[La Red] Un lugar por el que obsesionarse

Trama de Light, Ban Oswald, Ragun y Aleyn

La aparente traición de Tierra de Partida en un acuerdo de paz provocó el anuncio de la guerra por parte de Bastión Hueco. Los aprendices deben enfrentarse entre sí, entre antiguos amigos y compañeros. ¿Cómo lograrán sobrevivir cuando otras amenazas acechan?

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro, Sombra

Ronda #7 - Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Soul Artist » Dom Jul 06, 2014 12:05 am

Ragun

Ra-Ragun, personaje de videojuego. ¿Conocéis el Tetris? S-soy el que lanza las piezas hacia la pantalla.

Dyson señaló con ambos brazos a Ragun. Tesler, por su parte, hizo una mueca de desaprobación: lo sabían. Lo sabían de sobra.

¿Lo ves? Es uno de ellos.

Debería haberlo adivinado. Maldita sea, Dyson, ¿cómo lo has descubierto?

Esto... ¿Que ocurre? ―preguntó un Ragun asustado.

¿Qué hacemos con él? Seguro que puede hacer bien de personaje de videojuego. Probablemente un intento de Super Meat Boy.

No. ―le cortó Tesler, acercándose a Ragun y quitándole las esposas que llevaba colgando en su única muñeca. Las guardó en el bolsillo y enseñó los dientes al aprendiz―. Los usuarios son asunto de la Avispa Reina. A mí me dan igual.

Enhorabuena, has ganado una vida extra ―se burló Dyson de Ragun, colocando su brazo por encima del hombro del chico. Rio con ganas, le golpeó con fuerza la espalda y echó a andar hacia el horizonte.

Tesler pareció dudar, pero acompañó a su compañero hacia el interior de la ciudad. Mientras, Ragun se quedaba atrás, extrañado y sin saber cómo le habían descubierto. Pero al menos había ganado algo: su libertad.

* * *

Light & Aleyn

La Carretera de los Muertos. Así se había referido Tron al lugar hacia el que se estaban dirigiendo.

Con la carpeta de la información de todo lo que hizo Saavedra en los últimos días y el apoyo incondicional del Renegado, los dos aprendices de Tierra de Partida decidieron viajar juntos al último lugar donde se había visto al traidor de Bastión Hueco. Tenían clara cuál era su prioridad, y que Quorra podría esperar a más tarde. Pero tal y como había pensado Aleyn, aquel lugar podía ser peligroso... O mortalmente aburrido.

Tardaron en llegar veinte minutos al punto señalado en el archivo, y no había absolutamente nada allí. Ni las voces de los fallecidos, ni tampoco una posible cueva en la que ocultarse. Sólo podían ver en la distancia unas lejanas montañas nevadas hacia las que se dirigía la carretera, y detrás de ellos, la gran ciudad de la Red. Nada más.

Poco había por investigar en aquel lugar.

¿Y bien? ―preguntó Tron después de que investigaran el tiempo que quisieran―. Hago este camino casi a diario. No hay absolutamente nada destacable.

El programa se encontraba fuera de la carretera, con la moto como apoyo para sentarse y observarles. Se encontraba de brazos cruzados y no había intervenido en ayudarles a buscar la información sobre Andrei ni por un instante: no creía que allí hubiese podido desaparecer.

Clío es una gran luchadora, pero sus informes se equivocan ―aseguró el Renegado, apartando la mirada―. Aquí no hay nada. Nunca ha habido nada. Sólo rumores de fantasmas.

Y el tiempo le estaba dando la razón. ¿Cómo iba a poder ocultarse un usuario y un programa en aquel páramo perdido de la mano de dios? Lo más probable es que hubiese viajado hasta las montañas nevadas. O que hubiese tomado un camino completamente distinto.

Quizás pensaran en irse, cuando Aleyn escuchó una voz llamándole:

Usuario...

No provenía de ninguna parte en concreto. La voz sonó en su cabeza, de forma exclusiva para él, casi con voz de súplica. O quizás no fuese él solo: Tron pareció reaccionar de manera extraña. Abandonó su posición y comenzó a mirar hacia los lados.

Encuéntrala. Encuentra la cerradura...

Y entonces, acudiendo a la llamada, un terrible monstruo apareció de la nada. Una nube de oscuridad gigantesca invocó un monstruo colocado sobre un disco flotante: sus dos extremidades, afiladas y dirigiéndose hacia ellos, les doblaban el tamaño. Y en su pecho reposaba el símbolo contra el que debían combatir: el emblema de los Sincorazón.

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Los colores son distintos al original; demos por sentado que es su versión Sincorazón antes de que saliesen los Dream Eaters.


¿¡Qué es esa cosa!?

Tron sacó su disco y se dirigió de inmediato hacia el enemigo, pero era gigantesco. Sus dos patas en solitario eran más grandes que él, y todo su tamaño debía equivaler a cinco hombres. ¿Cómo iba a detener a aquella cosa? Le comería antes de comenzar.

¡No luches! ¡La cerradura!

La voz seguía hablando en exclusiva a Aleyn, pero era demasiado críptica. Y si no detenían al Sincorazón, quizás fuesen pasto de él.

* * *

Ban

¿Qué ganas tú con esto?

Raven enarcó una ceja ante la pregunta del crío ante él. Se llevó una mano al pecho y rio ligeramente, apartando los ojos de él.

¿Es que crees que quiero sacarte provecho? Qué niño más malo...

No me malinterpretes, sería genial darle una paliza a esos dos. Pero Moka, por ejemplo, quería que el jefazo le contratase y convertirse en famosa. Y puede decirse que yo busco venganza. ¿Y tú?

Oooh, así que es eso. ¿Seguro que quieres saberlo?

Soy todo oídos... Raven.

Ban pasó el dedo entre los pechos de la programa, imitando sus acciones. Sin embargo, lejos de asustarla, aquello la activó más: tomó la mano de Ban y la acarició con cuidado, jugando a hacer círculos con sus largas uñas en su carne.

Sólo quiero lo que Moka ha tenido ―admitió la chica con voz de falso arrepentimiento―. Os veía tan juntos, tan unidos, que mi programa base no podía soportarlo. ¡Ay! Un chico tan guapo le acompañaba, cantaba con ella... Yo quería eso para mí. Y aún lo quiero.

Raven se levantó agarrando firmemente al Incorpóreo de la muñeca y arrastrándolo hacia el ascensor. Parecía estar deseosa de llevarle a un lugar en concreto; lejos de todas aquellas miradas indiscretas, de los murmullos.

Tengo una habitación abajo. Ven conmigo, y juntos... ―guió un ojo a Ban―... Digamos que habremos conectado lo suficiente como para dar su debida paliza a esos dos.

Wow. Menuda propuesta.

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Fecha límite: martes, 8 de julio de 2014.

Ragun: Puedes ir adonde quieras excepto a la Carretera de los Muertos, ya que no sale en los mapas.

Lista de objetivos
- Lograr suministro de ropa.
- Lograr suministro de discos.
- Conseguir una base de operaciones para vuestro bando.
- Averiguar qué fue de Andrei Saavedra.
- Averiguar qué fue de Dark Light.
- Reclutar a el Renegado como aliado [Cumplido por Tierra de Partida]

Lista de lugares
- Coliseo de juegos
- Puerto militar
- Tuipper S.A.
- Central de energía
- Plaza de la ciudad / Birth Wrong [Ragun]
- Club Línea de Meta [Ban]
- Club El chip nulo
- Carretera de los Muertos [Light & Aleyn]
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Re: Ronda #7 - Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Astro » Lun Jul 07, 2014 3:01 pm

Sólo quiero lo que Moka ha tenido ―contestó Raven, que había tomado mi mano y jugaba a hacer círculos con su uña sobre la carne―. Os veía tan juntos, tan unidos, que mi programa base no podía soportarlo. ¡Ay! Un chico tan guapo le acompañaba, cantaba con ella... Yo quería eso para mí. Y aún lo quiero.

Eres mala, chica. Muy mala ―repetí su frase de antes, fingiendo una risa juguetona, terminando de un trago la bebida asquerosa.

Mientras bebía, aproveché para examinarla de arriba a abajo, pensativo. Envidia. ¿Y lujuria, tal vez? Sentimientos, la peor debilidad que cualquiera pudiera tener. Pero, ¿era posible que ella pudiera sentir? ¿O sólo estaba programada para actuar así?

Cuanto más lo pensaba, más me convencía de que la energía que había sentido durante la actuación había sido una oleada de sentimientos que provenía de Moka. No, imposible. Yo no podía sentir, estaba vacío. Hueco. Y ella... era un programa. Datos, una máquina. No era una persona real. ¿O sí podía...?

Apenas había dejado la copa vacía en la mesa cuando Raven me agarró con firmeza de la muñeca, obligándome a seguirla. Estaba tan perdido en mis pensamientos que ni siquiera opuse resistencia. Dirección: el ascensor.

Tengo una habitación abajo. Ven conmigo, y juntos... ―me propuso, guiñando un ojo―... Digamos que habremos conectado lo suficiente como para dar su debida paliza a esos dos.

Te sigo ―contesté, aceptando con una sonrisa pícara.

Curiosidad. Simple y plena curiosidad fue lo que me impulsó a seguirla. No tenía ninguna intención de conectar en serio con ella, pero me moría por averiguar más sobre los habitantes de aquel mundo. ¿Podían sentir de verdad? ¿Tenían libre albedrío o estaban atados a su programación? ¿... Poseían corazón?

Me obsesionaba saber. Y, casi sin darme cuenta, había olvidado la razón por lo que estaba allí: buscar a Saavedra o hacer algo de provecho para el bastión. Ahora mismo, solo quería investigar y aprender para mis propios intereses.

Una vez dentro del ascensor, aprovecharía para indagar más sobre mi nueva compañera:

Así que ya conocías a Coletas Gigantes. Moka ―añadiría, por si no entendía a quién me estaba refiriendo―. ¿Sois viejas amigas?
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Re: Ronda #7 - Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Sombra » Lun Jul 07, 2014 4:46 pm



Sabían que yo era un usuario. No entendía del todo por qué lo habían descubierto y aquello me molestaba demasiado, no había hecho nada que pudiese delatarme, ¿no? Al menos eso era lo que creía.

¿Qué hacemos con él? Seguro que puede hacer bien de personaje de videojuego. Probablemente un intento de Super Meat Boy.

No, ese juego no me gus... ―balbuceé. En el ordenador de mi habitación en Bastión Hueco tenía ese juego y no es que se me diese demasiado bien.

No. ―interrumpió Tesler tajante dando unos pasos hacia mí. Retrocedí con desconfianza, sin embargo no me atacó como creía, retiró la esposa de mi única muñeca y se las guardó antes de enseñarme los dientes amenazante―. Los usuarios son asunto de la Avispa Reina. A mí me dan igual.

Enhorabuena, has ganado una vida extra ―Dyson me dio un golpe en la espalda tras su burla.

Los dos se giraron y empezaron a caminar hacia el centro de la ciudad, no podía evitar sorprenderme por aquella reacción. ¿No era que querían exterminar a los usuarios? ¿Por qué no me capturaban entonces? Solo se me ocurría que aquella Avispa Reina fuese demasiado poderosa como para que tuviese posibilidades de escapar.

En aquel momento podia irme a donde quisiese, sin embargo opté por otra opción, aunque fuese algo que tal vez me pusiese en grave peligro. Tenía una misión allí, ellos ya sabían mi naturaleza, ¿qué tenía que perder en aquel momento? Que se estuviesen marchando sin más también ayudaba a que fuese capaz de pensar en decir algo que tal vez me beneficiase.

Tesler, Dyson ―les llamé intentando que me prestasen atención―. Puedo ayudaros.

Esperé sus reacciones (que imaginé que sería de extrañeza) y en caso de que me hiciesen caso y se dispusiesen a escucharme continuaría hablando:

Soy parte de una organización que se encarga de proteger los mundos, incluyendo este. Tengo dos objetivos en este lugar: El primero es conseguir una alianza con vosotros y el segundo capturar a Light Hikari y Andrei Saavedra para que sean juzgados en el lugar del que vengo por sus crímenes. Puedo trabajar con vosotros y ayudaros para que podáis capturar a los tres, incluyendo a la chica y a cambio mi grupo, aunque seamos usuarios tendría libertad para moverse por La Red como si fuesen programas normales.

>>Tal vez no sea ni la mitad de poderoso que vosotros dos, pero tengo información de esa gente que busco y además los miembros más veteranos de la organización a la que pertenezco son muy fuertes... Tu mismo lo has visto, Tesler. Puedo pelear y acabar con un par de personas yo solo. Si yo soy muchísimo más débil que los demás miembros de ese lugar del que hablo, imagina tenernos de aliados a todos. Esos renegados no volverían a ser un problema para vosotros nunca más.

No sabía lo que iba a acontecer pero si aceptaban tendría que confiar en "la buena fé" de esos dos al menos por el momento, si me ignoraban no tendría más otra opción que continuar solo, aunque primero recuperaría algo de mi magia empleando Éter Sangriento, tan solo por si acaso.

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Si.
Alianza con Tesler y Dyson= True>Acompañarlos.
Si.
Alianza con Tesler y Dyson= False> Central de Energía.
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Re: [La Red] Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Light » Mar Jul 08, 2014 7:01 pm

Nada.

Absolutamente nada les deparaba a los aprendices en aquel desierto.

En aquellos momentos se encontraban situados en la zona marcada en los archivos que Aleyn había traído consigo. Light los había revisado y era consciente de que se trataba del lugar más alejado de la ciudad donde Andrei había sido visto.

¿Y dónde se suponía que estaba su escondite? ¿En medio de aquel desierto yermo, a la vista de todos?

No podían investigar si no había nada que investigar. Solo suelo rocoso, nada más. Light se mordió el labio inferior y permaneció con los brazos cruzados los primeros segundos, cuestionando la información obtenida por Aleyn. Echó a andar sin rumbo y comenzó a recorrer la zona en círculos, sin saber muy bien qué hacer y mirando hacia todas direcciones.

Desesperado, se acabó agachando y comenzó a examinar el suelo con las puntas de los dedos, comprobando su textura. Sabía de antemano que no serviría de nada, pero solo podía examinar lo único que había a la vista: suelo y más suelo. Después de arrastrarse por el suelo unos segundos, llegó a la conclusión de que estaba haciendo el ridículo y se reincorporó. Sin más dilación, se dirigió hacia Tron.

¿Y bien? Hago este camino casi a diario. No hay absolutamente nada destacable.

Light no se lo discutió porque era verdad: no había absolutamente nada allí. Se encogió de hombros y soltó un suspiro.

Clío es una gran luchadora, pero sus informes se equivocan ―afirmó, desviando la mirada, oculta a través de su casco―. Aquí no hay nada. Nunca ha habido nada. Sólo rumores de fantasmas.

No creo que consigamos nada aquí. Lo más lógico es que se hayan escondido en las montañas, ¿no? ―razonó, señalando hacia éstas, al otro lado del desierto.

Seguramente allí hubieran encontrado alguna especie de caverna oculta, y por esa razón Clío no había podido encontrarlos.

Light ya se había rendido. No podía obligar a Aleyn a desistir en el caso de que siguiera esperanzado en encontrar algo. Se apoyaría en el vehículo del Renegado y esperaría a que la paciencia de su compañero aprendiz se agotara. En cuanto se rindiera, podrían moverse hacia otro lugar para proseguir las investigaciones.

¿Pasa algo?

Tron parecía intranquilo por algún motivo. Giraba la cabeza hacia varias direcciones, como si hubiera detectado algo.

Algo peligroso.

La amenaza se materializó y comprobaron que se trataba de un gigantesco Sincorazón. Su impresionante tamaño y sus afiladas garras consiguieron intimidarle unos breves segundos. El insecto se apoyaba sobre un disco que llamaría bastante su atención.

Inmediatamente retrocedió: sus piernas se movieron hacia atrás por sí solas. Convocó la Llave Espada para que apareciera en su mano.

Ya se había enfrentado a criaturas como Cerbero y Erased Data: aquel insecto no le parecía nada en comparación con sus anteriores enemigos; aunque de todas formas no podía confiarse y lanzarse ciegamente al ataque, pues nunca se había enfrentado a una criatura de esas características.

¿¡Qué es esa cosa!?

¡Espera! ―vociferó Light al programa, quien comenzó a correr hacia el aterrador y enorme Sincorazón. Podía resultar herido si se acercaba a él sin precaución alguna. También se dirigiría a Aleyn con su advertencia―: ¡Tened cuidado!

Gaomon, creo que necesitaremos tu ayuda” le rogó para que se materializara.

Y así hizo, interponiéndose entre Light y aquel monstruo, separado de éste por una gran distancia. El pequeño perro adoptó la postura de batalla de los boxeadores y se cubrió la cara con sus pequeños guantes, al mismo tiempo que clavaba la mirada en el monstruoso insecto que era mucho más grande que él. A pesar de que su rival le superaba en tamaño, no mostró ni un ápice de miedo.

Él es mi compañero, no te preocupes ―le indicó a Tron, ya que posiblemente se vería sorprendido al presenciar la materialización de su eidolon. Después, desvió la mirada hacia el Sincorazón―. Este monstruo gigante que ves es un Sincorazón, fíjate en ese emblema negro. ¿Es la primera vez que te encuentras a uno?

>>Yo y otros usuarios nos encargamos de erradicarlos, es nuestra principal misión. Ten mucho cuidado, no sabemos de lo que puede ser capaz. Un movimiento en falso podría costarte la vida.

Gaomon lanzó un hechizo Libra sin que Light tuviera que decirle nada. Por su parte, el aprendiz de Tierra de Partida se conformó con mantenerse lo más alejado posible de la criatura. Liberó una cortante Onda Lunar si la situación se tornaba fea para cualquiera de los presentes: si alguno de sus compañeros estaba a punto de ser atacado la utilizaría. Si la mantis se acercaba a él peligrosamente, dispuesto a atacarle, intentaría disparar la onda a bocajarro, dirigida hacia la cabeza.

"La Carretera de los Muertos, ¿eh?" parecía que el responsable de todas aquellas muertes se había revelado.
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Re: Ronda #7 - Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Sally » Mié Jul 09, 2014 2:35 am

¿Y bien? Hago este camino casi a diario. No hay absolutamente nada destacable.

Habían viajado por la Carretera de los Muertos, siguiendo las pistas que habían leído en los documentos de la carpeta, para acabar en la nada. Ni siquiera se había planteado qué encontrarían. ¿Un cartel que indicara “Aquí residen los fugitivos”? Por supuesto que no, pero de ahí a sólo toparse con polvo y tierra había una diferencia muy grande.

Debería… debería haber algo… Cualquier cosa —el tono de sus palabras era de desilusión, aunque hubiera tratado de ocultarlo ―. Es lo que indica la información. Debería haber una pista, un rastro...

Clío es una gran luchadora, pero sus informes se equivocan ―afirmó, desviando la mirada, oculta a través de su casco―. Aquí no hay nada. Nunca ha habido nada. Sólo rumores de fantasmas.

Pero ella parecía tan convencida de que aquí encontraríamos algo… —dijo antes de morderse el labio, recordando la mirada de la mujer, y cómo le había tomado de la mano para pedirle que dieran con Andrei…

Pero no podía negar el hecho de que allí no hubiera nada. Ni criaturas, ni programas, ni fantasmas, ni huellas. Nada que no fuera desolación y vacío. Y si se había sentido incómodo en la ciudad, por no poder encontrar naturaleza por ninguna parte, el peso que sentía en el pecho al contemplar la magnitud del páramo no podía describirse con palabras. Le parecía una imagen de la muerte más certera incluso que un campo de batalla, en el que quedaban muestras de que alguna vez había existido vida. Allí ni si quiera tenía aquella sensación.

No creo que consigamos nada aquí. Lo más lógico es que se hayan escondido en las montañas, ¿no?

Aleyn miró hacia donde Light había señalado. Sí, allí podría construirse o encontrar un buen escondrijo, pero… ¿no sería eso lo que Clío habría pensado al perderles la pista a Andrei y Trece? Le costaba creer que no hubiera viajado hasta tan lejos y registrado cada mínimo recoveco, aunque como ella misma había admitido, no disponía de una cantidad ilimitada de dinero o medios. Quizás no había podido investigar las montañas todo lo que habría querido.

Avanzó unos cuantos pasos hacia delante, aún sabiendo que no iba a encontrar nada, a menos que tropezara con una trampilla entre el polvo y la tierra. Sus manos se aferraban a la carpeta de Clío. Suponía que sus compañeros querían irse de allí antes de que alguien apareciera y se preguntara qué hacían tres personas contemplando la nada. Pero no podían rendirse, no podía rendirse.

<<Se lo prometí. Le prometí que daríamos con él >>

En algún momento la realidad fue capaz de vencer a su testarudez, y se dio la vuelta, pensando en qué podrían hacer a partir de entonces…

Usuario...

¿Qué…? —musitó, girándose de nuevo.

Pero allí seguía sin haber nada. ¿Acaso se estaba imaginando cosas? ¿Era la voz de los muertos, como Clío le había contado? Pero él no era un programa, era un extranjero en aquella tierra…

Encuéntrala. Encuentra la cerradura...

Antes de que pudiera pensar siquiera qué era lo que aquella extraña voz estuviera diciendo, una criatura surgió de una nube de oscuridad, a partir de la nada. Aleyn se quedó paralizado, no tanto ante la sorpresa sino por el monstruo en sí. El emblema de su pecho era el de las criaturas que le habían atacado en su mundo, así que obviamente se trataba de un Sincorazón, pero toda semejanza con esos seres acababa ahí.

Lo que se alzaba ante sus ojos parecía un insecto gigante, más que algo formado simplemente por la oscuridad.

Y estaba claro que había venido a por ellos.

Ni siquiera podía entender lo que estaban diciendo sus compañeros, sólo podía contemplar a la criatura aterrorizado, sin moverse, sin parpadear. Sintió un peso en la mano derecha y fue consciente de que de alguna forma había invocado su Llave-Espada, aunque sabía que eso de poca ayuda le iba a ser contra el enemigo.

¡No luches! ¡La cerradura!

<<¿Qué cerradura? ¡¿Qué cerradura?!>> su mente pensaba frenéticamente, inundándose de miedo.

¿Cómo no iba a luchar? Si luchaba perdería, probablemente, pero si no lo hacía el resultado iba a ser igual de adverso… ¿O quizás de eso se trataba? ¿No podían ganar directamente y debían intentar otra cosa? Retrocedió unos cuantos pasos mientras por el rabillo del ojo veía cómo Light invocaba a Gaomon.

Estaba claro que Tron y Light podrían presentar resistencia. Él no. Y no era un cobarde, pero tampoco quería morir.

La cerradura… ¿Qué cerradura he de buscar? ¿Qué es lo que queréis de nosotros? —susurró, haciendo desaparecer su Llave-Espada. Sin ella podría correr más rápido. En pos de la cerradura o para evitar el ataque del monstruo— ¡Ayudadnos!
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Ronda #8 - Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Soul Artist » Jue Jul 10, 2014 12:58 am

Ragun

Tesler se detuvo ante la propuesta de Ragun. La mueca de su rostro lo decía todo: no, aquellas palabras no le servían de nada. El hombre levantó su barbilla y observó por encima del hombro al aprediz de Bastión Hueco.

¡Aceptamos!

El hombre mostró los dientes y dirigió su mirada cargada de rabia hacia Dyson. El programa había aceptado la propuesta de Ragun, incluso sabiendo que le había intentado engañar varias veces y que sus palabras estaban cargadas de falacias.

¿Qué pretendes, Dyson?

Clu siempre busca nuevos aliados ―señaló el programa, acercándose al muchacho y rodeándole el cuello con el brazo―. Seguro que podemos sacar algo en claro de este chico. ¿No es cierto?

Tesler gruñó, pero no puso pegas. Observó a Ragun con desaprobación y, sencillamente, volvió a observar al frente, echando a caminar. No tendría más opción que seguir adelante.

Veremos lo que opina nuestro señor.

Lo había logrado. Por ahora, la alianza sería posible.

* * *

Light & Aleyn

La cerradura… ¿Qué cerradura he de buscar? ¿Qué es lo que queréis de nosotros?

Aleyn salió corriendo en dirección contraria al Sincorazón, intentando buscar la solución a las voces de su cabeza. Light, por su lado, inició un combate en el que Tron le acompañó de forma inmediata: el programa no parecía conocer a los Sincorazón, tal y como el muchacho había percibido, pero eso no le quitaba la capacidad para ayudar.

La mantis apartó a Gaomon con un rápido ataque y lo mandó volando varios metros. Se abalanzó directamente sobre Tron y lo tomó entre sus brazos, aprisionándolo hacia su disco. El programa gritó, pero el monstruo no le soltó.

¡Ayudadnos!

Y como respuesta al grito de Aleyn, algo se iluminó debajo de los tres y el monstruo. La forma de una cerradura les atrapó en una luz cegadora, intensa como el sol, mucho más fuerte que cualquier otra luz de aquel mundo.

Y cuando Gaomon pudo volver a ver, ninguno de ellos se encontraba allí. Ni siquiera el Sincorazón. Se habían esfumado, todos.

* * *

Ragun

La torre de CLU. Así había llamado Dyson al enorme edificio en pleno centro de la ciudad, con aspecto plano y bien asentado sobre los firmes cimientos de varios pisos al nivel del suelo. Era, sin lugar a dudas, el edificio más alto de todos: contaba con su propio aeropuerto, más de cien plantas según el ascensor en el que había montado y su propia e independiente central de energía. Aquel era la fuente de toda la ciudad.

La planta a la que le habían llevado era una de las más altas. Le habían conducido a una enorme sala desde la cual podía ver a través del cristal toda la ciudad, viendo en la lejanía unas montañas nevadas muy, muy alejadas de ellos, junto con un mar oscuro y apenas visible. Sin duda, en aquel mundo coexistían varios ecosistemas: sería un dato importante a recordar.

La sala no gozaba de numerosa decoración. El centro estaba ocupado por una larga mesa con un total de doce sillas y un trono central, el cual tanto Dyson como Tesler evitaron. Ambos tomaron asiento: Tesler se colocó en el lado izquierdo lo más cercanamente posible al trono, mientras que Dyson lo hizo a la derecha, al final de la mesa, donde despreocupado colocó sus pies sobre esta sin preocupaciones. Se quitó el casco y lo dejó en el asiento a su lado, revelando su rostro finalmente a Ragun: quizás le hubiese imaginado distinto.

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¿Qué hace esa escoria aquí?

Alguien más había llegado a la sala de reuniones. Se trataba de una mujer, la cual, igual que sus compañeros, vestía con ropajes de neones naranjas muy marcados. Sin embargo, sí se diferenciaba en algo de estos: su aspecto robótico. Mientras que los demás programas podrían pasar con relativa facilidad por humanos, aquella persona no podría hacerlo sin temer una rebelión de las máquinas.

Y no venía sola. Una guardaespaldas le acompañaba, de frente marcado y pasos cargados de rabia. La mujer llevaba el rostro tapado por el mismo casco que había ocultado el rostro de Dyson, pero le miró directamente: unos ojos femeninos brillaron a través del casco.

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Idea de Dyson ―Tesler echó una carcajada sarcástica, dirigiendo una mala mirada al guerrero―. El usuario asegura que sus socios quieren una alianza con nosotros.

¿De verdad? Claro —la mujer robótica tomó el asiento frente a Tesler y miró a Ragun—, igual que un ratón puede aportar a un gato.

Diles lo que nos puedes ofrecer, Raguncios ―le animó Dyson desde su posición―. Haz que nuestra buena Avispa Reina se calle.

Los ojos de la mujer se volvieron de un amarillo más intenso. Aquel nombre no pareció agradarle, pero contuvo cualquier emoción más allá de ello.

Mente de Protección de Datos, Dyson. Puedo financiar tu reprogramación para que aprendas algunas palabras nuevas.

* * *

Light & Aleyn

Buen chico, buen chico. Ahora dame eso...

Las imágenes eran borrosas y confusas. Aleyn veía en sueños un rostro, alguien que le tomaba con cuidado de la cabeza y le levantaba ligeramente para buscar debajo de él. Pero aquella persona no encontraba lo que buscaba.

¿Dónde lo ocultas? Lo necesito. Es la clave para salvar este mundo. Oh... ―el muchacho notó cómo la palma de una mano se colocaba sobre su pecho, aplastándolo ligeramente e intentando sustraer algo de él―. Así que lo ocultas aquí, usuario...

Pero aquello no era más que un sueño. Cuando Aleyn despertó, aquello parecía irreal. No porque no pudiese ser cierto, sino porque el ambiente no le podía hacer creer que nada fuera real. Si ya lo había pasado mal con los altos edificios y la avanzada tecnología de la ciudad, aquel sitio podía hacerle estallar la cabeza, ya que probablemente ni Light, que se despertaba a su lado, entendiese qué era aquel lugar.

Quizás nadie pudiese comprenderlo.

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Gracias por uniros a mí.

La voz provenía de la gran esfera en el centro. Tron se levantó del suelo mareado y ayudó a Light a levantarse, mirando a un lado y otro. Parecía tan confuso como cualquiera de ellos, y eso que se trataba de un programa. Observó la gigantesca esfera frente a ellos, incapaz de comprender.

¿Dónde estamos? ―preguntó el programa a la nada. La esfera, sin embargo, le contestó:

En la Red. Fuera de la Red. En todas partes, en ninguna.

Parecía que poco clara iba a ser la esfera. Sin embargo, era el turno de las preguntas de Light y Aleyn. Y lo interesante era que... Apenas podían verlo, pero en la parte superior de la esfera podía verse la figura de una cerradura, hecha de luz y ligeramente brillante.

* * *

Ban

Raven llevó a Ban hasta el ascensor, donde pulsó uno de los botones de las plantas más bajas y comenzaron a descender. La chica no se acercó provocativamente al joven incorpóreo, ni tampoco hizo ningún comentario más: sólo rio para sí misma cada vez que le miraba. Tendría sus razones.

Finalmente, llegaron a una planta vacía. Salieron y Ban pudo caer en la cuenta de que era un garaje: estaba sucio, oscuro y algunas motos y vehículos varios le esperaban entre columnas circulares. Si corría hasta delante de él, vería que, en realidad, se trataba de varias plantas de garaje: cuatro, ni más ni menos. Podía bajar por una rampa frente a él, pero si aparecía algún programa conduciendo probablemente no tuviese espacio para apartarse.

Así que ya conocías a Coletas Gigantes. Moka. ¿Sois viejas amigas?

Oh, más o menos. Ella y yo fuimos... Muy amigas. Carne y hueso, en muchos sentidos. Inseparables...

Raven se acercó al panel para llamar al ascensor y lo toqueteó con sus largas uñas. Sin embargo, no se limitó a mandar lejos a este; clavó sus uñas en el panel y lo arrancó de golpe, tirando los restos al suelo y provocando un cortocircuito en él.

Las pocas luces que había encendidas se apagaron de golpe. Ban se quedó completamente atrapado en la oscuridad, sin ver nada más allá de los edificios lejanos frente a él.

Pero es que... Nos separamos. No trago con ella. Y necesito algo de ella, algo de todos los que se le acercan. Porque yo lo quiero, lo necesito...

Ban volvió a notar el cuerpo de Raven pegado al suyo. Sin embargo, no era para nada la misma sensación que arriba: podía notar que algo había cambiado. Y más cuando notó las uñas de la mujer no sólo tocándole el pecho, sino rasgándole la ropa y rompiéndosela para clavarse en su carne. La sangre brotó de él, inevitablemente.

Y entonces lo vio: un ojo amarillo se clavó en él, donde debía estar el rostro de Raven. Estaba oscuro, pero el pelo se había movido a un lado y le tapaba el otro ojo. Su característico color púrpura se había vuelto negro, y sus alas se habían alargado, convirtiéndose en cuatro extremidades puntiagudas que rodeaban al chico.

Le besó. Pero no tenía boca siquiera: era su pecho el que se abría para intentar meter un tentáculo con el que sorberle no sólo el alma, sino algo vacío de su corazón. La altura de la mujer había crecido a más de dos metros.

Necesito tu corazón.

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Fecha límite: sábado, 12 de julio de 2014.

Ragun: Puedes ir adonde quieras excepto a la Carretera de los Muertos, ya que no sale en los mapas.

Lista de objetivos
- Lograr suministro de ropa.
- Lograr suministro de discos.
- Conseguir una base de operaciones para vuestro bando.
- Averiguar qué fue de Andrei Saavedra.
- Averiguar qué fue de Dark Light.
- Reclutar a el Renegado como aliado [Cumplido por Tierra de Partida]

Lista de lugares
- Coliseo de juegos
- Puerto militar
- Tuipper S.A.
- Central de energía
- Plaza de la ciudad / Birth Wrong
- Club Línea de Meta [Ban]
- Club El chip nulo
- Carretera de los Muertos [Light & Aleyn]
- (¡Nuevo!) Torre de CLU [Ragun]
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Re: Ronda #8 - Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Sombra » Jue Jul 10, 2014 2:59 am

No hizo falta que Tesler respondiera, su sola mirada era más que suficiente para comprender que la simple idea de hacer una alianza con Usuarios era repugnante.

¡Aceptamos! ―Dyson sin embargo había accedido casi al momento. El hombre de los brazos llameantes miró con enfado al programa.

¿Qué pretendes, Dyson?

Clu siempre busca nuevos aliados ―explicó a su compañero―. Seguro que podemos sacar algo en claro de este chico. ¿No es cierto?

Cierto ―afirmé provocando que Tesler gruñese enfadado ignorando el que Dyson me agarrase de una forma que no me resultaba demasiado agradable. El enorme hombre de piel grisácea se giró caminando hacia su destino.

Veremos lo que opina nuestro señor.

Asentí en silencio caminando con aquellos dos programas. Por el camino Dyson me comentó muy por encima hacia donde nos dirigíamos; La Torre de CLU, un edificio construido en pleno centro de la ciudad y que resultaba ser tan grande que resultaba imposible no mirarlo con admiración. Los edificios de La Red me parecían enormes, pero aquel se llevaba la palma. No había ningún otro que siquiera pudiese compararse a él ni en aquel mundo ni en los demás, ni siquiera Bastión Hueco me parecía tan grande a su lado.

Pude comprobar de primera mano que el edificio poseía una central de energía y un aeropuerto propio y cuando vi el ascensor, con botones para al menos cien pisos de altura me fue imposible no admirar aún más aquel lugar. Dyson me llevó a una de las plantas más altas de aquel lugar. No había nada interesante en la decoración, un trono enorme y una larga mesa con una docena de sillas. Los dos programas tomaron asiento, aunque yo me paré más a mirar con aire distraído por la cristalera que dejaba ver el paisaje de aquel mundo. Podía verse toda la ciudad, llena pequeñas luces que se asemejaban a luciérnagas, a lo lejos se extendía un paraje de aspecto yermo con altas montañas nevadas y no muy lejos una superficie negra que solo podía comparar con un mar de oscuridad.

Cuando volví a dirigir mi mirada hacia los programas me di cuenta de que ambos se habían sentado lo más cerca posible del trono como si aquello les hiciese sentir más poderosos, tampoco pude evitar observar que Dyson se había quitado su casco mostrando un rostro altamente "genérico" y que no resultaba llamativo ni en el buen ni en el mal sentido. La verdad es que no me había llegado a plantear que tuviese cara siquiera.

¿Qué hace esa escoria aquí?

<<Yo también me alegro de conocerte, guapa>>

Una mujer que se asemejaba a un robot por su piel de tono metálico entró en la sala. El primer detalle que llamó mi atención de ella era su cabello, tan blanco o más que las montañas que se veían a lo lejos y sus ojos de un profundo amarillo que solo podía comparar con los de un sincorazón. Estaba seguro de poderla reconocer, la había visto en un cartel tan solo unos días atrás anunciando unos "Juegos del Enjambre" o algo así. Junto a ella, un guardaespaldas cuyo rostro era oculto tras un casco similar al de Dyson. Pude saber que aquella persona que acompañaba a la mujer albina era una chica gracias a que su traje marcaba sus atributos.

Idea de Dyson ―señaló Tesler soltando una estúpida risa cargada de sarcasmo―. El usuario asegura que sus socios quieren una alianza con nosotros.

¿De verdad? Claro —se sentó frente a Tesler—, igual que un ratón puede aportar a un gato.

Diles lo que nos puedes ofrecer, Raguncios ―habló al fin Dyson animando a que hablase―. Haz que nuestra buena Avispa Reina se calle.

Mente de Protección de Datos, Dyson. Puedo financiar tu reprogramación para que aprendas algunas palabras nuevas. ―replicó furiosa.

Me mantuve en silencio unos momentos tratando de que nadie me interrumpiese, observé a los cuatro programas unos instantes.

No quiero haceros perder el tiempo así que iré directo al grano. Puedo ofreceros información de dos criminales en busca y captura: Andrei Saavedra y Light Hikari. En el lugar del que vengo también están siendo buscados para poder juzgarlos por sus delitos hace unos días en La Red. Además de eso, el grupo al que estoy representando entrena guerreros que podrían ser utilizados para ayudar en vuestra causa y eliminar la amenaza de los renegados.

>>A cambio, a los miembros de la Orden de Bastión Hueco se nos permitiría ir a nuestras anchas por este mundo respetando vuestras leyes y tradiciones. Sería como si no estuviésemos aquí salvo que nos necesitéis.
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Re: Ronda #8 - Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Astro » Sab Jul 12, 2014 12:39 am

Oh, más o menos. Ella y yo fuimos... Muy amigas. Carne y hueso, en muchos sentidos. Inseparables...

Habíamos llegado hasta lo que parecía ser un garaje. El parking del club, tal vez. Motos, varios vehículos, y una rampa que conducía hacia la planta inferior (también del aparcamiento). Curioso, pero no era para nada la habitación a la que me había prometido llevar.

¿Qué hacemos aquí...? ―le pregunté, examinando el lugar.

La respuesta por parte de la programa fue acercarse al panel de control del ascensor y empezó a toquetearlo. Tal vez tenía que aplicar algún comando especial para llegar hasta allí... Pues no. Raven arrancó de cuajo el panel, dejándolo caer al suelo y provocando un cortocircuito en el sistema. Las luces de la planta se apagaron, sumiéndome en la oscuridad.

Llamar al ascensor de nuevo sería difícil. Por no decir imposible.

Pero es que... Nos separamos. No trago con ella. Y necesito algo de ella, algo de todos los que se le acercan. Porque yo lo quiero, lo necesito...

Enarqué una ceja, confundido. Algo andaba mal. Era obvio. Y más aún cuando de pronto el cuerpo de Raven volvió a estar pegado al mío.

Notar unas uñas (o más bien debía decir garras) clavándose en mi pecho fue la señal definitiva. En cierto modo era una sensación ya conocida: hacía escasos días Ricitos de Oro había intentado lo mismo. En la Red debía ser costumbre intentar abrirle el pecho a los incorpóreos, o no me lo explicaba.

Un ojo amarillo brilló en la oscuridad. Y venía del rostro de Raven, que había dejado de tener su angelical aspecto. Ahora, su pelo se había vuelto completamente negro y sus alas se habían alargado y afilado. Incluso su altura era mayor: debía llegar a los dos metros. Ya no era el programa MP3 que había conocido en el club. Ahora era un monstruo.

Necesito tu corazón.

Y me besó. Pero no fue con la boca como tal: utilizó una boca que había aparecido en su pecho, y de la que salía un tentáculo (otra vez) con el que rebuscar en mi interior.

Oh, dios, ¿cómo había caído en un truco tan evidente? Me había dejado llevar por la curiosidad y la idiotez hasta una trampa para novatos. Un sincorazón. El símbolo que había aparecido en su ropa lo decía todo. Aunque un sincorazón que podía hablar era, desde luego, algo inusual...

Pero no tenía tiempo para pensar en eso. Sin perder ni un segundo, invoqué mi estoque y concentré mi energía en él, liberando un Golpe Temporal en el pecho de Raven para liberarme de ella a toda costa. Si eso no funcionaba, seguiría atacando con la espada como pudiera hasta conseguirlo.

Libre o no, en cuanto tuviera la ocasión utilizaría Libra para identificar a qué me estaba enfrentando.

Y yo que creía que íbamos a divertirnos, conectar y todo eso... Eres mala mala, sincorazoncita ―le dije entre toses, intentando recuperar el aliento―. Y si buscas un corazón, te vas a llevar un buen chasco.

Adoptaría una posición defensiva de esgrima, preparado para contraatacar ante cualquier movimiento de mi enemiga. No pensaba tomar la iniciativa de atacar, y mucho menos en la oscuridad y sin saber si podría derrotarla. Pero, al menos, podría defenderme. O eso esperaba.

»¿Quién demonios eres de verdad?

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Golpe temporal (HC) [Nivel 5] [Requiere Afinidad a Tiempo; Fuerza: 5, Combate con Armas Blancas: 5]. El usuario concentra energía temporal en el filo de su arma y la libera con un golpe que causa daño de elemento Tiempo.

Libra (HM) [Nivel 7] [Requiere Poder Mágico: 9]. El usuario es capaz de conocer algunos datos de su enemigo, como su balance de poder, alguna habilidad propia, su magia afín, etcétera.

Libra lo utiliza sí o sí, incluso aunque no consiga quitársela de encima.
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Re: [La Red] Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Light » Sab Jul 12, 2014 11:29 am

Gaomon recibió el primer golpe de la mantis. El golpe fue tan potente que el perro salió volando unos cuantos metros. Light sabía que su compañero era fuerte, por lo que no se molestó en correr hacia él para socorrerle.

La siguiente víctima no fue otro que el Renegado. Le capturó con sus potentes extremidades, impidiéndole hacer acción alguna excepto gritar. Si no le liberaban de inmediato, algo horrible podría ocurrirle.

¡Tron! —el aprendiz de Tierra de Partida se dispuso a liberarle utilizando su fuerza bruta, su Llave Espada. Si sus habilidades físicas no bastaban —veía bastante improbable la posibilidad de herir a aquel titán por sí solo—, pediría prestadas las habilidades de Nadhia y Xefil.

¡Ayudadnos! —Aleyn, en estado de pánico, parecía pedirle auxilio a alguien. ¿Pero a quiénes?

De repente, la figura de una cerradura resplandeció en el yermo suelo de aquel desierto, cegándoles a todos inevitablemente. Light cerró los ojos y se tapó el rostro con los brazos, sobrecogido por aquella repentina luminosidad.

El esplendor les tragó a todos, excepto a Gaomon. Cuando el destelló potente cesó, el perro comenzó a girar la cabeza hacia múltiples direcciones, buscándoles con insistencia.

Pero no quedaba nadie. Ni Light, ni Aleyn ni Tron.

Ni siquiera el Sincorazón. Y eso era lo que más le preocupaba al eidolon: si todos habían ido a parar al mismo lugar, quería decir que sus amigos todavía estaban en peligro.

***


Gracias por uniros a mí.

Light empezó a recuperar la conciencia y finalmente abrió ojos.

No hacía falta decir que se extrañó en gran medida al observar el curioso entorno. Aquello no tenía nada que ver con el páramo vacío de antes, era completamente diferente. No obstante, podía intuir que seguían dentro del mundo digital.

Definitivamente, su presencia allí carecía totalmente de sentido. ¿Cómo habían llegado hasta allí? ¿Y por qué?

Rápidamente se dio cuenta de que Gaomon no se encontraba con ellos. Intentó hablar con él a través de sus pensamientos, pero no le llegó ninguna respuesta. Un escalofrío le recorrió la espalda y se extendió por sus brazos, dejándole con la piel de gallina: la última vez que ocurrió algo así le sucedió algo terrible.

Al menos, la presencia de Tron y Aleyn le calmaba. El programa, que parecía tan confundido como él, le ayudó a levantarse.

Gracias.

Una vez se reincorporara, imitaría a Tron y empezaría a observar cada detalle del lugar; en especial, la esfera negra situada en el centro.

¿Dónde estamos?

En la Red. Fuera de la Red. En todas partes, en ninguna.

¿Y con eso qué quieres decir exactamente?” pensó, decepcionado por la vaga respuesta de la esfera.

O de lo que hubiera dentro de ella. Light comenzó a avanzar hacia el objeto oscuro del centro, despacio y precavido. Se pararía en seco en cuanto localizara una cerradura de luz sobre la esfera.

¿Una cerradura? ―se preguntó en voz alta. Si su memoria no le fallaba, una cerradura de luz también les había tragado. ¿Tenía algún significado especial esa cerradura?

>>¿Has sido tú quién nos ha traído hasta aquí? ―si la respuesta era afirmativa y la esfera no daba muchas más explicaciones, preguntaría además la razón―: ¿Por qué?

Y también cabía la posibilidad de que la persona que estaban buscando hubiera desaparecido del desierto para aparecerse allí, donde ahora mismo se encontraban. No perdía nada por preguntar.

Estamos buscando a un usuario llamado Andrei. Se le vio por última vez en la Carretera de los Muertos y no se volvió a saber nada de él ―aclaró―. ¿Sabes algo? ―preguntó alto y claro, esperando que tuviera la respuesta a sus preguntas.

Tragó saliva. Lo que había dentro de aquella esfera le daba muy mala espina.

Pero no había nadie más a quien preguntar.
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Re: [La Red] Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Sally » Sab Jul 12, 2014 11:51 pm

Buen chico, buen chico. Ahora dame eso...

<<¿El qué? … ¿Qué queréis?>>

Una neblina parecía cubrirlo todo ante sus ojos, en el interior de su cabeza, pero aun así aquella voz seguía llegando a él. Diciendo palabras que no tenían más sentido que las que había escuchado antes. Aunque al menos ahora sabía de quién procedían, por mucho que no pudiera enfocar el rostro de aquella persona. Una persona que le estaba moviendo.

¿Dónde lo ocultas? Lo necesito. Es la clave pata salvar este mundo.

<<No tengo nada… no tengo… nada… Sólo la Llave-Espada…>>

Pero quien le estuviera registrando no escuchaba sus pensamientos. ¿O lo estaba diciendo en voz alta? Se encontraba tan confundido que ni siquiera lo sabía. Sólo fue plenamente consciente de que la misteriosa persona ponía la mano sobre su pecho, como si estuviera intentando sacar de él lo que con tanta fijación buscaba.

Oh. Así que lo ocultas aquí, usuario...

Pero allí no había nada. No podía haber nada. Lo único que su pecho podía albergar eran sus pulmones, su corazón…

Aleyn se incorporó, intentando hacer encajar en su mente las imágenes que le venían, como fogonazos, para entender qué era lo que había ocurrido. Recordaba la aparición del Sincorazón gigante, parte del combate, si es que a aquello se le podía denominar combate. Recordaba haber pedido ayuda. Recordaba que el suelo se había iluminado a sus pies, con la forma de una cerradura, de una manera tan intensa que aún entonces creía ver puntos oscuros en su campo de visión. Y después…

Después había vivido aquella extraña experiencia, en la que alguien le había estado registrando en busca de algo. Se palpó el cuerpo, pero no creyó encontrar nada anómalo, y se preguntó si no habría sido alguna alucinación, alguna jugarreta por parte de su mente confusa. Aunque no podía permitirse darle demasiadas vueltas. Lo que había a su alrededor exigía una atención más inmediata.
Se pellizcó la mano, para asegurarse de que no estaba soñando. No comprendía La Red, y sabía que tendría que leer mucho para llegar a hacerlo, pero su entendimiento de aquel mundo casi parecía inmenso en comparación con el que tenía respecto al lugar donde había terminado. No… habían terminado, se corrigió, aliviado, al ver a Light y a Tron. Gaomon no parecía estar cerca; quizás su compañero lo había des-invocado. Al menos el Sincorazón no daba señales de haber acabado allí también, pero eso no quería decir que estaban a salvo, porque no sabía dónde estaban siquiera. Luces y una esfera negra en el centro, sí. Casi como si estuvieran contemplando el corazón de algo, pero… ¿de qué?

Gracias por uniros a mí.

<<Gracias a vos… por ¿traernos?>> intentó decir en voz alta, pero las palabras se quedaron sólo en su mente. El rastro de miedo que el encuentro con el Sincorazón había provocado aún le atenazaba la garganta.

Aquella voz que parecía provenir, extrañamente de la esfera negra, se parecía a la que había escuchado antes, en el páramo, así que no era descabellado pensar que había sido la causa de la luz intensa y de que hubieran aparecido allí. Después de que él le hubiera pedido ayuda. Si no corrían peligro de muerte en los siguientes diez minutos al menos podía alegrarse de haber hecho algo útil.

Tron había ayudado a Light a levantarse, así que al menos los tres estaban ahora en condición de reaccionar ante lo que pudiera ocurrir después.

¿Dónde estamos? —la pregunta proveniente del programa acabó con toda esperanza que pudiera tener de que él pudiera explicarles qué era aquello.

Porque si un nativo del mundo no reconocía ese lugar… ¿dónde demonios habían acabado?

En la Red. Fuera de la Red. En todas partes, en ninguna.

Frunció el ceño. ¿Era acaso un acertijo? ¿O estaba simplemente jugando con ellos? No podían estar y no-estar al mismo tiempo en un lugar, a menos que se tratara de un sueño. Y la leve marca roja que el pellizco había dejado en su mano también anulaba eso.

<<¿Es este un lugar real, siquiera?>> Se preguntaba a sí mismo mientras observaba a Light avanzar hacia la esfera. Desde luego, parecía serlo en comparación con las imágenes borrosas que había vivido antes de despertar allí, pero eso no aseguraba nada.

¿Una cerradura? ―la voz de su compañero llamó su atención.

Sí, allí estaba. Si Light no la hubiera señalado, quizás no se hubiera dado cuenta de su presencia. Una cerradura, formada a partir de luz, como la que le había cegado antes, como la que la voz le había ordenado buscar.

Es evidente que se trata de algo importante —musitó, acercándose con paso inseguro.

¿Has sido tú quién nos ha traído hasta aquí? ¿Por qué? —Light no se detuvo ahí, sino que continuó interrogando a la esfera—Estamos buscando a un usuario llamado Andrei. Se le vio por última vez en la Carretera de los Muertos y no se volvió a saber nada de él.

Ni de él ni de un programa llamado Trece, quien le acompañaba —añadió de forma casi automática.

¿Sabes algo?

Si la voz les respondía, podían darse por satisfechos, pero algo en las palabras que Light había utilizado antes hizo que Aleyn se diera cuenta de algo extraño. Era evidente, al menos para él, que aquella “cosa” fuera lo que fuese, era quien les había llevado hasta allí, así que preguntar sería perder el tiempo. Pero la voz que había escuchado en el páramo había sonado en su cabeza, no en sus oídos, y Light le había preguntado a Tron qué era lo que ocurría cuando el programa se había puesto alerta. Y si… ¿Y si su compañero no había escuchado lo mismo que él? A fin de cuentas… la voz había dicho “Usuario”, no “Usuarios”… Había algo muy curioso en todo aquello.

Gracias por hacer que el Sincorazón desapareciera —empezó de forma educada. No quería pretender faltarle el respeto a quien estuviera detrás de aquello—. Y perdonad mi curiosidad, pero… ¿por qué me pedisteis que buscara la cerradura? —utilizó la primera persona para intentar asegurar si su teoría era cierta. Aunque no comprendía por qué él habría podido ser el destinatario de aquel mensaje y su compañero no. ¿Quizás era por no ser humano?— Ahí arriba hay una… ¿es esa a la que os referíais? ¿Por qué habría de encontrarla, qué tiene de importante y qué tiene que ver con nosotros? Sólo estábamos en la Carretera de los Muertos para buscar a unas personas, como mi compañero ha dicho…

Sabía que sus preguntas podían sonar un tanto egoístas después de las de Light, pero el otro aprendiz había hecho ya aquellas que eran necesarias para intentar seguir con su misión. Y él necesitaba saber. Qué estaba pasando y por qué estaba pasando. Por qué había escuchado la voz en el páramo y por qué… por qué había sido registrado antes, aunque no estuviera seguro de si había ocurrido de verdad.

¿Y qué es lo que estabais buscando en mí antes? ¿Cuál es la clave para salvar este mundo?

>>¿Por qué iba a tenerla en mi poder?
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Ronda #9 - Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Soul Artist » Lun Jul 14, 2014 1:47 am

Ragun

Los planes de Ragun de una alianza provocaron una carcajada en la Reina Avispa. Tesler sonrió complacido al ver que no era el único en no creer en la posibilidad de una alianza, y Dyson parecía despreocupado sobre el asunto.

¡Bastión Hueco! Vosotros sois los peores ―se jactó la MPD, dirigiendo sus ojos hacia su guardaespaldas personal―. Vosotros sois los renegados en vuestra realidad. Traicionáis a quienes os ayudan a la mínima oportunidad. Mi Vengadora bien sabe sobre eso.

Light es nuestro ―apuntó Tesler, con una sonrisa burlona en el rostro―. Se reunió con nosotros días antes de los Juegos y fue quien pidió que os trajésemos a la Red. Debe pagar por la matanza que provocó.

Y Saavedra tiene información que deseamos ―le apoyó la Avispa Reina―. Jamás te los entregaremos. Pierdes el tiempo, usuario.

Ah, pero olvidáis algo que él tiene y vosotros queréis.

Tesler y la MPD dirigieron miradas furiosas hacia Dyson. El programa se desperezó de su posición y se sentó de forma normal, apoyando su brazo sobre la mesa y dirigiéndose hacia la puerta con una amplia sonrisa. Y aunque en un principio no lo entendieran, pronto Ragun pudo comprender cuando notó una mano colocarse sobre su hombro.

Así es, Dyson.

Un hombre adulto con un mechón de pelo blanco le sonreía tranquilo. Sus ropas eran muy distintas a la de los demás: no sólo el conjunto hacia parecerse a una capa, sino que además los colores de neon de su traje eran amarillo intenso, chocando con el naranja de los demás de la sala.

La reacción de Tesler y la Avispa fue inmediata. Se levantaron de sus asientos y agacharon sus cabezas de inmediato, como un perro cuando reconocer a su dueño.

¡Amo Clu!

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El hombre les hizo una señal para que descansaran y volvieran a sentarse. Apartó la mano de Ragun y le rodeó, dirigiéndose hacia el asiento central de la mesa. Le animó a tomar asiento mientras él se quedaba de pie y le dedicó una amable y tranquila sonrisa.

Lo cierto era que para ser un tirano, la tranquilidad y la paciencia aparentemente iban con él en todo momento.

Dime, muchacho. ¿Cómo te llamas? ―esperó una respuesta―. Verás, joven: en la Red buscamos un único fin, absoluto y verdadero: la perfección. Todo lo que aspiro es un lugar donde el orden y la armonía reinen. ¿Y vosotros? ¿Qué busca vuestra organización?

De nuevo, Clu esperó a su respuesta. Una vez Ragun se la hubiese dado, Clu afirmó con la cabeza varias veces y caminó alrededor de la mesa por el lado de Tesler.

Creo que nuestros caminos son semejantes, joven. Los dos buscamos, en cierta manera, la perfección; y nada me complacería más que asemejarme a vosotros ―el hombre llegó hasta el final de la mesa y observó el exterior, sonriente―. Nuestra mayor plaga son los ISOS. Programas surgidos de la nada, monstruos, gente con corazón... Imperfectos. Nuestro usuario original los amaba. Nosotros, los detestábamos: a partir de ellos surgieron peligros como el terrible virus Abraxas. Y haré lo que sea por evitarlo.

»Queremos a los Sincorazón.

Clu se giró y observó a Ragun a los ojos. Lo que pedía no era imposible, pero tampoco sabía si correcto: los Sincorazón no eran una instrumenta cualquiera. Ragun conocía de sobra el peligro que suponía tener un control sobre ellos.

Entregadnos las claves de su dominio, y nuestra alianza será sellada.

* * *

Light & Aleyn

Ambos usuarios se mostraron nerviosos con la situación en la que se ubicaban. Aquel lugar era extremadamente extraño y la esfera parecía críptica y poco clara en sus intenciones, aunque calmada y nada violenta. Light fue el primero en adelantarse a preguntar al ser:

¿Has sido tú quién nos ha traído hasta aquí? ¿Por qué?

Yo no os he traído ―contestó relajada la esfera―, vosotros habéis deseado venir.

Aunque Light no había deseado nada de todo aquello, Aleyn podía sentirse identificado con aquella respuesta. Su compañero continuó con sus preguntas, pasando a centrarse en la misión por la que estaban allí.

Estamos buscando a un usuario llamado Andrei. Se le vio por última vez en la Carretera de los Muertos y no se volvió a saber nada de él.

Ni de él ni de un programa llamado Trece, quien le acompañaba —añadió Aleyn.

¿Sabes algo?

Sé muchas cosas, y el destino de vuestro usuario es una de ellas ―respondió la esfera. Se tomó unos segundos antes de continuar:―. Estuvo aquí. Buscaba una salida.

Quizás la respuesta no fuese muy esclarecedora, pero era un avance. Lo suficiente como para que Aleyn diera un paso al frente y se dirigiera a la misteriosa esfera.

Gracias por hacer que el Sincorazón desapareciera. Y perdonad mi curiosidad, pero… ¿por qué me pedisteis que buscara la cerradura?

Porque este mundo se está muriendo.

Las paredes alrededor de los tres comenzaron a volverse monitores. Enseñaban programas huyendo de algo, edificios derruyéndose, lugares explotando. Tron se colocó en guardia inmediatamente y exlamó un grito de sorpresa.

Y, entre toda aquella destrucción, en varios monitores una figura predominaba. Un hombre con una amplia sonrisa, pelo grisáceo y un color amarillo llamativo e inusual en la Red. Tron susurró un nombre, casi inconscientemente, mientras clavaba su mirada en él y en las tres figuras que le acompañaban en las sombras:

Clu.

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Ahí arriba hay una… ¿es esa a la que os referíais? —preguntó Aleyn, señalando a la cerradura de la esfera.

Sí.

¿Por qué habría de encontrarla, qué tiene de importante y qué tiene que ver con nosotros? Sólo estábamos en la Carretera de los Muertos para buscar a unas personas, como mi compañero ha dicho…

Un hombre me enseñó todo lo que sé una vez. Los mundos, sus guardianes... Y sé que la clave de todos los lugares es este sitio. El ansiado y buscado por todos, pues aquí se encuentra la esencia, la realidad.

¿Y qué es lo que estabais buscando en mí antes? ¿Cuál es la clave para salvar este mundo?

Sellar la cerradura. ―zanjó la voz―. La oscuridad busca este lugar. Destruirlo... O no. Los guardianes de los mundos han olvidado su cometido. ¿Por qué protegen a la gente de los seres sin esencia? Este lugar es la clave. Sólo la gente con el poder puede terminar con el sufrimiento de la Red.

¿Por qué iba a tenerla en mi poder?

Porque lo he visto en tu corazón. La Llave Espada.

El concepto de cerradura era extraño para los Caballeros. Nada de lo que les contaba encajaba en lo que podían haber estudiado, aunque perfectamente podrían haber escuchado rumores: ¿a qué se refería con todo aquello la esfera? ¿Eran ellos los guardianes de los mundos?

Si Clu descubre este lugar, no existirá futuro en su visión de un mundo perfecto ―explicó la voz, haciendo referencia a los monitores que mostraban al tirano de la Red destruyendo su propio hogar―. Sólo hay una manera de salvarlo. Y vosotros sois la clave.

»Sella la cerradura.

* * *

Ban

El Golpe temporal no fue bien recibido por Raven. La mujer se llevó una de sus garras al pecho y se ocultó en la oscuridad, desapareciendo de la vista del joven Ban. El muchacho intentó aplicar un Libra sobre ella, pero era totalmente incapaz de localizarla: estaba perdida.

Y yo que creía que íbamos a divertirnos, conectar y todo eso... Eres mala mala, sincorazoncita. Y si buscas un corazón, te vas a llevar un buen chasco.

Eres un usuario. Noto tu sangre ―señaló el Sincorazón en la oscuridad, con una risita―. Sólo los usuarios y los ISOS tienen corazón. Y estoy muy, muy hambrienta...

Ban notó cómo algo tiraba de su espalda y le cortaba la carne de un zarpazo. Sus ropas se rasgaron para dar lugar a la sangre, la cual saboreó de sus garras antes de volver a desaparecer en la oscuridad. Volvió a surgir en su espalda para empujarlo contra el suelo y tirarlo contra este, montándolo como si de un caballo se tratara.

Aplastó su cabeza contra el suelo y le cogió del cuello, asfixiándole con sus largas garras. Suspiró de placer mientras comenzaba a cortar la carne de su piel, y con su otra garra arañaba su espalda. Era muy doloroso, y más al notar gotas de su propia sangre salpicándole.

¿Quién demonios eres de verdad?

El programa tomó de la mejilla a Ban y le dio la vuelta en el suelo, jugando con él como si fuera una croqueta. Se sentó sobre su cintura y aplastó sus manos para clavar sus dos garras en sus brazos, atravesándolos. Dolía.

Tu nueva diosa.

Raven retiró una de sus dos garras de su brazo y chupó la sangre de sus largas uñas. Sin embargo, tras degustarla unos segundos, escupió a la cara del muchacho.

¡Tu sangre está podrida! ―protestó la mujer―. ¿Cómo te atreves? ¿¡Cómo eres...!?

No pudo seguir protestando. Un foco iluminó al Sincorazón y disipó la oscuridad a su alrededor; se tapó el rostro, sorprendida por el invitado no deseado. Y cuando escuchó el motor de una moto encenderse, tampoco pudo hacer nada más que intentar detenerla con sus garras. Un acto inútil.

La moto saltó por encima de Ban y arrolló a la mujer, lanzándola a varios metros de distancia. El piloto de la moto, vestido con un traje negro y neones verdes, dio un derrape sobre el suelo y apuntó en dirección a Ban. Extendió su mano hacia él para intentar cogerle.

Ven conmigo si quieres vivir.

La mujer se estaba recuperando y había extendido sus alas. Quizás huir no fuera la mejor opción: ella era un Sincorazón, y él un Caballero, aunque no tuviese Llave. La gente corría peligro y lo sabía.

Pero el piloto también debía saberlo. Al fin y al cabo...

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… Se conocieron en otra vida.

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Fecha límite: miércoles, 16 de julio de 2014.

Lista de objetivos
- Lograr suministro de ropa.
- Lograr suministro de discos.
- Conseguir una base de operaciones para vuestro bando.
- Averiguar qué fue de Andrei Saavedra.
- Averiguar qué fue de Dark Light.
- Reclutar a el Renegado como aliado [Cumplido por Tierra de Partida]

Lista de lugares
- Coliseo de juegos
- Puerto militar
- Tuipper S.A.
- Central de energía
- Plaza de la ciudad / Birth Wrong
- Club Línea de Meta [Ban]
- Club El chip nulo
- Carretera de los Muertos
- Torre de CLU [Ragun]
- ¿¿¿??? [Light & Aleyn]
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¡Gracias, Flan, por Alexis e Ivan!
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Re: Ronda #9 - Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Astro » Mié Jul 16, 2014 1:41 pm

La oscuridad jugaba en mi contra. Aunque mi ataque había conseguido alejarla, la sincorazón se ocultaba entre las sombras y me fue imposible fijarla para utilizar Libra sobre ella.

Esto no pintaba bien.

Eres un usuario. Noto tu sangre ―escuchaba su voz, pero era incapaz de localizarla. Y eso me ponía de los nervios―. Sólo los usuarios y los ISOS tienen corazón. Y estoy muy, muy hambrienta...

"¿ISOS?"

Aquella palabra me pilló por sorpresa, ¿qué o quiénes eran los ISOS? ¿Y por qué sólo ellos tienen corazón? Pero no podía permitirme el lujo de despistarme en un momento así. El combate contra Ricitos de Oro me había enseñado que contra los seres primitivos no se podía dialogar. Y esta sincorazón ya había dejado bien claras sus intenciones.

Una pena que yo no sea ninguna de las do...

No pude terminar la frase. Ahogué un grito al notar un doloroso zarpazo en la espalda, pero cuando me volví la monstruita ya había desaparecido. Solté una maldición por lo bajo y retomé mi posición de guardia, pero fue inútil. Raven volvió a atacar por la espalda, derribándome esta vez al suelo. Por si fuera poco, se sentó encima de mi espalda.

Mi cabeza golpeando el suelo y unas garras asfixiándome fueron lo siguiente. El dolor no tardó en llegar cuando la criatura empezó a jugar con mi espalda: cortaba y arañaba a su antojo, disfrutando de su dominio sobre mí. Tuve que apretar los dientes con fuerza para no gritar, aguantando el dolor como podía.

Tu nueva diosa ―declaró ante mi pregunta.

Un brusco movimiento me hizo girar para colocarme boca arriba. Ahora Raven se sentaba sobre mi cintura, pero no se contentó con eso: clavó sus garras en mis brazos, con fuerza, atravesándolos. Utilizar mi espada para defenderme quedaba descartado.

No pude contener el dolor: un grito de agonía escapó de mi boca. Y no sólo era dolor físico. Había perdido completamente el control de la situación. Era su juguete. Volvía a fallar... Otra vez.

Haciendo muecas de dolor, conseguí ver cómo la sincorazón sacaba una de sus garras y disfrutaba de la sangre que caía de ellas. Pero no, no la disfrutó. Le bastó saborearla unos segundos para escupirme a la cara con gesto de asco.

Era fácil adivinar el motivo de su rechazo. Una pequeña sonrisa de satisfacción apareció en mi rostro.

Te lo dije.

¡Tu sangre está podrida! ¿Cómo te atreves? ¿¡Cómo eres...!?

Abrí la boca para contestar, pero ni ella ni yo pudimos seguir hablando al aparecer un foco que nos iluminó. La oscuridad desapareció y Raven se tapó la cara, molesta por la luz. Desde mi posición no pude verlo bien, pero tras escuchar el motor de un vehículo, presencié cómo la programa salia volando varios metros al ser arrollada por algo.

Libre por fin, pude incorporarme un poco y entender la situación: alguien montado en una moto me había salvado. Inesperado, la verdad. El único nombre que vino a mi mente fue el de Ragun, pero... No, no era él. Ni tampoco un desconocido.

El piloto vestía un traje negro, propio de la Red, pero sus neones eran verdes. Apuntaba con su moto hacia mí y extendía una mano.

Ven conmigo si quieres vivir.

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Light. O mejor dicho, su copia digital, me había salvado e incluso parecía estar dispuesto a ayudarme a salir de ahí. Según habían contado, durante la crisis de Erased Data fue una marioneta que intentó evitar que encendiesen el generador de luz. ¿Podía fiarme de alguien así?

Pero ahí estaba, con la mano extendida para que me subiera a su moto. Y no lo dudé. No tenía ninguna oportunidad para vencer a Raven, había quedado demostrado con creces, y huir a pie sería un suicidio. Además, no tenía ninguna responsabilidad de eliminarla. Me daba igual si atacaba a otros, mientras me dejara a mí en paz (al menos hasta que tuviera el poder para derrotarla y clamar venganza).

Yo no era un Caballero. Sólo era un incorpóreo.

No me lo tendrás que decir dos veces.

Agarré la mano de Light para subirme a su moto, esforzándome por ignorar como podía el dolor de los brazos. Tras agarrarme bien, procuraría mirar hacia atrás para ver si la sincorazón intentaba perseguirnos, e incluso le dispararía un Asynchro si se acercaba demasiado.

Nunca habría imaginado que tú me salvarías. Gracias, supongo.
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Re: [La Red] Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Light » Mié Jul 16, 2014 6:00 pm

Sé muchas cosas, y el destino de vuestro usuario es una de ellas ―contestó y se tomó una breve pausa antes de continuar―. Estuvo aquí. Buscaba una salida.

Y si la encontró, entonces, ¿adónde fue a parar?” antes de poder lanzar más cuestiones, Aleyn dio un paso hacia adelante y planteó otra de sus dudas.

Gracias por hacer que el Sincorazón desapareciera. Y perdonad mi curiosidad, pero… ¿por qué me pedisteis que buscara la cerradura?

¿Buscar una cerradura?” el aprendiz de Tierra de Partida se perdió en la conversación: Light era inconsciente de todo aquello.

Porque este mundo se está muriendo.

Aquella esfera —o lo que fuera— no se conformó con las palabras y decidió mostrarles imágenes reales. Las paredes que les rodeaban se convirtieron en monitores que empezaron a mostrarles destrucción por doquier: edificios derrumbándose, programas huyendo desesperadamente; y fuego, el fuego de la destrucción. Light no pudo evitar estremecerse cuando recordó el ataque Sincorazón de aquel día, cuando se celebró la Copa Ares.

Pudieron observar al responsable de las explosiones y la destrucción en los monitores. Un programa con un traje de luces de neón color amarillas y de cabello grisáceo sonreía ampliamente. Con él, se encontraban sus malvados esbirros, entre ellos, posiblemente Tesler.

Clu.

Según Tron, el responsable de la situación actual de La Red, obsesionado con la perfección absoluta.

¿Pero cómo podían parar a Clu y salvar aquel mundo a través de la cerradura?

Ahí arriba hay una… ¿es esa a la que os referíais? —Aleyn señaló la cerradura que Light ya había divisado previamente.

Sí.

¿Por qué habría de encontrarla, qué tiene de importante y qué tiene que ver con nosotros? —llave y cerradura… Light podía intuir más o menos el sentido de su presencia allí—. Sólo estábamos en la Carretera de los Muertos para buscar a unas personas, como mi compañero ha dicho…

Un hombre me enseñó todo lo que sé una vez. Los mundos, sus guardianes... Y sé que la clave de todos los lugares es este sitio. El ansiado y buscado por todos, pues aquí se encuentra la esencia, la realidad.

¿Y qué es lo que estabais buscando en mí antes? ¿Cuál es la clave para salvar este mundo?

Sellar la cerradura ―concluyó―. La oscuridad busca este lugar. Destruirlo... O no ―Light arqueó una ceja―. Los guardianes de los mundos han olvidado su cometido. ¿Por qué protegen a la gente de los seres sin esencia? ―los Sincorazón, podía intuir―. Este lugar es la clave. Sólo la gente con el poder puede terminar con el sufrimiento de la Red.

¿Quién eres exactamente? ¿Y quién le ha informado tan bien de nosotros?” pensó Light, suponiendo que se estaba refiriendo a los Portadores de la Llave Espada como los guardianes de los mundos. Era lo más lógico.

¿Por qué iba a tenerla en mi poder?

Porque lo he visto en tu corazón. La Llave Espada.

"¿Y cómo se supone que ha podido ver eso?"

Puede que Light estuviera siendo demasiado paranoico, pero aquella esfera no le inspiraba confianza. Los Maestros nunca habían compartido información de las cerraduras con ellos, y algún motivo debían tener para ocultarlo. Si de verdad era tan importante sellarlas, ellos les habrían avisado al respecto.

Aunque no era la primera vez que Tierra de Partida ocultaba secretos...

Lo que más le reconcomía la cabeza era lo bien que les conocía, porque estaba claro que estaba hablando de los Portadores, de los Sincorazón y de los mundos. Y eso lo hacía más sospechoso.

Si Clu descubre este lugar, no existirá futuro en su visión de un mundo perfecto. Sólo hay una manera de salvarlo. Y vosotros sois la clave.

>>Sella la cerradura.


Un momento ―Si Aleyn se disponía a sellar la cerradura, Light le interrumpiría―. Quiero salvar este mundo, pero tenemos que asegurarnos de algunas cosas antes que nada ―si tanto quería que sellaran esa cerradura, no le quedaría otra que cooperar―. En primer lugar, la primera pregunta que te teníamos que haber hecho y que se nos ha pasado por completo: ¿Quién o qué eres tú exactamente? ―remarcó lo último, esperando una respuesta clara.

>>Sabes mucho sobre los Portadores, y demasiado, más que nosotros incluso ―indicó, refiriéndose al secreto de la cerradura que incluso ellos ignoraban―. Has dicho que un hombre te informó al respecto. ¿Quién fue? Dinos todo lo que sepas sobre él ―no sonó como si le estuviera rogando, sino como si le estuviera exigiendo.

No plantearía más preguntas y dejaría que Aleyn lanzara las siguientes.

Creo que deberíamos consultar esto con los Maestros. Si nos dan su visto bueno, la cerradura será sellada. Recuerda que nuestra misión consiste principalmente en reunir información, nadie nos ha dicho nada de una cerradura ―le sugeriría a Aleyn si seguía sospechando de aquella esfera tras todas las respuestas. Después, se dirigió a Tron con el semblante serio―. No nos malinterpretes, Tron. Queremos salvar este mundo, pero debemos ser precavidos. ¿Crees que podemos confiar en él tan fácilmente y hacer lo que dice? Hasta hoy yo no sabía nada de ninguna cerradura.

Seguramente, a raíz de su encuentro con Rubicante, estaba siendo más paranoico que de costumbre. Quizás todo eso de avisar a los Maestros fuera innecesario y simplemente retrasara la salvación de aquel mundo. Por su parte, Light no sellaría la cerradura, pero siempre Aleyn podía decidir hacerlo; bajo su propia responsabilidad, claro está.
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Aunque, ¿sellar aquella cerradura bastaría para cambiar la mentalidad de Clu y sus esbirros, para evitar la destrucción de aquel mundo? ¿Dejarían de sacrificar usuarios, desaparecería aquel odio injustificado hacia los seres humanos? ¿Tenían los Portadores el poder de transformar aquel mundo y sus habitantes por completo?

Dudaba que una cerradura mágica fuera la solución a todos los problemas.
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Re: Ronda #9 - Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Sombra » Mié Jul 16, 2014 7:43 pm

La risa de la Reina Avispa ante mi ofrecimiento fue como un vaso de agua fría sobre mi cabeza. No se me ocurría mucho más que ofrecer y por lo que habían dicho hasta ahora los usuarios no éramos bien recibidos en La Red. ¿Significaba aquello que me ejecutarían?

¡Bastión Hueco! Vosotros sois los peores ―señaló la mujer entre carcajadas mientras dirigía sus ojos al guardaespaldas que la acompañaba―. Vosotros sois los renegados en vuestra realidad. Traicionáis a quienes os ayudan a la mínima oportunidad. Mi Vengadora bien sabe sobre eso.

Apreté los dientes furioso ante las palabras de aquella mujer. No sabía nada y lo peor es que creía que sí, los traidores no éramos nosotros, sino Tierra de Partida quienes dejaron atrás la búsqueda del equilibrio entre la luz y la oscuridad para tratar de borrar por completo la oscuridad. La luz intentaba tiranizar el mundo, tal como había dicho Nanashi días atrás, cuando Ronin mostró su verdadera cara.

Light es nuestro ―continuó el General Tesler unos segundos después―. Se reunió con nosotros días antes de los Juegos y fue quien pidió que os trajésemos a la Red. Debe pagar por la matanza que provocó.

No pude evitar morderme el labio ante aquellas palabras. Había escuchado lo sucedido en la ciudad, decenas de programas habían muerto aquel día por culpa de la versión virtual de nuestras mascotas, pero no era culpa de Light todo aquello. ¡Estaba siendo controlado por Erased!

<<Tengo que encontrarlo antes que ellos>>

Y Saavedra tiene información que deseamos ―prosiguió la Avispa apoyando las palabras de Tesler―. Jamás te los entregaremos. Pierdes el tiempo, usuario.

Ah, pero olvidáis algo que él tiene y vosotros queréis.

Todos observamos a Dyson, en mi caso con curiosidad aunque los otros dos le dedicaban miradas llenas de hostilidad. Agradecí en mi interior que aquel programa fuese menos cabezota y se le ocurriese una alternativa, aunque era imposible estar tranquilo si no sabía que era lo que querían de mí. El programa de piel pálida cambió su desperezada postura en la silla poniendo una más formal sonrió de forma enigmática y entonces sentí una mano colocándose sobre mi hombro y consiguiendo que me sobresaltara del susto.

Así es, Dyson.

Quien había dicho eso era un hombre que rondaba al menos los cuarenta años y con cabello castaño pese a que un mechón de su cabello era blanco a causa de las canas (supuse). La ropa de aquel programa a diferencia del tono naranja y rojo de los demás del resto de programas de la Guardia Negra y de los que estaban en la sala él tenía neones de un color amarillo muy intenso. La reacción de Tesler y la Avispa Reina ante la aparición de aquella persona fue más que suficiente para comprender que me encontraba con alguien muy importante.

¡Amo Clu! ―y aquello lo confirmó.

En lo que llevaba en La Red ese nombre se había repetido en varias ocasiones y en todas se le mencionaba como si fuese la máxima autoridad, el que tenía la última palabra, quién decidía quién moría y quién vivia. Un nudo se me hizo en el estómago al estar frente a él, aquello significaba que esa persona no era otro mas que el que ordenaba ejecutar a aquellos programas, el mismo que permitía que esa Avispa hiciese a saber lo qué con los Usuarios que atrapaban. Tragué saliba.

<<¿Voy a morir?>>

Sin embargo, Clu no dijo nada. Con un gesto tranquilo y sereno hizo que sus subordinados volviesen a sus asientos para acto seguido animarme a que tomase asiento mientras él se dirigía a aquel trono al fondo de la sala, aunque no llegó a sentarse, se quedó de pie observándonos con una sonrisa que haría pensar a cualquiera que se trataba de una persona amable. Poco podía ver de tirano en aquella persona, aunque no podía juzgar a un libro por su portada. Tendría que estar alerta.

Dime, muchacho. ¿Cómo te llamas?

Ragun esto... Señor Clu ―no supe como dirigirme a él de manera correcta.

Verás, joven: en la Red buscamos un único fin, absoluto y verdadero: la perfección. Todo lo que aspiro es un lugar donde el orden y la armonía reinen. ¿Y vosotros? ¿Qué busca vuestra organización?

Nuestra organización lucha por el equilibrio entre la luz y la oscuridad ―contesté firme y seguro de mí mismo. La respuesta no pareció disgustar al programa, quien afirmó con la cabeza como si estuviese de acuerdo con lo que había dicho.

Creo que nuestros caminos son semejantes, joven. Los dos buscamos, en cierta manera, la perfección; y nada me complacería más que asemejarme a vosotros ―explicó mientras bordeaba la mesa hasta quedar frente a la cristalera desde donde se podía ver toda La Red―. Nuestra mayor plaga son los ISOS. Programas surgidos de la nada, monstruos, gente con corazón... Imperfectos. Nuestro usuario original los amaba. Nosotros, los detestábamos: a partir de ellos surgieron peligros como el terrible virus Abraxas. Y haré lo que sea por evitarlo.

»Queremos a los Sincorazón.

Los ojos de Clu se encontraron con los míos. Sostuve la mirada sintiendo que si osaba apartarla podía significar mi fin. Odiaban a la gente con corazón, ¿eso significaba que los programas no tenían? ¿Se les podía considerar similares a los incorpóreos entonces? No veía mucha diferencia salvo el origen, todos estaban ligados a seres con corazón, pero aquello me dejaba una duda. ¿Qué clase de persona habría creado programas en cuyas funciones venía "odiar seres con corazón"?

Pero aquello significaba que había una posibilidad de que enviasen a los sincorazón contra nosotros. No tenía una garantía real de que en cuanto destruyesen a los ISOS y a los renegados no fuesen a traicionarnos.

Entregadnos las claves de su dominio, y nuestra alianza será sellada.

¿Entendéis el peligro que conlleva controlar los sincorazón? ―pregunté hacia todos los que estaban en aquella sala―. Es cierto que algunos saben dominarlos, pero también tiene un riesgo. Aquel que los utiliza si muestra debilidad ante ellos será devorado. Si confiáis en vuestras posibilidades no soy quien para negarme siempre y cuando también cumpláis vuestra parte del trato y se nos de libertad para movernos por vuestro mundo sin tener que preocuparnos de la Guardia Negra o esos Juegos del Enjambre, además de que estaría muy bien que para pasar desapercibidos se nos proveyese de uniformes de vuestro ejército y discos de identidad.

>>La única pega que hay ahora mismo es que yo no tengo la capacidad de controlar sincorazón aún. Todavía soy un aprendiz como ya les dije a Tesler y a Dyson. En cuanto vuelva a Bastión Hueco haré que una Maestra venga hasta aquí y así podremos formalizar el trato. ¿Hay alguna manera para que pueda pasar sin que sea detenida y tener una audiencia con usted?
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Re: [La Red] Un lugar por el que obsesionarse

Notapor Sally » Jue Jul 17, 2014 4:39 am

La respuesta de la esfera acerca del paradero de Andrei no había sido demasiado clara, excepto para pensar que Clío había tenido razón. El hombre había estado en la Carretera de los Muertos y, quizás de la misma manera que ellos, había llegado a aquel misterioso lugar. No explicaba dónde se encontraban o él o Trece en esos momentos, por otro lado. Sin embargo, a pesar de que tuviera una misión que cumplir, eran otras las preguntas cuya respuesta quería escuchar con más ahínco.

Porque este mundo se está muriendo.

Aleyn no tenía ojos suficientes para poder todas las imágenes que de pronto habían aparecido a su alrededor. No entendía cómo podían moverse, de dónde habían surgido aquella especie de ventanas abiertas a la desolación, aunque eso poco importaba. Lo que importaba era la destrucción de la que estaban siendo testigos. No habían visto nada parecido en su estancia en la ciudad, pero era evidente que se trataba de La Red. Se mordió el labio. ¿Y todo aquello había sido culpa de Andrei, de la copia de Light y sus secuaces? ¿O acaso aquel mundo había estado condenado mucho antes de eso?

Entre los ciudadanos corriendo y La Red cayéndose a pedazos, era evidente que una figura se repetía en varias de aquellas ventanas. Alguien que aparecía acompañado de gente que parecía ser sus guardianes, o algo similar. Su vestimenta, con los tonos naranjas con los que había visto a Tesler y a sus seguidores, no auguraba nada bueno.

Clu. ―escuchó decir a Tron, que había identificado al hombre.

Así que aquel era el mencionado “Maestro CLU”, pero eso seguía sin aclarar las cosas. ¿Era acaso su política lo que estaba llevando a su mundo al colapso?

Un hombre me enseñó todo lo que sé una vez. Los mundos, sus guardianes... Y sé que la clave de todos los lugares es este sitio. El ansiado y buscado por todos, pues aquí se encuentra la esencia, la realidad.

<<¿Cómo?>> ¿Adónde habían ido a parar? ¿Al corazón de todos los mundos? ¿Era eso lo que estaba insinuando la voz?

Sellar la cerradura. La oscuridad busca este lugar. Destruirlo... O no .

¿O no? ¿Tal vez quisiera usar el poder que se encontrara en aquel lugar? El concepto se le antojaba extraño, puesto que nunca habría imaginado que la oscuridad fuera un ente con conciencia. El poco contacto que había tenido con los Sincorazón le había llevado a pensar que eran como alimañas, simplemente devoraban y trataban de sobrevivir. Pero aquellas palabras parecían indicar que había un propósito más allá. Una idea, una mente, un algo.

Los guardianes de los mundos han olvidado su cometido. ¿Por qué protegen a la gente de los seres sin esencia? Este lugar es la clave. Sólo la gente con el poder puede terminar con el sufrimiento de la Red.

<<Pero no debemos interferir en los asuntos de otros mundos.>> Era una de las normas, una de sus normas. Y si la esfera sabía todo aquello que les estaba diciendo, debía conocerlas también. ¿Acaso era aquello a lo que se refería? ¿Antaño la Orden había influido más en los mundos que visitaban; no sólo acabando con los Sincorazón, o seres sin esencia, como quisiera llamarlos? ¿O estaba hablando de un grupo de gente totalmente distinto? No lo creía probable.

Porque lo he visto en tu corazón. La Llave Espada.

Se llevó la mano al pecho, intranquilo. Entonces el “sueño” que había tenido antes no había sido un sueño para nada. Y había tenido razón al pensar que la Llave Espada era lo único que poseía.

Si Clu descubre este lugar, no existirá futuro en su visión de un mundo perfecto. Sólo hay una manera de salvarlo. Y vosotros sois la clave.

>>Sella la cerradura.


Aleyn asintió distraídamente, tratando de asimilar todo lo que la esfera les acababa de contar. Porque aquello iba mucho más allá de poder encontrar a Andrei. Por lo que habían oído, el lugar donde se encontraban era importante, hasta un punto que no podía llegar a entender siquiera. Invocó la Llave Espada y la miró con curiosidad. Sólo le habían dicho que era un arma. No servía para nada más, aunque hasta cierto punto resultaba lógico que pudiera ser utilizada con una cerradura. Pero de ahí a que tuviera tanto poder…

No se dio cuenta de que había avanzado unos cuantos pasos hacia la cerradura hasta que la voz de Light le trajo a la realidad. O lo que fuera aquello.

Un momento. Quiero salvar este mundo, pero tenemos que asegurarnos de algunas cosas antes que nada. En primer lugar, la primera pregunta que te teníamos que haber hecho y que se nos ha pasado por completo: ¿Quién o qué eres tú exactamente? ―no pudo hacer más que darle la razón― Sabes mucho sobre los Portadores, y demasiado, más que nosotros incluso. Has dicho que un hombre te informó al respecto. ¿Quién fue? Dinos todo lo que sepas sobre él.

Y en el caso de que sellásemos la cerradura… ¿qué ocurriría? ¿Este mundo sería salvado, como todos los demás? ¿Podría la oscuridad, o CLU, o quien fuera, acceder de nuevo a este lugar, y usarlo en su propio beneficio?

No quería que lo que hubiera allí, fuera lo que fuese, cayera en malas manos. “La esencia” y “a realidad” sonaban a asuntos muy serios. Como a la capacidad para acceder al alma de las cosas, modificarlas, crearlas y destruirlas… No sabía si era realmente así o no, pero se imaginó a Maléfica albergando semejante poder y sintió un escalofrío.

Quizás si obedecían a la esfera, lo que les rodease se convertiría en una especie de burbuja, aislada de todo y de todos. Aunque una vocecita en el fondo de su mente susurraba que tal vez sería mala idea cerrar una puerta cuando ellos seguían allí dentro.

Creo que deberíamos consultar esto con los Maestros. Si nos dan su visto bueno, la cerradura será sellada. Recuerda que nuestra misión consiste principalmente en reunir información, nadie nos ha dicho nada de una cerradura

<<Información estamos consiguiendo, desde luego >> Aunque no era lo que en un principio estaban buscando ni tampoco podían saber si era cierta o no porque no tenían con qué contrastarla.

No nos malinterpretes, Tron. Queremos salvar este mundo, pero debemos ser precavidos. ¿Crees que podemos confiar en él tan fácilmente y hacer lo que dice? Hasta hoy yo no sabía nada de ninguna cerradura.

Además… Escuché su voz en la Carretera de los Muertos, y antes de despertarnos aquí estuvo buscando la Llave Espada en mí… Y comprendo que necesite una para sellar la cerradura, ¿pero no hubiera sido más lógico que intentase conseguir la vuestra? ―le señaló a Light― Porque, y por mucho que me pese reconocerlo, no soy un Caballero experimentado ―no sabía siquiera si podía denominarse como tal, llevando tan poco tiempo en la Orden―. Vos sois más fuerte. Sería más apropiado que os encargarais de esto, no yo.

Una parte de él podía sentirse hasta cierto punto satisfecha u honrada de haber sido elegido, por decirlo de alguna manera, pero en realidad no alcanzaba a entender los motivos de la esfera, o de quien estuviera detrás de ella, para haberlo hecho. ¿O acaso era porque al ser un principiante sería más fácil de engañar que su compañero? Prefería no pensar que estaban siendo engañados, puesto que estaban atrapados allí, donde no parecía verse ninguna salida.

Light había dicho que tenían que consultar el asunto con los Maestros, y él estaba de acuerdo, porque aquel era un asunto demasiado importante para estar en manos de dos Aprendices. Seguía con la LLave Espada en la mano, porque se sentía más seguro así, aunque no pensaba moverse del sitio ni hacer nada. ¿Pero y si no se les iba a permitir abandonar el lugar hasta que sellaran la cerradura? ¿Tendrían que tomar entonces una decisión cuyas consecuencias desconocían realmente? Aquello le intranquilizaba, como tantas otras cosas… como una idea que estaba dando vueltas en su cabeza sin parar.

Y si tan importante y poderoso es este lugar… puede que me equivoque porque no le conozco más allá de lo que me han contado, así que corregidme si ese es el caso, pero… ¿Andrei no se habría quedado aquí para utilizarlo?
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