[El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Participantes: Nikolai Everard, Ragun, Victoria Knight, Nathan Knight y Maka Cross

La aparente traición de Tierra de Partida en un acuerdo de paz provocó el anuncio de la guerra por parte de Bastión Hueco. Los aprendices deben enfrentarse entre sí, entre antiguos amigos y compañeros. ¿Cómo lograrán sobrevivir cuando otras amenazas acechan?

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro, Sombra

Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Drazham » Vie Oct 23, 2015 1:15 pm

¿¡QUÉ!? ¡SERÁ CABRÓN!

El gritito histérico de Shinju le confirmó que aún seguía de una pieza. Nikolai miró de nuevo al pasillo y tragó saliva. En las sombras que proyectaba el fuego se podían discernir las de esos monstruos deformes, cada vez más cerca. Aunque le hubiese gustado echar a correr (más quisiera con su rodilla hecha añicos), seguían encerrados en un callejón sin salida.

Solo puedo ayudar a dos personas… No me gustaría estar en la piel del gordo. —Nikolai frunció el ceño y ladeó la cabeza hacia Saic. El asistente le asintió con la cabeza y asimiló que le dio la poción como le pidió. Un asunto menos del que preocuparse—. ¡Chico sirviente! Sal como puedas, es una orden de la maestra Shinju. ¿Te ha quedado claro?

Lo iba a hacer de todos modos.

Niko observó con tensión a la Maestra elevar su arma. Notó de inmediato los efectos de la magia que conjuró sobre él, examinándose sus traslúcidos brazos y cómo se expandía por el resto de su cuerpo. Invisibilidad, o eso supuso, ya que era la primera vez que estaba bajo la influencia de Tenue o un conjuro similar.

Percibió la silueta de Shinju (también invisible), que le hizo un gesto con la cabeza para que él y su asistente la siguiesen. Sintió una punzada de culpabilidad porque Ragun se llevase la peor parte de todo esto; la chica le habría echado su magia a él por su pierna, y luego estaba el hecho de que el aprendiz Sincorazón era el más veterano de los dos.

<Supongo que se las podrá apañar mejor que yo>, miró con recelo su pierna malherida.

Usando su Llave Espada a modo de soporte, siguió a Shinju por el pasillo hasta que se cruzaron con el primero de los mutantes. Niko, con el corazón palpitándole, aguantó la respiración en cuanto pasó por su lado. Lo miró con angustia, temeroso que en cualquier momento se virase y tirase sobre él. Pero la criatura no le hizo caso alguno y siguió recto, y lo mismo pasó con el resto de la horda. Exhaló un resoplido de alivio, gracias a dios que la invisibilidad funcionó.

A mitad de caminó escuchó varios disparos retumbando en el aire y volteó la cabeza. Simon. Tenía que ser él. Ahora sabía que la poción sirvió para que despertara antes de que lo pillasen desprevenido.

¡¡POR AQUÍ, RÁPIDO!!

<¿Quién…?>.

Un bramido se escuchó al fondo del pasillo. ¿Supervivientes? Niko agudizó la vista, más lo único que llegó a apreciar fue un objeto pequeño volando por encima de su cabeza y que cayó no muy lejos de donde estaban. Percibió una melodía saliendo del aparato. Eso era… ¿un móvil?

No entendió nada. Los mutantes hicieron caso omiso al móvil y siguieron concentrándose en el lugar del accidente. Decidió dejarlo pasar y continuó avanzando junto a Shinju, solo para llevarse la sorpresa de toparse con unos conocidos.

¡Vosotros!

¡Nathan! ¡Victoria!

Los hermanos perdidos se les aparecieron delante de sus narices. Aun así, no era el mejor de los momentos para pararse a compartir experiencias, y mucho menos en cuanto Niko se cercioró del hinchado y negruzco brazo de Victoria, abriendo mucho los ojos.

Qué horror, ¿qué es esto? Ya me contaréis más tarde lo que os ha pasado, lo primero es salir de aquí por patas.

Shinju terminó de examinarle el brazo y se encaró hacia la horda de mutantes. Mientras, Nikolai aprovechó para echarle un vistazo él mismo. Apretó los dientes, haciéndose la macabra idea de que a la chica le habían transfundido eso. Necesitaba corroborarlo, los síntomas del hinchazón eran demasiado evidentes.

¿Le han inyectado un líquido blanquecino? —Intercambió una mirada seria con los dos hermanos, dirigiendo la pregunta a ambos. Su tono dejaba claro que quería una respuesta directa, y en caso de que alguno de ellos le diese largas, o le cambiase de tema, insistiría con mayor ímpetu—: ¿Sí o no? ¿Cuánto tiempo lleva así?

En cuanto le confirmaron que sus sospechas eran ciertas, gruñó y se pasó la mano por la cara. Mierda, mierda, y más mierda. O hacían algo rápido, o Victoria pasaría a engrosar la lista de mutantes del malnacido de Hojo.

De pronto, un Simon cubierto de manchas de sangre y con un par de heridas bastante serias emergió del mar de monstruos, sorprendiendo al aprendiz. Siguió recto por el pasillo, ignorándoles por completo por completo, y perdiéndose por una bifurcación que estaba señalizada como el tercer nivel.

<¡Las curas!>, Eso es. Las curas para el suero se encontraban en el tercer nivel. Tenían que ir para allá cuanto antes.

¡Ayudadme! ¡Tenemos que sacar al chico sirviente de ahí!

Shinju trinchó a una fila entera de mutantes con su Llave Espada. El joven asintió y avanzó en pos de ayudarla, lanzando tres Piros a los que tenía más cerca. El fuego funcionó de maravillas, llevándose de por medio a unos cuatro engendros, y dejando vía libre a Ragun, quien salió muy mal parado de aquella encerrona. Si llegaba a quedarse él en su lugar…

Debemos ir a la tercera planta…

La cura para el suero está allí —informó en voz alta a los mellizos para tranquilizarles y, al menos, darles esperanzas de que existía una solución para la infección.

Entonces escuchó un sonido que le era horriblemente familiar. Portales de oscuridad se abrieron en medio del pasillo, trayendo consigo a unos invitados no deseados. ¡Lo que les faltaba!

¡Venga, todos a las escaleras! —Shinju fue la primera en arrojarse a por los Sincorazón, con la Llave Espada en alto.

¿¡Por qué ahora!?

¡Ya habrá tiempo para frustrarse más tarde! —Se irguió, apoyándose en su arma, y preparándose para el combate como pudo. Acabó por maldecir una vez más a su pierna. Y no sería la última vez si le tocaba seguir luchando en esas condiciones.

Ragun les advirtió de que trataría de atraer la atención de los Sincorazón para ganar tiempo. Teniendo esto en cuenta, Nikolai clavó su arma en el suelo y ejecutó dos Tajos Planares sobre el Brujo, siendo el más peligroso del grupo. Lo consiguiese matar o no, avanzaría lo más rápido que pudiese, asestando estocadas a cualquier criatura oscura que se cruzase por su camino.

Saic también ayudaría, lanzando un Asynchro al grupo de Neosombras para facilitarle la faena al resto de sus compañeros.

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Acciones de Nikolai:

Tajo Planar (X2) (HC) [Nivel 5] [Requiere Afinidad a Nada: Fuerza: 7; Armas blancas: 6]. El usuario clava su arma en el suelo para luego hacer brotar de cualquier superficie sólida (no viva) una espada de energía que empalará a los enemigos. La espada se puede materializar en un radio de cinco metros.

Acciones de Saic:

Asynchro (HM) [Nivel 3] [Requiere Poder Mágico: 4] Ataque básico de elemento Tiempo. Ligera distorsión temporal que se proyecta hacia adelante, frenando a los enemigos en un corto alcance, y con pocas probabilidades de causar aturdimiento.
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Ronda #11 - Un mensaje de las penumbras

Notapor Astro » Vie Oct 23, 2015 7:34 pm

Me limpié la sangre de la ropa lo mejor que pude, en silencio. Margarita había matado a uno de los experimentos perdidos que casi entra en la enfermería... Y ahora estaba muerto. Pero esa cosa antes había sido humano, como Victoria. Y si ella acababa... No, ni hablar. No podía pensar en eso.

Maka, Margarita y Alvin se marcharon para perseguir a la sombra encapuchada, mientras Victoria y yo nos quedábamos en la enfermería. Aproveché el momento para examinarla más a conciencia.

Dios, estás fatal... —comenté, examinando la zona donde le habían inyectado el líquido—. Saldremos de esta, ¿de acuerdo? Tú aguanta.

Cuando comenzó la estampida de experimentos, intenté distraerlos con el móvil una vez más, pero no le hicieron ni caso. El ruido que provenía de la zona de la caída era más fuerte, o simplemente les atraía más, por lo que todo lo que hiciera fue inútil. Hasta que, de pronto, por el pasillo aparecieron Nikolai y Shinju.

¡Vosotros!

¡Vosotros! —grité, casi al mismo tiempo que ella—. ¡¿Dónde coño os habíais metido?! ¡¡Nos habéis dejado tirados en una ciudad llena de lunáticos!!

En serio, si no hubiésemos estado en una situación tan mala, les habría dado un puñetazo a ambos. Sobre todo al rubito.

Qué horror, ¿qué es esto? Ya me contaréis más tarde lo que os ha pasado, lo primero es salir de aquí por patas. —ordenó, tras examinar el brazo de Victoria.

¿Le han inyectado un líquido blanquecino? —intervino Nikolai, con un tono que no me gustó nada

¿Y a ti qué coño te...? —Me mordí la lengua, arrepentido por haber dicho eso. Ahora no era momento de dejarme llevar por mi rabia.

¿Sí o no? ¿Cuánto tiempo lleva así?

... Sí. No sé cuánto rato habrá pasado, pero no demasiado... Creo.

Casi no habíamos terminado de hablar, cuando un tipo gordo con gafas apareció también del pasillo. No tenía ni idea de quién era, pero ni la maestra ni el mal-compañero reaccionaron ante él, así que preferí no preguntar. Se perdió por el mismo pasillo que se fueron Maka y los demás, lo que sí que despertó mis dudas... Pero ya era tarde. Prefería quedarme con los de Bastión Hueco y, sobre todo, que nos sacaran de allí. Cuanto antes.

¡Ayudadme! ¡Tenemos que sacar al chico sirviente de ahí!

¿Chico sirviente...? Ah, Ragun. El sabelotodo idiota que había dejado tirada a mi hermana. Sí, claro, iba a ayudarle... ¡A que perdiera todos los dientes de un puñetazo!

Entre todo el grupo hicimos lo que pudimos para deshacernos de los experimentos y que Ragun pudiese llegar hasta nosotros. Tenía una pinta lamentable (de lo que, siendo sincero, me alegré), lo que le salvó que le diera una hostia nada más verle. Al menos de momento.

Era el momento de decidir dónde movernos, ya que los experimentos cada vez eran más y por si fuera poco habían aparecido un grupo de sincorazón de alto nivel para añadir leña al fuego. Fantástico. Recogí el móvil y seguí al grupo hacia lo que parecían ser las escaleras. ¿Subíamos de nivel?

Debemos ir a la tercera planta… —dijo Ragun.

La cura para el suero está allí

¡¿Qué, en serio?! —Los ojos se me abrieron como platos. ¡Una cura, por fin!—. ¡Vamos, Vic, corre!

Invoqué mi Llave Espada, ya que en aquella situación no tenía ni energías para usar magia ni fuerzas como para apañármelas a puñetazos. Al menos podría usar la llave como bate de béisbol, menos daba una piedra. Bateando todo lo que se cruzara en mi camino con intenciones hostiles, corrí hacia las escaleras directo a la tercera planta. Sin perder de vista ni un segundo a mi hermana, por supuesto.
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[VK] Ronda #11 - Un mensaje de las penumbras

Notapor Soul Artist » Sab Oct 24, 2015 9:37 pm

Una cura. Existía un remedio contra el vampirismo, al parecer. No es algo que me hubiesen contado nunca en las películas o libros de fantasía, pero me valía ya cualquier cosa con tal de librarme de aquella mierda. Estaba sudando tanto que parecía que me fuera a quedar seca en cualquier momento, y encima tenía la cabeza como un bombo. Para empeorar la situación, me estaba entrando un hambre atroz, que en realidad relacionaba con mi sed de sangre.

Al idiota de mi hermano pareció hacerle más ilusión que a mí la noticia. Se lanzó con la Llave Espada por delante en dirección a las escaleras, prácticamente desesperado por la situación. Le seguí como pude, pegada a la pared en todo momento para evitar abrirme la cabeza en caso de desmayarme, lo cual preveía que no debía estar muy lejos.

Todos lucharon con fiereza contra los Sincorazón que bloqueaban el camino, en especial Shinju, Nicolai y Alexander. Intenté llamar a mi Llave Espada para poner de mi parte, pero estaba tan jodida a varios niveles que era incapaz de hacerlo. Me limité a esperar a ver una oportunidad y lanzarme a las escaleras para subir como pudiese, aprovechando que el grupo se estaba encargando de eliminar las amenazas del camino o, al menos, mantenerlas distraídas.

¿Qué más podía hacer? Notaba que me estaba muriendo. Si fuesen vampiros menores, como los demás, al menos tendría algo en lo que apoyarme. Contra los Sincorazón... Dudo que sirviera de algo morderles e intentar chuparles la sangre, y más en mi estado.
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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Tsuna » Sab Oct 24, 2015 11:04 pm

Tierra de Partida

Margarita, dale la tarjeta a Alvin para que abra la puerta de la derecha y si es una trampa ya sabremos que debemos de estar prevenidos. Tu y yo trataremos de retener de momento a esos tres, pero ten cuidado y si eso quédate detrás mía.

Margarita observó a Maka por unos momentos, sin llegar a creerse que de verdad estuviera dispuesta a picar en una trampa tan obvia. Al final suspiró resignada y asintió, aferrando con mayor fuerza la fría barra de metal en su mano derecha mientras sacaba la tarjeta electrónica para entregársela a Alvin.

Y ese fue el momento decisivo. Los sincorazón se abalanzaron encima de los tres muchachos nada más dar estos unos primeros pasos, dispuestos a arrebatar sus corazones sin ningún tipo de misericordia. La primera en alcanzarlos fue una Neosombra, que con apenas un segundo ya se había echado encima de Maka. El ser de oscuridad le propinó un potente zarpazo a la chica, que para sorpresa de todos los presentes, logró bloquear y mantener a raya gracias a su barra de metal.

Venga Alvin, ¡corre!

Alvin echó a correr como alma que llevaba el diablo tras las dos mujeres del grupo, temblando como un flan y con la tarjeta electrónica en la mano, directo a la compuerta de la derecha. La segunda Neosombra alcanzó a Margarita, que no pudo resistir tanto como Maka en un primer momento. Esta retrocedió dos o tres pasos, haciendo un gran esfuerzo para mantenerla sujeta, pero al final logró pegarle un peligroso zarpazo en el estómago.

Maka por su parte también tuvo problemas pues la criatura de pronto se fundió, de forma literal, en el suelo, tornándose un charco negro que pasó bajo sus pies a gran velocidad. El monstruo se materializó a sus espaldas y, veloz como era, le propinó un zarpazo a la aprendiz, que cayó al suelo sin remedio.

Entretanto el enorme monstruo del escudo apenas había logrado dar un par de pasos, y tampoco parecía estar preparado para hacer nada peligroso. La cabeza de perro del escudo se movía frenética, buscando una nueva presa.

La Neosombra finalmente saltó sobre Maka, mientras la otra empujaba a Margarita contra la pared: estaban perdidas. La chica de Tierra de Partida pudo defenderse, sin embargo, en el último momento, ya fuese empleando tanto la barra de metal o la Llave Espada. Como fuera, justo cuando le estaba a punto de dar el golpe definitivo una enorme y ardiente llamarada atravesó la habitación, incinerando a la sombra que tenía como objetivo Maka.

¡Maka! —exclamó una voz proveniente de las escaleras, masculina y ya familiar para la muchacha.

Se trataba de Simon, que exhibía en ese momento un aspecto cuanto menos lamentable: la gabardina manchada de sangre —no suya— y polvo, así como un feo mordisco en la mano izquierda. Tenía los pelos revueltos y mostraba una expresión de evidente cansancio. Acto seguido apuntó a la Neosombra restante y disparó un Piro, logrando apartarla a un lado. Margarita le observó confusa.

Gracias...

¿A qué esperáis? —apuró Alvin, que ya había atravesado la puerta.

Hablaremos luego. Vamos, las dos.

Simon les indicó a las dos que se apresuraran, quedando él detrás cubriendo con su arma de fuego y sudando la gota gorda. Nada más pasar ambas por su lado la Neosombra restante se reincorporó, y la cabeza de can colocada en el escudo del otro comenzó a brillar con una tonalidad azulada.

El hombre soltó un gruñido apenas audible, disparó un nuevo Piro y marchó tras el grupo, quedando todos tras la puerta. Casi no lo contaban. En ese momento pudieron contemplar ante ellos un pasillo de las mismas características que la sala anterior: paredes y suelo recubiertos por acero blindado, y con forma circular, como si estuviese rodeando la sala central en la que se encontraban los tubos.

¿Ya os conocéis? ¿De dónde has salido y cómo te llamas? —preguntó Margarita, tanto a Maka como a Simon, todavía con el pulso acelerado.

Esos Villanos Finales me han tendido una trampa y he salido vivo de ahí, eso es lo importante —explicó, luego se fijó en la aprendiz—. Maka, tienes un aspecto horrible. ¿Acaso...? —Simon, perplejo como estaba, negó con la cabeza, intentando restarle importancia—. No importa, hay una cura en este nivel. Podemos curar esto. ¿Y Becca, la has visto?

Una vez Maka respondiera y explicara todo lo que creyese oportuno —¿se fiarían Alvin y Margarita de Simon?—, el hombre le dio una palmada a la aprendiz en el hombro derecho, a modo de ánimo, y avanzó hasta la altura de Alvin, pidiendo la tarjeta electrónica. El chico, pálido como un fantasma, se la entregó.

El pasillo era un poco largo, y también llegaba a causar cierta claustrofobia. Tenían básicamente tres salidas posibles. Una puerta electrónica en la pared izquierda a mitad del recorrido, decorada con cristal reforzado y que daba acceso a la sala central de los tubos, al igual que la puerta central de la sala anterior

Las dos restantes en la pared de la derecha:

La primera, gigantesca y protegida con cristal reforzado también, daba acceso a un enorme y oscuro túnel vertical, con la anchura suficiente como para dejar pasar una plataforma muy grande. Las paredes mostraban grietas y signos de desprendimientos, sin duda, algo enorme había caído por allí.

La segunda en cambio estaba más adelante, y a su lado se podía apreciar una ranura donde insertar la tarjeta de los pines, acompañada de una especie de teclado y pantallita negra. Por mucho que pulsaran sin haber insertado el objeto previamente, no se encendería ni funcionaría.

No parece ninguna trampa. ¿Acaso... nos está ayudando alguien?

A estas alturas no me extrañaría —comentó Margarita, avanzando un paso con confianza—. ¿Pero no os tendieron una trampa a vosotros por hacerle caso a un mensaje?

Sí, me avergüenza decirlo, pero es así. Y lo peor es que Maka, con lo novata que es, ha pasado por lo peor. Lo que están haciendo aquí, a escondidas de la ley, es imperdonable. Han roto muchas normas, tanto de la Orden como de la Federación. Tenemos que acabar con esto.

A continuación Simon, llevado por la curiosidad, probó a insertar la tarjeta en la puerta del teclado. La pantallita se iluminó con una tonalidad verde y, según rezaba un cartelito adyacente, se pedía insertar una contraseña. Tenían solo tres intentos para probar con una palabra de longitud variable, se admitían números, caracteres extraños como guiones o arrobas, y letras mayúsculas y minúsculas. Si los tres intentos fallaban simplemente se detonaría una cuenta atrás que volaría el laboratorio y toda la zona de la ciudad por los aires. ¡Qué locura!

Ese Mateus... Es plenamente consciente de lo que está haciendo aquí, y por eso no tiene ningún reparo en destruir todo esto con sus subordinados dentro si hace falta.

El hombre, tras unos segundos meditando, probó a insertar una palabra en especial: Emperador. Pero la pantalla emitió un tono rojizo intermitente por unos instantes, con un molesto y profundo pitido: había fallado, y ahora solo le quedaban dos intentos... ¿Qué palabra podía ser la correcta?

Fuera como fuese, aun si decidían probar los tres intentos —ni Simon, ni Margarita ni Alvin lo intentarían, por lo que quedaba en manos de Maka—, tenían que moverse. La compuerta del ascensor se encontraba bloqueada, pues ya no existía ningún elevador con el que subir o bajar.

Así pues, solo tenían dos opciones: ir a la sala central, donde los enormes tubos de líquido azul o regresar a donde los sincorazón.

Bastión Hueco

El grupo de Bastión Hueco se volvió a reunir tras haberse separado... ¡nada más comenzar la misión, nada menos! Sin ninguna duda aquello era lo mejor que les podía pasar...

Debemos ir a la tercera planta…

La cura para el suero está allí

¡Venga, todos a las escaleras!

¡¿Qué, en serio?! ¡Vamos, Vic, corre!

Y claro, todos allí tenían información vital excepto los dos hermanos, que ni siquiera sabían que existía una cura o cuántos niveles del laboratorio había. Pero esa era su oportunidad para lograr salir de allí, ¿no? Ya cargaban con mucho mérito a sus espaldas para haber sobrevivido por su cuenta durante tanto tiempo.

Aun con esas los sincorazón no les iban a dejar avanzar, deseosos de sus corazones.

¿¡Por qué ahora!? Voy a atraerlos hacia mí, vosotros atacad.

La maestra Shinju asintió cuando Ragun propinó un Golpe contundente a la sombra más cercana, que no pudo hacer nada contra la fuerza bruta del muchacho. El ser se desintegró en volutas oscuras nada más recibir el impacto. La mujer por su parte lanzó un hechizo de nivel básico desde la punta de su Llave Espada, haciendo retroceder a otra sombra de las cuatro restantes.

Los monstruos se abalanzaron sobre ellos sin piedad. Nikolai se incorporó como pudo y Nathan, preparado para salir de allí a toda costa, avanzó dando golpes a diestro y siniestro, acompañado de su hermana.

Ragun por su parte tomó una Ultrapoción y empleó Señuelo. El efecto fue inmediato: los sincorazón y los muertos vivientes más cercanos posaron su mirada sobre él, pero el chico ya iba preparado. Los golpes fueron letales para todos los enemigos por igual, lo que le permitió a los demás una vía libre hacia las escaleras.

El brujo, que había desaparecido entonces de la vista de todos, se materializó en una posición cercana a la de Nikolai, alzando su báculo en dirección a la Estocada Oscura. El aprendiz entonces utilizó Tajo planar, clavando su propia arma en el suelo y consiguiendo que la criatura detuviese su ataque. Se encontraba malherida, pero no derrotada, hasta que la alcanzó un segundo golpe que sí la desintegró.

Pero la última de las neosombras, que se encontraba lejos del alcance del señuelo, se abalanzó sobre la maestra y los dos hermanos, a lo que Saic lanzó un Asynchro que lograra, cuanto menos, aturdirla unos momentos. Un potente golpe de Nathan consiguió hacerla desaparecer, para su sorpresa.

Con todo habían logrado despejar el pasillo en su totalidad, así que tenían acceso al tercer nivel. Subir las escaleras a toda prisa les llevó un poco de tiempo, principalmente porque que eran bastantes escalones y que Nikolai tenía problemas con su pierna. Escuchaban de fondo el ruido y los gruñidos de las criaturas que avanzaban de forma lenta pero sin pausa por el mismo pasillo del que habían escapado. Si seguían a ese ritmo no tendría nada que temer.

Al alcanzar el tercer nivel se encontraron en una sala circular de metal blindado con tres salidas posibles: una puerta mecánica a la derecha, otra puerta mecánica a la izquierda, y una puerta con un cristal reforzado que dejaba entrever lo que había más allá: una habitación todavía más grande llena de tubos verdes con un líquido azul por dentro. Esta última sin embargo, no la pudieron abrir, pues aun con la tarjeta electrónica daba una especie de error, como si no tuviese los privilegios necesarios para poder abrirla.

En el centro de la habitación quedaba una neosombra y un enorme sincorazón que cargaba un escudo con cabeza de perro. A la sombra la pudieron vencer sin problemas con un golpe, pues ya estaba herida de antes. Y el enemigo restante era tan lento que no tenían de qué preocuparse, aun así podían perder el tiempo acabando con él. Dos o tres aprendices juntos podían hacerlo en un momento sin problemas si atacaban con todas sus fuerzas en su espalda.

En ese instante les llegó un mensaje al móvil:

¡̽ͩͩ͗̇V̛̅ͥ̿͛̿̾̄e͒̌ͮ͌ͧͤ̉͗ ̵̨ͨ̓̽p̨̛͋̋͂̾̓̑o͐̃̀̄̃͞ȓͫͨ̅̓ͫ͡ ͌͆ͬ̈̓́̿͌ͫ͘͜l̡̡ͤ̓̐͌ͭ̈̌ͤa͗ͪ́͆̋͛̆́́ ͂́ͭ̂ͪ̅d̏̉͋͗̚̕͢è̀̐̍ͥ͂̌͝r̓̌̾͛͗҉̷́ȩ̓ͮ̽̄ͪ̃͟c̆̒h̢̄͌̓̄̀a̡̛̍̔!̄ͨͦ̃͌̈́̾


No le hagáis caso, es una trampa. Como todo lo demás. —afirmó, con un tono que denotaba cansancio y hartazgo.

La maestra Shinju estaba dispuesta a ir por la izquierda, y las únicas personas allí con una tarjeta electrónica eran Nathan y Nikolai: dependía de ellos por dónde ir, si hacer caso a la maestra otra vez o ir por su cuenta.

Spoiler: Mostrar
Nota: En este punto vuestros personajes pueden tomar cualquiera de los caminos: ir por la izquierda o ir por la derecha. Podéis incluso dividiros si queréis, pero tened en todo momento que debe estar argumentado por vuestra parte en el post que vayáis a escribir.

Si vais por la derecha haciendo caso del mensaje encontraréis lo mismo que Maka, además de toparos con su grupo. Podréis probar a utilizar contraseñas que se os ocurran en la puerta misteriosa (si Maka no ha gastado ya los dos intentos restantes), con el riesgo que conlleva. Si optáis por la izquierda, haciendo caso omiso del mensaje, os encontraréis con lo que describiré a continuación.

Shinju os acompañará en caso de ir todos juntos, sino irá por la izquierda.

La contraseña de la puerta es una palabra que ha salido a lo largo de la trama, dependerá de vosotros acertar... o no ^^


El pasillo de la izquierda era simétrico al de la derecha, lo que las puertas estaban colocadas de forma inversa. En la pared de la derecha, más adelante, se encontraba una salida con cristal reforzado —similar a la puerta central de la sala anterior, la que no pudieron abrir—, y que llevaba al mismo lugar, el sitio enorme con tanques llenos de líquido.

Por otra parte, en la pared izquierda había una habitación oscura y fría, vacía. Apenas encontraron muebles, excepto un servidor informático al fondo bajo una mesa con numerosos monitores que vigilaban distintas zonas de la ciudad y de las propias instalaciones, así como distintos dispositivos de conexión informática. Y si se fijaban bien en la pantalla principal comprobarían que tenían abierto un programa para enviar mensajes automáticos. La silla frente al ordenador estaba mal colocada y caliente, lo que daba a entender que hasta hacía casi nada alguien les había estado espiando desde allí... ¿Mateus, quizá? No encontraron nada más aparte de eso, podían investigar en el ordenador si lo deseaban, apagarlo o destrozarlo a base de porrazos. Lo que les diera más rabia. Hasta podían probar a escribir un mensaje y enviarlo, sus móviles reaccionarían de inmediato con el susodicho envío.

¡Esto es un ultraje! Desde el principio... Nos enviaron el mensaje desde aquí. ¡Es humillante! —expresó, claramente cabreada y resoplando para mantener el control.

Como fuera, a menos que quisieran volver tras sus pasos e investigar el pasillo restante, el único camino que les quedaba era acceder a la enorme sala central...

Todos

Al entrar en la sala central todos pudieron ver lo mismo con sus propios ojos: los tubos de líquido azul eran enormes, medirían al menos dos metros y medio cada uno. En su interior se podían apreciar los cuerpos de criaturas extrañas, deformes y con características de todo tipo. Algunas parecían haber sido humanas, otras en cambio eran auténticos monstruos: había niños, adultos, animales, alienígenas... Todo por igual.

Se encontraban sumidos en un profundo letargo, flotando en medio del tanque, con decenas de tubos y cables conectados a través de todo su cuerpo. Si se acercaban lo suficiente comprobarían que, en algunos casos, los seres abrían con dificultad los ojos, de color negro azabache, para luego sumirse en el sueño de nuevo. Pero no reaccionaban más allá de eso excepto algún caso donde daba golpes contra el cristal, intentando alcanzarlos. La mayoría parecían tener la mirada perdida en algún lugar. Aquello era terrorífico e inhumano.

Tenemos que encontrar la cura, centraos en eso y todo irá bien. —les aconsejó Simon, histérico y asustado, a su grupo.

¡Rápido, rápido! Se nos acaba el tiempo. —apuró Shinju al ver a sus aprendices, que se empezaban a encontrar mal, todos por igual.

Y en medio del horror ambos bandos se terminaron cruzando. Entre Simon y Shinju saltaban chispas, dependía de los aprendices aliviar la tensión de una inminente batalla entre ellos o no.

Pero en cuanto hubiesen intercambiado algunas palabras, si lo hacían, alguien les interrumpió.

Portadoresss de la Llave —resonó la siniestra voz desde algún punto de la sala central, al fondo—. Soiss muy inssissstentesss, pero la sssuerte sse acabó aquí. No vaisss a avanzar másss.

Spoiler: Mostrar

Al fondo de la habitación todos pudieron verlo con claridad, ante la única puerta electrónica: Scarmiglione les impedía el paso, sonriente.

Bien dicho, Scarmiglione.

Esa voz era inconfundible para la mayoría de los presentes, se trataba de la del profesor chiflado que les había sometido al experimento, y el que llevaba el laboratorio al completo. La compuerta a espaldas del Tirano Pútrido se abrió un instante para dejar ver al científico, que bajó unos escalones de metal hasta situarse tras su subordinado.

Hojo repasó, con una mirada fría y calculadora, a todos los presentes del lugar. Luego se ajustó las gafas.

Debo admitir que los Portadores sois sujetos dignos de estudio. Es emocionante analizar vuestras reacciones en entornos adversos para elaborar informes. Informes que permitan predecir vuestra conducta en un futuro —alzó los brazos un momento, como si estuviese tan orgulloso por esos supuestos resultados—. Por supuesto, la Orden no se podía permitir que unos pobres desamparados muriesen solos en un mundo tan peligroso como este. Qué predecible.

Una siniestra risa ya familiar para muchos se escuchó desde algún punto de la sala, pero no alcanzaban a ver quién era. ¿Petunia, quizá?

Y aun asssí habéisss sseguido picando en nuesstross planesss. Vosssotrass doss, venid aquí.

Ante las últimas palabras de Scarmiglione tanto Maka como Victoria sintieron algo indescriptible por dentro. La orden se clavó en sus mentes, impidiendo que pudiesen pensar en otra cosa, por mucho que intentaran resistirse terminarían sucumbiendo tarde o temprano, y ambas acudirían a paso lento a la posición de los villanos. Si alguien incluso les intentaba impedir su marcha, atacarían con una fuerza bruta espeluznante para apartarlos de su camino. Las palabras de Scarmiglione resonaban una y otra vez en su cabeza, como si fuese un instinto tan básico como podía ser el comer cuando se tiene hambre o el propio acto de respirar. Debían hacerlo.

¡Maka!

¿A dónde crees que vas? ¡Vuelve aquí!

No pudieron oponerse. Hojo mostró una amplia y tenebrosa sonrisa.

Convencí a Mateus para que me financiara esta investigación, con la excusa de poder erradicar para siempre la Llave Espada o... ponerla bajo nuestro control.

Invocad la Llave.

Como la orden anterior, las palabras se clavaron en la cabeza de ambas, y las dos, tras un tiránico esfuerzo, invocaron sus Llaves Espada. Sus mentes y sus cuerpos estaban siendo controlados, pero no su corazón. La situación no podía ser más agobiante e insoportable para ellas.

Pero a mí siempre me ha gustado ir más allá. No puedo desaprovechar esta oportunidad, imaginad lo que se podría lograr con esto: crear esclavos, ejércitos enteros o incluso una nueva raza de humanos superiores —cuanto más decía, más loco parecía. Además, acariciaba la cabeza a sus dos nuevas subordinadas, como si supiese de antemano que no podían oponerse a él—. Hay tantas posibilidades...

¡Estás chiflado, tío!

No creas que vais a salir de aquí impunes. Habéis roto muchísimas normas, esto cuanto menos merece la prisión de por vida.

A mí todo eso me da igual, pero no voy a dejar que te la lleves. No me pienso llevar una bronca de Nanashi.

Estoy muy interesado en el del pelo morado, tiene una resistencia fuera de lo común, seguro que sería un sujeto de estudios magnífico. Gárland está de camino. Ahora bien, tenéis dos opciones: podéis rendiros sin ofrecer resistencia y nadie sufrirá de forma innecesaria...

Se separó entonces de Maka y Victoria, pero todavía muy próximo a ambas, que seguían inmóviles observando a quiénes habían sido sus antiguos compañeros. Sintiendo, de alguna forma, las ganas de atacarlos.

>>O bien morir, lo cual sería una pena.

Scarmiglione avanzó un par de pasos hacia ellos y sacó su cuchillo oxidado, sonriente. Tras él se hallaban Maka y Victoria, paralizadas, y tras ellas, justo delante de los escalones metálicos que llevaban a la salida, Hojo.

¿Qué iban a hacer los demás, pues? ¿Atacar al archidiablo sin piedad, rendirse ante la evidente derrota que suponía la presencia de Gárland allí, o intentar negociar? El tiempo se les acababa, Ragun, Nathan y Simon empezaban a sentir los mismos efectos que sus dos compañeras, y que Scarmiglione les controlara a todos por igual solo podía significar una cosa: no iban a volver a salir de allí jamás, al menos no siendo ellos mismos.

Por otra parte, las dos chicas bajo el control del Tirano apenas podían pensar con claridad. Era muy complicado centrarse en lo que estaba pasando, simplemente se dejaban llevar y la vista se les emborronaba de vez en cuando. Cuanto más tiempo pasara, más control tendría el villano sobre ellas, pero en el fondo de su corazón, si todavía no se habían rendido, lo sabían: había esperanza. Todavía les quedaba la fuerza de voluntad de luchar, y aunque no fuesen dueñas de sus movimientos sí podían aprovechar el desconcierto del Tirano Pútrido para... ¿Para qué? ¿Qué harían si lograban liberarse de su yugo por unos preciosos segundos?

Solo ellas lo sabían.

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Maka Cross:
VIT: 5/14
PH: 4/4
Estado alterado: Zombie (controlada por Scarmiglione)

Nikolai Everard:
VIT: 14/26
PH: 4/20
Efectos secundarios: rodilla derecha rota. Te es imposible correr o utilizar correctamente habilidades de movimiento.

Saic:
VIT: 20/20
PH: 7/10

Ragun:
VIT: 63/108
PH: 20/54
Estado alterado: Zombie

Nathan Knight:
VIT: 2/4
PH: 0/4
Estado alterado: Zombie
Efectos secundarios: mordisco en el hombro izquierdo. Te va a costar manejarte mucho con este brazo.

Victoria Knight:
VIT: 4/8
PH: 2/2
Estado alterado: Zombie (controlada por Scarmiglione)


*Ultrapoción retirada del inventario de Ragun.

Nota: Maka y Victoria están siendo controladas por Scarmiglione, y en principio no se pueden oponer a las órdenes del mismo. Aun así, con la suficiente fuerza de voluntad se puede intentar escapar de su control. Depende de cómo lo hagáis podréis liberaros o no (lo decidiré yo), y dejad claro lo que vais a hacer en ese caso.

Nota2: Si antes de entrar en la sala central (el único camino posible a seguir) decidís explorar los pasillos, podréis encontraros o no. Simon, Margarita y Alvin no volverán atrás, sino que seguirán adelante.


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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Maka Cross » Mar Oct 27, 2015 8:57 am

El hecho de que Margarita me hiciera caso, me hizo sentir sorprendida por unos instantes, por otro lado esperaba de que eso no le hubiese molestado. Nada más quería salir de ese lugar con los dos, sanos y salvos. Esto no sabía cuanto me iba a costar, pero era evidente de que iba a hacer todo lo que estuviera en mis manos para conseguirlo.

Una de esas sombras se me abalanzo tratando de propinarme un zarpazo, aunque pude bloquearlo perfectamente con la barra de metal. Cosa que me había sorprendido hasta a mi, pero no baje la guardia evidentemente ya que estaba en una batalla y el mínimo error podría costarme mucho.

Venga Alvin, ¡corre!

Cuando escuche esto, trate de ver de reojo a Alvin, para tratar de mantener todo controlado. Igual pude llegar a observar como otra de esos sincorazón le salto a Margarita, pensé que esta podría aguantarlo algo por lo de los monstruos pero al ver como le daba zarpazo y le llegaba a dar, me preocupe. Pensaba socorrerla, pero yo aun estaba enfrentándome a otro enemigo.

Fije mi mirada enseguida al oponente que me había atacado y este se había como fundido en el suelo, pareciendo un charco negro. No supe a donde había ido, pero mire a mi alrededor un poco confundida. Pensé en voltearme, pero ya era demasiado tarde. Sentí un fuerte dolor en mi espalda y caí en el suelo por ello.

Ahogue el soltar un grito de dolor por el ataque, así que omití este hecho y preferí gritar por dentro. Sintiéndome peor que antes.

Realmente sabía que este era un momento de urgencias. Sin dudarlo ni un segundo más y dejando de lado la barra de metal, materialice la Llave Espada y me voltee. Use mi arma como defensa, mirando con ira a mi enemigo. Temía de que acabáramos de esta forma o más bien temía no poder ayudar a los otros dos a salir de aquí. Mi ceño estaba fruncido, pensando que no iba a poder hacer nada pero para mi sorpresa, de la nada apareció una bola de fuego que incinero a mi enemigo.

¡Maka! — Voltee rápidamente mi mirada hacia donde provino esto.

Abrí mis ojos de par en par, sintiéndome feliz al verlo ahí pero la sonrisa que se asomo en mi rostro, desapareció enseguida al ver como se encontraba. ¿Qué le habría pasado? Esto me hizo pensar de que quizás hubiera sido mejor seguirle a él. Lo peor de todo era que aun no sabía que le habría pasado a mi maestra, cosa que hizo que me preocupara aun más.

Gracias...

¿A qué esperáis? — Mire a Alvin al escucharlo.

Hablaremos luego. Vamos, las dos.

Tenía un par de cosas que decirle o preguntarle pero como nos apresuro, obviamente le hice caso sin dudar. Pues este no era momento para estar tardando y menos cuando estábamos en peligro. Aunque no quitaba el hecho de que me preocupara por él y en el estado en el cual se nos había aparecido.

Mientras jadeaba, pensé que no la contábamos. Realmente pensé que iba a perder, pero por otro lado no quería darlo todo por perdido por el hecho de protegerles. Me fije entonces en la nueva zona en la cual nos encontrábamos, aunque realmente lo que aun me estaba llamando la atención era el estado de Simon.

¿Ya os conocéis? ¿De dónde has salido y cómo te llamas? — Pensaba responderle, pero no pude.

Esos Villanos Finales me han tendido una trampa y he salido vivo de ahí, eso es lo importante — Escuchaba y miraba atenta a Simon. —. Maka, tienes un aspecto horrible. ¿Acaso...? — Observe como negó con la cabeza, a lo que yo suspire. —. No importa, hay una cura en este nivel. Podemos curar esto. ¿Y Becca, la has visto?

Ella...— Mire hacia otro lado, suspirando. —Lo único que sé de ella es que se estaba enfrentando a los experimentos.— Cerré por unos segundos los ojos. —Espero que estén bien...— Resople al recordar la madre de Margarita también.

Sentí como me había dado una palmada en el hombro, por lo cual abrí los ojos y lo mire. Ante esto no pude evitar sentirme algo aliviada. Viendo después como se le acercaba a Alvin, desviando luego la mirada hacia Margarita para ver como estaba. Entonces hice desaparecer la Llave Espada y cerré mi mano, formando con esta un puño. Trataba de concentrarme en lo que estaba pasando ahora.

Mire ahora de mejor manera donde nos encontrábamos. La verdad es que me estaba molestando ya el hecho de que aun no llegásemos al final de todo esto o más bien para encontrar la cura y algo que ayudase a los dos hermanos, porque era evidente de que no iba a abandonar a ambos. Entonces esperaba que estuviesen bien hasta que pudiéramos dar con algo.

Finalmente decidí quedarme observando las dos puertas de la derecha, frunciendo ligeramente mi ceño. ¿Dónde estaba la trampa? Es cierto que sabía que podía llegar a ser una trampa y que por ello no bajaría la guardia, pero me dejaba en duda del porque o quien podría estar jugando con nosotros. Aunque tampoco descartaba el hecho de que nos estuvieran ayudando.

La primera de la derecha llamo mucho mi atención porque me resulto extraña, pero decidí centrarme en la segunda. Aunque obviamente no me moví mucho del lugar, puesto que prefería tantear un poco la zona con la mirada.

No parece ninguna trampa. ¿Acaso... nos está ayudando alguien?

A estas alturas no me extrañaría — Mire de reojo a Margarita. —. ¿Pero no os tendieron una trampa a vosotros por hacerle caso a un mensaje?

Sí, me avergüenza decirlo, pero es así. Y lo peor es que Maka, con lo novata que es, ha pasado por lo peor. Lo que están haciendo aquí, a escondidas de la ley, es imperdonable. Han roto muchas normas, tanto de la Orden como de la Federación. Tenemos que acabar con esto.

¿Entonces los mensajes al final eran malos? Aun tenía esa duda pero cuando escuche decir eso a Simon, pensé que realmente quienes lo habían pasado fatal eran los supervivientes. Era evidente de que debíamos de hacer pagar lo que habían hecho. Luego de esto, observe hacia donde iba Simon, estando en silencio en todo momento.

Ese Mateus... Es plenamente consciente de lo que está haciendo aquí, y por eso no tiene ningún reparo en destruir todo esto con sus subordinados dentro si hace falta.

Me acerque hacia donde él. Realmente me venían muchas palabras a la mente que podría probar, pero tenía miedo de fallar y que saliésemos todos por los aires. Por ello me sentía con tanta presión. De igual modo, aun debíamos de ayudar a los hermanos, así que era evidente de que no iba a hacer nada. Suspire profundamente y le eche un vistazo a los demás.

Entonces resople al haberme decidido lo que hacer ya. Obviamente iría hacia los enormes tubos de líquido azul, no pensaba volver hacia atrás hasta que encontrásemos la cura. Cuando lo encontrásemos y es que si lo encontrábamos, pensaba volver para socorrer a aquellos dos, aunque estuviesen rondando aquellas criaturas que conseguían paralizarme a ratos cuando los miraba fijamente. De igual modo, aunque no encontrásemos nada, ya tenía decidido el volver para socorrerles.

---


Al entrar en la sala central y nada más ver lo que contenían los tubos enormes de líquido azul, me hizo desviar enseguida la mirada por ello. No tenía ganas de vomitar y mucho menos en frente de ellos tres. Trate de mirar de nuevo, pero esta vez mirando al frente para no volver a ver lo que contenían aquellos tubos. Aunque había veces que pegaba un salto cuando alguno pegaba golpe al cristal.

Tenemos que encontrar la cura, centraos en eso y todo irá bien. — Asentí sin duda alguna por lo que dijo.

Seguía a Simon, mirando hacia todos los lados pero cuando sentí que nos paremos, me sentí confusa y mire hacia el frente. Parecía que ya se conocían o algo por como se miraban pero cuando vi a los dos hermanos, me sentí aliviada por ellos dos. Si es que hubieran ido hacia el otro lado, en cambio si hubieran escogido el otro y nos hubiéramos topado, ya me hubiera sentido aliviada desde mucho más antes pero si me hubiera topado con los otros, nada más los desconocería y ya. Si me daba tiempo, empezaría yo misma diciéndole a Simon algo.

Simon, tenemos que darnos prisa.— Le dije, tratando de llamar su atención.

Realmente no lo hacía por mi, si no por poder ayudar más bien a Victoria, Nathan y a él por si al ser mordidos le causaran efecto. De igual modo quería saber donde estaba Becca porque estaba preocupada por esta y la madre de Margarita, también quería salir rápidamente del lugar porque no me gustaba.

Portadoresss de la Llave — Fruncí ligeramente el ceño. —. Soiss muy inssissstentesss, pero la sssuerte sse acabó aquí. No vaisss a avanzar másss.

Mire rápidamente hacia de donde provenía la voz, a lo cual hizo que clavara mi mirada sobre ese ser. Era al que había seguido.

Bien dicho, Scarmiglione.

Abrí los ojos de par en par al oír esa voz, haciendo que mi mirada se afilara cuando apareció la persona de quien provenía esta voz. En efecto, era el científico loco. Gracias a él me hizo comparar muchas pelis de terror anteriormente o hasta juegos, cosa que me hizo meter más miedo anteriormente. Aunque ahora había pasado tantas cosas, que sentía que ya casi todo me daba igual o quizás esto era por el cansancio.

No pude evitar fruncir aun más el ceño cuando vi que se ajustaba las gafas.

Debo admitir que los Portadores sois sujetos dignos de estudio. Es emocionante analizar vuestras reacciones en entornos adversos para elaborar informes. Informes que permitan predecir vuestra conducta en un futuro — Apreté los dientes entre sí. —. Por supuesto, la Orden no se podía permitir que unos pobres desamparados muriesen solos en un mundo tan peligroso como este. Qué predecible.

Ladee la cabeza confusa cuando escuche una risa maligna resonar, pero no supe de quien provino.

Y aun asssí habéisss sseguido picando en nuesstross planesss. Vosssotrass doss, venid aquí.

Sentí algo extraño en mi interior cuando escuche las palabras de aquel tipo raro. No sabía que me estaba pasando, mi cuerpo no me respondía a pesar de que hacía un gran esfuerzo de no ir. ¿Qué demonios estaba sucediendo? Yo no quería ir. Me sentía totalmente confundida, haciendo muecas de desagrado con mi rostro pero entonces mi cuerpo comenzó a moverse por si solo por petición de él. ¿¡Qué estaba pasando!? No paraba de repetirme eso.

¡Maka!

¿A dónde crees que vas? ¡Vuelve aquí!

No había podido oponerme pero cuando escuche que me llamaba, esto hizo que saltara mi corazón pero por otro lado me sentí con rabia.

Convencí a Mateus para que me financiara esta investigación, con la excusa de poder erradicar para siempre la Llave Espada o... ponerla bajo nuestro control.

Invocad la Llave.

Gruñí por lo bajo, volviendo a hacer muecas de desagrado ante su mandato. ¿Quiénes se creían que eran? Trate de no invocar la mano y quise detenerme con mi otra mano, no debía de estar obedeciendo a este tipo. Aunque finalmente invoque sin quererlo mi Llave Espada.

Pero a mí siempre me ha gustado ir más allá. No puedo desaprovechar esta oportunidad, imaginad lo que se podría lograr con esto: crear esclavos, ejércitos enteros o incluso una nueva raza de humanos superiores — Apenas le estaba prestando atención, pero me sentí molesta que hiciera eso. —. Hay tantas posibilidades...

¡Estás chiflado, tío!

No creas que vais a salir de aquí impunes. Habéis roto muchísimas normas, esto cuanto menos merece la prisión de por vida.

A mí todo eso me da igual, pero no voy a dejar que te la lleves. No me pienso llevar una broncda de Nanashi.

Estoy muy interesado en el del pelo morado, tiene una resistencia fuera de lo común, seguro que sería un sujeto de estudios magnífico. Gárland está de camino. Ahora bien, tenéis dos opciones: podéis rendiros sin ofrecer resistencia y nadie sufrirá de forma innecesaria...

Miraba hacia los demás como si realmente quisiera atacarlos, aunque mi vista se posaba más en los rostros que conocía bien. Yo no quería esto, realmente odiaría el hecho de hacer daño a alguien que no se lo merece.

>>O bien morir, lo cual sería una pena.

Realmente yo haría un gran esfuerzos sobre humano para no atacarles. Dañar a gente inocente estaba mal y más por el hecho de que si estaban de parte de los hermanos, entonces eso quería decir de que eran igual buena gente. Además, yo portaba esta Llave Espada para proteger aquellos que necesitaran ayuda. No quería de nuevo sentir el hecho de no poder proteger a alguien o el ser totalmente inútil. Por ello trataría más bien de atacar a nuestros enemigos y es lo que quería realmente, porque ellos eran los culpables de todos y yo no levantaba mi arma sobre quienes no se lo merecían. De igual modo podría tratar de despistarlos si llegara a poder de librarme del control. ¿Podría? No lo sabía, pero iba a dar todo de mi por tratarlo de hacer. En cambio si al final no pudiera tratar de controlarme, de seguro se me caería la cara de vergüenza. Porqué repetía que yo no blandía la Llave Espada de forma injusta, por algo solo usaba este poder de forma justa.

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Perdón por tardar, tuve problemas con el teclado del ordenador. No volverá a pasar. ^^
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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Sombra » Jue Oct 29, 2015 12:31 pm

Enfrentarse a aquel grupo de enemigos no resultó complicado, en comparación a la horda de antes. Todos los enemigos centraron en mí su atención, permitiendo que descuidasen sus espaldas, lo que ayudó a que todos los demás pudiesen actuar. Fue entonces cuando pude ver al Brujo apunto de atacarme por la espalda con uno de sus hechizos, sin embargo Nikolai actuó rápido utilizando uno de sus ataques que logró evitar que acabase saliendo por los aires.

Te debo una —agradecí a mi compañero como pude mientras eliminaba a otro sincorazón que se había lanzado contra mí.

La última neosombra fue eliminada por el trabajo en equipo de Nathan y Saic, por lo que pronto pudimos continuar.

De donde habíamos venido se escuchaban los gemidos lastimeros de aquellos zombies mutantes. Debíamos darnos prisa si no queríamos acabar siendo devorados. Tan solo esperaba que recibir mordiscos no supusiera ser infectado automáticamente, de lo contrario debía conseguir una cura cuanto antes.

Nos apresuramos en subir las escaleras alcanzando el tercer nivel. Se trataba de una sala circular de metal de aspecto sólido, había tres caminos: Una con un cristal a prueba de balas que daba a una enorme estancia llena de tubos verdes con un líquido azul dentro, una puerta a la derecha y otra idéntica en el lado contrario.

Lo único que nos impedía elegir con tranquilidad eran una neosombra y uno de aquellos “perros guardianes” con escudo de los que ya había visto en Bastión Hueco, aunque nunca había logrado derrotar a ninguno yo solo… Aunque cuando me había enfrentado a ellos era mucho más débil, ahora era distinto. Pronto me iba a convertir en un Maestro.

Y entonces, un mensaje en el móvil.

¡̽ͩͩ͗̇V̛̅ͥ̿͛̿̾̄e͒̌ͮ͌ͧͤ̉͗ ̵̨ͨ̓̽p̨̛͋̋͂̾̓̑o͐̃̀̄̃͞ȓͫͨ̅̓ͫ͡ ͌͆ͬ̈̓́̿͌ͫ͘͜l̡̡ͤ̓̐͌ͭ̈̌ͤa͗ͪ́͆̋͛̆́́ ͂́ͭ̂ͪ̅d̏̉͋͗̚̕͢è̀̐̍ͥ͂̌͝r̓̌̾͛͗҉̷́ȩ̓ͮ̽̄ͪ̃͟c̆̒h̢̄͌̓̄̀a̡̛̍̔!̄ͨͦ̃͌̈́̾


No le hagáis caso, es una trampa. Como todo lo demás.

Estoy de acuerdo —asentí—. Pero me inquieta que nos estén vigilando. ¿Hay alguna cámara? —busqué con la mirada.

Sin embargo, no me puse a mirar más en busca de cámaras, puesto que teníamos problemas más urgentes, como aquellos dos sincorazón.

—Iré por la izquierda —informé al grupo—. ¿Alguno tiene alguna forma de abrir la puerta?

Si alguno me entregaba uno de los peculiares aparatos para abrir la puerta (o alguno de los que la tenían nos acompañaba) iría por aquel camino sin dudarlo.

Al avanzar por el camino pude ver que en la pared de la derecha había una puerta de cristal que llevaba a la sala llena de aquellos tubos lleno de líquido.

Al otro lado había una habitación sumida en sombras con muy pocos muebles… Aunque había un servidor informático bajo una mesa llena de monitores que nos habían estado vigilando todo el tiempo… Desde que habíamos pisado la ciudad.

Había un programa para aparentemente enviar mensajes de texto automáticos.

—Creo que nuestro “amigo” ha huido con el rabo entre las piernas al ver que no caíamos en su trampa de los mensajes —dije burlón.

Me senté en la silla del ordenador y empecé a trastear con él en busca de cualquier información relevante. De haberla, utilizaría algún conector USB para copiar la información a mi teléfono móvil y llevar todos esos documentos a Bastión Hueco. De paso, probé a escribir un mensaje de texto para ver si efectivamente de ahí salían los mensajes y de paso… Informar a cualquiera que pasase cerca del mundoee.

“Este mensaje de socorro era una trampa. Ayuda.”


¡Esto es un ultraje! Desde el principio... Nos enviaron el mensaje desde aquí. ¡Es humillante! —exclamaba Shinju enfadada.

Era nuestro deber venir aquí a investigar de todos modos —respondí tranquilamente—. Ahora lo que importa es conseguir la cura y destruir el laboratorio…

En ese momento, me sentí mareado. Mi cuerpo sufrió un espasmo y caí al suelo jadeando.

Creo que yo también necesitaré esa cura… —murmuré—. Me han mordido. Joder, un sincorazón zombie, lo que hay que ver… —sonreí de medio lado. No iba a perder la esperanza, la cura estaba muy cerca.

Finalmente, nos dirigimos a la enorme sala central. El único lugar que nos quedaba por explorar de por allí.

Cada tubo era de al menos dos metros, había criaturas dentro: Mutantes y deformes. Podrían haber sido humanas, pero ahora era seguramente demasiado tarde para ellos. No habían hecho feos a la raza de las cobayas; humanos de cualquier edad, animales y criaturas que posiblemente procedían de Espacio Profundo habían sido víctimas de aquellas salvajada. Me llevé la mano a la boca asqueado.

Debemos destruir hasta la última piedra de este lugar… Por ellos —apreté el puño hasta casi hacerme sangre. No iba a perdonar a los Villanos Finales. Nunca.

¡Rápido, rápido! Se nos acaba el tiempo.

No lo digas dos veces.

Y entonces Simon y Shinju se encontraron. A su lado había varias personas, entre ellos el pelirrosa. Dos de ellos eran probablemente aprendizas de Tierra de Partida.

Maestra, ¿permiso para atacar? —pregunté materializando mi llave espada y apuntándola contra el mercader y las aprendizas—. A su orden los ejecutaré. Si os quedáis quietos será rápido e indoloro.

La Maestra no pudo responder, puesto que alguien nos interrumpió en aquel preciso instante.

Portadoresss de la Llave —siseó alguien. Sin duda, aquella ridícula forma de hablar pertenecía a nuestro “pequeño amigo”—. Soiss muy inssissstentesss, pero la sssuerte sse acabó aquí. No vaisss a avanzar másss.

Debería haberte matado en cuanto te vi —dije arrepentido.

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En la puerta electrónica, al fondo de aquella sala estaba el encorvado ser, esperándonos.

Bien dicho, Scarmiglione.

Un científico apareció a su lado. Llevaba unas lentes redondas y una bata de laboratorio, cabello negro y canoso, largo atado en una coleta. Se colocó tras Scarmiogle sonriente y nos observó con sus afilados ojos.

Debo admitir que los Portadores sois sujetos dignos de estudio. Es emocionante analizar vuestras reacciones en entornos adversos para elaborar informes. Informes que permitan predecir vuestra conducta en un futuro —levantó los brazos con orgullo—. Por supuesto, la Orden no se podía permitir que unos pobres desamparados muriesen solos en un mundo tan peligroso como este. Qué predecible.

Una estridente risa se escuchó desde algún punto de la sala. Miré de reojo a los lados.

Y aun asssí habéisss sseguido picando en nuesstross planesss. Vosssotrass doss, venid aquí.

En ese instante, Victoria y una de las acompañantes de Simon se acercaron hacia ellos con paso lento. Agarré el brazo de Victoria, recibiendo un golpe que me lanzó hacia atrás. ¿Tenía ella tanta fuerza antes?

¡Maka!

¿A dónde crees que vas? ¡Vuelve aquí!

El científico dedicó otra de sus macabras sonrisas.

Convencí a Mateus para que me financiara esta investigación, con la excusa de poder erradicar para siempre la Llave Espada o... ponerla bajo nuestro control.

Invocad la Llave.

Las dos obedecieron sin dudar y materializaron sus llaves espada.

Pero a mí siempre me ha gustado ir más allá. No puedo desaprovechar esta oportunidad, imaginad lo que se podría lograr con esto: crear esclavos, ejércitos enteros o incluso una nueva raza de humanos superiores —acarició la cabeza de Victoria y la otra chica—. Hay tantas posibilidades...

¡Estás chiflado, tío!

No creas que vais a salir de aquí impunes. Habéis roto muchísimas normas, esto cuanto menos merece la prisión de por vida.

¡Deja a Victoria! Bastardo prepotente —grité.

A mí todo eso me da igual, pero no voy a dejar que te la lleves. No me pienso llevar una bronca de Nanashi.

El científico clavó sus ojos en mí.

Estoy muy interesado en el del pelo morado, tiene una resistencia fuera de lo común, seguro que sería un sujeto de estudios magnífico. Gárland está de camino. Ahora bien, tenéis dos opciones: podéis rendiros sin ofrecer resistencia y nadie sufrirá de forma innecesaria...

Gárland. Al momento de escuchar ese nombre sentí como si un puño se clavase en mi pecho sacándome todo el aire de los pulmones. Mi brazo ardía como si una catarata de lava hirviendo se deslizase por la piel de mi garra sincorazón.

Tenía miedo. El nombre de aquel dios caído provocaba que temblase, que desease huir con todas mis fuerzas. Palidecí.

>>O bien morir, lo cual sería una pena.

Así que te intereso, ¿eh? —me repuse como pude y clavé mis ojos en el científico—. Es normal. Un sincorazón con Llave Espada no es muy común, ¿cierto? —dije con chulería tratando de provocarlo para distraerle.

>>Pero para qué engañarnos. Tus experimentos son tan malos como una película de Serie B. ¿Zombies? Eres el científico más cutre que he conocido, hasta yo podría hacer un mejor trabajo. Basura. No sabrías sacar el provecho a alguien como yo.

En ese momento me dispuse a atacar al apestoso, me tomé un éter y agarré mi llave espada.

Darkside —nombré. Mi cuerpo se tiñó de negro y mis ojos se volvieron dos grandes puntos brillantes y dorados, mi brazo humano adquirió el mismo aspecto monstruoso del que Gárland me había cercenado y en mi cabello surgieron dos grandes antenas similares a las de una neosombra—. ¡Alzaos hermanos!

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Un pozo de oscuridad surgió a mi alrededor del que surgieron varios sincorazón sombra a mis ordenes.

Atacad al científico y al enano encapuchado, no toquéis a Victoria —ordené a mi pequeño ejército de oscuridad—. ¡Nathan, Niko, Maestra y tú, Simon! —llamé.

>>Estos sincorazón están bajo mis órdenes. No los hiráis o irán a por vosotros.

En ese momento, Niko utilizó una de sus habilidades para acercarme al enano siseante. En cuanto estuve al lado de él le disparé a bocajarro un Láser Oscuro y empecé a golpearlo con todas mis fuerzas tratando de causar el mayor daño posible a su garganta.

Devoraré tu corazón, monstruo.

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Acciones pactadas con Draz.

Acciones de Ragun:
1-Toma un éter (Suma 20 PH)
2- Activa su Estilo de Combate: Darkside (Resta 10 PH si mal no recuerdo)
3- Utiliza:
▪Abismo Sincorazón (HM) [Nivel 20](Requiere Afinidad a Oscuridad, Poder Mágico: 30) [Personalizada] Bajo los pies del personaje se crea un pozo de oscuridad del que surgen varias sombras durante dos rondas que atacan a los objetivos. Los sincorazón desaparecen junto al efecto de la habilidad.

4-Niko acerca a Ragun con una de sus habilidades a Scarmiogle.
5- Ragun dispara a bocajarro:
▪ Láser oscuro (HM) [Nivel 7] [Requisitos: Afinidad a Oscuridad, Flama Tenebrosa] El usuario comprime una Flama Tenebrosa y la expulsa en forma de fino rayo laser que alcanza grandes velocidades y una larga distancia.

6-Le da una somanta de palos.
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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Drazham » Vie Oct 30, 2015 1:54 pm

Subir las escaleras fue una auténtica tortura. Por cada peldaño que ascendía, una punzada de dolor le recorría los músculos de su maltrecha pierna. Nikolai resolló, apoyándose en la pared y forzando su pierna sana para acelerar el ritmo. Los gemidos de los mutantes que provenían de la planta inferior le instaron con urgencia a suprimir el dolor y a hacer un último esfuerzo para seguirles el ritmo a los demás.

Entre jadeos y resoplidos, llegó hasta la tercera planta junto a los demás. Escudriñó la sala circular: dos puertas electrónicas a cada lateral, y un cristal blindado al frente por el que se discernían unos tubos llenos de líquido azul. No tuvo tiempo de pararse a investigar nada más fijarse en los dos Sincorazón que les estaban esperando en el centro.

<¿Por qué han aparecido justo ahora?>.

Antes de que siquiera pudiese centrarse en la Neosombra y el Defensor, el bolsillo en donde guardaba el móvil vibró. Un mensaje nuevo, pudo leerlo sin problemas, pues ambos Sincorazón se desplazaban a una lentitud exagerada.

¡̽ͩͩ͗̇V̛̅ͥ̿͛̿̾̄e͒̌ͮ͌ͧͤ̉͗ ̵̨ͨ̓̽p̨̛͋̋͂̾̓̑o͐̃̀̄̃͞ȓͫͨ̅̓ͫ͡ ͌͆ͬ̈̓́̿͌ͫ͘͜l̡̡ͤ̓̐͌ͭ̈̌ͤa͗ͪ́͆̋͛̆́́ ͂́ͭ̂ͪ̅d̏̉͋͗̚̕͢è̀̐̍ͥ͂̌͝r̓̌̾͛͗҉̷́ȩ̓ͮ̽̄ͪ̃͟c̆̒h̢̄͌̓̄̀a̡̛̍̔!̄ͨͦ̃͌̈́̾


No le hagáis caso, es una trampa. Como todo lo demás.

Sí, como el primer mensaje que inició esta desastrosa incursión en el Mundo Inexistente. Nada menos que una invitación para convertirse en el sujeto de pruebas de un científico chalado. Trampa o no, Nikolai estaba de acuerdo en llevarle la contraria al mensajero anónimo. Le interesaba más saber que había por el camino que no debían seguir.

Iré por la izquierda —avisó Ragun—. ¿Alguno tiene alguna forma de abrir la puerta?

Voy contigo. Tengo una de las tarjetas llave. —Le mostró la susodicha, sujetándola entre sus dedos índice y medio.

Nikolai irguió la espalda para tomar impulso y siguió a Ragun, vigilando por el rabillo del ojo que los dos Sincorazón no se les acercasen más de la cuenta. Se fijó en concreto en la Neosombra. Saltaba a la vista que no se podía mover bien, como si estuviese malherida. La única explicación posible es que alguien ya había luchado por allí antes.

<¿Simon?>, fue el primero en el que sospechó. Le había visto perfectamente subir a la tercera planta. Había tenido que pasar por esa zona seguro. Otra cosa era cuál de los caminos habría tomado el hombre.

Introdujo la tarjeta por la ranura y pasó al interior del pasillo desbloqueado. Caminando por la pasarela, mantuvo la mirada fija en la habitación de los tubos que también estaba a la vista desde esa posición. El estómago se le encogió de solo ver la espantosa escena de unas siluetas enfrascadas en los recipientes. Gruñó y apartó la mirada antes de que se pusiese malo de verdad.

En cambio, el otro lado del pasillo no le produjo la misma sensación. Pasó a la sala contigua, alumbrada únicamente por una tenue luz que provenía de una serie de monitores apostados en frente de un escritorio a rebosar de aparatos electrónicos. Niko se acercó y pudo comprobar con sus propios ojos que en las pantallas se reflejaban los diferentes puntos de la ciudad y de la base de los Villanos. Los habían estado espiando todo este tiempo desde allí.

Creo que nuestro “amigo” ha huido con el rabo entre las piernas al ver que no caíamos en su trampa de los mensajes.

Y no creo que haya ido muy lejos. —Posó su mano en el respaldo de la silla del escritorio. Aún estaba caliente, lo que le dio a entender no haría mucho que su vigilante la usó por última vez.

Le cedió la silla a Ragun para que se pusiese a investigar mientras él hacía lo mismo por su cuenta. Debajo de la mesa encontró lo que parecía ser un jugoso servidor informático. Jugoso para Saic, quien se frotó las manos con anhelo y no requirió de la orden de su dueño para introducirse y destripar todos sus secretos codificados. Por supuesto, se agenciaría con todo lo que hubiese de valor.

Además, la “joya de la corona” aguardaba a ser descubierta centímetros más arriba del servidor. Los ojos del joven se le iluminaron con lo que aparecía en la pantalla principal: un programa para mandar mensajes.

Ragun probó a trastear con el teclado. El resultado fue inmediato: los móviles de todos los presentes sonaron al unísono. Nikolai abrió el mensaje, escapándosele una risa ácida al leerlo.

“Este mensaje de socorro era una trampa. Ayuda.”


<Premio gordo>.

¡Esto es un ultraje! Desde el principio... Nos enviaron el mensaje desde aquí. ¡Es humillante!

No cabía duda alguna. Se trataba nada menos del famoso servidor que le mencionó Simon, desde el cual se mandarían los mensajes para atraer a viajeros a la boca del lobo. Se llevó la mano al mentón, barajando la posibilidad de que el servidor también se encargaría de bloquear las señales ajenas e impedir contactar con otros mundos.

Saic, trata de desactivar lo que esté bloqueando las señales —le ordenó al asistente, que seguía indagando por el interior de la máquina—. Así podremos contactar con la Orden y avisarles de que se cuece por aquí.

Ragun se levantó del sillón, pero en cuestión de segundos se desmoronó y cayó al suelo, agotado. Nikolai soltó una exclamación y acudió a socorrerle, facilitándole el que se incorporase.

Creo que yo también necesitaré esa cura… Me han mordido. —Nikolai apretó los dientes, apreciando las numerosas mordeduras del chico Sincorazón. Dios, le habían dejado hecho un cristo. Para colmo, no llegó a pensar que los infectados por el suero pudiesen trasmitirlo también—. Joder, un sincorazón zombie, lo que hay que ver…

El joven puso los ojos en blanco y le dio una palmadita en la espalda a Ragun.

Ya he visto de todo, créeme. Estoy curado de espanto.

***


Nikolai no pudo ni mirar los tanques de los especímenes durante más de tres segundos del coraje que le daba. Una mezcla de rabia y pudor le invadió, apretando los labios cada vez que oteaba a alguno de los pobres desgraciados que acabaron en las manos de ese científico inhumano. Lo peor fue cuando a su campo de visión llegó uno que aparentaba estar consciente, encogiéndosele el corazón por tan grotesca escena.

No pudo aguantar más. Tuvo que mantener la cabeza gacha, lejos de volver a cruzar miradas con uno de los experimentos, el resto de trayecto para no perder los estribos.

<Hojo, maldito bastardo…>, se clavó las uñas en las palmas de la repugnancia que le provocaba recordar ese nombre.

¡Rápido, rápido! Se nos acaba el tiempo.

Niko asintió y aceleró la marcha, alentado por la tentadora idea de alejarse de los tanques y centrarse en buscar las curas para sus compañeros.

Entonces, en su camino se cruzó otro grupo de personas, liderado por un viejo conocido: Simon. Sus acompañantes eran un trio de jóvenes que no pintaban nada en un lugar como aquel… Aunque él no era el más indicado para hablar de ello. Debían de ser aprendices de Tierra de Partida.

Maestra, ¿permiso para atacar? —<Espera, ¿qué?>, Niko abrió los ojos como platos, alucinando. ¿Aún seguía queriendo buscar pelea? ¡¿Justo ahora?!—. A su orden los ejecutaré. Si os quedáis quietos será rápido e indoloro.

Nikolai bufó, pasándose una mano por su cara empapada en sudor. Hastiado, y con los nervios en flor por los aguijonazos que sentía en la pierna, su paciencia con el tema de la guerra de marras se fue a pique en ese preciso instante. Quiso soltar un improperio en voz alta, pero no lo hizo por la intervención de un tercero.

Portadoresss de la Llave —Esa voz. No había olvidado ese tono siseante, ni al homicida al que le pertenecía—. . Soiss muy inssissstentesss, pero la sssuerte sse acabó aquí. No vaisss a avanzar másss.

Delante de la única puerta de la sala se asomó la criatura encorvada que a punto estuvo de matarlos. La sonrisa retorcida de Scarmiglione hizo que a Niko le hirviera la sangre.

Debería haberte matado en cuanto te vi. —Irónico que estuviese en contra de que Ragun fuese por ahí asesinando a aprendices, pero no con su idea de acabar con ese cretino.

Bien dicho, Scarmiglione.

Detrás del Villano surgió un hombre vestido con una bata de laboratorio. Un tipo ya entrado en años, con el pelo recogido en una coleta, gafas, y nariz ganchuda. Pese a que su indumentaria ya le delataba, Nikolai recordó con odio su voz de cuando se coló en su estudio. Tenía delante al perpetrador de aquella barbaridad inmoral e inhumana.

Hojo… —escupió con desprecio.

Debo admitir que los Portadores sois sujetos dignos de estudio. Es emocionante analizar vuestras reacciones en entornos adversos para elaborar informes. Informes que permitan predecir vuestra conducta en un futuro —Tan orgulloso estuvo de su “hallazgo”, que se permitió alzar los brazos para regodearse—. . Por supuesto, la Orden no se podía permitir que unos pobres desamparados muriesen solos en un mundo tan peligroso como este. Qué predecible.

Una risa familiar restalló en la lejanía. No era… ¿El arlequín pirado? El mismo que les emboscó en un edificio abandonado.

Conque no le conocías de nada —le recriminó al ser encorvado, fulminándole con la mirada.

Y aun asssí habéisss sseguido picando en nuesstross planesss. Vosssotrass doss, venid aquí.

El joven se puso en posición de combate, esperándose la llegada de refuerzos por parte del equipo de los Villanos. Sin embargo, no vino nadie más. Y su desconcierto fue mayúsculo cuando Victoria y una de las chicas del grupo de Simon se aproximaron a la criatura y al doctor. Ragun trató de detener a la hermana de Nathan, pero ésta se libró de su agarre con suma facilidad, poniendo en evidencia la fuerza del más veterano del equipo.

¡Maka!

¿A dónde crees que vas? ¡Vuelve aquí!

Ninguna de las dos respondió. Se fueron con ellos, y Hojo sonrió, triunfante.

Convencí a Mateus para que me financiara esta investigación, con la excusa de poder erradicar para siempre la Llave Espada o... ponerla bajo nuestro control.

Invocad la Llave.

Dicho y hecho, Victoria y la otra chica materializaron sus respectivas armas. Ni rechistaron, ni hicieron ademán de oponerse. Las tenían en la palma de su mano. Para eso quería a los Portadores: para convertirlos en sus marionetas.

Pero a mí siempre me ha gustado ir más allá. No puedo desaprovechar esta oportunidad, imaginad lo que se podría lograr con esto: crear esclavos, ejércitos enteros o incluso una nueva raza de humanos superiores. —Se puso a acariciar las cabezas de las dos chicas, como si de sus mascotas se tratasen. Aquello le dio un repelús tremendo—. Hay tantas posibilidades...

¡Estás chiflado, tío!

Está enfermo —corrigió, lanzándole una mirada envenenada al doctor. En sus informes ya se denotaba la demencia de aquel individuo. Pero aquello… aquello no tenía nombre.

No creas que vais a salir de aquí impunes. Habéis roto muchísimas normas, esto cuanto menos merece la prisión de por vida.

¡Deja a Victoria! Bastardo prepotente.

A mí todo eso me da igual, pero no voy a dejar que te la lleves. No me pienso llevar una bronca de Nanashi.

Estoy muy interesado en el del pelo morado, tiene una resistencia fuera de lo común, seguro que sería un sujeto de estudios magnífico. Gárland está de camino. —Garland. Otra vez ese nombre. ¿Quién se supone que era? Alguien no muy agradable si con tan solo su nombre consiguió hacer empalidecer a Ragun—. Ahora bien, tenéis dos opciones: podéis rendiros sin ofrecer resistencia y nadie sufrirá de forma innecesaria...

>>O bien morir, lo cual sería una pena.

Nikolai tensó las facciones de su cara y miró de soslayo a los Villanos y a las chicas bajo su yugo. Negó con la cabeza… y acto seguido, materializó su látigo y, con un movimiento célere, agarró con la punta al archidiablo.

Para situaciones descabelladas, ideas descabelladas.

Prefiero la opción tres: tú y tu monstruo recibís el escarmiento que os merecéis.

Apretó los dientes y tiró con fuerza de Ophion con la intención de llevarse consigo a Scarmiglione y arrastrarlo hasta su posición. Les serviría a sus compañeros en bandeja de plata al lacayo del doctor para que lo destrozaran: sin mente que las controlase, no había esclavas manipuladas. Así de sencillo.

Partidle la cara de mi parte —les pidió a los demás antes de encararse al doctor.

Para infortunio del doctor, Scarmiglione no fue el único contra el que arremetieron. Si no le pilló por sorpresa la estratagema de Nikolai, lo que sí que lo haría sería un cuerpo semiesférico y plateado que volaba (a una altura considerable para evitar a las dos chicas poseídas) a una velocidad endiablada hacia su cara.

Saic emitió un pitido ensordecedor a modo de grito de guerra y se lanzó a por Hojo con el fin de agarrarse a su faz. Con su objetivo cumplido, no se soltaría por nada del mundo. Le clavaría los dedos, le tiraría de la piel si el hombre se zarandeaba demasiado. Y para rematar, le propinaría una descarga con un Electro a bocajarro para tumbarlo.

Mientras que dejaba la faena de hacer picadillo al ser encorvado a los demás, Nikolai se tomó un éter y puso en práctica una de sus últimas triquiñuelas: el Surcaplanos. No podía correr, pero sí deslizarse por el suelo para evitar que las dos Portadoras le pusiesen la mano encima, y llegar hasta su asistente para terminar la faena.

Emergería del suelo y le pondría la punta de la Llave Espada a Hojo en el cuello.

No muevas ni un solo músculo —le amenazaría, clavándole una mirada gélida. Al menor movimiento le apretaría la garganta con su arma—. Las curas. ¿Dónde están?

Mientras su dueño le amedrentaba, Saic cachearía al doctor, en busca de cualquier objeto peligroso o que tuviese valor.
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Acciones de Nikolai:

-Usa el látigo Ophion para atraer a Scarmiglione hacia el grupo.

-Se toma un éter (Recupera 20 PHs).

Surcaplanos (HC) [Nivel 10] [Requiere Afinidad a Nada; Elasticidad: 15] El usuario puede sumergir parte de su cuerpo en una superficie sólida como el suelo o paredes, permitiéndole desplazarse con mayor velocidad y ascender por estructuras verticales. También puede atravesar estructuras finas como barrotes y cadenas, aunque nada orgánico.

Acciones de Saic:

- Saic se agarra a la cara de Hojo y le pone huevos encima, como en Alien le incordia todo lo posible.

▪ Electro (HM) [Nivel 2] [Requiere Poder Mágico: 3] Ataque básico de elemento Rayo. Pequeño relámpago lineal, con muy pocas posibilidades de paralizar al enemigo.
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[VK] Ronda #12 - Un mensaje de las penumbras

Notapor Soul Artist » Sab Oct 31, 2015 12:33 am

¿Qué me había sucedido? Todavía no lo tengo claro. La verdad es que los sucesos después de subir las escaleras quedaron muy dispersos en mi memoria, y a día de hoy sigo sin saber si tomarme en serio lo que más tarde me contó Nathan.

Recuerdo al científico, Hojo, y un extraño tipo que le acompañaba cuyo rostro no fui capaz de ver o que no puedo recordar. Después de aquello y de unas burlas de don jeringuillas nada más: unas palabras que sonaron a tentación y, en teoría, yo cayendo en la influencia hipnótica de lo que debí suponer que era el vampiro jefe. Estaba demasiado debilitada como para enfrentarme a él: con la fiebre que me había subido, la debilidad física y mental y el poco entrenamiento con el que contaba era incapaz de oponerme. Y sigo lamentándome de ello.

Sé que pasaron cosas a mi alrededor, que Alexander se volvió loco y que la otra chica se resistía a caer en la tentación de nuestro nuevo señor. Ella quizás fuera más fuerte, pero en lo que a mí respectaba me habían atrapado en una melodía muy pegadiza y ahora sólo podía amar al Líder.

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Sé que tenía un hambre atroz, y que la sangre de la mayoría me repudiaba. No es que quisiera hacer ascos de Nathan o Alexander, pero podía oler su hedor, y todavía lo tengo muy metido en mi cerebro: era como si llevaran seis meses sin ducharse a causa de la misma enfermedad que me asolaba a mí. Ajo y agua, no me alimentaría de ellos por esta vez.

Pero sí de otra persona. Alguien con sangre fresca, un buen olor a pollo frito y atractivo a mis ojos, por lo que me dijo Nathan. Recuerdo la sensación de odio por atacar al líder de mi Líder, y que planeaba cachearlo y humillarlo. No podía ser: no mientras yo estuviese de guardia. Así que levanté los brazos, comencé a caminar con cojera en su dirección y solté en voz alta:

Cereeebrooos...

Bueno, al menos eso dice Nathan, tampoco es que me lo trague mucho. El caso es que me lancé a merendarme al muchacho, Nikolai, y no de una forma que quizás no me hubiese quejado en privado. La culpa era suya por oler bien.
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Ronda #12 - Un mensaje de las penumbras

Notapor Astro » Dom Nov 01, 2015 7:46 pm

¡¡Quita, bicho!!

Agité la llave espada cual bate de beisbol, bateando la cabeza de la neosombra que el móvil parlante de Nikolai había aturdido con su hechizo. Para mi asombro, el sincorazón se deshizo en oscuridad, indicando que le había vencido. Parpadeé, perplejo, sin terminar de creérmelo. ¡Toma!

A la carrera, llegamos al tercer nivel. Había más sincorazón, por supuesto, y varios caminos disponibles. ¿Cuál sería el correcto que nos llevaría hasta la cura...? El sonido de mi móvil sonando me distrajo, como el de los demás: todos teníamos un mensaje.

¡̽ͩͩ͗̇V̛̅ͥ̿͛̿̾̄e͒̌ͮ͌ͧͤ̉͗ ̵̨ͨ̓̽p̨̛͋̋͂̾̓̑o͐̃̀̄̃͞ȓͫͨ̅̓ͫ͡ ͌͆ͬ̈̓́̿͌ͫ͘͜l̡̡ͤ̓̐͌ͭ̈̌ͤa͗ͪ́͆̋͛̆́́ ͂́ͭ̂ͪ̅d̏̉͋͗̚̕͢è̀̐̍ͥ͂̌͝r̓̌̾͛͗҉̷́ȩ̓ͮ̽̄ͪ̃͟c̆̒h̢̄͌̓̄̀a̡̛̍̔!̄ͨͦ̃͌̈́̾


No le hagáis caso, es una trampa. Como todo lo demás. —dijo Shinju.

Estoy de acuerdo —añadió Ragun—. Pero me inquieta que nos estén vigilando. ¿Hay alguna cámara?

Estamos en un laboratorio o lo que sea de una panda chiflados... ¡¿Tú qué crees?! —le respondí, exasperado. ¡Sus preguntas estúpidas me ponían de los nervios!

Todos estuvimos de acuerdo con ir a la izquierda. Asegurándome en todo momento de que Victoria no se quedara atrás, todo el grupo de Bastión Hueco avanzó hasta una habitación tan deprimente como era de esperar de un sitio así. En ella había bastantes monitores y en uno de ellos una especie de programa o archivo (la informática no era mi fuerte) que pareció enfurecer a Shinju más de lo normal.

¡Esto es un ultraje! Desde el principio... Nos enviaron el mensaje desde aquí. ¡Es humillante!

Era nuestro deber venir aquí a investigar de todos modos

Cada vez me planteaba más seriamente batearle la cabeza con mi llave espada a ese idiota. Fui a responderle con enfado, pero en ese momento se cayó redondo al suelo.

Creo que yo también necesitaré esa cura… —dijo entre dientes mientras se levantaba—. Me han mordido. Joder, un sincorazón zombie, lo que hay que ver…

No entendí eso de "sincorazón zombie", pero lo del mordisco me hizo caer en la cuenta de algo. A mí también me habían mordido. ¿Significaba eso que acabaría igual que Victoria...? Mierda, más problemas ahora no.

Tras investigar lo suficiente aquella sala, fuimos a la última que nos quedaba: la grande principal. En los tubos colocados en ella se podía ver todo tipo de atrocidades y experimentos fallidos o en curso que preferí no mirar demasiado para no vomitar. La gente que estuviese detrás de esto estaba como una auténtica regadera.

Tenemos que encontrar la cura, centraos en eso y todo irá bien. —dijo el tipo de la boina, quien seguía sin saber quién era o qué pintaba allí.

¡Rápido, rápido! Se nos acaba el tiempo.

Y que lo dijera. Ahora era yo el que me encontraba mal: los efectos del mordisco ya habían llegado a su punto alto. Pero no podía dejar que lo notasen, sobre todo Victoria, así que me mantuve sereno como bien pude mientras buscaba la dichosa cura para metérsela por el culo a Ragun. Digo... para curarnos a todos.

Maestra, ¿permiso para atacar? —Escuché del pronto al susodicho, que había invocado su llave espada y miraba hacia el tío de la boina y Maka—. A su orden los ejecutaré. Si os quedáis quietos será rápido e indoloro.

Por su reacción imaginé que era porque debían de ser de Tierra de Partida. Estábamos en guerra y todo eso. Pero de todas formas, buscar pelea justo ahora...

¡¡Tú eres gilipo...!! —empecé a gritar, harto de su actitud, pero alguien me interrumpió.

Portadoresss de la Llave. Soiss muy inssissstentesss, pero la sssuerte sse acabó aquí. No vaisss a avanzar másss.

Venía del fondo de la sala: el ser de la capa que Maka y los otros habían seguido al separarnos. Y no estaba solo.

Bien dicho, Scarmiglione.

Tú...

Reconocí la voz: la del profesor chiflado que había inyectado el líquido a Victoria, y se confirmó cuando la puerta tras el tal Scarmiglione se abrió y pudimos ver su careto. ¡Seguramente era el culpable de todo esto! Como le pillara...

Debo admitir que los Portadores sois sujetos dignos de estudio. Es emocionante analizar vuestras reacciones en entornos adversos para elaborar informes. Informes que permitan predecir vuestra conducta en un futuro. Por supuesto, la Orden no se podía permitir que unos pobres desamparados muriesen solos en un mundo tan peligroso como este. Qué predecible.

Bla, bla, bla. Los psicópatas siempre tenían que soltar su discurso antes de que les reventaran la cabeza a puñetazos.

Y aun asssí habéisss sseguido picando en nuesstross planesss. Vosssotrass doss, venid aquí.

Casi sin darme cuenta, tanto Victoria como Maka habían empezado a andar hacia él. ¡¿Qué de qué...?! Parpadeé perplejo cuando mi hermanita del alma le soltó un golpe a Ragun (¡bien!) cuando intentó agarrarla.

¡Maka!

¿A dónde crees que vas? ¡Vuelve aquí!

Convencí a Mateus para que me financiara esta investigación, con la excusa de poder erradicar para siempre la Llave Espada o... ponerla bajo nuestro control.

Invocad la Llave.

Ambas lo hicieron. Mierda, mierda, y mil veces mierda. ¡Las estaba controlando! Y si Ragun y yo también estábamos infectados... Era cuestión de tiempo que nosotros también cayésemos en su control.

Pero a mí siempre me ha gustado ir más allá. No puedo desaprovechar esta oportunidad, imaginad lo que se podría lograr con esto: crear esclavos, ejércitos enteros o incluso una nueva raza de humanos superiores. Hay tantas posibilidades...

¡Estás chiflado, tío!

No creas que vais a salir de aquí impunes. Habéis roto muchísimas normas, esto cuanto menos merece la prisión de por vida.

A mí todo eso me da igual, pero no voy a dejar que te la lleves. No me pienso llevar una bronca de Nanashi.

Estoy muy interesado en el del pelo morado, tiene una resistencia fuera de lo común, seguro que sería un sujeto de estudios magnífico. Gárland está de camino. Ahora bien, tenéis dos opciones: podéis rendiros sin ofrecer resistencia y nadie sufrirá de forma innecesaria...

>>O bien morir, lo cual sería una pena.

Ragun soltó un discurso como respuesta, en el que incluso llegó a llamarse "sincorazón" a si mismo (¿en serio?), para después transformarse en una versión más morada de si mismo y lanzarse al ataque junto con un grupo de sincorazón que él mismo invocó. Vaaaale. Eso fue raro. Y teniendo el cuenta el día que llevaba, era decir mucho.

Dejé que el cachas morado se ocupara de Scarmiglione, al que Nikolai había acercado con un látigo, y me uní al rubito para perseguir a Hojo. ¡Él tenía que saber dónde estaba la cura! Mi compi de bando fue más rápido en atraparle, así que cuando me quise poner a su altura ya habían empezado el interrogatorio. Sin embargo, la sorpresa fue cuando vi que Victoria se abalanzaba hacia Nikolai: ¡eso sí que no, mi hermana no iba a convertirse en una zombie comecerebros si yo podía evitarlo!

Aprovechando mi fuerza aumentada gracias a la zombificación (algo bueno tenía que tener), me abalancé contra mi sister y la sujeté con todas mis fuerzas para evitar que alcanzase a Nikolai. Solíamos pelearnos por ver quién se quedaba el mando de la tele, pero esto fue más raro todavía.

¡Tú, chiflado! —grité, refiriéndome a Hojo—. ¡O nos dices dónde está la cura, o dejo que mi hermanita se coma tu cerebro! ¡Tú eliges!

A ver si colaba.
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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Tsuna » Mié Nov 04, 2015 12:14 am

>>O bien morir, lo cual sería una pena.

Así que te intereso, ¿eh? Es normal. Un sincorazón con Llave Espada no es muy común, ¿cierto? —Hojo arqueó una ceja, sin saber bien a lo que se refería.

>>Pero para qué engañarnos. Tus experimentos son tan malos como una película de Serie B. ¿Zombies? Eres el científico más cutre que he conocido, hasta yo podría hacer un mejor trabajo. Basura. No sabrías sacar el provecho a alguien como yo.

¿Pero qué estás diciendo? —farfulló Shinju desde atrás.

El científico ante semejante discurso se limitó a sonreír con malicia, no iba a caer en las provocaciones de un aprendiz cualquiera. Él estaba convencido de que sus experimentos iban por buen camino, al menos de momento. Tenía a los Portadores donde quería, entre la espada y la pared, controlados y a su merced... ¿Qué podía salir mal?

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El escenario de batalla no obstante cambió muy pronto las tornas. Ragun, sin esperar a nadie, tomó un Éter para luego liberar toda la oscuridad de su cuerpo, usando su estilo Darkside. Nikolai por su parte invocó su látigo Ophion, dispuesto a capturar a Scarmiglione.

Prefiero la opción tres: tú y tu monstruo recibís el escarmiento que os merecéis.

El Tirano Pútrido rió con tono jocoso, todavía sosteniendo el cuchillo oxidado en la mano. Ragun entonces, ya transformado por la oscuridad, advirtió a todos los presentes respecto a sus sombras que ya emergían con lentitud del pozo negro en mitad de la sala. A continuación Nikolai lanzó el látigo en dirección a Scarmiglione. Atrapó al villano con éxito para tirar de él más tarde, en dirección a sus compañeros.

Partidle la cara de mi parte —ordenó, sabiendo de antemano que acabarían con él.

Tiró con fuerza y Scarmiglione acabó a pocos pasos de ellos, sin apenas ofrecer resistencia. El joven bebió luego un Éter para recuperar fuerzas y emplear Surcaplanos a través del laboratorio, en un intento de alcanzar a la mente maestra de todo aquello.

Devoraré tu corazón, monstruo.

El pequeño villano volvió a reír tras recibir un Láser Oscuro de lleno. Su capa humeó a causa de la quemadura que le había propinado el rayo, intentó mantener la compostura y arremetió con un tajo hacia adelante, cortando de manera superficial el antebrazo del aprendiz. Pero Ragun era muy poderoso, se encontraba a otro nivel completamente diferente. Un solo de sus espadazos fue suficiente para lograr que soltara el cuchillo y retrocediera un par de pasos, quejándose de dolor.

Esst...

Ni siquiera pudo continuar. Ragun golpeó sucesivas veces al villano, que se movió como un muñeco, emitiendo quejidos y lamentos a cada golpe que recibía. Y era normal no poder mantener el ritmo en todos y cada uno de los golpes, cosa que aprovechó el villano para encajar algún que otro hechizo Electro sobre el aprendiz. Pero eran daños leves, muy básicos. Parecía ser que el único peligro de aquel enemigo era la capacidad de controlarlos, nada más allá de eso.

Tras una severa somanta de palos el golpe decisivo mandó a Scarmiglione volando por la sala hasta una posición cercana a Shinju y el grupo de Simon, que contemplaban atónitos la improvisada estrategia que se habían montado de pronto todos los aprendices, ignorando las amenazas del profesor Hojo. ¿Qué iban a hacer ahora si Gárland les pillaba? No tenían salvación, a menos que se dieran prisa. Aquel combate era una carrera contrarreloj en todos los sentidos.

N-no me lo puedo creer. Es un monstruo... —expresó Alvin detrás de Simon, contemplando el cuerpo sin vida de Scarmiglione.

¡Guau, ha sido brutal! ¡Pártele la cara al feo ese de las gafas ahora! —exclamó luego Margarita.

Shinju resopló y agobiada avanzó un par de pasos hacia el cuerpo de Scarmiglione, que empezaba a ser cubierto por Sombras comunes, quizá para terminar de arrebatar su corazón. Ya le había salido la expedición bastante mal, y que los aprendices continuaran actuando por su cuenta la hacía sentir vulnerable, porque no controlaba la situación. Aquel juego le había salido mal desde el principio, y no quería lamentarse por culpa de unos aprendices sin sentido común.

¿Qué creéis que estáis haciendo? Yo soy la maestra aquí, y no os he ordenado que...

Pero está funcionando. Mira. —intervino Simon, señalando a Hojo con el dedo.

Nikolai y Nathan habían logrado acceder con éxito hasta la posición del científico, acompañados por las Sombras que se empezaban a repartir por la sala de los tubos. Las criaturas a su alrededor les observaban con desesperanza, quizá también con rabia cuando golpeaban los cristales. Pero hicieron caso omiso a todo eso, centrados en su verdadero objetivo.

Maka pudo mantenerse quieta en el sitio, luchando contra sí misma, aferrada a los ideales por los que había cogido la Llave Espada: no hacer daño a los débiles, no podía cuando defendía todo lo contrario. La chica vagó sin rumbo por unos momentos, con las manos en la cabeza, que le dolía horrores cuanto más intentaba pensar por sí misma.

Saic por su parte cogió por sorpresa a Hojo, lanzando un Electro a bocajarro contra su cuerpo mientras su dueño se colocaba ante él con Llave Espada en mano, apuntando hacia su cuello.

No muevas ni un solo músculo. Las curas. ¿Dónde están?

La pobre Victoria por su parte no consiguió detener el control del villano y fue directa a por Nikolai, que lo tenía a casi menos de dos metros de distancia. Pero su hermano se interpuso, recordando tiempos pasados donde se peleban por el mando de la tele, solo que en esa ocasión su hermana estaba poseída.

¡Tú, chiflado! ¡O nos dices dónde está la cura, o dejo que mi hermanita se coma tu cerebro! ¡Tú eliges!

Hojo rió por lo bajo desde el suelo mientras el asistente virtual le cacheaba. Algunas sombras se acercaban ya a ellos, dispuestas a rematar al científico que se encontraba inmóvil en el suelo, y sin siquiera dar respuesta, Saic encontró lo que andaba buscando en uno de sus bolsillos: ¡dos enormes frascos con un líquido azul dentro! Por alguna razón todos los presentes sintieron la urgente necesidad de beberlo, como si de un remedio milagroso se tratase.

Ahí la tienes. ¿Contento? —retó Hojo a Nikolai, que seguía ante él.

Pero si las tornas habían cambiado para los aprendices, también podían cambiar para los malos de la historia. Y fue así. Primero vino el sonido de lo que parecía un cortocircuito, luego el destello y más tarde los rayos recorriendo su cuerpo. Sin comerlo ni beberlo, Nikolai, Saic, Nathan y Victoria salieron despedidos a través de toda la sala electrocutados —aunque los dos hermanos en menor medida—, rompiendo algunos de los tubos que contenían las criaturas hasta caer en una esquina, sobre cristales y líquido azul. El cuerpo entero les daba espasmos y tardarían unos segundos en recobrar la conciencia.

Los experimentos que alcanzaron a ver con la vista, incluso a su alrededor, se agitaban, enredandose ellos mismos con los cientos de cables que los mantenían conectados, dando manotazos, golpes al aire, hasta que al final... pararon. Las criaturas murieron delante de sus ojos, acompañadas de una risa desquiciada.

¡Oh, mirad cómo lo he puesto todo! ¡Que nadie me pise lo fregado!

Kefka... Pensaba que nunca intervendrías. —comentó Hojo cuando se ayudaba del payaso para ponerse en pie.

O puede que no esté funcionando como debería. —expresó Simon después de ver el ataque sorpresa de Kefka, contradiciendo lo mismo que había dicho momentos atrás.

Nathan, Victoria, Nikolai y Saic estaban en un rincón de la sala, alejados de todo el mundo. Tenían que atravesar un camino lleno de cristales, agua verde y cuerpos inmóviles si querían hacer algo, por lo que un ataque sorpresa sería imposible. Pero tenían en su poder los dos frascos azules, si Nikolai no recordaba mal, el suero azul era el que curaba, ¿no? Y parecían ser lo suficientemente grandes como para que dos personas pudiesen agotar un bote entero.

Kefka por su parte se separó de Hojo y comenzó a aplastar Sombras, que estaban ya por todos lados, arañando las botas de los villanos pero sin llegar a causar mayores daños. El científico se dirigió a la puerta de salida, la que llevaba a una zona desconocida del laboratorio, cuando de pronto, Maka, en otro de sus arrebatos por liberarse del control de Scarmiglione, le golpeó con fuerza y le tiró al suelo. Al menos cinco sincorazón le cayeron encima al hombre.

¿Mh? ¿Tú otra vez, niña? Eres más pesada que yo.

¡Oh Dios mío, ¿qué demonios es ese bicho!? —gritó Alvin, agarrando a Simon como si su vida dependiera de ello.

El cuerpo de Scarmiglione comenzó a incrementar su volumen, como si se estuviera transformando... Hasta adoptar el tamaño de una criatura gigantesca que nada tenía que envidiar el tamaño de los tubos verdes:

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Portadoresss estúpidoss, ¿de verdad penssáis que vaiss a ssalir de aquí?

Cientos de golpes llamaron la atención de los aprendices: por la puerta central de cristal reforzado, aquella que conectaba con la sala circular de los tres caminos, recibió golpes y golpes sin parar. Si miraban, posiblemente asustados, comprobarían que los experimentos que quedaron atrás en el nivel anterior estaban allí amontonados, buscando sus presas. Y con la fuerza que tenían incluso el cristal podía caer... pero de momento andaba bien.

Pensaba que la mención de Gárland les haría temblar... Veo que ha conseguido el efecto contrario. Kefka, Scarmiglione, acabad con ellos. Procurad dejar a las dos que ya están infectadas y al del pelo morado... Los demás no me sirven.

Hojo fue a salir, exhausto, pero se encontró a Maka frente a las escaleras que le daban acceso a la puerta de salida. Debido a la repentina caída de Scarmiglione la chica ya podía pensar con claridad... pero solo era cuestión de tiempo que el horrible villano la controlara de nuevo. Y si en su forma anterior había sido capaz de ponerla a su merced sin mover un dedo, ¿de qué sería capaz esa vez? Podía también detener a Hojo, o bien ayudar a sus amigos.

Ragun continuaba frente al Scarmiglione gigante, que empezaba a verse atrapado por cientos de Sombras. Shinju, Simon y los otros dos chicos también se encontraban con él, por lo que podían dividirse como lo desearan...

Los objetos y hechizos curativos dañaban a los zombies. Me pregunto si funcionará igual con el grande. Os ayudaré en esta batalla. —Y miró a Ragun con desesperación.

¡Tenemos que patearle el culo a este primero! No hagas nada precipitado otra vez. —añadió Shinju, mirando a Ragun también.

Scarmiglione rió con una carcajada de ultratumba y se preparó para algo, pero no parecía dispuesto atacar de inmediato. ¿Sería la oportunidad ideal para lanzar todo lo que tuvieran contra él? No podían olvidar tampoco a Kefka, que se encontraba a sus espaldas, aplastando Sombras con sus botas.

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Maka Cross:
VIT: 5/14
PH: 4/4
Estado alterado: Zombie (altas posibilidades de ser controlada por Scarmiglione en la próxima ronda)

Nikolai Everard:
VIT: 6/26
PH: 10/20
Efectos secundarios: rodilla derecha rota. Te es imposible correr o utilizar correctamente habilidades de movimiento.

Saic:
VIT: 12/20
PH: 5/10

Ragun:
VIT: 54/108
PH: 3/54
Estado alterado: Zombie (posibilidades medias de ser controlado por Scarmiglione en la próxima ronda)

Nathan Knight:
VIT: 1/4
PH: 0/4
Estado alterado: Zombie (altas posibilidades de ser controlado por Scarmiglione la próxima ronda)
Efectos secundarios: mordisco en el hombro izquierdo. Te va a costar manejarte mucho con ese brazo.

Victoria Knight:
VIT: 2/8
PH: 2/2
Estado alterado: Zombie (altas posibilidades de ser controlada por Scarmiglione la próxima ronda)


*Retirado el Éter del inventario de Ragun.
*Retirado el Éter del inventario de Nikolai.

Nota: Si os curáis antes de beberos el suero, perderéis vida. Lo ideal sería beberlo antes, las palabras de Simon y Shinju, al ser una sala hermética resuenan por todos lados y se escuchan sin problemas. Depende de cómo os organicéis esta ronda el combate puede acabar muy rápido... o complicarse aún más. Pensad bien. Maka y Victoria tampoco están bajo los efectos de Scarmiglione, al menos de momento.

Por último, recordad que cada frasco del suero lo pueden beber dos personas, pero en total sois cinco en estado Zombie (incluyendo a Simon, pobrecito), por lo que uno deberá quedarse fuera. Podéis controlar a los NPCs como gustéis.

Mucha suerte~


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Os he dibujado también un mapa, para que sepáis dónde está quién en todo momento:

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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Maka Cross » Mié Nov 04, 2015 3:54 am

Agarraba con fuerza mi cabeza, doliéndome de una forma que me hacía querer darme contra algo, para ver si esto calmaba al menos un poco el dolor aunque realmente seguramente lo que haría es dolerme más. Ni si quiera me estaba fijando del todo que es lo que estaban haciendo los demás pero comencé a caminar sin rumbo alguno. Realmente debía de hacer cuanto pudiera, no iba a atacar inocentes y más cuando realmente mis enemigos no eran ellos, sino el científico loco y el que estaba cubierto por una capa. Eso sin contar con los otros que vi cuando me ponían el suero.

¡Oh, mirad cómo lo he puesto todo! ¡Que nadie me pise lo fregado!

Kefka... Pensaba que nunca intervendrías. —Escuche decir por ahí, sin saber exactamente donde.

Realmente aunque tratara de hacer tanto por liberarme del control, me estaba costando pero no me iba a rendir tan fácil. Clavaba mis uñas en mi cabeza, mientras seguía repitiendo una y otra vez mentalmente del porque había aceptado ser una portadora de la Llave Espada. Mi poder era para hacer el bien, no para teñir de dolor o desgracias algo. Entonces, en un intento de liberarme del control. Observe quien se me acercaba y al ver que era Hojo, embestí a este como pude, manteniéndome en mi lugar.

¿Mh? ¿Tú otra vez, niña? Eres más pesada que yo.

¡Oh Dios mío, ¿qué demonios es ese bicho!? — Escuche gritar a Alvin desde donde yo estaba.

No sabía que estaba pasando a mi alrededor, pero escuchaba gritos o insultos por doquier. Cuando escuche eso, trate de mirar del porque, para ver a un monstruo extraño. Aunque yo solo trataba de centrarme más de no dejarme llevar por el control, haciendo que por otro lado me sintiera culpable de no fijarme como estaban los demás.

Portadoresss estúpidoss, ¿de verdad penssáis que vaiss a ssalir de aquí?

Sentí muchos golpes de quien sabe donde, pues aun seguía centrada en mis asuntos y es que obviamente trataba de hacer cuanto pudiese por mantener a raya el control. Ni si quiera sabía donde se había metido el tipo de la capucha y apenas ahora mirando de soslayo el lugar, pude ver hasta al payaso, cosa que me molesto demasiado al recordar que paso con él.

Pensaba que la mención de Gárland les haría temblar... Veo que ha conseguido el efecto contrario. Kefka, Scarmiglione, acabad con ellos. Procurad dejar a las dos que ya están infectadas y al del pelo morado... Los demás no me sirven.

De repente, sentí como mi mente se despejaba completamente, haciendo que dejara de agarrarme con fuerza mi cabeza y bajara las manos lentamente confundida. Mire a mi alrededor y me fije como estaban todos. Fruncí entonces el ceño, pues parecía que algunos necesitaban ayuda. Aunque cuando vi que Hojo estaba en frente mía, no pude evitar sentir ira al recordar lo que hizo a Victoria y no solo a ella sino a los inocentes.

Empuñe mi Llave Espada, decidida de enfrentarle porque no le iba a dejar salir con la suya ni de broma. Tratando de seguir cuerda y no dejarme controlar, poniéndome entonces en posición de combate a pesar de saber como estaban mis condiciones. Aunque si veía que Simon, Margarita o algunos de los demás estuvieran en graves aprietos, como de forma exagerada, no dudaría ni un segundo y iría a ayudarles. Por la sencilla razón de que me parecía más importante la vida de ellos.
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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Sombra » Vie Nov 06, 2015 11:00 am

Scarmiogle salió volando por los aires hasta quedar cerca de Shinju. Di unos pasos hacia él e hice un gesto con la mano haciendo que varias Sombras se abalanzasen sobre él. El cuerpo de aquel Villano Final tenía heridas severas, nadie sería capaz de sobrevivir a aquello.

N-no me lo puedo creer. Es un monstruo...
¡Guau, ha sido brutal! ¡Pártele la cara al feo ese de las gafas ahora!

Shinju se acercó a Scarmiogle con cara de pocos amigos.

¿Qué creéis que estáis haciendo? Yo soy la maestra aquí, y no os he ordenado que...

Pero está funcionando. Mira.

Si mi parte había salido bien, la de Nikolai y Nathan no había salido peor. Ambos se habían acercado a Hojo y lo habían acorralado entre los dos (y Saic).

No muevas ni un solo músculo. Las curas. ¿Dónde están?

¡Cuidado! —exclamé al ver como Victoria se lanzaba contra el aprendiz que mantenía el filo de su llave espada en el cuello del villano. Por suerte Nathan intervino a tiempo para evitar que aquello hubiese llegado a convertirse en una carnicería.

¡Tú, chiflado! ¡O nos dices dónde está la cura, o dejo que mi hermanita se coma tu cerebro! ¡Tú eliges!

El científico loco sonrió desde el suelo, a pesar de su posición y el asistente virtual de Nikolai empezó a cachearle. De uno de sus bolsillos extrajo dos extraños frascos de poción en cuyo interior había un misterioso y atrayente líquido azul. ¿Acaso aquello era la cura?

Ahí la tienes. ¿Contento?
—Hemos ganado —sentencié a punto de bajar la guardia. Fue una suerte no haberla bajado del todo.

Un cortocircuito y un montón de rayos salieron en todas direcciones hacia los tres aprendices y Saic, que fueron electrocutados antes de caer sobre los tubos, que rompieron liberando los horrores que contenían… Pero que no sobrevivieron, todavía no estaban listos por suerte. Era un escenario dantesco, varios cuerpos deformes se amontonaban por el suelo rodeados por cables y tubos quirúrgicos. Era horrendo, una aberración. Un insulto contra toda forma de vida.

¡Oh, mirad cómo lo he puesto todo! ¡Que nadie me pise lo fregado!

Abrí los ojos como platos al encontrarme a Kefka, el payaso que había ayudado a Mateus Palamecia en Villain´s Vale.

Kefka... Pensaba que nunca intervendrías.

Sentí como mi pulso se aceleraba y mi cuerpo empezaba a palidecerse a pesar de que estaba cubierto de oscuridad, las mordeduras me picaban con fuerza y sentía… Hambre.

Corazones. Quería corazones. Podía ver como los corazones de todos los allí presentes resplandecían con claridad, casi como si fuesen diamantes que esperaban ser capturados.

<<Debo… Tomar la cura o…>>

El payaso empezó a aplastar a las sombras que había convocado. Casi no me quedaba magia, por lo que realicé un Éter Sangriento justo antes de darme cuenta con horror de otra cosa.

¡Oh Dios mío, ¿qué demonios es ese bicho!? —gritó el chico pelirrosa aferrándose al recadero de Tierra de Partida.

El cuerpo del Villano Final que había creído muerto empezó a crecer a gran velocidad como si estuviese a punto de explotar. Ahora era un monstruo enorme y tan grande como los tubos verdes que “decoraban” todo el laboratorio.

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Portadoresss estúpidoss, ¿de verdad penssáis que vaiss a ssalir de aquí?

Y justo entonces, en la puerta de cristal en la que habíamos estado antes cientos de manos golpearon la puerta. Los zombies de antes habían llegado… Y nos habían encontrado.

Pensaba que la mención de Gárland les haría temblar... Veo que ha conseguido el efecto contrario.

Mientras más rápido actuemos más rápido nos largamos de aquí —interrumpí con impertinencia.

Kefka, Scarmiglione, acabad con ellos. Procurad dejar a las dos que ya están infectadas y al del pelo morado... Los demás no me sirven.

¡Antes muerto que ser uno de vuestras mascotas! —espeté.

Hojo trató de escapar, sin embargo la chica de Tierra de Partida se interpuso en su camino. Sin embargo, lo que ahora urgía más era Scarmiogle. Estaba frente a mí rodeado de Sombras que trataban de acceder a su corazón. Daba igual si se era o no inmortal, una vez te quitaban el corazón se acababa el juego.

Apunté con mi llave espada al pecho de la monstruosidad.

Los objetos y hechizos curativos dañaban a los zombies. Me pregunto si funcionará igual con el grande. Os ayudaré en esta batalla. —intercambié miradas con Simon y solté un leve gruñido como respuesta.

¡Tenemos que patearle el culo a este primero! No hagas nada precipitado otra vez. —añadió la Maestra clavando sus ojos en mí.

Mis Sombras lo inmovilizarán —bajé la voz tratando que solo Simon y Shinju me escucharan—. Cubridme, le lanzaré una poción… Que uno de los dos se encargue de Kefka.

Dicho eso, utilicé el Impulso Tenebroso para ocultarme tras un manto de penumbras oscuras mientras me movía directo hacia él. Sin embargo, en cuanto me acercase lo suficiente daría una voltereta hacia un lado, mientras sacaba un frasco de poción de cristal y lo tiraba contra su cuerpo esperando que estallase con el impacto y que el líquido verde le dañase.

¿Qué te ha parecido Igor? ¿Tu querido Doctor Frankenstein no viene a ayudarte?

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Utiliza Éter Sangriento (pierde 8 puntos de Resistencia y gana 10 PH), una vez empieza a pelear contra Scarmiogle utiliza Impulso Tenebroso y lanza una poción contra Scarmiogle.
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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Drazham » Lun Nov 09, 2015 7:26 pm

Cereeebrooos...

¡Ack!

Menuda faena. Estaba tan enfrascado presionando a Hojo que ni se dio cuenta de que Victoria, arrastrando los pies y tambaleándose cual burda imitación del clásico zombie de las películas, se le abalanzó con intenciones que no debían ser muy buenas. Nikolai, con su cara vuelta un poema, reaccionó tensando los hombros, temiéndose tener que tomar medidas algo drásticas antes de que la títere de su compañera le pusiese la mano encima.

Suerte de que su hermano actuó a tiempo y la apresó.

¡Tú, chiflado! ¡O nos dices dónde está la cura, o dejo que mi hermanita se coma tu cerebro! ¡Tú eliges!

La risita que soltó el doctor como respuesta le hizo hervir la sangre de sus venas. Esforzándose en no dejarse llevar por la ira, le oprimió aún más con la punta de su Llave Espada y le dedicó una mirada despedazadora. El labio inferior le temblaba, por mucho que quisiese descargar su indignación sobre ese cabrón, no valdría la pena. Muy a su pesar, lo necesitaban consciente para hacerse con las curas. Ya habría tiempo para hacerle pagar por sus crímenes. Vaya si lo pagaría.

¡Señor Niko, mire!

Nikolai desvió la mirada a Saic, que le mostraba con efusividad el botín que había obtenido del cacheo a Hojo. Entonces, los ojos se le iluminaron. Los dos frascos que el asistente sostenía contenían un líquido azulado que resultaba hasta hipnótico. Sobraba decir que, gracias a las notas del doctor, dedujo al instante que era aquella sustancia.

Ahí la tienes. ¿Contento?

Contento o no, ni siquiera pudo responder a la impertinencia de su rehén cuando cientos de voltios le sacudieron a traición (con la guardia baja por su hallazgo) y le arrancaron un alarido de dolor. Alcanzó a escuchar el agudo chillido de Saic también antes de salir catapultado por la potencia de la descarga.

Voló hasta estrellarse contra algo que sonó a cristal quebrándose, y se empapó con lo que estuviese conteniendo, que salió a borbotones de las grietas. Calado del todo, cayó de bruces contra el suelo y se retorció en una mezcla de dolor y espasmos.

¡Oh, mirad cómo lo he puesto todo! ¡Que nadie me pise lo fregado!

Kefka... Pensaba que nunca intervendrías.

El que faltaba —siseó entre dientes en cuanto se le pasaron los calambres, apoyándose sobre su antebrazo para encontrarse de nuevo con el payaso desquiciado que les emboscó hace unas horas.

Se incorporó entre tambaleos, sintiendo aun el hormigueo en las piernas y llevándose la mano a la frente por el bajón que le dio. Inspeccionó el desastre que habían montado a su alrededor, esbozando una mueca de pudor por los cuerpos inertes de los experimentos liberados de sus tanques. Les dio la espalda y localizó al resto de sus compañeros con la mirada, desperdigados por la escampada de cristales y charcos.

Saic, que no estaba muy lejos de su posición, se alzó en el aire entre bamboleos y con unos ojos de sopor reflejados en su visor. Todavía tenía entre sus manos los dos frascos con la bendita cura, e intactos. Nikolai suspiró de alivio. Gracias a dios que no los habían perdidos. Después de lo que habían pasado para conseguirlos, como para que todo quedase en saco roto.

¡Oh Dios mío, ¿qué demonios es ese bicho!?

Por supuesto, no pasó ni medio minuto para que más problemas se sumasen a los que ya tenían. Nikolai dirigió la vista hacia el otro grupo, parándose en Scarmiglione, quien empezó a convulsionar y a hincharse como un globo. El rostro del joven empalideció, quedándose sin palabras para describir el grotesco proceso de su transformación.

Y el resultado final no es que lo mejorase: La criaturilla encorvada de antes no tenía punto de comparación con ese… ¿monstruo? No, llamarle monstruo era quedarse corto, muy corto.

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Portadoresss estúpidoss, ¿de verdad penssáis que vaiss a ssalir de aquí?

Nikolai soltó una exclamación por el repentino golpeteo que escuchó a sus espaldas y se volteó, alarmado. El corazón se le encogió nada más ver a una jauría de mutantes apelotonándose tras la puerta de cristal, luchando por derribarla. Por el momento aguantaba, pero era cuestión de tiempo que lograsen su propósito debido a su gran número y fuerza sobrehumana.

<¿Será tarde para replantearme hacer pellas en futuros entrenamientos?>, soltó una risita histérica. Ingenuo de él pensar que un entrenamiento de madrugada sería inofensivo.

El grupo de Ragun y compañía se encaró frente a la terrorífica forma de Scarmiglione, que emitió una risotada fantasmagórica que le puso la piel de gallina. Pensándolo con frialdad, era el objetivo principal de todo aquel caos. Era quien controlaba a los mutantes. Si lo quitaban de en medio, se acabó… o al menos, esperaba que así fuese.

Los objetos y hechizos curativos dañaban a los zombies. Me pregunto si funcionará igual con el grande. Os ayudaré en esta batalla.

Nikolai enarcó una ceja, incrédulo. ¿En serio? ¿Como si los estuviesen “purificando” con agua bendita o magia sagrada? Sonaba disparatado cuando te parabas a pensar que se enfrentaban a mutantes creados por la ciencia.

<Llegados a este punto, no perdemos nada por intentarlo>.

Cogió los dos frascos de suero que tenía Saic y se acercó hasta Nathan, ofreciéndole uno de ellos. Lo primero era lo primero.

Debe de haber suficiente para los dos. —Se paró a examinar a Victoria, quien estaba pasando por una fase más avanzada de la mutación. Era consciente de que el suero azul no era una cura definitiva (evitó mencionar eso último delante de Nathan, visto su temperamento), pero era eso, o dejar que la chica se transformase en una aberración.

En cuanto su hermano se agenció con la cura, rotó la cabeza hacia el asistente, y le señaló al Villano conocido como Kefka, que se dedicaba a pisotear las Sombras invocadas por Ragun.

Saic, voy a necesitar que lo mantengas entretenido para que no nos incordie.

Afirma… ¡QUÉ! —Pegó un bote en el aire, sobresaltado y con unos ojos llenos de pánico—. ¡Señor Niko, ese usuario del maquillaje tiene una obsesión patológica conmigo!

¿Por qué crees que te lo estoy pidiendo a ti? —Se sacó una poción de la chaqueta y se la bebió de dos tragos—. Llamarás su atención más que cualquiera de nosotros. Basta con que lo distraigas el tiempo suficiente mientras nos encargamos del pez gordo.

¡”El tiempo suficiente” no es una medida temporal fiable que asegure la integridad de mi hardware! —le recriminó con un tono agudo que resultaba hasta cómico, apuntando al aprendiz con su índice—. ¡No puede hacerme esto!

Claro que puedo. Fuiste tú quien me dio los permisos para ejercer como administrador tuyo —. Ni le miró mientras dijo aquello, se dedicó a rellenar el frasco de la poción con parte del otro recipiente del suero azul.

Saic emitió un pitido ensordecedor y apuñeó en el aire como un chiquillo al que le negaban sus caprichos. Nada podía hacer cuando había sido derrotado por sus propios protocolos. Lanzó una mirada envenenada a Niko, quien seguía manipulando el suero y ni le prestó a tención a su rabieta.

¡Clusters! ¡Maldigo al usuario que me programó para esto! —gruñendo por lo bajo, Saic dio media vuelta con genuino cabreo y salió disparado a por el payaso de marras.

<Y yo maldigo a la que me mandó meterme en camisa de once varas>.

Saic tomó su camino, y él tomaría el suyo. Se pasó la mano por el pelo y avanzó con cuidado por la hilera de cristales rotos esparcidos por el suelo. Ignoró por completo a los experimentos, procurando seguir una trayectoria lo más alejada posible de ellos. Nada más tener a unos cinco metros de distancia al líder de los mutantes, invocó su látigo y lo enarboló una vez más contra él para cazarlo.

Sin embargo, esta vez no intentaría arrastrarle (además de resultarle imposible mover a semejante mole). Dejó que el látigo tirase de su mano para lanzarse a por Scarmiglione. A la par, se metió la mano en la chaqueta para luego sacar las tres últimas pociones que le quedaban, sosteniéndoles entre sus espacios interdigitales, y las estrelló en la cara de su objetivo cuando lo tuvo a tiro.

Funcionasen o no las pociones, Nikolai se soltó y, nada más tocar tierra firme, se sacó el recipiente de la cura y el frasco que contenía la otra mitad.

¡Ragun! ¡Simon!

Una vez avisados, le lanzó a cada uno el suero para que lo cazasen al vuelo. El frasco original para el chico Sincorazón, y el otro para el de Tierra de Partida. No se podía permitir que ninguno de los dos cayese bajo el control de ese endemoniado bicho.

Mientras tanto, lejos de donde se estaba llevando a cabo la batalla contra el Tirano Pútrido, Saic levitó hasta situarse a una distancia prudencial del tipejo excéntrico que se encargaba de repeler a los Sincorazón de Ragun. Dubitativo, se quedó paralizado, sin saber cómo demonios pudo acceder a cumplir semejante orden. ¡Ni por todos los terabytes del universo quería acercarse a ese chalado!

Pero el trabajo era el trabajo: Nikolai le confió hacerse cargo de él, y muy a su pesar, tenía que cumplir.

¡¡EH, USUARIO ESPERPENTICO!! —vociferó con la máxima potencia de su software de volumen. Envalentonado, se llevó el puño a la carcasa de su cuerpo metálico, o a un imaginario pecho, como les había visto hacer a algunos usuarios con exceso de confianza—. ¿Me buscabas?

¿Y cuánto le duraría ese valor? No mucho si Kefka caía de lleno en su provocación e iba directo a por él. Entonces sí que volaría como un condenado para huir de aquel terror maquillado.

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Acciones de Nikolai (por orden):

-Les da un frasco de la cura a Nathan y Victoria.

-Se toma una poción

-Usa el látigo Ophion para aproximarse a Scarmiglione y estamparle en la cara las tres pociones que le quedan.

-Reparte el último frasco de cura entre Ragun y Simon.

Acciones de Saic:

-Correr como si la vida le fuese en ello al menor indicio de que Kefka le preste atención.
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Ronda #13 - Un mensaje de las penumbras

Notapor Astro » Lun Nov 09, 2015 9:14 pm

El aparatejo virtual de Nikolai encontró lo que necesitábamos: dos frascos llenos de un extraño líquido azul que, por alguna razón, hacía que sintiera el impulso de bebérmelo todo de un trago. Qué raro...

Ahí la tienes. ¿Contento?

Ninguno tuvimos la ocasión de contestar, porque de pronto algo nos empujó hacia atrás con violencia, con rayos por el medio. Me retorcí en el suelo, esforzándome por mantener la consciencia a pesar de los calambrazos, y al levantar la vista contemplé horrorizado cómo los experimentos que antes estaban en las cápsulas -que los demás habíamos roto al salir volando- morían frente a mis ojos. Agh, qué puto asco, esto era demencial.

¡Oh, mirad cómo lo he puesto todo! ¡Que nadie me pise lo fregado! —gritó alguien, seguido de una risa que ya conocía demasiado bien. Petunia.

Kefka... Pensaba que nunca intervendrías.

Así que el payaso se llamaba Kefka. Bueno era saberlo, aunque le quedaba mejor Petunia. El arlequín se puso a deshacerse de las sombras que Ragun había invocado, mientras Hojo se alejaba hacia una salida junto con Scarmiglione, pero fueron interrumpidos por un ataque de Maka, que a diferencia de mi queridísima hermana estaba teniendo más éxito resistiéndose al control zombie-vampírico.

¡Oh Dios mío, ¿qué demonios es ese bicho!?

El grito de Alvin nos alertó a todos. Al ser atacado, Scarmiglione había cambiado radicalmente de aspecto... Se le había caído la capa, mostrando su auténtica apariencia, y ahora parecía más fuerte, más grande, y mucho más feo. ¿Había mencionado ya lo feo que se había vuelto?

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Portadoresss estúpidoss, ¿de verdad penssáis que vaiss a ssalir de aquí?

Por mis cojones que sí —gruñí, poniéndome de pie.

Por si los problemas no fuesen pocos, el resto de experimentos del laboratorio habían llegado hasta la tercera planta y ahora aporreaban el cristal que daba a sala. En cualquier momento podría ceder, y entonces empezaría la fiesta de los zombies. O de los vampiros. ¡O de lo que fueran!

Pensaba que la mención de Gárland les haría temblar... Veo que ha conseguido el efecto contrario. Kefka, Scarmiglione, acabad con ellos. Procurad dejar a las dos que ya están infectadas y al del pelo morado... Los demás no me sirven.

¡Eh, que yo también estaba infectado ya! ¡¿Y por qué Ragun tenía que ser especial?! Bueno, era especialmente imbécil, igual era por eso. Hojo intentó marcharse, pero se encontró con Maka bloqueando el camino. Aunque con el estado en el que estaba la chica, no creía que durara demasiado. Ragun, Shinju y el otro tío se prepararon para luchar contra Scarmiglione, mientras que Nikolai...

Debe de haber suficiente para los dos —dijo, dándome uno de los frascos con el líquido azul.

Gracias —respondí, asintiendo levemente con la cabeza.

No perdí ni un segundo, me giré hacia Victoria y le abrí la boca a lo burro. Si se resistía, le taparía la nariz de tal forma que tuviese que abrirla por necesidad de respirar.

¡Es la hora de la medicina!

Intenté a ojo que fuese mitad del frasco, aunque seguramente algo se saldría fuera. Después de que ella se lo tomara, me bebería yo lo que quedase. Agité la cabeza, procurando mantenerme centrado en la situación. Teníamos que salir de aquí cuanto antes... Pero no iba a dejar que esos chiflados se salieran con la suya.

Encárgate del profesor chiflado, yo voy a por el payaso —le dije a mi hermana, echando a correr lo más rápido que pude—. ¡Y ten cuidado!

Aprovechando que la mascota de Nikolai estaba entreteniendo a Kefka, esperaría a un momento en el que me diese la espalda para abalanzarme sobre él con un placaje digno de un partido de rugby. Si conseguía derribarle, invocaría mi Llave Espada de nuevo y la usaría como bate de béisbol para darle con ella en la cabeza hasta dejarle inconsciente. Si le partía los dientes, mejor.

¡Para que luego digan que el deporte no enseña cosas!

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> Nathan obliga a Victoria a tomarse medio frasco
> Él se toma la otra mitad
> Sale a por Kefka aprovechando que SAIC le distrae y le parte los piños con la llave espada
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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Tsuna » Mié Nov 11, 2015 11:43 pm

Mis Sombras lo inmovilizarán. Cubridme, le lanzaré una poción… Que uno de los dos se encargue de Kefka.

Ragun lo tuvo claro desde el principio: atacar a Scarmiglione con las pocas fuerzas que le quedaban. Sabiendo su capacidad para controlarlos, era fundamental acabar con él primero. Shinju asintió a sus palabras se escondió detrás de los innumerables tubos de color verde que decoraban la sala. La maestra se encargaría de Kefka, puesto que también era un villano peligroso. Simon la dejó ir y permaneció cerca de Ragun. Margarita y Alvin, en cambio, solo podían echarse atrás, protegidos por la barra de hierro que sostenía la primera, y rezando dentro de sus cabezas para no sufrir el peor de los destinos: ahora dependían de los Caballeros de la Llave Espada.

Ragun hizo uso de su habilidad Éter sangriento y se lanzó directo a por el monstruoso enemigo, escuchando de fondo los manotazos y los gruñidos de los pobres experimentos tras la puerta, deseando darles caza. Scarmiglione hizo amago de pegarle un zarpazo al aprendiz, pero éste era mucho más rápido y contaba con su habilidad, así que logró situarse a tiempo para lanzar una poción y arremeter contra su cuerpo.

Nikolai, tras beber una poción suya y entregar uno de los frascos del suero a los hermanos, hizo uso de su látigo a la vez que Scarmiglione le pegaba el zarpazo a Ragun. Se sujetó a él y, haciendo gala de su fuerza física y su elasticidad —en un principio se vio sin equilibrio y a merced de la monstruosa fuerza física que debía tener el enemigo, añadiendo que tenía una pierna rota—, logró sobreponerse y alcanzar su altura, donde lanzó sus tres pociones restantes al cuerpo de la bestia. No impactaron, sin embargo, en la cara del enemigo como pretendía. Su puntería no era perfecta, y tampoco se estaba columpiando de algo estático, por lo que los tres objetos cayeron repartidos por todo su cuerpo, cada uno más cerca del piso. Por fortuna todos acertaron y no perdió ninguno, pero tenía que tener mucho más cuidado para la próxima vez.

¿Qué te ha parecido Igor? ¿Tu querido Doctor Frankenstein no viene a ayudarte? —se burló Ragun, viendo que a Scarmiglione le surgía humo de las zonas donde le habían caído los remedios curativos.

¡Ragun! ¡Simon! —exclamó a continuación Nikolai, esperando que tanto Ragun como Simon capturaran la cura al vuelo.

Su plan funcionó, claro que sí, pero no fue lo suficiente rápido como para desmaterializar su látigo, que estaba cayendo al suelo en ese momento. Scarmiglione, tras un profundo gruñido propio de un monstruo, agarró con rapidez el látigo, tiró de él y con la mano restante golpeó al pobre Nikolai contra otro tubo verde, que quebró. El líquido empezó a escapar del tanque, cayendo de lleno sobre el aprendiz.

Simon y Ragun, por su parte, pudieron conseguir sus respectivas curas y beberlas sin demora. El recadero de Tierra de Partida alzó su mano derecha y, sin esperar nada de nadie, lanzó una larga lengua de fuego al gigante. La bestia retrocedió, y se vio atrapada por las sombras que Ragun llevaba invocando ese tiempo, encarando a éste, a Simon, a Nikolai y a los otros dos supervivientes.

¿No te vas a apartar?

Hojo por su parte intentó adelantarse hasta la puerta de salida, pero Maka se lo impidió. La aprendiz enarboló su Llave Espada, preparada para atacar a la mente maestra detrás de todo aquello. El hombre no se la tomó en serio, en absoluto, e intentó sobrepasarla con aires de superioridad, pero Maka le golpeó con un rápido movimiento en el costado que le arrebató el aliento, decidida a no dejarlo avanzar. Los demás no parecía tener problemas: Kefka parecía estar ajeno a todo, viendo a un ser cibernético acercarse a su posición, y el resto del grupo parecía estar encargándose del monstruo gigante, que se empezaba a ver acorralado con las decenas de sombras que surgían del suelo.

Hojo no iba a escapar.

O eso pudo pensar, porque el científico, sin ningún reparo, sacó de uno de sus bolsillos más ocultos —ni siquiera Saic alcanzó a cachear esa zona—, una pistola. Apuntó con ella a Maka y, en menos de dos segundos, le propinó al menos cinco o seis disparos que resonaron en toda la sala con una fuerza atroz. Si había gastado el cargador entero en ella o no, nadie lo pudo saber.

La aprendiz recibió disparos en el estómago, en el pecho —la zona opuesta al corazón—, en los brazos y en las piernas. Por unos momentos sintió dolor, muchísimo dolor, y luego cayó de bruces al suelo. Su Llave Espada se desmaterializó, y el frío del suelo, acompañado con la sensación que llevaba tanta pérdida de sangre, hizo que se mareara en un primer momento y no supiese dónde estaba. Pero aquello no duró mucho, Hojo la sujetó por sus coletas y la alzó en el aire, todavía con la pistola en su mano contraria.

El científico miró a Maka despectivo, como si fuese un juguete roto, pero que todavía podía ser de utilidad. Y en una situación normal cualquier persona hubiese perdido la conciencia a esas alturas, si es que no algo peor, tras recibir semejante andanada en el cuerpo. Pero Maka seguía viva, se mantenía consciente. Le costaba mucho mover el cuerpo, y esta vez no por el monstruo zombie, sino por el dolor.

Aprovecharé y me llevaré ya a esta.

Hojo subió las escaleras con Maka a rastras y la atravesó, dejando a los aprendices allí, luchando en una batalla sin esperanza.

Todos los presentes se pudieron haber detenido tras escuchar los disparos, observando desde sus respectivas posiciones cómo Hojo secuestraba a la aprendiz. Simon gritó algo, alarmado, pero un manotazo de Scarmiglione le impidió ir en rescate de la chica. Y Saic, tal y como le había ordenado su administrador, hizo caso omiso de todo lo demás —o no—, y encaró a Kefka, que le recibió con una sonrisa triunfante.

¡¡EH, USUARIO ESPERPENTICO!!. ¿Me buscabas?

El payaso le dirigió la mirada y, como Saic estaba aterrado, salió disparado por la habitación, pero Kefka no se movió del sitio. En cambio, alzó su brazo derecho, ignorando a las sombras, y murmuró:

Qué aburridos os habéis vuelto. ¿Qué os parece si le damos algo de emoción?

Todos lo sintieron... frío, hacía mucho frío. Escucharon el sonido de la escarcha a su alrededor, como si se estuviese formando un glaciar de hielo bajo sus pies y, antes de respirar siquiera, una serie de estacas atravesaron a la mayoría de los presentes. Nathan, Victoria y Ragun: los tres se alzaron un metro en el aire atravesados por una lanza de hielo puro surgida del piso, pero ahí no acabó la cosa, claro que no. Tras la primera, una serie de estacas surgieron de forma continuada, una detrás de otra, empalando a los aprendices en el aire.

Las lanzas de hielo se quebraron al alcanzar dos metros de altura, se fragmentaron y se desvanecieron en el aire, como si nunca hubiesen estado ahí. Sus víctimas cayeron al suelo, muy malheridas y al borde del desmayo —no fue el caso de Ragun—, pero lo sentían, aquella herida que parecía ser mortal no les arrebató la vida ni la conciencia, eran capaces de mantenerse vivos de alguna forma.

Ellos no lo sabían, pero aquel estado les volvía casi invencibles a cambio de padecer la fiebre y el control del Tirano Pútrido, así como de perder su conciencia, ¡pero el suero les había salvado! Era imposible saber si Scarmiglione les estaba intentando manipular o no, pues seguía su propia odisea.

Fue el momento de Shinju. La maestra apareció tras Kefka y alzó su Llavero en su dirección. Sin siquiera intercambiar palabras con él algo en el ambiente se enrareció, Ragun y Nikolai ya conocerían aquel efecto, pues lo habían vivido en sus carnes.

Ji ji ji, conque la maestrilla quiere jugar, ¿eh?

Creo que contigo paso.

Y esa era la primera vez que Shinju rechazó a alguien en uno de sus juegos. Kefka cargó una enorme esfera de fuego en la mano, el aire se volvió abrasador para todos los presentes y, de improviso, apuntó en dirección a Ragun.

Qué penita me das.

Los aprendices no conocían los efectos de la ilusión a la que lo estaba sometiendo Shinju, pero era de esperar que con sus pocas fuerzas no lograse gran cosa. Sería gracias a Nathan que, justo en el último momento, apareció para golpear al payaso con un potente placaje. La esfera ígnea salió disparada hacia arriba, directa al muro tras el grupo de Simon.

La ola de calor, cargada de abrasadoras llamas, impactó contra la pared que conectaba con el pasillo por el que había llegado el grupo de Maka. Una potente y cegadora luz les envolvió por unos instantes, cuando recobraron la vista pudieron contemplar el estado de aquel lugar: el muro había sido carbonizado por completo, dando acceso al pasillo con la puerta que requería de una contraseña y la que daba acceso al ascensor —esta última imposible de abrir—, y la puerta principal de cristal reforzado se había visto agrietada. No tardó en abrirse un boquete por esta, y dos de los experimentos accedieron al lugar principal, mientras los demás hacían uso de su fuerza de voluntad para seguir su camino.

Y ahora, en mitad de la estancia, colgaba una de las lámparas que daba iluminación a la misma, con una tonalidad verdosa que, al balancearse, formaba siniestras figuras de todo tipo por la carencia o no de luz. Diversas chispas se desprendían de la misma de forma peligrosa, y amenazaba con caer de un momento a otro. El sitio no tardó en llenarse de humo y llamas, al menos la zona cercana a donde había impactado la esfera.

No tenéiss esperanza alguna.

Sin esperar a nadie, Scarmiglione abrió la boca y exhaló lo que pareció ser un gas de color verdoso, todavía más denso y potente que el del ascensor. Ragun, Simon y Nikolai se vieron afectados por el mismo de inmediato: mareos, náuseas y arcadas, fueron los primeros síntomas, pero se dieron cuenta de que también se les había provocado un estado alterado a cada uno... El gigantesco villano cayó sobre su rodilla, casi sin fuerzas, no parecía que fuese a aguantar mucho más.

¡Alvin, resiste! —exclamó Margarita, desde una posición cercana a la puerta por la que se habían colado los dos nuevos monstruos.

¡D-déjame, yo ya no tengo salvación!

¡No digas estupideces, venga levanta!

Alvin se encontraba tirado en el suelo, mientras Margarita lo intentaba poner en pie con las pocas fuerzas que le quedaban. Una de las estacas de hielo le había atravesado la pierna izquierda, y ahora no podía siquiera caminar. Los dos experimentos se acercaban a ellos y no tardarían en llegar los demás...

Nathan por su parte le seguía dando golpes a un Kefka que yacía en el suelo, aquello no duró mucho más: el horripilante villano rió por lo bajo y cargó sobre el aprendiz un Electro+ que lo envió volando de nuevo varios metros atrás.

¡Nathan!

Pero podía levantarse, podía seguir luchando por muchos golpes que le dieran, y si probaba a curarse vería sus heridas regeneradas. Sucedería lo mismo con todos los que habían tomado el suero: eran invencibles.

Pf, y yo que pensaba que ibais a servir de cobayas para Hojo. Me divertiré un montón con vosotros, pero, oh, sólo dolerá un poquito. —rió luego, mofándose de su situación—. O puede que no, ¿queréis comprobarlo?.

Quizá la clave estaba en la lámpara, que no dejaba de balancearse sobre sus cabezas de un lado a otro. O quién sabía.

Así pues, ¿qué harían los aprendices?

****


Maka fue arrastrada por innumerables pasillos a través de todo el laboratorio. En su estado le resultaba hasta complicado respirar, pero seguía viva. El hombre no paraba de murmurar cosas, sobre análisis, datos, estadísticas y el potencial de algunos de sus sujetos, no logró entender gran cosa. Lo que sí recordaba es que, llegada a una bifurcación no muy lejos de donde se libraba una batalla atroz, el científico no dudó en coger uno de los caminos convencido de que no le conseguirían alcanzar.

Aunque consigan salir de ahí no se les ocurrirá venir por aquí. Con hacerme con uno de vosotros me es suficiente, al menos de moment...

No obstante no pudo continuar. Un látigo de agua salió disparado a través de todo el lugar hacia la mano que sostenía las coletas de Maka, dándole un fuerte golpe que se la dejó roja como un tomate. Hojo gruñó por lo bajo y retrocedió, observando al frente.

Si Maka se incorporaba podría comprobar que se trataba de su maestra, de Rebecca. Y no estaba sola, iba acompañada por nada más y nada menos que los padres de Margarita: ambos. De alguna forma, estaban vivos.

Déjala ir... ahora. O no seré tan blanda contigo.

La mirada de la maestra era muy convincente, cargaba determinación y rabia, mucha rabia hacia Hojo. El látigo de agua provenía de su mano derecha. Rebecca le alcanzó entonces, desde aquella distancia, un frasco con un líquido de color azul. Dependía de ella tomarse aquello o no.

¿El BYG-Z? Es imposible. Es imposible que hayáis logrado pasar desapercibidos durante tanto tiempo, os teníamos a todos controlados... ¿Cómo?

No por nada soy maestra. Me habéis subestimado... Y ahora, ríndete sin oponer resistencia.

Hojo sacó su pistola de nuevo y apuntó a la aprendiz, convencido de que con eso conseguiría poner a Becca contra las cuerdas. Quizá la maestra no sabía que su aprendiza era invencible en ese momento, igual debía aprovechar el factor sorpresa...

Se encontraba, además, en un pasillo ordinario, propio de unas oficinas, decorado por plantas de interior, sofás, cuadros, puertas y cubos de basura. Su única iluminación era la propia de la ciudad, pues a su derecha no había pared alguna, sino unas enormes cristaleras que dejaban ver con claridad el resto de la ciudad.

Estaba claro que Hojo había tomado algún camino oculto en el laboratorio que conectaba con otra zona de la ciudad, lo que no se esperaba es que la maestra Rebecca ya le llevara ventaja. Así pues, ¿qué era lo mejor? ¿Capturar al villano con un ataque sorpresa? Dependía exclusivamente de ella.

Spoiler: Mostrar
Maka Cross:
VIT: 1/14
PH: 4/4
Estado alterado: Zombie

Nikolai Everard:
VIT: 17/26
PH: 10/20
Estado alterado: Mudez
Efectos secundarios: rodilla derecha rota. Te es imposible correr o utilizar correctamente habilidades de movimiento.

Saic:
VIT: 12/20
PH: 5/10

Ragun:
VIT: 33/92
PH: 8/54
Estado alterado: Zombie y Envenenamiento
Estilo Dark Side: 2/5

Nathan Knight:
VIT: 1/4
PH: 0/4
Estado alterado: Zombie (actualmente en recuperación)

Victoria Knight:
VIT: 1/8
PH: 2/2
Estado alterado: Zombie


*Cuatro pociones retiradas del inventario de Nikolai.
*Poción retirada del inventario de Ragun.

Nota: solamente Nathan ha bebido el suero de forma oficial, yo supongo que los demás lo beberéis también en el siguiente post. En ese caso entraréis en el estado de “recuperación”, que aunque alcancéis un punto de vida no os podrán vencer y os podréis curar con pociones y hechizos. No será indefinido, durará una o más rondas, muy pocas posiblemente. ¡Así que si bebéis el suero aprovechad!

Y ánimo, que ya queda poco de trama.


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Fecha límite: Lunes 16 de Noviembre.

Faltas:
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Tsuna
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