Re: [Coliseo del Olimpo] De cero a héroe
Publicado: Sab Mar 14, 2015 3:47 pm
Bavol siguió entusiasmado a Zack hacia la salida del Coliseo. Quizás no pudiera participar en el torneo para demostrar que él era un verdadero héroe, pero al menos podría entrenar un rato con el Aprendiz de héroe y aprender nuevos movimientos.
Cuando ya se encontraban en la antesala del Coliseo, el joven guerrero le indicó con un gesto que le siguiera a través de la puerta. Asintió sonriente y tras dejar que Zack pasara primero, intentó hacer lo mismo; sin embargo, sólo consiguió darse un buen golpe en la nariz.
—¡AUCH! —protestó el niño llevándose las manos a la cara.
Cuando volvió a mirar las puertas, se percató de que alguien las había cerrado justo cuando había intentado pasar. ¿Pero quién habría tenido tan mala intención como para hacerle eso?
—Qué testarudo es ese viejo chivo, ¿verdad?
Se pegó un pequeño sobresalto al escuchar de pronto una voz desconocida. No se esperaba que pudiera haber nadie a sus espaldas, sobre todo porque la sala estaba completamente desierta hace unos segundos. Bavol se dio la vuelta para descubrir de quién se trataba y, al ver a aquel personaje de piel azul y pelo llameante, no pudo evitar dar un pequeño golpe con la cabeza hacia atrás a la vez que abría la boca un tanto aturdido.
—A ver si lo adivino, chico, quieres participar en los Juegos, ¿no? Pero no creen que puedas ser capaz de convertirte en un héroe porque eres demasiado joven y esas tonterías. ¿Estoy en lo cierto? ¡Claro que sí! Pues verás... ¡Se equivocan!
—S-sí, ¡es justo eso! —exclamó el gitano sorprendido de que aquel tipo estuviera al corriente de la situación—. ¿Pero cómo lo sabes? ¿Quién eres tú?
Antes de contestarle, el misterioso individuo se esfumó por arte de magia envuelto en una nube de polvo. Miró a un lado y a otro esperando descubrir dónde se encontraba y de pronto, sintió cómo alguien apoyaba una mano en su hombro.
—Soy Hades, el Señor de los muertos, dios del Inframundo, bla, bla, bla, ¿Cómo lo llevas?
—¡¿Eres un dios?!
El niño se giró para mirar frente a frente a Hades. Con solo verle la cara se hacía evidente que estaba muy ilusionado de conocer a uno de esos dioses de los que había oído hablar. Incluso se acercó unos pasos hacia él con las palmas de las manos medio abiertas como si quisiera tocarle para comprobar si era de verdad, pero no se atreviera del todo.
—E-es un honor conocerle, dios Hades. ¿Cómo es que ha decidido vernir a verme? S-si se puede saber, claro.
—Pues verás, yo te miro y veo potencial. Así es, chaval, tienes potencial de sobras para ganar estos Juegos y darle en los morros a ese viejo sátiro. Créeme, sé de qué hablo, soy un dios. Es más, te daré una ayudita.
Con un chasquido de dedos, Hades hizo aparecer una hoja entre sus manos. Cuando se la acercó, pudo percatarse de que se trataba de la inscripción en los Juegos. La expresión del pequeño se iluminó nada más verla, intuyendo lo que le estaba queriendo decirle el dios.
—No creerías la cantidad de burocracia que hace falta para apuntarse. A ver... Altura, peso... —Hades estaba rellenando todos los datos que hacían falta. Estaba convencido de que como era un dios, seguro que sabría todas aquellas cosas sobre él—. "¿Dios favorito?" Pff, venga ya. Pues Hades. Ea, pim-pam. Arreando. Ahora sólo hace falta...
Finalmente, Hades le ofreció la hoja y la pluma para que rellenara los datos que faltaban. Las manos de Bavol temblaban ligeramente, casi le costaba creer que aquello estuviera ocurriendo: que un dios se hubiera fijado él y decidiera intervenir para ayudarlo.
—Dime, pequeño... ¿Te interesa demostrarles a todo el mundo lo que vales?
—¡C-claro que sí!
Rápidamente, bajó su mirada hacia la hoja y comenzó a rellenar los tres apartados que faltaban. Antes de poner su nombre, se dio cuenta de que si ganaba, se le recordaría siempre de esa manera, así que decidió que elegiría un mote más vistoso.
Le devolvió la hoja y la pluma a Hades con una sonrisa pintada en sus labios. Si ya estaba inscrito, supuso que ya podría irse con los demás concursantes; no obstante, se acordó de que había quedado para entrenar con Zack. Lo mejor sería avisarle primero.
—Dios Hades, voy a avisar a un amigo y enseguida vengo —explicó Bavol—. ¡Muchas gracias por la ayuda!
El pequeño se despidió con un movimiento de su mano del dios del Inframundo y salió hacia el exterior para encontrarse con Zack. En caso de que no lo viera por ninguna parte, se encogería de hombros y volvería a entrar. Sin embargo, si lo veía cerca, se acercaría a él rápidamente y le diría emocionadamente:
—¡Zack, Zack, me han dejado apuntarme a los Juegos! ¡Ven, ven, tenemos que ir al Coliseo antes de que sea tarde!
Agarraría la mano del Aprendiz de héroe y tiraría de él hacia el Coliseo de nuevo. Una vez entrara dentro, ya fuera con Zack o no, le preguntaría a alguien cercano dónde estaban el resto de los concursantes y se marcharía hacia ese lugar para esperar su turno.
Cuando ya se encontraban en la antesala del Coliseo, el joven guerrero le indicó con un gesto que le siguiera a través de la puerta. Asintió sonriente y tras dejar que Zack pasara primero, intentó hacer lo mismo; sin embargo, sólo consiguió darse un buen golpe en la nariz.
—¡AUCH! —protestó el niño llevándose las manos a la cara.
Cuando volvió a mirar las puertas, se percató de que alguien las había cerrado justo cuando había intentado pasar. ¿Pero quién habría tenido tan mala intención como para hacerle eso?
—Qué testarudo es ese viejo chivo, ¿verdad?
Se pegó un pequeño sobresalto al escuchar de pronto una voz desconocida. No se esperaba que pudiera haber nadie a sus espaldas, sobre todo porque la sala estaba completamente desierta hace unos segundos. Bavol se dio la vuelta para descubrir de quién se trataba y, al ver a aquel personaje de piel azul y pelo llameante, no pudo evitar dar un pequeño golpe con la cabeza hacia atrás a la vez que abría la boca un tanto aturdido.
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—A ver si lo adivino, chico, quieres participar en los Juegos, ¿no? Pero no creen que puedas ser capaz de convertirte en un héroe porque eres demasiado joven y esas tonterías. ¿Estoy en lo cierto? ¡Claro que sí! Pues verás... ¡Se equivocan!
—S-sí, ¡es justo eso! —exclamó el gitano sorprendido de que aquel tipo estuviera al corriente de la situación—. ¿Pero cómo lo sabes? ¿Quién eres tú?
Antes de contestarle, el misterioso individuo se esfumó por arte de magia envuelto en una nube de polvo. Miró a un lado y a otro esperando descubrir dónde se encontraba y de pronto, sintió cómo alguien apoyaba una mano en su hombro.
—Soy Hades, el Señor de los muertos, dios del Inframundo, bla, bla, bla, ¿Cómo lo llevas?
—¡¿Eres un dios?!
El niño se giró para mirar frente a frente a Hades. Con solo verle la cara se hacía evidente que estaba muy ilusionado de conocer a uno de esos dioses de los que había oído hablar. Incluso se acercó unos pasos hacia él con las palmas de las manos medio abiertas como si quisiera tocarle para comprobar si era de verdad, pero no se atreviera del todo.
—E-es un honor conocerle, dios Hades. ¿Cómo es que ha decidido vernir a verme? S-si se puede saber, claro.
—Pues verás, yo te miro y veo potencial. Así es, chaval, tienes potencial de sobras para ganar estos Juegos y darle en los morros a ese viejo sátiro. Créeme, sé de qué hablo, soy un dios. Es más, te daré una ayudita.
Con un chasquido de dedos, Hades hizo aparecer una hoja entre sus manos. Cuando se la acercó, pudo percatarse de que se trataba de la inscripción en los Juegos. La expresión del pequeño se iluminó nada más verla, intuyendo lo que le estaba queriendo decirle el dios.
—No creerías la cantidad de burocracia que hace falta para apuntarse. A ver... Altura, peso... —Hades estaba rellenando todos los datos que hacían falta. Estaba convencido de que como era un dios, seguro que sabría todas aquellas cosas sobre él—. "¿Dios favorito?" Pff, venga ya. Pues Hades. Ea, pim-pam. Arreando. Ahora sólo hace falta...
Finalmente, Hades le ofreció la hoja y la pluma para que rellenara los datos que faltaban. Las manos de Bavol temblaban ligeramente, casi le costaba creer que aquello estuviera ocurriendo: que un dios se hubiera fijado él y decidiera intervenir para ayudarlo.
—Dime, pequeño... ¿Te interesa demostrarles a todo el mundo lo que vales?
—¡C-claro que sí!
Rápidamente, bajó su mirada hacia la hoja y comenzó a rellenar los tres apartados que faltaban. Antes de poner su nombre, se dio cuenta de que si ganaba, se le recordaría siempre de esa manera, así que decidió que elegiría un mote más vistoso.
Nombre: Bavolio Trené III
Arma: Llave Espada
Firma:
BAVOL TRENÉ III
Le devolvió la hoja y la pluma a Hades con una sonrisa pintada en sus labios. Si ya estaba inscrito, supuso que ya podría irse con los demás concursantes; no obstante, se acordó de que había quedado para entrenar con Zack. Lo mejor sería avisarle primero.
—Dios Hades, voy a avisar a un amigo y enseguida vengo —explicó Bavol—. ¡Muchas gracias por la ayuda!
El pequeño se despidió con un movimiento de su mano del dios del Inframundo y salió hacia el exterior para encontrarse con Zack. En caso de que no lo viera por ninguna parte, se encogería de hombros y volvería a entrar. Sin embargo, si lo veía cerca, se acercaría a él rápidamente y le diría emocionadamente:
—¡Zack, Zack, me han dejado apuntarme a los Juegos! ¡Ven, ven, tenemos que ir al Coliseo antes de que sea tarde!
Agarraría la mano del Aprendiz de héroe y tiraría de él hacia el Coliseo de nuevo. Una vez entrara dentro, ya fuera con Zack o no, le preguntaría a alguien cercano dónde estaban el resto de los concursantes y se marcharía hacia ese lugar para esperar su turno.