[Tierra de Dragones] El invierno (III)

Ronda #4 - Fecha límite: martes, 9 de septiembre

La aparente traición de Tierra de Partida en un acuerdo de paz provocó el anuncio de la guerra por parte de Bastión Hueco. Los aprendices deben enfrentarse entre sí, entre antiguos amigos y compañeros. ¿Cómo lograrán sobrevivir cuando otras amenazas acechan?

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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor Sombra » Dom Nov 23, 2014 8:31 pm

Hiro y Kousen


Preocúpate más por ti mismo, merluzo —replicó dándole un capón al aprendiz que por poco le arranca la cabeza. Ronin rechazó el éter y obligó a Hiro a que se lo tomase él—. ¡No me subestimes por ser un viejo!

Aunque en realidad sí que estaba herido. Ambos aprendices habían podido ver cuando era tragado por el dragón como la presión del agua de su interior le dañaba los tímpanos provocando que se desmayase, lo sorprendente era que pudiese moverse con total tranquilidad.

Tras eso, el aprendiz contó lo sucedido con el General Li. El rostro del Maestro se cubrió con una sombra de tristeza, pero no lloró, clavó sus ojos en la gruta que tenía en silencio, un silencio que duró un minuto completo.

Así es la vida de los guerreros, Hiro —contestó tratando de dejar sus sentimientos en un segundo plano. Colocó una mano sobre el hombro del pelirrojo con firmeza y clavó su único ojo en uno de los de él—. Los compañeros vienen y van. Todos los que dedicamos nuestra vida a la lucha perdemos a compañeros o nuestras propias vidas. Es el destino que todos afrontamos y no tenemos más remedio que soportarlo y seguir hacia el frente.

Por otro lado, Kousen y Rebecca también tenían su propia conversación.

S-sí, bueno... Estoy m-mejor ahora que tomé el Elixir, ¿ves? —señaló con timidez el lugar donde había estado su herida, ahora solo había un montón de sangre seca. Kousen relató lo sucedido sobre la espada y el colgante robado—. Y-ya veo... Es una pena... Ronin le tenía mucho aprecio al General Li. Quizás ese colgante lo cogiese como un trofeo para mostrárselo a los Hunos, supongo que es mucho más discreto que llevar el cuerpo entero.

Ninguno de los Maestros se dio cuenta de que tras ellos Enkidu les seguía con la lengua hacia fuera totalmente feliz de estar allí sin darse cuenta del peligro que corría.

Al final, llegaron a la salida de la gruta, tuvieron que salir por una especie de pasadizo secreto tras un tapiz del templo. En aquel momento estaba completamente vacío a simple vista, pero escuchaban de primera mano los gritos de la guerra. Ya había empezado, y probablemente no iba a ser un escenario muy bueno para ellos.

En ese momento, cinco Hunos surgieron desde un escondite con sus armas en ristre para atacar, todos corrieron hacia Ronin, que era el que estaba más adelantado del grupo. Como respuesta, el Maestro materializó su Llave Espada y clavó su arma en el suelo. Justo bajo los pies de los cinco guerreros surgió un chorro de fuego similar a una erupción volcánica que destrozó a los cinco a la vez. No tuvieron tiempo ni para gritar y tampoco quedaron restos de sus cuerpos, solo un montículo de ceniza.

Tendréis que acostumbraros a hacer ésto, es nuestra vida lo que está en juego. Si dudamos moriremos, somos un equipo, recordad eso —recomendó Ronin mucho más serio de lo usual—. Los Chinos están en inferioridad contra los Hunos, nosotros iremos a apoyarles. ¡A la carga!

Y con un enorme grito el Maestro se adelantó hacia el frente, para salir del templo.

Fuera había tanta gente que era difícil saber quien era aliado o enemigo, además de que era un total caos. No solo los Chinos eran menos, estaban siendo eliminados poco a poco gracias a las poderosas armas que tenían.

En cuanto salieron del templo y avanzaron tras el rastro que Ronin y Rebecca dejaban de cadáveres un grupo de Hunos rodearon a Hiro y a Kousen, eran pocos. Pero tendrían que deshacerse de ellos solos ya que Ronin y Rebecca también estaban ocupados contra otros Hunos (a los que derrotaban con tremenda facilidad)

Los Hunos que atacaban a Hiro eran solo 3, un arquero cuyo arco se cargaba con flechas normales, pero que se rodeaban de energía ígnea, un espadachín con una espada de filo invisible (aunque el mango podía verse) y un enorme hombre con una guadaña que brillaba con un aura verde.

Los tres se miraron entre sí con una sonrisita, aunque al espadachín poco le duró pues Enkidu se abalanzó contra su pierna desgarrándola con gran fuerza para defender a sus compañeros.

—¡Hijo de puta! —rugió agitando su pierna para apartar al sincorazón.

Los dos aprendices podían ver como enormes estacas de hielo surgían al otro lado del campo de batalla tiñéndose de rojo al empañar a los Hunos. Entre el gentío podrían llegar a vislumbrar a Fátima y a Kairi junto a Gilgamesh, Shiva, Rei, Feng y Mulán, aunque no podrían alcanzarles.

Pero aquello no era lo que debían atender, pues el hombre de la guadaña cerca estuvo de cortarle la cabeza a Kousen. La guadaña desprendía un olor nauseabundo, aunque era complicado decir que era (seguramente un ácido o veneno). Por la cuenta que les traía sería mejor tener cuidado con él.

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Sobre el combate, simplemente es una pelea interpretativa, podéis enfrentaros a ellos sin problemas y ganar. No gastaréis PH ni perderéis VIT, pero recordad coherencia, nada de utilizar 10000 veces seguidas la habilidad cheta, porque no quedaría creíble.


Fátima y Kairi


Shan Yu estará en el templo con Andrei planeando su próximo movimiento para entrar en la ciudad imperial y matar al emperador —respondió Rei a Fátima.

Una visión casi traumática se presentó ante el grupo de Mulán tras avanzar un buen trecho. La nieve era una alfombra roja de cuerpos inértes, algunas caras les resultarían muy familiares. Había tanto Hunos como Chinos por todo el lugar, y más adelante, en el amplio campo de batalla había cientos y cientos de soldados peleando con ferocidad.

Debemos abrirnos paso y acabar con su vida —comentó Rei—. Andrei no le permitiría luchar en primera línea como le gustaría, es un chico listo. Sabe que si él muere los Hunos perderían, aunque es un guerrero muy fuerte sigue siendo mortal. Matarle significará que la moral de su ejército se irá al garete y los Chinos conseguirán una gran ventaja.

Pues acabemos con él de una vez —respondió Mulán muy segura de lo que implicaban sus palabras.

Así pues, todos se metieron en el campo de batalla, juntos no tuvieron problema alguno ya que Gilgamesh peleaba con una gran destreza y con sus seis espadas (una por mano) era muy difícil que se acercasen siquiera a herirle. Por otro lado Shiva usaba su poder para acabar con cualquiera que se acercase, no solo utilizando invocaciones de lobos, también enormes estacas de hielo que empalaban sin piedad a sus víctimas. No tardaron en alcanzar el templo, aunque también verían a varias caras conocidas: Kousen y Hiro enfrentándose a tres Hunos a los cuales acabaron derrotanto. Podían ir a por ellos para pedirles que les acompañasen a dentro del templo o ir al interior de éste sin más, aunque tal vez fuese mejor tener más aliados. No sabían la clase de peligros que les aguardaba en el templo pero si entraban debían saber que debían estar preparados para lo que pudiese haber dentro.

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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor Suzume Mizuno » Vie Nov 28, 2014 3:24 am

Fátima sonrió a Kairi.

Muchas gracias—dijo con sinceridad, feliz de contar con una compañera más. Observó al gatito que acompañaba a Kairi, recordando haberlo visto alguna vez, y le acarició con los dedos helados la cabecita, preguntándose si no preferiría dejarlo lejos del combate.

Aunque, claro, no es como si las mascotas de los aprendices fueran inofensivos.

Shan Yu estará en el templo con Andrei planeando su próximo movimiento para entrar en la ciudad imperial y matar al emperador —le djo Rei a Fátima.

Ella al principio no supo si estar de acuerdo. No imaginaba a un conquistador alejado de la vanguardia de su ejército. Sin embargo, Rei era un soldado. Ella no. Y Rei sin duda sabía mucho más de los hunos. De modo que asintió con firmeza.

Y se encaminaron hacia el campo de batalla.

Fátima sabía lo que les esperaba. Ya lo había vivido antes cuando intentaron atacar a los hunos. Pero entonces se enfrentaron a Sincorazón. Y no había tantos cadáveres…

Tanta sangre.

Gracias al cielo, Fátima no tuvo tiempo para experimentar arcadas, ni tampoco asco.

Debemos abrirnos paso y acabar con su vida —oyó decir a Rei, por encima del insoportable estruendo del choque de espadas, armaduras y los alaridos de los guerreros—. Andrei no le permitiría luchar en primera línea como le gustaría, es un chico listo. Sabe que si él muere los Hunos perderían, aunque es un guerrero muy fuerte sigue siendo mortal. Matarle significará que la moral de su ejército se irá al garete y los Chinos conseguirán una gran ventaja.

Pues acabemos con él de una vez.

«Por todas» pensó Fátima, con una mueca de determinación.

Invocó la Llave Espada y la aferró con toda sus fuerzas. Respiró hondo y miró a Kairi, preguntándose si estaría tan asustada como ella, o si alguna vez habría participado en un combate de esas dimensiones. Trató de transmitirle ánimo, pero no supo si lo consiguió, porque cuando sus compañeros echaron a correr, ella se dejó arrastrar.

Y se sumergieron de lleno en la batalla. En un tornado de espadas, tajos, gritos, ojos desorbitado, yelmos y puños. O al menos así fue hasta que Shiva intervino. Fátima, que estaba deteniendo una espada que le habría rebanado una oreja si no hubiera interpuesto su arma en el último segundo, se libró de su oponente lanzándole un Aqua y se volvió justo a tiempo para ver cómo la diosa atacaba con sus estacas de hielo. Fulminó a tantas personas de golpe que Fátima no supo si sentirse eufórica o aterrada. Lo mismo podría decirse cuando vio a Gilgamesh arrasar con todo lo que se encontraba por delante.

En cualquier caso, no hubo tiempo para sorprenderse. Sólo podía esquivar, golpear, atacar, y avanzar. Ante todo, avanzar.

Le pareció que tardaban una eternidad en llegar hasta el templo. Costaba creer que la misma distancia que antes había recorrido en apenas unos minutos, ahora se extendiera como si fuera un camino infinito. Y eso que tampoco tuvo que luchar demasiado. Pero era como haber caído de cabeza en el Infierno. Jamás pensó que un día terminaría corriendo sobre cadáveres, pisando a gente que había tenido un hogar, una familia, y que quizás todavía no había muerto. Esforzándose por ignorarlos, por no pensar que a su alrededor estaban muriendo cientos de padres, hermanos e hijos. Y que ella no podía hacer nada por evitarlo.

Estaba convencida de que no iban a alcanzar nunca su objetivo cuando el edificio se levantó, al fin, frente a sus narices.

Y Fátima descubrió, casi de inmediato, a sus compañeros. Eran inconfundibles. El corazón le dio un brinco y se le saltaron las lágrimas.

«¡Están vivos!».

¡Kousen, Hiro! —gritó, corriendo hacia ellos en cuanto viera el camino despejado.

¡No podía creerlo! ¡Habían estado allí todo el tiempo! Derrapó hasta frenar junto a Kousen y le dio un abrazo casi sin pensar. Se separó rápidamente y exclamó, mirándoles a los dos.

Gracias a dios que estáis bien.—Los repasó con la mirada para asegurarse de que no estaban gravemente heridos y entonces volvió la cabeza hacia su propio grupo. No había tiempo para emotivos encuentros. Probablemente los perdiera dentro del templo si no se daban prisa, de modo que habló rápido—: Kairi, unos compañeros y yo vamos a entrar al templo; creemos que dentro estarán Shan-Yu y Andrei. Debemos detener a Andrei, aunque sólo podamos hacer eso. ¿Venís con nosotros? Os vamos a necesitar.

Los observó con intensidad, preguntándose qué responderían. Fuera cual fuera su respuesta asentiría y se dirigiría hacia la entrada del templo, buscando a Mulán y a Shiva.

Pero antes preguntaría:

¿Y los maestros?

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Sombra me ha dicho que los maestros andan por ahí perdidos y que no se les puede ver a menos que Fátima se suba a algo alto, así que tenía que preguntarlo xD
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor RedXIII » Vie Nov 28, 2014 10:41 pm

El cigarrillo se apagó, no se pudo mantener ni dos minutos encendido, disgustado, dejó caer dicho cigarrillo al suelo.

Así es la vida de los guerreros, Hiro — Miró fijamente al pelirrojo aprendiz mientras posaba su mano en el hombro del mestizo—. Los compañeros vienen y van. Todos los que dedicamos nuestra vida a la lucha perdemos a compañeros o nuestras propias vidas. Es el destino que todos afrontamos y no tenemos más remedio que soportarlo y seguir hacia el frente.

El atento Moguri escuchó la conversación de ambos a su cierta distancia, no pudo evitar recordar a un viejo conocido. Descendió sus pasos hasta quedar pegado a Enkidu, del cual no se habían percatado los maestros.

No pareces un Sincorazón ¿Verdaderamente puedo sentir afecto por tal bestia sanguinaria? — Soltó para si mismo, no podía creer que aquel animal fuera uno de los seres tan destructivos que habían acabado con tanta gente —Una pena será el momento de decir adiós, querido Enkidu.

Al salir de la cueva llegaron al templo, el lugar parecía un poco más cálido que la fría y congelada cueva, perfecto para encenderse otro cigarrillo, y así fue, desgraciadamente cinco unos irrumpieron el momento para atacarles por sorpresa, pero su error fue dirigirse únicamente hacia Ronin, el cual les venció con un golpe; un chorro de fuego surgió bajo cada uno de los Hunos, dejándolos completamente calcinados.

Tendréis que acostumbraros a hacer ésto, es nuestra vida lo que está en juego. Si dudamos moriremos, somos un equipo, recordad eso. Los Chinos están en inferioridad contra los Hunos, nosotros iremos a apoyarles. ¡A la carga!

Hiro pensó en que aquellas palabras pesaban sobre la muerte el General, había perdido a un buen amigo y aquello hacía que estuviera enfadado y seguramente sus pasos los moviera el odio y la venganza ya que no tardó en salir al combate.

El aprendiz se asomó momentáneamente a contemplar el caos en el que se había sumado el Maestro; una guerra, cruel y sanguinaria, disputada entre los Chinos y los Hunos.

Siguiendo los pasos de sus maestros tres guerreros barraron el paso del aprendiz y MoguDer, aunque era un grupo que podía intimidar no hizo retroceder a ninguno de los dos.

—¡Hijo de puta! — Enkidu se adelantó y atacó al espadachín.

MoguDer no tardó en aprovecharlo y se lanzó contra aquel guerrero, observaba su presa casi sintiendo lástima de el.

Pena siento por vos, pues para el guerrero caído no hay ningún mañana — Sin piedad atacó a su cuello repetidas veces.

Veo que le has caido bien, Kousen, todo tuyo, yo me pido al arquero, me caen mal — dijo mientras apuntaba a aquel individuo, mostrandose cauteloso, cualquier movimiento podía terminar en una flecha en la rodilla.

Cargó su arma con una bala y disparó un Kasai contra el arquero y a continuación corrió haciendo ziga zaga para no ser alcanzado por sus flechas hasta acercarse lo suficiente para ar un doble salto hacia el y lanzarle un Senko.

***


Odio los arqueros — Pisó con ira el arco del inconsciente arquero —¿Aun estas vivo, Kousen? — Preguntó sarcásticamente.

¡Kousen, Hiro! — Fátima apareció cuando terminó el combate contra los Hunos y abrazó a Kousen.

Te daba por desaparecida — comentó mientras dejaba escapar un breve soplido de humo.

Gracias a dios que estáis bien. Kairi, unos compañeros y yo vamos a entrar al templo; creemos que dentro estarán Shan-Yu y Andrei. Debemos detener a Andrei, aunque sólo podamos hacer eso. ¿Venís con nosotros? Os vamos a necesitar.

¿Como es que estas tu aquí? — Le preguntó a la joven pelirosa.

MoguDer se acercó a la muchacha para olfatearla —Tiempo ha pasado desde nuestro encuentro ¿Verdad, moza? — A continuación se giró hacia Fátima, seguramente se percataría que aquel animal era el perro que dejó atrás cuando se fue con los soldados pero ¿Descubriría que era MoguDer?

¿Y los maestros?

Zurrándose contra los unos, si confías en que nos ayuden puedes intentar ir a por ellos, pero no creo que te de tiempo — miró levemente al cielo y contempló el tiempo que hacía —Shang-Yu mató al General Li y tengo una cuenta pendiente con el moreno gitano, así que iré con vosotras.

Por cierto, este perro regordete es nuestro nuevo compañero, su dueño era el tal Gilgamesh, pero es difícil de explicar.

Fueran a donde fueran las dos chicas serían seguidas por MoguDer y Hiro.
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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor Kairi » Vie Nov 28, 2014 10:58 pm

- Muchas gracias - dijo Fátima sonriendo. Aquello reconfortó a Kairi que la hizo sentir mejor en medio de aquel temporal helado. Fátima también acarició a Awa-chan, quien respondió con un ronroneo a la vez que se le erizaba el pelo a causa de sus fríos dedos.

- Shan Yu estará en el templo con Andrei planeando su próximo movimiento para entrar en la ciudad imperial y matar al emperador - dijo Rei a Fátima.

Si conseguían matar al Emperador supondría la caída del imperio chino. Kairi estaba a punto de entrar en una guerra como las que había leído en sus libros de Historia del colegio. Las piernas le temblaban más, esta vez a causa del miedo. Pero contaba con la ayuda del grupo y de su Llave Espada, además de que una integrante del grupo era una diosa.

Siguieron avanzando hacia el campo de batalla. Aquello era un auténtico infierno. Numerosos cuerpos, tanto de chinos como de Hunos, yacían en la ensangrentada nieve. Y al fondo seguía la batalla. Awa-chan se alertó por el intenso olor de la sangre y se le erizó el pelo.

- Debemos abrirnos paso y acabar con su vida - dijo Rei - . Andrei no le permitiría luchar en primera línea como le gustaría, es un chico listo. Sabe que si él muere los Hunos perderían, aunque es un guerrero muy fuerte sigue siendo mortal. Matarle significará que la moral de su ejército se irá al garete y los Chinos conseguirán una gran ventaja.

- Pues acabemos con él de una vez - dijo Mulán, decidida.

Ambas Aprendizas invocaron sus Llaves Espadas. Fátima le lanzó una mirada de ánimo a Kairi, quién respondió asintiendo lentamente. Confiando en sus habilidades y los entrenamientos con su Maestra Lyn, la joven corrió junto con los demás hacia la batalla.

Se adentró entre los numerosos soldados luchando entre ellos, abriéndose paso con su arma y bloqueando algún que otro espadazo por parte de algún Huno. Awa-chan también contribuía lanzando su Cañón Awa como último recurso. La Aprendiza se mantuvo sobre todo cerca de Gilgamesh, que con sus seis brazos lo arrasaba todo a su paso. Shiva tampoco se quedaba corta atacando con sus estacas de hielo.

Kairi iba entrando en calor con tanto correr y esquivar golpes. Evitó matar a cualquiera que estuviera en la batalla, como mucho les lanzaría un Perla para ahuyentarlos, pues no eran su objetivo. Poco a poco se iban acercando al templo donde se suponía que estaban Andrei y Shan Yu. Pero al llegar se encontraron a otras personas.

Hiro y un Aprendiz con rasgos de bestia, que más tarde se sabría por Fátima que era Kousen, estaban en la entrada del Templo. Kairi dio un grito de alegría y fue corriendo a abrazar a su amigo perruno. Awa-chan se bajó del hombro de Kairi con el ceño fruncido, manteniéndose lejos de los dos Aprendices pero sin separarse de su dueña.

- ¡Por fin os encontramos! ¿Estais bien? - dijo, mirando alrededor con impaciencia, pero no vio ni rastro de los Maestros que se supone habían ido con ellos a aquel mundo.

- ¿Como es que estas tu aquí? - le preguntó Hiro.

- Kazuki me envió aquí para buscaros, estábamos preocupados por vosotros.

- Tiempo ha pasado desde nuestro encuentro ¿Verdad, moza? - dijo un perro acercándose a ella para olfatearla, que por su forma de hablar pensó que se trataría de MoguDer. Kairi acercó una mano para acariciarlo.

- Gracias a dios que estáis bien. - dijo aliviada Fátima - Kairi, unos compañeros y yo vamos a entrar al templo; creemos que dentro estarán Shan-Yu y Andrei. Debemos detener a Andrei, aunque sólo podamos hacer eso. ¿Venís con nosotros? Os vamos a necesitar.

- Por supuesto, contad conmigo - respondió Kairi llevándose la Llave Espada al hombro. Ya había llegado hasta allí y quería seguir hasta el final.

Fátima asintió y se adentró en el templo, seguida por Kairi. Pero antes hizo la pregunta que la pelirrosa llevaba guardándose desde hace un rato.

- ¿Y los maestros?

- Zurrándose contra los unos, si confías en que nos ayuden puedes intentar ir a por ellos, pero no creo que te de tiempo - explicó Hiro - . Shang-Yu mató al General Li y tengo una cuenta pendiente con el moreno gitano, así que iré con vosotras.

- Por cierto, este perro regordete es nuestro nuevo compañero, su dueño era el tal Gilgamesh, pero es difícil de explicar.

¿Gilgamesh? Nos ha acompañado hasta aquí. Le alegrará ver a su mascota de nuevo, supongo.
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La Historia Del Hipercor By Rmedive92
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El Viernes 26 a las 20 fui al hipercor para compra un juego por el cumple de un amigo y en el msn deje un automensaje que era "En El Hipercor" , en esos momentos Habimaru cerro el chat y se creo una multiconversacion de 7 o 8 personas del foro para hablar , cada minuto aparecía mi gracioso automensaje con el icono del tio feliz , cuando llegue y comente estaban todos En El Hipercor , uno en el carrefour pero bueno , al dia siguiente en el chat la frase mítica aparecía cada poco En El Hipercor y ya esta es la historia del Hipercor que tanta gente me pregunta XD ( Se le ha parecido buena o vivió esto ponérselo como firma.


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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor Kousen » Dom Nov 30, 2014 7:28 pm

S-sí, bueno... Estoy m-mejor ahora que tomé el Elixir, ¿ves? —afirmó Rebecca, señalando la zona donde su herida se había cerrado.

¿Qué llevaban aquellas pociones para lograr un efecto tan milagroso.

Y-ya veo... Es una pena... Ronin le tenía mucho aprecio al General Li. Quizás ese colgante lo cogiese como un trofeo para mostrárselo a los Hunos, supongo que es mucho más discreto que llevar el cuerpo entero.

Ya... Si, es posible—. respondí, con amargura — Pero aquella forma de absorber la sangre... no sé yo.

Seguía dándome mala espina la forma en que Shan Yu había actuado con aquel objeto. Desde luego tenía toda la pinta de ser un trofeo de una batalla anterior, pero tanto el color como el material del que estaba hecho me recordaban mucho al anillo congelado que había encontrado en la cueva. Incluso estando en mi bolsillo, seguía notando el frío que emanaba a través de mi ropa, como si se negase a calentarse.
¿Era cosa mía o cada vez parecía estar más frío según ascendíamos?

Pide ver por el rabillo del ojo como Hiro aminoraba el paso hasta ponerse a la altura de Enkidu, que nos seguía por retaguardia sin que los maestros se diesen cuenta, algo que me parecía que hacían a propósito. Me parecía imposible que dos portadores tan experimentados no reparasen en la presencia de un Sincorazón, si es que lo era en primer lugar.
Cuando llegamos a lo que parecía ser un pequeño templo a través de un estandarte colgado de la pared, un grupo de Hunos aparecieron de la nada.
Inmediatamente me puse en posición y alargué la mano para agarrar mi daga de su funda, pero cuando quise darme cuenta el frío se tornó en un calor abrasador por unos instantes.
Calcinados. Ronin había hecho un simple gesto con su Llave Espada y varias columnas de fuego brotaron desde el suelo, reduciendo a los hunos a ceniza y dejando un desagradable olor a quemado. Por unos instantes me quedé atónito, pero las palabras del Maestro me sacaron del estupor.

Tendréis que acostumbraros a hacer ésto, es nuestra vida lo que está en juego. Si dudamos moriremos, somos un equipo, recordad eso. Los Chinos están en inferioridad contra los Hunos, nosotros iremos a apoyarles. ¡A la carga!

Pude sentir un sabor desagradable y ligeramente metálico bajarme por la lengua mientras corríamos tras Ronin. De alguna forma había estado evadiendo el hecho de que nos encontrábamos en una guerra de verdad, y no en un juego de niños. Había decimado Sincorazón sin dudarlo un segundo, viéndolos como monstruos, pero... ¿Matar a seres humanos?
Con los primeros era fácil, eran abominaciones con forma de monstruo, pero enfrentarse a muerte con personas de carne y hueso como nosotros era más complicado de asimilar.

Los pensamientos eran conflictivos, pero las palabras de Ronin no dejaban de mostrar la verdad. La muerte del General Li y de los soldados del campamento eran una dura realidad que había experimentado con mis cinco sentidos, y los hunos no se detendrían a la hora de hacer lo mismo con muchos más inocentes o con las personas que queríamos.
Si éramos nosotros los que mostrábamos un momento de duda, ellos no dudarían en aprovecharlo para añadirnos a su lista de víctimas. No pensaba matar jamás a un inocente, pero si tenía que defender mi propia vida y la de mis aliados, me mancharía las manos como fuese necesario.
Eso es lo que el campo de batalla exige de un guerrero, ¿verdad?

Resuelto, aferré firmemente la Llave Espada con la diestra, y la daga con la siniestra. En cuanto entramos al lugar donde se estaba librando la batalla, fue como si todo se volviese mucho más real.



Ronin y Rebecca se lanzaron al ataque de forma inmediata, derribando (más bien barriendo) hunos a un ritmo espantoso. Cualquiera diría que estaban cortando tallos de bambú con una espada recién afilada.
Aparté la vista en el momento exacto para esquivar algo que vino hacia mí a toda velocidad, cortando el aire y dejando un hedor nauseabundo.

Una guadaña. ¡Casi me decapitan con una maldita guadaña!

Girando la mirada, pude ver al agresor. Un huno, acompañado de otros dos con más armas proporcionadas por Andrei para asegurar el éxito de su facción.

Buen intento—. Solté, en tono de burla.

Estaba a punto de enzarzarme contra ellos cuando algo verde pasó a nuestro lado a toda pastilla, atacando al huno que portaba lo que parecía ser una espada invisible.

—¡Hijo de puta! — Enkidu se adelantó y atacó al espadachín.

Veo que le has caido bien, Kousen, todo tuyo, yo me pido al arquero, me caen mal.

¡Buen chico, Enkidu!— animé al cánido.

Preparado para la batalla, esperé al momento exacto en el que el de la guadaña volvió a tratar de atacarme con ella. Justo según la hoja se acercaba a mí, ejercité Paso Destellante, aumentando mi velocidad y reflejos significativamente a la vez que me colocaba a espaldas del aturdido huno.

Demasiado lento.

Me limité a decir esas palabras mientras contraatacaba, antes de que pudiese reaccionar. Hice un giro amplio con la mano, cortando con mi Llave Espada y haciéndole daño contundente. Una vez eso lo dejó fuera de equilibrio, di la vuelta completa, clavándole mi daga y desgarrando según la extraía lateralmente.
Una vez despachado el primer adversario, chasquee los dedos, materializando un Aqualung sobre el espadachín al que tenía entretenido Enkidu, que parecía haberle hecho bastante daño con sus dentelladas. Seguro que el frío de la montaña solo empeoraría los efectos de la explosión acuática.

***


Respirando una vez acabados los tres enemigos, me mantuve atento a cualquier ataque de un nuevo enemigo, aunque todos los hunos parecían bastante entretenidos con el ejército chino.

Odio los arqueros. ¿Aun estas vivo, Kousen? — Preguntó Hiro, con sorna.

Y coleando

¡Kousen, Hiro! — Una voz familiar chilló entre la multitud.

Cuando giré la cabeza, pude ver a Fátima corriendo hacia nosotros, seguida de otra aprendiza de cabello rosado, Kairi. No tuve tiempo de expresar mi alegría y sorpresa de verlas sanas y salvo tras todo lo que había pasado, cuando Fátima me dió un abrazo.

Te daba por desaparecida

¡Menuda alegría que nos dais! ¡Empezaba a temer que os había pasado algo!

Gracias a dios que estáis bien. Kairi, unos compañeros y yo vamos a entrar al templo; creemos que dentro estarán Shan-Yu y Andrei. Debemos detener a Andrei, aunque sólo podamos hacer eso. ¿Venís con nosotros? Os vamos a necesitar.

¿El templo? ¿Andrei?
Por fin sabíamos donde se escondía, todo listo para darle lo que se merecía.

¡Cuenta conmigo! Shan Yu debe pagar por lo que ha hecho, y en cuanto a Andrei... Digamos que tengo una cuenta personal con ese cabrito.

Traté de mantener callada la furia interna que aún ardía, no era prudente dejarse llevar por la ira en mitad de una batalla.

Nos vendría bien ser tantos como fuese posible, desde luego... Los Maestros están por ahí limpiando el sitio de hunos, así que ahora mismo les he perdido la pista— susurré

En cuanto todo el mundo se pusiese de acuerdo, seguiría a Fátima y Kairi hacia el escondrijo de los dos conspiradores, junto a Hiro y Enkidu, que parecía insistente en seguirnos a donde fuésemos.
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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor Sombra » Dom Dic 14, 2014 5:16 am

Cuando todos se reunieron y empezaron a charlar entre ellos Enkidu vio a su amo, a quien se lanzó agarrándose a uno de sus brazos con los dientes, fue una emotiva escena donde el pobre Gilgamesh miraba a su adorable perrito, que trataba de arrancarle uno de sus brazos.

¡Vienen los Hunos! —exclamó Feng señalando a otro nuevo grupo de soldados enemigos que se cernía sobre ellos. Esta vez eran una veintena, todos armados hasta los dientes.

¡Dejadmelos a mí! —respondió Gilgamesh con una sonrisa socarrona apartando a Enkidu con cuidado en el suelo e invocando nuevamente sus armas. Los soldados retrocedieron un poco sorprendidos al ver a un hombre de seis brazos, pero no escaparon—. Esto será igualito a Hyrule Warriors —soltó una fuerte carcajada lanzándose al combate.

La misión de Gilgamesh estaba clara en aquel momento, iba a evitar que más Hunos entrasen en el Templo y que así el grupo pudiese enfrentarse sin problemas a Andrei y Shan Yu.

Los ocho entraron al templo, que estaba tan vacío como hacía unos minutos cuando Ronin, Rebecca, Kousen, Hiro y Moguder habían salido de la cueva secreta que se conectaba con el templo. Tras un rato encontraron unas escaleras que ascendían hacia un segundo piso para acabar en un largo corredor de paredes blancas y columnas rojas con relieves de dragones azules que se enroscaban en éstas. Al fondo del pasillo había una puerta corrediza y no era complicado ver como un haz de luz que parecía provenir de algunas lámparas se filtraba por las rendijas de ésta. El silencio por parte de los acompañantes de los aprendices fue sepulcral, sabían de algún modo que alli estaban los causantes de todo; Shan Yu y Saavedra.

Feng fue el primero en mirar a todos pidiendo silencio con un simple gesto y avanzó en solitario hasta quedar junto a la puerta tratando de escuchar a los que se escondían en el templo. Con otro gesto pidió a Rei que se acercase colocándose en el lado contrario de la puerta, los dos se miraron entre sí hablando tan solo con miradas y movimientos de cabeza.

El más joven de los dos alzó una de sus manos con todos los dedos estirados y empezó a bajarlos uno a uno como en una cuenta atrás dando tiempo a los aprendices a que se preparasen para lo que fuesen a hacer. Atacar con todo lo que tenían... Sin embargo la puerta se abrió de golpe mostrando a Andrei, que con una mirada prepotente observaba a todos los presentes incluyendo a Rei y a Feng. Posiblemente ya sabía que estaban allí desde el principio.

Mirad a quien tenemos aquí —sonrió el aprendiz clavando sus ojos en Mulán y Fátima divertido. No les dijo nada, pero era obvio que por su mente circulaban pensamientos un tanto delicados para ambas, finalmente la mirada del Maestro de Bastión Hueco acabó en Shiva, cosa que provocó unas carcajadas en el gitano—. Incluso habéis traido a la diosa...

>>¿No te lo dije, Shan Yu? Mis predicciones siempre salen bien, sobre todo cuando trato con gente tan... predecible.

Desde la habitación surgió el líder de los Hunos con una amplia sonrisa que mostraba sus amarillentos dientes.

¿A qué esperas? Hazlo.

A eso iba, sí... —el varón sacó de su bolsillo un objeto que tal vez alguno de los presentes podría reconocer al momento pues había pertenecido al General Li: El collar de la lágrima.

Apuntó con él a Shiva provocando una extraña reacción en la mujer, cuyos ojos brillaron con intensidad.

Ahora yo soy tu amo, Shiva... —proclamó Andrei—. ¡Obedece!

Sin embargo el joven no vio venir lo que pasó a continuación. Shan Yu arrebató el collar de las manos de Andrei y lo pateó alejándolo varios metros y haciéndolo caer finalmente.

¿¡Pero qué crees que estás haciendo Shan Yu!? —exclamó el gitano recibiendo una mirada indiferente del Huno.

Mátalos a todos, esclava —ordenó mostrando el collar. Los ojos de Shiva volvieron a iluminarse y se volvieron contra su sacerdotisa.

Una daga de hielo rozó a Fátima provocando un corte en su mejilla. A la distancia que las separaba no habría fallado si de verdad estuviese siendo controlada por completo, la diosa estaba intentando resistirse al influjo de aquel extraño collar.

El Huno levantó la Espada de Loto con una de sus manos y con la otra agarró con fuerza el collar dentro de su puño para que nadie lo alcanzase. Feng y Rei se encararon al Huno, sin embargo ambos fueron repelidos de un solo tajo que los mandó volando, eso no hizo que se rindiesen, pero al menos sabrían que con solo dos personas no podrían derrotar al enemigo número uno de China.

La diosa empezó a flotar en el aire y varias estacas de hielo surgieron tras ella amenazando con ser lanzadas en cualquier momento contra los aprendices. Andrei se levantó del sitio rabioso e invocó un hechizo poderoso que lanzó contra el Huno, sin embargo Shan Yu ya estaba preparado para eso y bloqueó por completo la magia con su espada, que no dejó ni rastro del hechizo. Eso provocó la ira en el aprendiz, que convocó un nuevo hechizo para volverse invisible a los ojos de los demás. Por el momento Andrei no sería alguien del que preocuparse.

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¡Ha empezado el combate final, buena suerte!

Perdonad la tardanza y esas cosas. Tuve muy mala suerte últimamente y tal... u_u

He tenido que resumir varias rondas en una, así que siento mucho lo apresurado que ha quedado esta ronda (lo hice para compensar estas últimas semanas de retraso, sé que queda bastante mal, pero no pude hacerlo mejor)


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Sombra
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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor Suzume Mizuno » Jue Dic 18, 2014 3:31 am

Te daba por desaparecida

¡Más les había dado ella! Sin embargo no tenía aliento para responder y simplemente pudo sonreír.

¡Menuda alegría que nos dais! ¡Empezaba a temer que os había pasado algo!

¡Cuenta conmigo! Shan Yu debe pagar por lo que ha hecho, y en cuanto a Andrei... Digamos que tengo una cuenta personal con ese cabrito.
Fátima miró a Kousen y se percató de que había hablado muy en serio. No dijo nada. Pero Kousen no era el único que tenía algo personal con Andrei.

La diferencia entre ellos radicaba en que Fátima no quería verle. No quedaba otro remedio, sin embargo.

Nos vendría bien ser tantos como fuese posible, desde luego... Los Maestros están por ahí limpiando el sitio de hunos, así que ahora mismo les he perdido la pista.

Fátima masculló algo por lo bajo. ¿Por qué nunca estaban cerca cuando se los necesitaba? Pero no podían perder tiempo buscándolos. En medio de una batalla, quién sabía dónde estarían. Justo entonces Feng les advirtió a voz en grito de la presencia de los hunos.

¡Dejadmelos a mí! —exclamó Gilgamesh una vez Feng les alertó sobre los hunos, después de reunirse con una especie de perro verde. La verdad es que Fátima no tuvo mucho tiempo para prestar atención; no cuando estaba enfocada en recorrer el templo.

¡Ten cuidado!—gritó Fátima, echando a correr por el vestíbulo y alejándose de la entrada.

El camino estaba despejado, tanto que le puso los pelos de punta. Sus pisadas resonaban, ensordecedoras, en medio del silencio y comprendió que cualquiera podría escucharles acercarse. Pero tampoco tenían tiempo que perder y Fátima sabía que si se detenía, perdería parte del valor que había recuperado al reencontrarse con sus compañeros. Ahora que eran cuatro aprendices y una divinidad de su lado tenían muchas más posibilidades de lograr algo…

¡Aunque, como siempre, faltaban los Maestros!

Subieron apresuradamente por unas escaleras y después enfilaron por bonito corredor. De reojo, Fátima captó los diseños que había en las paredes, de hermosos tonos azulados que contrastaban con las rojas columnas, y se dijo que si salía viva tenía que detenerse a echar un buen vistazo. Si salía viva, claro. Todo había ido de mal en peor desde que puso un pie en China, de modo que no se sentía excesivamente optimista.

Cuando atisbaron el final del pasillo, Feng hizo un gesto a los demás para que redujeran el paso y se acercaran más despacio. Llave Espada en mano, contuvo el aliento y notó cómo el pulso le latía dolorosamente en las sienes. Esperó mientras Feng y Rei se aproximaban a la puerta y tragó saliva. Buscó la mirada de Mulán, preguntándose si estarían acostumbrados a este tipo de cosas. Rei comenzó una cuenta atrás y Fátima se puso en guardia, preparada para invocar un hechizo para proteger a sus compañeros en caso de que sus objetivos estuvieran al otro lado de la puerta.

O eso había pretendido hacer.

Pero entonces Andrei abrió la puerta de golpe. Y Fátima se quedó paralizada, incapaz de reaccionar.

Mirad a quien tenemos aquí.—Fátima pegó un respingo y un estremecimiento de asco la sacudió de arriba abajo cuando el aprendiz sonrió en dirección a ella y Mulán. Pero, para su alivio, su mirada resbaló y pasó de largo… Para detenerse sobre Shiva—. Incluso habéis traido a la diosa...¿No te lo dije, Shan Yu? Mis predicciones siempre salen bien, sobre todo cuando trato con gente tan... predecible.

Y antes de que ninguno de ellos pudiera reaccionar, un hombre robusto, no especialmente alto, pero que desprendía un aura de autoridad que la hizo retroceder un paso, abrumada. El cabello lacio le caía sobre los potentes hombros, y dos ojos amarillos rasgaban un rostro afilado y amenazante.

¿A qué esperas? Hazlo.

A eso iba, sí...

Andrei extrajo de un bolsillo un colgante en forma de lágrima. Fátima frunció el ceño cuando vio cómo apuntaba con el mismo hacia Shiva. ¿A qué estaba jugando…?


Ahora yo soy tu amo, Shiva... ¡Obedece!

«¡Qué…!»

Y sucedió lo inesperado. Shan-Yu arrancó el colgante a Andrei y apartó a este arreándole tal patada que lo lanzó al suelo.

¿¡Pero qué crees que estás haciendo Shan Yu!?

Mátalos a todos, esclava

Cuando se dio la vuelta acertó a ver los ojos resplandecientes de Shiva y reaccionó sin pensar, apartándose ligeramente a un lado. No fue lo suficientemente rápida. Lo supo. Esa daga de hielo tendría que haberle agujereado la cara. No lo hizo. E, inconscientemente, comprendió que Shiva había fallado a propósito. Fue lo único que consiguió comprender antes de que comenzara el combate y se acabara el tiempo para considerar qué demonios estaba sucediendo.

Shiva se elevó en el aire y comenzó a atacarles arrojando ráfagas de estacas de hielo. Fátima se arrojó a un lado para esquivarlos y rodó por el suelo antes de incorporarse ladrando la maldición más malsonante que se le vino a la cabeza. De reojo vio cómo Andrei se desvanecía y maldijo una vez más.

Recapituló a toda velocidad:

Estaban en un lío tremendo. Shiva les estaba atacando. Por orden de Shan-Yu. Que tenía un puñetero colgante salido de la nada.

En resumen: había que cargarse el colgante. Eso si Shiva no les mataba antes.

¡El colgante!—gritó a sus compañeros—. ¡Destruid el colgante! ¡Ahora!—Dicho esto invocó un Piro y exclamó—: ¡Aguante, no vamos a hacerle daño!—O eso esperaba—. ¡Feng, ayuda! ¡Hazla retroceder!—Si usaba sus flechas podían intentar arrinconar a Shiva, al menos un poco. Trató de rodear a la diosa, con el fuego todavía ardiendo en su mano y gritó—: ¡Mulán, ayúdame a arrinconarla y distraerla! ¡Rei, echa una mano a quien más lo necesite!—Si se veían en muchos apuros esperaba, sinceramente, que fuera a ellas.

De todas formas, con tres personas moviéndose a su alredor y atacándola, esperaba que Shiva se entretuviera lo suficiente para dar tiempo a los demás al menos a quitarle el colgante a Shan Yu. Fátima se concentraría por tanto en esquivar los ataques de Shiva —si podía— y dispararía el Piro cuando viera que la diosa iba a atacar a alguien. Después prepararía otro Piro y dispararía de nuevo. La idea era separar a Shiva todo lo posible de Shan-Yu y que no atacara a sus compañeros mientras estos se ocupaban del huno. Aunque, por supuesto, si alguno decidía echarale una mano sería una ayuda muy, muy bienvenida.

Justo entonces recordó dos cosas: que Andrei estaba rondándoles por algún lugar, aunque imaginó que querría a toda costa el colgante, y que algo le presionaba contra las costillas.

El aparatito de Ronin.

Le había dicho que lo usara para llamarle… Y que se apartara de él. No tenía ni idea de si haría alguna gilipollez o si sería algo… fuerte. Pero cualquier distracción le serviría. De modo que lo extrajo, apretó el botón y lo lanzó cerca de Shiva una vez se hubo asegurado de que no afectaría a nadie más que estuviera demasiado cerca. Acto seguido se alejó, haciendo un gesto a sus compañeros para que la imitaran.

Entre tanto, preparó un Piro + por si la triquiñuela no servía de nada. No quería herir a Shiva de gravedad, por si acaso recuperaba la consciencia y decidía que su sacerdotisa estaba mejor convertida en un cubito de hielo, pero tampoco pensaba dejarse destrozar. Si lo que había lanzado no conseguía entretener o dañar de alguna forma a Shiva, dispararía el piro.

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▪ Piro (HM) [Nivel 2] [Requiere Poder Mágico: 3]. Ataque básico de elemento Fuego. Proyectil ígneo lineal, con muy pocas posibilidades de producir quemaduras en el enemigo. X 2

▪ Piro+ (HM) [Nivel 15] [Requiere Piro; Poder Mágico: 16]. Proyectil de fuego más grande y lineal, con ciertas posibilidades de producir quemaduras y más potente. Sólo en caso de que el juguete de Ronin no sirva para nada ni despiste a Shiva
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¡Gracias por las firmas, Sally!


Awards~

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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor RedXIII » Sab Dic 20, 2014 2:07 am

Dejaron atrás a Gilgamesh y a Enkidu, MoguDer no podía dejar de sentir cierta preocupación por el animal, le había pillado un excesivo cariño, tal vez porque se veía ciertamente reflejando en aquella pequeña criatura.

Cruzaron el templo, vacío, hasta llegar a unas escaleras que daban al segundo piso, al fondo una puerta que permitía entrar a otra sala.

Kairi — susurró el aprendiz —Shang Yu es un temible adversario que tiene una espada mágica, ni se te ocurra encararte contra el — exhaló el humo del cigarro y dejo caer este al suelo, apagando la ceniza de un pisotón y sacando una caja de su bolsillo, era Grillo.

>>Detrás de esas puertas solo encontraremos dolor.



Y de golpe la puerta se abrió...




Mirad a quien tenemos aquí — Andrei, el misterioso aprendiz adivino de Bastión Hueco estaba junto al jefe de los Hunos, Shang Yu, tan solo verle hacía que la sangre de Hiro hirviera —. Incluso habéis traido a la diosa...

¿Aquella extraña mujer era una diosa? No podía creer que tal aliado estuviera entre sus líneas.

>>¿No te lo dije, Shan Yu? Mis predicciones siempre salen bien, sobre todo cuando trato con gente tan... predecible.

¿A qué esperas? Hazlo.

A eso iba, sí... — la gema, robada al general en el momento de su muerte, salió del bolsillo de aquel detestable chico y lo exhibió cual trofeo, apuntando a la diosa, no había que ser un lumbreras para entender que aquello no podía ser bueno.

Ahora yo soy tu amo, Shiva... ¡Obedece!

>>Ca-ga-da.

Lo ocurrido posteriormente fue tan extraño que solo podía ser una muestra de la maldad de aquel ser; Shang Yu arrebató el collar a Andrei y lo pateó para que se alejara de el.

¿¡Pero qué crees que estás haciendo Shan Yu!? .

Mátalos a todos, esclava .

Y el telón se reveló, aquel talismán no era más que una piedra capaz de controlar a la diosa, incluso en contra de su voluntad, pero era extraño que no la hubieran usado hasta aquel momento.

Cualquier intento de un ataque frontal era inútil contra aquel hombre, pues su espada le confería un gran poder ofensivo, y precisamente no mancaba de ello antes de obtenerla, y para añadir más presión se había unido un nuevo y poderoso enemigo, por suerte el chico de piel morena desapareció repentinamente.

¡El colgante, destruid el colgante! ¡Ahora!— Era un tiro imposible, pero... también era imposible que el ganara al dragón de hielo ¿No?

Bien pues — cogió una bala con los dientes y apuntó con su revólver a la mano del Huno —Metal Fire — los ojos del aprendiz se remarcaron, mostrando un aspecto feroz.

>>No puedes escapar de mi, Blanco Fijado.

La habilidad del aprendiz había sido activada, su puntería había mejorado y su objetivo era claro, la mano de Shang Yu, cargó la recámara y disparó, del cañón empezaron a brotar unas pequeñas llamas, rápidamente salió una bala un poco más grande que las demás con la punta naranja, era un disparo Kasai.

El Moguri se mostró bastante pasivo delante del aprendiz, esperaba cualquier indicio de que fueran a atacar a Hiro para poder pararlo con su cuerpo si hacía falta.

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▪ Grillo [Nivel 2]. Se dice que trae buena suerte. Nadie lo ha comprobado por el momento.
Su Objeto de Invocación es una jaula donde se recomida tenerlo encerrado para que no escape y se lleve con él, además, toda esa supuesta suerte.

▪ Blanco Fijado (HC) [Nivel 5] [Puntería: 7]. Aumenta la Puntería del usuario en 5 puntos y disminuye en un nivel el gasto en habilidades de arma de fuego. El usuario permanece inmóvil durante el uso de esta habilidad. Al desconcentrarse o moverse, sus efectos se anulan.

▪ Disparo Kasai(HM) [Nivel 6] [Requiere Poder Mágico: 3]. Pequeño disparo de fuego que al impactar provoca una explosión intensa y volátil. Consume una bala.

2+5+6-1 = 12

[Balas infinitas esta activado] (A no ser que también se reiniciara XD).
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No hagas click aquí, despertarás a la conejita.

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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor Kairi » Sab Dic 20, 2014 3:14 am

Después de la emotiva escena de Gilgamesh reencontrándose con su mascota, éste se quedó a la salida del templo para evitar que el ejército de Hunos que iban hacia allí se lo pusiera más difícil a los Aprendices. Sin más, todos entraron al templo.

Mientras avanzaban por los pasillos y estancias, Kairi notó que Hiro se acercaba a ella.

- Kairi - le susurró - . Shang Yu es un temible adversario que tiene una espada mágica, ni se te ocurra encararte contra el - dijo mientras tiraba el cigarrillo y sacaba una cajita.

- Ehh... Vale - la Aprendiza no dudó en hacerle caso a su compañero. Como supo anteriormente, el ejército de Hunos estaban armados con armas especiales que no eran propias de aquel mundo. Era de esperar que Shan Yu tuviera la más poderosa, asi que lo más sensato era no acercarse mucho a él.

Al llegar a la última habitación, las puertas se abrieron de golpe.

- Mirad a quien tenemos aquí - un hombre, que Kairi pensó que se trataba de Andrei al no tener rasgos ni ropas orientales, estaba justo detrás de la puerta - . Incluso habéis traido a la diosa...

Los temores de Kairi se apaciguaron un poco. Pensó que una diosa les daría la batalla por ganada o al menos les resultaría mucho más fácil ganarla. Incluso podría ocuparse ella sola si quisiera.

- ¿No te lo dije, Shan Yu? Mis predicciones siempre salen bien, sobre todo cuando trato con gente tan... predecible.

Al fondo de la habitacion estaba Shan Yu, un hombre chino bastante corpulento y con una mirada perversa que sonreía maliciosamente. Kairi sintió un escalofrío y a Awa-chan se le erizó el pelo del lomo.

- ¿A qué esperas? Hazlo.

- A eso iba, sí... - el tal Andrei sacó de su bolsillo un colgante con forma de lágrima y lo dirigió hacia la diosa Shiva.

- Ahora yo soy tu amo, Shiva... ¡Obedece!

Pero ocurrió algo que nadie de la sala, ni el propio Andrei, esperaban. Shan Yu le quitó el collar al joven y lo mandó lejos de una patada.

- ¿¡Pero qué crees que estás haciendo Shan Yu!?

- Mátalos a todos, esclava.

De inmediato, Shiva se giró contra los Aprendices, dispuesta a atacar. Los temores de Kairi volvieron a aparecer. ¿Cómo esperaban luchar contra una diosa? No podían. La unica oportunidad que tenían de vencer era destruir ese colgante.

- ¡El colgante! ¡Destruid el colgante! ¡Ahora!

No hacía falta que Fátima gritara, ya todos se habrían percatado de ello. Kairi se preparó para lanzar Perla a una distancia en la que el proyectil alcanzara a Shan Yu y luego correr para que éste no pudiera alcanzarla. Todo esto como medida de distracción para que Hiro no fallara el ataque que estuviera preparando.

- Awa-chan, ya sabes qué hacer. Ten cuidado - ordenó a su mascota. El gato usó la misma táctica que Kairi, pero con un Cañón Awa. Después de todo esto, se apartaría de la cosa que le había tirado Fátima a Shiva para... lo que quiera que fuera a hacer.
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El Viernes 26 a las 20 fui al hipercor para compra un juego por el cumple de un amigo y en el msn deje un automensaje que era "En El Hipercor" , en esos momentos Habimaru cerro el chat y se creo una multiconversacion de 7 o 8 personas del foro para hablar , cada minuto aparecía mi gracioso automensaje con el icono del tio feliz , cuando llegue y comente estaban todos En El Hipercor , uno en el carrefour pero bueno , al dia siguiente en el chat la frase mítica aparecía cada poco En El Hipercor y ya esta es la historia del Hipercor que tanta gente me pregunta XD ( Se le ha parecido buena o vivió esto ponérselo como firma.


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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor Sombra » Sab Dic 27, 2014 3:26 am

Fátima, Mulán y Feng se encararon a la Diosa. Por suerte la muchacha sabía de sobra que el poder de Shiva residía en el hielo entonces, obviamente su punto débil era algo capaz de derretir sus ataques: Fuego.

Cuando las estacas de hielo salieron disparadas contra los tres saltaron a un lado evadiendo sin demasiados problemas el ataque y Fátima contestó con un Piro, Feng y Mulán no se hicieron de rogar atacando con arco y espada respectivamente. Lograron frenarla y más cuando Fátima lanzó el objeto de Ronin que sí tuvo su utilidad.

El objeto (que resultó ser un cohete artificial que salió disparado contra la diosa) dañó a Shiva haciéndole varias quemaduras mientras se veían cientos de luces de colores que iluminaban todo el lugar sin embargo no estaba tan herida ni mucho menos, era una diosa al fin y al cabo. Sus heridas se cubrieron con escarcha sanando casi al instante todo el daño que acababa de recibir.

Y claramente respondió a sus ataques con otro. Numerosas estacas de hielo se dispararon contra Mulán, Feng y Fátima y ésta vez no pudieron esquivarlos. Pudieron evadir muchas de ellas o incluso bloquearlas, pero al final varias llegaron a impactar en ellos, en concreto una en el brazo de Feng (algo que afectaría a su puntería) otra en el costado de Mulán y por último una que se había clavado en el muslo de la aprendiza.

Por otro lado Kousen lanzó Libra, la magia analizó al guerrero y empezó a correr en dirección a Shan Yu mientras Kairi lanzaba un Perla, Awa un Cañón Awa e Hiro su Disparo Kasai...

El problema fue que no sirvió de nada. Todos los ataques mágicos se deshicieron sin ni siquiera provocar daño al hombre, que sonrió triunfante mientras veía a Kousen correr hacia él. El aprendiz utilizó su Paso Destellante colocándose a espaldas del hombre y logrando atacarle, aunque no fue un daño demasiado grande para él.

Shan Yu agarró la cabeza del aprendiz levantándolo en el aire y estrujándosela, alzó su espada y la hundió en su hombro derecho mientras sonreía para luego lanzarlo como un muñeco de trapo contra Kairi, que cayó al suelo por el impacto.

¿¡Esto es todo lo que China puede ofrecer!? —gritó el guerrero enfurecido—. ¿¡Unos débiles niñatos!?

Fue su perdición no recordar a Andrei, pues un nuevo tajo por la espalda lo dañó también, aunque el simple hecho de entrar en contacto con su cuerpo anuló por completo su habilidad de invisibilidad.

El Maestro dio un salto hacia atrás alejándose de un espadazo que por poco le corta a la mitad y lo miró con aires de superioridad.

Devuelve eso, Shan Yu y perdonaré tu traición —señaló a la mano del guerrero—. Aún estás a tiempo de redimirte.

¡No necesito niños como vosotros que ni siquiera conocen el placer de cortar a un enemigo!

Que así sea —asintió—. Arrancaré el colgante de tus manos muertas.




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Acciones acordadas con Kousen

¿Andrei se vuelve aliado?


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Fátima
VIT: 22/32
PH: 40/42

Hiro:
VIT:28/28
PH:20/26

Kairi:
VIT: 17/22
PH:17/20

Kousen:
VIT:2/26
PH:17/26

Awa:
VIT: 10/10
PH: 3/6


Datos de Shan Yu, solo conocidos por Kousen.
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Nvl: 26
PH: 52/52
VIT: 99/120

Arma:
▪ Espada de Loto
Fuerza: +6
Magia: +0
Bonificación: Inmunidad a Magia

▪ Autoéter + (HM) [Nivel X]
El usuario recupera 5 PH cada turno.

▪ Embestida (HC) [Nivel 18] [Requiere Fuerza: 18; Velocidad: 13; Resistencia: 15]. Arremete rápidamente contra el rival, golpeando de frente fuertemente. Puede causar aturdimiento.

???

???

???

Información:

Fuerza y Combate con Armas Blancas a nivel de un Maestro. Nula magia, reflejos medios, elasticidad media, velocidad media.


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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor Suzume Mizuno » Mar Dic 30, 2014 4:52 am

Estaban jodidos. Completa y remetadamente jodidos. Daba igual cuánto daño le hicieran, Shiva se regeneraba a una velocidad ridícula.

Eso era lo único en lo que podía pensar Fátima mientras esquivaba los carámbanos de Shiva, con el corazón a punto de reventarle en medio del pecho —y de ahorrarle una agotadora lucha que, de todas formas, no parecía que fueran a ganar—. Entonces una le atravesó la pierna. Fátima gritó y trastabilló. La visión se le nubló por un instante mientras latigazos de dolor le ascendían por todo el cuerpo. Pero el miedo y el instinto de supervivencia prevalecieron. Se arrancó como pudo la estaca y volvió a rodar por el suelo. Cuando se incorporó vio, con horror, que tanto Mulán como Feng salían heridos.

Echó un vistazo a su alrededor para comprobar qué estaba sucediendo. Y el alma se le cayó a los pies.

Shan-Yu no sólo rechazó los ataques mágicos de sus compañeros, sino que se los devolvió. Kousen aplastó a Kairi, arrojado por el líder de los hunos, que bramó:

¿¡Esto es todo lo que China puede ofrecer!? ¿¡Unos débiles niñatos!?

Y, entonces, apareció. Se había olvidado por completo de él, ocupada como estaba en sobrevivir. Pero Andrei seguía ahí, y quería tanto como ellos el colgante. Por un instante no comprendió por qué había aparecido, por qué motivo se había deshecho del hechizo que lo protegía.

A menos que…

Devuelve eso, Shan Yu y perdonaré tu traición . Aún estás a tiempo de redimirte.

¡No necesito niños como vosotros que ni siquiera conocen el placer de cortar a un enemigo!

Que así sea. Arrancaré el colgante de tus manos muertas.


No, no. Ni hablar. No podía permitir que Andrei lo cogiera. Y no le cabía duda de que sería un buen adversario para Shan Yu. Más que ellos, al menos. Miró hacia Shiva y entonces gritó:

¡Entretenedla! ¡Cubridme! ¡Rei!

Y echó a correr, tan rápido como pudo, hacia Andrei y Shan Yu, esperando que Rei, o incluso Mulán o Feng, o cualquiera de sus compañeros, comprendieran que se la estaba jugando y la ayudaran a abrirse camino. Cuando se encontró a una distancia prudente, frenó y realizó un Blanco fijado. A continuación, arrojó un Tiro mortífero directo contra el brazo en el que Shan Yu sostenía el colgante.

Volvió a correr y saltó sobre la cresta de un Oleaje; se arrojaría sobre quien tuviera el colgante, fuera Shan Yu o Andrei —si es que con suerte había conseguido arrancárselo de las manos al primero—. Y si no lo tenía nadie, aprovecharía el impulso de la ola para arrojar la misma contra cualquiera de los dos que estuviera más cerca y se lanzaría sobre el collar.

Ojalá que sus amigos pudieran echarle una mano, porque si no...

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▪ Blanco Fijado (HC) [Nivel 5] [Puntería: 7]. Aumenta la Puntería del usuario en 5 puntos y disminuye en un nivel el gasto en habilidades de arma de fuego. El usuario permanece inmóvil durante el uso de esta habilidad. Al desconcentrarse o moverse, sus efectos se anulan.

▪ Tiro mortífero (HC) [Nivel 15] [Requiere Puntería: 13]. Lanza el arma hacia los enemigos, siendo capaz de causar aturdimiento.

▪ Oleaje (HC) [Nivel 15] [Requiere Poder Mágico: 15, Elasticidad: 15] El usuario crea una ola de agua que no sólo le permite desplazarse a gran velocidad alrededor de un enemigo, sino que embiste con la misma.
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¡Gracias por las firmas, Sally!


Awards~

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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor RedXIII » Dom Ene 04, 2015 3:34 pm

Nnguno de los ataques llegó a tocar al Huno, a excepción del de Kousen.

No me jodas ¿Inmunidad a proyectiles? — Suspiró —No quería hacerlo, pero...

El aprendiz enfundó su revólver, tiró el cigarrillo ya consumido al suelo y observó el frenesí de su compañera por arrebatar el colgante al Huno.

El aprendiz solo tenía una opción; Invocar su llave espada.

Kairi, sigueme, Mogu, cleptomanía — Cleptomanía era la forma con la cual se decían que había que obtener el objeto a toda costa.

MoguDer se fue corriendo hacia un lado mientras Hiro corría hacia Shang Yu e invocaba su llave espada, su intención era hacer chocar ambas armas y así evitar que la usara para defender su mano, pero seguramente no tenía suficiente fuerza para aguantar mucho, así que necesitaba que Kairi hiciera lo mismo y mantuviera la espada del Huno ocupada.

Mientras el moguri se acercó todo lo que pudo a la mano del Huno y saltó hacia ella mientras abandonaba su fiera forma para volver a ser un moguri y así usar su látigo para golpearla, si no la abría usaría sus patas para abrirla el mismo y que así Fátima, la cual venía hacia el surfeando, cogiera el colgante.
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No hagas click aquí, despertarás a la conejita.

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Oh, no, hiciste, click, has despertado a la conejita.

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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor Kairi » Dom Ene 04, 2015 5:41 pm

Todos los ataques a distancia habían fallado. Por si fuera poco, Shan Yu lanzó a Kousen contra Kairi y esta cayó al suelo dolorida.

- Ag... ¿y ahora que vamos a hacer? - murmuró mientras se levantaba. Kairi era buena en ataques mágicos a distancia. Si le quitaban eso, poco podría hacer.

Entonces vio que Hiro sacaba su Llave Espada. La verdad es que era la única forma de hacer frente a Shan Yu: luchar cuerpo a cuerpo.

- Kairi, sigueme, Mogu, cleptomanía - le indicó.

Hiro empezó a luchar contra Shan Yu, evidentemente era una estrategia para mantenerle ocupado mientras MoguDer trtaaba de robar el colgante. Pero no podría hacerle frente solo. Kairi fue rápidamente hacia Shan Yu con su espada Butterfly e hizo la misma táctica que Hiro.

- Awa-chan, ya sabes que hacer - le indicó a su mascota. Awa-chan corrió veloz hacia Shan Yu para distraerlo también mientras Kairi intercambiaba espadazos con él. Esperaba que MoguDer se diera prisa en conseguir el colgante para que todo acabara de una vez.
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El Viernes 26 a las 20 fui al hipercor para compra un juego por el cumple de un amigo y en el msn deje un automensaje que era "En El Hipercor" , en esos momentos Habimaru cerro el chat y se creo una multiconversacion de 7 o 8 personas del foro para hablar , cada minuto aparecía mi gracioso automensaje con el icono del tio feliz , cuando llegue y comente estaban todos En El Hipercor , uno en el carrefour pero bueno , al dia siguiente en el chat la frase mítica aparecía cada poco En El Hipercor y ya esta es la historia del Hipercor que tanta gente me pregunta XD ( Se le ha parecido buena o vivió esto ponérselo como firma.


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Kairi
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Re: [Tierra de Dragones] El invierno (III)

Notapor Sombra » Mar Ene 06, 2015 10:23 pm

¡Entendido! —exclamó Rei cuando Fátima decidió encararse a Shan-Yu. Estaban en una situación muy desfavorable pues pronto iniciaría una pelea a tres bandos, por un lado estaba Andrei, por otra el Huno y por la otra los propios aprendices y el ejército Chino.

Rei, Mulán y Feng cubrieron a Fátima lanzándose a la vez contra la diosa dejando vía libre a la joven.

El tiro mortífero junto al blanco fijado le permitió acertar de pleno desorientando al Huno, que soltó el colgante. Andrei cogió al vuelo el objeto y Shiva dejó de atacar unos intantes al haber perdido a su amo. La aprendiza no se detuvo ahí e invocó un Oleaje que se lanzó contra todo lo que había por delante.

Kairi, Hiro, Awa (que habían decidido meterse en medio por algún misterioso motivo), Shan Yu y Andrei se vieron golpeados por la potente ola, la lágrima de hielo fue arrastrada por la corriente y... se rompió.

La joya impactó con una enorme fuerza contra una pared fragmentándose en dos, una luz azulada que desprendía el objeto les cegó y Shiva empezó a gritar de dolor viéndose debilitada al instante... Pero al menos había dejado de atacarles.

Tanto Shan Yu como Andrei se pusieron en pie furiosos viendo lo que pasaba, ya no había modo de controlar a la Diosa, era imposible. Mulán no perdió el tiempo y con un grito de guerra se abalanzó contra el huno hundiendo en él su espada... Shan Yu cayó al suelo sangrando con gran abundancia como si no pudiese creer lo que acababa de pasar, Saavedra miró furioso al grupo, pero no les atacó, ya no merecía la pena, estaba todo perdido para él. Los planes que había hecho durante aquellos dos años se habían ido al traste, pero ya no merecía la pena pelear por algo perdido y eso él lo sabía. El Maestro se desvaneció volviéndose invisible nuevamente y tan solo pudieron escuchar unos pasos acelerados huyendo de escena.

La Diosa se aproximó al Huno portando una daga de hielo. Estaba realmente débil, pero todavía podía acabar con él para siempre o eso creyó. Con un último esfuerzo el líder de los Hunos alzó su espada atravesando a Shiva... Una espada que cortaba magia y sí, acababa de cortar a un ser puramente mágico. La daga de hielo se derritió y Shiva se precipitó al suelo cayendo de rodillas con los ojos abiertos como platos, todo el ambiente se volvió frío y el suelo empezó a temblar. Los gritos de los Chinos y los Hunos se escucharon incluso dentro del templo, estaban huyendo de algo... Pero no pudieron escapar de ello, la avalancha se llevó a todos por delante destruyendo todo a su paso. Del templo de Xiang no quedaron ni los cimientos.

***


Las horas habían pasado, o tal vez los días. Era imposible saberlo. Hiro, Kousen, Kairi y Fátima estaban encamados en una especie de pequeña cabaña. Se sentirían sin duda desorientados pues para ellos hacía unos segundos estaban dentro del templo con Mulán y los otros. El cuerpo les dolía y con razón pues muchos de sus huesos se habían hecho pedazos, aunque por suerte la magia hacía milagros con esas cosas.

No era importante como era la cabaña, era humilde y tenía poca decoración aunque sí pudieron reconocer el símbolo de los caballeros de la llave espada en cuadros.

Tan solo Ronin estaba allí, recostado en una silla contra una de las paredes de madera dormido, aunque bajo su único ojo se podían ver unas horribles ojeras. Si se fijaban bien verían que Rebecca también estaba durmiendo en una cama algo más apartada que la de los aprendices, pero allí estaba.

En cuanto el primero de los aprendices se levantó las tablas crujieron despertando al Maestro de Maestros que dio un salto poniéndose en pie y mirando ilusionado al aprendiz.

¡Ahá! Sabía que lo conseguiríais —exclamó contento—. Nos tuvisteis muy preocupados, tardamos casi dos días enteros en encontraros entre las toneladas de nieve que cayeron sobre el campo de batalla —comentó el hombre.

>>¿Cómo os encontrais? Rebecca y yo utilizamos toda nuestra magia curativa para traeros de vuelta, cuando os encontramos estábais prácticamente muertos.

Ronin se rascó el cabello y esperó la respuesta.

En fin, Rei y Feng están bien. Han vuelto con el ejército Chino y... Tenemos buenas y malas noticias. Lo bueno es que China ha ganado la guerra, hemos confiscado todas las armas y haremos que Andrei pague por sus crímenes ya que tenemos pruebas a nuestro favor, la mala es que China cree que ese malandrín fue lo que les llevó a la victoria así que lo ven como un héroe. No se ha encontrado el cuerpo de Shan-Yu, pero creemos que ha muerto aplastado en la avalancha y sobre Mulán...

>>Es muy probable que haya muerto también. Han pasado seis días desde la avalancha y no hemos encontrado ni rastro de ella. Si Rayim estuviese vivo la habría encontrado en un abrir y cerrar de ojos...

El Maestro suspiró apenado y puso su mano sobre el hombro de uno de los aprendices recién levantados.

No tenemos mucho más que hacer aquí así que nos volvemos a casa. ¿Alguna pregunta?

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Esta es ya la última ronda así que podéis aprovechar para preguntarle a Ronin cualquier cosa que no haya quedado clara o que queráis saber.


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Las puntuaciones pueden tardar un poco más, pero confío con que como muy tarde las tenga para el día 12
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El fin del invierno

Notapor RedXIII » Sab Ene 10, 2015 4:50 am

Un brusco torrente de agua arrastró al aprendiz, había conseguido su objetivo...

...nieve...


Todo se volvió oscuro sin poder evitarlo ¿Era su fin? Bajo grandes cantidades de nieve se encontraba inconsciente, junto a sus compañeros, junto a sus aliados, junto a su enemigo, tan impotente y tan indefenso.

***


Un jardín se extendía hasta lo más lejos que podía llegar su visión, casi parecía infinito. Las flores lucían un aspecto encantador mientras su delicado perfume embriagaba el lugar, y en medio una delicada mesa blanca con una sombrilla clavada en el centro y una silla a juego.

Vaya ¿Ya te has despertado? — Un hombre de aspecto vigoroso y con una larga melena roja se hallaba al lado de la mesa, podando un pequeño árbol que parecía un bonsái —¿Quieres sentarte y tomar unas pastas con té? Las hice yo, están muy buenas, recién horneadas — Su cara era tapada por una curiosa máscara de arcilla, dejando solo ver sus ojos.

Seguramente te preguntas quien soy yo, o donde estas — Dejó tanto el bonsái como las tijeras de podar a un lado de la mesa —¿No quieres probar el té? Me ha quedado bastante suave — Comentó mientra se sentaba en la silla.

Bueno, esto es complicado de entender; Estas muerto — Aguardó unos segundos a ver la reacción del aprendiz, pero simplemente no hizo nada, siquiera se movía del suelo —Es broma, es broma, aunque te mueves poco — Comentó mientras sorbía delicadamente el té.

Observó detenidamente al híbrido, silencioso, con una mirada que le penetraba el corazón y el alma, una mirada que no veía desde hacía mucho y que no recordaba.

Ah, ya veo, así que bajo la nieve, bueno, si te sirve de consuelo te regalo este jardín — Se levantó del lugar dejando la taza de té vacía —Consideralo tu jardín secreto, ven cuando necesites pensar, solo tienes que visualizarlo en la mente.

Saluda a ese loco Moguri de mi parte, dile que soy un fantasma del pasado. Ah, por cierto...

Una aterradora máscara kabuki se presentó ante la cara del aprendiz, volviendo el cálido cielo de un color oscuro.

Despierta.



***


¿Había sido un sueño?


Un sobresaltado y sudoroso Hiro se levantó bruscamente, su pelo, suelto, se posaba sobre su exaltada mirada y su cuerpo vendado.

¡¿Que ha pasado, donde estoy, que era ese jard...?! — Antes de que pudiera decir nada más un tremendo dolor recorrió su cuerpo dejando soltar un sonoro grito, debía tomárselo con calma, había sufrido bastantes heridas.

¡Ahá! Sabía que lo conseguiríais, nos tuvisteis muy preocupados, tardamos casi dos días enteros en encontraros entre las toneladas de nieve que cayeron sobre el campo de batalla .

>>¿Cómo os encontráis? Rebecca y yo utilizamos toda nuestra magia curativa para traeros de vuelta, cuando os encontramos estabais prácticamente muertos.

Me...duele todo...

En fin, Rei y Feng están bien. Han vuelto con el ejército Chino y... Tenemos buenas y malas noticias. Lo bueno es que China ha ganado la guerra, hemos confiscado todas las armas y haremos que Andrei pague por sus crímenes ya que tenemos pruebas a nuestro favor, la mala es que China cree que ese malandrín fue lo que les llevó a la victoria así que lo ven como un héroe. No se ha encontrado el cuerpo de Shan-Yu, pero creemos que ha muerto aplastado en la avalancha y sobre Mulán...

>>Es muy probable que haya muerto también. Han pasado seis días desde la avalancha y no hemos encontrado ni rastro de ella. Si Rayim estuviese vivo la habría encontrado en un abrir y cerrar de ojos...

No tenemos mucho más que hacer aquí así que nos volvemos a casa. ¿Alguna pregunta?

Se tomó con calma la situación mientras cogió el último cigarrillo que le quedaba en la pitillera y con un fuerte temblor intentaba encenderlo.

¿No ha visto a una pequeña lagartija roja... mientras me rescataba? — Preguntó el aprendiz notando la desaparición de su apreciado compañero.

Por cierto...

¿Donde esta MoguDer?.


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Soy una patata
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