[Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 7

THE END

Nunca olvidarás que tomaste parte en alguno de estos jolgorios. Kazuki tampoco.

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro, Sombra

[Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 7

Notapor Soul Artist » Mar Dic 03, 2013 4:30 pm

Tengo una última misión para vosotros, hijos renegados. Un último favor que quiero que me hagáis.

»Morid.

El contador se había activado por una última y definitiva vez, pero su cuenta se había reseteado. Al principio fue difícil darse cuenta de qué sucedía, pero en seguida cayeron en la cuenta mientras el portal se cerraba definitivamente: no había minutos. Sólo segundos.

Diez últimos segundos de vida digital antes de convertirse en monstruos corruptos.

Diez. Nueve. Ocho.

¡Hay que destruir vuestra Corrupción! —gritó desesperada la Creadora.

Eileen reaccionó de inmediato invocando una esfera de luz que se dividió y lanzó contra los aprendices digitales, pero no sirvió de nada; al tocar en contacto con ellos rebotó y salió volando hacia la oscuridad, desapareciendo de su vista. Apretó los dientes e invocó otra esfera que hizo exactamente lo mismo, pero una vez más no llegó a tocar sus cuerpos.

Siete. Seis. Cinco.

La estrategia no funcionaba, y cada segundo contaba en aquella situación límite. Invocó una tercera esfera, pero tras alargar sus manos se transformó en un bastón luminoso. La Maestra se aproximó a Felix e intentó golpearle con ella, pero una vez más el ataque fue repelido y Eileen resbaló hasta caer al suelo.

Cuatro. Tres. Dos.

¡Paro! ¡Lento!

La Creadora intentó detener los relojes de los jóvenes a través de hechizos de tiempo, pero no surtían efecto en ellos. La magia parecía hacer un esfuerzo por alcanzar sus cuerpos, pero una barrera invisible evitaba cualquier tipo de daño, tanto físico como espiritual. Gozaban de la bendición del nuevo dios de aquel mundo, Ronin.

Uno.

Eileen se quedó con los ojos en blanco, pensando qué podía hacer a continuación para ayudarles. Pero en el poco tiempo que disponía no se le podía ocurrir nada. La presión era demasiada como para hacerle frente.

Cero.

La Corrupción despertó dentro de los cuerpos de los tres jóvenes, cayendo presas de su poder y las voces que hablaban a sus oídos.

* * *

Sois idiotas.

Joker, Felix y Light cayeron al suelo, agotados por lo que acababan de experimentar en su cabeza. Habían notado cómo algo se desgarraba en sus corazones y eso mismo subía por su garganta, invadiendo todo su cuerpo y provocándoles heridas internas muy graves. Sus datos se corrompían, explotaban en una forma distinta, y sabían que iban a mutar y convertirse en una monstruosidad completamente diferente.

Pero no sería aquel día. Antes de perder totalmente el conocimiento recordaban que alguien les había golpeado por detrás y les había inyectado algo en su espalda, succionándoles el alma entera. La oscuridad les envolvió y quedaron dormidos hasta aquel momento, en el que todas aquellas sensaciones reavivaron en sus mentes. Se lanzaron contra el suelo y al levantar la mirada encontrarían a su salvadora, probablemente la última persona que esperaban en todo el mundo digital.

Ariasu les observaba con desprecio sentada en el sofá frente a ellos. Se encontraban en un pequeño cubículo situado bajo las vías del tren de Villa Crepúsculo, bien oculto y lejos del resto de la ciudad. El cuerpo de la mujer había sufrido serias malformaciones por aquello que ella misma se inyectó: de sus brazos salían violentamente pequeñas hojas de Llaves Espada, y su rostro tenía como marca una X que recorría su nariz y su ojo derecho.

Os avisé de que destruiríais este mundo en vez de salvarlo. Idiotas, más que idiotas.

Sin comprender la situación en la que se encontraban los aprendices pudieron apreciar que la Villa Crepúsculo que llevaban seis días conociendo ya no era la misma. La luz que se filtraba entre las vías del tren era más rojiza de lo habitual, casi como el color de la sangre. En la salida tras ellos, cubierta por una cortina, podían escuchar un constante siseo que invadía las calles que se alejaba y se acercaba; si alguno de ellos decidía echar un discreto vistazo vería que decenas de criaturas blancas se arrastraban por la calle, patrullándola de un costado a otro.

No estaban solos en aquel lugar. Un muchacho de pelo grisáceo y sonrisa chulesca se encontraba apoyado en la pared junto la entrada, que saludó con la mano nada más levantarse los jóvenes. Eileen, por su parte, estaba sentada en el suelo junto al sofá con la mirada agachada y perdida, sin atender a los aprendices.

Ey, buenos días, princesos —saludó el chico gris con la mano—. Bienvenidos al infierno, habitantes: seis.

Sin contar posibles supervivientes, Joshua.

El muchacho se giró y echó un vistazo al exterior, dando la espalda a los jóvenes supervivientes. Estos tenían plena libertad a partir de aquel momento, y también para reflexionar sobre los sucesos del día anterior. No sabían cuál sería su destino a partir de entonces, ni tampoco qué había sucedido con anterioridad allí. ¿Dónde estarían Fátima, Crow y Jain? ¿Y Nadhia, que se la había llevado Ronin, estaría bien? No tenían ni la más mínima pista. Todo había sido demasiado rápido.

El contador seguía en sus manos, detenido en 00:00. Pero algo no les daba buena espina.

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Fecha límite: viernes, 6 de Diciembre, 19:00 hora peninsular española.

Como habréis imaginado, están libres de postear Fátima, Little Sho, Demyx y EspeYuna hasta nuevo aviso. ¿El motivo? No están en escena, ni siquiera se conoce su ubicación actual.


Vamos a terminar el Global de una vez por todas. Esta es la recta final: el Global puede no haber salido todo lo satisfactorio que me gustaría, pero es hora de terminarlo tras todo lo que se ha alargado (demasiado, para qué negarlo). Así que tomémoslo con todas las ganas del mundo y a por ello.
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¡Gracias, Flan, por Alexis e Ivan!
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Re: [Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 7

Notapor Light » Vie Dic 06, 2013 6:11 pm

Finalmente, el demonio enseñó su verdadero rostro.

Light y los demás jugadores tomaron sus respectivas decisiones, optando entre seguir a Avatar o definitivamente abandonarle. Después, el nuevo Game Master del Reaper’s Game, Joker, intentó por todos los medios que Ronin no se escapara, invocando un poderoso hechizo de luz para derribarle. Desafortunadamente para él, el conjuro no llegó a su destino: una barrera invisible le protegía de cualquier tipo de ataque.

Nadhia tampoco se lo pensó dos veces y le atacó, haciendo uso de su habilidad con el arco. En vano también, parecía que el ataque no había afectado a Ronin en absoluto.

Os doy la vida, os cuido, os mantengo... Y no sólo me dais la espalda, sino que me ofendéis y atacáis —declaró afligido—. Habéis decidido atender a la Creadora, una falsa diosa como cualquier otra, en vez de a mí. Pero sin haber hecho nada parece que he ganado vuestro odio.

Cállate.

Si es lo que queréis... Os daré razones para odiarme.

Ronin cerró el puño y se dispuso a apuñalar a Nadhia con el propio proyectil de la chica en mano, delante de todos ellos. El rostro de enfado de Light se transformó en uno de angustia.

¡Espera! ¡¡No!! —vociferó el aprendiz, dispuesto a comerse sus propias palabras para evitar una desgracia. El proyectil entró en contacto con el cuerpo de la chica, perforándolo. Una y otra vez, creando un espectáculo sangriento y desagradable imposible de soportar. El rostro demente y complacido de Ronin le perturbaba.

Su compañera estaba siendo asesinada en aquel instante, y no podían hacer nada por evitarlo. Light salió corriendo hacia ellos, aun sabiendo que se daría de bruces con la barrera que les mantenía alejados de Ronin. El joven comenzó a asestar mandobles contra el muro invisible, desesperadamente, rogando en voz alta que parara y la dejara en paz. Por supuesto, en vano.

Ni siquiera los hechizos de la Creadora pudieron superar la barrera mágica.

¡Eres un cobarde que te has escudado desde el principio, usándonos como peones para hacerte con este mundo! —exclamaba furioso mientras seguía golpeando la barrera con Ragun, deseando poder llamar la atención para convertirse en el nuevo blanco de su ira—. ¡Y ahora te escudas con esta barrera de mierda! ¿¡Acaso les tienes tanto miedo a tus propios hijos que tienes que protegerte con esa mierda!?

Ronin pareció ignorar todas sus provocaciones. Tarde o temprano, desistiría y dejaría de empalar el cuerpo de la muchacha. Light contempló horrorizado su cuerpo ensangrentado, con un nudo en la garganta.

Eres un hijo de puta… —pronunciaba Light, quien cayó de rodillas sobre el suelo, derrotado. Impotente, apretó con fuerza sus puños y deseó que nada de aquello hubiera pasado. Ahora, posiblemente Nadhia estuviera muerta; aunque, curiosamente, Ronin no la dejó en el suelo, sino que planeó llevársela.

¿Por qué llevársela? ¿Qué planeaba hacer con ella, ese ese estado deplorable? Definitivamente, seguía viva.

Antes de irme...

Light alzó la mirada y contempló la figura de su antiguo padre, con la chica en brazos. El rostro de Ronin ahora no expresaba sentimiento alguno; al contrario que el de los presentes: rostros horrorizados, o en el mejor de los casos, alarmados.

Estimado Game Master: siento comunicarte de que este ya no es tu mundo. Ya no es el mundo de nadie. Es mi mundo.

>>Podéis llamarme tirano, déspota, monstruo. Podéis insultarme y cargar contra mí como bestias ciegas. Pero hace tiempo, cuando tomé la Llave Espada, me propuse liberar todos los mundos de sus falsos dioses y dar un hogar perfecto a cada ser vivo en toda la existencia. No haría caso de racismos o mutaciones. Yo crearía la primera y única utopía.


Nunca será tu mundo. No lo permitiré…

Un dolor inexplicable en la palma de su mano le obligó a hacer una mueca. Light dirigió una feroz mirada hacia Ronin y apretó los dientes.

Te juro… que no te vas a salir con la tuya, monstruo… —a gatas, ignoró el dolor y avanzó lentamente hacia el portal por el que Ronin planeaba marcharse, alargando el brazo hacia Nadhia, aun sabiendo que ya sería imposible detenerles.

Tengo una última misión para vosotros, hijos renegados. Un último favor que quiero que me hagáis.

>>Morid.


¿Morir?

El portal de luz finalmente se cerró. Entonces, Light recordó la cuenta atrás que tanta angustia les había ocasionado durante esta semana: el contador que señalaba el momento del fin del juego.

¡N-No! —exclamó con la voz ahogada tras percatarse del escaso tiempo de vida que les faltaba.

Intercambió miradas de horror con Felix y Joker. Aquel iba a ser su fin.

¡Hay que destruir vuestra Corrupción!

Las esferas de luz de la Creadora no tuvieron ningún efecto. Era imposible cambiar su destino. El joven se llevó las manos a la cabeza, se arrodilló en el suelo y se limitó a esperar su fin.

Durante toda la cuenta atrás, a Light le dio tiempo a maldecir miles de cosas. Maldijo el momento en el que su original conoció a Ronin. Maldijo el momento en el que éste creó a las réplicas de los aprendices. Maldijo el día en el que acabaron con Andrei y descubrieron la cruel verdad. Maldijo a Kazuki, quien les había salvado la vida tras la explosión de aquel tren. Maldijo también el momento en el que el déspota de Ronin le salvó la vida, lo último que le faltaba era tener que deberle favores. Maldijo a Erased Data, porque no logró consumir su cuerpo con aquellas llamas de oscuridad. También maldijo al Sincorazón del primer día, por no acabar con él y ahorrarle todo la semana de sufrimiento.

Maldijo a la Llave Espada. Maldijo a Tierra de Partida. Maldijo a la Villa Crepúsculo virtual.

Maldijo a su compañero caído Ragun, y deseó haber fallecido como él aquel día. Puede que, sin su ayuda, Ronin no hubiera logrado su objetivo final.

Maldijo, en definitiva, su existencia.

A la vista de que todos los intentos de Eileen eran inútiles, clavó su mirada desesperada en el horizonte infinito de oscuridad. Si iba a convertirse en un monstruo, en otra marioneta de Ronin, prefería tirarse al vacío y morir, acabando así con todo el sufrimiento.

Pero quedaban prácticamente tres segundos. Había gastado demasiado tiempo lamentándose, no le daría tiempo acercarse al borde de la vidriera y llevar a cabo su suicidio.

Lo siento, Eileen. Adiós.

Desvió la vista de la cuenta atrás, incapaz de seguir observándola. Cerró los ojos y empezó a experimentar la corrupción en estado puro. Unas voces perturbadoras parecieron devorar poco a poco su cordura, obligándole a soltar un rugido. Todo su cuerpo empezó a reaccionar ante aquellas voces, en cualquier momento se transformaría en algo totalmente diferente…

Había perdido el control de su cuerpo. Sin remedio, las fuerzas le abandonaron y se desplomó sobre la vidriera luminosa. Algo siniestro había despertado dentro de él, y no podía hacer absolutamente nada para detenerlo. Fuera lo que fuera, estaba devastando sus órganos internos y ahora recorría su garganta.

Rogó desesperadamente que parara. Antes de perder el control de su mente, recibió un golpe en la espalda, sin explicación alguna. Si aquello ayudaba a detener la maldición o a darle fin a su vida, lo agradecería.

Aunque careció de las fuerzas para expresar su agradecimiento. Tras recibir aquel golpe, todo se volvió negro y finalmente se desvaneció.

***


En verdad, Light había perdido la cuenta de las veces que se había salvado por los pelos.

Se despertó repentinamente como si de una horrible pesadilla se hubiera tratado, con la respiración acelerada. Lo primero que vio al despertar fue ni más ni menos que la mismísima Ariasu. ¿Una alucinación? Incapaz de creerlo, se restregó los ojos y comprobó que realmente se trataba de ella, la antigua jefa de los Reaper’s. La mujer tenía todo tipo de malformaciones, pero seguía siendo reconocible. Con ella, se encontraban Felix, Joker, Eileen y un desconocido joven de pelo grisáceo.

Os avisé de que destruiríais este mundo en vez de salvarlo. Idiotas, más que idiotas.

¿Tú… nos has salvado la vida?

Se encontraba tan ido que se olvidó de darle las gracias. Light se puso de pie sin más dilación, percatándose al momento de que estaba en plena forma: podía manejar su cuerpo sin ningún problema. No se olvidaría de la cuenta atrás de su mano: lo siguiente que hizo fue correr a mirarla. El contador se había detenido en 00:00, pero aun así seguían vivos y coleando.

Ey, buenos días, princesos —les saludó el joven—. Bienvenidos al infierno, habitantes: seis.

Ya veo —respondió, sin darle demasiada importancia. De momento.

Tras verificar la cuenta atrás, dubitativo, observó el entorno que les rodeaba, bastante familiar. Habían regresado a Villa Crepúsculo, y ahora se hallaban en bajo las vías, un pequeño recinto bien conocido por Light y el resto de los jóvenes de la villa. El lugar de siempre, el lugar perfecto para esconderse y aislarse de la multitud.

¿Acaso se estaban escondiendo? Light se paseó por la diminuta habitación y se paró para examinar la luz que entraba por la abertura, a través de la cual podían verse los raíles.

Algo no iba bien. Aquella no se trataba de la luz anaranjada del ocaso que tanto detestaba, era una luz rojiza mucho más desagradable y terrorífica.

Estimado Game Master: siento comunicarte de que este ya no es tu mundo. Ya no es el mundo de nadie. Es mi mundo.

Rápidamente, corrió en dirección a la salida de la habitación y se asomó para comprobar la realidad con sus propios ojos.

Los incorpóreos habían ocupado la ciudad entera. Desde su posición, pudo ver algunos de ellos paseando por los callejones, haciendo guardia. En cuanto uno de ellos se dispuso a girarse, Light volvió a esconder su cabeza tras la cortina, evitando así ser descubierto.

Lo ha hecho —pronunciaba con una voz casi inaudible, clavando su mirada en cada uno de los presentes—. Ahora este mundo es suyo.

>>Yo… sólo quería expulsar de mi villa a los Sincorazón y a los Reaper’s que la habían ocupado —confesó mientras se aproximaba a ellos, alejándose de la salida—. Todo esto empezó porque Ronin nos dijo que debíamos proteger Villa Crepúsculo y acabar con los traidores responsables.

>>Nos vimos obligados a luchar por nuestras vidas. Y, desgraciadamente, ganando el Reaper’s Game, conseguimos también que ocurriera... esto —relataba los acontecimientos a Ariasu, con la mirada vacía y el rostro pálido. Como aquellos incorpóreos estaban vigilando, no le quedó otra que guardarse las ganas de gritar; difícilmente podía disimular su enfado—. Yo no quería que esto sucediera, yo...

Observó alterado a todos los presentes y rápidamente echó en falta a alguien. Aparte de ellos, había otra persona que se había rebelado contra Avatar.

—También se ha llevado a Nadhia. ¿Por qué se la llevaría? ¿Qué interés podría tener?

Recordó cierta escena sangrienta y se le revolvió todo el estómago. Escuchar el nombre de su antiguo padre también le daban nauseas; le hervía la sangre rememorar el desagradable instante en el que activó los contadores, repudiándoles de su mundo.

En definitiva, le odiaba con todas sus fuerzas. Más que a cualquier persona en este mundo, su mera existencia le perturbaba. Sólo esperaba que no le pusiera una mano encima a Nadhia, porque si lo hacía…
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Re: [Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 7

Notapor LightHelco » Vie Dic 06, 2013 9:09 pm

Se acabó


Mí único pensamiento tras realizar el ataque y caer sin fuerzas al suelo fue el de ver el moribundo cuerpo de Avatar que pudiese quedar tras recibir un hechizo de esa categoría de lleno, pero para mi sorpresa Avatar no solo consiguió sobrevivir al Sanctum, si no que gracias a una barrera no había recibido daño alguno consiguiendo que hubiese usado toda mi fuerza en vano.


Estimado Game Master: siento comunicarte de que este ya no es tu mundo. Ya no es el mundo de nadie. Es mi mundo.


Aquellas palabras llenas de verdad y maldad me atravesaron de lado a lado. Habíamos perdido, Avatar nos lo había arrebatado todo, a nuestros amigos, nuestra libertad y ahora el mundo donde habíamos nacido. Intenté levantarme para luchar junto a Light y Eileen, pero me faltaban las fuerzas, lo único que podía hacer es mirar como mis compañeros intentaban en vano atravesar la barrera de aquel desgraciado, sentir como la rabia hacia ese hombre aumentaba a la vez que el sentimiento de impotencia y culpa lo hacía.


Perder mi mundo, mi única oportunidad de derrotar a Avatar, la única opción que tenía de salvar a Shiki y sus amigos, todo se había ido a la mierda en un instante, todo porque aquella zorra de Fatima había visto más importante vivir su asquerosa e insulsa vida artificial que permitir a unos niños recuperar la suya.


Sentí un extraño dolor en la palma de la mano, algo que no llevaba sin sentir desde hacía bastantes días. Abrí mi mano para mirar que podía haber sido descubriendo con horror un contador de diez segundos ¿Cómo era posible que tuviese uno? El volverme Reaper había detenido la bomba de corrupción que tenía, no podía estar afectándome algo así…no…


Tengo una última misión para vosotros, hijos renegados. Un último favor que quiero que me hagáis.

>>Morid.



Tal y como me esperaba, el contador se activo dándonos diez últimos segundos para decir adiós. No había nada que hacer, si Avatar tenía el poder de activar mi contador y matarme con él, significaba que nuestra victoria era inalcanzable.


Lo siento, Shiki, este es el final.


Agaché la cabeza esperando que los segundos pasaran y llegará el final.

***



Cogí una gran bocanada de aire, liberándome de aquella tortura de la que nos acabamos de salvar. Todo el cuerpo me dolía tras sentir como la corrupción intentaba transformarlo, me costaba respirar y la garganta me ardía tras todo aquello. Ni todo el dolor que hubiese llegado a sentir durante aquellos días se podía comparar a este último, pero por suerte había cesado y por fortuna o desgracia seguíamos con vida.


Aun así las sorpresas no paraban, ya que otro muerto más parecía haberse alzado de su tumba. Frente a nosotros se encontraba Ariasu, bastante poco reconocible debido a todas aquellas hojas que le habían crecido en los brazos y una gran cicatriz cubría su cara deformándola.


Ariasu ¿sigues con vida? —pregunté intentando levantarme del suelo, pero aun no me encontraba en tan buenas condiciones como para hacerlo y menos tras todo lo sufrido con la corrupción.


Os avisé de que destruiríais este mundo en vez de salvarlo. Idiotas, más que idiotas —nos insultó, aunque probablemente se dirigiese únicamente a Light y Xefil en este caso.


Esperando que Light y Xefil empezaran una discusión con ella, miré al resto de la sala para ver mejor donde nos encontrábamos. Nos encontrábamos en un pequeño cubículo con una sola salida cubierta por unas cortinas de color rojo, estás dejaban ver un cielo rojo como la sangre, el cielo de la nueva Villa Crepusculo de Avatar. Aparte de Ariasu y nosotros tres, también se encontraban en el lugar Eileen y un chico de pelo grisáceo que no conocía, pero que podía imaginarme quien era.


Ey, buenos días, princesos —saludó este último con una sonrisita —. Bienvenidos al infierno, habitantes: seis.

Sin contar posibles supervivientes, Joshua —le corrigió Ariasu haciendo que recordase algo de principios del anterior día.


Y es que en un principio yo tendría que haber estado buscando a ese chico y aunque no le había hallado hasta ahora, recordaba muy bien el haberme encontrado con Wix, Rebecca y otro chico mas ¿Qué habría sido de ellos? Porque según el numero que nos daba Joshua allí estábamos justo seis.


Light se encargó de mirar el estado actual de la ciudad desde las cortinas y explicar él como había estado viviendo toda la semana, ya que Ronin nos había engañado a todos para que pensáramos que los Reapers eran los enemigos y no con los que teníamos que aliarnos.


También se ha llevado a Nadhia. ¿Por qué se la llevaría? ¿Qué interés podría tener?


Era verdad, miré a ambos lados para descubrir que no estaba allí. No me había fijado en su falta y durante su rapto había estado demasiado concentrado en mis pensamientos que siquiera me había preocupado por el resto, solo había pensado en mis objetivos y ahora que todo se había torcido el seguir únicamente actuando para mi propio beneficio no iba a ser una opción. Tocaba volver a trabajar en equipo.


—Avatar se ha llevado demasiadas cosas ya —empecé mirando a Ariasu seguidamente —. Maestra Ariasu, Avatar pudo activar mi contador aun siendo el Game Master, si su poder llega hasta estos límites, quedarnos aquí hablando no es una opción.


>Tenemos que movernos cuanto antes, si no… no quiero saber lo que le puede pasar a Nadhia.


Con aquellas ultimas palabras buscaba incitar a Light y Xefil para que me ayudasen.


"Avatar, estas muerto"
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Re: [Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 7

Notapor Zee » Sab Dic 07, 2013 11:33 am

La flecha que se había clavado en el pecho de Avatar no provocó reacción alguna en el hombre. Ése era su poder. Incomparable.

Mi viejo Maestro alzó la mano al frente y respondió con un hechizo que hizo vibrar la magia en mi interior con un terrible sentimiento de familiaridad. Al instante una fuerza invisible tiró de Nadhia, apartándola de mí y arrebátandola de mi afectuoso agarre. En una fracción de segundo salí disparado al frente, intentando recuperarla, pero me estrellé contra la barrera invisible del supuesto dios, haciéndome daño y perdiendo el equilibrio.

Os doy la vida, os cuido, os mantengo... Y no sólo me dais la espalda, sino que me ofendéis y atacáis —declaró el hombre con tristeza, sosteniendo a Nadhia en el aire sin esfuerzo. Con sus manos libres, tomó la flecha que tenía incrustada en su pecho. Lo observé, impotente, desde el suelo—. Habéis decidido atender a la Creadora, una falsa diosa como cualquier otra, en vez de a mí. Pero sin haber hecho nada parece que he ganado vuestro odio.

»Si es lo que queréis... Os daré razones para odiarme.

¡¡¡NO!!!

Clavó la fecha en el pecho de Nadhia.

Me levanté de un salto y golpeé la barrera con ambos puños, con tanta fuerza que me hice daño y tuve que retirarlos al instante. La sangre de la chica salpicando en el cielo me obligó a volver a la carga, estrellando mis huesos una y otra vez contra la barrera, esperando que cediera en cualquier momento. A mis espaldas hubo una serie de destellos, y la voz de Eileen se transformó en un grito, por lo que me hice a un lado de un salto; luego una metralla de Perlas llovió contra el escudo, pero ninguno logró atravesarlo.

¡¡Para, para!! ¡¡Tienes que parar...!! ¡¡Por favor, por favor!!

Finalmente la soltó, pero no debido a mis ruegos. Justo como ella se desplomó sin remedio, caí de rodillas al suelo, apoyando las palmas de mis manos en la barrera y con la cara empapada en lágrimas.

Por favor... Yo... —murmuré con un hilo de voz y un hueco en el pecho, mientras el hombre volvía a levantar a Nadhia.

Estaba cubierta en sangre...

Antes de irme...

Aunque Avatar se giró, no le presté atención. Parecía que todo a mi alrededor había perdido el enfoque, y no sólo por las lágrimas que cubrían mis ojos. Todo en lo que podía pensar y lo que podía contemplar era Nadhia, herida e indefensa a merced de aquel terrible monstruo. En algún momento, le arrebató el sombrero y lo tomó para sí, cargándolo con mucho más cuidado que a la chica.

Estimado Game Master: siento comunicarte de que este ya no es tu mundo. Ya no es el mundo de nadie. Es mi mundo.

»Podéis llamarme tirano, déspota, monstruo. Podéis insultarme y cargar contra mí como bestias ciegas. Pero hace tiempo, cuando tomé la Llave Espada, me propuse liberar todos los mundos de sus falsos dioses y dar un hogar perfecto a cada ser vivo en toda la existencia. No haría caso de racismos o mutaciones. Yo crearía la primera y única utopía.

»Esta es mi utopía, y vosotros no formáis parte de ella.

Una punzada atravesó la palma de mi mano y con una ojeada advertí que el contador había iniciado de nuevo. Avatar se giró sin mirarnos por segunda vez a la par que comenzaba a entrar en el portal que tenía frente a él.

Tengo una última misión para vosotros, hijos renegados. Un último favor que quiero que me hagáis.

Aterrorizado, materialicé mi arma y me lancé contra la barrera una última vez, dejando escapar un alarido de desesperación. Apreté la empuñadura de mi daga con ira y dibujé un amplio arco con mi brazo, proyectando toda la fuerza que me quedaba en aquel último golpe.

»Morid.

Atravesó limpiamente. La hoja describió su trayectoria completa, pero no se encontró con nada en ningún momento. Sólo aire. Vacío. Derrota.

Caí una vez más al suelo, pero esta vez a causa de mi propio impulso. Estiré mi mano al frente, temblando como una hoja, esperando que el portal volviese a abrirse frente a mí y que ella volviese, sana y salva, como si todo aquello hubiese sido un mal sueño.

Pero lo único con lo que me topé fueron números. Una sentencia. Mi sentencia de muerte.

Nueve...

Ocho...

Siete...


¡Hay que destruir vuestra Corrupción!

Voy a... encontrarlo... —pronuncié apenas, levantándome como pude hasta quedar a gatas. Mis manos se mancharon de la sangre que Nadhia había derramado sobre la vidriera.

Me giré hacia Eileen, sólo para encontrarme con un hechizo dirigiéndose hacia mí. Pero algo lo detuvo a escasos centímetros de mi piel, repeliéndolo hacia la nada.

Seis...

Cinco...


...y voy a matarlo...

Me puse de pie, mientras Eileen invocaba un bastón luminoso con el que intentó golpearme. Sabiendo que lo único que intentaba era ayudarme, recibí el ataque con gusto...pero éste no llegó nunca. La chica cayó al suelo, tras rebotar contra mi persona.

Cuatro...

Tres...


¡Paro! ¡Lento!

Sus hechizos no tuvieron efecto alguno.

...lo juro... ante los Dioses...

Una cuenta regresiva no iba a detenerme.

Nadhia... tenía que encontrar a Nadhia...

Dos...

Uno...


...ante nosotros mismos.....

Dispuesto a continuar, di un paso al frente.

Cero.

Pero la Corrupción me detuvo. Mi cuerpo comenzó a arder desde el interior, mientras las voces de la demencia inundaban mi cabeza. Una tormenta estalló en mi pecho, destrozando mi corazón en cientos de pedazos. Mis entrañas estallaron, convirtiéndose en datos que se arremolinaban de manera salvaje, comenzando a transformarse para cumplir la sentencia de Avatar.

* * *


Sois idiotas.

Tal vez lo éramos, sí.

No podía sostenerle la vista a la abominación en la que Ariasu se había transformado, incluso tras haberme puesto de pie y sacudido mis ropas justo frente a ella hacía apenas unos minutos. Superviviente a nuestra rebelión y al ataque de Erased, su cuerpo se había quedado atascado en una especie de estadio medio entre su forma humana y aquel monstruo de Llaves-Espada que la había sustituido cerca del final. Tal vez ése era el precio de seguir viviendo... con las hojas de metal escapando por su piel y con aquella marca surcando su rostro.

¿Entonces cuál era el nuestro?

Os avisé de que destruiríais este mundo en vez de salvarlo. Idiotas, más que idiotas.

Tal vez si no hubiésemos sido manipulados para jugar un estúpido juego, hubiéramos estado dispuestos a escuchar... —desafié, clavando mis ojos carmesíes en ella. Y por supuesto, aproveché para examinarla con mis Ojos de la Locura.

Light se puso de pie a mi lado, y observé de reojo su figura recortándose contra la luz rojiza del corrupto crepúsculo. Advertí cómo mi amigo inmediatamente miraba el contador. Por supuesto, yo ya le había echado una ojeada antes; fue probablemente lo primero que hice tras despertar.

00:00

Ya había observado mis alrededores. Nos hallábamos resguardados en un hueco bajo las vías del tren, cubierto por montones de cajas, cortinas raídas y muebles viejos. Sin duda, quien no conociese aquel sitio y pasara por la entrada sin echar una segunda ojeada, se equivocaría al pensar que sólo era un montón de basura abandonada.

Por supuesto, no estábamos solos. ¿De qué otra manera pudimos haber sido salvados? Light y Ariasu, como ya había mencionado, estaban allí; pero Eileen se hallaba también sentada en el suelo, Joker nos acompañaba muy cerca y un joven desconocido, de complexión delgada y cabello marrón grisáceo, se encontraba recargado contra la pared.

Intenté leer a todos los que no eran Jugadores, mientras la conversación me daba la oportunidad. No conocía el alcance de mi poder, por lo que me esforcé por saber si podía ver algo en ellos, tal y cómo había escuchado al sombrero de Nadhia sólo al posar la vista en él.

Ey, buenos días, princesos —saludó el desconocido—. Bienvenidos al infierno, habitantes: seis.

Al menos nos queda algo de humor... —pensé amargamente.

Sin contar posibles supervivientes, Joshua —respondió Ariasu, tan contenta con la situación como los demás.

¿Hay posibilidad de que quede alguno? —inquirí, girándome hacia la antigua GameMaster y luego hacia el nuevo—. Se ve que es algo complicado salir a dar un paseo por la Villa —apunté, asomándome desde la distancia por el pequeño hueco que Light acababa de abrir en la entrada, corriendo un poco una de las cortinas.

Sus sirvientes, aquellos Incorpóreos con los que jamás me había topado en persona, habían ocupado la ciudad por completo.

Lo ha hecho —susurró Light, mirándonos con pesadez—. Ahora este mundo es suyo.

>>Yo… sólo quería expulsar de mi villa a los Sincorazón y a los Reaper’s que la habían ocupado —se explicó con tristeza. No pude hacer más sino seguirme identificado; yo, que había querido crear un mundo libre en aquella que ahora era nuestra prisión—. Todo esto empezó porque Ronin nos dijo que debíamos proteger Villa Crepúsculo y acabar con los traidores responsables.

>>Nos vimos obligados a luchar por nuestras vidas. Y, desgraciadamente, ganando el Reaper’s Game, conseguimos también que ocurriera... esto. Yo no quería que esto sucediera, yo...

La ignorancia no es excusa —interrumpí secamente—. Cometimos un error. Cometimos el mayor de los pecados. Y no habrá perdón ni salvación para nosotros si no lo resolvemos...

>>...o al menos, tanto como podamos.


—También se ha llevado a Nadhia. ¿Por qué se la llevaría? ¿Qué interés podría tener?

Por un momento, deseé que no hubiese dicho nada. Giré mis manos y observé la sangre que todavía las manchaba, aunque ahora seca y cayéndose poco a poco en escamas. Era lo único que me quedaba de ella...

Cerré los ojos y me llevé los puños a los labios, intentando recordar el calor de su mano sobre la mía, la sensación que su piel provocaba, el cariño que iba implícito en su agarre... pero me fue imposible: sólo pude saborear el metal de su sangre.

Avatar se ha llevado demasiadas cosas ya —escuché que Joker decía en algún lugar en la oscuridad—. Maestra Ariasu, Avatar pudo activar mi contador aun siendo el Game Master, si su poder llega hasta estos límites, quedarnos aquí hablando no es una opción.

>>Tenemos que movernos cuanto antes, si no… no quiero saber lo que le puede pasar a Nadhia.

Evidentemente —respondí, abriendo los ojos una vez más y contemplando con ellos a nuestro nuevo GameMaster—. Nadhia viene primero, este Mundo viene después. Se suponía que yo la protegiera...

Me aclaré la garganta, intentando deshacer el nudo que había comenzado a formarse. Aparté la mirada, esperando que nadie notase mis ojos envidriándose; especialmente aquel niño Joshua, que por alguna razón me incomodaba.

Pero primero... —miré a Ariasu con orgullo, esforzándome porque no viese la debilidad en mi rostro—. Lo lamento. De verdad, de verdad lo lamento. Hemos sido espléndidas marionetas e idiotas inmaduros. Así que espero que puedas perdonarnos por haberte matado... parcialmente. Pero necesitamos tu ayuda. Entiendo que fue culpa de los Jugadores, pero...

>>Por favor.


Después de eso, me giré hacia Joshua y sencillamente le dije:

Estás vivo. Y estoy seguro que no por suerte, precisamente. No sólo eso, sino que no te había visto en mi vida... Así que me gustaría saber quién eres —tragué saliva. ¿Por qué me ponía nervioso?— Lamento si sueno maleducado, sólo quiero saber si... contamos conmigo.

>>Y Eileen...
—llamé, dirigiéndome a la chica. Amablemente me acerqué a ella y me puse en cuclillas a su altura—. Si no me equivoco, te prometí que te ayudaría. Y pretendo hacerlo, pero para eso necesito que nos lleves a él... si sabes cómo, por supuesto.

Finalmente me puse de pie. Di un gran estirón, como quien acaba de despertar, preparado para darle un cierre a nuestro último día. Fuese cual fuese.

Okay... ¿Cómo nos quitamos de encima a las bailarinas de allá afuera?
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The End - Ronda #2

Notapor Soul Artist » Mar Dic 10, 2013 1:55 pm

La primera reacción de Felix en aquel escenario fue intentar leer a todos los presentes con su poder, intentando sacar información relevante. Y las conclusiones que sacó fueron terribles: nada más mirar a Ariasu con sus ojos algo chocó bruscamente en su cerebro, provocándole un fuerte dolor de cabeza. Sólo de escuchar las voces se volvería loco.

Ariasu estaba corrupta. Seguía siendo la Game Master a la que se habían enfrentado, pero había cambiado por completo a la par; su cuerpo vivía una terrible batalla en la que hacía todo lo posible por no caer presa de los deseos de la corrupción. El cuerpo de los jugadores también tenía resquicios de Corrupted Data, pero no eran ni una cuarta parte de lo que estaba sufriendo Ariasu. Joshua y Eileen, por su parte, estaban como siempre.

¿Hay posibilidad de que quede alguno? —preguntó Felix hacia los dos Game Masters, haciendo referencia a posibles supervivientes—. Se ve que es algo complicado salir a dar un paseo por la Villa

Sí, cabe la posibilidad. Pero es muy remota —explicó Ariasu, apoyando el codo del brazo derecho sobre el sofá y acomodando su cabeza sobre su puño—. Y no gracias a vosotros, precisamente. Siguiendo el plan de Avatar y luchando contra los Reapers sólo lograsteis que la población admirara a ese cabrón. La gran mayoría se suicidó mientras nosotros luchábamos para que sus corazones ascendieran al cielo y pudieran salir.

La vida después de la muerte es la ideal, dicen —comentó Joshua con sarcasmo, pasándose la mano por el pelo—. ¿No pensabais vosotros lo mismo hasta hace poco?

Es una trampa. Sí es cierto que Avatar ha reunido todos los corazones de los muertos para él, pero no pretende darles la libertad en el mundo real —Ariasu tomó aire y miró a la nada—. Como seres digitales vuestros corazones son muy importantes, pues albergan vida. Es el regalo que nos hizo Eileen cuando ella nació.

»Pero siguen siendo un puñado de ceros y unos. Alterándolos pueden convertir a cualquiera de nosotros en otras formas de vida. Ser una persona distinta, controlar nuestras mentes... O incluso crear mundos enteros.

Joshua levantó la mirada hacia el cielo rojo, suspirando de forma larga. Aquello era tras lo que Ronin andaba: tras el poder de manipular los corazones de todos los seres digitales, y con ello, cambiarlos a su manera. Las posibilidades que se le presentaban al Maestro eran casi ilimitadas si tuviese esa capacidad, tanto que podía ser peligroso.

Lo ha hecho —susurró Light, comenzando a desesperarse al comprender la situación en la que estaba—. Ahora este mundo es suyo.

»Yo… sólo quería expulsar de mi villa a los Sincorazón y a los Reaper’s que la habían ocupado. Todo esto empezó porque Ronin nos dijo que debíamos proteger Villa Crepúsculo y acabar con los traidores responsables.

»Nos vimos obligados a luchar por nuestras vidas. Y, desgraciadamente, ganando el Reaper’s Game, conseguimos también que ocurriera... esto. Yo no quería que esto sucediera, yo...

La ignorancia no es excusa —le cortó Felix por completo, intentando probablemente que se calmara—. Cometimos un error. Cometimos el mayor de los pecados. Y no habrá perdón ni salvación para nosotros si no lo resolvemos.. O al menos, tanto como podamos.

Algo con sentido que oigo —Ariasu levantó la mirada y pronunció aquellas palabras con rentintín, buscando ridiculizarles a los dos—. Era hora de que admitieseis vuestro error, ¿eh?

También se ha llevado a Nadhia —señaló Light, ignorando la burla de la ex Game Master—. ¿Por qué se la llevaría? ¿Qué interés podría tener?

¿No os lo imagináis? —intervino Joshua riéndose por lo bajo y clavando su mirada en Light—. Estaba corrupta por el sombrero y viva a la par. Seguro que Ariasu hubiese servido mejor como sujeto de experimento, pero la había dado por muerta.

Avatar se ha llevado demasiadas cosas ya —intervino Joker—. Maestra Ariasu, Avatar pudo activar mi contador aun siendo el Game Master, si su poder llega hasta estos límites, quedarnos aquí hablando no es una opción.

Ariasu afirmó con la cabeza en silencio, clavando su mirada en la mano donde el nuevo Game Master tenía el contador. Se cruzó los dedos y lo contempló en silencio, sin dar una respuesta de por qué había sido capaz de lograr algo así; ella tenía entendido que al convertirlo a Reaper había eliminado todo rastro de corrupción en él.

Tenemos que movernos cuanto antes, si no… no quiero saber lo que le puede pasar a Nadhia.

Evidentemente —contestó Felix, dirigiendo sus ojos hacia Joker—. Nadhia viene primero, este Mundo viene después. Se suponía que yo la protegiera...

Ariasu arqueó una ceja al escuchar aquellas palabras tan prepotentes por parte de Felix, sorprendida por aquella contundente afirmación. El muchacho tenía bien claras sus prioridades, pero de ningún modo compartía aquella afirmación de que el mundo fuera algo secundario.

Pero primero... —miró a Ariasu, la cual le observó directamente a los ojos con prepotencia. Sabía lo que iba a decir, y en gran parte esperaba que lo hiciera de rodillas—. Lo lamento. De verdad, de verdad lo lamento. Hemos sido espléndidas marionetas e idiotas inmaduros. Así que espero que puedas perdonarnos por haberte matado... parcialmente. Pero necesitamos tu ayuda. Entiendo que fue culpa de los Jugadores, pero...

»Por favor.

Ariasu se quedó en silencio, poniendo a prueba al chico y juzgándole con la mirada. Aquel momento incómodo tuvo que ser súbitamente interrumpido por Joshua, que sabía que la mujer no era totalmente capaz de perdonarles pese a haberles salvado la vida.

Pelillos a la mar, príncipe azul. Habéis sido engañados, pero todos merecemos el perdón. Qué amarga sería la vida si nos arrepentiésemos toda ella, ¿verdad?

Felix dirigió su cabeza hacia Joshua, el cual le sonrió pícaramente cuando sus ojos entraron en contacto. Parecía que un intenso fuego se había encendido entre los dos, sugeriendo cosas que no debían tratarse en aquel momento.

Estás vivo. Y estoy seguro que no por suerte, precisamente. No sólo eso, sino que no te había visto en mi vida... Así que me gustaría saber quién eres. Lamento si sueno maleducado, sólo quiero saber si... contamos conmigo.

»Y Eileen... —Felix se acercó a la Creadora, que seguía con la mirada perdida. Se colocó se cuclillas frente a ella, esperando alguna reacción por su parte, pero ella siguió sin corresponderle—. Si no me equivoco, te prometí que te ayudaría. Y pretendo hacerlo, pero para eso necesito que nos lleves a él... si sabes cómo, por supuesto.

Mi identidad... —Joshua finalmente dio un paso hacia adelante en dirección a Felix, apartándose de la pared sobre la que se apoyaba—. Bueno, ya da igual, ¿no? Conozco a Neku y compañía. Igual que vuestro cocinero vengo de Shibuya, aunque... Mi posición allí era algo más importante. Verás, yo soy el Compositor. El original.

»Yo destruí Shibuya.

Aquello pudo no tener alguna reacción inmediata en los jugadores presentes. Es más, Felix contestó de una manera, cuanto menos, curiosa, al menos de primeras:

Okay... ¿Cómo nos quitamos de encima a las bailarinas de allá afuera?

¿Ellos? Son un problema. Son un virus introducido por Avatar —explicó Ariasu, volviendo a unirse a la conversación y dejando de lado su perdón—. Tuvo bastante cuidado con que no capturásemos ninguno para crear un antivirus o, como con los Sincorazón, ponerlos de nuestra parte. Toman los cuerpos vacíos de los muertos y eliminan a los supervivientes: tienen una inteligencia artificial mayor que los Sincorazón, y en grupo son capaces de causar masacres.

»Vuestro objetivo es Avatar. Si acabáis con él todo su sistema se caerá y este mundo volverá a ser libre. Los corazones volverán a tierra y Eileen podrá volver a darles una vida aquí. Incluso tenemos el medio para acabar con él...

Ariasu se llevó una mano al sostén y sacó una pequeña caja de madera con una bonita decoración tallada. La abrió y los jugadores pudieron contemplar que había espacio para dos jeringuillas; sólo había, sin embargo, una, rellena de un líquido de color plateado y muy brillante.

Creado por nuestro Compositor antes de que muriese —explicó Ariasu, bajando la mirada al recordar a aquel hombre—. Causa un ban a aquello a lo que se le aplica, o dicho de otra manera, lo expulsa por y para siempre. Avatar no podrá entrar nunca más al juego. Pero... Ese no era el objetivo original del ban.

»Lo creamos para eliminar a la Corrupción. Si elimináis a Avatar, Corrupted Data seguirá viviendo dentro de vosotros y en todo el Mundo Virtual. Si no morís... Antes o después, acabaréis corrompidos y os convertiréis en un monstruo que destruirá esta ciudad.

Cerró la cajita de madera y volvió a guardársela en su lugar privado, lejos del alcance de cualquiera que no se atreviera a ir demasiado lejos. Juzgó con la mirada a los jugadores y les intimidó con la mirada, quitándoles cualquier idea de intentar arrebatárselo.

No sé qué es peor: un virus que lo destruye todo o un loco que intenta tiranizar al mundo. Pero está claro que tendré que eliminar uno de ambos.

Primero vayamos por orden —Joshua dio la vuelta para dirigirse hacia Light y Joker—. Si queremos enfrentarnos a vuestro papi necesitaréis estar más unidos que nunca. Tenéis que ir a rescatar a vuestra amiga y enfrentaros a los caballeros negros.

El muchacho hizo una señal a los jugadores con la mano y se acercó a la salida del cubículo. Tras comprobar que no había moros en la costa apartó la cortina un poco más para que acercaran su cabeza y echaran un vistazo. El chico observó directamente hacia el cielo, donde algo gigantesco se mantenía en el aire, justo encima de la estación de trenes.

No tardarían en identificarlo. Se trataba de un edificio, concretamente una torre de aspecto retorcido y complejo. Sus paredes amarillentas chocaban a la vista con pequeños objetos de color blanco y muy brillantes flotando alrededor de estas. Si fijaban la vista reconocerían qué eran: corazones.

Vuestra princesa está en ese castillo. También Avatar y vuestros amigos más queridos.

O subimos hasta allí o hacemos que bajen. Ambas cosas son un suicidio —sentenció Ariasu, acercándose a ellos por la espalda—. Bien. ¿Cómo queréis morir?

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Re: [Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 7

Notapor Light » Sab Dic 14, 2013 2:59 am

¿No os lo imagináis? —respondió Joshua, intentando disimular la risa—. Estaba corrupta por el sombrero y viva a la par. Seguro que Ariasu hubiese servido mejor como sujeto de experimento, pero la había dado por muerta.

Sujeto de experimento —pronunció Light. No daba crédito a lo que estaba escuchando.

No les bastaba con purgarles de su mundo, sino que también les utilizaba para sus experimentos...

Si a Nadhia la llega a pasar algo, juro que lo lamentará.

Definitivamente tenían que rescatar a su compañera. Por su bien, y por el bien de aquel mundo, debían pararle los pies a Avatar. Felix parecía pensar lo mismo, aunque anteponía la seguridad de su amada sobre todo lo demás, como era de esperar. Joker estaba decidido a proteger aquel mundo y a salvar a la joven también.

Lo lamento. De verdad, de verdad lo lamento. Hemos sido espléndidas marionetas e idiotas inmaduros. Así que espero que puedas perdonarnos por haberte matado... parcialmente. Pero necesitamos tu ayuda. Entiendo que fue culpa de los Jugadores, pero...

>>Por favor.


Light simplemente se cruzó de brazos y agachó la mirada, esperando que la Maestra se dignara a ayudarlos; aunque aquella no parecía ser su atención precisamente, al contrario que el joven de pelo grisáceo.

Pelillos a la mar, príncipe azul. Habéis sido engañados, pero todos merecemos el perdón. Qué amarga sería la vida si nos arrepintiésemos toda ella, ¿verdad?

Seguidamente, Felix se molestó en preguntarle al joven por su identidad, pues aún no se había presentado y desconocían de quién se trataba. Light escuchó con atención todo lo que el chico tenía que decirles.

Mi identidad... —se dispuso a desvelarla, aunque en un último momento desistió—. Bueno, ya da igual, ¿no? Conozco a Neku y compañía. Igual que vuestro cocinero vengo de Shibuya, aunque... Mi posición allí era algo más importante —comentaba, aclarando que conocía a Higashizawa, el chef por excelencia de Tierra de Partida—. Verás, yo soy el Compositor. El original.

>>Yo destruí Shibuya.


¿Sí? No es algo de lo que uno pueda estar orgulloso, sin duda —expresó Light, sin darle demasiada importancia.

Okay... ¿Cómo nos quitamos de encima a las bailarinas de allá afuera?

¿Ellos? Son un problema. Son un virus introducido por Avatar —empezó a explicar la antigua Game Master. Light prestó en especial atención a sus palabras, pues la presencia de aquellas criaturas era una de sus principales preocupaciones—. Tuvo bastante cuidado con que no capturásemos ninguno para crear un antivirus o, como con los Sincorazón, ponerlos de nuestra parte. Toman los cuerpos vacíos de los muertos y eliminan a los supervivientes: tienen una inteligencia artificial mayor que los Sincorazón, y en grupo son capaces de causar masacres.

>>Vuestro objetivo es Avatar. Si acabáis con él todo su sistema se caerá y este mundo volverá a ser libre. Los corazones volverán a tierra y Eileen podrá volver a darles una vida aquí. Incluso tenemos el medio para acabar con él...

Cuando Light escuchó a Ariasu afirmar que existía un medio para acabar con él, su corazón dio un vuelco. Quizás había una manera de arrebatarle el control del mundo y hacerle pagar sus imperdonables pecados.

Puede que, después de todo, tuvieran una oportunidad.

La Maestra sacó una pequeña y simple caja de madera para que contemplaran su contenido. Light examinó el interior de ésta, sin pestañear una sola vez. Dentro de ella, comprobaría que se hallaba solamente una jeringuilla con un líquido plateado en su interior.

¿Bastará una simple jeringuilla para matarle? —cuestionaba Light no muy convencido.

Creado por nuestro Compositor antes de que muriese —aclaró Ariasu, resaltando la importancia del objeto—. Causa un ban a aquello a lo que se le aplica, o dicho de otra manera, lo expulsa por y para siempre. Avatar no podrá entrar nunca más al juego. Pero... Ese no era el objetivo original del ban.

>>Lo creamos para eliminar a la Corrupción. Si elimináis a Avatar, Corrupted Data seguirá viviendo dentro de vosotros y en todo el Mundo Virtual. Si no morís... Antes o después, acabaréis corrompidos y os convertiréis en un monstruo que destruirá esta ciudad.

En resumen, que estamos jodidos. Para variar —comentó Light con toda la tranquilidad del mundo. Cuando se percató de que Ariasu estaba fulminándole con la mirada, rápidamente contestó de la misma manera, clavando su mirada penetrante en ella: a estas alturas de la película nada ni nadie le intimidaría—. No nos mires así, no te la vamos a quitar.

"Así que aunque derrotemos a Ronin estaremos condenados igualmente..." reflexionaba. La semilla corrupta plantada por Avatar finalmente florecería y no podrían hacer nada por evitarlo, a menos que murieran antes.

Primero vayamos por orden —propuso Joshua, dirigiéndose a Light y a Joker en particular—. Si queremos enfrentarnos a vuestro papi necesitaréis estar más unidos que nunca. Tenéis que ir a rescatar a vuestra amiga y enfrentaros a los caballeros negros.

¿Caballeros negros?

Dubitativo, Light siguió al Compositor de Shibuya, quien se aseguraría antes de salir que no había incorpóreos a la vista. Ambos jóvenes salieron del Lugar de Siempre y echaron la vista al cielo sangriento, donde encontrarían una torre retorcida y extraña, la cual se elevaba sobre la estación de trenes de la villa. Curiosamente, los corazones atrapados por Avatar aleteaban alrededor del monumento.

Qué repugnante.

Vuestra princesa está en ese castillo. También Avatar y vuestros amigos más queridos.

O subimos hasta allí o hacemos que bajen. Ambas cosas son un suicidio —aclaraba Ariasu—. Bien. ¿Cómo queréis morir?

No voy a morir. No ahora —sentenció, clavando con firmeza su mirada en el hogar del Creador. El odio palpitaba en sus sienes y la repulsión que sentía hacia Ronin no podía dejar de crecer; sus entrañas se revolvían con sólo escuchar su nombre—. Antes de morir tengo que hacer algo muy importante.

Durante todos estos días había luchado básicamente para asegurar su supervivencia. En vano, pues estaba condenado igualmente; pero ahora, al menos, era libre y tenía algo importante por lo que luchar de verdad. Y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para conseguirlo: dispuesto a morir incluso. Aquello que realmente ansiaba Light no era otra cosa que…

Acabar con quien comenzó todo esto.

Un objetivo que vería cumplido, aunque tuviera que jugar otra semana más al Reaper’s Game.

Tengo que acabar con Ronin y liberar Villa Crepúsculo.

Y después, si tengo que morir para salvaguardar mi mundo, me aseguraré que así sea.

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Post hecho a una velocidad asesina, lo sé. Ah, y Light hará lo que el resto decidan.
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Re: The End - Ronda #2

Notapor Zee » Sab Dic 14, 2013 8:19 pm

¿Ellos?

No. El otro grupo de bestias grises, gelatinosas y apocalípticas que también se están apoderando del mundo.

Son un problema. Son un virus introducido por Avatar —esclareció la Maestra, estableciendo la naturaleza de las criaturas. Aunque para mí ya no me importaba realmente saber de dónde habían salido, pues tenía claro que lo único que tenía que saber era que aquellas cosas eran nuestro enemigo. Nada más era importante, por lo que no le presté demasiada atención a la explicación de Ariasu.

»Vuestro objetivo es Avatar. Si acabáis con él todo su sistema se caerá y este mundo volverá a ser libre. Los corazones volverán a tierra y Eileen podrá volver a darles una vida aquí. Incluso tenemos el medio para acabar con él...

Para mi extrañeza, Ariasu hizo ademán de tomar algo escondido en su escote. De él sacó una diminuta caja de madera, aparentemente tallada y pulida a mano, y la abrió casi de inmediato para mostrarnos su contenido. En su interior descansaba una pequeña jeringa, con un líquido plateado y resplandeciente dentro del cristal; en la caja, sin embargo, había espacio para dos.

Creado por nuestro Compositor antes de que muriese —aclaró. Casi al instante sentí un sabor amargo en la boca, por recordar a Hanekoma. La inconfundible sensación de culpa se me presentó como un nudo en las entrañas—. Causa un ban a aquello a lo que se le aplica, o dicho de otra manera, lo expulsa por y para siempre. Avatar no podrá entrar nunca más al juego. Pero... Ese no era el objetivo original del ban.

¿No? ¿Pero a quién más querrías expulsar?

»Lo creamos para eliminar a la Corrupción —asentí con la cabeza, comprendiendo—. Si elimináis a Avatar, Corrupted Data seguirá viviendo dentro de vosotros y en todo el Mundo Virtual. Si no morís... Antes o después, acabaréis corrompidos y os convertiréis en un monstruo que destruirá esta ciudad.

Comprendo —sentencié, extendiendo la mano para tomar la jeringuilla. Sin embargo, Ariasu se adelantó a mis acciones y volvió a guardársela, no sin antes amenazarme con una adusta mirada. Entendiendo el mensaje, aparté entonces la mano, pero me aseguré de tener el escote de Ariasu siempre en mente.

Primero vayamos por orden —intervino entonces Joshua. Al instante sentí la necesidad de escucharle, como si supiese que sus palabras iban a ser sumamente importantes. Era... como una autoridad implícita.

Es el Fenómeno Hanekoma otra vez —pensé, comparando el aura de éste último con la de Joshua—. Excepto que mientras el Señor Cafeína me tranquilizaba, aquí Ricitos no hace más que ponerme nervioso.

Si queremos enfrentarnos a vuestro papi necesitaréis estar más unidos que nunca. Tenéis que ir a rescatar a vuestra amiga y enfrentaros a los caballeros negros.

¿Los quiénes? —pregunté.

Salimos a echar una segunda ojeada tras Joshua, quien inmediatamente señaló al cielo con su mirada, apremiándonos a hacer lo mismo.

Lo que nos topamos era un escenario espeluznante. Un gigantesco trozo de tierra, una maldita isla, flotaba en el vacío por encima de la estación de trenes, justo al lado de la torre del reloj. En ella había sido construida una torre vieja y retorcida, construida de una manera tan compleja que era imposible que se sostuviese por sí misma. No; aquello sin duda era magia.

Lo más estremecedor era el hecho de que lo rodeaban centenas de corazones, todos sosteniéndose en el aire.

Vuestra princesa está en ese castillo —declaró Joshua—. También Avatar y vuestros amigos más queridos.

Lo primero que se me vino a la mente fue Nadhia... Luego Avatar haciéndole daño... Y luego Fátima traicionándonos...

Inevitablemente apreté los puños y los dientes, haciendo lo posible para que mi sangre hirviente no me impulsara a hacer una tontería como lanzarme de cabeza a aquella horda de Incorpóreos.

O subimos hasta allí o hacemos que bajen. Ambas cosas son un suicidio —dijo Ariasu, enlistando nuestras posibilidades—. Bien. ¿Cómo queréis morir?

Creo que lo mejor es subir. Digo, es posible que nos vean llegar, pero... Es mejor que el ballet que se tienen armado aquí debajo. Si me subo a los hombros de Light, y Light en los hombros de Joshua, tal vez... —bromeé de manera amarga, claramente desilusionado por la tremenda distancia que teníamos que recorrer.

>>¿Creen que podamos alcanzar la isla desde la Torre del Reloj? Porque es eso o que nos crezcan alas de la nada, no sé...
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Re: [Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 7

Notapor LightHelco » Sab Dic 14, 2013 9:31 pm

Ariasu tampoco conocía la razón por la que Avatar había conseguido volver a activar un contador en mi mano. Miré nuevamente mi mano para ver aquellos ceros parados eternamente gracias a Ariasu y Joshua, mas no pude hacer otra cosa que suspirar y seguir escuchando las opiniones de mis compañeros, seguramente el que la corrupción volviese a estar presente en mi cuerpo fuese cosa del control absoluto de Avatar, control que acabaríamos arrebatándole.

La conversación siguió con las disculpas de Xefil y Light por haber seguido el juego de forma ciega. No tenía nada que decirles, tal y como Joshua les estaba diciendo pasando pagina a aquel tema, seguramente si yo hubiese ido junto a alguna otra persona y no Shiki habría acabado en su misma situación…o en la misma que Maya.

Mi identidad... —levanté rápidamente la vista hacia él cuando dijo aquellas palabras, sabía que no era un simple joven andando por allí y conocer su verdadera identidad era necesario —. Bueno, ya da igual, ¿no? Conozco a Neku y compañía. Igual que vuestro cocinero vengo de Shibuya, aunque... Mi posición allí era algo más importante — ¿conocía a Neku y el resto? Espera, ¿él era? —.Verás, yo soy el Compositor. El original.

>>Yo destruí Shibuya.

Sentí una repentina necesidad de saltar contra aquel chico y dejarle la cara parecida a la de Ariasu, pero tenía claro que si lo hacía seguramente acabase yo en el mismo estado que la Maestra, por lo que cogí y eché aire repetidas veces para tranquilizarme.

Y supongo que tu ayuda para salvar Villa Crepúsculo y los últimos habitantes de tu mundo serán cosa de los remordimientos ¿no? “pensé para mis adentros recordando lo mucho que había luchado Shiki por recuperar Shibuya, lucha que no le había servido para nada.

El siguiente en hablar fue Xefil mencionando a los seres blancos que se encontraban en la parte de fuera. Curioso me levanté para ver cómo eran, ya que recordaba varias de esas criaturas de mi encuentro con la actriz.

¿Ellos? Son un problema. Son un virus introducido por Avatar —empezó a explicar la Maestra aclarando su presencia en el mundo virtual —. Tuvo bastante cuidado con que no capturásemos ninguno para crear un antivirus o, como con los Sincorazón, ponerlos de nuestra parte —habría sido interesante el poder controlarlos también —. Toman los cuerpos vacíos de los muertos y eliminan a los supervivientes: tienen una inteligencia artificial mayor que los Sincorazón, y en grupo son capaces de causar masacres.

Por eso al Carcelero le dieron tantos problemas —murmuré acordándome de la paliza que había recibido el Nido al intentar defenderme —. Supongo que intentar poseerlos de la misma forma que a los Sincorazón será una tarea imposible en estos momentos y más difícil aun si debemos centrarnos en la eliminación de Avatar.

No pude obtener mi respuesta, ya que Ariasu pasó a explicarnos el plan para derrotar a Avatar, o más bien, enseñarnos el arma que lo derrotaría: Una jeringuilla.

—¿Bastará una simple jeringuilla para matarle? —preguntó Light no muy convencido de que aquello funcionase y de paso quitándome las palabras de la boca ya que yo también dudaba de aquel simple objeto.

Creado por el antiguo Compositor, la Maestra nos explicó la función de aquella jeringuilla y es que el líquido que contenía dentro activaba una cosa llamada “ban” con la que se podría expulsar a la persona que se le inyectase la jeringuilla.

¿Poder expulsar a cualquiera?

Las manos me temblaron pensando en lo que podría hacer con aquella y tenía muy claro contra quien podría acabar usándolo si lo mantenían frente a mí mucho tiempo. Mis ansias de vengarme de Fátima eran superiores a la necesidad de matar a Avatar, sabía muy bien que si esta no hubiese disparado a Neku, aun tendríamos alguna oportunidad de salvar tanto a este mundo como a nosotros.

Todos estaban ansiosos de usarlo contra Ronin, pero yo lo único que deseaba en aquel momento era clavarle aquella aguja a Fátima en el corazón y ver como desaparecía de este lugar para siempre y se perdía en el espacio entre los mundos.

—Si queremos enfrentarnos a vuestro papi necesitaréis estar más unidos que nunca. Tenéis que ir a rescatar a vuestra amiga y enfrentaros a los caballeros negros —volvió a hablar Joshua.

¿Los quiénes?

La bruja y los otros dos, dudo que Avatar se haya preocupado de crear más escudos teniendo tres en tan buenas condiciones —le respondí a Xefil con mi teoría, la cual resulto ser correcta tras escuchar la respuesta de Joshua.

Miré a Light y le copié alzando yo también la vista hacia el sangriento cielo de Villa Crepúsculo y la retorcida torre que ahora se alzaba en el centro de esta. Allí se estaban reuniendo todos los corazones de los habitantes, por lo que todos supimos que en aquel lugar tendrían que encontrarse nuestros compañeros y Avatar, allí era donde íbamos a celebrar nuestra última batalla.

O subimos hasta allí o hacemos que bajen. Ambas cosas son un suicidio —apuntó Ariasu dejándonos claras nuestras posibilidades—[b]. Bien. ¿Cómo queréis morir?

Mi respuesta a aquello fue el alargar el brazo que portaba el cetro de Game Master y hacerlo cambiar delante de todos. La vara tomó la forma de una Llave Espada demasiado familiar para mí. Con un mango formado por tres colores, el arma continuaba en un curioso filo que representaba los cuatro palos de la baraja, los rojos Diamantes y Corazones y los negros Tréboles y Picas, finalizando en las tres figuras más representativas: La sota, la reina y el rey.

—[color=#8000FF]Sé que no me pertenece y que no debería portarla, pero esta Llave significa que no pienso morir hoy, que siendo fiel a mí mismo acabaré con todo aquel que desea arrebatarme la realidad en la que vivo y la vida que he conseguido
—alcé el arma apuntando hacia la maltrecha torre —. Naipe Mágico será lo último que Avatar vea antes de abandonar este mundo para siempre.

Y el que atravesará el corazón de Fátima.
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The End - Ronda #3

Notapor Soul Artist » Lun Dic 16, 2013 12:42 am

No voy a morir. No ahora —sentenció Light con los ojos clavados en la torre flotante en el cielo—. Antes de morir tengo que hacer algo muy importante. Tengo que acabar con Ronin y liberar Villa Crepúsculo.

Joker contestó invocando la vara anteriormente propiedad de Ariasu, la cual contempló mientras convertía en la Llave Espada del Alec original. La alzó y pronunció un discurso dirigido hacia el cielo:

Sé que no me pertenece y que no debería portarla, pero esta Llave significa que no pienso morir hoy, que siendo fiel a mí mismo acabaré con todo aquel que desea arrebatarme la realidad en la que vivo y la vida que he conseguido. Naipe Mágico será lo último que Avatar vea antes de abandonar este mundo para siempre.

Joshua se cruzó de brazos y observó con una sonrisa a ambos jugadores, aprobando sus juramentos de venganza. Después se dirigió hacia Xefil, el cual fue el único en proponer un plan a proceder

Creo que lo mejor es subir. Digo, es posible que nos vean llegar, pero... Es mejor que el ballet que se tienen armado aquí debajo. Si me subo a los hombros de Light, y Light en los hombros de Joshua, tal vez...

»¿Creen que podamos alcanzar la isla desde la Torre del Reloj? Porque es eso o que nos crezcan alas de la nada, no sé...

Podemos —confirmó Joshua, acercándose a Xefil y colocándole la mano en el hombro—. Sólo tenemos que subir a la Torre del Reloj y una vez allí Eileen puede crear un puente.

La Creadora, sin embargo, no contestó. Siguió con la mirada clavada en la nada, tan silenciosa como siempre. Ariasu se levantó del sofá y se dirigió hacia la salida mientras Joshua se dirigía hacia Eileen para ayudarla a levantarse.

Pues está decidido. Vamos a por ese hijo de puta a su propia base.

El ex Compositor se acercó a la entrada conduciendo a Eileen por los hombros. La chica se había levantado pero seguía a su modo ausente; levantó un momento la mirada y la pasó por los jugadores para dirigirla hacia la entrada.

Avancemos con sigilo. No queremos cabrear a los incorpóreos —propuso Ariasu, a lo cual Joshua afirmó con la cabeza.

Tras ello, apartó la tela que cubría la entrada y salió agachada al pasillo, vigilando que no hubiese moros en la costa. Esperó a que los jugadores le siguiesen, y después continuó caminando.

Desgraciadamente un sonido siseante detrás de ellos llamó la atención de la mujer. Al echar la vista atrás vio una criatura blanca saliendo precisamente del cubículo que acababan de abandonar, mirándoles mientras agitaba todo su cuerpo. Habían sido descubiertos.

¡¡Corred!!

Decenas de aquellas criaturas surgieron de la nada, surgiendo de grietas de ceros y unos que provenían del aire. En cuanto localizaron a los jugadores comenzaron a arrastrarse al suelo hacia ellos, dispuestos a eliminarlos como amenaza que eran. Eran demasiados como para hacerles frente: sólo podían hacer lo que Ariasu decía, correr.

* * *

¿Más té, queridas?

No hizo falta la confirmación de Nadhia y Fátima para que sus tazas de porcelana fueran rellenadas. Las dos se encontraban sentadas frente a Ronin, el cual sonría tranquilo y gustoso de servir a dos damas como aquellas en la habitación rosada y llena de decoración tan delicada. Tras él se encontraban sus dos amables guardaespaldas personales, Jain y Crow, vestidos a juego con un uniforme gris oscuro y camisa roja por debajo.

Fátima, Crow y Jain habían visto el día anterior cómo llegaba su nuevo amo con la chica a cuestas para después curarla él mismo. Había sacado de su cuerpo su corazón y lo había manipulado, cambiando ligeramente sus recuerdos. No sabían para qué había hecho algo así, pero tras un día de descanso jugaban al té, mientras Nadhia no parecía estar traumatizada por el ataque. Incluso parecía feliz, por una vez en su vida.

Está muy bueno, ¿verdad, Fátima? —preguntó el joven Ronin, guiñando el ojo a la chica—. Importado de Londres, una maravilla. Mucho mejor que esa porquería que venden en Ciudad de Paso. ¿No queréis un poco vosotros, chicos?

El Avatar ofreció un poco del delicioso brebaje en taza a sus dos guardaespaldas, dándoles un segundo para tomar si querían. Después de que lo aceptaran o lo rechazaran volvió a dirigirse hacia Nadhia, dedicándole su mejor sonrisa.

Es un auténtico placer que nos acompañe, señorita Hoghes —aseguró el hombre, a lo cual tomó un sorbo de su taza de té y lo volvió a dejar sobre la mesa—. ¿Recuerda algo de cómo llegó hasta aquí? ¿No?

A la pregunta probablemente la joven intentase acordarse, pero estaba todo muy borroso. Sólo quedaban algunos retazos en su memoria, como imágenes sueltas de un chico que la besó o una chica de baja estatura que le sonreía.

Una pena, una pena. La encontré malherida en las puertas de mi propiedad y no sé qué pudo pasar —se lamentó Ronin de forma falsa—. La actividad de Sincorazón es muy peligrosa ahí fuera. He oído que existen unos caballeros que se enfrentan a ellos, pero me temo que nunca los he visto.

»Por favor, no se sienta incómoda, relájese. Mi ayudante Fátima y yo le ayudaremos en todo lo posible. Recordará todo antes o después. Sólo tiene que...

Ronin levantó la mirada de golpe y sus sentidos se agudizaron, poniéndose sus ojos en máxima alerta. Cerró sus párpados lentamente y suspiró relajadamente, calmándose y dejando de lado lo que había llamado su atención. Giró la cabeza y observó a Jain y Crow por encima del hombro, con una mirada desagradable.

Olvidé el azúcar —señaló el Maestro con voz neutra; en los protocolos que les había enseñado durante el día que llevaba con ellos, tanto los dos como Fátima habían aprendido que azúcar significaba problemas. ¿Podéis pasaros por la plaza para traerme un poco?

El mensaje era claro para los dos chicos, pero no tenían por qué obedecerle. Por la mirada de Ronin y lo desagradable que se había vuelto su voz sólo podía tratarse de una clase de problemas: los jugadores restantes. No había dicho qué había dicho qué había sido de ellos, y lo lógico hubiese sido que los hubiese eliminado, pero no había ninguna otra posibilidad en sus mentes. Y quería que ellos dos los eliminasen de una vez. Si querían negarse o protestar podían hacerlo. Estaban en su completo derecho.

Antes de que se marcharan o se opusieran a las órdenes del Maestro, este se agachó de su asiento y sacó de debajo de la mesa un sombrero de aspecto tétrico, de un color azul oscuro con estrellas negras estampadas en él. Lo colocó con cuidado sobre la mesa, activando todos los sentidos de rechazo de Nadhia.

Esto estaba con usted. ¿Le suena?

Recordó una batalla, decenas de sitios que visitó durante esta. Una voz corrupta, una calavera de ojos brillantes. Y finalmente, un encapuchado cuyo rostro había sido tragado por la oscuridad y su infinita risa apoderándose de su mente de forma casi hipnótica.

Recordaba aquello, pero nada más.

Cuéntele a mi ayudante todo lo que sepa, por favor —rogó Ronin, aparentemente queriendo ayudarla en la medida de lo posible.

* * *

¡Estamos a mitad de camino!

Los jugadores alcanzaron la plaza de la estación de trenes, donde no había para suerte de los jóvenes ningún incorpóreo a la vista. Ariasu se dirigió rápidamente hacia la puerta que daba acceso a la estación, ante la cual se agachó para invocar en el aire una línea de códigos de unos y ceros que comenzó a toquetear.

¡Está cerrado! ¡Necesito tiempo!

Los incorpóreos estaban a nada de llegar a la plaza. Eileen como acto reflejo levantó una pared desde el suelo con un movimiento del brazo, impidiéndoles el paso hasta ellos. Sin embargo, aquello era sólo una medida temporal: sabían escalar muros.

Necesitaban ganar tiempo desesperadamente. Estaban a punto de llegar, y enfrentarse directamente a ellos era una locura.

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Fecha límite: miércoles, 18 de diciembre, 23:00.

Incluso con los recuerdos, Nadhia está felizmente drogada. No puede ponerse dramática.
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Re: [Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 7

Notapor Light » Mar Dic 17, 2013 2:53 am

Sé que no me pertenece y que no debería portarla, pero esta Llave significa que no pienso morir hoy, que siendo fiel a mí mismo acabaré con todo aquel que desea arrebatarme la realidad en la que vivo y la vida que he conseguido. Naipe Mágico será lo último que Avatar vea antes de abandonar este mundo para siempre.

Esto está por ver —no dudó en afirmar Light, dejando claro que también lo daría todo para rematar a Avatar. El muchacho estiró el brazo y observó su arma extendida, exhibiendo ante todos las dos polaridades del sable—. Mi arma también representa algo importante para mí: el compañero que sacrificó su vida para que yo continuara con la mía.

>>Proteger a los quiero, aunque tenga que sacrificar mi vida. Asesinar a Avatar, sin piedad. Es lo que él haría, y es lo que pienso hacer.

Joshua observó a los dos jóvenes, satisfecho por las intenciones de ambos. Mientras tanto, Xefil estaba planeando dónde llevar al cabo el enfrentamiento final.

Creo que lo mejor es subir. Digo, es posible que nos vean llegar, pero... Es mejor que el ballet que se tienen armado aquí debajo. Si me subo a los hombros de Light, y Light en los hombros de Joshua, tal vez...

>>¿Creen que podamos alcanzar la isla desde la Torre del Reloj? Porque es eso o que nos crezcan alas de la nada, no sé...


Podemos —afirmó Joshua—. Sólo tenemos que subir a la Torre del Reloj y una vez allí Eileen puede crear un puente.

Eso sería genial —comentaba Light, dirigiendo la vista hacia la nombrada Eileen. La chica no reaccionó de ninguna manera ante el comentario de Joshua. En cambio, Ariasu parecía estar acuerdo con el plan de alcanzar la base de Avatar y atacar una vez dentro.

Pues está decidido. Vamos a por ese hijo de puta a su propia base.

Finalmente, todos se pusieron en marcha para dirigirse a la torre de Avatar. Con cuidado, se aseguraron de que no hubiera ningún incorpóreo a la vista.

Avancemos con sigilo. No queremos cabrear a los incorpóreos —Joshua y Light asintieron con la cabeza.

Una vez salieran todos del cubículo, una presencia desagradable les alertaría. Light reconoció ese silbido irritante sin problemas, después de todo lo había escuchado hace escasos minutos.

Precisamente provenía de la criatura que tenían que evitar: un Incorpóreo, uno de los esbirros de Avatar. Sólo había aparecido uno de todas formas, por lo que solamente tendrían que luchar contra él y...

¡¡Corred!!

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Lo mejor sería correr realmente. Light siguió al pie de la letra la sugerencia de Ariasu y empezó a correr. Mientras se dirigían a la estación, Light y sus compañeros estaban siendo perseguidos por decenas de incorpóreos que se materializaban de la nada. En busca de su eliminación, las desagradables criaturas de color blanco se arrastraban por el suelo como culebras. Sin dejar de correr, Light comprobaba todo esto girando el cuello de vez en cuando, percatándose de que cada vez les perseguían más incorpóreos…

Maldito seas, Avatar...

Sus criaturas y él no descansarían hasta verles muertos, al parecer. La adrenalina recorría su cuerpo y sólo podía pensar en correr más rápido. Todos los incorpóreos de la ciudad les habían descubierto y corrían hacia su localización. O llegaban a la base de Avatar o morían en el intento, definitivamente no podrían luchar contra tantos enemigos.

¡Estamos a mitad de camino!

El grupo de supervivientes finalmente alcanzó la tan ansiada plaza de la estación: un lugar que no le traía demasiados buenos recuerdos a Light. La torre de Avatar estaba prácticamente sobre sus cabezas, dentro de muy poco habrían alcanzado su destino.

¿No hay Incorpóreos? ¡Démonos prisa!

Para su fortuna, ningún Incorpóreo estaba esperándoles en la plaza. Ariasu y los demás corrieron hacia la puerta de la estación, dispuestos a entrar en ella para subir por la torre. Desgraciadamente no sería un camino de rosas: la puerta estaba cerrada y tenían que abrirla introduciendo una especie de código.

¡Está cerrado! ¡Necesito tiempo!

¡No tenemos tiempo! Maldita sea, tendremos que hacer algo —confirmaba el chaval, rascándose la nuca con cierto nerviosismo—. Entretenerlos, distraerlos con algo: cualquier cosa. No vamos a poder con todo ese ejército.

Eileen no esperó un segundo y levantó una pared que les protegería, ralentizado de esta manera a los Incorpóreos que pronto empezarían a venir. Aparte de ella, todos ellos tendrían que combinar sus habilidades para defenderse y ralentizar a los Incorpóreos.

¡Pronto llegarán!—exclamaba Light, quien se colocó en guardia—. ¡Maldita sea! No tengo ninguna habilidad que me permita ralentizarles, así que me centraré en protegerte, Ariasu. Concéntrate totalmente en esa puerta y nosotros nos encargaremos del resto.

Acto seguido, el chico sugirió ideas a sus compañeros para ayudar a crear una estrategia que les permitiera darle a Ariasu el tiempo necesario.

Xefil, hace dos días pudiste dormir al pájaro que acompañaba a Shinju. ¿Crees que tu magia podría funcionar con algunos de esos incorpóreos? Si logran superar esa barrera, puede que nuestra única salvación sea paralizarlos o dormirlos de alguna manera —sugirió rápidamente el joven, recordando como el chico les había facilitado en gran medida aquella batalla con aquella habilidad—. Joker, estoy seguro de que puedes hacer algo con tus cartas y tus nuevas habilidades…

>>Ojala pudiéramos obstruirles con otros obstáculos. ¿Se os ocurre algo? —comentaba, observando a Joshua y a Eileen mientras pronunciaba esas palabras.

Tarde o temprano, el ejército de incorpóreos entraría en la plaza y avanzarían hacia su posición, aunque antes tendrían que sortear el obstáculo invocado por Eileen. Pero en cuanto lo superaran, tendrían que lidiar con todos ellos, y el combate directo no sería la solución.

Light permanecería quieto en su posición, cubriendo a Ariasu, sin alejarse de ella. En principio, no entablaría combate directo contra ningún incorpóreo; sólo en defensa propia, si se daba el caso de que alguna escurridiza criatura lograba superar la barrera, alcanzaba sus posiciones y se disponía a atacarles (a él o a la propia Ariasu), respondería rápidamente con un Puñetazo Bom y mandaría volando a dicha criatura para alejarla de ellos.
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Re: [Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 7

Notapor EspeYuna » Mié Dic 18, 2013 12:13 am

"Perdóname, Eileen."


* * *


¿Más té, queridas?

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No podía creer la suerte que había tenido. Aquel señor no sólo me había dado cobijo en su mansión, sino que también había curado mis heridas, unas tan graves que no quería recordar siquiera lo que había sufrido tras el ataque. ¿De quién? No lo sabía. Sólo recordaba mi nombre. Pero no podía dejar de sonreír. El dueño de aquella hermosa propiedad me había salvado la vida, por ahora con sólo saber eso ya era suficiente para mí.

"Demasiado rosa, pero tiene buen gusto para la vajilla", pensé mientras sorbía un poco de té que nos había servido a mí y a su acompañante. Inocente de mí, pensé en un primer momento que se trataba de su hija. En un segundo, se me pasó la loca idea de que pudiera ser su mujer. No, era imposible. Cuando trató con ella como una mera ayudante y acompañante en la sala, dejé atrás todas mis posibles teorías sobre ella. Era muy mona. Y los guardaespaldas del señor (¿sería una persona tan importante? ¿Estaría comportándome correctamente en su hogar?) eran igual de apuestos: los dos vestían a juego unos uniformes muy bien cuidados. A saber qué cara habría sido la tela para coser aquellos trajes.

Parecía encantarme aquel ambiente. ¿Me gustaría antes de perder mis recuerdos? No lo sabía, pero la idea de una reunión así me hacía sentir como una princesa, como las de los cuentos de hadas. Debía admitir que veía a aquel señor como un duque apuesto y encantador. A veces mirarle a los ojos se me hacía difícil. ¡Perdón, al único ojo visible! ¿Cómo lo habría perdido? Tenía tantas preguntas... pero más importante era descubrir quién era yo.

Y tampoco parecía importarme mucho. Y aunque me preocupaba no preocuparme (¡sí, me he mordido la lengua!), no quería que aquella bonita fiesta de té terminara. Me sentía bien allí, y no quería irme.

Está muy bueno, ¿verdad, Fátima? —preguntó el señor a su compañera—. Importado de Londres, una maravilla. Mucho mejor que esa porquería que venden en Ciudad de Paso. ¿No queréis un poco vosotros, chicos?

"Londres, Ciudad de Paso", repetía en mi cabeza. No me resultaban familiares, pero igualmente si mencionaba algún lugar, mis sentidos se activaban. Supuse que era curiosidad más que otra cosa. El propietario, de nombre Ronin, se dirigió hacía mí con la mejor de sus sonrisas una vez le ofreció té a sus guardaespaldas:

Es un auténtico placer que nos acompañe, señorita Hoghes —ante lo que me dijo sólo pude sonreír como una tonta—. ¿Recuerda algo de cómo llegó hasta aquí? ¿No?

No mucho... —confesé, algo preocupada de no poder hacer nada por evitarlo. Aparecían retazos de mi memoria, como si de un sueño se tratara. Me gustaría unirlos, pero no podía. Me era imposible. Recordaba vagamente a una chica que me sonreía, pero de inmediato pasaba a otra escena, muy borrosa, en la que un muchacho me... ¿besaba?

Una pena, una pena. La encontré malherida en las puertas de mi propiedad y no sé qué pudo pasar —se lamentó el señor—. La actividad de Sincorazón es muy peligrosa ahí fuera. He oído que existen unos caballeros que se enfrentan a ellos, pero me temo que nunca los he visto.

¿Sincorazón?

Por favor, no se sienta incómoda, relájese. Mi ayudante Fátima y yo le ayudaremos en todo lo posible. Recordará todo antes o después. Sólo tiene que...

De pronto, el hombre levantó la mirada, pero luego suspiró y giró la cabeza hacia sus guardaespaldas. No pude llegar a ver la expresión de su rostro, pero algo parecía haberlo preocupado.

Olvidé el azúcar. ¿Podéis pasaros por la plaza para traerme un poco?

¡P-Pero! ¡No hacen falta que vayan a por azúcar! ¡Voy bien, en serio! —exclamé, algo avergonzada— Antes he dicho que me gusta mucho lo dulce, pero no quiero que les pase algo si hay peligro ahí fuera.

No te preocupes —dijo la acompañante del señor con toda la tranquilidad del mundo—. Volverán en seguida.

Me quedé en silencio unos segundos, buscando las palabras más adecuadas.

He tenido mucha suerte de que me haya encontrado —le dije a la muchacha, sonriente— Sin él estaría perdida. Ni siquiera recuerdo cómo he llegado a esta situación.

>> El señor parece muy buena persona.

Bellísima persona.

No entendí muy bien la expresión de la joven en aquel momento, pero mis ojos se posaron de nuevo en Ronin, despreocupada. El señor sacó entonces algo de debajo de la mesa donde disfrutábamos del té y lo puso encima de ésta.

Una sensación extraña invadió mis entrañas.

¿Eso es…? —dudé por un momento— ¿Un sombrero?

Esto estaba con usted. ¿Le suena?

Un montón de imágenes invadieron mi cabeza. Las mismas que había intentado entrelazar, pero junto a otras nuevas.

Cuéntele a mi ayudante todo lo que sepa, por favor —rogó el hombre, muy atento a mí. Sonrojé un poco. Que alguien tan inalcanzable, tan apuesto y amable me dedicara su tiempo me hacía sentir muy afortunada.

La imagen de aquel beso, la de aquel muchacho, se desvanecía de mi cabeza. No quería pensar en esos recuerdos. Era cada vez más difícil mantenerlos a flote.

El presente era más fácil.

A pesar de estar en una situación complicada, sin recuerdos y habiendo pasado un auténtico calvario con aquellos monstruos mencionados por mi salvador, no podía borrar la sonrisa de su cara.

No recuerdo nada… coherente —confesé, entrelazando los dedos de mis manos y fijándome en el sombrero que descansaba junto a mi taza de porcelana— Y sin embargo, no puedo dejar de sonreír. ¡De veras os estoy muy agradecida!

Nadhia se dirigió a la muchacha. Ésta me correspondió:

Menos mal que estás bien. ¿Por qué no vamos por pasos? ¿Qué es lo primero que recuerdas? ¿Sabes quién te hirió?

Reí de forma inconsciente.

¿Por pasos? ¿Lo primero que recuerdo? —pregunté con un adorable sarcasmo— En realidad, no soy capaz de conectar casi nada de lo que logro acordarme. ¿Cómo te diría…? Si algo de lo que recuerdo primero, son… voces. Que dicen mi nombre. Entre risas, entre llantos…

Entiendo —asintió la joven, que miró al señor y luego al sombrero—. Cuando has mirado ese sombrero, has dicho algo sobre unas pesadillas. ¿A qué te refieres exactamente…?

La muchacha me animó a hablar.

Bueno… ¡prometedme que no os reiréis! —exclamé, con las mejillas ardiendo— Incluso yo considero una locura todo lo que pasa por mi cabeza ahora mismo. Son locuras.

Nadhia sonrió nerviosa a Ronin, buscando una sonrisa por su parte para tranquilizarse.

No nos reiremos —me aseguró la acompañante—. Cuéntanos.

Cogí valor y comencé a relatar:

Recuerdo haber estado en muchos sitios, ¡quizás sea una viajera! —mencionó con tierna inocencia— Lugares que recuerdo muy vagamente… un lugar donde el crepúsculo deja un paisaje precioso. Y… una playa con el mismo colorido en el cielo… anaranjado. Todos esos recuerdos serían perfectos de no ser cuando empiezo a escuchar esas voces.

>> En especial, una que me pone los pelos de punta e intento sacarla de mi cabeza.

Me abracé con mis propio cuerpo, pero no quise perder la sonrisa. De hecho, no podía. Algo me impedía pensar con negatividad.

Es extraño, ¿verdad? —dije— Sigo sonriendo. ¿No os parece raro? Pero es que no tengo razones. Bueno, he… no tengo muchos recuerdos. ¿Tendré… padres? ¿Amigos? ¿Y si me están buscando?

La muchacha posó una de sus manos en mi hombro y dio un reconfortante apretón.

Seguro. Pero para encontrarlos tenemos que averiguar cómo llegaste aquí. Y… ¿De qué voces estás hablando?

Una en concreto. Hay miles, pero existe una… escalofriante. También recuerdo su procedencia. Una persona encapuchada de negro —miré de nuevo el sombrero—. Su risa… es horrible. También recuerdo una especie de calavera. ¿Con ojos brillantes…?

De repente, no pude aguantar las ganas de reír.

Sí, no me extrañaría que me hubiese escapado de un loquero. ¡No me extrañaría que me hubieran tenido atada o encerrada! Pero si existen monstruos...

Una calavera —repitió la joven, frunciendo el ceño—. Quizás tu mente te está confundiendo. Seguramente viste algo que te dio mucho miedo y por eso te surge esa imagen...

Aparece en todos esos lugares —confirmé, mirando al techo rosado—. En la colina, en una estación, en la playa… lo dicho, como una pesadilla constante. Como si me persiguiera.

>> ¿Qué grima, verdad?

Les sonreí a ambos con picardía, como una niña pequeña despreocupada. Cuando de repente, me asaltó la duda.

Señor Ronin, ¿cómo sabe usted mi nombre?

Acerqué mi mano al sombrero que se encontraba encima de la mesa. La curiosidad por descubrir más acerca de mí misma me incitaba a tomarlo con mis propias manos. Pero me detuve a escasos milímetros.

Perdone, no quiero sonar desconfiada —me disculpé—. Es que me parece tan extraño que conozca incluso… ¿mi apellido?

Nos lo dijiste tú cuando te encontramos. Ya sabes… Te hicimos preguntas para mantenerte consciente y nos dijiste cómo te llamabas. No te preocupes, es una pregunta que se haría cualquiera. Yo me llamo Fátima, por cierto.

Agaché la cabeza, algo avergonzada por una sospecha tan ridícula. Además, ¿por qué debería sospechar?

Es un nombre muy bonito.

Gracias. El tuyo también. ¿Estás muy cansada, Nadhia? Quizás quieras que dejemos la conversación por el momento… — Fátima miró de reojo al hombre, quien escuchaba atentamente la conversación.

La verdad es que… —de pronto proferí un bostezo que tapé a mitad con mis manos, sonrojando. Sonreí tímidamente— Creo que no me vendría bien echarme un rato. ¡Si… si no es molestia, claro! Me duele un poco la cabeza de tanto forzarla. ¿Será por la amnesia? ¿Me habré dado un golpe cuando me atacaron?

Esperé que el señor decidiera qué sería lo mejor para mí en aquel momento. Pero me estaba entrando un sueño atroz, lo admitía. Era como si no hubiera dormido en días.
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Re: [Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 7

Notapor Suzume Mizuno » Mié Dic 18, 2013 3:03 am

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¿Más té, queridas?

Fátima contempló cómo Avatar rellenaba las tazas con un gesto lo más neutral posible, auque tuvo que contenterse para no poner los ojos en blanco. Toda aquella pantomima le estaba sacando profundamente de quicio. Además, le estaba costando un inmenso esfuerzo quedarse sentada, sin hacer nada, mientras Avatar jugaba a las muñecas con ellas. Y con Jain y Crow. Toda la tontería de los uniformes, y de la fiesta de té y… y… Todo. Hasta ella misma era una parodia absurda. Se pasó una mano por un muslo, incómoda. Se sentía extraña desde el día anterior —entre otras cosas le costaba creer que siguiera viva—, era como estar anestesiada, como si estuviera flotando en alguna especie de sueño extraño. Se miraba en los espejos y no se reconocía y no sabía si eso terminaba de agradarle o no.

Desvió la mirada hacia su nueva ropa: se había desecho de los harapos que había llevado durante esos siete horribles días. Ahora llevaba una botas altas, unos pantalones claros y firmes, y una túnica oscura, de mangas anchas, cómo no, de estilo oriental. Al menos podía decir que a la hora de darle trajes tenía más gusto que de empapelar la maldita habitación.

Contempló a Nadhia de reojo. Parecía tan feliz, la pobre. Pero bueno, que al menos lo fuera mientras pudiera. No sabía si considerar que lo que Avatar le había hecho era, en el fondo, un favor…

Está muy bueno, ¿verdad, Fátima? —pegó un respingo al escuchar que Avatar se dirigía a ella. Es más, le guiñó un ojo. Fátima se esforzó por sonreír y dio un sorbo a su té. No estaba del todo mal…

Es un auténtico placer que nos acompañe, señorita Hoghes —Nadhia sonrió, algo bobalicona, y Fátima deseó estar en cualquier lugar menos allí. Iba a empezar la pantomima final—. ¿Recuerda algo de cómo llegó hasta aquí? ¿No?

No mucho...

Fátima escuchó las palabras de Avatar concentrada en el reflejo de su imagen en la superficie de su té. Había que ver qué facilidad para mentir. Tendría que tomar ejemplo de él.

¿Sincorazón?

Parecía que la chica de verdad no recordaba nada…

Por favor, no se sienta incómoda, relájese. Mi ayudante Fátima y yo le ayudaremos en todo lo posible—Fátima arqueó ligeramente una ceja al ser nombrada—. Recordará todo antes o después. Sólo tiene que...

Avatar alzó la mirada y luego se giró hacia sus «guardaespaldas».

Olvidé el azúcar. ¿Podéis pasaros por la plaza para traerme un poco?

«Vaya» pensó, terminando su té. «Qué pronto empiezan los problemas»

¡P-Pero! ¡No hacen falta que vayan a por azúcar! ¡Voy bien, en serio! —exclamé, algo avergonzada— Antes he dicho que me gusta mucho lo dulce, pero no quiero que les pase algo si hay peligro ahí fuera.

No te preocupes —dijo Fátima con tranquilidad para que no se pusiera nerviosa—. Volverán en seguida.

Nadhia guardó silencio, como si estuviera dándole vueltas a algo. Lo que dijo a continuación sorprendió mucho a Fátima. Y no en el buen sentido:

He tenido mucha suerte de que me haya encontrado —le dije a la muchacha, sonriente— Sin él estaría perdida. Ni siquiera recuerdo cómo he llegado a esta situación.

>> El señor parece muy buena persona.

Fátima sonrió a Avatar y susurró, tan bajo que él no pudo escucharla:

Bellísima persona.

Como para confirmar sus palabras, Ronin extrajo de debajo de su asiento un sombrero de triste color oscuro. Fátima no pudo evitar estremecerse al mirarlo. De haber sido porr ella, habría puesto kilómetros de distancia entre su persona y el sombrero.

¿Eso es…?. ¿Un sombrero?

«La droga debe ser fuerte»

Esto estaba con usted. ¿Le suena? Cuéntele a mi ayudante todo lo que sepa, por favor.

Mientras Nadhia sonreía como si se estuviera dirigiendo a ella alguien encantador, Fátima dejó con firmeza la taza de té en la mesa, mirando con hosquedad al sombrero —ojalá estuviera muy lejos—. Luego respiró hondo y compuso su expresión más amable y abierta antes de encararse a la sonriente muchacha.

No recuerdo nada… coherente Y sin embargo, no puedo dejar de sonreír. ¡De veras os estoy muy agradecida!

«Maldita sea, deja de decir eso»pensó Fátima, manteniendo con serenidad su gesto. Cuando Nadhia se volvió hacia ella, se obligó a imprimir alivio a su voz:

Menos mal que estás bien. ¿Por qué no vamos por pasos? ¿Qué es lo primero que recuerdas? ¿Sabes quién te hirió?

¿Por pasos? ¿Lo primero que recuerdo? —soltó una risita sarcástica— . En realidad, no soy capaz de conectar casi nada de lo que logro acordarme. ¿Cómo te diría…? Si algo de lo que recuerdo primero, son… voces. Que dicen mi nombre. Entre risas, entre llantos…

Fátima miró de reojo a Avatar, dando por sentado que esa no era la información que quería. Aunque, ¿qué esperaba de la pobre? Todavía la sorprendía que pudiera hilar dos frases seguidas.

Entiendo —no había que retroceder tanto. Lo importante era el sombrero. Así que enfocó el tema hacia el mismo— . Cuando has mirado ese sombrero, has dicho algo sobre unas pesadillas. ¿A qué te refieres exactamente…?

Bueno… ¡prometedme que no os reiréis! —se le sonrojaron las mejillas— Incluso yo considero una locura todo lo que pasa por mi cabeza ahora mismo. Son locuras.

No nos reiremos —le aseguró Fátima, algo impaciente e irritada, porque Avatar le había dejado la desagradable tarea a ella—. Cuéntanos.

Recuerdo haber estado en muchos sitios, ¡quizás sea una viajera!.Lugares que recuerdo muy vagamente… un lugar donde el crepúsculo deja un paisaje precioso. Y… una playa con el mismo colorido en el cielo… anaranjado. Todos esos recuerdos serían perfectos de no ser cuando empiezo a escuchar esas voces.

>> En especial, una que me pone los pelos de punta e intento sacarla de mi cabeza.
Se abrazó a sí misma, asustada. Pero, y Fátima pensó que aquello resultaba siniestro, no dejaba de sonreír con bendita inocencia.

Es extraño, ¿verdad? —dije— Sigo sonriendo. ¿No os parece raro?

«No sabes cuánto» pensó, sorprendida por la extraña estampa.

Pero es que no tengo razones. Bueno, he… no tengo muchos recuerdos. ¿Tendré… padres? ¿Amigos? ¿Y si me están buscando?

Sintió un pinchazo de profunda angustia. ¿Ni siquiera le había dejado aquellos recuerdos Avatar? Casi sin darse cuenta le puso una mano en el hombro, consoladora, y dio un suave apretón.

Seguro —afirmó, maldiciéndose para sus adentros. Pero, ¿qué iba a decirle? «No, nadie te espera. Sólo eres un programa en un mundo falso». No podía decirle eso. No podía. Mejor cambiar de tema, llevarla por otros derroteros— . Pero para encontrarlos tenemos que averiguar cómo llegaste aquí. Y… ¿De qué voces estás hablando?

Una en concreto. Hay miles, pero existe una… escalofriante. También recuerdo su procedencia. Una persona encapuchada de negro —miró al sombrero—. Su risa… es horrible. También recuerdo una especie de calavera. ¿Con ojos brillantes…?

La chica rompió a reír y Fátima se estremeció.

Sí, no me extrañaría que me hubiese escapado de un loquero. ¡No me extrañaría que me hubieran tenido atada o encerrada! Pero si existen monstruos...

Una calavera —repitió, frunciendo el ceño. Eso era más interesante. Aunque igualmente escalofriante—. Quizás tu mente te está confundiendo. Seguramente viste algo que te dio mucho miedo y por eso te surge esa imagen...

Aparece en todos esos lugares. En la colina, en una estación, en la playa… lo dicho, como una pesadilla constante. Como si me persiguiera. ¿Qué grima, verdad?

Sonrió como una niña pequeña, como si compartiera una broma secreta con ellos, hasta que su gesto se demudó de pronto e inquirió:

Señor Ronin, ¿cómo sabe usted mi nombre?

Nadhia extendió la mano hacia el dichoso sombrero y Fátima estuvo a punto de gritar que no lo tocara y abalanzarse a agarrarla. Pero, por suerte, decidió detenerse en el último segundo, antes de rozarlo.

Perdone, no quiero sonar desconfiada. Es que me parece tan extraño que conozca incluso… ¿mi apellido?

Había que distraerla, había que hacerla sentir segura. Cualquier cosa, pero que se relajara y apartara la mano de ahí. Pensó con rapidez y respondió, todo lo relajada que fue capaz:

Nos lo dijiste tú cuando te encontramos. Ya sabes… Te hicimos preguntas para mantenerte consciente y nos dijiste cómo te llamabas. No te preocupes, es una pregunta que se haría cualquiera. Yo me llamo Fátima, por cierto.

Avatar ya había dicho su nombre, pero qué más daba, si con presentarse directamente atraía la atención de la chica… Y, por suerte, pareció que se había creído su respuesta. Imaginó que tenía que ver el hecho de que estuviera drogada.

Es un nombre muy bonito.

Gracias. El tuyo también —quería terminar con aquello ya. No parecía que le fueran a poder sonsacar mucho más—. ¿Estás muy cansada, Nadhia? Quizás quieras que dejemos la conversación por el momento… —Fátima miró de reojo al hombre, quien escuchaba atentamente, y se encogió de hombros, dando a entender que no se le ocurría más que decir.

Lo demás, quedaba en sus manos.
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Re: [Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 7

Notapor LightHelco » Jue Dic 19, 2013 12:21 am

Sólo tenemos que subir a la Torre del Reloj y una vez allí Eileen puede crear un puente —explicó Joshua tras ver lo decididos que estábamos los tres.

Perfecto —asentí dirigiéndome después a la Creadora —. Contamos pues con tu ayuda, Creadora.

Esta no contesto, tenía la mirada perdida como si no estuviese en aquel lugar. Al contrario que Ariasu, que con firmeza se levantó del sofá para salir del cubículo en donde nos habíamos escondido. Seguí a la Maestra mirando por última vez a Eileen, Joshua se estaba encargando de ayudarla, pero aquel comportamiento me preocupaba y esperaba que no afectara a nuestra misión.

Avancemos con sigilo. No queremos cabrear a los incorpóreos —propuso Ariasu antes de apartar la tela que ocultaba el interior de la habitación al exterior.

Asentí y esperé a que la mujer nos avisara para poder salir a la calle y empezar a andar hacia la plaza. Aun encontrándonos el callejón vacio, sabíamos que tendríamos que andarnos con cuidado o más bien con mucha prisa, ya que no mucho después de salir todos del escondite, un escuálido monstruo blanco apareció de él mirándonos a la par que se balanceaba de forma extraña.

Oh, mierda…

¿En serio tan rápido nos tenían que localizar? Aquello no era nada justo.

¡¡Corred!! —grito Ariasu empezando una carrera hacia la cima.

No hacía falta que nadie nos lo dijese y menos si tras dar la orden empezaban a salir docenas de aquellos seres blanco. Asegurándome de que la capa no rozara el suelo ni se alargara demasiado para que aquellos monstruos pudieran agarrarla con facilidad, mandé aquella instantánea orden a mis piernas para que corrieran como nunca lo hubiesen hecho hasta ahora.

Dejándonos el aliento en el camino conseguimos alcanzar la plaza aun con toda aquella horda blanquecina a nuestras espaldas. De vez en cuando había girado el cuello para asegurarme de que aquel número de monstruos no aumentaba demasiado, aunque con pocas expectativas, ya que tenía la sensación de que cada vez que miraba su número había doblado de forma inexplicable.

¿No hay Incorpóreos? ¡Démonos prisa! —señaló Light refiriéndose a la vacía plaza, lo cual era un alivio.

Tampoco creo que pase mucho tiempo sin ellos —le dije de forma algo sarcástica corriendo finalmente hacia la puerta junto a Ariasu.

¡Está cerrado! ¡Necesito tiempo! —avisó la Maestra invocando en el aire una línea de números y consiguiendo que mis nervios por librarme de aquella jauría aumentaran.

Me giré tragando saliva para encarar a la marabunta que se nos venía encima. Agarré con fuerza la empuñadura de Naipe Mágico listo para cuando los monstruos se nos lanzaran encima, pero Eileen reaccionó con mayor rapidez alzando un muro entre nosotros y ellos dándonos unos minutos más de tiempo para abrir aquella maldita puerta.

¿Esa puerta es aprueba de Llaves? Porque si eso la abro ahora mismo —pregunté apuntando con la Llave Espada hacia la puerta.

Esperé a que me contestaran, en el caso de que fuese una negativa volvería a encararme a los monstruos, los cuales estaban empezando a escalar por el muro. Escuché a Light decir que era incapaz de atacarlos en área, por lo que eso solo nos dejaba a Xefil y a mí para impedirles el paso. Extendí la capa dejando salir a todas las cartas.

Entonces mejor lanzamos ya la primera línea de bombas.

Alzando el brazo hice que todas las cartas volaran hacia la parte superior del muro y allí la mitad empezaron a agrandarse intentando aplastar a los Incorpóreos, mientras que las otras atacarían a cualquiera que pasara a sus compañeras para volverlos a tirar.

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No estoy segura de si puedo seguir usando las cartas, si no es asi...buena suerte
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Re: The End - Ronda #3

Notapor Zee » Jue Dic 19, 2013 12:51 am

Podemos —asintió Ricitos, poniéndome una mano sobre el hombro. Irremediablemente sentí la necesitad de sacudírmelo de encima, pero no lo hice por respeto al ex-Compositor—. Sólo tenemos que subir a la Torre del Reloj y una vez allí Eileen puede crear un puente.

Eso sería genial —comentó Light. Sin embargo, Eileen no contestó a ninguno de los dos chicos. Permanecía en un estado catatónico, mirando a la nada y en un silencio perfecto.

Pues está decidido. Vamos a por ese hijo de puta a su propia base.

Tras aquella sentencia por parte de Ariasu, todos nos dirigimos a la entrada de aquel pequeño refugio. Joshua tuvo que ayudar a Eileen a levantarse y guiarla por los hombros. Sus ojos se toparon por los míos durante un instante, pero siguieron tan vacíos como habían estado desde que había iniciado aquel día.

Avancemos con sigilo. No queremos cabrear a los incorpóreos —dijo Ariasu. Todos comprendimos el mensaje al instante; no hacía falta repetirlo. No había hecho falta decirlo en primer lugar, en realidad. Salimos sin mayor dilación.

¡¡Corred!!

¿¡Qué!? ¿¡Tan pronto!?

Sin previo aviso, una multitud de aquellas criaturas se materializó frente a nosotros, apareciendo de la mismísima nada en destellos de unos y ceros. Insaciables, comenzaron a arrastrarse hacia nosotros de una manera que me resultaba casi repugnante.

Sencillamente, eran demasiados. Siguiendo a los demás, no pude hacer más sino correr en dirección a la estación.



¡Está cerrado! ¡Necesito tiempo!

¡Entonces rompe la puerta!

En unos cuantos minutos, aquellos seres nos habían acorralado en la plaza. Se habían transformado, de decena en decena, en una horda imparable que, de atraparnos, acabaría con nosotros al instante. Y aunque Eileen intentó ponerles una barricada, eran demasiados, y muy ágiles, como para poder detenerlos.

No hacían más que ponerme nervioso, maldita sea. No podía quedarme luchando allí abajo, no, no. Tenía que subir a aquella torre lo más pronto posible y sacar a Nadhia de allí. Pero si no protegía a Ariasu de aquellos Incorpóreos, no tendría ninguna oportunidad.

¡Pronto llegarán!—gritó Light. El tío era un maldito genio, en serio.

>>Xefil, hace dos días pudiste dormir al pájaro que acompañaba a Shinju. ¿Crees que tu magia podría funcionar con algunos de esos incorpóreos? Si logran superar esa barrera, puede que nuestra única salvación sea paralizarlos o dormirlos de alguna manera

No me des órdenes, Hikari —gruñí, apuntando con la mano abierta hacia el muro que Eileen había levantado. Joker se preparaba para lanzar sus cartas, dispuesto a detener a las bestias también. Pero sencillamente eran demasiadas... ¿podríamos hacerlo entre los dos?— ¿Joshuaaaa?

Quedándome sin ideas, no pude hacer más que obedecer la sugerencia de Light y disparar un Morfeo a los Incorpóreos que se acercaran. ¡Maldita sea, incluso unos dos o tres!
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The End - Ronda #4

Notapor Soul Artist » Lun Dic 30, 2013 9:12 pm

¿Esa puerta es aprueba de Llaves? Porque si eso la abro ahora mismo.

Ariasu fulminó con la mirada a Joker, indicándole que su Llave Espada no servía. Al fin y al cabo aquello no era una cerradura real, sino un montón de ceros y unos; y además de ello, su arma era falsa. Era una vara capaz de tomar la apariencia de las armas legendarias, pero nunca sería una de ellas.

Entonces mejor lanzamos ya la primera línea de bombas.

Xefil, hace dos días pudiste dormir al pájaro que acompañaba a Shinju. ¿Crees que tu magia podría funcionar con algunos de esos incorpóreos?

No me des órdenes, Hikari.

Los primeros Incorpóreos lograron saltar el muro creado por Eileen, que retrocedió hasta la puerta de la estación junto a Joshua. Los aprendices entonces tomaron la situación por sus manos: Joker comenzó a atacar a las criaturas con sus cartas, rechazándolas en la medida de lo posible. Xefil tuvo que tomar su magia Morfeo para dormir a unas cuantas que se estaban acercando demasiado, y Light rechazó a dos de aquellos monstruos de un sólo puñetazo cuando se abalanzaron contra su compañero, pese a haber sido borde con él.

Y aunque los primeros segundos llevaran bien la situación, la cosa se les estaba escapando de las manos. Eran demasiados Incorpóreos; tantos como antiguos habitantes de la ciudad, todos escalando el muro para acceder hasta ellos y evitar que accedieran a la torre del reloj. Sólo a Xefil se le ocurrió pedir ayuda:

¿Joshuaaaa?

¿Es que me engañan los oídos? ¿De verdad me necesitas, princeso?

El ex Compositor no se burló más. Sabiendo que no había más tiempo que perder sacó un móvil del bolsillo de su camisa, el cual tecleó ligeramente de manera despreocupada. Parecía desentenderse de aquella batalla campal, pero pronto sus compañeros vieron que no estaba haciendo ninguna tontería.

Decenas de sombras surgieron sobre los Incorpóreos que, al levantar la cabeza, encontraron una lluvia de objetos abalanzándose sobre ellos. Conos, bicicletas, neumáticos... E incluso algunos coches enteros que aplastaron a varias criaturas juntas. Toda clase de basura que acabó con muchos de los enemigos, que cada vez se encontraron más dificultades para alcanzar a los chicos.

Pero incluso con esas eran demasiados. Era un ejército entero a disposición de Avatar, y por mucha fuerza que tuviesen no podían afrontarlo los cuatro solos. Ariasu estaba demasiado ocupada intentando abrir la puerta con lo que no podía combatir. Eileen, por su parte, se agachó a ayudar y guiar a Ariasu con los códigos para abrirla.

Y entre todos los ataques de los jóvenes una de las criaturas logró salir airosa. Se acercó hasta Xefil y se enredó a su alrededor con una velocidad atronadora, evitando que le pudiese dar caza. Tras escalar por todo su cuerpo inmovilizó sus brazos y se quedó suspendido frente a él, acercando su capucha hacia él y mostrando sus ojos amarillos y vacíos. Abrió la boca y extendió sus brazos para atacar.

El seco sonido de un disparo provocó la desintegración del monstruo en ceros y unos. Tras un par de segundos de incertidumbre más disparos sonaron, acabando con varias de las criaturas. Lejos de saber cuál era su origen, la figura de una mujer surgió de lo alto de uno de los edificios frente a ellos, saltando directamente al centro de ejército de los Incorpóreos y un bate de Struggle en alto. A su espalda surgió un niño con dos pistolas con la mirada decidida.

Mirad quiénes han sobrevivido —comentó Joshua, desviando su lluvia de objetos a otra zona—. Me pregunto quién les habrán recordado quiénes eran antes del juego...

Un muro de llamas bloqueó a varios incorpóreos que intentaron llegar hasta Xefil. En lo alto del mismo edificio otras dos figuras, un hombre y una chica de pelo color morado, se apoyaban para invocar aquella poderosa magia. Los monstruos comenzaron a escalar el edificio en el que estaban intentando alcanzarles, pero comenzaron a caer al suelo cuando la figura de una mujer en un kimono surgió sobre una mariposa gigante que, al aletear sus alas, provocaba tornados que arrastraban a los Incorpóreos.

Eran los Maestros de Tierra de Partida, los anteriores participantes al Reapers' Game. Ellos les habían ayudado a recuperar sus recuerdos y, aunque no habían sido recompensados de primeras, ahora recibían su ayuda para llegar hasta la torre de Avatar.

¡Abierto!

La puerta se abrió para los jugadores. Ariasu se quedó allí quieta, esperando a que pasaran lo más rápido posible a su interior. Eileen fue la primera en aventurarse, y Joshua tras ella, ambos dirigiéndose hacia el acceso a la torre del reloj y subiendo sus escaleras. Sin embargo, no parecía tener intención de entrar a acompañarles. El ruido de la Corrupción se estaba volviendo más fuerte en ella, y eso pudo percibirlo Xefil al pasar a su lado.

Al primero que intentase entrar Ariasu le detendía, tomándole del hombro y mirándole fijamente. En silencio le entregó la pequeña cajita de madera que Ariasu estaba guardando de ellos. Le estaba confiando el arma para acabar con Avatar.

Ve.

Al pasar los tres Ariasu cerró la puerta tras de sí, volviendo a bloquearla con los mismos códigos de seguridad. Pese a la ayuda de los Maestros, los Incorpóreos estaban a unos pocos metros de ella; lo mejor sería no mirar y darse prisa. Sabían que Ariasu no saldría de aquella.

* * *

¿Estás muy cansada, Nadhia? Quizás quieras que dejemos la conversación por el momento…

Fátima dirigió su mirada a Ronin, esperando su aprobado para dejar la sesión por aquel día. Sin embargo, el Maestro se limitó a apoyar su cabeza sobre su puño, dedicándole una sonrisa condescendiente a Nadhia.

No.

Ronin se giró y observó de nuevo a Jain y Crow, que no se habían movido de su sitio. Su sonrisa desapareció cuando les vio todavía allí plantados, negándose a seguir sus órdenes. Jain dio un codazo a su compañero, esperando una reacción por su parte.

Muchachos, el azúcar —insistió el Avatar con un topque de nerviosismo en su voz—. No creeréis que va a venir aquí y va a llamar a la puerta, ¿verdad?

Por supuesto que era lo que los supervivientes iban a hacer. Se les estaba agotando el tiempo, y si ellos no impedían su llegada, terminaría muy pronto.

Señorita Hoghes, no me malinterprete —Ronin volvio a dirigirse hacia ella, esta vez sin ninguna sonrisa en su rostro—, pero aunque me encante la compañía femenina no puedo dejar que se quede mucho tiempo aquí. Los gastos no me lo permites, pues difícilmente llego a final de mes. Así que por favor, haga un esfuerzo.

Más recuerdos vinieron a la mente de Nadhia. Una chica, su amistad con ella, cómo esa amistad venció al monstruo de la calavera que había visto anteriormente... Y cómo otra murió cuando intentaba salvarla.

Comenzaba a recordar.

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Fecha límite: 31 de Diciembre.

· Si alguien no puede postear no pasa nada. Sé que hay muy poco tiempo límite, pero al ser una ronda casi de transición no obligaré a nadie a que postee. El plazo se puede alargar hasta el mediodía del día 1 de Enero, aunque la verdad, no creo que marque una diferencia para nadie al estar la mayoría esa noche de fiesta xD
· Nadhia pasa a recordar todos los sucesos de la Torre.
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