Re: Ronda 13
Publicado: Jue Nov 27, 2014 7:02 pm
Todo parecía ir bien para nosotros cuando empezamos nuestro plan, pero el problema fue que incluso utilizando nuestros mejores recursos no habíamos tenido ni una oportunidad contra ellos. El hombre tortuga parecía estar en su elemento, lo que le había permitido lanzar una enorme magia de agua que nos arrastró a todos. Me enganché contra unas de las raíces con las piernas viéndome atrapado. La presión del agua era potente y era imposible luchar contra ella, tampoco podía siquiera respirar y cada vez que creía alcanzar la superficie y daba una bocanada de aire tan solo podía tragar agua. Fue una sensación angustiosa, pues no podía hacer nada para escapar en aquel momento. Perdí las fuerzas al final y mientras mi visión se volvía negra me dejé arrastrar.
Tuve que vomitar una gran cantidad de agua cuando recobré la consciencia. Tosí con violencia durante casi un minuto entero antes de poder empezar a levantarme con gran dificultad. Apoyé mi rodilla en el suelo y miré mi situación: Herido, lleno de moratones... Había tenido momentos mejores, eso estaba claro.
El precioso verdor y la luminiscencia de la que las plantas gozaban había desaparecido dando lugar a destrucción y muerte. Las raíces estaban rotas por culpa de aquella ola gigante que nos había golpeado.
Había una luz en la distancia, la de un potente foco que alguien apoyado en las raíces sostenía y al igual que yo... Él observaba (o eso pensé) el lugar donde antes había estado el cristal.
—Buen trabajo —dijo la silueta con un tono de vozque fue como un puñal en el pecho para mí—.Al menos habéis salido con vida. No habríais tenido tanta suerte si Higashizawa no hubiera hecho de cebo. —el alcalde de Ciudad de Paso nos apuntó con su linterna—. Tenéis que marcharos. He enviado a Higashizawa al Refugio, pero pronto ni ese lugar será seguro. Los Villanos Finales han tomado el mundo. Os están buscando. —informó para posteriormente suspirar—. Ciudad de Paso está en sus manos. Hasta hemos perdido el Cristal.
»Se acabó.
—Mierda... —golpeé con mi puño el suelo lleno de rabia e ira. ¿Y ahora qué? ¿Qué iba a pasar con Ciudad de Paso? No podía acabar todo así, debía haber una manera todavía de solucionar lo que habíamos hecho mal—. ¿¡Y a que estamos esperando a ir a por ellos!? —rugí a Kitaniji con indignación. No contestó, se giró sin siquiera decir una palabra y caminó como un muerto en vida.
Fue difícil mirar porque sabía que habíamos fracasado en algo muy grande y que influía a todo un mundo. Suspiré resignado y me llevé la mano a la cabeza. Miré a Saxor y Hana un instante antes de empezar a caminar. En aquel momento estaba demasido débil como para siquiera tener ganas de pelear y sabía de sobra que una batalla de desgaste era problemática ya que recibiría grandes heridas aunque lograse acabar con ambos lo cual se resumiría en mi muerte.
Poco a poco las raíces morían y caían al suelo pudriéndose a gran velocidad hasta casi desaparecer por completo. Parecía que el cristal era de una manera u otra lo que daba vida a aquellas plantas y sin él todo se marchitaba en aquel lugar.
Subimos las escaleras, no dije ni una palabra. Tosí nuevamente cuando llegamos a una planta llena de humo (la planta baja del ayuntamiento) donde la chica rubia vigilaba con cierto nerviosismo.
—Los Sincorazón se han ido. Y esos tipos tan raros han ido arriba y todavía no han bajado.
—Es el momento —dijo el alcalde mirándonos a todos—. Debéis marcharos cuanto antes u os atraparán. Nosotros también deberíamos irnos. Este lugar ya no es seguro.
—¿Qué es lo que haréis ahora? —pregunté con un deje de preocupación—. ¿A dónde iréis? —pero al final acabé explotando:
>>¿¡Por qué no dejasteis venir a mis Maestras!? Ellas lo habrían podido solucionar, ¿a qué viene ese tonto orgullo? Así solo has conseguido que unos aprendices consiguieran cagarla. Nosotros hemos fallado la misión, pero ha sido tu culpa por no habernos dejado actuar como debíamos en una situación de este calibre.
Señalé a Kitaniji enfadado. Era nuestra culpa haber perdido el cristal, no iba a negar eso y cuando llegase a Bastión Hueco aceptaría cualquier castigo por mi ineptitud, pero eran ellos en primer lugar los que no nos habían dejado ayudarles enviando a alguien que fuese verdaderamente fuerte.
Tuve que vomitar una gran cantidad de agua cuando recobré la consciencia. Tosí con violencia durante casi un minuto entero antes de poder empezar a levantarme con gran dificultad. Apoyé mi rodilla en el suelo y miré mi situación: Herido, lleno de moratones... Había tenido momentos mejores, eso estaba claro.
El precioso verdor y la luminiscencia de la que las plantas gozaban había desaparecido dando lugar a destrucción y muerte. Las raíces estaban rotas por culpa de aquella ola gigante que nos había golpeado.
Había una luz en la distancia, la de un potente foco que alguien apoyado en las raíces sostenía y al igual que yo... Él observaba (o eso pensé) el lugar donde antes había estado el cristal.
—Buen trabajo —dijo la silueta con un tono de vozque fue como un puñal en el pecho para mí—.Al menos habéis salido con vida. No habríais tenido tanta suerte si Higashizawa no hubiera hecho de cebo. —el alcalde de Ciudad de Paso nos apuntó con su linterna—. Tenéis que marcharos. He enviado a Higashizawa al Refugio, pero pronto ni ese lugar será seguro. Los Villanos Finales han tomado el mundo. Os están buscando. —informó para posteriormente suspirar—. Ciudad de Paso está en sus manos. Hasta hemos perdido el Cristal.
»Se acabó.
—Mierda... —golpeé con mi puño el suelo lleno de rabia e ira. ¿Y ahora qué? ¿Qué iba a pasar con Ciudad de Paso? No podía acabar todo así, debía haber una manera todavía de solucionar lo que habíamos hecho mal—. ¿¡Y a que estamos esperando a ir a por ellos!? —rugí a Kitaniji con indignación. No contestó, se giró sin siquiera decir una palabra y caminó como un muerto en vida.
Fue difícil mirar porque sabía que habíamos fracasado en algo muy grande y que influía a todo un mundo. Suspiré resignado y me llevé la mano a la cabeza. Miré a Saxor y Hana un instante antes de empezar a caminar. En aquel momento estaba demasido débil como para siquiera tener ganas de pelear y sabía de sobra que una batalla de desgaste era problemática ya que recibiría grandes heridas aunque lograse acabar con ambos lo cual se resumiría en mi muerte.
Poco a poco las raíces morían y caían al suelo pudriéndose a gran velocidad hasta casi desaparecer por completo. Parecía que el cristal era de una manera u otra lo que daba vida a aquellas plantas y sin él todo se marchitaba en aquel lugar.
Subimos las escaleras, no dije ni una palabra. Tosí nuevamente cuando llegamos a una planta llena de humo (la planta baja del ayuntamiento) donde la chica rubia vigilaba con cierto nerviosismo.
—Los Sincorazón se han ido. Y esos tipos tan raros han ido arriba y todavía no han bajado.
—Es el momento —dijo el alcalde mirándonos a todos—. Debéis marcharos cuanto antes u os atraparán. Nosotros también deberíamos irnos. Este lugar ya no es seguro.
—¿Qué es lo que haréis ahora? —pregunté con un deje de preocupación—. ¿A dónde iréis? —pero al final acabé explotando:
>>¿¡Por qué no dejasteis venir a mis Maestras!? Ellas lo habrían podido solucionar, ¿a qué viene ese tonto orgullo? Así solo has conseguido que unos aprendices consiguieran cagarla. Nosotros hemos fallado la misión, pero ha sido tu culpa por no habernos dejado actuar como debíamos en una situación de este calibre.
Señalé a Kitaniji enfadado. Era nuestra culpa haber perdido el cristal, no iba a negar eso y cuando llegase a Bastión Hueco aceptaría cualquier castigo por mi ineptitud, pero eran ellos en primer lugar los que no nos habían dejado ayudarles enviando a alguien que fuese verdaderamente fuerte.
Spoiler: Mostrar