiere Elasticidad: 4]. El usuario es capaz de saltar mucho más alto que los demás, alcanzando lugares más inaccesibles.
▪ Alas del Equinoccio (HM) [Nivel 9] [Requiere Poder Mágico: 11, Afinidad a Oscuridad] Crea unas alas de Oscuridad adosadas a la espalda que permiten planear a gran velocidad o volar. Dura un máximo de un post.
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Ronda #5 - Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Soul Artist » Dom Jun 22, 2014 5:51 pm

Ragun

Huir. Ragun había decidido darse a la fuga en vez de aceptar entrar voluntariamente en aquel transporte y ser convertido en un Guardia Negra. La sorpresa del público fue mayúscula, y los soldados pronto comenzaron a lanzarle discos que atravesaron el cielo intentando derribarle a él y o sus alas. Sin embargo, Tesler levantó una mano para ordenar el alto el fuego, y apartó la capa con un brusco movimiento del brazo.

Sus garras se extendieron a una gran velocidad y distancia, pero no para agarrarle a él. Se clavaron en la pared de uno de los edificios y tiraron del resto de su su cuerpo, impulsándole en la treyectoria de Ragun. El muchacho siguió volando, pero no se iba a librar de su enemigo: Tesler le perseguía con una sonrisa tranquila, como si hubiese imaginado que aquello podía pasar. Al fin y al cabo, Ragun ya había mostrado sus alas con anterioridad.

¡Eres cobarde, programa! ―le gritó Tesler, agarrándose bien en una pared y preparando su otro brazo en dirección a Ragun―. ¿Te has arrepentido? ¿Quieres ver tu honor manchado de este modo? Ríndete y ven conmigo. De lo contrario, acepta las consecuencias.

Le podría haber dado caza si lo hubiese querido, era algo demasiado obvio. Pero Tesler le estaba dando una nueva, quizás la última, oportunidad para rendirse y entregarse. Claro que aquella misma oportunidad podía ser aprovechada para lograr escapar del todo: pero si salía mal... ¿Cuáles serían las mencionadas consecuencias para Ragun?

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Ragun
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PH – 9/44


* * *

Aleyn

¿Algún problema si los mostramos o los entregamos?

La pregunta de Light fue contestada de inmediato por Tron. El joven aprendiz se llevó la mano a la espalda para tomar su disco de identidad, pero su compañero le tomó de la muñeca y le obligó a detenerse, negando con la cabeza lentamente. Giró el casco en dirección a Aleyn, quien se había convertido en el centro de atención por parte del guardia para que no se percatara de la identidad de Light.

Tú puedes pasar. Nosotros vigilaremos aquí fuera.

Aleyn obedeció y al entregar su disco el guardia lo tomó con ambas manos, concentrando su mirada en él. Pronto el motivo por el cual Light tenía vedada la entrada al local salió a la luz: del disco surgió una imagen holográfica del rostro de su dueño, así como su nombre y otros datos, como el peso, la altura y su función. Curiosamente, le denominaba como un archivo de almacenamiento de datos.

El matón devolvió el disco al muchacho y se hizo a un lado para dejarle pasar. Tron le dio la espalda y se dirigió hacia un callejón frente al bar, donde le esperaría junto a Light cuando decidiese salir: no estaba muy lejos de allí, sólo debía desviarse un poco por la izquierda.

El interior del local no era muy agradable. En comparación con muchos otros bares que podría haber visitado en el mundo, aquel era sucio, oscuro y sus clientes no parecían muy amables. La mayoría de ellos estabas hipermusculados, capaces de cogerle y romperle por la mitad si se aburrían lo suficiente; y sus miradas de desaprobación podían estar sugiriendo que lo harían en cualquier momento si no se andaba con ojo.

No había mucho donde ver. Al fondo del local había una extraña máquina a la que algunos matones le lanzaban pequeños dardos de colores naranja y azul, los cuales desaparecían al acertar en una diana entre púrpura y blanco; dos mesas de billar con varias esferas holográficas se encontraban pegadas a la pared junto a estos. A la derecha, un hombretón de casi dos metros de alto servía bebidas de las que surgían unos ceros a varios clientes, y de camino a la barra Aleyn tenía que atravesar cuatro mesas a cada lado, todas ellas repletas de indeseables que reían y fumaban puros digitales.

Excepto una de ellas. En la mesa del fondo a la izquierda, contra la pared, había una sola persona ocupándola, con una bebida llena y sin tocar frente a ella. Vestía con una capa semejante a la que había comprado Aleyn a Light minutos atrás, y podía ver por su barbilla alta y sus labios marcados que se trataba de una mujer.

Aquí —llamó la atención a Aleyn cuando pasó por su lado.

La mujer clavó la mirada al asiento frente a ella, invitando al muchacho a sentarse delante. Una vez lo hiciese, podría ver sus grandes ojos, su pelo largo y el bien bendecido busto que ocultaban sus ropas digitales. Era bellísima, desde luego.

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Nunca te he visto antes —señaló la mujer, levantando su puño y apartando la mirada para ocultarse parcialmente tras este con una mirada sombría. Entonces, preguntó de sopetón:— ¿Cuáles son las tres leyes que todo Caballero debe respetar?

No contestaría ninguna pregunta sin que Aleyn respondiese a aquello antes. Si quería comunicarse con su informante, tendría que darle pruebas de que pertenecía a la Orden.

* * *

Light

Aquello era aburrido. El Renegado no hablaba con el aprendiz de Tierra de Partida, sólo se había cruzado de brazos y había apoyado uno de sus pies contra la pared del callejón en el que se encontraban. Decenas de programas pasaron por al lado de ambos, observando con extrañeza a la curiosa pareja.

Esa Quorra que mencionabas... ―sacó tras un rato Tron, dirigiendo la cabeza hacia el joven―. ¿Es la misma chica por la que dan una recompensa?

Light había visto los carteles de recompensa con anterioridad. Eran tres: el de Saavedra, el que mencionaba el Renegado y el suyo propio. En ninguno ponían nombres, ni tampoco señalaba una cantidad concreta de créditos o platines que se entregasen por sus cabezas. Sin embargo, lo que añadió Tron fue de sumo interés:

Su cabeza vale más que la tuya y la del otro usuario juntas ―dejó de cruzarse de brazos y dirigió su casco hacia los ojos de Light―. ¿Qué me puedes contar de ella? ―apartó la mirada y entonces susurró algo para sí mismo, casi inconscientemente―. ¿Será una ISO...?

* * *

Ban

¡¡No vamos a rendirnos sin luchar, vamos!!

La chica ahogó un grito al ver a Ban golpeando el teclado con fuerza, dedicándole una mirada llena de rabia perdida. Le estaba asustando su comportamiento, sus gritos y su obsesión con aquellos tipos. Él procedió a explicar por qué su grito:

¡¿Es que no has disfrutado cantando?! ¡¿Y vas a dejar que esos dos nos echen?! ¡¡Podemos con ellos, ya lo has visto!!

Y acto seguido, sin decir nada más, comenzó a tocar una nueva canción. Un tema mucho más fuerte que el anterior, lleno de rabia y frustración interna por parte de Ban. La muchacha comenzó a cantar de forma automática, comenzando por un largo grito para intentar expresar los sentimientos del chico:

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Daft Punk no iba a permitir que aquella canción se pusiese por encima de su excelente tema musical. Subieron el volumen e hicieron frente a sus enemigos: los programas del local observaban y animaban a gritos a ambos grupos, deseando otro ataque de cualquiera de ambos eidolones.

Y surgió de nuevo el oso. Se levantó, perezoso y lentamente, para soltar un gran aullido acompañado por la música del dúo con el que intimidó a la cantante y, por extensión, Ban notó ese miedo también. Los sentimientos de la programa eran inestables, al borde de la desesperación y la rendición: notaba una gran presión con todo aquello.

El oso cargó un nuevo ataque láser dirigido hacia ambos, preparado para acabar con aquella batalla de una vez por todas. Las garras se extendieron a ambos lados, almacenando más energía en su cuerpo digital con el que barrer a ambos músicos. Y, tras unos segundos eternos, liberó aquel rayo.

Mas no llegó a ninguno de ambos. Una serpiente eléctrica surgida de los discos de ambos devoró la energía del oso y se lanzó contra el animal, mordiéndole una de las garras y procediendo a enroscar a gran velocidad al eidolón de Daft Punk.

La música de los robots comenzaba a fallar, y lo sabían. Comenzaban a sentirse presionados por la energía que sus dos enemigos juntos eran capaces de crear con su música, y eso se veía a través del propio oso, que había quedado totalmente inmovilizado ante el ataque de la serpiente. Esta echó su cuello hacia atrás, mostrando sus colmillos y comenzando a sisear con violencia. Estaban acabados.

Pero incluso cuando Ban creía tener la victoria en su mano todo podía cambiar. El nerviosismo, la presión ocasionada por su compañero y la gente de alrededor, el miedo... Todas aquellas sensaciones terminaron por desestabilizarse en la chica. Pudo notar el momento exacto en el que se vino abajo, pues la conexión entre los dos se rompió y fue de la peor manera posible: como si alguien le hubiese atravesado el pecho con una mano y la hubiese retirado a gran velocidad.

¡N-no! ¡No puedo!

La programa se llevó las manos a la cabeza y dejó de cantar. La serpiente eléctrica se deshizo en cientos de fragmentos difitales que se desvanecieron en el aire, devolviendo la libertad al oso. El dúo de robots tuvo claro cómo actuar: subieron el volumen de su música al siguiente nivel y liberaron toda su energía hacia los dos.

El oso liberó un rayo láser que mandó a Ban a volar un par de metros contra el suelo, al igual que su compañera. No había más música con la que seguir: el combate había terminado. La gente comenzó a aplaudir y gritar el nombre de sus héroes, Daft Punk.

Yo... No... ―sollozó la chica de las Coletas Gigantes, levantándose del suelo temblorosa. Su voz sonaba húmeda y forzada, ahogada entre las gotas que estaban surgiendo en sus ojos―. Lo siento...

Salió corriendo sin más palabras a Ban. Atravesó todo el club, empujando a varios programas en su camino y cruzándose con el jefazo del lugar, el cual se aproximaba en dirección a los dos músicos ganadores para darles la enhorabuena personalmente, aunque al ver a la muchacha pasar clavó su atenta mirada en ella con una amplia sonrisa. Sus ojos después se colocaron sobre los de Ban por un instante, antes de retomar su camino en dirección a los dos robots.

Qué intervención más triste.

Aquello lo dijo una chica entre el público, con una copa en la mano. No se burlaba de Ban, sino de su compañera, la cual había alcanzado las puertas del ascensor y esperaba a que estas se abrieran para huir de aquel lugar cuanto antes. La nueva chica, tan maja como nadie, vestía con los mismos neones azul blaro que los demás, aunque su ropa de cuero le quedaba algo más apretada. Lo más destacable de ella era su pelo largo púrpura, que le tapaba uno de sus ojos rojos y se almacenaba en su capucha.

Pero cuando se acercara, vería algo que llamaría más su atención: alas. Alas púrpuras en su espalda.

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Ban no tenía demasiado tiempo: la chica de las coletas iba a desaparecer, pues el ascensor ya casi estaba allí. No le daba tiempo para hablar con todo el mundo en el club: debía pensar cuáles eran sus prioridades.

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Fecha límite: martes, 24 de junio de 2014.

Lista de objetivos
- Lograr suministro de ropa.
- Lograr suministro de discos.
- Conseguir una base de operaciones para vuestro bando.
- Averiguar qué fue de Andrei Saavedra.
- Averiguar qué fue de Dark Light.

Lista de lugares
- Coliseo de juegos
- Puerto militar
- Tuipper S.A.
- Central de energía
- Plaza de la ciudad / Birth Wrong [Ragun]
- Club Línea de Meta [Ban]
- Club El chip nulo [Light y Aleyn]
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Re: Ronda #5 - Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Sally » Mar Jun 24, 2014 8:14 pm

Tú puedes pasar. Nosotros vigilaremos aquí fuera.

Aleyn asintió entregando el disco, aunque no encontraba muy tranquilizadora la idea de entrar en aquel lugar solo. ¿Era una estrategia para que se separaran? ¿Estaban en una trampa que se estrechaba cada vez más a su alrededor? Pero seguían necesitando información, y la supuesta persona que les esperaba en el interior de El chip nulo era la mejor oportunidad que se les había presentado hasta entonces.

El guarda tomó su disco y pronto vio una representación de su rostro alzándose de él, y entendió por qué se lo habían exigido varias veces. Todos eran iguales, pero en su interior se guardaba de alguna forma su identidad. Suerte que Tron había evitado que Light entregara el suyo, puesto que su rostro habría sido mostrado en esos momentos, y habrían tenido problemas. Repasó con la mirada los datos que su disco reflejaba, prestando especial atención a la función que le había sido asignada. Archivo de almacenamiento de datos. No pudo evitar una sonrisa. Los Maestros habían tenido el cuidado de no indicar que eran usuarios, algo que agradecer, y él además le habían descrito como una especie de biblioteca andante. Y aunque eso en realidad no tuviera ningún sentido para él, parecía ser algo normal en aquel mundo, así que procuró memorizarlo por si alguien le preguntaba más tarde.

Cuando el hombre de la puerta se hizo a un lado, permitiéndole la entrada y ofreciéndole el disco de vuelta, Aleyn se giró una última vez hacia Light, para desearle suerte con la mirada, aunque considerase que el que más suerte necesitaba era él mismo. Así pudo ver también dónde le estarían esperando él y Tron. Recuperó el disco y se colocó a la espalda, antes de inspirar hondo y entrar en la taberna.

Por un momento casi prefirió estar en el páramo desolado que se extendía alrededor de la ciudad que allí dentro. Nunca había sido especial amigo de esa clase de establecimientos, pero, desde luego, si hubiera podido elegir, aquel estaría de los últimos en su lista de preferencias. Aunque lo peor no era el aire cargado, sucio, que se respiraba en el ambiente, sino las personas que habían decidido pasar allí la velada. Le hubiera parecido más propio encontrarlas detrás de los barrotes de una celda. No emanaban una sensación tranquilizadora, precisamente, y menos con las miradas que le dirigían, que casi parecían decir que cómo era tan idiota de entrar en sus dominios. Apretó los labios. No quería iniciar ninguna pelea, dado que los brazos de algunos de los clientes eran casi tan anchos como su propio cuerpo, pero tampoco se iba a dejar amilanar. En aquellos lugares, si uno se mostraba débil o asustado, era una presa más que fácil.

El corazón le latía a una velocidad poco saludable; sin embargo, logró mantener un semblante impasible mientras avanzaba por el lóbrego lugar, observándolo todo a su alrededor. El chip nulo no sólo disponía de una variopinta colección de matones disfrutando de bebidas que no inspiraban ni la más mínima confianza, sino que además pudo ver que había unas extrañas diversiones con las que esperaba que los clientes se mantuvieran entretenidos. Aunque nada de eso era de su incumbencia. Deambuló entre las mesas, buscando a la persona que habían ido a ver, a pesar de que el hecho de que no supiera su aspecto lo hacía un asunto peliagudo.

Todas las sillas parecían estar ocupadas excepto por una mesa exiliada al fondo del establecimiento, alrededor de la cual se sentaba una única persona. Y a pesar de estar embozada en una capa como la que le había conseguido a Light, y de la oscuridad del ambiente, pudo distinguir que se trataba de una mujer. ¿Sería aquella la amiga de la que Tron había hablado? No podía arriesgarse a abordarla sin más y descubrirse a sí mismo como un usuario, pero era la única candidata de todo el establecimiento, así que decidió acercarse a ella.

Aquí —musitó la mujer cuando pasó junto a la mesa, haciendo que se detuviera en el acto.

¿Perdón?

Sin embargo no obtuvo más respuesta que su mirada fija en la silla que había frente a ella. Estaba indicando sutilmente que se sentara allí, y si aquello no era una prueba de que era la persona a la que había ido a ver, no se le ocurría qué más podría demostrarlo. Podría pensar que estaba tan sólo buscando compañía, pero para eso, lo más probable es que hubiera ido a otra taberna. La compañía que se podía conseguir en El chip nulo era apropiada para deshacerse de un cadáver o robar, no para pasar un rato agradable. O al menos eso pensaba. Desde luego la mujer a la que ahora se enfrentaba no encajaba en aquel ambiente. Era demasiado hermosa y elegante como ara estar rodeada de tanto hombretón de dos metros y cara de malas pulgas. Su bebida parecía entera, y Aleyn se preguntó si él también tendría que pedir algo, aunque no fuera a bebérselo, para que le permitieran seguir allí.

Nunca te he visto antes —empezó ella, y cuando estuvo a punto de contestarle algo, se escondió detrás de su puño, como si tratara de ocultar su rostro. ¿Acaso había estado esperando a una persona en concreto? — ¿Cuáles son las tres leyes que todo Caballero debe respetar?

¿Las qué…? —musitó en un primer momento, no porque no supiera de qué estaba hablando, sino porque no se lo esperaba. Era hora de apostar todo lo que tenía— Pues… —bajó el tono de voz, por si acaso alguien que estuviera cerca podía escucharle— No revelar la existencia de otros mundos a personas ajenas a la Orden, mantener… mantener la armonía entre los mundos y no inmiscuirse en el devenir de sus asuntos…

Con aquello ultimo no pudo evitar recordar cómo Light le había impedido ayudar a la mujer de la Plaza. Esperaba que aquello le valiera a la mujer, para demostrarle que era un Caballero, o un intento de ello. Porque invocar la Llave Espada sobre la mesa no era una opción prudente.

Imagino que vos sois la amiga en común de la que me han hablado. Me han enviado de Tierra de Partida para averiguar cómo… se están desarrollando las cosas aquí —añadió, omitiendo de forma intencionada que no estaba solo. Aunque supuestamente fuera una aliada, había que caminar por aquel terreno con precaución—. A pesar de que no haga falta preguntar para ver que no son los días más brillantes de la ciudad. ¿Podéis ayudarme a conseguir la información que la Orden necesita? Quizás pueda seros de ayuda también a vosotros.

Imaginaba que no sería fácil para un habitante de La Red que conociera la existencia de la Orden ver cómo sus miembros paseaban por sus calles sin detener el caos que se desarrollaba en ellas, pero él no podía hacer otra cosa. Sólo preguntar, conseguir lo que estaba buscando, y volver a Tierra de Partida.
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Re: Ronda #5 - Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Sombra » Mar Jun 24, 2014 8:59 pm



A pesar de haber esperado que el programa iba a utilizar algún método para perseguirme o alcanzarme lo que no había llegado a pensar es que podría haberse lanzado a sí mismo de aquella manera. Traté de darle esquinazo haciendo alguna brusca maniobra, sin embargo no funcionó. Se limitaba a seguirme utilizando sus zarpas para lanzarse de un edificio a otro con total tranquilidad.

¡Eres cobarde, programa! ―gritó mientras lanzaba uno de sus brazos en mi dirección para agarrarse a otro edificio cercano―. ¿Te has arrepentido? ¿Quieres ver tu honor manchado de este modo? Ríndete y ven conmigo. De lo contrario, acepta las consecuencias.

Chasqueé la lengua sin responder a la pregunta de Tesler a sabiendas de que si no me estaba agarrando era porque él no quería hacerlo, simplemente me estaba dando la oportunidad de ir por mi propia voluntad. De lo único que sí me arrepentía era de haber intentado salvar a aquella mujer antes.

Solo me quedaba una opción si de verdad pretendía huír y no quería pararme a ver las "consecuencias" de las que hablaba aquel tipo. Era obvio que lo único que quería era encerrarme en una celda, ¿para qué serían las esposas sino? ¿Y por qué querían meterme con un prisionero en aquel vehículo? Era evidente que lo único que quería era que bajase la cabeza y fuese por mi propia voluntad.

Me quedaba una opción teniendo en cuenta que mis alas empezaban a desvanecerse en el aire, era arriesgado y no tenía la seguridad de que pudiese funcionar, pero era la única otra cosa que podía hacer si de verdad pretendía huír. Con un par de últimos impulsos cogí algo de altura mientras sobrevolaba los callejones, lo que pretendía era que las alas desapareciesen en medio del aire sobre los callejones más cercanos, en ese momento me precipitaría contra el suelo, pero eso estaba previsto. Mi verdadero objetivo era utilizar Evasión Sombría en el momento justo para esconderme en el suelo. Como la ciudad era tan oscura sería difícil encontrarme, aún más si teníamos en cuenta que buscaba algo con silueta humana, no un pegote en el suelo.
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Re: [La Red] Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Light » Mar Jun 24, 2014 10:30 pm

Tron reaccionó con la suficiente rapidez para evitar que Light entregara su disco, agarrándole de la muñeca. El Portador titubeó durante los primeros instantes y finalmente bajó el brazo, sin coger el disco.

Tú puedes pasar ―le indicó a Aleyn―. Nosotros vigilaremos aquí fuera.

Al cabo de unos segundos, Light vio surgir del disco del aprendiz un holograma de su rostro. Esta imagen pudo ser observada perfectamente por el descomunal programa, quien había cogido el disco para observar el rostro de Aleyn de cerca.

Si hubiera entregado aquel objeto, el guardia de aquel club hubiera descubierto su identidad. La identidad de un fugitivo buscado por la ley, supuestamente. Las consecuencias hubieran sido aún más catastróficas si los esbirros de Tesler hubieran puesto sus zarpas sobre su disco. Tal como había sospechado al recordar su experiencia en Espacio Paranoico, aquel disco contenía todo tipo de información sobre él, por lo que tendría que guardar con recelo aquel objeto para seguir ocultando su identidad.

Definitivamente, podía sentirse agradecido. Tron había vuelto a salvarle el pellejo.

Una vez Aleyn recibiera el objeto circular y tuviera acceso al edificio, Tron comenzó a andar hacia un callejón situado frente al local donde su compañero entraba. Light optó por no quedarse allí y decidió seguir al Renegado, separándose definitivamente de su compañero. Tras alcanzar al programa, se apoyaría en una pared y permanecería con los brazos cruzados.

Dejó escapar un suspiro en algún momento. En el fondo, estaba preocupado por su compañero. ¿Podría apañárselas él solo? Si ni siquiera sabía moverse dentro de una estación…

Light, bastante incómodo, agachaba la cabeza mientras recibía las miradas llenas de extrañeza de los programas que pasaban por allí. Sus músculos se tensaban cada vez más y su ritmo cardíaco aumentaba. Terminó girando su rostro hacia el fondo del callejón, de tal forma que ninguno de los programas que paseaban por allí pudiera ver ápice alguno de su rostro, ocultado parcialmente por la capucha.

Creo que estamos llamando demasiado la atención…

Esa Quorra que mencionabas... ―empezó a comentar Tron. Light giró su rostro hacia el programa―. ¿Es la misma chica por la que dan una recompensa?

Ahora que lo dices… Sí, definitivamente es ella ―rememoró el rostro grabado en uno de los carteles y le confirmó que así era. Light no le había prestado demasiada atención a su cartel hasta ese preciso momento. El chico se molestó en memorizar su nombre por fin―. Así que Quorra, ¿eh?

Su cabeza vale más que la tuya y la del otro usuario juntas. ¿Qué me puedes contar de ella? ―a continuación, añadió algo que Light fue incapaz de comprender, así que lo ignoró―. ¿Será una ISO...?

Como ya te dije, Quorra nos ayudó en el combate contra Erased Data ―comenzó a explicar―. Cuando la batalla finalizó, nos agradeció nuestra ayuda y nos dijo que podíamos contar con su ayuda en el futuro. No sé nada más, pero si nos la encontramos seguramente cumpla su palabra y nos ayude. Deberíamos aliarnos con ella si se nos presenta la oportunidad: si la están buscando puede que también necesite nuestra ayuda.

>>Por cierto, gracias por lo de antes. Sin ti nos hubiéramos metido en más de un lío ―agradeció tras una breve pausa, rascándose la mejilla, algo avergonzado―. Me llamo Light, y como ya sabes… ―giró la cabeza hacia varias direcciones para asegurarse de que nadie les escuchaba. Redujo el volumen de su voz a partir de aquel momento―. Soy un usuario del mundo exterior y he venido aquí para buscar información y algunas cosas más.

Aunque lo tendría demasiado difícil si debía mantenerse oculto en todo momento. Apenas conocía aquel mundo y tenía la sensación de que existían miles de maneras de fastidiarla y ser descubierto. Al menos, ahora parecía que podía contar con la ayuda de Tron. Tras su última acción, Light sentía que podía confiar un poco más en él.

Así que acudiste a nosotros porque necesitabas nuestra ayuda para detener a Tesler y a esa tal Abeja Reina, ¿no? ―se aseguraría de que así era, aunque Tron se lo había confirmado si su memoria no le fallaba―. Puedes contar con mi ayuda, después de todo estoy en deuda contigo ―afirmaría con decisión―. No puedo tolerar que esos desgraciados vayan diciendo mentiras sobre nosotros y ejecuten a inocentes, alguien tiene que pararles los pies.

Apretó el puño y se acordó del programa que seguramente había sido ejecutada públicamente.

Light en principio habría rechazado la idea de oponerse a Tesler y los suyos porque no quería meterse en los asuntos de aquel mundo.

Pero ahora todo era muy diferente. Las vidas de los Usuarios, de los Portadores de Tierra de Partida, estaban en juego y aquello era algo que no podía ignorar de ninguna manera. Se les había acusado de un delito que no era cierto y debían limpiar su nombre. Si no hacían nada, otros programas como Erased podrían volver a lanzar un ataque contra Tierra de Partida.

Y por nada del mundo quería volver a pasar por aquella experiencia otra vez.

Tampoco olvidaba sus principales objetivos. Debía seguir buscando información sobre Dark Light y Andrei, además de encontrar discos, un surtido de ropa y una base de operaciones.

Espero que Aleyn tenga suerte allí dentro…
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Re: Ronda #5 - Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Astro » Mié Jun 25, 2014 12:36 am

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Lo estábamos consiguiendo.

Aunque el dúo de hojalata, Daft Punk, habían intentado contraatacar subiendo el volumen y la potencia de su música, les estábamos comiendo el terreno poco a poco.

Cuando el oso volvió a surgir, estábamos preparados. El eidolón cargó un rayo de energía, pero cuando disparó algo le bloqueó: nuestro propia bestia musical, nacida de nuestra sincronización y pasión. La serpiente que habíamos invocado se enroscó alrededor del oso, mordiéndole una de las garras.

Ganábamos. Lo sabía. Y Daft Punk también: su música fallaba, y su eidolón estaba completamente inmovilizado. Sólo un poco más, y seríamos los ganadores.

Pero canté victoria demasiado pronto. Sin previo aviso, la conexión que tenía con mi compañera se rompió.

¡N-no! ¡No puedo!

No me había dado cuenta, disfrutando de nuestra inminente victoria, pero Coletas Gigantes había ido poniéndose más y más nerviosa, y el miedo crecía en ella demasiado deprisa. La presión había sido tanta, que ya no pudo más.

Y dejó de cantar.

El efecto fue automático: la serpiente desapareció, liberando al oso y dándoles a nuestros rivales la oportunidad que habían estado buscando. Subieron el volumen de su música todo lo que pudieron y liberaron todo su poder contra nosotros.

Ambos caímos al suelo de espaldas, derribados por el rayo láser del eidolón. Emití un pequeño quejido, levantándome lentamente mientras el sonido de aplausos y vítores llega a mis oídos. Y el nombre que oía no pudo revolverme más el estómago. Daft Punk había ganado.

Yo había perdido.

¡¿Por qué demonios has parado?! ―grité, presa de la ira, fulminando con la mirada a mi compañera.

Yo... No... ―intentó excusarse, sollozando. Se levantó del suelo, con las piernas temblando y lágrimas en los ojos―. Lo siento...

Sin decir más, salió corriendo. Mi primer impulso fue levantarme y agarrarla del brazo, pero conseguí detenerme en cuanto me incorporé. Fue en ese preciso momento, derrotado y enfadado, cuando me di cuenta: había perdido el control.

Aquella energía que me había invadido, fuese lo que fuese, me había provocado una reacción que no era propia de mí. Sencillamente, mi cuerpo se había movido solo, dejándose llevar por el impulso que le producía la conexión.

Me apoyé en el teclado, recobrando el aliento e intentando poner en orden mis ideas. ¿Qué me había pasado? Esa energía había sido tan... intensa. Me costaba describirla. Y que hubiese venido de la chica tampoco me ayudaba. ¿Habían sido los discos? Ahora que lo pensaba, no tenía ni idea de dónde había salido el disco ―en teoría, falso― que llevaba en la espalda.

Una teoría, algo disparatada, cruzó mi mente. ¿Y si esa energía había sido...? No, no era posible. Simplemente, yo no podía. Y ella era un programa, un montón de datos con forma de niña mona. Tampoco debía ser capaz de hacerlo. ¿O tal vez sí...?

Qué intervención más triste.

La voz de una chica del público llamó mi atención: con pelo púrpura, una copa en la mano, y la típica ropa de la Red (aunque algo más ajustada de lo nroaml), parecía dirigir su comentario hacia mi compañera. Compañera que, por cierto, había llegado a toda prisa hasta el ascensor dispuesta a marcharse.

La idea de seguirla, de saber más sobre ella y sobre lo que me había pasado en el escenario fue tentadora. Pero enseguida rechacé la idea: necesitaba alejarme de Coletas Gigantes, y sobre todo de su disco. Tenía que organizar mis ideas y mis prioridades, y no podía permitirme volver a perder el control.

Definitivamente, la dejaría marchar.

Devolví mi atención hacia la chica de antes, fijándome en un detalle que antes se me había escapado: alas. Alas grandes y púrpuras que crecían en su espalda.

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Solté un resoplido, bajando del escenario y acercándome a ella. Tenía que volver a activar mi mente, y el misterio de esas alas serviría para distraerme, y de paso recoger más información sobre el club... y sobre la actuación.

¿Ha sido tan horrible como me ha parecido ahí arriba? ―le pregunté, poniéndome a su lado.

Miré de reojo al dúo hojalata, rodeado de seguidores que les felicitaban por su "victoria".

»Bonitas alas, por cierto.
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Ronda #6 - Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Soul Artist » Mar Jul 01, 2014 11:50 pm

Ragun

Intentar no huir era de cobardes. Ragun aquello lo tenía claro: no iba a dejar atraparse por nada del mundo. Y por ello trazó un plan, un ingenioso plan perfecto para la situación.

Primero, dejó que las alas se deshicieran por sí solas y se lanzó contra el suelo, seguro en todo momento de no chocar contra nadie en la caída. Aquello pilló desprevenido a Tesler, que extendió una de sus garras directamente hacia el cuerpo del chico, que la esquivó por apenas unas décimas de segundo. Su idea era chocar contra el suelo y, aprovechando la superficie plana de este, apegarse a él como una sombra para escapar bien lejos. No era la primera vez que escapaba así.

Pero durante su caída pudo ver una figura caminar hacia su posición con total tranquilidad. Aunque no podía verle el rostro, sus luces de neones naranjas revelaban claramente ser uno de los enemigos. Se detuvo poco más adelante de su zona de aterrizaje y esperó.

No detuvo a Ragun. El aprendiz pudo apegarse al suelo sin problemas y su primer pensamiento fue el de arrastrarse lo más lejos posible, escapar de todos aprovechando la propia oscuridad del mundo. Y hubiese podido ser así, de no ser porque fue arrancado del suelo de cuajo.

Flotaba en el suelo. Giraba sobre sí mismo, incapaz de escapar de la pequeña prisión esférica que le había capturado. Seguramente habría visto más veces aquel tipo de hechizos: se trataba de magia gravitacional, quizás su gran debilidad a la hora de intentar escapar con su famosa habilidad. Y en aquel momento se encontraba a merced de sus enemigos.

El guardia del casco rio para sí mismo y se acercó a Ragun para inclinarse ante él. Se estaba mofando de su captura, claramente.

Venga, chico. Lo has hecho bien... Hasta ahora, claro.

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¡Dyson!

Tesler llegó de un salto a la escena. Ragun vio cómo aterrizaba en el suelo con brusquedad, agachándose con una pierna. Observó con recelo al aprendiz, pero sobre todo contra su capturador: el tal Dyson había tomado su disco y lo hacía girar por su centro gracias a su dedo, como si nada de aquello fuera con él.

Buen trabajo ―le felicitó Tesler con algo de resentimiento en sus palabras―. Ahora, libéralo. Se viene conmigo.

Creía que lo querías para la Guardia Negra. Ese es mi campo ―contestó con indiferencia el programa―. Me pregunto qué opinará CLU de esto.

No metas a nuestro señor en esto. Tú y yo sabemos que le seguía el rastro hasta que escapara a la base de los rebeldes.

¡Oh, no! Siento haber arruinado tus grandes planes ―Dyson se llevó la mano al pecho, burlándose de Tesler con sus palabras. Su compañero apretó los dientes con rabia―. Pero, creo, sólo creo, que hubieses fallado estrepitosamente.

¿Cómo te atreves?

Dyson le ignoró por completo. Se dirigió hacia Ragun, extendió su mano hacia el capo gravitacional que le tenía preso y al tocarlo se rompió, tirando al chico contra el suelo de culo. Le tomó del hombro y lo levantó con ánimo, limpiándole el polvo de la espalda en su caída para hacerle sentir más cómodo.

Tesler estaba rojo de furia. Los colores de sus ropas se volvieron mucho más violentos, más sangrientos, ante el comportamiento de su compañero. Este le ignoró: estaba más centrado en que Ragun le hiciese caso.

No, no nos serviría para la Guardia Negra. ¿No ves algo raro en él? ―Dyson se giró hacia Tesler y colocó su brazo encima del hombro de Ragun, apoyándose en él con total naturalidad―. Vamos, chico. Dile la verdad. Dile tu nombre, tu función y qué haces aquí. Seguro que le dejas de piedra.

Sus intentos de huida hasta el momento habían sido sin éxito. Ragun tenía una oportunidad para salir corriendo si encontraba la forma de evitar más hechizos gravitatorios de aquel tipo, además de los brazos de Tesler. Pero si no encontraba nada, lo mejor sería contestar... ¿Cómo? ¿Mintiendo? ¿Sabía Dyson la verdad sobre él?

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Ragun
VIT – 82/82
PH – 2/44


* * *

Aleyn

¿Las qué…?

Los ojos de la mujer observaron con desconfianza a Aleyn. Sin embargo, el joven se apresuró a recordar en alto las normas que había jurado que cumpliría en su día:

Pues… No revelar la existencia de otros mundos a personas ajenas a la Orden, mantener… mantener la armonía entre los mundos y no inmiscuirse en el devenir de sus asuntos…

Bien. Me alegro de conocerte —la mujer cambió su actitud para mostrarle una amable sonrisa al muchacho, mucho más tranquila de lo que se había presentado—. Mi nombre es Clío.

Imagino que vos sois la amiga en común de la que me han hablado. Me han enviado de Tierra de Partida para averiguar cómo… se están desarrollando las cosas aquí. A pesar de que no haga falta preguntar para ver que no son los días más brillantes de la ciudad.

Las cosas están muy tensas —afirmó la mujer, juntándose de manos y bajando la cabeza ligeramente—. Han culpado de todo a los usuarios y los programas sólo quieren su sangre. Los días que he llevado aquí han sido duros.

¿Podéis ayudarme a conseguir la información que la Orden necesita? Quizás pueda seros de ayuda también a vosotros.

Sí. Buscamos los dos a la misma persona.

Clío se giró hacia el asiento a su lado y tomó una carpeta de datos que colocó suavemente en la mesa, arrastrándosela lentamente con una mano hacia Aleyn para que lo tomara y lo leyera. En ella encontraría una foto principal de uno de los usuarios que estaban siendo buscados, Andrei Saavedra, y más imágenes que le señalaban en distintas ubicaciones. Un mapa impreso en una hoja de papel señalaba las distintas localizaciones donde se le había visto, cada vez más dirigido hacia el sur.

Finalmente, la última hoja llevaba dos fotografías anexas y un mapa extendido desde la salida sur de la ciudad. Las imágenes mostraban un desierto rocoso, frío y lejano, sin nada más que las montañas rocosas del fondo. El mapa marcaba una extensísima área cercana a la carretera principal, la cual continuaba hasta perderse en límites insospechados para el joven.

Andrei ha estado acompañado en todo momento por una mujer, un programa llamado Trece —señaló Clío, tocando con el dedo una de las fotografías donde se veía al prófugo junto con una muchacha de pelo blanco y aspecto infantil e inocente—. Se movieron rápido, probablemente porque sabían que vendríais a buscarlos. Les seguí el rastro hasta las afueras de la ciudad, pero después... Nada. Se han esfumado.

»He investigado por mi cuenta y los ciudadanos temen ese trayecto de la carretera. Al parecer, no son pocos los programas que desaparecen allí, y otros aseguran que al viajar por la zona oyen las voces de los muertos reclamándoles. Llevo días viajando y buscando cualquier pista, pero... No encuentro nada. Y se me acaba el tiempo y el dinero. Por favor, os lo pido, buscad a Andrei y encontradle: tengo miedo de lo que pueda pasarle.

Clío se lo pidió colocando su mano encima de la suya, como una súplica desesperada de un familiar que buscaba a otro. Si quería hablar más con Clío podría hacerlo, pero Light y Tron le esperaban fuera y ya tenía la información que necesitaba: no debía hacerles esperar más.

* * *

Light

Como ya te dije, Quorra nos ayudó en el combate contra Erased Data ―explicó Light a su nuevo compañero, recordando la gran ayuda que supuso la programa durante los sucesos de apenas unos días atrás―. Cuando la batalla finalizó, nos agradeció nuestra ayuda y nos dijo que podíamos contar con su ayuda en el futuro. No sé nada más, pero si nos la encontramos seguramente cumpla su palabra y nos ayude. Deberíamos aliarnos con ella si se nos presenta la oportunidad: si la están buscando puede que también necesite nuestra ayuda.

Sería una gran aliada para la causa ―afirmó el programa, cruzándose de brazos y afirmando con la cabeza―. Parece que tiene una gran determinación. Podríamos investigar sobre ella, encontrarla...

Por cierto, gracias por lo de antes. Sin ti nos hubiéramos metido en más de un lío.

No lo agradezcas ―le interrumpió Tron, levantando la mano y agitándola de un lado a otro―. Sólo manteneos apartados del camino de la Guardia. Todos corremos un gran peligro.

Me llamo Light, y como ya sabes… Soy un usuario del mundo exterior y he venido aquí para buscar información y algunas cosas más.

Tron ―se volvió a presentar el programa, extendiéndole la mano para apretársela con fuerza―. También me llaman el Renegado.

Así que acudiste a nosotros porque necesitabas nuestra ayuda para detener a Tesler y a esa tal Abeja Reina, ¿no?

Reina Avispa ―le corrigió el programa―. No. Ella es sólo uno de los miembros del cuerpo del mal que gobierna este mundo, su mano derecha. Es peligrosa, pero el auténtico enemigo es CLU ―Tron apartó la mirada y se llevó la mano al hombro izquierdo―. Ha muerto mucha gente inocente por su culpa desde que pasó a gobernar este mundo. Está obsesionado con la perfección, y todo aquel que se le oponga es eliminado. Somos pocos los que le plantamos cara...

Tron parecía dolido por aceptar aquello. Sin embargo, Light le contestó con algo que pareció animarle más, haciéndole dibujar una sonrisa a través de la máscara:

Puedes contar con mi ayuda, después de todo estoy en deuda contigo. No puedo tolerar que esos desgraciados vayan diciendo mentiras sobre nosotros y ejecuten a inocentes, alguien tiene que pararles los pies.

Tron rio ligeramente para sí mismo. Le puso la mano en el hombro a Light y le contestó con total sinceridad y cariño:

Gracias, Light. Creo que cuento

Light ya había logrado cumplir uno de los objetivos: se había ganado un aliado. Tron ahora formaría parte de la causa, en caso de que se le necesitara en la guerra o para misiones más adelante: quizás fuese buena idea hablarle en aquel momento de su propia batalla.

* * *

Ban

¿Ha sido tan horrible como me ha parecido ahí arriba?

La mujer observó con picardía a Ban cuando le hizo aquella pregunta. Mientras Coletas Gigantes desaparecía en el ascensor para escapar de su compañero y lo que creyese que le iba a decir, la chica del pelo púrpura se entretuvo con su nuevo.

Has estado horrible ―aseguró la chica, pasando su dedo por el pecho de Ban con total indiscreción―. Pero no más que ella.

Bonitas alas, por cierto.

¿Estas? Una simple operación de datos ―la mujer agitó las alas y se giró en parte. Sus plumas acariciaron el rostro de Ban con cariño, aunque su comportamiento no se le correspondiese―. Preciosas, ¿verdad? Las necesitaba para cumplir con mi nombre: Realidad Alternativa: Ventus. R.A.Ven, para los amigos.

La mujer volvió a plegar las alas hacia sí misma para no ocupar demasiado espacio en la discoteca. Sin preguntar, tomó del brazo a Ban y le dirigió en dirección a la barra para pedir dos bebidas. El camarero les sirvió de inmediato y les solicitó 250 platines; sin embargo, parecía que Raven no estaba muy dispuesta a pagar. El hombre esperaría a que Ban desembolsara la debida cantidad. Al menos aquellos datos liquidizados valdrían la pena.

Pues no. Para un usuario como él sabían horribles.

El mejor trago de todo este local ―aseguró Raven, tomando asiento en la barra y bebiendo de una pajita―. La música, un muermo. Y ese pervertido del dueño, Castor... Muy aburrido. No sé por qué vengo. ¡Ah, sí! Por ti.

La joven llevó su dedo en dirección a Ban, pasándole la uña por la barbilla con una amplia sonrisa. Le dirigió hacia ella y, a pocos centímetros de su rostro, le apartó clavándole el dedo en el cuello. No fue lo suficientemente fuerte como para hacerle sangrar, pero el dolor podía notarlo.

Eres malo, chico. Muy malo ―aseguró Raven, algo aburrida―. ¿Por qué has hecho llorar a mi Moka? Pobrecita. Ahora estará llorando desconsolada en un rincón perdido de la Red, sola, desconsolada, porque sabe que es un programa fallido. No debería existir.

El tono burlón y dramático de la mujer pasó a uno más sugerente y cuidado. Se acercó a Ban hasta casi pegarle el pecho en su nariz, mostrándole lo desarrollada que podía estar. Raven se pasó la lengua por los labios para relamerse los restos de la bebida y le propuso:

Pero tienes talento. Tocas bien. Juntos, podemos vencer a esos dos idiotas robotizados. ¿Quieres intentarlo? Soy mejor programa MP3 que Moka. Sólo tenemos que conectar más a fondo, en... Privado.

Raven guiñó un ojo a Ban.

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Fecha límite: viernes, 4 de julio de 2014.

Consejo: Hablad Sally y Light antes de postear. Si Aleyn deja a Clío ya, podéis tener una conversación los dos para decidir qué objetivo seguir ahora, buscar a Quorra o investigar la desaparición de Andrei.

Lista de objetivos
- Lograr suministro de ropa.
- Lograr suministro de discos.
- Conseguir una base de operaciones para vuestro bando.
- Averiguar qué fue de Andrei Saavedra.
- Averiguar qué fue de Dark Light.
- Reclutar a el Renegado como aliado [Cumplido por Tierra de Partida]

Lista de lugares
- Coliseo de juegos
- Puerto militar
- Tuipper S.A.
- Central de energía
- Plaza de la ciudad / Birth Wrong [Ragun]
- Club Línea de Meta [Ban]
- Club El chip nulo [Light y Aleyn]
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Re: [La Red] Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Light » Sab Jul 05, 2014 12:38 am

Tron se mostró agradecido por la iniciativa de Light. Apoyó su mano sobre el hombro del aprendiz y expresó su agradecimiento. Light asintió con una amplia sonrisa: parecía que Tron no tenía nada que ver con los desagradables y espeluznantes programas que había conocido en aventuras previas.

Le parecía tan humano…

Aparte de Quorra, también nos convendría hallar pistas sobre los otros dos. Una de las razones por la que he venido es para buscar información sobre mi copia y sobre Andrei ―explicaba en voz baja. Si había algún cartel cerca, señalaría el cartel del gitano en cuestión. Éste último es uno de nuestros enemigos y tenemos que localizarle lo antes posible: no sabemos de lo que puede ser capaz.

¿Y su copia? Ahora que Erased Data no existía, ¿seguía siendo su enemigo? Ni él mismo lo sabía.

>>Yo y el resto de mis compañeros nos encontramos actualmente en guerra. Otros usuarios como Andrei… ―se quedó en blanco por un momento. ¿Cómo le podía explicar a su nuevo aliado el conflicto entre ambos bandos de Portadores, si seguramente desconocía todo sobre ellos? No quería hablar más de la cuenta, así que intentó ser lo más breve posible― amenazan la estabilidad del mundo exterior, por lo que tenemos que pararles los pies para asegurar el orden. Han cometido crímenes imperdonables y deben pagar por ello ―pronunció con cierta amargura.

De un momento a otro, Aleyn acabaría saliendo del edificio. Light llamaría a su compañero por su nombre para atraer su atención y volvería a ocultarse en el callejón rápidamente.

¿Encontraste algo útil allí dentro?

A partir de ese momento, Aleyn podría compartir con ellos toda la información que había recaudado. Por su parte, Light le comentaría sobre la situación de Quorra; como siempre, asegurándose de que nadie cercano les escuchaba, hablando entre susurros.

Aleyn, hay un programa que se llama Quorra que también está siendo buscada por Tesler y los suyos ―le informó―. Estoy seguro de que si la encontramos podrá ayudarnos en nuestra misión, y nosotros a ella también por supuesto. Pero… ¿Por dónde empezar a buscar ahora? ¿Vamos a buscar a Quorra o probamos a buscar a Andrei?

Escucharía lo que Aleyn tuviera que decir y asentiría: ambos se pondrían de acuerdo con suma facilidad. No tenían información alguna de Quorra, pero de Andrei sí: el compañero de Light había logrado una pequeña pista que podría conducirles a descubrir la verdad sobre la desaparición misteriosa del gitano. Además, cuanto más alejados se encontraran de la ciudad y Tesler, más seguros estarían.

O no. ¿Qué les depararía en las afueras de la ciudad?

Pues está decidido, vamos a por Andrei. Ya después nos encargaremos de Quorra.

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Sally y yo decidimos investigar sobre Andrei~
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Re: Ronda #6 - Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Astro » Sab Jul 05, 2014 1:04 am

Has estado horrible ―contestó la misteriosa chica, deslizando un dedo por mi pecho―. Pero no más que ella.

Gracias, supongo ―le respondí, soltando una leve carcajada.

Obvio. Al menos, yo había intentado luchar contra el dúo de hojalata y no había echado a correr llorando por no aguantar la presión. Aunque lo de perder el control en plena actuación tampoco es que me diese puntos...

¿Estas? Una simple operación de datos ―comentó ante mi pregunta sobre las alas, agitándolas y acariciándome la cara con las plumas―. Preciosas, ¿verdad? Las necesitaba para cumplir con mi nombre: Realidad Alternativa: Ventus. R.A.Ven, para los amigos.

Deslumbrantes ―gruñí, apartando las plumas con cierta brusquedad―. Puedes llamarme Oswald.

Sin previo aviso, Raven me cogió de la mano y me llevó directo hacia la barra. Y ya era la segunda vez que me pasaba: aquel debía de ser el día de arrastrar a los incorpóreos de la mano. Tampoco opuse resistencia, y menos al ver que pedía una bebida para cada uno.

Lo que no me hizo ninguna gracia fue tener que pagar. Fulminé con la mirada a la chica alada, pero desembolsé los platines por pura curiosidad. ¿A qué sabrían las bebidas de un mundo digital?

A pila chupada. Otra vez.

El mejor trago de todo este local.

Si tú lo dices ―reprimí la cara de asco para evitar llamar la atención. Seguramente, para los programas aquel brebaje era delicioso.

La música, un muermo. Y ese pervertido del dueño, Castor... ―miré de reojo al jefazo, tomando nota de su nombre―. Muy aburrido. No sé por qué vengo. ¡Ah, sí! Por ti.

Enarqué una ceja, observando a la programa con cierto escepticismo. La mujer, juguetona, me tocó la barbilla con un dedo y acercó mi cara a la suya. Entonces, a pocos centímetros, me apartó con cierta brusquedad para clavarme el dedo en el cuello con fuerza.

Me negué a hacer ninguna mueca de dolor, pero estuve muy tentado de invocar mi daga y hacer lo mismo con ella. Pero no. Tenía que averiguar qué podía sacar de ella... o qué quería ella de mí.

Eres malo, chico. Muy malo

Gracias.

―aseguró, con aspecto aburrido―. ¿Por qué has hecho llorar a mi Moka? Pobrecita. Ahora estará llorando desconsolada en un rincón perdido de la Red, sola, desconsolada, porque sabe que es un programa fallido. No debería existir.

"¿Moka...?"

Tardé unos segundos en caer en la cuenta: Coletas Gigantes. Me había esforzado lo máximo para sacarla de mi mente, para olvidar la pérdida de control. Y, al parecer, Raven y Moka se conocían. Aunque por la forma de hablar de la segunda, no parecían muy amigas que digamos.

Ella se lo ha buscado solita ―me defendí con indiferencia, volviendo a echar un trago a mi copa―. Es débil.

Raven se acercó más, insinuante y provocativa. Prácticamente me puso todo su pecho en la cara, mostrando lo bien dotada que estaba. Nada que me impresionara de verdad, pero fingí una sonrisa pícara para seguirle el juego.

Pero tienes talento. Tocas bien. Juntos, podemos vencer a esos dos idiotas robotizados. ¿Quieres intentarlo? Soy mejor programa MP3 que Moka. Sólo tenemos que conectar más a fondo, en... Privado.

Y me guiñó un ojo, sugerente.

Vaya, eso sí que me pillaba por sorpresa. ¿Quería unirse a mí para vencer al dúo hojalata? No es que me opusiese a la idea: vencer a esos dos idiotas sería mi venganza perfecta. Por mucho que estuviese desatendiendo la misión, era una oferta difícil de rechazar.

Pero no iba a aceptar tan fácilmente. No, al menos, sin saber las intenciones de la chica.

¿Qué ganas tú con esto? ―repuse, utilizando un tono de voz similar al suyo―. No me malinterpretes, sería genial darle una paliza a esos dos. Pero Moka, por ejemplo, quería que el jefazo le contratase y convertirse en famosa. Y puede decirse que yo busco venganza. ¿Y tú?

»Soy todo oídos... Raven.

Esta vez fui yo quien le pasó un dedo por el pecho, juguetón, desde el ombligo hasta la barbilla. Le miré directamente a los ojos, y esperé su respuesta.

No sería muy difícil convencerme. Pero, al menos, esta vez no iría a ciegas. Si ella jugaba conmigo, yo jugaría con ella.
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Re: [La Red] Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Sally » Sab Jul 05, 2014 3:19 am

La actitud de la mujer, no, de Clío, se relajó en cuanto le hubo enumerado las normas de la Orden. Y eso a su vez hizo que Aleyn se tranquilizara un poco. Estaba claro que ella quería ser de ayuda.

Las cosas están muy tensas. Han culpado de todo a los usuarios y los programas sólo quieren su sangre. Los días que he llevado aquí han sido duros.

¿Quería decir aquello que también se trataba de un usuario? Había supuesto que se trataba de un programa, pero si, como Tron había dicho, era una amiga que compartía con la Orden, tal vez se tratara de alguien que venía de fuera, como ellos. No pudo más que admirarla por ser capaz de sobrevivir en un ambiente tan duro si era de verdad el caso. Desde luego, tenía que poseer una gran fuerza de voluntad o un sentido de la responsabilidad muy desarrollado para quedarse en un lugar donde quisiera verse su cadáver desmadejado en el suelo. Se preguntó si él sería capaz de semejante acción.

Sí. Buscamos los dos a la misma persona.

Es bueno escuchar eso.

Mientras ella ponía una carpeta sobre la mesa, Aleyn echó un discreto vistazo alrededor. Nunca había sido así de paranoico y desconfiado, pero aquel mundo y el estar inmersos en plena misión le hacían actuar así. Una vez que hubo comprobado que todo seguía tranquilo, o lo más tranquilo que pudiera estar un local como aquel, tomó la carpeta y la abrió para poder comprobar su contenido. El hombre cuyo rostro había visto en los carteles de búsqueda, el hombre cuyo paradero se intentaba averiguar, le devolvió la mirada. No tenía el aspecto de alguien que, si no había entendido mal, había ayudado a desatar el caos en La Red, llevándose consigo las vidas de tantos de sus habitantes. Pero las apariencias podían ser traicioneras, desde luego.

Se tomó su tiempo para ver todas las hojas, intentando fijar en su mente todas las localizaciones, todos los detalles, todos los datos. El mapa contenido en la última no dejó de sorprenderle, puesto que había supuesto que habría alguna otra ciudad aparte de aquella en la que estaba, pero allí sólo se podía ver representado el páramo yermo que había visto antes, extendiéndose más allá de los barrios bajos. Aquella desolación era extensa, muy extensa, sin nada llamativo que la salpicara. No parecía un lugar muy agradable para vivir, pero alguien que sentía el aliento de sus perseguidores en la nuca no estaba para fijarse en esas cosas.

¿Y eso? —preguntó al fijarse que en aquella hoja había algo más: un par de fotos.

Andrei ha estado acompañado en todo momento por una mujer, un programa llamado Trece —Trece tenía un aspecto mucho más inocente que Andrei, con su insólito cabello blanco y la tierna edad que aparentaba, y a Aleyn se le revolvieron las tripas. ¿Qué hacía alguien tan joven mezclada en asuntos tan turbios? ¿Cómo podía estar con aquel hombre si era uno de los causantes del derramamiento de sangre en La Red?—. Se movieron rápido, probablemente porque sabían que vendríais a buscarlos. Les seguí el rastro hasta las afueras de la ciudad, pero después... Nada. Se han esfumado.

¿Y creéis que han buscado refugio en el páramo? —señaló el mapa— Es una elección un tanto obvia. Aunque de ser así… ¿no les sería a las autoridades más fácil dar con ellos? Quiero decir, es un gran terreno para cubrir, pero no parece que haya tantos lugares donde poder esconderse una vez allí…

Si desde la ciudad se desplegaba a una cantidad abundante de guardias, podrían peinar la zona con sus transportes y tarde o temprano tendrían que encontrar a los fugitivos…

He investigado por mi cuenta y los ciudadanos temen ese trayecto de la carretera. Al parecer, no son pocos los programas que desaparecen allí, y otros aseguran que al viajar por la zona oyen las voces de los muertos reclamándoles. —era un buen motivo para que sólo a alguien desesperado se le ocurriera ir allí. Y parecía evidente que Tesler, o CLU, o quien estuviera al mando de La Red no iba a tener prisa en enviar a nadie al páramo. Estaban más ocupados llevando a cabo ejecuciones públicas y organizando los Juegos del Enjambre, fuera lo que fuese aquello— Llevo días viajando y buscando cualquier pista, pero... No encuentro nada. Y se me acaba el tiempo y el dinero. Por favor, os lo pido, buscad a Andrei y encontradle: tengo miedo de lo que pueda pasarle.

Dio un respingo cuando ella puso la mano sobre la suya, aunque no la retiró. ¿Pasarle? ¿Clío se preocupaba por lo que pudiera pasarle a alguien buscado por la Orden y los responsables de la ciudad? ¿Acaso había ocurrido lo mismo que en el caso de Light, que el responsable del genocidio había sido una copia y no el propio Andrei? ¿O simplemente la mujer quería dar con él no para hacer justicia, sino para ponerle a salvo? De cualquier forma, en Tierra de Partida, fuera culpable o no, iba a estar más seguro que en La Red. Al menos la Orden no iba a ejecutar a nadie… ¿verdad?

Se mordió el labio inferior. En el fondo, no importaban los motivos de Clío para encontrar a Andrei. Debía ser localizado y ella le había confiado lo que sabía porque por sí misma no podía hacerlo. Eso era lo que de verdad importaba.

Se hará lo que se pueda, os lo prometo.

Sabía que quizás alguna información más sería de ayuda, pero no tenía mucha idea sobre acerca de qué preguntar. Y Light y Tron estaban aún esperándole fuera del establecimiento. Ahora que tenían una pista de dónde continuar, no había tiempo que perder.

Será mejor que me vaya —empezó a decir, levantándose del asiento—, cuanto antes me ponga en camino, antes llegaré, y antes podremos encontrarle. La Orden os agradece todo vuestro esfuerzo, y espero que pueda ser compensado algún día. ¿Puedo llevarme conmigo el archivo?

Señaló con la barbilla la carpeta, que aún seguía abierta sobre la mesa. Quizás era mucho pedir que le entregara aquella información, dado que eran las pistas que ella misma tenía para continuar con la búsqueda, y era probable que no dispusiera de otra copia. Pero prefería enseñarle los datos directamente a Light y no tener que recitárselos. Si Clío daba una respuesta afirmativa, tomaría la carpeta bajo el brazo, y en caso contrario, tendría que dejarla allí, evidentemente.

Tratad de manteneros a salvo, mi señora —hizo una leve inclinación con la cabeza a modo de despedida, antes de darse cuenta de que no se había presentado. Ella no le había preguntado por su nombre; sin embargo, le parecía descortés no decirlo cuando sabía el de la mujer—. No sé si volveremos a encontrarnos, pero igualmente, mi nombre es Aleyn. Pasad una buena velada, dentro de lo que sea posible.

Sin detenerse esta vez a mirar algo o a alguien, cruzó El chip nulo hasta salir al exterior. Cuanto antes se alejara de la poco agradable clientela del establecimiento, mejor. Escuchó a Light llamándole desde el callejón en el que habría estado esperando con Tron, y se apresuró a acercarse.

¿Encontraste algo útil allí dentro?

Ciertamente. Una mujer, llamada Clío, ha estado recopilando información y yendo tras el rastro de Andrei Saavedra ―si llevaba la carpeta consigo, se la tendería en ese momento a Light— Según parece, ha salido de la ciudad y se oculta en la zona del páramo junto a un programa llamada Trece.

Era un resumen muy corto, pero ya podrían entrar más en detalles cuando no estuvieran en una callejuela de los barrios bajos de la ciudad. Aunque estuvieran ocultos y hablaran en un tono bajo, nunca se sabía qué podría llegar a pasar.

Aleyn, hay un programa que se llama Quorra que también está siendo buscada por Tesler y los suyos ―era el turno de Light de contar lo que hubiera estado hablando con Tron, así que le escuchó con atención―. Estoy seguro de que si la encontramos podrá ayudarnos en nuestra misión, y nosotros a ella también por supuesto. Pero… ¿Por dónde empezar a buscar ahora? ¿Vamos a buscar a Quorra o probamos a buscar a Andrei?

Contar con una aliada sería de gran ayuda, desde luego, y más teniendo en cuenta que… ―decir “Yo sería inútil en caso de haber un combate” era demasiado para su amor propio, así que optó por otro camino― al ser una habitante de este lugar sabría cómo desenvolverse mejor. Pero no disponemos de ninguna pista que nos pueda conducir hasta ella, ¿cierto? Así que parece más sabio seguir el rastro que tenemos de Andrei. Y esperar que Tesler o sus guardias no encuentren a Quorra mientras tanto.

Pues está decidido, vamos a por Andrei. Ya después nos encargaremos de Quorra.

Por tanto, su destino sería aquella desolada región que rodeaba la ciudad. Allí su compañero no tendría que ocultar su rostro, y él no tendría que temer parecer extranjero al ignorar tantas cosas acerca de La Red.

Pero… ¿qué había dicho Clío? “No son pocos los programas que desaparecen allí. ”. Podía no entender cómo funcionaba aquel mundo, pero desde luego, tenía claro que nadie desaparecía así como así de la faz de la tierra. Tenía que ser obra de algo. O de alguien.

Y ellos estaban a punto de entrar en su territorio.
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Re: Ronda #6 - Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Sombra » Sab Jul 05, 2014 3:30 am



Mi plan había salido perfecto, sin previo aviso me precipité contra el suelo y en el momento en que mi cabeza estaba a punto de convertirse en una masa deforme utilicé mi poder. Me hundí en el suelo evitando así que la caída resultase mortal, aunque aquello no evitó que sintiese algo de dolor.

Pero había cantado victoria demasiado rápido.

Por desgracia no me había fijado en la figura que se había acercado hacia donde yo estaba. Traté de alejarme, pero hubo algo con lo que no había contado. Cuando el efecto de mi habilidad empezó a perder su fuerza me vi arrastrado hacia el aire, donde quedé suspendido mientras giraba sin poder escapar de aquella posición. Nunca había visto aquella magia en concreto, pero tras dos años estudiando no me era difícil identificar que su afinidad era Espacio, probablemente una magia que encerraba a un objetivo en un capo de ingravided del que no podía huír hasta que el lanzador de aquella magia fuese derrotado o que simplemente el efecto terminase.

<<Mierda>>

Aquella persona vestía un traje típico de La Red mostrando el color característico de la Guardia. Su cabeza estaba protegida por un casco que impedía que se viese su rostro, aunque no impedía que sus risas llegasen hasta mí. Claro que se reía, me había capturado por pura suerte, simplemente no me había fijado e él. Si quisiese matarme podría hacerlo en aquel momento.

Venga, chico. Lo has hecho bien... Hasta ahora, claro.

No supe como tomarme sus palabras.

¡Dyson!

El grito de Tesler hizo que un escalofrío recorriese mi cuerpo, más cuando le vi aterrizar y sus ojos se encontraron con los míos. No se me escapó cuando Tesler miró a aquel "Dyson", ¿acaso no se llevaban bien? Quizás podía utilizar eso de alguna manera para escapar, todavía tenía una oportunidad.

Buen trabajo ―felicitó, sin embargo no parecía pensar realmente aquello―. Ahora, libéralo. Se viene conmigo.

Creía que lo querías para la Guardia Negra. Ese es mi campo ―respondió―. Me pregunto qué opinará CLU de esto.

<<¿Cómo se ha enterado tan rápido?>>

No metas a nuestro señor en esto. Tú y yo sabemos que le seguía el rastro hasta que escapara a la base de los rebeldes.

¡Oh, no! Siento haber arruinado tus grandes planes ―se burló el tal Dyson, algo que podía resultarme conveniente―. Pero, creo, sólo creo, que hubieses fallado estrepitosamente.

¿Cómo te atreves?

Pero no hubo pelea alguna, como me habría gustado. Caminó hacia mí y alzó su mano poniéndola en frente mía, al momento caí al suelo sobre el trasero, ni tiempo tuve a quejarme por el golpe ya que me tomó del hombro al momento levantándome para luego limpiarme el polvo (si es que existía en ese mundo, claro) Fue un gesto amable por su parte, sin embargo no me gustaba un pelo aquel tipo.

<<Y mi magia debe estar muy agotada, me siento cansado>>

La reacción de Tesler fue instantanea cuando sus ropas se volvieron de un tono mucho más rojizo que anaranjado hasta el punto de que aquellos neones pareciesen venas transportando sangre, el programa estaba muy enfadado.


No, no nos serviría para la Guardia Negra. ¿No ves algo raro en él? ―le miré con curiosidad sin entender que sabía de mí. Solo se me ocurría que no quisiesen a un manco en sus filas, lo cual era comprensible dado que no podría hacer muchas cosas que requerían de las dos manos―. Vamos, chico. Dile la verdad. Dile tu nombre, tu función y qué haces aquí. Seguro que le dejas de piedra.

Ra-Ragun, personaje de videojuego. ¿Conocéis el Tetris? S-soy el que lanza las piezas hacia la pantalla ―mentí nuevamente nervioso hasta el punto de tartamudear, no sabía demasiado de programas por tanto era mejor que dijese eso ya que al menos sabía algo de videojuegos. Pero una sensación extraña me invadía, no me gustaba ni un pelo. Dyson sabía algo de mí, pero yo era incapaz de adivinar lo qué.

¿Que había de malo en mí? ¿El disco? ¿Habían visto de alguna manera que el verdadero dueño no era yo? ¿Que cosas tenía que a simple vista llamasen la atención? ¿El color de mis ojos? ¿Que me faltase una mano? ¿Nos había visto a Ban y a mí materializándonos en ese mundo? Tenía que ser por mis ojos, estaba seguro, ni siquiera se podía ver como era lo que se había regenerado de mi brazo gracias a aquella ropa, no podía parecer tan raro, no es que fuese común ver gente sin algún miembro, pero tampoco era la gran cosa.

Esto... ¿Que ocurre? ―me acabé arriesgando a preguntar, quería salir de dudas.
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