Re: [Torre de los Misterios] Asalto a la torre
Publicado: Sab Abr 11, 2015 8:47 pm
—¡Nooooooo!
Antes de poder darme cuenta, me encontraba cayendo en picado hacia un montón de fauces abiertas, hambrientas. Poco podía hacer para librarme. Presa del pánica, me tapé los ojos con los brazos mientras esperaba a que el catastrófico momento llegase. Pero eso no ocurrió. El sonido de un cristal rompiéndose fue lo último que oí antes de unos segundos de silencio. Confusa, abrí poco a poco los ojos, sólo para encontrarme de bruces con una cegadora luz azul.
—¿Qué ha pasado? —pregunté extrañada mientras me percataba de que me encontraba levitando en el aire.
«Fui creado con un objetivo».
—¿Quién anda ahí? —pregunté al oír la misteriosa voz y vislumbrar con dificultades una figura de espaldas a nosotras, un poco más adelante.
«Salvar mi mundo».
—¿Eres la voz de antes?
Pero no obtuve respuesta. En su lugar, lo que recibí fue una repentina y desgradable náusea seguida de un golpe seco en mi trasero. ¿Significaba eso que habíamos vuelto al suelo?
—Argh, odio este sitio —me quejé mientras me reincorporaba, dolorida, y miraba alrededor. La sala había cambiado totalmente. Ya no había flores, ni plantas carnívoras, ni tampoco fragancias agradables como las de antes. Ahora nos encontrábamos en una sala vacía, sin nada en especial. ¿Era la misma habitación, o habíamos cambiado de lugar?
—Maya, ¿sabes qué...? ¡AH!
—¿Qué pasa? —pregunté al oír el grito de aquella voz que no conocía, pero que me resultaba algo familiar, y entonces fue cuando me di cuenta de que mi voz también sonaba algo distinta—. ¿Qué... ¡DEMONIOS!?
No podía creer lo que veía frente a mí. Ni más ni menos que a mí misma. Después de todo el embrollo con las copias digitales, pensé que quizá se trataba de un clon, o algo por el estilo.
—¡Maya! ¿Eres tú? —me preguntó la otra Maya.
Completamente confusa, bajé la mirada para observar mi cuerpo. Si aquella otra Maya preguntaba si era yo, quizá era por algo... Pero antes de poder mirar mi cuerpo de arriba a abajo, me topé con que algo había cambiado. Algo había... crecido en mí.
—¿K-Kairi...? —pregunté a la otra Maya al darme cuenta de mis nuevos rasgos físicos y de que, de pronto, llevaba la ropa de Kairi, dándome cuenta en seguida de lo que había sucedido en realidad.
—¡Nos han intercambiado los cuerpos!
—Definitivamente ODIO este sitio... —comenté tras un suspiro de resignación, tratando de asimilar la situación—. Mirémoslo por el lado positivo, al menos ya no somos ratones.
—Creo que ahora lo vamos a tener más difícil. ¿Qué hechizos usas normalmente?
—¿Crees que también hemos intercambiado nuestras habilidades? Eso es un problema —comenté—. Pero nos las podremos apañar, supongo... —dije intentando mantener la calma, pero en el fondo estaba muy asustada. ¿Y si me quedaba con el cuerpo de Kairi para siempre?
Después de la explicación de Kairi sobre sus habilidades, me dispuse a contarle yo también algo de las mías, así que le comenté que también poseía la habilidad Cura, y le expliqué rápidamente la función de mis habilidades Mutis, Morfeo, Ciclón de Hojas, Dulce Aroma, Aliento de Vida y Revitalia. No eran todos mis hechizos pero conociendo esos podría apañárselas bastante bien.
Sin perder más tiempo, nos dispusimos a continuar avanzando por la torre, después de todo debíamos seguir buscando al Maestro Yen Sid, y ahora además teníamos el objetivo extra de hallar una solución a nuestro nuevo problema.
—Oh, ahora que me fijo... —dije mirando alrededor— Aquel gato tan raro se ha esfumado... Espero que esté bien, me ha ayudado bastante... —comenté algo preocupada.
Así pues, "Kairi" y yo atravesamos la puerta que se encontraba frente a nosotras y, tras subir otro tramo de escaleras, nos topamos con otra bifurcación. Ambas puertas tenían dibujadas una flecha en cada una, una señalaba hacia arriba y la otra habia abajo. Kairi fue la primera en elegir.
—Yo voy a ir por aquí —afirmó señalando a la puerta con la flecha hacia arriba—. ¿Vienes conmigo? No me gustaría perder de vista mi cuerpo y supongo que a ti tampoco, aunque procuraré que no le pase nada.
—Creo que yo iré por la otra —dije señalando con el pulgar a la puerta del lado opuesto—. Será mejor explorar todo lo posible esta torre, así que deberíamos separarnos. Por supuesto confío en ti y sé que no le ocurrirá nada a mi cuerpo. El tuyo también está a salvo conmigo, te lo prometo.
>>Ah, una cosa antes de irme —dije agachándome a su altura... la cual era en realidad MI altura, cosa que se me hacía muy rara—. Yo cuidaré de esto, ¿vale? —con delicadeza, cogí el sombrero de mi... de su cabeza y lo coloqué en la mía. Me iba un poco más estrecho, pero por suerte era lo suficientemente grande para poder llevarlo de forma natural.
Y dicho y hecho, me dirigí, corriendo, hacia la puerta con la flecha apuntando hacia abajo dibujada.
"Madre mía, ¿no le molesta correr con esto...?"
Antes de poder darme cuenta, me encontraba cayendo en picado hacia un montón de fauces abiertas, hambrientas. Poco podía hacer para librarme. Presa del pánica, me tapé los ojos con los brazos mientras esperaba a que el catastrófico momento llegase. Pero eso no ocurrió. El sonido de un cristal rompiéndose fue lo último que oí antes de unos segundos de silencio. Confusa, abrí poco a poco los ojos, sólo para encontrarme de bruces con una cegadora luz azul.
—¿Qué ha pasado? —pregunté extrañada mientras me percataba de que me encontraba levitando en el aire.
—¿Quién anda ahí? —pregunté al oír la misteriosa voz y vislumbrar con dificultades una figura de espaldas a nosotras, un poco más adelante.
—¿Eres la voz de antes?
Pero no obtuve respuesta. En su lugar, lo que recibí fue una repentina y desgradable náusea seguida de un golpe seco en mi trasero. ¿Significaba eso que habíamos vuelto al suelo?
—Argh, odio este sitio —me quejé mientras me reincorporaba, dolorida, y miraba alrededor. La sala había cambiado totalmente. Ya no había flores, ni plantas carnívoras, ni tampoco fragancias agradables como las de antes. Ahora nos encontrábamos en una sala vacía, sin nada en especial. ¿Era la misma habitación, o habíamos cambiado de lugar?
—Maya, ¿sabes qué...? ¡AH!
—¿Qué pasa? —pregunté al oír el grito de aquella voz que no conocía, pero que me resultaba algo familiar, y entonces fue cuando me di cuenta de que mi voz también sonaba algo distinta—. ¿Qué... ¡DEMONIOS!?
No podía creer lo que veía frente a mí. Ni más ni menos que a mí misma. Después de todo el embrollo con las copias digitales, pensé que quizá se trataba de un clon, o algo por el estilo.
—¡Maya! ¿Eres tú? —me preguntó la otra Maya.
Completamente confusa, bajé la mirada para observar mi cuerpo. Si aquella otra Maya preguntaba si era yo, quizá era por algo... Pero antes de poder mirar mi cuerpo de arriba a abajo, me topé con que algo había cambiado. Algo había... crecido en mí.
—¿K-Kairi...? —pregunté a la otra Maya al darme cuenta de mis nuevos rasgos físicos y de que, de pronto, llevaba la ropa de Kairi, dándome cuenta en seguida de lo que había sucedido en realidad.
—¡Nos han intercambiado los cuerpos!
—Definitivamente ODIO este sitio... —comenté tras un suspiro de resignación, tratando de asimilar la situación—. Mirémoslo por el lado positivo, al menos ya no somos ratones.
—Creo que ahora lo vamos a tener más difícil. ¿Qué hechizos usas normalmente?
—¿Crees que también hemos intercambiado nuestras habilidades? Eso es un problema —comenté—. Pero nos las podremos apañar, supongo... —dije intentando mantener la calma, pero en el fondo estaba muy asustada. ¿Y si me quedaba con el cuerpo de Kairi para siempre?
Después de la explicación de Kairi sobre sus habilidades, me dispuse a contarle yo también algo de las mías, así que le comenté que también poseía la habilidad Cura, y le expliqué rápidamente la función de mis habilidades Mutis, Morfeo, Ciclón de Hojas, Dulce Aroma, Aliento de Vida y Revitalia. No eran todos mis hechizos pero conociendo esos podría apañárselas bastante bien.
Sin perder más tiempo, nos dispusimos a continuar avanzando por la torre, después de todo debíamos seguir buscando al Maestro Yen Sid, y ahora además teníamos el objetivo extra de hallar una solución a nuestro nuevo problema.
—Oh, ahora que me fijo... —dije mirando alrededor— Aquel gato tan raro se ha esfumado... Espero que esté bien, me ha ayudado bastante... —comenté algo preocupada.
Así pues, "Kairi" y yo atravesamos la puerta que se encontraba frente a nosotras y, tras subir otro tramo de escaleras, nos topamos con otra bifurcación. Ambas puertas tenían dibujadas una flecha en cada una, una señalaba hacia arriba y la otra habia abajo. Kairi fue la primera en elegir.
—Yo voy a ir por aquí —afirmó señalando a la puerta con la flecha hacia arriba—. ¿Vienes conmigo? No me gustaría perder de vista mi cuerpo y supongo que a ti tampoco, aunque procuraré que no le pase nada.
—Creo que yo iré por la otra —dije señalando con el pulgar a la puerta del lado opuesto—. Será mejor explorar todo lo posible esta torre, así que deberíamos separarnos. Por supuesto confío en ti y sé que no le ocurrirá nada a mi cuerpo. El tuyo también está a salvo conmigo, te lo prometo.
>>Ah, una cosa antes de irme —dije agachándome a su altura... la cual era en realidad MI altura, cosa que se me hacía muy rara—. Yo cuidaré de esto, ¿vale? —con delicadeza, cogí el sombrero de mi... de su cabeza y lo coloqué en la mía. Me iba un poco más estrecho, pero por suerte era lo suficientemente grande para poder llevarlo de forma natural.
Y dicho y hecho, me dirigí, corriendo, hacia la puerta con la flecha apuntando hacia abajo dibujada.
"Madre mía, ¿no le molesta correr con esto...?"