[Tierra de Dragones] El invierno (III)

Ronda #4 - Fecha límite: martes, 9 de septiembre

La aparente traición de Tierra de Partida en un acuerdo de paz provocó el anuncio de la guerra por parte de Bastión Hueco. Los aprendices deben enfrentarse entre sí, entre antiguos amigos y compañeros. ¿Cómo lograrán sobrevivir cuando otras amenazas acechan?

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro, Sombra

Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor Suzume Mizuno » Sab Ene 10, 2015 5:53 am

¡Entendido!

Fátima había invocado ya su ola cuando vio que Andrei atrapaba el colgante. Sólo pudo maldecir y tratar de moverse más rápido con su Oleaje. El corazón le retumbaba en el pecho, las sienes le iban a estallar y apenas sí podía respirar. Su cuerpo ardía y lo peor era que su mente funcionaba a toda velocidad. Y le gritaba a pleno pulmón que no lo iba a conseguir, que era demasiado lenta, que Andrei iba a volver a desaparecer y que cuando quisiera darse cuenta ordenaría a Shiva que le lanzara un ataque y acabaría atravesada por la mitad antes de poder ni parpadear.

Fátima emitió un grito cuando vio que Kairi y Hiro se interponían en su camino, pero no fue capaz de cambiar el rumbo, de modo que se los llevó por delante. Igual que a Andrei. Tuvo tiempo de pensar que era la segunda vez en un mismo día que lo golpeaba. En otra ocasión, habría sonreído de oreja a oreja.

Pero sólo tenía ojos para el colgante. Siguió la curva que trazó en el aire y casi le pareció escuchar un sonido cristalino antes de que rebotara contra el suelo. Probablemente lo imaginó. Sin embargo, pudo ver cómo se hacía pedazos.

Sólo tuvo un segundo. Fue suficiente. Fátima se lanzó a un lado, rodó un poco por el suelo y se levantó con un grito de victoria, volviéndose bruscamente hacia Shiva. O lo habría hecho si no hubiera escuchado a Mulán soltar un alarido mientras se arrojaba contra Shan-Yu. Fátima se quedó helada cuando la punta de la espada asomó por la espalda del inmenso huno. Sus pies echaron raíces y se quedó mirando, hipnotizada, cómo caía de espaldas, rugiendo de dolor.

«Dios…», pensó, llevándose las manos a la boca.

Entonces Shiva entró en su campo de visión. Llevaba una daga. Se tambaleaba. Parecía que fuera a desmoronarse. A Fátima se le pasó por la cabeza que, por primera vez, parecía humana. Dio un paso hacia ella, titubeante. ¿Debería acercarse e intentar ayudarla? ¿Debería…?

De pronto, Shan Yu levantó, a pesar de estar herido, su propia espada y dio una estocada hacia la diosa.

¡Cui…!

Ni siquiera hubo un momento para comprender que Shiva se estaba muriendo. El suelo comenzó a temblar con tal violencia que la chica resbaló y cayó de costado. Gritó por culpa de las heridas.

¡¿Qué está pasando?!

Una ola de frío invadió la estancia. Las columnas rechinaban y el techo gimió, casi como si se tratara de una verdadera persona. Le pareció escuchar un ruido grave, siniestro, en la distancia, pero no estuvo segura. Lo que oyó con claridad fueron los alaridos de los hombres que estaban luchando fuera.

A partir de ese instante, todo se volvió negro y no fue capaz de recordar más.

Sólo que no vio a Andrei por ningún lugar.

****


Le pesaba el cuerpo. Lo notaba abotargado. Y le dolían a rabiar la espalda y los riñones. Era la sensación que la invadía las pocas mañanas que conseguía quedarse más horas de las necesarias en la cama. Además, tenía la boca pastosa y su garganta parecía de esparto. Despegó los párpados legañosos y gimió, mirando a su alrededor.

No estaba sola. Tumbados cerca de ella estaban Kousen, Kairi y Hiro. Frunciendo el ceño, apoyó los codos para incoporarse entre gemidos. Todos y cada uno de sus músculos protestaron por el esfuerzo, pero consiguió sentarse. Se dio cuenta de que no estaba herida. Sólo oxidada por la falta de movimiento.

Ronin dormitaba en una silla. Estaba entero, pero bajo su único ojo se acumulaban unas terribles ojeras. Se frotó la cara y se preguntó si no habría estado velándoles… ¿Cuánto tiempo? ¿Y dónde estaban?

Mientras los demás se despertaban comprobó que era una cabaña pequeña, con un símbolo de la Llave Espada y poco más. No estaban en Tierra de Partida. ¿Seguían en China…?

¡Ahá! Sabía que lo conseguiríais.—Fátima pego un brinco al escuchar la voz de Ronin—. Nos tuvisteis muy preocupados, tardamos casi dos días enteros en encontraros entrelas toneladas de nieve que cayeron sobre el campo de batalla.


¿Dos días?—repitió, con los ojos abiertos como platos.

¿Y cómo que nieve?

¿Cómo os encontráis? Rebbeca y yo utilizamos toda nuestra magia curativa para traeros de vuelta.—Por eso parecía tan cansado. Y a saber por qué más. Si de verdad les había caído una especie de avalancha encima…

El corazón le dio un vuelco en el pecho.

¿Qué ha pasado con Feng, Rei y Mulán?—exclamó. Apenas sí le salió un hilillo de voz y se le quebró por culpa de lo seca que tenía la garganta. Ni siquiera pensó que debería haber dicho «Ping»—. ¿Y Shan Yu? ¿Y Andrei…?

¿Y Shiva? Pero no llegó a preguntarlo, porque Ronin se rascó el cuello y comenzó a responder:

En fin, Rei y Feng están bien. Han vuelto con el ejército chino y…—Fátima emitió un suspiro de alivio. Pero se puso en guardia. No había dicho nada de Mulán—. Tenemos buenas y malas noticias. Lo bueno es que China ha ganado la guerra, hemos confiscado todas las armas y haremos que Andrei pague por sus crímenes, ya que tenemos las pruebas a nuestro favor, la mala es que China cree que ese malandrín fue lo que les llevó a la victoria, así que lo ven como a un héroe.—Indignada y con la sangre hirviéndole en las venas, Fátima apretó los puños y farfulló una maldición. ¡¿Pero cómo era posible?!—. No se ha encontrado el cuerpo de Shan-Yu, pero creemos que ha muerto aplastado en la avalancha….—O atravesado por la espada de Mulán, consideró ella—. Y sobre Mulán…—Fátima aguantó la respiración. ¿Por qué se detenía? Echó el cuerpo hacia delante casi sin darse cuenta—. Es muy probable que haya muerto también. Han pasado seis días desde la avalancha y no hemos encontrado ni rastro de ella. Si Rayum estuviese vivo la habría encontrado en un abrir y cerrar de ojos…

Fátima se quedó mirándolo en silencio. La verdad la golpeó como un mazazo.

¿Que Mulán estaba muerta?

No escuchó las palabras de Ronin. El mundo se había desvanecido a su alrededor. El corazón y el estómago se le encogieron hasta extremos inimaginables. El vértigo la sacudió y se quedó quieta, muy quieta. Congelada.

Mulán estaba muerta.

No habían encontrado su cuerpo. Oh, Dios mío. No podía estar pasando. No de verdad. No era posible. Si hacía unos segundos —o lo que para ella habían sido nos segundos— había visto a Mulán atravesar a Shan Yu. Matar a ese cabrón. Lo había visto. ¡Lo había visto! ¡Ni siquiera la habían herido de verdadera gravedad! ¡Entonces, ¿por qué no habían encontrado su cuerpo?! ¡Cómo era posible que ellos hubieran salido vivos después de dos malditos días y ella…!

Aspiró una temblorosa bocanada de aire. Se ahogaba. Iba a vomitar. Las lágrimas ardieron como teas cuando le anegaron los ojos.

Se abrazó a sí misma en silencio, intentando contener a duras penas el llanto. No podía ser. ¿Cómo no iba a serlo? Seguro que no. No sabía ni para qué se esforzaba en mentirse a sí misma. Dios, seguro que había escapado. ¿De una montaña de nieve para la que sus Maestros habían tenido que invertir dos días? Por favor, que sea una broma…

Notó algo contra la cadera y, sorbiendo por la nariz, metió la mano por debajo del cinturón de su vestido. El traje que le había dado Shiva. Y encontró la muñeca de trapo. La que le había lanzado Andrei.

La apretó entre las manos y se incorporó para marcharse. Pero antes… Antes de que no fuera capaz de parar de llorar…

Maestro. Shiva estaba dentro. Con nosotros. Se había puesto de nuestro lado. Shan Yu la hirió. —No le salían más palabras, de modo que le miró, esperando por si le daba alguna respuesta. Pero si no habían encontrado al huno y a Mulán…—. Yo volveré luego. Necesito… estar sola.

Salió fuera de la cabaña al notar que un grito de desesperación le trepaba por la garganta. Abrazando la muñeca contra su pecho, consiguió reprimirse.

Si hubiera devuelto a Mulán a su casa. Si la hubiera obligado a entrar en razón. Si hubiera estado a su lado. Si no la hubiera dejado entrar al templo.

¿Por qué…? ¿Por qué ella? Ni siquiera había podido hablar con Shang. A pesar de que la expulsaron, a pesar de todo, a pesar de ser una mujer, había sido ella la que había luchado. No se había rendido.

Y aun así.

Estaba.

Muerta.

Fátima se dejó caer de rodillas y arañó la tierra con las manos. Y gritó desde lo más profundo de su pecho. Gritó hasta que su garganta se resintió tanto que no fue capaz de levantar la voz.

****


Sin fuerzas, abrazó la muñeca y se quedó mirando al cielo, nebuloso por culpa de las lágrimas. En medio de la vorágines de sentimientos, un pensamiento flotaba claro y firme.

Odiaba aquel mundo.
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor Kairi » Dom Ene 11, 2015 3:01 am

Kairi, demasiado concentrada en el combate contra Shan Yu, no oyó el grito de Fátima que les advertía a Hiro y a ella de la enorme ola que se acercaba y les dio de lleno. Pero al menos habían conseguido romper el colgante.

Desgraciadamente, eso no era lo peor que les iba a pasar. Una avalancha de nieve comenzó a destruir el templo. A la joven aprendiza sólo le dio tiempo de agarrar a Awa-chan y aceptar su destino: la nieve los sepultó.

***


Kairi abrió los ojos. El cuerpo le dolía horrores y la cabeza le daba mil vueltas. Incorporándose lentamente, oía la voz de alguien familiar.

- ¡Ahá! Sabía que lo conseguiríais - ese tono de voz era característico de Ronin - . Nos tuvisteis muy preocupados, tardamos casi dos días enteros en encontraros entre las toneladas de nieve que cayeron sobre el campo de batalla - explicó.

- ¿Dos... días? - Kairi intentaba asimilar tal información mientras buscaba con la mirada a Awa-chan. Cayó de pronto en que se encontraba en una habitación con varias camas, en las cuales estaban sus compañeros y la Maestra Rebecca. El gatito dormía en una camita cerca de Kairi, parecía muy tranquilo.

- ¿Cómo os encontrais? Rebecca y yo utilizamos toda nuestra magia curativa para traeros de vuelta, cuando os encontramos estábais prácticamente muertos.

- Me encuentro fatal... - de nuevo prácticamente muerta. Ya se estaba empezando a cansar de "morir" en cada misión que le encomendaban.

- En fin, Rei y Feng están bien. Han vuelto con el ejército Chino y... Tenemos buenas y malas noticias. Lo bueno es que China ha ganado la guerra, hemos confiscado todas las armas y haremos que Andrei pague por sus crímenes ya que tenemos pruebas a nuestro favor, la mala es que China cree que ese malandrín fue lo que les llevó a la victoria así que lo ven como un héroe. No se ha encontrado el cuerpo de Shan-Yu, pero creemos que ha muerto aplastado en la avalancha y sobre Mulán...

>>Es muy probable que haya muerto también. Han pasado seis días desde la avalancha y no hemos encontrado ni rastro de ella. Si Rayim estuviese vivo la habría encontrado en un abrir y cerrar de ojos...

¿Mulán muerta? Era de esperar. Si en dos días los Aprendices estaban moribundos... La cabeza cada vez le dolía más.

- No tenemos mucho más que hacer aquí así que nos volvemos a casa. ¿Alguna pregunta?

- ¿Quién es ese tal Andrei? - logró articular entre todos los dolores de su cuerpo y la decepción. Aunque en cierto modo, había logrado su misión con éxito: encontrar a los Aprendices y a los Maestros. Pero no era el momento apropiado ni las ganas para celebrar nada.

Lo único que quería era volver a casa.

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El Viernes 26 a las 20 fui al hipercor para compra un juego por el cumple de un amigo y en el msn deje un automensaje que era "En El Hipercor" , en esos momentos Habimaru cerro el chat y se creo una multiconversacion de 7 o 8 personas del foro para hablar , cada minuto aparecía mi gracioso automensaje con el icono del tio feliz , cuando llegue y comente estaban todos En El Hipercor , uno en el carrefour pero bueno , al dia siguiente en el chat la frase mítica aparecía cada poco En El Hipercor y ya esta es la historia del Hipercor que tanta gente me pregunta XD ( Se le ha parecido buena o vivió esto ponérselo como firma.


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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor Sombra » Sab Ene 24, 2015 4:52 pm

¿Qué lagartija? —Ronin miró a Hiro extrañado—. MoguDer dijo que se iba, te dejó un diario y un colgante —el maestro sacó de sus ropas ambos objetos y se los dejó al aprendiz.

En ese momento Ronin escuchó la pregunta de Kairi... No respondió, solo se golpeó la cara con la palma de la mano bien abierta.

En fin, será mejor que nos vayamos ya.

***


Varios días atrás


El jinete de las tormentas descendió sobre las ruinas del templo de Xiang. Se podían ver restos de armaduras, cuerpos sepultados, lanzas y estandartes partidos y por supuesto la nieve estaba teñida por el rojo de la sangre de aquellos que habían luchado allí. Daba igual que fuesen chinos o hunos, al final todos tenían el mismo color de sangre.

En ese momento un puño surgió de la nieve y unos ojos resplandecieron en ella como si de un muerto vuelto a la vida se tratase. El hombre miró al sincorazón y sonrió.

Shan Yu aún no había muerto.

***


Varias semanas después


Se trataba de un pueblo a los pies de la montaña, era uno de esas pequeñas aldeas que quedaban demasiado aisladas del resto del mundo, por lo que si algo pasaba era posible que nadie se enterase hasta días o semanas después.

Y era lo que iba a ocurrir. Dos hunos habían escapado de la batalla cuando habían visto que tenían las de perder y aquello les había llevado hasta aquel poblado.

Había pocos hombres en el pueblo, por no decir ninguno por lo que la chica poco podía hacer. La pobre china estaba siendo acosada por aquellos dos enormes guerreros, habían rasgado sus ropas con intenciones no muy puras y uno de ellos la sujetaba con firmeza, la mujer gritaba con fuerza, ¿pero quién podría escucharla? La mayoría de los hombres habían sido alistados para la guerra y los pocos que quedaban pasaban días en las montañas buscando presas para cazar, las mujeres estaban en los campos de arroz, por lo que era la única que estaba en el pueblo en aquel momento.

En ese momento, una certera flecha atravesó el casco del huno perforando el craneo. Fue instantaneo, el hombre cayó muerto al suelo haciendo que su compañero se levantase sobresaltado. Desenvainó su espada y miró al desconocido.

—¿¡Quién eres!? —Gritó el huno.

La persona enmascarada que montaba sobre un caballo colgó su arco en su hombro y desenvainó su espada, una perteneciente al ejército chino. Dio una orden al animal cabalgando hacia el guerrero, que poco pudo hacer. Un tajo certero y su vida terminó.

Aquella misteriosa persona bajó del caballo y tendió su mano a la mujer para ayudar a que se levantase, que aceptó gustosa entre lágrimas.

Muchísimas gracias. ¿Quienes sois? —preguntó mientras limpiaba las lágrimas—. ¿Cómo os llamais? Quiero saber el nombre de mi salvador

El salvador llevó su mano a la máscara de madera que imitaba la cara de un demonio y la acarició sin saber muy bien que contestar, tras unos segundos de duda contestó:

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Soy... Soy Xiang.

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Y... por fin habéis acabado. Tengo que disculparme con todos por este retraso -culpad a los exámenes, son crueles- y sobretodo por no haber sido un buen GM. Espero que entendáis que llevar una trama que no me pertenece es muy difícil, pero aún así he intentado ser lo más fiel que pude hacia el guión que Narrador me dejó antes de irse. Ahora bien, tocan puntuaciones~~

Kousen: 42 PX, siento no poder darte más. Has faltado a un montón de rondas así que la máxima puntuación que podrías haber sacado era 50. No eres mal escritor, pero se te ha notado desganado, en esta trama, imagino que por mi culpa mayormente.

Kairi: 44 PX (Todos para Awa) Tienes muchísimo que mejorar, no cuidas de la ortografía y ni siquiera lees los post de tus compañeros ignorando incluso cosas importantes. Es por eso que te doy estaba baja puntuación. Awa sube de nivel.

Hiro: 56 PX Lo mismo que dije de Kairi, aunque en tu caso la ortografía no está tan mal. Sigue así. Hiro sube de Nivel.

Fátima: 70 PX Has sabido rolear muy bien incluso con todos mis errores siendo el GM de ésta trama. No tengo mucho más que decir salvo que chapó.
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