[Evento Global] OduE: Ruta 4

Nunca olvidarás que tomaste parte en alguno de estos jolgorios. Kazuki tampoco.

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Re: [Evento Global] OduE: Ruta 4

Notapor Nell » Sab Ago 25, 2012 12:37 am

EspeYuna, Suzume, Kousen, Hitori

Antes de responder, el muchacho esperó a que los aprendices obedecieran y tomasen asiento. Sin embargo, sólo uno lo hizo, Kousen, por lo que suspiró y, cogiendo de nuevo el taco de cartas, comenzó a extenderlas en sus manos, de tal modo que sólo las viera él, respondiendo sin mirar nada más.

No sé dónde se encuentra cada persona de este mundo —reconoció el joven—. Ni, mucho menos, a cuál de toda la gente que hoy nos visita te referirás. Pero si tantas ganas tienes de saberlo… —señaló con la cabeza la puerta que se situaba a su espalda—. Probablemente él pueda decírtelo. Sin embargo, personalmente, no te lo recomendaría. Nada cambia cuando la suerte ya está echada.

El siguiente en dirigir su atención fue Kousen, quien era además el único que se había presentado.

Vaya, vaya, menudo valiente… —alabó, con tono perspicaz—. Mi nombre es Andrei Saavedra, pero eso supongo que no cambia nada, ¿verdad? —sonrió— En cuanto a tu pregunta, no hay nada en vuestras Llaves Espada que pueda ser de nuestro interés. Pero puede que te estés acercando al verdadero motivo…

Terminó de extender las cartas, frente a Kousen. La parte que éste veía de los naipes era oscura, quedando la cara únicamente visible para Andrei. Eran, además, en total, veintidós.

¿Nos sorprenderás con otro alarde de coraje? —preguntó Andrei—. Coge tres y colócalas bocabajo en la mesa, sin mirarlas.

Por último, se volvió a Hitori, mientras esperaba la respuesta de Kousen, y quizá alguna pregunta de Fátima, aunque ésta última sólo se dirigió a sus compañeros, siendo ignorada entonces completamente por el muchacho.

¿Conocemos? —sonrió de nuevo— Que yo sepa, aquí sólo estoy yo, y no puedo hablar por otros en su lugar. En cuanto a mí, es la primera vez que lo veo. ¿No parece una figura achatada?

Finalmente, acabada la primera ronda de preguntas para el joven, Andrei sólo formuló una a los aprendices:

¿No había con vosotros dos aprendices más? —se percató entonces, al fijarse realmente en sus invitados, tras apartar la vista de las cartas.


Narrador

Yuffie se paró al final de las escaleras, en una pequeña salita de descanso hasta la siguiente zona. En ella, se podían apreciar dos canales a los lados que, antiguamente, habían transportado agua, pero que entonces se hallaban secos. Además, una de las rejas por las que se perdía el conducto estaba abierta, de manera claramente forzosa.

La pequeña ninja, pendiente a que su compañero le siguiera, no prestó atención a ninguno de estos detalles.

¿Y por qué tú? ¿Qué les pasa a los demás? —preguntó, escéptica, Yuffie, ante la breve descripción del poder de los Maestros que le había ofrecido Ivan… y la mención al esplendoroso futuro que el muchacho esperaba

Al hacerle la pregunta sobre la batalla, Yuffie se quedó pensativa, como si estuviese forzando su memoria al máximo.

Mmm… Pues uno tendría más o menos nuestra edad, y tenía un cabello laaaargo, largo, recogido en una coleta, a la espalda —empezó a describir—. Y castaño, sí, creo que sí. La otra era más mayor, mujer, pelirroja y alta. No parecían de por aquí, por eso nos llamaron mucho la atención. El primero parecía recibir órdenes de la segunda, y ella sin duda era mucho más fuerte. ¡Más que León!

Hizo una pausa, pues habiendo dado todos los detalles de los que se acordaba, sólo quedaban las preguntas más sencillas.

Llegarían más o menos unos días después del ataque, no sabría decirte… Y como no tenemos ningún tipo de contacto con los del castillo, no conozco ningún dato más sobre ellos —reconoció Yuffie.

Tras tanta información, que podía o no resultar valiosa para Ivan, Yuffie pareció darle vueltas a una nueva idea, que pronto planteó:

¿Acaso eran amigos vuestros? —preguntó, con curiosidad.







Fecha límite: 28 de agosto.

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Ausentes: Mickael, Light, LightHelco, RedXIII, Pharos.

(Aparecer como ausentes quiere decir que habéis avisado de que probablemente no estéis disponibles, por lo que quedáis exentos de postear, aunque no estaría de mal que lo hicierais si podéis, y de castigos hasta vuestro regreso).
Si no aparecéis como ausentes y habéis anunciado vuestra indisposición, avisadme por PM con el link donde lo hicisteis.
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Re: [Evento Global] OduE: Ruta 4

Notapor Soul Artist » Sab Ago 25, 2012 7:55 pm

No sabía adónde me estaba guiando Yuffie, pero me dejé llevar por ella. Parecía que, por el camino que tomábamos, íbamos a acabar en algo parecido a unos alcantarillados; desde luego, en la especie de salida en la que acabamos, con un par de canales de agua con rejas, no parecía que nos fuésemos a encontrar con ningún "león" como la joven sugería.

¿Y por qué tú? ¿Qué les pasa a los demás? —preguntó Yuffie, aparentemente algo dudosa de mis palabras. Suspiré y me encogí de hombro, alzando las manos ligeramente.

Soy el mejor aprendiz de Tierra de Partida. Está claro que pronto me declararán Maestro y la gente entonces me tendrá el respeto que me merezco —afirmé sin dudar ni un solo momento de mis palabras—. ¿No viste lo rápido que me hice cargo del Camaleón? Indiferentemente de la ayuda que me proporcionasteis...

Estaba intentando ser mejor como compañero, pero aquello no quitaba la realidad. Era el mejor aprendiz de todos, el favorito, y mis aptitudes en batalla y conocimientos lo demostraban de lejos. ¿Acaso había alguien más fuerte que yo en toda Tierra de Partida?

Mmm… Pues uno tendría más o menos nuestra edad, y tenía un cabello laaaargo, largo, recogido en una coleta, a la espalda —describió Yuffie cuando le pedí la información acerca de los Caballeros de la Llave Espada que habían acudido al mundo—.. Y castaño, sí, creo que sí. La otra era más mayor, mujer, pelirroja y alta. No parecían de por aquí, por eso nos llamaron mucho la atención. El primero parecía recibir órdenes de la segunda, y ella sin duda era mucho más fuerte. ¡Más que León! Llegarían más o menos unos días después del ataque, no sabría decirte… Y como no tenemos ningún tipo de contacto con los del castillo, no conozco ningún dato más sobre ellos.

Analicé aquella información para mí mismo. Dos personas, una que obedecía a otra; Maestro y aprendiz, estaba claro. La verdad, antes de aquel día no me había molestado en siquiera preguntar los nombres de aquellos que se habían perdido en Bastión Hueco, pero... No había lugar a dudas. Tenían que ser ellos. ¿Dónde estarían entonces las otras seis personas?

¿Acaso eran amigos vuestros? —me preguntó Yuffie, aparentemente curiosa. Me llevé la mano a la barbilla.

Creo que sí... —me atreví a afirmar, pensando más en todo aquello—. Nunca les conocí, pero oí hablar de un grupo de personas que desaparecieron al llegar aquí... Y estas dos encajan con lo que sé de ellos. ¿No has visto a nadie más con armas como esas? Tuvieron que venir seis más aquí...

Observé a mi alrededor. ¿No se suponía que nos dirigíamos a la plaza? Nos estábamos desviando mucho. Un cosquilleo me pasó por la espalda, pensando entonces en una posibilidad con la que no había contado. ¿Y si Yuffie estaba con ellos y me dirigía directa hacia una trampa...?

¿Adónde vamos exactamente? —interrogué, manteniendo un poco de distancia con mi compañera—. Creía que íbamos a la plaza...
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Re: [Evento Global] OduE: Ruta 4

Notapor Kousen » Lun Ago 27, 2012 6:36 pm

Si nos va a contestar con la verdad, puede hacerlo igualmente si nos vamos moviendo. ¿De verdad os vais a quedar aquí quietos para que nos entretenga con todo tipo de mentiras mientras nuestros compañeros podrían estar muriendo? — susurró Fátima, haciendo que mis pies tocasen la tierra.

La tensión aumentaba por momentos. Y algo me decía que aquella serenidad aparente en la que me había refugiado no resultaba muy convincente en estos momentos... especialmente después de ver mis reacciones cuando estábamos en las puertas del castillo o durante nuestro paso por el pasillo. Estaba incómodo. Muy incómodo.

El silencio entre las preguntas y las respuestas (si es que se las puede llamar así) de aquel tipo era lo peor. Mis piernas estaban tensas, preparadas para saltar y esperando que algo sucediese cada vez que aquella ausencia de sonido se hacía presente. No dejaba de convencerme para mis adentros que no iba a pasar nada... pero era casi en vano.
Como iba diciendo, nuestras preguntas solo eran contestadas a medias:


No sé dónde se encuentra cada persona de este mundo —admitió a Nadhia—. Ni, mucho menos, a cuál de toda la gente que hoy nos visita te referirás. Pero si tantas ganas tienes de saberlo… —Miró una de las puertas traseras—. Probablemente él pueda decírtelo. Sin embargo, personalmente, no te lo recomendaría. Nada cambia cuando la suerte ya está echada.

¿Él? O sea, ¿alguien más nos estaba esperando más allá de la puerta? Eso solo empeoraba las cosas... o quizá los demás de estaban enfrentando a ese otro.
Miré fijamente la puerta, preguntándome si deberíamos dejarnos de malos interrogatorios e ir hacia allí. Lo más seguro es que ni estuviese diciéndonos toda la verdad.

Vaya, vaya, menudo valiente… —se dirigió a mí, haciéndome mirarle de nuevo—. Mi nombre es Andrei Saavedra, pero eso supongo que no cambia nada, ¿verdad? En cuanto a tu pregunta, no hay nada en vuestras Llaves Espada que pueda ser de nuestro interés. Pero puede que te estés acercando al verdadero motivo…

Así que no era la Llave espada. Sin embargo parece que había estado relativamente cerca de la razón de todo aquel juego macabro, y no estaba muy alejado del arma.
¿Algo relacionado con la Llave Espada? Podía tratarse de cualquier cosa, pues poco sabíamos de su verdadera naturaleza. Podían ser los maestros, Tierra de partida, o algo a lo que estaba unida la llave espada.

Sentí un vacío en el estómago de repente. Solo había una cosa a la que estaba directamente unida, y todos lo sabíamos. El corazón de su portador ¿Aquella gente iba tras nuestros corazones?

Ignorando mi reacción, se limitó a extender las cartas antes de pedirme otro favor.

¿Nos sorprenderás con otro alarde de coraje? —detecté algo de ironía, tal vez—. Coge tres y colócalas bocabajo en la mesa, sin mirarlas.

No presté atención al resto de respuestas. El vacío de mi estómago acababa de subirme hasta la garganta tras la revelación, haciéndome un nudo. Simplemente miraba las cartas, como esperando que estas me dijesen mágicamente qué hacer, como en las lecturas que suelen hacer algunas pitonisas.
Levanté la mirada esperando que alguien dijese algo, y vi a Fátima. A diferencia de nosotros, había pensado mejor la situación y prefirió alejarse de la mesa en dirección a las puertas, sin quitarnos la mirada de encima. Nos estaba pidiendo que avanzásemos con ella.

No sabía qué hacer. Por un lado avanzar a ciegas por aquel castillo me preocupaba, pero quedarnos aquí jugando a las cartas y haciendo preguntas que no nos iban a responder cuando Iván y Yuffie nos habían confiado buscar a los demás era simplemente estúpido.

Levanté la mano hacia las cartas. Completamente mudo y ajeno a lo que me rodeaba, tomé dos y las aparté.

¿Por qué me he quedado aquí sentado? — pensé.

Tal vez la respuesta era simple y no me daba cuenta. Me parecía más seguro que el castillo, más cómodo y menos arriesgado. Mi responsabilidad y mis sentimientos me decían que aquello estaba mal, que debería estar buscando a los demás para salir de aquel infierno a escape. Pero el temor a aquel oscuro castillo me había impulsado a tomar la otra alternativa.

Mi mano tomó la última carta y la movió cerca de las otras dos.

Imbécil. Le estaba dando la espalda a los demás solo por "precaución". ¿Qué sentido tenía quedarme aquí cuando ya estábamos en la guarida del enemigo? Fátima llevaba toda la razón del mundo, no teníamos que quedarnos así.

Mi mano dejó la última carta junto a las otras dos. Las tres estaban colocadas como había pedido Andrei.
Tomé aire y me levanté de la silla.

Gracias. — dije — Eso era lo único que necesitaba saber, pero desafortunadamente no tenemos tiempo para detenernos a mover las cartas.

Nos habían traido hasta aquí con el debo de darnos conocimiento. Pero el conocimiento, la verdad, no es algo que te proporcionan. Es algo que debes encontrar por ti mismo.
Di unos pasos alejándome de la mesa y caminé junto a Fátima. Detrás de aquella puerta había alguien más y quizás el resto de los aprendices.

¿No había con vosotros dos aprendices más? — Escuché decir a Andrei.

Me quedé parado en el sitio. Se había dando cuenta ¿Intentarían hacer algo para que Iván y Yuffie no escapasen?
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Re: [Evento Global] OduE: Ruta 4

Notapor EspeYuna » Mar Ago 28, 2012 12:18 am

Si nos va a contestar con la verdad, puede hacerlo igualmente si nos vamos moviendo. ¿De verdad os vais a quedar aquí quietos para que nos entretenga con todo tipo de mentiras mientras nuestros compañeros podrían estar muriendo? —oí cerca mía a Fátima y, de repente, me di cuenta de lo arriesgados que estábamos siendo.

Ella tenía razón. Ese chico estaba jugando con nosotros. ¡Pero qué tonta había sido! Puede que hubiese preguntado por Ragun, por nuestros compañeros, pero él, incluso si lo supiese, no nos lo diría. ¿Él? Observé la puerta a la que se refería ¿Pero quién...? No... nos estaba engañando. Jugaba, nos hacía sentarnos, perder el tiempo... ¿jugar a las cartas? ¡Oh, venga ya! Ahora me arrepentía de haber hecho desaparecer mi Llave-Espada. Un paso en falso y...

Respondió a cada uno de nosotros. Hitori preguntó por algo más personal, y aquel tal... ¿Andrei? No le había contestado. No nos iba a resolver nada. Nos habíamos arriesgado demasiado.

Teníamos que salir de allí, y rápido.

Kousen había hecho caso de las "órdenes" de Andrei, cogiendo tres cartas. ¿Y si era una especie de habilidad? ¡¡Maldición!! Observaba cómo la mano de Kousen agarraba la tercera carta, colocándola cerca de las otras dos. Incluso pude notarlo: él también se había puesto nervioso.

Me estremecí cuando Kousen se levantó de su asiento.

Gracias —dijo, aparentemente tranquilo—. Eso era lo único que necesitaba saber, pero desafortunadamente no tenemos tiempo para detenernos a mover las cartas.

Se acercó a Fátima. Y es entonces cuando me di cuenta de que ella se había acercado a una de las puertas de la sala. Estaba claro de que tanto Fátima y Kousen saldrían por patas en cuanto tuviesen una oportunidad.

S-sí no vas a decirme nada sobre Ragun y los demás, seguiremos nuestra búsqueda —expresé a Andrei, dando unos pasos hacia atrás, intercalando mi mirada entre la suya y mis dos compañeros. ¡Era demasiado torpe! Seguramente él ya habría visto el miedo en nuestros ojos, en nuestro modo de comportarnos. ¡Tan obvio! ¿Pero qué otra cosa podía hacer?

Dirigí una mirada a Hitori, esperando que nos siguiese. ¡Un momento! ¿Dónde estaba Adelaida? ¡Maldita sea! ¿La habíamos dejado atrás? Me fijé en el largo pasillo por el que habíamos entrado.

Más problemas. Nos estábamos separando. ¿Habría ido con Kit, o se había perdido? ¿Los sincorazón? ¿Los habitantes del castillo? Estaba comenzando a sudar, no sabía hacia donde mirar ya. Me daba miedo volver a cruzar mis ojos con los de Andrei. Pero no podíamos seguir allí. Más posibilidades de que él nos engañase.

Más posibilidades de que no llegásemos a tiempo para salvar a Ragun y a los otros. Kit y Yuffie nos esperarían en aquella plaza, con la Nave Gumi. No podíamos arriesgarnos más. "Lo siento, Adelaida", pensé, a punto de que unas lágrimas traicioneras surcaran mis mejillas. Me invadía el terror. Tenía miedo. Mucho miedo.

¿¡Dónde diantres estás, Akio!?

¿No había con vosotros dos aprendices más?

Fue la gota que colmó el vaso. Inconscientemente, mi Aguacero fue invocada, puede que por la impresión, puede que por miedo. O, como pasó muchas veces, por instinto. Peligro. Había preguntado por Adelaida y por Kit. Y no podíamos contestar a esa pregunta. No a él.

Los nervios me jugaron una mala pasada. No le contesté, ni Kousen tampoco. Rápidamente, alcé mi Llave-Espada contra Andrei.

¡¡Perla!!

Una cándida bola de luz salió disparada hacia Andrei. No era estúpida, lo iba a esquivar, era lo más seguro. Pero.. teníamos una oportunidad para escapar.

Me giré hacia mis compañeros, agarré la mano de Hitori y corrí hacia Fátima y Kousen, dirigiéndome hacia la puerta.

¡¡Vámonos de aquí!! ¡¡Ahora!!
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Re: [Evento Global] OduE: Ruta 4

Notapor Suzume Mizuno » Mar Ago 28, 2012 6:11 pm

Andrei se limitó a responder a las preguntas que se le habían presentado, y Fátima contuvo un prolongado suspiro de alivio. Ni siquiera parecía interesado en ella, lo que le permitía mayor libertad de movimiento. Pensó en salir corriendo de inmediato, pero decidió escuchar las contestaciones por si había algo de información útil.

Se puso tensa al escuchar que, justo en la puerta que había a la espalda del joven había un él. Por una parte se alegró de haber escogido la puerta de la derecha, por otra tragó saliva en un intento de contener su creciente miedo. Quizás aunque intentasen huir, estaban perdidos.

Kousen obedeció y escogió tres cartas, aceptando el reto de Andrei. Y Fátima se preguntó si valía la pena quedarse a esperar. Pero las palabras que pronunció su compañero casi la hicieron apretar los puños de alegría:

Gracias. —declaró, levantándose de su asiento con calma— Eso era lo único que necesitaba saber, pero desafortunadamente no tenemos tiempo para detenernos a mover las cartas.

Acto seguido, Kousen se acercó a ella

Y luego le siguió Nadhia. Fátima respiró con fuerza y agradeció mentalmente que se pusieran de su lado. Sabía perfectamente que sola no habría llegado demasiado lejos.

Sin embargo, todo era demasiado bonito para ser verdad.

¿No había con vosotros dos aprendices más?—preguntó Andrei.

Eso significaba que les habían estado vigilando a su grupo en concreto desde antes de que entraran al castillo. Fátima se estremeció, mezcla de miedo y frustración. ¿Qué se suponía que querían de ellos? ¿Volverles locos? Porque eso era lo que estaban consiguiendo: Fátima estaba asustada, cansada y con un grito atascado en la garganta. Quería gritar, acabar con aquel desagradable juego al que les estaban sometiendo y regresar a Tierra de Partida, a los jardines, y despertarse y descubrir que todo había sido una estúpida pesadilla.

Pero no era una pesadilla, era la realidad, y estaba claro que iban a tener que valerse de sus fuerzas y su inteligencia para salir todos vivos de Bastión Hueco.

Kousen se había quedado paralizado, blanco, al escuchar esta última pregunta. Y Fátima pensó en Ivan, en Adelaida, y deseó que al menos esta última no hubiese decidido seguirles, si no que hubiera ido tras Ivan. Con él y Yuffie, después de la demostración de sus poderes en la lucha contra el camaleón, estaría a salvo al menos.

Fátima intentaba pensar qué hacer, si ignorar su pregunta y marcharse o responder de alguna manera que pudiera poner a salvo a sus compañeros. Pero no sabía cómo.

Entonces, Nadhia, que desde hacía unos minutos parecía tan asustada que de repente fuera a sucumbir a un ataque de histeria, materializó su Llave Espada y apuntó a Andrei.

Fátima notó que le dejaba de latir el corazón.

¡¡Perla!!

Y una bola de luz salió en dirección al joven.

Oh, mierda—musitó Fátima, llevándose las manos a la boca.

Nadhia giró sobre sus talones, tiró de Hitori y se arrojó hacia la entrada frente a la que estaban Fátima y Kousen.

¡¡Vámonos de aquí!! ¡¡Ahora!!

“¡Vamos a morir!” fue lo único que pensó Fátima.

Quizás habrían tenido una oportunidad de salir ilesos. ¡Pero ahora con el ataque seguro que habían hecho enfurecer al chico! Los nervios se apoderaron por un instante de ella y trató de abrir la puerta lo más rápido que pudo, creyendo que de un momento a otro les atacarían por la espalda.

No era racional asustarse de esa manera de una sola persona. Sin embargo, la advertencia de Yuffie resonaba en su mente bien alto y claro. Y, además, Andrei tenía refuerzos tras la otra puerta.

Lo único que podían intentar hacer era aprovechar el escaso tiempo que les había ganado Nadhia y correr.
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Re: [Evento Global] OduE: Ruta 4

Notapor Hitori » Mar Ago 28, 2012 8:49 pm

Una a una, el misterioso joven fue contestando todas las preguntas de los aprendices, mientras la chica que se llevaba mal con Ivan se alejaba del grupo, acercándose a una de las puertas que estaban al otro extremo de la sala.

No sé dónde se encuentra cada persona de este mundo. Ni, mucho menos, a cuál de toda la gente que hoy nos visita te referirás. Pero si tantas ganas tienes de saberlo… —señaló a una de las puertas detrás de él, donde estaba Fátima—. Probablemente él pueda decírtelo. Sin embargo, personalmente, no te lo recomendaría. Nada cambia cuando la suerte ya está echada.

Acto seguido, miró a Kousen, quien seguía sentado a la mesa.

Vaya, vaya, menudo valiente… Mi nombre es Andrei Saavedra, pero eso supongo que no cambia nada, ¿verdad? —hizo una pausa, antes de seguir hablando, para sonreir de un modo extraño. Hitori pensó que quizás aquel hombre no era peligroso— En cuanto a tu pregunta, no hay nada en vuestras Llaves Espada que pueda ser de nuestro interés. Pero puede que te estés acercando al verdadero motivo…

Mientras hablaba, extendía cartas sobre la mesa. Una vez hubo terminado, miró nuevamente a Kousen.

¿Nos sorprenderás con otro alarde de coraje? —preguntó—. Coge tres y colócalas bocabajo en la mesa, sin mirarlas.

El aprendiz le hizo caso, mientras Andrei continuaba contestando. Esta vez, le tocó recibir la respuesta a Hitori.

¿Conocemos? —sonrió— Que yo sepa, aquí sólo estoy yo, y no puedo hablar por otros en su lugar. En cuanto a mí, es la primera vez que lo veo. ¿No parece una figura achatada?

"Aquí sólo estoy yo", había dicho. Sin embargo, decía que detrás de la puerta estaba "él". Y, según Yuffie, eran varios los que se habían hecho con el control del castillo. ¿Acaso ese joven no entraba en el grupo? Y... ¿"él" era humano?
Demasiadas preguntas que Hitori no pudo formular, puesto que Kousen terminó de escoger las cartas y se levantó.

Gracias. —el aprendiz seguía estando tranquilo— Eso era lo único que necesitaba saber, pero desafortunadamente no tenemos tiempo para detenernos a mover las cartas.

S-sí no vas a decirme nada sobre Ragun y los demás, seguiremos nuestra búsqueda —intervino Nadhia, que había estado escuchando en silencio las respuestas. La chica miró a Hitori, y éste se percató de que había algo extraño en su mirada. Era miedo. La joven parecía muy asustada y, de hecho, estaba caminando hacia atrás lentamente.

¿No había con vosotros dos aprendices más? —preguntó entonces Andrei.

P-pues... —quiso decir Hitori, pero fue interrumpido de forma brusca. Todo sucedió de repente, tanto que el chico casi no sabía qué estaba pasando.

Hitori tan sólo pudo escuchar un grito fuerte de Nadhia: "¡¡Perla!!", un destello y un fuerte tirón. Cuando se dio cuenta, estaba corriendo, prácticamente arrastrado por la aprendiz.

¡¡Vámonos de aquí!! ¡¡Ahora!!

¿A d-dónde vamos? —preguntó Hitori como pudo, mientras intentaba correr. Ni siquiera sabía en qué dirección iban, se encontraba aturdido. ¿Por qué huían? ¿Había hecho Andrei algo malo? Hitori no se había dado cuenta de nada, no notaba ninguna intención mala en el misterioso joven. Cierto era que se trataba de alguien muy raro, pero si fuese un enemigo, ¿no les hubiera atacado ya?

Eran demasiadas dudas, y Hitori no entendía nada de lo que sucedía. Se limitó a correr, acompañando a sus compañeros allá donde fueran. De todos modos, Andrei no tenía la respuesta a la pregunta que le traía de cabeza.
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Vanitasmásde8000 y Death escribió:Vanitas: premio lol

Death: Yaaaaay
¿Qué he ganado?

Vanitas: un nada muy bonito .u.

Death: Bieeeeen
¡He ganado un Nada Bonito!
Descripción: No te permite hacer nada. No da ningún tipo de bonus.
Stats: Fuerza +0, Magia +0, Velocidad +0, Defensa +0, Suerte +0

Lee-kun y Death escribió:-Lee-kun:
http://chzmemeafterdark.files.wordpress.com/2012/02/naughty-memes-untitled7.jpg
-Death:
8<
*Your sanity is reaching lowest levels*
-Lee-kun:
Lol xD
Dotho y su miedo por las vaginas
-Death:
u.u
Las vaginas son más terroríficas que cualquier cosa de Amnesia
-Lee-kun:
No, son pestosas
Pero, saben muy bien (????)
-Death:
Y tienen tentáculos
Y echan babas espaciales que corroen cualquier material
Y además, dicen que si tocas una, absorbe tu alma
-Lee-kun:
Lol
http://youtu.be/5ZXreMV3HQY
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Notapor Nell » Mar Ago 28, 2012 11:00 pm

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EspeYuna, Suzume, Kousen, Hitori

Sin apartar la vista de Kousen ni un momento, Andrei había esperado pacientemente a que obedeciera. Luego, bajó la mirada hasta las cartas, sin apenas prestar más atención al chico, que pretendía marcharse con sus compañeros. Ni a sus compañeros, que pronto se pusieron en marcha.

A pesar de que gran parte de los aprendices querían salir corriendo, fue Nadhia la primera en atacar. Lanzó un hechizo Perla a Andrei, ignorando sus indicaciones hacia la siguiente sala, y esperando ganar tiempo mientras huían. El muchacho no se movió del sitio, sino que la magia impactó en un escudo que se materializó frente al joven, haciéndola rebotar hacia el techo, donde se estrelló. Por suerte, salvo unos pequeños pedruscos, éste no se vino abajo.

Por su parte, quienes habían salido escopetados hacia la salida vieron sus intenciones frustradas. La puerta de la calle, al final del largo pasillo, volvía a estar cerrada. No importaba lo que intentaran, pues no cedió ni un ápice. Y no tenía cerradura donde probar la Llave Espada. Si, por otro lado, su intención había sido ir por la puerta de la derecha, encontrarían que el pomo no cedía. Por tanto, la situación seguía siendo la misma, ya que los segundos premiaban para huir rápidamente (cosa que no iba a ser posible...).

Se hubiese quedado alguien en la habitación o no, los que quisieron huir tendrían que regresar por el mismo pasillo. Encontraron a Andrei en la misma posición, levantando nuevamente la vista de las cartas para recibirlos… otra vez. No parecía molesto por el repentino ataque.

Empezando por la extrema izquierda, según la posición de l aprendices, dio la vuelta a la primera carta.

Ésta mostraba la imagen de una mujer, religiosamente vestida con prendas ceremoniales, en cuyo título se leía “La Sacerdotisa”.

Ya veo —comentó Andrei, ensimismado, mientras se cruzaba de brazos—. No esperaba precisamente ésta. Un tipo peculiar, sí. Previsor y con sentido común. No es algo que se suela encontrar con facilidad.Pero, ¿sabiduría? Aún te queda mucho por aprender…

Desveló la siguiente. En esta ocasión, Andrei sonrió, más para sí que para los aprendices. El título de la carta rezaba “La Luna”, pese a que la imagen mostraba de nuevo una mujer, con el astro de fondo.

Una de mis favoritas —aseguró el muchacho—. Advierte de peligro. ¿Aquí y ahora? Puede ser… Pero me interesa más otro de sus significados —arrastró con el dedo la carta hacia Kousen, ignorado a los demás, para que la viera mejor—. Desgracias. Engaños. No es una carta de buenos augurios —volvió a sonreír—. Precaución, Kousen. Alguien más interfiere en esta carta. Puede que lo conozcas, o puede que no. Pero el mensaje está muy claro.

Por último, la carta restante. En esta ocasión, sucedió algo muy peculiar. Cuando Andrei comenzaba a girarla, se le escurrió de los dedos y se desveló por si misma, en posición horizontal. Se trataba de una última mujer, vestida de blanco, cubierta entera, con un claro título: “El Mundo”.

Andrei parecía no caber en sí de gozo. No tocó la carta para colocarla en su posición ideal, sino que la reveló tal y como estaba.

¿Éxito o fracaso? ¿Seguridad o inseguridad? ¿Perfección o imperfección? ¿La vida eterna o… la muerte? —Andrei volvió a mirar a Kousen—. Espero que puedas despejarme estas dudas, Kousen. Parece que harás un papel ejemplar en esta obra.

Recogió las cartas, para guardarlas en un bolsillo. Si pensaban ser los siguientes en la lectura del futuro, habían llegado tarde, pues la sesión taoísta parecía haber terminado.

Pero ten cuidado —advirtió al muchacho, por última vez—. Éstas cartas no sólo muestran tu futuro, sino también el vuestro. Es innegable el hecho de que las decisiones de otras personas terminan por afectarnos a nosotros. Por eso las consecuencias que advierten los naipes no te pasarán desapercibidas, incluso si no las experimentas por ti mismo.

Finalmente, se volvió hacia los demás, a quienes había dejado un tanto olvidados con su conversación con Kousen.

Sinceramente, pensé que encontraría rivales dignos de admirar en esta “pequeña excursión” que os han planeado —admitió Andrei. Parecía decepcionado—. Y, ¿qué veo? Aprendices asustados, recorriendo Bastión Hueco con los pelos de punta, temiendo las sombras de los sincorazón aproximándose a sus débiles corazones… ¿Por qué habríamos de temeros? —formuló la pregunta, de índole retórico, por lo que continuó hablando—. Tendría que haber hecho caso a Diana y no mostrar tanto interés por novatos tan verdes. El mundo acabará con vosotros. Nuestra intervención será puro trámite para que eso ocurra.

Hizo que le castañearon los nudillos, movilizando los dedos.

Maestro —nombró repentinamente Andrei. Sin embargo, más que llamarlo estaba… ¿pidiéndole algo?

Narrador

En esta ocasión, Yuffie no tuvo mucho en qué pensar.

Han desaparecido muchas personas desde que los sincorazón llegaron —explicó—. Pero sólo ocho personas portaban esas llaves tan raras que tenéis vosotros. Las dos que llegaron más tarde… y los seis amos del castillo.

Pese a que no era una información poco trascendental, sin duda, Yuffie no parecía darle ninguna importancia. Señaló al frente, para seguir caminando, mientras bajaban unas últimas escaleras hasta unos jardines más allá, cuyo centro, una fuente, disponía de una estructura de piedra a la que parecía poder accederse.

Sin embargo, aquello no era lo más destacable, sino la Nave Gumi que se escondía como podía, debido a su tamaño, tras ella. Era roja, con detalles amarillos, una cápsula en lo alto, y misiles para las excursiones más peligrosas.

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¡Y allí vamos! ¿Lo ves? ¡La nave está justo enfrente! —señaló Yuffie—. Se llama Highwind. ¿Te gusta?

Pero Ivan no llegó a apreciarla de cerca. Tal y como les había sucedido a algunos de sus compañeros en su forzosa llegada, unas sombras surgieron de sus pies, comenzando a trepar por su cuerpo para engullirle hacia el suelo, hacia la oscuridad. Al darse cuenta, Yuffie corrió hacia él para ayudarle.

Sin embargo, llegó demasiado tarde y su mano se cerró en el aire, donde momentos antes había estado el joven.


Todos

Ivan y Adelaida, que se había quedado atrás a las afueras del castillo, se materializaron en la habitación, junto a sus compañeros, tras haber sido engullidos por las mismas sombras que los habían llevado a Bastión Hueco.

¿Adónde os habíais ido? —preguntó Andrei a los recién llegados, pese a que no parecía muy interesado—. Vuestro lugar está aquí. Dejad a esos infelices pensar que algún día podrán recuperar este lugar.

Se levantó de su silla y se dirigió a la puerta que había señalado previamente a Nadhia. La abrió, quedándose a un lado, y señalando su interior. Pudieron entrever, desde su posición, que se trataba de una estancia muchísimo más amplia, a oscuras, salvo por cuatro velas posicionadas alrededor de un tablero, en el fondo de ésta. Tras él, había alguien, aunque no se le podía ver la cara.

Adelante.







Fecha límite: 1 de septiembre.

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Turnos perdidos: Ueki Expulsado; khsora (2); Axelpower (1); HappyDelice (1); Kousen (1); Deja Abandono; Final Fan (1); Hitori (1); Pharos (1); YuOchiga (3) Expulsado; saxor (3) [Que me mande un PM cuando lea esto].

Ausentes: Mickael, Pharos.

(Aparecer como ausentes quiere decir que habéis avisado de que probablemente no estéis disponibles, por lo que quedáis exentos de postear, aunque no estaría de mal que lo hicierais si podéis, y de castigos hasta vuestro regreso).
Si no aparecéis como ausentes y habéis anunciado vuestra indisposición, avisadme por PM con el link donde lo hicisteis.
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Re: [Evento Global] OduE: Ruta 4

Notapor Soul Artist » Sab Sep 01, 2012 12:33 am

Yuffie no tardó en darme una respuesta a mi pregunta acerca de la gente con más Llaves Espada, pero lo que dijo me chocó. Casi no hubiese decidido oírlo.

Han desaparecido muchas personas desde que los sincorazón llegaron. Pero sólo ocho personas portaban esas llaves tan raras que tenéis vosotros. Las dos que llegaron más tarde… y los seis amos del castillo.

¿Los seis...?

Claro. Claro. Había estado tan ciego a las señales, tan sordo a los avisos. Me llevé la mano al rostro, sorprendido de aquel descubrimiento e intentando asumirlo. Los seis amos del castillo...

"Tres Maestros y cinco aprendices se perdieron al viajar a este mundo."

Todo había sido un montaje. Quitando los dos que mencionaba Yuffie, que por su modo de describirlos debían ser una Maestra y un aprendiz, todos... Todos habían dado la espalda a Tierra de Partida y se habían quedado en el mundo. ¿Pero para qué?

Miré a mi alrededor y lo comprendí. El mundo estaba corrompido, destruido. El hogar de Yuffie y sus compañeros había caído en la oscuridad. ¿Quiénes eran los culpables? ¿Quiénes se adueñaron del mundo y habían traído a todos los aprendices? Ellos. Los traidores de nuestra misión, nuestro castillo. Habían abrazado la oscuridad y la habían alimentado con un manjar destruyéndolo todo a su paso. ¿Y qué mejor modo que entregando Vergel Radiante, el más brillante de todos los mundos del Reino de la Luz?

Me apoyé en la pared más cercana, consternado por aquella información. Como Caballero, habíamos sido atacados donde más nos dolía. Yuffie me dijo algo, pero sus palabras no tenían sentido para mí. Podía notar cómo el alma de miles de personas bañaban aquel mundo, sus calles, su... Espíritu muerto. Fue entonces cuando me di cuenta de en qué clase de lugar estaba, mientras apretaba mis dientes con fuerza y bajaba la mirada, con dos lágrimas recorriéndome las mejillas, buscando un suelo en el que caer muertas.

Mi casa.

No podía evitar acordarme de mi antiguo hogar. Hacía años, muchos años ya que mi mundo fue engullido por la oscuridad... Y que pocos sobrevivimos. Si en Espacio Profundo tan mal lo había pasado era porque no podía evitar sentirme como en aquel fatídico día en el que todo se fue a la mierda. Aunque después me enterase de que el mundo realmente no corría peligro, yo... Quería evitarlo. Quería salvarlo del mismo destino que yo tuve que sufrir, quise ayudar a Fyk y los suyos.

Y aquel era el aspecto de un mundo engullido y corrompido por la oscuridad. Aquel era el ambiente, que ahora me asfixiaba y me dejaba sin aliento. Así era... Mi casa.

"Recuerda, hijo, siembras lo que recoges."

Golpeé con fuerza la pared sobre la que me apoyaba y apreté con más fuerza la mandíbula. ¡Nosotros! ¡Nosotros habíamos hecho aquello! Caballeros de la Llave Espada que habíamos jurado proteger mundos como aquel, pero que buscando el poder, persiguiendo nuestros sueños, nos habíamos corrompido. Recordé mis informes sobre los Sincorazón, recordé el chico al que dejé morir por la oscuridad, y me di cuenta de que yo podría haber sido perfectamente uno de aquellos traidores. ¿Sabían los Maestros de Tierra de Partida algo de todo aquello? ¿Por eso Ronin nos prohibía pisar este mundo? ¿Cómo habíamos podido haber dado la espalda...?

Noté frío a mi alrededor mientras la rabia me invadía. Me acordé del chico emo, Ragun, y su control sobre la oscuridad. ¿Él también lo habría hecho? ¿Habría roto el pacto de los Portadores? Ellos usaron su Llave Espada para provocar todo aquello. ¿Quién me podía asegurar que él no estaría con ellos?

Me di cuenta entonces de que no era frío lo que me estaba rodeando. Sombras de oscuridad habían surgido a mis pies, escalando por mis piernas y tragándome con ellas. Yuffie no tardó en darse cuenta y corrió hacia mí, intentando salvarme de mi destino, a lo que reaccioné igual sin pensar. Pero mi mano no llegó a tocar la suya.

Me perdí en la misma oscuridad que había destruido el mundo.

* * *

Volví a aparecer en una habitación circular, con una mesa en el centro en la que estaba sentado el joven que hacía unos minutos había visto con los demás, que clavaba su mirada en mí. Junto a él estaban todos mis compañeros, observándome atónitos, al igual que yo a ellos.

¿Adónde os habíais ido? —preguntó el chico.

Me llevé las manos a mis mejillas y me limpié las lágrimas de mi cara, intentando ocultar mi dolor y mi rabia. Pero era incapaz. Miré con furia e ira contenida al joven, uno de los llamados amos del castillo. ¿Por qué no revelaba su Llave Espada? ¿Por qué tenía esa actitud tan insoportable con la que me miraba por encima del hombro?

Vuestro lugar está aquí. Dejad a esos infelices pensar que algún día podrán recuperar este lugar.

Aquello fue el colmo. Me levanté lentamente apoyándome en la pared y apretando mi puño con fuerza, sin apartar la vista de él. Se había levantado y se dirigia hacia una gran puerta, la cual abrió para mostrar su interior oscuro y amplio.

Adelante —simplemente nos invitó.

No. Aquello no lo permitiría. Más oscuridad no. Me lancé corriendo hacia el muchacho, provocando que Pichu se bajase de mi hombro de un salto y pretendiendo pillar por sorpresa al chico para agarrarle por la camisa y empujarle contra el marco de la puerta para inmovilizarle y obligarle a hablar.

¡¡Traidor!!

No pensaba, solo actuaba. No era normal en mí, pero aquello me superaba. El recuerdo de gente corriendo, mi padre intentando salvarnos a todos los que podía con la Black Hunter, la oscuridad... No podía creer que alguien fuese capaz de hacer algo así por iniciativa propia. No podía creer que alguien quisiese aquello.

¡Fuisteis vosotros! ¡¡Usasteis vuestras Llaves Espada para hundir este mundo!! —le reproché, esperando alguna reacción por su parte—. ¿Cómo pudisteis...? ¿Es que no os importó nada...?

Mi voz se estaba quebrando, bajando la mirada e intentando contener las lágrimas. Eran demasiadas emociones juntas, demasiado odio que descargar en una sola persona. Odiaba que se me viese tan débil, pero no podía evitarlo.

Y entonces le vi. Por el rabillo del ojo noté que había alguien más allí, una figura que no fui capaz de distinguir. ¿Era alto o bajo? ¿Hombre o mujer? ¿Sentado o de pie? Las cuatro velas de la habitación no me lo dejaban claro, pero el chico de piel oscura no estaba solo. Y su espíritu, su energía... Eran todavía más oscuras.

Solté al joven, aunque no tenía claro si había logrado atacarle, y me giré hacia la misteriosa figura en la oscuridad, dando la espalda a mis compañeros y respirando con dificultad. Las lágrimas de rabia volvieron a brotar en mi rostro, acabando en mis labios y permitiéndome saborearlas. Su poder me atraía prácticamente. Debía ser mucho, muchísimo más fuerte que yo. Pero me dio igual.

Invoqué mi Llave Espada, lleno de ira.

Tú... —le observé directamente—. ¡¡Tú...!!

Me lancé corriendo hacia él, agarrando mi Plasma de Abadón con las dos manos. Los recuerdos de mis últimos meses pasaron rápidamente por mi resquebrajada mente: el niño muerto de Ciudad de Paso. Los Sincorazón de aquel mundo, con Pichu herida. La batalla con Chihiro. Todo, todo había sido por nuestra culpa.

Las lágrimas se perdían en el aire mientras me quedaba sin aliento que respirar al correr. No quería pensar mientras efectuaba aquel ataque.

¡¡Tú destruiste este mundo!!

Y con aquel grito ahogado intenté clavarle mi arma.
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Re: [Evento Global] OduE: Ruta 4

Notapor Kousen » Sab Sep 01, 2012 6:05 am

Encima del temor que me había inundado por haberse dado cuenta de que Ivan y Adelaida no estaban, se me secó la boca con la escena que sucedió: Nadhia levantó su llave espada en dirección a Andrei y le lanzó un hechizo de luz. Antes de poder hacer nada, intentamos salir a toda pastilla de aquel sitio, temiendo la ira del enigmático joven.

Maldito el momento en que se nos ocurrió hacerlo. La puerta estaba cerrada a cal y canto, pues el pomo no quería ceder a nuestros intentos de abrir. Intenté hasta patadas a la puerta, pero esta no cedía lo más mínimo.
Pudimos ver mientras tanto, como el hechizo de Nadhia rebotó inútilmente contra un escudo de energía que rodeaba a Andrei, para estrellarse contra el techo y dejar caer algunos cascotes.
Miramos la puerta de entrada como último recurso, pero para nuestra desgracia, la magia que poseía a aquella habitación fue más rápida que nosotros. Las puertas se cerraron con un portazo, sin dejar forma posible de abrirlas.

Estábamos atrapados como ratones en una jaula. Esperando el momento en que se cansasen de jugar con nosotros.

Andrei no mostró el menor signo de irritación, todo lo contrario. Actuó como si nada de aquello hubiese sucedido y no quitó su vista de mi ni de las cartas, las cuales fue girando lentamente, empezando por la izquierda...

Comprendí exactamente de qué se trataba al ver la figura impresa en la carta. No era ni más ni menos que un mazo del Tarot.

¿Tarot...? ¿Lectura del futuro? — susurré.

Por supuesto. El procedimiento que habíamos llevado a cabo barajando y seleccionando las cartas era exactamente el mismo ritual que se llevaba a cabo al comienzo de estas lecturas del futuro a base de los naipes.
Tal y como una vez leí en uno de los numerosos libros que había devorado en mi ansia de saber y conocer aquello que no comprendía. Siempre había tenido un gusto especial por los temas misticos.

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"Los Arcanos son el medio por el que todo es revelado" — recité, de memoria.

La primera carta no era ni más ni menos que el número III de los Arcanos mayores: "La Sacerdotisa".

Ya veo —Andrei parecía complacido—. No esperaba precisamente ésta. Un tipo peculiar, sí. Previsor y con sentido común. No es algo que se suela encontrar con facilidad.Pero, ¿sabiduría? Aún te queda mucho por aprender…

Y yo entendía tan poco...

Dió la vuelta a la siguiente sin titubear, esbozando una sonrisa. Esta vez se trataba de “La Luna”.

Una de mis favoritas. Advierte de peligro. ¿Aquí y ahora? Puede ser… Pero me interesa más otro de sus significados —Movió la carta para que pudiese verla con más claridad, como si los demás no estuviesen en aquel cuarto—. Desgracias. Engaños. No es una carta de buenos augurios —parecía incluso complacido—. Precaución, Kousen. Alguien más interfiere en esta carta. Puede que lo conozcas, o puede que no. Pero el mensaje está muy claro.

"Peligro". Blanco y en botella, leche. Estábamos en un mundo consumido por la oscuridad, repleto de Sincorazón y encerrados en un castillo con la gente más peligrosa que habíamos visto nunca. Engaños... ¿Qué más pretendes que piense, Andrei?

Finalmente, se dispuso a dar la vuelta a la última carta que concluiría la lectura de futuro. La intriga incluso asomó por mi mente, pero la misma carta pareció sentirla, pues se giró sola en mitad de proceso. No pude contener un gesto de sorpresa al ver de qué se trataba. Nada más y nada menos que “El Mundo”, XXI.

La última carta de la baraja, simbolizaba el final del viaje de la primera y número 0, "El Loco". La conclusión de su viaje través de la vida, mientras que las otras cartas eran los acontecimientos que sucedían, las fases.

Andrei estaba extasiado por el resultado. Dejó la carta en la posición que ella misma había tomado.

¿Éxito o fracaso? ¿Seguridad o inseguridad? ¿Perfección o imperfección? ¿La vida eterna o… la muerte? —Me miró fijamente, parecía incluso emocionado—. Espero que puedas despejarme estas dudas, Kousen. Parece que harás un papel ejemplar en esta obra.

Por fin, dió por concluida la lectura y recogió los Arcanos, guardándolos en su bolsillo.

Pero ten cuidado —avisó, de forma enigmática—. Éstas cartas no sólo muestran tu futuro, sino también el vuestro. Es innegable el hecho de que las decisiones de otras personas terminan por afectarnos a nosotros. Por eso las consecuencias que advierten los naipes no te pasarán desapercibidas, incluso si no las experimentas por ti mismo.

Nuestro futuro está atado, de eso no hay ninguna duda... no hace falta que me lo digas. — respondí.

Justo después de estas palabras, por fin pareció dar importancia de nuevo a la presencia de los demás.

Sinceramente, pensé que encontraría rivales dignos de admirar —confesó —. Y, ¿qué veo? Aprendices asustados, recorriendo Bastión Hueco con los pelos de punta, temiendo las sombras de los sincorazón aproximándose a sus débiles corazones… ¿Por qué habríamos de temeros?. Tendría que haber hecho caso a Diana y no mostrar tanto interés por novatos tan verdes. El mundo acabará con vosotros. Nuestra intervención será puro trámite para que eso ocurra.

Apreté los puños. Solo nos estaban tratando como si fuésemos unos míseros insectos por los que no había que preocuparse. Era cierto que ellos parecían ser mucho más poderosos que nosotros, unos simples aprendices, pero...

Maestro —dijo, de repente.

Lo que ocurrió a continuación fue como poco, escalofriante. Las sombras parecieron cobrar vida bajo la voz de Andrei y escupieron a Ivan y Adelaida junto a nosotros. Lo mismo que nos trajo a todos a la plaza.

Ivan se llevó las manos a la cara, apretando los dientes con furia. ¿Estaba llorando...?

Vuestro lugar está aquí. Dejad a esos infelices pensar que algún día podrán recuperar este lugar. — afirmó, inmune a la mirada de pura furia que le estaba dirigiendo el joven.

Se alzó de su asiento y dio unos pasos hacia la puerta que dijo antes, abriéndola de par en par. Realmente, al otro lado de ella había alguien... pero no se distinguía quién.

Adelante

Ivan salió disparado de repente hacia él, dejando a todo el mundo con el corazón en un puño. Yo no sentía más miedo, si no... determinación. No era rabia, pero la lectura de futuro, unida al modo en que nos había descrito como una especie de insectos.

No seremos tan fuertes como los maestros, pero luchamos por una causa. — dije, intentando infundir algo de aquella sensación a mis compañeros — Y por mucho que intentéis que nos desesperemos, no pienso hacerlo. No voy a rendirme tan fácilmente... aún tengo una razón para seguir adelante.

¡¡Traidor!!— gritó Ivan, a todo pulmón. —¡Fuisteis vosotros! ¡¡Usasteis vuestras Llaves Espada para hundir este mundo!!. ¿Cómo pudisteis...? ¿Es que no os importó nada...?

Aquella frase me sentó como un cubo de agua fría derramado directamente sobre mi cuello. ¿Ellos? ¡¿Llaves Espada?!
Por eso no estaban interesandos en las nuestras... Ellos también eran todos portadores, pero en lugar de luchar por la luz como nosotros... le habían dado la espalda y se inclinaron al lado de la Oscuridad. Si bien es cierto que el portador decide qué hace con la Llave Espada... ¿De verdad había gente capaz de semejante atrocidad?

Ivan entonces dejó de fijarse en Andrei. Se alejó mirando fijamente a la figura oculta en sombra... rezumaba una sensación terrible desde aquella penumbra. La oscuridad flotaba en el ambiente ¿Era él o simplemente la sensación del castillo, que el miedo nublaba?

Ivan respiraba entrecortadamente. Se le escapaban las lágrimas. Una ira sin control le estaba invadiendo completamente, impidiéndole pensar con claridad. ¿Qué había descubierto para estar en semejante estado, una persona con una actitud tan fría? Temía que fuese a cometer una locura en aquel estado.

Odio. Ira. Era fácil dejarse llevar tras descubrir algo horrible y tortuoso para nuestros recuerdos... pero aquello solo llevaba a más Oscuridad. No podía ser... ¿Aquello pretendían?

Tú... —gruñó con una voz quebrada—. ¡¡Tú...!!

Ya invocaba su Llave Espada, se lanzó en contra de aquella persona.

¡¡Tú destruiste este mundo!!

¡¡Ivan!! ¡¡NO!! — grité con todas mis fuerzas, corriendo a intentar detenerle — ¡No dejes que la ira te ciegue! ¡¡Solo estás cayendo en sus garras!!

Invoqué inmediatamente la Cadena del Reino, que apareció en mi mano sin haber perdido el fulgor anterior. Estaba caliente, pero no provocaba dolor al tacto.

No iba a llegar a tiempo...
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"La skin Iceberg del foro es como la Duquesa de Alba, nos va a enterrar a todos."

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Re: [Evento Global] OduE: Ruta 4

Notapor EspeYuna » Sab Sep 01, 2012 12:52 pm

Fui inútil. La puerta a la que nos dirigimos en un primer intento para escapar estaba cerrada a cal y canto. Y antes de que pudiésemos huir por cualquier otra de ellas, éstas se cerraron de un portazo, por obra de magia que ni yo lograba entender en aquel momento.

Estábamos atrapados. Estaba atrapada. Y, por mi culpa, seguramente ese tal Andrei estuviese furioso por mi comportamiento... tenía miedo. En la misma sala, mis rodillas cedieron y caí, temblando, tiritando. Tenía frío, todo lo veía de un color tétrico. ¿Qué me pasaba?

Ni siquiera pude comprender con claridad lo que Andrei hacía mientras conversaba de nuevo con... ¿Kousen? Su voz se oía lejana, grave, como si de repente me invadiese un sueño que, aunque apetecible, luchaba contra él para intentar sentir lo que ocurría a mi alrededor... ¿perder el conocimiento en un lugar como aquel? ¡Sería mi perdición!

Y ya no miraba por todos. Sino por mí. En Espacio Profundo, puede que pensase que aquel iba a ser mi final, pero la oscuridad no me consumió de aquel modo. Esa ansiedad, esa dificultad para respirar... me ahogaba en mi propio pavor, no era como cuando Chihiro ejerció aquel conjuro tan poderoso sobre nosotros. Aquello era diferente. Y, a pesar de que Andrei estuviese allí, él no era quien lo estaba ejerciendo sobre mí. ¿El castillo? No...

No. Era yo. Yo misma me estaba consumiendo. Por eso recaía tanto, me hacía sentir impotente, débil... era mi oscuridad. La mía propia. Por eso me afectaba más que a cualquier otro. ¿Qué aspecto tendría en aquel momento para los demás? Cualquiera pensaría que estaba en trance, en shock.

Quería... salir de allí. ¿Por qué seguí a Kit? ¿Por qué...? ¿¡Por qué!?

No me daba cuenta de que estaba llorando de forma alarmante. Las gotas refrescaron mi rostro, encendido por unas mejillas calientes pero... frías a la vez.

Puede que sonase infantil, pero... en ese momento, me acordé de mi familia. De mi padre, Dan, el viejo Sendh...

Mamá... quería abrazarla. Todo me daba miedo en aquellos instantes, como una pesadilla nocturna en la Villa hace muchos años, cuando todavía no era capaz de sostener una espada de goma-espuma. Mi madre me abrazaba, me acariciaba el pelo y me dormía mientras me tarareaba una canción.

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Pero no recordé el rostro de mi madre. No... era otra mujer, hermosa como ella, pero con un cabello, un rostro... unos ojos diferentes... que entonaba una canción. Tan hermosa... quería quedarme con esa mujer. Y entonces fue cuando la escuché. Otra persona cantaba... una niña.

Bum bum, bum bum

¡¡Traidor!!

¡No... no te vayas!

Pero fue inútil. La bella mujer desapareció, dejándome sola... y trayéndome de vuelta a la realidad. Alcé la mirada.

¿Kit?

Y Adelaida también... ¿cómo...? ¿Por qué?

El miedo se apoderó de nuevo de mí cuando vi como Kit intentaba atacar a Andrei. Con los ojos cubiertos de lágrimas, una ira que explotaba en su rostro y su reacción. Pero algo le llamó la atención. Dirigí mi mirada hacia donde sus ojos se centraron... y allí... había alguien. Una punzada de dolor atravesó de nuevo mi costado. Pero no. No era por el broche de plata. No era por mi propia oscuridad en aquel momento. ¿Quién era? ¿Ese aura...? ¿Eso era la absoluta oscuridad?

No... no puedo... respirar...

¡¡Tú destruiste este mundo!!

Kit se lanzó con su Llave-Espada a por aquel enigmático ser.

Kousen fue en su ayuda, pude oír su voz, acompañada de leves rugidos, intentando pararle antes de que fuese demasiado tarde.

Por favor... que alguien nos ayude...

No lo soporto más

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Re: [Evento Global] OduE: Ruta 4

Notapor Hitori » Sab Sep 01, 2012 4:48 pm

Tras correr a lo largo del tétrico y oscuro pasillo, los aprendices llegaron a la puerta por donde habían entrado. Ésta se encontraba completamente cerrada, y no parecía que pudiesen abrirla por ningún método.

¿P-pero qué pasa...? ¿Por qué huimos? —pudo preguntar finalmente Hitori, mientras recuperaba el aliento.

Al ver que no podían salir, el grupo de aprendices retornó a la sala donde Andrei esperaba pacientemente, todavía sentado frente a las cartas. No se había inmutado, ni parecía enfadado por el hechizo que Nadhia le había lanzado. ¿Tan comprensivo era aquel joven? La imagen de Hitori de él no hacía más que mejorar, le resultaba imposible que a sus compañeros les diese miedo o le viesen como un enemigo.

Entonces, Andrei comenzó a girar las cartas.

Ya veo —dijo, al darle la vuelta a la primera, que mostraba "La Sacerdotisa"—. No esperaba precisamente ésta. Un tipo peculiar, sí. Previsor y con sentido común. No es algo que se suela encontrar con facilidad.Pero, ¿sabiduría? Aún te queda mucho por aprender…

Hitori no sabía a quién se refería. ¿Era a Kousen, quien había escogido las cartas, o a todos los presentes? De cualquier modo, incluso Hitori se dio por aludido en cierto modo. No se consideraba previsor, ni con sentido común, pero... sí era cierto que desconocía muchas cosas. De alguna manera, todo lo que veía a lo largo de su camino le parecía nuevo y, a la vez, ya conocido.

Andrei giró la siguiente carta, llamada "La Luna"

Una de mis favoritas. Advierte de peligro. ¿Aquí y ahora? Puede ser… Pero me interesa más otro de sus significados —le acercó la carta a Kousen—. Desgracias. Engaños. No es una carta de buenos augurios. Precaución, Kousen. Alguien más interfiere en esta carta. Puede que lo conozcas, o puede que no. Pero el mensaje está muy claro.

¿Engaños? ¿Alguien pensaba traicionarles? Aunque en aquella ocasión, el mensaje sí parecía dirigido a su compañero. ¿A qué se refería Andrei?

Finalmente, el joven giró la última carta: "El Mundo". Esto le hizo sonreír ampliamente, como si estuviese satisfecho por el resultado de las cartas.

¿Éxito o fracaso? ¿Seguridad o inseguridad? ¿Perfección o imperfección? ¿La vida eterna o… la muerte? Espero que puedas despejarme estas dudas, Kousen. Parece que harás un papel ejemplar en esta obra.

Tras guardar las cartas, añadió algo más, dirigiéndose a todos los aprendices.

Pero ten cuidado. Éstas cartas no sólo muestran tu futuro, sino también el vuestro. Es innegable el hecho de que las decisiones de otras personas terminan por afectarnos a nosotros. Por eso las consecuencias que advierten los naipes no te pasarán desapercibidas, incluso si no las experimentas por ti mismo.

Nuestro futuro está atado, de eso no hay ninguna duda... no hace falta que me lo digas —dijo Kousen, convencido de ello.

Se hizo un pequeño silencio, en el cual Hitori pensó en la razón de aquello. ¿Quizás Andrei quería ayudarles? Mostrarles su futuro no podía tener otra razón de ser, lo más probable era eso.

Sinceramente, pensé que encontraría rivales dignos de admirar en esta “pequeña excursión” que os han planeado —Hitori levantó la mirada de golpe, dirigiendo sus ojos a los de Andrei. ¿Rivales...?—. Y, ¿qué veo? Aprendices asustados, recorriendo Bastión Hueco con los pelos de punta, temiendo las sombras de los sincorazón aproximándose a sus débiles corazones… ¿Por qué habríamos de temeros?

"No... no puede ser..."

Tendría que haber hecho caso a Diana y no mostrar tanto interés por novatos tan verdes. El mundo acabará con vosotros. Nuestra intervención será puro trámite para que eso ocurra.

"Tiene que ser mentira... Él no es mala persona. Yo... confiaba en que nos estaba ayudando..."

Maestro —llamó.

Acto seguido, Ivan y Adelaida aparecieron, cubiertos por las sombras. ¿Por qué estaban allí?

¿Adónde os habíais ido? —preguntó Andrei—. Vuestro lugar está aquí. Dejad a esos infelices pensar que algún día podrán recuperar este lugar.

Hitori miró a Kit. Éste tenía una expresión extraña en su rostro, que nunca había visto en su compañero. Era... odio. Rabia y dolor. Parecía estar llorando.

¿Kit...?

Andrei se levantó de su silla y se dirigió a la puerta donde antes habían estado sus compañeros, abriéndola y dejando ver su interior, donde había alguien más.

Adelante.

No... —susurró Hitori, consternado. ¿Por qué alguien en quien había confiado era en realidad su enemigo? Le había dado tan buena impresión, tan buenas vibraciones... Hitori estaba tan equivocado.

"Vaya, así que te han engañado"

Un ligero pitido en su cabeza. Él volvía a contactar con el aprendiz.

¿Me estabas vigilando todo este tiempo...? —preguntó Hitori, en su mente.

"Nah. No te creas tan importante. Pero, ¿sabes? Sé lo que estás haciendo a cada momento —para mi desgracia— y me pareció curioso verte en esta situación. ¿Qué se siente al ser tan ingenuo y crédulo? ¿Al confiar en alguien ciegamente y que te traicione?"

Hitori no contestó a ello. Escuchó unos gritos, pero no les prestó demasiada atención.

"Tsk, ni siquiera sabes qué pensar. Deberías tener tu mente en orden antes de meterte a aprendiz. ¿O es que ahora los Maestros cogen también a desequilibrados mentales?"

Se estaba burlando de él, pero Hitori seguía sin contestar. Realmente, no sabía qué pensar en aquel momento, su mente estaba en shock. ¿Por qué le afectaba tanto...?

"Eso digo yo. ¿Por qué te afecta tanto, si ese tío sólo es un desconocido? Piénsalo. Habrá ALGUNA razón para ello. Y eh, no te quejes, que por una vez te ayudo y todo."

Antes de cortar la conexión mental, rió a carcajadas. Hitori, por su parte, siguió sin hacer nada, mirando al suelo. No sabía si sus compañeros estaban luchando o no, por lo que comprobó si así era.

Kit se había lanzado a por el misterioso sujeto que estaba en la otra sala. Kousen le llamaba para evitarlo, pero Ivan no parecía dispuesto a detenerse. ¿Qué había sucedido mientras Hitori hablaba con el encapuchado?

De cualquier modo, el chico permaneció quieto en el sitio, sin moverse ni un ápice. Bajó de nuevo la mirada y la clavó en sus pies.

Yo no debería ser un aprendiz. No debería estar aquí, ni haber salido jamás de mi pueblo —murmuró—. No debería tener la Llave Espada. ¿Por qué Akio me escogió a mí? Sólo soy... un inútil. ¿Verdad, papá?
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No, son pestosas
Pero, saben muy bien (????)
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Y echan babas espaciales que corroen cualquier material
Y además, dicen que si tocas una, absorbe tu alma
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Re: [Evento Global] OduE: Ruta 4

Notapor Suzume Mizuno » Sab Sep 01, 2012 6:34 pm

Fátima forcejeó con la puerta intentando abrirla, sin resultado, y maldijo con todas sus fuerzas.
Se dio la vuelta, en guardia con la Llave Espada, preparada para defenderse como fuera en caso de que Andrei les atacara.

Pero, para su asombro, y sincero alivio, no lo hizo.

Es más, comenzó a leer el futuro de Kousen. Mientras escuchaba, Fátima se esforzó por pensar, por entender. Porque no comprendía qué estaba ocurriendo allí. Quizás Andrei estaba buscando una nueva forma de intimidarles con el tarot. Fátima nunca había creído demasiado en esas profecías, “patrañas” como solía decir con cierto tono despectivo, acostumbrada a videntes que ejercían su trabajo en la calle a cambio de una pequeña fortuna. Estafadores, gente que se las apañaba con mentiras para sobrevivir.

Claro que desde que la Llave Espada llegó a sus manos todo había cambiado. Pero en cualquier caso cerró su mente a lo que estaba diciendo Andrei, aunque escuchó claramente sus palabras, para no dejarse influenciar por su enemigo, que no parecía tener intenciones de dejarles salir. Solo esperaba que Kousen no se creyera lo que le estaba diciendo Andrei.

El joven se guardó las cartas y les miró, dándole una última advertencia a Kousen, y también a los demás.

Sinceramente, pensé que encontraría rivales dignos de admirar —Andrei se mostró decepcionado—. Y, ¿qué veo? Aprendices asustados, recorriendo Bastión Hueco con los pelos de punta, temiendo las sombras de los sincorazón aproximándose a sus débiles corazones… ¿Por qué habríamos de temeros?—aquello indignó considerablemente a Fátima. No entendía qué esperaba Andrei si habían abducido a chavales que incluso no habían peleado nunca contra los Sincorazón, llevándolos a un mundo donde estaban reunidos a miles los más poderosos. Abrió la boca, dispuesta a interrumpirle con brusquedad. Sin embargo, consiguió dominarse en el último momento y se forzó a mantener la calma. No quería perder los nervios como lo había hecho antes. Necesitaba tener sangre fría — Tendría que haber hecho caso a Diana y no mostrar tanto interés por novatos tan verdes. El mundo acabará con vosotros. Nuestra intervención será puro trámite para que eso ocurra.

Que les insultara cuanto quisiera, a Fátima no le interesaba resultarle “útil” a aquel chico. Pero a su vez le preocupaba lo que podrían hacer con ellos cuando decidiera que no les resultaban necesarios. ¿Les dejarían ir a su suerte? ¿O se encargarían de deshacerse de ellos, como podía haber dado a entender Andrei en su última frase?

Se estremeció y reafirmó su agarre en torno a la empuñadura de su Llave Espada.

Y entonces, Andrei dijo:

¿Maestro?

Pocos instantes después, Ivan y Adelaida se encontraron entre ello, vomitados por sombras de oscuridad.

¿A dónde os habíais ido? —inquirió Andrei casi con desinterés—. Vuestro lugar está aquí!! —Fátima, en cuanto superó la sorpresa de ver que sus compañeros habían sido arrastrados con ellos, y de ver que Ivan estaba llorando, volvió con brusquedad la cabeza en dirección a Andrei—. Dejad a esos infelices pensar que algún día podrán recuperar este lugar.

El joven se incorporó, encaminándose hacia la puerta que había a sus espaldas. Fátima se puso lívida: ¿no era allí donde estaba la otra persona, ese él?

Contempló, sin atreverse a respirar, cómo Andrei la abría. Después el joven se echó a un lado y les invitó a entrar con un gesto.

Fátima entrecerró los ojos, intentando ver con más claridad. Parecía ser que al otro lado había una gran sala, pero no alcanzaba a imaginar las dimensiones debido a que estaba casi completamente a oscuras. Había cuatro velas que iluminaban tenuemente la figura de una persona, sin llegar a permitir que se le distinguiera el rostro.

Adelante.

Antes de que nadie pudiera reaccionar, Ivan se abalanzó sobre Andrei, fuera de control

¡¡Traidor!!—rugió—.¡Fuisteis vosotros! ¡¡Usasteis vuestras Llaves Espada para hundir este mundo!! —los ojos de Fátima se abrieron desmesuradamente: ¿de qué estaba hablando?—. ¿Cómo pudisteis...? ¿Es que no os importó nada...?

Entonces se encaró a la persona que había al otro lado de la puerta. El corazón de Fátima dio un vuelco.

“No pretenderá…”

Tú... . ¡¡Tú...!!

“Oh, no”.

¡¡Tú destruiste este mundo!!

Y se arrojó contra él, enarbolando la Llave Espada.

¡¡Ivan!! ¡¡NO!! —exclamó Kousen— ¡No dejes que la ira te ciegue! ¡¡Solo estás cayendo en sus garras!!

Todo alrededor de Fátima era un caos. Nadhia parecía estar a punto de venirse abajo, Hitori hablaba para sí mismo, Adelaida no reaccionaba y nadie más que Kousen parecía dispuesto a hacer nada.

Sin pensárselo dos veces se lanzó tras ellos, dispuesta a echarle una mano a Kousen. Ya no pensaba en lo que les pudieran querer hacer la figura desconocida o Andrei. Su mente estaba centrada en que, aunque no consiguieran detener a tiempo a Ivan, al imbécil de Ivan, al menos podrían intentar defenderlo en caso de que el desconocido le devolviera el ataque. Pero tenía la intuición de que el ataque del chico iba a ser repelido, como lo había sido el de Nadhia. Así que Fátima deseó con intensidad en su fuero interno que, en ese caso, entre ella y Kousen pudieran mantenerle bajo control.
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Re: [Evento Global] OduE: Ruta 4

Notapor Nell » Sab Sep 01, 2012 10:33 pm

Probablemente, nadie se esperaba la repentina reacción de Ivan, ni siquiera Andrei, a quien el muchacho empujó hasta la puerta. A pesar del acorralamiento, no se acobardó, sino que miró seriamente al aprendiz que luchaba internamente por darles sentido a ese caos de sentimientos.

Sin embargo, antes de que Andrei pudiese hacer nada, Ivan fijó una nueva víctima: la persona entre la oscuridad. Se lanzó a por él, haciendo reaccionar a Kousen y Fátima, que intentaron detenerlo. Éstos dos últimos se dieron cuenta de que les sería imposible pararlo, ya que Ivan estaba en unas mejores condiciones físicas, y ellos no habían podido prever el movimiento. Sólo quedaba ver qué pasaría cuando se enfrentase a él.

¿Destruir? —sonrió Andrei, para quienes pudieran oírle—. Más bien lo hemos redecorado a nuestro gusto.

Ivan estaba a apenas un metro de la mesa (al suficiente para apreciar, entre tanta oscuridad, que había formas extrañas sobre ella) cuando una potente ráfaga de viento lo echó atrás, llevándose consigo también a quienes le habían seguido, terminando los tres estampados contra la pared. El desconocido, que no parecía haberse ni inmutado, respondió con una simple palabra:

Patético.

En la otra sala, Andrei empezó a sacudirse los puntos en la camiseta que Ivan le había tocado, como si éste hubiese desarreglado su aspecto.

¿Acaso no os lo dije? —les recriminó—. Estáis aún demasiado verdes. Pero, si bien vuestras habilidades son mediocres, quién sabe lo que esconden vuestros corazones… —murmuró.

Volvían a estar en la misma situación que antes. Ya fuera en una habitación u otra, indudablemente, aquellos eran sus enemigos, fuertes y desconocidos. Y, seguramente, los culpables de todo.






Fecha límite: 6 de septiembre.

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(Aparecer como ausentes quiere decir que habéis avisado de que probablemente no estéis disponibles, por lo que quedáis exentos de postear, aunque no estaría de mal que lo hicierais si podéis, y de castigos hasta vuestro regreso).
Si no aparecéis como ausentes y habéis anunciado vuestra indisposición, avisadme por PM con el link donde lo hicisteis.
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Re: [Evento Global] OduE: Ruta 4

Notapor Kousen » Dom Sep 02, 2012 6:34 am

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Aviso y me disculpo por el tocho-post que voy a poner, pero es la oportunidad perfecta


No fui el único que intentó frenar el avance de Ivan, sino que Fátima apareció corriendo a poca distancia de mi, también dispuesta a detener la locura que estaba a punto de cometer. Los demás se quedaron inmóviles, no sé si por miedo o simplemente estaban completamente inmersos en sus pensamientos después de todo lo que había sido dicho en pocos minutos.
Tal y como me esperaba, nuestro encuentro fue en vano. Ivan no solo había reaccionado antes que nosotros, sino que los frutos de su entrenamiento estaban mucho más que claros, pues se movía más rápido.

¿Destruir? — Escuché a Andrei—. Más bien lo hemos redecorado a nuestro gusto.

Lo que sucedió a continuación fue muy rápido. Nada más dar unos pasos hacia la mesa, una potentísima corriente de viento invadió la habitación, haciendo que las llamas de las velas se agitasen con violencia pero sin llegar a apagarse. Aquella fuerza invisible lazó a Ivan por los aires, y después de él fuimos nosotros quienes salimos volando.
Atravesando la habitación como una exhalación, aquella ráfaga nos estampó contra la pared con gran violencia, haciendo que viese un flash de luz blanco y se me escapase un sonoro quejido por el dolor.

Patético.— susurró la voz de aquel que estaba sentado.

Lentamente, la presión de la corriente cesó y la gravedad hizo los honores de despegarnos de la pared. Me estaba precipitando hacia el suelo, mi cuerpo atontado e incapaz de moverse, y además se me nublaba la vista cada vez más. Lo último que pude ver fue la figura que nos había repelido y como a mi lado, Ivan y Fátima también se desprendían de la pared... luego todo se volvió negro.

¿Eso es todo lo que podemos hacer? ¿Hasta aquí hemos llegado?

Luego todo se apagó, hasta mis propios pensamientos. No había más que oscuridad y silencio... el olvido del dolor de mi cuerpo y las sensaciones que se apoderaron de mí en aquel castillo, todo se desvaneció.

Pero una cálida luz rompió al abrazo de aquel lugar oscuro. Primero un simple destello, que fue creciendo hasta rodearlo todo como el movimiento de las ondas en el agua.
A continuación vino una imagen. El cielo, de un color inusualmente cálido lo rodeaba todo, y pétalos de flores eran transportados grácilmente por el viento, provenientes de unos jardines que lo rodeaban todo. Entonces el sonido de la brisa moviendo las plantas quedó en segundo plano, pues una voz muy dulce comenzó a entonar una melodía.

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El tono de aquella canción era precioso. ¿Estaba cantando una nana? Solo podía distinguir la silueta de una mujer, mucho más grande que yo, pero la luz del sol me impedía verla con claridad.
Mi vista giró por toda la plaza, las casas y unas grandes fuentes de agua alzándose sobre ella... y sobre una colina, un majestuoso y brillante castillo.

Abrí los ojos de golpe, despertando de aquel sueño. Aquella plaza la había visto antes... aunque en un estado mucho más deplorable y arruinada por la oscuridad. Era la plaza de Bastión Hueco, pero muy distinta a la que había conocido.

Alcé la cabeza para sentarme en lugar de permanecer tumbado, con las manos en la cara, aún intentando comprender qué había sido aquel sueño. Cuando por fin aparté las manos para enfrentarme a aquella silueta que nos había atacado, pude ver que ya no estaba en la habitación, ni tampoco en Bastión Hueco.

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En mitad de un enorme vacío oscuro, unas extrañas nubes se arremolinaban y cubrían todo hasta donde alcanzaba la vista. La única fuente de luz y el lugar sólido donde me encontraba era un solitario pilar que se alzaba en la mitad de la nada, y portaba sobre el una gran vidriera de distintos colores.
Me puse de pie para poder apreciar con claridad el dibujo y explorar aquel sitio, y para mi sorpresa, aquella ventana de cristales formaba mi propia imagen, durmiente y rodeada de formas geométricas.

No temas.

Aquella voz resonó por todo el lugar, pero procedente de ninguna parte. La misma que tantas otras veces me había guiado misteriosamente.

La oscuridad no te ha devorado — afirmó — Tu corazón está a salvo.

Di un par de pasos sobre el vidrio.

¿Qué ha sido esa ilusión? — pregunté al infinito —¿Me la has mostrado tú?

Lo que has visto no ha sido otra cosa que un recuerdo, enterrado aquí, en lo más profundo de tu corazón. — respondió con sinceridad — Sin embargo, solo tú puedes saber la razón y naturaleza de este.

Así que estaba de alguna forma en una representación de mi corazón, pero ¿Un recuerdo mío? Imposible, yo jamás había estado en Bastión Hueco antes, y mucho menos antes de que cayese en la oscuridad... siempre había estado en las Islas del Destino. Desde que...

No. Yo no había nacido en aquel mundo...

Ahora. — continuó — Quiero que me cuentes más de tí... ¿Ya has elegido tu camino? Esa precisa razón por la que continúas, aquello que te da fuerzas.

Yo... He llegado hasta aquí por una razón... — dije automáticamente, asimilando aquel sueño — Quiero ver que hay ahí fuera. Conocer el mundo, desde siempre.

El silencio se hizo durante unos segundos, con el eco de mi voz aún resonando un poco.

Ya veo. — dijo la voz — Permíteme probar la fuerza de tu determinación.

De repente, una pequeña luz se encendió a unos metros de altura, dándome de lleno. Esta se fue acercando, y consecuentemente, mi sombra se proyectó mas lejos sobre la superficie de la vidriera.
Me giré a observarla y se me heló la sangre al ver lo que sucedió. La sombra se volvió cada vez más oscura, y finalmente tomó consistencia como un líquido espero y negro, del que surgió una forma humana... esta fue definiéndose mientras aquella pegajosa oscuridad se deformaba, hasta que finalmente cobró un aspecto final.

Me hallaba ante un reflejo exacto de mi cuerpo, de un color negro azabache y que, al alzar la cara, fijó dos brillantes ojos amarillos directamente en mí.

Lucha. Defiende tu determinación, y el poder que te da. — declaró la voz.

Aquella sombra se lanzó directamente a atacarme, alzando dos afiladas garras en lugar de usar ningún tipo de arma. Alarmado, alargué el brazo para invocar mi Llave Espada.

La Cadena del Reino no venía.

Asustado, empecé a esquivar los zarpazos y ataques de aquella cosa. La magia tampoco funcionaba, así que empecé a correr con toda mi alma, huyendo de aquella siniestra forma de mí mismo... pero era mucho más rápida. Un par de ataques me rozaron la ropa, dejándome claro que no podía huir, ni mucho esconderme o ignorarla.

Ese es tu poder. — sentenció el vacío — Con esa determinación no puedes defenderte ni a ti mismo, flaquea demasiado. Si de verdad algo en tí te guía, te dará fuerza.

Finalmente, el ente me tenía donde quería. Había logrado acorralarme cerca del filo de la plataforma, y no había escapatoria... semejante caida a la nada sería mi fin.

Dime, ¿Qué es lo que más temes? —.

Lo que más miedo me daba en aquel momento era precisamente lo que tenía delante. Aquella oscuridad nacida de mí mismo me tenía al borde de la muerte, sudando de puro temor.
Pero una vez lo pensé, no era aquello. Imaginé a todos mis compañeros, aquella gente con la que había congeniado, tirados en el suelo de Bastión Hueco, muertos, asesinados por aquellos que nos habían atraído hasta aquel lugar. Hitori, Ivan, Fátima, Nadhia, Adelaida...
¡No podía perder el tiempo en esto, sintiendo pena de mí mismo!
Tenía que volver a su lado, salir todos de aquel infierno, hacer todo lo posible por ayudarlos. ¡Como fuese!

Era todo o nada. Me enfrenté a la sombra, corriendo hacia ella a la vez que pensaba en ello.

¡Desaparece! — grité con todas mis fuerzas.

En lugar de una Llave Espada, una masa de luz había tomado forma en mis manos, asemejándose a la hoja de una espada, con la cual estaba atravesando a aquel ser. La sombra se retorció de dolor mientras la luz crecía, y finalmente desapareció sin dejar rastro alguno.

Has obtenido el poder de luchar. Por fin le has dado forma a la fuerza que siempre ha yacido en tí, para poder usarla en tu bien y el de otros — la voz volvió a hablar, complacida — Ahora sí has decido tu camino.

La luz seguía allí, flotando sobre el centro de la plataforma. Entendí que me estaba esperando, así que avancé tras ella.

Ahora, Despierta. Vuelve junto a quienes te dan su poder, y juntos...

Abrid la puerta. — dijimos, ambos a la vez.

Cuando dije esta frase, ya estaba otra vez en la misma habitación de Bastión Hueco. De alguna forma, me había levantado solo y estaba alzando la Llave Espada horizontalmente delante de mí.

Al decir estas palabras, el arma asimiló todo el fulgor que había estado emitiendo desde hace mucho tiempo, y empezó a resquebrajarse. Por las numerosas grietas escapaban rayos de luz, que se multiplicaban cada vez más. Finalmente, un estallido de luz acompañado de un ruido metálico me cegó.

Cuando abrí los ojos, ya no estaba sujetando la conocida Cadena del Reino. Mi llave acababa de cambiar.

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El camino estaba decidido.
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Re: [Evento Global] OduE: Ruta 4

Notapor Hitori » Lun Sep 03, 2012 6:34 pm

De repente, todo sucedía muy despacio. Hitori, quien había levantado la mirada del suelo, veía con detalle todo lo que sucedía a su alrededor. Ivan, corriendo hacia quien estaba en las sombras. Kousen tras él, intentando evitarlo. Ambos gritaban, sufrían, luchaban por aquello que deseaban proteger. Incluso la chica que se llevaba mal con Kit iba tras él, intentando evitar que se dirigiese a una muerte segura.

¿Destruir? —dijo una voz lejana, apagada para el oído de Hitori. La voz de Andrei. El aprendiz dirigió su mirada lentamente hacia éste, quien sonreía—. Más bien lo hemos redecorado a nuestro gusto.

He sido un ingenuo —pensó el chico—. He confiado en alguien... no, en el enemigo, sólo porque se mostraba amable. Tan sólo porque no nos atacó desde un principio...

Parpadeó. Lentamente dirigió la mirada hacia sus otras dos compañeras: Nadhia y Adelaida. ¿Qué harían ellas? ¿Luchar? ¿Quedarse rezagadas, tal como estaba haciendo él mismo? Seguramente lucharían, pensó. Ellas no eran unas cobardes como él.

Siempre... siempre confío en aquellos que no me dañan. En los que no se burlan de mí, ni me hacen sufrir sin conocerme —el aprendiz cerró los ojos—. Todos hacen siempre lo mismo. Nunca he sabido por qué, pero me han hecho daño desde que tengo memoria. El único que nunca me hizo daño...

Hitori agarró su mano izquierda, mirando el anillo plateado que brillaba con la escasa luz de la estancia.

Ben... tú me aceptaste desde el principio... Por eso siempre confié en ti. Al igual que en todos los aprendices de Tierra de Partida.

El chico levantó la mirada al ver que Kit había llegado finalmente hasta el hombre que estaba en las sombras. En un segundo, una fuerte ráfaga de viento les empujó, tanto a Ivan como a la chica y a Kousen, que salieron despedidos contra la pared.

Patético —pudo escuchar.

Hitori miró a Kit. Su expresión cambió ligeramente, dibujándose una mueca de preocupación en su cara. Quiso lanzarse hacia él, pero no era capaz. Sus piernas no respondían.

Kit... Ivan Kit. Él es como los demás. Arrogante, desconsiderado... Me insulta y me trata mal. Pero hay algo distinto en él... Confío en él. No sé por qué, pero... sé que puedo confiar en Ivan. Que él, en el fondo, se preocupa por mí.

Apretó el puño, mientras una lágrima resbalaba por su mejilla. Kit le había dejado aquello en sus manos, pero le había fallado. Kit confiaba en él, pero Hitori había sido un inútil, había confiado en el enemigo. Y allí se encontraba, sin hacer nada.

También le he fallado a los demás... No he podido dar la talla como aprendiz.

Invocó su Llave Espada en la mano, que apareció con un brillo tenue. Parecía responder a su inseguridad. El chico la miró con expresión triste y, con la otra mano, acarició el filo decorado con estrellas.

Lo siento. Sé que no soy digno de portarte. Desconozco si las Llaves Espada pueden sentir o tienen algún tipo de conciencia, pero algo me dice que es así. Debo de ser decepcionante.

Con un gran esfuerzo, movió sus piernas, yendo en dirección a sus tres compañeros caídos. Todavía tenía la mirada clavada en la Llave Espada, y le susurraba aquellas palabras.

Pero creo que hay algo que debo hacer. Incluso aunque no sirvo como aprendiz... incluso aunque soy un inútil, no puedo seguir traicionando la confianza de los demás —Hitori estaba ya a pocos pasos de Kit, cuando se detuvo—. He confiado en gente equivocada... pero procuraré no caer en el mismo error. Sé quiénes son mis amigos... y en quién debo confiar.

Hitori observó que Kousen se había levantado y blandía la Llave Espada. Cuando abrió los ojos, su arma se transformó por completo, precedida de un brillo descomunal. El aprendiz sonrió al ver aquello, comprendiendo que su compañero había despertado algún tipo de fuerza en su interior. Acto seguido, miró a Ivan.

No voy a dudar. Llave Espada, no soy digno de portarte, pero quiero que me hagas un favor. Ayúdame. Ayúdame a ayudar a mis amigos. Préstame tu fuerza para protegerles... para no volver a fallarles.

La Llave Espada emitió un breve destello y transmitió un agradable calor en la mano del chico, o eso le pareció. Aquello parecía una confirmación de su arma. Sonriendo de nuevo, esperó a que Ivan se levantase.

Vayamos juntos —le dijo, seguro de sí mismo.

No era momento de dudar. No era momento de pararse a pensar en cosas egoístas, ni de buscar sus propios objetivos. Era momento de ayudar a sus amigos, que habían depositado su confianza en él.

Era el momento de demostrar que podía ser útil.
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