Ronda #5
Publicado: Vie Mar 08, 2013 7:14 pm
La situación era crítica. Mei invocó sus horquillas para intentar liberarse del monstruo, pero no tenía el suficiente número de estas para librarse del brazo ella sola. Desesperado por el destino de su compañera, Neas sólo vio una opción: escalar el cuerpo del monstruo.
No fue, en absoluto, fácil. En cuanto este notó al chico trepando por él atacó con brazo-cuchilla, pero los reflejos del joven fueron más rápidos: saltó hacia él y rebotó para seguir subiendo hasta alcanzar la cabeza, ya tan mutada que era imposible de reconocer. Comenzó a pegarle patadas, esperando acabar con ella.
Saxor, mientras tanto, cortó definitivamente el brazo del monstruo, el cual se retorció y casi tiró a Neas de encima suyo. Higashizawa socorrió a Mei de inmediato, ayudándola a levantarse, y Beat se dirigió hacia el monstruo para golpearle montado en su monopatín. El resultado fue nulo: no le hizo ninguna clase de herida.
—¡Vamos! —gritó el gigante, haciendo una señal a Beat para que se uniese a él, que señalaba en dirección calle abajo, hacia el Wildkat—. ¡Debemos avisar a...!
No pudo seguir hablando. La cuchilla del monstruo se dirigió hacia Higashizawa, atravesando su pecho por la espalda y sorprendiéndole con los brazos en alto. Los ojos del hombre se volvieron en blanco, a la vez que un hilillo de sangre caía por su labio... Pero no pudo hacer nada.
Los datos corruptos empujaron al hombre hacia el interior de su boca, tragándoselo y comenzando a digerirlo. De nuevo, el monstruo mutó hacia una forma más grande e hinchada, cambiando todo lo reconocible en él; la cabeza que Neas golpeaba fue absorbida, la boca desapareció, los tres brazos fueron sustituidos por seis largos tentáculos con ojos en ellos...
Y, justo debajo de los pies de Neas, una boca se abrió.
El chico no pudo salvarse. Cayó en el interior de la bestia, nadando en algo espeso y asqueroso. El interior de la bestia olía mal y la boca, de tres metros de radio y colocada por su parte superior, comenzaba a cerrarse. El chico tardó un par de segundos en darse cuenta de que el líquido en el que nadaba le estaba comenzando a quemar la ropa, a la vez que su cuerpo comenzaba ligeramente a arder. Y, justo delante de él, pudo ver algo: un corazón negro que latía.
Sus gafas lo dijeron todo. Punto débil.
Podía matarlo desde allí o podía intentar escapar por la boca mientras podía, aunque seguiría vivo y alimentándose un día más hasta darles caza. Si había llegado su momento o no, dependía no sólo de él, sino también de sus compañeros; la piel de la bestia era muy resistente como había probado Beat, y los tentáculos amenazaban con atacarles o cortarles el paso si intentaban algo raro.
Estaban al límite.
No fue, en absoluto, fácil. En cuanto este notó al chico trepando por él atacó con brazo-cuchilla, pero los reflejos del joven fueron más rápidos: saltó hacia él y rebotó para seguir subiendo hasta alcanzar la cabeza, ya tan mutada que era imposible de reconocer. Comenzó a pegarle patadas, esperando acabar con ella.
Saxor, mientras tanto, cortó definitivamente el brazo del monstruo, el cual se retorció y casi tiró a Neas de encima suyo. Higashizawa socorrió a Mei de inmediato, ayudándola a levantarse, y Beat se dirigió hacia el monstruo para golpearle montado en su monopatín. El resultado fue nulo: no le hizo ninguna clase de herida.
—¡Vamos! —gritó el gigante, haciendo una señal a Beat para que se uniese a él, que señalaba en dirección calle abajo, hacia el Wildkat—. ¡Debemos avisar a...!
No pudo seguir hablando. La cuchilla del monstruo se dirigió hacia Higashizawa, atravesando su pecho por la espalda y sorprendiéndole con los brazos en alto. Los ojos del hombre se volvieron en blanco, a la vez que un hilillo de sangre caía por su labio... Pero no pudo hacer nada.
Los datos corruptos empujaron al hombre hacia el interior de su boca, tragándoselo y comenzando a digerirlo. De nuevo, el monstruo mutó hacia una forma más grande e hinchada, cambiando todo lo reconocible en él; la cabeza que Neas golpeaba fue absorbida, la boca desapareció, los tres brazos fueron sustituidos por seis largos tentáculos con ojos en ellos...
Y, justo debajo de los pies de Neas, una boca se abrió.
El chico no pudo salvarse. Cayó en el interior de la bestia, nadando en algo espeso y asqueroso. El interior de la bestia olía mal y la boca, de tres metros de radio y colocada por su parte superior, comenzaba a cerrarse. El chico tardó un par de segundos en darse cuenta de que el líquido en el que nadaba le estaba comenzando a quemar la ropa, a la vez que su cuerpo comenzaba ligeramente a arder. Y, justo delante de él, pudo ver algo: un corazón negro que latía.
Sus gafas lo dijeron todo. Punto débil.
Podía matarlo desde allí o podía intentar escapar por la boca mientras podía, aunque seguiría vivo y alimentándose un día más hasta darles caza. Si había llegado su momento o no, dependía no sólo de él, sino también de sus compañeros; la piel de la bestia era muy resistente como había probado Beat, y los tentáculos amenazaban con atacarles o cortarles el paso si intentaban algo raro.
Estaban al límite.
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