[Ciudad Halloween/Navidad] ¿Esto es Halloween?

por **Zee** » Dom Ene 04, 2015 12:55 am

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El único niño que la Navidad olvidó

Frío. Sentía el frío. El aire gélido golpeándolo, la nieve cayendo sobre él, la alfombra blanca sobre la que caminaba.

La música, también. Escuchaba la música, de las pequeñas cajas de juguete, de los lejanos villancicos; el sonido del suelo crujiendo bajo él.

Y la bella villa, tapizada por la nieve, tan llena de luz y vida, adornada; tan pequeña y sin embargo tan… viva. Sus ojos se maravillaban ante aquel escenario tan simple, pero muy hermoso.

Todos sus sentidos se encontraban en orden. Y si además de eso también “sentía” la decepción y la soledad por no encontrarse en la lista de Santa, entonces…

¿Cómo era que seguía siendo diferente?

*¨*¨*

Aru

Tenía sentido que ser arrastrado por el suelo atado a un caballo desbocado fuera una tortura y un castigo en mundos medievales. La fricción y el calor que ésta generaba quemaba la piel de la chica, la cual no era arrancada por el irregular terreno gracias al peculiar disfraz que la cubría. Los tirones que le daban las vendas la harían creer que en cualquier momento sus extremidades se dislocarían, y los impredecibles movimientos del Sincorazón la hacían rebotar de un lado a otro, dar saltos y caer con fuerza, e incluso golpear su cuerpo contra los árboles. Algo alrededor de su cuello la aprisionaba con fuerza, ahorcándola a momentos, quemándola por otros.

La situación que estaba viviendo era sencillamente horrible.

Y sin embargo, entre todo aquel desorden, fue capaz de sacar la daga que llevaba guardada. No sabría explicarse cómo lo logró ni cuánto tiempo le tomó, pero lo importante era que la había tomado. Y que suponía su única esperanza de ser libre.

Cortó lo que tenía alrededor, sin prestar atención siquiera con cuál venda estaba lidiando. Lo primero que sintió que se liberaba fue su brazo; la tensión liberada generó un gran rebote que la hizo girar por el suelo como un surreal trineo doblando una esquina pronunciada. El Sincorazón se fue por un camino y ella por otro, quedando un árbol entre ellos, donde las largas correas fueron y se engancharon. Su trayectoria se detuvo de pronto; y luego, siendo arrastrada por la fuerza del demonio, empezó a avanzar en dirección contraria, donde retomó su infernal curso original. Dio una vuelta amplia alrededor del tronco, lo cual al final la hizo quedar de espaldas, torcida por completo y bocabajo.

La siguiente que logró seccionar fue la que apretaba su cuello. ¡Qué preciado se sintió el aire fluyendo por su vía reestablecia, mientras su cuerpo instintivamente la obligaba a tomar bocanadas! Su vida ya no estaba más en riesgo, lo cual era un alivio… pero todavía no era libre.

Lo último que la mantenía atada al Sincorazón era la venda de su pierna. De nuevo, la tensión liberada la hizo girarse de nuevo. Su cuerpo volvió a desviarse para encontrar el equilibrio, amenazando con volver a dar toda un vuelta… pero esta vez, su peso fue demasiado para la única y singular venda que la sostenía. Vieja. Raída. Tan quebradiza que podría desmoronarse en cualquier momento…

…y eso fue lo que hizo. Finalmente, Aru saboreó su libertad en cuanto la prenda se partió con un fuerte chasquido, pero la inercia que su paseo imprimió en ella le impidió detenerse; se deslizó y deslizó por la tierra suelta del bosque a una velocidad tremenda, sin tener nada a que aferrarse ni contra que estrellarse ni manera alguna para parar; siguió avanzando, su cuerpo golpeó alguna raíz o roca, terminó rodando como un tronco por el suelo, sin saber qué sucedía a su alrededor, descendió por una depresión, empezó a rodar hacia atrás, aumentó su velocidad todavía más, ¡y luego…!

Una última voltereta y el suelo contra el que su espalda esperaba estrellarse simplemente… no llegó. Como si la hubieran desaparecido de la superficie, Aru cayó y cayó y cayó… ¿Un hoyo? ¿Una zanja? ¿Un barranco? No lo supo, porque de pronto se quedó a oscuras.

El bosque por el que había llegado se convirtió en un círculo de luz que se fue alejando a las alturas. Si intentaba gritar, percibiría que el sonido se perdía a apenas unas pulgadas de su boca, como si se encontrara en un completo vacío que no podía transmitirlo. Mientras se precipitaba más y más hacia las profundidades, el viento dejó de golpear contra su cuerpo y su cabello dejó de agitarse; pero como nunca aterrizó, no supo si estaba flotando o si continuaba cayendo y sus sentidos la engañaban.

Se quedó así, suspendida en la completa oscuridad por unos minutos. ¿Había muerto? ¿Había caído por un agujero entre las dimensiones? ¿Era tetrapléjica, o algo así? ¿Qué demonios había ocurrido?

Entonces lo sintió. Como si la hubieran bajado con suma delicadeza, la sensación de algo contra su espalda. Como una doncella siendo posada sobre su lecho. Tenía algo debajo de ella, así que… debía estar en algún sitio. ¡Estaba condenadamente frío, también…! Pero muy muy suave…

Las heridas comenzaron a hacerle efecto. Ahora que su cuerpo sentía que el peligro se había ido, y que estaba en completa oscuridad, sintió unas ganas tremendas de echarse a dormir. Una idea tan atractiva, que terminaría con su dolor y preocupaciones en tan solo un instante… Pero…

¿Debería hacerlo?

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*¨*¨*

Lyon, Yui, Colibritany & Zero y Jack

Colibritany tensó la cuerda de su extravagante arco y apuntó al Sincorazón que amenazaba con herir a su fiel compañera. Se encontraba lejos de la batalla, suficiente para que su enemigo no la viera venir, lo cual le proporcionaba una asombrosa ventaja… No obstante, y para su desgracia, la distancia era demasiada como para acertar al blanco con su puntería actual. La flecha surcó el aire y el silbido que soltó fue majestuoso: pero majestuosa fue también la forma en la que se clavó en el suelo, derechita y elegante.

El Sincorazón volteó a ver el proyectil, tal vez curioso, tal vez sorprendido. Su reacción fue retardada, lo cual indicaba que no tenía los reflejos de un gato, precisamente. De haberse aventurado un poco más, Colibritany habría acertado.

¡Pero eso no significaba que no había ayudado a su amiga, no! Asombrado por el nuevo ataque, el Sincorazón se distrajo y dejó salir su magia sin mantener a su oponente a la vista. Grácil como la primera vez, Yui logró esquivar el aura púrpura que se lanzó contra ella; y, dispuesta a dar el golpe final, atravesó el pecho de la bestia con su Llave-Espada.

El demonio se disipó en una especie de vapor negro. Tinieblas puras. Y como si fuera un globo aerostático cruzando el mar de nubes, un pequeño corazón, translúcido, casi etéreo, se alzó de entre las sombras y continuó su camino hasta el cielo.

Yui había liberado, al menos oficialmente, su primer corazón.

Y así hizo Lyon también. El Sincorazón que tenía a su espalda simplemente no vio venir el golpe del muchacho. O tal vez lo hizo, pero no pudo apartarse a tiempo. Cuando se dio la media vuelta con su Llave-Espada extendida, el joven sintió que el arma se hundía con tal facilidad que bien habría podido estar cortando mantequilla con una katana.

Escuchó algo que sonó como un “puf” y se topó con una voluta de sombras detrás de él, mientras un corazón rosado ascendía hacia la libertad.

Hubo unos cuantos segundos de silencio y tranquilidad, mientras la adrenalina abandonaba sus cuerpos. No obstante, la calma no pudo volver a apoderarse de ellos. O bueno, al menos de Lyon, puesto que otra desconocida había llegado y su compañera había sido arrastrada al bosque. A lo mejor a Yui y Coli no les importaba; pero si querían mantener su fachada, lo mejor que podían hacer era seguir la corriente.

—¡Zero, qué buen chico! —exclamó Jack, viendo al pequeño can fantasma llegar con Colibritany—. Siempre encuentra a gente de confianza. ¡Hm! Debe ser el olfato —en respuesta a aquello, Zero ladró alegremente y empezó a volar alrededor de la chica. ¿Estaba agradecido por lo que había hecho o sólo le había caído bien? ¿O tal vez las dos? No parecía querer separarse de ella; o al menos no todavía.

Tal vez debía empezar a llevarse todavía mejor con él. Quién sabe si le serviría más adelante.

Aru había dejado su rastro en el suelo, al remover la tierra mientras era arrastrada. Seguir su camino no sería difícil; sólo podían mantener la esperanza de llegar antes de que las cosas se pusieran peores.

—¡Bien, vámonos!

Jack encabezaría. ¿Iban a seguirlo, siempre; o tendrían razón alguna para permanecer detrás? Después de todo, los Sincorazón estaban allí, saliendo del bosque hacia la ciudad; y aunque el Rey Calabaza era su contacto… eso no lo volvía el objetivo.

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por **Mentos** » Mié Ene 07, 2015 3:53 pm

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La flecha salió volando hacia el objetivo, en un intento de Coli por ayudar a su compañera. La trayectoria del proyectil fue rápida y limpia, pero no llegó a alcanzar al Sincorazón. El impacto contra la tierra, sin embargo, distrajo lo suficiente para que Yui pudiera acabar con él.

Un transluciente corazón se alzó de las tinieblas que dejó la criatura al ser derrotado. Subió y subió hasta que desapareció entre el cielo. La muchacha lo miró fijamente... sabía que tarde o temprano ella debía pasar por lo mismo.

Pasado el mal trago, Colibritany decidió acercarse a la escena para ver si la situación se había resuelto. Pudo comprobar que su amiga no estaba sola; una especie de esqueleto con traje y un misterioso “hombre” que era imposible reconocer si era humano o no estaban junto a ella.

Las apariencias eran ciertamente terroríficas, pero no estaba asustada. Sabía que eran buena gente al no haber atacado a Yui.

Decidió acercarse a ella primero para preguntarle por heridas de batalla. Sin Gonax con ellas, debían permanecer juntas el máximo tiempo posible, o acabarían mal en su primera misión.

—¿Estás bien? —preguntó con un tono sereno—. Siento haber fallado, pero algo es algo.

Mientras esperaba su respuesta, el esqueleto decidió romper el silencio:

—¡Zero, qué buen chico! —comentó cuando llegó a observar al perro con Colibritany—. Siempre encuentra a gente de confianza. ¡Hm! Debe ser el olfato —Zero le respondió con un feliz ladrido.

El fantasmita comenzó a dar vueltas alrededor de la hermosísima joven. Parecían haber entablado una amistad. Ella estaba segura de que su olfato podría serle útil más tarde a la hora de encontrar a los aprendices de Tierra de Partida.

—Hey, gracias por haberme traído aquí para ayudar a mi compañera —intentó acariciarlo aunque estaba casi segura de que lo traspasaría.

Por fin, con la calma ya instalada tras la batalla, Yui y Coli podían seguir con su objetivo. Pero al parecer el problema no acababa ahí: un rastro se extendía por el suelo, como si alguien hubiese sido arrastrado contra su voluntad.

—¡Bien, vámonos! —irrumpió Jack.

Colibritany no pudo evitar sentirse algo indecisa y perdida. Debían encontrar a los aprendices del otro bando y sacarle la información, pero por ahora no habían tenido suerte localizándolos.

Jack, sin embargo, estaba decidido a seguir el indicio marcado en la tierra para encontrar a otra persona… o eso supuso Coli.

Volvió a hablar con Yui, pero esta vez susurrándole para que los demás no la escucharan:

—¿Has encontrado alguna pista sobre el paradero de ya-sabes-quiénes? Porque yo no —le confesó—. Si tienes alguna idea deberíamos seguirla en vez de perder tiempo en esto.

Por su parte, ella no había encontrado nada, sólo que uno de los dos hombres era el rey y el otro probablemente su guardia. Eso suponía varias cosas, pero no el encontrar a los aprendices. Si su compañera no sabía realmente nada, decidiría que lo único que podían hacer era seguir a la esquelética figura y esperar que le llevara hacia ellos; quizás intentarían contactar con el Rey en su desconocida misión.

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por **Reimeow** » Mié Ene 07, 2015 9:35 pm

Miraba a aquel Sincorazón buscando una oportunidad para poder atacarle y vencerlo. No me moví de mi posición esperando, cuando de repente escuché un silbido que tras mi confusión comprendí que era de una flecha; flecha que distrajo al Sincorazón lanzando aquel movimiento otra vez pero sin mirar, por lo que lo esquivé con facilidad.

"Esta es mía"

Le atravesé el pecho con todas las fuerzas que pude para hacerlo desaparecer, y para mi sorpresa, lo conseguí. Se disipo en humo negro dejando libre un corazón que se alzó.

-L-Lo he conseguido-susurré casi para mi.

"¡Mi primer corazón liberado!"

Podía haberme puesto a rodar por aquel suelo rocoso de la alegría, pero me contuve mostrando frialdad mientras hacia desaparecer la Llave-Espada y me giraba para ver quién había lanzado aquella flecha. Aquella persona se acercaba en mi dirección y tardé un rato en darme cuenta de que era Colibritany, ya que aún, en mi interior, una mini yo seguía saltando y dando volteretas a lo suyo. Pero ciertamente me reconforto verla.

-¿Estás bien?-preguntó seria.

-Sí, solo un rasguño de nada-le sonreí un poco.

-Siento haber fallado, pero algo es algo.

-No lo sientas, me ha dado una oportunidad para vencer a mi rival.

No podimos seguir con la conversación ya que Jack interrumpió.

-¡Zero,qué buen chico! -comentó Jack.

"¿Zero?"

Cuando observé mejor había un pequeño can fantasma (normal que no lo hubiera visto desde un primer momento) con Colibritany. Me quedé un rato con expresión de extrañada, hasta que el can ladró alegre a Jack sacándome de aquel estado. Eché un vistazo rápido al grupo. En verdad, en mi mundo seríamos un grupo cómico...

"Espera,¿no falta alguien?"

Efectivamente, faltaba la chica que estaba al principio con Jack y el chico. Por lo que se ve había dejado un rastro en la tierra, quizás tuvo problemas en su pelea.

Mientras estaba sumida en mis pensamientos la voz de mi compañera me sobresaltó aunque al hablarme lo hacía susurrando.

-¿Has encontrado alguna pista sobre el paradero de ya-sabes-quiénes? Porque yo no-me comentó.

-Ciertamente tengo algunas suposiciones y-le contesté susurrando, pero esta parte se lo susurré casi al oído-creo que estamos en el grupo indicado.

Tras ésto, le propondría a Colibritany continuar en este grupo y seguir a Jack,el cual ya se había puesto en marcha siguiendo el rastro que había dejado la chica. Era la única pista buena que tenía sobre el bando contrario.

por **Marioxulo** » Sab Ene 10, 2015 5:20 pm

El sincorazón no lo vio venir. Con mi llave espada atravesé el corazón de aquel monstruo, y mi cabeza paso junto a la suya, sintiendo un hedor que provenía de aquel bicho. No puedo negar que sentí cierta satisfacción al matar a aquel ser, porque aun notaba en mi espalda las heridas que me había hecho.

"Muere, maldito"

Desapareció en una pequeña nube de humo negro, dejando libre el corazón que mantenía apresado. Mi primer sincorazón. No sería el último, sin embargo.

Me relajé entonces y me paré a ver que tal les había ido a mi compañera, y también a aquella chica que había aparecido, la cual no tenía ni la más mínima idea de quien era.

Entonces caí en cuenta de que no veía a Aru por ningún lado. ¿Dónde diablos se había metido? Vi entonces el rastro en el suelo. Parecía que el sincorazón que le había atrapado se la llevó hacia el bosque. Reparé entonces en que aquella chica que apareció antes, la que también se había enfrentado a los sincorazón junto a nosotros. Tenía el pelo rosa y los ojos un poco más oscuros. No era muy alta, y hablaba con otra chica más. ¿Otra aprendiz? De piel oscura y pelo negro, tenía los ojos de color marrón, y portaba un arco bastante peculiar con el que parecía haber ayudado a su compañera. Las dos llevaban un disfraz, al igual que Aru y yo.

—¡Zero, qué buen chico! —dijo Jack, que hablaba a un perro fantasma que había llegado junto a la otra aprendiz—.Siempre encuentra a gente de confianza. ¡Hm! Debe ser el olfato —al decir esto, el perro respondió alegremente con un ladrido.

Hice desaparecer por el momento mi llave espada para pensar en que debía hacer ahora. Aquella duda permaneció poco tiempo en mi cabeza, ya que tenía que encontrar a Aru antes que nada. Quien sabe que lo que le podría pasar en aquel bosque. Aunque antes...

—¡Bien, vámonos!

"En seguida Jack"

Me dirigí entonces hacia aquellas dos jovenes. No estaba muy seguro de que fuesen de la Orden, pero tampoco podía estar muy seguro, porque el castillo era enorme y no llevaba mucho tiempo en el. Así que, para salir de dudas, lo mejor era preguntarles.

Parecían estar hablando algo entre ellas, pero no lograba escuchar nada. Así que, como aún no habían reparado en mi presencia, tendría que hablar yo primero.

— Me parece que no nos han presentado —les dije—. Me llamo Lyon. ¿Y vosotras sois...?

Lo mejor era hacerles pensar que creía que ellas eran de la Orden. Si de verdad lo eran, no les costaría responder a mis preguntas, pero si dudaban o no contestaban correctamente, mis dudas hacia ellas aumentarían.

— Entonces... ¿También os han mandado a esta misión? Kazuki no nos dijo nada de que alguien más fuese a venir, pero toda ayuda es bienvenida —me quedé mirándoles fijamente un instante—. ¿Quién os ha mandado?

Escucharía lo que me dijeran, y luego pensaría en ello. Tenía que encontrar a Aru.

—En fin, ahora me voy a buscar a mi compañera —me giré hacia el bosque— ¿Y vosotras que haréis?

Después de escuchar lo que fuesen a hacer, me iría detrás de Jack hacia el bosque, con o sin ellas.

por **Aru** » Dom Ene 11, 2015 7:29 pm

Tras aquella persecución por seguir viviendo, la joven Aru ya no podía dar más de sí.
Había sido arrastrada por unos sincorazón, y después de casi conseguir retomar su misión, calló por algún barranco, y ahora yacía casi rendida en el suelo.

No paraba de pensar en como estaría Lyon, su compañero de misión, que posiblemente por su ausencia podría estar pasándolo mal, aun así tenía una cosa clara, no podía ya apenas moverse del cansancio.

La muchacha decidió cerrar los ojos y reponer las fuerzas, ya que ir igualmente en ese estado solo podía ser una carga.

—Perdón, Lyon.

y después de susurrar con casi apenas tono de voz normal, se durmió, a la espera de recuperar algo de fuerzas y quizás un poco de animo.

por **Zee** » Jue Ene 15, 2015 8:44 am

Aru
Dejarse llevar por el sueño a lo mejor no era tan mala idea después de todo. Su cuerpo se lo pedía, rogaba incluso. Estaba herida, cansada, y se había caído por un hoyo interminable. Incluso cuando la nieve a sus espaldas la dejaba helada, Aru sintió una comodidad increíble, allí recostada en el gélido suelo. Porque, sí, era nieve lo que tenía detrás. Lo que le caía sobre el rostro, en forma de partículas diminutas, congeladas, era nieve también.

Nieve... ¿cómo? Lo último que había visto antes de caer por aquel larguísimo agujero era un bosque; uno muerto, viejo, árido, pero un bosque al fin y al cabo. Simplemente no había manera de que...

Oh, ¿a quién le importaba? Lo único que quería era irse a dormir...

*"*"*

Despertó bajo el cálido refugio de unas cobijas bien gruesas. La cama donde había descansado (sabría dios por cuánto) era el único mueble de la habitación, exceptuando una mesita de noche fabricada en una madera oscura y bien lustrada que tenía a un lado. Frente a ella crepitaba el fuego de una chimenea, encendido hace poco a juzgar por el estado de la leña; exclusivamente para ella. La habitación tenía una sola ventana, bien cerrada para evitar la nieve y el frío del exterior. Y la puerta, algo... pequeña, se encontraba cerrada para su privacidad, por lo que intentar ver afuera era imposible.

A menos que se levantara para abrirla y otear el pasillo (lo cual sería un milagro, debido al cansancio que su aventurita le había traído). Si Aru intentaba hacer eso, o tanto como si no...

—iBueno, ya era hora! —le recriminó una voz proveniente de un rincón del cuarto, al otro lado de la mesita—. ¡Hey, Wolf! ¡Aru está despierta! —llamó casi con un grito a alguien del otro lado de la puerta. Una voz enmudecida y de palabras indescifrables respondió. Y antes de que Aru pudiera girarse a ver al dueño de la primera, el dueño de la segunda ya había entrado a la habitación.

De tal manera que los vio a los dos juntos:

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¡Elfos! ¡Como los de los cuentos! ¡Tenían ropa colorida, en verde y rojo; medias rayadas y zapatos largos con cascabel, sombreritos divertidos; el atuendo completo! Eran muy pequeños también, acercándose al metro cincuenta; pero en cuanto a rasgos y complexión, eran sin duda dos hombres adultos. Y sus orejas eran tan largas y puntiagudas... Sep, elfos sin duda.

—Ian —dijo el primero que había hablado, el que había estado en la habitación con ella (ahora lo veía: en un banquito tan bajo que, desde la altísima cama, Aru Io había pasado por alto). Éste era unas pulgadas más pequeño, pero tenía las fascies más toscas y cuadradas, además de que su cabello era más claro que el de su compañero.

—Wolf —dijo el otro, más moreno, castaño, y con cierta sombra de vello facial.

Pocas palabras. Brazos cruzados. Gesto desafiante y con una pizca de sarcástica superioridad. Todos signos inconfundibles del macho con tal vez demasiada confianza. iEn ambos! ¿Pero qué se creían?

—Así que, sólo para revisar... ¿Cuál es tu nombre? —preguntó Ian. Antes de que la chica pudiera responder, el otro elfo intervino:

—Ya lo sabemos, cerebro de muérdago. Es--

—iSí, ya sé que yo lo sé! Quiero saber si ella lo sabe —tras haber arreglado aquello, volvió a girarse hacia Aru—. Perdona, a veces puede ser tan hueco como un globo de nieve decorativo.

—¡Eh-eh!

—Así que: nombre, rango y misión.

—iY cuántos dedos ves aquí! —añadió Wolf rápidamente, levantando tres dedos en su mano derecha. Aru los veía a la perfección.

*"*"*

Coli, Yui, Lyon

El grupo se adentró al bosque, siguiendo el rastro que Aru había dejado tras de sí. Incluso aunque iban apresurados, tuvieron suficiente tiempo para responder las cuestiones de los otros e incluso para formular otras nuevas; eso sí: sin detenerse en ningún momento.

El sitio era... no aterrador, pero sí bastante espeluznante: todo estaba seco, muerto (aunque bueno, "muerto" en Ciudad Halloween, ¿quién lo estaba realmente?) pero de alguna forma se las arreglaba para eclipsar la luz de luna. Si no fuera por la nariz de Zero, que todavía seguía pegado a Coli, habrían tenido que ir más lento.

Los árboles eran alargados y esqueléticos, y aunque fuese una frase que se decía muy seguido, de verdad parecían extender sus ramas hacia ellos como delgadísimos dedos. Por suerte, el rastro nunca se perdió. Les tomó unos minutos y una larga caminata, pero finalmente llegaron a--

—¡Já! ¿Quién lo diría? ¡Sabía que este sitio tenía algo que ver con ellos!

El único claro que habían encontrado hasta entonces. Era un círculo perfecto, como si alguien lo hubiese construido así. Lo delimitaban árboles viejos, gruesos, pero igualmente muertos.

Estos árboles, no obstante, eran diferentes en algo más... destacable. En sus anchos troncos habían sido talladas puertas. ¿Talladas? No, construidas; tenían pomo y bisagras, como si de verdad pudieran abrirse. Había siete en total, y cada una tenía un diseño diferente: un petardo, un huevo, un pavo, un corazón, un trébol, un pino y ... la última era la única sin un dibujo especial, tenía el pomo pintado en lugar de tener uno de verdad.

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La puerta en forma de pino estaba abierta. Y el rastro terminaba allí.

—¡Bueno, no hay más opción! ¿Verdad? —dijo Jack, acercándose al agujero. Dobló su largo cuerpo hacia adelante, agachándose a la entrada—. Para ser franco estaba buscando una excusa para investigar.

La puerta los atrajo con una fuerza misteriosa. Literalmente, algo intentaba moverlos, como una corriente de viento. Sus cuerpos eran suficiente pesados para aguantarla (y a Zero, intangible, parecía no afectarle).

Jack se Ianzó primero y sin avisar. Sólo escucharon su grito perderse poco a poco mientras caía: pero, en lugar de sonar asustado, sonaba parecido a como gritaría un niño divirtiéndose en un tobogán.

Una sombra se movió entre los árboles y los tres la vieron. Desapareció de su vista, pero Zero le ladró al silencio y al vacío. Ahora que lo pensaban, ¿no había dicho Jack que la fuente de los Sincorazón estaba dentro del bosque? Y "había buscado una excusa para investigar"...

—[color =#FF0000]Jijiji.[/color]

Así que... la puerta de Aru y Jack... o la sombra misteriosa...

por **Aru** » Mié Ene 21, 2015 12:42 am

—iBueno, ya era hora! —dijo una voz extraña para la muchacha—. ¡Hey, Wolf! ¡Aru está despierta! —gritó

Y cuando pudo darse cuenta, ante ella aparecieron dos hombres bastantes bajitos, como los elfos de los cuentos, con ropa llamativa y bastantes achuchables.

—Ian —se presentó el primer elfo

—Wolf —dijo el otro, más moreno, castaño, y con cierta sombra de vello facial.

El segundo parecía bastante gruñón, pero Aru lo pasó por alto.

—Así que, sólo para revisar... ¿Cuál es tu nombre? —preguntó Ian. Antes de que la chica pudiera responder, el otro elfo intervino:

—Ya lo sabemos, cerebro de muérdago. Es--

—iSí, ya sé que yo lo sé! Quiero saber si ella lo sabe —tras haber arreglado aquello, volvió a girarse hacia Aru—. Perdona, a veces puede ser tan hueco como un globo de nieve decorativo.

—¡Eh-eh!

—Así que: nombre, rango y misión.

—iY cuántos dedos ves aquí! —añadió Wolf rápidamente, levantando tres dedos en su mano derecha. Aru los veía a la perfección.

Aru no sabía como reaccionar ante tal acontecimiento, no había dicho nada para no interrumpir a los dos muchachitos que parecían conocer su paradero, ¿cómo?.

—Esto... Encantada, ¿Ian y W-Wolf? —dijo la pequeña sentándose en la cama con los pies cruzados.

Observó atenta a los rasgos personales de ambos hombresitos, y prosiguió respondiendo las preguntas.

—Obviamente sé como me llamo, soy Aru Petrikov, pero... ¿Cómo sabéis como me llamo? —dijo la pequeña rascandose la cabeza bastante confundida—¿R-rango y m-misión? —balbuceó.

La niña peli azul no podía dar sus datos a unos desconocidos, que aunque conociesen su nombre, podrían ser una amenaza para ella, que estaba bastante desorientada.

—Ahora me toca a mi preguntar —dijo cruzando los brazos y mirándoles a los ojos.

La verdad es que tenía bastante que preguntar, lo primero, ¿donde estaba?

—¿Donde estoy? ¿Me habéis traído vosotros? ¿Por qué sabéis mi nombre? —formuló todas las preguntas una tras otras, sin pausa y con bastante rapidez.

por **Mentos** » Vie Ene 23, 2015 1:05 am

Con todos los presentes teniendo suficientes motivos para adentrarse en el bosque, sólo quedaba avanzar siguiendo el rastro… sin embargo, el misterioso hombre que acompañaba al esqueleto dudaba de las intenciones de las hermosísimas jóvenes.

—Me parece que no nos han presentado —preguntó—. Me llamo Lyon. ¿Y vosotras sois...?

—Yo soy Coli, ¡encantada! —contestó de la mejor manera posible para no levantar sospechas.

—Entonces... ¿También os han mandado a esta misión? Kazuki no nos dijo nada de que alguien más fuese a venir, pero toda ayuda es bienvenida —Colibritany pudo sentir la mirada de él clavándose fijamente en ella—. ¿Quién os ha mandado?

<<Bingo>>.

Era más que obvio que era uno de los enviados de Tierra de Partida, lo que significaba que por fin habían progresado en su búsqueda al encontrarse con uno de los aprendices. Ahora sólo faltaba actuar inteligentemente y conseguir la información que necesitaban.

Por lo que la astuta muchacha decidió seguirle el juego en un intento de ganar su confianza:

—Bueno, verás… —se acercó a él para susurrarle al oído—. Deberías de tener cuidado al hablar tan libremente; quizás descubran los habitantes que venimos de otro mundo. Hemos sido enviadas por Kazuki, sí, pero para otra misión que me temo que no podemos contarte.

>>En cualquier caso, estoy segura de que si nos mantenemos juntos, cada uno conseguirá su propósito… tarde o temprano.

—En fin, ahora me voy a buscar a mi compañera ¿Y vosotras que haréis?

—¿Tu compañera? Bueno, entonces vale la pena que te acompañe, quizás con más personas sea más fácil encontrarla, ¿no? —respondió mientras miraba a Yui de forma cómplice.

Sin nada más que poder hacer respecto a la situación, continuó rumbo hacia el corazón del tétrico bosque junto a los demás.

Cuanto más adentro avanzaba, más agobiada se sentía; las múltiples sombras de los alargados árboles se abalanzaban contra ella, oscureciendo su paso. Por suerte, Zero estaba con ella y se limitó a seguirle, con esperanza de encontrar a la otra aprendiza.

Sin previo aviso, se dio cuenta de que llegó a una zona que era mucho más clara, valga la redundancia: habían llegado a un inusual claro.

—¡Já! ¿Quién lo diría? ¡Sabía que este sitio tenía algo que ver con ellos!

—¿Ellos? En fin, ya era hora —se dejó caer suavemente en el suelo para descansar de la caminata.

Tras tomar un leve respiro, Colibritany observó que el amplio lugar no era tan natural como el resto del bosque: siete puertas intrincadas en varios troncos de gran grosor se extendían ante ella, cada una con un dibujo distinto. ¿Cuál era la razón de aquello? El rastro al parecer continuaba en dirección a la del pino, y no inspiraba demasiada confianza, sinceramente.

—¡Bueno, no hay más opción! ¿Verdad? —dijo Jack mientras avanzaba hacia ella—. Para ser franco estaba buscando una excusa para investigar.

—¿… Investigar el qué?

Cuando la joven finalizó su pregunta, se percató de que él había desaparecido. Lo único que quedaba ya era el eco de su voz, siendo proyectada por el tronco mientras caía por el agujero de su interior.

—¿Nos va a hacer a saltar ciegamente por ahí?

De repente, una sombra la irrumpió al desplazarse por los árboles que rodeaban al grupo como si de una estrella fugaz se tratase.

—Decidme que no me estoy imaginando cosas por el hambre.

¿Quién era tal misteriosa figura…? A decir verdad, Colibritany no estaba interesada ni lo más mínimo. Estaba ya cansada del bosque y seguramente era un sincorazon o algo muchísimo peor… su misión era seguir a los de Tierra de Partida y eso haría.

—Bueno pasando a asuntos menos siniestros... Lyon, supongo que tu amiga está también por donde ha ido el tal Jack… ¿vamos por ahí? Si tienes alguna otra idea, estoy dispuesta a ayudarte con ella.

por **Marioxulo** » Dom Ene 25, 2015 9:27 pm

Nos adentramos en aquel bosque, siguiendo el rastro que recorría el suelo. El bosque, con aquel toque siniestro y fantasmagórico, estaba compuesto por árboles de aspécto tétrico, secos y con sus ramas elevándose hacia el cielo, dando cierto parecido a unos esqueletos.

Mientras, pensaba en la respuesta que aquella chica, Coli, había dado a mis preguntas. No parecia falso, aunque también me resultaba dificil de creer que Kazuki no nos hubiese dicho nada a Aru y a mi. Por el momento, tenía que centrarme en encontrar a Aru.

Tras caminar un rato, llegamos a un amplio claro, donde siete árboles formaban una especie de círculo frente a nosotros. Cada uno de ellos tenía una especie de... ¿puerta? O al menos eso parecía. Frente a una de ellas se detenía el rastro de Aru.

—¡Já! ¿Quién lo diría? ¡Sabía que este sitio tenía algo que ver con ellos!

—¿Ellos? En fin, ya era hora —se dejó caer suavemente en el suelo para descansar de la caminata.

—Tampoco tenéis ni idea de a que se refiere con ellos, ¿no? —le susurré a Coli.

No parecía que así lo fuese. Me acerqué a aquella puerta, y me asomé por ella para ver una especie de túnel que se dirigía hacia abajo. Aru debía de haber ido por aquel túnel.

—¡Bueno, no hay más opción! ¿Verdad? —dijo Jack mientras avanzaba hacia ella—. Para ser franco estaba buscando una excusa para investigar.

—¿… Investigar el qué?

Dicho esto, Jack se tiro por aquel túnel, gritando de lo que parecía ser diversión.

—¿Nos va a hacer a saltar ciegamente por ahí?

—Bueno, eso parece. Además, no parece que tengamos muchas más opciones.

Una sombra se nos cruzó de golpe. Creí haberlo imaginado, pero mirando a mis nuevas compañeras, parecía que ellas también lo habían visto.

—Decidme que no me estoy imaginando cosas por el hambre.

—También tengo hambre, pero no creo que eso haya sido producto de nuestra imaginación.

Me acerqué de nuevo a intentar, en vano, divisar algo al fondo de aquel túnel. La única forma de saber que había era tirarse por este.

—Bueno pasando a asuntos menos siniestros... Lyon, supongo que tu amiga está también por donde ha ido el tal Jack… ¿vamos por ahí? Si tienes alguna otra idea, estoy dispuesta a ayudarte con ella.

—Tiene toda la pinta de que se haya caído por aquí. Además, viendo esa sombra de antes, se me a ido de la cabeza la idea de volver por donde hemos venido.

Me dí la vuelta, y cuando estaba apunto de tirarme por aquel túnel, me giré de nuevo para hablar con ellas.

—Nos vemos abajo —les dije, saludándoles con la mano antes de tirarme por aquel agujero.

por **Reimeow** » Mié Feb 04, 2015 10:51 pm

Me adentré en el bosque junto a mi compañera,Jack y el chico. No caminamos mucho hasta que el chico nos preguntó a las dos.

-Me parece que no nos han presentado. Me llamo Lyon. ¿Y vosotras sois?

-Yo soy Coli, ¡encantada!

-Yo Yui–dije con una sonrisa para no parecer muy fría ante el chico y levantar alguna que otra sospecha.

-Entonces…¿También os han mandado a esta misión? Kazuki no nos dijo nada de que alguien más fuese a venir, pero toda ayuda es bienvenida–se nos quedó mirando un rato. Preferí limitarme a avanzar sin fijarme mucho en su presencia-¿quién os ha mandado?.

Colibritany se le acercó, seguramente para colarle una mentira sobre quiénes eramos, así que permanecí al margen mientras ella hacia su actuación.

Parece que la mentira coló ya que él no objetó a nada, por lo que me quedé algo más tranquila sabiendo que había colado la trola.

-En fin,ahora me voy a buscar a mi compañera. ¿Y vosotras que haréis?

-¿Tu compañera? Bueno,entonces vale la pena que te acompañe, quizás con más personas sea más fácil encontrarla, ¿no?-respondió Coli mientras me miraba de forma cómplice. Sonreí maliciosa para mis adentros mientras mantenía la expresión fría.

Poco a poco nos íbamos adentrando en aquel espeluznante bosque, si a eso se le podía llamar bosque, los árboles sin ninguna pizca de verde eran alargados y sus ramas esqueléticas terminaban en ramillas mucho más finas, pareciendo así los dedos de Jack. Aunque si no fuera por el can que acompañaba a Coli no se podría apreciar bien aquel bosque tan oscuro y sería aún más tétrico de lo que era ya, a decir verdad, aquel lugar me hacía sentir indefensa por alguna razón.

Tras una larga caminata que me pareció eterna, llegamos a un claro.

-¡Já! ¿quién lo diría? ¡Sabía que este sitio tenía algo que ver con ellos!–exclamó Jack tan de repente en el silencio que me provocó un ligero bote.

-¿Ellos? En fin, ya era hora–dijo mi compañera mientras se dejaba caer en el suelo claramente cansada.

Suspiré estirándome un poco observando a aquellos árboles que, a diferencia de los otros, eran más gruesos pero lo que más llamaba mi atención era que en sus troncos se encontraban unas puertas. Sí, unas puertas, con sus pomos y sus bisagras, había siete puertas cada una con un diseño diferente menos una, que simplemente tenía un pomo pintado.

La puerta con el dibujo de un pino se encontraba abierta y justamente el rastro terminaba ahí, era evidente que tendríamos que entrar. Hasta la puerta parecía que nos quería tragar ya que una corriente de viento me movía ligeramente el cabello hacia ella.

-¡Bueno, no hay más opción! ¿Verdad?-dijo Jack mientras avanzaba a la puerta-Para ser franco estaba buscando una excusa para investigar.

-¿…Investigar el qué?

En el mismo instante que mi compañera formulaba la pregunta, Jack se lanzaba al agujero. Lo único que quedó de él fue un grito de diversión que se desvaneció en el aire.

-¿Nos va a hacer saltar ciegamente por ahí?

-Bueno, eso parece. Además no parece que tengamos muchas más opciones–dijo Lyon.

Me iba a asomar un poco a aquel hueco cuando dentro de mi campo visual una sombra atravesó los árboles desapareciendo, y miré a mis compañeros que creyeron que había sido una ilusión a causa del hambre.

-Yo no tengo hambre y también lo he visto–añadí y señalé vagamente al can-¡Hasta el perro le ha ladrado!

-Lyon, supongo que tu amiga está también por donde ha ido el tal Jack…¿vamos por ahí?–Coli parecía dispuesta ayudar al chico.

-Tiene toda la pinta de que se haya caído por aquí. Además viendo esa sombra de antes, se me ha ido de la cabeza la idea de volver por dónde hemos venido.

Me crucé de brazos contemplándolos. Claramente el chico se iba a lanzar en busca de su compañera y efectivamente, se tiró por el hueco. Una vez que se fue, invoqué mi Llave Espada, aquella sombra había llamado mi atención y, a decir verdad, no me apetecía ir en busca de la compañera del chaval ni tirarme por un hueco que me llevaría Dios sabía dónde. Incliné levemente la cabeza hacia Coli.

-Yo me quedo. Esa sombra ha captado mi atención..-agarré el mango del arma con fuerza-Creo que es mejor que vayas con él, así le puedes ir sacando información. Cuando termine de investigar iré a buscaros.

Esperaría su respuesta. Si decidía venir conmigo intentaría convencerla para que se fuera con el chico, aunque si se ponía pesada no habría más remedio que ceder y que viniera conmigo, cosa que tampoco me desagradaba en demasía puesto que no me hacía mucha gracia el hecho de quedarme sola. De una u otra forma le aconsejaría que tuviera cuidado.

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por **Zee** » Jue Feb 19, 2015 10:59 am

Aru

―¿R-rango y m-misión?―preguntó la chica, dubitativa.

―¡Sí! ¿No es obvio? ―dijo el primer elfo, denotando una pizca de frustración en su voz. Sujetó con más fuerza una tabla con documentos, la cual antes no parecía haber tenido allí. Le echó una ojeada, por lo que era posible que estuviera corroborando los datos allí más―. Es protocolo, así debes presentarte ante una autoridad desconocida.

¿Y qué clase de autoridad era él? Parecía ser sólo un sujeto bastante pequeño. No podía ser ninguna clase de gobernante o rey... Aunque le había pedido su "rango". ¿Tal vez era un militar?

―Sólo en caso de que sí tengas una contusión o algo... ―intervino el otro, asomándose por encima de su compañero para ver la información. Se aclaró la garganta y declaró―: Ejem. Aru Petrikov, 16 años, Portadora de la Llave-Espada, Aprendiz ―volvió a levantar la mirada y, de forma adusta, la clavó en la de ella―. La lista nunca miente.

―Creo ―cortó Ian, dándole un manotazo a su compañero en cuanto intentó extender la mano a los documentos para sostenerlos por sí mismo― que eso es trampa.

>>Bueno, en todo caso, preguntas cómo te conocemos...―continuó, volviendo a dirigirse a Aru. Levantó la tabla y la sacudió frente a la joven―. Bueno, es obvio, ¿no? Elfos, un mundo cubierto de nieve, clásico rojo y verde, una lista... ¿te vas haciendo a la idea?

Ian y Wolf dejaron que las palabras penetraran la mente de la chica y tuvieran su efecto. En algún momento tendría que haberlo escuchado; sino en su mundo, en Tierra de Partida. Allí incluso tenían eventos para celebrarlo.

Fue Wolf quien rompió el silencio de nuevo. Le puso una mano en el hombro a su compañero y le dijo algo al oído, algo que Aru alcanzó a escuchar de todas formas:

―Le avisaré a Hime. Ya le pasará ella el mensaje.

Ian asintió con la cabeza. Mientras Wolf abandonaba la habitación, el elfo volvió a sus notas; le hizo un gesto con el índice y el pulgar a Aru, pidiéndole que esperara un segundo. Repasó lo que tenía escrito, murmurando entre dientes, hasta que finalmente volvió con la chica:

―Bien. En fin. Nosotros no te encontramos; fue Hime ―comenzó a explicar, sabiendo perfectamente que Aru no sabría a quién se refería con "Hime". La tabla con las notas se las metió al interior de su chaleco, donde desapareció dentro de uno de sus bolsillos sin hacer bulto alguno―. Desde que vinieron los últimos, no ha dejado de mirar el cielo y las puertas. Ella te encontró y ella te trajo. No hará ni media hora ―el elfo miró en dirección a la pared, como si pudiera ver a través de una ventana inexistente y estuviese rememorando con su imagen―. Y sobre dónde estamos... en cuanto a mundos (sí, aquí los mundos no son ningún secreto), La Ciudad de la Navidad. O Polo Norte, depende. Pero montones de planetas tienen un polo norte, duh.

Aru escuchó pasos detrás de la puerta y una voz femenina que no logró identificar. Las pupilas de Ian se movieron hacia abajo y hacia un lado, como si intentara mirar hacia atrás desde su propio cráneo; claramente prestando atención al sonido e intentando encontrarle el sentido. En un momento dado asintió con la cabeza y dejó salir un "Hm", después de lo cual la voz desapareció.

―Y en dónde estamos en cuanto a lugar pues... el taller de Santa. O sea, Santa Claus. Papá Noel, san Nicolás, el viejo Nick, etc.

>>¿Quieres conocerlo?

×*×*×
Yui

Una sombra misteriosa hizo que el grupo se separa todavía más. Mientras Coli y Lyon decidieron seguir a Jack a través del misterioso árbol, quien sabe a donde los llevaría; Yui prefirió ir detrás de la silueta que se había escabullido por entre las ramas. Esta última no tardó mucho en perderse de nuevo en el bosque, abandonando el claro de forma definitiva, detrás de su misterio.

Volvió a aquel espeluznante y sombrío ambiente, donde las garras de madera parecieron ir detrás de ella una vez más. Una vez se internó en éste, descubrió que debía de quedarse quieta, pensando por unos minutos, puesto que no podía hallar lo que estaba buscando ni algún rastro que le indicara por dónde ir. Pero tras unos instantes, tal vez en cuanto empezara a considerar si había tomado la decisión correcta, apareció: se movió entre la huesuda vegetación, una sombra larga y ancha, pero muy bajita y... además de eso, indistinguible. Parecía... sabría dios, ¿un camello? Tenía cuatro apéndices sobre los que se sostenía, una cabeza puntiaguda y dos jorobas... ¡o al menos eso parecía!

Su objetivo se movió, bamboleándose sobre sus cortas extremidades. Avanzaba de forma lenta, por lo que a Yui no le costaría alcanzarlo. Es más, incluso parecía moverse en su sitio, y en ocasiones hasta hacerlo en la otra dirección, hacia la Aprendiza. Como si no quisiera alejarse o como si no la hubiera visto llegar...

¿O esperándola?

Antes de que pudiera darse cuenta, la figura pasó por un rayo de luz de luna. Y entonces Yui pudo descubrir la naturaleza de su objetivo...

...el cual era... pintoresco, a falta de una mejor palabra. Tres críos con disfraces montados en una bañera. Un demonio, una bruja y un esqueleto.

Al menos no era... un camello...

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Antes de que Yui pudiera hacer algo, los tres gritaron al unísono:

―¡Truco o truco!

Un proyectil de color anaranjado salió disparado hacia la chica; que, aunque logró verlo venir, no pudo hacer nada más sino bloquearlo o intentar repelerlo. De cualquier manera, en cuanto entró en contacto con ella, hubo un estallido de luz y el olor a pólvora le inundó los pulmones, obligándola a toser y a cubrirse los ojos.

―¡Hay que decirle a Oogie Boogie!

―¡Contémosle a Oogie Boogie!

―¡Iremos con Oogie Boogie!

La bañera salió disparada. Sí, no era muy veloz, pero entre que el terreno del bosque era tan irregular y que Yui había recibido un petardazo en la cara, le costó trabajo comenzar a perseguir a aquellos tres mocosos. Una vez pudo aclarar su campo visual y encontró la manera de inspirar al menos una bocanada de aire, el extraño vehículo ya se encontraba al menos a quince metros de ella.

Quien quiera que fuera el tal Oogie Boogie, no sonaba como una buena noticia. Podía hacer por lo menos dos cosas: arreglárselas para detener a la bañera y castigar a los pequeños demonios, o seguirlos hasta... donde fuera que fuesen.

×*×*×
Coli & Lyon

La misma sensación que había tenido Aru al caer por el agujero fue la que experimentaron Coli y Lyon. Primero la caída a velocidad vertiginosa, tanto que las tripas se les hicieron un nudo; después la sensación de ingravidez que duró minutos y minutos, tanto que sus mentes se confundieron; y luego la llegada al suelo de forma tan sutil que no se dieron cuenta de cuánto llevaban allí hasta que sintieron el frío en sus espaldas.

―¡Pero qué curioso! ¡La nieve es como ceniza muy muy fría!

Muy probablemente no se habían dado cuenta de su arribo si no hubiera sido por la voz de Jack; les habría dado una hipotermia severa antes. Sin saber cómo, ambos estaban tirados sobre, sí, nieve, mirando hacia un cielo nocturno repleto de estrellas. El aire gélido les incomodaba en la nariz, pero por alguna razón, no tenían mucho en la piel.

La razón era simple. Habían cambiado de atuendo. Otra vez. Tan raro como pudiese resultarles, al menos estaban abrigados. Era por eso que habían tardado tanto en sentir la nieve contra sus espaldas, porque el mundo los había adaptado a su naturaleza.

―No hay mucha nieve en Ciudad Halloween. Generalmente involucra a un par o dos de yetis, ¡pero nunca tanta como ésta! ¡Es enooooorme!

El Rey Calabaza podría estar muy entusiasmado por su descubrimiento, pero no por eso significaba que estaba exagerando. Sí, el manto blanco se extendía durante kilómetros y kilómetros, hasta que una cordillera les bloqueaba el horizonte. Ellos mismos se encontraban sobre una colina; frente a ellos, en el pequeño valle, podían ver un pueblito mucho más pequeño que Ciudad Halloween. Y por detrás... bueno, el bosque era prácticamente igual, salvo que éste sí tenía hojas. La única puerta era por la cual habían llegado, en forma de calabaza. Las otras bien podían estar, o más profundo en el bosque, o en un sitio diferente.

No había nube alguna en el cielo. Lo que significaba que la nieve era vieja; por lo tanto, la temperatura debía ser casi gélida gran parte del tiempo. De pronto las columnillas de humo que salían del pueblito, y los consecuentes fuegos que significaban, se les antojaban bastante atractivos...

―¡Una puerta entre dos lugares completamente diferentes! ―exclamó Jack, girándose para ver por dónde habían llegado―. Casi como si hubiéramos caminado a otra dimensión.

>>¿Qué esperamos? ¡Hay todo una villa por explorar! No pensaréis que los nativos tengan otro idioma, ¿verdad...?

Jack bajó la colina prácticamente a trote, por lo que no tuvieron más remedio que ir detrás de él. La nieve les hizo el recorrido algo difícil, pero sus días de entrenamiento los ayudaron a mantener el equilibrio y la fuerza necesarios para aquel emocionante descenso. Era la clase de pendiente por la cual a uno le gustaría bajar en trineo, por lo que era una pena que tuvieran que bajar a pie.

Primero pensarían que Jack sólo andaba de aquí a allá sin orden alguno. Después de todo, le dio una vuelta completa a la plaza de la ciudad en cuanto llegaron a ésta; la cual se hallaba vacía debido a lo tarde que era, pero estaba tan iluminada que parecía que por allí se estuviera dando un festival eterno. Pero no: si ponían suficiente atención, se percatarían de que Jack estaba siguiendo algo que estaba marcando en la nieve. Como era un rastro sobre otro, no se sabía muy bien cuál exactamente era de su interés, pero al menos podían notarse huellas humanas y no de Sincorazón.

Siguiendo a Jack, se aproximaron a un gran edificio que tenía toda la pinta de ser un almacén o una fábrica, algún tipo de industria pequeñita, construido en ladrillo rojo y adornado por luces, escarcha natural y artificial, muérdago, esferas... Al acercarse a la puerta, pasaron por un letrero que ponía... que ponía... ¿¡cómo, "Taller de Santa Claus"!?

―Su amiga Aru tiene que estar aquí ―afirmó Jack. ¿Por qué tenía una sonrisota pintada en su cráneo...?―. Tiene esa aura de elegancia y autoridad que... sí, yo como Rey del Halloween lo sé muy bien. ¡Santa Atroz debe ser una versión paralela de mí, una que reina sobre un Halloween muy blanco y luminoso y con una particular ausencia de cadáveres! ¡Y ésta es su casa!

Así que... ¿entrar, tocar a la puerta primero, tal vez buscar otra ent...?

―¿¡Holaaaaa, Santa Atroz!? ―exclamó Jack antes de que Coli o Lyon pudiera hacer algo, estirando sus largos y esqueléticos brazos para empujar la puerta hacia adentro.

El olor a chocolate caliente y la calidez de una chimenea encendida llegó hasta ellos. ¿Cómo podían decir que no...?

No sabían si había dicho "Adelante" o si Jack había cometido lo que se conoce como allanamiento de morada; pero si conservaban todavía sus respectivos niños internos, eso no podría importarles menos:

No cuando lo tenían a él sentado enfrente, con su larguísima barba blanca y su todavía más larga lista, con su traje rojo y blanco con todo y su sombrero, aquellas mejillas prominentes y rosadas que prometían una sonrisa, el regazo paternal sobre el cual (decían) podías sentarte a pedir tus obsequios...

Nadie, absolutamente nadie, podía quedarse apático ante aquel escenario. Era imposible cuando allí, sentado con su lista en una mano y un vaso de leche en la otra, estaba el mismísimo Santa Claus.

por **Reimeow** » Dom Feb 22, 2015 12:04 am

Tras la marcha de Coli volvía a estar sola, pero esta vez en un bosque que no me hacía mucha gracia en busca de una sombra extraña.

-Bien, Yui, bien, eres muy lista dejándote vencer por la curiosidad.-dije con sarcasmo para mí misma.

Agarré el mango de mi Llave con fuerza mientras buscaba con la mirada a aquella sombra que había aparecido por el claro. No tardé mucho en volverla a divisar pero saliendo del lugar, es decir, volviendo al camino de los árboles esqueléticos que seguidamente llevaría al camino rocoso dónde anteriormente había tenido el encuentro con los Sincorazón.

Vacilé un poco antes de correr tras aquello para no perderlo la pista.

No tardé mucho en volverme a sentir indefensa en aquel bosque con todos los árboles muertos y sus ramas esqueléticas. Me interné más aminorando el paso hasta quedarme quieta mirando a mi alrededor, ¿dónde se había metido?. No veía la sombra y menos algún rastro que me diera alguna pista de su paradero.

-¿Dónde narices estás?–dije preguntando al aire, buscando una respuesta.

Me crucé de brazos, mirando una y otra vez los árboles y el camino, buscando alguna huella, algo que me sirviera. Solo necesitaba una cosa, una pista a la que seguir para no ir a lo loco por aquel bosque y perderme como en Bastión Hueco, pero a diferencia de aquí, allí podría encontrarme con algún aprendiz.

Había pasado unos minutos y nada.

“Quizás deberías ir volviendo. Esta idea de ir a investigar ha sido estúpida.”

Suspiré desmaterializando mi arma para volver, pero cómo por arte de magia (o para reírse de mí) volvió a aparecer la sombra entre aquella “vegetación” . Arqueé una ceja mientras volvía a materializar mi Llave mirándola.

-¿Qué cojones..?

¿Qué era aquella cosa? ¡Parecía un camello! Pero técnicamente eso era imposible…¿o no?.

Era más bajo que un camello, ¡pero tenía dos jorobas!. Mi mente comenzaba a buscar una explicación rápida a lo que estaba viendo y que tuviera algún sentido…¿un poni con dos bultos?.

Aquello comenzó a moverse otra vez pero de forma lenta.

Al principio avancé con precaución siguiéndola, ya que con esa lentitud podría alcanzarla con facilidad. La sombra parecía jugar conmigo o ¿quizás era mi propia mente?. Sin embargo no parecía moverse de su sitio y otras veces parecía bambolearse en mi dirección.

¿Qué estaba pasando? ¿Qué era aquella cosa? ¿Y qué hacia?.

De repente mi objetivo se puso a la luz de la luna y la expresión de mi cara lo dijo todo.

Arqueé la ceja sorprendida

-¿Pero qué...?

Eran tres críos disfrazados (un demonio, una bruja y un esqueleto) subidos en…¿una bañera? ¿Una bañera con patas? Aquello no podía ser más extraño, aunque después de ver aquel mundo ya me esperaba cualquier cosa, menos claro…¡una bañera con patas!

“Por lo menos no era un camello paticorto ni un poni con jorobas.”

Iba a acercarme a aquella cosa, para preguntarles a los críos que estaban haciendo en el claro hacía un rato. Pero de repente …

-¡Truco o truco!

“¿No era truco o trat..?”

Me lanzaron un proyectil anaranjado a traición y rápidamente utilicé mi Llave para bloquearlo, pero nada más tocar la Llave…poom. ¡El condenado proyectil explotó! Me tapé los ojos ante el estallido, mientras comenzaba a notar que me ahogaba con la pólvora. Comencé a toser y a mover la mano izquierda frenéticamente para que se disipara la humareda que había a mi alrededor.

-¡Hay que decirle a Oogie Boogie!

-¡Contémosle a Oogie Boogie!

-¡Iremos con Oogie Boogie!

“¿Oogie Boogie?”

Seguía tosiendo y con los ojos cerrados intentando dispersar el humo, para poder respirar y ver algo.

Cuando al fin conseguí respirar el preciado aire que buscaba, se aclaró mi campo visual. Y para mi desgracia los malditos mocosos se iban alejando cada vez más rápido a lomos de aquella extraña bañera.

La mención de ese tal “Oogie Boogie” me intranquilizaba y esos renacuajos iban a “contarle y decirle”, lo que me inquietaba aún más. Tampoco ayudaba mucho las ganas de coger a esos críos y vengarme por haberme lanzado aquel petardo. Por lo que con la Llave Espada en mano fui detrás de aquella endemoniada bañera para intentar pararla; si conseguía estar lo suficientemente cerca como para lanzarles un Piro lo haría, pero si no conseguía esa distancia y mucho menos detenerlos, tendría que seguirlos hasta que aquella cosa se quedara quieta.

Aquello no iba a quedar así.

“Malditos renacuajos, cuando os coja os vais a enterar.”

por **Marioxulo** » Mar Mar 03, 2015 12:51 am

Tirarme a ese túnel no fue la mejor idea de mi vida. Caía a gran velocidad, dando vueltas sobre mi mismo, hasta, sin saber cuando, llegué al suelo. Noté que el suelo tenía otro tacto. Y además, era de color blanco, a diferencia con el de aquel bosque, gris y lleno de ceniza. Esto era nieve.

―¡Pero qué curioso! ¡La nieve es como ceniza muy muy fría!

—Agggg... Que mareo por dios —dije llevándome una mano a la cabeza, sintiendo bastante dolor. Intenté levantarme, pero el mareo pudo conmigo y caí sobre la nieve—. Bueno, mejor me quedo asi un rato —caí entonces en cuenta—. ¡Espera! ¿Esto es nieve? Dios santo, es incluso mejor de lo que decían los marineros. —intenté coger un pedazo de nieve para notar como esta, algo fría al principio, pero luego me ardía en las manos— ¡AY! Joder, esto quema. Menos mal, que soporto bien el frío, si no seguro que me estaría helando ahora mismo.

Me tumbé sobre la nieve, y pude ver como en el cielo, cientos de estrellas aparecían en el. Intenté vislumbrar las constelaciones que me enseñó mi padre cuando era un crio, para cuando tuviese que guiarme en el mar, pero en este mundo eran completamente distintas.

Entonces me di cuenta de que mi atuendo había cambiado por completo. A diferencia de en Ciudad de Halloween, en este llevaba un traje completo de lo que parecía ser un oso.

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―No hay mucha nieve en Ciudad Halloween. Generalmente involucra a un par o dos de yetis, ¡pero nunca tanta como ésta! ¡Es enooooorme!

—Es increíble, nunca había visto antes la nieve.

Me levanté y me fijé entonces en dónde estábamos. Jack no exageraba, el manto de nieve alcanzaba allá donde observaba. Al fondo se podía divisar una cordillera, y en un pequeño valle se podía ver una ciudad. Bueno, más bien un pueblo, ya que era bastante pequeño.

—¿Y ese pueblo de allí?

De aquel pueblo se podía ver el humo que salía de las chimeneas de las distintas casas.

―¡Una puerta entre dos lugares completamente diferentes! ―exclamó Jack mientras se giraba para ver aquél pueblo―. Casi como si hubiéramos caminado a otra dimensión.

>>¿Qué esperamos? ¡Hay todo una villa por explorar! No pensaréis que los nativos tengan otro idioma, ¿verdad...?

—Hmmm... Puede ser. Pero solo tenemos una forma de saberlo, ¿no? —dije sonriéndole a Jack. Me caía bien ese tipo.

Jack bajo rápidamente por aquella colina, pero la nieve nos dificultaba a Coli y a mi el descenso a aquél pueblo. Al llegar, Jack parecía danzar de un lado para otro. El pueblo estaba completamente vacío, pero aun así, la cantidad de luces que habían encendidas hacían parecer que era alguna clase de fiesta o algo así, pero con aquella ausencia de gente, esa opción quedaba descartada.

Jack acabó llegando a un edificio rojo y de gran tamaño, construido con una gran cantidad de ladrillos. Me fijé en el cartel que había puesto: "Taller de Santa Claus".

—¡¡¡Taller de Santa Claus!!! Estás de coña ¿no?

No podía ser verdad que aquél fuese el taller de mi personaje favorito de cuando era niño. Cuando me dijeron que no existía, algo dentro de mi murió un poco, pero si te parabas a pensar... La ciudad con tantas luces, la nieve por todas partes... Encajaba con lo que me contaron de la navidad en otras ciudades donde no llegaba el mar de mi mundo. Me sentía entonces como un niño pequeño.

―Su amiga Aru tiene que estar aquí ―dijo Jack, sonriendo―. Tiene esa aura de elegancia y autoridad que... sí, yo como Rey del Halloween lo sé muy bien. ¡Santa Atroz debe ser una versión paralela de mí, una que reina sobre un Halloween muy blanco y luminoso y con una particular ausencia de cadáveres! ¡Y ésta es su casa!

—Emmmm... ¿Estás seguro de lo que dices? Creo que se llama Santa Claus, no Atroz.

Entonces, sin darnos tiempo siquiera a pensar en que hacer, Jack entró por la puerta del taller.

―¿¡Holaaaaa, Santa Atroz!? ―exclamó Jack.

Un olor a chocolate me llegó nada más abrir la puera. No pude resistirme, y me adentré en aquél lugar.

Y allí, delante de mis propias narices, tenía al jodido Santa Claus. Era tal y como lo cuentan. Regordete, barba blanca, cara de anciano sabio... Era como ver un sueño hecho realidad.

—S-s-s-s.... ¡SANTA CLAUS!

Me lancé a abrazar a aquel anciano. No pude resistirme. Me sentía como un niño pequeño, feliz, lleno de entusiasmo. Me quedé durante un tiempo estrujándole, y después de eso me separé de el.

—Joder, no me lo puedo creer, creí que nunca llegaría a verte... —entonces caí en cuenta en lo que me dijeron hará unos años—. Dios... Y pensar que me dijeron que no existías y les creí... Lo siento mucho, de verdad.

por **Mentos** » Lun Mar 09, 2015 11:12 pm

Yui decidió separarse e investigar la extraña sombra. Colibritany no puso pega alguna y se tiró por el agujero, para continuar.

Mientras caía, era imposible mantener la compostura y evitar dar vueltas sobre sí misma. Al final, alcanzaron un fondo. Un fondo, curiosamente, suave y agradable; una superficie nevada.

―¡Pero qué curioso! ¡La nieve es como ceniza muy muy fría! ―dijo Jack.

—Agggg... Que mareo por dios ―el nuevo compañero de Coli se sentía confuso por la caída. Y no fue hasta que lo mencionó que ella volvió en sí y se dio cuenta de que tampoco se encontraba muy bien tras el descenso.

—Podían haber avisado con un cartelito o algo... —comentó a duras penas estando aún en el suelo.

Ambos se hallaban tumbados en la fría nieve, mirando el cielo estrellado. Aún estaban recuperándose del shock y acostumbrándose al leve frescor que habitaba en la zona. Cuando por fin pudo mirar en dirección a Lyon, pudo observar que había cambiado su atuendo. Y eso significaba... que ella también.

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<<¿Q-qué se supone que es esto?>>

—No me mires lascivamente... —le dijo con un tono de voz tímido pero bromista.

―No hay mucha nieve en Ciudad Halloween. Generalmente involucra a un par o dos de yetis, ¡pero nunca tanta como ésta! ¡Es enooooorme!

—Es increíble, nunca había visto antes la nieve.

—No está mal.

Entre el mar de nieve, en la colina donde se hallaban ellos, pudieron divisar un pueblecito a lo lejos. Era pequeño pero parecía el único lugar de interés que había aparte del bosque, que no resultaba especialmente interesante respecto al otro por el cual había venido. Además, del pueblo provenían humo de las chimeneas y...

—Comida —pronunció Coli, tajante.

―¡Una puerta entre dos lugares completamente diferentes! ―exclamó Jack, que aún seguía asombrado y a lo suyo―. Casi como si hubiéramos caminado a otra dimensión.

>>¿Qué esperamos? ¡Hay todo una villa por explorar! No pensaréis que los nativos tengan otro idioma, ¿verdad...?

―Espera, ¿nunca has estado aquí? Pues vaya... si pasa algo malo tú eres el responsable, no lo olvides ♥.

Bajaron entonces por la colina, liderados por el esqueleto. El camino no fue sencillo, pero lograron apañárselas como pudieron. Jack seguía absorto mientras avanzaba. ¿Se habría perdido? No, estaba siguiendo un extraño rastro que había quedado marcado.

Al final, acabaron alcanzando la plaza principal, que estaba decorada por todas partes con luces y adornos. Todo se sentía tan vivo... excepto la gente. Porque no había ni una sola alma.

―¿Dónde está todo el mundo? ¿En el bingo? ―comentó con una sonrisa.

Continuaron hasta que se encontraron delante de una especie de almacén con un color rojo prominente. La construcción estaba realizada con ladrillos y parecía extrañamente acogedor. Seguro que ahí debía haber alguien.

―Su amiga Aru tiene que estar aquí ―dijo Jack―. Esa aura de elegancia y autoridad que... sí, yo como Rey del Halloween lo sé muy bien. ¡Santa Atroz debe ser una versión paralela de mí, una que reina sobre un Halloween muy blanco y luminoso y con una particular ausencia de cadáveres! ¡Y ésta es su casa!

—¡¡¡Taller de Santa Claus!!! Estás de coña ¿no?

<<¿Qué...?>>

Un cartel se encontraba junto al edificio y a Coli se le pasó por completo. Ponía claramente... "Taller de Santa Claus".

—Ah... ¿de verdad creen en eso? Ilusos —musitó, sin que nadie pudiera percatarse.

―¿¡Holaaaaa, Santa Atroz!? ―preguntó mientras irrumpía el lugar.

Ya que habían cometido allanamiento de morada, lo mejor sería aprovecharlo ya que estaban. El provocador olor a chocolate que se respiraba en el ambiente les invitaba a adentrarse aún más, tanto que al final se encontraron con una persona, sentada en un sillón. Poseía blanca y larga como la nieve del exterior y un traje rojo y blanco que era reconocible con un solo vistazo.

<<No es posible...>>

—S-s-s-s.... ¡SANTA CLAUS!

―¿Santa Claus? ¿Existes realmente...? ―inquirió, dubitativa ante su presencia.

por **Sombra** » Mar Mar 31, 2015 3:38 pm

Lyon y Coli

—¡Oye, tranquilo! —Exclamó (estando a un pelo de derramar la leche) el viejo al ver como el aprendiz se lanzaba literalmente contra él para abrazarlo—. ¡Y claro que existo! Jou, jou, jou. ¿Quién sería yo sino?

>>Dejadme ver...

En ese momento, el anciano dejó su vaso de leche en una mesita que tenía a mano y sacó de entre sus barbas, como si se tratase de un bolsillo mágico una lista larguísima. Santa Claus se colocó en la cara unas gafas y forzó un poco la vista.

—Lyon y Coli... —murmuró ensimismado en la lista—. ¿Os gustaron los regalos que os envié a todos los aprendices estas Navidades? —Rió—. ¿Qué hacéis aquí?

—¡Ah, Santa Atroz, Santa Atroz! —Llamó Jack en ese momento.

—¿Atroz? Es Santa Claus —corrigió.

—Santa Clavos.

—En fin... ¿Podéis contarme que habéis venido a hacer en las Tierras Festivas? —El anciano miró a Jack—. Si es que podéis hacerlo delante de él... Perdona, joven... ¿Podrías salir un momento?

—¡Naturalmente Santa Clavos! —Exclamó con toda la felicidad del mundo dejándolos solos.

Podían hablar con libertad.

***

Yui

La aprendiza tuvo que correr a toda velocidad para no perderlos de vista. Salió del bosque y se internó en lo que parecía ser un cementerio con una extraña colina que se retorcía sobre sí misma. Sin embargo, los niños habían hecho algo para que esta se desenroscara y les permitiese pasar como si de un puente se tratase a una sección del cementerio a la que ni con un Doble Salto se podía llegar.

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Justo entonces, cuando se internó de lleno en el cementerio se encontró que no estaba precisamente sola. Dos sincorazón con aspecto fantasmagórico y un ojo caído enganchado por una cadena se balanceaban mientras flotaban alrededor de la colina. Todavía no se habían dado cuenta de su presencia, pero si se acercaba a comprobar como habían hecho aquello los niños la atacarían, eso no le podía caber duda.

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Fecha limite: 6/03/2015

[Ciudad Halloween/Navidad] ¿Esto es Halloween?

Re: [Ciudad Halloween/Navidad] ¿Esto es Halloween?

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