[El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Participantes: Nikolai Everard, Ragun, Victoria Knight, Nathan Knight y Maka Cross

La aparente traición de Tierra de Partida en un acuerdo de paz provocó el anuncio de la guerra por parte de Bastión Hueco. Los aprendices deben enfrentarse entre sí, entre antiguos amigos y compañeros. ¿Cómo lograrán sobrevivir cuando otras amenazas acechan?

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro, Sombra

Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Maka Cross » Jue Nov 12, 2015 11:10 pm

Agarre con algo de fuerza mi Llave Espada, sin despegar en ningún momento mi mirada sobre el contrario. ¿Podría detenerle? Me asalto de repente esa duda, mientras no dejaba de examinar con mis ojos a mi enemigo.

¿No te vas a apartar?

Le respondí al posicionarme en el lugar, pisando con algo de fuerza el suelo. Levante en alto entonces mi Llave Espada y el contrario pareció no tomarlo en serio, cosa que me hizo sentir subestimada. Entonces le propine un golpe rápido en el costado. Realmente no me iba a mover de aquí, no iba a dejar que este pasara ni de broma. De igual modo mire por el rabillo del ojo de como estaban los demás pero al ver que no había nada grave, me volví a centrar en mi principal enemigo.

Bien, parecía que todo estaba yendo a mi favor y esperaba que siguiese así, hasta que me tomo por sorpresa que es lo que saco de la nada. Tenía una pistola en sus manos, cosa que hizo que me alertara y pensara en tratar de atacarle antes de que hiciera algo, pero ni tiempo me dio a parpadear cuando recibí los disparos. Haciendo que las pupilas de mis ojos se encogieran.

No quería mirar donde recibí los balazos, pues ya sentía el dolor que me provocaban. Ahogue quejidos de dolor y sin más caí al suelo sin poder mantenerme más. Tenía los ojos semi opacados, pero aun seguían teniendo algo de brillo en estos. Sentí como mi mano se volvía más ligera, pues la Llave Espada ya no la estaba empuñando. Me sentía mareada y en un momento me sentí igual desorientada. Hasta que sentí que sujetaba mis coletas, sin inmutarme si quiera a quejarme.

Mantenía los ojos abiertos, aunque estaban semi cerrados. No sabía realmente porque aun estaba consciente, pero ni si quiera me pare a pensarlo del todo. Aun me sorprendía seguir viva. Solamente sentía el dolor en mi cuerpo y no podía apenas ni moverme, por ello no pude hacer ningún intento de alejarme de ese loco.

Aprovecharé y me llevaré ya a esta.

Sentía como me llevaba a rastras, lo cual me hizo sentir totalmente débil y algo molesta con el tipo. ¿A donde me llevaría? Es lo que apenas pude preguntarme.

----


Estaba tratando de respirar con mucho esfuerzo, pues me costaba demasiado el hecho de hacerlo y hasta me dolía. Escuchaba murmurar un par de cosas a Hojo, aunque no entendí casi nada. Más bien estaba más centrada en el dolor que estaba sintiendo. Aunque por un momento me pregunte como estarían todos, pues ya nos lo veía y no sabía donde estaba realmente.

Aunque consigan salir de ahí no se les ocurrirá venir por aquí. Con hacerme con uno de vosotros me es suficiente, al menos de moment...

No sé que paso, pero en algún momento sentí que dejaban de agarrar mis coletas. De este modo era libre del hecho de que siguiera siendo arrastrada por este.

Trate de incorporarme como pude, pues me costaba demasiado moverme. Cuando mire de donde provino el látigo de agua, vi a mi maestra, cosa que hizo que diera un vuelco en mi corazón alegre. No solo por eso, sino por ver quienes le acompañaban. No pude evitar sentir un gran alivio, sintiendo ganas de llorar por ello y más al ver que estaba vivo.

Déjala ir... ahora. O no seré tan blanda contigo.

La sensación de felicidad me embargo totalmente mientras observaba a mi maestra, hasta me había quedado sin palabras. Por suerte pude mantener mis lagrimas en su sitio. Entonces mi maestra me alcanzo un frasco extraño con un líquido azul, cosa que me quede mirando confundida.

¿El BYG-Z? Es imposible. Es imposible que hayáis logrado pasar desapercibidos durante tanto tiempo, os teníamos a todos controlados... ¿Cómo?

No por nada soy maestra. Me habéis subestimado... Y ahora, ríndete sin oponer resistencia.

Cuando dirigí mi mirada hacia Hojo y vi que este me apuntaba con la pistola, no pude evitar el hecho de fruncir demasiado el ceño. ¿Realmente pensaba dispararme de nuevo? Obviamente si por lo que estaba viendo. Sabía de antemano de que era difícil el evadir las balas, pues era un arma de fuego y a distancia.

No dude ni un segundo más en destapar el frasco y beber de este rápidamente antes de que él pudiera hacer algo o al menos eso iba a tratar. Después de todo pensaba que si me lo había pasado mi maestra, era por algo. Luego de ello trataría de tomarme la poción si podía, pues aun recordaba que la tenía guardada bajo mi ropa. De igual modo podía usar los frascos para darle a la mano, pero no confiaba en mi puntería. Ya por ultimo iría a materializar mi Llave Espada y trataría de asestarle algún golpe a ese loco de Hojo en su mano para hacer que soltara la pistola, teniendo en cuenta de que este podría usarla y prefería tratar de evitar eso a toda costa. Tenía en mente de que tenía que tener precaución en todo momento contra él.
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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Sombra » Vie Nov 13, 2015 1:31 am

¡Ragun! ¡Simon!

Pude reaccionar a tiempo para coger al vuelo el frasco de líquido azul del cual bebí sin demora, le di lo que quedaba del frasco al mercader, que lanzó una potente llamarada por las manos logrando así que Scarmiogle retrocediese mientras mis sombras volvían a rodearle dejándolo inmovil.

Pero Nikolai no tuvo la misma suerte. El monstruo agarró el látigo del aprendiz y tiró de él provocando que el aprendiz se estrellase contra uno de los tubos verdes, que reventó cubriendo el aprendiz con aquella asquerosa substancia.

En ese mismo instante varios disparos resonaron por todo el laboratorio. La chica de Tierra de Partida había luchado con fiereza contra su control mental y había logrado zafarse para encargarse de Hojo, sin embargo la suerte no iba con ella. El científico loco vació el cargador en ella, que cayó como un peso muerto al suelo sin poder moverse, agonizante.

Simon reaccionó tratando de lanzarse al rescate, pero Scarmiogle no se lo permitió asestándole un potente tortazo.

Hojo subió las escaleras con Maka a rastras y la atravesó, dejando a los aprendices allí, luchando en una batalla sin esperanza. Esa chica tenía los minutos contados. Tampoco es que fuese una gran pérdida, solo era una aprendiza de Tierra de Partida más.

Qué aburridos os habéis vuelto. ¿Qué os parece si le damos algo de emoción?

Kefka, que se había mantenido al márgen aplastando mis Sombras generó algún tipo de hechizo que hizo que las temperaturas bajasen a una velocidad escalofriante, pero lo peor llegó momentos después. Unas estacas de hielo surgieron del suelo atravesándonos cual pinchos morunos. La estaca me hizo elevarme en el aire a un metro del suelo, sin embargo varias más surgieron en otra serie de estacas atravesándonos sin piedad. Tras unos momentos caímos al suelo heridos y agotados. Pude reponerme rápidamente, pero no era el caso del resto. Todos parecían estar al límite.

Shinju apareció en aquel instante tras Kefka y apuntó hacia él su llave espada.

Ji ji ji, conque la maestrilla quiere jugar, ¿eh?

Creo que contigo paso.

El bufón cargó una enorme bola de fuego. La sola presencia del hechizo cambió la temperatura de la sala volviéndola cálida como el mismísimo infierno. Apuntó en mi dirección, seguramente por ser el que estaba en mejores condiciones, sin embargo estaba preparado para fundirme con el suelo en cuanto lanzase aquel hechizo.

Qué penita me das.

Nathan en aquel momento le hizo un placaje al payaso haciendo que el hechizo saliese disparado contra el muro tras Simon.

Recuérdame que te debo una comida —agradecí al hermano de Victoria.

El infierno se desató y las demoniacas llamas carbonizaron la pared creando un enorme boquete hacia el pasillo por el que Simon y la chica que ahora debía estar muerta habían llegado. Pero eso no era lo único. La puerta de cristal estaba rompiéndose y varios de los experimentos estaban entrando mientras que otros trataban de abrirse camino con desesperación. El tiempo se agotaba.

Una de las lámparas que desprendían una luz verdosa se balanceaba amenazando con caer en cualquier momento y el fuego se extendía a gran velocidad llenándolo todo de humo oscuro.

No tenéiss esperanza alguna.

Para hacerlo todo peor aún, el líder de los zombies volvió a echar aquel gas verdoso que antes me había dejado ciego. Al momento me sentí enfermo y sentí que empezaba a tener unas ganas de vomitar terribles. Me sentía mucho más débil, casi como si hubiese sido envenenado.

¡Alvin, resiste! —exclamó la niña.

¡D-déjame, yo ya no tengo salvación!

¡No digas estupideces, venga levanta!

Los dos zombies estaban acercándose a ellos. Joder, debía haber alguna forma de acabar todo de una vez por todas. Los enemigos nos venían desde todas direcciones.

¡Nathan!

El aprendiz salió despedido por los aires culpa de un Electro + que Kefka disparó. Sorprendentemente, el aprendiz resistió, casi como si fuese invencible.

Pf, y yo que pensaba que ibais a servir de cobayas para Hojo. Me divertiré un montón con vosotros, pero, oh, sólo dolerá un poquito. —Empezó a reírse cual desquiciado—. O puede que no, ¿queréis comprobarlo?.

Nada me haría más feliz, payaso.

Tomé un Éter y me lancé contra Kefka usando la Estocada Oscura tratando de dañarlo lo máximo posible. Sabía más que de sobra que en cuanto realizase aquella habilidad quedaría unos instantes completamente indefenso, sin embargo nada más recuperase mi movilidad finalizaría mi estilo Darkside convocando el Pozo de Penumbras para mantener bien quietecitos a todos los que se metiesen en el radio de influencia de mi habilidad.

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Ragun toma un éter y ataca a Kefka con:

▪ Estocada Oscura [Nivel 20] (HC) [Requisitos: Resistencia 30, Fuerza 20, C.Armas Blancas 30, Velocidad 20, Elasticidad 20, Afinidad a Oscuridad] [Personalizada] Rodeado por una densa aura de oscuridad Ragun se mueve instantaneamente junto a un enemigo que puede estar a una distancia de hasta 10 metros y le asesta una veloz y poderosa estocada que puede atravesar defensas más débiles. Si acierta, el usuario de la habilidad tiene que esperar unos instantes para recuperarse además de recibir daño(10 VT)


Acto seguido, Ragun queda inmovilizado durante unos instantes quedando indefenso. Sin embargo, en cuanto tenga oportunidad utilizará:

▪Pozo de penumbras [Nivel X] Habilidad adaptada de un Lado Oscuro. El personaje clava su puño en el suelo provocando que el área en un radio de 5 metros se convierta en un pozo de oscuridad que hunde parcialmente a sus enemigos haciendo que no puedan moverse durante un turno, recibiendo daño.

Tratando de que alcance al máximo número de enemigos posibles.
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Ronda #14 - Un mensaje de las penumbras

Notapor Astro » Mar Nov 17, 2015 4:27 pm

La cosa no pintaba muy bien. El Scarmiglione gigante resistía mucho más de lo esperado, la magia de Petunia era increíblemente poderosa, y el profesor chiflado había escapado con Maka. Victoria parecía haberse quedado bloqueada en el sitio, y ninguno de los otros compañeros de Bastión Hueco parecía tener ventaja contra los enemigos. ¿No se suponía que Shinju era una maestra, y que estos eran muy poderosos? ¡Pues no se notaba nada!

La única parte positiva, era que incluso aunque había sido empalado por varios trozos de hielo y me había comido un chispazo enorme al tumbar a Kefka, seguía vivo. Sí, vivo. Me dolía todo, para qué mentir, pero no parecía que me estuviese muriendo ahora mismo. Las heridas no sangraban como deberían sangrar normalmente, y podía mantenerme en pie con un poco de esfuerzo. ¿Cómo era posible...? Igual era algún efecto secundario del mordisco de zombie, o quizás del suero azul que había tomado hacía bien poco. Fuera como fuese, me daba un mal rollo impresionante.

Por el momento, aprovecharía para seguir luchando. Ragun había tomado la delantera enfrentándose a Kefka (el enemigo más peligroso, sin duda, y al que estaba seguro de que no podría vencer por mucho que lo intentara -y ya lo había intentando dos veces-), pero los gritos de Margarita y Alvin captaron mi atención. Estaban siendo atacados por dos experimentos que habían entrado después de la explosión causada por el payaso. Genial, menudos inútiles.

Aprovechando que Ragun se encargaba de Petunia y que Scarmiglione parecía estar en las últimas, decidí que lo mejor era asegurarse de que estos dos no la palmaban.

¡Moveos, coño!

Llave Espada en mano, corrí hasta ellos y me coloqué frente a los experimentos. Esperaba que la fuerza extra que me daba el mordisco no se hubiera esfumado con el suero azul, la verdad. Porque sino, las tenía claras. Haciendo acopio de todas mis fuerzas y un puñado de valor, me lancé a por los no-muertos volviendo a usar la llave como bate de beisbol, bateando sus cabezas para tumbarles en el suelo.

Si conseguía derrotarles o al menos noquearles lo suficiente, les indicaría a Margarita y a Alvin que se marchasen corriendo por el mismo camino por el que se había marchado Hojo con Maka. Después, sin perder de vista a mi hermana (si tenía problemas iría corriendo a ayudarla), me lanzaría a por Scarmiglione y le estamparía una poción encima. Antes había escuchado que los objetos curativos le hacían pupa al monstruito este, y esperaba que fuera verdad.
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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Drazham » Mié Nov 18, 2015 2:33 pm

Si algo salió bien del plan fue el acertarle a Scarmiglione (al menos llegaron a darle) con las tres pociones y pasarles el suero a Ragun y a Simon. El resto fue, más bien, de capa caída: Nikolai soltó una exclamación en cuanto el gigante tiró de su látigo y lo arrojó con una fuerza bestial a uno de los tubos de experimentación, otra vez. El cristal reventó por el golpe y el joven, magullado por tantos trotes, a punto estuvo de ahogarse con la cascada de ese líquido extraño que le cayó encima. El día iba de mal en peor, desde luego.

Entonces, un ruido sordo retumbó en el aire, repitiéndose hasta un total de cinco veces. Niko se restregó la cara para quitarse el exceso de líquido y vio a tiempo al malnacido de Hojo con una pistola en mano, y en la otra sosteniendo por una de las coletas a la chica de Tierra de Partida, con sendas heridas de bala repartidas por el pecho. El hombre no tardó en salir por patas por las escaleras junto a su trofeo de caza.

<Ah, no. Tú no te vas a ninguna parte, demente>.

Antes de que llegase a incorporarse, en un intento por impedir que Hojo se escapase, el cuerpo se le paralizó por el repentino bajón de temperatura que notó. En un principio, lo achacó al estar empapado de arriba abajo, pero el susto que se llevó en cuanto unas estacas de hielo surgieron del suelo fue tremendo. Contempló con horror a sus compañeros empalados por las estructuras.

Los cuerpos descendieron con la desaparición de las estacas, y lo más bizarro de todo fue que seguían… moviéndose. No daba crédito a sus ojos, ¿cómo era posible? Una herida de ese calibre debía ser mortal. Y allí estaban, como si no hubiese sido para tanto. ¡Era de locos!

No tenéiss esperanza alguna.

De pronto, una nube de gas le pilló desprevenido y lo inundó todo con su hedor putrefacto, colándosele por todos los orificios de su cara. Respirar aquella cosa era como estar muriéndose poco a poco. Nikolai se retorció sobre sí mismo y se llevó la mano a la boca, conteniendo las ganas de vomitar. Los ojos le ardián, notaba como se ahoga, pero lo peor de todo fue el ardor de garganta. Dios, era lo más similar a haberse tragado varios clavos al rojo vivo.

El gas se disipó y, entre dolorosas toses, analizó el panorama que se les planteaba. Ragun optó por lanzarse con todo a por el peligroso payaso, mientras que Nathan corrió a socorrer a los dos chavales que eran amenazados por los mutantes que se colaban en la habitación. El único cabo suelto que quedaba era el amo de esos monstruos, postrado sobre una rodilla y luchando por incorporarse.

Bueno, el dolor de garganta le impedía articular hechizos, pero eso no quitaba que pudiese ocasionarle daños al monstruo: Nikolai clavó su Llave Espada en el suelo y se mentalizó para convocar dos Tajos Planares debajo del pie y la mano con las que se sostenía Scarmiglione, esperando que aquello le hiciese perder el equilibrio.

Mientras tanto, escondido entre los restos de hielo, Saic miraba a hurtadillas a su dueño empleando las pocas fuerzas que le quedaban. Lo cierto es que su ataque de pánico de antes no le había servido absolutamente para nada. Él huyendo, y los demás dejándose la piel para salir vivos. Menudo asistente estaba hecho.

Claro que aún tenía tiempo para enmendar sus errores. Decidido, salió de su escondrijo y ascendió hasta estar al nivel de la inestable lámpara que no dejaba chisporrotear. Extendió las manos y disparó dos hechizos Electro al soporte de la lámpara. Con un poco de suerte, le caería encima a esa monstruosidad.

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Acciones de Nikolai:

Tajo Planar (HC) [Nivel 5] [Requiere Afinidad a Nada: Fuerza: 7; Armas blancas: 6]. El usuario clava su arma en el suelo para luego hacer brotar de cualquier superficie sólida (no viva) una espada de energía que empalará a los enemigos. La espada se puede materializar en un radio de cinco metros.

Acciones de Saic:

Electro (HM) [Nivel 2] [Requiere Poder Mágico: 3] Ataque básico de elemento Rayo. Pequeño relámpago lineal, con muy pocas posibilidades de paralizar al enemigo.
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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Tsuna » Sab Nov 21, 2015 11:02 pm

Maka Cross y Rebecca:


Hojo no actuó de inmediato como Maka hubiese imaginado, esperó con paciencia a que se tomara el suero y la poción, analizando los posibles efectos que pudiesen tener en su cuerpo. Eso sí, mantuvo el cañón de su arma en su dirección, bajo la atenta mirada de todos los presentes.

Lo que habéis hecho aquí es horrible... un insulto a la vida humana. —murmuró la maestra, con la Llave Espada en sus manos.

Hojo se limitó a sonreír con arrogancia, desviando sus ojos la dirección donde se encontraba Rebecca. En ese momento Maka se había terminado de beber los frascos, así que aprovechó la ocasión para lanzar estos a las manos del doctor, buscando un método para despojarlo de la peligrosa arma que llevaba encima. Por tanto, no pudo responder ni soltar otro gran discurso de sus ambiciones y las esperanzas que llevaba puestas sobre el proyecto en ese mundo.

Y ya fuese por la escasa puntería de Maka o por el enfermizo delirio que había padecido momentos atrás, los frascos no alcanzaron al científico, pero sí le pusieron en alerta. Cuando la chica se abalanzó sobre él con la Llave, Rebecca murmuró algo y se precipitó sobre los dos. Los padres de Margarita exclamaron algo, nerviosos, pero todo sucedió tan rápido que no dio tiempo a asimilarlo: Hojo apuntó a Rebecca, en lugar de a la aprendiz, y disparó una última bala.

El golpe que le propinó Maka con la Cadena del Reino fue seco y doloroso. El científico retrocedió con ambas manos doloridas —el latigazo de antes le seguía escociendo—, y su arma de fuego se precipitó por el suelo, dando vueltas varios metros hasta chocar contra la pared más cercana. Debido a la impresión Hojo también perdió el equilibrio y cayó al suelo, frente a Maka Cross.

Todo había salido a pedir de boca, excepto por Rebecca. La maestra se encogía en ese momento en el suelo, muerta de dolor por el disparo que la había alcanzado en su hombro derecho. Ahora su Llave Espada se encontraba en el suelo, y tanto Susana como Raymon intentaban ofrecerle todo su apoyo, nerviosos. Las prendas de la maestra se tornaban cada vez más rojas.

Claro que el desconcierto y la preocupación no pasaron desapercibidas para el miembro de los Villanos Finales. Éste sacó su bolsillo más próximo unos tapones para los oídos y, acto seguido, lanzó una pequeña bolita de metal con un botón incorporado que presionó. Si Maka se fijaba, o bien si se lanzaba a por el doctor, el pequeño artefacto se abrió y detuvo los movimientos de todos.

Un fuerte pitido les paralizó a todos, se tuvieron que llevar las manos a la cabeza y bailaron unos instantes por la zona. Luego vino el dolor de cabeza, los mareos y la visión difuminada. Los músculos tampoco tardaron en sufrir violentos espasmos que obligaron a todos los presentes a caer de rodillas al suelo, a todos excepto a Hojo, que ya estaba preparado. Aquella era la última oportunidad que tenía para escapar, porque estaba en desventaja numérica, apenas le quedaban munición y recursos, y Maka era invencible. Más valía conservar la vida que los tesoros, decían, así que el hombre se puso en pie, se desprendió de su bata y salió corriendo por un pasillo cercano hasta perderse en la oscuridad, dejando allí su pistola, quizá no la necesitaba más.

Las cristaleras a espaldas de Maka se terminaron por hace añicos y el viento de la ciudad —¡se encontraban al menos en un sexto piso!— arrasó con todo lo que pilló por delante, calando hasta los huesos con el terrorífico frío de la ciudad. La aprendiz no pudo más, era todavía muy novata y aquello la había superado por mucho.

Al final cayó inconsciente.

****


Ragun, Nikolai, Nathan,Victoria, Shinju y Simon:


Ante la situación extrema todos tuvieron claro lo que hacer: Nathan socorrer a los dos supervivientes, que no iban a llegar muy lejos sin ayuda; Ragun enfrentar a Kefka en uno contra uno; y Nikolai detener a Scarmiglione. Victoria en cambio no se movió, ya fuese porque estaba demasiado horrorizada con todo lo que le rodeaba, o bien porque su cuerpo no daba para más, pero la chica permaneció allí quieta, sobre el líquido verdoso cubierto de cristales y cadáveres deformes sin vida.

Y menos mal que a Nikolai se le ocurrió la ingeniosa idea de atacar a Scarmiglione en sus puntos de apoyo con dos Tajos planares, porque de no haberlo hecho el monstruoso enemigo hubiese agarrado a Nathan por el camino, y mejor era no pensar en lo que hubiese podido suceder. El Tirano Pútrido se quejó, golpeó el suelo e intentó ponerse en pie, pero fue imposible: cayó sin remedio por la gravedad, derrotado, y un temblor sacudió todo el laboratorio.

¡Moveos, coño! —exclamó Nathan mientras se acercaba a los dos muchachos.

¡Eso llevo diciéndole minuto y medio! ¡Alvin, levanta joder!

Nathan se situó delante de las dos horrendas criaturas, que le miraron con rabia y alzaron sus brazos hacia él, emitiendo gruñidos de agonía y dolor. Pero el aprendiz se pudo superar, y sin ningún temor, les aplastó la cabeza con una fuerza tremenda. Alvin no comentó nada, no le salieron las palabras de la boca, así que se limitó a levantarse con ayuda de Margarita y ponerse en marcha hacia la salida. No tardó en llegar Simon, que andaba muy cerca, y les indicó que diesen un rodeo para evitar la lucha que tenía lugar contra Kefka en ese momento.

Gracias. —agradeció el hombre de Tierra de Partida a Nathan, antes de marcharse.

Las llamas y el humo se propagaban con rapidez y la sala cada vez se encontraba más oscura, con luces tanto verdes como rojas, dando un ambiente macabro al campo de batalla. La puerta principal terminó cediendo y los experimentos entraron en masa, claro que los más cercanos a su posición eran Scarmiglione, Nathan y Nikolai, así que fueron a por los dos Caballeros primero. Eran tantos que fue imposible no caer de lleno en las lenguas de fuego, a cada segundo más grandes, por lo que una cuarta parte de los monstruos cayó derrotada al poco de entrar. El hermano Knight pudo ver de refilón como Scarmiglione intentaba levantarse de nuevo, a duras penas, pero le lanzó una poción en la cara que sí terminó por acabar con él. Emitió un horrendo y monstruoso gruñido, para no volver a levantarse jamás.

Los dos aprendices tenían que salir de allí si no quería que los monstruos y el fuego les pillasen por banda. Nada podían hacer ya por el Tirano Pútrido, que también se vería devorado por el mar de fuego.

Nada me haría más feliz, payaso.

Ragun llamó la atención de Kefka desde el primer momento. El payaso sonrió con malicia, escuchando sobre su cabeza el chirriante balanceo de la lámpara, y le apuntó con la palma de su mano derecha. Acto seguido bebió su éter y empleó una Estocada oscura, que le permitió moverse a una velocidad pasmosa. Pero no contó con la barrera de fuego que generó el villano delante de sus narices.

¡No! —gritó Shinju desde atrás, que apuntó con su Llavero al enemigo.

Aun con esas Ragun consiguió atravesar las llamas y darle un golpe fatal en el costado al demente payaso, que voló un par de metros atrás hasta chocarse con un tubo verde; se le quedó una fea herida en la zona que sangraba con abundancia. Tras semejante movimiento se le agarrotaron los músculos y quedó inmovilizado, y vio impotente cómo Kefka se volvía a levantar jadeante, dedicando en él una mirada cuanto menos escalofriante.

Ah, no, no vas a tocar más al aprendiz.

Shinju disparó un hechizo, pero Kefka pegó un salto insano que le permitió dar una vuelta en mitad del aire. Aprovechó la maniobra para disparar, además, un hechizo eléctrico que echó a la maestra para atrás y terminó por alcanzar a Saic, que cayó al suelo entre chispas tras disparar sus hechizos.

Jijiji, ¿ves lo que le ha pasado al móvil que habla por no quererme? —le susurró a Ragun en su oreja, justo a su espalda—. Tu destino va a ser incluso peor que el suyo.

Y de pronto Ragun sintió una horrible descarga eléctrica en el cuerpo. Kefka emitía descargas eléctricas desde la palma de su mano, que apoyaba con fuerza en su espalda. El aprendiz comenzó a sufrir sin poder moverse.

>>Me llaman a mí loco, ¿pero y vosotros? ¡Hay que estar loco de remate para entrar aquí pensando que vas a poder rescatar a tus amigos!

Muy bien, ¿quieres jugar? Pues tú te lo has buscado.

La maestra clavó su Llave Espada en el suelo y tanto Ragun como Kefka lo sintieron: empezaron a caer fragmentos de lo que parecían cristales azules del cielo, que dejaban una preciosa estela de polvo tras de sí. De pronto el payaso gritó y se apartó del aprendiz, con los ojos atónitos, fue ese momento cuanto Ragun dejó de ver aquellas cosas. El villano retrocedía con la mano en la cabeza y en el cuerpo, como si estuviese ardiendo, aunque no tuviera fuego encima a simple vista. No contento con ello, Ragun, que había recuperado su movilidad, utilizó su habilidad más poderosa hasta el momento: Pozo de Penumbras.

Clavó su puño en un charco de oscuridad del suelo, oscuridad que se extendió a través de toda la zona. Kefka, que seguía gritando de agonía, se vio atrapado por la ola de sombras hasta quedar parcialmente enterrado. Shinju recogió su Llave Espada y le dedicó una mirada cargada de emoción y placer al villano final, que no paraba de agonizar en aquel infierno al que le habían sometido ambos.

La lámpara terminó por caer en medio de la sala, casi aplastando a la maestra y Ragun. Ahora, del soporte de la lámpara no paraban de salir chispas que quemaban a diestro y siniestro.

Venga, todos afuera. ¡Rápido, rápido!

Ragun pudo salir sin problemas, o bien ayudar a Nikolai, que todavía cojeaba y tenía a algún que otro experimento a sus espaldas, a punto de darle caza. Nathan pudo llevar a Victoria consigo, que no se movió del sitio. Y si nadie ayudaba, sería Shinju la que se encargara de esa tarea, tirando de los más rezagados y llevándolos a rastras si hacía falta hacia la salida, por la que Simon y los otros dos ya habían marchado.

****


Bastión Hueco:


Estaban vivos. Habían escapado de aquel infierno de fuego y llamas que ahora se derrumbaba a pedazos tras la puerta. La nueva zona daba acceso a más puertas y pasillos, pero Shinju, con un fuerte resoplido de cansancio, no quiso seguir más.

Se acabó —afirmó frente a todos, con el ceño fruncido y aspecto desaliñado—. Nos volvemos a Bastión Hueco antes de que alguien se entere de esto o pase algo peor. Ya sé que os he metido en la boca del lobo, y no era mi intención traer novatos a una trampa mortal de esos pirados. Pero... —se detuvo, pensando bien qué decir a continuación— ¡Pero ni se os ocurra decirle nada a Nanashi! Estáis advertidos.

Shinju extendió su brazo derecho a un lado y abrió un portal de oscuridad. La excursión se había terminado, era momento de regresar a su hogar, a su dulce y preciosa cama. También podían investigar un poco lo que quedaba por allí, la maestra no se movía del sitio y les daría, como máximo, cinco minutos: en una de las habitaciones había un montón de cajas de cartón de distintos colores —amarillas, rojas y azules— apiladas una detrás de otra, con ratas correteando y royendo el cartón; otra, en cambio, daba acceso a una enfermería mucho más moderna que la de abajo donde se encontraban todos los objetos que habían robado de allí, encontraron incluso anotaciones de los sueros y una enorme máquina con los distintos sueros que quedaban, ahí estaba la sustancia que bien podía tanto curar como salvar, ¿la iban a dejar tal cual, se llevarían un poco para casa en un frasco que podían recoger, o romperían aquella abominación de Hojo?

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Anotaciones:
*Esas son las dos habitaciones que tenéis más cerca, la maestra no os permitirá investigar más. Si queréis investigar las cajas, decid un color en concreto, no os dará tiempo a mirarlas todas. Podéis además llevaros cualquier tipo de suero de los tres que hay, o bien dejarlos ahí, o destrozar la máquina que los contiene. Hay frascos como los que llevaba Hojo encima a montones.

*Se supone que la puerta que da acceso a la sala de los tubos verdes está cerrada, si queréis podéis volver a abrirla.

*Y también tenéis una decisión muy importante: decirle a Nanashi, o cualquier otro maestro al regresar a Bastión Hueco (indicadlo en el post si lo hacéis), lo que ha hecho Shinju. Vamos que os podéis o no chivar. Decidáis lo que decidáis, tendrá repercusiones más adelante. ¡No es el último post!


****


Tierra de Partida:


Maka se terminó despertando con una ligera pesadez encima. Lo primero que vieron sus ojos fueron las paredes blancas e impolutas de la habitación, muy similar a donde le habían hecho el horrible experimento. Parecía sacada de una pesadilla, un mal sueño, pero si se observaba el cuerpo conseguiría ver que tenía las cicatrices de los disparos en su pecho.

Se sentía bien, al menos comparada como cuando le inyectaron el suero. El único inconveniente es que no se podía mover, tenía agujetas por todo el cuerpo y estaba hecha polvo. La habitación era sencilla, tenía una mesilla a su lado, una puerta al fondo y la cama donde ella misma se encontraba. Escuchaba voces desde el exterior.

De pronto, una Sombra surgió desde un rincón oscuro de la sala:

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La criatura caminó despacio hacia Maka, que apenas se podía mover. Y si no hacía algo le arrancaría el corazón.

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* Poción retirada del inventario de Maka.
* Poción retirada del inventario de Nathan.
* Éter retirado del inventario de Ragun.

No es la última ronda pero sí estamos muy cerquita del final, así que no perdáis el ritmo que contará para la puntuación final.


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Fecha límite: Jueves 26 de Noviembre.

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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Maka Cross » Lun Nov 23, 2015 2:28 am

Era obvio que no paraba de mirar como mi enemigo me apuntaba con ese arma. Esto era una cosa que no me agradaba mucho, pues que yo usara más bien ataques físicos hacía que mis enemigos con ataques de largo alcance tuvieran una gran ventaja contra mí.

Lo que habéis hecho aquí es horrible... un insulto a la vida humana. — Fruncí más mi ceño hacia nuestro enemigo.

No me sorprendió que los frascos que use para lanzar hacía al loco científico, no le alcanzaran. Aunque lo que si me sorprendió fue lo que ocurrió cuando fui a atacar al loco ese. ¿Quien iba a decir que iba a ocurrir tal cosa? Sabía que era mi culpa por no pensarlo todo bien. Pues solo pensaba en atacar a mi oponente y tener cuidado de si este me disparaba o algo así, ya que realmente no me vi venir que pudiera disparar a alguno de ellos.

Al ver que mi golpe hizo que el arma se precipitara por el suelo, quedando cerca de una pared. Me sentí aliviada por esta parte, pues así no podría dañar a nadie más con esta por si tuviera alguna bala o algo aun. Pues era mejor prevenir que curar. Igual pude ver como Hojo caía al suelo al perder el equilibrio, a lo que fruncí aun más mi ceño mientras mi mirada estaba clavada sobre él.

Pensaba seguir mirando a mi enemigo pero al recordar lo del disparo, no pude evitar el hecho de desviar la mirada de este hacia mi maestra, viendo preocupada su hombro derecho. Sentí como mi pecho se oprimía ante tal cosa, porque puestos a elegir hubiera preferido ser yo la que hubiera recibido tal balazo. De repente recordé que había tomado la poción, maldiciéndome mentalmente por ello, porque se lo podría haber dado ahora mismo a ella.

Había sentido la necesidad de ir a socorrer a mi maestra, pero desvié mi mirada hacia el científico aquel pues sabía que no había que dejar de vigilar a este por si acaso. Entonces no pude evitar abrir los ojos de par en par al ver que lanzaba algo y al no saber que era, no sabía como reaccionar a tal cosa. ¿Qué debía de hacer? Es lo único que se me paso por la cabeza, pues quizás era una bomba o algo.

Entonces al escuchar un fuerte pitido, mi Llave Espada se desmaterializo en el instante que lleve mis manos hacia mi cabeza para sujetar esta con algo de fuerza. No pude evitar moverme de un lado y hacia otro, teniendo la cabeza en blanco o más bien solo concentrándome en el dolor. Mi visión comenzó a difuminarse, haciendo que entrecerrara los ojos del dolor, hasta hubo un momento en el que me sentí mareada. Acto seguido caí de rodillas mientras me sujetaba la cabeza con dolor. Me pude fijar que a Hojo le iba bien, cosa que me desagrado bastante. Sentí ira cuando vi que este comenzó a escapar y quise ir detrás de él para detenerle, no quería que se saliera con la suya, pero no pude hacer nada.

El ruido del cristal romperse tras de mi, no llamo mucho mi atención, pues estaba más concentrada en lo anterior. Aunque sentí frío cuando esto paso, hasta que finalmente sentí que me caía al suelo lentamente. Comencé a ver como todo oscurecía a su paso, para caer una vez más inconsciente.

---


Apreté ligeramente mis ojos cuando me desperté, abriendo estos lentamente algo confundida. Vi unas paredes blancas, tardando en asimilar de que me sonaban. Cuando lo hice, no pude evitar abrir los ojos de par en par, mirando hacia los lados. ¿Qué había pasado? Me sentí algo confundida, hasta que mire mi cuerpo, cosa que hiciera que supiera que realmente todo había pasado pero... ¿Entonces donde estaba? Fruncí mi ceño.

Intente moverme del lugar pero ni eso pude, así que me mantuve en donde estaba. Me quede observando la habitación con más detenimiento, por si me hubiera saltado algo de interés. Mis ojos enseguida se posaron en la puerta al escuchar voces del exterior.

¿Qué le habría pasado a Becca? Aparte de ella, también no iba a olvidar a los padres. Después de recordar a estos, no pude evitar pensar en todos aquellos con los que me tope. ¿Estarían bien? Quizás era algo tonto el hecho de preocuparme en todos aquellos que ni conocía, hasta de los hermanos pero realmente esperaba que estuvieran bien. Igual Simon, Margarita y Alvin. Pues aun no olvidaba lo ultimo que paso antes de que fuese disparada por aquel.

Mientras estaba pensando en todo esto, vi a un sincorazón aparecer. El ceño lo deje de fruncir para mostrar algo de sorpresa por ello. ¿Por qué habría aparecido uno de la nada? Me pareció confuso y lo peor de todo es que no podía moverme por las agujetas. Aun así trataría de rodar si pudiera, aunque seguramente me costaría un montón pero sería para tratar de esquivar a este y quizás luego tratar de hacer que mi Llave Espada apareciera para tratar de defenderme del contrario pero veía difícil hacer tal cosa. Igual podía recurrir a pegar un grito de que se alejase, aunque seguramente no serviría para nada. También podía llamar mi Llave Espada antes de tiempo, pero dudaba mucho el hecho de que pudiera moverme una vez más o al menos las manos para defenderme.

Realmente probaría a hacer todo eso para protegerme hasta si tuviera que hacer la tontería de rodar como si no hubiera un mañana a cada lado, lo haría.
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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Sombra » Lun Nov 23, 2015 2:36 pm

Kefka sonrió con su característica crueldad. Apreté los dientes y sin cruzar más palabras me lancé contra él a toda velocidad.

Pero eso no impidió que un muro de fuego me calcinase por el camino. Sin embargo, no me detuve. Aún podía luchar. Escuché el grito de Shinju como un lejano eco.

Sentir como la carne del payaso al que una vez había contribuido a la muerte de Ban fue gratificante. La sangre salpicó el suelo y se deslizó por el filo de mi llave espada. Kefka salió disparado hacia atrás impactando contra uno de los tubos verdes de cristal. Era un todo o nada.... Pero al final no había logrado matarlo, había sido demasiado débil.

El bufón se alzó de nuevo débil y jadeante, pero todavía podía luchar. Me lanzó una mirada amenazadora que hizo que el pelo de mis brazos se erizara.

Ah, no, no vas a tocar más al aprendiz.

La Maestra Shinju conjuró un hechizo que disparó contra el villano, pero él fue mucho más ágil y pegó un salto con el que dio una voltereta en el aire. No dejó pasar la oportunidad disparando un electro contra el asistente de Niko, que se precipitó contra el suelo mientras chispas eléctricas salían de su cuerpo.

El payaso se colocó a detrás de mí, tensé mis músculos esperando un ataque fatal.

Jijiji, ¿ves lo que le ha pasado al móvil que habla por no quererme? —susurró en mi oído—. Tu destino va a ser incluso peor que el suyo.

Una potente descarga eléctrica recorrió todo mi cuerpo, atravesándolo sin piedad. Sentí como todo mi cuerpo se engarrotaba y como mis nervios me obligaban a quedar completamente paralizado.

>>Me llaman a mí loco, ¿pero y vosotros? ¡Hay que estar loco de remate para entrar aquí pensando que vas a poder rescatar a tus amigos!

Muy bien, ¿quieres jugar? Pues tú te lo has buscado.

En ese momento, Shinju clavó su arma en el suelo. Pude ver como unos fragmentos de cristales azules caían dejando una extraña estela como polvo de diamante brillando a la luz del sol. Pero entonces, dejé de verlos y escuché como Kefka chillaba llevándose la mano a la cabeza como si tratase de apagar algún fuego invisible. No me hizo falta ser un génio para saber que el payaso estaba siendo presa de una ilusión. Sin dudar aquella afinidad era aterradora.

Pero no era tiempo de quedarse a mirar. Me aparté del payaso y concentré todo el poder que me quedaba en la palma de mi mano. Solté un rugido por el esfuerzo y clavé mi puño en el suelo provocando un gran charco de oscuridad.

Kefka se hundió irremediablemente en el suelo, atrapado por la oscuridad. Mi cuerpo volvió a la normalidad al instante mientras sentía como mi poder volvía a la normalidad.

Shinju cogió su espada, que había quedado clavada en el suelo.

Pero no pudimos rematarle, aún no. La lámpara que se había estado balanceando sobre nosotros se desprendió y casi nos aplasta. Por suerte pudimos esquivarla a tiempo.

Venga, todos afuera. ¡Rápido, rápido!

Niko, ¡cuidado! —exclamé mientras me encargaba de uno de los experimentos que se le había acercado a la espalda—. ¿Estás bien? ¿Puedes caminar? —ofrecí a ayudarle.

***


Habíamos atravesado la puerta, todo se derrumbaba al otro lado de ella. Los horribles experimentos llevados a cabo en aquel laboratorio iban a acabar, o eso esperaba.

Todos estábamos vivos y ya no estábamos enfermos. Nadie más se convertiría en zombie nunca más, o al menos aquello me gustaría. Tales aberraciones en un mundo habitado.... Prefería no imaginarme lo que ocurriría.

Se acabó —dijo Shinju en ese momento. Su ropa y su cabello estaban hechas unos zorros—. Nos volvemos a Bastión Hueco antes de que alguien se entere de esto o pase algo peor. Ya sé que os he metido en la boca del lobo, y no era mi intención traer novatos a una trampa mortal de esos pirados. Pero... —La Maestra dejó de hablar unos instantes pensando lo que iba a decir— ¡Pero ni se os ocurra decirle nada a Nanashi! Estáis advertidos.

Sonreí levemente, algo divertido al ver su actitud infantil. Bueno, no podía negar que se aprendía mucho más en una situación normal que nos podía ocurrir en nuestro oficio que en un mero entrenamiento. Shinju abrió un portal de oscuridad que nos llevaría a Bastión Hueco. Sin embargo, todavía podíamos investigar un poco el lugar antes de volver.

Aunque solo teníamos cinco minutos contados.

Cogería las anotaciones sobre el suero. Podían utilizarse como prueba contra los Villanos Finales en un futuro. También me guardé un frasco de cada tipo en el bolsillo. Una vez los demás cogiesen (si es que querían) algún bote rompería la mágina y todo lo que contenía para que nunca más se volviese a utilizar.
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[VK] Ronda #15 - Un mensaje de las penumbras

Notapor Soul Artist » Vie Nov 27, 2015 1:46 am

Como dije, no recuerdo mucho de lo que pasó. Fue todo muy confuso. El caos, las batallas, el control mental... Para cuando quise darme cuenta estaba en estado de shock, intentando asimilar lo que sucedía a mi alrededor. Sólo recuerdo a Nathan agarrándome y llevándome lejos de allí.

Estaba cubierta del líquido verde. Había visto y tocado cadáveres. Había hecho cosas horribles, pensado en cosas peores, me había dejado llevar por una situación que claramente me superaba. Todo aquello me superaba. Y Shinju sólo pensaba en lo suyo y la confidencialidad. Por eso, vomité en cuanto estuvimos a salvo y manché los zapatos de mi hermano.

Me tapé la boca y noté las lágrimas cayendo desde mis ojos hasta mis dedos. Con la otra mano en el estómago me acerqué a la puerta de la enfermería; Ragun acababa de entrar en ella y se iba a tratar sus heridas. No le iba a dejar a su bola.

Nathan, vete —le pedí a mi hermano, señalándole con la cabeza el portal—. Necesito un momento. Por favor.

En cuanto lograse convencerle seguiría a Ragun hasta la habitación. Vi que el aprendiz tomaba algunos archivos, y además de ellos se guardaba unos frascos. Quise tragar saliva, pero el horrible sabor de mi vómito no me lo permitió. En su lugar, cerré la puerta detrás de mí y le observé fijamente.

Destruyó la máquina por mí, quizás sin percatarse de mi presencia. No tenía ningún derecho para quitarle ese placer: se lo había ganado mucho más que yo, que no había hecho absolutamente nada más que cargar al grupo. Pero no iba a dejar que terminara así.

En cuanto se giró para marcharse se encontraría conmigo bloqueándole la puerta. No iba a apartarme.

Sabes que no puedo dejarte que lo hagas.

No quería amenazarle con la Llave Espada ni con mis puños: qué estupidez. No tenía la fuerza física ni emocional para hacer algo semejante, y mucho menos contra él entre todas las personas. Seguía enferma y en gran parte en shock, así que apartarme con un empujón bastaría más que de sobra. Pero tenía que hacerlo.

Has visto lo que eso hace. Lo que me... Nos ha hecho —Quise remarcar el plural, pero no podía evitar ser egocéntrica en aquel caso. Lo había pasado peor que él—. No sé qué planes tienes con eso. Dárselo a los Maestros, quedártelo, enterrarlo... De verdad que no lo sé. Pero por favor, Alexander... No lo hagas.

Le extendí la mano, pidiéndole los archivos y los frascos. Se me había quebrado la voz al pedírselo, haciéndolo sonar casi una súplica. Me daba igual.

No dejes que pase de nuevo por esto.

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Espero segunda respuesta de Sombra para saber si pasará olímpicamente de Victoria o no, siento alargar x__D
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Re: [VK] Ronda #15 - Un mensaje de las penumbras

Notapor Sombra » Vie Nov 27, 2015 2:13 am

Me giré dispuesto a irme hacia el portal, sin embargo alguien inesperado se interpuso entre la puerta y yo. La propia Victoria. La chica tenía un aspecto horrible, estaba pálida como un cadáver y unas marcadas ojeras denotaban su agotamiento. Sus propios movimientos eran torpes, pero allí estaba. De pie frente a mí, casi retándome.

¿Te encuentras bien? —dudé unos instantes.

Sabes que no puedo dejarte que lo hagas. —dijo Victoria en ese momento tras unos instantes de silencio. La muchacha habló con seriedad, mucha más de la que había mostrado hasta aquel momento.

No respondí. Entendía las razones de que no quisiese que me llevase aquellos frascos a Bastión Hueco. Ella misma había estado bajo el poder del virus, sabía lo que hacía. Yo no había llegado a estar tan enfermo como ella, tal vez por eso no había visto el potencial peligro que era...

Has visto lo que eso hace. Lo que me... Nos ha hecho —habló tratando de hacerme ver que llevarme aquellos frascos—. No sé qué planes tienes con eso. Dárselo a los Maestros, quedártelo, enterrarlo... De verdad que no lo sé. Pero por favor, Alexander... No lo hagas.

Victoria casi parecía al borde del llanto, estaba asustada, y no era para menos. ¿Un virus capaz de convertirte en zombie? ¿Uno que podía ser controlado por Scarmiogle para atacar incluso a tus amigos? Debía ser aterrador.

No dejes que pase de nuevo por esto.

Sin embargo, no se trataba solo del peligro que desentrañaba el virus. Era posible que Hojo tuviese más laboratorios donde estuviese haciendo más investigaciones similares... O peores. Aquello que llevaba conmigo eran pruebas. Los Villanos Finales habían manchado la reputación de la orden de los caballeros de la Llave Espada. Ahora teníamos archivos en nuestro poder, frascos que podían mostrarle al mundo la cara más oscura de los seguidores de Palamecia.

Victoria. ¿Entiendes lo que podemos conseguir con esto? —pregunté—. Estos documentos son pruebas sólidas de los horrores que se han creado en estas estancias. Con esto podemos denunciarles a la Federación Galáctica, empezarán una investigación exhaustiva en busca de cualquier otro laboratorio donde puedan retomar el proyecto.

>>Si destruímos estos archivos y los frascos... No tendremos nada. Todas las muertes que han provocado para desarrollar esta monstruosidad habrán sido en vano. Esos experimentos eran personas, Victoria.

Me aproximé lentamente a la chica y le tendí una mano con ambos frascos; el virus y la cura.

Destruír eso y que esos asesinos salgan impunes... O denunciarlo en la Federación junto a los Maestros. —Esperé que la muchacha los cogiese y decidiese ella misma lo que debía hacer—. Tú decides. Pero al menos déjame tener los archivos para presentarlos como prueba. Es lo único que te pido.

Dicho eso, colocaría mi mano sobre su hombro e intentaría apartarla con suavidad para volver al portal y atravesarlo para llegar a Bastión Hueco. Mi hogar.
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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Drazham » Vie Nov 27, 2015 3:02 pm

Sus últimas reservas mágicas no se agotaron en vano. Las dos espadas de energía se hundieron en la carne de Scarmiglione, haciéndole tambalearse y desestabilizándole de sus puntos de apoyos. Su pesado cuerpo cayó al suelo como un plomo, que tembló por el impacto. Nikolai mantuvo el equilibrio aferrándose a su arma y se incorporó, lanzándole una mirada cansada y de satisfacción al Villano. Un problema menos del que preocuparse.

Ojalá no hubiesen sido tantos apelotonados. El caos desatado en la sala era, como poco, mayúsculo: La caída de su líder no ralentizó a los malditos experimentos, que consiguieron derribar la puerta de cristal y colarse cual jauría de perros hambrientos. La buena noticia es que el mar de llamas se encargó de tragarse a gran parte. La mala es que ellos mismos también se arriesgaban a correr su misma suerte si no salían de allí.

¡Moveos, coño!

Tras dejar a los dos chavales al cargo de Simon, Nathan corrió como un condenado a por Scarmiglione y frustró su intento de incorporarse arreándole un botellazo con una poción. Emitió un grotesco quejido y se desplomó. En fin, más valía prevenir que curar.

Nikolai le hizo un gesto con la mano al chico (seguía con la garganta hecha un cristo) para espolearle a que abandonaran el laboratorio. Echó a caminar, usando de bastón la Llave Espada, y miró de refilón cómo el fuego devoraba al monstruoso ser y a sus lacayos que tuvieron el infortunio de caer en sus garras.

¡No!

El joven pegó un respingo al escuchar un rugido atronador, y dio un paso hacia atrás en cuanto vio a Shinju volar entra la humareda a una velocidad pasmosa. Algo más cayó al lado de la Maestra, mucho más pequeño y cubierto de una superficie metálica. Se acercó un poco y abrió los ojos con horror al discernir a la pequeña esfera que chisporroteaba.

<¡¡Saic!!>

Trató de gritar, consiguiendo tan solo que le diese un ataque de tos que le desgarró la garganta, llevándose la mano a la zona afectada. Tras recomponerse, se abalanzó con urgencia hacia el asistente, hincando su rodilla sana. El visor de la criatura no mostraba luz alguna. Emitió un leve pitido y su cuerpo se deshizo en una nube de datos que flotaron hasta la chaqueta de su dueño, justo en donde guardaba su móvil.

Nikolai gruñó y se llevó la mano al susodicho. Saic ya le habló de su sistema de emergencia que le transferiría a su móvil en caso de que le ocurriese algo si estaba cerca. Esperaba no tener que utilizarlo una vez más.

Jijiji, ¿ves lo que le ha pasado al móvil que habla por no quererme?

Alzó la vista y clavó unos ojos llenos de rabia al psicótico responsable de aquello. Observó con impotencia cómo Kefka torturaba sin compasión a Ragun, friéndolo a base de descargas eléctricas. Resolló, incapaz de cobrarse venganza por lo de Saic y borrarle esa pérfida sonrisa con su hechizo más básico, no le quedaba ni una gota de magia

Muy bien, ¿quieres jugar? Pues tú te lo has buscado.

Aunque ese privilegio se lo llevó Shinju: la chica clavó su arma en el suelo y, en unos instantes, la cara del arlequín dio un giro de 360 grados. Sin venir a cuento, se puso a chillar como un energúmeno y a espolsarse con las manos por todo el cuerpo mientras se revolvía, turbado. Niko esbozó una mueca, al rato se hizo una idea de que le había hecho Shinju. Más bien, qué le había hecho a su mente.

La magia ilusoria daba miedo. Por los gritos y aspavientos del payaso, no quería ni imaginarse la paranoia a la que estaría sujeto.

La oscuridad de Ragun hizo el resto, tragándose a un iracundo Kefka en un pozo negro y apresándolo. Nikolai experimento un atisbo de satisfacción viéndole retorcerse de dolor (ilusorio, a fin de cuentas). Con ello, tenían a los dos Villanos neutralizados.

Claro que no hubo tiempo para celebraciones. La lámpara central se estrelló contra el suelo y se sumó al desastre que reinaba en la sala.

Venga, todos afuera. ¡Rápido, rápido!

Niko, ¡cuidado!

Se giró con brusquedad y, con el corazón en un puño, ondeó su Llave Espada, asustado por la presencia de un mutante que casi se le echó encima. Ragun acudió a socorrerle y remató al monstruo de un tajo.

¿Estás bien? ¿Puedes caminar?

El aprendiz le asintió en silencio y aceptó su ayuda, pasándole el brazo por el hombro para ayudarse a caminar con mayor soltura.

***


Lo consiguieron, habían escapado de aquel infierno.

Tras atravesar el boquete que daba a otra parte de las instalaciones, Nikolai le pidió a Ragun que le dejara en la pared del pasillo. Se recostó e inspiró hondo, llevándose la mano el pecho. El escozor de garganta se le estaba pasando, notando que sus cuerdas vocales recuperaban su fuerza. O, quizás, el dolor de garganta era una nimiedad con los constantes pinchazos que le daban la pierna.

Oh, dios, la pierna. La miró con el ceño fruncido y maldijo por lo bajo. Más les valía que en Bastión Hueco tuviesen a mano algún hechizo para arreglarle el estropicio al que antes llamaba rótula o ya se podía despedir de las sesiones de entrenamiento en una buena temporada. Y a ver con qué cara le decía a Saeko que las clases de baile tendrían que esperar.

Se acabó —proclamó Shinju con un tono tan macilento como su aspecto. Niko, aun apalancado en la pared, meneó la cabeza y le prestó atención a la chica—. . Nos volvemos a Bastión Hueco antes de que alguien se entere de esto o pase algo peor. Ya sé que os he metido en la boca del lobo, y no era mi intención traer novatos a una trampa mortal de esos pirados. Pero... —<¿Pero?>— ¡Pero ni se os ocurra decirle nada a Nanashi! Estáis advertidos.

<¡Qué!>.

Nikolai le lanzó una mirada de incredulidad a la Maestra y se revolvió en el sitio, haciendo ademán de incorporarse. Sin embargo, su pierna volvió a hacer de las suyas y lo frenó con una punzada de dolor. Gruñó y desistió. ¿Iba en serio? ¿Quería callárselo todo para salvar su culo de la irresponsabilidad que había cometido?

Abrió y, al ver a la hermana de Nathan vomitando y con la pinta más horrible que había visto hasta entonces, cerró la boca, negando con la cabeza. No iba a ponerse a discutir con ella en esas condiciones. Ni se veía con las fuerzas de ello, ni quería dar pie a una trifulca por los puñeteros caprichos de la niña.

Entonces, Shinju abrió un portal en mitad del pasillo con un gesto. La maraña de oscuridad con forma ovalada le levantó un poco la moral, sabiendo lo que significaba: hogar, dulce hogar. Lo primero que haría nada más volver al bastión sería pasarse por la enfermería para arreglar el tema de su pierna y, seguido de eso, se zambulliría en las sábanas de su cama y no saldría hasta el día siguiente.

Aunque, ya que estaban, sería un desperdicio no echar un último vistazo por los alrededores. La Maestra les dio tan solo cinco minutos. Tiempo más que suficiente, pensó. Tomó aire y, apretando los dientes, se separó de la pared para fisgonear en la enfermería junto a los demás.

Frascos, frascos, y más frascos. Se trataba del lugar en el que Hojo guardaba los diversos sueros del demonio; los que daban lugar a la mutación, y los que solventaban aquella aberración de la naturaleza. Ragun ya le estaba echando mano a la máquina del mejunje, por lo que se lo dejó a él para ahorrarse los retortijones de estómago de solo pensar en ello. Optó por escudriñar el montón de cajas amarillas antes de marcharse.

Y en cuanto se plantó delante del portal, se cruzó de brazos y ladeó la cabeza.

<Joder, Shinju…>.

Pensándolo mejor, trataría de dejar el descanso para más tarde. Había asuntos mucho más importantes, como poner al corriente de todo a algún Maestro que tuviese la cabeza sobre los hombros. Ya no era solo porque Shinju no se librase del rapapolvo que se merecía. Los Villanos Finales tenían un arma biológica de tal magnitud que podían poner en peligro a un mundo entero.

Un mundo entero. Como el suyo. En el que Palamecia tenía libre albedrío y tenía a sus ciudadanos en la palma de su mano. Simples y corrientes civiles a su alcance para transformarlos en una armada de monstruos. Un escalofrío le recorrió la espalda de pensar en esa horripilante escena.

Tenía que informar de ello a quien fuese y cuanto antes. La Federación, a Nanashi, al líder de Bastión Hueco… Alguien que fuese consciente del peligro que conllevaba dejar campar a sus anchas a esos lunáticos. No podía dejar caer en saco roto lo que aconteció, y se aseguraría de hablarlo con su tutora o con el mismísimo Ryota, que al menos les llegase su versión de los hechos y la copia digital de los informes de Hojo que tenía en su poder.
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Ronda #15 - Un mensaje de las penumbras

Notapor Astro » Vie Nov 27, 2015 8:18 pm

¡Eso llevo diciéndole minuto y medio! ¡Alvin, levanta joder!

Bateé la cabeza de los experimentos con mi llave espada, apartándoles con una fuerza inusual. Por el rabillo del ojo, pude ver que Alvin y Margarita por fin se movían hacia la salida, igual que el tío de la boina, que se acercó a mí para agradecerme que les hubiera ayudado.

Claro... ¿Y tú quién se supone que eres?

No esperé a la respuesta, porque la puerta principal cedió y más monstruitos empezaron a entrar en la sala. Dudé qué hacer durante unos instantes, pero enseguida vi mi oportunidad al observar que Scarmligione estaba vulnerable. Sin dudarlo, corrí hasta él y le estampé una poción en la cara, derrotándole de una vez por todas.

¡Toma ya! ¡Jódete, cabrón! —vociferé, contento por mi primera victoria. ¡Y eso que era un novato!

Sin poder celebrarlo más por el fuego y los monstruos, salí pitando a buscar a mi hermana —Quien seguía bloqueada por la situación, sin reacción alguna— y, una vez con ella a mi lado corrimos hasta la salida. Por el camino pude ver que Ragun y Shinju seguían pelendo con Kefka, pero no presté demasiada atención. Eran mayorcitos, sabrían apañárselas ellos solos.

Gritos y ruidos sonaban a mi espalda, pero no me giré. Lo más importante ahora era salir de allí a salvo.

****


Sí, estábamos vivos. No tenía ni idea de cómo lo habíamos logrado, pero lo habíamos hecho. Incluso Ragun, para mi desgracia. Me dejé caer sobre una pared, deslizándome con desgana hasta acabar sentado en el suelo, aunque di un brinco cuando Victoria casi me vomitó encima. Tenía una pinta horrible, posiblemente la peor de todos. Como no tenía ni idea de qué decirle en una situación así, me limité a darle un abrazo para intentar tranquilizarla, sin decir nada.

Se acabó

Levanté la cabeza, mirándola con mala cara. ¿Y ahora qué?

Nos volvemos a Bastión Hueco antes de que alguien se entere de esto o pase algo peor. Ya sé que os he metido en la boca del lobo, y no era mi intención traer novatos a una trampa mortal de esos pirados. Pero... —No parecía segura de lo que decir a continuación— ¡Pero ni se os ocurra decirle nada a Nanashi! Estáis advertidos.

¡¡Estarás de coña!! —estallé, señalándola con un dedo y lleno de ira—. ¡¡CASI MORIMOS AQUÍ, Y MÁS DE UNA VEZ!! ¡¡Y ES CULPA VUESTRA!!

Esta vez señalé tanto a Shinju como a Ragun y Nikolai. Ella, por ser la maestra que nos había traído a la boca del lobo como había dicho; y ellos por ser los aprendices con más experiencia que habían dejado tirados a los novatos. Realmente, no estaba seguro de cómo habíamos sobrevivido. De verdad.

Habría seguido gritando, pero me dolía ya todo. Me giré hecho una furia hacia el portal de oscuridad que Shinju había abierto, haciéndole un gesto con la cabeza a Victoria para que me siguiese, pero...

Nathan, vete. Necesito un momento. Por favor.

Abrí la boca para responder con algún grito, pero me callé en el último momento. No iba a discutir con ella en aquel momento, sobre todo porque sabía que no lograría convencerla. Me limité a soltar un gruñido de desaprobación y entrar en el portal de mala gana, pasando de explorar lo que fuera que hubiese en las habitaciones de aquel maldito lugar en aquel condenado mundo. Ahora mismo, sólo quería volver a Bastión Hueco.

No, no iba a chivarme de Shinju. La había culpado de lo ocurrido, pero había sido más la rabia contenida que otra cosa, ella no tenía por qué haber sabido lo que el profesor chiflado y Petunia tenían montada con los experimentos y todas esas locuras. Y además, ella me salvó en la Red hacía bien poco, así que tampoco habría sido justo.

Ahora, sólo quería darme una ducha y dormir hasta no poder más.
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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Tsuna » Sab Dic 05, 2015 10:53 pm

¡Los muertos vuelven a la vida!

¡Noticia de última hora, noticia de última hora! ¡El caos se desata en el Mundo Inexistente! ¡Los muertos vuelven a la vida! Experimentos inhumanos llevados a cabo en las profundidades y monstruos más peligrosos que los Sincorazón, ¡todo orquestado por nuestro benevolente alcalde, Mateus Palamecia, inconcebible!

La Orden de la Llave Espada alega denuncias contra el actual alcalde de Ciudad de Paso, ya nombrado, por llevar a cabo experimentos inhumanos en personas y seres vivos de todo tipo a escondidas, en un laboratorio subterráneo y al margen de la ley. La respuesta por parte de la Federación Galáctica no ha tardado en llegar, buscando responsabilidades por parte de nuestro querido gobernador, mientras que la Orden continúa sus ataques haciendo uso de supuestos testigos, imágenes y archivos en teoría robados de las instalaciones.

La Federación ha prohibido la transmisión de dichos documentos debido a su dureza para no alterar a la población civil, pero alguien ha filtrado imágenes en la red sin saber cómo, y los rumores se extienden por la ciudad a toda velocidad. ¡Es terrible! ¿Un virus capaz de transformar a todo ser vivo en una bestia sin escrúpulos, con el único objetivo de devorar a sus congéneres? Las imágenes son desoladoras, escalofriantes, y esto nos lleva a la siguiente cuestión: ¿qué sucedería si se extendiese a otros mundos, como el nuestro? ¿Estaremos todos condenados? ¿Tanto defendernos de los Sincorazón estos años para que una amenaza todavía mayor arrase con nosotros en un instante? Claro que el alcalde de la ciudad no ha tardado en hacer declaraciones al respecto, os pasamos un fragmento:

...y se me ha acusado de ser un monstruo peor que los Sincorazón. Como gobernador de Ciudad de Paso, y como representante de todos sus habitantes, debo responder a estas falsas y locas acusaciones sobre mí. Han utilizado archivos con extensas y retorcidas explicaciones, imágenes de pesadilla e incluso testigos aislados. Y todo liderado por ambas Órdenes, las mismas que están ahora en guerra e ignoran la amenaza de los Sincorazón, esa que tanto nos ha costado erradicar en esta nuestra ciudad. No tienen otra cosa que hacer que jugar con un tema tan serio y buscar culpables hasta debajo de las piedras, ¿quién no nos dice que en el fondo de este asunto no hay ningún culpable, y todo eso lo han organizado ellos mismos?. Esto no deja de mostrar la terrible naturaleza que carga la presente Orden de la Llave Espada, involucrando mundos en sus guerras y utilizando cualquier excusa para detener a aquellos que hacemos las cosas bien en su lugar.

¡Ya le hemos escuchado! ¡El gobernador de Ciudad de Paso, Mateus Palamecia, alega que todo se trata de una vil mentira llevada a cabo por la Orden, que no duda en aprovechar cualquier nueva amenaza para llevar nuestro mundo a la ruina otra vez, cegados por su ansia de poder! Ante tales acusaciones la Federación Galáctica se ha mostrado reacia a continuar las investigaciones sobre nuestro alcalde, ya acusado también por la Orden en el pasado, donde demostró no tener culpa alguna.

¿Qué será lo siguiente que lleven a cabo estos mencionados “Caballeros de la Llave Espada”? Será mejor no...


****


Tierra de Partida

Maka se sorprendió al ver al sincorazón salir de la nada. La criaturilla, tentada a cazar el brillante corazón de la aprendiz se acercó a ella con impaciencia, y pegó un salto hasta lo alto de la cama. Cayó sobre ella y alzó sus garras de oscuridad. La chica no lo dudó dos veces y rodó como una loca, la sensación de ingravidez no tardó en envolverla y el efecto de la gravedad hizo el resto: se pegó un buen golpe contra el suelo.

Las voces del exterior pararon y la Sombra volvió a saltar sobre ella. Ante esto invocó la Llave Espada, pero estaba tan molida que no fue capaz de manejar el arma con soltura, así que se vio forzada a rodar sin parar por el suelo con la pobre criatura encima, bien agarrada a su ropa. Pero no pasaron ni dos segundos cuando la puerta de la habitación se abrió de golpe y una Llave Espada apuntó al ser tenebroso, que quedó paralizar en mitad del aire con un gracioso reloj encima.

Las manecillas aceleraron y la Sombra se terminó evaporando, como si la hubiesen derrotado de forma convencional. Maka comprobó quién la había salvado si dirigía la vista a la puerta:

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Se trataba de un hombre vestido en una larga e imponente túnica de mago, se le podía distinguir unas enormes ojeras bajo los ojos.

Eh... Creo que lo he hecho a tiempo... Aunque, eh.. podrías haber gritado también... —comentó, desmaterializando el arma y rascándose la nuca.

¿Ya se ha despertado? Dejad que la vea.


Un hombre grande entró en la habitación. Vestía con ropas de motivos rojizos y trozos de armadura repartidos por el cuerpo, exhibía un parche en uno de sus ojos y su aspecto parecía el de alguien muy serio:

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Daba un poco de miedo.

Tienes una cama por algo, aunque te puedo asegurar que he visto aprendices con hábitos más raros. Vamos, sube. —el desconocido se agachó para cargar con Maka y subirla sobre su hombro, viendo que ella era incapaz de moverse por las agujetas.

No deberías... eh... Podría atacarte, Ronin. —expresó con una clara preocupación al ver que el mencionado Ronin se la cargaba al hombro sin esfuerzo.

Pero si está bien, Kazuki, ¿no le ves el color de la cara? Cuando la encontramos estaba más pálida que un cadáver —y la colocó sobre las sábanas sin mucha delicadeza, mirando al supuesto Kazuki—. ¿Cómo decías que se llamaba?

Pata... Pata Fox.

Ronin encaró entonces a Maka, y se agachó de nuevo hasta colocarse a su altura, apoyado sobre una rodilla.

Bien, Pata...

¡Maka! Se llama Maka Cross... —interrumpió de pronto la voz de Rebecca, casi escondida en el fondo. Cuando todos la miraron no hizo más que ocultarse tras el pelo.

Simon aprovechó para entrar también en la habitación, situado frente a la puerta y cruzado de brazos. Más allá se podía ver un pasillo blanco, lo que igual le daba a entender que seguía en el Mundo Inexistente.

Maka... Como maestro de maestros de Tierra de Partida, te debo pedir disculpas. Yo le sugerí a la pequeña Becca que te llevara a alguna misión cuanto antes para que cogieses experiencia, pero lo has tenido que pasar muy mal, ¿verdad? Bueno pues... eso, perdón y todo eso... —Ronin se rascó la nariz, y luego se levantó, indignado—. Ya os dije que estas cosas nunca se me han dado.

Ronin se retiró al exterior mientras Kazuki pegaba un bostezo casi inhumano, era un milagro que no se dislocara la mandíbula. Rebecca por su parte se acercó a Maka con preocupación y le cogió ambas manos, estaban frías.

Maka, menos mal que estás bien. La que te debería pedir perdón soy yo. Ni Simon ni yo fuimos capaces de protegerte como era debido, siento decirte que al final Hojo logró escapar...

Eh... Sí, eso quería hablar. Pata...

Se llama Maka —cortó Rebecca, con el ceño fruncido—. Disculpa a mi maestro, siempre ha sido así de desconsiderado con los demás...

Pero Becca, que ya no eres una aprendiz.

Eh... no importa, eso siempre me trae recuerdos.

Becca, ignorando o no a Simon y su antiguo maestro, no apartó la vista de su aprendiz, a la cual observaba con profunda preocupación. Luego rebuscó en su ropa y terminó sacando de un bolsillo un fragmento de periódico, donde se relataba lo que había sucedido durante todo ese tiempo: el tiempo que estuvo dormida. Los tres miembros de Tierra de Partida esperaron con paciencia a que la aprendiz leyera todo con calma y las veces que hiciera falta.

Han pasado tres días, Maka. Ahora estamos en el laboratorio de Mateus, pero como puedes ver... Nadie nos cree —la maestra tragó saliva mientras esperaba algún gesto por su parte, luego abrió los ojos, como si se hubiera acordado de algo, y rebuscó de nuevo en su bolsillo—. ¡Oh, sí...! Casi me olvido, toma. Se trata de un amuleto mágico, lleva el sello de Tierra de Partida y... ha llevado mucha investigación detrás. Lo puedes considerar como un amuleto de la suerte, te permitirá comunicarte conmigo cuando lo necesites, y además me indicará siempre... tu posición. No te volverás a perder, te lo aseguro.

La maestra Rebecca le tendió al fin el mencionado amuleto, que parecía brillar con aura dorada:

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Sí, lo he hecho yo, ¡espero que te guste!


En otro orden de cosas, eh... el laboratorio estaba lleno de Sincorazón, no ha sido fácil erradicarlos a todos. Es normal eh... que aparezcan de vez en cuando. Aunque los niveles eh... más bajos son inaccesibles ahora.

Maka, ¿de verdad estás bien?

Dicen eh... que has colaborado con Bastión Hueco. ¿Es eso cierto?

Los presentes esperaron una reacción por parte de la chica, la cual debía tener muchas preguntas, y muchas respuestas por dar. ¿Qué había sido de los Villanos que les intentaron capturar? ¿Qué fue de Alvin y la familia de Margarita? ¿Y era buena idea informar sobre todo lo que había vivido allí, o prefería guardarse las cosas?

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Obtienes: Amuleto de Rebecca (x1). Te lo añadiré a la ficha al final de la trama.


****


Bastión Hueco

Nikolai fue el único que optó por investigar el montón de cajas apiladas, más concretamente, las de color amarillo. Y menuda suerte la suya cuando encontró dentro un Accesorio que bien podía serle útil en el futuro.

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Nikolai obtiene: Anillo Piro (x1). Te lo añadiré a la ficha al final de la trama.


Ragun y Victoria por otro lado recogieron archivos y frascos con los distintos sueros, dejando la máquina parcialmente destrozada —porque más no se podía romper— con los líquidos que contenía desparramados por el piso. Tras eso salieron de nuevo al pasillo directos al portal de oscuridad, aliviados por tener que abandonar aquel mundo tan peligroso.

Mas fue imposible. Justo después de que Nathan atravesara el portal y los demás saliesen de la enfermería de Hojo, un profundo temblor retumbó por todas las paredes. El techo se empezó a agrietar con rapidez y, antes de hacer nada, una parte del mismo se desprendió encima de la maestra y la ruta de escape. Shinju gritó algo y saltó, intentando apartar a los tres aprendices que quedaban allí con ella misma para que no se viesen aplastados. El portal de oscuridad, sin embargo, se había desvanecido bajo las rocas.

Las piedras y el cemento descendieron con violencia desde lo alto, levantando polvo por todos lados. El humo negruzco del laboratorio principal se empezó a colar también, y el calor de las llamas les iba abrasando las mejillas poco a poco, cada vez más cercano. La maestra no tardó en toser, luego, miró en derredor, buscando otra salida. Para su desgracia habían quedado atrapados en un rincón sin escapatoria. Se pudo escuchar cómo los cimientos del laboratorio se venían abajo, acompañados por desprendimientos en la lejanía.

Venga, entrad de una maldita vez. —musitó al borde de sus fuerzas, jadeante, invocando un nuevo portal de oscuridad al lado.

Esta vez, todos pudieron pasar y regresar a su hogar. Minutos después, todo se vino abajo en el tercer nivel.

Nathan atravesó el portal y terminó en la sala del trono de Bastión Hueco, donde la aventura había dado comienzo. No vio a nadie por la zona, que estaba sumida en las sombras en ese momento, así que pudo despreocuparse de tener que estar dando excusas. Pasaron unos segundos en los que el portal permaneció abierto en el centro de la sala, y luego sin más, se desvaneció de golpe. Aun sin saber conjurar los portales de oscuridad sí los pudo ver un par de veces durante la misión, y resultaba evidente que algo había pasado al otro lado para que se cerrara de aquella manera.

Fueron unos instantes llenos de angustia, pero al final un nuevo túnel oscuro se manifestó en otro rincón, dejando pasar a todo el grupo, ahora cubiertos de polvo y gravilla.

La maestra Shinju no les dijo nada, resopló y se encaminó hasta uno de los tronos, el izquierdo, donde se sentó de forma muy parecida a la de Ariasu, despreocupada. Observó a los aprendices presentes y les indicó con un gesto de mano que se retiraran. No les iba a dar la enhorabuena, ni tampoco una despedida digna, ya lo había hecho minutos atrás en el Mundo Inexistente y estaba exhausta. Al poco cerró los ojos y se quedó dormida allí mismo. Claro que los aprendices también podían acudir a sus habitaciones para un merecido descanso o no. Fuera como fuese, solo dos de ellos decidieron chivarse de todo. Una casualidad que estuviesen tanto Nanashi como Ryota y Ariasu juntos en ese momento.

Los maestros entendían que querían permanecer en el anonimato, así que les aseguraron que no dirían absolutamente nada sobre ello a la maestra. Recogieron los documentos de la enfermería, en posesión de Ragun, y luego el informe que tenía Nikolai donde se explicaba el proceso de la transformación. Claro que ahí no quedaba la cosa: Saic había recogido muchos datos del servidor informático, principalmente de vídeos de la ciudad donde se veía a ellos mismos corriendo por ahí, o guiados por Petunia, claro que como estaba cubierta no se podía incriminar a Kefka de nada.

No había, sin embargo, nada allí que hablase directamente de Mateus Palamecia ni de los Villanos como tal. Además de que no disponían de los vídeos del tercer y cuarto nivel, que por alguna razón tampoco se encontraban en el servidor informático. ¿Acaso Hojo ya había previsto su derrota y se los había llevado?

Los maestros observaron a los aprendices con los ojos abiertos de par en par, sin creerse que hubiesen podido escapar de una trampa mortal de semejante calibre, y tras meditarlo unos instantes resoplaron, asimilando que aquello pudo haber ido a más, pero no lo fue.

No os quepa duda de que informaremos a la Federación. Vosotros quedaos al margen de esto, ni se os ocurra intervenir ni hablar de ello. ¿Queda claro?

¡Esa niña! ¡Voy a tener que hablar muy seriamente con ella! Podéis estar tranquilos, que vosotros no tenéis culpa de nada, ¿vale? —comentó Ariasu con una actitud protectora.

Pero esto no puede quedar así. Si Shinju ha ido para cumplir su misión significa que ya el rascacielos nos pertenece. Lo podéis usar como punto de referencia para descansar si queréis, pero hay que volver. Debemos inspeccionar la ciudad y averiguar si esas cosas siguen con vida.

****


Y allí se encontraban, tres días después. En el rascacielos del Mundo Inexistente, donde todo había empezado. Nanashi les había ordenado esa misma mañana que acudieran de nuevo al mundo y, tal y como les indicó Ryota tiempo atrás, su misión consistía en investigar la zona de la ciudad en la que había sucedido todo para comprobar que, de verdad, no quedaban experimentos vagando por ahí. Y tal fue su sorpresa que sí, que encontraron un grupo no muy numeroso vagando por la calle.

Nikolai pudo tratar su pierna en la enfermería, la misma maestra Nanashi se había encargado de ayudar en su recuperación, y aunque seguía débil podía moverse. La única condición era no esforzarse demasiado. Durante esos días, además, tanto él como Ragun tuvieron pesadillas horribles nada más caer en los brazos de Morfeo, a diferencia de Nathan y Victoria, que soñaron con aquello que más deseaban sus corazones. ¿Casualidad? Nadie podía averiguarlo.

En ese momento se hallaban en el rascacielos tras haber hecho la ronda. Si intentaron entrar de nuevo en el laboratorio comprobaron que la gramola ya no funcionaba, y el pequeño túnel que había hecho Simon para darle paso a Nikolai estaba derrumbado, así que no hubo forma de volver a su interior. Por allí cerca tenían un fragmento de periódico donde se relataba todo lo sucedido, Mateus Palamecia seguía libre: ahora contaba con más apoyo del que ya tenía. Podían hacer cualquier cosa en ese momento, tenían total libertad tras un duro día de trabajo —aunque allí siempre era de noche—, quizá y solo quizá, la única cosa que les podía poner nerviosos era el loro blanco que les observaba sin pestañear desde un rincón. Si decidían salir afuera, el loro les seguiría desde las alturas.

¿Qué harían los aprendices, pues?

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Básicamente este es vuestro último post, siento que la ronda haya quedado tan larga, pero tenía que darle igual protagonismo a los dos bandos. Sobre Bastión Hueco, ahora mismo podéis hacer lo que sea, podéis narrar si queréis cómo cumplís esa última misión, discutir sobre las noticias o aprovechar elementos como la antigua casa de Ragun: tenéis total libertad.


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Fecha límite: Jueves 10 de Diciembre.

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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Maka Cross » Lun Dic 07, 2015 5:08 am

Obviamente no se lo iba dejar fácil a aquel sincorazón y mucho menos cuando había vivido todo lo anterior. Por ello cuando mi enemigo estuvo sobre mi, rodé como loca hacia fuera de la cama, sin importarme recibir un golpe cuando caí al suelo. ¿A quien le iba a importar tal golpe cuando querías salvar el pellejo?

Deje de escuchar las voces de afuera, lo cual me dejo pensando aunque no por mucho tiempo cuando la sombra volvió a saltar sobre de mi. Por ello invoque la Llave Espada pero al no poder manejar esta, volví a rodar por el suelo como una loca. Aunque no dure por mucho tiempo haciendo eso, porque de la nada escuche como se abrió de golpe la puerta y luego sobre mi enemigo apareció un reloj encima.

El sincorazón se terminó evaporando de la nada. Luego de esto, obviamente mire hacia donde la puerta y vi quién me había salvado. Fruncí ligeramente el ceño al no reconocer al hombre que vestía una túnica de mago.

Eh... Creo que lo he hecho a tiempo... Aunque, eh.. podrías haber gritado también... — Mire hacia otro lado avergonzada porque tenía razón.

¿Ya se ha despertado? Dejad que la vea.

Escuche la voz de otro hombre, cosa que enseguida me hizo mirar hacia donde provino este. Al verle, al principio me sentí un poco confundida. ¿No eran malos? Es lo que pensé cuando mire a ambos, pues el otro hombre me había salvado. De todas formas, lo que me llamo la atención del otro era el parche.

Tienes una cama por algo, aunque te puedo asegurar que he visto aprendices con hábitos más raros. Vamos, sube. — Pensaba quejarme, hasta que me subió por no poder moverme.

No deberías... eh... Podría atacarte, Ronin. — Fruncí más mi ceño al escuchar al otro.

Pero si está bien, Kazuki, ¿no le ves el color de la cara? Cuando la encontramos estaba más pálida que un cadáver — Mire a ambos curiosa. —. ¿Cómo decías que se llamaba?

Pata... Pata Fox.

¡¿Pata Fox?! Estaba de broma. ¿Verdad? Mi ceño se había fruncido un poco más. No sabía exactamente donde estaba, aunque lo que al menos sabía es que no parecían ser malos. ¿No? Si lo fueran, seguramente me hubieran tratado mal o algo así.

Bien, Pata...

¡Maka! Se llama Maka Cross... — Escuche una voz conocida, haciendo que mirada hacia ese lado alegre.

Claramente la felicidad me embargo al ver a mi maestra ahí, al menos parecía que no le había afectado mucho el balazo cuando recordé esto. Luego vi como Simon entro a la habitación, situado frente a la puerta y cruzado de brazos. Esto también hizo que me alegrara más, pues la ultima vez que lo vi no estaba demasiado bien que digamos.

Maka... Como maestro de maestros de Tierra de Partida, te debo pedir disculpas. Yo le sugerí a la pequeña Becca que te llevara a alguna misión cuanto antes para que cogieses experiencia, pero lo has tenido que pasar muy mal, ¿verdad? Bueno pues... eso, perdón y todo eso... — Negaría con la cabeza para restarle importancia a eso. —. Ya os dije que estas cosas nunca se me han dado.

Mire un poco tanto sorprendida a Ronin, viendo como se retiró. ¿El maestro de maestros de Tierra de Partida? Ni yo misma me creía que este me hubiera hablado, pues pensaba que estaría demasiado ocupado o al menos yo lo vería como un tipo muy ocupado. Aunque deje de pensar en esto cuando Rebecca se acercó y me cogió ambas manos, las cuales sentí cálidas.

Maka, menos mal que estás bien. La que te debería pedir perdón soy yo. Ni Simon ni yo fuimos capaces de protegerte como era debido, siento decirte que al final Hojo logró escapar...

Eh... Sí, eso quería hablar. Pata...

Se llama Maka — Le cortó mi maestra. —. Disculpa a mi maestro, siempre ha sido así de desconsiderado con los demás...

Pero Becca, que ya no eres una aprendiz.

Eh... no importa, eso siempre me trae recuerdos.

Mire a los otros dos en silencio, dándome cuenta en esa conversación de que ese que me había salvado era el maestro o ex maestro de la mía. Aunque enseguida se me fue la atención hacia lo que me mostró Rebecca. Era un fragmento de periódico el cual leí con suma atención. Abría de par en par los ojos de vez en cuando y más por el hecho de que parecía que nadie nos creía. Fruncí nuevamente el ceño sobre todo por él. ¿Cuánto tiempo había pasado? Me preguntaba.

Han pasado tres días, Maka. Ahora estamos en el laboratorio de Mateus, pero como puedes ver... Nadie nos cree — Suspire, pues es lo único que podía hacer. —. ¡Oh, sí...! Casi me olvido, toma. Se trata de un amuleto mágico, lleva el sello de Tierra de Partida y... ha llevado mucha investigación detrás. Lo puedes considerar como un amuleto de la suerte, te permitirá comunicarte conmigo cuando lo necesites, y además me indicará siempre... tu posición. No te volverás a perder, te lo aseguro.

Observe fijamente el amuleto, no pudiendo evitar mostrar una suave sonrisa agradecida. Tomaría hasta el amuleto si es que pudiera claro.

En otro orden de cosas, eh... el laboratorio estaba lleno de Sincorazón, no ha sido fácil erradicarlos a todos. Es normal eh... que aparezcan de vez en cuando. Aunque los niveles eh... más bajos son inaccesibles ahora.

Maka, ¿de verdad estás bien?

Dicen eh... que has colaborado con Bastión Hueco. ¿Es eso cierto?

Tome una gran bocanada de aire cuando escuche sus preguntas, tratando de ordenar las mías primero mentalmente. Lógicamente primero respondería a sus preguntas y luego yo misma me tomaría el tiempo de formular las mías.

Realmente me siento molida por todo lo que ha sucedido maestra, pero supongo que es por la falta de costumbre. Lo siento si no pude hacer mucho.— Suspire, sintiéndome mal conmigo misma. —Supongo que ya estarán al tanto sobre los experimentos, así que me ahorro los detalles en eso. Aunque Hojo nos inyecto en su momento a mi y a una chica llamada Victoria un líquido extraño.— Conteste al mirar hacia el tipo llamado Kazuki. —No sé si me acabe convirtiendo en uno de esos seres.— Dije algo preocupada.

Medite por unos segundos la pregunta que me había hecho. ¿Colaborar con Bastión Hueco? Quizás se refería al otro grupo que ayudamos. ¿No? Sobre todo a los hermanos, los cuales no olvidaría y de los cuales esperaba que hubieran salido ilesos del lugar. Aunque no sabía hasta ahora que eran de ahí, pues no recordaba que lo hubieran mencionado o quizás yo lo habría pasado por alto.

No sabía que eran de Bastión Hueco.— Respondí con sinceridad sin esperar que me creyese. —Aunque no me hubiera importado saberlo, todos necesitábamos ayuda en ese momento y el hecho de prestar ayuda a quien la necesite es importante.— Fruncí ligeramente mi ceño encarando al hombre. —Pues se supone que debemos de proteger a quienes podamos con nuestro poder.— Dije con una suave sonrisa.

Luego de eso suspiraría, cerrando los ojos y sintiendo como si me hubiera arrepentido de decir todo eso. ¿Por qué? Por el hecho de que quizás se lo podría tomar a mal, pero sinceramente sentía que debía de decir eso. Medite nuevamente por unos segundos que decir y al menos ya les había respondido a ambos, así que ahora me tocaba a mi preguntar cosas que me surgieron a la cabeza. Abrí los ojos y mire entonces a mi maestra.

¿Tu te encuentras mejor Maestra?— Le pregunte preocupada. —Aparte de eso. ¿Sabes que paso con la familia de Margarita?— Suspire al hacer dos preguntas en poco tiempo y hice una pausa para hacer más preguntas. —¿Qué paso con Alvin también? De igual modo. ¿Cómo te encuentras tu Simon?— Mire este ultimo y esperaría pacientemente sus respuestas. Luego de eso, preguntaría otra cosa. —¿Qué paso con todos los experimentos?— Preguntaría con el rostro serio.

Esperaría pacientemente todas sus respuestas, pues era lo único que tenía que preguntar y creía que no me faltaba nada más por responder o compartir. ¿No? De todas formas no quería preocuparle a mi maestra al decirle que en muchos momentos sentí miedo por todo lo que había pasado. Aunque era obvio que no olvidaría nunca todo lo que viví en este lugar.

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Sinceramente me encanto mas que demasiado el amuleto que hiciste Zeix y mucho, gracias por las molestias que te tomaste. Ha sido un placer hacer esta trama con todos y supongo que no tengo nada más que decir que eso.
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Notapor Soul Artist » Lun Dic 07, 2015 11:56 am

¡Nooo! ¡No vais a hacerme volver ahí fuera!

Nii loca, ni muerta ni vampírica. Tras el desastre de la última misión los Maestros nos habían cogido un cariño especial aparentemente: querían que vigilásemos la base que habíamos establecido en el Mundo Inexistente, en el rascacielos. Nunca antes había llegado a ver el piso adonde habían ido a los demás (tomé las escaleras, a fin y al cabo), y aunque era impresionante especialmente por su jacuzzi, nada en aquel lugar me daba buena espina.

Y encima querían que saliese a inspeccionar el mundo y encontrarme con más Sincorazón y posibles vampiros. Y Villanos Finales, encima. No.

¡Estáis locos por volver aquí! —les acusé, especialmente dirigiéndome hacia la Maestra—. ¡Prometimos no volver a hablar de este sitio! ¿¡Por qué no decimos a Ryota que hemos venido y pasamos de hacerlo!? ¡¡Yo quiero viviiiiir!

Estaba abrazada con todas mis fuerzas a un pilar, y si alguien tiraba de mí tendría problemas para lograr moverme. No por mi determinación a no soltarme, sino porque, recuerdo, mis alas metálicas me hacían muy, muy pesada. En otra situación cualquiera podía moverme, pero apoyada así contra el pilar las propia gravedad hacía el trabajo. Notaba el dolor en mi espalda, pero prefería el riesgo a partirme en dos que volver a ver a Mateus o el puto Hojo.

Miré a Alexander y le dediqué una mirada llena de rabia exigiendo que me defendiera. El final de la misión había sido desastroso: sí, pensé que podía tener razón con el tema de entregar los informes, aunque desde luego las probetas sí que no se las dejé (las guardé a buen recaudo donde nadie jamás pudiese vover a usarlas para el mal, y punto). Sí, me aparté de él para que exigiera a la Federación castigar los crimenes allí cometidos ¿Y qué había logrado a final? Nada en absoluto. Uno no podía fiarse de la Federación: no era ningún secreto que me llevaba como el culo con ellos, pero es que tras todo aquello mi opinión sobre ellos era peor si cabía.

Mateus era muy amado por la prensa, y encima estaba defendido hasta la muerte. Nadie pagó por lo que allí había sucedido excepto nosotros. Las heridas que quedaban grabadas en mí, la confianza mermada en mí misa y en mis compañeros y los traumas que ningún psicólogo estaba tratando me habían afectado de forma grave. Necesitaba empezar a ir a un especialista, pero por algún motivo Bastión Hueco no contaba con ninguno. El buzón de correos de Ryota se había llenado en estos días de cartas mías exigiendo que contratara uno, y estaba a nada de comenzar una recolecta de firmas.

Si queréis salir ahí fuera alá vosotros. A mí no me apartáis de este pilar.

Excepto Nikolai. Igual con Nikolai sí me atrevía a apartarme del pilar para ir al jacuzzi y juguetear un poco, pero no más lejos.
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Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras

Notapor Sombra » Lun Dic 07, 2015 3:56 pm

Salí de la habitación tras entregar los frascos a Victoria y me dirigí hacia el portal, sin embargo un repentino y potente temblor nos lo impidió. El techo empezó a caer sobre nosotros y por un segundo temí por la vida de la Maestra Shinju, que esquivó a tiempo un desprendimiento a tiempo para ver como el portal era cerrado de golpe por culpa de aquello.

¡No! —exclamé al ver nuestra única vía de escape cerrada. El humo oscuro se colaba en la habitación y podía notar como el aire iba mermando a medida que las llames nos abrasaban. Victoria, Niko y yo estábamos en un rincón, prácticamente esperando la muerte.

Venga, entrad de una maldita vez. —pidió Shinju jadeante abriendo un nuevo portal. Ninguno se lo pensó dos veces y salimos a toda velocidad del laboratorio... Si hubiésemos tardado un poco más ninguno lo habría contado.

En mi vida había estado tan contento de ver la sala del trono de Bastión Hueco. Todos estábamos hechos jirones, sucios y llenos de polvo, ceniza, tierra y a saber que más. Nuestro aspecto era simplemente deplorable... Pero de alguna manera estábamos bien, vivos.

Shinju se sentó en el trono izquierdo y se sentó despreocupada en él. Nos miró con indiferencia e hizo un gesto para indicarnos que nos marchásemos. Fruncí el ceño claramente molesto. ¿En serio así acababa todo? ¿¡Qué clase de responsabilidad tenía!? Entendía que estuviese agotada, de hecho había gastado cantidades ingentes de magia para ayudarnos... Pero no era capaz ni con esas de callarme lo que habíamos visto. Si lo dejábamos pasar podría volver a repetirse, pero la próxima vez tal vez en un lugar habitado, un lugar como Ciudad de Paso.

Niko —llamé al aprendiz tras agarrarle del hombro—. ¿Me acompañas? Creo que tenemos mucho de lo que informar a la Maestra Nanashi y al Maestro Ryota —pedí mientras mostraba el montón de papeles de los que constaba el archivo que había conseguido.
***


Nanashi, Ryota y Ariasu escucharon atentos el informe que tanto Niko como yo habíamos entregado. Les entregué los documentos que habíamos cogido de la enfermería y que esperaba que ellos los utilizasen mejor de lo que yo podría hacer. Los tres Maestros nos aseguraron que nuestras identidades permanecerían en el anonimato, mejor. Prefería no saber lo que podría pasar si Shinju se enteraba de que nosotros dos éramos los culpables de que Nanashi desatase su ira sobre ella... Y prefería no saber como castigaba Nanashi.

Saic, el asistente virtual de Niko también aportó su propia información en forma de vídeo.

No os quepa duda de que informaremos a la Federación. Vosotros quedaos al margen de esto, ni se os ocurra intervenir ni hablar de ello. ¿Queda claro? —aseguró Nanashi.

Sí, Maestra —asentí.

¡Esa niña! ¡Voy a tener que hablar muy seriamente con ella! Podéis estar tranquilos, que vosotros no tenéis culpa de nada, ¿vale? —exclamó Ariasu con un notable enfado ante lo que su antigua aprendiza había hecho.

Gracias.

Pero esto no puede quedar así. Si Shinju ha ido para cumplir su misión significa que ya el rascacielos nos pertenece. Lo podéis usar como punto de referencia para descansar si queréis, pero hay que volver. Debemos inspeccionar la ciudad y averiguar si esas cosas siguen con vida.

Tragué saliba al recordar que volver a mi hogar no era lo que más me gustaba hacer, pero lo que el Maestro Ryota decía era ley en Bastión Hueco, si él quería que fuésemos de nuevo a visitar El Mundo Inexistente no iba a ser yo quien se negase.

Pero primero necesitaba un largo descanso.

****


Habían pasado tres días desde lo sucedido en los Laboratorios de Hojo y poco a poco las cosas volvían a su cauce normal. Acababamos de volver de hacer una ronda por la ciudad en busca de más experimentos que podrían haber quedado vagando por las calles. No había sido difícil encargarnos de los grupos pequeños, pero siempre quedaba la duda de si podía quedar alguno más escondido... Eso resultaba extremadamente inquietante, nunca se sabía si podía quedar alguno que hubiese escapado y que acabase encontrando alguien a quien infectar. No me gustaría mucho la idea de que aquel peligroso virus se expandiese por los mundos, por lo que estaba dispuesto a salir a fuera tras descansar un par de horas allí.

Aunque no todos estábamos tan dispuestos.

¡Nooo! ¡No vais a hacerme volver ahí fuera!

Los gritos de Victoria resonaban por todo el rascacielos. Suspiré con fuerza y me llevé la mano a la cabeza rascándome el pelo dudando entre darle una colleja para que espabilara o dejarla seguir chillando mientras yo me enfrascaba leyendo el periódico, o algo así.

—Venga, Victoria —traté de llamar su atención—. Solo quedan grupos pequeños, el grupo más grande estaba dentro del laboratorio, en los niveles bajos. Ahora son solo puré de zombie —resté importancia a las locuras de la muchacha mientras cogía el periódico y leía el titular de la portada.

Parecía que los Portadores éramos otra vez la noticia gorda. Busqué la página donde estaba la noticia y... No tardé en tirar el periódico contra el suelo rabioso.

¿¡Habéis leído ésto!? —señalé el periódico, que ahora estaba en el suelo—. ¡Ese capullo tiene controlada hasta la prensa de Ciudad de Paso!

Mientras tanto, Victoria se había abrazado a un pilar con todas sus fuerzas mientras seguía chillando como una loca. Por supuesto, no fui yo el que intentó apartarla de allí. Noté los ojos de la aprendiza clavados en mi cogote como pidiendo que la defendiese. Mi respuesta fue negar con la cabeza y dejar que se las apañase ella solita.

Pero... Estaba enfadado, todos nuestros esfuerzos por descubrir la verdad habían sido reducidos a nada. ¿Es que nadie iba a reclamar todas aquellas vidas? Era triste que nadie fuese a saber lo que verdaderamente había ocurrido... Debíamos desenmascarar a los Villanos Finales, que todo el mundo viese la cara de aquellos cretinos.

Si queréis salir ahí fuera alá vosotros. A mí no me apartáis de este pilar.

Como quieras —respondí levantándome del sofá y dirigiéndome al ascensor—. Quiero ir a visitar el lugar donde vivía antes de ser reclutado por la Orden, vuelvo en un rato.

Lolo, el loro de Shinju no tardó en seguirme hacia el exterior. Todavía recordaba lo que había ocurrido en el Mundo Virtual... Aquel Lolo gigante que cagaba meteoritos explosivos seguía apareciendo en mis pesadillas.

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Una vez fuera del rascacielos, bajé por las escaleras hacia la enorme plaza y pasé por debajo del camión estrellado que había en el lado derecho del rascacielos con una Evasión Sombría. Por allí cerca, en uno de los callejones cercanos estaba mi antiguo hogar.

Pude ver el poste que había arreglado durante aquella tormenta y la caja de herramientas; llena de agua y con todos los utensilios oxidados. Al parecer me la había olvidado allí fuera el día que Kazuki me había encontrado. La observé con añoranza antes de dirigirme a la puerta al fondo del callejón.

Subí las escaleras del edificio hasta el ático, donde estaba mi antigua casa. Se trataba de una única habitación amplia y polvorienta, con un colchón lleno de humedades y con pocos muebles, solo había una librería, un par de armarios llenos de comida enlatada que había acumulado en mis exploraciones, una estantería con armas caseras (entre ellas una daga oxidada que había utilizado en mi tiempo viviendo allí) y un par de libros llenos de símbolos que desconocía, también estaba la capa raída que había llevado puesta durante mi primer año como aprendiz.

Me coloqué junto a la ventana, donde había recibido mi llave espada y miré por unos instantes al callejón por el que momentos antes había pasado. Subí las escaleras que había en el ático para llegar al tejado. Podía pasar de un edificio a otro saltando de tejado en tejado, ya que los edificios estaban muy pegados entre sí. Me subí al último de los edificios y que estaba a los pies del enorme crater. Mis ojos se clavaron en el castillo blanco que flotaba en mitad de la noche eterna. No había cambiado en nada, era como si el tiempo se hubiese detenido allí.

Algún día descubriré lo que ocultas —sonreí mientras hacía con mi mano sincorazón amago de alcanzar aquel castillo que había sido el motivo de que Tierra de Partida hubiese ido a visitar mi mundo el día que me reclutaron, poco después de la caída de Vergel Radiante.

Me giré a la vez que escuchaba unos gemidos lastimeros, un pequeño grupo de zombies parecía haberme perseguido o algo así, por lo que ahora estaban allí, tratando de atacarme.

Supongo que por ahora me conformaré con cargarme a unos cuantos de vosotros —mostré los dientes mientras me transformaba en mi forma de sincorazón.

Invoqué mi Llave Espada y corrí contra ellos. Todavía quedaba mucha misión por delante, ¿no?

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Ha sido un placer estar en tu trama, Zeix. Me lo he pasado bien, las primeras rondas sobretodo estuvieron cargadas de tensión y has sabido llevar muy bien todas las rutas... Aunque me he quedado con ganas de saber lo que había tras la puerta con contraseña. ¿¡Y CUAL ERA LA CONTRASEÑA!?
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