[Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 6

por **Suzume Mizuno** » Mar Ago 06, 2013 5:56 pm

Las vidrieras iban prendiéndose una tras otra e iban arrinconando a Erased, que huía una y otra vez de la luz. Cuando Light le bajó la capucha y fue capturado, Fátima se estremeció del asco por los golpes a los que le sometió el encapuchado, pero no fue capaz de hacer nada por miedo a acertarle a él en pleno ataque.

Pero al ver que el muchacho sobrevivía y retrocedía, Fátima no dudó: tenían que dar tiempo a los demás para que terminaran de hacer brillar las vidrieras. En ese momento estarían preparados para enfrentarse a Erased.

Cuando la suya propia se había iluminado, sintió que algo se liberaba en su interior y descubrió una nueva fuerza que venía de lo más profundo de su pecho. Era como si alguien hubiera abierto un grifo y las habilidades de las que ahora era capaz aparecieron en su mente. Fue una sensación indescriptible. ¡Lástima que no pudiera sentarse a disfrutarla! De repente le fluían cientos de ideas para cómo aprovechar sus nuevos poderes, pero la mitad no le servirían para enfrentarse a su enemigo…

—¡Nadhia, unión! ¡Fatima, confusión!

Volvió la vista bruscamente hacia Joker y captó la idea. Frenó en seco para impedir que llegaran a las plataformas no iluminadas, donde sabía que no estarían a salvo, y le dijo a su compañero:

—¡Neku! ¿No puedes hacer algún terremoto o algo?—no dijo nada más, dio por sentado que entendería que buscaba una distracción. Un compañero atacó con un Electro y Fátima exclamó—. ¡Ahora!

En el momento en que Neku activaba su pin, Fátima materializó tres cubos de tierra, que luego arrojó alrededor de Erased con una corriente de viento, haciendo girar dos a su alrededor por si intentaba escapar y uno extendiéndolo por el suelo, y sintió que la magia recorría sus venas mientras invocaba el conjuro de Natura.

Las plantas crecieron a toda velocidad de la tierra que había materializado y trataron de cernirse en torno a las piernas y los brazos de Erased. Se esforzó por que las plantas que venían del suelo enraizaran bien y le impidieran desplazarse unos segundos, que sabía que serían infinitamente valiosos.

En ese momento, Nadhia lanzó su ataque. Fátima cruzó los dedos y rezó porque la combinación funcionara. ¡Al menos esperaba poder entretener a Erased intentando librarse de sus plantas si no conseguía inmovilizarlo!

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por **Zee** » Mar Ago 06, 2013 5:58 pm

Puedo ver. Puedo ver todo. Puedo ver lo que sea. Puedo ver, ver, ver... ¿qué veo?

No pude evitar que el orgullo llenara la totalidad de mi pecho mientras una de las vidrieras se iluminara después de mis palabras. El cristal se transformó hasta mostrar mi figura acompañada por la de Némesis y la de mi viejo yo, Xefil, además de mostrar el rostro de Nadhia y, con él, su importancia en mi nuevo yo.

Había cambiado. Pese a mis dudas y a mis miedos, lo había logrado. Mis ojos se llenaron con una cálida sensación, desconocida pero familiar, y demostraron mi recién encontrado poder. Ahora nada escapaba de mirada, ni siquiera el supuesto Erased. Lo que había debajo de su capucha, podía distinguirlo.

—¡Lo has conseguido! —exclamó Nadhia en aquel momento, felicitándome por mi logro, y no pude evitar sentirme orgulloso una vez más.

—Gracias, Nadhia —sonreí. Sin ella, no sabía si habría logrado aquello.

—Felix, necesito que me cubras ahora —continuó luego, poniéndose seria. En otro momento me habría negado a hacerlo, pero aquella era una situación particular: todos debíamos luchar. Especialmente ella. De tal manera que apreté mi daga y asentí con la cabeza—: Sabes que me gusta hacer de anzuelo, y sé que es arriesgado. Pero necesito saber algo. Y quiero ganar tiempo para Zait y Maya. Sé que ellos también pueden conseguirlo.

Me giré en dirección a Maya. No tenía idea de qué tan lejos se hallaba de encontrar su nuevo yo; o si realmente lo quería encontrar. Mientras más tiempo pasábamos luchando, más ajeno me sentía a la niña.

—¡Erased! —llamó la chica, invocando un inmenso orbe de luz entre sus manos. Sin decir nada, me coloqué a su lado, con la daga preparada—. ¿No fui yo quién te despertó? ¿Qué es lo que realmente quieres de mí? ¿Y de Eileen? ¡¡Contesta!!

Sabía que podía seguir sus movimientos. Si se acercaba a Nadhia, con suerte podría predecirlo e interceptarlo.

—¿¡A qué te refieres con callarme o silenciarme para ir por ella entonces!? ¡Te lo advierto, no dejaré que le vuelvas a poner una mano encima!

De reojo, noté cómo mis compañeros se preparaban para atacar en cuanto la distracción de Nadhia surtiera efecto. Sabiendo que eran quienes tenían más posibilidades de acertar, llamé a Fátima y Neku, aunque el resto pudo escucharme:

—Os diré dónde! —exclamé, para luego señalar mis ojos. No sabía si entenderían mi mensaje, pero al menos tendrían que comprender que intentaría abrirles un hueco.

—¡Eileen, no vuelvas a decir que eres como él! ¡Tú... tú... tienes corazón! ¡Todos podemos sentirlo! ¡Incluso yo!

—¡Lo he visto! —agregué—. ¿No fue eso lo que vi el primer día? A ti, con Ronin y Ryota... ¡Tienes un pasado, como nosotros; y sentimientos y deseos, también! ¿Por qué habrías de ser diferente, Eileen?

El ataque de Nadhia salió disparado en aquel instante. Alcé la mano abierta, haciéndoles la señal a los compañeros que estuviesen atentos. Sabía que el orgulloso de Erased la esquivaría.

Y yo podía saber exactamente dónde terminaría. Podía ver su sombra, prediciendo dónde se aparecería. Si el encapuchado lo hacía, entonces apuntaría directamente al punto final de su trayectoria y rugiría, mientras apuntaba con dos dedos:

—¡Allí!

Esperaba que funcionara, solamente. Y, mientras no se acercara a Nadhia, podría salir bien. De otra manera, tendría que concentrarme en cubrirla y protegerla. Después de todo, era mi promesa.

por **Soul Artist** » Mar Ago 06, 2013 9:47 pm

We are 270 minutes from the end

—¡Eileen, no vuelvas a decir que eres como él! ¡Tú... tú... tienes corazón! ¡Todos podemos sentirlo! ¡Incluso yo!

—¡Lo he visto! ¿No fue eso lo que vi el primer día? A ti, con Ronin y Ryota... ¡Tienes un pasado, como nosotros; y sentimientos y deseos, también! ¿Por qué habrías de ser diferente, Eileen?

La Creadora no contestó con palabras a los Jugadores que luchaban por ella. Se limitó a apartar su mirada en silencio, negándose a escucharles o darles una respuesta. La consecuencia a aquellas palabras fue directamente el propio encapuchado, cuya risa resonó en las plataformas con la voz más potente que nunca llegaron a escuchar.

—¿De verdad creéis eso, niños? —preguntó en voz alta, dirigiéndose hacia Felix concretamente—. Ella y yo somos las copias más vacías de todas. Somos los primeros, los originales. Aunque ella evolucionara para poder dar un punto de realidad a aquellos que se le acercaran no es más que un cascarón vacío. ¡Un cuerpo digital para albergar la réplica de su corazón!

»Vosotros sois diferentes. Necesitáis de cuerpo y corazón para poder existir, y eso es precisamente lo que nosotros os damos: ella el corazón, yo el cuerpo. Somos vuestros auténticos padres; Avatar sólo se limitó a usar nuestras bases. ¿Que Eileen no es una copia más? Precisamente si no lo fuese no existiríais.

»Recuerda a la Eileen original y está muy atada a ella, pues su corazón fue literalmente copiado aquí. Mi original lo tomó y replicó con sus propias manos, lo introdujo aquí, a mi alcance. Después se copió a sí mismo para poder dotarle de lo que le faltaba: un cuerpo, un alma. Ella y yo somos exactamente iguales, réplicas completas a conciencia. Vosotros sois aproximados, la posibilidad de error y los secretos de vuestros originales os distinguen. Sois fallos: nosotros somos seres perfectos.

—No —le corrigió Eileen, haciendo frente a su enemigo por una vez y dando un paso tranquilo hacia él desde su plataforma—. Nosotros somos los fallos: nunca deberíamos haber existido. Ellos han nacido, han crecido y han madurado: no son perfectos, pero son especiales. Son los verdaderos merecedores de este mundo.

El encapuchado se giró hacia ella y le observó durante unos segundos sin borrar su sonrisa de la capucha, tal y como Felix pudo observar. No le importaba que Eileen tuviese otras ideas acerca de ellos: podía ver cómo seguía creyendo profundamente que ellos eran los seres perfectos. Sólo coincidían en que, por mucho que a la Creadora le doliese, jamás serían más que réplicas exactas de sus originales, al contrario que los demás presentes.

El desconocido desapareció en su oscuridad para volver a surgir en la plataforma luminosa en la que la mayoría se encontraban, justo detrás de la sombra de Maya. Observó a la joven bruja y le colocó la mano en el hombro con intensidad, soltando una pequeña carcajada al tomarla tan de cerca.

Sin embargo el grupo estaba preparado: Felix advirtió de inmediato adónde se dirigía su enemigo, por lo que Crow fue capaz de lanzar un Electro para confundirle lo suficiente. Antes de que le alcanzara Erased Data tomó a la chica tras la que estaba por un brazo y la lanzó con fuerza hacia su derecha, enviándola hacia el borde de la vidriera. La joven se salvó de caer por apenas unos centímetros, pero en cuanto el encapuchado recibió el ataque del Jugador se agachó al suelo y golpeó el suelo con su puño.

Bajo los pies de la niña surgieron miles de brazos negros que la tomaron de las piernas y de los brazos, comenzando a arrastrarla hacia un agujero surgido de la nada hecho de pura oscuridad. Neku invocó un terremoto sin darse cuenta de este hecho, y de inmediato la pequeña niña cayó al suelo y facilitó el trabajo a aquellos seres de pura oscuridad, que tomaron casi todo su cuerpo y clavaron sus uñas en ella, desesperados por llevarla de vuelta al infierno.

Fátima actuó velozmente con un buen número de elementos para mantener quieto a su enemigo, pero en cuanto las enredaderas se hicieron con él se dio cuenta de que se estaba dejando dominar. Erased Data comenzó a reír en alto de forma obsesiva, sabiendo que era el centro de atención de todos los presentes. Y es que, más tarde que temprano, los Jugadores se dieron cuenta de que se estaba dejando dominar por absolutamente todos los Jugadores para que olvidaran a la pobre e indefensa Maya, pues que todos tenían su papel para atacar al enemigo.

El agujero al que estaba siendo tragada la chica sería horriblemente conocido para Fátima y Alec: se trataba del Exilio. El infierno digital en todos los sentidos. Y, al igual que Iwashi, si caía allí sería para no regresar jamás.

El Sanctus de Alec cayó sobre Erased antes de que su invocador se diese cuenta de este hecho. El ataque cayó fulminantemente sobre el hombre, iluminando con intensidad todas las vidrieras y abarcando la mitad de la plataforma sin problemas. Sin embargo, cuando el destello cesó, el desconocido ya había vuelto a desaparecer.

—El destino que le espera a vuestra amiga Maya en cuanto sea tragada es triste —lamentó el encapuchado desde una de las cristaleras vacías, oculto por la oscuridad aunque delatando su posición y perdiendo su ventaja—. Allí terminará de pagar sus pecados.

Nadhia reaccionó con un Perla+ dirigido al enemigo, probablemente furiosa por su huida. Sin embargo, la luz invocada por la ficha mostró un instante antes de chocar con su objetivo que en realidad poseía un importante escudo frente a él: el joven Zait Laind, el cual recibió de lleno la habilidad de su compañera y evitó que el enemigo sufriera el ataque.

Erased Data rió y soltó al Jugador, aprovechando que estaba debilitado y confuso por el viaje que le había llevado a través de la oscuridad y el golpe de su compañera. Había surgido detrás de él y lo había agarrado con intensidad, tragándoselo con su propia sombra cayendo de espaldas. Se había quedado ciego durante unos instantes, recuperando la vista sólo para ver cómo la perla se dirigía hacia su cuerpo, quemándolo parcialmente y provocándole serios daños.

—Yo creé el Exilio —explicó el encapuchado, volviendo a tomar a Zait por la nuca y levantándolo en el aire mirando a sus enemigos, previniéndose de las flechas que Nadhia cargó al instante—. Yo mismo he sido presa de él durante dieciséis años. Tu corazón se despedaza en cientos de pedazos al entrar, tu mente se corrompe de mil formas distintas, y tu cuerpo pasa a ser una posesión de la misma oscuridad. No existe salvación para ese lugar. Ni siquiera los Lázaro +.

La sombra que Zait proyectaba y con la que él mismo fue absorbido comenzó a agrandarse en la plataforma en la que se encontraban los demás Jugadores se transportó hacia Maya velozmente, agrandándose cuanto más cerca se encontraba de ella. Finalmente, al alcanzarla comenzó a tomar forma: un monstruo de más de tres metros de alto apareció frente a los Jugadores, con ojos amarillo intenso: alguien podría reconocer el gigantesco monstruo, pues fue el mismo que ya persiguió a Eileen una vez. Colocó su cuerpo sobre el agujero de Maya, que ya se encontraba al borde de ser tragada. Si alguien se intentó acercar para salvarla, el monstruo empujó con sus garras a esa persona y lo lanzaría lejos, asegurándose de que su cuerpo fuera perdido para siempre.

Erased Data golpeó a Zait contra el suelo de la vidriera con gran intensidad, haciéndola temblar y resquebrajándola de forma grave. Manteniendo su mano en su nuca invocó algo en su mano y lo colocó junto a su rostro, permitiendo observarlo detenidamente: era la capa de Nate.

—Estás solo, pecador. Ni los fantasmas de tu pasado te ayudarán.

El encapuchado soltó a Zait y se incorporó, dándole la espalda con prepotencia sabiendo que era incapaz de atacarle sin despertar su corazón. Y entonces, sin plenos aviso, fio un giro fugaz con dos sables oscuros y atravesó la capa con ambos. Su sonrisa no sólo pudo ser vista por Felix; cualquiera que atendiese vería su satisfacción en su acción.

La capa de Nate fue destruida, cortada con forma de equis.

Los trozos del arma de Zait cayeron junto a él mientras un horrible dolor atravesaba su pecho. La pérdida de su compañero no sólo significaba la muerte del fantasma que ahora apenas podía materializarse, observando a su viejo amigo con los ojos abiertos como platos e incapaz de hablar. Significaba la inminente muerte del Jugador, el fin de su completa existencia al depender de su simbionte. Zait ahora se encontraba indefenso, además de ser un muerto andante, una bomba de relojería.

—Siempre has estado solo. Todos lo habéis estado.

Maya terminó de ser arrastrada al agujero, viendo cómo nadie era capaz de rescatarla con el monstruo justo encima de ella. Las extremidades agarraron sus brazos, taparon su boca, sus oídos. No había escapatoria para ella, pues veía cómo el agujero se cerraba poco a poco.

—No hay esperanza para ninguno de vosotros.

»Y nunca la habrá.

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por **Little Sho** » Mié Ago 07, 2013 4:13 am

El joven no podía evitar sentirse inútil. El tiempo pasaba y no era capaz de conseguir nada. Los nervios afloraban desde su interior, se manifestaban como gotas de sudor frío que recorrían todo su cuerpo. Era completamente incapaz de sacar nada en claro.

Y entonces, ocurrió. Sus pupilas se dilataron milimétricamente. Su boca se abrió de par en par y contempló cómo su amigo, su hermano, su compañero lo había logrado. Con un resplandor brillante, pasó a llevar con mucha gala unos hermosos ropajes de capitán. Eran perfectos. Inigualables.

Pero aquello fue un error. Se desconcentró. Volcó su mente en algo en que no debía. Desperdició su tiempo. Y para cuando se dio cuenta de lo que sucedía, era tarde. Erased Data hablaba. Y él no le entendía. No terminaba de comprenderlo. No podía.

Todo pasó muy deprisa. El encapuchado apareció detrás suya, le agarró fuertemente. Sin saber cómo, con un rápido movimiento, había sido herido y había acabado ciego. Entonces, un hechizo impactó de lleno contra él. Observó, en una fracción de segundo; como si el tiempo se hubiese parado para él, todo lo que estaba ocurriendo. Era un Perla+ de Nadhia. Un recuerdo afloró en él. Algo similar había pasado entre ellos. Y el niño llorica de Zait se lo tomó depresivamente mal. Sonrío, de un modo u otro. Su deuda estaba saldada.

—Yo creé el Exilio —el encapuchado comenzó a hablar mientras cogió al joven por la nuca, volviéndolo a usar como escudo humano—. Yo mismo he sido presa de él durante dieciséis años. Tu corazón se despedaza en cientos de pedazos al entrar, tu mente se corrompe de mil formas distintas, y tu cuerpo pasa a ser una posesión de la misma oscuridad. No existe salvación para ese lugar. Ni siquiera los Lázaro +.

El joven sentía dolor, notaba cómo las manos del encapuchado apretaban su cuello, pero decidió hablar.

—V-vaya idiota. ¿Crees que eres el único que ha probado un exilio? Quizá no tan fuerte. Quizá no tan doloroso. Pero eso no te hace mejor que… Nosotros.

Entonces, el joven contempló cómo todo se precipitaba hacia el suelo. Su cara chocó de forma violenta contra el suelo de la vidriera. No podía hablar. No podía moverse. Pero sus ojos lo reflejaron claramente. Tenía miedo. Unas diminutas pupilas gobernaban sus ojos blancos. Su mirada perdida no veía otra cosa que no fuese su memoria. Su verdadera memoria. Los días que habían pasado desde que se despertó en la playa, justo al lado de su mejor amigo. Un camarero le daba tortazos mientras él se acercaba para salvarlo de aquel pesado. Y pensar que… En sólo unas horas, al día siguiente, correría a su lado para salvar su vida. Pecaría por primera vez, enviando a otro jugador a la muerte, por algo que él había causado. La adrenalina circulaba por su sangre cada vez en más cantidad. Junto al miedo.

La vidriera se había roto con el impacto. “No es nada nuevo. Un corazón roto. Como el de Zait.” Pero aquello sólo había comenzado. Erased Data le mostró al joven algo que, aún en el fondo temía. La cara impasible, inexpresiva, apática y falta de sentimiento de Nate estaba a escasos centímetros suya. Aquello que le había atormentado durante mucho tiempo. Demasiado. Algo que no tenía nada que ver con él. Algo que había intentado dejar de lado. Algo de lo que se quería desprender.

Entonces, hubo algo que le hizo abrir los ojos. Algo que, aunque fuese levemente, le hizo sonreír.

—Estás solo, pecador. Ni los fantasmas de tu pasado te ayudarán.

El joven soltó un fuerte alarido de dolor. Se llevó las manos al pecho y gritó, dejando sus pulmones secos. Aquello le había dolido. Le había dolido en lo más profundo de su alma. Pero no pudo evitar sonreír.

Y a aquella efímera sonrisa, le siguió una leve carcajada; que poco a poco fue aumentando. Rió de una manera exagerada. Intensa. Loca. Necesitaba vaciar sus sentimientos de dolor.

El joven se levantó cómo pudo. Tosió. Se cayó. Volvió a intentarlo. Volvió a caer. Se reincorporó. Volvió a toser. Logró, milagrosamente, ponerse de rodillas. Alzó una pierna. Y, con un esfuerzo sobrehumano, se puso de pie.

—Gracias.

Su imagen era lamentable. Los anillos de su mano se habían roto y el papel había acabado esparcido por el lugar. Se quitó el pañuelo que caracterizaba a Zait. Se quitó el collar que le había regalado su madre ciento un años atrás. Sacó del interior de un bolsillo una carta, y la rompió en pedazos.

—Cura —dijo, con la mano en el pecho y una voz muy débil.

Carraspeó. Titubeo. Pero finalmente pudo hablar.

—Gracias, Erased Data. Has hecho algo que llevo varios días intentando hacer. Has destrozado mi dilema. Odiaba esa estúpida cara de niño muerto. Odiaba a ese crío con toda mi alma. Pero no podía matarlo. No podía romperle la cara a puñetazos. No podía hacerlo desaparecer, porque entonces yo moriría también.

>>Llevo días enteros debatiendo quién soy realmente. Y en este juego he sufrido más de un trastorno inexplicable. He hecho el idiota constantemente. Me he subido a un árbol a gritar mientras mis compañeros jugaban. He atacado a mis propios compañeros. Todo porque, desde que ese tal Avatar apareció, he dudado de mí mismo. He dudado de mi mente, de mi cuerpo, y de mis propias ideas. Pero, aún así… He sobrevivido.

>>Y ahora, tengo alguien por quien luchar. Una nueva familia. Así que no necesito a ese estúpido pelele. Si hace falta, lucharé con mi sangre. Porque mi compañero, es mi fortaleza. Y tú me has dado un motivo por el cual, a expensas de mi destino mortal, luchar con mi cuerpo, mente y alma —aunque sea sin corazón— hasta que mi cuerpo se caiga. Demostraré que te equivocas. No estamos solos, estamos unidos. Unos más que otros, pero seguimos siendo un equipo.

>>No tengo futuro, me lo has arrebatado. No tengo pasado, no es mío. Pero tengo un presente. Y ya he reconocido lo que soy. Un loco. Una representación de muchas ideas. Y lucharé por los ideales que han movido mi cuerpo desde que soy consciente de que soy una copia. La ira, el honor, la venganza, la gloria y la voluntad.

Las piernas del joven flaquearon, y su cara trazó una mueca de dolor. Contempló sus manos vacías. No tenía medios para atacar, no podía hacer nada. Y estaba harto de nunca poder hacer nada.

—¡No es la primera vez que no tengo con qué atacar! —el joven tosió, pues el elevar la voz pudo con él —. Pero no dudaré en morir con honor. Porque ya no soy Zait Laind, y no huiré jamás de mis miedos.

>>Ahora soy Jain LaFleur.

por **Zodiark** » Mié Ago 07, 2013 6:45 pm

No lo lograba. Por más que pensaba y me devanaba los sesos, no conseguía saber qué era lo que tenía que hacer para dejar atrás a Maya y ser yo misma.

Mientras seguía intentando averiguar cómo dejar mi pasado atrás, Eileen y Erased Data seguían hablando. Tras su discurso, el encapuchado desapareció y, mientras trataba de encontrarle con la mirada por toda la estancia, noté una mano en el hombro y oí una carcajada detrás de mí que me provocó un sobresalto.

—¡S-suéltame! —exclamé mientras movía violentamente el hombro para intentar zafarme.

Pero no sirvió de nada. Erased Data me lanzó con fuerza hacia el borde de la vidriera, y me libré de caerme por apenas unos centímetros. Nerviosa, traté de reincorporarme y alejarme del extremo de la vidriera, donde podría caer al vacío si daba un paso en falso o si el encapuchado me golpeaba. Pero, en cuanto me levanté e intenté dar un paso hacia el centro de la plataforma, unas siniestras manos negras me agarraron y comenzaron a arrastrarme hacia un agujero negro que acababa de surgir bajo mis pies.

—¡Soltadme! ¡Dejadme en paz! —grité intentando soltarme de aquellos brazos oscuros, pero fue imposible ya que un temblor en el suelo provocó que cayera al suelo—. ¡No! ¡Nooo!

Todo estaba llegando a su fin. Poco a poco, aquel portal hecho de oscuridad pura iba tragándome y sabía que, si no lograba escapar, estaba perdida. Pero por más que forcejeaba, no podía librarme de aquello.

—Maya... Verdadera Maya... Me pregunto qué harías tú en un momento como éste...

—Pero siempre seréis copias, y jamás nada más —resonó la voz del encapuchado en mi cabeza.

Una lágrima bajó por mi mejilla y entonces lo comprendí. Comprendí quién era, finalmente.

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—Yo... Yo soy igual que Maya —murmuré mientras seguía hundiéndome—. ¿Por qué debo renegar de ella...? ¿Por qué debo dejarla atrás...? He estado intentando averiguar qué me diferencia de Maya, pero estaba equivocada. Yo soy igual que ella, y eso no es malo. Me gusta ser como Maya...

Un monstruo gigantesco se situó sobre el agujero en el que estaba siendo absorbida, tapándome totalmente la visión de lo que había fuera, dejándome a oscuras totalmente.

—Pero no somos la misma persona... Ya no... Yo he estado aquí, en el Reaper's Game, y eso ha hecho que valore mucho más la vida y me ha enseñado a luchar hasta el final por lo que quiero... Sobrevivir... Ella jamás podría comprender la experiencia por la que he pasado... aquí... —musité.

Eso fue lo último que pude pronunciar. Las manos taparon mi boca y mis oídos mientras acababa de hundirme en la oscuridad. Lo notaba, notaba cómo el agujero se estaba cerrando, dejándome encerrada en la nada.

"Soy igual que tú..." pensé mientras la imagen de la cara de Maya, mi propia cara, me venía a la mente. "Pero ya no somos la misma. Desde hace una semana, tomamos rumbos diferentes... Si éste es realmente mi final... Maya... Debes seguir viviendo, por mí, aunque nunca conozcas mi existencia... La existencia de la otra Maya...". El rostro de todos los amigos de Maya cruzó mi mente y, finalmente, vi a mi abuelo o, mejor dicho, al abuelo de Maya. Pero esos rostros se disiparon pronto, dando lugar a las caras de Felix, Jack, Light, Crow, Zait, Fátima, Neku, Nadhia y Alec. Mis amigos, los compañeros de la otra Maya, la gente que había formado parte de mi nueva vida, de mi nuevo yo. "No os rindáis...".

Y, con esa imagen en mi mente, cerré lentamente los ojos en medio de aquella oscuridad. Tanto si todo acababa para mí como si me salvaba, yo ya no podía hacer nada. Todo lo que podía hacer era esperar a mi desenlace...

por **Light** » Mié Ago 07, 2013 9:50 pm

Light no se imaginaba lo que el destino les deparaba, ni por asomo. ¿Cómo se había torcido todo tanto...?

Nadhia y Xefil alegaban que Eileen tenía corazón, y Light lo creía también. De hecho, él había sido testigo de una escena en la que Eileen era secuestrada por Erased. La causa de las acciones del secuestrador radicaba en la pureza del corazón de la muchacha.

Eileen tenía un corazón puro, a menos que… no fuera la verdadera Eileen y se tratara de una impostora; una copia.

—Ella y yo somos las copias más vacías de todas. Somos los primeros, los originales. Aunque ella evolucionara para poder dar un punto de realidad a aquellos que se le acercaran no es más que un cascarón vacío. ¡Un cuerpo digital para albergar la réplica de su corazón!

>>Vosotros sois diferentes. Necesitáis de cuerpo y corazón para poder existir, y eso es precisamente lo que nosotros os damos: ella el corazón, yo el cuerpo. Somos vuestros auténticos padres; Avatar sólo se limitó a usar nuestras bases —Light abrió los ojos de par en par, y tragó saliva. Aquello simplemente era una locura—. ¿Que Eileen no es una copia más? Precisamente si no lo fuese no existiríais.

>>Recuerda a la Eileen original y está muy atada a ella, pues su corazón fue literalmente copiado aquí. Mi original lo tomó y replicó con sus propias manos, lo introdujo aquí, a mi alcance. Después se copió a sí mismo para poder dotarle de lo que le faltaba: un cuerpo, un alma. Ella y yo somos exactamente iguales, réplicas completas a conciencia. Vosotros sois aproximados, la posibilidad de error y los secretos de vuestros originales os distinguen. Sois fallos: nosotros somos seres perfectos.

¿Su corazón literalmente fue copiado? ¿Para eso querría su corazón puro, entonces? El extraño flashback del que había sido testigo empezaba a cobrar sentido, aunque todavía no entendía la razón que había impulsado al original de Erased a copiar el corazón puro de Eileen.

El original de Erased… ¿Sería acaso Avatar el original de Erased, el mismo que había creado a todos los Jugadores? Todo parecía indicar aquella posibilidad: tenía todo el sentido del mundo que su creador fuera el mismo que había creado anteriormente a sus bases: Erased y Eileen.

El mismísimo Avatar que quería dominar el mundo, como afirmaba Ariasu. Aquella remota posibilidad ya la había estado considerando Light, aunque realmente había carecido de pruebas para creérselo. Únicamente había supuesto que ambos tenían el mismo objetivo: el de conquistar el mundo virtual.

Realmente quería comprobar el rostro de Erased: para descubrir el rostro de Avatar (Ronin) tras su capucha y descubrir las reales intenciones de Avatar, y su teatrillo. ¿Quién aseguraba que su creador cumpliría su parte del trato? Puede que, ahora que habían eliminado a Ariasu, hubiera decidido eliminar a sus herramientas, ¿y qué mejor manera que ordenando a su copia que hiciera el trabajo sucio por él?

—No —Eileen volvió a contradecirle—. Nosotros somos los fallos: nunca deberíamos haber existido. Ellos han nacido, han crecido y han madurado: no son perfectos, pero son especiales. Son los verdaderos merecedores de este mundo.

—Eileen…

Light agradecería las palabras de ánimo de la Creadora, aunque después de lo sucedido el día anterior no se consideraba merecedor de nada, en absoluto. ¡Ojalá Maya y Zait creyeran en estas y se decidieran a despertar sus corazones!

El combate rápidamente se reanudó. Tal como Light había planeado, decidió alejarse y posicionarse en la retaguardia para permitir que sus heridas se sanaran por ellas mismas, lentamente. Si Erased se ensañaba con él en aquel estado, posiblemente no lo contaría.

Pero, de todas maneras, se centraría en contemplar el tenso combate y guardaría su espalda, atento a los movimientos del encapuchado. El mismo Erased había desaparecido para trasladarse hasta ellos; sorprendentemente, se había atrevido a pisar la plataforma luminosa, donde los Jugadores se encontraban.

—¡Maya! —reapareció detrás de su amiga Maya, dispuesto a atacarla posiblemente. Crow, afortunadamente y apoyado por Xefil, respondió con un rápido hechizo eléctrico. Erased Data empujó a Maya y recibió el conjuro de lleno.

¡Eso es!

Light continuó pendiente del combate, atento a los movimientos de Erased y preparado para defenderse en el caso de que su propia vida corriera peligroso. No podía perderle de vista en ningún momento, no podía permitir recibir otro ataque de él.

El destino parecía estar a su favor. Fátima estrenaría sus nuevos poderes e invocaría inteligentes enredaderas para detener en seco a su enemigo. Lo había conseguido, para sorpresa de todos, Erased no se molestó en liberarse de las plantas que le apresaban.

Y podía hacerlo perfectamente, ¡él mismo había intentado incinerarle! ¿Por qué no incendiaba aquellas plantas?

¿¡Por qué se estaba riendo!?

—¿¡M-Maya!?

La misma tierra tragaría a Maya de un momento a otro. ¿Cuándo y cómo había caído ahí dentro? ¡Ni siquiera se había dado cuenta!

Inesperadamente, un rayo luminoso invocado por el nuevo Game Master se estrepitó sobre Erased Data, iluminando la vidriera sobre la que se encontraba y cegando a los Jugadores que se situaran cerca del encapuchado. Cuando el hechizo desapareciera por completo, Light y el resto comprobarían que Erased había desaparecido de allí.

—El destino que le espera a vuestra amiga Maya en cuanto sea tragada es triste —sentenciaba el individuo desde otra plataforma apagada—. Allí terminará de pagar sus pecados.

Al instante, Nadhia disparó un hechizo ofensivo de luz que se dirigió velozmente hacia el encapuchado. Éste, de alguna manera, consiguió que Zait se trasladara hasta su posición para utilizarle como escudo. El compañero de Crow recibió de lleno el perla+ de Nadhia, para disgusto de todos.

—¡¡Cobarde!! —exclamó disgustado.

¿Cómo se atrevía...?

La risa de Erased le irritaba, le hervía la sangre, pero tenía que mantenerse sereno en combate. Light decidió permanecer quieto y analizar con frialdad la situación. Zait y Maya estaban en peligro: una sería tragada por la tierra en cualquier momento, y el otro estaba herido, a merced de Erased. ¿A quién ayudar, y cómo?

—Yo creé el Exilio —indicaba el encapuchado—. Yo mismo he sido presa de él durante dieciséis años. Tu corazón se despedaza en cientos de pedazos al entrar, tu mente se corrompe de mil formas distintas, y tu cuerpo pasa a ser una posesión de la misma oscuridad. No existe salvación para ese lugar. Ni siquiera los Lázaro +.

Light ignoró las aterradoras palabras de Erased Data y desvió la mirada hacia Maya, que se encontraba en la situación más peliguada sin duda. Para colmo, además, Erased había invocado un Sincorazón enorme, que no tardó en transportarse para situarse sobre el agujero que amenazaba con tragarse a la pequeña bruja. Se trataba de una bestia oscura y descomunal, que llevaba en sus extremidades unos grilletes de prisionero.

¿Qué podían hacer? ¡No podrían atacarla de frente a esa cosa! En comparación con ésta, ellos eran simples cucarachas.

Y Erased Data había empezado a atacar a Zait, e incluso llegó a destruir la capa simbionte que había acompañado a Zait durante todo este tiempo. Desarmado, Zait no podría defenderse del encapuchado de ninguna manera. Alguien tenía que ayudarle, sí o sí.

—No hay esperanza para ninguno de vosotros.

»Y nunca la habrá.

Sí la habrá.

Se trataba de una situación crítica, pero definitivamente le darían la vuelta a la tortilla.

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Sí querían salir todos ilesos, tendrían que colaborar. Light comprobó que Xefil parecía dispuesto a salvar a su compañera Maya a toda costa, así que decidió dejarles a Nadhia y a Xefil la tarea de salvar a la brujita. Puede que, usando sus poderes magnéticos, el compañero de Maya pudiera salvarla.

—Gracias, Erased Data. Has hecho algo que llevo varios días intentando hacer. Has destrozado mi dilema. Odiaba esa estúpida cara de niño muerto. Odiaba a ese crío con toda mi alma. Pero no podía matarlo. No podía romperle la cara a puñetazos. No podía hacerlo desaparecer, porque entonces yo moriría también.

Las heridas de Light parecían haber sanado un poco, así que volvería a la carga. El chico observó al sincorazón gigante de reojo, y se aseguró de que no intentara arrojarle de la plataforma, por lo que no se situaría en el borde de ésta, sino que intentaría atacar a Erased desde una posición más bien próxima al centro de la plataforma.

Después, observaría a Zait y a Erased Data, que se encontraban en la plataforma contigua, apagada. Necesitaría una Onda Lunar para acertarle desde su posición, pero también necesitaba que Erased permaneciera en una posición óptima para que su ataque funcionara.

Zait continuaba hablando, y Erased podía aprovechar el más mínimo despiste del indefenso Zait para aniquilarlo. No podía permitir que el joven sufriera la misma suerte que su compañero Ragun, de ninguna manera.

¡Tenemos que salvarles!

Desde la plataforma luminosa, observaría tanto a Erased como a la bestia, alternando entre estos con simples y rápidos vistazos, preparado para evadir lo que le viniera. Si, y sólo si Erased Data le estaba dando la espalda y además amenazaba la vida del joven Zait, zarandearía velozmente su hoja: con sus últimas energías, mandaría una veloz Onda Lunar que volaría hasta impactar contra el sádico encapuchado, una vez más.

En el caso de que Erased estuviera de frente o de lado, se retractaría y no lanzaría el ataque. Si no podía distinguir desde su posición la figura de Erased, tampoco. Conociéndole, daba por sentado que si veía un ataque venir, volvería a utilizar a Zait como escudo, lo que no le convendría en absoluto.

Si Light no podía lanzar aquella Onda Lunar con la absoluta certeza, no le quedaría otra que marchar hacia la plataforma en la que se encontraban Zait y su adversario, siempre alerta y vigilando a la bestia que parecía sellar el destino de Maya, alejándose de ésta lo máximo posible. El muchacho estaría preparado para ejecutar la Onda Lunar en el momento adecuado: cuando el encapuchado le estuviera dando la espalda y se dispusiera a hacer daño a Zait o a cualquiera de sus compañeros.

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por **EspeYuna** » Jue Ago 08, 2013 11:54 pm

—Tú...

El daño que le causé a Zait, o mejor dicho, a Jain, no se podía comparar ni en un millón de eras al que padeció mi corazón digital cuando presencié la aparición de un viejo conocido. Una bestia que formaba parte de mis pesadillas.

Pero salí del shock cuando escuché los gritos de Maya. Intentando escapar del Exilio, la chiquilla seguía luchando por sobrevivir. Intercambié mirada rápidamente con Felix, asustada. Había que hacer algo, ¡y rápido!

—¡Felix, toma esto! —dicho aquello, le otorgué una de mis flechas— ¡Tu especialidad, la de Xefil, era la gravedad! ¡Utiliza esta flecha para que Maya se sujete, rápido!

Si Felix se quedaba en el sitio, quizás preocupado por mi seguridad, le zarandearía.

—¡¡Maya es tu compañera, tu prioridad!!

Y a una distancia cercana al exilio de oscuridad, cogí una flecha de mi arsenal.

—¡¡Ey, tú!!

No pretendía hacerle daño. Sabía que no podía.

—¡¡Bestia inmunda, aquí!! —lancé otra flecha, intentando llamar su atención— ¿¡Te acuerdas de mí!?

Si veía que no surtía efecto mi voz, cogería la punta de otra flecha y, decidida, me haría un corte profundo en la palma de mi mano.

La sangre comenzó a gotear en la vidriera en la cual nos hallábamos. Apreté la herida contra la punta de flecha, dejando que la hemorragia creciera. La alcé al cielo, en dirección al sincorazón.

—¿¡Y este olor!? —seguidamente, llevé mi mano por mi mejilla, por mi cuello desnudo, hasta acabar en el centro de mi pecho, manchando todo el recorrido de brillante carmesí— ¿O los latidos de mi corazón? ¿Te acuerdas, no es así?

Erased podía controlar sus ansias por hacerme daño de nuevo. ¿Pero su mascota sería capaz de dejar atrás sus instintos?

—¿¡Recuerdas cómo te gustaba saborear mi sangre!? ¿¡O destriparme, o hincarle el diente a mis costillas!?

>> ¿¡Acaso no soy tu juguete perdido!? ¡¡Ven por mí, entonces!!

Estaba cometiendo una locura. Pero era necesario hacer de carnada. Maya podía conseguirlo, estaba segura. No dejaría que su vidriera cayera en la oscuridad.

Si lograba llamar su atención y veía que se dirigía hacía mí, correría con tal de salvarme. Estaba preparada para el dolor, o al menos eso creía. Pero no podía permitir que me llevara a su amo.

Mientras corría, o me defendía con mis flechas, le hablé a las voces del sombrero corrupto:

"Sé que aún seguís ahí. Si queréis que llegue a Avatar, debo sobrevivir, y para ello debemos destruir a Erased. Y sin Maya, sin un corazón puro a punto de nacer, nos será imposible. Fijaos bien, estos no son corazones sucios. Acaban de nacer en la más casta luz. Son nuestros aliados. Y yo también lo soy. No voy a dudar de mi misión, pero protegedme, ayudadme con vuestro poder. Y yo os ayudaré a vosotros. No. Nosotros."

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por **Zee** » Vie Ago 09, 2013 10:20 am

La carcajada que Erased dejó escapar de sus labios cuando tomó a Maya por la espalda me hizo hervir la sangre. Como si no fuese suficiente con todo lo que había dicho y hecho anteriormente, tenía que amenazar a mi compañera para hacerme repudiar su existencia.

Incluso cuando pude predecir sus movimientos y, siguiendo mis indicaciones, Crow encontró el lugar preciso donde lanzar su hechizo, Erased reclamó una pequeña victoria al apartar a Maya con brusquedad. Tan lejos como me hallaba de ella, junto a Nadhia, no pude hacer más sino contemplar con ira cómo el encapuchado la empujaba hacia el borde de la vidriera.

El corazón me dio un vuelco cuando vi a Maya perder el equilibrio. Afortunadamente, logró incorporarse de nuevo en el último instante, a apenas unas pulgadas de caer al vacío. El alivio se deshizo del peso en mi pecho, pero aquella sensación sólo duró unos instantes. Ahora que Maya se había quedado sola, la pequeña estaba completamente vulnerable. Constantemente en peligro.

—Vaya compañero estoy hecho...

Bajo Maya comenzaron a aparecer apéndices de la mismísima oscuridad, extendiéndose como oscuras garras desde la superficie del cristal. Dedos de oscuridad comenzaron a aferrarse a las piernas y brazos de la pequeña, intentando arrastrarla a las penumbras. Sin saber con certeza cómo reaccionar a aquel tétrico conjuro, hice ademán de dirigirme hacia ella, pero en aquel instante Neku invocó un temblor que hizo que muchos perdiésemos el equilibrio. Maya, sin poder sostenerse de nada, irremediablemente cayó al suelo, donde al hechizo de Erased le fue más sencillo atraparla.

—¡Soltadme! ¡Dejadme en paz! —gritó con desesperación, pataleando y braceando con tremenda fuerza para intentar liberarse; pero allí donde apartaba una garra, dos más resurgían para volver a clavarse a ella—. ¡No! ¡Nooo!

Los ruegos de la niña, empero, se vieron interrumpidos por ataques de Fátima y Alec. Quise avanzar al frente, pero tuve que retractarme cuando los elementos volaron por encima de nosotros en dirección al encapuchado. Antes de querer hacer otro movimiento, una luz cegadora invocada por el Game Master me detuvo a medio camino, quemándome los ojos en un descuido por su increíble intensidad.

—El destino que le espera a vuestra amiga Maya en cuanto sea tragada es triste —expresó Erased desde una vidriera completamente diferente. No podía abrir los ojos para ubicarlo (y de hecho, tuve que frotármelos con el brazo para aminar el escozor), pero su voz distorsionada sonaba más lejos todavía. ¿Había Alec logrado golpearlo?—. Allí terminará de pagar sus pecados.

Si tan sólo hubiese prestado atención al entorno...

—¡Es una niña, maldita sea! ¿¡Qué clase de pecados podría cometer una niña!?

Me alejé de Nadhia en cuanto preparó otro orbe luminoso*, no sin antes tomar la flecha que me ofrecía y apretarla con fuerza en mi mano izquierda, con la daga en la otra. Su hechizo salió disparado a la vez que yo echaba a correr en dirección a Maya, prestando total atención con mis nuevos ojos para intentar sortear cualquier obstáculo. A mitad de mi camino, sin embargo, advertí que un quejido de dolor diferente al esperado se había escuchado cuando el Perla impactó en su objetivo.

Me detuve a medio camino, sólo por medio segundo, para descubrir que Erased había tendido una astuta trampa y el hechizo de Nadhia había golpeado de lleno a Zait en el pecho. El encapuchado dijo algo al respecto, pero no le presté atención, pues inmediatamente maldije por lo bajo y continué corriendo en dirección a Maya.

—¡Espera, Maya! ¡Ya estoy, espera!

La chica murmuró algo, pero a mi distancia fui incapaz de escucharla. Las sombras, no obstante, se extendieron frente a mí. Las penumbras comenzaron a agrandarse en la superficie de la plataforma y, en una manera terriblemente familiar, a levantarse del suelo. Como los Sincorazón contra los que solía luchar mi yo pasado, aquella oscuridad se alzó hasta que formó una silueta completa: un monstruo inmenso, un titán comparable con el golem Ariasu, de más de tres metros de alto y cinco de largo; con un cuerpo hecho completamente de oscuridad y un par de ojos completamente amarillos.

Inmediatamente, aquel ser, similar a un felino, soltó una tarascada con su gigantesca garra y me apartó a un lado, mandándome a volar por la vidriera. Rodé por el suelo varios metros, tantos que por un instante tuve miedo de caer al vacío, alejándome todavía de Maya. Orgulloso, el Sincorazón se posó sobre la prisión de la pequeña, impidiéndome acercarme a ella.

—¡¡Ey, tú!!

Alcé la mirada, sólo para encontrarme con Nadhia intentando volverse una distracción. Contemplé con decisión la flecha que me había ofrecido y me puse de pie de un salto.

—¡¡Bestia inmunda, aquí!! ¿¡Te acuerdas de mí!?

Extendiendo desde mi pecho la mayor cantidad de magia que me era posible, concentré un hechizo en mis manos armadas. Sin soltar la daga o la flecha, las extendí al frente, pretendiendo que el flujo me otorgara la suficiente fuerza para llevar a cabo aquella obra hercúlea.

Debía salvar a Maya. Tenía que sacarla a la fuerza de aquella fosa de oscuridad, jalarla hasta que su cuerpo estuviese completamente libre y deslizarla por entre las patas de la bestia que Nadhia intentaba distraer. Aquello no se comparaba con levantar a Neku y a Zait; era un esfuerzo mayor y, para colmo, no tenía idea de cuánto. Podía ser una diferencia mínima o podría tomar un trabajo extra gigantesco.

Pero aun así debía intentarlo...

—¡¡Magneto!!

Si veía que Maya no era impulsada en mi dirección... entonces tendría que arriesgarme todavía más. Al igual que Nadhia, que consideró la posibilidad de hacerse daño a sí misma para atraer a la bestia con su sangre, yo también tendría que arriesgar mi propia seguridad por mi compañera. ¿Qué más podía hacer si no?

Tanto si Nadhia lograba alejar al Sincorazón como si no, envolvería mi cuerpo con la energía de un Gravitón y me alzaría unos centímetros en el aire. Con tanta velocidad como me fuese posible, volaría en dirección de la bestia y pasaría por encima de su cabeza para intentar atontarla; luego tendría que arriesgarme a no ser lo suficientemente diestro, pero debía dar un giro agudo para pasar por debajo de las patas del animal, justo en dirección a la prisión de Maya.

Una vez bajo al animal, no tendría más sino unos preciados instantes. Tomaría con fuerza el antebrazo de la niña con ambas manos, desmaterializando mi arma y tomando la flecha de Nadhia entre mis dientes; si no era capaz de alcanzarla, entonces tendría que usar el instrumento que la chica me había prestado para que la pequeña intentase asirse de él.

Tiraría entonces con fuerza, alzándome entonces en el aire por entre las patas del animal para intentar liberar a la niña. Tenía que funcionar, para que pudiésemos alejarnos tanto como era posible de aquel tétrico ser. Desgraciadamente, no habría tiempo de apoyar a Light con la ofensiva ni para defender a Nadhia, por lo que no quedaría más que confiar en el resto de mis compañeros.

por **Demyx** » Vie Ago 09, 2013 5:52 pm

Cuando Crow se dio la vuelta solo pudo abrir los ojos como platos, contemplando como Nate, el simbionte de su amigo, se hacía pedazos para luego desaparecer.

―¡Zait! ―gritó el muchacho con desesperación.

Sin pensárselo dos veces había echado a correr hacia donde se encontraban él y Erased. Sabía bien que los simbiontes, como arma, estaban vinculados a sus portadores por lo que se preguntaba si el chico estaría muerto o no. Por suerte vio como éste se levantaba y mantenía una charla con el encapuchado. Sin embargo, su compañero, por ahora, no tenía un arma con la que defenderse por lo que se apresuró a llegar hasta ellos.

—Porque ya no soy Zait Laind, y no huiré jamás de mis miedos ―escuchó decir a su amigo al llegar―. Ahora soy Jain LaFleur.

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―Bien, Jain, lo has hecho bien ―dijo Crow con una sonrisa desafiante―. Muy bien.

Se plantó justo delante de su compañero para defenderle mientras éste aún se encontrara indefenso, ahora que Nate había sido destrozado la única solución es que Zait fuera capaz de encontrar a su verdadero yo, y quién sabe si ya lo había conseguido.

En cualquier caso, Crow trató de analizar tan rápidamente como pudo su peliaguda situación y la de sus camaradas. Vio como Felix trataba de salvar a la pequeña Maya del Exilio mientras que aquella chica llamada Nadhia se enfrentaba sola a un peligroso sincorazón. Sin embargo, no podía ayudarla… O quizá sí.

“Libra”.

Tal vez así conseguiría alguna información reveladora acerca del monstruo.

Por otro lado, estaban Zait y él, solos frente a Erased. O puede que no tan solos. Crow se percató de las intenciones de Light, pero no se inmutó para no revelar las acciones de su aliado. Si éste conseguía sorprender al encapuchado aprovecharía aquel instante para atacarle también. No obstante, no bajaría la guardia en ningún momento, estaría atento a las sombras de sus aliados y a la suya propia por si el encapuchado trataba de desplazarse mediante ellas, tampoco estaba dispuesto a que les usara como escudo como ya había hecho en el pasado.

―Voy muy en serio ―se limitó a decir.

por **Suzume Mizuno** » Vie Ago 09, 2013 6:36 pm

Fátima empezó a maldecir con todas sus fuerzas cuando vio que sus ataques mal combinados terminaban por volverse en su contra y afectar a sus propios compañeros. Sintió que todo su cuerpo se congelaba al ver el agujero negro que se abría debajo de Maya y experimentó varias arcadas y temblores.

—El destino que le espera a vuestra amiga Maya en cuanto sea tragada es triste—volvió la mirada hacia Erased, situado a dos vidrieras de distancia y que había cogido a Zait para usarlo como escudo, y rechinó los dientes.

¡Monstruo! ¡Era un maldito monstruo, como lo había sido Ariasu! ¡Abrir un portal a ese lugar de sufrimiento eterno era… era…!

—Yo creé el Exilio —sintió un golpe de vértigo y por una vez se detuvo a escuchar las envenenadas palabras de su enemigo en lugar de sentarse a preparar una nueva estrategia—. . Yo mismo he sido presa de él durante dieciséis años. Tu corazón se despedaza en cientos de pedazos al entrar, tu mente se corrompe de mil formas distintas, y tu cuerpo pasa a ser una posesión de la misma oscuridad. No existe salvación para ese lugar. Ni siquiera los Lázaro +.

Tenía la garganta y el paladar secos y los ojos irritados por las lágrimas, porque de repente creía sentir todo el desgarrador dolor atacándola a ella misma. Ella no debía haber pasado más que una hora ahí dentro, pero le había parecido que la llevaron al mismísimo infierno del que hablaban los párrocos en el mundo de la Fátima original. Tuvo que apoyarse en Neku cuando se tambaleó por el malestar.

Pero… si nadie podía salir…

¿Cómo había conseguido hacerlo Erased?

Mientras el encapuchado se encargaba de Zait, Fátima se abofeteó y el dolor real, no el recuerdo del mismo, le despejó la cabeza.

“¡No pienses en ello! ¡No pienses en ese lugar! ¡Me mataré antes que volver a ese lugar…!”

Avanzó para intentar ayudar a la pequeña Maya, pero entonces vio que sus compañeros de vidriera se lanzaban para salvarla y comprendió que había otras formas de ayudarla.

—Vamos a separarnos —le dijo a Neku—. Necesito que distraigas un momento a Erased si nadie más atrae su atención cuando yo llegue al otro lado —y le señaló con la cabeza el camino que iba a recorrer—. Sólo si crees que Erased me va a ver, debes hacerlo, ¿entendido? —le miró fijamente y luego esbozó una sonrisa temblorosa—. Tengo que probar una cosa —le dio a Neku dos fragmentos de cubo, que solidificó con fuego en forma de pequeñas pero robustas y afiladas lanzas—. Utilízalas con su telequinesis si no ves otro remedio. Si Erased me… —tragó saliva— intenta matar, te agradecería que usaras un pin de barrera.
»¡Suerte!

Echó a correr por el puente hasta la siguiente vidriera vacía, precisamente en dirección contraria a Maya y compañía. Podía escuchar la pelea que se estaba desarrollando al otro lado, aunque en seguida los perdió de vista por culpa de la vidriera gigante y se enfocó en correr lo más rápido que le permitieran las piernas. Sus ataques apenas hacían daño a Erased y sería necesaria una combinación bien estructurada para conseguir descalabrarlo un poco.

Pero había visto que había una forma de sacarlo de sus casillas.

Era peligroso, sí. Pero, apretó los dientes, no iba a permitir que nadie más sufriera lo mismo que ella en el Exilio.
Por el camino materializó varios cubos de tierra, que fusionó en uno, dándole forma de una apañada coraza. Entonces le dio vida con Vita y le susurró que la protegiera, haciendo que se cerniera en torno a su pecho y espalda. No le salvaría la vida, pero quizás evitaría que le partieran algún hueso o que le hicieran una herida mortal si Erased decidía usar su sable.

Cuando llegó a su propia vidriera, inmediatamente anterior a la de Erased, respiró hondo y esperó su oportunidad. Necesitaba que Erased estuviera distraído, bien con Zait, Crow, Light o Neku. Entonces… Entonces…

Se acercaría todo lo que pudiera a Erased y lanzaría una llamarada de fuego contra su cabeza. Su objetivo, destruir la capucha fuera como fuera. Si conseguía hacerlo antes de que cualquiera de sus compañeros atacara a Erased, quizás incluso tendrían la oportunidad de herir a su enemigo.

Como no confiaba del todo en que el fuego fuera suficiente materializó un cubo y le dio forma de halcón con pico y garras muy afiladas. Si cuando lanzara la llamarada no conseguía atraer la atención de Erased, arrojaría al animal dándole vida con Vita —no estaba segura de si podría conjurar dos Vita a la vez, pero debía intentarlo. En cualquier caso, daría prioridad al pájaro— y le ordenaría que desgarrara la capucha de Erased.

Sabía que cuando lo hiciera, se enfurecería lo suficiente para dejar de prestar atención a su alrededor.

Y entonces quizás Maya tuviera una oportunidad.

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por **Soul Artist** » Lun Ago 12, 2013 1:23 am

We are 240 minutes from the end

¿Dejarme controlar por mi oscuridad y disfrutar? O por el contrario...
Nadhia intentó llamar la atención del monstruo cortándose la mano y mostrando su sangre a su antiguo conocido. Sin embargo, por su parte no hubo reacción alguna; ni siquiera se dignó a mirarla, más absorto en los movimientos de Felix sabiendo que era su compañera y que trataría de rescatarla.

El motivo de este comportamiento sólo pudo descubrirlo Crow gracias a su Libra: Erased no había invocado a una bestia al combate, sino que su propio cuerpo se había separado para traerla a la vida y controlarla incluso en la distancia. Si lo dañaban, dañarían al propio encapuchado hasta que aquella parte de su cuerpo volviese a él.

Las flechas de Nadhia ayudaron a ello mismo, atacando al monstruo para defenderse de cualquier reacción. Esto sirvió de perfecta distracción para Felix, el cual esperó atraer a Maya con su Magneto; sin embargo, los brazos la mantenían demasiado sujeta como para soltarla lo más mínimo.

El Jugador no se rindió, sin embargo. Sabiendo que el tiempo era primordial no esperó lo más mínimo para usar el poder del Gravitón y echar a volar por debajo de la bestia, extendiendo su mano hacia Maya. Y lo consiguió.

—¡Espera, Maya! ¡Ya estoy, espera!

Felix tiró con todas sus fuerzas del brazo de Maya. Sin embargo, un brazo no era lo suficientemente poderoso comparado con la centena de los que tiraban de ella directamente desde el interior del agujero. Pero el Jugador tenía esperanza, tenía ilusión en salvar a su compañera. Eso era más fuerte que cualquier cosa.

Jain consiguió iluminar su vidriera, demostrando ser un ser completamente distinto al joven Zait Laind. En su mano surgió una maza con un reloj incrustado en él, con la antena de los minutos retrocediendo y la de las horas avanzando. El tiempo estaba a su merced: pasado o futuro, arrebatados o no, eran suyos. Nadie se lo podría quitar.

Y si él había sido capaz Felix sabía que Maya también. No se rendiría allí tan fácilmente, no abandonaría a su compañera. Costase lo que costase la sacaría de allí. Y nada ni nadie sería capaz de detenerle, nada se interpondría en su camino. Menos la risa de Erased Data.

Cuando Felix dio el tirón más fuerte de todos para sacar a su compañera, el agujero se cerró de golpe, separándola del resto del cuerpo.

El Sincorazón situado sobre la cabeza de Felix se desvaneció, dejándole solo frente donde antes se encontraba el agujero de Maya, ahora su tumba. El encapuchado rió con fuerza mientras, a dos plataformas de distancia, la única vidriera vacía que faltaba comenzaba a agrietarse y romperse en cientos de pedazos, como si una terrible fuerza la aplastara con todas sus fuerzas. El rostro de Maya Zawrid apareció en él justo antes de estallar el cientos de pedazos, los cuales echaron a volar por la inmensa oscuridad que les invadía.

—No...

Eileen abrió los ojos como platos y se llevó ambas manos a la boca, horrorizada por lo que acababa de hacer el encapuchado. Se dejó caer de rodillas mientras cinco puentes, uno por cada vidriera, conectaban con la plataforma en la que ella estaba. Erased Data reía en alto, concentrando toda su atención en Felix.

—Cúlpate por su muerte, aunque sus pecados son los que le ha llevado a no salvarse —explicó el enemigo, bajando su arma y dando la espalda a Zait—. No se ha salvado porque no ha luchado por hacerlo. Sus pecados eran tan intensos, la llenaban de tanta culpabilidad, que tenías que rescatarla siempre. Era inútil.

»Era débil.

Aquellas palabras fueron un fuerte desencadenante. Una Onda Lunar alcanzó de lleno a Erased, atravesando su cuerpo de oscuridad y desconcertándole durante un instante; lo suficiente para que Crow pudiese atacarle con su lanza, ensartándola en él aunque sin lograr moverle ni un centímetro. Su enemigo le miró directamente a los ojos desde su capucha y rió, mofándose de su impotencia.

El suelo de la vidriera estalló en llamas, quemando a los tres Jugadores presentes en ella y debilitándoles con el fuego negro invocado por Erased Data. Después de ello, tomó del cuello a Crow y lo lanzó lejos de él, librándose de su lanza y del mismo Jugador.

—En realidad, todos sois débiles. Pecadores, inútiles, caminantes de la luz. Este mundo terminará con vosotros: después volveré con mi original. Y tendremos a la chica de corazón puro.

"No podemos ayudarte.
Te necesitamos con vida.
Si lo matamos, tú mueres.
Él es demasiado poderoso.
Él te tiene en tus manos."

El sombrero se negaba a ayudar a Nadhia, por mucho que solicitara su ayuda. Erased Data giró su cabeza hacia ella y la joven pudo notar cómo su mirada la atravesaba, pudiendo incluso analizar sus propios pensamientos y seguramente escuchando las voces de su cabeza. Hizo un además de dirigirse hacia ella, pero una llamarada alcanzó su cabeza justo antes de siquiera pensarlo.

Fátima, protegida por un escudo viviente, acudió para atacar al encapuchado y prender fuego a su ropa. Erased Data, ignorando el fuego sobre su cabeza, dirigió su mirada hacia ella e invocó sus dos sables oscuros, atacando en su dirección. Su escudo protector intentó defenderla, reforzado por la defensa de Neku en la distancia, pero fue insuficiente: el corte sombrío partió por la mitad ambas defensas y alcanzó a la chica, marcándole una equis en su pecho.

Fátima siguió defendiéndose enviando un ave dotado de vida a la cabeza de Erased, el cual no tuvo problema en rechazarlo. Soltó uno de sus sables, cogió a la Jugadora por su ropa y la levantó en el aire, con su arma preparada para atravesarla. Sin embargo, el ave al que dotó de vida volvió a la carga, atravesando el fuego que seguía en su cabeza. Intentó desgarrar la capucha del enemigo para distraerlo de su ama, cosa que consiguió con éxito: la obsesión de Erased de mantener su identidad en secreto era más importante.

Pero, a pesar de que el ave cosiguió quitar algunos trozos del cuero del traje del enemigo, no lo consiguió con éxito. Erased Data derribó al animal y lo atravesó con su sable, arrebatándole toda su vida. El fuego de su cabeza brilló con intensidad, negándose a apagarse, mientras volvía a dirigirse hacia Fátima. Uno de los proyectiles que Fátima proporcionó a Neku le alcanzaron, pero Erased Data apenas se inmutó.

—Se acabaron los juegos. Vais a volver a la oscuridad.

El encapuchado alzó su arma en contra de Fátima, preparado para ensartarla. Neku lanzó su segundo proyectil contra el enemigo, aun sabiendo que no le afectaría lo más mínimo. Pero algo se interpuso en su camino, bloqueando la ropa y absorbiendo su fuego, dirigiéndose al vuelo directamente contra la cabeza del encapuchado.

Una bola gaseosa con colmillos y enormes ojos que algunos podrían reconocer como un ser llamado Gengar.

La criatura mordió con todas sus fuerzas la cabeza del desconocido, atravesando su fuego con el que el propio Neku le había proporcionado. Al contrario de todos los ataques de los Jugadores, aquella bestia parecía sí dañar el intangible cuerpo del enemigo, e incluso devorar el cuero de su capucha. El encapuchado gritó y se libró del fantasma, tirándolo contra el suelo de la vidriera y arrancando su capucha de golpe.

—Mierda... Maldito bicho...

El fuego de la cabeza de Erased Data comenzó a apagarse poco a poco, dejándole el rostro al descubierto. Antes de que nadie lo viera, se acercó a Gengar y ensartó en él su sable, dañándole seriamente. Pero no pudo arrebatarle la vida del todo. Erased Data se agachó al suelo cuando el filo de su arma tocó al fantasma, con la mano en el pecho y lleno de dolor.

El cuerpo del enemigo huyó de la zona para acabar tras la espalda de Eileen, la cual no retrocedió al verle; sólo giró su cabeza hacia él. Miró por primera vez a la réplica directamente a los ojos, fuera de la vista de los demás Jugadores.

—¿Qué es esa cosa? ¿Por qué duele?

—¿No lo recuerdas?

Las palabras de Eileen resonaron en todas las vidrieras, alcanzando los oídos de todos los Jugadores. Nadie, menos una persona, sería capaz de comprender las terribles palabras que la Creadora pretendía decir.

No lo hagáis.

Erased Data se acercó al bordillo, sin fuego en su cabeza. Se quitó la mano de su pecho y adoptó de nuevo sus dos sables, colocándose justo enfrente del puente que conectaba con la vidriera de Light. Observó a todos los Jugadores con sus ojos de Sincorazón, brillantes como la energía de una estrella.

Avanzad hasta la siguiente prueba.

Los amarillos e intensos ojos del exencapuchado se detuvieron fijamente en Nadhia, sonriéndola ampliamente y con todas sus fuerzas. Aquella sonrisa tan sádica, tan siniestra y tan... Innatural en aquel rostro.

Por favor.

Erased Data alzó su mano derecha portando el sable hacia Jain, desviando la mirada de a la que llamaba "amiga". Dejó caer su arma directamente a sus pies, riéndose por lo bajo. Había dejado caer las cosas, había comentado su obsesión hacia Nadhia y que no podía olvidarla.

—Sois débiles mientras caminéis bajo la luz. Sólo sobreviven aquellos que se dejan dominar por la oscuridad y disfrutan.

No le devolváis a la vida.

—¿Acaso no es verdad, Nadhia?

El cuerpo de Erased Data no era ni más ni menos que el de la compañera de Nadhia. El propio encapuchado era una mujer, pese a su masculina voz; era el cuerpo de Saeko, aprendiz de Bastión Hueco.

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por **Suzume Mizuno** » Mié Ago 14, 2013 7:08 pm

No llegó a tiempo. No lo había conseguido. Lo supo en cuanto escuchó el estruendo de miles de cristales partiéndose en pedazos. Pero siguió corriendo, con los ojos irritados por culpa de las lágrimas.

Más tarde se alegraría profundamente de haber previsto que Erased no la dejaría ir sin más después de haberle atacado. El terror la invadió cuando sintió que le partía el escudo y le alcanzaba en la piel, abriéndole un doloroso corte, pero pensó que había sobrevivido gracias a que se le ocurrió protegerse. Y gracias a Neku. Pero entonces Erased la había levantado en volandas y Fátima supo que estaba tan muerta como Maya. Si su pequeño Golem no hubiera actuado, habría acabado ensartada por el sable de oscuridad.

Sin embargo, Erased estaba desesperado por proteger su identidad y dejó de prestarle atención hasta que mató también a su pájaro. Neku empezó a atacar al monstruo por detrás, intentando ayudarla, pero Erased le ignoró y continuó andando hacia Fátima, que se había arrastrado hacia atrás, incapaz de caminar de puro miedo.

—Se acabaron los juegos. Vais a volver a la oscuridad —dijo, enarbolando su arma.

Fátima tuvo tiempo de pensar que, al menos, no sufriría de nuevo el Exilio mientras su corazón se detenía invadido por un frío terror.

Pero el final no llegó.

Algo se abalzó sobre Erased y le atacó en la cabeza, arrancándole un alarido de dolor. Se debatió contra una especie de monstruo de desproporcionados ojos y cuando consiguió librarse de él y lo atacó, se contrajo y gruñó de dolor. Luego se transportó junto a Eileen y dijo:

—¿Qué es esa cosa? ¿Por qué duele?

Mientras ella respondía, Fátima se incorporó tocándose el pecho ensangrentado, donde el corazón le martilleaba con tanta fuerza que temió que le fuera a reventar.

Le daba vueltas la cabeza. Había estado tan cerca de morir otra vez que no podía creerse que hubiera sobrevivido.
Cuando levantó la vista, el rostro de Erased había quedado al descubierto. Era una mujer, con voz de hombre, que le resultaba familiar. Pero mientras este se dirigía a Nadhia, Fátima estaba pensando en algo muy distinto a su verdadera identidad o por qué se había esforzado tanto por ocultarla:

Al atacar al fantasma, se había hecho daño a sí mismo.

Miró a Erased, que estaba fuera de su alcance, en la vidriera principal, y volvió a mirar al fantasma, que flotaba a poca distancia de ella.

No entendía ni de dónde había salido aquel fantasma, ni porqué arremetía contra Erased, pero sí se dio cuenta de que por algún motivo estaba relacionado con su enemigo. Quizás era algo parecido a lo que le ocurría a Zait con su capa.

Apretó los labios y se incorporó muy lentamente mientras forjaba una alabarda bien afilada tratando de no hacer ruido. Cuando terminó se puso en pie, sin quitar el ojo de encima a Erased por si sospechaba lo mismo que ella, aunque parecía ocupado, u ocupada, en sonreír a Nadhia.

Llegó a una distancia prudencial del fantasma, cuidándose de que no la viera acercarse. Entonces tomó todo el impulso que fue capaz y dio un tajo de arriba abajo contra el fantasma.

“¡Vamos a ver si tengo razón o no!”

Quizás Erased fuera el único que pudiera hacerle daño, en ese caso al fantasma no le ocurriría nada. O tal vez sí que podría alcanzarle a través de él.

En ese caso… Lo sentiría por la criatura. Gritaría a sus compañeros que arremetieran contra el fantasma con todas sus fuerzas.

por **Little Sho** » Mié Ago 14, 2013 7:52 pm

Jain se había quedado boquiabierto. Respiraba fuertemente. Más de una gota de sudor recorría su mejilla. Contempló como, entre toda aquella oscuridad, otra vidriera comenzaba a brilliar: la suya. No pudo evitar sonreír. No pudo evitar saltar y gritar. Era justo como se la imaginaba. Él estaba ahí en medio, y la imagen de Crow acompañaba el diseño verde y azulado del cristal. No le dio tiempo de apreciarla al completo, ya que en su mano surgió una maza, en cuyo tope reinaba un reloj. La aguja de las horas avanzaba mientras la minutera retrocedía.

—¡Esto es un arma, joder! Querida, a ti no me dolerá verte sufrir. Porque tú no sufrirás jamás. Me ayudarás a causar el caos...

Las acciones sucedieron deprisa. Jain calló por un momento, con un nudo en el corazón. El sonido de un cristal rompiéndose paró su entusiasmo. El joven alzó su mano, con los dedos meñique y pulgar apretados el uno contra el otro, en un símbolo de paz, orgullo y respeto por Maya.

Unas llamas le habían dañado, por lo que decidió realizar otro hechizo Cura. Esta vez estaba preparado parq hacer daño.

Se acercó a Crow, que había resultado herido, pero sabía que se encontraba bien, él era muy fuerte.

—¡Crow! Amigo. Vamos, levanta. El final se acerca, lo presiento. Y no vamos a permitir que esa loca, quienquiera que sea, se salga con la suya. No es más que una camionera con voz de macho, que pagará la sangre con sangre. Así que... Mantente cerca mía después de esto. La derrotaremos por las buenas... O por las malas.

Entonces, el joven esperó al momento indicado para acercarse a atacar, uno en el que la enemiga no lo viese venir, aprovechando el poder de su maza, que enseguida usaría como bloqueo para rechazar cualquier ataque y, entonces, retroceder.

por **Demyx** » Mié Ago 14, 2013 9:56 pm

El muchacho peliazul se levantó de nuevo sin dificultades, el combate no había terminado y a él aún le quedaban fuerzas para seguir luchando, muchas más que antes si cabe.

Se dio la vuelta para observar a su buen amigo Zait, lo había conseguido y estaba eufórico, empuñando su nueva arma. Se alegraba por él por lo que levantó su pulgar para felicitarle, para indicarle que había hecho un buen trabajo.

No hubo demasiado tiempo para celebraciones, Crow no tardó en percatarse de que uno de los suyos había caído, nada más y nada menos que la pequeña Maya. Cerró unos instantes los ojos para recordarla, habían luchado juntos desde el cuarto día y, sin embargo, apenas la conocía, aunque poseía los recuerdos de Edge como referencia. Lamentó su muerte como ya lo había hecho con Paul, Hana y otros jugadores que habían ido cayendo en el transcurso del Juego, pero nada podía hacer por ellos ya. Abrió los ojos de nuevo, aún tenía una batalla que librar.

—¡Crow! Amigo —se le acercó su compañero—. ¡El final se acerca, lo presiento. Y no vamos a permitir que esa loca, quienquiera que sea, se salga con la suya. No es más que una camionera con voz de macho, que pagará la sangre con sangre. Así que... Mantente cerca mía después de esto. La derrotaremos por las buenas... O por las malas.

Crow arqueó una ceja al observar el rostro de su adversario…

—Hombre o mujer, niño o niña, no importa qué o quién se enfrente a nosotros. Caerá ante nosotros si se interpone en mi camino.

Zait se dirigió rápidamente hacia la chica de pelo morado con intenciones de atacar y Crow lo siguió. Ocultaría la trayectoria de su ataque tras su aliado, su enemigo no podría saber por dónde atacaría hasta que lo hiciera y él empuñaba una lanza lo bastante larga para alcanzar a sus adversarios, además… su arma no podía ser bloqueada. No obstante, el muchacho no descuidaría ni por un segundo sus sombras y las acciones de su amigo.

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por **Soul Artist** » Jue Ago 15, 2013 12:18 am

We are 210 minutes from the end

—Realmente patético.

Ni Crow ni Jain fueron capaces de alcanzar la vidriera en la que Erased Data se encontraba. El avance de los dos Jugadores era demasiado obvio: al fin y al cabo, para alcanzar a su enemiga debían atravesar uno de los cinco puentes que conducían hasta donde ella estaba. No fue en absoluto difícil anticiparse a sus movimientos y dirigir la mano hacia ellos, a unos metros a distancia, para cerrar la palma de su mano de golpe.

Una llama negra de medio metro de altura surgió frente a ambos chicos flotando en el aire. Aunque en principio pareció ser inofensiva, pronto se abrieron dos enormes ojos amarillos en ella y comenzó a hincharse con energía, como un globo a punto de estallar. Quizá aquello les advirtiera para dar media vuelta, pero el tiempo no era el suficiente como para huir de la explosión que ambos pudieron escuchar.

Sin embargo no era el fin. Jain pudo notar cómo su alrededor se volvía más lento mientras escuchaba el tic toc del reloj dentro de su cabeza. Tenía unos segundos para agarrar a Crow y correr en dirección contraria mientras la explosión destruía el puente detrás de él: el reloj le daba aquella oportunidad. Podía salvarse del caos que él mismo quería provocar.

Pero aunque los dos chicos se salvasen en el último momento el puente había quedado en gran medida destruido. Quedaban otros cuatro, de las demás vidrieras, aunque tendrían que preparar su estrategia más detenidamente ahora que sabían que su enemiga podía provocar aquellas explosiones. Lo cierto es que su plataforma era bastante grande, por lo que si lograban atraer su atención en un lado, quizás en el otro tuviesen su oportunidad...

Mientras tanto, Fátima ya había encontrado otro método de hacer frente a Erased Data. La chica atacó al fantasma que había acudido en ayuda de los Jugadores, sin pararse a pensar que podía ser un importante aliado; el inesperado golpe que propinó al indefenso ser provocó una respuesta por parte de su ama, la cual se arrodilló al suelo con el ceño fruncido y apretó los dientes con fuerza. Dirigió su mirada llena de ira a la Jugadora mientras el fantasma caía al suelo, malherido.

—¡Pecadora! —le acusó la mujer, volviendo a levantarse y dirigiendo su mano hacia la plataforma en la que ella se encontraba—. No tienes el valor de enfrentarte a las situaciones que se te plantean. Siempre te proteges con débiles escudos, traicioneros golpes y el vacío apoyo de tus falsos amigos.

La mujer volvió a sonreír, encendiendo el fuego negro en su mano.

—Todos sois iguales... Todos sois pecadores.

Otra llama explosiva surgió frente a Fátima, la cual comenzó a hincharse sin oportunidad alguna de que pudiese huir. Sin embargo, el fantasma al que ella misma acababa de atacar saltó sobre el monstruo de oscuridad y absorbió su fuego en su cuerpo gaseoso justo antes de que explotara; durante un momento pareció no suceder nada, pero el ataque cargado por la bestia se acabó desatando en el incorpóreo cuerpo del espectro, el cual sufrió de inmediato los daños dentro de sí.

Erased Data se llevó los brazos al estómago, sufriendo el daño de la explosión también. Levantó la vista llena de furia contra el ser, gruñiendo de ira. La mujer desapareció de su posición y volvió a surgir tras Gengar, al cual capturó con sus dos brazos y lo capturó para volver a surgir en la sombra de Eileen, que no se molestó en mirar a su enemiga.

—¿¡Por qué haces esto!? —gritó Erased al fantasma, acercándolo a su rostro y después lanzándolo con fuerza hacia el centro de la vidriera—. ¡¡Te han atacado!!

—Si él muere, tú también. Su ama volverá a ser libre.

Erased Data miró con furia a Eileen, pero no reaccionó. Dirigió su mirada contra el fantasma y después hacia los Jugadores. Crow podía verlo gracias a Libra: estaba muy débil. Unos pocos golpes y habrían acabado con él para siempre, y a través del Gengar podrían lograrlo. Pero la chica no era tonta: sabía que su fin estaba cerca. Y cuanto más acorralada esta la bestia a la que cazar, más peligrosa resulta.

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