Ronda #3 - De cero a héroe
Publicado: Mié Feb 04, 2015 2:51 am
—¡Vamos a ver a Hércules! ¡Vamos a ver a Hércules! —gritaba una pequeña niña, dando saltitos.
—¿Estará también su caballito con alas? —preguntó otro niño, a su lado.
—¿Te has enterado? Dicen que Hércules es el hijo del mismísimo Zeus —comentó uno de los padres.
—¡Qué dices, no te creas esos rumores estúpidos! ¡Cómo va a ser el hijo del señor de los dioses!
—¡Que sí, se lo escucharon a su entrenador, el sátiro gruñón! ¡Por eso tiene la fuerza de un dios! —insistió.
—Te digo que es un bulo, ¡si fuera el hijo de un dios estaría en el Olimpo, no aquí!
—Ahí tienes razón...
Ambos hombres cruzaron la antesala del coliseo, en busca de algún sitio en las gradas donde sentarse. Al otro lado de una puerta, Hércules suspiró, cabizbajo. Lo había escuchado todo.
Era cierto. El Olimpo no era su sitio. Y puede que nunca lo fuera.
Bavol
Bavol no se encontró a nadie malherido ni que necesitara ayuda. Resultó que era un chaval joven, de pelo negro y aspecto jovial, que se encontraba haciendo flexiones como un loco mientras la multitud le observaba con asombro. ¡Las hacía super rápido! Debía estar bastante entrenado para lograrlo.
—¡Oh, un pequeño fan! —exclamó al escuchar la pregunta de Bavol, levantándose del suelo de un brinco y acercándose a él—. Tranquilo, estoy bien, no tienes que preocuparte.
—Soy Zack, por cierto. ¡Aprendiz de héroe! Pero hoy no es mi día. —Suspiró, cabizbajo, dejando caer los brazos con pesar—. Hoy se celebran los Juegos, y solo pueden participar aficionados que aspiren a ser héroes. ¡Y no puedo hacer nada! ¡Me aburro! Fil ni siquiera me deja ayudarle a organizarlo...
Zack volvió a suspirar, mirando con tristeza las puertas del coliseo. Bavol podía aprovechar para preguntarle cualquier cosa que se le ocurriera, aprovechando que según decía era un "aprendiz de héroe". O dejarle directamente ahí, triste, y probar otro camino por el que encontrar al sátiro que había mandado Lyn.
Aunque tal vez el pequeño gitano tuviese otras ideas, a saber.
Ragun, Saxor, Nikolai & Fátima
Ragun y Nikolai fueron los primeros en ponerse a la cola de registro. Saxor y Fátima llegaron al poco, pero la casualidad hizo que otro participante se pusiera entre los dos dúos, evitando que se vieran a simple vista. Sobre todo, porque el susodicho era un hombre enorme, que alcanzaría fácilmente los dos metros de alto y que de ancho no andaría demasiado lejos. ¡Era un montaña de carne con patas!
La fila avanzó deprisa, aunque tuvieron que tener paciencia. Quien peor lo pasaría sería Nikolai: el tío enorme estaba detrás de él, y no paraba de estornudar cada dos por tres. Sin taparse ni nada. La lluvia de mocos sobre Niko no fue agradable de ver.
En unos cinco minutos, ya había llegado el turno de Ragun. En el viejo mostrador de madera, encontraron a dos hombrecillos, uno delgado y otro rechoncho, de aspecto malhumorado.
Nada más vieron a Ragun, ambos dieron un respingo. Balbucearon, mirándose mutuamente, hasta finalmente recuperar la compostura.
—T-tú eres... ¡Scarf Man! —El gordito le señaló con el dedo, con aire acusador, aunque parecía temblar ligeramente—. ¡¿Qué haces aquí?! ¡Estos Juegos son para aficionados, tú ya tienes tu título!
—¡Fuera de la cola! —chilló su compañero.
Aquel escándalo no pasó desapercibido para nadie. Fátima y Saxor se acabarían asomando para ver qué eran esos gritos, y verían perfectamente a Ragun teniendo que salir de la fila. Al fin y al cabo, aquella competición no era para él. Tendría que buscar otro método para entrar en el Coliseo, o probar a buscar a Diana en otro lado. Aunque puede que sus planes cambiaran, pues Ragun también vería al dúo de Tierra de Partida al dejar la cola.
Aparte de eso, el registro continuó normal. Nikolai fue el siguiente, al que le entregaron un formulario que rellenar. Tras él, el gigantón, seguido de Saxor y Fátima (si no se habían salido de la cola tras ver la cara conocida de Ragun). Todos los formularios eran idénticos, y los dos hombrecillos dejaron claro que sólo podrían participar si rellenaban todos los huecos y lo firmaban al final. Además, dejaron muy claro que la participación era individual, nada de equipos (ni de mascotas, a no ser que la registraran como participante).
Si querían entrar por la puerta de los participantes, tendrían que rellenarlo todo todito. Podían cambiar de idea, por supuesto, sobre todo porque acababan de encontrarse cara a cara con enemigos del otro bando.
¿Habría paz? ¿O habría guerra?
Por su parte, el gigantón tira-mocos ya había entregado su formulario y entrado en el coliseo. ¡Achús!
Malik
La suerte debía hoy estar del lado de Malik, porque pudo colarse de una manera casi descarada. Pasó por delante de una madre que estaba muy ocupada riñendo a sus hijos, tanto que cuando volvió a girarse para avanzar no se dio cuenta de que la persona que tenía delante había cambiado.
En menos de dos minutos, Malik ya estaba pagando la entrada (50 platines, nada que no pudiera permitirse) y pasando por la antesala del coliseo hasta llegar a un amplio terreno donde se iban a celebrar los combates. ¡La arena del coliseo!
Había gradas para sentarse a ambos lados del campo, por lo que podía elegir dónde sentarse si quería, aunque los sitios empezaban a acabarse con tanta multitud.
Si Malik se fijaba al fondo del todo, junto a la verja, una figura le llamaría la atención. Parecía un hombre bajito y gordete, y podría asegurar que de cintura para abajo tenía patas de cabra. ¿Un sátiro? ¿Se trataría del Filoctetes que tenía que buscar?
No podría comprobarlo. Porque en cuanto dio un paso, una mano pasó por la espalda de Malik, acariciándole la espalda mientras una sensual voz captaba su atención.
—Vaya, vaya —Una figura femenina se colocó a su lado, todavía con la mano en su espalda de forma juguetona—. ¿Qué hace un chico tan guapo como tú aquí solo?
Melena rubia, un cuerpo lleno de curvas y unos ojos seductores que se clavaron en los de Malik. El aprendiz olvidaría todo lo que estuviera pensando en aquel momento. Su sola imagen le dejaría sin palabras. Era, sin más, preciosa. Y se sentía peligrosamente atraído hacia ella.
—¿Estará también su caballito con alas? —preguntó otro niño, a su lado.
—¿Te has enterado? Dicen que Hércules es el hijo del mismísimo Zeus —comentó uno de los padres.
—¡Qué dices, no te creas esos rumores estúpidos! ¡Cómo va a ser el hijo del señor de los dioses!
—¡Que sí, se lo escucharon a su entrenador, el sátiro gruñón! ¡Por eso tiene la fuerza de un dios! —insistió.
—Te digo que es un bulo, ¡si fuera el hijo de un dios estaría en el Olimpo, no aquí!
—Ahí tienes razón...
Ambos hombres cruzaron la antesala del coliseo, en busca de algún sitio en las gradas donde sentarse. Al otro lado de una puerta, Hércules suspiró, cabizbajo. Lo había escuchado todo.
Era cierto. El Olimpo no era su sitio. Y puede que nunca lo fuera.
Bavol no se encontró a nadie malherido ni que necesitara ayuda. Resultó que era un chaval joven, de pelo negro y aspecto jovial, que se encontraba haciendo flexiones como un loco mientras la multitud le observaba con asombro. ¡Las hacía super rápido! Debía estar bastante entrenado para lograrlo.
Spoiler: Mostrar
—¡Oh, un pequeño fan! —exclamó al escuchar la pregunta de Bavol, levantándose del suelo de un brinco y acercándose a él—. Tranquilo, estoy bien, no tienes que preocuparte.
—Soy Zack, por cierto. ¡Aprendiz de héroe! Pero hoy no es mi día. —Suspiró, cabizbajo, dejando caer los brazos con pesar—. Hoy se celebran los Juegos, y solo pueden participar aficionados que aspiren a ser héroes. ¡Y no puedo hacer nada! ¡Me aburro! Fil ni siquiera me deja ayudarle a organizarlo...
Zack volvió a suspirar, mirando con tristeza las puertas del coliseo. Bavol podía aprovechar para preguntarle cualquier cosa que se le ocurriera, aprovechando que según decía era un "aprendiz de héroe". O dejarle directamente ahí, triste, y probar otro camino por el que encontrar al sátiro que había mandado Lyn.
Aunque tal vez el pequeño gitano tuviese otras ideas, a saber.
Ragun y Nikolai fueron los primeros en ponerse a la cola de registro. Saxor y Fátima llegaron al poco, pero la casualidad hizo que otro participante se pusiera entre los dos dúos, evitando que se vieran a simple vista. Sobre todo, porque el susodicho era un hombre enorme, que alcanzaría fácilmente los dos metros de alto y que de ancho no andaría demasiado lejos. ¡Era un montaña de carne con patas!
La fila avanzó deprisa, aunque tuvieron que tener paciencia. Quien peor lo pasaría sería Nikolai: el tío enorme estaba detrás de él, y no paraba de estornudar cada dos por tres. Sin taparse ni nada. La lluvia de mocos sobre Niko no fue agradable de ver.
En unos cinco minutos, ya había llegado el turno de Ragun. En el viejo mostrador de madera, encontraron a dos hombrecillos, uno delgado y otro rechoncho, de aspecto malhumorado.
Spoiler: Mostrar
Nada más vieron a Ragun, ambos dieron un respingo. Balbucearon, mirándose mutuamente, hasta finalmente recuperar la compostura.
—T-tú eres... ¡Scarf Man! —El gordito le señaló con el dedo, con aire acusador, aunque parecía temblar ligeramente—. ¡¿Qué haces aquí?! ¡Estos Juegos son para aficionados, tú ya tienes tu título!
—¡Fuera de la cola! —chilló su compañero.
Aquel escándalo no pasó desapercibido para nadie. Fátima y Saxor se acabarían asomando para ver qué eran esos gritos, y verían perfectamente a Ragun teniendo que salir de la fila. Al fin y al cabo, aquella competición no era para él. Tendría que buscar otro método para entrar en el Coliseo, o probar a buscar a Diana en otro lado. Aunque puede que sus planes cambiaran, pues Ragun también vería al dúo de Tierra de Partida al dejar la cola.
Aparte de eso, el registro continuó normal. Nikolai fue el siguiente, al que le entregaron un formulario que rellenar. Tras él, el gigantón, seguido de Saxor y Fátima (si no se habían salido de la cola tras ver la cara conocida de Ragun). Todos los formularios eran idénticos, y los dos hombrecillos dejaron claro que sólo podrían participar si rellenaban todos los huecos y lo firmaban al final. Además, dejaron muy claro que la participación era individual, nada de equipos (ni de mascotas, a no ser que la registraran como participante).
Formulario escribió:Nombre:
Sexo:
Edad:
Altura:
Peso:
Arma:
Dios favorito:El Coliseo no se hace responsable de golpes, cortes, desmembramientos, o muertes que puedan suceder durante los Juegos.
Los perdedores pagarán el precio de la entrada.
Firmado: _________
Si querían entrar por la puerta de los participantes, tendrían que rellenarlo todo todito. Podían cambiar de idea, por supuesto, sobre todo porque acababan de encontrarse cara a cara con enemigos del otro bando.
¿Habría paz? ¿O habría guerra?
Por su parte, el gigantón tira-mocos ya había entregado su formulario y entrado en el coliseo. ¡Achús!
La suerte debía hoy estar del lado de Malik, porque pudo colarse de una manera casi descarada. Pasó por delante de una madre que estaba muy ocupada riñendo a sus hijos, tanto que cuando volvió a girarse para avanzar no se dio cuenta de que la persona que tenía delante había cambiado.
En menos de dos minutos, Malik ya estaba pagando la entrada (50 platines, nada que no pudiera permitirse) y pasando por la antesala del coliseo hasta llegar a un amplio terreno donde se iban a celebrar los combates. ¡La arena del coliseo!
Spoiler: Mostrar
Había gradas para sentarse a ambos lados del campo, por lo que podía elegir dónde sentarse si quería, aunque los sitios empezaban a acabarse con tanta multitud.
Si Malik se fijaba al fondo del todo, junto a la verja, una figura le llamaría la atención. Parecía un hombre bajito y gordete, y podría asegurar que de cintura para abajo tenía patas de cabra. ¿Un sátiro? ¿Se trataría del Filoctetes que tenía que buscar?
No podría comprobarlo. Porque en cuanto dio un paso, una mano pasó por la espalda de Malik, acariciándole la espalda mientras una sensual voz captaba su atención.
—Vaya, vaya —Una figura femenina se colocó a su lado, todavía con la mano en su espalda de forma juguetona—. ¿Qué hace un chico tan guapo como tú aquí solo?
Melena rubia, un cuerpo lleno de curvas y unos ojos seductores que se clavaron en los de Malik. El aprendiz olvidaría todo lo que estuviera pensando en aquel momento. Su sola imagen le dejaría sin palabras. Era, sin más, preciosa. Y se sentía peligrosamente atraído hacia ella.
Spoiler: Mostrar
Fecha límite: lunes 9 de febrero.