[Evento Global] Ocaso de una estrella

Nunca olvidarás que tomaste parte en alguno de estos jolgorios. Kazuki tampoco.

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Re: [Evento Global] Ocaso de una estrella

Notapor Light » Vie Sep 07, 2012 6:32 pm

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No voy a postear en la ruta 3, porque mi personaje no tiene mucho que hacer allí (?) xDDD
Y lo siento por utilizar tantos colores, a partir de aquí ya se acabaron todas las voces, prometido D:


La oscuridad les había tragado y reaparecieron en la supuesta sala del trono de Tierra de Partida. El estado de Light no había cambiado en absoluto, todavía se encontraba en el profundo coma. Los susurros de la voz diabólica habían cesado, pero ahora... se encontraba a su merced, y haría todo lo que le pidiese...

Escucha atentamente sus palabras...

Un hombre de cabello castaño y aspecto débil se encontraba allí, en la sala del trono, dispuesto a darles la bienvenida que se merecían. Les saludó con una reverencia y empezó a contarles todo, absolutamente todo. Pero...

Nada de lo que dijo alteró en absoluto a Light. Ni enfado, ni rabia, ni curiosidad, nada. Simplemente se limitaba a escucharle...

Desde que pusisteis el primer pie en Tierra de Partida, los Maestros os han enseñado a erradicar a los sincorazón, a eliminarlos a fin de restablecer el equilibrio. Pero, ¿acaso éste no se haya tanto en Luz como en Oscuridad? ¿Por qué defender una y anular la otra? ¿Desde cuándo la Llave Espada ha estado sólo a favor de la primera? Tierra de Partida ha mancillado la sagrada tarea a la que se entregaron los antiguos Portadores de la Llave Espada. No acataré más órdenes de ella. Seguiré siendo un Maestro, fiel a las estructuras que rigen nuestro universo, pero no a las suyas.

»Y vosotros tenéis ahora la oportunidad de cambiar, como hice yo, el destino que os tienen reservado vuestros Maestros.

»Uníos a mí. Podéis seguir siendo la avanzadilla de Tierra de Partida, la primera línea defensiva de una guerra, aquellos que nunca regresan a casa con vida… O podéis ser más. Podéis participar realmente en el futuro que pronto forjaré.

Tal como la voz le había ordenado, terminó de escuchar todo lo que Ryota tenía que decirles. Para Light, solo existían él y la voz misteriosa, nadie más. Ni siquiera se había percatado de la entrada de Wix en la sala.

¿Qué elegirás?

¿Tengo... que elegir? A mi me gusta Tierra de Partida... pero...

Sí, pero... ¡Eres un asesino! ¿Cómo te replanteas posicionarte en el bando de la luz? Después de todo lo que has hecho, nadie volverá a acercarse a ti, nunca. Tu lugar no está con ellos, chico.

Supongo que es lo que me merezco por haber matado a un inocente. Axel y los demás deben odiarme...

Curiosamente, Wix no estaba muerta, se encontraba viva, pero Light no era capaz de darse cuenta. Estaba tan ciego... y la diabólica voz no paraba ni un segundo de hablar, parecía incluso desesperada.

¡Sí! ¡Tú la mataste! La mataste, y no ha sido tu primera víctima, claro que no. Tú mataste a alguien mucho más importante, ¿no te acuerdas? ¿Vergel Radiante no te ha refrescado la memoria lo suficiente? Cometiste allí un pecado imperdonable... por eso eres el demonio, eres la maldad reencarnada.

No... no puedo acordarme...

Su cabeza estaba a punto de explotar; el dolor era tal que por un momento temió por su vida. No quería llamar la atención a nadie, así que se aguantó las ganas de chillar...

¿No quería llamar la atención? ¿Temía por su vida? ¿Acaso Light estaba recuperando la conciencia?

Tú... tú la mataste. Tú mataste a...

La imagen de la persona a la que supuestamente había matado empezaba a volverse más clara, empezaba a recordar todo. Aunque al principio solo podía ver una silueta oscura, no se tardaría en revelar la verdadera identidad de la misteriosa silueta... de mujer. Estaba a punto de recordarlo todo...

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¡Basta!

Ya no oía una voz, sino dos. Una nueva voz había frenado en seco a la otra, una muy poderosa y con mucha determinación. Esta voz... no era como la otra, le inspiraba confianza, y consiguió desconcentrar a Light por completo. La silueta desapareció de su mente.

¡Light! ¡Deja de buscar en esos recuerdos! ¡Si sigues haciéndolo, lo único que conseguirás será hundirte en la oscuridad! ¡Tu camino está en la luz!

¡No le hagas caso! ¡Averigua la verdad! ¡Admite tus crímenes! ¡¡No deberías vivir en la luz!!

Las dos voces se enfrentaban por atraer su atención a toda costa. Por alguna razón, Light no podía hacer caso a la voz diábolica, no podía cortar la conexión con aquella nueva voz.

¡Light! ¿Hace falta que te recuerde tu legado?

La nueva voz consiguió que recuerdos no muy lejanos resonaran en su cabeza.

¡Maestro Ronin! Yo, Light Hikari, aceptando el legado de Licht y Dawn Hikari, juro proteger la luz y luchar sin piedad contra la oscuridad... aunque me cueste la vida

Sí, era el juramento que había hecho a Ronin aquel día, el día en el que se convirtió en aprendiz, y en defensor de la luz. Lo recordaba perfectamente. Hizo un juramento aquel día, y no lo rompería por nada del mundo. Ahora lo veía todo claro...

Finalmente, había recuperado la capacidad de pensar. La voz fría ya no volvería a controlarle nunca más, había roto las cadenas que le mantenían atrapado en la demencia. Tampoco volvió a escucharla.

Aunque su crimen seguía resultando imperdonable...

¡¡Pero he matado a un inocente!!

¡No, tú no has matado a nadie! ¡Abre los ojos y mira hacia los tronos!

El cuerpo de Light se movió solo, como si estuviera actuando por su cuenta. Se levantó del suelo y miró hacia donde la voz le había dicho. Wix estaba viva, había sobrevivido a la caída del candelabro. ¿La otra voz había estado mintiendo? Entonces... ¿Por qué tendría que seguir obedeciéndole?

Wix... está... viva —susurraba el joven sorprendido y emocionado. No pudo evitar soltar una lágrima.

Pero... estuve dispuesto a hacerlo... tenía que haber echo caso a Axel...

Bueno, ¿y qué? Axel es Axel, y tú eres tú. Tenías que avanzar a toda costa por el castillo para encontrarte con sus amos, ¿No querías preguntarles sobre tus padres?

Sí... pensé que quizás podrían encontrarse allí, en Bastión Hueco, o esa era mi intuición. Me ocurrió algo bastante extraño... es como si...

La otra voz terminó su frase, exactamente igual a como la habría dicho.

Como sí empezaras a recordar tus viejos recuerdos en Bastión Hueco, o debería decir... Vergel Radiante, tu mundo natal.


¿Nací... en Bastión Hueco?

La voz cálida y poderosa no le explicó más detalles, y siguió hablando, sin parar. Era como si estuviera al corriente de todos los detalles de su vida, absolutamente todos.

Pero... piensa una cosa, y es que tú dejaste atrás Bastión Hueco con solo tres años. Y no creo que un niño de esa edad sea capaz de matar a alguien. Obviamente, tampoco creo que recuerdes algo de esa temprana edad.


¿Quieres decir que...?

Alguien te ha estado manipulando todo este tiempo, desde que llegaste a ese mundo. No sé de quien se trataba, pero ha estado manipulando tus recuerdos. Ha estado inundándote de dolor y de odio desde que llegaste a Bastión hueco, pero... ya ha pasado todo.

¿Habían jugado con su memoria? Resultaba bastante increíble, y aterrador, ¿podía Light confiar en aquella voz de verdad? Por alguna razón... esa voz no podía mentirle. No confiar en él resultaba absurdo.

¿Pero cómo sabes tanto de mi?

La nueva voz no volvió a responderle, había desconectado cualquier conexión con ella, por lo que la duda se quedó sin responder...

Al fin, ya no sentía ningún dolor, ya no se consideraba ningún demonio, el sufrimiento y la desesperación habían desaparecido. Su ángel de la guardia le había mostrado el camino por el que tenía que seguir.

Había recuperado la luz.

¡Si una cosa he aprendido...! —Xefil alzó la voz para que todos le pudieran escuchar mejor— ¡...es que la Luz más poderosa nace siempre de lo más profundo de las sombras!

Light era la prueba viviente.

¡Traidores! —se colocó junto a Xefil e invocó a Teluria. La apuntó hacia Ryota, en señal de amenaza. Tras haber salido del trance, había conseguido recordar y razonar sobre todo lo que les había contado—. Iros de nuestro castillo, inmediatamente, y dejadlo como estaba.

¿Maestros traidores que habían decidido abandonar Tierra de Partida? ¿Protectores de la luz que aceptaban la oscuridad? Habían perdido el rumbo, y lo mismo podía haber sucedido con él. Si no hubiera sido por aquella voz cálida, habría abandonado a todos sus compañeros de Tierra de Partida...

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Light elige el bando de la luz ~~
He editado un par de incoherencias de mi post <_<...
Última edición por Light el Vie Sep 07, 2012 8:34 pm, editado 1 vez en total
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Re: [Evento Global] Ocaso de una estrella

Notapor A Nerd Girl » Vie Sep 07, 2012 7:07 pm

Me encontré en otro sitio. ¿Dónde? ¿Esto no se parece a Tierra de Partida? Y no se la razón por la que mi ira se degradó hasta sentirme más tranquila. Pero el aspecto era diferente. Miré a todos lados... Tengo un mal presentimiento de este lugar...

-Bienvenidos, futuros Maestros. Espero que vuestra estancia en mis dominios haya sido, cuanto menos, instructiva.-

¿Sus dominios? ¿Este es el amo del castillo? Ya tenía ganas de partirle la cara por haberme interrumpido el poder dormir bien una noche...

-Porque… ¿qué otro objetivo que enseñar podría moverme a obligaros a venir hasta aquí? -Traté de observar a los aprendices de Tierra de Partida, nuestros compañeros-. Es una de las pocas cosas que puedo ofreceros. Conocimiento. Sabiduría. Verdad -Estaba a borde de soltar un "No gracias"-. Nadie debería privaros de ellos. Y pensaréis, ¿qué insinúa? ¿Por qué iban a mentirnos nuestros Maestros? ¿Por qué blasfemas tanto contra sus enseñanzas?-

¿Ocultarnos? Al menos no eran como mis padres. Eso me importaba más que saber más que nadie u otras cosas. Por fín pude hacer amigos.

-Muy sencillo.-

¿Qué es sencillo?

-Nadie necesita darle explicaciones a la carne de cañón. ¿Sabéis cuántos aprendices había en Tierra de Partida antes de vuestra llegada? Dos de media por cada Maestro. ¿A qué se debe este cambio tan drástico de números? ¿Cuál es el papel que quieren que desempeñéis?

>>Los Maestros no son tontos. Sospechan lo que ocurre aquí. Algunos más que otros. Huelen el aroma de la próxima guerra… Y necesitan cuanto antes aumentar las filas de su ejército.
-

¿Carne de cañón? ¿Guerra? ¿Qué quieren decir?

-¿Dónde está Wix, Ryota? - una mujer. No era Wix, pero preguntaba por ella. ¿Otro amo de esa maldita mujer que debería estar muerta? Perfecto esto va a volverse divertido.

-Enseguida viene -Casi me lanzo a por ella si no fuera por que tendría a toda Tierra de Partida mirando.

-¡Menudas pintas! -Se lo merecía, mi pobre hombro...-. Sabía que dirigirlos hacia ti sería divertido. Pero, ¡no tanto! Y alegra esa cara, mujer. ¿Ves cuántos intrusos tenemos hoy? Todos serán para ti…-

Llegaban más y más personas. ¿Tantos? ¿Tantos enemigos?

-Y todo se reduce a esto. Hace siete meses, abrí la puerta que permitió la entrada de los sincorazón a este Reino. Así fue como tres Maestros y cinco aprendices cayeron luchando en Bastión Hueco. ¿Os suena la versión? Si bien la mayoría acudieron horas después del accidente, resultaba bastante sospechoso que un ataque de semejante calibre acabara con tantos hijos de la Llave Espada. ¿O no? Había bastantes coincidencias de por medio…-

Él fue el culpable de dejar este mundo tan vacío, triste y... muerto. No quiero pensar bien cómo lo logró pero me dió miedo. Debe ser fuerte, muy fuerte. E incluso demasiado loco como para matar a tantos.

-Tu mataste a tu madre, y le llamas loco a ese hombre...- Ese comentario absurdo me hizo pensar en si en verdad, debería seguir en Tierra de Partida. Tengo miedo de mi misma.-Aunque solo sea una sugerencia, no te vayas de donde estas. No quiero que mueras...- eso me reconfortó. Mothy se preocupaba por mí. Algo que nadie cuando era pequeña lo hacía.

-Pero, ¿quién iba a imaginarlas? -¿Qué quieren decir?¿Qué quieren?-. ¿Quién iba a creer que, precisamente, precisamente ellos, nosotros, seríamos los culpables? ¡Los Maestros son los traidores! ¡Y los aprendices se les han unido! ¡Imposible!-

-No tanto como crees…Probablemente os hayáis dado cuenta de que falta una persona. O, mejor dicho, dos, ya que esta señorita no forma parte del cupo inicial-¿Qué quiere decir? Miré hacia Mothy. Él evitó mi mirada. ¿Qué le pasa?-. Sí… En cuanto acudieron, creyendo que venían a arreglar el problema y a salvar a todo el mundo, se dieron cuenta de quiénes eran los verdaderos culpables. Lucharon y… perdieron. Tengo entendido que os habéis encontrado con ambos. Uno escapó recientemente de su prisión, aunque ya de poco nos podía servir… La otra, en cambio… Bueno, algunos la habréis visto de primera mano… y, sino, ahora podéis hacerlo.-

Wix, trató de defenderse. Es decir. ¿Ella es inocente? Una marioneta, un títere, una pieza. Es decir, yo casi mato a alguien que no se lo merecía. Bajé la mirada. ¿Iba a matarla?
-Solo si atenta contra tu vida, matala...- Eso ya me hizo pensar.

»Desde entonces, Tierra de Partida no ha mandado a nadie más. Ha dejado a la deriva Bastión Hueco. Justo en nuestras manos.


-Desde que pusisteis el primer pie en Tierra de Partida, los Maestros os han enseñado a erradicar a los sincorazón, a eliminarlos a fin de restablecer el equilibrio. Pero, ¿acaso éste no se haya tanto en Luz como en Oscuridad? ¿Por qué defender una y anular la otra? ¿Desde cuándo la Llave Espada ha estado sólo a favor de la primera?-Luz y Oscuridad. Opuestos. Se repelían. Era uno u otro.- Tierra de Partida ha mancillado la sagrada tarea a la que se entregaron los antiguos Portadores de la Llave Espada. No acataré más órdenes de ella. Seguiré siendo un Maestro, fiel a las estructuras que rigen nuestro universo, pero no a las suyas.

»Y vosotros tenéis ahora la oportunidad de cambiar, como hice yo, el destino que os tienen reservado vuestros Maestros.-

¿Cambiar? ¡No! Entendí lo que me dijo Mothy. No quería que me fuera con ellos. Puede que sean fuertes o den miedo, ¡tengo más miedo de mi padre que de ellos!

-¡Si una cosa he aprendido...!¡...es que la Luz más poderosa nace siempre de lo más profundo de las sombras!- Xefil parecío dejar claro que no iba a aceptar la oferta. Incluso trató de animar a los demas para que se retractaran de seguir a Ragun.

Saxor, también les siguió. Light se quedó. Iban o se quedaban.

-Paso. No quiero convertime en la marioneta de unos desconocidos que sueltan cosas sin sentido para aprovecharse de las dudas de las personas.- Dije en alto para dejar claro que no quería aceptar su propuesta de "cambio".
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Re: [Evento Global] Ocaso de una estrella

Notapor Tsuna » Vie Sep 07, 2012 8:00 pm

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Mi último post, espero que os guste :(


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Finalmente, la Oscuridad se disipó.
Zeix en esta ocasión se encontraba en un nuevo salón, muy similar al que había visto pocas veces en Tierra de Partida pero con ese extravagante gusto propio del castillo. Portaba su Llave-Espada en la mano todavía. A continuación, sucedieron muchas cosas, el joven, o quién aún tenía control sobre él, sencillamente no decía nada, permaneció como un mero observador, analizando a todos y cada uno de los presentes.

Las luces se iluminaron, junto a él, se encontraban todos los aprendices de Tierra de Partida...

"Je, con que al final han decidido concluir esto... ¿eh?" -Pensó.-

... y frente a los incrédulos jóvenes, muchas personas, parecían todas poderosas, oscuras, entre sus filas se hallaba Alexis. Sin duda, eran los culpables de todo, eran ellos.
El que parecía ser el líder, de imponente aspecto, habló sin parar, ningún aprendiz le interrumpió. Según sus palabras, fue el culpable del actual estado de Bastión Hueco, los maestros de las Llave-Espada de Tierra de Partida se dedicaban a reclutar nuevos "soldados" para una supuesta guerra, y finalmente, él, como gran salvador que era, nos tendía la mano, nos ofrecía poder, pertenecer al reino que estaba dispuesto a forjar.

¿Qué decidirían los aprendices? Uno de ellos avanzó, sin importar qué, y se colocó ante el imponente hombre, otro también decidió unirse a sus filas. Mientras que algunos callaban, murmuraban o exclamaban cosas, hubo varios comentarios que llamaron la atención del extraño individuo que controlaba a Zeix.

¡Si una cosa he aprendido...! ¡...es que la Luz más poderosa nace siempre de lo más profundo de las sombras! -Dijo uno de ellos.-

Ese comentario casi lo mata por dentro, no podía aguantar más la risa. Su plan salió a la perfección, y ahora, todos se debatían entre la luz y la oscuridad, eran patéticos desde su punto de vista, tanto los que ofrecían el poder (Ellos), como los que renegaban de él (Aprendices). Permaneció callado un poco más, mientras, observó el panorama... Entre los grandes, se percató de una mujer malherida, pelirroja, no decía nada. Sí, era ideal, tenía que infundir verdadero temor, debía hacer notar la verdadera Oscuridad, aquello no era un juego, y dado que su plan salió a la perfección, le importaba bien poco perecer allí, algún día podría resurgir de las sombras.

Avanzó un poco, emergiendo de la muchedumbre de aprendices.

¡Traidores! Iros de nuestro castillo, inmediatamente, y dejadlo como estaba. -Dijo un nuevo aprendiz, colocándose junto al otro que había llamado su atención y amenazando a Ryota.-

No aguantaba más, su instinto oscuro le obligaba a atemorizar a los inocentes aprendices, que con valor renunciaban a las dulces ofertas del "enemigo". Todos tenían corazón, al fin y al cabo, si eran capaces de usar las Llaves-Espada.

Zeix se acercó al chico que había llamado primero su atención, mostraba una mirada diabólica en cierto modo, daba temor. Si Light Hikari se percataba bien, puede que lo reconociera, pero con algo distinto, sus ojos habían cambiado de color. Eran rojos como la sangre, en aquel ambiente inspiraban temor. Miró al joven (Xefil), para posteriormente burlarse de él como le vino en gana.

-Pff ¡Jajajajajajajajajajaja, pero que risa! Jajajajaja, ¿de verdad piensas eso niño? Anda, creo que el juego de ser caballero de la Llave-Espada se te ha subido a la cabeza, como a más de uno. -Miró al resto de los aprendices, para luego dirigir la burlona mirada a los amos del castillo.-

Se giró sin mediar palabra, le daba igual si el cuerpo de Zeix quedaba destrozado, su objetivo aquí estaba claro, infundir temor, llenar de oscuridad los corazones de los presentes. Se acercó a las escaleras, ante la mirada de todos, le daba absolutamente igual lo que pensaran, ya fueran aprendices o amos del castillo, eran humanos, al fin y al cabo.

Miró a Ryota, con una mirada totalmente seria. Distinta a la que había mostrado antes, saltaba a la vista que estaba chalado. ¿O quizá no?

-Bueno, y usted, sir. ¿No teme a la Oscuridad? Al final terminará devorando su inocente corazoncillo. Es humano, después de todo, persigue un objetivo, después de todo, ¿qué sucedería si todo eso se frustra? ¿Es capaz de transformarse en Sincorazón por lograr su objetivo? Bah, con perdón pero... sólo es un memo que no recibió la atención suficiente en Tierra de Partida y decidió crear todo esto para tener importancia, aunque le elogio, se ha ganado mis respetos, para ser humano. Porque lo es, ¿o no?. -Dijo en voz alta, mientras abría los brazos de par en par, como si perteneciese ya a ese lugar.- A diferencia de esos de ahí... -Señaló a los aprendices.-

Comenzó a subir por las escaleras, a la par que seguía hablando. Sin duda, se dirigía hacia Wix, aunque fingía todo lo posible para que nadie lo detuviese.

-¿Qué bando elijo? ¿Cuál me conviene? Ay, es que tengo miedooo. -Dijo con un tono burlón.- Sin duda... -Agarró con fuerza su Llave-Espada, y se abalanzó con fuerza sobre la muchacha pelirroja.- ... ¡La Oscuridad! -Exclamó.-

Lo que sucedió a continuación fue rápido para todos los espectadores, pero lento para los protagonistas. Un destello de luz surgió del pecho del joven a mitad de los escalones. La mirada del joven quedó en shock, y cayó al suelo, escalón por escalón, su cuerpo quedó más magullado de lo que ya estaba...

***


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En otro lugar, dominado por la oscuridad y ajeno al mundo exterior, volvía a presentarse aquel gran pilar con enormes cristaleras. La oscuridad lo rodeaba, mientras aquella entidad sujetaba a Zeix por el cuello con fuerza. Las sombras apenas los hacían visibles...

"¡Si una cosa he aprendido...! ¡...es que la Luz más poderosa nace siempre de lo más profundo de las sombras!"

"¡Traidores! Iros de nuestro castillo, inmediatamente, y dejadlo como estaba."

"Paso. No quiero convertime en la marioneta de unos desconocidos que sueltan cosas sin sentido para aprovecharse de las dudas de las personas."

Eco de voces susurraban en su consciencia... todas aquellas frases inspiraban confianza, la confianza que aquel muchacho necesitaba. Solo un corazón de Luz podía vencer a la Oscuridad, un corazón puro.
Acto seguido, una luz emergió del joven aprisionado e invadió todo el lugar, la Oscuridad se disipó y aquel sujeto oscuro retrocedió.

-Psh... al final sí fuiste lo suficientemente fuerte como para vencerme... Je, pero esto no acab...

-¡Ahora lo tengo claro...!

Antes de termina su frase, una explosión de luz arrasó todo...

***


Apenas uno o dos segundos habían pasado desde que Zeix cayó por las escaleras. Un rayo de luz emergió de su pecho, y el joven se levantó. Sus ojos eran morados, y poco a poco se fueron tornado Azules de nuevo.
Se agarró el pecho con dolor... sabía que ese era el final, y entre los aprendices, pudo ver a Light, un viejo amigo suyo de la infancia. Sonrió, impresionado, mientras miraba al suelo aguantando el dolor. Volvió a levantar la cabeza, para dirigir unas últimas palabras a su único amigo de verdad.

-Impresionante... Light.. verte aquí... No dudes, al llegar a éste mundo la Oscuridad se fue apoderando de mí, no fui un buen aprendiz, fui débil y permití que Daichi muriera, son cosas que no podré perdonarme pero... en el último momento, gracias a vosotros, he descubierto que... La luz, gracias a ella vencí a mi oscuridad interior... Ahora lo tengo claro...
¡El verdadero camino hacia la paz es la luz, confiad en ella!
¡Light, sé que puedes!
-Finalizó entre lágrimas.-

Su Llave-Espada comenzó a desaparecer... su cuerpo también... el corazón de Zeix no pudo soportar el choque entre luz y oscuridad, y pereció al igual que lo hizo Daichi, pero su corazón no apareció.

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Zeix no elige ningún bando.
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Re: [Evento Global] Ocaso de una estrella

Notapor Hitori » Vie Sep 07, 2012 9:10 pm

Cuando Hitori abrió los ojos, no vio más que oscuridad. Recordaba haber sido engullido por la oscuridad, junto a sus amigos, por culpa de aquel misterioso hombre.

¿Chicos? ¿Kit, Kousen, Nadhia...? —les llamó, algo sobresaltado. No sabía si estaban allí con él o no, aunque algo le decía que así era.

Sin previo aviso, las luces retornaron, dejando ver al chico todo lo que le rodeaba. Sus compañeros, todos los que habían ido a aquel mundo, estaban allí. Todos, reunidos en una sala muy familiar. Hitori se percató al instante de qué era aquel lugar, ya que lo había visto demasiadas veces: La sala principal de Tierra de Partida. Aunque no era exactamente tal lugar, sino una especie de "réplica" más oscura y tétrica. El corazón del joven dio un vuelco, sin saber por qué.

Curiosamente, en aquel lugar también había una maqueta de tamaño considerable, con que imitaba el mundo donde estaban. Todas las casas y elementos del lugar estaban allí representados. Sin embargo, Hitori no pudo apreciar mucho, dada la distancia a la que se encontraba de la maqueta y, en parte, por su mala visión.

¿Qué era todo aquello? Hitori lo desconocía, pero desde luego, le daba mala espina. Aunque no había que temer: sus amigos estaban a su lado. Mientras estuviesen todos juntos, las cosas saldrían bien.

Y entonces, pudieron ver al hombre que había estado en las sombras, en aquella sala donde habían intentado entrar antes.

Bienvenidos, futuros Maestros —el hombre hizo una reverencia, aunque Hitori no la tomó como un acto de respeto. Aquel hombre había atacado a sus amigos—. Espero que vuestra estancia en mis dominios haya sido, cuanto menos, instructiva.

Es gracioso, pero así ha sido... —pensó el aprendiz.

Porque… ¿qué otro objetivo que enseñar podría moverme a obligaros a venir hasta aquí? Es una de las pocas cosas que puedo ofreceros. Conocimiento. Sabiduría. Verdad. Nadie debería privaros de ellos. Y pensaréis, ¿qué insinúa? ¿Por qué iban a mentirnos nuestros Maestros? ¿Por qué blasfemas tanto contra sus enseñanzas?

Hitori permaneció en silencio, impasible ante las palabras de aquel hombre. Cualquier cosa que dijese no haría mella en el chico, de eso podía estar seguro. El hombre se aproximó a su trono, y allí se sentó.

Nadie necesita darle explicaciones a la carne de cañón ¿Sabéis cuántos aprendices había en Tierra de Partida antes de vuestra llegada? —mostró con su mano dos dedos levantados—. Dos de media por cada Maestro. ¿A qué se debe este cambio tan drástico de números? ¿Cuál es el papel que quieren que desempeñéis? Los Maestros no son tontos. Sospechan lo que ocurre aquí. Algunos más que otros. Huelen el aroma de la próxima guerra… Y necesitan cuanto antes aumentar las filas de su ejército.

Una serie de nuevas personas aparecieron en la sala. Hitori reconoció a la primera que hizo acto de presencia: Era la mujer a la que le había dado la carta en el País de las Maravillas. Ahora todo cobraba sentido para el chico. Aquella joven también era parte del grupo, y el castillo al que les había ofrecido ir era, ni más ni menos, aquel mismo donde estaban. Tras preguntarle algo al hombre, le guiñó un ojo a Hitori, Fran y Ragun.

Tras la aparición de otra persona llamada Wix, fueron surgiendo de entre las sombras otros. Hitori reconoció a Andrei, con quien había estado hasta aquel momento, y a la chica de la mansión de Villa Crepúsculo, quien le sonrió a Hitori. El resto de miembros eran desconocidos para el chico.

Y todo se reduce a esto. Hace siete meses, abrí la puerta que permitió la entrada de los sincorazón a este Reino. Así fue como tres Maestros y cinco aprendices cayeron luchando en Bastión Hueco. ¿Os suena la versión? Si bien la mayoría acudieron horas después del accidente, resultaba bastante sospechoso que un ataque de semejante calibre acabara con tantos hijos de la Llave Espada. ¿O no? Había bastantes coincidencias de por medio…

Hitori no comprendía exactamente lo que el hombre estaba explicando. Conocía la historia de los aprendices y Maestros caídos en batalla en Bastión Hueco, pero nunca había buscado información posterior.

Pero, ¿quién iba a imaginarlas? ¿Quién iba a creer que, precisamente, precisamente ellos, nosotros, seríamos los culpables? —rió con energía—. ¡Los Maestros son los traidores! ¡Y los aprendices se les han unido! ¡Imposible!

Hitori lo comprendió, o eso creía. Los Maestros desaparecidos... ¿eran ellos?

El hombre, tras relatar algo sobre esa tal Wix que Hitori no comprendió en absoluto, volvió al tema inicial.

Desde que pusisteis el primer pie en Tierra de Partida, los Maestros os han enseñado a erradicar a los sincorazón, a eliminarlos a fin de restablecer el equilibrio. Pero, ¿acaso éste no se haya tanto en Luz como en Oscuridad? ¿Por qué defender una y anular la otra? ¿Desde cuándo la Llave Espada ha estado sólo a favor de la primera? Tierra de Partida ha mancillado la sagrada tarea a la que se entregaron los antiguos Portadores de la Llave Espada. No acataré más órdenes de ella. Seguiré siendo un Maestro, fiel a las estructuras que rigen nuestro universo, pero no a las suyas. Y vosotros tenéis ahora la oportunidad de cambiar, como hice yo, el destino que os tienen reservado vuestros Maestros.

Habían llegado al fondo del asunto. La verdadera razón por la que estaban allí. Sin embargo, ¿acaso tenía verdadero sentido lo que estaban diciendo?

Uníos a mí —les propuso Ryota—. Podéis seguir siendo la avanzadilla de Tierra de Partida, la primera línea defensiva de una guerra, aquellos que nunca regresan a casa con vida… O podéis ser más. Podéis participar realmente en el futuro que pronto forjaré.

¿Acaso no es exactamente lo mismo? —dijo Hitori, rompiendo con su silencio—. Todos queréis lo mismo: la guerra. Puede que sea verdad que los Maestros de Tierra de Partida nos están usando para ello, pero... estoy seguro de que vosotros haréis exactamente lo mismo.

Hitori vio cómo Ragun avanzaba, presentándose para ir al bando de aquellos Maestros. El chico se sintió apesadumbrado, pero tendría sus razones. Además, había algo que debía pedirle.

Nadhia, en cambio, retrocedió, en señal de que se quedaba en Tierra de Partida. Muchos otros la imitaron, igual que otros imitaron a Ragun. No podía culpar a nadie por sus decisiones. Hitori sonrió a Nadhia, y continuó hablando, aunque quizás nadie le escuchase.

Habláis del equilibrio entre la luz y la oscuridad. Pero vosotros sois los que habéis liberado a esos engendros. Los sincorazón no llevan el equilibrio a ningún lado, ¡tan sólo llevan destrucción!

Hitori retrocedió un par de pasos, sin apartar la mirada del grupo de Maestros de la oscuridad.

Lo siento. No voy a irme con vosotros, aunque no es nada personal.

El corazón del chico latía a mil por hora. Ni él mismo podía creerse que hubiera dicho todo aquello. No sabía de dónde había sacado el valor para ello. Pero no importaba... mientras estuviese con sus amigos, mientras pudiese protegerles, todo iría bien.

Me quedo con vosotros —dijo, esta vez sólo para el grupo de aprendices que tanto le importaba. Y, para sí mismo, añadió—. Sigo sin ser digno de portar la Llave Espada, pero eso no importa. Digno o no, puedo usarla para protegerles. Y eso es lo único que me importa.

En cuanto tuvo oportunidad, Hitori se acercó a Ragun, esperando que éste no fuese frío con él ni le ignorase.

Tengo algo que pedirte... Sé que ahora ya no somos compañeros, y... de hecho, somos e-enemigos... —balbuceó—. Pero si vieses a un encapuchado... un tío más o menos de mi altura, con una capa negra con capucha, avísame. No tienes por qué hacerlo, lo comprendo, pero... me gustaría poder contar contigo para ello.

Mientras se alejaba y volvía con sus amigos, Hitori pudo oír la voz del susodicho encapuchado, algo lejana.

"Menos mal que no te has unido a ellos. Sería muy aburrido si los dos fuésemos partidarios de la oscuridad, ¿no crees?"

Hitori asintió con la cabeza, dándole la razón.

"No formo parte de su grupo. No los conozco para nada, y ellos no me conocen a mí. Esto ya te lo aclaro, para que no te sigas matando a buscar por donde no es. Aunque yo sea partidario de la oscuridad, siempre he estado solo. Además... no soy partidario de la oscuridad por decisión propia. Yo mismo soy oscuridad."

El aprendiz llegó hasta su grupo, escuchando atentamente las palabras de su archienemigo.

"Realmente no sé por qué te cuento esto. Supongo que hoy tengo ganas de hablar con idiotas."

Rió fuertemente, aunque Hitori no se molestó por aquel comentario. Le daba exactamente igual.

"Nos veremos pronto. Tu bando, tus amigos y tus decisiones no importan. No afectan en nada a nuestro destino. Tú y yo estamos conectados, y nuestros encuentros son inevitables. Hasta entonces... no dejes que te mate alguien que no sea yo."

La conexión se cortó. Hitori sabía, de algún modo, que aquello era verdad. Su destino era inevitable.
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Vanitasmásde8000 y Death escribió:Vanitas: premio lol

Death: Yaaaaay
¿Qué he ganado?

Vanitas: un nada muy bonito .u.

Death: Bieeeeen
¡He ganado un Nada Bonito!
Descripción: No te permite hacer nada. No da ningún tipo de bonus.
Stats: Fuerza +0, Magia +0, Velocidad +0, Defensa +0, Suerte +0

Lee-kun y Death escribió:-Lee-kun:
http://chzmemeafterdark.files.wordpress.com/2012/02/naughty-memes-untitled7.jpg
-Death:
8<
*Your sanity is reaching lowest levels*
-Lee-kun:
Lol xD
Dotho y su miedo por las vaginas
-Death:
u.u
Las vaginas son más terroríficas que cualquier cosa de Amnesia
-Lee-kun:
No, son pestosas
Pero, saben muy bien (????)
-Death:
Y tienen tentáculos
Y echan babas espaciales que corroen cualquier material
Y además, dicen que si tocas una, absorbe tu alma
-Lee-kun:
Lol
http://youtu.be/5ZXreMV3HQY
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Re: [Evento Global] Ocaso de una estrella

Notapor Kousen » Vie Sep 07, 2012 9:45 pm

Finalmente, aquella maldita presión en el pecho fruto del pasadizo a través de la oscuridad se fue reduciendo hasta desaparecer, pero la oscuridad seguía siendo total. Desde luego estábamos en un lugar físico, pues el siseo de las sombras se había silenciado para dar lugar a las voces de preocupación de... ¿los demás? ¿Los otros aprendices también habían sido arrastrados hasta aquí?

De repente, las luces del tablero que se habían apagado cuando Andrei cerró la puerta de la habitación se encendieron, y en cadena, las siguieron numerosas otras a través del lugar.

No podía creer lo que veía. Incapaz de contener la cara de sorpresa ante semejante horror, fui moviendo la cabeza para poder contemplar aquella sala... el salón del trono de Tierra de Partida. Por obra y arte de las manipulaciones de los gobernantes de Bastión Hueco, estaba casi irreconocible. Los alegres colores del lugar se habían apagado en un gris ceniciento y sin vida, junto con otros colores de tonalidad mucho más oscura, y las preciosas vidrieras que dejaban pasar la luz coloreada estaban tapiadas.

Los tronos de madera permanecían donde siempre, impasibles, pero sin ningún maestro que ocupase aquel vacío.

Sobre el tablero flotaba una figura tridimensional de la ciudad de Bastión Hueco, sin duda una ilusión recreando el mundo. Pero podía verse algo más, pues en la plaza pude ver como algo se movía... Yuffie estaba allí, en miniatura junto a una gran nave de colores vivos, la cual Ivan no había podido alcanzar. Por una calle cercana se acercaban otras dos figuras... y apostaba todos mis platines a que hace unos momentos la maqueta había estado llena de las figuras de todos los aprendices allí presentes. Nos habían estado controlando desde el principio, como simples piezas en una partida de ajedrez.

Tras el tablero, la figura que nos había atacado por fin era visible... se trataba de un hombre de avanzada edad, con cabello castaño y mirada cansada, vestido en ropajes púrpura muy distinguidos.


Bienvenidos, futuros Maestros —nos saludó, haciendo una reverencia que me sentó como una burla—. Espero que vuestra estancia en mis dominios haya sido, cuanto menos, instructiva.

Este caminó en dirección a los tronos, impasible. Preferí mantener silencio, pues estaba claro que no iba a hacernos ningún caso. Sus dominios... maldito hipócrita, habían destruido aquel mundo hasta dejarlo irreconocible y ahora lo trataba como si le perteneciese.

Porque… ¿qué otro objetivo que enseñar podría moverme a obligaros a venir hasta aquí? —siguió, inmerso en su conversación—. Es una de las pocas cosas que puedo ofreceros. Conocimiento. Sabiduría. Verdad. Nadie debería privaros de ellos. Y pensaréis, ¿qué insinúa? ¿Por qué iban a mentirnos nuestros Maestros? ¿Por qué blasfemas tanto contra sus enseñanzas?

Una vez más, volvió a tentarnos con el mismo cebo con el que había atraído a muchos hasta sus garras, a aquel pobre mundo al cual le habían arrebatado toda su luz. Y no contento con eso, puso incluso en duda a nuestros maestros... pero parecía que por fin estaba revelando su propósito oculto tras todo aquello...

»Muy sencillo.

Tomó asiento en el trono central, dominando la sala como si fuese un maestro. Como si ya... ¿Realmente era aquello cierto, no había otra explicación? Su silencio no consiguió más que agitar aun más a todos los aprendices.

Nadie necesita darle explicaciones a la carne de cañón —reveló—. ¿Sabéis cuántos aprendices había en Tierra de Partida antes de vuestra llegada? —enumeró con sus dedos—. Dos de media por cada Maestro. ¿A qué se debe este cambio tan drástico de números? ¿Cuál es el papel que quieren que desempeñéis? —sonrió, al parecer contento con la duda que estaba sembrando entre los habitantes de Tierra de Partida—. Los Maestros no son tontos. Sospechan lo que ocurre aquí. Algunos más que otros. Huelen el aroma de la próxima guerra… Y necesitan cuanto antes aumentar las filas de su ejército.

No solo eran los Sincorazón... ¿Otra guerra? ¿Se refería a otra como la que los restos de llaves en aquel yermo en mitad del espacio indicaban que había sucedido? Aunque la información sobre aquel mundo indicaba que allí no había nada...

Sin precio aviso, numerosos portales comenzaron a abrirse alrededor de aquel hombre, y una joven apareció en el trono de la derecha, sentándose de mala manera.

¿Dónde está Wix, Ryota? —preguntó esta, al parecer saludando a algunos aprendices.

Enseguida viene —anunció

Chasqueó los dedos y otra mujer hizo acto de presencia en el trono a su lado, con un aspecto lamentable. La pelirroja estaba cubierta de sangre, suciedad y numerosos golpes, pero no mostraba ninguna herida abierta.

Tres ocupando los tronos... aún intentaba poner en duda todas aquellas pistas, pero al parecer cada vez estaba más claro... no había más alternativas.

¡Menudas pintas! —se burló la rubia—. Sabía que dirigirlos hacia ti sería divertido. Pero, ¡no tanto! Y alegra esa cara, mujer. ¿Ves cuántos intrusos tenemos hoy? Todos serán para ti…— dijo con malicia.

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El desfile de tinieblas finalmente empezó a revelar a los restantes responsables de todo aquello: Andrei miraba desde lo alto, cruzado de brazos. A su lado apareció una chica con un paraguas, saludando; y junto al trono de Ryota se colocó una joven bastante guapa, pero que me dió mala espina solo con verla. Y finalmente, apareció otra chica vestida de forma bastante peculiar y al parecer encantada con todo aquello.

Tres maestros. Cuatro aprendices. Usando la Llave Espada. Si lo que decían los informes sobre Bastión Hueco eran ciertos, entonces...

Y todo se reduce a esto —declaró Ryota, con aires de grandeza—. Hace siete meses, abrí la puerta que permitió la entrada de los sincorazón a este Reino. Así fue como tres Maestros y cinco aprendices cayeron luchando en Bastión Hueco. ¿Os suena la versión? Si bien la mayoría acudieron horas después del accidente, resultaba bastante sospechoso que un ataque de semejante calibre acabara con tantos hijos de la Llave Espada. ¿O no? Había bastantes coincidencias de por medio…

Pero, ¿quién iba a imaginarlas? —intervino la rubia, extasiada—. ¿Quién iba a creer que, precisamente, precisamente ellos, nosotros, seríamos los culpables? —se interrumpió con una risita aguda—. ¡Los Maestros son los traidores! ¡Y los aprendices se les han unido! ¡Imposible!

No tanto como crees… —murmuró Ryota.

Así que realmente era cierto. Ya era muy sospechoso desde el momento en que Ivan nos contó que usaban la Llave Espada y que fueron los que destruyeron aquel mundo, pero... aún quería conservar la esperanza de que había alguien distinto tras todo aquello. Para que los maestros y los aprendices traicionasen sus principios e hiciesen que ocurriese semejante desastre... ¿Qué demonios les había pasado? ¿Acaso les habían lavado el cerebro?

Probablemente os hayáis dado cuenta de que falta una persona —indicó Ryota—. O, mejor dicho, dos, ya que esta señorita no forma parte del cupo inicial —señaló a la pelirroja—. Sí… En cuanto acudieron, creyendo que venían a arreglar el problema y a salvar a todo el mundo, se dieron cuenta de quiénes eran los verdaderos culpables. Lucharon y… perdieron. Tengo entendido que os habéis encontrado con ambos —sonrió—. Uno escapó recientemente de su prisión, aunque ya de poco nos podía servir… La otra, en cambio… Bueno, algunos la habréis visto de primera mano… y, sino, ahora podéis hacerlo —movió directamente la mano hacia la misma mujer... No entendía. De algún modo estaba indicando que era y no era ella al mismo tiempo ¿Acaso era un clon, o algo por el estilo?

La expresión vacía de aquella mujer era impasible, nada había en su rostro que diese pistas.

»Desde entonces, Tierra de Partida no ha mandado a nadie más. Ha dejado a la deriva Bastión Hueco. Justo en nuestras manos.— dijo con satisfacción.

Estaba claro. Habían mandado a aquella maestra y su aprendiz para averiguar que había pasado, pero jamás regresaron. Desde entonces Tierra de Partida vedó Bastión Hueco, por tal de no volver a perder a más elegidos en aquel sitio. ¿Nos habían estado ocultando a los verdaderos culpables para que no cometiésemos una locura o simplemente aquellos jamás pudieron contarlo y no lo sabían?

Desde que pusisteis el primer pie en Tierra de Partida, los Maestros os han enseñado a erradicar a los sincorazón, a eliminarlos a fin de restablecer el equilibrio. Pero, ¿acaso éste no se haya tanto en Luz como en Oscuridad? ¿Por qué defender una y anular la otra? ¿Desde cuándo la Llave Espada ha estado sólo a favor de la primera? —Ryota estaba exponiendo sus convicciones—. Tierra de Partida ha mancillado la sagrada tarea a la que se entregaron los antiguos Portadores de la Llave Espada. No acataré más órdenes de ella. Seguiré siendo un Maestro, fiel a las estructuras que rigen nuestro universo, pero no a las suyas.

»Y vosotros tenéis ahora la oportunidad de cambiar, como hice yo, el destino que os tienen reservado vuestros Maestros.

Así que eso era lo que pretendían enseñarnos con aquella experiencia en su territorio...
Ryota se alzó del trono, caminó hasta las escaleras y tendió una mano.

Uníos a mí —ofreció su oferta—. Podéis seguir siendo la avanzadilla de Tierra de Partida, la primera línea defensiva de una guerra, aquellos que nunca regresan a casa con vida… O podéis ser más. Podéis participar realmente en el futuro que pronto forjaré.

Aquel viaje había sido simplemente para mostrarnos lo que podíamos obtener en su bando, si nos pasábamos a su lado... estaba buscando aprendices que se uniesen a su pequeño ejército.
Mi decisión estaba clara.

Acusáis a los maestros de estar formando un ejército— sentencié — Pero no sois muy diferentes... solo que claramente lo haceis con un fin mucho más claro y ofensivo.

Recordé las enseñanzas que hasta ahora me habían estado dando todos los maestros de Tierra de Partida, desde mi tutora Yami hasta la estricta Nanashi, todo el conocimiento que yacía en aquellos libros, las palabras de muchos antes que nosotros trascendiendo las barreras del tiempo para llegar a nosotros. Eso no eran mentiras.

Es cierto que la luz y la oscuridad no pueden existir en mayores proporciones, sería hipocresía querer destruir completamente a una de ellas. Por eso ambas tienen su Reino, un territorio para cada una. — dije, convencido de quella verdad— Sin embargo, fue la Oscuridad la que comenzó a atacar el Reino de la Luz, buscando devorar todo a su paso. No solo eso, si no que altera nuestros mundos, destruyendo todo aquello que nos es preciado.

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Miré mi nueva Llave Espada. Las alas que me habían sido otorgadas para trascender las barreras de mi pequeño mundo. Una oportunidad para formar unos vínculos que de otra forma jamás habría conocido... miré a mis compañeros, los cuales también estaban tomando su propia decisión.

La Oscuridad está presente en todos los corazones, pero no por ello se rinden a ella para convertirse en bestias que solo hunden en ella todo lo que pueden— Los sincorazón — Y no luchamos por el dominio absoluto de la luz... ¡Luchamos por proteger lo que queremos! ¡Por evitar que las sombras destruyan aquello que nuestros corazones valoran! — exclamé esto con todas mis fuerzas, que todos oyesen lo que mi corazón me hacía pensar.

Algunos aprendices empezaron a moverse. Un par dejaron el grupo para dirigirse al lado de Ryota, y otros se alejaban en dirección contraria.

Fue la Oscuridad quien comenzó esta guerra— dijo a voz en cuello un chico de cabello castaño —. Y estoy seguro de ello. Los Maestros de Tierra de Partida están haciendo lo correcto. No atacamos a las sombras ni las rechazamos, simplemente las mantenemos a raya; nosotros mismos somos la muestra de que el balance puede existir. Somos Luz y Oscuridad. Nuestro corazón es la prueba. Y no dejaremos que unos resentidos prepotentes quieran un papel más importante que el que les corresponde.

Sonreí con fuerza al escuchar las palabras de aquel chico. Algo en mi corazón se sentía cálido y latía con fuerza.
Toda aquella gente... el castillo... los aprendices... los mundos que había encontrado en mi camino... y hasta aquel recuerdo que vi en mis sueños. Había demasiadas cosas que quería proteger, que me hacían ser quien soy. Y no iba a dejar que las hiciesen desaparecer.

Miré sonriendo a Ivan, Hitori y Fátima, junto a Nadhia... y junto a ellos, muchos otros aprendices.

Escojáis lo que escojáis — susurré — Jamás dejaré que os perdáis en las sombras.

Muchos otros empezaron a gritar, enfadados con aquellos que dejaban nuestro lado. Pero aquello era inútil... nadie podía obligar a un corazón a decidir en contra de sus deseos.

Y entonces me acerqué más a aquellos que se quedaban con nosotros... con Tierra de Partida.

La Oscuridad — alcé la voz, encarándome al lado contrario de la sala — Odio, tristeza, rabia, dolor, envidia. Podréis usar esas armas contra nosotros, pero nosotros no caeremos en ellas... Luchamos con nuestro corazón, ya sea separados o... ¡juntos!

Dirigí la mirada a Andrei, que seguía con los brazos cruzados. Si según él el destino tenía un papel interesante reservado... pensaba mostrarles hasta donde podía llegar. Con mi luz. Con nuestra luz.

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Kousen elige el bando de la Luz. Se queda en Tierra de Partida.
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Re: [Evento Global] Ocaso de una estrella

Notapor Kairi » Dom Sep 09, 2012 10:01 pm

De nuevo las sombras se habían tragado a Kairi. Otra vez esa sensación de ceguera y terror, pues nunca se sabe lo que puede pasar en la oscuridad. Puede que fuera atacada o podría aparecer en otro lugar. Decidió no moverse del sitio hasta que las sombras se hubieran disipado.

Por fin, pudo ver unas luces encenderse en una nueva estancia, volviéndose visible. Esta vez habían aparecido todos los aprendices en el mismo sitio, pero ni rastro de los Maestros. Ese lugar le resultaba muy familiar. Ya había estado allí antes, pero no podía creer lo que estaba viendo. Era la sala de los tronos de Tierra de Partida, pero estaba muy... diferente. Ya no había tanto colorido como antes, ahora era más oscuro. Las paredes eran grisáceas y apagadas, pero los tres tronos seguían en su sitio. No se parecía en nada a la Tierra de Partida que ella conocía.

En esa especie de tablero que había visto iluminarse, había lo que parecía la maqueta de una ciudad. Kairi la observó y pudo ver que se trataba de Bastión Hueco, conocía la zona de las viviendas, la plaza central y la plaza de las fuentes. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué aparecieron en ese mundo? ¿Los habrían enviado alguien? ¿Y si así era, para qué?

Había algo moviéndose en la maqueta. Eran unas figuras de personas. A dos de ellas las conocía, eran León y Aeris. Pero a la tercera no la había visto en su vida. Parecía una ninja vestida de verde, estaba cerca de una nave. Entonces Kairi se dio cuenta de que los habían estado obervando. Observando la maqueta, había un hombre mayor, de ropas marinas y pelo castaño al que tampoco conocía.

- Bienvenidos, futuros Maestros. Espero que vuestra estancia en mis dominios haya sido, cuanto menos, instructiva.- saludó, haciendo una reverencia.

Kairi buscó a Hiro para reunirse con él, pues no le gustaba nada la situación. Decidió no decir nada por el momento.

- Porque… ¿qué otro objetivo que enseñar podría moverme a obligaros a venir hasta aquí? Es una de las pocas cosas que puedo ofreceros. Conocimiento. Sabiduría. Verdad. Nadie debería privaros de ellos. Y pensaréis, ¿qué insinúa? ¿Por qué iban a mentirnos nuestros Maestros? ¿Por qué blasfemas tanto contra sus enseñanzas?

»Muy sencillo.

El desconocido se sentó en el trono del centro. ¿Qué quería decir con lo de enseñarles la verdad? ¿Acaso no lo hacían ya los Maestros? El hombre siguió hablando.

- Nadie necesita darle explicaciones a la carne de cañón. ¿Sabéis cuántos aprendices había en Tierra de Partida antes de vuestra llegada? Dos de media por cada Maestro. ¿A qué se debe este cambio tan drástico de números? ¿Cuál es el papel que quieren que desempeñéis? Los Maestros no son tontos. Sospechan lo que ocurre aquí. Algunos más que otros. Huelen el aroma de la próxima guerra… Y necesitan cuanto antes aumentar las filas de su ejército.

¿Qué ejército? ¿De qué estaba hablando? Kairi no entendía nada. Los Maestros no serían capaces de hacer una cosa así y ella lo sabía. A ver en qué iba a acabar eso...

Unas sombras aparecieron alrededor del desconocido. En el trono de la derecha apareció una mujer rubia vestida de verde y con un gran gorro en la cabeza.

- ¿Dónde está Wix, Ryota?- le preguntó al hombre.

- Enseguida viene- dijo éste.

Más desconocidos, aquello se estaba poniendo cada vez peor. Y por si fuera poco, más sombras cubrieron el trono de la izquierda y apareció otra joven cubierta de sangre.

- ¡Menudas pintas! Sabía que dirigirlos hacia ti sería divertido. Pero, ¡no tanto! Y alegra esa cara, mujer. ¿Ves cuántos intrusos tenemos hoy? Todos serán para ti…- rio la mujer del gorro. ¿Intrusos? ¡Pero si los intrusos eran ellos!

Seguidamente, al fondo de la sala fueron apareciendo más personas extrañas, haciendo gestos de burla o de "simpatía". Una de ellas saludó al grupo en el que se encontraba Kairi y dedujo por ello y por las descripciones de León que se trataba de la famosa Diana.

Después de aquello, el hombre de ropaje marino siguió su discurso.

- Y todo se reduce a esto. Hace siete meses, abrí la puerta que permitió la entrada de los sincorazón a este Reino. Así fue como tres Maestros y cinco aprendices cayeron luchando en Bastión Hueco. ¿Os suena la versión? Si bien la mayoría acudieron horas después del accidente, resultaba bastante sospechoso que un ataque de semejante calibre acabara con tantos hijos de la Llave Espada. ¿O no? Había bastantes coincidencias de por medio…

- Pero, ¿quién iba a imaginarlas? ¿Quién iba a creer que, precisamente, precisamente ellos, nosotros, seríamos los culpables? ¡Los Maestros son los traidores! ¡Y los aprendices se les han unido! ¡Imposible!- exclamó la chica del gorro.

- No tanto como crees…- murmuró el hombre.

Cada vez entendía menos. Era imposible que los Maestros y ellos, los aprendices, fueran los malos de la película. Como el hombre habia dicho, fue él el que abrió la puerta para que los Sincorazón entraran, provocando numerosas muertes. Aquí había gato encerrado...

- Probablemente os hayáis dado cuenta de que falta una persona. O, mejor dicho, dos, ya que esta señorita no forma parte del cupo inicial. Sí… En cuanto acudieron, creyendo que venían a arreglar el problema y a salvar a todo el mundo, se dieron cuenta de quiénes eran los verdaderos culpables. Lucharon y… perdieron. Tengo entendido que os habéis encontrado con ambos. Uno escapó recientemente de su prisión, aunque ya de poco nos podía servir… La otra, en cambio… Bueno, algunos la habréis visto de primera mano… y, sino, ahora podéis hacerlo- señaló a la joven cubierta de sangre.

»Desde entonces, Tierra de Partida no ha mandado a nadie más. Ha dejado a la deriva Bastión Hueco. Justo en nuestras manos.

Hizo una pausa, posiblemente esperando preguntas de los aprendices. Kairi siguió callada, quería que el desconocido terminara de decir lo que tuviera que decir para tenerlo todo claro. Entonces hablaría.

- Desde que pusisteis el primer pie en Tierra de Partida, los Maestros os han enseñado a erradicar a los sincorazón, a eliminarlos a fin de restablecer el equilibrio. Pero, ¿acaso éste no se haya tanto en Luz como en Oscuridad? ¿Por qué defender una y anular la otra? ¿Desde cuándo la Llave Espada ha estado sólo a favor de la primera? Tierra de Partida ha mancillado la sagrada tarea a la que se entregaron los antiguos Portadores de la Llave Espada. No acataré más órdenes de ella. Seguiré siendo un Maestro, fiel a las estructuras que rigen nuestro universo, pero no a las suyas.

»Y vosotros tenéis ahora la oportunidad de cambiar, como hice yo, el destino que os tienen reservado vuestros Maestros.

Dicho esto, se levantó del trono y extendió la mano al llegar a las escaleras.

- Uníos a mí. Podéis seguir siendo la avanzadilla de Tierra de Partida, la primera línea defensiva de una guerra, aquellos que nunca regresan a casa con vida… O podéis ser más. Podéis participar realmente en el futuro que pronto forjaré.- les propuso.

Al acabar de escucharle, Kairi tenía muy claro lo que iba a elegir. Estaba claro que esos desconocidos eran enemigos y aquella propuesta podría ser una estrategia para dividir a los aprendices y enfrentarse entre ellos. Por otra parte, eso de dejar de luchar contra la Oscuridad tampoco podría ser bueno.

- Lo siento, pero si esto es una guerra, prefiero luchar en el bando correcto- dijo con semblante serio. - . Seguiré fiel a la Luz.- sentenció, invocando su Llave Espada.

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El Viernes 26 a las 20 fui al hipercor para compra un juego por el cumple de un amigo y en el msn deje un automensaje que era "En El Hipercor" , en esos momentos Habimaru cerro el chat y se creo una multiconversacion de 7 o 8 personas del foro para hablar , cada minuto aparecía mi gracioso automensaje con el icono del tio feliz , cuando llegue y comente estaban todos En El Hipercor , uno en el carrefour pero bueno , al dia siguiente en el chat la frase mítica aparecía cada poco En El Hipercor y ya esta es la historia del Hipercor que tanta gente me pregunta XD ( Se le ha parecido buena o vivió esto ponérselo como firma.


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Re: [Evento Global] Ocaso de una estrella

Notapor RedXIII » Dom Sep 09, 2012 10:33 pm

La oscuridad, otra vez la misma sensación de antes ¿Otra prueba, otro mundo sumido a la oscuridad o simplemente volvían a casa? Lo que aguardaba detrás de aquello, seguramente, no sería nada agradable, como la primera vez, aquella triste oscuridad profetizaba un mundo desolado y frió.

Lentamente se esbozaba una habitación, familiar, pero vagamente, para Hiro, aunque... "diferente" a como la recordaba, las frágiles vidrieras que la adornaban habían desaparecido, y el cálido y reconfortante color que la envolvía se había desvanecido completamente, aun así, los tres tronos, en línea, que habían en aquella habitación, estaban como siempre ¿Que había pasado, era acaso Tierra de Partida?

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Una especie de imagen rara, propia de las películas de ciencia ficción que había visto, se hallaba bajando las escaleras, un mapa de Bastión Hueco, y sobre el, tres figuras que se movían, dos parecían ser Aeris y León yendo a una plaza, tal vez era en la que empezaron. Les espiaban, todo este tiempo habían sido "marionetas" que corrían por la ciudad sin saber a donde dirigirse ¿Porque controlar tanto sus movimientos, que coño pasaba exactamente?

Descartando la gran cantidad de personas reunidas en aquel lugar solo había una persona más, un hombre mayor, situado tras el tablero. Tenía el cabello castaño, y vestía un traje azulado.

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Bienvenidos, futuros Maestros — Saludó, llevándose la mano al pecho y haciendo una breve inclinación—. Espero que vuestra estancia en mis dominios haya sido, cuanto menos, instructiva.

Aunque algunos murmullos se escuchaban, mientras aquel hombre se acercaba a uno de los tronos, no pareció importar, ya que aquel hombre siguió hablando.

Porque… ¿qué otro objetivo que enseñar podría moverme a obligaros a venir hasta aquí? — Preguntó, sin parar de hablar—. Es una de las pocas cosas que puedo ofreceros. Conocimiento. Sabiduría. Verdad — Enumeró—. Nadie debería privaros de ellos. Y pensaréis, ¿qué insinúa? ¿Por qué iban a mentirnos nuestros Maestros? ¿Por qué blasfemas tanto contra sus enseñanzas?Muy sencillo.

Se sentó en el trono central, mientras el tiempo corría, aquella espera se hizo algo larga y molesta, a Hiro no le gustaban nada ese tipo de pausas.

Nadie necesita darle explicaciones a la carne de cañón — "Reveló" el hombre—. ¿Sabéis cuántos aprendices había en Tierra de Partida antes de vuestra llegada? — Extendió la mano, con el puño cerrado, y levantó los dedos índice y pulgar—. Dos de media por cada Maestro. ¿A qué se debe este cambio tan drástico de números? ¿Cuál es el papel que quieren que desempeñéis? — Sonrió, a Hiro, en cambio, mucha gracia no le hacia —. Los Maestros no son tontos. Sospechan lo que ocurre aquí. Algunos más que otros. Huelen el aroma de la próxima guerra… Y necesitan cuanto antes aumentar las filas de su ejército.

De repente, la sala se llenó de sombras alrededor del hombre. A su lado, en el trono de la derecha, surgió una joven rubia, con un gran gorro blanco sobre la cabeza, y vestida de verde, la cual no conocía de nada. No presumía precisamente de modales.

¿Dónde está Wix, Ryota? —Le preguntó al hombre ¿Wix, es que encima habían más? Al menos pudo descubrir que aquel hombre se llamaba Ryota.

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Enseguida viene — Anunció.

Castañeó los dedos y las mismas sombras volvieron a cubrir el trono, ésta vez el de la izquierda, una figura femenina se acomodó en aquel trono, cubierta de sangre ¿Porque estaba cubierta de sangre, que había pasado?

¡Menudas pintas! — Comentó la chica de antes, riendo —. Sabía que dirigirlos hacia ti sería divertido. Pero, ¡No tanto! Y alegra esa cara, mujer. ¿Ves cuántos intrusos tenemos hoy? Todos serán para ti…

Cuatro personas más aparecieron de entre las sombras, una chica, en especial, llamo la atención de Hiro, ya que sin conocerla, parecía estar saludándole.

Y todo se reduce a esto — Dijo Ryota, extendiendo los brazos para abarcar toda la sala, incluso a los aprendices—. Hace siete meses, abrí la puerta que permitió la entrada de los sincorazón a este Reino. Así fue como tres Maestros y cinco aprendices cayeron luchando en Bastión Hueco. ¿Os suena la versión? Si bien la mayoría acudieron horas después del accidente, resultaba bastante sospechoso que un ataque de semejante calibre acabara con tantos hijos de la Llave Espada. ¿O no? Había bastantes coincidencias de por medio…

Pero, ¿quién iba a imaginarlas? — Intervino de nuevo la chica, con una alegría remarcada —. ¿Quién iba a creer que, precisamente, precisamente ellos, nosotros, seríamos los culpables? — Soltó una sonrisita bastante desagradable para Hiro, para después exclamar—. ¡Los Maestros son los traidores! ¡Y los aprendices se les han unido! ¡Imposible!

No tanto como crees… — Murmuró Ryota.

A continuación, el seño Ryota continuo hablando de sus cosas, un aprendiz que pudo escapar de ellos y otro que era aquella chica ensangrentada, poco entendía de aquello, apenas podía comprender que pasaba ¿Porque están ahí, y lo de llevarlos a Bastión, que lógica tenía, por su culpa casi mataban a Hiro, abriendo una "puerta" de oscuridad y de dolor, y ahora venían como si nada allí, a regocijarse y a que les escucharan por las buenas, la sangre de Hiro hervía casi de rabia mientras se mordía un labio.

»Desde entonces, Tierra de Partida no ha mandado a nadie más. Ha dejado a la deriva Bastión Hueco. Justo en nuestras manos.

Palabras y más palabras, Soncorazónes, engaños y más palabrería.

»Y vosotros tenéis ahora la oportunidad de cambiar, como hice yo, el destino que os tienen reservado vuestros Maestros.

Se levantó del trono. Avanzó un par de pasos y, al límite de las escaleras, extendió la mano:

Uníos a mí — Propuso—. Podéis seguir siendo la avanzadilla de Tierra de Partida, la primera línea defensiva de una guerra, aquellos que nunca regresan a casa con vida… O podéis ser más. Podéis participar realmente en el futuro que pronto forjaré.

Capullo — Susurro levemente Hiro.

Tu, que has destruido, no solo nuestro nuevo "hogar", si no también Bastión Hueco, convirtiéndolo en una ciudad repleta de Sincorazónes y casas destruidas y abandonadas — Decía con una mirada de rabia hacia el señor Ryota, con las manos cerradas y apretando con todas sus fuerzas — Que ha luchado contra nuestros propios compañeros, que nos ha hecho luchar sin motivo, que se ha presentado aquí sin más y nos ha contado su propia "verdad", tienes el valor de decir eso con tanta tranquilidad, y encima, algunos, incluso en cachondeo, tus palabras, llenas de hipocresía, no tienen ningún valor aquí, marchaos y no volváis — Escupió a los pies de aquel hombre y, enfadado, le dio la espalda para dirigirse hacia la puerta, caminando lentamente y confundiéndose entre los aprendices.

Aprovecho la multitud y se agacho, esperando que ninguno de sus compañeros le traicionara saco lentamente su Revolver del bolsillo y lo puso en su cinturón, por si en algún caso la situación empeoraba, a la vez que llamaba a su compañero, MoguDer. Casualmente des de allí pudo ver a Kairi, Xefil, el señor Limón y Fyk, con la esperanza de que se mantuvieran firmes y unidos, tanto como el, al "bando de la luz" y le escucharan, les intento llamar la atención.

Tenemos un gran problema, no sabemos cuales de nuestros "compañeros" pueden estar ahora mismo de su lado, ni que pasara, estamos "rodeados" de enemigos y encima no podemos volver a ningún lugar, Tierra de Partida es nuestro "hogar" ahora, y desgraciadamente al parecer ya no es "nuestro", aun así hay que estar preparados para correr, no sabemos lo fuertes que son, y repito, ni los aprendices que se les han unido, podríamos estar en una gran desventaja, es mejor que no se quede nadie solo hasta que aparezcan los maestros, así que no os hagáis los valientes, es mejor correr y vivir para luchar mañana
Mientras MoguDer se asomaba por encima de los aprendices para ver la situación, desgraciadamente un Moguri, y encima como el, llamaba mucho la atención.

Si se da la ocasión, Der y yo os ayudaremos a escapar, aun tengo suficiente energía del combate que tuvimos con un hombre de Bastión Hueco, León, y podría servir, no se como vais vosotros sobre eso — Seguía comentando en voz baja, ya que no sabía en quien confiar, desgraciadamente, no sabía si todos le podían oírle, esperaba que no hablara demasiado bajo y aguardo sentado a que pasara algo que rompiera aquella situación para poder salir todos corriendo, el problema era ¿A donde? —Aunque no sepamos a donde ir, es mucho mejor que estar aquí, rodeado de enemigos — Aclaro.

Der, llegado el momento, necesitare que utilices tu técnica especial o tus dominios de magia — Le comento.

-¡Kupó señor Hiro, estoy a sus ordenes!- Exclamo mientras hacia un firme saludo militar, a saber porque.

Ambos estaban listos y dispuestos a todo lo que fuera necesario para salir de ahí, espero que los demás también.

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Por si no esta claro, me quedo en el lado de las maestras sexys con kimono y mini falda la luz
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Awards chupis:

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No hagas click aquí, despertarás a la conejita.

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Oh, no, hiciste, click, has despertado a la conejita.

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Re: [Evento Global] Ocaso de una estrella

Notapor Soul Artist » Lun Sep 10, 2012 12:08 pm

Me parecía innegable que las palabras de Ryota estaban cargadas de razón y verdad. Los Maestros nos tenían de avanzadilla y habían rechazado la oscuridad hasta un punto asfixiante, rompiendo el llamado equilibrio y cambiándolo por la supremacía de la luz. Le escuché atentamente, con los brazos cruzados, rodeado de decenas de aprendices más cuyas opiniones no tardaron en salir de ellos.

Parecía un debate a la desesperada. Muchos pretendían que nadie se cambiase de bando, pero era realmente imposible. Vi a Ragun irse con ellos, para sorpresa de Nadhia; vi a un chico extraño asegurar que la luz más poderosa surgía de las sombras; incluso alguien morir, en un extraño espectáculo de sombras y oscuridad, pero no me enteré de mucho. Era todo un caos.

Hitori se giró hacia mí, asegurando que se quedaba con nosotros. Afirmé con la cabeza en silencio, sin agregar nada, analizando la situación mentalmente. Kousen también nos dijo algo, pero estaba demasiado distraído como para atender a nadie.

Ryota era el líder, eso parecía quedar bastante claro. La mente criminal, el que estaba animando a la gente a traicionar los principios que nos habían impuesto los Maestros. La verdad era que, en otras circunstancias, habría aceptado su propuesta y probablemente hubiese sido el primero en ir a su lado, lleno de curiosidad y queriendo decidir mi propio destino. Pero no le podía perdonar. Provocar la entera destrucción de un mundo, con todos sus habitantes, su historia detrás, todo para aquello... Me parecía imperdonable. Provocaba en mí odio, ira, resentimiento.

No dije nada. No me moví de mi sitio. Quizás ahora no tuviese claro si mi lugar era Tierra de Partida, pero algo sabía seguro: no lo sería Bastión Hueco. Jamás.

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Yep, post corto para variar, que aquí hay tochacos. Ivan elige la luz.
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¡Gracias, Flan, por Alexis e Ivan!
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Re: [Evento Global] Ocaso de una estrella

Notapor Suzume Mizuno » Lun Sep 10, 2012 3:19 pm

De pronto, la sala se iluminó y Fátima pudo reconocerla como la del castillo de Tierra de Partida. Desconcertada, llegó a pensar que habían regresado. Allí estaban todos los aprendices, o eso parecía a primera vista. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que no estaban en el mismo lugar, pues no estaban las hermosas vidrieras, y los tonos de las paredes eran más oscuros y menos brillantes.

Fátima miró con asombro el tablero sobre el que parecía haber una reproducción a escala de Bastión Hueco. Lo que más la sorprendió fue que había figuras, reconoció a una de ellas como la de Yuffie, moviéndose por la maqueta. Aquella visión le sentó como si le hubieran vaciado un jarro de agua fría sobre la cabeza.

“Claro… Así nos veían a todos” comprendió.

Alzó la vista, y se fijó en la misteriosa figura que les había estado hablando desde las sombras. Era un hombre maduro, bastante atractivo, de lisa melena castaña, de aunque no débil, con un elegante traje azul oscuro que le hacía todavía más esbelto.

Bienvenidos, futuros Maestros —saludó, llevándose la mano al pecho y haciendo una breve inclinación—. Espero que vuestra estancia en mis dominios haya sido, cuanto menos, instructiva.

Las cejas de Fátima se arquearon al máximo.

“¿Qué ha dicho? ¿”Instructiva? ¿Va en serio?”

Porque… ¿qué otro objetivo que enseñar podría moverme a obligaros a venir hasta aquí?

“Quizás matarnos, porque está claro que sois nuestros enemigos”.

Es una de las pocas cosas que puedo ofreceros. Conocimiento. Sabiduría. Verdad .

“Oh, por favor”.

Nadie debería privaros de ellos. Y pensaréis, ¿qué insinúa? ¿Por qué iban a mentirnos nuestros Maestros? ¿Por qué blasfemas tanto contra sus enseñanzas?

Ahí, Fátima decidió que debía dejar el escepticismo a un lado y escuchar.

El hombre tomó asiento en el trono del centro, desde el cual les contempló en silencio durante varios segundos, haciendo una pausa tan larga que probablemente pretendía ponerles nerviosos. Y lo consiguió. Fátima se alegraba de no haber hecho desaparecer su Llave Espada.

Nadie necesita darle explicaciones a la carne de cañón ¿Sabéis cuántos aprendices había en Tierra de Partida antes de vuestra llegada? Dos de media por cada Maestro. ¿A qué se debe este cambio tan drástico de números? ¿Cuál es el papel que quieren que desempeñéis? —aquel hombre sonrió antes de desvelarles su verdad, y a Fátima le resultó verdaderamente inquietante que pudiera hacerlo mientras les soltaba en la cara aquello—. Los Maestros no son tontos. Sospechan lo que ocurre aquí. Algunos más que otros. Huelen el aroma de la próxima guerra… Y necesitan cuanto antes aumentar las filas de su ejército.

Fátima apretó las mandíbulas. Y para su sorpresa unas sombras aparecieron alrededor del hombre y una joven rubia, de ropa extravagante, que se acomodó en el asiento antes de dirigirse al Maestro sin formalidades. Fue entonces cuando se enteró, por fin, del nombre de aquel tipo: Ryota.

Fátima lo murmuró para sí misma. Después fueron apareciendo una serie de personas de las cuales sólo pudo reconocer a Andrei. Parecía que varios conocían a unos cuantos aprendices, porque se dirigieron a ellos con gestos, algunos no muy agradables, y otros llenos de cercanía que desconcertaron a Fátima.

Ryota continuó hablando de ellos mismos, los maestros y alumnos desaparecidos de los cuales Fátima no había escuchado más que rumores. Pero se perdió bastante en lo que siguió a continuación, pues no sabía de quiénes estaba hablando

Pero Ryota seguía hablando y Fátima no pudo detenerse a intentar desentrañar la información que estaba despachando con tal facilidad, aunque le hubiera gustado.

Sus siguientes palabras le provocaron sentimientos encontrados y, entonces, Ryota se puso en pie y les tendió la mano, invitándoles con ese gesto:

Uníos a mí —les propuso—. Podéis seguir siendo la avanzadilla de Tierra de Partida, la primera línea defensiva de una guerra, aquellos que nunca regresan a casa con vida… O podéis ser más. Podéis participar realmente en el futuro que pronto forjaré.

A continuación, uno por uno, varios aprendices aceptaron la invitación de Ryota y se formó un pequeño tumulto. La situación empezó a descontrolarse. Uno de los aprendices se desvaneció de pronto. Kousen comenzó a hablar con determinación y decisión y después le siguió otro. Fátima sintió que su corazón se encogía al leer los labios de Kousen, algo de seguridad a lo que aferrarse en medio de aquel descontrol:

Escojáis lo que escojáis Jamás dejaré que os perdáis en las sombras.

Después exclamó:

La Oscuridad Odio, tristeza, rabia, dolor, envidia. Podréis usar esas armas contra nosotros, pero nosotros no caeremos en ellas... Luchamos con nuestro corazón, ya sea separados o... ¡juntos!

Fátima cerró los ojos. Necesitaba pensar en medio de aquel tumulto. Ni que ella estuviera entre los caballeros de la Llave Espada por gusto. Pero si la obligaban a escoger, sólo tenía un sitio donde conocía gente, donde comenzaba a sentirse segura y conforme consigo misma, incluso si todavía sentía rencor contra la Maestra Nanashi o los Maestros Ronin y Akio la ponían de los nervios. ¿Qué sentido tenía ceder a aquel chantaje? ¿Cómo iba a confiar en que aquellos desconocidos no les lanzaran de nuevo a los Sincorazón para “probarles”? Fueran carne de cañón o no en Tierra de Partida, al menos Fátima creía conocer a la gente que allí había y estaba convencida de que no les habrían permitido enfrentarse de esa manera a la muerte. Al menos no premeditadamente. No les habían secuestrado en grupo para lanzarles a las calles de la ciudad más peligrosa que conocieran. No les habían humillado ni utilizado tan descaradamente como Ryota y sus compañeros.

A Fátima no le importaba la guerra, aunque sabía que a partir de ese mismo instante lo haría porque, de una forma u otra, acabaría de lleno en ella. A Fátima no le importaban los bandos, porque no podía saber quién tenía razón o no. Sólo sabía que en Tierra de Partida les estaban preparando para pelear, sin información, sin detalles. Pero al menos no les arrojaban a las fauces de los Sincorazón más poderosos que pudieran encontrar. Que, por cierto, ahora que lo pensaba, ¿no había dicho Yuffie que ellos eran capaces de manipularlos a voluntad?

Entrecerró los ojos, pasando la mirada por encima de todos hasta detenerse sobre Andrei.

Apretó los puños. ¿Cómo iba a confiar en alguien así? Ella se había enfrentado a los Sincorazón y no podía negar que la idea de controlarlos resultara atrayente, pero jamás podría aceptar que se utilizaran para crear más y más de su especie, crecer a costa del sacrificio de los demás. Eso era todavía más cruel que crear guerreros para sacrificarlos.

Fátima encontró su respuesta: decidiría qué hacer cuando fuera autosuficiente y supiera lo suficiente, no permitiría que la manipularan ni unos ni otros, porque estaba claro que ambos, tanto los Maestros de Tierra de Partida como Ryota estaban aprovechando su falta de información. ¿Cuáles eran los propósitos que tenían? ¿Qué buscaban? No lo sabía, en ninguno de los casos. Sólo resultaba obvio que la luz y la oscuridad iban a entrar en conflicto, por vaga que le supiera aquella explicación.

No era el momento. Con el debido tiempo, decidiría, sin que nadie pudiera chantajearla ni ponerla contra la espada y la pared. Ahora no tenía sentido abrir los brazos a aquel grupo.

Retrocedió un par de pasos. Se negaba a declamar un discurso, a llamar la atención. Quedaba por ver qué ocurriría, qué harían con los que decidieran no unirse a Ryota y sus compañeros.

Estaba asustada, y por ello se puso en guardia disimuladamente.

¿Dónde estaban los Maestros? ¿De verdad iban a dejarles morir, después de haberles dedicado tanto esfuerzo y tiempo para empezar a prepararlos?

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Fátima escoge la Luz
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Re: [Evento Global] Ocaso de una estrella

Notapor Final Fan » Lun Sep 10, 2012 5:04 pm

Todo lo que decía Ryota me ayudaba a ver lo ciego que había estado hasta aquel momento. Todo lo que me había contado Zait hacía unos minutos volvía a mi cabeza y tomaba un sentido completamente distinto. Sabía que se me estaba escapando algo, pero cuando nos explicaron que la mujer pelirroja, Wix, era una Maestra que había venido con su aprendiz… todo encajó de repente. Los tres mentores se sentaban ahora en aquellos tronos, mientras todos los aprendices, menos uno, nos observaban desde detrás de ellos. “Escapado de su prisión…” Escuchando el discurso de ellos y todo lo que fueron diciendo luego mis compañeros, deduje el destino que había sufrido el chico.

Pasaron muchas cosas entonces en la sala. ¿Nos estaban dando la elección de irnos con ellos? Ofrecían tanto… conocimiento. ¿Sería irse con ellos la forma de desvelar todo lo que estábamos buscando? Cada uno de nosotros se movía por objetivos diferentes, razones personales… ¿Qué tenían ellos que no tuviesen los Maestros de Tierra de Partida? Al final todos eran iguales.

Fue en cuanto Ragun decidió irse con ellos cuando pensé en lo que implicaba lo que nos estaban ofreciendo aquellas personas. Iban a separarnos. El vínculo que nos unía como aprendices se estaba volviendo cada vez más frágil. ¿Y si eso era lo que pretendían? No. No podía dejarlos. Tenía que decir algo.

Aunque os vayáis —musité, sin moverme del sitio—, seguimos siendo compañeros.

Entonces miré a Ragun a los ojos, pero me dirigí a todos los que decidiesen elegir el bando de Bastión Hueco.

Me importa poco quiénes sean nuestros maestros o cuáles sean nuestros objetivos. Si queréis mi ayuda, os la prestaré… Os ayudaré desde este lado si me lo pedís.

Me dirigí entonces a los maestros y aprendices que habían comenzado todo aquello. Los que habían desatado la oscuridad que había destruido aquel mundo.

Ayudaré a mis compañeros. No a vosotros.

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Tierra de Partida
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Re: [Evento Global] Ocaso de una estrella

Notapor Mickael » Mar Sep 11, 2012 6:17 am

En cuanto la oscuridad se disipó, Mickael pudo observar el lugar al que acababa de ser transportado. Para su sorpresa, parecía estar en la sala del trono de Tierra de Partida, pero no era el mismo sitio, no, este era mucho más oscuro, mucho menos decorado, más tétrico y siniestro.

El joven hombre-rata comprobó también que no había sido el único al que habían llevado hasta allí, a su alrededor uno a uno iban apareciendo el resto de aprendices de Tierra de Partida, seguro que tras haber vivido alguna emocionante aventura como la suya. Todos y cuantos habían cruzado el portal a Bastión Hueco se encontraban allí, ¿o quizás no?

¡Sam! ¡Sam! —se movía por todos lados mientras empujaba a los demás aprendices, en busca del cuadrúpedo—. ¿Sam, dónde estás? ¡Contesta Sam!

Al poco de buscar y no encontrarlo por ningún lado, estando ya todos los aprendices en el lugar, no tuvo más remedio que aceptar la cruel realidad: Sam debía haber muerto. Cayó de rodillas y se llevó las manos a los ojos, mientras las lágrimas comenzaban a brotar sin descanso.

No... No puede ser... —susurraba—. Sam... ¡Es culpa mía! ¡Es culpa mía por abandonarte allí abajo! ¡Es culpa mía por no haber vuelto antes! ¡Por no haber podido salvar a Daichi! ¡Por no haber podido vencer a su sincorazón! ¡Por haber caído inconsciente en la batalla! ¡Es culpa mía! ¡Daichi y Sam han muerto por mi culpa! ¡Porque soy débil! ¿A quién quiero proteger si soy débil? ¡No puedo proteger ni a mis amigos! —su voz fue ahogada por las lágrimas.

Entonces él empezó a hablar, dirigiéndose a los aprendices de Tierra de Partida. Él, que respondía al nombre de Ryota, alzó su voz y consiguió atraer la atención del desesperado Mickael. Y le habló, o Mickael creyo por un momento que le hablaba a él sólo. Le habló de la verdad sobre Tierra de Partida y sobre todo lo que se les ocultaba a sus aprendices. Aunque quizás eso era lo que menos llamó la atención de la rata. Quizás lo que de verdad le sorprendió fue descubrir que aquel hombre y aquellos que fueron apareciendo junto a él, aquel grupo que había logrado sacar de casa y poner en apuros a todos los aprendices de la luz, eran en realidad maestros y aprendices como ellos, que antiguamente también habían servido a Tierra de Partida y ahora habían renegado de ella y de sus ideales. Pero el caso es que habían demostrado ser más fuertes que Tierra de Partida y sus portadores de la Llave-Espada. Ellos, incluso Alexis, a quien el roedor jamás perdonaría lo que había hecho con Daichi. Ellos, ellos si eran fuertes. Ellos que habían decidido abrazar la oscuridad y aceptarla, ellos eran poderosos.

Entonces lo comprendió, esa era la razón de su debilidad, estaba demasiado apegado a la luz, y la luz le había demostrado que no sería suficiente para proteger lo que amaba. La luz era débil. Por eso, cuando Ryota formuló aquella pregunta, no se lo pensó dos veces antes de empezar a avanzar. El resto de aprendices se quedaron en su sitio, algunos lanzaron desafiantes voces hacía aquellos portadores, sólo unos pocos se acercaron y les tendieron su mano. Él fue uno de esos pocos.

Quizás fuera por el shock de haber perdido a dos amigos, quizás por la culpabilidad que sentía al haberlos dejado morir, quizás por esa necesidad de encontrar algo que le diera la fuerza que buscaba, o quizás porque realmente comprendía y aceptaba la filosofía de aquellos portadores que habían aceptado la oscuridad. Fuese como fuese, sólo había una cosa de la que Mickael estaba seguro...

La luz me ha hecho débil... ¡Muéstrame cuan fuerte es la oscuridad!

Al fin y al cabo, que mejor lugar que la oscuridad para una rata...
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Re: [Evento Global] Ocaso de una estrella

Notapor LightHelco » Mar Sep 11, 2012 4:45 pm

En el momento en que dejé de sentir que la oscuridad me tragaba me levanté, aunque desafortunadamente no podía ver nada en absoluto, aun así sabía que no estaba solo ya que podía escuchar la respiración de otras personas.

Aproveché aquellos segundos de oscuridad para recordar a la joven rubia. No entendía que me había hecho para dejarme tan tonto y no darme cuenta de que las sombras me tragaban, pero tras como me había abandonado estaba seguro que no podía ser alguien de fiar.

No pude darle más vueltas al asunto ya que la estancia dejó de estar a oscuras cuando cuatro simples velas se iluminaron alrededor de un extraño tablero. Con aquellas luces a las que se les unieron mas, toda la sala quedo iluminada, por lo que descubrí que las otras personas eran los aprendices, entre los que reconocí enseguida a Maya, Fyk y Edge.

Seguido puse mi atención en el lugar, se parecía bastante a la sala del trono de Tierra de Partida, pero con paredes de tonos oscuros y deprimentes, sin cristaleras y con un aspecto tan tétrico que incluso empezaba a gustarme. Lo único que se mantenía igual eran los tres tronos y en lo que más se diferenciaban en el pequeño tablero donde estaba situada una maqueta de una ciudad que reconocí enseguida como Bastión Hueco. Al observarla, sentí haber visto algo moviéndose entre ella, pero viendo el estado de aquel lugar lo más probable es que fuera un simple insecto.

Me acerqué a donde mis compañeros de ruta para asegurarme de que se encontraban bien y que tal era la chica del vestido rosa, cuando una voz masculina captó la atención de todos los presentes:

Bienvenidos, futuros Maestros —no saludó, llevándose una mano al pecho y continuando con una reverencia —. Espero que vuestra estancia en mis dominios haya sido, cuanto menos, instructiva.

La persona a la que pertenecía aquel saludo era un hombre de una edad algo avanzada quizá y cabellos castaños. Nos miró con unos ojos que se mostraban algo cansados, como si nos hubiera estado vigilando durante horas. Su vestimenta era algo clásica tapada prácticamente por un enorme traje azul marino. El hombre, que sería nuestro anfitrión en el lugar, empezó a alejarse del tablero y dirigirse al trono central.

El siguió hablando, nos contó la verdad de las intenciones de nuestros Maestros, como nos estaban entrenando para ser soldados de una guerra. No sabía que pensar con esto, me sentía algo traicionado ya que la promesa de Kazuki aquel día había sido la de ofrecerme una vida llena de aventuras, no una guerra.

De golpe, alrededor del trono aparecieron distintas sombras desde las que salió una mujer rubia con ropajes verdes y la cual cubría su cabeza con un gorro blanco y puntiagudo. Esta se sentó en el trono de la derecha y digiriéndose a su compañero pregunto:

¿Dónde está Wix, Ryota?

Enseguida viene —anunció este, el cual al menos ya sabíamos cómo se llamaba.

Y así fue, con un castañeo de sus dedos, el trono a su izquierda quedo envuelto por las mismas sombras para al poco tiempo mostrar la figura de una mujer joven con los ropajes totalmente cubiertos de sangre. Noté que algún aprendiz hacía algún gesto como de conocerla. La mujer del gorro blanco le dijo algo a la recién llegada, pero no me interesaba tanto como lo que estaba sucediendo en aquel momento.

Toda la sala se llenó de aquellas extrañas sombras de las que empezaron a aparecer más personas. Un chico se colocó al fondo de la habitación cerrando el paso a cualquiera que pudiera huir, otra con un paraguas entró al lugar bastante sonriente, la chica que me había encontrado en la calle también apareció en el lugar colocándose tras Ryota y parecía haberme reconocido entre el resto, ya que me saludó de tal forma que durante un segundo dudé entre responderle de la misma forma o lanzarle un Piro a la cara. Una última persona más surgió de entre las sombras, siendo esta también mujer.

Tras esto, Ryota siguió con su discurso.

Y todo se reduce a esto —dijo Ryota, extendiendo los brazos para abarcar toda la sala, incluso a nosotros, los aprendices—. Hace siete meses, abrí la puerta que permitió la entrada de los sincorazón a este Reino. Así fue como tres Maestros y cinco aprendices cayeron luchando en Bastión Hueco. ¿Os suena la versión? Si bien la mayoría acudieron horas después del accidente, resultaba bastante sospechoso que un ataque de semejante calibre acabara con tantos hijos de la Llave Espada. ¿O no? Había bastantes coincidencias de por medio…

¿A qué se refería aquel individuo? ¿El dejó a los sincorazones entrar en el lugar? Me preparé por sea mandaba a sus secuaces a por nosotros, pero ahí había algo que no encajaba ¿Qué quería decirnos al contarnos la historia que todos teníamos ya escuchada? ¿Qué estaba queriendo decir?

Pero, ¿quién iba a imaginarlas? —intervino su compañera llena de alegría, como deseando decirnos lo siguiente—. ¿Quién iba a creer que, precisamente, precisamente ellos, nosotros, seríamos los culpables? —con una sonrisilla exclamó —. ¡Los Maestros son los traidores! ¡Y los aprendices se les han unido! ¡Imposible!

Aun con el sarcasmo impuesto a sus últimas palabras, tenía razón en algo, no muchos pensábamos que aquellos desaparecidos fuesen realmente ellos, pero ahora que ya sabíamos la verdad se podía ver movimiento entre los aprendices.

Probablemente os hayáis dado cuenta de que falta una persona —tenía razón, los desaparecidos eran ocho y allí solo había siete —. O, mejor dicho, dos, ya que esta señorita no forma parte del cupo inicial —mencionó, señalando significativamente a la Maestra a su izquierda —. Sí… En cuanto acudieron, creyendo que venían a arreglar el problema y a salvar a todo el mundo, se dieron cuenta de quiénes eran los verdaderos culpables. Lucharon y… perdieron. Tengo entendido que os habéis encontrado con ambos —sonrió, aunque supongo que sería dirigida a ciertos aprendices, ya que yo no había llegado a ver a ninguno —. Uno escapó recientemente de su prisión, aunque ya de poco nos podía servir… La otra, en cambio… Bueno, algunos la habréis visto de primera mano… y, sino, ahora podéis hacerlo —señaló nuevamente a Wix, tras andarse más por las ramas que un primate, aunque era de agradecer el que le gustase explicar tan bien las cosas —. Desde entonces, Tierra de Partida no ha mandado a nadie más. Ha dejado a la deriva Bastión Hueco. Justo en nuestras manos.

Yo tampoco mandaría a nadie más a un lugar del que no han regresado ninguno de los diez enviados anteriores y claro, eso les había dejado a estos chalados hacer lo que quisieran en el lugar. ¿Pero si tenían todo este mundo para ellos, por qué traer a todos los aprendices aquí? ¿Querían eliminarnos ahora que estábamos en sus dominios o…

Desde que pusisteis el primer pie en Tierra de Partida, los Maestros os han enseñado a erradicar a los sincorazón, a eliminarlos a fin de restablecer el equilibrio. Pero, ¿acaso éste no se haya tanto en Luz como en Oscuridad? ¿Por qué defender una y anular la otra? ¿Desde cuándo la Llave Espada ha estado sólo a favor de la primera? —razonó Ryota—. Tierra de Partida ha mancillado la sagrada tarea a la que se entregaron los antiguos Portadores de la Llave Espada. No acataré más órdenes de ella. Seguiré siendo un Maestro, fiel a las estructuras que rigen nuestro universo, pero no a las suyas.

¿Fiel a las estructuras? ¿Por qué no miraba alrededor suyo? Tampoco lo estaba haciendo mejor que nuestros Maestros ¿O quizá para él destruir todo un mundo y echar a sus gentes era mantener el equilibrio? A mí no me lo parecía.

»Y vosotros tenéis ahora la oportunidad de cambiar, como hice yo, el destino que os tienen reservado vuestros Maestros.

Se levantó del trono. Avanzó un par de pasos y, al límite de las escaleras, extendió la mano:

Uníos a mí —fue la propuesta de Ryota—. Podéis seguir siendo la avanzadilla de Tierra de Partida, la primera línea defensiva de una guerra, aquellos que nunca regresan a casa con vida… O podéis ser más. Podéis participar realmente en el futuro que pronto forjaré.

Por fin había llegado a la parte clave de toda esta palabrería. Eso era para lo que nos habían hecho ir a este mundo, robarles la carne de cañón a los de Tierra de Partida para forjar una utopía, en estos momentos ya no sabía cuál de los dos grupos nos iba a usar mas como peones.

La verdad, no me interesa nada ese futuro tuyo, pero tampoco estoy de acuerdo con que nos estén entrenando para ser parte de una guerra contra la oscuridad, por lo que ninguno de los dos bandos tiene nada que ofrecerme aparte de lo que vengo a buscar en ellos —aclaré dirigiéndome a los Maestros traidores —. Y ese equilibrio del que hablas, me río de él. Hablas de seguir haciendo las cosas como eran antes, pero para eso liberas una cantidad enorme de sincorazón que acaban con un mundo completo llevándose a numerosas vidas por delante, obligando a huir a sus habitantes. ¡Para mí esto es la pataleta de un loco! —exclamé a la vez que otros de mis compañeros dirigían sus propias opiniones hacia Ryota — . Al igual que te han dicho otros, solo eres alguien que quiere llamar la atención y al no conseguirlo en un lado se marcha y con un grupito de fieles se inventa una ideología contraria y llena de mentiras.

Aunque daba mi opinión, aun no había elegido bando y ya muchos aprendices que se quedaban en el lado de la luz estaban empezando a plantarle cara al enemigo, mientras que unos pocos se volvían de su lado abandonando a sus antiguos compañeros.

¿Pero qué bando iba a elegir yo? No estaba dispuesto a unirme a Ryota, el cual aparte de ser un hipócrita, no podía ofrecerme ningún mundo que realmente tuviese un equilibrio total, ya que yo ya venía de uno. Ciudad de Halloween era una mancha negra llena de emociones y sentimientos como la alegría o la felicidad, no como la actual Bastión Hueco que no era más que un pozo negro.

¿Y que estaba buscando yo en Tierra de Partida? Al principio me habían tentado las aventuras, después me hice con una meta, una meta que solo podría alcanzar con la llave espada. Allí podía obtener el poder que buscaba, pero podría perderlo en una futura guerra. Ryota y los suyos también me podrían ofrecer el mismo poder mágico, por lo que los Maestros de Tierra de Partida no eran únicos, podían sustituirse.

Fue entonces cuando escuché la decisión del pequeño Fyk:

Aunque os vayáis, seguimos siendo compañeros.

¿Compañeros? Si, el pequeñajo tenía razón. El tiempo que había pasado como elegido me había ayudado a conocer a diferentes personas con las que había colaborado en una caza, hablado bajo la sombra de un árbol, perseguido a un fantasma y entablado amistad. Cosas que no había podido hacer antes y algo que valoraba.

Me importa poco quiénes sean nuestros maestros o cuáles sean nuestros objetivos. Si queréis mi ayuda, os la prestaré… Os ayudaré desde este lado si me lo pedís. Ayudaré a mis compañeros. No a vosotros.

Me coloqué al lado del niño. Ya tenía mi decisión tomada.

Deja que te eche una mano en esa tarea, Fyk —le dije sonriendo —. Vine a Tierra de Partida buscando poder y seguiré buscándolo, pero la razón que me hace quedarme en ese lugar son la gente que he conocido. Me importa poco lo que ocurra en un futuro, ¡aquí es donde tengo a mis compañeros y aquí es donde yo me quedo!

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Alec se queda en Tierra de Partida
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Re: [Evento Global] Ocaso de una estrella

Notapor Quico » Mar Sep 11, 2012 6:57 pm

Reiniciando SetonciOS 4.0. Versión Ice Cream Sandwich

Error de datos detectado, imposible reiniciar.

Analizando sistemas…

Daños leves causados por alta concentración de oscuridad

Reparando daños…

Iniciando programa de sustitución


---------

Nada más salir de mi habitación paseé la mirada por mí alrededor. Parecía estar en Tierra de Partida, pero había algo diferente, no se oía ni un solo ruido. Además, los aprendices parecían haber desaparecido, de momento no me había cruzado con ninguno de los residentes del castillo, ni maestros, ni aprendices, ni moguris ni nada, solo a esa persona que era como yo, que había desaparecido nada más salir por la puerta de mi habitación.

Seguí avanzando por los pasillos del lugar, esperando encontrarme con alguien, pero no pareció ser el caso. Iba caminando sin rumbo fijo, mirando al suelo, hasta que aparecí justo enfrente de la entrada al salón del trono. Había una pequeña rendija por la que se podía ver hacia el interior. Quizás allí estuviera algún maestro que pudiera decirme por qué todo estaba tan silencioso, así que me asomé para ver si había algo.
Allí dentro parecían estar todos los aprendices de Tierra de Partida ya que había un grupo bastante numeroso de ellos. Entre ellos alcancé a ver a Nadhia, Ragun, Hitori, a Mickael, Yu Ochiga y al chico que me encontré en la plaza, aunque estos últimos pensaba que solo habían estado en mi sueño.

Enfrente de ellos estaba el maestro Ronin, o eso parecía ya que no lograba enfocarle bien con la mirada, haciendo parecer que era otra persona. Entonces me di cuenta de que el salón del trono tampoco era lo que esperaba. Era un poco más… ¿oscuro? Todo estaba como menos colorido, apagado, dándole al sitio un aire desangelado y triste.

Volví a intentar mirar por el filo de la puerta, si hubiera habido puerta. Ahora ya no estaba justo detrás de esta, si no entre la multitud de aprendices observando al nuevo presidente de la sala. Alguien parecía haber sustituido al maestro por otra persona que aparentemente no conocía de antes. Era alguien de apariencia mayor, que llevaba una túnica azul con unos pantalones blancos, que se interrumpían con unas botas altas. Parecía ser una persona amable a primera vista.

Tenía la mirada fija en una especie de mesa donde había una pequeña maqueta de un mundo desconocido para mí, aunque había una plaza que me recordaba mucho a la de mi sueño, pero desde una vista aérea.

Bienvenidos, futuros Maestros. Espero que vuestra estancia en mis dominios haya sido, cuanto menos, instructiva.

A lo mejor era alguien que tenía mayor rango que Ronin, pero él era el maestro de maestros. A lo mejor era verdad que no estaba en Tierra de Partida, si no en otro mundo, pero ¿por qué tenía este tanto parecido con el otro? No tenía ni idea.

Porque… ¿qué otro objetivo que enseñar podría moverme a obligaros a venir hasta aquí? Es una de las pocas cosas que puedo ofreceros. Conocimiento. Sabiduría. Verdad. Nadie debería privaros de ellos. Y pensaréis, ¿qué insinúa? ¿Por qué iban a mentirnos nuestros Maestros? ¿Por qué blasfemas tanto contra sus enseñanzas?

»Muy sencillo—dijo mientras se sentaba en el trono del medio.

Nadie necesita darle explicaciones a la carne de cañón — ¿carne de cañón? Ni que fuéramos filetes andantes—. ¿Sabéis cuántos aprendices había en Tierra de Partida antes de vuestra llegada? Dos de media por cada Maestro. ¿A qué se debe este cambio tan drástico de números? ¿Cuál es el papel que quieren que desempeñéis? Los Maestros no son tontos. Sospechan lo que ocurre aquí. Algunos más que otros. Huelen el aroma de la próxima guerra… Y necesitan cuanto antes aumentar las filas de su ejército.

Inmediatamente toda la sala se llenó de sombras oscuras alrededor del hombre. En el trono de mi derecha surgió una chica que ya conocía de antes.

¿Dónde está Wix, Ryota?

Era Ariasu, la chica que nos invitó a ir a su castillo con ella en el País de las Maravillas. Nos guiño el ojo a Hitori, Ragun y a mí, suponía que aún se acordaba de nuestra estancia allí. Al volver a verla recordé el episodio del fulgor en el laberinto. Me encogí un poco.

El hombre que estaba sentado a su lado en una de las sillas, que Ariasu le llamó Ryota, le respondió que no tardaría mucho en llegar con ellos, y así era. En el otro trono hizo su aparición la supuesta otra persona de la que hablaban. Lo más sorprendente de ella no era su apariencia terrorífica, si no las marcas de sangre de alrededor de su cuerpo. No me sorprendería que hubiera tenido que matar a alguien antes de venir hasta aquí.

Fui haciéndome poco a poco a la idea de que eso no era Tierra de Partida. Quizás otro mundo, pero no me acordaba de cómo había aparecido allí.

¡Menudas pintas! —se rió de la otra mujer Ariasu—. Sabía que dirigirlos hacia ti sería divertido. Pero, ¡no tanto! Y alegra esa cara, mujer. ¿Ves cuántos intrusos tenemos hoy? Todos serán para ti…— tragué saliva inmediatamente. Ya me veía decapitado en el suelo lleno de sangre mientras la tal Wix lanzaba una risa maligna.

Entonces empezaron a aparecer más de esas sombras, y de ellas salían todavía más personas. De entre ellos solo me fijé en Alexis que era la única que me traía recuerdos a la cabeza, pero… ¿de dónde?

Y todo se reduce a esto—dijo Ryota extendiendo los brazos—. Hace siete meses, abrí la puerta que permitió la entrada de los sincorazón a este Reino. Así fue como tres Maestros y cinco aprendices cayeron luchando en Bastión Hueco. ¿Os suena la versión? Si bien la mayoría acudieron horas después del accidente, resultaba bastante sospechoso que un ataque de semejante calibre acabara con tantos hijos de la Llave Espada. ¿O no? Había bastantes coincidencias de por medio…

Pero, ¿quién iba a imaginarlas? ¿Quién iba a creer que, precisamente, precisamente ellos, nosotros, seríamos los culpables? ¡Los Maestros son los traidores! ¡Y los aprendices se les han unido! ¡Imposible!

¿Entonces los aprendices y maestros que fueron a Bastión Hueco eran los culpables de su caída? Parecía un poco absurdo, pero tenía sentido sabiendo que no intentaron los maestros de Tierra de Partida recuperarlos y que todos estaban allí tan felices. Me vino a la memoria de repente las palabras “a excepción de Daichi”. Intentaba volver a acordarme, pero no me venía nada a la cabeza. Es como si tuviera un gran vacío en mi mente desde el día anterior por la mañana. Solo recordaba desde en que me tragó un agujero negro, pero después todo está en blanco.

Ryota pareció volver a abrir la boca para decir algo, pero no fui capaz de oírle. Aún estaba medio dormido y con los oídos taponados.

Probablemente os hayáis dado cuenta de que falta una persona—volví a meditar sobre la posibilidad de que esa persona fuera Daichi, aunque parecía más bien como si mi memoria hubiera tenido un punto muerto—. O, mejor dicho, dos, ya que esta señorita no forma parte del cupo inicial. Sí… En cuanto acudieron, creyendo que venían a arreglar el problema y a salvar a todo el mundo, se dieron cuenta de quiénes eran los verdaderos culpables. Lucharon y… perdieron. Tengo entendido que os habéis encontrado con ambos. Uno escapó recientemente de su prisión, aunque ya de poco nos podía servir… La otra, en cambio… Bueno, algunos la habréis visto de primera mano… y, sino, ahora podéis hacerlo —dijo señalando a Wix. Así que de alguna forma el tal Daichi y ella estaban juntos en una cárcel. ¿Quizás esperando que se mataran entre ellos? No tendría sentido.

»Desde entonces, Tierra de Partida no ha mandado a nadie más. Ha dejado a la deriva Bastión Hueco. Justo en nuestras manos.

Ryota descansó un momento la voz, parando durante un rato.

Desde que pusisteis el primer pie en Tierra de Partida, los Maestros os han enseñado a erradicar a los sincorazón, a eliminarlos a fin de restablecer el equilibrio. Pero, ¿acaso éste no se haya tanto en Luz como en Oscuridad? ¿Por qué defender una y anular la otra? ¿Desde cuándo la Llave Espada ha estado sólo a favor de la primera? Tierra de Partida ha mancillado la sagrada tarea a la que se entregaron los antiguos Portadores de la Llave Espada. No acataré más órdenes de ella. Seguiré siendo un Maestro, fiel a las estructuras que rigen nuestro universo, pero no a las suyas.

»Y vosotros tenéis ahora la oportunidad de cambiar, como hice yo, el destino que os tienen reservado vuestros Maestros.

Entonces se levantó del trono y avanzó un poco hacia nosotros.

Uníos a mí Podéis seguir siendo la avanzadilla de Tierra de Partida, la primera línea defensiva de una guerra, aquellos que nunca regresan a casa con vida… O podéis ser más. Podéis participar realmente en el futuro que pronto forjaré.

Entonces Ragun se empezó a acercar al hombre. Iba a lanzarme a detenerle, pero ya era tarde. Se había unido al bando de aquel lugar.

Ragun…

El resto de aprendices continuó eligiendo su decisión, aunque la mayoría prefirió quedarse en Tierra de Partida, algunos también eligieron el de este otro castillo. Yo no lo tenía nada claro. En el tiempo que llevaba en Tierra de Partida no había averiguado nada sobre mi padre, nadie sabía nada sobre él. Pero aun así sabía que lo único que podía ayudarme estaba en Tierra de Partida, y era SetonciOS. Aunque fuera un programa medianamente maligno, sabía que él tenía algo que decir.

Mientras tanto el chico de la plaza, que por alguna razón mi cabeza se empeñaba en llamarle Zeix y del que encima tenía como trazos de recuerdos de él, se acercó hacia Ryota, pero parecía completamente diferente. Tenía unos ojos rojos, muy antinaturales para él, no le recordaba así.

Pff ¡Jajajajajajajajajajaja, pero que risa! Jajajajaja, ¿de verdad piensas eso niño? Anda, creo que el juego de ser caballero de la Llave-Espada se te ha subido a la cabeza, como a más de uno.

>>Bueno, y usted, sir. ¿No teme a la Oscuridad? Al final terminará devorando su inocente corazoncillo. Es humano, después de todo, persigue un objetivo, después de todo, ¿qué sucedería si todo eso se frustra? ¿Es capaz de transformarse en Sincorazón por lograr su objetivo? Bah, con perdón pero... sólo es un memo que no recibió la atención suficiente en Tierra de Partida y decidió crear todo esto para tener importancia, aunque le elogio, se ha ganado mis respetos, para ser humano. Porque lo es, ¿o no? A diferencia de esos de ahí...

Se empezó a acercar a los que se situaban en el trono peligrosamente, así que me abalancé hacia delante para intentar sacarlo de allí. Quería que al menos él no sufriera más daños.

¿Qué bando elijo? ¿Cuál me conviene? Ay, es que tengo miedooo. Sin duda... ¡La Oscuridad!

¡Espera!

De repente del pecho del aprendiz salió pura luz. Veía cómo se caía al suelo, como bloqueado por un error dentro de él. Justo después él volvió a levantarse, pero sus ojos no eran iguales… Habían vuelto a su color normal, el azul.

Impresionante... Light... verte aquí... No dudes, al llegar a éste mundo la Oscuridad se fue apoderando de mí, no fui un buen aprendiz, fui débil y permití que Daichi muriera, son cosas que no podré perdonarme pero... en el último momento, gracias a vosotros, he descubierto que... La luz, gracias a ella vencí a mi oscuridad interior... Ahora lo tengo claro... ¡El verdadero camino hacia la paz es la luz, confiad en ella! ¡Light, sé que puedes!

Entonces Zeix empezó a desintegrarse delante de todos.

¡El verdadero camino hacia la paz es la luz, confiad en ella!

Él sabía lo que siempre yo había querido decir. La luz es el único modo de salvar a los mundos de la oscuridad. Sin ella no podemos ver hacia delante, el futuro.

Zeix tenía razón...—ignorando toda timidez solté toda la rabia contenida, aunque no supiera de dónde estaba sacando la rabieta—. Según vosotros, la luz necesita de un equilibrio con la oscuridad para que el orden pueda ser instaurado. Y aunque creéis que estáis haciendo el bien, en realidad solo estáis inclinando la balanza más hacia la oscuridad, generando el desorden. ¡Para arreglarlo estoy dispuesto a luchar contra vosotros aquí y ahora, por vuestro “equilibrio perfecto”! ¡Venid si tenéis narices!

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Fran elige el bando de la luz.
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¿Os acordáis del tal HushHush? Digamos que le falta un rato largo.
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Re: [Evento Global] Ocaso de una estrella

Notapor Little Sho » Mar Sep 11, 2012 8:04 pm

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Creo que no podré postear el último, pese a mis comentarios de hacerlo. Más que nada x warras q no escriben cuando deben (??) Y bueno, porque es un post bastante largo. Y jodería mucho que fuese en el último momento. No sé >_>


Abrí los ojos y volví a cerrarlos. Lo hice repetidas veces. Mi respiración volaba y alguna gota de sudor frío caía por mi nuca. ¿Qué me estaba ocurriendo? ¿Por qué no podía ver nada?

Tanto mis dudas como mis temores se disiparon cuando cuatro fuertes luces comenzaron a brillar al fondo de lo que parecía una gran sala. Yo me encontraba lejano a ellas, pero agradecí su presencia. Seguidamente, el resto de iluminación de la sala fue apareciendo, dejándome ver con comodidad.

Mi asombro fue mucho más que palpable. Todas aquellas personas que habían sucumbido a las sombras en Tierra de Partida, que habían llegado a la plaza y una vez allí; se habían separado, estaban ahora reunidas en aquella sala. Busqué a Tak con la mirada, se encontraba pegado a mí, preocupado, confundido, con las orejas gachas.

Seguido por el perro, avancé hasta el fondo de la sala, caminando entre la gente. Lo que vi al llegar a mi destino me dejó atónito. ¡Eran tres grandes tronos! Y ahora que lo veía, aquella sala no paraba de asemejarse al gran salón de Tierra de Partida, allí donde reposaban tres grandes asientos idénticos a los que estaban frente a mí. Sin embargo, había algo que discernía una estancia y otra. Las paredes del lugar sonaban oscuras y el decorado lúgubre. Por no hablar de la gran falta de las vidrieras características de Tierra de Partida.

Delante de los tronos, se apreciaba un tablero más que peculiar. Sin todavía comprender cómo, podía apreciar una especie de maqueta, adaptada a una realidad que había vivido momentos antes. Era una réplica exacta a Bastión Hueco, donde se podía apreciar cualquier detalle, desde callejuelas hasta la gran plaza. ¡Y ahí no terminaba la cosa! Si me concentraba, podía ver un par de pequeñas figuras moviéndose por el mundo. Entonces comprendí por qué me sonaban. ¡Eran Aeris y León! Eso sólo podía significar una cosa, algo que yo ya había comprendido desde un principio. Sabían dónde estábamos. En cada momento.

Tras apartar mi vista del tablero, noté una presencia que me perturbó desde el principio. Llevaba allí más tiempo que nosotros, seguramente. Se trataba de un hombre mayor, de cabello castaño que vestía un traje azul.

Bienvenidos, futuros Maestros —el hombre hizo una especie de reverencia y saludó al mismo tiempo—. Espero que vuestra estancia en mis dominios haya sido, cuanto menos, instructiva.

Mientras seguía hablando, dejó a un lado el tablero y, tras darse la vuelta, avanzó hacia el trono principal.

Porque… ¿qué otro objetivo que enseñar podría moverme a obligaros a venir hasta aquí? Es una de las pocas cosas que puedo ofreceros. Conocimiento. Sabiduría. Verdad. Nadie debería privaros de ellos. Y pensaréis, ¿qué insinúa? ¿Por qué iban a mentirnos nuestros Maestros? ¿Por qué blasfemas tanto contra sus enseñanzas?

»Muy sencillo.

Acabó por sentarse en dicho trono y dejar que el tiempo fluyese. Aún así, no tardó mucho en proseguir. Las palabras de aquel hombre se metían en mi cabeza. ¿Acaso no me ofrecían los maestros conocimiento? ¿Acaso no había aprendido y mejorado desde mi estancia en aquel mundo? Pero una cosa era verdad. Y es que era eso, la verdad, lo que se me escaba por completo. Lo que rehuía de mí.

Nadie necesita darle explicaciones a la carne de cañón —mis ojos se abrieron como platos y mi boca no podía mantenerse cerrada—. ¿Sabéis cuántos aprendices había en Tierra de Partida antes de vuestra llegada? —extendiendo la mano, el hombre levantó los dedos índice y pulgar—. Dos de media por cada Maestro. ¿A qué se debe este cambio tan drástico de números? ¿Cuál es el papel que quieren que desempeñéis? Los Maestros no son tontos. Sospechan lo que ocurre aquí. Algunos más que otros. Huelen el aroma de la próxima guerra… Y necesitan cuanto antes aumentar las filas de su ejército.

Me quedé atónito, sencillamente. Retrocedí como pude, intentando aguantar el equilibrio. Y pensar que momentos antes, aquellas ideas asolaban mi mente, ¡y yo las había tachado de locas y precipitadas! Sin embargo, aún no era capaz de comprender cómo encajábamos nosotros allí. ¿Por qué nos tenían allí? ¿Por qué no nos llevaron directamente, en lugar de dejarnos algo de tiempo para vagar por la ciudad?

Repentinamente, varias sombras aparecieron alrededor del hombre. Justo a su lado, en el trono derecho, apareció una joven vestida de verde, con un gran gorro blanco en su cabeza, que dejaba escapar escasos cabellos rubios.

¿Dónde está Wix, Ryota? —preguntó al nombrado, aquél que nos aseguraba Conocimiento, sabiduría y verdad.

Tras un chasquido de dedos, otro conjunto de sombras apareció a su izquierda, que dieron lugar a una muchacha pelirroja portadora de una capa y ropajes violeta. La chica estaba ensangrentada y presentaba varios daños, pero permaneció callada, sin decir nada; como si nada hubiera pasado.

Detrás de la conocida como Wix, un grupo de personas fue surgiendo entre la oscuridad, todas alrededor de Ryota. Por muchas veces que los contase y recontase, algo fallaba, algo faltaba. ¿Acaso tenían algún error mis fundamentos?

Y todo se reduce a esto. Hace siete meses, abrí la puerta que permitió la entrada de los sincorazón a este Reino. Así fue como tres Maestros y cinco aprendices cayeron luchando en Bastión Hueco. ¿Os suena la versión? Si bien la mayoría acudieron horas después del accidente, resultaba bastante sospechoso que un ataque de semejante calibre acabara con tantos hijos de la Llave Espada. ¿O no? Había bastantes coincidencias de por medio…

¡Era eso! ¡Exactamente aquello! ¡Algo que se volvió aún más realidad con las palabras de la chica del gigante pompón en la cabeza!

Probablemente os hayáis dado cuenta de que falta una persona —asentí para mis adentros—. O, mejor dicho, dos, ya que esta señorita no forma parte del cupo inicial —señaló a la joven Wix—. Sí… En cuanto acudieron, creyendo que venían a arreglar el problema y a salvar a todo el mundo, se dieron cuenta de quiénes eran los verdaderos culpables. Lucharon y… perdieron. Tengo entendido que os habéis encontrado con ambos. Uno escapó recientemente de su prisión, aunque ya de poco nos podía servir… La otra, en cambio… Bueno, algunos la habréis visto de primera mano… y, sino, ahora podéis hacerlo.

¿Había escapado de su prisión? ¿Qué significaba eso? ¡Había tanta información que huía de mí! Pero, qué relación tenía aquella tal Wix con la otra maestra? ¿Eran la misma persona? Pero… Si fue derrotada en su intento para acabar con ellos… ¿Por qué…? Mi corazón dio un vuelco enorme. ¿Era verdad? ¿Era aquello posible? Y si era así… ¿Por qué Yami me ocultó la verdad sobre aquello? ¿Por qué lo hizo Ronin? ¿O Kazuki? ¿O Nanashi? Me dijeron que para liberar a Nate únicamente tendría que blandir la Espada que tenía en mis manos. ¿Hasta qué punto era aquello cierto?

Muchos aprendices murmuraban, otros quizá hablaban en alto. Yo ignoraba todo por completo. Había algo… Algo que me faltaba. Me alejé de aquel tumulto, de aquello que para mí parecía verdad. Cerrando mis ojos y pensando en cómo había cambiado mi vida desde que me encontré de frente con un sincorazón.

Desde que pusisteis el primer pie en Tierra de Partida, los Maestros os han enseñado a erradicar a los sincorazón, a eliminarlos a fin de restablecer el equilibrio. Pero, ¿acaso éste no se haya tanto en Luz como en Oscuridad? ¿Por qué defender una y anular la otra? ¿Desde cuándo la Llave Espada ha estado sólo a favor de la primera? Tierra de Partida ha mancillado la sagrada tarea a la que se entregaron los antiguos Portadores de la Llave Espada. No acataré más órdenes de ella. Seguiré siendo un Maestro, fiel a las estructuras que rigen nuestro universo, pero no a las suyas.

¿Soy un simple peón?”, pensé. “¿Acaso estoy destinado a luchar en una guerra, tan absurda?”. Pensando en las palabras de Ryota, ¿No se buscaba el equilibrio? ¿No era la labor de los portadores igualar luz y oscuridad? Ni erradicar una ni someter a la otra. ¿Cuál era el origen de la ambición del reinado de una de ellas? ¿Era el poder lo que buscaba Ryota?

»Y vosotros tenéis ahora la oportunidad de cambiar, como hice yo, el destino que os tienen reservado vuestros Maestros.

Uníos a mí —propuso—. Podéis seguir siendo la avanzadilla de Tierra de Partida, la primera línea defensiva de una guerra, aquellos que nunca regresan a casa con vida… O podéis ser más. Podéis participar realmente en el futuro que pronto forjaré.

Me giré instantáneamente hacia Ryota. ¿Era aquella la razón por la que estábamos allí? ¿Para crear él también una avanzadilla a base de arrebatársela a Tierra de Partida?

El caos se apoderó de la sala. Aprendices soltando enormes discursos, hacia sus adentros o gritándolos ante todos. ¿Qué era bueno? ¿Qué era malo? ¿Luz o Oscuridad? Eran cegados por la luz y tenían los ojos tapados por las sombras. Gritos y palabras en alto. Muchos seguían las palabras de los amos del castillo, otros las repugnaban. Tan separados… Y tan parecidos. Creyentes en una causa fiel.

Y yo me preguntaba, una y otra vez, ¿qué es lo que yo iba a hacer? ¿Tenía alguna vaga idea, al menos? Yo viví sólo, siempre sólo, desde que era un niño. Y llevo… Tanto tiempo, buscando algún indicio de mi madre… Tanto tiempo. Y es irónico, que mi vida siempre esté relacionada al tiempo. Tantos años sin crecer… ¿Cuánto tiempo llevo siendo un crío? ¿Cuándo dejaré de ser niño? Cuando al fin encontré a alguien razonable, alguien con valentía, fuerza y coraje… Su vida acabó al toque de un reloj. ¿Qué me quedaba a mí sino un vago recuerdo de él? Y aún sigo intentando salvarle. Pero me siento tan sólo y tan pequeño, tan débil e inexperto. Me sumí en mi silencio, silencio escuchado sólo por mí. Había tantos aprendices hablando en alto, tantos dirigiendo sus valientes palabras hacia los que llamaban traidores, que todo aquello me parecía un completo caos.

Empuñé mi espada y me acerqué allí donde él permanecía, allí donde varios aprendices habían dicho su nombre en alto, y se habían presentando ante las órdenes de aquellos maestros. Me acerqué a Ryota, quería ponerme en frente de él. Mirarle a los ojos. Hablarle directamente a él. Era obvia la diferencia de edades, de altura, de fuerza o sabiduría. Pero aún así, él era una persona, al igual que yo.

Dígame una cosa, señor Ryota. ¿Es usted consciente del peligro de la oscuridad? —pregunté, con una lágrima recorriendo mi mejilla—. ¿Cree usted, que aquello que me arrebató lo único que tenía, será capaz de devolvérmelo? —agaché la cabeza y más de una gota se precipitó al suelo—. Hace escaso tiempo, señor, era yo un joven ingenuo que no tenía nada. Nada excepto su amigo, y en él encontré mi hogar, mi familia. Sin saber nunca lo que me depararía el mañana, le miraba a los ojos y comprendía que todo iría bien. Allí, en un mundo nublado, gris y lluvioso. Donde estábamos solos. Pero... Una criatura de oscuridad, uno de los llamados sincorazón... Se lo llevó sin siquiera moverse de su sitio —alcé nuevamente la cabeza y volví a mirar Fijamente a Ryota—.Puede que la Oscuridad nos otorgue sabiduría, conocimiento, verdad o poder. Pero jamás albergará la felicidad que me arrebató.

Me limpié las lágrimas y me puse aún más firme si así podía ser.

Los maestros de Tierra de Partida me encontraron. Me ayudaron, me sanaron, me dieron cobijo… Y sin embargo… ¡Aún me siento ignorante! ¡Ignorante de la verdad! Si tan conocedores son de todo… ¿¡Por qué no me enseñaron eso!? —alcé mi Llave Espada, apuntando hacia Wix—. Si es ella… Lo que yo creo que es… ¿Por qué nunca nos informaron de que eso era posible?... ¿Por qué…? ¿Por qué no puedo recuperarle? ¿Por qué es tan difícil? —una nueva lágrima volvió a recorrer mi mejilla.

Sepa usted… Que me es muy duro para mí, creerle a usted, y creer a otros.

Me di la vuelta, volviendo hacia la masa de aprendices.

Señor Ryota… Ya huí de mi destino una vez, buscando respuestas en otro lugar. Y aún sigo arrepintiéndome de ello. Aún así, hoy me ha enseñado algo muy importante —volví a girarme, mirando a todos y cada uno de los amos del castillo—. Me ha enseñado a no dejar que otros guíen mi destino. Recuerde mi nombre, Zait Laind. Ha sido un placer.

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Re: [Evento Global] Ocaso de una estrella

Notapor Zodiark » Mar Sep 11, 2012 10:01 pm

La carrera hacia el lugar del que provenían los gritos continuaba, y finalmente alcanzamos el nivel superior. Allí, pudimos ver a dos jóvenes, pero antes de poder verles la cara siquiera, unas sombras nos engulleron a todos de nuevo, igual que pasó en Tierra de Partida. No obastante, antes de que mi vista quedara totalmente nublada por la oscuridad, vi como las sombras también se tragaban a los dos machacados chicos, pero no a Aeris y León.

Oscuridad, eso era todo lo que había a mi alrededor. Hasta que, de pronto, se encendieron cuatro luces al fondo de la sala en la que estábamos y, acto seguido, el resto.

Miré a mi alrededor. De nuevo, todos los aprendices que habían cruzado el portal en Tierra de Partida o que habían sido engullidos por la oscuridad como yo estaban reunidos allí. Pero lo más chocante no fue eso, sino que fue el hecho de que la sala en la que estábamos era idéntica a una de las salas del castillo de Tierra de Partida, pero ésta tenía un aspecto más tétrico que aquélla. ¿Seguíamos en Bastión Hueco o habíamos regresado de la misma forma en que nos fuimos? Y, si habíamos regresado, ¿por qué aquella sala era diferente?

Delante de nosotros, en el lugar en que se habían encendido las cuatro primeras luces, se hallaba un tablero sobre el cual había construida una especie de maqueta que pude identificar rápidamente: era Bastión Hueco. Entre las calles, vi unas figuras que se movían, y me pareció que dos de ellas eran Aeris y León. ¿Habían estado observando nuestros movimientos desde aquel lugar? Todo aquello era bastante siniestro...

Bienvenidos, futuros Maestros —comenzó a hablar un hombre que se encontraba tras la maqueta—. Espero que vuestra estancia en mis dominios haya sido, cuanto menos, instructiva.

El hombre se acercó al trono central que había al fondo de la sala y nos contó que los maestros de Tierra de Partida solamente nos reclutaban para tener un ejército más grande en una futura guerra, para usarnos como carne de cañón.

Unas cuantas personas, aliados de aquel hombre, comenzaron a aparecer por la sala. El tal Ryota nos contó que él había abierto la puerta por la que los sincorazón habían entrado a Bastión Hueco, y que aquella gente de la sala eran nada más ni nada menos los maestros de la Llave Espada que habían ido a aquel mundo para protegerlo, pero que finalmente acabaron uniéndose a él.

A partir de ahí, dejé de prestarle atención. Mi mente se nubló, sólo había un pensamiento en mi cabeza que centraba al 100% toda mi atención, evadiéndome de todo lo demás: ¿Los maestros sólo querían utilizarnos como carne de cañón?

Respiré hondo y agité mi cabeza a los lados para disipar aquello de mi mente. Quería seguir escuchando a Ryota.

Acto seguido, el hombre nos dijo que en Tierra de Partida nos enseñaron a proteger la luz, pero que la Llave Espada no debía estar a favor de ésta y anular a la oscuridad. Después, Ryota nos propuso que nos uniéramos a él.

A partir de ese momento, todo a mi alrededor se volvió un caos. Algunos de los aprendices estaban indecisos, otros se iban, otros se quedaban. Gritos, discusiones, traiciones... Luz, oscuridad... Todo aquello me venía muy grande.

Me quedé mirando a Ryota en silencio. Muchas cosas pasaron por mi cabeza, pero al fijarme en las luces que habían iluminado el tablero me di cuenta de algo.

Una luz siempre proyecta una sombra, ¿verdad? —musité, hablando para mí misma en voz alta—. Quizá la forma de mantener ese equilibrio del que habla sea proteger esta luz, después de todo. Si hay luz, siempre habrá sombra, siempre habrá oscuridad... Ambas están en armonía, supongo.

Realmente no sabía lo que estaba diciendo. No estaba segura de nada de lo que había dicho aquel hombre ni de lo que estaba pasando por mis pensamientos en aquel momento. Después de todo, yo era solamente una niña inexperta.

Pero había dos cosas de las que sí estaba segura. La primera, que si realmente había sido él quien había infestado Bastión Hueco de sincorazón y había dejado aquel mundo en un estado tan deplorable, no era merecedor de mi confianza.

La segunda, que mis padres habían depositado toda su confianza en el maestro Kazuki. Quizá no era el maestro más trabajador y eficiente de Tierra de Partida, pero él me dio la oportunidad de hacerme más fuerte para poder proteger mi hogar. ¿Iba a traicionar a mis padres y al hombre que estaba intentando hacerme más poderosa tan fácilmente, solo por la verborrea de aquel desconocido?

No. No podía unirme a aquel hombre. Quizá yo era una niña que sólo llevaba un mísero mes como aprendiza de la Llave Espada, una niña inexperta, sin tener ni idea de lo que realmente ocurría a mi alrededor. Pero simplemente no podía. Mi corazón se negaba a confiar en Ryota.

Miré a mi alrededor y me recuperé así de mi evasión. Miré a Edge, a Zait, a Hiro, a Kairi, a Xefil, a Light... Todos los aprendices que había conocido en Tierra de Partida estaban allí, decidiendo el bando al que ir. Finalmente, me fijé en Fyk y en Alec, que estaban el uno junto al otro, y me acerqué a ellos.

Vine a Tierra de Partida buscando poder y seguiré buscándolo, pero la razón que me hace quedarme en ese lugar son la gente que he conocido. Me importa poco lo que ocurra en un futuro, ¡aquí es donde tengo a mis compañeros y aquí es donde yo me quedo!

Me coloqué junto a Fyk, al otro lado del que estaba Alec, miré a ambos a los ojos, coloqué mi mano en el hombro de Fyk y asentí con la cabeza.

Yo también voy a seguir protegiendo la luz junto a mis compañeros. Me quedo en Tierra de Partida.

Tras ello, volví a mirar a Fyk mientras retiraba la mano de su hombro y le sonreí cándidamente para demostrarle mi apoyo.

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