Foros KHWorld

Al subir por la cuerda, Fyk decidió mostrar su Llave Espada a Aeris para saber si ella ya la había visto antes. Sí lo había hecho.

—¡Sois elegidos! Creía que no quedaban más, salvo los del castillo. Entonces, venís de otro mundo, ¿verdad? ¿Vais a destruir a los sincorazón?

—Ah... bueno, supongo que sí, venimos del... exterior —contestó Hiro dejando de lado las excusas que le habían dado anteriormente.

—Sí, venimos de otro mundo, aunque este viaje no estaba previsto... Pero derrotaremos a los sincorazón. —continuó Kairi.

Preferí no decir nada, seguía sin fiarme de ella, y el hecho de que conociera las Llaves Espada y supiera que éramos elegidos no hacía más que empeorar las cosas.

—Bastión Hueco está prácticamente deshabitado. Conseguimos rescatar a muchos, pero otros… no se salvaron. Desde entonces, los sincorazón abundan, y no hay forma de detenerlos. Somos pocos y ellos son muchos. —nos explicó Aeris.

Con aquel comentario, comencé a pensar que la chica estaba siendo sincera. Su tono de voz y su rostro al explicarlo eran bastante convincentes, tanto que hizo que yo me entristeciera con ella al mirar a mi alrededor y ver la desolada ciudad. Pero no duró mucho.

—Aléjate de ellos, Aeris —pronunció una voz masculina.

Al fijarnos, pudimos ver a un hombre castaño y vestido de negro. Hiro y Kairi dedujeron por el colgante que llevaba al cuello que se trataba del tal León.

—¿Qué estás diciendo, León?

—No son de fiar. ¿No has visto sus armas? Son las mismas.

¿Nosotros no éramos de fiar? ¿Las armas eran las mismas? ¿Las mismas que las de quién? De nuevo, todo aquel asunto me olía raro.

—¿Y qué pasa con eso? Los informes decían que…

—¡Olvídate de los informes! No necesitamos más pruebas para saber que son sus aliados. ¡Los culpables de lo que ha sucedido en esta ciudad!

—¿De qué demonios habla...? —musité, cada vez más enfadada por el tono que tenía el hombre.

—Eh, haya paz, haya paz —intervino Hiro.

—Venimos en son de paz, no queremos haceros daño ni somos aliados de nadie. Destruimos sincorazón, igual que vosotros.

—Espera... —murmuré mientras respiraba hondo y me calmaba un poco—. ¡¿Quieres decir que los que han provocado todo esto en la ciudad eran portadores de la Llave Espada?!

León alzó una pistola un tanto rara y con la mano libre nos lanzó una bola de fuego que, por suerte, todos fuimos capaces de esquivar.

—¡¿No se suponía que era nuestro aliado, nos has tendido una trampa?! Joder. —gruñó Hiro.

—¡Sabía que algo así iba a pasar! —exclamé mientras adquiría una pose de combate.

—No entiendo qué le pasa. No es él mismo… —dijo Aeris.

No sabía qué pensar. Quizá la chica estaba siendo sincera y algo raro le pasaba a León, o quizá todo era una trampa como llevaba pensando yo desde que nos habíamos encontrado con ella. En cualquier caso, el hombre quería luchar contra nosotros.

—C-creo que se trata de un malentendido, ¿eh? ¿No pensarás que...? —dijo el pequeño Fyk a Aeris—. No nos vas a atacar, ¿verdad? ¡N-nosotros no hemos hecho nada! —se dirigió esta vez a León.

—Fyk, no creo que consigamos hacerle entrar en razón... Ya has oído lo que ha dicho, está convencido de que hemos ayudado a provocar todo este desastre.

—No lo mataremos, o eso espero de los demás, pero espero que seáis los dos de confianza. Utilizad la llave espada para contusionarlo, no cortéis ni golpeéis en los órganos. ¿Entendido? —propuso Hiro.

—No sé cómo evitaré hacerle daño, pero lo intentaré. —dijo Kairi, siguiendo el consejo de Hiro.

—¡¿Pero qué estáis diciendo?! ¡No vamos a atacar a nadie! —intervino Fyk mientras se interponía entre nosotros y León—. ¡¿Es que sois...?! ¡León piensa que somos el enemigo y vosotros sólo estáis dándole más razones para creerlo!

—¡Pero, Fyk, tenemos que defendernos! ¡Y no creo que sea tan fácil hacer que deje de atacarnos!

—¡No somos quienes crees! ¡Hay un... grupo de personas que usan los poderes de la Llave Espada para...! ¡Para...! ¡Para algo malo! Creo... ¡Pero nosotros no...! ¡Llegamos aquí por accidente y...! ¡Bueno, al... al menos algunos y...! ¡Esto no está bien! Por favor…

—Cálmese, señorito Fyk. Cálmense todos —dijo Edge después de colocarse junto a Fyk y posar su mano en el hombro del pequeño—. No soy conocedor sobre estos aferes todavía… ¿mas no podría ser que el señor León estuviera siendo objeto de un hechizo causante de confusión? Creo que es un hecho innegable que la señorita Aeris ni siquiera comprende su actitud.

—Ni siquiera sé si fiarme de ella... —le dije al chico mientras le dirigía una mirada a la chica de rosa.

—La llave-espada no es un arma corriente, no esta hecha para herir a las personas. Guía a la gente hacia la luz, dándonos la coyuntura de hacer felices a las personas. La llave espada abre todas las cerraduras, incluso las del corazón. Si el señor León ha visto su juicio suspendido, nosotros seremos capaces de devolvérselo. —continuó Edge.

Las palabras de Edge me hicieron recordar mi misión, la misión que acepté cuando Kazuki me propuso ser su aprendiza. Proteger "la luz". Proteger a la gente que lo necesitara. Volví a dirigir mi mirada hacia Aeris, y me di cuenta de que quizá me había precipitado un poco al desconfiar de ella, así que decidí darle una oportunidad. Después de todo, me había parecido sincera unos momentos antes.

—Quizá tengáis razón... —suspiré mirando a Fyk y Edge.

Intentaría no dañar a León, aunque seguía en guardia. Una cosa era darle una oportunidad a la chica y otra muy diferente bajar la guardia.

—Sólo si les ataca, traten de desarmarlo, no de dañarle.

—Lo intentaré —respondí asintiendo con la cabeza.

León escuchó cada una de las palabras de Fyk y Edge, quienes se habían interpuesto entre los más impulsivos del grupo. No obstante, tenía tan clara su respuesta que ya les estaba haciendo partícipes de ésta antes de retomar la batalla.

—Os equivocáis. La Llave Espada sólo trae destrucción a los mundos. ¿No habéis visto aún éste? —enfatizó—. No tengo tiempo que perder con aprendices. Debo llegar hasta los Maestros.

Otra vez, atacó con la misma bola de fuego. Pero enviándola en tres direcciones. Y, en esta ocasión, no era tan lenta como antes, por una sencilla razón: no se trataba de ninguna advertencia. Una de ellas tenía como objetivo Fyk, pero éste pudo esquivarlo fácilmente gracias a sus altos reflejos. Quienes no pudieron hacerlo fueron sus otras dos víctimas… Edge y Maya. El fuego les acertó de lleno en el pecho, quemando parte de sus ropas y produciéndoles ciertas quemaduras. Se extinguió nada más cumplir su trabajo, pero las heridas quedaron ahí.

Entonces, Aeris se levantó, con una mirada más decidida.

—Os ayudaré en lo que pueda. Tengo que hacer entrar en razón a León —anunció. No se movió del sitio, no obstante. Al parecer, su ayuda iba a ser muy diferente a la que estarían acostumbrados…

Y León siguió avanzando, amenazador.

Fecha límite: 10-11 de agosto.

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Turnos perdidos: Ueki Expulsado; khsora (1); Axelpower (1); HappyDelice (1); Kousen (1); Deja Abandono; Final Fan (1); Hitori (1); Pharos (1).

Ausentes: Little Sho, Mickael, Light, LightHelco, EspeYuna.

(Aparecer como ausentes quiere decir que habéis avisado de que probablemente no estéis disponibles, por lo que quedáis exentos de postear, aunque no estaría de mal que lo hicierais si podéis, y de castigos hasta vuestro regreso).
Si no aparecéis como ausentes y habéis anunciado vuestra indisposición, avisadme por PM con el link donde lo hicisteis.

ANUNCIO IMPORTANTE (para quienes no lo leyeron cuando lo puse):

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Hablemos de cosas serias: mis vacaciones. Me voy a la playa el próximo lunes 6 de agosto, y no podré postear. La fecha de retorno es indecisa, puede variar entre una o dos semanas (aunque creo que lo más probable es que sea el día 13).

¿Qué quiere decir esto? Una vez postee el día 5, la fecha límite será el día 10-11, eso no cambiará. ¿Qué pasa si posteas el día 12 y no he regresado? Entra dentro del plazo. El problema lo tendrás cuando regrese y aún no lo hayas hecho. Por eso, lo ideal es que no lo dejéis para el último momento (a ver si hacéis caso por una vez xD) y cumpláis con el periodo, por lo que pueda suceder. Advertidos quedáis.

—Os equivocáis. La Llave Espada sólo trae destrucción a los mundos. ¿No habéis visto aún éste?

—¡No, no nos equivocamos! ¡Lo que define a una persona es su corazón, no el arma que empuña! ¡La Llave Espada es la representación del nuestro, y no por tenerla cambiará!

Mis dedos se cerraron con fuerza alrededor del mango de la mía, llegando a molestarme.

"¡Esa es tu luz, Fykhjaal! ¡Nunca la pierdas de vista!"

Las palabras de Alexis resonaban en mi cabeza. A ella le habían robado la luz, pero yo todavía conservaba la mía. Al menos por ahora.

—No tengo tiempo que perder con aprendices. Debo llegar hasta los Maestros.

Esquivé por los pelos una de las bolas de fuego que nos envió tras ese comentario. Maya y Edge no tuvieron la misma suerte.

—¡Cuidado!

Sus ropas seguían ardiendo levemente, pero pronto pararon de hacerlo. Aún así, habían sido heridos...

—Os ayudaré en lo que pueda. Tengo que hacer entrar en razón a León —dijo Aeris, a lo que asentí agradecido.

—Libra —susurré, concentrando mi poder mágico en mis ojos.

Aquella situación me había ayudado a recordar que en mi corazón había algo bueno. Aquel hombre pensaba que todos los portadores de Llave Espada eran malignos. Que todos se pondrían en su contra. Y al pensar de esa forma... estaba consiguiendo que así fuese. Los aprendices estábamos ahora en posición defensiva contra León.

—Yo no traería la destrucción a ningún mundo —dije—. ¡Y mis amigos tampoco!



Coloqué la mano derecha sobre mi pecho y éste comenzó a brillar. Había algo bueno en mi corazón. Ahora me daba cuenta. No debía tener miedo, porque no había nada que temer.

—¡¡Rubí!!

Una luz subió al cielo y atravesó las nubes. Un extraño dibujo pareció brillar en el aire unos segundos, para luego romperse con el sonido de cien espejos cuando la criatura a la que había llamado lo atravesó. Aquello que moraba en mi corazón y que pensaba que estaba ahí para hacerme sufrir, cuando en realidad era lo contrario. Se posó a mi lado y bajó la cabeza elegantemente. Le acaricié el cuello.



Le dediqué una sonrisa a Maya, todavía un poco preocupado por sus heridas, pero me volví hacia León inmediatamente para seguir con la estrategia que más solía utilizar: correr a su alrededor para distraerlo. Le hice una señal con la cabeza a Rubí para que hiciese lo mismo pero en sentido contrario, y pronto nos convertimos en un torbellino azul alrededor de nuestro enemigo.

Al ver la reacción de sus compañeros, sobretodo ignorando completamente la posibilidad de que León les ignorara y que estaban en medio de una pelea, Hiro se mosqueo, no permitía para nada que se interpusieran en un combate y mucho menos que encima le ignoraran, una mirada arisca se mostró ante sus dos compañeros que mostraron un carácter "pacifico" ante el echo que casi intentaran matarlos a todos.

— Allá vosotros, luego no vengáis llorando — se dijo a si mismo de lo enfadado que estaba.

—Os equivocáis. La Llave Espada sólo trae destrucción a los mundos. ¿No habéis visto aún éste? — Dijo, como sus anteriores excusas para iniciar un combate tan absurdo.

—¡No, no nos equivocamos! Interrumpió —¡Lo que define a una persona es su corazón, no el arma que empuña! ¡La Llave Espada es la representación del nuestro, y no por tenerla cambiará!

Hiro solo veía que palabras y palabras ¿A quien estaba intentando convencer, es que no aprende de la experiencia? con León las palabras en aquel momento parecían carecer de importancia, y no teníamos el suficiente tiempo como para que las malgastara así.


—. No tengo tiempo que perder con aprendices. Debo llegar hasta los Maestros.

Dicho esto lanzo tres bolas como la anterior, pero más rápidas, de las cuales solo Fyk pudo esquivar, mientras que Maya y el señor Limón no corrieron la misma suerte y les alcanzo.

—¡Cuidado! Exclamo Fyk hacia sus compañeros, al parecer a Kairi y a Hiro los tenían olvidados casi detrás de ellos.

—¡¿Contentos?! — Exclamo a Hiro, que se estaba tomando bastante mal la ingenuidad de sus compañeros creyendo que podrían solucionarlo con meras palabras sin sentido.

—Os ayudaré en lo que pueda. Tengo que hacer entrar en razón a León — Comentó Aeris, pero en poco parecía estar dispuesta a pegar o herir a León así que no sabía muy bien como les ayudaría.

Cansado de todo aquello adopto una postura preparada para correr al máximo de sus fuerzas, tal vez podría intentar una rápida estocada o inmovilizarlo mientras le quitan su arma, pero, era mas grande que el, y seguramente mas fuerte.

—Yo no traería la destrucción a ningún mundo —dije—. ¡Y mis amigos tampoco!

Más palabras que no servían de mucho en esa situación, el modo de verlo todo de Hiro había cambiado drásticamente des de que había pisado aquel lugar, cuando creía estar a salvo, surge otro combate, y encima un combate que no podrían ganar con la fuerza bruta.

—¡¡Rubí!! Exclamo fuertemente Fyk, una especie de criatura apareció poco después, junto a unos cuantos efectos visuales que no sabría como describir a ciencia cierta porque surgieron, al lado de Fyk una extraña criatura con pelaje azul, a juego con el de Fyk casi, y con una extraña "marca" roja en su frente.

Ambos corrieron alrededor de León, casi no podía creerlo ¿Se habían adelantado a su plan? Pues aquella era la ocasión perfecta para hablar con sus compañeros e intentar inmovilizarle.

En voz baja, para que no le escuchara León, le dedico unas palabras al oido de Kairi —Es el momento ideal para inmovilizar a León, intenta cogerle de un pie o algo e intenta que no se mueva —


A continuación, como pudo, hizo unos gestos con las manos hacia Maya y el señor Limón, con la esperanza de que se percataran de ellas, señalando a León y haciendo una llave de inmovilización disimuladamente con "las manos" como pudo, rezando para que se entendieran sus intenciones, acto seguido se lanzo a toda velocidad, aprovechando la distracción, y se agarró con fuerza al brazo derecho de León, intentando inmovilizarlo como podía, esperando a que sus compañeros le siguieran y lo bloquearan junto a él y le quitaran el arma.

—¡Vamos! — Exclamo.

- Os equivocáis. La Llave Espada sólo trae destrucción a los mundos. ¿No habéis visto aún éste?- respondió León muy alterado.

- ¡No, no nos equivocamos! ¡Lo que define a una persona es su corazón, no el arma que empuña! ¡La Llave Espada es la representación del nuestro, y no por tenerla cambiará!- gritó Fyk.

- Exacto- corroboró Kairi - . Si una persona es buena, sólo utilizará la Llave Espada para hacer el bien. Y lo que ha pasado en este mundo es obra de los Sincorazón, no de la Llave Espada.

Pero León parecía estar muy lejos de escucharlos y menos de hacerles caso.

- No tengo tiempo que perder con aprendices. Debo llegar hasta los Maestros.- anunció justo antes de lanzar tres bolas de fuego en varias direcciones, más rápidas que la anterior.

- ¡Cuidado!- advirtió Fyk.

El aprendiz consiguió esquivar la que iba dirigida hacia él, pero dos de ellas dieron a otro aprendiz y a su compañera, causándoles varias quemaduras en el pecho.

- ¡¿Contentos?!- exclamó Hiro, el cual parecía muy irritado.

Aeris se levantó y dijo:

- Os ayudaré en lo que pueda. Tengo que hacer entrar en razón a León- pero se quedó en el mismo sitio en el que estaba. ¿Cómo podría ayudarlos a detener a León?

- Yo no traería la destrucción a ningún mundo. ¡Y mis amigos tampoco!- dijo Fyk. Al instante se puso la mano en el pecho, gritó - ¡¡Rubí!!- y una luz subió hacia el cielo, parecía que estaba llamando a algo. Y efectivamente, una criatura surgió del cielo y se posó al lado del aprendiz. A Kairi le pareció una especie de conejito muy mono. Después de eso, Fyk y su "mascota" empezaron a correr alrededor de León para distraerlo. Al ver esto, Hiro le susurró unas palabras a Kairi:

- Es el momento ideal para inmovilizar a León, intenta cogerle de un pie o algo e intenta que no se mueva.

- De acuerdo.- asintió Kairi, preguntándose qué se propondría Hiro.

- ¡Recordad no hacerle daño!- gritó a los demás aprendices antes de correr hacia León mientras estaba ocupado atendiendo a Fyk. Se abalanzó sobre él y le agarró la pierna derecha, tratando de inutilizársela sin hacerle daño y esperando a que los demás hicieran lo mismo con sus otras extremidades.

- ¡Vamos!- les animó Hiro, el cual ya le estaba agarrando el brazo derecho a León.

—Os equivocáis. La Llave Espada sólo trae destrucción a los mundos. ¿No habéis visto aún éste?

—¡No, no nos equivocamos! ¡Lo que define a una persona es su corazón, no el arma que empuña! ¡La Llave Espada es la representación del nuestro, y no por tenerla cambiará! —interrumpió Fyk a León para intentar hacerle entrar en razón.

—Exacto. Si una persona es buena, sólo utilizará la Llave Espada para hacer el bien. Y lo que ha pasado en este mundo es obra de los Sincorazón, no de la Llave Espada.

—No tengo tiempo que perder con aprendices. Debo llegar hasta los Maestros.

De nuevo, León preparó unas bolas de fuego. Sus objetivos: Fyk, Edge y yo. Por suerte, el pequeño ser azul pudo esquivar la bola que iba hacia él, pero Edge y yo no corrimos la misma suerte. Por fortuna, las ropas no ardieron mucho ya que el fuego se extinguió pronto.

—¡Cuidado!

Aunque intenté esquivarla corriendo hacia un lado, la bola ígnea me golpeó de lleno en el pecho, quemando mi ropa y causándome quemaduras. Me llevé la mano al pecho y grité a causa del dolor, aunque intenté disimularlo todo lo que pude. Parecía que aquel día yo estaba destinada a llevarme todos los golpes, pero no iba a rendirme tan fácilmente. Dirigí la vista hacia León, decidida a devolvérsela. Aquello no iba a quedar así.

—¡¿Contentos?!— exclamó Hiro con un tono de voz muy irritante.

En aquel momento, me hubiese acercado a él y le hubiese dado un bofetón para bajarle los humos. Pero simplemente le ignoré y miré a Edge, que había recibido una bola de fuego igual que yo. No era el lugar ni el momento adecuados para pelearnos entre nosotros.

—¿Estás bien? —le pregunté mientras me sacudía la túnica para quitar los restos de tela quemada que habían quedado en ella.

—Os ayudaré en lo que pueda. Tengo que hacer entrar en razón a León —dijo Aeris.

—Yo no traería la destrucción a ningún mundo —dije—. ¡Y mis amigos tampoco! —exclamó Fyk.

El pequeño se llevó una mano al pecho y ésta comenzó a brillar.

—¡¡Rubí!!

Después de que una luz me cegase, vi, junto a él, el ser contra el que habíamos luchado un tiempo antes, su eidolón, Rubí. Fyk me miró, sonriendo, y yo le devolví la sonrisa, además de para hacerle ver que me alegraba de que hubiese podido invocar a Rubí, para hacerle entender que me encontraba bien a pesar de las quemaduras. Acto seguido, ambos comenzaron a correr alrededor de León, cada uno en un sentido, para distraerlo.

Hiro quiso aprovechar esto y nos hizo señales para que intentáramos inmovilizar a León. Pero no me pareció buena idea. Le agarraríamos, ¿y luego qué? Además, después de ver que había preferido regañarnos por no atacar directamente a León en vez de preocuparse por nuestras quemaduras, estaba un poco resentida, así que preferí hacer justo lo que él quería desde el principio: usar la violencia.

—Lo siento, chicos, sé que no queréis dañarle... Pero...

Con la Llave Espada en la mano, corrí a toda velocidad hacia León. Mi objetivo era golpearle la muñeca del brazo con el que estaba sosteniendo su espada. Quería desarmarle. No sabía si iba a ser buena idea, pero tenía que intentarlo, al fin y al cabo el plan de Hiro no me parecía muy acertado. Así pues, cuando estaba acercándome a toda prisa hacia él, justo detrás de Hiro y de Kairi, salté con mi arma en alto para golpearle la muñeca.

Si fallaba, seguramente acabaríamos bastante perjudicados, y además me llevaría una buena bronca de Hiro por haber ignorado su plan. Pero, si lo lograba, era posible que ganáramos ventaja. Hasta el momento había sido una completa inútil. Tenía que intentarlo...

—Os equivocáis. La Llave Espada sólo trae destrucción a los mundos. ¿No habéis visto aún éste? —insistió León, quien no se vio disuadido por las palabras de los aprendices.

—¡No, no nos equivocamos! ¡Lo que define a una persona es su corazón, no el arma que empuña! ¡La Llave Espada es la representación del nuestro, y no por tenerla cambiará!

—Exacto. Si una persona es buena, sólo utilizará la Llave Espada para hacer el bien. Y lo que ha pasado en este mundo es obra de los Sincorazón, no de la Llave Espada.

—No tengo tiempo que perder con aprendices. Debo llegar hasta los Maestros.

De su mano salió otra bola de fuego que se dividió en tres direcciones. Sin embargo esta vez no se trataba de ninguna advertencia y su potencia era notoriamente superior.

—¡Cuidado! —exclamó Fyk, quien pudo esquivar sin problemas la bola de fuego.

Lamentablemente Maya y Edge no tuvieron la misma suerte y acertaron en su pecho. El impacto hizo retroceder al chico y cayó de rodillas. Apretó los dientes para aguantar el dolor y se apoyó en su llave espada para incorporarse de nuevo.

—¡¿Contentos?! —les gritó con un tono insoportable.

Edge, quien aún jadeaba a causa del anterior ataque, le miró de reojo, pero no le prestó más atención. Pudo notar la irritación de Maya hacia el chico con orejas de perro, pero sabiamente no le dio más importancia y se acercó a Edge.

—¿Estás bien? —preguntó mientras intentaba quitar los restos de tela quemada.

—Sí, muchas gracias señorita Maya, no debe preocuparse —dijo mientras se terminaba de incorporar.

—Yo no traería la destrucción a ningún mundo. ¡Y mis amigos tampoco! —exclamó Fyk, que tras ponerse la mano en el pecho, empezó a brillar—. ¡¡Rubí!!

Una luz atravesó las nubes y un dibujo brilló en el aire durante unos instantes. Una criatura de colores verdes y azules de tres colas lo atravesó y se posó justo al lado del niño azul. Acto seguido empezó a girar alrededor de León a gran velocidad… una maniobra de distracción.

Hiro quiso aprovechar la maniobra de Fyk y se lanzó a su brazo derecho, mientras que Kairi intentaría agarrarle la pierna derecha. Planeaban inmovilizarlo, algo absurdamente arriesgado, visto lo visto, pues además de lanzar bolas de fuegos, seguramente sería un diestro espadachín. Y aunque lo lograran qué harían después. Había hecho señas para que Maya y Edge se unieran al plan, pero el chico no las tenía todas.

—Hay una línea muy fina entre el coraje y la temeridad —apuntó Edge— ¿Señorita Maya? —dijo esperando alguna reacción ante la propuesta de Hiro.

—Lo siento, chicos, sé que no queréis dañarle... Pero...

La niña salió corriendo contra León al ataque. Maya hizo verle que no quedaba otra opción, León no sólo atacaba con su ¿sablepistola?, sino también con magia, a menos que no se viera contra las cuerdas o cayera inconsciente seguramente no entraría en razón. Estaba decidido, Edge correría e intentaría atacarle y darle de lleno.

Mientras Fyk había optado por cercar a su enemigo, junto a su verdina mascota Rubí (menudo equipo), el resto de aprendices se apoyaron en la estrategia de Red de agarrar a León y atacarle sin miedo.

El problema para el muchacho, el primero en llegar hasta León, fue la elección de la parte que quería inmovilizar, el brazo derecho, donde su enemigo sostenía el arma. Haciendo alarde de mayor velocidad, antes de que consiguiera Hiro cogerle, León blandió el Sable-pistola y lanzó un tajo hacia el joven que se acercaba. Hiro pudo esquivarlo a tiempo, aunque se llevó un corte en la cara, de esos que escuecen.

Por otra parte, estaba Kairi, que llegó a la pierna sin dificultades, aprovechando que León estaba pendiente de Hiro. Su adversario, viendo que su única intención era impedir que se moviera, no contratacó, sino que se centró en Maya y Edge, que llegaban entonces con intención de presentar batalla. Pero, por mucho que los aprendices esgrimieron sus Llaves Espada, intentando acorralarle, y contando con el hecho de que éste estaba anclado en el sitio, quedó patente la superioridad de León respecto al manejo de armas. Ni siquiera entre los dos podían igualarle.

En poco tiempo, pues, León consiguió desarmarlos, tirando sus Llaves al suelo, y empujarlos para que retrocedieran. Tenía demasiados enemigos alrededor como para prestar atención tanto tiempo a dos, por lo que optaba todo el rato por librarse rápidamente de cada uno.

Finalmente, volvió a prestar atención a quien había dejado antes olvidada: Kairi. Movió su mano izquierda hasta ponerla a breves centímetros del rostro de la muchacha. Y…

Fecha límite: 20 de agosto.

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Turnos perdidos: Ueki Expulsado; khsora (1); Axelpower (1); HappyDelice (1); Kousen (1); Deja Abandono; Final Fan (1); Hitori (1); Pharos (1).

Ausentes: Little Sho, Mickael, Light, LightHelco, saxor (la próxima vez no te lo contaré como ausente, ya que dijiste fin de semana y, desde entonces, he tardado tres días más de lo previsto en postear), HappyDelice.

(Aparecer como ausentes quiere decir que habéis avisado de que probablemente no estéis disponibles, por lo que quedáis exentos de postear, aunque no estaría de mal que lo hicierais si podéis, y de castigos hasta vuestro regreso).
Si no aparecéis como ausentes y habéis anunciado vuestra indisposición, avisadme por PM con el link donde lo hicisteis.

Desgraciadamente Hiro se llevo un corte en la cara (Otro más para la colección), algo a lo que no le dio mucha importancia, aun así, Kairi consiguió agarrarse a la pierna de Squall, inmovilizándole, de momento.

Maya y el señor Limón no pudieron hacer frente a la gran maestría de aquel hombre con su sable, ya que desarmo a los dos lanzando sus llaves espada.

Era demasiado fuerte con el sable, y encima sus hechizos eran demasiado potentes como para hacer algo, la única ventaja que se presentaba es que le rodeaban y eran más pero ¿Aquello serviría de algo?

Un movimiento de León altero a Hiro; León postro su mano izquierda apenas centímetros de la cara de Kairi ¡¿Que pretendía hacer?! un golpe así podría ser muy peligroso, no podía permitirlo, tenía que hacer algo, pero no tenía tiempo para pensar en estrategias absurdas, por su culpa podían hacerle daño.


—¡Kairi, cuidado! — Gritó, a la vez que se abalanzó hacia ella, dio un salto como pudo e intento interponerse entre ellos, apartando al máximo a Kairi de la mano de León, aunque ello supusiera que Hiro recibiera el golpe.

Kairi se agarró con todas sus fuerzas a la pierna derecha de León, impidiéndole cualquier movimiento de ésta, justo después de ver con horror cómo el hombre blandía su espada-pistola y le hacía un corte en la cara a Hiro. La joven vio acercarse después a dos aprendices dispuestos a atacar. Supuso que lo tendrían fácil al estar León inmovilizado, pero se equivocó. Se libró fácilmente de los dos, tirando sus Llaves-Espadas al suelo y haciéndolos retroceder.

- ¡Para! ¡No queremos hacerte daño!- le gritó Kairi mientras se aferraba a su extremidad.

Pero lejos de escucharla, la aprendiza vio muy asustada cómo León acercaba su mano izquierda a escasos centímetros de su cara, dispuesto a librarse de ella. Aquel movimiento hizo que Hiro saltara de repente.

- ¡Kairi, cuidado!- el joven de rasgos caninos se abalanzó hacia ella y la alejó todo lo que pudo de la mano de León, mientras Kairi observaba petrificada la escena sin poder hacer nada para evitar que Hiro recibiera el golpe. Un par de lágrimas asomaron por sus verdes y asustados ojos.

La mano de León se encontraba peligrosamente cerca de la cara de Kairi hasta que Hiro la apartó para recibir el ataque en su lugar. Mientras corría a la para que Rubí alrededor de nuestro contrincante pude ver que aquello no acabaría bien para el chico-perro.

—¡Reflejo! —exclamé, apuntando mi Llave Espada hacia él.

Esperaba que el refulgente escudo fuese eficaz contra el ataque que iba a realizar León pero, para asegurarme de que no sucedía ningún imprevisto, decidí actuar también de una forma un poco más activa. En un momento dado, dejé de correr en círculos parándome en seco y, con un potente salto hacia el centro de la circunferencia que estábamos marcando Rubí y yo, le propiné un puñetazo a León. A la vez, Rubí brincó también hacia él y le propinó un zarpazo al mismo tiempo que yo con un ataque cruzado entre los dos. Al final, habíamos intercambiado posiciones en el círculo y seguimos corriendo como lo habíamos estado haciendo hasta el momento.

Tenerle miedo a Rubí había sido una tontería por mi parte. Ahora me daba cuenta de que, incluso sin decirle nada, aquella criatura era capaz de compenetrarse con mis ideas a la perfección. No podía dejar que el miedo controlase mi vida.

—¡Aeris! —exclamé, dirigiéndome a la chica—. ¡Por favor, trata de hablar con él una vez más!

La cosa no salió bien. León le asestó un tajo en la cara a Hiro y tiró la Llave Espada de Edge y la mía al suelo para desarmarnos y, después, nos empujó para hacernos retroceder. Acto seguido, León acercó la mano a la cara de una asustada e inmóvil Kairi.

Volví a mirar la quemadura de mi pecho y resoplé, enfadada. No podía permitir que León siguiera hiriéndonos así. Además, ¡me había destrozado la ropa!

Hiro, al ver a Kairi en peligro, corrió hacia ella para apartarla y recibir el golpe en su lugar. Fyk, al ver esto, lanzó un hechizo Reflejo sobre el chico-perro. A continuación, el pequeño y Rubí dejaron de correr en círculos y le asestaron, respectivamente, un puñetazo y un zarpazo para volver a correr en círculos.

Mientrastanto, yo estaba quieta observando la escena, esperando el momento justo para recoger mi Llave Espada del suelo, acercarme a León volver a intentar desarmarle.

—¡Aeris! ¡Por favor, trata de hablar con él una vez más! —exclamó Fyk.

Si la chica iba a intentar hablar con él, lo mejor iba a ser mantenerme al margen por el momento y, sólo si León seguía sin dar su brazo a torcer, ir a la carga de nuevo.

La estrategia de Hiro tenía grandes varios puntos flacos que León supo aprovechar. Y a pesar de que el chico con orejas de perro pudo esquivar a tiempo el sable-pistola del guerrero, se llevó un corte en la cara. Por otro lado, Kairi consiguió agarrar la pierna de León, pero de poco sirvió. El hombre desarmó sin ninguna dificultad a Maya y Edge, que retrocedieron de nuevo.

Una vez se libró de las amenazas principales volvió a prestar atención a la chica que intentaba inmovilizarle, y colocó su mano izquierda cerca del rostro de la muchacha. Hiro saltó para intentar apartar a Kairi e interponerse en el posible ataque.

Fyk, quien había estado dando vueltas alrededor de León, lanzó el hechizo reflejo sobre Hiro, a la par que se lanzaba junto a Rubí al ataque.

—¡Aeris! ¡Por favor, trata de hablar con él una vez más! —exclamó Fyk.

Edge, por su parte, decidió intentarlo de nuevo, haría un salto con finta para finalmente atacar, quizá si León estuviera demasiado ocupado con los demás lograra distraerle y, finalmente, completar su ofensiva.

A pesar de que la casi víctima de León no podría olvidar el heroico acto de Hiro, éste únicamente se vio salvado por la oportuna intervención de Fyk, que ejecutando el hechizo Reflejo entre él y su oponente, salvó a la parejita y provocó que Fuego rebotase a León, que sufrió los mismos efectos que habían experimentado anteriormente Edge y Maya. Parte de su chaqueta se quemó y, en el nuevo agujero, se podían apreciar quemaduras. La poca distancia lo había agravado. Al verlo, Aeris se llevó las manos a la boca, sorprendida.

Después de tal escena, llegó de nuevo el turno de Fyk. Al abalanzarse sobre León para darle un puñetazo, comprobó con sorpresa que le resultó tremendamente fácil llegar hasta él y propinarle el golpe, que le dejó hasta la cara marcada. Sin embargo, cuando llegaba Rubí, interpuso su arma para repeler zarpazo y acero a tiempo.

Aeris, que aún estaba paralizada por la batalla que estaba teniendo lugar, asintió a Fyk e intentó dirigirse de nuevo a León:

—¡Para! ¡Ellos no han hecho nada!

En esta ocasión, León no respondió, pero… pareció recelar. Se llevó la mano libre al lugar donde Fyk le había golpeado, ladeó la cabeza y volvió a lo suyo, ignorando a Aeris.

Entonces, atacó Edge. Lo hacía en solitario y tras la arremetida de sus otros compañeros, por lo que el resultado fue el mismo que el anterior: superioridad absoluta de León como espadachín.

León, a quien Kairi aún tenía sujetada la pierna, se libró de ella con el arma, blandiéndola entre ella y su pierna, con un movimiento tan rápido que, si Kairi no se hubiese apartado, le habría rebanado los brazos. Se apartó de la parejita, buscando de nuevo más espacio, sin salir del círculo de Fyk, y sin hacer nada más.

Fecha límite: 24 de agosto.

Spoiler: Mostrar

Turnos perdidos: Ueki Expulsado; khsora (1); Axelpower (1); HappyDelice (1); Kousen (1); Deja Abandono; Final Fan (1); Hitori (1); Pharos (1); YuOchiga (1); saxor (2) [¿De vacaciones?].

Ausentes: Little Sho, Mickael, Light, LightHelco, HappyDelice.

(Aparecer como ausentes quiere decir que habéis avisado de que probablemente no estéis disponibles, por lo que quedáis exentos de postear, aunque no estaría de mal que lo hicierais si podéis, y de castigos hasta vuestro regreso).
Si no aparecéis como ausentes y habéis anunciado vuestra indisposición, avisadme por PM con el link donde lo hicisteis.

INFORMACIÓN IMPORTANTE:

El Evento Global Ocaso de una estrella acabará el 21 de septiembre, fecha que aún no se puede confirmar con rotundidad por lo que explicaré a continuación. Quedan, para entonces, siete turnos, cuatro de ellos de combate, para los que aún estéis en él. ¿Quiere decir esto que estáis a cuatro turnos de acabar con vuestro jefe? No, sino que os quedan cuatro turnos para derrotarlo. En un principio, no pensaba poner tiempo límite, sobre todo así, tan precipitadamente, pero me veo obligada debido a que acaba el verano y, con él, también tiene que hacerlo el evento.

No acabar con el jefe equivaldrá a derrota, lo que no resiente significativamente en la puntuación en determinados casos, si habéis hecho bien vuestros deberes, pero tendrá consecuencias en un futuro, lejos de este evento, no de mis garras, pero sí quizá de vuestros personajes (para entendernos todos, le cargaréis el muerto a otro).

Cualquier duda al respecto, reportadla por los medios de siempre.

Que la llamada de atención de Aeris hubiese tenido cierto efecto en León aumentó un poco mis esperanzas en hacerlo entrar en razón. Sin embargo, no parecía que fuese a dar pronto su brazo a torcer. Tendríamos que hacerlo parar nosotros de todas formas, entonces.

Casi me parecía que la cerca que estábamos formando Rubí y yo para encerrar a León estaba saliendo demasiado bien. Intentaba utilizar la información que me proporcionaba Libra para encontrar alguno de sus puntos débiles. Algo...

—¡Todavía está alto de energías! —observé, analizando los datos que me proporcionaba el hechizo como si se fuesen escribiendo en mi mente.

No podía dejar de correr. El torbellino azul estaba dando resultado y no podía privar de aquella oportunidad a mis compañeros. Me fijé más en los movimientos de nuestro contrincante. Cómo se movía. Cómo actuaba...

—¡Y cuidado cuando haga algún movimiento extraño! —exclamé.

"Tenemos que tener cuidado con los amagos", me vino a la cabeza. Aquello me dio una idea.

Frené en seco e hice como si fuese a realizar el mismo ataque que había hecho antes, saltando hacia León con un puñetazo. Pero en vez de eso, Rubí se abalanzaría sobre él a su espalda. Luego seguiríamos corriendo.

Había que fatigarlo lo máximo posible.