[Ciudad Halloween/Navidad] ¿Esto es Halloween?

[Zee]

Los ojos del simpático barrigón, enmarcados por sus amplias y enrojecidas mejillas y por un mechón de cabellos de plata, danzaban a una velocidad inaudita por encima del interminable pergamino. Sus dedos se movían como los de un bien instruido pianista tocando una complicadísima melodía, salvo que en esta situación el único sonido que podía escucharse era el del manuscrito tallando sus yemas y luego arremolinándose en el suelo. Dos listas tenía entre sus manos, ambas tan largas que parecían no tener ni inicio ni fin, pero aun así no batallaba para leer ninguna de las dos.

Con lo que batallaba era para encontrar lo que estaba buscando. El orden en ellas era impecable, sin ningún fallo, así que… ¿cómo era posible que se le hubiera perdido un nombre?

—¿Estás seguro de que no tienes otro nombre, pequeño? No le habrás mentido a Santa Claus, ¿verdad? —dijo el anciano, rindiéndose finalmente y dejando caer los papeles sobre su regazo. Dejó salir un suspiro y luego se respondió a sí mismo—. No, por supuesto que no. Santa sabe cuando mientes, jojojo.

Hubo un gruñido triste como respuesta.

—Me temo que no estás en la lista, pequeño.

***



Bastión Hueco era un sitio grande. O bueno, a lo mejor en realidad no lo era así, pero sin duda lo parecía: el castillo era laberíntico por completo, con sus intrincados ascensores y sus torres desbalanceadas, con esas extrañas tuberías y cristales estorbando cuando menos se lo esperaba uno, y la sensación de desequilibrio y mareo que producía por estar construido en las alturas… Era un castillo bastante especial, sin duda alguna; y por lo tanto podía ser sobrecogedor intentar encontrarse agusto en su interior.

Los novatos en especial tenían problemas para ubicarse. Porque claro, cuando habían llegado, no había habido ninguna cosa parecida a un tour guiado o un folleto con un mapa. A los niños los habían arrojado de cabeza al arenero.

Por supuesto que eso no sería ningún problema si se hallaran en otra situación. Podrían tomarse el tiempo que quisieran para conocer el castillo, recorrerlo de un lado a otro, correr de pasillo en pasillo y de… habitación en habitación… saltar de ascensor en ascensor… Sí, esa era la idea. Desgraciadamente, no tenían tiempo para ello.

Aclimatarse en sus habitaciones, entrenamientos intensivos para ponerlos en forma, misiones ridículas que implicaban buscar mascotas o limpiar almacenes… Tuvieron algunas cosas que hacer, una tras otra, y al final se habían topado con que, para su primera misión, todavía no sabían encontrar la biblioteca.

Allí se les había pedido que se encontraran con la Maestra Ariasu, con la promesa de que se les daría una nueva misión. Y a lo mejor ésta sí era interesante.

Así que los nuevos Aprendices, Colibritany y Yui, ellos sólo tenían que iniciar su día y buscar la biblioteca si no querían que les cayera un castigo (o peor, que pudieran perderse la misión). Podían ir a un lugar concurrido para ver si se topaban con alguien a quien preguntar o podían sonsacarle la información a uno de los moguris que andaban por allí. Tenían, además, la nota con la que se pedía su presencia, por lo que si llegaban a toparse con alguien más que la tuviera, sabrían que se trataba de un compañero.

La única excepción era Gonax, que como ya llevaba cierto tiempo siendo residente del castillo, ya podía ubicarse mucho mejor. Le resultaría raro que en su nota se le mencionara que iba a trabajar con una tal “Coli” y una supuesta “Yui”, pues seguramente no le sonarían de mucho. Tal vez, deduciendo que estas dos eran novatas, podría permitirse perder algo de tiempo antes de su cita, evitando todas esas incómodas presentaciones y las tontas bienvenidas. Después de todo, faltaba todavía cerca de media hora.

***



En Tierra de Partida la historia no fue muy diferente a la de Bastión Hueco. Tal vez sólo en el hecho de que los Aprendices tuvieron que levantarse más temprano, y esto sólo porque un moguri tocó directamente a sus puertas para después pasarles una nota por debajo sin decir nada más que un “cartita-kupó”. El sol apenas había salido y, antes de que tuvieran tiempo de siquiera pasar por su almuerzo, ya se les pedía que se reunieran con el Maestro Kazuki en la Sala del Trono.

La nota, aparte de mencionar a quiénes se necesitaba (Aru y Lyon… ¿por qué siempre tenían los Aprendices nombres tan extraños?), decía que su misión era de vital importancia para las relaciones externas de la Orden. Debían sentirse halagados por ello… a menos, claro, que fuera una aburrida misión que sólo involucrara diplomacia que sólo pidiera de su presencia y nada más. Entonces sí tenía sentido que se las hubiesen encargado a un par de recién llegados.

Así que les quedaba poco tiempo. Podían intentar llegar un poco tarde si se les antojaba, con tal de coger algo para comer por el camino; de todas formas, era bien sabido que Kazuki no era precisamente puntual. O tal vez, esperar a su compañero fuera de la Sala del Trono era una idea mejor, con tal de conocerse antes de tener que emprender todo un viaje juntos. Después de todo, tendrían que cooperar en sabría quién qué clase de situaciones, por lo que era necesario saber al menos qué nombre gritar si llegaban a toparse con un Sincorazón.

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¡Asegúrense de interactuar un poco antes de buscar a los NPCs! Tienen unas cuantas rondas para ello; o ninguna si así lo prefieren (?)

[Mentos]

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Un pesado cuerpo chocó contra el frío suelo de la oscura y simple habitación. El sonido retumbó por el área… Era Colibritany, que se había caído desde su cama. Se reincorporó y empezó a vestirse y arreglarse como mejormente pudo. Una vez estuvo lista, se acercó a una mesita próxima al nicho, mientras dejaba escapar un largo bostezo. Encima de ella encontró dos cosas: un trozo de tarta de tres chocolates que se desayunó al instante y una nota de su maestra Ariasu. En el trozo de papel, expresaba que quería reunirse con ella y otras dos personas más en la biblioteca para hablar acerca de los detalles de su primera misión real.

Coli se encontraba algo nerviosa ante tal propuesta; sólo había experimentado entrenamientos absurdos de todo tipo, pero al final se presentó ante ella una oportunidad de hacer algo medianamente interesante. Abandonó su humilde recámara y Bastión Hueco la recibió como sólo el mismísimo castillo sabía; con extrañas tuberías y curiosos mecanismos naciendo de paredes que, a su vez, surgían de otras; cristaleras enormes que decoraban pasillos y salas; plataformas móviles que nadie sabía muy bien a donde llevarían a uno… llamarlo laberinto en vez de castillo no sería tan equivocado.

La linda joven se limitó a suspirar. El tiempo se abalanzaba contra ella; cada segundo que se consumía significaba estar un paso atrás más de llegar puntual y no cabrear a Ariasu. No se lo pensó dos veces y decidió dirigirse hacia la biblioteca cuanto antes.

Pero no llevaba ni tres pasos dados cuando una pregunta invadió su mente:

—¡¿Y DÓNDE MOÑO ESTÁ LA BIBLIOTECA EN ESTE MALDITO LABERINTO?!

Se frenó en seco al instante. Si no sabía dónde estaba la biblioteca... ¿qué se supone que debía hacer ella? Pensó en ir a un sitio que actualmente supiera como llegar y que estuviera más o menos concurrido. Sólo conocía un lugar que cumpliera ambos criterios: la entrada al castillo.

—Supongo que alguien que esté pasando por allí podrá ayudarme… —se dijo a sí misma en voz baja.

Poco más podía hacer la muchacha, así que corrió decidida hacia su nuevo objetivo mientras rezaba para que —una vez llegara al sitio— hubiera gente a la que pudiera preguntar sobre la ubicación de la biblioteca.

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CHAN pues soy el primer post D: espero que no haber roto ninguna norma y tal... y bueno... espero que nos lo pasemos bien ñ_ñ

[GonaxHS]

<<Bueno, hora de levantarse>>

Eso hice, y me dispuse para ir a hacer cualquier cosa que me tocase (entrenamientos intensivos, recados, ¿día libre? lo dudaba), cuando me di cuenta de que en el escritorio había una nota, convocándome en la biblioteca de Bastión Hueco. Al parecer, tenía una nueva misión. Ya era la segunda, y empezaba a acostumbrarme a la vida en el castillo. Lo que mas me gustaba era que las habitaciones fuesen individuales, finalmente me había acostumbrado. Al observar la nota mas detenidamente, me di cuenta de que no iría solo. Me acompañarían dos aprendizas que todavía no conocía, unas tales Coli y Yui, según el mensaje. Llegado el momento, no tendría mas remedio que presentarme, pero hasta entonces, yo no pensaba forzar un encuentro.

Según la nota, disponía de media hora larga para lo que me apeteciese antes de la cita, así que decidí dar una vuelta por el castillo. El primer lugar que visité fue el mirador. Apenas estuve unos minutos y, aunque me encantaba tumbarme a descansar ahí en los pocos ratos libres, esta vez lo dejé correr y simplemente fui dando tumbos por el castillo sin ningún objetivo en particular.

Cuando llegué a la entrada, había algunas personas como de costumbre. No reconocí a nadie en un primer momento. Estuve dando vueltas un rato, cuando llegó corriendo una aprendiza a la entrada. Llamaba la atención, acababa de irrumpir corriendo con su cuerpo considerable. Parecía que buscaba algo. No le presté mayor atención, y permanecí un poco mas en la entrada releyendo la nota de Ariasu. Por si me había equivocado al mirar la hora y llegaba tarde. No sería la primera vez que me pasaba.

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Creí que iba a ser yo el primer post D:! pero bueh da igual. Espero que nos lo pasemos guachi todos juntos. :D

[Reimeow]

El Sol entró por la ventana de mi habitación dando directamente en mi cara y despertándome. Con el pelo todo revuelto y con las pequeñas ojeras, parecía un zombie. Aún no acababa de acostumbrarme a dormir en aquella cama.

Resoplé incorporándome de mala gana. Estas semanas habían sido solo misiones sin importancia pero lo que más me molestaba es que seguía perdiéndome contínuamente por el Castillo.

Maldito laberinto

De reojo ví algo que me sacó de aquel estado de mosqueo. Era una nota, una nota de mi Maestra. Quería que me reuniera con ella y dos aprendices más en la biblioteca: ¿quiénes serían?. Cogí la nota con fuerza y me levanté de un salto.

Da igual,¡por fin tengo una misión de verdad!

Me vestí rápido. Casi me caí poniéndome la falda del nerviosismo.

Tras vestirme, mientras corría atravesando la puerta a toda velocidad, me iba haciendo las dos coletas pequeñas y sin parar me puse las cadenas en mis muñecas. La decoración de Bastión Hueco me seguía provocando esa sensación sobrecogedora que me encantaba,bueno,en general Bastión Hueco me provocaba esa sensación.

Cuando me dí cuenta reaccioné en medio del pasillo.

¿Dónde estoy?

De nuevo me había vuelto a perder. Corrí por los largos pasillos intentando ubicarme: ¡quizás había pasado por delante de la biblioteca y no lo sabía!.

Sin darme cuenta llegué corriendo a la entrada principal, el único sitio que me sonaba.

Una vez allí me quedé parada y desarrugando el papel de la mano leí otra vez la nota.

Quizás si presto atención pueda encontrarme con mis otros dos compañeros..

Me atusé un poco el pelo suspirando. Hasta que de reojo, ví a una chica que parecía tan perdida como yo.

Apreté el papel en mi mano (no me hacía mucha gracia tener que presentarme, me incomodaba) pero aún no queriendo fui corriendo hacia ella.

-¡Heeeeey!-dije agitando la mano.

Una vez estuviera a su lado me presentaría y le preguntaría por la biblioteca.

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Mi primera trama weeeh,espero que nos lo pasemos bien nwn

[Aru]

A la peliazul se le había encargado una misión junto a su compañero Lyon, que ya le había conocido anteriormente en aquella bonita misión para salir de la cocina sin ser pillados que no salió todo como debería...

Como Aru ya conocía cual era la habitación del muchacho, fue ante su puerta y toco tres veces en ella.

—¡Lyon despierta tenemos una misión! ¡No me hagas entrar como aquella vez! —chilló a la vez que golpeaba la puerta.

Es cierto, ella ya había entrado ya una vez a su cuarto pero eso como dicen, es otra historia.

Mientras la muchacha esperó a que el chaval le abriese, con los brazos cruzados suspiró mientras se apoyaba en la pared de enfrente.

—Odio tener que esperar ah~ —pensó en voz alta la pequeña al ver que aun su compañero se tardaba.

Segundos después, al abrirse la puerta la pequeña le miro con cara seria y nerviosa, no pudo evitar sentirse desesperada por volver a ver a su maestro, ya que hacía mucho que no lo había visto. También estuvo pensando en aquel mundo que visitarían por primera vez para su misión... ''Ciudad de Halloween'' ¿Cómo podría ser? Es cierto que su nombre podía darle una pista, pero aun así la muchacha seguía imaginando y teniendo bastantes expectativas sobre aquel nuevo mundo. Si era un mundo ambientado en la fiesta de la noche de brujas, ¿no debería llevar disfraz? Muchas dudas se apoderaron de su mente en pocos minutos.

—Ya era hora, estaba empezando a quedarme dormida —dijo con una sonrisilla nerviosa— ¿Quieres que vayamos ya o prefieres desayunar primero?

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Edito por un fallito con los colores, espero que no importe >u<

[Marioxulo]

Era la segunda vez que tocaban a la puerta esa mañana. La primera vez fue un moguri, y antes de que pudiese ni siquiera girarme para levantarme, paso una nota por debajo de mi puerta. Decidí que aquello podía esperar unos minutos más, y me volví a dormir de nuevo. Al cabo de unos minutos, el sonido de la puerta siendo golpeada volvió a despertarme. Tapándome la cabeza con la almohada, decidí ignorarla y me giré de espaldas a la puerta. Me encontraba demasiado cansado como para lograr mantener una conversación medio normal con alguien. Sin embargo, aquella persona no desistió, y gruñendo logre decir:

—¿Se puede saber quien cojones llama tan temprano?

Por suerte, la almohada logró ahogar mi gruñido, y la persona que estaba fuera comenzó a gritarme sin oír lo que decía.

—¡Lyon despierta tenemos una misión! ¡No me hagas entrar como aquella vez! —chillo aquella voz detrás de la puerta.

Así que era Aru. Tenía sentido, era de las pocas personas que conocía donde estaba mi habitación. Parecía decir algo acerca de una misión, seguramente sería por eso por lo que el moguri había venido antes, para informarme de la misión. Rápidamente, me levanté, y me puse a vestirme. Sin embargo, mientras me ponía los pantalones, conseguí tropezar y darme con la cabeza contra toda la pared. Seguro que Aru había escuchado aquel golpe, pero ya pensaría en alguna cosa mejor que: "Me he dado una hostia con toda la pared mientras me ponía los pantalones". Agarré la nota del moguri, y salí de mi habitación. Apoyada junto a la puerta estaba aquella chica de pelo azul. Cuando se dio cuenta de que salí, me miro con una sonrisa.

—Buenos días Aru —le dije, mientras le sonreía ampliamente.

—Ya era hora, estaba empezando a quedarme dormida —dijo Aru mientras seguía sonriendo— ¿Quieres que vayamos ya o prefieres desayunar primero?

—Buf, yo si no desayuno no soy persona, vamos a la cocina a ver que encontramos —le dije. Y era cierto, no desayunar me provocaba un enfado bastante notable, y no tenía ganas de entrar en cólera aquella mañana.

Entonces caí en cuenta en la nota de la misión. Iba a ser en Ciudad de Halloween. Así que así se llamaba el primer mundo donde iba a trabajar, sonaba bastante bien la verdad.

—Oye Aru, ¿sabes algo de este mundo? —le dije mientras íbamos hacia la cocina—. Nunca he visitado otro mundo salvo este y mi mundo natal, así que si me pudieses explicar como funciona todo esto te lo agradecería mucho.

[Aru]

—Buf, yo si no desayuno no soy persona, vamos a la cocina a ver que encontramos —dijo el muchacho

Entonces, Aru y Lyon caminaban de camino a la cocina mientras charlaban tranquilamente. Ella no puedo evitar recordar aquel primer encuentro con él, fue divertido aunque acabasen castigados.

—Oye Aru, ¿sabes algo de este mundo? —preguntó Lyon—. Nunca he visitado otro mundo salvo este y mi mundo natal, así que si me pudieses explicar como funciona todo esto te lo agradecería mucho.

Aru se quedó pensativa tras aquella pregunta, ya que tampoco había visitado aquel mundo, ella suponía que cualquier respuesta que le hubiera podido proporcionar no sería del todo acertada ni se podría aproximar a la realidad.

—La verdad... Es que también es mi primera vez en ese mundo —confesó mientras se rascaba la cabeza avergonzada.

La pequeña no pudo evitar sentirse un poco inútil al no haber podido ayudar a su compañero de misión, ella también era novata después de todo...

—Pero aun así, supongo que juntos podremos hacerlo bien, ¿a que sí? —dijo mientras se paraba delante de el con una gran sonrisa—. Además no iremos solos, mi maestro Kazuki nos acompañará si no recuerdo mal, aun así yo intentaré protegerte —dijo dándose un golpe en el pecho y haciendo una mueca dando a entender que le había dolido.

Cuando ambos llegaron a la cocina, Aru decidió coger unas tostadas con mermelada de fresa, no pudo evitar sentir añoranza, ya que su madre le hacía ese mismo desayuno cuando aún vivía en Ciudad del Paso.

—¿Te gustan las tostadas, Lyon?

[Marioxulo]

Aquella chica se quedó pensativa, y al cabo de un rato me dijo:

—La verdad... Es que también es mi primera vez en ese mundo —confesó mientras se rascaba la cabeza algo avergonzada.

—Entonces es nuevo para los dos, habrá que esforzarse mucho —le dije sonriendo, intentando animar a aquella chica que parecía haberse deprimido un poco al no poder responder a la pregunta.

Entonces decidí que ya le preguntaría al acerca de este mundo, ahora solo me importaba una cosa: saciar mi hambre mañanera.

—Pero aun así, supongo que juntos podremos hacerlo bien, ¿a que sí? —dijo mientras se paraba delante de mi con una gran sonrisa—. Además no iremos solos, mi maestro Kazuki nos acompañará si no recuerdo mal, aun así yo intentaré protegerte —dijo dándose un golpe en el pecho y haciendo una mueca con la cara.

—Bueno, debemos protegernos mutuamente —le dije, ahora con un tono más serio—. No sabemos que nos podemos encontrar allí, y no me gustaría acabar mal mi primera misión, ni creo que a ti tampoco. Además, si viene un maestro entonces podemos relajarnos un poco, pero tampoco bajar la guardia —le advertí.

Cuando ambos llegamos a la cocina, Aru decidió coger unas tostadas con mermelada de fresa. Indeciso, me quedé mirando la comida que tenía delante de mi. Me decidí por otra tostada y un par de aquellos bollos que descubrí el otro día —¿Cómo me dijeron que se llamaban, "croissants"?—, los cuales eran una autentica delicia.

Me senté al lado de mi compañera, que parecía estar absorta en sus tostadas.

—¿Te gustan las tostadas, Lyon?

—La verdad es que estan buenísimas, aunque estas cosas —dije mientras señalaba el bollo— las encuentro verdaderamente deliciosas.

Le di un bocado al bollo, y entonces decidí hablar un poco más sobre el maestro y de las misiones de aquel lugar, con el fin de salir un poco de mi ignorancia acerca de como funcionaba la orden.

—Oye Aru, ¿de que suelen ir las misiones? Sigo sin saber muchas cosas de este lugar, y esta es una de las dudas que llevo mucho tiempo pensando.

> ¿Y que me dices del maestro Kazuki?¿Que me cuentas de él?

Escucharía atento la respuesta de mi compañera. Cuando terminé de devorar el desayuno, decidí que ya iba siendo hora de comenzar con nuestra misión.

—Bueno, vamos ya con el maestro, puede que lleve un rato esperándonos.

[Aru]

Despues de ver como Lyon afirmaba que le gustaban las tostadas, Aru observó como se manchaba toda la cara de comer aquellos bollos rellenos de nata, ¿cómo se llamaban? a sí, profiteroles

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también le gustaban mucho, pero no se podía comparar a aquellas tostadas de fresa, cada mordisco le sabía a puro cielo.

—Oye Aru, ¿de que suelen ir las misiones? Sigo sin saber muchas cosas de este lugar, y esta es una de las dudas que llevo mucho tiempo pensando.

> ¿Y que me dices del maestro Kazuki?¿Que me cuentas de él?

Al parecer Lyon no se había informado de que iban las misiones, y la muchacha tendría que explicarle como iban a hacer, como tendría que actuar... E incluso le preguntó por su querido maestro, Kazuki, aquel que la había traído hasta Tierra de Partida.

—¿No te has informado nada eh? Pues lo primero que hay que hacer es... —pausó la muchacha mientras se levantaba para explicarle mejor las cosas.

>> Primero nuestro maestro nos explica o nos dan una lista con las cosas que debemos buscar, resolver o incluso aniquilar. Seguidamente nos subimos a nuestros gliders con la armadura puesta y nos ponemos rumbo a ese mundo en el que debemos poner a cabo nuestra misión y, cuando llegamos, seguimos las instrucciones que nos han señalado.

Cuando Aru finalizó, pudo observar la cara de atención que tenía el jovenzuelo, al parecer todo lo que le estaba explicando era completamente nuevo para el.

—Y respecto al maestro Kazuki, el es un hombre de pocas palabras y a veces parece que carece de emociones, tanto como reacciones faciales como de sentimientos —dijo la muchacha mientras cruzaba los brazos y cerraba los ojos, tras aquella pausa se dio cuenta de que parecía que estaba describiendo a Kazuki como un ser inerte y sin vida, entonces exaltada dio un golpe en la mesa con ambas manos y le gritó:
—N-no me refería a que careciera de sentimientos, simplemente no suele reaccionar como una persona normal.

Entonces Aru suspiró y miró hacia ambos lados con la esperanza de que ningún pupilo o incluso el gran maestro Kazuki estuviese presenta para haber escuchado tal horrible descripción hacia su persona.

—Bueno, vamos ya con el maestro, puede que lleve un rato esperándonos —indicó el muchacho.

Bueno... Kazuki no solía ser muy puntual, pero como ambos ya habían acabado de comer.

—Dudo que Kazuki ya esté ahí, pero vayamos por si acaso.

[Zee]

—Son las personas como vosotros las que me hacen creer en la teoría de la involución selectiva.

Alguien había estado poniéndoles atención. Aparte de la expresiva exclamación de Coli, ninguno de los Aprendices había dado indicios a los demás de haber estado buscando la misma cosa. Y sin embargo, aquella chica parecía tener la suficiente agudeza como para comprender que los tres buscaban lo mismo; para empezar, dos de ellos lucían completamente perdidos; y segundo, los tres habían recibido la misma nota y la habían mostrado en cierto momento. La conexión de aquellos puntos podía sonar descabellada, pero tal vez era sólo que aquella curiosa chica tuviera experiencia con los recién llegados. Tenía una sonrisa en el rostro, por lo que podrían asumir que se divertía un poco.

—¿La Biblioteca? —dijo, acercándose hacia ellos desde la pared contra la que había estado recargada, observándolos. Miró primero a Colibritany, alzando una de sus cejas, como si se encontrara intrigada por la chica. Luego miró a Yui, a quien miró con un poco menos de interés que a la otra. Cuando llegó a Gonax, se quedó unos momentos más viéndolo, como pensándose si lo conocía de antes; lo cual, considerando que él no era tan reciente, siempre era posible—. Puedo llevaros. Pero me deberíais un favor para más tarde… —volvió a sonreír. Y por alguna razón, aquel gesto no los tranquilizó en lo más mínimo.

Sin embargo, no tenían más opción, ¿no? Supieran o no llegar, no podían arriesgarse a que se les hiciera tarde sólo por negarse a seguir a la Aprendiza. Así que fueron con ella, caminando de nuevo por los confusos pasillos de aquel castillo. El vestíbulo no estaba tan lejos, para su suerte, por lo que no tardarían en memorizar el camino y así evitar perderse en futuras ocasiones.

*¨*¨*

—Bueno, vamos ya con el maestro, puede que lleve un rato esperándonos.

—¿Tú crees?

Sólo Aru pudo girarse para ver quién había hablado a sus espaldas. Los dos se encontraban todavía sentados en la mesa, pero a Lyon le fue imposible darse la vuelta cuando sintió una fuerza titánica sujetando su oreja. Se vio obligado a levantarse si no quería que se la arrancaran de un tirón, aunque quien fuera que estuviese pinzándosela no le dejó ponerse cómodo en ningún momento, poniéndosela sólo unas pulgadas por encima de lo que sus tobillos podían aguantarlo. Aru vio que la autora de aquella maniobra era una joven de cabellos castaños, ataviada en su armadura, y con dos orejas caninas brotando de su cabeza. Lucía linda, pero su expresión de enfado le restaba unos cuantos puntos a su apariencia.

Lo único que Lyon podía hacer era escuchar la voz de la joven. Era la de una chica muy molesta, eso era lo que podía deducir. Aunque claro que… tenía su oreja pinzada como una langosta, eso también le daba pistas sobre su humor, en caso de que no fuera bueno captando los sentimientos en su tono de voz.

—Corrígeme si me equivoco —dijo la joven, jalando de Lyon para que se separara de la mesa; le permitió al chico darse la vuelta, aunque sin soltarle la oreja para que pudiera verla—, ¿pero no teníais una cita con el Maestro Kazuki? —Estaba sonriendo, pero su gesto iba tan cargado de negatividad que el hecho de observarlo ensombrecía la atmósfera. Parecía sonreír para no dejar entrever su furia, pero era obvio que no era muy buena en ello.

¿Quién era ella y por qué les estaba reprochando su tardanza? Es más, ¿cómo sabía que tenían una cita en primer lugar? No sería… una Maestra, ¿verdad? Oh, no, definitivamente lucía como una. Debía ser por ello que los moguris del comedor y la poca gente que comía allí se les habían quedado viendo. ¡Menuda vergüenza!

—Bocas vacías y conmigo —ordenó, soltando finalmente al chico y permitiéndole caminar por cuenta propia. Mejor no descuidarse, de todas maneras, en cualquier momento podría volver a caer víctima de aquella tan expresiva Maestra si llegaba a hacer el movimiento equivocado. Aru se había salvado por muy poco; pero a juzgar por la estricta mirada de la mentora, la elegida para aquel castigo público bien pudo haber sido ella. Dando grandes pasos, salió del comedor, esperando que los dos la siguieran—. Si alguna vez esperáis llegar a ser Maestros, sabed que la impuntualidad no es tolerada. En especial con la situación actual.

Afortunadamente, la Sala del Trono no estaba tan alejada del Comedor. La Maestra los llevó hasta allí al subir unas cuantas escaleras que conectaban con el Vestíbulo, las cuales los llevaron directamente al interior de la amplia galería. Al entrar, la joven golpeó la madera del barandal como quien golpea una puerta; giró su cabeza hacia los Aprendices, dirigiéndoles de nuevo una reprimenda silenciosa en forma de una adusta mirada, a la par que decía en alto:

—Kazuki, aquí están.

La voz del Maestro respondió desde el interior de la habitación, resonando en sus altísimas paredes. Si habían tenido la fortuna de conocerlo antes, sabían que sonaba tan agotado como siempre. Y distraído, terriblemente distraído.

—¡Oh! Ehhh, sí… esto, gracias, Lyn.

Así que entraron a la Sala del Trono, mientras la otra Maestra volvía sobre sus pasos y volvía a bajar las escaleras. Se habían librado de ella, al menos…

—Limpieza del Animalario por tres días. Empezaréis al regresar.

…al menos temporalmente.

—Ahm, sí, por supuesto…

Cuando entraron, vieron que el Maestro Kazuki se encontraba sentado en uno de los Tronos, hundido a medias en el asiento y con su cabeza recargada contra su puño. En la otra mano llevaba un grupo de documentos, varios de los cuales habían caído al suelo sin que se diera cuenta y habían terminado creando un completo desastre. Su cabello estaba alborotado a más no poder, como si se lo hubiera sacudido un millón de veces, y sus ojeras parecían estar más marcadas de lo de costumbre.

—Ronin generalmente se encarga de estas cosas —dijo, soltando los papeles en su regazo, acomodándose en la silla e inclinándose para adelante. Cuando vio los que había tirado por el suelo, hizo una mueca—. Bueno, eh… Vosotros —alzó la mirada para contemplarlos— tenéis una nueva misión. Una de gran importancia para la Orden, pero que, eh… supone pocos riesgos. Supuse que sería buena idea, enviar a, esto, dos… dos… bueno, no-tan-viejos.

El joven Maestro recordó algo de pronto y dejó salir una pequeña exclamación de sorpresa. Empezó a rebuscar entre sus documentos, algo para darles a los dos Aprendices; pero cuando no lo encontró, dejó salir un bufido de fastidio y bajó su mirada para buscarlo en el suelo. Después de unos momentos de repasar lo que tenía frente a él, se estiró para tomar una de las hojas, la observó para ver que se encontrara en orden, y luego se la pasó a Aru.

—Es una ruta. Para un mundo llamado Ciudad Halloween. Quiero que la memorices y guíes a tu compañero. Lo que necesitáis hacer, eh, es simple…

Los muchachos tuvieron que escuchar a una breve historia que Kazuki les contó para poner algo de contexto. Empezó con un “veréis, la última vez que estuvimos allí” y mencionó que había habido un accidente que pudo o no haber involucrado a la Orden. Explicó que en la Ciudad había un científico, que ojalá no tuvieran que conocer, que había intentado crear un corazón artificial y había terminado por darle vida a un monstruo similar a un Sincorazón. Aparentemente esto sorprendió sobremanera al líder del pueblo, puesto que las bestias eran pasivas e inofensivas en aquel lugar, lo cual lo impulsó a poner a su mejor hombre al frente de una investigación sobre el comportamiento de los seres.

—Su nombre es Jack Skellington y él será vuestro contacto. Eh… luce como un… esto, esqueleto. Al llegar al mundo, buscad el bosque y partid hacia allá de inmediato. Él os estará esperando y eh… bueno, dijo que tenía algo que mostrar, así que… eso también.

>>No tendréis preguntas ni nada, ¿verdad? Iréis los dos solos, así que si hay alguna… duda, pues…

*¨*¨*

―¡Ah, mi linda Coliflor!

Colibritany reconocería a su Maestra apenas entrar a la biblioteca. Se encontraba sentada en un escritorio de la segunda planta; y por lo tanto, los había visto entrar desde arriba. Si esperaba verla con un montón de libros y documentos que repasar, estaría decepcionada; la Maestra sólo parecía tener una libreta entre sus manos y un par de folios sueltos, nada más. Tampoco aparentaba estar muy concentrada en su trabajo, pues había estado con la vista perdida antes de verlos entrar a la sala.

―¡Y Yui la niña del helado, y…! Pues, esto, otro. ¿Las conoces ya, Alexis? De mis preferidas

―No he tenido el placer… ―respondió la Aprendiza que los acompañaba. Clavó su mirada en Yui, aunque bien pudo haberlo hecho en cualquiera de los tres, y murmuró con sequedad, donde Ariasu no podía escucharle―: Y tampoco lo tendré hoy.

―¿Habéis oído hablar de Ciudad Halloween? Hmm, no, yo creo que no ―empezó la Maestra, poniéndose de pie y haciéndoles un gesto para que subieran por la escalera hasta donde ella se encontraba―. No es la gran cosa, en realidad. Todo es oscuro y acalabazado, lleno de telarañas, sangre, y otras suciedades. No es muy pintoresco. ―Los ojos de la Maestra se posaron en Coli― Y definitivamente no es sitio para una dama. …por eso mismo ―enfatizó― es que iréis allá y, ¡ah! ―fingió tomar aire de una bocanada, sorprendida, para efecto dramático―. Infiltración. ¿Sabéis lo que es infiltración? Bien.

―Tierra de Partida va hoy. ¿Sabéis cuál es la ventaja de que su Maestro más mediocre se encargue de sus asuntos últimamente? ¿No? Pues que tarda en hacer las cosas. Y mientras más se tarde Kazuki, más tiempo nos da a nosotros averiguar qué tienen planeado. Elegante espionaje, sin presiones.

La Maestra se puso de pie y le tendió un papel doblado a Gonax, quien claramente era el que tenía más experiencia de los tres. Le indicó que era un mapa y que dependía de él llegar hasta el mundo, llevando consigo a las otras dos señoritas.

―Averiguáis quiénes son los niños de Tierra de Partida ―ordenó con severidad, bajando su voz hasta un murmullo amenazante―. Os hacéis amiguitos, les sacáis tanto jugo como podáis y luego…

No terminó la frase. Pero la orden era obvia; silenciosa, pero clara. Una vez que pudieran sacarle información a los de Tierra de Partida sobre sus intenciones en el mundo (o sobre cualquier cosa, en realidad; todo era valioso), tendrían que acabar con ellos. ¿Pero podrían hacerlo? Después de todo, los tres tenían poco experiencia como Portadores, ¿serían capaces de enfrentarse al bando contrario tan pronto?

Bueno, Ariasu tenía información sobre cómo procedería Tierra de Partida en aquella misión, y aún así confiaba en ellos, así que… tendrían que confiar en su Maestra.

―Así que… ¿preguntas?

*¨*¨*

El mundo no brillaba tanto como otros que pudieron haber visitado en el pasado o como el resto de las estrellas que rebasaban al pasar. Cuando los Aprendices llegaron, siguiendo las instrucciones de sus mapas, descubrieron que incluso desde el exterior el sitio cargaba con una atmósfera tétrica y espeluznante. Nadie supo por qué, pero en cuanto se acercaron, sus cuerpos reaccionaron con un gélido escalofrío.

Todo bajo ellos estaba gris. Era de noche cuando entraron al lugar, así que la luz de la luna era su principal guía. O lo fue en el caso de los dos de Tierra de Partida, que tuvieron la mala fortuna de aterrizar en un tétrico cementerio, en el cual lo único que podían destacar además de la infinidad de lápidas, era la gran colina que se alzaba en el centro. En el caso de los tres de Bastión Hueco, que se las arreglaron para bajar apresuradamente detrás de unos edificios antes de que alguien pudiera verlos, eran mejor iluminados por las linternas de la ciudad.

Para Aru y Lyon, no parecía haber mucho sitio a donde ir. No podían ver ningún camino para salir del cementerio, salvo un amplio agujero en uno de los muros de ladrillo. Al menos contaban con la privacidad que su soledad les ofrecía, por lo que tenían suficiente tiempo para planear con tranquilidad sin miedo a que alguien los estuviese escuchando.

Así que podían salir de allí o quedarse a ver un poco antes de ir a reunirse con su contacto. De una u otra forma, era bueno que tuvieran sólo un sitio a donde ir: no había manera alguna de perderse.

Gonax, Yui y Coli, por otro lado, terminaron en una plaza en cuanto se deslizaron fuera del callejón en el cual habían aterrizado. En el centro había una fuente con gárgolas, en la cual fluía un líquido verdoso, burbujeante, y que despedía vapores extraños. Había también una guillotina vieja y oxidada por allí; y muchas, muchas calabazas. Pero lo que más destacaba era la… la gente.

Todos eran bestias de cuentos de terror. Momias, vampiros, brujas, hombres-lobo… la plaza estaba a rebosar de monstruos yendo de un lado a otro haciendo… ¿qué estaban haciendo? Tendrían que quedarse un poco más para averiguarlo, pero parecía que estaban cooperando para decorar el sitio o algo así.

¡Y ellos lucían igual! El mundo los había cambiado. Pero sólo ellos sabrían a qué…

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Hay espacio para interacción con los Maestros antes de partir a Ciudad Halloween; así que si hay alguna pregunta o comentario que quieran hacer antes de describir la llegada al mundo, son bienvenidos.

¡No olviden su disfraz!

[Marioxulo]

—¿Tú crees?

Escuche a una voz a mis espaldas, y antes ni tan siquiera de que tuviese tiempo de reaccionar, aquella persona me agarró con una fuerza enorme de la oreja, haciéndome levantar, y sin dejarme ni un segundo para tomar aliento me obligó a aguantar todo este dolor.

—¡Ay, ay, ay, ay ,ay! —dije. No es que pudiese decir alguna otra cosa, el dolor no me permitía decir nada más.

—Corrígeme si me equivoco —dijo aquella joven, apartándome de la mesa. Pude entonces darme la vuelta, y vi a una mujer con su armadura puesta, aunque no tenía tapada la cara, que mostraba su pelo castaño y dos orejas -¿pero qué diablos? ¿Orejas?- que salían de su cabeza. Tenía una mueca de enfado en su cara que se podía ver desde kilómetros de distancia —, ¿pero no teníais una cita con el Maestro Kazuki? —estaba sonriendo, pero se notaba que dentro estaba aguantado la ira. No pude evitar sentir un escalofrío al pensar en como sería aquella chica explotando de ira.

—P-pero si aún queda un rat… —me giré para mirar el reloj de la pared. Habíamos estado hablando demasiado rato, y ya era bastante tarde. El maestro debía llevar esperando un buen rato— Mierda.

Entonces caí en cuenta en el espectáculo que estábamos montando. Toda la sala se había callado para mirar hacia donde estábamos nosotros, y pude ver a algunos aguantando la risa frente a tan bochornoso acontecimiento.

—Bocas vacías y conmigo —nos ordenó, la vez que me soltaba. Respiré relajado, aunque aún en tensión por si aquella maestra decidía volver a atacar con su férreo agarre. Observé que al menos uno de los dos había tenido suerte: Aru estaba en frente de mí, sorprendida por la aparición de la maestra—. Si alguna vez esperáis llegar a ser Maestros, sabed que la impuntualidad no es tolerada. En especial con la situación actual.

—S-sí, maestra, le seguimos— le dije, intentando mantener la compostura frente a la mujer.

Por suerte para nosotros, la Sala del Trono no estaba muy lejos del Comedor. La Maestra nos llevó hasta unas escaleras, y tras subirlas llegamos a nuestro destino. Al entrar, la joven golpeó la madera del barandal, giró la cabeza hacia nosotros, con gesto amenazador, y se dirigió al maestro.

—Kazuki, aquí están.

La voz del Maestro respondió desde el interior de la habitación. Parecía muy distraído.

—¡Oh! Ehhh, sí… esto, gracias, Lyn.

Lyn. Así que así se llamaba la maestra. Algo me decía que debía acordarme bien de ese nombre, con tal de no crearme más problemas en un futuro con ella.

Mientras entrábamos, la Maestra se dio la vuelta, y bajó por las escaleras. Parecía que nos librábamos por el momento de ella.

—Limpieza del Animalario por tres días. Empezaréis al regresar.

“Antes lo digo…” Bueno, no era un gran fan de limpiar, pero podría ser peor. Ya pensaría en ello cuando volviese de la misión; ahora tocaba centrarse en esta.

—Ahm, sí, por supuesto…

El maestro estaba recostado en la silla, mirando unos documentos, algunos de los cuales se les habían caído al suelo, aunque no parecía haberse dado cuenta. Parecía cansado, con unas grandes ojeras y el pelo muy alborotado.

—Ronin generalmente se encarga de estas cosas —nos dijo, mientras dejaba los papeles sobre su regazo y se inclinaba hacia nosotros. Hizo una mueca al ver lo que se le había caído al suelo, pero los ignoró por el momento y se dirigió hacia nosotros—. Bueno, eh… Vosotros —alzó la mirada para observarnos— tenéis una nueva misión. Una de gran importancia para la Orden, pero que, eh… supone pocos riesgos. Supuse que sería buena idea, enviar a, esto, dos… dos… bueno, no-tan-viejos.

“Si, nosotros, los novatos, no hace falta recurrir a expresiones como esa” me dije para mí mismo. Era normal que nos encargasen a los nuevos las misiones más fáciles, pero deseaba que, al menos, no fuese demasiado aburrida. Aun así, decía ser de gran importancia, así que más me valía estar atento y hacerlo lo mejor posible.

Mientras pensaba esto, el maestro parecía haberse acordado de algo. Parecía buscar algo entre su enorme pila de papeles, y logró encontrarlo al final entre los que estaban en el suelo. Cuando lo encontró, se lo dio a mi compañera.

—Es una ruta. Para un mundo llamado Ciudad Halloween. Quiero que la memorices y guíes a tu compañero. Lo que necesitáis hacer, eh, es simple…

El maestro nos contó entonces que, durante la última visita de la orden a aquel mundo, un científico había creado algo parecido a un sincorazón al intentar crear un corazón artificial, aunque a pesar de ser parecido a estos, este era bastante pasivo. La ciudad entonces decidió poner a su mejor hombre al cargo.

—Su nombre es Jack Skellington y él será vuestro contacto. Eh… luce como un… esto, esqueleto. Al llegar al mundo, buscad el bosque y partid hacia allá de inmediato. Él os estará esperando y eh… bueno, dijo que tenía algo que mostrar, así que… eso también.

La curiosidad había despertado en mí. ¿De verdad había creado un sincorazón aquel viejo chalado del que nos hablaba el maestro? Parecía algo imposible, pero el hecho de que pudiese ser verdad me producía una gran curiosidad por saber más de esto. Si me encontraba con aquel científico no dudaría en preguntarle. Aun así, no tenía muy claro el verdadero objetivo de esta misión. ¿Observar a este sincorazón? ¿Eliminarlo? ¿Estudiarlo? Preguntaría en cuanto se me presentase la oportunidad.

—No tendréis preguntas ni nada, ¿verdad? Iréis los dos solos, así que si hay alguna… duda, pues…

Era nuestro momento para resolver dudas, así que me tocaba preguntar a mi ahora.

—La verdad, yo tengo un par de dudas. La principal es ¿el propósito de esta misión es observar al supuesto sincorazón, eliminarlo, estudiarlo o simplemente observar su comportamiento?

>>Y, además de esto, si hay alguna cosa que deberíamos saber del mundo o de algún peligro que pueda haber en este, me gustaría saberlo por si hay que ir pensando en algún plan, además de todo lo que pueda surgir durante la misión.

Escucharía atentamente lo que podía decirme Kazuki, y también lo que le preguntase mi compañera. Entonces, me pondría en camino hacia aquel mundo junto a Aru.


*¨*¨*


Aun sin haber aterrizado en el mundo se podía observar que era distinto a los demás. Se encontraba menos iluminado que el resto, y una atmósfera un tanto siniestra embriagaba el lugar.

Al aterrizar, un pequeño escalofrío recorrió mi cuerpo. Entonces pude ver el sitio donde estábamos. Se trataba de un cementerio con una gran cantidad de lápidas, y únicamente parecía haber una salida. Un agujero en uno de los muros era nuestro único camino a seguir. Además, mi aspecto había cambiado por completo, aunque ya había escuchado algo de que era lo que solía pasar en aquel mundo.

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La ballesta no tiene nada que ver

—En menudo sitio hemos dado a parar. Al menos no podemos perdernos mucho, ya que solo podemos ir por ahí— dije mientras señalaba el agujero de la pared.

Mientras nos acercábamos a esta, comencé a pensar en voz alta acerca de la misión.

— ¿Qué opinas tú de eso del sincorazón ese raro que mencionó el maestro? Parece algo difícil de creer, aunque tampoco creo que sea imposible —a fin de cuentas, la Orden creía importante investigar ese asunto, así que la posibilidad de que fuese mentira era más bien baja.

No sabía que era lo que opinaba mi compañera, pero me quedaría escuchando su respuesta. A fin de cuentas, iba a estar todo lo que durase aquella misión con ella, así que era bastante importante saber que opinaba. Entonces, retomé el turno de palabra.

—Opino que deberíamos centrarnos ahora en encontrar a ese Jack, a ver qué es lo que nos tiene que decir —parecía el plan más lógico, hacer caso al maestro—.Entonces podremos pensar mejor que hacer a continuación.

Tras escuchar la respuesta de Aru, me metería por aquel agujero, en busca de aquel hombre (o cosa, ya que la descripción del maestro hablaba de un esqueleto) que se hacía llamar Jack.

[Aru]

—¿Tú crees?

Entonces un escalofrió recorrió todo mi cuerpo tras escuchar a alguien detrás de los dos, esa voz era femenina, pero a nuestra pequeña peliazul no le resultaba familiar. Lentamente, giró su cabeza hasta poder captar plenamente la imagen de una una mujer-gato. Con asombrosa velocidad, agarró la oreja del compañero de Aru como si de un pulpo se tratase, ¡parecía querer arrancársela!

Seguido de este ataque, Lyon comenzó a quejarse por aquel jalón de oreja, y ambos quedemos presos de miedo tras escuchar las palabras que aquella gatuna persona tenía que decirnos:

—¿Pero no teníais una cita con el Maestro Kazuki? —tras su sonrisa se notaba que no era sincera, era obvio que estaba enfurecida y quizás había exagerado un poco.

Aru, a pesar de sus opiniones, decidió guardar silencio y simplemente asentir a todo lo que la mujer decía.

Entonces seguimos a la gatuna hasta la sala donde nos esperaba el Maestro Kazuki, increíblemente, el estaba ya ahí, esperando nuestra llegada.

—Kazuki, aquí están.

—¡Oh! Ehhh, sí… esto, gracias, Lyn.

Oh, sí, la voz de su maestro, le daba mucho recuerdos a nuestra muchacha, ya que el fue el que la salvó de ese sincorazón y la llevo hasta Tierra de Partida, por otra parte... ¿Lin? así parecía llamarse la mujer demonio que agarró cual pulpo de la oreja al pobresito Lyon, que se llevó toda la charla el solo.

Entonces, la mujer demonio bajó la escalera pero aun con algunas palabras en su boca, dijo seriamente:

—Limpieza del Animalario por tres días. Empezaréis al regresar.

¡¿QUÉ?! la cara de asombro y de enfado de Aru era asombrosa, no obstante, volvió a preferir cerrar su boca por si pudiese agravar el castigo.

Entonces, Kazuki empezó a explicarnos y a hablarnos acerca de la misión, al parecer teníamos que buscar a un ''esqueleto'' llamado Jack, y derrotar a un bichejo feo, la verdad es que la parte de la explicación era bastante aburrida para la chiquilla, ya que se alargó mucho más por las preguntas que Lyon formuló a Kazuki.

~*¨*¨*~

Tras llegar a aquel mundo lujubre y sin tonalidades ''vivas'', al tocar el suelo, la pequeña Aru decidió quitarse su armadura. Un aire frío y denso recorría cada rincón del lugar donde ambos se encontraban, la pequeña niña no pudo evitar poner la cara de miedo y preocupación que ese lugar le había puesto.

Pero aun así, su disfraz le proporcionaba suficiente calor como para no empezar a tiritar de frío, pero aun así no estaba acostumbrada a ese tipo de clima.

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—En menudo sitio hemos dado a parar. Al menos no podemos perdernos mucho, ya que solo podemos ir por ahí— dijo Lyon mientras señalaba el agujero de la pared.

La muchacha quedó un poco perpleja y asintió ante el comentario de su compañero, tenía completamente razón.

—¿Qué opinas tú de eso del sincorazón ese raro que mencionó el maestro? Parece algo difícil de creer, aunque tampoco creo que sea imposible.

Aru se paró enfrente de Lyon e intentó animarle dándole dos golpesitos en el hombro, tras una sonrisa cálida.

—No me preocupa, ¡se que los dos solos podremos derrotarle! —dijo mientras seguía dándole golpesitos en el hombro

La peliazul temía de que Lyon pudiese tener miedo o sentirse insuficiente para la misión, así que decidió ponerse en plan cariñosa con el, proporcionándole así seguridad en sí mismo.

—Opino que deberíamos centrarnos ahora en encontrar a ese Jack, a ver qué es lo que nos tiene que decir —parecía el plan más lógico, hacer caso al maestro—.Entonces podremos pensar mejor que hacer a continuación.

Lyon había propuesto ir directamente en busca del ser que Kazuki nos había indicado, pero... Era la primera vez de Aru ahí y le gustaría haber podido hacer un poco de turismo, aun así, asintió ante Lyon tras un gran suspiro.

Entonces ambos jóvenes se adentraron en aquel agujero, mientras cruzaban Aru decidió intentar empezar algun tema de conversación:
—Oye Lyon, ¿te imaginas que nos encontremos algún tesoro? ¡Sería muy divertido!

[Mentos]

Cuando llegó a su destino paró para recuperar el aliento después de tanto correr. Una vez estuvo calmada, observó su alrededor de forma rápida y pudo comprobar que su hipótesis era correcta.

De toda la gente que había en la entrada, una llamaba especialmente la atención de Colibritany. Parecía estar algo perdida, como ella, así que de poca ayuda serviría para encontrar la biblioteca… e inmediatamente, recordó: en su misión, iba a ir acompañada de otras dos personas más.

Dubitativa, decidió dirigirse hacia ella, creyendo que se trataba de la otra aprendiza. Quizás si eran dos buscando sería una tarea más sencilla encontrar la biblioteca.

Mientras caminaba hacia la joven, pudo ver como ella también se iba acercando corriendo a Coli, interesada. En el momento en el que estaban la una enfrente de la otra, y sin habiendo hablado entre ellas todavía, unas palabras que venían desde un muro cercano interrumpieron a las dos muchachas.

—Son las personas como vosotros las que me hacen creer en la teoría de la involución selectiva.

Coli se giró hacia la persona que hablaba: era una muchacha que jamás había visto, y a diferencia de ellas su rostro reflejaba felicidad en vez de confusión. Sin saber muy bien quien era aún, le respondió enfadada:

—¿Tienes algún problema?

—¿La Biblioteca? —dijo después ella mientras su mirada recorría la sala. Primero se fijó en la inigualable belleza de Colibritany, después en la otra chica y por último en un hombre; Coli estaba tan aturdida por la situación que se le pasó por alto su presencia—. Puedo llevaros. Pero me deberíais un favor para más tarde…

Confiar en la misteriosa mujer resultaba costoso para Colibritany. Había algo en su personalidad que no terminaba de gustarle... En cualquier caso, se mostraba decidida en ayudarles así que, contra su voluntad debido al peso del tiempo ejerciendo sobre ella, cedió a seguirla hacia la biblioteca.

<<Y supongo que esto significa que estos dos son los otros aprendices que tienen que ir a la reunión conmigo>>.

—En fin, ¿vosotros también necesitáis ir a la bibli entonces? Supongo que eso nos hace… compañeros. Mi nombre es Colibritany y supongo que sois Yui y Gonax, ¿no? —preguntó—. Si estoy en lo cierto, seguro que será todo un placer trabajar con ambos —finalizó con una sonrisa pícara.

****

Por fin llegaron los cuatro a la biblioteca. Coli pasó de fijarse mucho en su entorno debido a que no sentía mucha pasión por los libros... Aunque al parecer ese sentimiento no era mutuo.

―¡Ah, mi linda Coliflor!

Pues no, ya que no era un libro, sino la querida Ariasu. Estaba en la planta superior y la había visto nada más entrar ellos por la puerta.

<<No me recuerdes ese nombre, por favorsito>>.

―¡Y Yui la niña del helado, y…! Pues, esto, otro. ¿Las conoces ya, Alexis? De mis preferidas.

―No he tenido el placer… ―respondió la mujer cuyo nombre acababa de ser revelado. Musitó algo a continuación, pero Coli no alcanzó a oírlo.

―¿Habéis oído hablar de Ciudad Halloween? Hmm, no, yo creo que no ―mientras hablaba, les invitó a que subieran a la segunda planta―. No es la gran cosa, en realidad. Todo es oscuro y acalabazado, lleno de telarañas, sangre, y otras suciedades. No es muy pintoresco. ―Sus ojos se clavaron en Colibritany― Y definitivamente no es sitio para una dama. …por eso mismo ―continuó― es que iréis allá y, ¡ah! ―el extraño sonido que emitió sorprendió ligeramente a Coli―. Infiltración. ¿Sabéis lo que es infiltración? Bien.

―Por fin nos ofreces hacer algo interesante, Ari.

―Tierra de Partida va hoy. ¿Sabéis cuál es la ventaja de que su Maestro más mediocre se encargue de sus asuntos últimamente? ¿No? Pues que tarda en hacer las cosas. Y mientras más se tarde Kazuki, más tiempo nos da a nosotros averiguar qué tienen planeado. Elegante espionaje, sin presiones.

Acto seguido, entregó a Gonax un mapa. Iba a ser el encargado de que llegaran al mundo sin problemas.

―Averiguáis quiénes son los niños de Tierra de Partida, os hacéis amiguitos, les sacáis tanto jugo como podáis y luego…

<<Y luego... oh>>.

Entonces la muchacha comprendió su misión. No era simple espionaje, sin duda: el discreto coctel también venía con una sorpresa de añadido. Un escalofrío recorrió la perfecta figura de Colibritany, pero no se hallaba realmente sorprendida o asustada. Sabía que tenía que hacerlo tarde o temprano. Más tarde que temprano, pero ya eso poco importaba en ese momento. Fue ella misma quien se quejaba de los encargos que había estado realizando, de lo estúpidos que llegaban a ser. Al fin llegó algo que no era un simple juego de niños.

―Así que… ¿preguntas?

―Bueno, yo tengo una ―le respondió―. No conozco muy bien Ciudad Halloween, obviamente. ¿Qué nos recomiendas hacer nada más aterricemos allí entonces? ¿Hablar con los habitantes o evitar contacto con ellos? ¿Algún sitio donde sea preferible mirar primero?

Tras obtener su respuesta, debía prepararse. Comprobó su equipo y se dirigió hacia donde quiera estuviese Gonax con el mapa, lista para volar rumbo al mundo de las pesadillas junto con él y Yui.

****

Cuando Colibritany atisbó por primera vez la atmósfera de Ciudad Halloween, sabía que no le gustaría mucho el sitio. Tan sólo el exterior ya le recordaba a la entrada del burdel en el cual trabajaba: oscuro y tenebroso.
Los tres acabaron aterrizando en un sucio callejón con farolas como única fuente de iluminación. No era el sitio más bonito para ella, pero sí el más adecuado para pasar desapercibidos.

Sin embargo, poco podían hacer allí al estar desierto. Coli examinó su equipo una vez pudo tocar el suelo. Tenía todo lo que necesitaba y funcionaba correctamente, incluso su hermoso disfraz.

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―Nadie sospechará de mí así, ¿no creen?

Continuando con su misión, siguieron el callejón hasta que terminaron en una plaza. Una robusta fuente rebosando con un extraño líquido verde parecía ser el centro de ella. Tétricos y espantosos adornos remataban la decoración del lugar, como unas gárgolas y multitudes de calabazas.

Colibritany siguió observando su entorno. Y sus gentes también, ya que como era de esperar en Ciudad Halloween, todo tipo de criaturas ocupaban el área: monstruos, vampiros, brujas ―como el disfraz de Coli… se suponía― y un largo etcétera.

―Nada peor de lo que yo haya visto donde trabajaba antes ―comentó no muy impresionada a sus compañeros―. En cualquier caso, deberíamos comenzar con la investigación. ¿Qué queréis hacer primero? Os dejo que decidáis… por ahora.

[Reimeow]

Una vez estuve en frente de ella cogí aire para hablarle, pero no tuve tiempo ya que una voz me interrumpió, me giré bruscamente hacia esa persona, su rostro no me era familiar pero por su sonrisa, decía que se divertía viéndonos tan perdidas.

-¿Tienes algún problema?- le espetó mi compañera.

-¿La Biblioteca? -dijo separándose de la pared dónde había estado apoyada observándonos, primero a ella y luego a mí, aunque con menor interés, cosa que me daba igual, así que sin hacerle caso aparté mi vista dirigiéndola a mi compañera. De reojo pude observar que contemplaba a un chico (supongo que al chico que estaba a nuestro lado,del que me percaté en ese momento)

-Puedo llevaros. Pero me deberíais un favor para más tarde..

Resoplé, no quería deber favores a nadie y menos a una desconocida que no me inspiraba ninguna confianza.

<<Aunque nadie me inspira confianza..>>

Mientras pensaba en sí aceptar o no la propuesta, mi compañera accedió a ir con ella..la verdad no tenía opción y si me negaba seguiría perdida y llegaría tarde a la biblioteca, así que accedí a regañadientes.

-En fin,¿vosotros también necesitáis ir a la bibli entonces? Supongo que eso nos hace -hizo una pequeña pausa- compañeros.

-Sí..-dije asintiendo levemente.

-Mi nombre es Colibritany y supongo que sois Yui y Gonax,¿no?

Asentí de nuevo..así que Colibritany y Gonax, dije mirando respectivamente a los dos, observándolos, mientras ella concluía con una sonrisa pícara. Nuestra guía, en cambio, no se identificó, la miré de reojo.

-Seguro que será todo un placer trabajar con ambos.

****

Llegamos a la biblioteca al fin, el camino se me hizo eterno, pero por lo menos había estado atenta para memorizarlo.

-¡Ah,mi linda Coliflor!-esa voz la reconocería en cualquier sitio, pero..

-¿Coli..

-¡Y Yui la niña del helado, y..! Pues, esto, otro. ¿Las conoces ya, Alexis?

<<¿Alexis?>>

La miré fijamente cruzada de brazos, así ¿qué ella era a la que le dió el helado?

-No he tenido el placer..-respondió, clavando su mirada en mí y murmurando con sequedad-: Y tampoco lo tendré hoy.

Le devolví la mirada fríamente,

<<Tsk,tampoco quería conocerla>>

Aparté la vista para mirar a la Maestra que comenzó a hablar levantándose del escritorio dónde se encontraba sentada.

-¿Habéis oído hablar de Ciudad Halloween? Hmm, yo creo que no -nos hizo un gesto para que subiéramos a la planta dónde estaba ella, subí-.Todo es oscuro y acalabazado, lleno de telarañas, sangre, y otras suciedades.-la verdad que visitar a aquel mundo me iba a gustar, la Maestra continuó hablando pero parecía que se dirigía a Colibritany- No es sitio para una dama,..por eso mismo es que iréis allá, y ¡ah!. Infiltración.

-Por fin nos ofreces hacer algo interesante, Ari -asentí de acuerdo con ella.

-Pero..¿y eso de infiltración?

-Tierra de Partida va hoy. ¿Sabéis cuál es la ventaja de que su Maestro más mediocre se encargue de sus asuntos últimamente? Que tarda en hacer las cosas. Y mientras más tarde Kazuki, más tiempo nos da a nosotros para averiguar qué tienen planeado.

La Maestra se dirigió al chico, Gonax, entregándole un mapa, suponía que él era quién tenía más experiencia.

-Averiguáis quiénes son los niños de tierra de partida -ordenó mientras su tono de voz cambiaba a amenaza- Os hacéis amiguitos, les sacáis tanto jugo como podáis y luego...

Aquello me puso los pelos de puntas y me dió un escalofrío.

<<Acabar con ellos..>>

Repetí en mi cabeza, no estaba segura de si en su momento podría hacerlo, pero debía. Respiré hondo para no pensar en ello.

-Así que..¿preguntas?.

-Bueno, yo tengo una -dijo Colibritany- No conozco Ciudad Halloween, ¿qué nos recomiendas hacer nada más aterricemos allí entonces? ¿Hablar con los habitantes o evitar contacto con ellos? ¿Algún sitio dónde sea preferible mirar primero?.

Colibritany había hecho casi todas las preguntas con importancia que rondaban por mi cabeza, así que yo hice la más absurda que tenía.

-Esto..¿por qué llama a Colibritany, Coliflor?

Tras las respuestas de la Maestra me preparé para la misión, una vez hecho iría dónde estuviera Gonax, para que nos guiase hacia el mundo que nos esperaba.

****

Al aterrizar me dí cuenta de que el sitio era tal como lo había dicho la Maestra, era bastante oscuro, me sentía algo cómoda allí. Miré a mis compañeros y a mi alrededor. Parecía que habíamos aterrizado en un callejón, solo había una luz, cuando iba a asomarme para ver que había, mi cerebro reaccionó y me volví repentinamente a mis compañeros,¡habían cambiado de apariencia! Cuando me miré confirmé mis temores..

<<Mierda>>

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Chibi de Yui

Había cambiado de apariencia también, llevaba un vestido negro un poco por encima de las rodillas con el bajo en punta y rojo sangre, unas medias de rayas blancas y negras, bailarinas del mismo color que el bajo, los coleteros habían cambiado a unas pequeñas calabazas, las mangas largas que cubrían las cadenas iban unidas al vestido pero dejando mis hombros al descubierto y..¡tenía cola de demonio y un sombrero de bruja!.

-Nadie sospechará de mí así,¿no creen?.

-Espero que no sospechen..de ninguno-dije cruzándome de brazos intentando taparme un poco.

Cuando salimos de aquel callejón vimos que la gente iba a tono con el lugar..volví a mirarme y sin pensar, me oculté detrás de mi compañera observando el lugar, no parecía muy sorprendida.

-Deberíamos comenzar con la investigación. ¿Qué queréis hacer primero? Os dejo que decidáis...por ahora.

-Creo que deberíamos investigar un poco el lugar..¿no? -dije mirando a los dos.

[GonaxHS]

—¿La Biblioteca? —La pregunta era para la chica que había irrumpido corriendo, y otra que acababa de llegar. Repasó a las dos con la mirada. Y luego me miró a mi. Las dos chicas llevaban cartas como la mía. Al final, me había topado con mis compañeras de misión antes de lo previsto.— Puedo llevaros. Pero me deberíais un favor para más tarde…

<<Como si necesitase que me lleves>>

—En fin,¿vosotros también necesitáis ir a la bibli entonces? Supongo que eso nos hace... compañeros.

—Sí...

Asentí.

—Mi nombre es Colibritany y supongo que sois Yui y Gonax,¿no? Seguro que será todo un placer trabajar con ambos.

—Seguro. —respondí sonriendo muy levemente.


Al final, la chica rara, que ni siquiera se había presentado, terminó llevándonos a la biblioteca. En el segundo piso nos esperaba la maestra Ariasu, a la que aún no había conocido.

―¡Ah, mi linda Coliflor! ¡Y Yui la niña del helado, y…! Pues, esto, otro. ¿Las conoces ya, Alexis? De mis preferidas

—Gonax, si no te importa.

―No he tenido el placer… Y tampoco lo tendré hoy. —añadió después en voz baja.

<<El sentimiento es mutuo>>

―¿Habéis oído hablar de Ciudad Halloween? Hmm, no, yo creo que no. No es la gran cosa, en realidad. Todo es oscuro y acalabazado, lleno de telarañas, sangre, y otras suciedades. No es muy pintoresco. Y definitivamente no es sitio para una dama. …por eso mismo es que iréis allá y, ¡ah!. Infiltración. ¿Sabéis lo que es infiltración? Bien.


—Por fin nos ofreces hacer algo interesante, Ari —dijo Colibritany, y Yui asintió. Acto seguido, preguntó:

—Pero..¿y eso de infiltración?

―Tierra de Partida va hoy. ¿Sabéis cuál es la ventaja de que su Maestro más mediocre se encargue de sus asuntos últimamente? ¿No? Pues que tarda en hacer las cosas. Y mientras más se tarde Kazuki, más tiempo nos da a nosotros averiguar qué tienen planeado. Elegante espionaje, sin presiones.

Por ahora, la misión parecía simple: tan solo vigilar a portadores de Tierra de Partida. Ariasu se levantó y me tendió un papel. Como ella explicó, era un mapa para no perdernos de camino a Ciudad Halloween, y a mi me tocaba hacer de guía. Al menos, podría montar mi glider.

―Averiguáis quiénes son los niños de Tierra de Partida ―después bajó el tono hasta un mero susurro―. Os hacéis amiguitos, les sacáis tanto jugo como podáis y luego…

Pues no iba a ser tan sencillo. <<Luego los matamos.>> Eran enemigos, claro, pero ¿no era un poco precipitado mandar a dos recién llegadas, y a uno que lo era hasta hace nada, a matar portadores?

Pero no tenía sentido cuestionarlo. Era el objetivo de la misión y, llegado el momento, no tendríamos mas remedio que cumplirlo.

―Así que… ¿preguntas?

Colibritany formuló la mayoría de preguntas importantes. Yui preguntó sobre Coliflor, el curioso mote de su compañera. Yo no tenía ninguna pregunta importante, así que esperé a que respondiese las suyas y las guié a Ciudad Halloween.

Al aterrizar en un callejón oscuro comprobé que la atmósfera era mas o menos como la había imaginado. De hecho, no cambiaba mucho del callejón a la plaza a la que salimos. Lo que me sorprendió, ya que Ariasu no lo había mencionado, era la gente. Bueno, gente. Eran monstruos, de muchos tipos. Y , dato que “Ari” también había olvidado, que nosotros mismos parecíamos casi tan monstruos como ellos.

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Sin la muñeca

Yo llevaba un jersey raído a rayas rojas y negras, pantalones de un tono indefinido entre negro y marrón, largos y holgados, y un sombrero negro. El guante que llevaba siempre en la mano derecha había cambiado por uno mas viejo, gastado, y con garras metálicas de unos diez centímetros de longitud. Por lo menos, eran totalmente romas, no tendría que preocuparme.

—Deberíamos comenzar con la investigación. ¿Qué queréis hacer primero? Os dejo que decidáis...por ahora.

—Creo que deberíamos investigar un poco el lugar...¿no?

—Lo mismo digo. Empecemos por la plaza, entonces.