Re: [Evento Global] Ruta del Caído
Publicado: Dom May 31, 2015 6:04 pm
Ninguno de nuestros ataques consiguió herir al joven, pero aun, lo único que conseguí fue que me tomara a broma. Llamé a Ilana para replegarnos y buscar una nueva forma de atacarle, invocar aquellas palomas consumía más energía de la que me gustaría y si no eran capaces siquiera de alcanzarle, no iba a insistir con un segundo ataque.
—Esto es un poco triste, la verdad. ¿De dónde te han sacado, de un circo? —se mofó Assur desde la seguridad que le daba aquella nube de oscuridad.
—Solía dedicarme a los trucos de magia, cosas de haber nacido sin el don —fue la respuesta que le di al chico de la forma más seca que pude.
Y habría seguido debatiéndole el porque había creado un conjuro como Palomas Blancas, pero entonces escuché como un cristal rescrebajandose seguido de las palabras de Assur. Aquel artefacto no estaba allí para que el mago lo destruyera, era una bomba.
Intenté colocarme entre Ilana y el cristal para que al menos esta no sufriera daños graves, pero de poco sirvió, ya que gracias a las marcas que el joven hechicero nos había grabado en el cuerpo, el ataque dio de lleno ignorando cualquier defensa nuestra. La explosión nos derribo a los dos dejándonos malheridos y aturdidos en el suelo.
Viendo que ya no podíamos hacer nada, Assur salió de su nube y se acercó hasta donde estábamos agarrando a Ilana del pescuezo para que no pudiera moverse, para seguidamente alzarla y poder verla mejor. Si no hubiese sido por las heridas que me había causado la explosión, estaba seguro de que me habría lanzado sobre aquel chiquillo para recuperar a mi compañera.
—Suéltala —mascullé intentando levantarme pese al dolor.
El mago no me hizo caso, simplemente se quedó mirando hacia un lado de la sala algo pálido, como si hubiese visto un fantasma. Al girar la cabeza en la misma dirección a la que Assur miraba, me encontré nuevamente con la imagen del angel del recuerdo, El Primero, como le habían llamado la gente del pasado ¿Assur le conocía?
—No me gustan los magos de pacotilla como tú —volvió a hablar el chico señalándome con el bastón para que me pusiera en pie, me daba rabia el ver a ese criajo poder dominarme de aquella forma ¿tan poco poder había conseguido durante estos últimos años? —. Tus ataques pueriles no me harán daño. Fui el mago más poderoso de mi época. No me llegas ni a la planta de los zapatos, y eso que en esta forma sólo tengo 12 años —. Y si en esta forma era capaz de vencerme haciendo lo mínimo, no quería saber lo que habría sido capaz como adulto —. Pero tú no querías hacer la guerra. Tienes algo bueno, dentro de ti, aunque te guste enviar a gatos a pelear en tu lugar.
—Es mi Familiar, luchamos como uno solo —le corregí sin ganas y clavando mis ojos en la gata, si intentaba hacerle algo lo pagaría —. Y ella misma se lanzaría a por tu cara si viera que eres una amenaza para mí.
Dudaba mucho de que el mago me hubiera hecho caso alguno, como que le importaba lo que le dijera un brujo de pacotilla como yo.
—El Guía no desea que se haga más daño a Tierra de Partida. Ni tampoco él —. Sus ojos se desviaron en dirección al lugar donde momentos antes había estado el primero ¿cuándo había desaparecido? —. Sin embargo, tu desprecio por sus memorias nos ha convencido de que no mereces que se te dé más información. No la mereces, no eres de Tierra de Partida, no estás aquí por ningún motivo, te has dejado arrastrar por la corriente. No tienes un objetivo claro, sólo avanzas porque es lo que tienes que hacer. Esa actitud te llevará al olvido.
Aquellas palabras dolían, pero eran ciertas en gran medida. No hacía más que avanzar sin un objetivo en mente, siquiera había vuelto a Tierra de Partida por mi propia decisión, si no que Adam me había arrastrado hasta ahí. Me costaba creer que avanzara simplemente por la razón de que conseguir las llaves era nuestro objetivo y no por ayudar a mis antiguos compañeros ¿quizás cada vez me alejaba más de ellos por esta guerra? ¿Cuánto tardaría en empezar a verlos como enemigos?
—Además, te has separado de tus compañeros. ¿Es que no has aprendido nada? El Castillo no pone enemigos simples, es imposible que me venzas tú solo. Morirás.
—Porque necesitaba buscar mi propio camino, yendo en grupo no habría hecho más que dejarme arrastrar —repetí sus propias palabras.
Assur sonrió entonces, parecía divertirle la situación.
—Te doy dos opciones: ya que es imposible que me venzas, puedes renunciar a parte de tus recuerdos o tu magia. En tal caso te daré el naipe que necesitas para llegar al siguiente nivel. También puedes regresar por donde has venido. Puedes traer a tus amigos, no voy a impedírtelo —. Soltó finalmente a Ilana depositándola en el suelo, la gatita le maulló irritada antes de correr y colocarse a mi lado —. En tal caso espero que estés dispuesto a dejarte de juegos y a matarme. Tu voluntad es floja, no está templada. Bañarla en sangre parece que es lo único que te permitiría sobrevivir.
No, mi voluntad podía ser floja, era algo que sabía de sobras aunque me costara admitirlo, pero jamás me mancharía las manos de sangre. Incluso sabiendo que Assur era una simple imagen de alguien del pasado, no me veía capaz de atravesarle con ninguna de mis armas, verme en la situación de tener que arrebatarle la vida a alguien era algo que me aterraba. Aun así, no iba a entregarle mi magia, algo que siempre había deseado poder tener y que tanto anhelaba ver evolucionar, sin contar que como me quedase sin magia estaría aun más a merced de las trampas del castillo.
Entonces, ¿sería capaz de traer a otros aprendices a este lugar para luchar contra un enemigo que ni yo era capaz de dañar? Estaba seguro de que Saxor si podría plantarle cara si yo le apoyaba, ¿pero qué pasaba con Nikolai y la otra aprendiza? No tenían tanta habilidad, Assur podría llegar a matarlos sin problemas y todo porque yo no sabía que más hacer para avanzar.
Tenía que encontrar una razón para avanzar, dejar de dar palos a ciegas, pero no podía hacer nada. El chico tenía razón, no era de Tierra de Partida, los asuntos de este mundo no deberían preocuparme, era el mundo de nuestros enemigos después de todo. Porque este era el maldito problema, esta estúpida guerra era el problema de todo, el que los Sincorazón atacasen Tierra de Partida, el que estuviésemos atrapados ahora en este laberinto de pesadilla. Ojala desapareciera todo el odio que sentimos hacia el otro bando de nuestras vidas.
“Espera… ¡eso es! Los recuerdos pueden hacerlo desaparecer”
—Ya te he dicho, nací sin el don y no deseo volver a vivir sin él. Tampoco voy a manchar mis manos, ni arrastrar a otros a una lucha sin razón para que puedan morir —le hablé a Assur con decisión —. Dices que necesito una razón para avanzar, bien, la tengo… o más bien, la tenía antes de que la guerra empezara. Son recuerdos lo que quieres, ¿cierto? Entonces puedo darte aquello que tanto me impide avanzar: Las memorias de mi estancia en Bastión Hueco.
Esperé a ver que era lo que el joven me respondía antes de seguir.
—El día en que la guerra empezó cometí el mayor error de mi vida, abandonar a aquellas personas que habían visto un aliado en mí por orgullo —admití avergonzado apretando con fuerza los puños —. Se que lo que te pido es egoísta, pero es la única forma que veo de poder ayudar a salvar este lugar, el que un día también fue mi hogar. Quiero poder ayudar a mis amigos y eso solo podré hacerlo si vuelvo a recordar quienes son mis verdaderos compañeros.
—Esto es un poco triste, la verdad. ¿De dónde te han sacado, de un circo? —se mofó Assur desde la seguridad que le daba aquella nube de oscuridad.
—Solía dedicarme a los trucos de magia, cosas de haber nacido sin el don —fue la respuesta que le di al chico de la forma más seca que pude.
Y habría seguido debatiéndole el porque había creado un conjuro como Palomas Blancas, pero entonces escuché como un cristal rescrebajandose seguido de las palabras de Assur. Aquel artefacto no estaba allí para que el mago lo destruyera, era una bomba.
Intenté colocarme entre Ilana y el cristal para que al menos esta no sufriera daños graves, pero de poco sirvió, ya que gracias a las marcas que el joven hechicero nos había grabado en el cuerpo, el ataque dio de lleno ignorando cualquier defensa nuestra. La explosión nos derribo a los dos dejándonos malheridos y aturdidos en el suelo.
Viendo que ya no podíamos hacer nada, Assur salió de su nube y se acercó hasta donde estábamos agarrando a Ilana del pescuezo para que no pudiera moverse, para seguidamente alzarla y poder verla mejor. Si no hubiese sido por las heridas que me había causado la explosión, estaba seguro de que me habría lanzado sobre aquel chiquillo para recuperar a mi compañera.
—Suéltala —mascullé intentando levantarme pese al dolor.
El mago no me hizo caso, simplemente se quedó mirando hacia un lado de la sala algo pálido, como si hubiese visto un fantasma. Al girar la cabeza en la misma dirección a la que Assur miraba, me encontré nuevamente con la imagen del angel del recuerdo, El Primero, como le habían llamado la gente del pasado ¿Assur le conocía?
—No me gustan los magos de pacotilla como tú —volvió a hablar el chico señalándome con el bastón para que me pusiera en pie, me daba rabia el ver a ese criajo poder dominarme de aquella forma ¿tan poco poder había conseguido durante estos últimos años? —. Tus ataques pueriles no me harán daño. Fui el mago más poderoso de mi época. No me llegas ni a la planta de los zapatos, y eso que en esta forma sólo tengo 12 años —. Y si en esta forma era capaz de vencerme haciendo lo mínimo, no quería saber lo que habría sido capaz como adulto —. Pero tú no querías hacer la guerra. Tienes algo bueno, dentro de ti, aunque te guste enviar a gatos a pelear en tu lugar.
—Es mi Familiar, luchamos como uno solo —le corregí sin ganas y clavando mis ojos en la gata, si intentaba hacerle algo lo pagaría —. Y ella misma se lanzaría a por tu cara si viera que eres una amenaza para mí.
Dudaba mucho de que el mago me hubiera hecho caso alguno, como que le importaba lo que le dijera un brujo de pacotilla como yo.
—El Guía no desea que se haga más daño a Tierra de Partida. Ni tampoco él —. Sus ojos se desviaron en dirección al lugar donde momentos antes había estado el primero ¿cuándo había desaparecido? —. Sin embargo, tu desprecio por sus memorias nos ha convencido de que no mereces que se te dé más información. No la mereces, no eres de Tierra de Partida, no estás aquí por ningún motivo, te has dejado arrastrar por la corriente. No tienes un objetivo claro, sólo avanzas porque es lo que tienes que hacer. Esa actitud te llevará al olvido.
Aquellas palabras dolían, pero eran ciertas en gran medida. No hacía más que avanzar sin un objetivo en mente, siquiera había vuelto a Tierra de Partida por mi propia decisión, si no que Adam me había arrastrado hasta ahí. Me costaba creer que avanzara simplemente por la razón de que conseguir las llaves era nuestro objetivo y no por ayudar a mis antiguos compañeros ¿quizás cada vez me alejaba más de ellos por esta guerra? ¿Cuánto tardaría en empezar a verlos como enemigos?
—Además, te has separado de tus compañeros. ¿Es que no has aprendido nada? El Castillo no pone enemigos simples, es imposible que me venzas tú solo. Morirás.
—Porque necesitaba buscar mi propio camino, yendo en grupo no habría hecho más que dejarme arrastrar —repetí sus propias palabras.
Assur sonrió entonces, parecía divertirle la situación.
—Te doy dos opciones: ya que es imposible que me venzas, puedes renunciar a parte de tus recuerdos o tu magia. En tal caso te daré el naipe que necesitas para llegar al siguiente nivel. También puedes regresar por donde has venido. Puedes traer a tus amigos, no voy a impedírtelo —. Soltó finalmente a Ilana depositándola en el suelo, la gatita le maulló irritada antes de correr y colocarse a mi lado —. En tal caso espero que estés dispuesto a dejarte de juegos y a matarme. Tu voluntad es floja, no está templada. Bañarla en sangre parece que es lo único que te permitiría sobrevivir.
No, mi voluntad podía ser floja, era algo que sabía de sobras aunque me costara admitirlo, pero jamás me mancharía las manos de sangre. Incluso sabiendo que Assur era una simple imagen de alguien del pasado, no me veía capaz de atravesarle con ninguna de mis armas, verme en la situación de tener que arrebatarle la vida a alguien era algo que me aterraba. Aun así, no iba a entregarle mi magia, algo que siempre había deseado poder tener y que tanto anhelaba ver evolucionar, sin contar que como me quedase sin magia estaría aun más a merced de las trampas del castillo.
Entonces, ¿sería capaz de traer a otros aprendices a este lugar para luchar contra un enemigo que ni yo era capaz de dañar? Estaba seguro de que Saxor si podría plantarle cara si yo le apoyaba, ¿pero qué pasaba con Nikolai y la otra aprendiza? No tenían tanta habilidad, Assur podría llegar a matarlos sin problemas y todo porque yo no sabía que más hacer para avanzar.
Tenía que encontrar una razón para avanzar, dejar de dar palos a ciegas, pero no podía hacer nada. El chico tenía razón, no era de Tierra de Partida, los asuntos de este mundo no deberían preocuparme, era el mundo de nuestros enemigos después de todo. Porque este era el maldito problema, esta estúpida guerra era el problema de todo, el que los Sincorazón atacasen Tierra de Partida, el que estuviésemos atrapados ahora en este laberinto de pesadilla. Ojala desapareciera todo el odio que sentimos hacia el otro bando de nuestras vidas.
“Espera… ¡eso es! Los recuerdos pueden hacerlo desaparecer”
—Ya te he dicho, nací sin el don y no deseo volver a vivir sin él. Tampoco voy a manchar mis manos, ni arrastrar a otros a una lucha sin razón para que puedan morir —le hablé a Assur con decisión —. Dices que necesito una razón para avanzar, bien, la tengo… o más bien, la tenía antes de que la guerra empezara. Son recuerdos lo que quieres, ¿cierto? Entonces puedo darte aquello que tanto me impide avanzar: Las memorias de mi estancia en Bastión Hueco.
Esperé a ver que era lo que el joven me respondía antes de seguir.
—El día en que la guerra empezó cometí el mayor error de mi vida, abandonar a aquellas personas que habían visto un aliado en mí por orgullo —admití avergonzado apretando con fuerza los puños —. Se que lo que te pido es egoísta, pero es la única forma que veo de poder ayudar a salvar este lugar, el que un día también fue mi hogar. Quiero poder ayudar a mis amigos y eso solo podré hacerlo si vuelvo a recordar quienes son mis verdaderos compañeros.
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