[Tierra de Dragones] El invierno (III)

Ronda #4 - Fecha límite: martes, 9 de septiembre

La aparente traición de Tierra de Partida en un acuerdo de paz provocó el anuncio de la guerra por parte de Bastión Hueco. Los aprendices deben enfrentarse entre sí, entre antiguos amigos y compañeros. ¿Cómo lograrán sobrevivir cuando otras amenazas acechan?

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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor RedXIII » Dom Oct 26, 2014 4:45 am

No me jodas, mis balas no le hacen ni cosquillas...

Parecía totalmente inmune a los ataques físicos, y no solo eso, los hechizos acuáticos solo hacían que unirse a la criatura, aunque por una extraña razón no le gustaban los ataques eléctricos.

¡L-la ha absorbido! ¡El dragón ha absorbido el agua de mi hechizo! — El aliento de aquella bestia fue directo a la maestra, que consiguió esquivarlo por los pelos, tenía que pensar rápido, pero con tanta presión era difícil, sobretodo con el maestro dentro de aquella criatura...

Es agua fría... — susurró —Si la calentamos tal vez se evapore o derrita el hielo que tiene encerrado al maestro...

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Sacó el bolsillo un eter y se lo tomó, a continuación llamó la atención de Mushu para que saliera de donde estuviera escondido.

Coleguilla, tienes que ayudarme ¿Tu escupes fuego como los dragones normales? — Le preguntó —Si es así ayúdame a calentar a ese dragón, usemos el ardiente e intenso fuego que se alimenta de los sentimientos de nuestro corazón para alejar el frió que encierra al maestro — Preparó su arma y apuntó a la parte más cercana donde estuviera el Maestro, el tambor empezó a girar rápidamente y del cañón empezaron a brotar unas pequeñas llamas, rápidamente salió una bala un poco más grande que las demás con la punta naranja, era un disparo Kasai.

¡Ahora Mushu! — Gritó, esperando que acompañara la bala con sus llamas.

¡Maestra, Kousen, despertad el ardiente fuego de vuestro corazón!

En cuanto los disparos impactaran saldría corriendo, ya que lo más probable sería una represalia del monstruo, y aprovecharía para disparar dos o tres balas intentando acertar en sus ojos, aunque no le hiciera nada seguramente sería molesto para el dragón, y si Mushu seguía lanzando fuego evitaría ser alcanzado.

MoguDer por otra parte se encontraba en el lado opuesto pero se había percatado del daño que había provocado Kousen con su Electro así que imitó su acción y lanzó un Electro contra el dragón.
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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor Kousen » Dom Oct 26, 2014 6:30 am

—Eso está mejor

Pude notar como recuperaba mi velocidad de movimiento gracias a la fuerza del aire, perfecta para pasar por encima del agua. Cuando me lancé al rescate de Ronin (que seguía en el interior del Dragón y me preocupaba por el riesgo de ahogamiento), el enorme reptil de agua vio venir mis intenciones. Respondí con el Electro al haberlo previsto, pero lo que no me esperaba era fue lo rápido que podía moverse su cuerpo líquido.

Antes de que pudiese darme cuenta, la cola del dragón se contorsionó en el aire y fue directa hacia mi, dejándome sin posibilidad alguna de evitarla. El tortazo ya me dolió una barbaridad, pero me lanzó por los aires de tal manera que no supe que me había detenido. Solo sentí un golpe sordo en la espalda que me cortó la respiración y me dejó sin vista por unos segundos, antes de caer al suelo con ambas partes del cuerpo rabiando de dolor: El frente por el coletazo y la espalda por el golpe, la cual parecía haberse apretado contra una superficie irregular y afilada.

Por unos segundos me mantuve en el suelo, recobrándome del mareo momentáneo causado por el chocazo. Cuando mi vista se enfocó de nuevo, aún podía ver algunas lucecitas que inundaban la imagen que llegaba desde mis ojos.
Alcé la mirada justo a tiempo para ver como la Maestra Rebecca hacía emanar una corriente de líquido contra el enemigo, solo para ver como esta se integraba en el cuerpo del ser, incrementando su tamaño.

¡L-la ha absorbido! ¡El dragón ha absorbido el agua de mi hechizo! —exclamó sorprendida.

<<No me digas, Sherlock...>>, gruní para mis adentros, con amargura.

La composición de aquella cosa era problemática. El líquido no solo era casi imposible de dañar con ataques convencionales, sino que además la magia no tenía ningún efecto visible sobre el Dragón.
Lo más prudente sería aprovechar la distracción momentánea de la bestia hacia los demás, para tratar de obtener algunos datos que nos ayudasen a combatirla. Sin levantarme del suelo, hice uso de Libra sobre la sierpe, esperando encontrar algo con lo que poder explotar su debilidad, quedase o no fuera del alcance de la vista.

Al levantarme, vi cómo Hiro montaba una especie de estrategia al otro lado, llamando mi nombre en busca de cooperación. Me sabía mal, pero sentía aquella sensación de cansancio que acompaña al agotamiento de mi Poder Mágico, y la tunda que me había llevado dejaba bastante claro que no era rival para aquella cosa en cuerpo a cuerpo.
En cualquier caso, me mantendría en el lado contrario a los demás y esquivaría los posibles ataques, tratando de aprovechar los datos obtenidos con Libra para encontrar una oportunidad de sacar a Ronin de allí. Si encontraba algo potencialmente útil, lo diría en voz alta para que los demás también aprovechasen el nuevo conocimiento.

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Toca ronda de sigilo/support (?)

Libra (HM) [Nivel 7] [Requiere Poder Mágico: 9]. El usuario es capaz de conocer algunos datos de su enemigo, como su balance de poder, alguna habilidad propia, su magia afín, etcétera.
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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor Sombra » Mar Oct 28, 2014 11:43 pm

Fátima


El aire helado golpeó el rostro de la sacerdotisa y sus pies se hundieron en la fría nieve. No pudo hacer nada para bloquear las puertas, solo correr dado que los guerreros pisaban sus talones. Si se paraban serían alcanzadas. Las carcajadas dignas de un bandido sin escrúpulos, divirtiéndose con sus presas eran todo lo que se podía escuchar.

Sin embargo, no contaron con un grave error y que muy pronto pasaría factura para ellos. Efectivamente, estar sobre su elemento fortalecía a Shiva tremendamente, una deducción muy inteligente que la aprendiz había tenido, pero no era lo único por lo que había sido una buena idea salir. Cuando Shiva abandonó el templo se detuvo a medio camino dejando a Fátima que se adelantase. La muchacha pudo comprobar que los ojos de la Diosa brillaban con una intensa luz azulada, casi gélida. Fátima podría llegar a pensar que Shiva se hubiese convertido en la propia Medusa, con solo mirarle a los ojos podía sentir que podría ser congelada en un instante.

Habéis enfadado a Shiva, mortales —siseó con una imponente voz que sonaba muy aterradora a pesar de la aparente tranquilidad con la que hablaba—. Pagaréis por vuestra ofensa con sangre.

La mujer extendió sus brazos con las palmas hacia arriba y como atendiendo a su llamada la nieve empezó a alzarse formando esculturas de bestias horripilantes y no muy amistosas, aparentemente. Los guerreros, haciendo caso omiso a la amenaza abandonaron la seguridad que el templo les había ofrecido como si buscasen mostrar su hombría. Pero claro, no habían tenido en cuenta un importante detalle. ¿No era obvio que Shiva solo se estaba conteniendo para no destruir su templo? Si lo hubiese querido una ventisca podría haberse llevado por delante todo el edificio dejando congelados a todos los que estuviesen en su interior.

Shiva hizo un chasquido de dedos y todas las gigantescas bestias de hielo se abalanzaron sobre el grupo de hunos, alguno de ellos logró repeler en gran medida las formas vivientes que no habían tardado más de unos instantes en acabar con casi todos ellos, pero al final ninguno sobrevivió. Las caras de los que antes las miraban con superioridad se mostraban temerosas y con un miedo casi indescriptible. Aquellas habían sido sus últimas expresiones antes de morir.

Los afilados ojos de la Diosa se clavaron en el resto de Hunos que habían sido atraidos por el ruido y contemplado la escena. Era palpable el odio que sus miradas desprendían y muchos de ellos habían hecho aparecer sus armas (la mayoría del tipo que no deberían de existir en un mundo como aquel)

En un principio no parecían tener el valor de atacarlas, pero tampoco tenía pinta de que la fuesen a dejar pasar sin más.

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Nota: He valorado que no habría hecho falta el Tirabuzón teniendo en cuenta la situación, por lo que no te resto los 18 PH

-Éter retirado.



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Fátima
VIT: 32/32
PH: 42/42


Kousen y Hiro


La idea de Kousen fue bastante inteligente y el Libra le dio partes de información que poco a poco se iban acumulando. El aprendiz no se hizo de rogar y gritó a Hiro el resultado de la investigación: Electricidad y Fuego eran muy buenas ideas para atacar acabar con aquel monstruo.

¿Que si puedo lanzar fuego? ¿¡De verdad me preguntas eso!? —respondió Mushu aparentemente molesto—. Soy un dragón, claro que puedo —y como prueba de ello escupió una bola de fuego, muy similar a un Piro + que se dirigió contra el dragón gélido, que golpeó su cuerpo provocando que una gran cantidad de vapor saliese de él arrancando un rugido en la bestia de agua.

Hiro y Moguder atacaron también a la vez haciendo esta vez un considerable daño al monstruo. Como respuesta, la criatura se lanzó sobre el lago como tratando de escapar del grupo... Pero no era eso lo que pretendía. Las aguas se levantaron vaciando por completo el lago y tras unos instantes se lanzaron contra todos los presentes.

La potencia de la ola fue demencial dejando fuera de combate al moguri y a Kousen, aunque incluso Hiro estaba gravemente herido y empezaba a sentir que a la mínima podría acabar igual que sus compañeros. Rebecca no parecía mucho mejor y sus heridas se habían vuelto a abrir dejando que un reguero de sangre se esparciese sobre el agua que poco a poco se iba arrastrando de vuelta al lago del que había salido todo el líquido.

Sobre ellos, tal vez triunfante se alzaba el dragón contemplando al único aprendiz en pie.

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Hiro
VIT: 5/26
PH: 16/26

MoguDer [Inconsciente]
VIT: 0/18
PH: 3/10

Kousen[Inconsciente]
VIT: 0/26
PH: 11/26


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Nombre: Canción de Hielo
Nivel 16
VIT: 36/80
PH: 6/36

Datos:
* Alta Fuerza. Tiene pocos reflejos.
* Débil a Electricidad y Fuego.
*Inmune a Hielo.
*Absorbe Agua.
*Reduce a la mitad el daño de ataques físicos o HCs.

Habilidades:
▪ Autoéter (HC) [Nivel X]Recupera 2 PH al inicio de cada turno.
▪ Hielo (HM) [Nivel 2] Proyectil de hielo lineal, con muy pocas posibilidades de congelar.
▪ Presión (HC) [Nivel 10] El dragón se traga a un personaje hiriéndole con la presión interna del agua que forma su cuerpo.
▪ Aliento congelante (HM) [Nivel 12] Escupe un aliento gélido que ralentiza al enemigo. Si un personaje recibe dos veces esta habilidad será congelado.
▪ Tsunami (HM) [Nivel 22] Gran ola de agua muy potente que hiere gravemente a los enemigos.


Kairi


La muchacha tomándose sorprendentemente bien el que algunos de sus compañeros estuviesen envueltos en una guerra de la que ella no tenía ni la menor idea decidió seguir al grupo de Mulán junto a su fiel acompañante Gilgamesh.

Se adentraron camino arriba. Era difícil avanzar con la ventisca que azotaba la montaña y que parecía extenderse lentamente por la ladera hasta los prados en las faldas del pico nevado. El pequeño grupo no tuvo demasiados problemas en seguir al ejército Chino incluso en aquellas circunstancias donde la visibilidad iba siendo cada vez peor, pero los rastros de pisadas eran lo suficientemente evidentes como para que pudiesen seguirlos.

Kairi no hizo pregunta alguna en todo el camino para ponerse al día y ni Mulán ni sus acompañantes parecían muy habladores en aquel momento, por lo que el silencio fue sepulcral durante un buen rato. Tal vez el que estuviesen concentrados con no perder el rastro influía, claro.

Disculpa, Kairi. ¿Te suena de algo un tal Andrei Saavedra? Se hace llamar El Maestro —preguntó Mulán de súbito atrayendo la atención del resto. Kairi había confirmado conocer a Fátima, por lo que la guerrera suponía que ella, al igual que la aprendiz conocía también al joven de que en realidad era uno de los Maestros de Bastión Hueco—. Necesitamos toda la información posible contra él. ¿Quién es exactamente?

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Fecha límite: 1/11/2014

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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor Suzume Mizuno » Vie Oct 31, 2014 10:39 pm

Fátima ni siquiera tuvo que emplear su magia. Con los ojos abiertos de par en par vio cómo el cuerpo de la diosa se iluminaba desde el interior con una luz que prácticamente parecía ser el frío en sí mismo. Las carcajadas burlonas se apagaron poco a poco.

Habéis enfadado a Shiva, mortales —Shiva hablaba con un tono reverberante que le puso la piel de gallina—. Pagaréis por vuestra ofensa con sangre.

Fátima ahogó una exclamación cuando la nieve se arremolinó en formas de animales. En cuestión de un parpadeo, estas se abalanzaron sobre los hunos que se atrevieron a dejar atrás el templo. Fátima gimió y contuvo una violenta arcada que le llenó los labios de bilis. Se cubrió los ojos con una mano, temblando de miedo y frío, mientras con la otra sostenía su Llave Espada, deseando estar sorda o lejos, muy lejos de allí.

Cuando todo terminó, sólo quedó el violento silbido del viento, que la estaba haciendo castañear y que le estaba congelando hasta el témpano de los huesos. Jadeando, intentando no mirar las expresiones de horror de los cadáveres, se forzó a fijar la vista en la entrada. Todavía quedaban muchos hunos, demasiados. Y todos armados con armas de otro mundo.

Tiritando, desplazó la mirada desde el templo a Shiva y apretó los labios al percibir el odio y el desprecio que desprendían. Eran unos sentimientos intensos, pero contenidos. Se preguntó por qué no acababa con ellos, por qué los…

«Oh, claro. El templo».

Por algún motivo, le resultó extraño que Shiva quisiera preservar algo tan simple como un templo. Al fin y al cabo, era un edificio que podía reconstruirse. Pero claro, ella era —o decía ser— una diosa. Aquellos lugares estaban dedicados a la gente como ella…

Tragó saliva. No parecía que los hunos se fueran a atrever a salir. Pero tampoco a permitirles entrar.

«¿Qué hago? Joder, ¿qué hago?» se preguntó Fátima, al borde del llanto. Pero apretó los dientes y se reprimió.

No podían arriesgarse a volver adentro. Pero los chinos se acercaban y, con ellos, Andrei.

De modo que…

«¡Mulán!».

Andrei la había dejado atrás para no tentar la suerte con el capitán… Así que debía seguir por la montaña. Quizás, con suerte, habría regresado al pueblo. Quizás, claro.

En cualquier caso, necesitaba un amigo, alguien en quien confiar. Y al menos tenía una ligera idea de dónde se encontraba ella. De modo que se giró hacia Shiva y dijo en voz baja:

Mi señora, son demasiados y podríamos eh… dañar el templo si luchamos demasiado… Bajemos por la montaña, mi señora. Esto está plagado de enemigos y necesitamos aliados que crean en vos.—Haría amago de marcharse, esperando que Shiva estuviera dispuesta a escucharla—. ¡Debemos darnos prisa, mi señora! ¡Antes de que el ejército chino, engañado por el aliado de los hunos, llegue aquí!

Esperaba que pudieran ver al ejército si se lo cruzaban. Al fin y al cabo, eran muchas personas y sin duda destacarían contra la nieve. En ese momento, Fátima insinuaría a Shiva:

No sabréis alguna forma de que no nos vean, ¿verdad? ¿Alguna clase de magia de ilusión o…?

O también podían esconderse tras cúmulos de nieve, si es que Shiva se avenía a ello. El caso era esquivar el ejército y dirigirse hacia el pueblo, esperando poder distinguirlo a lo lejos o, al menos, no perderse en medio de la ventisca. Fátima recordaba vagamente que durante el camino había visto una cueva. Si la encontraba, quizás pudiera orientarse... Ojalá pudiera encontrar a Mulán. O, al menos, esperaba que la muchacha andara cerca del pueblo. ¿A qué otro lugar habría podido ir...?

En caso de que la diosa decidiera quedarse a luchar, Fátima invocaría una serpe acuática para intentar arrebatar de las manos del huno más cercano su arma y se prepararía para salir gravemente herida.

En cualquier caso, esperaba no morir congelada.
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▪ Serpe acuática (HM) [Nivel 11] [Requiere afinidad a Agua; Poder Mágico 21]. Invoca a una serpiente de dos metros y medio de largo y 40 cm de grosor que adquiere vida propia y perseigue a un enemigo, estallando contra él. Sirve también para objetos fuera de combate. Por ejemplo, mantener pulsado un interruptor que funcione a peso.
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor RedXIII » Sab Nov 01, 2014 4:48 am

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Nadie pudo imaginar hasta que punto de devastación podía llegar aquel ser y les costó muy caro.

Dañado por el poder de MoguDer unido al de Hiro y Mushu la bestia agonizó, ambos elementos eran devastadores contra aquel ser pero no fue suficiente, lo que seguramente todos pensaron que era una retirada no fue más que el presagio del cruel destino que sufrieron los compañeros del mestizo pelirrojo.

Todos fueron alcanzados por una violenta ola que emergió del centro de la sala, Hiro pudo, a duras penas, sobrevivir a aquello pero tanto MoguDer como Kousen fueron derrotados ante tal devastador ataque, dejando solo al aprendiz y a la maestra contra aquella fiera, junto al ausente Enkidu.


El aire frío salía incesante de la boca del aprendiz, el cual a duras penas podía mantenerse en pie, mientras aquel ser se mostraba victorioso ante el, sus ojos penetrantes parecían la manifestación de una pesadilla, la más profunda de las desesperaciones se apoderaba lentamente del indefenso mestizo mientras temía por que aquel fuera su inmediato final.

...



>>¡Nadie engaña a Kefka y sale de rositas! ¡Nadie! ¡Te convertiré en comida de gato, Hiro Inukai!


...



>>La escoria como tú no conoce tan siquiera el significado de la palabra honor. No te atrevas a volver a usar esa palabra en mi presencia.


...



>>¡A dónde te crees que vas, chucho pulgoso!


...



>>Oh, Hiro, mi pobre e indefenso Hiro. Lamento tanto lo que te va a suceder. Quizás lo mejor hubiese sido que no te acercaras a este mundo, pero... Tu destino está marcado. Ya no puedes escapar de él.


...



>>Decidle a ese tuerto que tenía razón.


...



>>Creo que es hora de despedirnos, Caballeros.


...


>>Siempre has tenido mucha suerte para salir vivo de las batallas


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Los ojos del aprendiz se abrieron como platos, sus dientes mostraban una fiera mirada mientras sus orejas se ponían de punta, la cola, en alza, se movía incesantemente de un lado para otro y sus manos parecían más peligrosas de lo habitual.

Cogió una poción y la ingirió rápidamente, tirando con brusquedad el cristal al suelo, a continuación se puso las gafas protectoras que tenía en el bolsillo y recargó su arma con una bala lila.

No, esta vez no terminará así — Su voz era más agresiva de lo que solía ser —Estoy cansado de ser el estúpido guerrero que siempre recibe — La adrenalina corría por todo su cuerpo, no podía apenas controlar los impulsos de los nervios que tenía, se estaba enfrentando abiertamente contra un ser que le podía en todos los aspectos, pero ¿Que podía hacer? Sus compañeros estaban caídos y la maestra malherida y retroceder no era una opción ¿Que clase de persona sería si dejara a sus compañeros ahí tirados?

¿Podrás verme? Bomba de Humo — Disparó a sus pies y empezó a emerger una espesa nube de humo lila que no dejaba ver donde se encontraba exactamente el aprendiz.

Si quieres irte lo entenderé, es un suicidio, no, es más bien un asesinato voluntario estar aquí y no es justo que te quedes conmigo — Dijo Hiro al pequeño dragón —Pero yo no me puedo ir, dependen de mi y aunque haya más opciones esta es la que elijo yo, ve con la maestra si quieres y dale esta poción, si no prepárate para el más allá — Alargó una poción al reptil, el cual podía elegir abiertamente lo que quería hacer, si quedarse y luchar o correr hasta la maestra.

Si Mushu decidía no ir hasta la maestra y quedarse le lanzaría un Cura, para que al menos pudiera aguantar un poco más si el aprendiz caía en combate.

Desde el humo lanzó un Senko lo más cerca que pudiera del Maestro, a continuación se colocaría detrás de la extensa nube de humo para confundir al monstruo si intentaba atacar a esta pensando que el aprendiz estaba dentro y se dirigiría hacia el lado contrario de la maestra si este se acercaba al aprendiz.

>>Cuando vemos la muerte con nuestros ojos nos convertimos en bestias.


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He puesto Senko porque es un ataque afín a electricidad (Por lo tanto eléctrico) ¿No? Si no lanza un Electro
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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor Kairi » Sab Nov 01, 2014 7:15 pm

El viento soplaba fuertemente y traía consigo nieve y frío. Por suerte las huellas del ejército Chino no se habían borrado y podían seguirlas. Kairi estaba preocupada sobre sus compañeros, no se imaginaba que se fueran a meter todos en una guerra. Pero ahora se sentía más segura estando en aquel grupo que lo formaban cuatro guerreros, uno de ellos una mujer y otro con seis brazos.

Todos avanzaban en silencio hasta que Mulán empezó a dar conversación.

- Disculpa, Kairi. ¿Te suena de algo un tal Andrei Saavedra? Se hace llamar El Maestro - le preguntó a la aprendiza - . Necesitamos toda la información posible contra él. ¿Quién es exactamente?

- ¿Andrei Saavedra? - Kairi no había oido ese nombre en su vida, de modo que no sabía nada acerca de él - . Nunca he oido ese nombre, lo siento. ¿Tiene algo que ver con lo que está pasando?

Recordando que Gilgamesh aun seguía herido, aprovechó para preguntar al grupo si podrían proporcionarle algún tipo de cura, pues no le parecía buena idea seguir avanzando en su estado.

- Por cierto, mi compañero está algo herido. ¿No tendréis algo para curarle las heridas? Si no es mucha molestia - preguntó educadamente.
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El Viernes 26 a las 20 fui al hipercor para compra un juego por el cumple de un amigo y en el msn deje un automensaje que era "En El Hipercor" , en esos momentos Habimaru cerro el chat y se creo una multiconversacion de 7 o 8 personas del foro para hablar , cada minuto aparecía mi gracioso automensaje con el icono del tio feliz , cuando llegue y comente estaban todos En El Hipercor , uno en el carrefour pero bueno , al dia siguiente en el chat la frase mítica aparecía cada poco En El Hipercor y ya esta es la historia del Hipercor que tanta gente me pregunta XD ( Se le ha parecido buena o vivió esto ponérselo como firma.


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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor Sombra » Lun Nov 03, 2014 8:29 pm

Kairi


Mulán suspiró ante la respuesta de Kairi. Que no conociese a Andrei de nada significaba que no tendría información sobre él.

Una lástima —intervino Feng apenado—. Conocer mejor a lo que nos enfrentamos sería de ayuda para todos.

La muchacha pidió algo para curar a Gilgamesh, pero los tres negaron con la cabeza. En aquel mundo la magia era muy escasa por lo que solo unos pocos podían utilizarla y medicinas... Sí, había unguentos, pero ninguno de ellos llegaba a curar al instante como una poción. Si pretendía curar a Gilgamesh tendría que buscarse la vida ella sola.

¡Yo no necesito ser curado! —exclamó el hombre de seis brazos (aunque tenía varias heridas muy importantes por su cuerpo)—. Yo solo me basto para patear unos cuantos culos. ¡Já!

Hiro y Kousen



Mushu negó con la cabeza y observó con ojos decididos al enorme dragón de agua, que les observaba con cautela (parecía estar recuperándose del ataque que acababa de hacer)

¡No voy a dejarte aquí tirado, amigo! —exclamó en ese momento con total alegría uniéndose a la batalla—. Vamos a patearle el culo.

Enroscado en el cuello del aprendiz Mushu disparó varias ráfagas ígenas contra el monstruo que dañaron considerablemente al monstruoso ser. Ronin, todavía congelado (e inconsciente) se desprendió del cuerpo del dragón cayendo a orillas del lago.

En ese instante, Hiro atacó con su Senko, que milagrosamente tuvo un efecto a mayores además de producir claros daños en el monstruo: Aturdirmiento, aquello le impediría lanzar ataques físicos y solo le permitiría lanzar magia durante un breve periodo de tiempo. El problema era que aquel dragón poseía habilidades mágicas, y por tanto seguía siendo muy peligroso. Pero Mushu fue muy listo. Se separó del cuello de Hiro correteando al otro lado de la caverna lanzando un Piro más contra él llamando su atención. El dragón de agua no lo dudó y viendo el peligro que conllevaba la lagartija lanzó un Hielo contra él que lo dejó prácticamente fuera de combate.

El golpe final debía darlo el aprendiz. Nadie además de él podía hacerlo. Rebecca estaba débil y Enkidu se había quedado en la sala anterior, además de que Kousen y su fiel mascota estaban KO, incluso Mushu estaba derrotado para evitar que le atacasen. Estaba completamente solo y en su mano estaban las vidas de sus compañeros y la suya propia.

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Hiro
VIT: 25/26
PH: 11/26
-Retirada Poción.

MoguDer [Inconsciente]
VIT: 0/18
PH: 3/10

Kousen[Inconsciente]
VIT: 0/26
PH: 11/26


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VIT: 4/80
PH: 6/36

Datos:
* Alta Fuerza. Tiene pocos reflejos.
* Débil a Electricidad y Fuego.
*Inmune a Hielo.
*Absorbe Agua.
*Reduce a la mitad el daño de ataques físicos o HCs.

Habilidades:
▪ Autoéter (HC) [Nivel X]Recupera 2 PH al inicio de cada turno.
▪ Hielo (HM) [Nivel 2] Proyectil de hielo lineal, con muy pocas posibilidades de congelar.
▪ Presión (HC) [Nivel 10] El dragón se traga a un personaje hiriéndole con la presión interna del agua que forma su cuerpo.
▪ Aliento congelante (HM) [Nivel 12] Escupe un aliento gélido que ralentiza al enemigo. Si un personaje recibe dos veces esta habilidad será congelado.
▪ Tsunami (HM) [Nivel 22] Gran ola de agua muy potente que hiere gravemente a los enemigos.


Fátima


Los hunos no siguieron a la chica y Shiva había aceptado la petición de la sacerdotisa.

Descender por la montaña era tan difícil como subirla, no solo se hacía difícil ver lo que había justo en frente, sino que aquello implicaba que podía haber algún barranco que no viese hasta que fuese demasiado tarde. Al principio la muchacha solo escucharía los fuertes vientos que la zarandeaban y que casi parecían tratar de arrastrarla hacia los lados, pero tras al menos diez minutos de un tortuoso descenso se encontró con unas luces. Al principio eran pocas, pero pronto comprobó que había cientos de ellas, todas dirigiéndose hacia su posición. Si escuchaba detenidamente también podría alcanzar a oir las voces del ejército Chino. Ya estaban allí, a como mucho seis cientos metros del templo.

Shiva escuchó la petición de Fátima para que el ejército Chino no las encontrasen. Era mejor así, puesto que los Chinos consideraban a la Diosa un enemigo, y no solo eso: Andrei estaba allí.

Puedo hacerlo —afirmó Shiva con un tono de voz poderoso interrumpiendo a Fátima en mitad de la frase.

La mujer levantó sus manos y el viento acudió a su llamada llevando una gran cantidad de nieve en su dirección, casi envolviéndose en ella.

Acércate, sacerdotisa —pidió, aunque sonando como una orden más que como una petición.

Si Fátima accedía vería como alrededor de las dos se formaba una especie de muro de nieve que con la nieve que caía se iba levantando y cerrando sobre ellas como si fuese un iglú.

No se veía nada allí dentro, pero tras unos escasos minutos la aprendiz escucharía como los Chinos pasaban a escasos metros de ellas dos. Probablemente serían momentos muy tensos pues nada podía asegurarles que no fuesen a encontrarlos dándole una patada a la pequeña estructura (desde fuera parecía una una especie de roca cubierta por completo de nieve), que alguien tratase de subirse encima rompiéndola por accidente o... Simplemente tropezando por la poca visibilidad y de hecho, en al menos dos ocasiones escucharían voces que estaban justamente al otro lado de la pared de nieve, muy cerca de ellas.

Sin embargo, acabaron pasando de largo, al igual que el resto del ejército Chino, que dejaron atrás aquella zona de la montaña para dirigirse a la base de los Hunos. Fátima había logrado ocultarse de ellos y que pasasen de largo sin ser descubierta.

Fátima y Kairi


Tras un buen rato subiendo la montaña Kairi, Feng, Mulán, Rei y Gilgamesh pudieron ver dos siluetas acercándose. Los tres guerreros que parecían haber sido del ejército Chino desenfundaron sus armas preparados para atacar en cualquier momento, pero no fue necesario.

Mulán reconoció a Fátima y dejó caer su espada al suelo antes de salir corriendo hacia ella a abrazarla.

¡Fátima, estás bien! —exclamó contenta—. ¿Qué te ha pasado? ¿Dónde estabas? Y... —reparó en Shiva en aquel instante retrocendiendo asustada. Rei y Feng no retrocedieron con miedo al igual que Mulán, sino que rodearon amenazantes a la Diosa.

¿Por qué ella está aquí? —interrogó a la aprendiza el más joven de los dos guerreros que se aproximaban con espada en mano.

¿Osais levantar vuestras ridículas armas contra Shiva? —respondió la mujer desafiante apuntándoles con la palma de su mano, probablemente esperando a que cualquiera de los dos atacase primero para acabar con ambos en un instante.

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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor Suzume Mizuno » Vie Nov 07, 2014 2:44 pm

Puedo hacerlo —afirmó Shiva con un tono de voz poderoso interrumpiendo a Fátima en mitad de la frase.

Fátima no pudo evitar encogerse cuando la nieve las envolvió y, sobre todo, cuando no fue capaz de ver lo que sucedía a su alrededor. Pero obedeció a Shiva y se aproximó a ella, recogiéndose el vestido para poder moverse mejor, mientras se preguntaba si sus pies ya estarían amoratados de frío. Ella, por lo menos, sólo podía pensar en una maldita estufa caliente.

Por lo menos, durante un rato, el viento dejó de acuchillarla y tuvo tiempo de que la sangre le volviera a fluir dolorosamente por las venas. A ello contribuyó el pulso descontrolado de su corazón, ya que se quedó muy quieta escuchando el paso de los hunos, el repicar de las armaduras y los jadeos de esfuerzo. Se abrazó a sí misma, tiritando, y rezando que no las vieran ni tampoco se acercaran a ver qué era aquel curioso iglú —aunque no tenía la menor idea del aspecto que tenía por fuera—. Lanzaba miradas de reojo a Shiva, pero la diosa parecía tranquila, impasible. Fátima se frotó las manos, pensando que ahí fuera estaba Andrei, muy cerca de Shang. Rechinó los dientes. Ojalá pudiera hacer algo. ¡Ojalá…!

Pero no podía. Había conseguido convencer a una diosa de que le hiciera caso, sí, pero se sentía la persona más impotente de la tierra. En la vida lo había pasado tan mal. Era como estar viviendo una pesadilla. Y todavía no se había terminado.

¿Dónde demonios estaban Ronin, Hiro y Kousen?

Le pareció que transcurría una maldita eternidad antes de que los sonidos del nutrido ejército se alejaban.

Vuestros poderes son muy útiles, mi señora—comentó entonces—. Muchísimas gracias. —Y se obligó a efectuar una pequeña reverencia al estilo chino, aunque no sabía si era esa la que hacían las mujeres, forzando sus congelados miembros.

Entonces tocó volver a enfrentarse a la nieve y al frío.

*


¿Son…?—se preguntó en voz alta, sin atreverse a creérselo.

Pero entonces una de las figuras más menudas arrancó a correr hacia ella, dejando caer su espada. Y Fátima se abalanzó hacia delante, soltando un sollozo de alivio, para abrazarse a Mulán con todas sus fuerzas.

¡Fátima, estás bien!

¡Y tú también, gracias a Dios! —farfulló, separándose tras apretar una última vez y observándola de arriba abajo para asegurarse de que no tenía heridas.

¿Qué te ha pasado? ¿Dónde estabas? Y...

De pronto Mulán retrocedió. Fátima frunció el ceño, extrañada, hasta que sintió una presencia a su espalda y vio hacia dónde se dirigían las miradas de Mulán, Rei y Feng.

¿Por qué ella está aquí? —preguntó Rei, espada en mano.

¿Osais levantar vuestras ridículas armas contra Shiva? —respondió la mujer, preparada para agujerearlos con sus estacas de hielo.

¡No, NO! ¡Alto!—gritó Fátima, extendiendo los brazos y e interponiéndose entre Shiva y los guerreros—. ¡Shiva es enemiga de los hunos! ¡No se pondrá de su lado ni hará daño a los chinos! ¡A menos que la ataquéis, claro!—exclamó vehementemente. Respirando hondo, intentó tranquiliarse y avanzó hacia Feng y Rei para posar la mano sobre sus armas y obligarlas a bajarlas. Sólo si se veía obligada, utilizaría la Llave Espada, pero con mucha delicadeza para no tentar la suerte—. De verdad, por favor, escuchadme. Han pasado muchas cosas desde que nos separamos. Shiva no es vuestra enemiga, os lo juro. ¿No es así, mi señora?. —Esperó a ver cuál sería su reacción, suplicándoles con la mirada que le dieran una oportunidad—. Shiva apareció ante el ejército y me salvó. Ahora yo la… bueno, la sirvo. Soy su sacerdotisa.—¿Por qué cuando lo decía en voz alta sonaba tan estúpido? Miró a Mulán con firmeza, sabiendo que ella era su verdadera aliada—. No os mentiría. Shiva puede ayudarnos contra los hunos y Andrei.

Aguardó con angustia la respuesta, mientras miraba a sus compañeros. Apenas conocía a Rei y a Feng de hacía unas horas, pero le habían caído bien y… Y esperaba que mencionar el nombre de Andrei les sirviera para recordar lo sucedido con Jia y el capitán.

Necesito vuestra ayuda. No sé qué hacer. Hemos burlado al capitán Shang, que se dirige al templo, donde están los hunos y Shan-Yu. Los hunos tienen armas… eh… extrañas y poderosa. Y no sé qué pasará cuando los dos grupos se encuentren. Debemos hacer algo y no tenemos tiempo que perder; Shiva puede ayudarnos—insistió.


Fue entonces cuando se fijó en el gigantesco desconocido… Y en la chica. Frunció el ceño, intentando recordar su nombre.

¿Kairi?—inquirió—. ¿Qué ha pasado? ¿Cómo es que estás aquí?—Se le iluminó la mirada—. ¿Han venido refuerzos?—Se separó tentativamente de Shiva—. ¿Has visto a los otros?—Entonces se puso pálida y recordó que Shiva no podía ni oír mencionar a Ronin (¿y si intentaba matarles por recordarle que estaban relacionados con él?), por lo que se apresuró a cambiar de tema—. ¿Y ese hombre quién es?—Lo examinó con el ceño fruncido, porque era un tipo realmente alto… Y tenía… ¡¿seis brazos?! Un recuerdo quiso escarbarle la memoria, pero no había tiempo para ello. Además, se fijó en su herida—. ¿Es muy grave? Puedo intentar curarle. Y si hay alguien más herido, solo tiene que decírmelo—añadió, mirando a Mulán, Feng y Rei—. ¿Qué ha pasado desde que nos separamos?


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Fátima usará Cura en Gilgamesh y en quien lo necesite si se lo piden.

▪ Cura (HM) [Nivel 5] [Requiere Poder Mágico: 7]. Cura las heridas más leves y alivia un poco la fatiga.
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor RedXIII » Sab Nov 08, 2014 6:02 am

¡No voy a dejarte aquí tirado, amigo! Vamos a patearle el culo.

Como el aprendiz confió en que haría su pequeño compañero, Mushu empezó a disparar fuego por la boca en dirección a la enorme criatura, Ronin, en consecuencia, cayó en la orilla del río, libre de la bestia pero no de su prisión helada.

El senko que lanzó el aprendiz fue eficaz, más del que el propio aprendiz se esperaba.

Mushu saltó del cuello del aprendiz y corrió hacia el otro lado de la sala hasta alcanzar con un Piro a la enorme criatura, la cual le respondió con un Hielo que impactó directamente contra el pobre ¿Animal?

¡Mushu!

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Su corazón palpitaba con intensidad, muy intenso, cada latido resonaba por la cámara, todos a su alrededor habían caído fulminados ante aquel poder, solo el se mostraba de pie, desafiante ante la mirada de la bestia, tocado por la divina mano de la diosa suerte y maldito por el dios de la destemplanza, el que siempre estaba de pie aunque le pegaran, el que sufrió los estragos de una guerra y que vio como se apagaba una mirada.

Solo tenía que alargar la mano.


Este es el único momento en el que podré hacer honor a mi nombre — Alzó rápidamente su mano y sin dejar tiempo a que el dichoso monstruo hiciera nada le lanzó otro Senko directo a el, a continuación alzó su arma y disparó cuatro balas contra la bestia, quería asegurarse de que aquel ser no volvería a jugársela de ninguna manera.
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No hagas click aquí, despertarás a la conejita.

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Oh, no, hiciste, click, has despertado a la conejita.

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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor Kairi » Sab Nov 08, 2014 7:01 pm

El hombre de rojo y Mulán se veían decepcionados al ver que Kairi no sabía nada a cerca de ese tal Andrei.

- Una lástima. Conocer mejor a lo que nos enfrentamos sería de ayuda para todos.

Además, ninguno del grupo disponía de recursos curativos para Gilgamesh, pero este se hacía el duro.

- ¡Yo no necesito ser curado! Yo solo me basto para patear unos cuantos culos. ¡Já!

- Bueno bueno, si tú lo dices... - suspiró la joven, aunque le hubiera gustado hacer algo más por él.

El grupo continuaba subiendo la montaña y Kairi hacía todo lo que podía por soportar el frío. Agradecía a Awa-chan que se pegara a ella porque era lo más parecido a una bufanda que tenía.

Tras un rato, vieron a dos personas acercándose. Mulán, al ver quién era, fue corriendo a abrazarla. Se trataba de Fátima, una de los Aprendices a los que Kairi había venido a buscar.

- ¡Fátima, estás bien! ¿Qué te ha pasado? ¿Dónde estabas? Y...

Entonces el grupo reparó en la extraña mujer que la acompañaba. Mulán retrocedió y los dos guerreros la rodearon con las armas preparadas.

- ¿Por qué ella está aquí? - preguntó Rei, amenazante.

- ¿Osais levantar vuestras ridículas armas contra Shiva? - respondió ella de manera hostil, preparada para atacar.

Y lo hubiera hecho de no ser por la intervención de Fátima.

- ¡No, NO! ¡Alto! - gritó esta - . ¡Shiva es enemiga de los hunos! ¡No se pondrá de su lado ni hará daño a los chinos! ¡A menos que la ataquéis, claro! - se acercó a Rei y a Feng para bajarles las espadas - . De verdad, por favor, escuchadme. Han pasado muchas cosas desde que nos separamos. Shiva no es vuestra enemiga, os lo juro. ¿No es así, mi señora? Shiva apareció ante el ejército y me salvó. Ahora yo la… bueno, la sirvo. Soy su sacerdotisa. No os mentiría. Shiva puede ayudarnos contra los hunos y Andrei.

Por cómo hablaba de Shiva, parecía que era una especie de diosa. Kairi no sabía qué pensar ya que sus compañeros habían tenido una actitud defensiva al verla. Puede que los traicionara en el último momento o... quién sabe.

- Necesito vuestra ayuda. No sé qué hacer. Hemos burlado al capitán Shang, que se dirige al templo, donde están los hunos y Shan-Yu. Los hunos tienen armas… eh… extrañas y poderosa. Y no sé qué pasará cuando los dos grupos se encuentren. Debemos hacer algo y no tenemos tiempo que perder; Shiva puede ayudarnos.

Después de la explicación, Fátima por fin se fijó en Kairi y en su compañero de seis brazos.

- ¿Kairi? - se aseguró de que ese era su nombre antes de bombardearla a preguntas - ¿Qué ha pasado? ¿Cómo es que estás aquí? ¿Han venido refuerzos? ¿Has visto a los otros?

- ¿Estás bien? El Maestro Kazuki me envió aquí porque pensó que estábais en apuros - comenzó su explicación - . A los otros no los he visto. ¿No estaban contigo?

- ¿Y ese hombre quién es? - preguntó refiriéndose a Gilgamesh.

- Es Gilgamesh. Lo encontré en un edificio que se estaba derrumbando en un pueblo devastado por la guerra. Digamos que nos ayudamos mutuamente para salir de allí. Hice lo que pude para curarle, pero aun sigue herido, aunque no quiera reconocerlo. Tranquila, no pertenece a los Hunos.

- ¿Es muy grave? Puedo intentar curarle. Y si hay alguien más herido, solo tiene que decírmelo. ¿Qué ha pasado desde que nos separamos? - les preguntó al resto del grupo mientras usaba Cura en Gilgamesh, aunque eso ya lo había hecho Kairi y no había resultado demasiado, pero si la magia de Fátima era más fuerte tal vez podría curarle.

- Por cierto, cuéntame lo que ha pasado aquí. ¿Quién es ese General Shang y Shan-Yu? ¿Los dos pertenecen a los Hunos? ¿Y sabes a dónde han ido los demás? - le preguntó a Fátima.
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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor Sombra » Jue Nov 13, 2014 2:22 am

Hiro y Kousen


El senko acertó justo en la frente del dragón y se introdujo en su interior atravesándolo de lado a lado. El dragón relució desde su interior con una gran intensidad mientras varias chispas eléctricas rodeaban todo su cuerpo, pero no. Aquel monstruo de agua y hielo no se iba a rendir sin dar un último golpe, sin llevarse a la tumba a Hiro.

La criatura se lanzó con las fauces abiertas contra Hiro, pero el muchacho podría esquivarlo sin problemas. Aquel monstruoso ser estaba en las últimas y ahora el que parecía un temible enemigo no era más que una rata arrinconada y asustada cuyos ataques desesperados solo eran un mero impulso, un intento por no perecer.

El aprendiz disparó al dragón cuando éste pasó sobre él. Sin dejar tiempo a respirar la bestia de hielo giró alrededor del aprendiz esperando el momento indicado para atacar. Hiro tuvo que concentrarse para saber cuando actuar y disparar nuevamente acertando el segundo tiro en su frente, justo por donde su ataque había penetrado.

Con un rugido ensordecedor toda la cueva tembló, varias estalagtitas de hielo cayeron desde el techo de la caverna fragmentándose en mil pedazos al llegar al suelo. La furia del dragón, cuyos ojos brillaron de un rojo intenso poco sirvió. El aprendiz no cometió ningún error ésta y vez y solo le hizo falta disparar otras dos balas para acabar con aquella monstruosidad.

Un último rugido salió de las fauces de la bestia voladora y el agua que formaba su cuerpo empezó a caer como cuando se vierte un cubo de agua. El agua, fría como un glacial podría despertar a Moguder y a Kousen de su estado de inconsciencia, aunque aún así estaban muy débiles. Rebecca seguía en el suelo, tirada boca abajo e inmovil y Ronin...

El hielo en el que estaba atrapado el tuerto brillaba con luz anaranjada y notarían que poco a poco aquel montón congelado se iba deshaciendo y convirtiendo en agua. Todo el cuerpo de Ronin estaba envuelto por un aura anaranjada.

¡Recuérdame que te debo un hueso! —pudo bromear con Hiro una vez se liberó de su prisión helada—. Muy bien, veo que seguís vivos. Me alegro —admitió sonriente lanzando a cada uno de los presentes un bote de Elixir que les recuperaría toda la magia y toda la vitalidad—. Primero que todo, tomad esto. Se supone que caducan en media hora o algo así, por lo que os recomendaría que lo tomáseis cuanto antes —pidió, aquello significaba que aquellos Elixires solo les servirían para aquel momento, si lo rechazaban seguirían heridos y con escasas reservas mágicas.

El Maestro también le dio uno más a Hiro para que pudiese sanar a Mushu y finalmente se dirigió hacia Rebecca, que era la única que no se había levantado aún.

Con bastante preocupación, Ronin se agachó a su lado y la giró con cuidado para comprobar mejor su estado. La pobre Maestra estaba pálida, demasiado y muy fría al tacto, aunque aquello solo lo pudo comprobar el líder de Tierra de Partida.

Está grave, pero se recuperará —concluyó dándole de beber forzadamente un último Elixir que sacó de su kimono.

Rebecca empezó a toser con fuerza y tras unos instantes abrió los ojos con notable esfuerzo.

Buenos días, bella durmiente —saludó el ex-pirata guiñándole su único ojo con complicidad.

No recuerdo que ha pasado... —murmuró con timidez apartando la mirada como buenamente pudo de cualquiera de los que estaban allí.

Entonces, no estaría nada mal si nuestros queridos aprendices nos diesen un informe de situación sobre lo que ha pasado. Yo solo me acuerdo de que ese maldito gitano nos tendió una trampa a Kousen y a mí.

>>Nunca he confiado en Saavedra, siempre parecía estar maquinando algo. Aunque nunca imaginé que llegaría tan lejos como para poner en peligro todo un mundo.

Así pues, aquel era tiempo de que los aprendices pusiesen al día (o no) a sus mentores.

En cuanto terminasen de dar un resumen de la situación en la que estaban Ronin señalaría el camino por el que el jefe de los Hunos había escapado antes.

Por allí saldremos a un templo en lo alto de la montaña, he estado aquí una vez hace mucho tiempo, conozco como salir de aquí.

Con eso dicho, el Maestro empezó a caminar en aquella dirección junto a Rebecca.

Los aprendices verían antes de irse de allí que Enkidu seguía allí, aunque todo el mundo se había olvidado de él. El caso, es que el pobre había quedado con el culo encajado en el agujero de la pared por el que habían tenido que pasar, si querían tener como aliado al sincorazón tendrían que sacarlo de ahí. De todos modos, no tardarían mucho y podrían ponerse a la altura de Ronin y Rebecca... ¿Aunque qué dirían ellos de llevar como compañero a un sincorazón?

Kairi y Fátima


Los tres chinos bajaron sus armas inseguros, pero aceptando las palabras de Fátima a pesar de todo. Fue Fátima la que convenció a los otros dos a base de miradas que dijeron mucho más que un puñado de palabras pudiesen llegar a decir.

Está bien —afirmó Rei enfundando su katana nuevamente—. Mis disculpas, Shiva, entiende que mi reacción fue mera precaución.

Al menos por ahora, aunque la tensión era palpable no habría incidentes.

Muy bien hecho, sacerdotisa. ¡Con tu buena obra tendré mejor fortuna en batalla! No habrá quien me pare, os lo aseguro —comentó con orgullo una vez Fátima sanó las heridas del hombre de seis brazos.

Las heridas se cerraron levemente, pero no del todo. Ni Kairi ni Fátima eran lo suficientemente poderosas con sus hechizos curativos como para poder cerrar una herida de aquel tipo por completo.

Kairi y Fátima podrían ponerse al día entre ellas ya que ninguno de los tres Chinos -ni Gilgamesh, que escucharía encantado- interrumpirían a las dos aprendizas.

Debemos continuar, la ventisca puede borrar el rastro con gran velocidad. No podemos perder el tiempo —apremió Rei. Feng asintió y liderando al grupo avanzó con paso firme.

Mulán se colocó junto a Fátima, a quien sonrió con sinceridad:

¿Sabes? Me tenías muy preocupada, cuando desapareciste sin dejar rastro temimos lo peor —aseguró la muchacha—. Y... Eh... ¿Qué se siente ser sacerdotisa?

Justo cuando Fátima respondió (o no) todos sin excepción pudieron escuchar el sonido de un cuerno por todo lo alto seguido por gritos de cientos de personas. Incluso desde donde estaban el sonido del acero al chocar resonaba con fuerza y el eco de la montaña traía con sigo la melodía de la tragedia y de la muerte.

La batalla había comenzado.

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Ahora empieza la parte intensa de la Trama, todas las heridas de los jugadores son sanadas y toda la magia reestablecida, ahora bien. Tened cuidado con lo que decidáis, cualquier opción que toméis dejará huella para bien o para mal en Tierra de Dragones.


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Fecha límite: 17/11/2014. Siento mucho la tardanza, estuve enfermo y también tuve un exámen bastante complicado para el cual tuve que estudiar bastante para poder sacarlo, con eso dicho... ¡Que comience lo bueno!


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Falta de Kousen justificada para esta ronda en caso de que falte a ésta. Si no se me envía MP con lo contrario Kousen seguirá de forma pasiva a Hiro.
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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor Suzume Mizuno » Dom Nov 16, 2014 10:21 pm

Está bien —cedió Rei, para inmenso alivio de Fátima—. Mis disculpas, Shiva, entiende que mi reacción fue mera precaución.

«Dios, gracias». Ya se había visto convertida en un cubito de hielo…

¿Estás bien? El Maestro Kazuki me envió aquí porque pensó que estábais en apuros. —Kairi se apresuró a aclararle la situación. Fátima frunció el ceño. ¿Por qué pensó que estaban en apuros? ¿Es que Ronin había podido comunicarse con él?—. A los otros no los he visto. ¿No estaban contigo?

Estaban—respondió con la voz ronca—. En el pueblo el Maestro…—Miró de reojo a Shiva—.El Maestro me ordenó que fuera con el ejército para intentar detener a Andrei… No lo conseguí.—Esbozó una sonrisa amarga—. No les he visto desde entonces.—Dejó caer un silencio y luego añadió con sinceridad—. Me alegra que estés aquí.

Fátima curó después al tal Gilgamesh. O al menos lo intentó. Sus heridas eran bastante profundas después de todo… Pero él se mostró sinceramente agradecido. Mientras tanto, no dejaba de preguntarse por qué demonios tendría seis brazos, aunque cosas más raras había visto.

Muy bien hecho, sacerdotisa. ¡Con tu buena obra tendré mejor fortuna en batalla! No habrá quien me pare, os lo aseguro .

Contamos entonces con usted.—Trató de sonreír, pero por culpa del frío no supo si más bien le salió una mueca. ¿Hacía cuanto que no sentía los dedos de los pies?

Por cierto, cuéntame lo que ha pasado aquí. ¿Quién es ese General Shang y Shan-Yu? ¿Los dos pertenecen a los Hunos? ¿Y sabes a dónde han ido los demás?

Pues… Es una historia larga.—Fátima se frotó la nariz congelada—.Básicamente; el general Shang es quien ahora mismo está al mando del ejército, ya que su padre…—Miró a Mulán, Rei y Feng mordiéndose los labios. De pronto recordó la muñeca que le había lanzado Andrei y sintió que le hervía la sangre. Se llevó la mano a la ropa, donde aún la guardaba a pesar del uniforme que le había dado Shiva—.Shan-Yu es el líder de los hunos. Está confabulado con Andrei, que está llevando a los hunos a una trampa. El templo de donde vengo, que está montaña arriba, está lleno de hunos armados con… instrumentos… que no son de aquí. Y cuando bajaba he visto al ejército chino. Van a ser aplastados. Sin duda.—La boca se le llenó de un sabor amargo. Y ella no había podido hacer nada. Se acercó a Kairi y bajó la voz lo suficiente para que sólo pudiera escucharla ella—. Ronin quería que demostráramos que Andrei estaba interviniendo y ya tenemos la prueba con las armas. Tenemos que hacer algo. Pero… Pero no sé el qué.—Reconoció, sorbiendo por la nariz.

Debemos continuar, la ventisca puede borrar el rastro con gran velocidad. No podemos perder el tiempo —dijo entonces Rei. Feng se mostró de acuerdo con él y comenzó a subir de nuevo por la montaña.

Fátima se abrazó a sí misma, preguntándose qué pretendían hacer siendo tan pocos. Pero, en cualquier caso, le alivió muchísimo saber que ya no estaba sola con una diosa destructora. Y entonces recordó que quería decirle algo a Rei y a Feng. Apretó el paso para ponerse a su altura y dijo, dirigiéndose en particular a Feng:

Muchas gracias por intentar ayudarme—dijo, pensando en cómo había intentado que se fuera con ellos antes de que Andrei interviniera—. Y… Rei… Siento mucho lo de Jia.—Sabía que no era la mejor idea revivir recuerdos dolorosos. Pero ella había estado allí. No podía quitarse de la cabeza que podría haber hecho algo, que si hubiera sido más rápida, o más inteligente… O si simplemente hubiera tenido el valor de enfrentarse a Andrei en su momento…—. Lo siento. —Quería decir algo más, pero preguntas como «¿estáis bien?» eran demasiado ridículas en aquella situación.

De repente se le vino a la memoria cómo la había mirado Jia. Culpándola de todo. Estaba convencida de que, si sobrevivía, su acusación silenciosa la perseguiría durante mucho, mucho tiempo.

Entonces Mulán se le acercó y sonrió.

¿Sabes? Me tenías muy preocupada, cuando desapareciste sin dejar rastro temimos lo peor.

Le puso una mano en un hombro y apretó, agradecida. Ella también había tenido miedo de lo que pasaría con ellos una vez se hubieran separado. Pero parecía que no se habían venido abajo.

me hicieron daño. Y muchas gracias, Mulán.

Y... Eh... ¿Qué se siente ser sacerdotisa?

«Miedo a meter la pata y que te atraviesen con una estaca de hielo, supongo» pensó, mirando de reojo a Shiva.

Es un gran honor —respondió con voz queda.

En ese momento, un cuerno reverberó en medio de la montaña. Fátima crispó los dedos y trató de buscar la dirección de la que provenía el sonido, al que pronto se sumó el clamor de los gritos de guerra, el entrechocar de las armas y el relincho de los caballos.

Experimentó un violento vértigo. ¿Ya? ¡¿Tan pronto?!

Miró a los tres chinos y levantó la voz para llamarles la atención:

¿Sabéis lo del general?—No tenía ni idea si lo habrían averiguado en el pueblo, pero si podía proporcionarles algo de información les explicaría lo que había visto y oído acerca de la muerte del general. Luego añadiría—: El ca… El general Shang no está contento con Andrei, pero ya no tiene más opciones: Shan-Yu y su ejército le estaban esperando. Ha caído en una trampa. Pero nosotros somos muy pocos… Aunque contemos con la ayuda de la señora Shiva. Ellos tienen armas muy peligrosas, no os imagináis cuánto. No son meras espadas.—Dejó caer un silencio—. ¿Qué vais a hacer?

Dudaba que hubieran recorrido media montaña para salvarla a ella. Estaba claro que iban tras las huellas del ejército que les había dado la espalda. Sin embargo, no se le ocurría qué podía hacer un grupo tan pequeño.

Sin embargo, quizás, si conseguían eliminar a Shan-Yu… O al menos a Andrei…

«No quiero ir. No quiero morir ahí. »

Ya había visto lo que era un campo de batalla y todo su estómago se revolvió ante la idea de meterse en otro. Sin embargo, se preguntó si sería capaz de darse la vuelta y dejar a sus amigos atrás. ¿Podía hacerlo aunque fuera posible que Andrei hubiera matado —joder, todavía no asimilaba cómo— a Ronin y a Kousen? ¿Aunque Andrei, que había matado frente a ella a una persona y era responsable de muchísimas más, incluyendo al general, triunfara?

Una parte de ella le decía que los chinos se lo habían buscado. Que no tenía porqué salvar a nadie. La otra le recordaba que si ella hubiera sido capaz de hacer algo… No sabía el qué, claro. Pero si hubiera sido más valiente, si hubiera sido capaz de ejercer de verdad como un Caballero, podría haber evitado tantas, tantas muertes…

Si vamos a por sus líderes quizás logremos algo—se encontró diciendo, para su sorpresa—. Si los sorprendemos de alguna forma, si mi señora invoca a sus lobos… Puede que logremos acercanos a ellos. O levantar la moral de los chinos.

Se quedó mirando a Mulán. Al fin y al cabo, era su gente, su general quien iba a morir.

Mulán no la había abandonado. Ella no lo haría tampoco.

No perdonaré a Andrei por lo que ha hecho.—Dirigió una mirada implícita a Kairi: si marchaban a la batalla, él era su objetivo y no otro—. Estoy… Estoy dispuesta a intentar ocuparme de él.

Y calló. Ya había dicho más que suficiente. Quedaba por ver qué decidía Mulán. Era su amiga y pensaba ir con ella hasta el final.
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Suzume Mizuno
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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor Kairi » Mar Nov 18, 2014 12:07 am

Más calmada cuando Rei bajó la guardia, escuchó la historia de Fátima.

- Estaban - respondió a la pregunta sobre el paradero de los demás - . En el pueblo el Maestro… El Maestro me ordenó que fuera con el ejército para intentar detener a Andrei… No lo conseguí. No les he visto desde entonces - parecía decepcionada - . Me alegra que estés aquí.

- Ayudaré en lo que pueda - respondió Kairi para alentarla. Encontrar a los que faltaban iba a ser una ardua tarea, pero al menos el grupo había crecido y les costaría menos. Eso supuso un leve alivio para Kairi, que tenía las manos y la nariz heladas. Sólo Awa-chan parecía sentir algo de calor por su pelaje y por cubrirse con el pelo de su dueña.

Como había sospechado, el Cura de Fátima tampoco hizo gran cosa, aunque cerró un poco más las heridas de Gilgamesh. Al fin y al cabo, dos Curas siempre eran mejor que uno.

A la siguiente pregunta de Kairi, Fátima respondió:

- Pues… Es una historia larga. Básicamente; el general Shang es quien ahora mismo está al mando del ejército, ya que su padre… - miró a los demás, lo que le decía a Kairi que el padre del general había caído - . Shan-Yu es el líder de los hunos. Está confabulado con Andrei, que está llevando a los hunos a una trampa. El templo de donde vengo, que está montaña arriba, está lleno de hunos armados con… instrumentos… que no son de aquí. Y cuando bajaba he visto al ejército chino. Van a ser aplastados. Sin duda - otra vez el nombre de Andrei. Por cómo Fátima hablaba de él, no era de fiar - . Ronin quería que demostráramos que Andrei estaba interviniendo y ya tenemos la prueba con las armas. Tenemos que hacer algo. Pero… Pero no sé el qué.

Estaba claro que el ejercito chino tenía una clara desventaja ya que los Hunos estaban armados con armas de una tecnología más avanzada que las de ese mundo, pensó Kairi. Ella tampoco tenía ni idea de qué podían hacer, pero ya se le ocurriría algo.

- Debemos continuar, la ventisca puede borrar el rastro con gran velocidad. No podemos perder el tiempo - anunció Rei, de modo que siguieron su camino ascendente por la montaña.

A Kairi le costaba cada vez más caminar, el cansancio y el frío no ayudaban en nada. En ese momento anhelaba tener a mano un abrigo de pelaje largo y abrigarse igual que su gato.

Al cabo de un rato, un cuerno sonó en medio de la montaña, seguido de relinchos de caballos y gritos de guerra. Lo peor estaba por llegar. Kairi se puso a temblar por algo más que frío. En ese momento Fátima dijo en voz alta:

- ¿Sabéis lo del general? El ca… El general Shang no está contento con Andrei, pero ya no tiene más opciones: Shan-Yu y su ejército le estaban esperando. Ha caído en una trampa. Pero nosotros somos muy pocos… Aunque contemos con la ayuda de la señora Shiva. Ellos tienen armas muy peligrosas, no os imagináis cuánto. No son meras espadas. ¿Qué vais a hacer?

¿Que qué iba a hacer? Kairi no había estado nunca metida en una guerra, no tenía ni idea de qué iba a hacer. Huir sería la mejor opción, pero no podía abandonar al grupo ahora que había encontrado a Fátima. Además, tenían a un gran guerrero con seis brazos y una diosa de su parte. ¿Qué podría salir mal?

- Si vamos a por sus líderes quizás logremos algo. Si los sorprendemos de alguna forma, si mi señora invoca a sus lobos… Puede que logremos acercanos a ellos. O levantar la moral de los chinos.

>No perdonaré a Andrei por lo que ha hecho. Estoy… Estoy dispuesta a intentar ocuparme de él.

Miró a Kairi con decisión, lo que significaba que si se encontraba con ese tal Andrei, iría a por él sin dudarlo. Ya que Ronin le había ordenado a Fátima detener a Andrei, lo lógico sería ayudarla a cumplir esa misión.

- Te ayudaré - dijo Kairi poniéndole una mano en el hombro en señal de apoyo - . He venido aquí para eso, ¿no? - dijo intentando esbozar una sonrisa temblorosa debido al frío.

- AwaAndrei tonto - dijo Awa-chan indicando que él también ayudaría, aunque lo más sensato sería que se quedara en el hombro de Kairi todo el rato. Una guerra no era el lugar adecuado para un gatito.

Esperó a ver qué decían los demás.
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La Historia Del Hipercor By Rmedive92
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El Viernes 26 a las 20 fui al hipercor para compra un juego por el cumple de un amigo y en el msn deje un automensaje que era "En El Hipercor" , en esos momentos Habimaru cerro el chat y se creo una multiconversacion de 7 o 8 personas del foro para hablar , cada minuto aparecía mi gracioso automensaje con el icono del tio feliz , cuando llegue y comente estaban todos En El Hipercor , uno en el carrefour pero bueno , al dia siguiente en el chat la frase mítica aparecía cada poco En El Hipercor y ya esta es la historia del Hipercor que tanta gente me pregunta XD ( Se le ha parecido buena o vivió esto ponérselo como firma.


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Kairi
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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor RedXIII » Mar Nov 18, 2014 2:53 am

El ataque del aprendiz fue intenso y certero, tan certero que la bestia se debilitó con aquel ataque, pero no parecía querer rendirse, era terca, muy terca, pero no tanto como Hiro. Intentó devorar al aprendiz pero este esquivó a la criatura; había perdido casi todo su poder.

Has hecho daño a mi compañero, a los maestros, a Mushu y al pobre MoguDer — Alzó su revolver y posó sobre la criatura una mirada de odio —No pienso tener ahora ningún tipo de piedad — Disparó a la criatura en cuanto pasó por encima suyo, la cual empezó a girar alrededor del aprendiz. Hiro hizo rotar el tambor de su arma y cerró los ojos, esperó unos segundos, sus labios mostraban una cuenta atrás silenciosa, la cuenta atrás de aquella criatura, cuando sus labios mostraron un cero disparó de forma certera en el hueco que había abierto en la frente del monstruo con su Senko, haciendo retroceder a la criatura entre rugidos, partes de hielo que adornaban el lugar, cedieron ante el agónico grito y cayendo al suelo, convirtiéndose en infinitos fragmentos de hielo.

Pero no había terminado, como una vez le dijo su compañero "nunca dejes nada al azar" así que volvió a apuntar a la criatura y disparó otras dos balas.

Un grito desquebrajado fue la señal de que todo había terminado, ni un fallo, ni una metedura de pata, la diosa de la suerte había sonreído al aprendiz como en antaño.

El guerrero permaneció de pie, expectante, admirando la contienda que acababa de finalizar, mostrando sus respetos ante el oponente caído.

MoguDer despertó de su ínfimo letargo, dolorido y cansado, junto a su compañero Kousen y el descongelado Ronin.

¡Recuérdame que te debo un hueso! — había despertado, y aquello era un signo de alegría, si no fuera por la promesa que tenía que cumplir el aprendiz —. Muy bien, veo que seguís vivos. Me alegro. Primero que todo, tomad esto. Se supone que caducan en media hora o algo así, por lo que os recomendaría que lo tomáseis cuanto antes — Lanzó un elixír a Kousen y MoguDer, a Hiro lanzó dos.

El aprendiz agachó formalmente la cabeza para mostrar agradecimiento ante aquel gesto y rápidamente se dirigió hacia el pequeño dragón que permanecía en el suelo para darle dicho elixir.

Muchas gracias, Mushu, tomate esto y verás como te pones bien enseguida — A continuación lo cogió con cuidado y se acercó a la maestra.

MoguDer estaba observando los pequeños pedazos de hielo que habían quedado por el suelo.

Pardiez, asombrado me hallo de tal hazaña — balbuceó mientras se acercaba, cansado, al aprendiz.

Está grave, pero se recuperará.

Buenos días, bella durmiente.

No recuerdo que ha pasado...

Entonces, no estaría nada mal si nuestros queridos aprendices nos diesen un informe de situación sobre lo que ha pasado. Yo solo me acuerdo de que ese maldito gitano nos tendió una trampa a Kousen y a mí.

>>Nunca he confiado en Saavedra, siempre parecía estar maquinando algo. Aunque nunca imaginé que llegaría tan lejos como para poner en peligro todo un mundo.

Hiro, junto a la inestimable ayuda de MoguDer, el cual a saber por qué aun no se había tomado el dichoso Elixir, resumió la situación del campamento y la contienda con Gilgamesh, pero no mencionó la muerte del General Li.

Por allí saldremos a un templo en lo alto de la montaña, he estado aquí una vez hace mucho tiempo, conozco como salir de aquí.

El maestro, junto a la maestra Rebecca, recuperada gracias al Elixir, se dirigieron hacia la salida, Hiro les habría seguido pero se percató de la ausencia de su pequeño amigo narizotas.

Giró la cabeza y encontró al Moguri junto al perro sincorazón, que había aparecido encajado en el hueco por el que habían entrado los aprendices. Se acercó lentamente y aguardó mientras MoguDer intentaba sacarlo de ahí con sus pequeñas patitas, pero el cansancio y la fatiga del combate no le permitían apenas hacer nada.

No lo puedo dejar aquí — Dijo apenado —Kúpose que que es la mascota de Gilgamesh, pero tu mismo lo has visto, nos ha ayudado y, aunque no sepa como explicarlo, creo que en el fondo es un buen perro. Yo hace mucho fui también como un perro, se lo que es sentirse abandonado y solo, no quiero que el pase por lo mismo, además, yo encontré un buen dueño.

El aprendiz sacó al animal del hueco sin apenas esfuerzo —Si esa es tu decisión yo la respeto — aclaró el aprendiz mientras se llevaba a Enkidu y a Mushu a cuestas —Pero como me muerda salís los dos rodando por la montaña.

El Moguri, alegre, se transformó en perro, se tomó el Elixir y a continuación salió corriendo detrás del aprendiz.

***


Cuando Hiro consiguió alcanzar al maestro dejó en el suelo a Enkidu y decidió mantener una discreta charla con Ronin, ajeno a los demás, haciendo ver que nadie había visto al gran sincorazón paticorto.

Maestro ¿Usted esta bien? No le he visto ingerir ningún Elixir y ha salido hace nada de un estado de congelación — sacó el Elixir que le sobró —Si se siente muy cansado puede quedarse el mio, yo estoy al 100 % de mis capacidades, bueno, las mágicas no, pero nunca se me han dado demasiado bien esas cosas — Le ofreció su Elixir, si el maestro declinaba la oferta se lo tomaría para recuperar su poder mágico.

A continuación sacó de su bolsillo un cigarrillo medio roto y un encendedor, aunque era difícil encenderlo con todo aquel frío y viento lo consiguió, pero no duraría mucho encendido.

Hay algo que debo contarle, maestro, seguramente no le guste y desearía no ser yo quien tuviera que decirlo, pero... — una pequeña lágrima asomó por el rostro del aprendiz —El General Li... ha muerto, el Huno ese feo, San Ju, lo mató sin que pudiéramos hacer nada.

El aire frío y las heridas del combate eran menos dolorosas que las palabras pronunciadas por el aprendiz.
Si le sirve de consuelo, falleció como el gran general que era
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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor Kousen » Jue Nov 20, 2014 4:44 am

Oscuridad y silencio era lo único que recordaba sentir después de ver como el dragón desataba una enorme ola de agua helada contra nosotros, incapaz de mantenerme consciente tras semejante asalto.
Durante un tiempo que se me hizo efímero, todo fue tranquilo. Luego llegó de nuevo el frío, y la incomodidad de que se me extendía por el cuerpo y hasta la cara,haciéndome temblar un poco mientras abría los ojos, tratando de identificar la fuente.
Cuando mi vista dejó de estar borrosa, pude comprobar que estaba tirado en el suelo de la cueva, con el agua tocándome pero sin rastro del dragón. Me dolía todo y me sentía atontado (parecido a cuando te despiertas de una siesta, aunque sumándole una jaqueca horrible), pero logré incorporarme, costándome bastante trabajo.

Menuda torta...— murmuré, llevándome una mano a la cabeza. Con mi suerte, pillaría una pulmonía al estar empapado.

Sin embargo, mi confusión empezó a esclarecerse cuando vi a Hiro de pie junto a un descongelado Ronin, dándome toda la prisa que el cuerpo me permitía en llegar hasta ellos. Estuve a punto de decir algo cuando vi a la Maestra Rebecca tirada en el suelo e inmóvil... ¿No estaría...?

¡Recuérdame que te debo un hueso! — exclamó Ronin con su tono habitual, empeorando mi dolor de cabeza —. Muy bien, veo que seguís vivos. Me alegro. Primero que todo, tomad esto. Se supone que caducan en media hora o algo así, por lo que os recomendaría que lo tomáseis cuanto antes — informó, repartiendo un surtido de elixires.

La vista del frasco lleno de poción me hacía sentirme mejor con solo verla. Asintiendo en agradecimiento, le arranqué el tapón al botellín y engullí el contenido en un par de sorbos, sintiendo como el dulce líquido me calentaba el esófago a medida que bajaba.
Una vez se hubo asentado en mi estómago, solo tardé unos segundos en sentir la energía fluyendo de nuevo por todo mi cuerpo, haciendo desaparecer prácticamente el dolor y restaurando mis reservas mágicas a pleno rendimiento. Era increíble lo que lograba aquella poción.

Dios, eso está mucho mejor...— afirmé, estirándome—.¿Cómo está Maestra Rebecca? ¿Está consciente?

Está grave, pero se recuperará.

Cuando bajé la vista, pude comprobar como Hiro le administraba otro Elixir a la portadora, logrando que abriese los ojos. El alivio que sentí fue descomunal.


Buenos días, bella durmiente.

No recuerdo que ha pasado...

Entonces, no estaría nada mal si nuestros queridos aprendices nos diesen un informe de situación sobre lo que ha pasado. Yo solo me acuerdo de que ese maldito gitano nos tendió una trampa a Kousen y a mí.

>>Nunca he confiado en Saavedra, siempre parecía estar maquinando algo. Aunque nunca imaginé que llegaría tan lejos como para poner en peligro todo un mundo.

Después de ver lo que ha formado, ya me espero cualquier cosa de él.— asentí —. Como le pongamos las manos encima, le voy a...

No podía negarlo. Estaba extremadamente cabreado con la situación y todo en lo que nos había metido Andrei, no solo a nosotros, sino al resto de aquel mundo. Tras explicar brevemente a Ronin mi rescate por parte de Rebecca y lo que había escuchado decir a los guardias, Hiro continuó las explicaciones con lo acontecido en el campamento y la pelea con Gilamesh.
Sentí un peso muerto en el estómago con solo recordar el trágico final del General Li... no paraba de repetirme que podríamos haberlo evitado.

Por allí saldremos a un templo en lo alto de la montaña, he estado aquí una vez hace mucho tiempo, conozco como salir de aquí.

Empezamos a seguir a ambos Maestros en aquella dirección cuando vi que Hiro daba media vuelta, acudiendo a ayudar a Enkidu, que se había quedado atascado. También me daba pena dejarlo allí, pero estaba seguro de que ni Ronin ni Rebecca vacilarían en eliminarlo debido a su naturaleza como Sincorazón (algo que yo tampoco habría dudado con un solo vistazo), pero el comportamiento irregular de la criatura había captado mi atención.
De modo que decidí hacer lo posible porque no prestasen atención a la ausencia momentánea de Hiro, dándole tiempo para sacar al bicho de allí antes de seguirnos.

***


Cuando salimos al exterior, sentí tal bofetada por el viento frío de la montaña que me apreté la bufanda alrededor del cuello, metiéndome las manos en los bolsillos para buscar todo el calor que me fuese posible. Por suerte la caminata me estaba haciendo entrar en calor.
Viendo que Hiro se dirigía en privado hacia Ronin, di por hecho que se proponía comunicarle la defunción del General Li. Respetando la seriedad de la situación, decidí mantenerme junto a Rebecca.

¿Está segura de que se encuentra bien, Maestra?— pregunté, preocupado por su bienestar —. Quiero decir, tener que lidiar con todos esos hunos y encima con Shan Yu...

Tragué saliva al pronunciar el nombre de este último, mientras escuchaba lo que tuviese que decir Rebecca. Sin embargo, me di cuenta de que había algo que podría ser importante y que no le habíamos comunidado claramente a los Maestros.

Sobre Shan Yu... Nos alcanzó en el campamento cuando estábamos en pleno fregado contra Gilgamesh. Está claro que Andrei ha conspirado mucho con él, y esa espada suya no emite magia, sino que la disipa.

>>Además... Cuando nos apartó de la batalla le arrebató algo al General Li. Creo que era un colgante parecido a una lágrima, como si estuviese hecho de hielo.— continué —. Solo que ahora se ha teñido de carmesí.

No me sentía capaz de decir abiertamente lo correspondiente a la muerte del General Li. Juzqué que era el papel de Ronin comunicarlo oficialmente, pero mi cara no ayudaba. Era un Réquiem.

Solo esperaba que ahora que parecía que nos estábamos reagrupando, pudiésemos pararle los pies a Andrei y Shan Yu. Y traer justicia al General Li y todos los que habían perecido por los tejemanejes de aquellos dos.
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