Re: [Villa Crepúsculo] Las siete maravillas
Publicado: Vie Nov 14, 2014 12:40 am
El viaje del tren empezó con normalidad; nada fuera de lo común. Pero para mi desgracia, unos instantes más tarde adquirió una velocidad que me obligó a sujetarme para no salir disparada.
Miré por la ventanilla unos instantes para comprobar que un tren exactamente igual estaba a punto de colisionar con el nuestro. Fantástico. Bendito momento en el que pillé el tren. Volví a cerrar los ojos, pensando que así sufriría menos durante el choque, pero la voz de uno de los dos chicos me hizo abrirlos de nuevo.
―¡¿Eh?! ¿De dónde has salido?
Me froté los ojos, sin creerme realmente lo que estaba viendo. ¡Era Enok! ¿Cómo era aquello posible? Antes de que yo pudiese levantarme para ir a su lado, el se sentó junto a mí. Me giré levemente para poder verle. Sentí un alivio enorme al saber que estaba ahí. Suspiré.
—Lo siento...—susurró.
Y entonces, se me encogió el corazón. Miré al chico a los ojos, notando en ellos aquella pizca de preocupación que posiblemente también expresasen los míos. Por primera vez en bastante tiempo, noté como se sentía aquello de que alguien se preocupase por ti. Y era tan maravilloso. Ojalá pudiese haberle explicado lo mucho que me preocupaba no volver a verle y haber fallado la misión. Pero no era el momento adecuado, y tampoco me atreví.
—No tienes que sentirlo… —sonreí levemente—. No fue culpa tuya.
El vagón no tardó en detenerse, y los otros dos chicos bajaron. Sin embargo, justo antes de que ambos nos marchásemos, Enok volvió a dirigirme la palabra.
—No sé que está pasando aquí... Y-Ya sa-sabes... Esta gente...—comentó, haciendo referencia a aquellos dos.
—Lo sé —asentí con la cabeza, dándole la razón—. No me dan buena espina.
Cuando salimos del tren, pude observar dónde nos encontrábamos. Era una isla flotante, dónde lo más impactante era una torre con el mismo diseño de estrellas que el tren. Empecé a pensar que aquello no era tan adorable como en un primer momento había opinado. Ya era bastante cateto.
Y sin embargo… ¿Cómo era posible que nunca hubiese llegado hasta ahí? Yo, que había pasado mi vida en la Villa. O bueno, lo que recordaba de ella.
Vi como Enok se acercaba a los otros dos. Yo hice lo mismo, pero me quedé detrás de él; de alguna manera me sentía más segura.
—Voy a dejar las cosas claras. No buscamos pelea, ¿de acuerdo? Hemos venido a investigar esto. Si tenéis algún problema, podemos solucionarlo cada uno por su lado, o un combate, lo que más os guste.
Instintivamente, eché mano a la pistola de mi bolsillo, pero no llegué a sacarla. Mi compañero tampoco reaccionó al respecto, así que supuse que no les daría el placer de luchar o de pelear; Enok parecía tener otro tipo de carácter. Pero yo estaba preparada por si alguno de los dos en algún momento intentaba hacer algo; quizás no podría atacar con la Llave, ni tenía la fuerza suficiente como para vencerlos, pero disponía de algunas balas y tenía claro que ayudaría a mi compañero.
—Descuida.
La aparición de una Llave Espada en manos del mayor de los dos, confirmó mis sospechas; eran del bando contrario. Era mejor alejarse de allí y no buscar pelea. De todas maneras no nos importaban; por lo menos no si no interferían en los planes. Así que dispuesta a no volver a perder de vista a Enok, lo seguí a dondequiera que fuese.
Miré por la ventanilla unos instantes para comprobar que un tren exactamente igual estaba a punto de colisionar con el nuestro. Fantástico. Bendito momento en el que pillé el tren. Volví a cerrar los ojos, pensando que así sufriría menos durante el choque, pero la voz de uno de los dos chicos me hizo abrirlos de nuevo.
―¡¿Eh?! ¿De dónde has salido?
Me froté los ojos, sin creerme realmente lo que estaba viendo. ¡Era Enok! ¿Cómo era aquello posible? Antes de que yo pudiese levantarme para ir a su lado, el se sentó junto a mí. Me giré levemente para poder verle. Sentí un alivio enorme al saber que estaba ahí. Suspiré.
—Lo siento...—susurró.
Y entonces, se me encogió el corazón. Miré al chico a los ojos, notando en ellos aquella pizca de preocupación que posiblemente también expresasen los míos. Por primera vez en bastante tiempo, noté como se sentía aquello de que alguien se preocupase por ti. Y era tan maravilloso. Ojalá pudiese haberle explicado lo mucho que me preocupaba no volver a verle y haber fallado la misión. Pero no era el momento adecuado, y tampoco me atreví.
—No tienes que sentirlo… —sonreí levemente—. No fue culpa tuya.
El vagón no tardó en detenerse, y los otros dos chicos bajaron. Sin embargo, justo antes de que ambos nos marchásemos, Enok volvió a dirigirme la palabra.
—No sé que está pasando aquí... Y-Ya sa-sabes... Esta gente...—comentó, haciendo referencia a aquellos dos.
—Lo sé —asentí con la cabeza, dándole la razón—. No me dan buena espina.
Cuando salimos del tren, pude observar dónde nos encontrábamos. Era una isla flotante, dónde lo más impactante era una torre con el mismo diseño de estrellas que el tren. Empecé a pensar que aquello no era tan adorable como en un primer momento había opinado. Ya era bastante cateto.
Y sin embargo… ¿Cómo era posible que nunca hubiese llegado hasta ahí? Yo, que había pasado mi vida en la Villa. O bueno, lo que recordaba de ella.
Vi como Enok se acercaba a los otros dos. Yo hice lo mismo, pero me quedé detrás de él; de alguna manera me sentía más segura.
—Voy a dejar las cosas claras. No buscamos pelea, ¿de acuerdo? Hemos venido a investigar esto. Si tenéis algún problema, podemos solucionarlo cada uno por su lado, o un combate, lo que más os guste.
Instintivamente, eché mano a la pistola de mi bolsillo, pero no llegué a sacarla. Mi compañero tampoco reaccionó al respecto, así que supuse que no les daría el placer de luchar o de pelear; Enok parecía tener otro tipo de carácter. Pero yo estaba preparada por si alguno de los dos en algún momento intentaba hacer algo; quizás no podría atacar con la Llave, ni tenía la fuerza suficiente como para vencerlos, pero disponía de algunas balas y tenía claro que ayudaría a mi compañero.
—Descuida.
La aparición de una Llave Espada en manos del mayor de los dos, confirmó mis sospechas; eran del bando contrario. Era mejor alejarse de allí y no buscar pelea. De todas maneras no nos importaban; por lo menos no si no interferían en los planes. Así que dispuesta a no volver a perder de vista a Enok, lo seguí a dondequiera que fuese.