[Ciudad de Paso] The Game Never Ends

Light Hikari, Alec Ocus, Simbad & Saeko + Fátima Laforet & Maya Zawrid

La aparente traición de Tierra de Partida en un acuerdo de paz provocó el anuncio de la guerra por parte de Bastión Hueco. Los aprendices deben enfrentarse entre sí, entre antiguos amigos y compañeros. ¿Cómo lograrán sobrevivir cuando otras amenazas acechan?

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro, Sombra

Re: [Ciudad de Paso] The Game Never Ends

Notapor Light » Dom Sep 13, 2015 12:27 pm

¡Blablabla! ¡Excusas! —exclamó Kefka—. ¡Acabemos con ellos de una vez!

«Razonar con este payaso era demasiado pedir, supongo».

Light se mordió el labio inferior mientras atisbaba cómo el arlequín preparaba un hechizo eléctrico. Parecía que tendrían que luchar...

Espere, Lord Kefka. Recuerde que son caballeros de la llave espada, él querrá encargarse personalmente de ellos.

Oh, ¡cierto! —El payaso (el muy teatrero parecía estar a punto de romper a llorar) desmaterializó sus hechizos—. Bueno, al menos podré ver el banquete en primera persona. Hace mucho que no se come el corazón de ningún aprendicillo, ¿verdad?

Maldito bastardo —murmuró, fulminando con la mirada a Kefka. Su comentario le recordó el triste destino que sufrió cierto aprendiz de Bastión Hueco. Esa vez sus contrincantes fueron demasiado fuertes y ellos demasiado débiles, y el miedo se apoderó de él.

El diablo descendió de las barandillas y se acercó a ellos. No parecía verse afectado por sus propias llamas (¿sería débil a Hielo? Su intuición le decía que un hechizo de ese elemento quizás les ayudara a salir de ese aprieto).

El Emperador se encargará de vuestro juicio. Mi pésame.

Parecía que pronto tendrían su encuentro con Mateus Palamecia. Por supuesto, no creía que ese ruin individuo les perdonara la vida tan fácilmente, pero puede que lograran negociar con él, a saber. Al menos esperaba que atendiera a razones, al contrario que el estúpido de Kefka.

«Si no estuviera cargando con Clío… mierda», apretó los dientes. Si Gaomon estuviera con él —no podía ponerse en contacto con su mascota y eso no le tranquilizaba demasiado— todo sería mucho más fácil también. Simplemente podrían escapar en su lomo.

Soltad todas las armas que llevéis encima y extended los brazos al frente, procederé a esposaros. Si no hacéis ninguna tontería, nadie saldrá herido. Déjala a ella también en el sue...

Light sintió un dolor agudo en la nuca y se llevó la mano a esa zona, ligeramente aturdido. Fue raro, porque sucedió de improviso, sin razón aparente. Y no tenía ninguna clase de herida alojada ahí. No entendía nada.

Todo resultó mucho más confuso los segundos siguientes. El cuerpo dejó de responderle y se desplomó sobre el suelo del Distrito 1, con Clío encima. Hizo una breve mueca por el porrazo. Seguía consciente, aunque era incapaz de mover un solo músculo salvo los de la cara.

Había llegado a pensar que todo esto era cosa de los Villanos Finales, un medio de aturdirles para atraparlos más fácilmente, pero comenzó a dudarlo en cuanto comprobó que Kefka y Rubicante tenían sus propios problemas. Parecía que estaban luchando contra algo, mas no supo decir el qué.

«¿¡Qué está pasando!?».

Si había algo que odiaba aparte de la oscuridad era sin duda no poder hacer nada.

La oscuridad le rodeaba, le horrorizaba, y cada vez tenía más sueño. Hizo todo lo posible por mantenerse despierto... pero sus esfuerzos no sirvieron de nada.

Finalmente, cerró del todo los ojos y perdió el sentido.

***


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No supo por qué (tampoco se lo replanteó), pero estaba luchando contra su copia corrupta: Dark Light.

Su pelea se desarrollaba en lo alto de un generador de La Red, una zona repleta de minas. Resultaba curioso, pues él había aprendido una habilidad para crearlas: de tal original tal copia. Tuvo que tener mucho cuidado y aprovechar su técnica Sentido sísmico con el fin de no pisar ningún explosivo. Un mínimo error supondría su final.

Tras chocar sus armas múltiples veces, Light le pidió que parara. Estaba agotado físicamente y tampoco quería continuar con aquella pelea. Su copia nunca había sido su enemigo: toda la culpa la tenía Erased Data.

¡Ya basta! ¡Esta batalla no tiene sentido!

¡Cállate! ¡Cállate! ¡CÁLLATE! —Le apuntó con su espada de oscuridad, rabioso. Se le salían los ojos de las órbitas. Light, entre jadeos, se preparó para bloquear su siguiente ataque.

No se podía razonar con él, estaba fuera de sí.

Dark Light arremetió contra él con una fuerza tremenda, logrando romper su bloqueo y enviándole muy lejos. Provocó que su original cayera de la cima del generador. No pudo recuperar el equilibrio con un Planeador ni siquiera, estaba destinado a aterrizar siempre sobre una estaca eléctrica.

Le atravesó el estómago, quemándole por dentro y provocándole convulsiones. No resultó precisamente agradable.

Y la historia se repitió así una y otra vez. Nunca lograba convencer a su réplica, tampoco conseguía vencerla y acababa falleciendo tras aterrizar sobre la estaca. Y después, el combate volvía a empezar. Intentaba por todos los medios cambiar el destino, pero no podía.

Resultaba enloquecedor sufrir la misma batalla una y otra vez; así como experimentar la electrocución. Llegó al punto en el que quiso morirse definitivamente. Ya no podía más.

***


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En algún momento despertó.

«Mi cabeza…», el dolor de cabeza fue lo primero que notó al recuperar la conciencia.

Light abrió los ojos de golpe, con el malestar que uno naturalmente siente al escapar de una desagradable pesadilla (tenía el pulso y la respiración acelerados). Se reincorporó con rapidez, observó a Simbad con cara de perplejidad (en el caso de que éste le despertara) y después dirigió la vista hacia varias direcciones, alarmado. Recordó su encuentro con los Villanos Finales, el pinchazo, la oscuridad... ¡Fátima!

Buscó con la mirada a Fátima y afortunadamente la encontró ahí, con el resto de sus compañeros. A simple vista parecía que no estaban heridos; de hecho, Light ya no tenía ningún rasguño, las heridas provocadas por la explosión habían sanado. Respiró hondo y dedicó algunos segundos a tranquilizarse: la pesadilla le había afectado bastante.

Si para cuando él despertara todavía quedaba gente inconsciente, les ayudaría a salir de sus pesadillas.

¿Y Clío? —Siguió revisando los alrededores, esperando encontrarla en algún lado.

Sin embargo, no había ningún rastro de Clío. ¿Qué demonios había pasado con ella? Se mordió el labio: solo podía temerse lo peor.

Primero tenía que preocuparse de su situación y la de los demás jugadores. Si su memoria no le fallaba, se encontraba en la oficina de Correos de Ciudad de Paso: un edificio de gran tamaño que estaba repleto de estanterías llenas de paquetes y sobres, los cuales seguramente se transportaban con aquellas vagonetas. El día que los Villanos Finales le secuestraron para experimentar con la armadura de Gárland le llevaron a aquel lugar de hecho.

Sin embargo, no veía a ningún villano por los alrededores —para su fortuna—, y estaban lo suficientemente ocultos. Perfecto, porque necesitaban ponerse al día y planear qué hacer.

Tarde o temprano se dio cuenta de que había recibido un mensaje. Light no esperó ni un segundo y se apresuró a leerlo.

INFRACCIÓN DE LAS REGLAS DETECTADA.

SEGUNDA MISIÓN INVALIDADA.

TRAMPOSOS.


¿Qué mierda es esta?

¿Trampas? ¿Qué trampas? ¿Y quién las había hecho y cómo? El mensaje provocó que le hirviera la sangre. El desgraciado que les había metido en aquel horrible juego ahora se permitía el lujo de echarles en cara que habían cometido una infracción…

Apretó el puño, rabioso. Si algún día llegaba a dar con el responsable le daría una paliza.

De acuerdo… escuchadme todos. —Les llamaría la atención en cuanto se hubieran recuperado de las pesadillas. Comprobó que nadie les oía y que seguían ocultos antes de empezar a hablar, sentado en el suelo—. No os asustéis por lo que voy a decir… pero todo parece indicar que realmente estamos en el mundo virtual. Y además…

Agachó la cabeza, tragó saliva y formó una fina línea con los labios. Finalmente lo dijo:

Esto va a sonar muy absurdo, y todavía no puedo creerlo, pero… es posible que seamos copias virtuales —expresó, con clara incredulidad en el rostro—. Nos encontramos a nuestros aliados de La Red. Crow me dijo que era una copia y me atacó. Clío, la copia de Fátima, también la atacó a ella. Y tengo otras razones para pensar que somos copias. —El mero hecho de no poder sentir a Gaomon le hacía pensar que había algo mal en él. No llegó a confesar este detalle a sus compañeros, se lo guardó de momento.

Prefería no pensar más en ese asunto, al final quizás (ojalá) todo fuera un malentendido y la ausencia de su mascota tuviera una explicación. Aquella realidad era difícilmente digerible.

Los Villanos Finales también saben que estamos aquí —añadió por último—. En definitiva: estamos jodidos.

Entonces, su móvil y el de los demás sonaron: habían recibido un nuevo mensaje. Ya tenían un nuevo objetivo que cumplir.

TERCERA MISIÓN.

LLEGA HASTA EL DISTRITO 5 ANTES DE QUE SE ACABE EL TIEMPO.

SUERTE.


Tenían una misión con tiempo límite —el contador de su mano así lo indicaba— que cumplir. ¿Hasta cuándo estarían sometidos a la voluntad de la mente maestra?

Otro mensaje había llegado, aunque esta vez solo lo recibió una persona. En cuanto Fátima sacara el móvil roto, se acercaría a ella para leerlo, a ser posible antes de que se apagara.

¿J? ¿Quién demonios…? —Si había llegado a descubrir el contenido del mensaje, se quedaría pensativo y meditaría sobre ello. Se les presentaba la posibilidad de renunciar a cumplir la misión e ir a otro Distrito. Quizás era una trampa… o puede que encontraran algún aliado o pista—. ¿Qué hacemos? Si los Villanos Finales nos encuentran no nos dejarán cumplir la misión tan fácilmente. Quizás lo mejor sea dejarle la misión a otros que puedan pasar desapercibidos por la ciudad.

Tenía curiosidad por el mensaje y prefería ir al Distrito 2, pero la decisión final la dejaría en manos de su compañera.

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Light en principio iría a buscar a J, pero su prioridad será seguir a Fátima.
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Re: [Ciudad de Paso] The Game Never Ends

Notapor xXOrbOOkXx » Dom Sep 13, 2015 2:32 pm

No, nos persiguen porque somos Portadores —me había dicho—. Nos pidieron romper la fuente para dar mala imagen, ¿te acuerdas de cómo nuestras Llaves se invocaron solas? Están jugando con nosotros.

Pero... ¿con qué propósito? —preguntaría hacia la nada. Habían tantas cosas que no encajaban... Pero había algo, algo extraño en la situación en la que nos encontrábamos. Seis aprendices de bandos distintos, en Ciudad de Paso -que posiblemente fuera un mundo dentro de un ordenador-, destinados a dar mala imagen de los portadores y a obedecer a un loco a través de un aparato móvil.

Con un toque de la Llave, la puerta se abrió. Parpadeé ante lo que había en su interior: era una habitación, con cachivaches de todo tipo, ruedas que salían del suelo, conectados entre sí y cuyo ruido molestaba en demasía. Era como una máquina viviente, como si toda aquella sala tuviera conciencia propia. Saeko cerró la puerta con la Llave tras mirar nuestro entorno.

Oye, Simbad. ¿Y si usamos el glider para salir de aquí y volver a casa? —sugirió Saeko.
La miré de reojo, cavilando.

No puede ser tan fácil. —Negué con la cabeza—. Si alguien se ha tomado tantas molestias para esto... No sé. Podría funcionar, pero igual nos encontramos con una barrera o algo así. Si pueden hacer que invoquemos las Llaves sin nuestro consentimiento también podrían hacer desaparecer el glider antes de salir...

El gato continuó maullando como un poseso, pero estaba demasiado ocupado conversando con la chica. Aquello me ocasionó que el gato me arañara por no hacerle caso, chasqueé la lengua con desagrado. Definitivamente aquel gato nos iba a causar problemas. Tras apartarle un tanto, decidiría seguirle entre el mecanismo de aquella extraña habitación, mirando a mi alrededor para encontrar alguna pista.

Llegamos a una trampilla de madera, el gato nos pedía que la abriésemos. Miré a mi compañera con el ceño fruncido, y luego al animal. Podría ser perfectamente una trampa. Me arrodillaría junto a la trampilla e intentaría abrirla. No pude.

Venga ya. —Invoqué mi Llave y miraría a Saeko—. Si ha funcionado una vez, quizá lo haga de nuevo, ¿no?

Quizá tuviéramos muchos motivos para desconfiar del gato, pero si todavía no nos habíamos encontrado con una trampa o algo peor, lo más probable es que nos estuviera ayudando de alguna forma... Aunque me flipaba que un gato tuviera conciencia. Tocaría la madera con la Llave, preparando un hechizo por si salía algún enemigo, pero en lugar de abrirse apareció una pantalla y un teclado semitransparentes. Hice una mueca, la tecnología de aquellos mundos todavía me superaba muchísimo. Una palabra parpadeaba en la pantalla:

CONTRASEÑA


Resoplé con hartazgo. Aunque adivináramos la contraseña y abriésemos la trampilla no sabíamos a lo que nos enfrentábamos y nos estaban buscando. Miraría al gato, ¿por qué nos habría conducido hacia algo que ni sabíamos cómo abrir?

Pero no pude ni si quiera hablar con Saeko de los últimos acontecimientos porque un pinchazo en la nuca me hizo ponerme en alerta, presto a darme la vuelta. Y sin darme cuenta, ya estaba tumbado en el suelo, sin poder moverme y con quizá, un moratón que duraría una semana. Intenté mantenerme despierto, pero... el sueño... me llevaba...

Saeko... Le había pasado lo mismo... Tenía... que...

****


Desperté. Me dolía hasta el último hueso de mi cuerpo y la cabeza me latía como si tuviera corazón propio. Por un momento pensé que estaría en algún tipo de celda, pero las interminables luces fosforescentes me cegaron para sacarme de mi ensueño. Me incorporaría poco a poco del frío metal en el que estaba tumbado, y vislumbraría lo que había a mí alrededor.

Estanterías interminables forraban la pared atiborradas de sobres y paquetes. Habían plantas y plantas destinadas a acometer la misma función. Seguíamos en Ciudad de Paso, en la oficina de correos para ser exactos. Con alivio, comprobé que mis otros compañeros estaban en el suelo junto a mí, aunque definitivamente me intranquilizó que estuviéramos todos y al parecer, más o menos ilesos. Me miraría casi con asombro, ya no tenía las heridas de la explosión y me sentía como nuevo. Alguien nos había curado.

Me acerqué a ellos e intenté despertar al primero de ellos, Light, el que estaba más cerca y que definitivamente parecía estar pasándolo muy mal... Al igual que todos. Se despertó desorientado y con perplejidad, aunque no era de extrañar. Poco a poco fuimos despertando a los que quedaban.

¿Y Clío? —preguntó Light. Le miré con curiosidad, ¿habían encontrado un aliado? Sin embargo, el móvil sonó de nuevo y había un mensaje poco alentador:

INFRACCIÓN DE LAS REGLAS DETECTADA.

SEGUNDA MISIÓN INVALIDADA.

TRAMPOSOS.


¿Infracción? Abrí los ojos, con una idea en la mente. Me dirigiría a Saeko en cuanto hubiera leído el mensaje y le murmuraría:

Seguir al gato ha sido la infracción —le diría, esperando escuchar su opinión—. Pero si esto fuera verdad, ¿qué había debajo de la trampilla?

Tragué saliva. Quien fuera que nos había secuestrado se atrevía a reclamarnos las trampas que habíamos hecho. Si mi teoría era cierta, entonces el gato... El gato podría ser un aliado. En caso de que una persona se hubiera convertido en un animal y hubiera llegado hasta aquí.

De acuerdo… escuchadme todos —llamó Light—. No os asustéis por lo que voy a decir… pero todo parece indicar que realmente estamos en el mundo virtual. Y además…

Saeko me lo había comentado, por lo que aunque lo pensara Light, no me causó ninguna perturbación. Y lo de que el gato había sobrevivido a la explosión sin herida alguna podría ser la comprobación aunque no conocía las reglas de aquel mundo nuevo.

Esto va a sonar muy absurdo, y todavía no puedo creerlo, pero… es posible que seamos copias virtuales —siguió—. Nos encontramos a nuestros aliados de La Red. Crow me dijo que era una copia y me atacó. Clío, la copia de Fátima, también la atacó a ella. Y tengo otras razones para pensar que somos copias.

Es decir: éramos copias dentro de un ordenador, tanto Light como Fátima se habían encontrado con sus amigos del anterior juego que parece que era igual al que estábamos metidos. Funcí el ceño y respiré. Analicé la nueva información: Clío, fuera quien fuese, era una copia, de Fátima nada más ni nada menos, quizá del anterior juego. Luego estaba aquel Crow. La situación era irreal y del todo inconcebible.

Desde que me había unido a la Orden había hecho magia, me había transformado en animal, me había disfrazado de mujer y me había enfrentado a criaturas que en antaño pensaba que sólo existían en las canciones. Definitivamente nada era imposible.

Vale —argumenté—. Supongamos que somos copias y estamos metidos aquí dentro, entonces ¿dónde están nuestros... originales? Además, la gente que os atacó: ¿puede ser que estuvieran siendo manipulados? Ya han demostrado que pueden controlar la aparición de nuestras Llaves Espada, ¿y si pueden controlar también a la gente de Ciudad de Paso?

Light mencionó algo sobre los Villanos Finales. Se me hizo un nudo en la boca del estómago. Había escuchado hablar de ellos, por los pasillos, en conversaciones hechas en susurros, pero nunca se me había ocurrido buscar información sobre ellos. Aunque al parecer, por la mueca del Aprendiz y sus palabras, parecían bastante peligrosos y además, se los habían encontrado. Por otra parte estaba aquella... Lady Barbariccia o como se llamara. ¿Qué pintaba en todo esto?

TERCERA MISIÓN.

LLEGA HASTA EL DISTRITO 5 ANTES DE QUE SE ACABE EL TIEMPO.

SUERTE.


Estuve a punto de estrellar el cachivache contra el suelo, hasta hice el ademán de cargármelo cruelmente. Pensé en hacerlo, pero aquello nos imposibilitaría saber qué teníamos que hacer y nuestra única oportunidad de salvar el pellejo. Observé detenidamente como Light se acercaba a Fátima si esta había sacado el móvil, y escucharía atentamente sus palabras.

¿J? Habíamos encontrado el móvil en aquella habitación junto al gato... El gato. ¿Puede que el mensaje iba dirigido al felino, aunque aquello supondría que en realidad era una persona metamorfoseada en animal? Dirigiría una mirada hacia Saeko, quizá ella estuviera pensando en lo mismo.

De acuerdo —intervendría tras el discurso de Light—. Yo iré al sector 5 dado que ningún Villano me conoce, si alguien quiere acompañarme, no se lo impediré.

Para ser sinceros, me moría de la curiosidad: J. ¿Quién sería? Y más importante, si existía la posibilidad de que descubriéramos el teléfono roto, ¿por qué mandar un mensaje? No tenía sentido. Aunque quizás... El gato fuera otro aprendiz, otro que supiera mucho más de la cuenta, uno que, transformado en gato, hubiera dejado caer el teléfono y se hubiera roto por el impacto.

Pero no podía apresurarme, y definitivamente, fuera quien fuese, si aparecíamos por allí tal vez no fuera tan indulgente como nosotros... Además teníamos que buscar al gato de nuevo...
~Un cuarto de hora de risa, equivale a un año más de vida...~


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Tercera Saga:

Prólogo de Simbad
"Bastión Hueco" Choque de culturas (Encuentro)
"Bastión Hueco" Novatos bajo la lluvia (Primer encuentro - Saga Novatos)
"Tierras del Reino" El nacimiento de un príncipe (Trama)
"Islas del Destino" ¡Buscad a mi perro! (Misión)
"Castillo de Bestia" Solos entre lobos (Primer encuentro - Saga Délaissé)
"La Cité des Cloches" Los miserables (Encuentro)
"Villa Crepúsculo" Una visita guiada (Encuentro)
"Selva Profunda" Día de monos (Encuentro)
"Port Royal" Los muertos no cuentan cuentos (Trama)
"Tierra de Dragones" Linda Flor (Misión)
"Bastión Hueco" Novatos bajo el amanecer (Segundo encuentro - Saga Novatos)
"Ciudad de Paso" Lo que vale la pena (Encuentro)
"Ciudad de Paso" The Game Never Ends (Trama)
"Torre de los Misterios" Orden en la Biblioteca (Misión)
"Evento Global" El esclavo del olvido
"Evento Global" Ruta de los perdidos

Evento Halloween 2014
"Especial libre" El laberinto de los corazones
"Especial libre" San Valentín III
"Islas del Destino" Yincana veraniega
"Evento libre" La Mansión Encantada II: La Venganza

Cuarta Saga:


"Ciudad Inexistente" Dos velas para el diablo (Encuentro)
"Port Royal" De copas con la muerte (Encuentro)
"Bastión Hueco" De magdalenas y vicios franceses (Encuentro)
"La Cité des Cloches" Insomnia (Primer encuentro - Saga La Musique du Silence)
"La Cité des Cloches" Somnia (Segundo encuentro - Saga La musique du Silence)
-"Port Royal" El barco que desaparece en la niebla (Misión)
"Tierras del Reino" Donde duermen los gigantes (Trama)
"País de los Mosqueteros" Todos Para Uno (Trama)
"Ciudad de Paso" Un nuevo Crepúsculo (Trama)
"Ciudad de Halloween" El ataque de Boogieman (Trama)
"La Cité des Clochés" Fuego Infernal (Trama)
"Espacio Profundo" Planta 313 (Encuentro)
"Mundo Inexistente" Pasajes Oscuros (Trama)
"Tierra de Partida" Penúltima Parada (Encuentro)
"Evento Global" El principio del fin
"Atlántica" Perdona pero quiero casarme contigo (Encuentro)

"Especial libre" El laberinto de los corazones II: Escape
"Especial libre" World War Christmas
"Especial libre" El San Valentín está aquí
"Especial libre" ¡Exámenes finales
"Especial libre" La inocencia perdida
"Especial libre" Misión: Salvar la Navidad

Timeskip (Finales 1013-1017)

"Tierra de Partida" Examen de Maestría (30 Diciembre 1013)
"Jardines de Tierra de Partida" Doomsnight (Libre) (31 Diciembre 2013)
"País de las Maravillas" El último regalo (Minitrama) (Julio 1014)
"Jardines de Tierra de Partida" El Regreso (Libre) (Finales de Marzo de 1017)

Saga final:

"La Cité des Clochés" Santuario (Trama)
"La Cité des Clochés" La última noche en París (Libre)
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Re: [Ciudad de Paso] The Game Never Ends

Notapor Tsuna » Mar Sep 15, 2015 12:07 am

Eché un vistazo rápido por toda la habitación, viendo la cantidad de aparatos mecánicos, luces y demás artilugios que había repartidos de un lado a otro. No me dio buena pinta, para nada, aquel ambiente tan calmado y silencioso. Se trataba del salón de los artilugios, al que, curiosamente, apenas había entrado de pequeña. Quizás una o dos veces, pero de pasada, lo recordaba vagamente.

Alerté a Simbad para que tuviese cuidado al entrar. Me mantuve atenta a cualquier movimiento suyo, o del propio gato. Hasta imaginé que en algún momento surgirían sincorazón o incorpóreos a su alrededor, pero no, no pasó nada de nada. Exhalé todo el aire que tenía acumulado en mi pecho y, esa vez sí, tras echar un vistazo rápido en el exterior, cerré la puerta con la Llave Espada. Era imposible que nos diesen caza ahora.

La situación logró que esbozara una leve sonrisa, contenta por haber salido ilesa de toda aquella locura con mi único compañero, o bueno, técnicamente Alec también lo era, pero no me fiaba mucho de él. Al menos no tanto como de Simbad. Estaba convencida de que seguía teniendo lazos con Tierra de Partida, lo que me daba a pensar qué demonios hacía con nosotros.

Y entonces, dada la seguridad que me estaba brindando el salón, las caritas sonrientes conformadas por bombillas e indicadores de tensión, mientras caminaba hacia adelante, que se me pasó por la cabeza una idea maravillosa: salir de allí volando en glider, ahora que nadie nos pisaba los talones. Lo primero era averiguar qué quería el gato, y luego, largarme de allí antes de que nadie se diese cuenta e informar a la maestra Nanashi de todo.

Simbad, en cambio, me respondió con algo en lo que no había caído, ilusionada como estaba en salir de allí cuanto antes:

No puede ser tan fácil. —arqueé una ceja, sin llegar a entender su punto de vista, y esperando que me lo explicase—. Si alguien se ha tomado tantas molestias para esto… No sé. Podría funcionar, pero igual nos encontramos con una barrera o algo así. Si pueden hacer que invoquemos las Llaves sin nuestro consentimiento también podrían hacer desaparecer el glider antes de salir…

Abrí los ojos todavía más y ahogué un grito, muy tensa. Era cierto… Simbad tenía razón, si controlaban las Llaves también podía manipular nuestros vehículos especiales. Ni qué decir que se me vino el alma a los pies, la idea de salir de allí como una cobarde se volvió la peor de las opciones. No quería verme cayendo desde treinta o cuarenta metros de altura. Tragué saliva, helada en el sitio, imaginando todavía mi estrepitosa caída sobre la plaza del segundo distrito.

Los maullidos del gato, sin embargo, nos sacaron a ambos de aquella hipotética trampa en la que pudimos haber caído, arañando a mi compañero con insistencia y dirigiéndose a un rincón en particular. ¿Qué demonios pasaba con aquel gato? Y sobre Simbad, bueno, ahora me sentía más insegura que antes por su culpa, así que me adelanté unos pasos, algo mosqueada.

Cómo te gusta romperle las ilusiones a la gente, ¿eh? —le reproché, sin recibir mayor respuesta por su parte que alguna que otra mirada, como acostumbraba a hacer.

Suspiré, resignada, y acudí a su lado para ver qué carajos quería aquel gato, que en teoría debería haber muerto en la explosión de la casa. Y todo para vernos frente a una trampilla de madera. Por alguna razón que no entendía nos intentaba guiar hacia su interior, pero estaba cerrada.

Venga ya. Si ha funcionado una vez, quizás lo haga de nuevo, ¿no? —Me encogí de hombros.

En cuanto el chico probó a usar la Llave Espada para abrirla, el suceso más raro y extraño que había visto en todo el día se dio a conocer. Una pantalla holográfica con un teclado surgieron de la nada. Me quedé sorprendida, confirmando mis sospechas de que, aquello definitivamente, era un mundo virtual con todo lo que conllevaba. Yo era una copia de Saeko. La segunda, si es que la retorcida mente que andaba detrás de todo no había hecho más sin darme yo cuenta.

Pero ni siquiera me dio tiempo a sentir un escalofrío, nada de nada. Un pinchazo incómodo e insoportable en el cuello me quitó todas las ganas de seguir adelante. Gemí de dolor y caí al suelo, viendo que a Simbad también le pasaba lo mismo. Y allí no había nadie más aparte de nuestro equipo. Sin entender qué sucedía, me fui durmiendo poco a poco, claro que ofrecí resistencia pero…

****


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¡Déjame en paz, monstruo!

Nada de aquello tenía sentido, todo daba vueltas y carecía de lógica alguna, pero para mí aquella era mi realidad. Quisiese o no, lo estaba pasando muy mal, la tensión en el pecho llegaba tal punto que me tenía asfixiada.

Nunca podrás escapar… Eres mi joya más preciada, ¿no te acuerdas?

Y entonces me observó. La insondable oscuridad de su capucha se fijó en mí, y yo no hice otra cosa que temblar, muerta de miedo. Me encontraba en las mazmorras donde habían tenido encerrada a Eileen, en aquella habitación cercana a las celdas donde se llevaban a cabo las torturas. Nadhia intentaba escapar, y yo había sido la única loca dispuesta a infiltrarme allí y ayudarla, pero claro, nos habían pillado a las dos.

Aquel monstruo nos había pillado a ambas, y ahora, ignorando a mi maltrecha y deplorable amiga, se dirigía a por mí.

¡No! —negué, asustada, para luego armarme de valor frente a él, recordando que no era invencible. Y que yo no me iba a dejar vencer—. No volverás a manipularme.

¿Eso crees? Qué divertida eres.

Erased extendió un brazo al suelo, concretamente a mi sombra, y unos ojos amarillentos surgieron de ella, amenazantes. Ahogué un grito, sin creer lo que estaba pasando. ¿Desde cuándo Nadhia había desaparecido? ¿Desde cuándo me había quedado sola frente a aquella bestia? Recé porque hubiese escapado, porque yo no tenía posibilidades allí.

Impotente, me di la vuelta y salí corriendo por un camino que, en principio, nunca debió de haber estado allí. Sentía su siniestra risa, mi respiración entrecortada y mis sonoras pisadas en el suelo. Corría y corría a través de aquellas mazmorras, echando la vista hacia atrás con frecuencia y temiendo encontrar con ello la endemoniada capucha oscura. Pero no, no había nada. Me quedé sola, a oscuras, en un lugar sin salida. Estaba perdida, miré los distintos caminos que había de un lado a otro, pero nada. Antes de decidir por dónde ir siquiera, un guante me agarró el hombro derecho. Me sobresalté.

¡Te he dicho que me dejes! —grité, casi histérica, intentando zafarme de él.

Siempre me ha resultado divertido ver a niñas asustadas correr. Déjate llevar por la oscuridad, como una vez hiciste. Nunca escaparás de ella… ni de mí. —Me esforzaba en correr, ponía un esfuerzo sobrehumano en cada paso que daba, pero la realidad iba lenta, muy lenta. Volvió a agarrarme del hombro, y esa vez sí que no hubo escapatoria—. ¿No es así, Nadhia?

Y antes de darme cuenta me encontraba en La Red, sobre las gradas de aquel enorme coliseo. Sonreía como una lunática, incluso iba vestida con… la capucha negra. En ese momento sostenía a Nadhia con una espada hecha de oscuridad pura, en mi mano derecha, sobre el vacío. Sin compasión y mirando una última vez sus fríos ojos sin vida, la dejé caer. Me sentí revuelta, pero la escena se repetía una y otra vez…

Con Simbad.

La oscuridad nunca ha sido tan poderosa en mí.

Ni siquiera decía cosas coherentes. Luego cayó Ragun, más tarde la propia maestra Nanashi. Vi los rostros muertos de Enok, Fátima, Maya, Saito, Gata… Nikolai, hasta mi propia hermana.

¡Sí!

Aquella pesadilla sin sentido sucedía una y otra vez, de forma rápida, tensa y sin misericordia alguna hacia mí. El escenario cambiaba, los personajes que allí veía conmigo cambiaban. Pero siempre me quedaba sola frente a él, corriendo hacia algún lugar, esperando sobrevivir, para terminar manipulada de nuevo y asesinar a mis seres queridos. Uno por uno, les revolvía las entrañas con aparatos de tortura para luego curarlos, impotentes. Algo en mí, aquel ser, disfrutaba con ello, pero las escenas tan atroces con esos llantos y súplicas… Era simplemente dantesco.

****


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Claro que aquello era una pesadilla, y como todas las pesadillas, no me doy cuenta de que forman parte de una ilusión hasta que me despierto. Estaba sofocada, sudaba, jadeaba con fuerza. Toqué el suelo con mis manos, esta vez el real, el de Ciudad de Paso, o al menos, el del mundo virtual en el que me encontraba. Una cadena de recuerdos me asaltó la cabeza sin parar: el inicio del Reaper’s Game, los incorpóreos, la bomba, la trampilla y la contraseña…

Escuché murmullos de fondo a los que no presté atención, todavía encogida en mí misma, respirando y soltando bocanadas de aire, esperando a poder calmarme un poco. Por instinto, todavía allí agachada, me llevé la mano al cuello, al punto donde me habían pegado el pinchazo. No noté nada fuera de lo normal, al menos en principio, ¿pero por qué me había quedado dormida? ¿Por qué tuve que soñar con esa horrible pesadilla?

Sentí mi condenado teléfono móvil vibrar. La verdad, estaba empezando a estar muy harta de aquella gracia. Estaba por cogerlo y estamparlo contra una pared, un sincorazón, o lo primero que viese. Pero claro, también tenía esa intriga de saber qué demonios me habían enviado, así que lo saqué del bolsillo y, exhausta, lo leí por encima:

INFRACCIÓN DE LAS REGLAS DETECTADA.

SEGUNDA MISIÓN INVALIDADA.

TRAMPOSOS.


”Que te jodan”, llegué a pensar, cabreada como estaba con aquel juego, con el gato, con la pesadilla, y con todo. Unos pasos me pusieron en alerta unos instantes, todavía exaltada por la adrenalina que bombeaba mi corazón. Tardé unos momentos en darme cuenta de que se trataba de Simbad, que se agachó para susurrarme una cosa la mar de interesante.

Seguir al gato ha sido la infracción.

¿Qué? —pregunté en un primer momento, estupefacta—. ¿En serio? ¿Y cómo estás tan seguro?

Pero si esto fuera verdad, ¿qué había debajo de la trampilla?

Me quedé callada, sentada sobre el suelo y con la mirada puesta sobre éste, pensando. La verdad es que no tenía ni idea de lo que había ni por qué el gato nos había querido llevar hasta allí. Hubiese imaginado algún habitante de la Ciudad en particular, alguna criatura que estuviese persiguiendo como un ratón, ¿pero una trampilla de la que salía un teclado para introducir una contraseña? Pues igual iba a ser verdad que esa era la infracción, a pesar de no saber qué estaban haciendo mientras los demás. ¿Y si todo había sido por culpa de Alec y Maya, o de Light y Fátima?

Aunque… sí, por mucho que intentara negarlo dentro de mí, lo más probable es que fuese el gato y la trampilla. Pero demonios, ¿cómo iba a saber yo eso, o Simbad? Si no nos explicaban las normas del juego era su culpa, yo desde luego tenía las manos limpias, y no estaba para nada arrepentida.

De acuerdo… escuchadme todos. —miré molesta a Light, ¿por qué siempre los de Tierra de Partida se las tenían que dar de líderes allí? Como si nosotros, de Bastión Hueco, fuéramos a tener en consideración su opinión. Pero aun así le escuché, total—. No os asustéis por lo que voy a decir… pero todo parece indicar que realmente estamos en el mundo virtual.Enhorabuena, Sherlock. Y además… Esto va a sonar muy absurdo, y todavía no puedo creerlo, pero… es posible que seamos copias virtuales. —tragué saliva y desvié la mirada para otro lado, como si esas palabras se me hubiesen clavado cual puñal en el costado. Todavía me costaba creerlo, pero todo indicaba a eso.

A continuación relató lo que les sucedió: cómo se habían encontrado con aquellos que nos ayudaron en La Red a detener a Erased Data, y cómo les habían tachado de copias. Pero no entendía por qué nos intentaban eliminar, ¿no deberían ayudarnos, en todo caso, como sucedió por ese entonces? Y sobre los villanos finales, bueno, me sentía orgullosa de ser la única, junto a Simbad, que había pasado desapercibida ante ellos. En definitiva: a nosotros dos no nos tenían localizados, y eso era algo a tener en cuenta.

Vale. Supongamos que somos copias y estamos metidos aquí dentro, entonces ¿dónde están nuestros... originales? Además, la gente que os atacó: ¿puede ser que estuvieran siendo manipulados? Ya han demostrado que pueden controlar la aparición de nuestras Llaves Espada, ¿y si pueden controlar también a la gente de Ciudad de Paso?

Estaba convencida de que nuestros originales, de ser cierta la teoría del mundo virtual, se encontraban en sus respectivos hogares, ignorantes de todo. Tal y como ya sucedió una vez. Lo que en esa ocasión dudaba de que alguien como Crow nos devolviese los recuerdos por las buenas. Vamos, que nadie se iba a acordar de nosotros. Y que yo supiese, Andrei nunca controló a la gente de la Villa Crepúsculo, al contrario, apoyaban a los Reapers: la maestra Ariasu y compañía.

Con los Villanos Finales de por medio dudo que les haga falta controlar a la gente. Ya de por sí nos odian. —alegué, todavía sentada con las piernas cruzadas desde el suelo.

No tenía mucha información de esos villanos, es más, todo el mundo hablaba de ellos, en La Red, en los pasillos, los maestros en sus conversaciones, o hasta el mismísimo periódico. ¿Pero yo? No sabía si sentirme afortunada de no haberme visto las caras con ellos, la verdad. Al menos hasta ese momento, y aun así seguía sin haberles visto el pelo…

TERCERA MISIÓN.

LLEGA HASTA EL DISTRITO 5 ANTES DE QUE SE ACABE EL TIEMPO.

SUERTE.


No nos dan ni un respiro. Me voy a volver loca a este paso. —me quejé, inmersa en la pantalla del móvil y con una expresión de agotamiento.

Pero ahí no acabó la cosa, ni mucho menos. Otro mensajito del diablo —nunca mejor dicho— le llegó a Fátima, en concreto, al móvil roto que encontramos en la habitación cerrada del hotel. Si ya los mensajes de nuestros móviles me parecían una mala noticia, el de aquel no podía ser mucho mejor. Éste indicaba a un tal “J” que fuese al segundo distrito, el mismo en el que me encontraba hasta hacía un rato.

Simbad me miró de nuevo, pero no supe qué pensar ya de él, si es que intentaba decirme algo o… En definitiva, que estaba mareada con tanta misión y tanta paranoia. Light expuso sus dudas, al igual que mi compañero. Vale, no me importaba ir al quinto distrito, que no visitaba desde que era pequeña. Si era una copia virtual al menos me divertiría dando un paseo por ahí. Me puse en pie y me dirigí a los presentes, intentando ser clara.

Voy a ser clara: los villanos saben cuántos somos y que tratan solo con aprendices. Pero a Simbad y a mí no nos han localizado todavía, podríamos intentarlo —comenté, esperando por si alguno quería venirse con nosotros—. Y hay otra cosa… Si vais al segundo distrito, entrad en el salón de los artilugios. Allí hay una trampilla que pide contraseña.

No quise decir más, si les resultaba raro que una trampilla pidiese contraseña que fueran ellos mismos a investigar. Me limitaría a encogerme de hombros si me preguntaban por ella, a fin de cuentas, yo tampoco entendía qué estaba pasando. Después de que todo el mundo se organizara, iría con mi compañero y aquellos que quisieran acompañarnos al quinto distrito, a cumplir la misión. Nunca había visitado la oficina de correos, pero si tenía entendido que era enorme, aun así, en algún lado debía decir cómo llegar al cuarto distrito, ¿no? El que conectaba de forma directa con nuestro objetivo.
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Re: [Ciudad de Paso] The Game Never Ends

Notapor Suzume Mizuno » Mar Sep 15, 2015 3:30 am

¡Blablabla! ¡Excusas! ¡Acabemos con ellos de una vez!

El corazón se le subió a la garganta y Fátima se preparó para levantar una barrera protectora al ver que Kefka invocaba dos Electro.

Espere, Lord Kefka. Recuerde que son caballeros de la llave espada, él querrá encargarse personalmente de ellos.

Oh, ¡cierto! —Kefka deshizo los hechizos y comenzó a hacer pucheros mientras se sentaba en el suelo—. Bueno, al menos podré ver el banquete en primera persona. Hace mucho que no se come el corazón de ningún aprendicillo, ¿verdad?

Fátima dirigió una mirada nerviosa a Light. ¿Banquete? ¿De qué o quién estaba hablando? Rubicante se aproximó a ellos, sin miedo alguno por el fuego.

El Emperador se encargará de vuestro juicio. Mi pésame.

Fátima frunció el ceño e hizo una mueca mientras Kefka se carcajeaba y el demonio sacaba unas esposas de su capa. No sabía si sentirse aliviada o no al verlas. Por lo menos parecía que se habían ganado una hora de plazo, mínimo, y no parecían tener intención de hacerles daño. Claro que si se ponían las esposas…

Soltad todas las armas que llevéis encima y extended los brazos al frente, procederé a esposaros. Si no hacéis ninguna tontería, nadie saldrá herido. Déjala a ella también en el sue...

El aguijonazo en la nuca la cogió desprevenida. Se llevó una mano a la piel en un acto reflejo, pero no encontró ninguna herida. Acto seguido las rodillas se doblaron bajo su propio peso y se desplomó en el suelo. Apenas sí sintió el golpe. El mundo se apagaba a su alrededor. Trató de moverse, pero fue incapaz. Se le escapó un gemido de horror.

«¿Qué coño está…?»

Por culpa de las llamas no podía ver qué pasaba al otro lado del círculo, pero juraría que se estaba dando una pelea. Angustiada, bajó los ojos y buscó a Light, que había caído a su lado. Clío estaba sobre él, inconsciente. De nuevo trató de moverse, pero el cuerpo no le respondía, y sentía cómo la conciencia se le escurría de entre los dedos. La impotencia la embargó y se le saltaron las lágrimas de furia. ¿Cómo no había estado más atenta? Siempre igual, siempre…

****


Malik. Oh, Malik. No. No, no, no. Sabía que iba a pasar esto. Sabía que no era lo suficiente buena, sabía que no le merecía. Que le daba asco. ¿Cómo no iba a dárselo si ella lo sentía por sí misma? Y, aun así, lloraba con tanta fuerza que casi no podía respirar. Tenía la impresión de que le hubieran arrancado la mitad del corazón. Se ahogaba. Había escapado de Tierra de Partida cubriéndose los oídos, porque no quería escucharles, y con los ojos cerrados, aterrorizada ante la idea de ver sus miradas repletas de asco. Lyn, Ronin, Nadhia, Light y… Malik.

¡No, por favor!

«¿Pero qué he hecho para merecer esto?» sollozó. Amaba Tierra de Partida. Lo había dado todo por ella. Había estado a punto de convertirse para siempre en su hogar, porque iba a convertirse en Maestra. Por una vez, por una vez las cosas iban a salir bien.

Iba a tener un lugar donde la aceptaran tal y como era… Aunque fuera sin saber la verdad.

Caminó sin rumbo. No podía volver a su casa. No así vestida. También la echarían. No tenía ningún sitio al que ir donde no fuera a morir de vergüenza.

Y eso no le habría importado. No si Malik hubiera… Si él la hubiera aceptado.

¿Pero por qué?

Dijo que la quería. Que le daba igual su cuerpo. Que la amaba a ella. Y, aun así, desde el principio supo que era demasiado bonito, que no podía ser cierto porque… Cayó de rodillas y hundió la cara entre las manos. Quería desaparecer. Ya basta. No más. Si nada de lo que iba a hacer tenía valor, si nunca podría mirar a las personas sin ocultar la verdad porque entonces la mirarían con asco, le dirían que estaba enferma

Sintió una presencia a su lado y levantó la cara. Andrei. Sonreía con esa dulzura venenosa que tanto odiaba.

Se levantó. Por supuesto, Andrei tenía que estar en Ciudad de Paso. Era lógico, debía de haberlo imaginado antes. Él, que fue quien comenzó con todas sus desgracias, que fue quien rompió su ilusión de felicidad.

Y, sin embargo…

«Además, ¿crees que me disgusta lo que veo?».

Dio un paso titubeante al frente. Le odiaba. Con toda su alma. Pero Andrei estaba abriendo los brazos. Le despreciaba. Cómo deseaba destrozar aquella sonrisa.

¿Pero a él no le daba asco…?

Andrei la abrazó, como había hecho esa vez. Solo que en esta ocasión no pareció querer hacerle daño, ni tampoco querer burlarse. Sin pensarlo, se aferró a él, porque quería, no, necesitaba a alguien que no…

No le dolió. Quizás fue en ese momento cuando supo que no era real porque, a pesar de ello, tuvo la seguridad de que Andrei acababa de apuñalarla. Intentó desasirse, en vano, sin fuerzas, porque él era mucho, mucho más fuerte que ella. Como esa vez. Como esa…

*


Soltó un grito ahogado y abrió los ojos.

Durante unos instantes no supo ni quién era ni dónde estaba. Tampoco reconoció el techo alto e iluminado con luces brillantes. Le pesaba el cuerpo, estaba empapada en sudor y respiraba tan rápido que el aire silbaba en sus pulmones. Daba la sensación de que su corazón quisiera romperle las costillas y escapar volando. Las lágrimas le empañaban la visión y le resbalaban por las sienes.

Se llevó una mano al pecho y entonces recuperó la consciencia.

«Un sueño. Una pesadilla».

El alivio que experimentó fue casi igual de intenso que las náuseas. Se giró y se puso bocabajo, temblando de la cabeza a los pies. Todavía sentía el miedo y el horror en su interior, como una pegajosa mano que se negaba a desprenderse de su pecho. La bilis le inundó la boca y tuvo que tragársela. El regusto la hizo toser y terminó por sentarse, todavía temblorosa y atontada. Vio a Light a su lado. Quizás se había acercado para despertarla.

Respiró hondo.

«Dios, gracias. Sólo ha sido una pesadilla».

No lo había perdido todo.

Sonrió a Light y le hizo un gesto para indicarle que se encontraba bien. Al menos dentro de lo que cabía. Pocas veces se había alegrado tanto de despertarse. Aunque fuera en una situación como esa. Al ver a Maya se sintió aliviada. No tanto cuando comprobó que los de Bastión Hueco estaban con ellos… Estuvieran donde estuvieran. Frunció el ceño y miró a su alrededor. ¿Qué sitio era ese?


¿Y Clío?

Se irguió de golpe y buscó a Clío. No estaba por ningún lado. Se puso en pie de un salto y empezo a andar por la sala, llamando a gritos a la chica, con el corazón en la boca. De pronto recordaba lo que había sucedido antes de la pesadilla: el ataque, su desvanecimiento… Estaba claro que los habían secuestrado a todos. Entonces, ¡¿qué habían hecho con Clío?! Contuvo un gemido de horror. Por favor, que estuviera bien. Si por su culpa le habían hecho algo jamás se lo perdonaría.

¿Qué mierda es esta?

Light estaba comprobando su móvil. Fátima se lo sacó del bolsillo y comprobó que tenía un mensaje.

INFRACCIÓN DE LAS REGLAS DETECTADA.

SEGUNDA MISIÓN INVALIDADA.

TRAMPOSOS.



Tramposos…—repitió en un susurro.

¿Había sido por desvelar algo a los Villanos? Pero, ¿el qué exactamente?

De acuerdo… escuchadme todos. —Fátima miró a Light, aliviada porque alguien decidiera tomar las riendas de la situación—. No os asustéis por lo que voy a decir… pero todo parece indicar que realmente estamos en el mundo virtual. Y además… Esto va a sonar muy absurdo, y todavía no puedo creerlo, pero… es posible que seamos copias virtuales.

Fátima meneó la cabeza. Absurdo. O eso quiso decirse. Clío le había contado que ella nunca se sintió inferior a un ser humano. Nerviosa, se llevó una mano al pecho.

Nos encontramos a nuestros aliados de La Red. Crow me dijo que era una copia y me atacó. Clío, la copia de Fátima, también la atacó a ella. Y tengo otras razones para pensar que somos copias.

Frunció el ceño en dirección a Light. Si tenía otra prueba, quería saberla, porque ella no se lo creía. ¡Que no, joder! ¡Seguro que era lo que buscaba la persona que estuviera detrás de todo esto!

Vale —dijo Simbad—. Supongamos que somos copias y estamos metidos aquí dentro, entonces ¿dónde están nuestros... originales? Además, la gente que os atacó: ¿puede ser que estuvieran siendo manipulados? Ya han demostrado que pueden controlar la aparición de nuestras Llaves Espada, ¿y si pueden controlar también a la gente de Ciudad de Paso?

No tiene sentido—dijo Fátima—.Es decir, nos estamos dejando llevar por el juego. Estoy segura de que quieren que creamos que somos copias. O quiere. Tiene que ser cosa de Andrei—siseó, mordisqueándose una uña—. Si de verdad fuéramos copias, ¿qué sentido tendría todo esto? ¿Qué es lo que están intentando que hagamos?

Eso dijo, pero la verdad era que estaba aterrorizada ante la mera posibilidad. Ya notaba la paranoia escarbando en la parte trasera de su mente. Sacudió la cabeza. ¿Era así como se había sentido Clío…? Y, de pronto, cayó en la cuenta de algo.

Además, si fuéramos… Copias de programas o lo que sea, no deberíamos tener emociones. ¿No?—Miró a Light con intensidad, esperando una respuesta.

Los Villanos Finales también saben que estamos aquí. En definitiva: estamos jodidos.

Buen resumen—musitó.

Quería convencerse de que el tema de las copias era una locura. ¿Para qué meterían a los Villanos, para qué tantos elementos complicados? No podía ser. No podía, no tenía sentido…

Dio un respingo cuando su móvil, y el de todos los demás, dio un pitido.

TERCERA MISIÓN.

LLEGA HASTA EL DISTRITO 5 ANTES DE QUE SE ACABE EL TIEMPO.

SUERTE.


Un chispazo en la mano y la cuenta atrás había comenzado. Ocho malditos minutos. Rechinó los dientes. Cuando pillara al responsable, pensaba romperle todos y cada uno de los huesos. Jamás le perdonaría que jugara de esa forma con ellos.

De pronto algo vibró en su bolsillo y a Fátima se le escapó una exclamación de sorpresa. Sacó el móvil roto, desconcertada, y comprobó que había un mensaje.

VE AL DISTRITO 2.

J.


Apenas sí lo había leído cuando se borró y el móvil volvió a quedar muerto.

¿J? ¿Quién demonios…?

J…—repitió—. ¿De quién era este móvil?—Pulsó unas teclas, pero no consiguió revivirlo. Lo guardó de nuevo con un suspiro de frustración.

¿Qué hacemos? Si los Villanos Finales nos encuentran no nos dejarán cumplir la misión tan fácilmente. Quizás lo mejor sea dejarle la misión a otros que puedan pasar desapercibidos por la ciudad.

De acuerdo. Yo iré al sector 5 dado que ningún Villano me conoce, si alguien quiere acompañarme, no se lo impediré.

Voy a ser clara: los villanos saben cuántos somos y que tratan solo con aprendices. Pero a Simbad y a mí no nos han localizado todavía, podríamos intentarlo.—Fátima miró de reojo a Saeko. Y pensar que era una enemiga… Cambió el peso de un pie a otro. Hacía unos días había luchado por salvarle la vida. Ahora era como si fueran dos personas diferentes—. Y hay otra cosa… Si vais al segundo distrito, entrad en el salón de los artilugios. Allí hay una trampilla que pide contraseña.

Una contraseña. Por cómo lo planteó Saeko, no parecía tener idea de cuál era esta. Fátima no sabía si podrían permitirse perder tiempo jugando con la misma, pero tampoco importaba. Tenían que moverse y decidir qué hacer cuanto antes.
Se quedó quieta un momento, retorciéndose un mechón de pelo con angustia. Pensó en el sueño. En cómo había avanzado hacia Andrei y se estremeció de asco. No quería ni intentar interpretar lo que su subconsciente le estaba susurrando.

La sangre comenzó a hervirle en las venas. Estaban jugando de acuerdo a los términos de ese tipo porque eran como patos mareados. No tenían ni idea de lo que sucedía a su alrededor. Ni por qué Clío les atacaba ni cómo habían llegado hasta allí. O por qué sus Llaves Espadas obedecían a la voluntad de otra persona. En cualquier caso, era lo suficiente fuerte como para enfrentarse a Kefka y a Rubicante y secuestrarlos a todos.

Enfrentarse a él directamente era una locura. No tenían oportunidades. Pero dejarse llevar por su juego era igual que caminar directos al matadero. A saber lo que querría hacer con ellos al final. En cualquier caso, estaba claro que no les quería muertos… De momento. Y que no le gustaba que hicieran trampa. Quizás si descubrieran qué era lo que él consideraba «trampa», algo que se escapaba de su control, lo suficiente como para obligarle a intervenir, podrían empezar a entender lo que estaba sucediendo.

Era peligroso, sí, y le daba miedo. Pero lo prefería a seguir siendo un puñetero muñeco en manos de ese secuestrador.

Claro que aquel mensaje también podía ser cosa suya…

Chasqueó la lengua y contuvo un grito de frustración. ¡Basta! ¡Si iba a estar dudando de cada paso, entonces mejor seguir las instrucciones y seguir el guión!

Yo voy a ver a este tal J.—Se volvió hacia Light—. Espero que no te importe. Quizás podamos averiguar algo. Sea lo que sea. Buena suerte—dijo a Saeko y Simbad tras un titubeo.

Al fin y al cabo, estaban en sus manos. Se estremeció porque si no conseguían llegar…

Mientras se ponía en marcha para dirigirse al Segundo Distrito, dijo a su compañero:

Si tenemos la oportunidad, deberíamos coger algo para cubrirnos o cambiarnos de ropa. Al menos para la cara.

Y eso haría si encontraba algún sitio donde coger una capa o una muda. Si era una tienda, dejaría el dinero necesario. Si no, pues no tendría otro remedio que continuar. Miraría con cuidado antes de cruzar cualquier intersección, con su tessen preparado para realizar un contraataque.

Sólo esperaba que pudieran obtener respuestas.

Y, por favor, que Clío estuviera bien. Por el camino, se acercaría a Light y cuchichearía:

¿Cuál es la otra prueba por la que crees que podríamos… ser copias?

Ojalá no fuera nada definitivo, pero necesitaba saberlo. Cuanta más información tuvieran, mejor.

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Pues eso, vamos a por J xD. Y si pueden conseguir ropa de cambio, pues genial (?)
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Re: [Ciudad de Paso] The Game Never Ends

Notapor LightHelco » Jue Sep 17, 2015 12:24 am

Con un golpe conjunto entre Maya y yo conseguimos finalmente vencer al Sincorazón de una vez por todas. Lo malo fue que nos había llevado más tiempo del esperado y antes de que hubiésemos podido poner el plan B en marcha, una ola de agua inundó todo el callejón arrastrándonos con ella.

Tosiendo y escupiendo agua, miré a todos los lados en busca de la persona que había conjurado tal cosa, encontrándome así sobre una de las pasarelas, un ser azulado parecido a una tortuga riendo sin parar. Aquel debía ser el Villano Final que había mencionado el soldado y por tardar tanto ahora nos tenía donde él quería.

Hice un esfuerzo para levantarme y socorrer a Maya, pero mi cuerpo no respondía. Para empeorar las cosas, el sueño empezaba a invadirme ¿también obra del monstruo tortuga? No, no podía ser cosa suya, ya que este estaba preparando un nuevo ataque contra nosotros, inmovilizados como estábamos era innecesario que siguiera usando el agua como arma.

Escuché a Shiki gritar nuestros nombres desde la lejanía, o quizá se debiera a que a cada segundo que pasaba me sentía más dormido. No entendía que podía pasar, en mi mano aun seguía el contador, aun no podía ser el final del día... ¿qué estaba pasando?

* * *


Nuestras dos armas chocaron, pero la fuerza de mi rival superaba a la mía y poco tardó en rechazarme y hacerme retroceder varios metros. Jadeando, levanté el brazo disparando un hechizo Piro que mi enemigo no tuvo problema alguno en repeler con su arma.

Estaba agotado, no sabía cuánto llevaba luchando, siquiera cuando había empezado el combate realmente. Lo único que conocía era su final y la persona que saldría vencedora de él. Andrei sonrió abalanzándose nuevamente, intenté rechazarlo sin éxito usando mi espada, pero con un certero tajo consiguió desarmarme y con una patada me lanzó contra el trono que adornaba la sala.

Basta, por favor… yo no tengo la culpa —imploré ya sin fuerzas tirado sobre el trono.

El gitano sonrió acercándose poco a poco. Quise levantarme, huir de él para salvar mi vida, pero unas zarzas crecieron alrededor del asiento rodeándome y atándome a este para que no pudiera moverme. Casi de la misma forma que Joker había impedido que Andrei escapara de su ataque final.

Insistí para que detuviera su ataque, pero este solo me respondió acercando su arma a mi pecho. El filo negro como la oscuridad se clavó en mi cuerpo causándome algo de dolor. Tenía miedo y tanto, sabía perfectamente cómo funcionaba aquella arma y lo que me pasaría si no conseguía moverme a tiempo. Mis ojos lleno de terror se juntaron con los de Andrei, el cual no monstraba más que odio en los suyos.

Tú me lo arrebataste, ahora es tú turno de perderlo —sentenció dando el golpe final.

Dejé escapar un grito de dolor al sentir como mi corazón era alcanzado por la Llave Espada y atraído hacia afuera. Todo lo que pudiese sentir, miedo, odio, sed de venganza… todo se juntó durante un segundo para desaparecer en el siguiente.

Y pronto regresaron conmigo nuevamente en aquella batalla por salvar mi corazón. Un nuevo choque de armas, nuevos hechizos fallidos y ruegos por detener al gitano, nada cambiaba, siempre terminaba en la misma situación. Con las palabras de Andrei resonando en mi cabeza cada vez que me atravesaba con la Llave Espada.

* * *


Me levanté de golpe con la cara empapada de sudor. Había sido un sueño, una pesadilla más que un sueño, pero irreal después de todo. Me llevé la mano al pecho aliviado de poder sentirlo palpitar.

Tenía a Light a mi lado, aunque en cuanto vio que me había despertado y ya estaba incorporándome volvió con su compañera. Busqué rápidamente a Maya encontrándomela justo al lado mío, la chiquilla también estaba despertando, aunque con mala cara, es por ello que la cogí de la mano para ayudarla a levantarse. Miré a mí alrededor para encontrarme que no estábamos en el callejón de camino al Distrito 5, siquiera en una posible celda en manos de los Villanos Finales y lo más curioso de todo, volvíamos a estar los seis reunidos nuevamente.

¿Dónde estamos? —le pregunté a mi compañera por si conocía el lugar de antes —¿Qué demonios nos ha pasado? Estábamos en ese callejón y… ¡Shiki! —recordé recogiendo mi sombrero y colocándomelo rápidamente —. Ella y Neku se quedaron a solas con ese Villano Final, tenemos que volver.

No sé si Maya llegó a responderme o no, ya que entonces se pudieron escuchar seis pitidos sonando a la vez y alertando de la llegada de un nuevo mensaje. Espera… ¿seis? Curioso, me llevé la mano al bolsillo para encontrándome uno de aquellos endemoniados aparatejos. ¿Cómo demonios había acabado esto otra vez en mi bolsillo? Sacudiendo la cabeza, miré el mensaje que había llegado.

INFRACCIÓN DE LAS REGLAS DETECTADA.

SEGUNDA MISIÓN INVALIDADA.

TRAMPOSOS.


¿Trampas? ¿Qué clase de trampas hemos podido hacer?

Por las caras de mis compañeros, tenía claro que ninguno de los seis sabíamos la respuesta por lo que no íbamos a poder impedir que ocurriera nuevamente, a no ser que alguno estuviera mintiendo, dudaba mucho que hablar con Neku y Shiki hubiese sido una falta.

Mientras me guardaba el móvil, Light se dirigió a todos para plantear una teoría que tenía en base a la información que había conseguido. Según el chico volvíamos a ser copias digitales en un mundo del mismo tipo debido a que él y Fátima se habían cruzado con Crow y Clío, dos de los supervivientes al Reapers’ Game de Andrei. Pero aquella teoría era errónea, Neku nos había asegurado que estábamos en la Ciudad de Paso real, además, no le veía sentido a recrear a los Villanos Finales, las posibilidades de que se pusieran en su contra eran altísimas.

No somos copias, en esta ocasión nos estamos jugando nuestro pellejo real —le corregí a Light serio —. Nos encontramos con Shiki y Neku y también nos atacaron pensando que éramos falsos, pero les convencimos de lo contrario al luchar contra los Sincorazón —relaté sobre todo para llamar la atención de Fátima, quizás estuviese interesada en ver a Neku aunque no le recordase —. Tanto ellos dos como Clío y Crow deben de estar jugando a otro juego, uno llevado por Joshua y dudo mucho que la persona que está detrás de esto, sea Andrei u otra, hubiese montado un mundo virtual nuevo dejara que Joshua realizara su propio juego como si nada. No, alguien nos ha sacado de nuestros mundos delante de las narices de nuestros Maestros y nos está obligando a jugar, pero somos realmente los de verdad —repetí por si alguno aun quería discutirlo.

En definitiva: estamos jodidos —añadió finalmente el aprendiz de Tierra de Partida.

Eso sí que no te lo voy a discutir.

Nuevamente sonaron nuestros móviles trayendo con ellos la misión de aquel nuevo día, si es que había llegado a pasar un día. Ni me dio tiempo a leerla cuando volvía sentir el pinchazo en la mano seguido de la aparición del contador.

TERCERA MISIÓN.

LLEGA HASTA EL DISTRITO 5 ANTES DE QUE SE ACABE EL TIEMPO.

SUERTE.


¿Ocho minutos para esto? ¿Tan cerca estamos del quinto distrito?

Nadie me contestó al no tener nadie la respuesta. Lo único que se escuchó fue un séptimo pitido procedente de un comunicador bastante estropeado que tenía Fátima.

J…—leyó la joven en la pantalla del aparatejo—. ¿De quién era este móvil?

Negué con la cabeza para dejar claro que no lo sabía, pero lo que había dicho Fátima me llamaba bastante la atención. J, aquel debía ser el nombre del que había enviado el mensaje o al menos la inicial de este y pocas personas conocía yo que pudieran empezar por él. Dudaba muchísimo que fuera mi copia, ya que conociéndome ese mensaje nos habría llegado en un año, pero sí que tenía la teoría de que podía ser Joshua, después de todo el llevaba otro Reapers’ Game.

Dejad que os acompañemos Maya y yo —les pediría a Fátima y Light antes de que se fueran —. Creo que podría ser un mensaje de Joshua y prácticamente soy la única persona de nosotros cuatro que lo recuerda. Vais a ser tres de Tierra de Partida —añadiría mirando a Fátima por si esta no confiaba ya en mí —. Dudo mucho que pueda hacer nada sospechoso y menos sabiendo que puedo perjudicar a Maya.

Aceptaran o no, les seguiría en dirección a la salida que daba al Distrito 1 y de ahí tocaría ir al Distrito 2 y saber quien había mandado aquel misterioso mensaje.
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Re: [Ciudad de Paso] The Game Never Ends

Notapor Zodiark » Vie Sep 18, 2015 3:40 pm

¡No! —es todo lo que pude exclamar mientras veía venir la ola hacia nosotros, antes de ser inevitablemente barridos por ella.

Habíamos podido vencer a la Armadura entre los cuatro, pero cuando estábamos a punto de escapar... En el suelo, por mucho que quisiera, no podía levantarme. Mientras intentaba con todas mis fuerzas reincorporarme, sin éxito, oía una sonora risa. ¿Qué nos había hecho...?

A...lec... —llamé a mi compañero, mientras perdía las fuerzas. El sueño se estaba apoderando de mí.

Lo último que vi fue una masa de oscuridad a mi alrededor. Y entonces caí rendida.

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¡Soltadme, maldita sea!

Por mucho que me esforzase, por mucho que sudase para tratar de librarme, era imposible zafarme de aquellos brazos hechos de pura oscuridad. Una y otra vez, una y otra vez, sin descanso, sentía el calor y la angustia de aquellos brazos arrastrándome hacia el abismo, y la oscuridad llamándome. Por más que lo intentaba, no podía subir ni un milímetro, me veía arrastrada hacia abajo sin cesar, y en cierto momento todo se volvía totalmente oscuro y yo volvía a aparecer en lo alto sólo para ser de nuevo arrastrada hacia abajo.

No podía más. Tenía ganas de llorar, pero estaba tan ocupada intentando salir de allí que ni siquiera tenía fuerzas para ello. Me sentía tan débil, impotente y pequeñita... ¿Iba a ser aquél mi final, mi destino...? ¿Iba a pasar el resto de mi vida en aquel bucle, intentando salir sin éxito?

Basta... Basta ya...

»Basta, basta, basta, basta, bastabastabastabastabastabastabastabastabastabastabastabastabastabastabastabastabastabastabastabastabastabasta...

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Basta, basta...

»¡Basta! —exclamé, abriendo los ojos y viendo algo de luz por fin—. ¿Qué...?

Jadeé un poco, todavía cansada por haber estado lo que me pareció una eternidad intentando librarme de aquel infierno en vida, y cuando me hube recuperado un poco miré a mi alrededor, confusa. Todos los demás estaban allí, excepto Neku y Shiki. Todo había sido una pesadilla, y preferí no darle muchas más vueltas al asunto.

Agh, me alegra ver que todos estáis bien... —comenté mientras me ponía en pie.

¿Dónde estamos? —me preguntó Alec—¿Qué demonios nos ha pasado? Estábamos en ese callejón y… ¡Shiki! Ella y Neku se quedaron a solas con ese Villano Final, tenemos que volver.

Miré a mi alrededor y pronto pude ubicarme: nos encontrábamos en la oficina de correos.

La oficina de correos. Seguimos en Ciudad de Paso, ¿pero cómo hemos llegado aquí? —respondí, confusa—. Y no me hace mucha gracia que Neku y Shiki se hayan quedado allí, la verdad. Aunque me pregunto si les habrá pasado lo mismo que a nosotros y ahora estarán en otra parte...

Pero no pudimos seguir con la conversación. Un familiar pitido sonó en nuestros bolsillos, así que me apresuré a sacar el móvil y leer el nuevo texto que había aparecido en pantalla:

INFRACCIÓN DE LAS REGLAS DETECTADA.

SEGUNDA MISIÓN INVALIDADA.

TRAMPOSOS.


¿Infracción? —pensé en voz alta.

¿Nos encontrábamos en aquel lugar porque la misión había quedado invalidada por una infracción? ¿Pero qué infracción? Ni siquiera conocíamos las normas de aquel juego, sólo podíamos guiarnos por nuestras experiencias en el anterior Reaper's Game, y no sabíamos si algo había cambiado.

En cualquier caso, no podíamos estar pensando en eso, y pronto comenzamos a compartir lo que habíamos descubierto mientras estábamos separados. Light aseguró que habían encontrado a Crow y Clío, lo cual no me sorprendió teniendo en cuenta que Neku y Shiki estaban allí, y que Joshua también estaba metido en el ajo. Además, dedujo que éramos copias virtuales en el juego, una vez más, lo cual Alec se apresuró en corregir.

Además, si fuéramos… Copias de programas o lo que sea, no deberíamos tener emociones. ¿No? —comentó Fátima, tratando de descartar el hecho de que éramos realmente copias, la verdad es que era algo difícil de creer y aceptar, y lo sabía por experiencia. Yo misma no quería asumir que la historia pudiese estar repitiéndose.

No, te equivocas. La otra vez nuestras copias virtuales eran prácticamente perfectos clones de nosotros mismos. Sentían y pensaban igual que lo hacemos nosotros, y fue imposible para ellos saber que eran copias digitales hasta que así se lo comunicaron.

Los Villanos Finales también saben que estamos aquí. En definitiva: estamos jodidos —sentenció entonces Light.

Es cierto, Alec y yo hemos sido descubiertos por Rubicante y Cagnazzo, y parece que quieren darnos caza por saltarnos el toque de queda de la ciudad.

La conversación no pudo seguir mucho más. Un nuevo pitido me sobresaltó, y no tardamos ni un segundo en mirar el nuevo mensaje que, tal y como esperaba, se trataba de una nueva misión:

TERCERA MISIÓN.

LLEGA HASTA EL DISTRITO 5 ANTES DE QUE SE ACABE EL TIEMPO.

SUERTE.


¿Y... ya está? ¿No hay que destrozar cosas, ni lograr sobrevivir? —comenté, extrañada por la sencillez de la misión—. Me huele raro...

Otro de esos pinchazos horribles me recorrió la mano, y al observador el contador que había vuelto a aparecer, me percaté de que nuestro tiempo era muy limitado. Solamente teníamos ocho minutos para completar la misión, así que no iba a ser tan fácil como creía.

En cualquier caso, un nuevo sonido nos alertó. No era un pitido, sino una sonora vibración, y esta vez no vino de nuestros móviles sino... del bolsillo de Fátima. La chica exclamó, sorprendida, y se apresuró a sacar el móvil roto que había hallado en el hotel. Rápidamente, corrí junto a Alec para observar el texto de la pantalla del aparato, pero nada más leerlo, el mensaje desapareció.

Todos quedaron confusos, sin saber quién era J. Yo tampoco esperaba algo así, por lo que tardé un poco en asimilar aquello hasta que algo en mi cabeza hizo clic. ¿Y si J. era...? ¿Podría ser? Pero entonces aquello significaba que el móvil debía pertenecer a Neku o a Shiki, posiblemente. ¿En ese caso qué hacía allí, tirado en el hotel?

En cualquier caso Fátima y Light decidieron acudir al lugar del mensaje de J. Yo también tenía mucha curiosidad, pero era peligroso separarnos, aunque la decisión ya estaba tomada por su parte. Los únicos que quedábamos por decantarnos éramos Alec y yo.

Dejad que os acompañemos Maya y yo —pidió mi compañero—. Creo que podría ser un mensaje de Joshua y prácticamente soy la única persona de nosotros cuatro que lo recuerda.

No, yo también le recuerdo. Y quiero saber qué narices está haciendo y de qué va todo esto.

Vais a ser tres de Tierra de Partida —añadió—. Dudo mucho que pueda hacer nada sospechoso y menos sabiendo que puedo perjudicar a Maya.

Le dediqué una cálida sonrisa al chico. Me alegraba ver que, a pesar de estar de parte de Bastión Hueco, seguía preocupándose por mí y teniéndome aprecio.

Suerte y cuidado —dije a Saeko y Simbad, que iban a ser los encargados de completar la misión—. Confiamos en vosotros.

Sin perder más tiempo, Alec y yo seguimos a Light y Fátima hasta el Distrito 2. ¿Qué nos esperaba allí? ¿Se encontraría Joshua en aquel lugar...? ¿O quizá era simplemente una trampa? Fuera lo que fuese, los cuatro estábamos juntos para luchar si era necesario, y sabía perfectamente de lo que éramos capaces. No éramos precisamente los aprendices más débiles de la Orden, así que estaba convencida de que unidos podríamos salir victoriosos si aquella misteriosa citación se trataba de una trampa.
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Ronda #8 - The Game Never Ends

Notapor Astro » Mié Sep 23, 2015 7:53 pm

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Antes de abandonar la oficina de Correos, bajando las escaleras los seis aprendices encontraron en una gran caja un montón de ropa esperando a ser enviada a su destino. Si estaban interesados y no les importaban los remordimientos de robar, todos podrían cambiarse por algo de su gusto: entre la colección de prendas había de todo, desde capas, ropa deportiva, e incluso un traje de gala bastante bonito.

Cuando estuvieron preparados, volvieron a separarse. Light, Fátima, Alec y Maya subieron por unas escaleras de mano que les llevaron de vuelta al Distrito 1; mientras que Simbad y Saeko salieron de la oficina por la puerta principal que daba a la gran Plaza de Ciudad de Paso.

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Light, Fátima, Alec & Maya


El primer problema que se encontraron estos cuatro fue arriba del todo de las escaleras, el buzón tapaba la salida. Estaba clavado con demasiada fuerza al suelo, y para desencajarlo tendrían que empujar con ganas o recurrir a alguna habilidad para conseguirlo. Pero claro, cualquiera de estas dos opciones supondría hacer más ruido del necesario, delatando su posición, y muy probablemente ninguno lo querría.
También estaba otra idea: salir por el propio orificio por el que se introducían las cartas. Demasiado estrecho para tres de ellos, pero no para la más pequeña del grupo: Maya. Con un poco de ayuda por parte de los demás (y por ayuda se entendía empujarla para que pasase), conseguiría colarse por el agujero y salir a la superficie. Desde allí, podría soltar los agarres del buzón con facilidad y dejar vía libre a los demás.

Cuando los cuatro estuvieran fuera, lo primero que llamaría su atención serían las marcas de batalla que había por la zona. Las cenizas del círculo de llamas que había tenido encerrados a Light y Fátima, alguna farola desencajada, un par de ventanas rotas... Kefka y Rubicante habían estado ocupados mientras el dúo de aprendices se desmayaba.

Por suerte para ellos, en aquel momento el distrito estaba casi desierto. Un par de hombres patrullaban la zona, equipados pobremente con petos de metal, viejos cascos y lanzas usadas. Debían ser vecinos que se habían prestado voluntarios a vigilar la zona por las noches, y aunque no parecía que diesen mucha pelea en el caso de que tuvieran que luchar contra ellos, sí que tenían silbatos y un par de radios colgando de sus cinturones que podrían usar para alertar a los Villanos Finales.

La velocidad y el sigilo de los cuatro fue vital para pasar sin ser vistos. El único que tuvo problemas para conseguirlo fue Alec, el más lento del grupo, que se salvó por un segundo de ser pillado al cruzar corriendo un trozo de calle. Al final pudieron llegar hasta las puertas del Distrito 2, abrirlas, y llegar a su destino.

En cuanto los portones se cerraron, el móvil roto de Fátima volvió a iluminarse con un nuevo mensaje en la pantalla:

BUSCA LA TRAMPILLA EN LA SALA BAJO LA TORRE DEL RELOJ.

J.


¿Trampilla? Saeko les había hablado de ella. Una pena que ni ella ni Simbad hubiesen ido con ellos, pues habrían podido guiarles mucho más rápido. De todos modos, encontrar la sala de los artilugios no fue complicado: el distrito volvía a estar tan vacío como la primera vez que lo pisaron, y los pocos sincorazón que surgieron a su paso eran de tan bajo nivel que no suponían amenaza para los aprendices, que pudieron derrotarlos o pasarles de largo.

La puerta a la sala estaba cerrada, pero un toque de la Llave Espada de cualquiera sirvió para abrirla. Dentro, no les esperaba ninguna chica bomba, sino una habitación llena de artilugios y cachivaches de colores chillones y formas peculiares, la mayoría interconectados entre sí, que hacían mucho ruido al funcionar.

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Tocaba empezar la búsqueda de la trampilla, pero en cuanto el último de ellos entró en la sala... La puerta se cerró de golpe, al mismo tiempo que una barrera cristalina surgió de golpe, sellando todas la salidas posibles. El sonido de portales abriéndose no tardó en escucharse, pero no eran sincorazón lo que salían de ellos, sino algo más plateado. Incorpóreos. Umbríos, para ser exactos... Muchos umbríos. Muchísimos.

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La marabunta de umbríos no dudó ni un segundo en abalanzarse a por los aprendices, atacando por todas partes. El bajo nivel de las criaturas facilitaba que los jóvenes pudieran defenderse y moverse por la sala, pero la gran cantidad de ellos (porque seguían apareciendo sin parar) volvía la situación muy complicada.

Llegado un punto, llegarían a ver la trampilla de madera en un rincón de la sala. Si los demás hacían de escudo, uno de ellos pudo acercarse para intentar abrirla: estaba bloqueada, y el toque de la Llave Espada sólo sirvió para que una pequeña pantalla digital surgiera de la nada, justo encima de la trampilla. En ella, se podía distinguir un teclado en la parte inferior y una pantalla en la superior que decía: INTRODUCIR CONTRASEÑA.

Iban apañados si no sabían qué contraseña debían introducir. Por no mencionar que la pelea contra los umbríos cada vez iba peor: un grupo agarró de improviso a Maya de las piernas, arrastrándola con la intención de meterla dentro del horno de la sala. Light también tuvo sus propios problemas: una cadena de incorpóreos le inmovilizó, tumbándolo al suelo, mientras que otros dos le arrastraban justo hasta el punto donde dos grandes engranajes se juntaban. Si no se liberaba a tiempo, su cabeza acabaría hecha puré. Literalmente.

Si Fátima miraba la pantalla del móvil roto, descubriría que estaba iluminado de nuevo con un mensaje en la pantalla:

AQUEL QUE NO TUVO PESADILLAS CONOCE LA CONTRASEÑA. CINCO LETRAS.

DEPRISA. EL TIEMPO QUE OS HE CONSEGUIDO SE ACABA.


¿Qué...? ¿A quién se referiría?

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Recordatorio: los móviles pueden llamarse entre ellos, en la lista de contactos de todos salen los números de cada jugador.

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Simbad & Saeko


Pasar por la plaza fue un poco complicado, pero posible. Un pequeño grupo de vecinos, armados pobremente con lanzas rudimentarias, espadas viejas, o incluso sartenes, patrullaban la zona, pero con un poco de cuidado ambos aprendices pudieron escabullirse por las esquinas sin ser vistos y avanzar al siguiente distrito.

El cuatro estaba desierto. Saeko y Simbad descendieron por las escaleras con precaución, pero poco tuvieron que temer: un puñado de sincorazón Sombra surgieron a su paso, pero no fueron rivales para los filos de las Llave Espadas de los muchachos. La falta de personas alrededor, ni Villanos ni vecinos patrullando, facilitaba mucho el avance, hasta que llegaron al final de las escaleras. Una gran calle que conducía a un bonito estadio se alargaba frente a ellos, con el acceso al quinto distrito en el lateral.

Pero cuando fueron a acercarse...

¡¡Cuidado!!

Algo salió disparado de la entrada del Distrito 5, cayendo con brusquedad al suelo y casi llevándose por en medio al dúo de aprendices. Pero no era algo, sino alguien. Un chico joven, vestido con una camiseta blanca sin mangas y un gran gorro negro decorado con una calavera. Se incorporó con dificultad del suelo, con golpes y arañazos por todo el cuerpo. Casi en seguida alguien más apareció corriendo, directo hacia el caído. Era alguien a quien Simbad y Saeko ya habían visto aquel día, y visto explotar ni más y menos: la misma niña bomba que les había engañado al principio de la noche.

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¿Estás bien, Beat? —preguntó la pequeña, muy preocupada, mientras aplicaba un hechizo curativo sobre el otro.

¡Tío, eso no mola! —protestó, levantándose con algo de dificultad—. Tranquila, hermanita, hace falta mucho más que eso para acabar conmigo... ¡¡Detrás de vosotros!!

Beat, que había reparado en la presencia de Simbad y Saeko al levantarse, les alertó a tiempo para que pudieran apartarse y esquivar las garras de las extrañas criaturas que habían aparecido desde la puerta del Distrito 5. Parecían una especie de zombis, casi esqueletos vivientes por la falta de carne de su cuerpo, que se movían despacio hacia ellos con intenciones nada amigables.

Eran cuatro en total, pero no estaban solos. Del Distrito 5 surgió una figura, aquella que les controlaba, envuelta en una mohosa capa marrón. Se movía despacio, arrastrando los pies, y por el hueco de la capucha unos brillantes ojos amarillos se clavaban en los aprendices.

Aprendicesss de la Llave Essspada. Qué agradable sssorpressa. —Una hilera de colmillos brilló entre la oscuridad de su capucha, formando una inquietante sonrisa—. Essstáisss causssándonosss muchosss problemasss esta noche con vuessstrosss truquitosss, pero no passsaréisss de aquí.

Los no-muertos rugieron, liberando un gas de color verde oscuro por sus bocas.

»Sssoy el Tirano Pútrido, ¡Scarmiglione, archidiablo de la tierra y ssservidor de El Emperador! ¡Atrapad a losss portadoresss y matad a losss otrosss dosss!

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Dicho y hecho, sus sirvientes se abalanzaron hacia delante, listos para cumplir las órdenes dadas. Beat, cuyas heridas principales habían sanado, se colocó en posición de combate, haciendo aparecer un monopatín bajo sus pies.

Tú eres la que fue poseída por Erased, ¿no, tía? —le preguntó a Saeko al colocarse a su lado, inspeccionándola de reojo—. ¿Eres la real o...? Bah, da igual, hablaremos luego. ¡Rhyme, quédate atrás!

¡Vale, tened cuidado! —accedió la niña, apartándose de la zona de combate—. ¡Si necesitáis que os curen venid hasta mí!

¡¡Vamos a machacar a este pringao!

Beat se lanzó con un impulso a toda velocidad, con el monopatín por delante, llevándose por el medio a dos no-muertos. Los otros dos no tardaron en reaccionar, acudiendo cada uno a por un aprendiz, mientras que Scarmiglione permanecía atrás bloqueando la entrada al Distrito 5.

El tiempo seguía corriendo. ¿Conseguirían abrirse camino a tiempo...?

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Beat y Rhyme pueden ayudaros si les dais órdenes lógicas que no sean suicidas, aunque Rhyme solo puede usar habilidades curativas y de defensa como pequeños escudos.


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Mil perdones por la tardanza, he tenido una semana rara y me costaba horrores ponerme a escribir. ¡No volverá a pasar, palabrita!

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Re: [Ciudad de Paso] The Game Never Ends

Notapor Light » Sab Sep 26, 2015 9:19 pm

Alec decía que no eran copias. Le creyó. Ojalá fuera simplemente un engaño, porque de ninguna manera iba a aceptarlo.

El grupo quedó finalmente dividido de la siguiente manera: Saeko y su compañero de Bastión Hueco irían al quinto distrito para cumplir la misión. A pesar de formar parte de la orden contraria —por ende, tenía desconfianza—, esperaba que la cumplieran para salvarlos: después de todo estaban todos metidos en el mismo saco. Los restantes, marcharían al segundo distrito, siguiendo la indicación de J.

Vais a ser tres de Tierra de Partida. Dudo mucho que pueda hacer nada sospechoso y menos sabiendo que puedo perjudicar a Maya —indicaba Alec.

Créeme, la guerra es lo que menos me preocupa en estos momentos —respondió Light antes de comenzar a moverse.

Durante el descenso por las escaleras, Fátima sugirió que consiguieran ropa en algún lado. Era una buena idea, pues cuanto mejor se ocultaran tendrían mayores probabilidades de evadir a los Villanos Finales.

¿Cuál es la otra prueba por la que crees que podríamos… ser copias?

No creo que sea una prueba conclusiva, pero… no puedo sentir a mi eidolon, es difícil de explicar —admitió, rascándose el cuello—. Es raro, por no decir imposible... a menos que no sea el verdadero Light. Además nunca me abandonaría en una situación así.

Tras aquella conversación, dieron con un montón de ropa que estaba pidiendo a gritos que la cogieran. Light no lo dudó y se hizo con una capa con capucha que le permitiera ocultar su rostro al menos. ¿Remordimientos? Ninguno.

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Genial.

Abandonar el edificio no iba a resultar tan sencillo como se hubieran podido imaginar. El buzón que les obstruía la salida no cedía ni un ápice. Light, temeroso de llamar la atención, ni se molestó en emplear su fuerza para empujarlo y sugirió a Maya que se colara por el agujero y les abriera camino. Con suerte, nadie de la oficina se daría cuenta de su escapada.

Le proporcionó a la brujita el empuje necesario para que pudiera salir por el agujero y después esperó a que soltara los agarres del buzón.

Cuando salió se percató de inmediato de las marcas de batalla. Recordó que algo atacó a los Villanos Finales mientras Fátima y él se desvanecían en la oscuridad, aunque no llegó a verlo.

Light echó un vistazo disimulado a los alrededores y verificó que había dos hombres patrullando la zona, con equipamiento bastante cutre por cierto. Se le ocurrió la posibilidad de tumbarles con golpes contundentes, pero eran dos y se arriesgaba a que les diera tiempo a avisar a algún Villano Final. Lo mejor sería cruzar el distrito a toda velocidad sin ser visto.

Y así hizo. Light, atento a los movimientos de los vigilantes, se deslizó hacia la puerta que daba al Distrito 2, intentando hacer el menor ruido posible con sus pisadas. Gracias a su velocidad no le llevó demasiado tiempo, por suerte, ahora solo le quedaba esperar a que sus compañeros lo consiguieran. Mantendría agarrado el mango de su katana, preparado para entrar en combate en el caso de que descubrieran a alguno de los aprendices.

Por suerte no hizo faltar usar la fuerza bruta. Una vez se reunieron todos, entraron en el siguiente distrito.

En ese momento se dio cuenta de que Fátima había recibido un mensaje. Se acercó a la aprendiza de Lyn y miró con curiosidad la pantalla del teléfono. El tal J les indicaba que buscaran una trampilla; la misma trampilla de la que Saeko les había hablado antes. ¿Qué motivos tendría para pedirles que la descubrieran?

Echemos un vistazo —dijo no muy convencido, ya que siempre cabía la posibilidad de que fuera otra trampa. No se fiaba un pelo, pero si no investigaban no lograrían absolutamente nada—. Por cierto, antes has nombrado a un tal Joshua. ¿Quién es? —preguntó a Alec.

Después de recibir su respuesta comenzó a moverse con premura hacia su destino (que lo conocía, había estado en una ocasión allí). Utilizó su katana para partir en dos a los Sincorazón que se interpusieron en su camino y no se detuvo en ningún momento, tenían que aprovechar que no había ningún Villano Final por los alrededores.

Un toque de su Llave Espada —la cual materializó tras darse cuenta de que la puerta estaba cerrada— bastó para abrirla. Se internaron en un cuarto repleto de engranajes y otros muchos cachivaches de color chillón.

Light se volteó hacia la puerta cuando ésta se cerró de improviso. Y una barrera se materializó, manteniéndoles encerrados.

¡No me jodas! —Les habían tendido otra estúpida trampa, seguro. Otra vez no, joder. Estaba ya tan cansado de que jugaran con ellos… que necesitaba desahogarse a base de golpes con algo.

Perfecto, pues surgieron Incorpóreos de portales que no tardaron en abalanzarse sobre ellos. Hora de repartir leña.

¡Buscad la maldita trampilla, yo me encargo de ellos! ¡Os cubriré!

Y así haría, Light básicamente se dedicaría a exterminar Incorpóreos con el fin de facilitarles a sus compañeros la búsqueda. Agradecería que alguien más le ayudara en su tarea, pues, a pesar de que eran criaturas muy débiles, parecía que su número iba en aumento.

Chasqueó la lengua tras repartir unos cuantos mandobles y exhaló un suspiro irritado. ¿No acababan nunca o qué?

Una vez encontraran la maldita trampilla, haría de escudo, interponiéndose entre los aprendices que se encargaran de investigarla y las criaturas. Era fuerte físicamente, así que esperaba poder aguantar lo suficiente. No dejaría de atacar en ningún momento. Si se veía apurado, empezaría a ejecutar habilidades.

Ese momento llegó cuando un grupo numeroso de Umbríos le arrojaron al suelo y le inmovilizaron entre varios. Light se revolvió y forcejeó, empleando toda su fuerza para liberarse, en vano. Por muy fuerte que fuera, no tenía nada que hacer contra un ejército de esos bichejos, eran demasiados. Necesitaba la ayuda de sus compañeros.

«Malditos bichos…», apretó los dientes, irritado.

Visualizó con horror las intenciones de las criaturas. Si no se liberaba pronto acabaría realmente mal: se aproximaba a unos engranajes que le destrozarían. Desesperado, activó de inmediato la habilidad Pseudo Locura y un aura de color celeste intenso le rodeó. Después, rugió como un animal salvaje y siguió forcejeando y revolviéndose, lleno de rabia. Intentaría liberar sus brazos en primer lugar (con ayuda de algún compañero quizás) y luego el resto de su cuerpo; incluso si hacía falta, les rajaría con su daga para deshacerse de ellos.

En cuanto se hubiera liberado del todo, ya fuera por sí mismo o con la ayuda de un compañero, intentaría librarse de los bichejos más cercanos con un Aturdidor (ejecutado con su Llave Espada). Acto seguido, convertiría ésta en un látigo* y comenzaría a golpear sin piedad a las masas de incorpóreos, con cuidado de no herir a Fátima y los demás. Esperaba borrar a un gran número de estos gracias al alcance descomunal de su arma y a su fuerza incrementada.

Su prioridad sería eliminar a aquellas criaturas que amenazaran a Maya y al aprendiz (o aprendices) que se encontrara cerca de la trampilla. Podía darles tiempo. Se colocaría al lado de estos, a ser posible, y les protegería con su cuerpo. No dejaría de realizar latigazos (o tajos si la habilidad Latigazo no daba más de sí) hasta que le abandonaran las fuerzas, atacaría como si no hubiera mañana.

Si algún aprendiz preguntaba por la persona que no había sufrido pesadillas, confirmaría que él si había tenido.

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▪ Pseudo Locura (HM) [Nivel 8] [Requiere Afinidad a Luna; Poder mágico: 6] Versión ligeramente diferente y primitiva de la habilidad Locura. Gracias a su afinidad, el usuario efectua un maleficio enloquecedor que incitaría a un personaje a golpear a sus enemigos, aumentando su fuerza (x1.25) pero impidiéndole utilizar HM, durante dos turnos. Si no se utiliza sobre sí mismo, se requerirá de contacto físico.

▪ Aturdidor (HC) [Nivel 8] (Fuerza: 12) Aturde a los enemigos cercanos con un solo golpe, impidiéndoles lanzar ataques físicos.

* ▪ Latigazo (HC) [Nivel 5] [Requiere Combate con Armas Blancas: 15] El usuario transforma momentáneamente su Llave Espada en un látigo, aumentando drásticamente su alcance y pudiendo golpear a varios enemigos a la vez de un ataque. La potencia de Latigazo es similar a la de un ataque normal. Dura un ataque o varios consecutivos.
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Re: [Ciudad de Paso] The Game Never Ends

Notapor Suzume Mizuno » Dom Sep 27, 2015 8:59 pm

No creo que sea una prueba conclusiva, pero… no puedo sentir a mi eidolon, es difícil de explicar . Es raro, por no decir imposible... a menos que no sea el verdadero Light. Además nunca me abandonaría en una situación así.

Fátima se retorció un mechón de pelo con nerviosismo y trató de reprimir una punzada de pánico. Lo que decía Light, unido a la respuesta de Maya, era desalentador. Estaba convencida de que Clío le había dicho que las réplicas tenían sentimientos por algo relacionado con una tal Eileen, pero no recordaba bien.

Culebrearon por Correos hasta encontrar unas escaleras bloqueadas. Fátima terminó de ajustarse la capa que había birlado de un rincón y se sintió un poco más segura. Tuvieron que ayudar a Maya a salir por un pequeño hueco, por el que debían meterse las cartas, y después ella les ayudó a mover lo que taponaba la salida; un buzón.

Fátima contempló con el ceño fruncido las marcas que había por la zona y que revelaban una violenta batalla. Miró de soslayo a Light, pensando en el misterioso atacante que los había dejado inconscientes y se había enfrentado nada más y nada menos que a dos Villanos Finales. ¿Cómo se las había apañado? Sabía que Andrei era fuerte, pero dudaba que pudiera hacer todo aquello y, además, llevárselos y encerrarlos. ¿Es que tenía un cómplice? ¿Chihiro?

Decidió no seguir aquel hilo de pensamientos. En su lugar se desplazó con todo el sigilo que pudo y estuvo a punto de saltársele el corazón del pecho cuando creyó que iban a pillar a Alec cuando atravesaban una calle. Lo que menos necesitaban era que unos ciudadanos furiosos volvieran a perseguirlos.

Apenas habían cruzado las puertas del Distrito 2 cuando el móvil que Fátima había guardado se iluminó una vez más.

BUSCA LA TRAMPILLA EN LA SALA BAJO LA TORRE DEL RELOJ.

J.


«¿Eso a lo que se refería Saeko?» se preguntó con un asomo de impaciencia, mientras les mostraba el mensaje a sus compañeros.

Por suerte la zona estaba vacía y no tuvieron problemas para enfrentarse a los Sincorazón que se les aparecían. Cruzaron una puerta, detrás de la cual había una sala de cegadores colores chillones y ruidosos mecanismos.

La puerta se cerró con brusquedad tras ellos y una barrera les impidió acercarse a ella. Fátima no fue lo suficiente rápida, a pesar de que se abalanzó sobre ella para intentar impedir que les bloquearan la salida.

El sonido que hubo a continuación le puso los pelos de punta. Cuando se dio la vuelta se encontró que estaban rodeados por Umbríos.

¡Mierda!

¡Buscad la maldita trampilla, yo me encargo de ellos! ¡Os cubriré!

Invocó su Llave Espada para contrarrestar un ataque y quitarse de encima a un Umbrío, cuyos movimientos, extraños y sinuosos, le revolvían el estómago. Se abrió paso entre ellos para no quedar arrinconada y, justo entonces, vio la trampilla en un rincón de la sala.

¡Ahí está!

Se precipitó hacia ella y la tocó con la Llave Espada, sólo para asegurarse, antes de agacharse parar tirar de la misma. Sin éxito. Había una pantalla y un teclado.

INTRODUCIR CONTRASEÑA.

¡Joder!

Sacó el móvil mientras escuchaba la batalla que se desarrollaba a sus espaldas para ver si no habían leído mal el mensaje y resultó que había llegado uno nuevo.

AQUEL QUE NO TUVO PESADILLAS CONOCE LA CONTRASEÑA. CINCO LETRAS.

DEPRISA. EL TIEMPO QUE OS HE CONSEGUIDO SE ACABA.


«¿Qué…?».

No, no había tiempo para dudas. ¡Tenía que actuar y rápido!

¿Alguno de vosotros no tuvo una pesadilla?—gritó—. ¡Esa persona tiene que saber una contraseña!

Negativo, por parte de los cuatro. Maldijo. Los Umbríos estaban arrastrando a Maya y también habían aplastado a Light.

¡Mierda, entonces tiene que ser uno de los otros dos! ¡Alec!—gritó a su compañero, el único que no había sido capturado por los Umbríos—. ¡Llámales, rápido, yo les ayudo!—E invocó su guadaña. Con cuidado para no cortarle ningún miembro a Light, trató de arrancarle a los Umbríos de encima con cortes certeros—. ¡Qué pasa, hazlo!—gritó al ver que Alec no llamaba.

Cuando el chico le dijera que no tenía ni idea de cómo usar un móvil, Fátima contendría un chillido de frustración. ¡Ella también venía de un mundo donde la tecnología avanzada no existía y había aprendido a usarlos! Le cogería el móvil, buscaría los contectos y llamó al móvil de «Simbad» antes de pasarle el comunicador de nuevo; dudaba que fueran a responderle si llamaba alguien de Tierra de Partida.

¡Qué mala suerte, demonios!

¡Se pone contra la oreja!—añadió. Por si acaso.

En principio, Fátima se dedicaría a defender a Alec y volvería a arremeter contra los Umbríos si Light no conseguía liberar a Maya. En el caso de que Alec no supiera cómo introducir la contraseña que le dijeran sus compañeros, lo haría ella.

Si los Umbríos insistían en atacarla a ella o a Alec y no conseguía librarse de ellos con su guadaña, invocaría una serpe acuática.

¡Por dios, que lo lograran!

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▪ Serpe acuática (HM) [Nivel 11] [Requiere afinidad a Agua; Poder Mágico 21]. Invoca a una serpiente de dos metros y medio de largo y 40 cm de grosor que adquiere vida propia y perseigue a un enemigo, estallando contra él. Sirve también para objetos fuera de combate. Por ejemplo, mantener pulsado un interruptor que funcione a peso.
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Re: [Ciudad de Paso] The Game Never Ends

Notapor LightHelco » Lun Sep 28, 2015 7:56 pm

Me agaché para coger un poco de aire tras la carrerita que nos habíamos pegado. Por poco nos habían cogido por mi culpa, incluso oculto con la capa con capucha que había cogido de la oficina de Correos sentía que podían haberme reconocido como portador. Alcé la vista hacia mis compañeros, en ocasiones envidiaba bastante que tuvieran un cuerpo mucho mas atlético que el mío.

Tras aquel pequeño susto, nos dirigimos al Distrito 2 en donde el comunicador escacharrado de Fatima volvió a iluminarse y enviar un nuevo mensaje. La joven nos mostró a todos el mensaje en el que se nos indicaba que buscáramos una trampilla bajo la torre del reloj de Ciudad de Paso. Por suerte el buscar el edificio iba ser fácil, se podía ver desde nos encontrábamos.

Por cierto, antes has nombrado a un tal Joshua. ¿Quién es? —me preguntó Light mientras andábamos por el Distrito sin muchas complicaciones.

Oh… realmente no sabría que responder, siquiera con los recuerdos de Joker puedo dar una respuesta clara —le dije al joven antes de explicarle lo que sabía de él —. Joshua era un habitante del mismo mundo que Shiki y el resto y parece que allí ejercía como el Game Master del Reapers’ Game y ahora está llevando uno nuevo aquí a la par que el nuestro —relaté deteniéndome un segundo para atravesar una Sombra con mi espada —. Es una buena persona, dudo que él sea quien nos está obligando a jugar —añadí en caso de que el aprendiz de Tierra de Partida llegara a sospechar de él.

Tras que le respondiera el chico aceleró el paso, bufé viendo que el resto también empezaban a correr ¿por qué me hacían aquello? Asegurándome que la capucha seguía en su sitio, seguí al resto del grupo hasta que llegamos al edificio y la puerta para acceder a este. Light invocó su Llave Espada y golpeó suavemente el portón consiguiendo que se abriera y permitiéndonos entrar dentro.

El ruido de una puerta cerrándose de golpe nos alertó a todos y girándonos pudimos ver como una barrera se materializaba frente a la salida bloqueándola. Habíamos caído en una trampa.

Una decena de portales se abrieron en ese momento rodeándonos y dejando entrar a una marabunta de seres blancos que pude reconocer como Umbríos gracias a los recuerdos de mi copia.

¡Buscad la maldita trampilla, yo me encargo de ellos! ¡Os cubriré! —nos ordenó Light colocándose frente a los Umbríos y dándonos varios segundos para que encontráramos la trampilla.

Fátima fue la primera en encontrarla y golpeándola con su Llave Espada, pero lo único que consiguió fue que una pantallita apareciera sobre la trampilla con las palabras “Introducir contraseña” en ella. Miré a las dos aprendizas esperando por si alguna conocía ya la contraseña, porque yo ni sabía por dónde empezar.

Y tampoco nos iban a dejar pensar mucho rato. Un grupo de aquellos seres blancos agarró a Maya de las piernas y empezó a tirar de ella en dirección a un enorme horno que no tardó nada en encenderse. Los ojos se me abrieron como platos y alargué el brazo para salvar a la niña mientras gritaba su nombre, pero una oleada de Umbríos me impidió alcanzarla obligándome a retroceder para no me atraparan a mi también.

Light también cayó al poco siendo aplastado por una decena o más de monstruos. Me giré hacia Fátima nervioso esperando que la joven tuviera alguna idea, porque yo era incapaz de pensar una.

¿Alguno de vosotros no tuvo una pesadilla?—gritó entonces esta con el aparatejo de los mensajes de J en la mano—. ¡Esa persona tiene que saber una contraseña!

¡¿Crees que están en condiciones para responderte?! ¡No! —exclamé invocando mi Llave Espada y golpeando a un Incorpóreo con ella para alejarlo de mí. No era muy dado a usarla, pero en este caso iba a preferir su filo más grueso —¿Por qué lo preguntas?

Fátima invocó entonces su Llave Espada y me instó a quedarme atrás aparte de decirme que llamara a mis compañeros de Bastión Hueco para ver si alguno de ellos sabía la contraseña. Me quedé unos segundos observándola con la Naipe Mágico en la mano. La joven se giró tras destruir a unos Umbríos para asegurarse de que ya estaba haciendo lo que me había pedido, pero yo solo había conseguido sacar el comunicador de mi bolsillo y la miraba totalmente confundido.

¡Qué pasa, hazlo!

Y mientras escuchaba los gritos de la pequeña Maya siendo arrastrada por los Umbríos o el rugido de Light entrando en un estado de locura en un intento vano por liberarse, Fátima me miraba casi fuera de sí y yo le devolvía la mirada intentando buscar la forma de confesar algo que en otra situación hubiera dado para bastantes bromas.

No… se usar un móvil —reí casi por no llorar de lo patético que sonaba.

La joven soltó un grito lleno de frustración y me arrancó el aparatejo de la mano manipulándolo ella misma y dándomelo segundos más tarde.

¡Se pone contra la oreja! —añadió de mala gana a lo que asentí llevándome el comunicador al oído.

Pasaron unos segundos hasta que pude escuchar la voz del compañero de Saeko saliendo del pequeño cachivache.

¿Saeko, Simbad, estáis ahí? —pregunté nervioso girándome hacia la trampilla mientras miraba de reojo por si me asaltaba algún Umbrío —. Estamos en un lio enorme y necesitamos saber si alguno de vosotros dos sufrió ninguna pesadilla cuando perdimos el conocimiento —les hice saber rápidamente y esperé a su respuesta.

¡Sí! Simbad no había soñado con nada, estábamos salvados.

Simbad, escucha. Estamos en la trampilla con la contraseña y parece que solo tú tienes la respuesta —remarqué la palabra para que se le quedara claro —. Una palabra de cinco letras, fijo que se te tiene que ocurrir algo.

Ya solo podía esperar a la respuesta del chico, si este no encontraba una o estaba confuso le empezaría a dar ideas.

Tiene que ser algo que conozcas, algo sobre el Reapers’ Game, los Villanos Finales, Shibuya, Andrei… ¡Lo que sea! —miré a mi espalda en donde la batalla aun continuaba —. ¡Pero que sea rápido!

Y finalmente el joven me dio una respuesta. Con un gracias, solté el aparatejo (sin apagarlo, porque… ¿Cómo se apagaba la llamada?) y empecé a teclear las teclas para escribir la palabra que me había dado Simbad:

Y-E-R-A-I


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Pues eso, que Alec escribe el nombre Yerai en la pantallay se gana el odio eterno de Fatima
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Re: [Ciudad de Paso] The Game Never Ends

Notapor xXOrbOOkXx » Lun Sep 28, 2015 9:10 pm

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Atravesamos la plaza con pies de plomo, mortalmente silenciosos, y en mi caso, tenso como una cuerda de laúd. A parte de algunos vecinos con malas intenciones patrullando por la zona, no vimos a casi nadie. Y eso me intranquilizaba muchísimo. No preferiría encontrarme con un Villano Final, aquello estaba claro. Pero definitivamente la quietud de la ciudad me estaba matando poco a poco.

Descendimos por unas escaleras, nos topamos con unos pocos Sincorazón... Nada del otro mundo. Y por suerte, pude vislumbrar la entrada al Distrito 5. Aceleré el paso, notando un alivio súbito.

Alivio que duró muy poco.

¡¡Cuidado!!

Algo cayó desde la nada. El corazón se me subió a la garganta cuando casi nos arrolló, materializando la Llave de inmediato, blandiéndola contra aquella nueva criatura que probablemente sería nuestra perdición. Sin embargo, con algo de confusión, me percaté de que no había sido ningún Sincorazón o animal que se nos había abalanzado, sino un chaval. Acto seguido, otra figura apareció en escena. Abrí los ojos como platos sin creerlo.

La niña que nos había hecho volar por los aires en una explosión. ¿Cómo era posible? Aunque... No parecía del todo descabellado. Si era posible hacer copias... quizá aquella niña fuera la verdadera.

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¿Estás bien, Beat? —preguntó a su compañero, bastante magullado.

¡Tío, eso no mola! —exclamó el aludido—. Tranquila, hermanita, hace falta mucho más que eso para acabar conmigo... ¡¡Detrás de vosotros!!

Sin terminar de procesar todo lo que estaba pasando, me giré instintivamente y de poco no acabo rayado como un queso. Unas garras se habían materializado de unas extrañas criaturas que no parecían presagiar nada bueno. Hice una mueca de repulsión hacia lo que parecían cadáveres sin carne, salidos directamente de una historia del más absoluto terror.

¡¿Qué demonios son esas cosas?!

Y para rematar, había aparecido una especie de saco de patatas con piernas, asqueroso y mohoso. Algo así como lo que parecía controlar a aquellas almas en pena. De los pliegues de la capucha aparecieron unos ojos de color amarillo brillante, semejantes al sol en mediodía. Me pondría automáticamente en posición de ataque y miraría a Saeko de reojo, cerciorándome de que no había resultado dañada.

Aprendicesss de la Llave Essspada. Qué agradable sssorpressa. Essstáisss causssándonosss muchosss problemasss esta noche con vuessstrosss truquitosss, pero no passsaréisss de aquí.

¿Un Villano Final, quizás? Si era así, estábamos todos muertos. Sin embargo, una capa de color verde nubló mi visión por unos instantes. Era humo que había salido de la boca de aquellos seres. Dejaría de respirar durante un momento por si acaso era tóxico, intentando inhalar aire en espacios donde el gas no llegaba.

»Sssoy el Tirano Pútrido, ¡Scarmiglione, archidiablo de la tierra y ssservidor de El Emperador! ¡Atrapad a losss portadoresss y matad a losss otrosss dosss!

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Los sirvientes, por no llamarlos de otra forma más inquietante se abalanzaron sin dudarlo hacia nosotros. Lanzaría estocadas a diestro y siniestro a los que más se me acercaran, pillándome un tanto por sorpresa. Por otro lado, el chaval, Beat, había hecho aparecer una tabla bajo sus pies. Me recordaba levemente a una especie de glider, pero mucho más pequeño y estilizado.

Tú eres la que fue poseída por Erased, ¿no, tía? —le preguntó a mi compañera, seguramente se referiría a los acontecimientos del anterior juego—. ¿Eres la real o...? Bah, da igual, hablaremos luego. ¡Rhyme, quédate atrás!

Era obvio que Saeko conocía a la pareja, al menos a la hermana sí, como me había demostrado al inicio de aquella pesadilla. Y parecían los reales. Aquello me animó un tanto, por no decir que la adrenalina estaba haciendo que llevara mis pensamientos al extremo, que el terrible miedo que sentía fuera aplacado por la furia del combate. Era una sensación derivada del cansancio, aunque me dio fuerzas para continuar.

¡Vale, tened cuidado! —aconsejó la chica. Asentí con la cabeza. Parecían los reales, no tenían motivo por no serlo, no parecían... muertos vivientes como la réplica de la chica—. ¡Si necesitáis que os curen venid hasta mí!

¡¡Vamos a machacar a este pringao!

Mientras el chico se lanzaba al ataque, llevándose a dos esqueletos por delante, me entretuve a estocadas contra la criatura que se había abalanzado sobre mí, pensando en una estrategia y vigilando mi respiración. Vale, estaba claro que aquellos seres eran algo parecido a cadáveres, y que el otro fuera un archidiablo no mejoraba la cosa.

Como un flechazo, un susurro de algún entrenamiento, se me ocurrió su posible punto débil. Abrí los ojos con sorpresa, dando gracias por mi memoria. Miré a Saeko y a los demás, sobre todo a la chica que había dicho que podía curar.

¡Escuchad! —gritaría—. ¡¡Son no muertos! ¡Creo que los hechizos curativos les hacen daño! ¿Tu podías curar, no? —me dirigiría hacia la chica más pequeña—: ¡Encárgate de los esqueletos y los demás vamos a por el grande, y además...!



Pero no pude seguir hablando entre la marabunta de gente que luchaba, porque una vibración junto con una musiquilla proveniente de mi bolsillo me hizo saltar de la impresión. Era el móvil. En medio de la batalla. Sabía para qué servía un móvil, Saxor me lo demostró en aquel encuentro tan infortuito en Selva Profunda, pero a parte de eso... Ni idea. ¿¡Los otros se querrían comunicar con nosotros en ese momento?!

¡Piro!—Lanzaría mi primer ataque contra el Señor Putrefacto o como se llamara, para después rematarle con un Cura. Si el último hechizo resultaba efectivo, le lanzaría una estocada con la Llave, alejándome tras eso.

Con manos inexpertas, cogería el móvil de mi bolsillo, mirando la pantalla. ¿Botón rojo o botón verde? Apreté el verde, rogando, suplicando porque...

¿Saeko, Simbad, estáis ahí? —Se escuchó una voz histérica desde el otro lado, lo sujeté con una mano, acercándomelo a la cara mientras que con la otra mano me defendía como pudiera de los ataques de esos bichos. Se oían gritos de pelea, definitivamente, eran los otros—. Estamos en un lío enorme y necesitamos saber si alguno de vosotros dos sufrió ninguna pesadilla cuando perdimos el conocimiento

Tardé unos segundos en averiguar de lo que estaba hablando, hasta que caí en que todos parecían haber tenido un mal sueño excepto yo en la estación de correos.

¡Puedes ahorrarte los detalles! ¡Soy yo!

Simbad, escucha. Estamos en la trampilla con la contraseña y parece que solo tú tienes la respuesta.Una palabra de cinco letras, fijo que se te tiene que ocurrir algo. —Su voz sonaba esperanzada, una pena que no me hubiera tenido delante. Me había quedado pálido.

¿¡Qué!? —gritaría al aparato al borde del ataque de nervios mientras lanzaba una nueva estocada a algún no muerto despistado—. ¿¡Y cómo quieres que la sepa!? —Volvería a la batalla por un momento, mirando al hermano de la tabla, señalando hacia aquel saco de patatas—: ¡Chaval, ayúdame con este!

Tiene que ser algo que conozcas, algo sobre el Reapers’ Game, los Villanos Finales, Shibuya, Andrei… ¡Lo que sea! —suplicó—. ¡Pero que sea rápido!

Vale, vale... Me dije. Lo tengo que saber. Algo relacionado con el anterior juego, con los Villanos Finales... ¿Qué era Shibuya? Tranquilízate, joder, me diría; poniéndome el móvil entre el hombro y la oreja mientras blandía la Llave con ambas manos contra el Putrefacto, lanzando una nueva estocada. Seguro que era muy fácil... Seguro que... Un momento, algo relacionado con Andrei. Me alejaría de nuevo, aferrando el móvil. Seguro que Saeko se reiría de mí en aquella situación.

¡Yerai, la contraseña es Yerai!

Dejó de hablar, por lo que me metí de nuevo el aparato en el bolsillo rápidamente. Lanzaría un Piro de nuevo contra el líder, y si conseguía hacerle alejarse de la entrada, llamaría al resto. Por el contrario, si un hechizo Piro solo no bastaba, utilizaría mi Llave para arremeter otra vez.

¡Rápido, tenemos que llegar al Distrito 5! —señalaría en cuanto tuviéramos una mínima oportunidad, corriendo hacia la salida del Distrito.

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▪ Piro (HM) [Nivel 2] [Requiere Poder Mágico: 3] Ataque básico de elemento Fuego. Proyectil ígneo lineal, con muy pocas posibilidades de producir quemaduras en el enemigo.
▪ Cura (HM) [Nivel 5] [Requiere Poder Mágico: 7]. Cura las heridas más leves y alivia un poco la fatiga.
~Un cuarto de hora de risa, equivale a un año más de vida...~


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Rol:

Ficha

Wiki

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Tercera Saga:

Prólogo de Simbad
"Bastión Hueco" Choque de culturas (Encuentro)
"Bastión Hueco" Novatos bajo la lluvia (Primer encuentro - Saga Novatos)
"Tierras del Reino" El nacimiento de un príncipe (Trama)
"Islas del Destino" ¡Buscad a mi perro! (Misión)
"Castillo de Bestia" Solos entre lobos (Primer encuentro - Saga Délaissé)
"La Cité des Cloches" Los miserables (Encuentro)
"Villa Crepúsculo" Una visita guiada (Encuentro)
"Selva Profunda" Día de monos (Encuentro)
"Port Royal" Los muertos no cuentan cuentos (Trama)
"Tierra de Dragones" Linda Flor (Misión)
"Bastión Hueco" Novatos bajo el amanecer (Segundo encuentro - Saga Novatos)
"Ciudad de Paso" Lo que vale la pena (Encuentro)
"Ciudad de Paso" The Game Never Ends (Trama)
"Torre de los Misterios" Orden en la Biblioteca (Misión)
"Evento Global" El esclavo del olvido
"Evento Global" Ruta de los perdidos

Evento Halloween 2014
"Especial libre" El laberinto de los corazones
"Especial libre" San Valentín III
"Islas del Destino" Yincana veraniega
"Evento libre" La Mansión Encantada II: La Venganza

Cuarta Saga:


"Ciudad Inexistente" Dos velas para el diablo (Encuentro)
"Port Royal" De copas con la muerte (Encuentro)
"Bastión Hueco" De magdalenas y vicios franceses (Encuentro)
"La Cité des Cloches" Insomnia (Primer encuentro - Saga La Musique du Silence)
"La Cité des Cloches" Somnia (Segundo encuentro - Saga La musique du Silence)
-"Port Royal" El barco que desaparece en la niebla (Misión)
"Tierras del Reino" Donde duermen los gigantes (Trama)
"País de los Mosqueteros" Todos Para Uno (Trama)
"Ciudad de Paso" Un nuevo Crepúsculo (Trama)
"Ciudad de Halloween" El ataque de Boogieman (Trama)
"La Cité des Clochés" Fuego Infernal (Trama)
"Espacio Profundo" Planta 313 (Encuentro)
"Mundo Inexistente" Pasajes Oscuros (Trama)
"Tierra de Partida" Penúltima Parada (Encuentro)
"Evento Global" El principio del fin
"Atlántica" Perdona pero quiero casarme contigo (Encuentro)

"Especial libre" El laberinto de los corazones II: Escape
"Especial libre" World War Christmas
"Especial libre" El San Valentín está aquí
"Especial libre" ¡Exámenes finales
"Especial libre" La inocencia perdida
"Especial libre" Misión: Salvar la Navidad

Timeskip (Finales 1013-1017)

"Tierra de Partida" Examen de Maestría (30 Diciembre 1013)
"Jardines de Tierra de Partida" Doomsnight (Libre) (31 Diciembre 2013)
"País de las Maravillas" El último regalo (Minitrama) (Julio 1014)
"Jardines de Tierra de Partida" El Regreso (Libre) (Finales de Marzo de 1017)

Saga final:

"La Cité des Clochés" Santuario (Trama)
"La Cité des Clochés" La última noche en París (Libre)
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Re: [Ciudad de Paso] The Game Never Ends

Notapor Zodiark » Dom Oct 04, 2015 4:42 pm

Al igual que mis compañeros, cogí una capa de color rosa pálido que quizá podía serme de utilidad más adelante y me la coloqué en los hombros. Sin perder más tiempo, seguí a los otros tres hacia la salida de la oficina de correos.

Al llegar a lo alto de las escaleras nos topamos con un obstáculo: algo bloqueaba la salida. Se trataba de un buzón, y el orificio por el que se introducían las cartas era lo suficientemente grande para que yo pudiera colarme por él, pero no mis compañeros.

Genial.

Yo me encargo —susurré, después de que Light me sugiriera que me ocupase de abrirles paso, agarrando mi capa para que no se enganchara en ningún lugar ni me molestase al escurrirme por el estrecho hueco.

Con un pequeño empujón de los demás y un poco de fuerza, aguantando la respiración, pude pasar por el agujero. Al salir, me encontré en la plaza del Distrito 1, junto a las escaleras. Observé los alrededores para asegurarme de que ningún Villano Final ni ninguno de sus esbirros anduviera por allí, y lo único que encontré fue que parecía que hubiese pasado un huracán por allí. ¿Qué estaba pasando en la ciudad? ¿Estarían bien Neku y Shiki...?

Voy a apartar el buzón —dije a los demás, intentando no pensar en el asunto. Teníamos que darnos prisa o nos pillarían.

No me costó demasiado soltar los anclajes del buzón, y en un santiamén pude agarrarlo con todas mis fuerzos y moverlo hacia un lado para dejarlo apoyado en la pared y abrir camino a los demás.

Comenzamos la carrera sin perder tiempo. Los cuatro corrimos, lo más sigilosamente posible, hacia las puertas del Distrito 2, y aunque había un par de soldados que no parecían muy competentes patrullando la zona, pudimos alcanzar nuestro destino sin ser vistos... por los pelos.

Nada más atravesar el portón que conducía al Distrito 2, el móvil roto de Fátima recibió un nuevo mensaje de J. ¿Trampilla? Saeko había comentado algo acerca de eso...

Echemos un vistazo —dijo Light, no parecía muy seguro. Y era normal, podía tratarse perfectamente de una trampa. Yo tampoco estaba muy convencida de aquello, pero no teníamos otra alternativa, habíamos tomado la decisión de seguir aquellos mensajes misteriosos—. Por cierto, antes has nombrado a un tal Joshua. ¿Quién es? —preguntó a mi compañero.

Es una buena persona, dudo que él sea quien nos está obligando a jugar —añadió el chico tras responder a la pregunta de Light.

Me quedé mirando al suelo, pensativa. Suspiré.

Sí, es cierto, fue muy amable con mi copia digital. Pero... —Observé a Alec—. Siempre me ha parecido un chico que ocultaba varios secretos. En aquel momento, mi copia estaba tan confusa que no se dio cuenta, pero a día de hoy, si me paro a pensar y recordar, me doy cuenta de que era un chico muy misterioso cuyas ideas y forma de ser eran difíciles de desentrañar. Por eso no creo que debamos descartar que él sea el que está detrás de todo esto tan fácilmente.

En cualquier caso teníamos que hallar la trampilla cuanto antes. Guiados por Light, comenzamos a caminar hacia un destino en concreto, y aunque algunos Sincorazón se toparon en nuestro camino, no nos costó ningún esfuerzo acabar con ellos.

Pronto, alcanzamos una puerta que Light se apresuró a abrir con el poder de su Llave Espada. Al entrar, vi ante mis ojos una enorme sala llena de engranajes y decorada de forma muy colorida, tanto que incluso resultaba molesto a la vista. Me pareció curioso que en una ciudad tan tranquila y sencilla como Ciudad de Paso hubiese un lugar así. No pegaba nada con el aspecto de aquel mundo.

Cuando los cuatro hubimos atravesado la puerta, ésta se cerró de golpe con un fuerte ruido, lo cual me hizo girarme sólo para ver que una barrera mágica se formaba para impedirnos volver por donde habíamos entrado.

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Tragué saliva y mire al frente, sentía que algo no iba bien. Y efectivamente, mi sospecha pronto fue corroborada. Una enorme masa de Umbríos apareció, inundando aquel salón.

Una trampa, supongo —musité furiosa mientras invocaba mi Llave Espada.

¡Buscad la maldita trampilla, yo me encargo de ellos! ¡Os cubriré!

Observé a los lados, buscando la trampilla con la mirada, mientras con la Llave Espada daba tajos a diestro y siniestro a los molestos Umbríos que se acercaban a nosotros. Fátima, por suerte, no tardó mucho tiempo en hallarla.

¡Ahí está!

La chica se apresuró a intentar abrirla con su Llave Espada, sin éxito. Al hacerlo, una pantalla apareció, pidiendo que se introdujese una contraseña. ¡Maldita sea, no era momento de estar pensando en contraseñas! ¡Aquellos bichejos no paraban de salir y no podríamos aguantar mucho más!

Y así fue.

¡S-Soltadme! —exclamé al notar cómo un grupo de Incorpóreos me agarraba de las piernas.

Intenté zafarme con todas mis fuerzas, pero era imposible. A pesar de su aspecto frágil y débil, me superaban en número, y me pudieron tirar al suelo y arrastrar con facilidad.

¡Ayuda!

¿Alguno de vosotros no tuvo una pesadilla?—gritó Fátima, que seguía intentando descifrar la contraseña—. ¡Esa persona tiene que saber una contraseña!

¡Y-Yo sí tuve una! —respondí apresuradamente mientras apartaba a un par de Umbríos que había cerca de mí con un golpe de Llave Espada.

Con mi Llave Espada, mientras pataleaba sin cesar, trataba de golpearles, pero al estar tumbada boca abajo, me resultaba muy difícil atinar. Cuando me giraba para golpear a los de mi flanco izquierda, aparecían más por el derecho, y viceversa. Y mientrastanto, seguían arrastrándome hacia... ¿hacia dónde?

En cierto punto, observé el lugar al que me intentaban arrastrar. Tragué saliva y sentí un nudo en la garganta y el estómago, seguido de unos intensos sudores fríos. Un horno al rojo vivo me esperaba al final de la sala.

¡No! —exclamé pataleando con más fuerza—. ¡No pienso dejar que me cocinéis, desgraciados!

Finalmente, ya harta de forcejear, desmaterialicé mi Llave espada y giré mi torso hacia los Umbríos que me agarraban las piernas. Coloqué mis manos en mi boca, formando un pequeño túnel, y les solté un hechizo Dulce Aroma en toda la cara, procurando con mis manos que no se escapase hacia los lados y no afectase a mis compañeros.

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Dulce aroma: (HM) [Nivel 12] [Requiere afinidad a Natura, Poder mágico: 20]. El usuario concentra energía en su garganta y exhala a través de su aliento una empalagosa fragancia a su alrededor que provoca un estado de embriaguez durante unos 30 segundos a todo aquel que la inhale. No afecta al usuario.
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Ronda #9 - The Game Never Ends

Notapor Astro » Lun Oct 05, 2015 11:39 pm

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Light, Fátima, Alec & Maya


Los aprendices tuvieron que recurrir a todas sus fuerzas para combatir a la marabunta de umbríos que les rodeaban. Fátima pudo liberar a Light, y éste hacer lo mismo con Maya. Los tres pudieron defender a Alec (no sin que todos se llevaran algún que otro arañazo) el tiempo suficiente como para que el brujo introdujera la palabra que Simbad le había dado en la pantalla holográfica. Y el resultado fue...

CONTRASEÑA ACEPTADA.

Acompañando a la voz robótica que había sonado, la trampilla se abrió de golpe, dando vía libre a los aprendices para meterse por ella y bajar por una vieja escalinata de metal hacia la oscuridad. En cuanto el último de ellos pasó, pudieron cerrar la trampilla tras de si, bloqueando el paso a los umbríos. Por alguna razón, no podían seguirles por allí.

Casi sin luz (aunque podían usar sus móviles u habilidades para iluminar el camino), bajaron por las escaleras hasta acabar en pasillo igual de oscuro, pero en el que se distinguían luces al final del todo. Y ruido. Tuvieron que avanzar en fila india por el estrecho camino hasta dar con una puerta entreabierta, por la cual se podía ver una gran habitación bien iluminada, llena de ordenadores y aparatos electrónicos y de la que se escuchaba música pop propia de algún mundo con temática japonesa.

En el centro del todo, había alguien sentado en una silla frente al que debía ser el ordenador principal. Entre que estaba de espaldas y llevaba una capa con capucha blanca no se le podía ver bien, pero tarareaba las canciones mientras escribía en el teclado a toda velocidad.

No les vio venir cuando entraron en la habitación, siempre que mantuvieran el silencio. Sin embargo, cuando el más lanzado de los cuatro estaba a un paso de él, todos los móviles sonaron a la vez con un mensaje nuevo para ellos. Los pitidos alertaron al encapuchado, que dio un bote en la silla antes de girarse a toda prisa, haciendo que la capa (que en realidad era una sábana) se le cayera.

¡¡¿Q-qué eztáiz haciendo aquí?!! ¡¡¿Cómo me habéiz encontrado?!!

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Era... ¿Un niño? ¿O tal vez un bebé? Era difícil de saber. Tenía el pelo verde, muy despeinado, e iba vestido con una bata de laboratorio con corbatita y todo, además de unas gafas adecuadas para su cabeza. Porque eso era lo que más destacaba: era muy cabezón. Demasiado. Fuera como fuese, se bajó de la silla, caminando hacia atrás mientras miraba a los aprendices con cara de susto.

¡¡Me dijo que nunca me encontraríaiz!! Puez... ¡¡Nunca me cogeréiz vivo!!

Sacó de su bolsillo lo que en un principio parecía una granada, que lanzó sin dudarlo hacia delante... Para nada. La granada cayó al suelo, donde los aprendices (tras, seguramente, intentar cubrirse), se darían cuenta de que no le había quitado la anilla, por lo que era inofensiva. El pequeño, al darse cuenta, intentó salir corriendo, pero al girarse chocó contra la torre de un ordenador y se cayó al suelo de culo.

Mientras tanto, quien mirara el móvil vería lo que decía el nuevo mensaje:

TERCERA MISIÓN. COMPLETADA. ENHORABUENA.

CARGANDO RECOMPENSA.


Curiosamente, coincidía con lo que estaba escrito en la pantalla del ordenador principal, aquel que el cabezón había estado usando hasta que ellos llegaron. También había una pestaña que parecía estar cargando una recompensa, pero que no se había llegado a enviar.

¿Él les había estado controlando a través del juego?

Ezto no debía de zer azí, ¡lo eztáiz echando todo a perder! —protestó el pequeñajo, con tono de enfado, mientras se frotaba el chichón que se había hecho—. ¡Aguafieztaz!

Los aprendices podían curiosear un poco el lugar. Había muchísimas pantallas, cada una mostrando algo distinto, aunque en la mayoría eran números y estadísticas que ninguno llegaría a entender. En una se veían las caras de los seis participantes en columna, incluyendo los nombres y datos personales como el peso, la altura, o incluso el tipo sanguíneo al lado de cada uno.
Como detalle curioso (y alarmante), una pantalla estaba dedicada exclusivamente a Maya: una colección de imágenes de la brujita se repartían por el escritorio, donde se veía a la aprendiza desde corriendo por Ciudad de Paso a dormida en la oficina de correos.

El móvil roto que tenía Fátima volvió a vibrar. J enviaba un nuevo mensaje:

ACERCA ESTE MÓVIL A LA PANTALLA Y DESPUÉS LLEVA AL NIÑO A LA CASA DE MERLÍN

DEPRISA. J.


Ya habían leído. Aquel sótano escondía bastante información con los ordenadores presentes, pero la tecnología era tan avanzada que no era probable que pudieran navegar con libertad. El móvil misterioso volvía a darles indicaciones que seguir, pero llevarse de allí al pequeñajo no sería demasiado fácil: si alguno se acercaba demasiado, se llevaría un mordisco (excepto Maya, con quien intentaría echarle los tejos si podía). Por suerte, no tenía más granadas.

Pero la sala de los artilugios seguía llena de umbríos, aunque la barrera había desaparecido. Asegurarse de que el cabezón (¿le preguntarían su nombre?) no se escapaba mientras abrían paso entre los incorpóreos no sería sencillo.

¿Qué harían?

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Simbad & Saeko


La idea de pedir a Rhyme que utilizara magia curativa contra los no-muertos funcionó a las mil maravillas. Apoyada por Saeko, que se había quedado atrás, la pequeña se deshizo uno a uno de los sirvientes del archidiablo, que se deshacían en el acto al recibir de lleno un Cura.

Scarmiglione, sin embargo, opuso más resistencia. Esquivó el Piro por los pelos, y aunque el Cura de Simbad le acertó, no sirvió para tumbarle. El villano respondió con un rápido Electro, que impactó contra Simbad mientras terminaba de hablar con Alec.

No creasss que tú sssolo podrásss derrotarme, pequeño apren...

No llegó a terminar la frase, porque Beat le embistió con su tabla en la cara y le tumbó al suelo. Apoyado por Simbad y su Llave Espada, ambos jóvenes abrieron un hueco el tiempo suficiente como para que Saeko y Rhyme cruzaran al distrito cinco, seguidas al poco por ellos.

Habían llegado a su destino, y por los pelos. Un minuto más, y el contador habría llegado a cero. El pitido en los móviles de los aprendices lo confirmaba con un nuevo mensaje:

TERCERA MISIÓN. COMPLETADA. ENHORABUENA.

CARGANDO RECOMPENSA.


Pero los problemas no habían acabado: Scarmiglione seguía dando guerra. El tirano pútrido se levantó, gruñendo, dispuesto a continuar el combate, pero... Alguien, surgido de la nada, dejó caer una ultrapoción sobre su cabeza, provocándole tal dolor que cayó inconsciente.

¡Oh, no...!

Tío, tío, tío, tío, ¡tú no!

Tanto Beat como Rhyme dieron un paso hacia atrás, asustados. Habían reconocido al recién llegado, y Saeko probablemente también. Simbad no, pero habría escuchado hablar mucho sobre él: Andrei Saavedra. Envuelto en una larga capa con capucha (que en aquel momento llevaba bajada), clavó sus ojos vacíos en el aprendiz.

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Yerai.

Avanzó hacia Simbad, mientra que el dúo de hermanos retrocedía todavía más. Quien fuese el maestro novato de Bastión Hueco sólo tenía ojos para el aprendiz, aunque su rostro no reflejaba emoción alguna. Sin embargo, su sola presencia transmitía una sensación desagradable de peligro que era difícil de ignorar.

Dónde has escuchado ese nombre.

Chasqueó los dedos, y un par de incorpóreos Samurai aparecieron tras de él, cual matones letales equipados con katanas.

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Dónde están los demás. —En ambas manos hizo aparecer una serie de naipes brillantes, tan afilados como cuchillas—. Contesta... O serás eliminado.

Oh, oh. Problemas.

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Beat y Rhyme siguen pudiendo ayudar si les pedís algo, pero serán más cautelosos que contra Scarmiglione en el caso de que les pidáis cosas arriesgadas.


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Re: [Ciudad de Paso] The Game Never Ends

Notapor Light » Jue Oct 08, 2015 9:56 pm

De no ser por Fátima su cabeza quizás hubiera acabado muy mal. Light al fin se liberó de sus captores y después pudo salvar del peligro a su compañera bruja. Acto seguido, ejecutó un Aturdidor y empezó a rebanar enemigos con su látigo cortante —seguía siendo su Llave Espada, pero transformada—. Enfrascado en la batalla, no permitió que un solo Incorpóreo se acercara al brujo y actuó como escudo humano.

¿¡Te falta mucho!? —chilló a Alec. Llevara mucho o poco tiempo intentando descifrar la contraseña, se le haría una eternidad. Light estaba acostumbrado a realizar tajos sin parar durante bastante rato, pero el grupo de Incorpóreos terminaría superándole y volverían a inmovilizarle. Y su resistencia tenía un límite.

Que la encontrara ya, por favor.

CONTRASEÑA ACEPTADA.


Al fin.

Cuando Light giró la cabeza, encontró la trampilla abierta. Sí, joder, al fin. De todas formas no saldría escopetado hacia ella de inmediato, sino que esperaría a que el resto de sus compañeros pasaran antes. Hasta ese momento seguiría repartiendo latigazos.

Llegado su turno, se metió por la trampilla y la cerró de un movimiento brusco, apretando los dientes. Se aseguró de que no podían abrirla. Exhaló un inaudible suspiro de alivio, estaban a salvo… de momento. Todavía no podían bajar la guardia.

Descendió en silencio por las escaleras, con la respiración acelerada todavía, alerta. No se imaginaba qué se encontrarían a continuación. ¿Al responsable que les había metido en aquella locura? ¿A J?

Tenía tantas dudas reconcomiéndole y tan pocas respuestas…

Comenzó a atravesar el pasillo oscuro con el resto de sus compañeros, en fila india (estaría al final de la fila). Extrañado, agudizó la vista y comprobó que más adelante había una sala iluminada. A medida que se iba acercando era capaz de escuchar mejor la música que procedía de ella. Finalmente concluyó que se trataba de alguna canción de género pop.

Justo cuando estuvieran a punto de entrar en la habitación, Light se llevaría un dedo a los labios y sisearía si alguno de sus compañeros hablaba en ese momento, incluso si susurraba. Debían ser sigilosos, quizás allí se encontrara un enemigo. Si podían pillarle por sorpresa y tumbarle rápido, mejor.

Light entró en la habitación repleta de aparatos —a los que no hizo mucho caso al principio—, observando sin pestañear a la persona encapuchada que estaba sentada en una silla, justo delante de un ordenador.

«¿Qué demonios estará haciendo?», entonces echó un breve vistazo a las pantallas. Había números y estadísticas que no tenían ningún significado para él.

Si sus compañeros no delataban antes su presencia, se acercaría muy lentamente al encapuchado, con llave en mano. En efecto, su intención era pillarle por sorpresa, ponerle el arma en el cuello y obligarle a hablar. Sin embargo no lo consiguió, pues sus móviles sonaron en aquel momento, ¡qué oportunos! (¿Habría cumplido la otra pareja la misión?)

Finalmente se reveló el aspecto del encapuchado, quien perdió la sabana que le tapaba al girarse hacia ellos, alertado. Light se quedó mirándole, muy sorprendido, y bajó la guardia. Se hubiera podido imaginar a Andrei, a un Villano Final… pero no a un niño. O mejor dicho, un bebé cabezón de lo más peculiar.

¡¡¿Q-qué eztáiz haciendo aquí?!! ¡¡¿Cómo me habéiz encontrado?!!

Resultaba curioso porque vestía como un adulto. No era exactamente un bebé… pero tampoco un niño.

«Pero qué…».

Simplemente lo hemos hecho. Ahora, más vale que empieces a darnos una explicación de…

¡¡Me dijo que nunca me encontraríaiz!! Puez... ¡¡Nunca me cogeréiz vivo!!

E hizo un intento de huida que le salió fatal. Light retrocedió de un salto y se cubrió por instinto con los brazos al ver caer la granada, sin embargo no llegó a explotar. Confundido, alternó miradas entre el niño asustado y la bomba, con el pulso aún acelerado. Se notaba que no había utilizado una en su vida: no le había quitado la anilla.

Después, el cabezón se cayó de culo al chocar contra la torre del ordenador.

Esto no es un juguete para niños —señaló mientras se aproximaba a la granada inofensiva y la cogía. La guardó en uno de los bolsillos de su kimono: quizás les vendría bien más adelante.

Se colocó delante del extraño bebé, mirándole con cara de pocos amigos (su dulce apariencia no iba a ablandarle tan fácilmente). Sin perder de vista al crío durante demasiado tiempo, Light comprobó por enésima vez su móvil y se enteró de que habían cumplido la misión. Perfecto. Que el mensaje coincidiera con el del ordenador le hizo pensar que aquel niño era el responsable del Reaper’s Game, por sorprendente que pareciera.

O quizás fuera un simple cómplice. Según él, alguien le dijo que nunca le encontrarían…

Ezto no debía de zer azí, ¡lo eztáiz echando todo a perder! ¡Aguafieztaz!

Sí, sí… todo lo que tú digas. —En vez de investigar el lugar, tarea que le dejaría a sus compañeros con mucho gusto (no le interesaba demasiado la tecnología), prefirió interrogar al bebé y mantenerle vigilado.

Se aproximaría más a él, con la misma cara de mala leche que había puesto antes. Si intentaba escapar, le cerraría el paso; y si recibía un mordisco de su parte por acercarse demasiado, emitiría un leve quejido. En cualquier caso, le arrinconaría, le cogería de la pierna y le levantaría en el aire, boca abajo.

A ver, vamos a ir desembuchando, ¿de acuerdo? ¿Quién te dijo que nunca te encontraríamos? ¿Andrei, él también es responsable del Reaper’s Game como tú? ¿Cómo acabamos aquí? ¿Por qué estáis haciendo esto, es cierto que esto es una Ciudad de Paso virtual? ¿Sabes dónde está mi mascota, Gaomon? Contesta —exigió.

»No intentes resistirte ni evadas mis preguntas —añadió si tardaba en contestar u oponía resistencia—, tu situación no es muy favorable ahora y podríamos acabar con un niño como tú en un suspiro. —No pensaba hacerlo, pero nunca venía mal meter presión para acelerar un interrogatorio.

Light no se fijó en que Fátima había recibido un mensaje, permaneció más atento a lo que le respondía el bebé. En cuanto su compañera sugiriera ir a casa de Merlín, asentiría y dejaría con cuidado al pequeñajo en el suelo. No le perdería de vista en ningún momento y, como siempre, se colocaría de inmediato delante de él para cerrarle el paso si hacía ademán de escapar.

Merlín es amigo mío, seguro que nos ayudará —aseguraría, bastante tranquilo.

Aunque claro, no iba a ser tan fácil llevarle el niño. No se le ocurrió una forma de retenerle de manera efectiva mientras escapaban, así que otro compañero tendría que encargarse de eso.

En cuanto a su huida, sugeriría ser el primero en salir por la trampilla y lidiar con aquel ejército de Incorpóreos. No utilizaría ninguna habilidad, se limitaría a romper el cráneo de los bichejos que le bloquearan el paso con Alma Inquebrantable (si Pseudo Locura seguía activo, les causaría más daño). También ayudaría a sus compañeros en el caso de que les inmovilizaran, atacaría a los captores sin piedad. De esta manera se abrirían camino para escapar del salón de artilugios.

Luego, echaría un rápido vistazo a la situación en la calle y saldría pitando hacia el Distrito 3 si no había Villanos Finales cerca. En caso contrario, esperaría a perderles de vista o que se alejaran bastante, oculto a ser posible. Todo sería mucho más sencillo si les evitaban.
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Re: [Ciudad de Paso] The Game Never Ends

Notapor xXOrbOOkXx » Jue Oct 08, 2015 10:47 pm

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K, me pedisteis que me lo ligara, necesito una banda sonora apropiada (?)


Casi lancé un grito de júbilo al ver que los hechizos Cura habían funcionado. Decidí memorizar el dato, aquella information te la proporcionaban de pasada, como si fuera lo más normal, y se te acababa olvidando. Nunca me imaginaría que podía ser de vida o muerte. Di las gracias tanto a la niña como a Saeko, que se estaban ocupando de los esqueletos.

Sin embargo, Scarmiglione era mucho más duro de lo que parecía. Esquivó el hechizo de fuego para mi desgracia, el Cura sí que le acertó, pero no le hizo el efecto que esperaba. Mientras terminaba de hablar por el móvil, un Electro me recorrió de arriba a abajo como un escalofrío doloroso.

Por suerte el hermano mayor, Beat, le arrolló con su tabla y consiguió tumbarle. Por suerte, conseguimos llegar al Distrito 5 por los pelos, en mi caso con la adrenalina bombeando mi cuerpo. Era extraño como aquella sensación te nublaba el miedo, el cansancio o el dolor. No me gustaba. Me hacía sentir como si estuviera en el cuerpo de una persona sin sentimiento alguno.

TERCERA MISIÓN. COMPLETADA. ENHORABUENA.

CARGANDO RECOMPENSA.


Descubrí con asombro que la hora también te la ponía en el aparato. Fue un alivio otro añadido a la tensión que ya sentía. No me acostumbraba a los relojes. El primero que había visto no me había traído nada bueno. Escuché un gruñido, por lo que me volteé con premura. El muerto volvía a las andadas, más enfadado que nunca. Y algo sucedió, algo que probablemente cambiara el rumbo de todo lo que creía posible.

Ya no era el hecho de que una sombra hubiera aparecido de la mismísima nada y le hubiera lanzado una ultrapoción, derrochando preciados platines. Era el quién de esa sombra. Debo admitir que al principio no lo reconocí, su cara no me sonaba de nada. Pero había algo, algo en la expresión de mis compañeros, algo en su aura que parecía derrochar muerte a cada paso que daba.

¡Oh, no...!

Tío, tío, tío, tío, ¡tú no!

No era en sus exclamaciones, en que habían dado un paso hacia atrás, en sus rostros, que reflejaban pánico intenso. Instintivamente también di un paso hacia atrás, aunque no sabía muy bien qué ocurría. Quería correr. Salir pitando.

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Yerai.

En cuanto dijo aquella palabra, a cada paso que daba, sentí como empalidecía. Con razón no lo había reconocido, porque me lo imaginaba igual a Yerai, una versión más adulta quizá. Pero me había equivocado estrepitosamente. Su voz no reflejaba nada, ni expresión, ni matices que me indicaran que me reprochaba algo. Simplemente nada.

<<Irán a por Yerai. No quieres eso, ¿verdad?>>


[color=#804000]¡Lo siento! ¡No debería haber huido! ¡Perdóname!


<<Te lo mereces. Te pareces tanto a su hermano...>>


...Lo que le salió mal y perdió el corazón....


<<Está vivo... Más o menos. Lo cierto es que tira a menos>>


... Andrei Saavedra.


Los recuerdos nuevos y viejos me susurraron al oído. Lo había encontrado, y no esperé que fuera bueno. Me hubiera reído si no estuviera tratando de contener el pánico, Ariasu estaba como una regadera si pensaba que me parecía a él. Un paso en falso y acabaríamos todos muertos. No conocía su poder, al menos no directamente, pero por las historias y las reacciones de los otros no parecía un tipo precisamente débil.

Dónde has escuchado ese nombre. —Chasqueó los dedos. Aparecieron Incorpóreos, armados hasta los dientes y definitivamente preparados para matarnos sin piedad. Si podía invocar a criaturas de ese calibre definitivamente estábamos con un pie, parte de la pierna, y ya puestos todo el cuerpo entero en el agujero que nos llevaría a la tumba.

Dónde están los demás. —Hizo aparecer unas cartas, que sin duda servían como armas. Era irónico pensar que en la Cité me ganaba la vida haciendo trampas con eso—. Contesta... O serás eliminado.

Tragué saliva. Notando los hombros tensos, cómo los Incorpóreos se encontraban dirigentes a mi espalda. Una gota de sudor me recorrió la frente, atravesó mi pómulo y se perdió en mi perilla. Pensé en huir, darme la vuelta y correr como un desalmado. Pero no tendría ni una mínima posibilidad.

<<Me va a eliminar de todas formas, diga lo que diga>> comprendí. Y lejos de sentir angustia o miedo, sentí fascinación e insana curiosidad por la muerte, pero a la vez un respeto y temor que haría que mis dientes chocaran. Si quería que al menos los otros se salvaran, no tenía opción. Le dirigí una mirada de reojo a Saeko y a los demás, disimulándola lo mejor que podía, suplicando sobre todas las cosas que corrieran sin mirar atrás.

La última vez que le vi estaba solo, siendo perseguido por Tierra de Partida —comencé respondiendo a su primera pregunta—. Le amenazaban de muerte si no revelaba tu paradero, que evidentemente no sabía. Si no hubiera estado allí... —Negué con la cabeza. Era una verdad a medias, pero lo suficientemente creíble.

¿Por qué un reloj, Andrei? ¿Por qué le diste un reloj como último recuerdo? Pero no me pareció prudente preguntar. A pesar de los nervios, a pesar de que mi vida y la de los demás pendía de un hilo no pude evitar mentir. Estaba en mi naturaleza. ¿Dónde estaba aquel maldito gato? Creo que hubiera sido capaz de tirárselo a la cara. Reí nerviosamente para mí mismo. Definitivamente la tensión estaba pudiendo conmigo.

En cuanto a los otros, los dejamos en la estación de correos. —Me encogí de hombros, fingiendo una calma que definitivamente no tenía. Creo que se notó—. Nos hemos dividido en tres grupos. Los que íbamos a hacer la misión, otros dos, que se han ido a ver si pueden sacar algo a a la luz sobre este asunto, yendo al Distrito 1 y los últimos dos que se habían ido a buscar a... —intenté por todos los medios recordar un nombre al azar que hubieran mencionado—. Clío, creo que se llamaba. No estoy seguro de si siguen todos en el mismo sitio.

Mierda. —Fingiría que miraba la hora del móvil mientras fruncía el ceño, en una mezcla de pánico y preocupación—. O terminamos la misión o seremos eliminados.

Con esa excusa pretendía que nos permitiese irnos, huir corriendo si era preciso. Pero por ahora había que estar quietos, si veía que pretendíamos escapar sabría que era todo mentira. Hice el amago de irme, hasta que recordé que me amenazaban de muerte aquellas dos criaturas con espadas.

Podían ocurrir tres cosas: la primera, que desapareciera por donde había venido y nos dejara en paz, en ese caso me dejaría caer al suelo, rendido, y le pediría a Saeko que llamara a los demás y que los avisara del peligro, para luego preguntarle a los hermanos si sabían de algún atajo para reunirnos con los otros en el Distrito 2.

La segunda y puede que la más probable: que nos obligara a acompañarle. Se me retorcían las tripas de solo pensar en esa posibilidad. En ese caso... Tragué saliva mirando de nuevo a la Aprendiz. Seguramente había captado lo que quería decir. Correr en cuanto nos dejara una mínima posibilidad era lo que decían mis facciones.

Y la tercera: que directamente no se lo creyera y me eliminara. O se lo tragara y me eliminara de todas formas.

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