[Tierras del Reino] El nacimiento de un príncipe

Trama de Simbad y Saeko + Kousen + Bavol

La aparente traición de Tierra de Partida en un acuerdo de paz provocó el anuncio de la guerra por parte de Bastión Hueco. Los aprendices deben enfrentarse entre sí, entre antiguos amigos y compañeros. ¿Cómo lograrán sobrevivir cuando otras amenazas acechan?

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro, Sombra

Ronda 7

Notapor Tanis » Mié Nov 05, 2014 11:22 pm

Las primeras respuestas por parte de Bastión Hueco parecieron satisfacer parte de las preguntas del rey, que asintió sin añadir nada en espera de que a quién había preguntado en inicio respondiera. Sin embargo, las palabras de Bavol no parecieron ser tan bien... acogidas. Ante las bravatas y multitud de información extraña que no debería haber soltado, tanto Mufasa como Rafiki empezaron a levantar las cejas, tanto desconcertados como extrañados de que el animalito tuviera tantas ínfulas. Mufasa, en un momento dado miró a Rafiki de reojo, y este tan sólo se encogió de hombros ligeramente.

Ninguno dijo nada, no al menos hasta que Kousen terminó por fin con sus aclaraciones. Aunque ni siquiera su conciliación bastó para que Nanashi dejara de erizar las plumas, enfadada. Yami se acercó a Bavol y le obsequió con un pequeño golpe de pata en la cabeza verde. No debía haber dicho así todo, pero no podía ponerse a castigar en ese momento. Dejó que se marchara y que se acercara a Sarabi y a su hijo.

Sarabi compuso una expresión afable, a pesar de la tristeza anterior de Bavol por saberla reina, y le mostró al cachorro. Junto a ella, Sarafina mantenía al suyo medio dormido entre las patas.

Sí, queremos llamarle Simba —contestó Sarabi, dejando ver al cachorrito.

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La pequeña cría miró con ojos curiosos al camaleón que estaba justo delante de él e intentó alzarse por sobre la pata de su madre, alargando una propia para alcanzar a la interesante criatura verde que era Bavol para él, husmeando. Le empujó el morro hacia abajo, con un ronroneo y Sarabi sonrió, haciendo que Simba retrocediera con un gesto. No había hecho daño al aprendiz, pero parecía que le gustaba.

Entre tanto, Mufasa había meditado sobre lo que debían hacer, y miró al grupo, que para él era único a pesar de las diferencias claras mostradas en los discursos de los aprendices.

Esto es un asunto grave. Si como decís, ya han aparecido estas criaturas antes como lo han hecho hoy, volverán a hacerlo y no puedo permitir que hagan daño a nadie —Además, parecía que las acusaciones contra su hermano eran las que más le pesaban, a pesar de que igualmente no daba la impresión de dudar de Bavol, menos de Kousen o su propia esposa—. Muy bien, si Scar provocó su llegada la última vez, entonces no me queda más opción.

Mufasa se levantó elegantemente, pero no estaba demasiado contento ni complacido con aquello. Después de todo, aún con los problemas que había causado su hermano, debía de continuar apreciandolo.

Nanashi se acercó a leves zancadas a Saeko y a Simbad, para susurrarles sin que los demás pudieran oírla:

No os separéis del rey a no ser que él os lo pida, nos reuniremos pronto.

Con una grácil inclinación cortés, Nanashi se disculpó ante Mufasa aludiendo la tarea importante de vigilar el perímetro por si acaso aparecían más monstruos como el anterior. Yami, al oírla, se apresuró a indicar la misma acción, aunque Kousen y Bavol sabrían sin necesidad de que ella les dijera, que pretendía vigilar a Nanashi. Los aprendices se habían quedado solos, o al menos, todo lo solos que podían estar.

* * *


Mufasa condujo a los portadores por los niveles de piedra tras la Roca hasta uno que formaba un pequeño aunque bastante espaciado recoveco escondido. Con el rey a la cabeza de la comitiva, los aprendices verían, recortada contra las luces y las sobras del recodo, la figura de otro león, más delgado, estilizado y oscuro que Mufasa, que se encontraba tumbado sobre el vientre. Al acercarse más también verían que estaba jugando con un pequeño ratón entre sus zarpas.

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Scar —llamó Mufasa, en cuanto estuvo cerca.

Por supuesto, la voz del rey, autoritaria, provocó que Scar se distrajese y el ratón pudiera escapar. Un chasquido de lengua seguida de una mirada resignada fue la bienvenida que les dio Scar.

Oh, Mufasa, has hecho que pierda mi almuerzo —Se lamió la palma de la zarpa, a punto de arañarse la lengua con las uñas y conformó una sonrisa aduladora—. ¿Bien? ¿Qué ha traído a mi amado hermano a mezclarse con el populacho en un día tan importante como hoy?

Entonces, tras Mufasa que había avanzado el primero, Scar visualizó a los demás animales, a los aprendices, y aunque la visión de Saeko y Simbad no produjeron en él ninguna reacción extraña, al ver a Bavol y a Kousen primero afiló la mirada, para después volver a sonreír, malicioso.

Vaya, vaya, pero si son dos viejos amigos míos... qué amable de tu parte traerme visita, Mufasa.

El rey miró de reojo a ambos aprendices y quizá previendo la reacción de Bavol, alargó una de sus grandes patas y se la colocó delante. Aunque claro, el aprendiz siempre podía escaparse. Scar sonrió al camaleón, ladino, com osi quisiera comérselo.

Deja eso para luego. Una criatura que conoces bien y utilizaste en el pasado ha atacado hoy la ceremonia. Estos animales son caballeros de otro reino y por suerte pudieron eliminarlo.

Oh, ¿y tú les creíste? Pobre, pobre hermano mío —Scar negó con la cabeza, con una expresión dramática y sibilina—. Conozco a esos dos, vinieron a meter las narices en mis asuntos hace tiempo. Lo único que hice fue despacharlos. Tú habrías hecho lo mismo, Mufasa, ¿me equivoco?

Esa vez el tono de Scar denotó algo más, algo parecido a la acusación sutil de alguien que había visto a otro alguien haciendo precisamente lo que se mencionaba. Mufasa frunció el ceño.

Eso fue hace mucho tiempo, no tiene nada que ver con...

¡Exacto! Igual que yo no tengo nada que ver con lo que sea que haya pasado allí afuera. Yo estaba aquí cómodamente recluido tal y como ordenaste, intentando comer algo. ¿Para qué querría yo frustrar la ceremonia de Simba? —No se notó mucho, pero lo suficiente como para oler el sarcasmo—. Vas a tener que buscar a otro culpable esta vez ~

La situación no parecía muy halagüeña. A pesar de lo que Bavol y Kousen habían visto la última vez, de lo que sabían, Scar sonaba terriblemente convincente, como si dijera la verdad. Si había estado allí todo el tiempo, a lo mejor era cierto que no había invocado al Vientormentoso. Si era cierto... entonces, ¿quién?

Como si algo hubiera leído la pregunta en alguno de los aprendices, un terrible rugido, más parecido a un chirrido, tronó, igual que la primera vez que apareció el sincorazón. Y otra vez, y otra.

¡¡Majestad!! ¡¡Majestad!!

El pajarito azul que anteriormente había guiado a Saeko y a Simbad para colocarse apareció volando frenéticamente hacia ellos, totalmente histérico y aterrorizado.

¿Qué ocurre, Zazu?

Zazu respiraba a cortos segundos, como si su corazón estuviera a punto de estallar. Y sin posarse contestó:

¡¡¡Mas monstruos, alteza!!! ¡¡¡Están atacando a todos!!!

Scar, a la espalda de Mufasa, sonrió.

¿Lo ves? Ya os dije que no fui yo.

De nuevo, si no había sido él, ¿quién?... Aunque lo más importante ahora era ocuparse de esos... monstruos, y rápido. ¿O vigilar a Scar? ¿De verdad era sincero? por lo que sabían, podían invocarse sincorazón a distancia, ¿no? ¿Y si era una trampa?

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Re: [Tierras del Reino] El nacimiento de un príncipe

Notapor Tidus Cloud » Sab Nov 08, 2014 1:23 am

No… espera… tengo razón… —intentó decir Bavol mientras Kousen le tapaba la boca con la pata.

Él era consciente de que sus palabras podrían resultarles extrañas a Mufasa y a Rafiki, pero lo que precisamente pretendía era burlarse en cierta manera de su posición real. Aunque al pequeño le pareció una broma perfectamente legítima, no debió parecérselo tanto a Yami que le propinó una colleja.

Por otra parte, Sarabi se mostró mucho más amable con él, el único allí presente que había mostrado atención por su cachorro.

Sí, queremos llamarle Simba

El camaleón se acercó curioso hacia el cachorro que le mostraba la leona. Más allá de que se tratase de un príncipe o del futuro rey, Bavol tenía que reconocer que aquel animalito era verdaderamente adorable, casi se le caía la baba con él. En otras circunstancias y en otro mundo, aquella especie de gatito hubiese sido adoptado por el gitano.

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H-hola, Simba, me llamo Bavol —le saludó suavizando la voz.

El cachorro le dedicó una mirada curiosa y alargó su patita para empujarle la cabezita del camaleón hacia abajo con un ligero ronroneo. Aquel pequeño gesto despertó una breve sonrisa, el animal le enternecía el corazón.

Creo que le gusto —le indicó Bavol felizmente a su madre.

Era curioso… Aunque Simba fuera miembro de la nobleza, Bavol no podía afirmar que aquel animalito pudiera ser malvado. No, fuera quien fuera su padre, nadie podía nacer siendo malvado. Así que quizás la clave estaba en que los reyes se volvían malos durante su vida… Entonces, ¿se podía evitar que se volvieran malos? El camaleón negó con la cabeza para intentar apartar todas aquellas ideas. Parecía que su encuentro con Simba había despertado más que una sonrisa en su interior; sin embargo, aquel no podía ser el momento en que se lo planteara todo.

Esto es un asunto grave —Bavol se giró hacia el rey Mufasa que parecía haber decidido finalmente—. Si como decís, ya han aparecido estas criaturas antes como lo han hecho hoy, volverán a hacerlo y no puedo permitir que hagan daño a nadie. Muy bien, si Scar provocó su llegada la última vez, entonces no me queda más opción.

Los Maestros decidieron dejar a los Aprendices solos, mientras ellos se dedicaban a sus propios asuntos, de manera que la mejor opción en aquel momento era seguir a Mufasa para hacer una pequeña visita familiar.

* * *

Bavol reconoció enseguida la imagen de Scar. Su sola presencia que desprendía arrogancia y maldad le resultaba repugnante; sin embargo, no pudo evitar pensar que parecía haberse convertido en una ridícula caricatura comparado con lo que había sido antes.

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Scar

Oh, Mufasa, has hecho que pierda mi almuerzo —protestó —. ¿Bien? ¿Qué ha traído a mi amado hermano a mezclarse con el populacho en un día tan importante como hoy?

Veo que ya te relacionas con los de tu calaña, rata traicionera —le espetó Bavol intentando llamar la atención del malvado león.

Vaya, vaya, pero si son dos viejos amigos míos... qué amable de tu parte traerme visita, Mufasa.

Deja de ser tan falso por dios —dijo Bavol adelantándose, pero Mufasa interpuso su pata impidiendo que continuase avanzando.

Deja eso para luego. Una criatura que conoces bien y utilizaste en el pasado ha atacado hoy la ceremonia. Estos animales son caballeros de otro reino y por suerte pudieron eliminarlo.

Oh, ¿y tú les creíste? Pobre, pobre hermano mío. Conozco a esos dos, vinieron a meter las narices en mis asuntos hace tiempo. Lo único que hice fue despacharlos. Tú habrías hecho lo mismo, Mufasa, ¿me equivoco?

Eso fue hace mucho tiempo, no tiene nada que ver con...

¡Exacto! Igual que yo no tengo nada que ver con lo que sea que haya pasado allí afuera. Yo estaba aquí cómodamente recluido tal y como ordenaste, intentando comer algo. ¿Para qué querría yo frustrar la ceremonia de Simba?

¿Por envidia? ¿Resentimiento a lo mejor? —preguntó Bavol más para sí mismo que para Scar.

Vas a tener que buscar a otro culpable esta vez ~

¿Hay algo que debamos saber, Mufasa? —preguntó Bavol dirigiendo una mirada llena de curiosidad al rey. Esperaba que lo que fuese que ocurriera entre los hermanos, no fuera a afectar a la credibilidad de los Aprendices.

Un rugido los sacó a todos de aquella incómoda atmósfera familiar, sobre todo porque Bavol pensó en la posibilidad de que aquel chillido fuera el de un sincorazón. Un pequeño pájaro de pico alargado y plumas azuladas apareció volando a toda velocidad evidentemente alterado.

¡¡Majestad!! ¡¡Majestad!!

¿Qué ocurre, Zazu?

¡¡¡Mas monstruos, alteza!!! ¡¡¡Están atacando a todos!!!

¿Lo ves? Ya os dije que no fui yo.

¡¿Cómo que no?! —exclamó Bavol intentando escaparse de Mufasa para encararse con Scar.

Estaba convencido de que él era el responsable de toda la situación, era lo más lógico. Por lo que sabía Scar había sido el rey hasta que su hermano Mufasa volvió y le echó del trono, así que seguramente un león tan traicionero como él tenía que estar furioso con su hermano y con el cachorro que le quitaría el trono.

Cuenta la verdad, ¿o es que no te atreves? —le exigió Bavol—. ¿Por qué no cuentas que nosotros vinimos a hablar contigo y tú nos tendiste una emboscada con esas bestias? ¿O que usaste esos mismos animales para perseguir a Sarabi y que tuvimos que salvarla nosotros? Ah, y estaría bien recordar cómo estaban estas tierras cuando mandabas tú —después de haber dejado constancia de todas esas cosa, decidió girarse hacia Mufasa para preguntarle—. ¿Quién es más de fiar para ti: nosotros que salvamos a Sarabi y hemos derrotado a ese animal hoy o Scar, que utilizó a esas bestias en el pasado para perseguir y asustar a todos?

Para Bavol la situación estaba bien clara. La prioridad no era ir a eliminar a los sincorazón, sino acabar con su origen: Scar. Es más, ahora que lo pensaba era mucha casualidad que hubieran aparecido justo cuando habían ido a visitarlo, seguro que los había invocado para poder escaparse o para tener una coartada.

Le parecería bien que cualquiera de los otros Aprendices quisiera acudir a ayudar a los animales de Tierras del Reino, pero él por su parte decidiría quedarse con Scar para interrogarle todo lo que pudiera y vigilarle. No se movería dijera lo que dijera ninguno de los presentes y se pegaría al antiguo rey fuera a donde fuera, tanto que llegaría a esconderse en su camuflaje en un sitio fijo para evitar que nadie le agarrase y le obligase a abandonar el lugar.

No dejaré que los engañes a todos —concluyó Bavol fulminando con la mirada a Scar.
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Re: [Tierras del Reino] El nacimiento de un príncipe

Notapor xXOrbOOkXx » Sab Nov 08, 2014 10:34 pm

Casi se me sale del pecho al oír la respuesta de aquel pequeño camaleón. Y no supe si reír o llorar. Pero al contrario de lo que mis emociones me pedían en voz de grito, mantuve el rostro inexpresivo, como un rostro de hielo inquebrantable. Bavol, así se llamaba aquel animalito, según el león, que sería sin duda Kousen; que había sido nombrado mucho antes.

No me atrevía a mirar a mi compañera, que, conociendo su carácter, estaría fulminándole con la mirada de una forma demoníaca.

Pero, por suerte, aquel simio y el rey no le dieron más importancia. Suspiré aliviado.

La Maestra de la Escarcha erizó las plumas, visiblemente enfadada con el pequeño animalito. Y no era de extrañar. Aquel pequeño animal de cola esponjosa y anaranjada obsequió a Bavol con un coscorrón en la cabeza.

Una leona se acercó a él, con expresión amable.

Sí, queremos llamarle Simba —contestó a su anterior pregunta, dejando ver un bultito dorado.

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Se llama casi como yo… —murmuré. La criaturita movía las patas, intentando alcanzar al camaleón. Ese pequeño cachorro iba a ser el futuro rey… Curioso.

Mufasa nos miró. A nuestro grupo tan variopinto plagado de diferencia y plagada de erreurs.

Esto es un asunto grave. Si como decís, ya han aparecido estas criaturas antes como lo han hecho hoy, volverán a hacerlo y no puedo permitir que hagan daño a nadie —Anunció con gesto grave—. Muy bien, si Scar provocó su llegada la última vez, entonces no me queda más opción.

Scar… Todavía no sabía la relación entre él y el rey, pero estaba claro de que éste no le tenía en gran estima, y que él tenía un corazón negro.

Tras la advertencia de Nanashi, y la partida de un miembro de Tierra de Partida, el rey, Mufasa, nos condujo tras la Roca.

****

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Otro león, de oscuro pelaje como el mío; estaba tumbado sobre el vientre en un recodo de roca. Era delgado, y no parecía especialmente fuerte, a diferencia del rey; que parecía todo músculo.

Oh, Mufasa, has hecho que pierda mi almuerzo —protestó, después de que el rey, Mufasa le llamara —. ¿Bien? ¿Qué ha traído a mi amado hermano a mezclarse con el populacho en un día tan importante como hoy?

El tono que había usado no había sido el propicio. Era burlón, descarado y raspado, el de una persona que cree tenerlo todo bajo control. Me senté suavemente en la roca, al lado de Saeko.

Y algo muy inquietante… Era el hermano de Mufasa. El hermano del rey. De repente, pude ver con claridad el por qué Scar anhelaba el trono. Y Zira… Zira habría sido su reina.

Nos miró detenidamente, y Scar compuso una sonrisa maliciosa, tras entornar levemente los ojos. El comentario despectivo de Bavol, relacionado con las ratas, decidí no escucharlo; ya me había dado suficientes infartos.

Vaya, vaya, pero si son dos viejos amigos míos... qué amable de tu parte traerme visita, Mufasa.

O sea, que ya se conocían. Interesante.

Deja eso para luego. Una criatura que conoces bien y utilizaste en el pasado ha atacado hoy la ceremonia. Estos animales son caballeros de otro reino y por suerte pudieron eliminarlo.

Scar, compuso algo parecido a la inocencia, rayando el sarcasmo. Pero había algo entre líneas. Una acusación:

Oh, ¿y tú les creíste? Pobre, pobre hermano mío. Conozco a esos dos, vinieron a meter las narices en mis asuntos hace tiempo. Lo único que hice fue despacharlos. Tú habrías hecho lo mismo, Mufasa, ¿me equivoco?

Eso fue hace mucho tiempo, no tiene nada que ver con...

¡Exacto! Igual que yo no tengo nada que ver con lo que sea que haya pasado allí afuera. Yo estaba aquí cómodamente recluido tal y como ordenaste, intentando comer algo. ¿Para qué querría yo frustrar la ceremonia de Simba?

Intenté acusarle de aspirar al trono, sutilmente y entre líneas. Pero decidí callarme por una vez. Puse mis ideas en orden: Parecía que Mufasa expulsó o despachó a quien quiera que estaba diciendo, y que podía ser que Scar estuviera envuelto en el asunto, de una forma u otra. Y los de Tierra de Partida, por la confusión del camaleón, me decía que ellos no tenían constancia. Eran meras suposiciones, claro.

Vas a tener que buscar a otro culpable esta vez ~

Parecía convincente. El tipo de tono convincente que usaban los mentirosos. Me puse de pie, mientras se me erizaba el pelaje.

Un rugido ensordecedor se escuchó afuera; informado rápidamente por el pájaro azul que nos había atendido al llegar. Los Sincorazón habían llegado. Y eso pareció desatar la furia del pequeño camaleón, Bavol. Además se podían invocar Sincorazón a distancia, creo; por lo que el anterior comentario de Scar no tenía fundamento. Pero, si tenía un cómplice..

Cuenta la verdad, ¿o es que no te atreves? —casi gritó Bavol, enervado—. ¿Por qué no cuentas que nosotros vinimos a hablar contigo y tú nos tendiste una emboscada con esas bestias? Ah, y estaría bien recordar cómo estaban estas tierras cuando mandabas tú —tras escuchar a medias lo que decía Bavol, éste se giró hacia el rey—. ¿Quién es más de fiar para ti: nosotros que salvamos a Sarabi y hemos derrotado a ese animal hoy o Scar, que utilizó a esas bestias en el pasado para perseguir y asustar a todos?

Sudaba frío, y mi primer impulso fue ir a detener a los Sincorazón. Pero algo… Simplemente tenía demasiado sentido, y até cabos. De forma imprudente, y sin pensar; recordé a Zira: muerta de miedo ante aquellas criaturas.

¿Has obligado a Zira a atraerlos, Scar? —le pregunté al susodicho león, aunque lancé una mirada elocuente al bando de Tierra de Partida—. ¿Te tiene tanto miedo como para obedecerte? ¿La has convencido con poder?

Había sido una acusación estúpida y lo sabía. Pero parecía tan tangible… Los Sincorazón se sentían atraídos por los corazones negros de los leones, y Zira parecía tan ávida de poder como el propio Scar, como había murmurado lo que me parecía una eternidad; sin embargo, ella odiaba a aquellos seres, o aquello me pareció... “cuando Scar dominaba en aquellos lares”.

El corazón me bombeaba con fuerza. Seguramente tenía la mirada desaprobatoria de Saeko sobre mí. Pero me daba igual. Ya no había vuelta atrás.
~Un cuarto de hora de risa, equivale a un año más de vida...~


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Tercera Saga:

Prólogo de Simbad
"Bastión Hueco" Choque de culturas (Encuentro)
"Bastión Hueco" Novatos bajo la lluvia (Primer encuentro - Saga Novatos)
"Tierras del Reino" El nacimiento de un príncipe (Trama)
"Islas del Destino" ¡Buscad a mi perro! (Misión)
"Castillo de Bestia" Solos entre lobos (Primer encuentro - Saga Délaissé)
"La Cité des Cloches" Los miserables (Encuentro)
"Villa Crepúsculo" Una visita guiada (Encuentro)
"Selva Profunda" Día de monos (Encuentro)
"Port Royal" Los muertos no cuentan cuentos (Trama)
"Tierra de Dragones" Linda Flor (Misión)
"Bastión Hueco" Novatos bajo el amanecer (Segundo encuentro - Saga Novatos)
"Ciudad de Paso" Lo que vale la pena (Encuentro)
"Ciudad de Paso" The Game Never Ends (Trama)
"Torre de los Misterios" Orden en la Biblioteca (Misión)
"Evento Global" El esclavo del olvido
"Evento Global" Ruta de los perdidos

Evento Halloween 2014
"Especial libre" El laberinto de los corazones
"Especial libre" San Valentín III
"Islas del Destino" Yincana veraniega
"Evento libre" La Mansión Encantada II: La Venganza

Cuarta Saga:


"Ciudad Inexistente" Dos velas para el diablo (Encuentro)
"Port Royal" De copas con la muerte (Encuentro)
"Bastión Hueco" De magdalenas y vicios franceses (Encuentro)
"La Cité des Cloches" Insomnia (Primer encuentro - Saga La Musique du Silence)
"La Cité des Cloches" Somnia (Segundo encuentro - Saga La musique du Silence)
-"Port Royal" El barco que desaparece en la niebla (Misión)
"Tierras del Reino" Donde duermen los gigantes (Trama)
"País de los Mosqueteros" Todos Para Uno (Trama)
"Ciudad de Paso" Un nuevo Crepúsculo (Trama)
"Ciudad de Halloween" El ataque de Boogieman (Trama)
"La Cité des Clochés" Fuego Infernal (Trama)
"Espacio Profundo" Planta 313 (Encuentro)
"Mundo Inexistente" Pasajes Oscuros (Trama)
"Tierra de Partida" Penúltima Parada (Encuentro)
"Evento Global" El principio del fin
"Atlántica" Perdona pero quiero casarme contigo (Encuentro)

"Especial libre" El laberinto de los corazones II: Escape
"Especial libre" World War Christmas
"Especial libre" El San Valentín está aquí
"Especial libre" ¡Exámenes finales
"Especial libre" La inocencia perdida
"Especial libre" Misión: Salvar la Navidad

Timeskip (Finales 1013-1017)

"Tierra de Partida" Examen de Maestría (30 Diciembre 1013)
"Jardines de Tierra de Partida" Doomsnight (Libre) (31 Diciembre 2013)
"País de las Maravillas" El último regalo (Minitrama) (Julio 1014)
"Jardines de Tierra de Partida" El Regreso (Libre) (Finales de Marzo de 1017)

Saga final:

"La Cité des Clochés" Santuario (Trama)
"La Cité des Clochés" La última noche en París (Libre)
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Re: [Tierras del Reino] El nacimiento de un príncipe

Notapor Tsuna » Mié Nov 12, 2014 1:26 am

Tras mi intervención, por supuesto, lo suficientemente convincente como para solucionar la situación, fue Simbad quien continuó intentando seguirme el juego, y la verdad es que después de esos argumentos, estuviésemos ante un rey o no, estaba segura de que no nos volverían a preguntar nada más. La maestra se tendría que estar sintiendo orgullosa de nosotros, no me cabía duda de ello. Y mientras mi compañero terminaba de hablar, no pude evitar fijarme en que el camaleón de Tierra de Partida parecía realmente molesto con nuestra intervención, hasta el punto de no parar de pisotear el suelo repetidamente.

Enarqué una ceja sin perderlo de vista, arrogante como era yo, deseosa de que, si tan buenas respuestas creía que iba a darle a Mufasa, empezase cuanto antes... Pero cuando empezó a hablar, mi rostro de pantera se desencajó por completo.

¿Mogurilandia? ¿Ronius Maximus...?


Incrédula, perpleja, y con el hocico abierto, no pude hacer más que intentar imaginar las locuras de las que estaba hablando: aunque lo del Sparrow y el Pooh no me sonara de nada, sí estaba familiarizada con los otros conceptos como los Moguris o Ronin, y sin duda, si ese hubiese sido mi compañero, en esos momentos lo tendría arrinconado contra la pared, muerto de terror por su ineptitud.

Suspiré, pensando que, a fin de cuentas, Simbad no era tan mal aprendiz comparado con aquel demente. Podía al menos estar tranquila. Tranquilidad que no me duró demasiado, pues al instante le dirigí una mirada cargada de odio y rabia; al escuchar cómo nos responsabilizaba de la aparición de los Sincorazón. La sangre me hirvió como pocas veces lo había hecho durante mi vida, pues solamente unos pocos habían conseguido ponerme así, como Light, Nadhia, o Saito algunas veces, cuando hacía el idiota. Se me erizó inevitablemente todo el pelaje, y agité la cola violentamente durante un momento, furiosa e impotente por no poder darle una lección allí mismo.

No, al menos, delante de Mufasa o de la maestra Nanashi.

Típico de Tierra de Partida. No tenían suficiente con el maestro Ryota, sino que ahora se dedican a culparnos de todo por ahí.


Me encontraba profundamente enfadada, aunque por fortuna, quién sabe si para aquel camaleón o para mis nervios, Kousen intervino relajando la situación entre nuestros bandos. Bufé para mí misma, resignada ante sus intentos de calmar el ambiente, pero aquel aprendiz de color verde… No se iba a librar de mí tan fácilmente, no señor.

Y silenciosa, escuché todas y cada una de las palabras del león, que a decir verdad, me volvieron a recordar el asunto de Yafar por el tema de que alguien pudiese controlar a los Sincorazón… Ya iban dos veces en esa mañana que lo hacía, y al igual que lo sucedido con Erased, se me hacía una especie de pesadilla. Consternada me quedaba al visualizar en mi mente la torre arrasada y repleta de cadáveres, acompañados del mal olor que desprendían; mi ataque al elefante para poder recuperar la Lámpara; Saito atacando al príncipe porque sí...

Ya es suficiente, ¡céntrate!


Y así lo hice: me ordené a mí misma y me propuse que tenía que centrarme de una vez en la misión, en mi deber como aprendiza.

Una vez finalizadas las explicaciones, la leona que recordaba como Sarafina nos mostró el que parecía que iba a ser el príncipe de aquel reino: Simba:

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Sentí cierto afecto por la pequeña criatura por sus rasgos tan monos e infantiles, hasta el punto de que hubiese jurado que se me ablandó el corazón, y me pareció ciertamente cómico que Simbad encontrase similitudes en su nombre, que a decir verdad a mí también me resultaba peculiar. Pero cuando el camaleón se acercó al cachorro fruncí el ceño y mi cara volvió a ser la misma de siempre, a lo que me aparté todo lo posible del grupo que se había formado alrededor del pequeño Simba.

Aguardé pacientemente, aburrida y observando de vez en cuando los movimientos de la maestra, hasta que Mufasa volvió a imponerse, alarmado por la presencia de los Sincorazón, cosa que a mí me resultó normal viendo las características de aquel mundo. Si al final resultaba que Scar era el auténtico culpable de su aparición, debíamos detenerle cuanto antes, no quería volver a repetir lo sucedido en Agrabah… Más bien, no debía volver a repetirse.

Por supuesto, maestra. —le respondí a la maestra con decisión ante su orden de no separarnos del monarca

Le eché una rápida mirada a Simbad y con un gesto de mi cabeza, le ordené que me siguiese, encabezando yo la marcha y sin quitarle el ojo de encima a los de Tierra de Partida.

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Seguimos al rey a través de la Roca durante un rato, hasta que alcanzamos lo que supuse que era la parte trasera. Allí, me bastó la palabra del propio Mufasa para averiguar quién era el león que se encontraba tirado sobre el suelo: el famoso Scar.

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Observé con indiferencia cómo jugaba con un ratón entre sus zarpas, hasta que se le terminó escapando. Me fijé mucho en sus rasgos físicos, intentando tener una impresión de él: melena y pelajes oscuros, una cicatriz en el ojo, y mucho más delgado que el padre de Simba. Definitivamente, la primera impresión que me llevé se resumía a la palabra “Oscuridad”. Y aunque no me dio buenas vibraciones, me esforcé por no juzgar a nadie por su apariencia, quién sabía lo que Scar podía o no estar ocultando. ¿Y si el Sincorazón había aparecido sin más? A mí me parecía un razonamiento igual de justificado que el que todos parecían llevar contra Scar, o igual era yo la equivocada; no podía saberlo con certeza.

En cuanto comenzaron la conversación me enderecé en el sitio, atenta a todas sus palabras para no perder detalle. Sin embargo, el camaleón de Tierra de Partida comenzó a interrumpir a los presentes continuamente, impidiendo que pudiese seguir la discusión en su totalidad. Furiosa ya por las intromisiones de aquel pesado aprendiz, pensé en empujarlo con una de mis pezuñas violentamente, en un intento de tirarlo al suelo para que se callase ya, pero me contuve haciendo un gran esfuerzo, sabiendo lo que aquel ataque podría desencadenar allí mismo.

¿¡Te quieres callar de una vez!? —le grité, simplemente, sin empujones ni nada similar

Y una vez finalizada la discusión, de la que comprendí por las palabras de Scar que Mufasa no tenía razones para tacharlo de responsable, y menos cuando él no había hecho acto de presencia, unos gritos captaron toda mi atención. Moví las orejas rápidamente y me giré, sobresaltada, para comprobar cómo el mayordomo de Mufasa, Zazu, volvía a hacer acto de presencia. Y por sus palabras comprendí que la situación no había ido a mejor.

Confiaba en la maestra, pero si la situación era tan grave como parecía, no podía ignorar a los Sincorazón. Observé rápidamente a Simbad, después a Scar, pasé la vista por Kousen, luego por Mufasa y finalmente en el camaleón, al cual le fruncí el ceño, enfadada. Suspiré, confusa por la situación que se nos presentaba, pues parecía que la ceremonia no se iba a llevar a cabo con normalidad. Menudo día me había tocado.

De todas formas seguimos sin tener pruebas… —comenté en voz alta, expresando lo que estaba pensando. Estaba claro que no podía fiarme de cualquiera, visto lo sucedido con Yafar, pero tampoco podíamos vincular a alguien con los Sincorazón por error: eso era inaceptable. A continuación me dirigí a Simbad, para susurrarle— Te dejo a cargo, iré a ayudar a la maestra. No hagas ninguna tontería, ¿entendido?

Le miré a los ojos una última vez, intentando convencerme de que dejar solo a un novato no me supusiese un futuro error, y me dirigí rauda junto a Zazu.

Ayudaré, te sigo.

Esperé a que el ave de motivos azules me guiara, pues no quería terminar perdida, viendo lo inmensa que era la Roca.
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Ronda 8

Notapor Tanis » Sab Nov 15, 2014 9:25 pm

Mufasa no quiso esperar a que ninguno de los aprendices se decidiera a combatir contra los monstruos. En cuanto Zazu anunció el problema, el rey se lanzó a la carrera con una fría y seria determinación, dejando atrás al grupo y a su hermano. De nuevo chirriaron los sincorazón y se escucharon truenos que podrían bien ser hechizos perpetrados por las maestras, que ya debían estar ofreciendo pelea.


* * *

Saeko

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Zazu voló lo más rápido que pudo para guiar a Saeko por los caminos que se abrían paso entre los recovecos de la Roca. A medida que se acercaban, los gritos de los animales, los estallidos de la magia y los rugidos de las leonas se hicieron más fuertes.

¡Oh, cielos! ¡Oh cielos! —farfulló Zazu, deteniéndose en pleno vuelo casi en seco, agotado y mortalmente asustado.

Habían llegado a la base de la Roca y ante ellos se abría la pradera, como antes. Sólo que no como antes, se encontraba tan bajo control. A pesar de que la manada de leonas parecía haber vuelto a intentar mantener a los súbditos a salvo, esa vez no lo habían conseguido tan bien. Muchos grupos se habían dispersado y corrían a lo largo de la explanada. Dos sincorazon, iguales al anterior, mantenían en el aire un cruento combate contra la pequeña, pero rápida figura de Nanashi, que trataba por todos los medios de mantenerlos únicamente concentrados en ella. Saeko podría admirar la soltura con la que la garza volaba y ejecutaba sus golpes, como si toda la vida la maestra hubiera sido un animal. Pero la situación del cielo no era la más peligrosa.

En tierra, los animales que quedaban y trataban de huir despavoridos aún, eran perseguidos por sincorazón sombra, cuya forma no se asemejaba nada a ninguna sombra que la aprendiza hubiera visto antes.

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Como si de una manada se tratase, los sincorazon perseguían y trataban de arrancarles los corazones a los animales. Muchas de las leonas del grupo de Mufasa intentaban deshacerse de los sincorazón, y el propio Mufasa, pero eran demasiadas sombras y Yami era la única que conseguía deshacerse realmente de ellas. Igual que Nanashi en el aire, Yami se desenvolvía, a pesar de su pequeña forma de zorro, con una magnífica soltura y corría a toda velocidad, manejando su Llave-Espada, ahora de menor tamaño, con la boca. Eso ayudaba al hecho de que las sombras preferían atacarla a ella antes que a los antílopes, elefantes o leones, pero de todas formas, no era una escena muy alentadora.

Zazu revoloteó de un lado a otro, histérico, sin saber qué hacer y miró a Saeko, impaciente para instarla a que fuera a ayudar a su rey. Por muy poco que fuera, la joven tenía que hacer algo, y rápido.

* * *

Simbad, Bavol, Kousen


Kousen no podría hacer nada más que contemplar la escena, paralizado.

Scar sonrió lentamente, dejando ver los colmillos, nada más Mufasa, Zazu y Saeko se marcharon. Lentamente, mientras Bavol escupía sus palabras con todo su desprecio hacia el león, Scar se levantó, elegante a su oscura manera y se acercó un poco a ellos. Entonces, de sopetón, sin previo aviso, atrapó a Bavol con su garra y le aplastó contra el suelo, sin posibilidad de escapar. Las largas y afiladas uñas del felino fueron los barrotes de la cárcel del camaleón. Scar le apretó, casi sin dejarle respirar.

Hablas mucho para ser tan pequeño —siseó, divertido. Más que amenazar, parecía, igual que con el ratón, jugar con Bavol, sólo que a este no iba a dejarle escapar—. ¿No te han enseñado a no meterte con animales más grandes que tú?

Estaba a punto de hincarle el diente, cuando las palabras de Simbad le hicieron levantar la vista, y un poco la cabeza. Otra mueca, una sonrisa torcida, dejó a Simbad ver los colmillos del león. Algo en su expresión le daría escalofríos. Scar no estaba preocupado, ni asustado. Sólo se mostraba juguetón, divertido, seguro de sí mismo, y de su posición. Era tan... raro.

¿Obligado? —repitió, con un meneo de cola, con un ronroneo avieso—. ¿Por qué crees que la he obligado? —El león ni siquiera preguntó, ni se sorprendió, por el que el guepardo conociera a la leona—. Zira hace las cosas que quiere, cuando quiere... por mí, ¿no es así, Zira?

Si Simbad se giraba, vería a Zira apareciendo lentamente de entre las sombras de un pequeño camino entre las rocas, con una expresión seria,más neutra que enfadada. La leona, al igual que Scar, tampoco parecía preocupada, aunque sí un poco asustada, como cuando se acercaron juntos al Vientormentoso. Al mirar a Simbad, Zira desvió la vista, como si de alguna forma se sintiera avergonzada. Aunque esa emoción pareció no durarle mucho. Espera... ¡Había estado fingiendo su desconcierto antes? No era posible... ¿O sí?

¿Qué hacemos ahora, Scar? —preguntó ella, con tono decidido.

Scar fingió pensarlo, mientras continuaba aprisionando a Bavol con su pata. Una de las uñas le apretó ligeramente el cuello, sin llegar a pincharle del todo.

No quisiera que en este momento también nos atacaran los monstruos, aunque estoy seguro de que estos... valerosos guerreros podrían salvarnos.

Zira asintió con la cabeza, casi agachandola en una reverencia, y se ocultó de nuevo entre las sombras hasta retirarse, quizá a un lugar más seguro.

Como quieras.

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Entonces, sobre las rocas, alrededor de Simbad, de Scar, Kousen y de Bavol, aparecieron sincorazones, un grupo entero de ellos, como si de una manada se tratara.

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Las sombras se centraron en los animales, salvo en Scar, que con habilidad sostuvo a Bavol en alto entre las uñas.

Bien, hora de comer —anunció.

Abrió las fauces, claramente para devorar al camaleón, a la misma vez que los sincorazón saltaban al unísono hacia Kousen y Simbad. Quién los había invocado era un misterio, si Scar o la misma Zira, pero eso no importaba. Lo que importaba ahora era... salir vivo de ahí.

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Simbad
VIT: 10/10
PH: 6/8

Bavol
VIT: 24/24
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Kousen
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Re: [Tierras del Reino] El nacimiento de un príncipe

Notapor Tidus Cloud » Mar Nov 18, 2014 1:10 am

Mientras unos (entre ellos Mufasa) decidieron acudir a la lucha contra los sincorazón, Bavol decidió encarar al hermano del actual rey. Scar se acercó a él, lo que no intimidó al pequeño camaleón, pues era mayor el odio que le profesaba que el miedo que pudiera tener.

Aunque quizás debería haber estado un poco más precavido.

El león le atrapó contra el suelo con una de sus afiladas y gigantescas garras. Bavol intentó zafarse de aquel agarre, pero no consiguió nada, sólo que Scar le apretara aún más dificultándole la respiración.

Hablas mucho para ser tan pequeño ¿No te han enseñado a no meterte con animales más grandes que tú?

¿Y a ti a que no jugar con la oscuridad? —se atrevió a decir a duras penas.

Bavol volvió a moverse nerviosamente bajo la garra del león cuando observó cómo acercaba peligrosamente su cabeza hacia su diminuto cuerpo. Afortunadamente, por una vez la intervención de un miembro de Bastión Hueco le salvó la vida al menos durante unos segundos más.

¿Has obligado a Zira a atraerlos, Scar? ¿Te tiene tanto miedo como para obedecerte? ¿La has convencido con poder?

¿Obligado? ¿Por qué crees que la he obligado? —preguntó Scar mientras Bavol se daba cuenta que desconocía ese nombre, a diferencia del Aprendiz de Bastión Hueco—. Zira hace las cosas que quiere, cuando quiere... por mí, ¿no es así, Zira?

¿Qué hacemos ahora, Scar? —preguntó una recién llegada, a la que Bavol no pudo ver por culpa del agarre del león. El camaleón tuvo que contener su respiración cuando sintió el pinchazo de la garra de Scar en su cuello.

No quisiera que en este momento también nos atacaran los monstruos, aunque estoy seguro de que estos... valerosos guerreros podrían salvarnos.

Como quieras.

Mientras oía una serie de ruidos extraños que indicaban la llegada de unas nuevas criaturas, sintió cómo Scar lo elevaba agarrándolo entre sus uñas dispuesto a llevárselo a la boca.

Bien, hora de comer

El león había cometido un grave error al dejarlo libre (o al menos más libre que cuando lo tenía preso contra el suelo). Bavol no iba a desaprovechar la oportunidad de hacer que Scar se arrepintiera de todo lo que había hecho.

¡Cómete esto! —exclamó el pequeño camaleón apuntando contra la boca del león, que se encontraba abierta, y conjurar un Piro directo a su estómago.

Esperaba que aquel ataque por sorpresa en una zona tan sensible fuese suficiente para que le soltase. En caso de que continuara agarrándolo, conjuraría a continuación un hechizo Hielo contra la cicatriz que le atravesaba un ojo en un nuevo intento de zafarse.

En cuanto consiguiera librarse de Scar, Bavol decidiría alejarse lo más posible de aquel león, que al parecer era mucho más peligroso en las distancias cortas. Para ellos, invocaría las Alas del Solsticio para ascender hasta el cielo lejos del alcance de Scar y de las demás bestias que habían invadido el terreno. Si aún tenía el poder mágico suficiente para poder hacerlo, dispararía un Perla, su hechizo favorito, contra el antiguo rey.

Antes de que se acabasen el efecto de las Alas del Solsticio, Bavol buscaría con la mirada el lugar desde el que podía haber aparecido la tal Zira. Divisó un extraño y oscuro camino entre las rocas que no había visto antes. El pequeño camaleón consideró que era una buena zona para empezar a buscar y, en el caso de que no hubiera aparecido por ahí, podía intentar utilizarlo como modo de escapar de aquel lugar y poder avisar a la Maestra Yami o a Mufasa de que los responsables eran Scar y Zira.

Si al final se encontraba con la compinche del león, emplearía un Éter para prepararse con nuevos hechizos ante la posibilidad de un ataque y buscaría una zona entre las rocas en la que no pudiera atraparle y le preguntaría:

¿Por qué ayudas a Scar? ¿No sabes que si usáis a esos monstruos, podéis acabar muy mal?

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Dos posibles modo de actuar:

Situación 1:

1) Piro a la boca abierta de Scar y le suelta.
2) Alas del Solsticio.
3) Perla contra Scar.
4) Va por el camino a oscuras, utiliza el Éter y se intenta esconder en algún recoveco.

Situación 2:

1) Piro a la boca abierta de Scar y no le suelta.
2) Hielo contra la cicatriz para que le suelte.
3) Alas del Solsticio.
4) Va por el camino a oscuras, utiliza el Éter y se intenta esconder en algún recoveco.

Oh, y se me olvidaba:

Situación 3:

1) Piro a la boca abierta de Scar y no le suelta.
2) Hielo contra la cicatriz y no le suelta.
3) Camaleón devorado. XD
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Re: [Tierras del Reino] El nacimiento de un príncipe

Notapor xXOrbOOkXx » Mar Nov 18, 2014 9:34 pm

Saeko había abandonado la escena para ayudar a los animales fuera.

Scar se había acercado a nuestro pequeño grupito, y había apresado al camaleón entre sus garras. Y cuando intervine, y salvarle de ser ingerido, por un león; el escuálido animal de ojos verdes posó la vista sobre mí. Una muca torcida me invitó a ver sus afilados caninos. Moví la cola.

¿Obligado? ¿Por qué crees que la he obligado? —me lo habría creído, quizá—.Zira hace las cosas que quiere, cuando quiere... por mí, ¿no es así, Zira?

Me giré al escuchar unos pasos de la susodicha leona. Tenía la expresión neutra. Desvió la vista durante un segundo, ligeramente asustada... ¿De Scar? No. De los Sincorazón; quizá, ella, en el fondo, quizá solo anhelaba el poder y se había aliado con aquel león. Pero... algo seguía sin encajar, y no sabía exactamente qué era. Fruncí el ceño, mientras decía entre dientes, con sarcasmo:

Pensaba que estabas tan aterrorizada... Cómo te utiliza.

¿Qué hacemos ahora, Scar?

No quisiera que en este momento también nos atacaran los monstruos, aunque estoy seguro de que estos... valerosos guerreros podrían salvarnos.

Me tensé más de lo que ya estaba, alerta ante cualquier indicio de peligro, y ante la aparición de aquellos Sincorazón,y su respuesta; tuve claro de que Zira podía invocarlos. Ella desapareció entre las rocas.

¡Cómete esto! —oí, en una vocecilla. No tuve tiempo de más, pues cuando aquellas criaturas se lanzaron contra nosotros invoqué la Llave por reflejo.

Lancé un mandoble contra una de aquellas criaturas, no supe si le di o no, lancé un Piro para asegurarme. Por lo que mi siguiente movimiento, pasara lo que pasara, sería subirme a lo que me pareció el punto más alto de la cueva; sobre las mismas rocas en las cuales Zira se había internado. Miré a aquel panorama: todo plagado de Sincorazón negruzcos.

Rugí, frustrado. Lo único que podía hacer, era intentar avisar a la maestra Nanashi de que el responsable era Scar, o incluso intentar avisar al rey...

No me demoré más. Tomé carrerilla y salté, y cuando toqué tierra; corrí hacia la salida de la cueva, que por suerte no estaba muy lejos, gracias al salto. Si algún Sincorazón me detuvo, lancé varios mandobles, que quizá no dieron en en blanco, pero no le di más importancia; era raudo y veloz; por lo que intenté esquivarlos.

Y al llegar a la entrada de la cueva, miré un momento a la horda de criaturas. Debía darme prisa.

Miré al exterior: no tenía buena pinta, pues los Sincorazón seguían atormentando a los animales. Encontré a Saeko a unos metros más allá. Bajé las rocas con velocidad, soltando la Llave para poder hablar.

¡Saeko!—le grité, corriendo hacia ella, jadeando—. ¡Scar es el culpable, hay que avisar al rey y a la maestra!

Y después, intenté regular mi respiración; buscando con la mirada al susodicho rey.


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Al principio, cuando los Sincorazón se ciernen sobre él, usa Piro para dejar vía libre hacia las rocas:

▪ Piro (HM) [Nivel 2] [Requiere Poder Mágico: 3] Ataque básico de elemento Fuego. Proyectil ígneo lineal, con muy pocas posibilidades de producir quemaduras en el enemigo.

En el segundo encontronazo, cuando intenta salir de la cueva, lanza mandobles e intenta escabullirse de los Sincorazón. Si es dañado por un Sincorazón, pues menos VIT para él. Si es detenido por cualquier personaje y/o Sincorazón(aunque huye con toda la velocidad de un guepardo), intenta zafarse con un sablazo, si no funciona, usa Electro(pendiente actualizar en la ficha). Ante todo, su principal objetivo es salir de la cueva.

Espero que sea legal...
~Un cuarto de hora de risa, equivale a un año más de vida...~


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Tercera Saga:

Prólogo de Simbad
"Bastión Hueco" Choque de culturas (Encuentro)
"Bastión Hueco" Novatos bajo la lluvia (Primer encuentro - Saga Novatos)
"Tierras del Reino" El nacimiento de un príncipe (Trama)
"Islas del Destino" ¡Buscad a mi perro! (Misión)
"Castillo de Bestia" Solos entre lobos (Primer encuentro - Saga Délaissé)
"La Cité des Cloches" Los miserables (Encuentro)
"Villa Crepúsculo" Una visita guiada (Encuentro)
"Selva Profunda" Día de monos (Encuentro)
"Port Royal" Los muertos no cuentan cuentos (Trama)
"Tierra de Dragones" Linda Flor (Misión)
"Bastión Hueco" Novatos bajo el amanecer (Segundo encuentro - Saga Novatos)
"Ciudad de Paso" Lo que vale la pena (Encuentro)
"Ciudad de Paso" The Game Never Ends (Trama)
"Torre de los Misterios" Orden en la Biblioteca (Misión)
"Evento Global" El esclavo del olvido
"Evento Global" Ruta de los perdidos

Evento Halloween 2014
"Especial libre" El laberinto de los corazones
"Especial libre" San Valentín III
"Islas del Destino" Yincana veraniega
"Evento libre" La Mansión Encantada II: La Venganza

Cuarta Saga:


"Ciudad Inexistente" Dos velas para el diablo (Encuentro)
"Port Royal" De copas con la muerte (Encuentro)
"Bastión Hueco" De magdalenas y vicios franceses (Encuentro)
"La Cité des Cloches" Insomnia (Primer encuentro - Saga La Musique du Silence)
"La Cité des Cloches" Somnia (Segundo encuentro - Saga La musique du Silence)
-"Port Royal" El barco que desaparece en la niebla (Misión)
"Tierras del Reino" Donde duermen los gigantes (Trama)
"País de los Mosqueteros" Todos Para Uno (Trama)
"Ciudad de Paso" Un nuevo Crepúsculo (Trama)
"Ciudad de Halloween" El ataque de Boogieman (Trama)
"La Cité des Clochés" Fuego Infernal (Trama)
"Espacio Profundo" Planta 313 (Encuentro)
"Mundo Inexistente" Pasajes Oscuros (Trama)
"Tierra de Partida" Penúltima Parada (Encuentro)
"Evento Global" El principio del fin
"Atlántica" Perdona pero quiero casarme contigo (Encuentro)

"Especial libre" El laberinto de los corazones II: Escape
"Especial libre" World War Christmas
"Especial libre" El San Valentín está aquí
"Especial libre" ¡Exámenes finales
"Especial libre" La inocencia perdida
"Especial libre" Misión: Salvar la Navidad

Timeskip (Finales 1013-1017)

"Tierra de Partida" Examen de Maestría (30 Diciembre 1013)
"Jardines de Tierra de Partida" Doomsnight (Libre) (31 Diciembre 2013)
"País de las Maravillas" El último regalo (Minitrama) (Julio 1014)
"Jardines de Tierra de Partida" El Regreso (Libre) (Finales de Marzo de 1017)

Saga final:

"La Cité des Clochés" Santuario (Trama)
"La Cité des Clochés" La última noche en París (Libre)
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Re: [Tierras del Reino] El nacimiento de un príncipe

Notapor Tsuna » Dom Nov 23, 2014 1:49 am

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Corrí lo más rápido que pude sobre mis cuatro patas, con el ceño fruncido y decidida a ayudar a la maestra y al rey Mufasa. Confiaba en Simbad, en que no hiciese nada estúpido, pero la sensación de tener que dejarlo solo no hacía más que encogerme el pecho a cada paso que daba. Seguí rauda a Zazu a través de la Roca, atravesando un camino donde para mi horror, no paraba de escuchar hechizos y rugidos provenientes de la batalla.

¡Más rápido!


Me esforcé un poco más para darle mayor fuerza a mis patas y por consiguiente dar zancadas mucho más largas. Inevitablemente me puse a pensar en todo lo sucedido con Scar, el hermano del rey. Si durante el camino a la Ceremonia los animales ya habían hablado mal de él, y los de Tierra de Partida estaban tan convencidos de que era el culpable, entonces tenía que encargarme yo misma, junto con Simbad y la maestra, de acabar con él cuanto antes. Pero tampoco teníamos pruebas exactas de fuese él realmente. ¿Y si estábamos enfrentando a un Villano Final, o una invasión de Sincorazón como sucedió en la Federación Galáctica? Podían ser tantas cosas…

Se me erizó el pelaje en cuanto alcancé la explanada y gruñí, rabiosa por no llegar a entender qué estaba pasando en aquel mundo. Contemplé a la maestra en el aire, combatiendo con gran maestría contra dos de aquellas aves. Irremediablemente me preocupé, pero era la maestra, ni más ni menos, así que opté por no interrumpirla ni interferir en su batalla. Por otra parte estaba el rey Mufasa, las leonas y aquella raposa del bando enemigo luchando. Ya había comprobado antes la gran resistencia que poseía el monarca, así que estaba segura de que sabría apañarselas.

Lo que realmente me preocupaba eran los animales todavía indefensos. En cuanto Zazu revoloteó a mi alrededor me adelanté un par de pasos, para virarme hacia él y aconsejarle:

Quédate dentro. —le ordené, tajante

Salté y corrí a toda velocidad hacia los habitantes indefensos —los cuales no tenían protección y sufrían el acoso de aquellos monstruos— mientras invocaba mi Llave Espada en la mandíbula, impresionada y, para qué mentir, intimidada por el aspecto que habían cobrado los Sincorazón: totalmente negros, con zarpas, cuernos y cola; amenazantes. Parecían ser fuertes físicamente, no los creía capaces de luchar con hechizos a juzgar por su apariencia. Pero no podía descuidarme tampoco; no me lo perdonaría. ¿Qué le diría a Simbad si no?

Corrí a toda prisa por la llanura, frenética y a punto a tropezar más de una vez por mi poca experiencia como pantera carnívora. Me planté ante el primer grupo que me encontré y me interpuse entre ellos y los posibles Sincorazón que pudiese haber. No esperé, sin embargo, a que ellos empezaran el ataque, sino que me lancé directa con mi Llave Espada a golpearlos con todas mis fuerzas, teniendo sumo cuidado con sus extremidades e intentando retroceder a los pocos golpes para mantener distancias.

No iba a permitir tampoco que fuesen a por los animales: si alguno osaba hacerlo, me lanzaría a por él sin piedad, y si se juntaban demasiados para acorralarme, no dudaría en lanzar un Aturdidor al grupo, con la esperanza de detenerlos todo lo posible.

No podréis conmigo.


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Siento la tardanza, de verdad. No he tenido en cuenta tampoco las acciones de Simbad porque no sé si será capaz o no de alcanzarme, espero que no haya habido problemas. Y sino las consideraré en la próxima ronda.


Edit:
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▪ Aturdidor (HC) [Nivel 8] (Fuerza: 12) Aturde a los enemigos cercanos con un solo golpe, impidiéndoles lanzar ataques físicos.
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Re: [Tierras del Reino] El nacimiento de un príncipe

Notapor Kousen » Dom Nov 23, 2014 6:53 am

La prepotencia que se gastaba Scar era increíble. Le teníamos calado y aún así se hacía el loco para tratar de quedar como el "inocente" hermano del rey, como si su desastroso reinado no hubiese sucedido nunca.
Con la aparición de los Sincorazón, todos salieron corriendo, pero estaba seguro de que si dejaba a Bavol solo con Scar, la cosa no iba a acabar bien, así que me quedé a su lado.

La sonrisa aviesa de Scar justo en cuanto se marcharon me puso los pelos de punta. Con toda su petulancia, el felino se levantó y avanzó unos pasos hacia donde se encontraba Bavol, más adelante de mí. Antes de que pudiese mover ni un dedo para apartarse, lo atrapó bajo una pata.

Hablas mucho para ser tan pequeño ¿No te han enseñado a no meterte con animales más grandes que tú?

¿Y a ti a que no jugar con la oscuridad?

¡Quítale las manos de encima, Scar!

¿Qué podía hacer? Estaba seguro de que si atacaba a Scar sin más, tendría la excusa perfecta para negarlo todo y hacernos quedar como unos forasteros que habían venido a atacarle. Cuando vi que acercaba sus fauces a Bavol estuve a punto de mandar la cautela al diablo y apartarlo de mi compañero, pero el chico de Bastión Hueco logró distraerle.

¿Has obligado a Zira a atraerlos, Scar? ¿Te tiene tanto miedo como para obedecerte? ¿La has convencido con poder?

¿Obligado? ¿Por qué crees que la he obligado? —preguntó Scar, con chulería—. Zira hace las cosas que quiere, cuando quiere... por mí, ¿no es así, Zira?

Al girar la cabeza, nos encontramos con que la leona estaba allí. ¿Otra traidora? ¡Lo que faltaba!

¿Qué hacemos ahora, Scar? —preguntó.

No quisiera que en este momento también nos atacaran los monstruos, aunque estoy seguro de que estos... valerosos guerreros podrían salvarnos.

¡Y seguía tan campante! O tenía nervios de acero o estaba seguro que no teníamos nada que hacer contra él... Y la verdad es que llevaba la voz cantante, el maldito.

Si por mí fuese, dejaba que te comiesen vivo. Nos harían un favor y todo... aunque después les entraría indigestión—. Le espeté, tratanto de romper su fachada de calma.

Como quieras.

Un sonido de múltiples explosiones apagadas me hizo temerme lo peor. Al mirar alrededor, vimos como aparecían Sincorazón, uno detrás de otro, formando una manada de bestias que parecían más reptiles que otra cosa. Y nos tenían rodeados casi por completo.

Tú... ¿Tú eres la que los atrae?

Pero para cuando quisimos darnos cuenta, Zira se había desvanecido entre las sombras de unas rocas. ¿Adonde iba?

Bien, hora de comer

Me quedé horrorizado al ver cómo Scar levantaba a Bavol con la pata y abría la boca, listo para devorarlo. Pero el pequeño aún tenía más de una sorpresa en la manga contra aquel déspota traidor.

¡Cómete esto!

Bavol desató magia elemental básica contra el león sombrío, tratando de todas las maneras posibles zafarse de él. Si aquella magia no surtía efecto, yo mismo liberaría un Ráfaga mientras me lanzaba hacia ellos e invocaba la Llave Espada, apuntando el viento directamente contra Scar. Si la magia de Bavol funcionaba y solo tenía problemas para zafarse de la garra de Scar, le daría un golpe a este ultimo en lugar de recurrir al hechizo, con la intención de que el choque abriese su zarpa. Si Bavol se las arreglaba solo, iría directamente al sitio que tenía planeado.

El pequeño camaleón parecía haberse fijado en el mismo sitio que yo: El hueco entre las rocas por el que se había esfumado Zira. Lancé mandobles con mi Llave Espada a cualquier Sincorazón que se pusiese en mi carrera hacia aquel sitio al par que Bavol, dando largas zancadas a toda prisa.
Vi cómo el aprendiz de Bastión Hueco se subía a las rocas y luego saltaba para emprender la retirada, por lo que supuse que podría arreglárselas solo. Una vez entrase en el agujero de las rocas, empezaría a correr a toda velocidad y dejaría que Bavol volviese a caer en mi lomo si quería. Para mantener a Scar y los Sincorazón a raya, lanzaría otra ráfaga de aire hacia la entrada de la apertura de roca, a mis espaldas, seguida de un Piro si era necesario.

Teníamos que encontrar una salida de aquella ratonera ipso facto. ¿Y hacia dónde se había ido Zira?

¿Por qué ayudas a Scar? ¿No sabes que si usáis a esos monstruos, podéis acabar muy mal?— Chilló Bavol

¡Si crees que vais a conseguir algo con esto, os equivocáis! ¡Esas cosas os devorarán antes de que os deis cuenta!

Teníamos que lidiar con dos traidores, una horda de Sincorazón y además, encontrar una salida de aquel agujero. Con la adrenalina a tope, estaría atento a cualquier brisa o rayo de luz que pudiese guiarnos hacia una salida, dando prioridad a aquello en contra de tener que seguir a Zira por la oscuridad.
Lo principal en aquel momento era advertir a las Maestras y al rey, aunque... ¿Y si era tras el heredero a por quién iban? Sentí una punzada de pánico al pensar en Zira o Scar yendo directos hacia el pobre e indefenso Simba. Aunque su madre y el resto de leonas plantasen cara, no podrían hacer nada contra la habilidad de Zira para invocar Sincorazón.

¡Bavol, hay que darse prisa! ¡A la cámara donde está Sarabi! ¡YA!

Y seguí nuestras carrera, dirigiéndome directo a aquel lugar.
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Ronda 9

Notapor Tanis » Dom Nov 23, 2014 10:49 pm

Simbad y Saeko


Por fortuna Simbad consiguió repeler el ataque del sincorazon que caía sobre él. Sin embargo el uso de la Llave-Espada atrajo, por supuesto, a las sombras y a pesar de que echó a correr, los enemigos fueron detrás. No todos, porque los corazones de Bavol y Kousen los atraían también. El hechizo de fuego le abrió camino por entre los recovecos en penumbra de rocas, por los que había desaparecido Zira, y fue frenético y desesperado, una auténtica persecución en toda regla. Quizá gracias a su velocidad, fue capaz de mantener a los sincorazon a una distancia prudente, pero enseguida notaría el cansancio y el agarrotamiento de los músculos...

Y aprendió que los guepardos podían ser veloces, pero no resistentes.

* * *


Saeko no lo vio, pero Zazu hizo caso de su dictamen y voló en dirección contraria, hacia los interiores de la Roca.

La aprendiza corrió y corrió en pos de la defensa de los animales, pero en cuanto convocó su Llave-Espada, muchas de las sombras, las que no estaban cerca de Yami, alzaron la cabeza y se dirigieron todas a una hacia la muchacha, dejando de lado a los habitantes que por fin pudieron por sus propios medios de momento, ponerse a salvo. Seis sincorazon rodearon a Saeko como una auténtica manada de depredadores, hambrientos por devorar su corazón. A la vez los monstruos saltaron hacia ella, garras por delante. Sin embargo, la estrategia de Saeko funcionó perfectamente. El Aturdidor les frenó y dispersó, y aunque no destruyó a ningún enemigo sí que consiguió mantenerlos paralizados.

Eso dio oportunidad a varias leonas de alcanzarlos y hacerlos desaparecer en zarcillos de humo negro, con dentelladas y garras furiosas. Miraron a Saeko con expresión cansada, pero agradecida, y continuaron con la defensa de los súbditos. Quedaban muchos sincorazones todavía y aunque Yami y Mufasa se defendían bien y lograban mantener a la amenaza a raya, no tardaron en rodear a Saeko de nuevo. Cansada por la carrera y el ataque ejecutado, a pesar de la adrenalina que le corría por la sangre, no pudo evitar que la alcanzaran. Una de las sombras se abalanzó contra ella y le arañó el costado al embestir y Saeko se vería propulsada hacia atrás, para caer al suelo rodando sobre la tierra, levantando una nube de polvo. Sí, esos sincorazones eran fuertes, bastante fuertes.

Entonces le oyó, entre los rugidos de las leonas, los de Mufasa, los relámpagos de Nanashi y las estocadas de Yami. A Simbad, junto a ella.

«Scar es el culpable. Scar es el culpable. Scar es el culpable. Scar es el culpable. Scar es el culpable.»

Las sombras volvieron a embestir, esta vez a los dos, y a las que ya habían atacado a Saeko se unieron las que perseguían a Simbad. Una de ellas aterrizó sobre Saeko, clavando sus garras en la piel violeta. Otras dos golpearon y arañaron a Simbad, haciéndole también caer al suelo. La sangre de ambos salpicaron la arena y la hierba. Esos monstruos atacaban como animales, lo cual parecía... demasiado apropiado.

Un rayo volvió a tronar, y un pequeño bulto caído del cielo impactó fuertemente contra el suelo, cerca de ellos, como un meteorito. Si se fijaban, lo cual era un poco difícil, verían que Nanashi había caído quizá culpa de un ataque conjunto de los dos Vientormentosos. La garza se incorporaba a duras penas mientras trababa de aletear, pero estaba muy maltrecha.

A pesar de ser fuerte, quizá el estar combatiendo sola a dos monstruos más grandes que ella, agotando su magia, le había pasado factura. Los dos monstruos del aire rugieron, acercándose rápidamente con su vuelo para rematar.

Estaban en un aprieto muy gordo.

Bavol y Kousen


Bavol fue rápido, aunque no lo suficiente. Scar consiguió meterselo en la boca y clavarle un colmillo lo justo para hacerle una herida superficial, antes de que el conjuro le estallase en la boca. Scar lo escupió con un rugido de dolor, aunque Bavol tampoco salió demasiado bien parado. Al mismo tiempo, la Ráfaga de Kousen impactó contra Scar, que retrocedió irritado y adolorido hacia las sombras. Antes de que pudieran fijarse, él también había desaparecido, dejándolos a solas con los sincorazon.

Aquello resultaría... sospechoso, pero ya tendrían tiempo de pensarlo luego.

Herido y también quemado con su propio hechizo, el pequeño camaleón rodó sobre la roca polvorienta, cubierto de sangre y saliva recalentada. Aún así consiguió convocar sus Alas del Solsticio para elevarse y así al menos zafarse de los ataques de las sombras. Algunas se habían ido tras Simbad, pero quedaban cuatro que todavía intentaban arrancarles los corazones a los aprendices allí. Kousen se abrió paso a mandoblazos entre ellos hasta la zona del camino oscuro por la que Zira había desaparecido, coincidiendo allí con Bavol.

Pero Zira no estaba. Se había, literalmente esfumado.

Acabado el hechizo del camaleón, Bavol cayó sobre el lomo de Kousen, todavía magullado, pero al menos vivo y no masticado, a la vez que el león retomaba la carrera. Y los sincorazones fueron detrás, por supuesto. Pocos resquicios de luces iluminaban el trecho, peros e veía lo suficientemente bien como para orientarse. ¿Por dónde quedaba la cámara de los leones? ¿Por dónde se iba? Era difícil guiarse... y más cuando te pisaban los talones.

Como auténticos cazadores, dos sincorazones alcanzaron los dos flancos de Kousen y lanzaron su ataque, hiriendo al aprendiz en el costado derecho y la pata izquierda. Kousen perdió el equilibrio y ambos, león y reptil, cayeron al suelo y chocaron contra las paredes de roca. Los cuatro sincorazones se abalanzaron sobre ellos, dispuestos a arrancarles el corazón...

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… Cuando una ráfaga de viento los empujó hacia atrás y los hizo también chocar contra las rocas. Uno de ellos volvió a levantarse, y a saltar sobre los aprendices, pero algo lo golpeó y desapareció en humo. Entonces, si levantaban la mirada un poco, verían que entre ellos y los monstruos se interponía una silueta erguida, que sostenía en posición defensiva un bastón coronado de frutos.

Rafiki.

Los tres sincorazon que quedaban se irguieron sobre las patas y retomaron el ataque. Uno fue de frente contra el simio, pero los otros dos saltaron sobre las rocas y corrieron por los recovecos de las paredes para saltar y alcanzar a los aprendices. Un nuevo torbellino de aire surgió de la palma de la mano de Rafiki que neutralizó al sincorazón.

Pero los otros dos le sobrepasaron y aunque él se dio la vuelta para defender a Kousen y a Bavol, no lo haría a tiempo. Los aprendices tenían que actuar más rápido.

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Bavol
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Re: [Tierras del Reino] El nacimiento de un príncipe

Notapor Tidus Cloud » Vie Nov 28, 2014 9:10 pm

Había conseguido herir a Scar, al menos podía estar contento de eso. Y sobrevivir, que tampoco estaba nada mal. Pese a todo, no había conseguido librarse de que el león le clavara superficialmente uno de sus colmillos o de que su propio hechizo le dañara también a él.

Mientras volaba gracias al hechizo que había conjurado, tambaleaba ligeramente a causa del dolor de las heridas que aún tenía abiertas. Lamentablemente, antes de encontrar a Zira o de tener tiempo a reaccionar, las alas desaparecieron cayendo hacia el suelo; no obstante, Kousen le había alcanzado y afortunadamente cayó sobre su lomo.

¡Bavol, hay que darse prisa! ¡A la cámara donde está Sarabi! ¡YA!

¿A la cámara de Sarabi? No entendía por qué Kousen quería ir hasta allí, hasta que recordó al recién nacido. ¡Eso es lo que quería Scar! Estaba invocando a todos esos sincorazón para sembrar el caos y aprovechar para matar al hijo de Mufasa a modo de venganza por quitarle el trono. Ese maldito rey era capaz de matar a su propio sobrino, estaba claro que los sincorazón ya le había arrebatado el corazón.

S-sí… —consiguió decir sobreponiéndose al dolor.

Sin embargo, no iba a ser tan fácil. Sin llegar a entender muy bien qué había pasado, sintió un golpe muy fuerte y tanto Kousen como él acabaron estampados contra la pared. Bavol alzó levemente la cabeza mientras temblaba de dolor y divisó a cuatro sincorazón justo delante de ellos preparados para derrotarlos. El camaleón soltó un gruñido consciente de que iban a necesitar algo de ayuda si querían salir de allí con vida.

Y ayuda es lo que tuvieron. Dos rápidos hechizos aturdieron a los sincorazón y derrotaron a uno de los cuatros. Bavol giró la cabeza hacia el lugar del que provenían los conjuros y comprobó que Rafiki, el mono que acompañaba a Mufasa, había aparecido para ayudarles.

Sin embargo, aún tenían que derrotar a tres sincorazón más. Mientras uno se dirigía hacia Rafiki, los otros fueron directos a por ellos dos.

Había gastado demasiada magia entre la batalla contra el otro sincorazón, lanzarle aquel hechizo a Scar y escapar de él. No podría usar ningún conjuro demasiado elaborado, tendría que recurrir a su hechizo preferido.

Perla —disparó contra uno de los dos sincorazón antes de caer de culo al suelo a causa del cansancio.
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Re: [Tierras del Reino] El nacimiento de un príncipe

Notapor xXOrbOOkXx » Vie Nov 28, 2014 10:30 pm

Y cuando llegué, con las patas temblando, la respiración agitada y con ganas de vomitar; pensé que no había sido buena idea hacer tantos sprints seguidos.

Varias sombras acecharon sobre mí cuerpo, y me tiraron al suelo. Veía la hierba distorsionada por el golpe, ensombrecida por lo que creí que era sangre. Saeko no parecía en mejores condiciones.

Un golpe sordo contra el suelo, impactó en una bola de luz. Era Nanashi, maltrecha y cansada. Dos Sincorazones siguieron su vuelo para rematarla.

Maldita sea... estaba tan cansado... ¿Qué podía hacer?

Intenté incorporarme, con un suspiro muy cansado, e intenté zafarme de las sombras... Pero los Sincorazones voladores se acercaban.

Intenté andar hacia la Maestra, y cuando pude estar en la posición idónea lancé un Electro hacia el cielo (en un ataque a la desesperada), e invoqué mi llave para zafarme de las sombras sobre mi lomo.

No me rendiría. A pesar de estar, seguramente en mi límite. Rugí frustrado.

Miré a mi alrededor. Manchas negras y todo sumido en caos. No veía a Saeko, estaba demasiado aturdido.

Tragué saliva, fijando la vista, ignorando el posible dolor que me habían causado los Sincorazón. Unos metros más allá, estaban Mufasa y aquel animalito color naranja... Quizá no me oirían pero...

Me incorporé y troté como pude hacia la dirección del rey, casi andando por el dolor y grité con toda la fuerza de mis pulmones.

¡Mufasa, Scar es el causante de todo! ¡Está en la cueva, deprisa!

Y lo repetí cuatro veces, entre los gritos de la batalla. Y creí agotar todas mis fuerzas.

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"Bastión Hueco" Choque de culturas (Encuentro)
"Bastión Hueco" Novatos bajo la lluvia (Primer encuentro - Saga Novatos)
"Tierras del Reino" El nacimiento de un príncipe (Trama)
"Islas del Destino" ¡Buscad a mi perro! (Misión)
"Castillo de Bestia" Solos entre lobos (Primer encuentro - Saga Délaissé)
"La Cité des Cloches" Los miserables (Encuentro)
"Villa Crepúsculo" Una visita guiada (Encuentro)
"Selva Profunda" Día de monos (Encuentro)
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"Especial libre" El laberinto de los corazones
"Especial libre" San Valentín III
"Islas del Destino" Yincana veraniega
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Cuarta Saga:


"Ciudad Inexistente" Dos velas para el diablo (Encuentro)
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"Bastión Hueco" De magdalenas y vicios franceses (Encuentro)
"La Cité des Cloches" Insomnia (Primer encuentro - Saga La Musique du Silence)
"La Cité des Cloches" Somnia (Segundo encuentro - Saga La musique du Silence)
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"Tierras del Reino" Donde duermen los gigantes (Trama)
"País de los Mosqueteros" Todos Para Uno (Trama)
"Ciudad de Paso" Un nuevo Crepúsculo (Trama)
"Ciudad de Halloween" El ataque de Boogieman (Trama)
"La Cité des Clochés" Fuego Infernal (Trama)
"Espacio Profundo" Planta 313 (Encuentro)
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"Tierra de Partida" Penúltima Parada (Encuentro)
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"Especial libre" El San Valentín está aquí
"Especial libre" ¡Exámenes finales
"Especial libre" La inocencia perdida
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"La Cité des Clochés" Santuario (Trama)
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Re: [Tierras del Reino] El nacimiento de un príncipe

Notapor Kousen » Dom Nov 30, 2014 7:43 am

Bavol se libró de que Scar lo matase por puro milagro, pero al menos estaba vivo. El cobarde de Scar no tardó en esfurmarse tras recibir nuestros ataques, por lo que no opuso resistencia cuando fuimos tras Zira... pero la maldita había desaparecido como el humo, sin importar donde mirásemos.

La voz de Bavol sonaba dolorida y temblorosa, algo que me asustó. ¿Y si el daño era peor de lo que parecía? Tendría que comprobar como se encontrase en cuanto tuviésemos un momento para tomar un respiro.

Iluso, eso es lo que fui. Antes de que pudiese darme cuenta, los Sincorazón nos alcanzaron, y con el poco espacio para maniobrar, nos estamparon contra una pared de roca hacia el suelo, listos para rematarnos.
Pero una repentina ráfaga de viento nos salvó a ambos. Cuando quise comprobar de dónde venía, pude ver a un babuino en pose defensiva, preparando nuevos hechizos naturales contra aquellas malas bestias.

¡R-Rafiki! ¡No sabes cuanto nos alegramos de verte!

Pero no quedaba tiempo para cháchara. Los Sincorazón se repusieron de inmediato para atacar de nuevo a todos los presentes que aún seguían con un corazón bien jugoso que pudiesen llevarse a la boca. Rafiki se las apañó para repeler al que iba a por él, pero los otros dos venían derechitos a nosotros.

Bavol lanzó un Perla al estar más debilitado, pero yo aún podía oponer algo más de resistencia. A la vez que Bavol lanzaba su hechizo, yo mandaría un Piro en la misma dirección. Inmediatamente, me impulsaría contra las rocas para lanzarme contra el otro Sincorazón que podría atacar a Bavol, interceptándolo y dándole todos los sablazos que me fuese posible con la llave espada.
Si seguían insistiendo en atacar a Bavol o a Rafiki, no dudaría en impulsarme y arremeter contra ellos, especialmente si se ponían a tiro para asestar un Sol Naciente a uno o varios.

Si por otra parte veía a Rafiki lo bastante desahogado como para oírnos sin bajar la guardia contra los Sincorazón, no tardaría en notificarle los acontecimientos:

¡Scar y Zira son los traidores! ¡Han traído a estas cosas y posiblemente van tras el príncipe Simba!

>>¡Debemos proteger a Sarabi cuanto antes! Los demás han ido a avisar al rey Mufasa...

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- Piro al otro Sincorazón, no objetivo de Bavol.
-Ataque de Llave Espada contra el otro.

Opcional:
- Sol Naciente contra varios de ellos si el ataque persiste.


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Perdón por lo breve del post, pero me limito sobre todo a la batalla xD
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Re: [Tierras del Reino] El nacimiento de un príncipe

Notapor Tsuna » Dom Nov 30, 2014 4:20 pm

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Me mantuve firme, decidida a luchar sin tregua en la explanada contra aquellos Sincorazón, frustrada por no llegar a comprender del todo la situación, y no dudé siquiera en lanzar un potente Aturdidor sobre mis enemigos cuando me vi acorralada. Y a pesar de no acabar con ninguno, varias leonas sí me ayudaron a rematarlos.

Retrocedí varios pasos, jadeando levemente y un poco cansada por la carrera, todavía alerta y con el pelaje erizado, dispuesta a seguir luchando con mi Llave Espada entre mis dientes, pero, sin siquiera verla, una de las sombras me embistió con todas sus fuerzas, clavándome en la carne sus garras. Exclamé por acto reflejo un gemido de dolor y caí al suelo polvorienta, tras rodar varias vueltas, entre dolorida y sorprendida por el golpe. Me levanté lo más rápido que me lo permitieron mis fuerzas, tambaleante en un principio, para volver a ponerme rígida y encarar a la bestia. Tenía que tener mucho cuidado, porque, como había sospechado, eran terriblemente poderosas físicamente. No obstante y antes de lanzarme de nuevo a la lucha, me sorprendió de sobremanera la repentina llegada de Simbad, quién gritaba a los cuatro vientos que…

¿Scar?


Supuse de inmediato que algo había sucedido donde se quedaron el resto de aprendices… en el interior de la Roca. Y si mi propio compañero, aunque fuese un novato, estaba tan convencido de ello, entonces es que debía de ser verdad. Fruncí el ceño, dispuesta a preguntarle y, asegurarme con ello, de qué es lo que había ocurrido, pero aquel fue mi mayor error: las bestias se lanzaron sobre mí, clavándome de nuevo sus garras y debilitándome todavía más. Me maldije por lo bajo, impotente ante su fuerza.

N-no…

Inevitablemente sentí como la vista se me nubló todavía más; el escozor de los arañazos me recorría el cuerpo, haciéndome sentir escalofríos; las patas me temblaban; el sonido de la batalla quedaba lejos y a mís oídos sólo llegaban los latidos de mi corazón, junto con los fuertes jadeos de cansancio; y mis fuerzas no me permitieron sostener mi arma por más tiempo. La invoqué de nuevo entre mis dientes para apartarme, asustada, de aquellos monstruos y poder volver a recuperarme, pero entonces sucedió lo que nunca hubiese imaginado: la maestra cayó, derrotada.

Abrí los ojos como platos, ignorando el cruel destino que había sufrido Simbad, en el cual me fijé, exhausta, poco después, para ver cómo se dirigía al rey Mufasa, desesperado por confesarle lo que había sucedido en la Roca del Rey. No me quedaban muchas fuerzas, y la maestra estaba tan agotada como yo. Quedaban incontables Sincorazón, y si seguíamos a ese ritmo, estaríamos perdidos…

Esto no va a terminar aquí…


… pero yo estaba al mando en aquella ocasión. Si las cosas iban mal, yo sería en parte responsable. No podía confiar siempre en mis maestras, pues incluso ellas tenían su límite. Tenía que, definitivamente, aprender a valerme por mí misma. Y eso hice.

No lo dudé, actúe por instinto. Me aproximé todo lo que pude a Simbad para alzar mi Llavero y conjurar sobre él un hechizo NigroCura. Al instante, sentí que perdí todas mis fuerzas, pues me dolía horrores la cabeza, indicando que ya estaba al límite, al menos en el ámbito mágico. Confiaba en que el hechizo ayudara al novato a recuperarse, no podía permitir que muriese. La maestra en cambio era más poderosa y experimentada que cualquiera de nosotros dos, por lo que, pensé, que con solamente mi apoyo podría cubrirla.

Decidida, me coloqué junto a la maestra, dejando que Simbad se encargase solo de Mufasa. No me quedaba otro remedio que confiar en él, pero estaba segura de que con mi hechizo conseguiría sobrevivir más tiempo; él sabía lo que había pasado, tenía pruebas. Yo, todavía con el miedo en el cuerpo al tener aquellas cosas ante mí, me intenté mantener firme al lado de la maestra, y si alguna de aquellas cosas se lanzaban a por ella o a por mí, respondería con todas mis fuerzas y con toda la rabia contenida, dando mandobles y espadazos hasta acabar con ellas, aunque me empujasen y me arañasen. Me abriría paso como fuese a base de golpes para repelerlas.

No estaba, ni mucho menos, dispuesta a morir aquel día.

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NigroCura (HM) [Nivel 7] [Requiere Poder Mágico: 8; Afinidad a Oscuridad]. Versión oscura del propio hechizo Cura. El hechizo tiene las mismas características que la habilidad Cura (Cura las heridas más leves y alivia un poco la fatiga) si es aplicado en otros Jugadores/Npcs de cualquier afinidad elemental, sin embargo, en aquellos afines a Luz la habilidad reducirá su efecto a la mitad, y en aquellos afines a Oscuridad se potenciará levemente, recuperando más Vit de lo que un Cura común hubiese curado.

Resumen de la habilidad: Como Simbad tiene afinidad a Viento, actuará como un Cura normal y corriente.
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Notapor Tanis » Lun Dic 08, 2014 6:14 pm

Saeko y Simbad


El electro de Simbad acertó en una de las alas del Vientormentoso más cerca, y junto a un también desesperado hechizo eléctrico de Nanashi, logró desestabilizar el vuelo del monstruo, como la primera vez. El sincorazón cayó al suelo y las leonas no tardaron en rodearlo para intentar destruirlo. De alguna manera, las felinas se las arreglaron para hacerlo sin sufrir demasiadas heridas, quizá gracias a que el sincorazón ya estaba bastante debilitado. Quedaba un segundo Vientormentoso que eliminar y a ninguno les quedaban fuerza. Nanashi consiguió escapar a tiempo del ataque del monstruo, que hincó las garras en la tierra, pero sin opción a contraatacar. De pronto un enorme rayo, salido de ninguna parte, impactó contra el Vientormentoso que quedaba en el aire y lo hizo desaparecer. El corazón brillante y rosado ascendió al cielo, hermoso y puro.

¿Qué... ?

Nanashi, que había rodado junto a Saeko, alzó la cabeza débilmente. La aprendiza daría cuenta del ejecutor del enorme hechizo: Yami se acercaba a paso lento, con la pequeña Llave-Espada todavía sujeta entre los dientes y una expresión cansada en los rasgos caninos.

El esfuerzo de Saeko por curar a Simbad ayudó a que este consiguiera alertar a Mufasa sobre Scar. El rey corrió hacia él sin mostrar más que concentración en la batalla y embistió a las sombras que saltaron sobre Simbad. Múltiples zarpazos hicieron falta para deshacerse de todas y acabar finalmente con los últimos enemigos.

Mufasa rugió, reuniendo a las leonas junto a sí, y miró por pocos segundos a Simbad. Luego dijo, grave:

Vosotras —Señaló a unas cuantas leonas— reunid a quien quede y mantened el orden hasta que aclaremos este asunto. Los demás, seguidme.

Con los demás se refería a los portadores. Mufasa no esperó a que se pudieran en camino, parecía enfadado. Yami alcanzó al grupo de Bastión Hueco entonces, haciendo desaparecer su arma. Nanashi no la miró, mientras se levantaba con toda la dignidad de la que era posible alardear en ese estado. Poco a poco, temblorosa, fue caminando con sus propias patas hacia la Roca, para seguir a Mufasa. No pidió ayuda a sus aprendices. Yami bufó ufana.

De nada.

Con un correteo adelantó a la garza y se acercó a las leonas que seguían a Mufasa y al propio rey. El grupo no tardó en adentrarse en los recovecos de la Roca, y en la cámara que anteriormente habían visitado. Sarabi, Sarafina y los dos cachorritos de la manada continuaban allí, aunque en lugar de Rafiki, se encontraba Zazú, el mayordomo. El pajarito no tardó en revolotear hacia el gran león, todavía nervioso, seguido de Sarabi.

¡Majestad!

Mufasa, ¿qué ha pasado?

El rey mantenía una expresión seria, demasiado seria.

Hay que buscar a Scar.

Sarabi sabía lo que eso podía significar, y asintió. Entonces Yami gritó, alegre, y desvió la atención del asunto principal.

Kousen y Bavol


El hechizo del pequeño camaleón dio en el blanco casi a bocajarro, pero resultó lo suficientemente efectivo, tras los anteriores ataque de Rafiki, para destruirlo. Quedaba uno, al que Kousen enfrentó con un Piro y que también destruyó sin tener que ejecutar más maniobras. Darían gracias porque ya estaban lo suficientemente exhaustos como para tener que combatir contra más sincorazón

Se habían librado de la amenaza. Si tomaban nota de la experiencia, darían cuenta de que esas sombras sincorazón en particular eran más débiles a la magia que a los ataques físicos.

Rafiki, que escuchó con preocupación el aviso de Kousen, recogió a Bavol del suelo manteniendolo en la palma de su mano, colocó la otra libre en el lomo de Kusen y aplicó un hechizo en ambos. Una pequeña aura verde les envolvería, al mismo tiempo que la sensación de sentirse más restablecidos, menos cansados, les llenaba. ¿Rafiki también conocía conjuros de curación? Era bueno saberlo.

Scar y Zira... —El simio se mesó la blanca barba, pensativo—. Vengo de allí, pero no me los he encontrado. Será mejor que nos demos prisa. —Dejó colocado a Bavol en su hombro—. Agárrate, chiquitín.

Con sorprendente agilidad, Rafiki saltó sobre una de las rocas que casi entorpecían el camino entre las paredes de piedra y corrió a lo largo del sendero en sombras, esperando que Kousen le siguiera. Gracias a la guía de Rafiki, consiguieron no perderse y encontrar el camino de vuelta a la cámara de los leones.

Todos


Para cuando Kousen, Bavol y Rafiki llegaron, la manada, Mufasa, Bastión Hueco y Yami estaban allí. Pero no Scar, ni Zira, y tanto Sarabi como Sarafina y sus bebés estaban sanos y salvos. ¿la teoría de Kousen había resultado ser infundada?

Yami, al ver que Rafiki traía a sus aprendices, corrió hacia ellos. El chamán dejó al camaleón en el suelo, junto a la maestra, y se apartó para acercarse a Mufasa.

¡Kousen, Bavol! ¡¿Estáis bien?! ¡Estábamos muy, muy preocupadas! ¡No deberíamos haberos dejado solitos!

Abrazó a Bavol con una de sus patitas, apretándole contra su pecho esponjoso y suave. Mientras tanto, Rafiki se acercó a Bastión Hueco y meneó la cabeza, para después curar algunas de las heridas de Saeko y Nanashi. La garza agradeció el gesto con una pequeña reverencia de cabeza. Mufasa no se entretuvo mucho en contemplar la reunión. Se aseguró de que su hijo y el otro cachorrito estaban bien y volvió a impartir instrucciones. Luego se dirigió a la salida.

Quiero que los extranjeros me acompañen. Sarabi y Sarafina se quedarán aquí. Zazú, ve delante y busca a mi hermano.

Sí, alteza.

El pajarito fue a cumplir rápidamente con las orden del rey y se perdió entre los recodos de la cueva al salir. Las acusaciones de los aprendices habían inflamado los ánimos de Mufasa, que no dejaría ir a quién hubiese invocado a aquellas criaturas sin recibir justo castigo.

* * *


Casi en fila de a una, tanto Tierra de Partida como Bastión hueco terminaron sin más opciones que obedecer las directrices del rey y buscar a Scar, estuviera donde estuviera. Formando parte de la comitiva del león, volvieron a recorrer los caminos sombreados entre las rocas, ahora silenciosos, cuya quietud era únicamente rota por los pasos y las respiraciones de los animales. No tardaron mucho en hallar su objetivo, ya que gracias al olfato y a la vista aérea de Zazú, consiguieron rastrear con éxito los pasos del hermano de Mufasa.

¡Aquí, le he encontrado, alteza!

Vamos.

Mufasa inició un trote que frenó al el camino desembocar en una espacio más abierto, similar al que había cobijado a Scar horas antes. Sin embargo, si los aprendices esperaban encontrar al león tendiendo una emboscada estarían muy equivocados. Al acercarse y abrirse paso, verían a Mufasa de pie parado junto al cuerpo caído y herido de Scar, que respiraba muy dificultosamente. A simple vista parecía que le hubieran atacado los monstruos, de igual forma que a Kousen o a Saeko anteriormente. Mufasa le empujó la cabeza levemente con el hocico, preocupado. Eso consiguió que el león abriera los ojos, débil.

Mufasa...

Su voz sonó débil, pausada, aletargada. Muy diferente a cómo le habían escuchado en plenas facultades. ¿Qué habría pasado? El rey compuso una expresión inquieta.

Scar, ¿qué ha pasado?

Respirando entre los dientes, Scar sibiló, enfermizo y cansado e inspiró hondo varias veces como si le costase encontrar las palabras adecuadas. Entonces murmuró, con los ojos entornados y un gesto digno del más profesional de los actores:

Zira... Es Zira... Trajo esos monstruos... y me atacó también...

Sorprendido, Mufasa levantó la cabeza. Scar cerró los ojos. Un silencio pesado y denso cayó sobre el grupo como una nube a punto de estallar en tormenta. Con las acusaciones de los aprendices no había tenido problema, pero la información de Scar era diferente. ¿Qué iba a pasar?

Zazú.

El mayordomo, que tembló al escuchar el tono frío del rey, se posó en el suelo junto a él.

¿Sí, majestad?

Encuentrala.

Zazú le echó un vistazo suspicaz a Scar y repuso:

Pero...

Ahora.

Zazú echó a volar sin replicar más, y dejó atrás a la agrupación para buscar entonces a la leona. Aún en silencio, Mufasa no se dirigió a nadie más. Despacio se las arregló para cargar a su hermano sobre el lomo y echar a andar en dirección a la cámara. Rafiki era el único que podía ayudar con esas heridas y se había quedado con la reina y el príncipe, sólo por si acaso.

¿Qué iban a hacer los aprendices? ¿Ayudar a Zazú con la búsqueda o acompañar a Mufasa? Había algo allí que no terminaba de encajar. Si ninguno había perseguido el objetivo propuesto por Kousen... ¿Dónde demonios estaría Zira? ¿Y para qué habrían montado todo eso?

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Saeko
VIT: 26/26
PH: 1/20

Simbad
VIT: 10/10
PH: 3/8

Bavol
VIT: 24/24
PH: 3/20

Kousen
VIT: 26/26
PH: 18/26


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Tanis
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