[Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 7

THE END

Nunca olvidarás que tomaste parte en alguno de estos jolgorios. Kazuki tampoco.

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro, Sombra

The End - Ronda #7

Notapor Soul Artist » Mar Ene 07, 2014 1:06 am

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¡Esto es por Shiki, zorra!

Joker se abalanzó sobre Fátima antes de que la chica atravesase el portal, pero no llegó siquiera a rozarla. Avatar dirigió sus dos dedos hacia el Game Master y lo mantuvo quieto en el aire un instante, lo suficiente como para que viera cómo su protegida lograba escapar y el portal se cerraba tras ella. Después de contemplar su objetivo fallido, el hombre volvió a lanzarle hasta hacia la puerta, esta vez sin chocar con nadie.

Nadhia no tardó nada en atacar por su parte mientras su enemigo sostenía al Game Master en el aire. Lanzó tres flechas contra Avatar con el poder fantasmal de su compañera fallecida en ellas. Las tres desaparecieron con un destello a apenas unos centímetros de Avatar, revelando una barrera mágica que le protegía de cualquier ataque que ella hiciera.

El hijo pródigo está de vuelta en casa, papá.

Felix hizo un además de atacarle, pero se detuvo al descubrir dicha barrera. Los Ojos de la Locura hablaban como nunca: era absolutamente infranqueable. Daba igual que atacaran con magia o sus propias armas: Avatar conocía demasiado bien sus ataques, pues él mismo les había creado. Era una defensa absoluta, excepto contra dos elementos cifrados en un código. Uno no pudo descifrarlo, pero el otro era demasiado obvio por el mensaje que mostraba: ERROR.

Corrupted Data podía franquear su barrera y alcanzarle a él.

Cuánto tiempo, mis niños.

Ronin se lanzó contra Light y le agarró en el aire extendiendo su brazo, dejándole sin aliento y sin darle oportunidad a que siquiera se defendiese. Acto y seguido lo lanzó con fuerza por la ventana, a la cual pudo agarrarse en el último momento con una mano.

Joshua invocó de la nada una valla metálica con la que intentó golpear la cabeza de Avatar, pero también fue repelida por la barrera, desapareciendo al contacto. Extendió sus dos manos hacia él y lo lanzó contra la pared de la torre, atravesándola y lanzándole hacia el vacío. Light pudo ver cómo Joshua se precipitó varios metros antes de recuperarse en el aire y hacer aparecer unas gigantescas alas blancas de gran hermosura.

No podéis dañarme ―aseguró Avatar―. Ninguno de vosotros seis.

El sombrero se había quedado sobre la mesa, protegido por la misma barrera que le guardaba de ningún daño. Pero había una lógica a la que ellos mismos podían llegar: si el sombrero superaba la barrera de Avatar, que era parte de la misma al fin y al cabo... ¿Sería absorbida por esta?

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Fecha límite: [b]19:00, 9 de Enero de 2014
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Re: The End - Ronda #7

Notapor Zee » Mar Ene 07, 2014 2:37 am

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ERROR

¿Qué? ―murmuré, deteniendo mi primer movimiento, a punto de asestarle una patada a Avatar en la rodilla. Un pequeño destello me hizo pensarme mejor las cosas, por lo que cancelé toda la estrategia que había ideado mentalmente y retrocedí con un salto.

Oh, eso era hacer trampa. ¿Una barrera impenetrable? Era jugar sucio.

Avatar iba rodeado por una barrera; completamente, quiero decir. No había ni una pulgada en su espacio personal que no estuviese cubierta por aquel escudo mágico. Con sólo contemplarlo sabía, gracias a mi don, que no había manera de atravesarla. Ni puños, ni hojas, ni flechas, ni hechizos. Absolutamente todo lo que pudiese existir en ese mundo, diseñado por Avatar, era incapaz de cruzar aquel muro.

Gruñí. Sólo tenía dos debilidades y una de ellas no la comprendía.

Cuánto tiempo, mis niños.

Pero la otra... ERROR. No podía significar más que lo único que nos había atormentado desde el principio: la Corrupción del mundo virtual.

Mi mirada se dirigió de un lado a otro en la habitación, buscando cualquier señal que pudiese dirigirme a la Corrupción. Sabía que llevábamos una pizca de ella dentro de nosotros, pero al ver cómo Light y Joshua eran lanzados sin mayor esfuerzo, supuse que nuestro poder no sería suficiente.

No tendría que haber algo más...

No podéis dañarme ―expresó Avatar, determinado―. Ninguno de vosotros seis.

Un giro más por la habitación. Y otro... Y otro... Qué, qué, ¡qué!

Aquí

Una fuerza invisible tiró de mis Ojos de la Locura. Encima de la mesa se hallaba el mismo ridículo sombrero que Nadhia había llevado el día anterior, aquel que me había llenado la cabeza con voces en cuanto lo había mirado. ¿No había mencionado Nadhia que quería recuperarlo...? ¡Pero si estaba lleno de aquello! Incluso estaba rodeado por una barrera idéntica a la de Ava...

Oh.

Aquello sonaba como una buena idea. La barrera era débil a la Corrupción y el sombrero estaba lleno de Corrupción, tenía mucho sentido... que aquello fuese la respuesta, ¿no? Era una idea tan loca como cualquiera... y de cualquier manera, ¿qué mas teníamos para perder?

Todavía tengo el ban... ―pensé, colocando a Avatar entre la mesa y yo. Si aquello no funcionaba... bueno, maldita sea―. No entiendo qué es lo que quieres ―comencé, intentando provocarle―. Un mundo sólo para ti y... ¿para qué? ¿De verdad es tan sencillo crear cosas aquí y ponerlas allá afuera? No te creo.

La mesa estaba justo detrás de él. Perfecto.

Como si fuese tan fácil como extender la mano y... ―ilustré mis palabras y la alcé al frente, pero no apuntando al hombre, sino a lo que estaba detrás de él. Mentalmente, pronuncié el hechizo―: ¡Magneto++!

¿La idea? Simple: si no podía traer al sombrero hasta mí, tendría que mover la mesa. Usando mi hechizo para moverla como si fuese una catapulta, tal vez podía lograr que el sombrero cayera justo donde estaba Avatar. Y si la barrera estaba realmente compuesta de lo mismo, tal vez...

Ah, que sea lo que Avatar quiera.

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~Dondequiera que el arte de la medicina es amado,
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Re: The End - Ronda #7

Notapor EspeYuna » Mar Ene 07, 2014 3:19 am

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Cuánto tiempo, mis niños.

¿No había manera de derrotarle?

Mis flechas no lograban atravesar la barrera. Ninguno de nuestros ataques podían siquiera tocarle. Entonces, ¿qué nos quedaba?

"Vamos, Nadhia. Piensa, piensa, ¡maldita sea! No hemos llegado hasta aquí para fallar. No otra vez."

No podéis dañarme. Ninguno de vosotros seis.

No entiendo qué es lo que quieres ―el tono provocativo de Felix hizo que me girara a él, esperando que sus ojos lograran decirme algo―. Un mundo sólo para ti y... ¿para qué? ¿De verdad es tan sencillo crear cosas aquí y ponerlas allá afuera? No te creo.

"Esas palabras no nos ayudan, Fel..."

La mano de Felix comenzó a moverse, y sus ojos miraban a algo en concreto.

"¡El sombrero!"

¡¡Avatar!! Tengo la respuesta para vencer a la Corrupción.

Esperando llamar su atención, seguí hablando.

¿Quieres saberlo, verdad? Cómo yo, una simple niña, ¡qué digo! Una simple masa de datos, una copia, un corazón falso... pudo controlarlo y manejar su poder.

>> Te lo diría, pero...

La mesa volaría. Confiaba en Felix.

¡¡¡Es algo que jamás entenderás!!!
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Re: [Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 7

Notapor Light » Mar Ene 07, 2014 3:35 am

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Todos los Jugadores entraron en el cuarto de Avatar, dispuestos a cumplir su objetivo y poner fin a su dictadura. La hija predilecta del dictador, Fátima Laforet, logró completar su huida gracias a los poderes protectores de su padre.

Ha logrado huir, pero no olvides que aún queda el pez gordo —consoló a Joker por no haber logrado eliminar a la chica. Light prefirió que ocurriera de esta manera: al que tenían que eliminar era a Avatar, no a Fátima. Ella sólo seguía siendo una víctima manipulada por Avatar, después de todo.

Mientras tanto, Felix se había dispuesto a atacar a Avatar cuando de repente se paró en seco. Extrañado, si no les contaba nada sobre la barrera, Light le preguntaría al respecto.

¿Ocurre algo con él? ¿No puedes atacarle? ¿Es la barrera otra vez? —dirigió la mirada hacia sus compañeros restantes, Joker y Nadhia—. ¿Podemos librarnos de ésta de alguna manera?

Cuánto tiempo, mis niños.

Cobarde ―le respondió con una clara expresión de asco en el rostro. Siempre escudándose tras barreras y jugadores, aquella era la verdad cara de Avatar; la de un cobarde que no se atrevía ni contra sus hijos en igualdad de condiciones.

Avatar salió volando hacia Light y le cogió del rostro sin piedad, para tirarle por el ventanal. Sin remedio, el muchacho salió disparado hacia la ventana y abandonó la habitación por ésta, pero logró agarrarse a tiempo al borde, salvándose por los pelos. Sus extremidades, desesperadas por no soltarse, le temblaban.

¿Primero me tiras por las escaleras y ahora me arrojas por la ventana?

Antes de coger impulso para regresar con sus amigos, vería a Joshua salir por la ventana y dirigirse hacia el suelo: una caída mortal aparentemente, pero aquello no supuso el fin del afeminado joven. Light abrió los ojos como platos y fue testigo del milagroso vuelo de Joshua, quien materializó dos alas en su espalda, salvándose de la caída. Simplemente increíble.

No podéis dañarme ―el chico volvió a entrar en el cuarto y escuchó la incómoda verdad revelada por Avatar. Sí, todos eran conscientes de que aquella barrera era infranqueable. Light ya se había enfrentado a aquella barrera el día anterior, y ni él ni ninguno de sus compañeros habían logrado atravesarla. Ni sus habilidades ni su arma lograrían romper su defensa prácticamente perfecta―. Ninguno de vosotros seis.

Eso lo veremos.

Era deprimente no poder hacer nada. Sin más dilación, Light invocó el hechizo de Suspiro Lunar para que empezara a recuperar vitalidad gradualmente. De momento, era lo único útil que podía hacer: permanecer a la defensiva hasta que la barrera perfecta de Avatar fuera disipada.

Su compañero Felix parecía concentrado en el sombrero en aquel momento.

No entiendo qué es lo que quieres ―comentaba su compañero, con tono provocador―. Un mundo sólo para ti y... ¿para qué? ¿De verdad es tan sencillo crear cosas aquí y ponerlas allá afuera? No te creo.

Como si fuese tan fácil como extender la mano y...

Entonces, Light visualizó la mesa con el sombrero, la cual se empezaba a tambalear, misteriosamente. Por la postura de su compañero Xefil, Light podía intuir que estaba utilizando sus poderes magnéticos para atraer aquella mesa. ¿En serio…?

Según Nadhia, aquel sombrero era clave para acabar con Avatar, ¿pero qué intentaba hacer Xefil moviendo aquella mesa?

Light permaneció en guardia y en silencio mientras Nadhia le entretenía, para no llamar la atención a Avatar y evitar que se girara hacia él, descubriendo las intenciones de Xefil. La mesa se estaba balanceando simplemente… ¿Estaría planeando hacer caer el sombrero al suelo?

Primero, esperaría a que Xefil hiciera lo que tuviera que hacer, y después, en cuanto su compañero dejara de ejercer sus poderes magnéticos, Light se lanzaría sin piedad contra Avatar y le sorprendería por la espalda. El Jugador concentraría toda su rabia en el puño y atacaría con un puñetazo explosivo, deseando que la fuerza de la explosión le mandara muy lejos y le hiciera rodar por las escaleras. ¡Si Xefil podía destruir aquella barrera, podría alcanzar a Avatar con su arma y asestarle un golpe más que merecido!

Quería hacer que rodara, después de todo. El supuesto Dios de todo aquel infierno, arrojado sobre el suelo de su propia casa, sin barrera que le protegiera. Si toda aquella locura se hacía realidad y el dictador acababa saboreando el suelo… sería genial.

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The End - Ronda #8

Notapor Soul Artist » Mar Ene 07, 2014 4:15 am

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No entiendo qué es lo que quieres. Un mundo sólo para ti y... ¿para qué? ¿De verdad es tan sencillo crear cosas aquí y ponerlas allá afuera? No te creo.

Avatar dirigió su mirada hacia Felix y le dedicó una amplia sonrisa. Antes de que pudiese levantar el brazo y ejecutar el plan que tenía en mente su enemigo le agarró en el aire, levantándole y lanzándole por la misma pared que había enviado a Joshua.

¡Una utopía donde las minorías dirijan el mundo! ¡Sin discriminación, sin muertes innecesarias! ―bramó Ronin levantando sus dos puños en el aire y conteniendo su energía―. Un lugar donde los corazones descansen de verdad... ¡El paraíso, Felix! ¡Eso es lo que yo lograré!

La energía de Ronin terminó por liberarse, lanzando a Nadhia por el mismo agujero que Felix y a Light por la ventana que acababa de acceder. Después el Avatar se impulsó contra Joker, que acabaría de entrar en la habitación, y derribó otra pared para atravesarla con su cuerpo y caer ambos al vacío.

Los cuatro caían irremediablemente hacia la plaza de la estación a una velocidad vertiginante. Avatar se detuvo en el aire agarrando a Joker por el cuello, observando cómo los demás se precipitaban hacia la nada. Cargó fuego en su mano y comenzó a disparar esferas ígneas a Light, que no podía hacer mucho para evitarlas.

Joshua apareció batiendo sus alas blancas y se dirigió hacia Nadhia, a la cual recogió en el aire y abrazó con fuerza. Sus ojos primero se dirigieron hacia Light, que fue alcanzado por una de las bolas de fuego y cayó sobre el puente creado por Eileen de forma brusca. No se mató por la altura, pero el daño lo debía notar en sus costillas.

Avatar dirigió su brazo hacia Felix entonces. Sus ojos brillaban llenos de satisfacción: sabía que el mundo estaba en sus manos. No tenían nada que hacer.

¡Se terminó!

¡Magneto++!

Incluso en el aire nada podía detener el hechizo de Felix, que había decidido lanzarlo antes de que le interrumpiese los planes. Avatar se giró y vio la enorme mesa de madera dirigirse hacia él con algo que temía mucho más: el sombrero. Levantó los brazos por instinto, pero pese a tener décimas de segundo de sobra para detenerlo, no lo hizo; no fue lo suficientemente rápido.

El escritorio le derribó y le precipitó contra el suelo, al igual que a los demás. Joker se vio liberado de la fuerza que le retenía y comenzó a precipitarse hacia el suelo. Felix cayó de golpe y Joshua descendió junto a él con Nadhia, levantando la mirada. Cogió a ambos de la mano y les obligó a correr en dirección contraria cuando vio que su enemigo estaba justo encima de sus cabezas.

El escritorio voló en cientos de pedazos cuando cayó contra el suelo con el enemigo debajo, levantando una humareda de polvo. Joshua sonrió y se dirigió hacia Felix, agarrándole del cuello y dirigiéndole directamente a sus labios para soltarle un pico que debió dejar ruborizado al joven.

¡Vamos, princeso! ―le animó el ex Compositor cuando liberó al jugador, guiñándole el ojo―. ¡Acaba con él y la Corrupción! ¡Si acabas con ambos, podréis vivir aquí, no moriréis!

Sólo quedaba esperar a que la nube de polvo desapareciese. Los segundos parecieron eternos, mientras seguían esperando a tener una visión clara de Ronin. Y tras una espera que pareció de horas, apareció.

El sombrero se había pegado a su pecho y estaba creciendo a una velocidad alarmante. Su cuerpo entero se estaba volviendo negro, adaptando la Corrupción a sí mismo. No era como cuando habían visto a Ariasu convertirse, o como cuando Kousen y Rhía se transformaron: ahora los datos eran pura oscuridad. Una pequeña variable sin importancia.

Ronin echó una carcajada seca. Sin preocuparse de lo que le estaba pasando se dirigió la mirada hacia los brazos, que ya estaban corruptos para entonces. Los bajó y sus ojos se lanzaron directamente a las figura de Nadhia, Felix y Joker.

Oh, no. Me habéis vencido ―la afirmación del Avatar parecía casi una burla. Claro que le habían derrotado; pero aquello no parecía preocuparle realmente, no con aquella mirada―. ¿Pero quién reirá el último?

Felix. Acaba con él.

Una mano se colocó directamente en el hombro de Felix, haciéndole estremecer todo el cuerpo; no había hecho ni el más mínimo ruido para llegar hasta él, ni siquiera vio su presencia mientras caían. Cuando se giró comprobó una vieja cara conocida: Ariasu había regresado con ellos. Miró directamente a los ojos al muchacho y afirmó con la cabeza. Había vuelto con ellos para terminar con todo aquello.

Era el momento definitivo. Nunca habría otra oportunidad igual.

Todo debía terminar.

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Re: [Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 7

Notapor Light » Mar Ene 07, 2014 2:36 pm

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¡Una utopía donde las minorías dirijan el mundo! ¡Sin discriminación, sin muertes innecesarias! ―anunciaba Avatar, alzando los brazos. El hombre estaba concentrando un montón de energía en su cuerpo y se disponía a liberarla para aplastarles―. Un lugar donde los corazones descansen de verdad... ¡El paraíso, Felix! ¡Eso es lo que yo lograré!

Su enemigo dejó de contener todo aquel inmenso poder y lo liberó. Todos los Jugadores abandonaron la torre; en el caso de Light, por la ventana. Otra vez…

¡Mierda!” se lamentó, apretando los dientes y deseando que se produjese un milagro que le permitiera sobrevivir. Se negaba a que todos los esfuerzos que había hecho para alcanzar a Avatar fueran en vano y simplemente muriera. No, todavía no podía morir.

Pero aquella era la realidad: se precipitaba hacia el suelo y no podía hacer absolutamente nada para evitarlo. No tenía alas como Joshua y su mascota tampoco estaba allí para ayudarle, quien normalmente se materializaría en el último segundo para amortiguar su caída.

Mientras caía, sería testigo de la lluvia de bolas de fuego invocada por Avatar. Uno de los ardientes proyectiles impactó contra él, impulsándole hacia el puente que Eileen había creado minutos atrás. Light cerró los ojos, apretó el palo de helado entregado por la Creadora y deseó que el milagro se produjese. Se había salvado de la muerte múltiples veces, alguna vez tenía que morir tarde o temprano. La suerte no estaría siempre de su parte: no siempre iba a salvarse el pellejo.

Pero el milagro que tanto había deseado se produjo. El golpe fue tremendo y el dolor en sus costillas fue notable, pero todavía seguía con vida. Seguía respirando, no lo podía creer. Un lujo el hecho de poder seguir respirando, sin duda.

El muchacho sacó de sus bolsillos la última de sus pociones e ingirió todo el líquido del pequeño frasco. El dolor y la fatiga desaparecieron lentamente gracias a los efectos del brebaje curativo.

Se puso de pie y rápidamente se asomó a la plaza de la estación para comprobar qué estaba ocurriendo. Una nube enorme de polvo le impedía ver lo que estaba pasando con claridad, pero todo apuntaba a que Nadhia y los demás habían caído allí. Sin más preámbulos, el chico cruzaría el puente de Eileen y bajaría por las escaleras de la estación para regresar a la plaza con sus compañeros.

Podemos hacerlo” repetía una y otra vez.

Cuando salió del edificio, lo primero que escucharía sería la risa de su enemigo, a quien rápidamente visualizaría… diferente. Ya no tenía la apariencia de Ronin, ahora era completamente diferente: un monstruo gigante, una bestia corrupta y espeluznante, de pura oscuridad.

Ahora, la corrupción se había apoderado de él, irónicamente.

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Oh, no. Me habéis vencido ―afirmó Ronin, burlándose de sus intentos y riéndose de su inminente final. Se disponía a acabar con los tres jugadores en cualquier momento con la fuerza que había obtenido―. ¿Pero quién reirá el último?

¿Tú? No si yo puedo evitarlo.

Light vio a Ariasu tras su compañero Félix y dedujo lo que se traían entre manos. Después de todo, el chico había sido testigo de la entrega del ban y se imaginaba que le estaba pidiendo que lo utilizara, antes de que fueran aplastados por Avatar. Tenían que hacerlo ya.

Si éste era el caso, Light no lo duraría y ayudaría a Felix a inyectarle el ban que pondría fin a toda aquella locura. Alzó con determinación a Ragun y cargó el arma de energía lunar para enviar una Onda Lunar hacia los brazos del gigante. Mientras preparaba su ataque con la diestra, oprimió con la mano restante el palo de helado que le había entregado Eileen y la pidió que les acompañara en aquel último asalto.

Prometo que siempre me tendréis cerca cuando lo necesitéis. Que cuando me llaméis, acuda. Aunque no me veáis, estaré con vosotros, siempre.

Protégenos con tu luz.

El chico liberó la resplandeciente luna creciente, enviándola hacia el corrupto Avatar para proteger a sus compañeros. Terminarían aquella pelea todos juntos y el crepúsculo anaranjado de Villa Crepúsculo volvería.

Cumplirían la promesa del tercer día.
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Re: The End - Ronda #8

Notapor EspeYuna » Mar Ene 07, 2014 8:50 pm

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¡Una utopía donde las minorías dirijan el mundo! ¡Sin discriminación, sin muertes innecesarias!

¡¡Felix!! ―bramé, con intención de invocar una Flecha Celestial para liberarlo.

¡El paraíso, Felix! ¡Eso es lo que yo lograré!

Pero la flecha de luz no llegó a ejecutarse, ni tan siquiera materializarse. La energía que estaba acumulando Avatar en su cuerpo se liberó y chocó con mi cuerpo y el de Light. Lo último que pude ver de aquella habitación fue a Joker siendo derribado por el mismo demonio.

Aquella sensación... la conocía.

La de caer del cielo en picado, esperando un suelo donde poner fin a la vida. Bien que lo recordaba, aunque en realidad no hubiera perecido en aquel triste final. El de Eileen.

Intenté luchar contra el viento que me dañaba los ojos al abrirlos, pues la velocidad a la que caía era tan vertiginosa que el aire se asemejaba a afiladas cuchillas. Observé a Avatar lanzando hechizos ígneos desde las alturas, mientras caía al igual que nosotros. Me revolví en el aire cuando vi quién era el objetivo:

¡¡Light!!

"¡No!"

En vano, intenté llegar a él desde donde caía, pero el primer impacto contra uno de esos hechizos fue inevitable. Luchando por alcanzarle, alguien me agarró.

Jo...Joshua...

Exacto. El mismo Compositor me recogió y salvó de la caída, batiendo unas hermosas alas de ángel. Por mero instinto me aferré a él, pero mis ojos se dirigieron a donde los suyos miraban.

En aquel momento vi donde me había encontrado, tan cerca de la Plaza de la Estación, de la misma Torre del Reloj. El cielo, del rojo sangre, me estremeció: todo aquello lo había provocado Avatar.

"Y pagará por ello. Juro que lo hará."

Light, por suerte a medias, cayó sobre un puente formado entre la Torre del Reloj y el hogar de Corrupted Data. Y dije a medias porque seguramente se habría roto unas cuantas costillas. Pero al ver que se movía y sacaba un brebaje para beberlo con ansia, el miedo de perder a mi amigo se quedó en un susto.

¡Joshua, es Felix...! ―señalé en el cielo, alarmada― ¡¡Tenemos que llegar antes de que...!!

¡Se terminó!

Había confiado en Felix. Y lo consiguió. La mesa salió disparada en el aire contra Avatar, quien por mero instinto levantó los brazos para detener el sombrero. Sin embargo, no fue lo suficientemente rápido para esquivarlo. Y ahora se precipitaba contra el suelo.

¡Joshua, rápido!

No hizo falta de mis palabras. Joshua descendió a gran velocidad para adelantarse a la caída de Avatar. Justo cuando Felix y Joker caían al suelo, recordé la promesa que se hizo la Creadora una vez. Mis ojos alternaron los cuerpos de Felix y Joker con la Torre del Reloj. A pesar de ser una caída mortal, no perecerían por ello. No en aquel sitio.

"Cierto. Nunca permitirías que algo así volviera a pasar, Eileen."

Una vez en el suelo, Joshua me agarró a mí de la mano y a Felix para evitar ser aplastados por lo que estaba a punto de chocar contra el suelo. El Compositor consiguió salvarnos a tiempo, aunque cuando el escritorio se precipitó contra el suelo, yo perdí el equilibrio y medio tropecé. Una gran humareda de polvo se levantó en la Plaza. Me tapé la nariz y entrecerré los ojos, evitando tragar la polución, cuando...

¡¡J-Joshua!!

Por un momento pensé que me había traicionado la vista, pero no fue así. Allí me hallaba, justo al lado de ellos. Joshua, aferrando sus delgados brazos alrededor del cuello de Felix y contactando sus labios con los de él.

"¿¡Qué!?"

Un sentimiento de furia que desconocía de la propia Nadhia Hoghes se apoderó de mí. Totalmente ruborizada, me dirigí a ambos cuando el antiguo Compositor liberó a Felix, guiñándole el ojo. Otro gesto que hizo que rebotara en el sitio.

Demonios, ¿qué narices pasaba entre ellos? ¡No entendía nada!

¡Vamos, princeso! ¡Acaba con él y la Corrupción! ¡Si acabas con ambos, podréis vivir aquí, no moriréis!

"No moriremos."

La humareda de polvo parecía disiparse lentamente, y la espera se me habría hecho eterna si no fuera porque, invocando de nuevo mi arco y mis flechas para estar alerta, me coloqué entre Joshua y Felix, recordando inevitablemente aquel inesperado contacto entre ellos. Al ver los daños del segundo, rocé mi mano con la suya e invoqué un hechizo curativo:

Cura ―conjuré, a la par que miraba con descaro a Joshua―. Con esto debería bastar.

>> Joshua, cuando acabe todo esto... tengo que hablar muy seriamente contigo.

Sencillamente, le solté aquello. Sin darme cuenta, mis ojos ardían con el fuego del crepúsculo. ¿Mosqueada? Puede. Pero no había tiempo para eso. Más tarde, quizás.

"Habrá un más tarde... claro que sí."

Lo que nos encontramos frente a nuestros ojos ya no era el Avatar que conocíamos. Su cuerpo entero estaba corrompiéndose con el sombrero pegado a su pecho. Eran datos corrompidos: la oscuridad. Su carcajada hizo que tensara el arco con una flecha preparada.

Esto es... como Corrupted Data. No sé qué deberíamos hacer... ¿qué tenemos que hacer?

Oh, no. Me habéis vencido ―sus ojos se clavaron en los míos y en los de Felix y Joker―. ¿Pero quién reirá el último?

¿Cómo eliminar la Corrupción? Yo la mantuve a raya, pero... ¿eliminarla? ¿Cómo? ¡Ni siquiera sabía cómo lo hice yo exactamente!

Felix. Acaba con él.

¿Eh?

No la había visto llegar. Una cara muy familiar que, sin duda, para mi compañera Saeko habría sido un regalo y para mi antigua yo una presencia no deseada. Allí estaba, la Maestra Ariasu. Y recordé que allí, todos estábamos unidos. Todos luchábamos contra la Corrupción, contra la oscuridad que emanaba... contra el tirano de Avatar.

Vi determinación en los ojos de Felix. No sabía qué tramaban ambos, Maestra y aprendiz, pero estaba claro que tenían un as bajo la manga para derrotar a aquella... cosa. De hecho, Ariasu había sido la anterior Game Master. Su aspecto era, cuanto menos, deplorable. Algo extraño emanaba de ella, pero no sabía explicar el qué. Quizás, ¿era acaso la Corrupción? De hecho, pensaba que ella había muerto, tras ver a Alec, a Joker, en el papel de Game Master.

La mujer afirmó con la cabeza, animando a Felix. Si estaba allí, era porque, al igual que Joshua, tenían fe en nosotros. No podíamos fallar, estábamos muy cerca de conseguirlo.

¡Nosotros te cubrimos, Felix!

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Las últimas palabras de Joshua a Felix se repetían en mi cabeza. "Podréis vivir aquí, y no moriréis". Jamás había pensado en lo que sucedería una vez termináramos con todo aquello.

Vivir. Me aferré una mano al pecho, recordando algo muy importante que me confesó Eileen con tristeza:

"Soy un poco... ilusa. Pensé que quizás esa vidriera... puede que... yo... como Felix o Light... Pero es imposible, ¿no es así? "


"Lo siento, Nadhia. Tu vidriera se perdió en la oscuridad: este... Es mi corazón."


Pero a pesar de ello... ¿podía vivir? ¿Era eso cierto?

"¡Demuestra que mereces ganar tu ZGVyZWNobyBkZSBuYWNpbWllbnRv!"


Me había ganado a pulso el Derecho a la Existencia, pero... ¿el derecho a vivir?

Un ataque mágico provino desde la entrada de la estación de Villa Crepúsculo. Light invocó una Onda Lunar para distraer al monstruo, o quizás para evitar que sus grandes brazos corruptos tocaran a Felix, mientras llegaba a la Plaza.

"¿Qué más da?"

Tenía un poder más abrumador que el de mis flechas de luz. Dentro de mí, seguía existiendo el alma de Gengar, y con ello, el corazón de Saeko. ¿Falso? Quizás, pero... ¡cierto, qué más daba!

Esperando que Joker usara de sus poderes de Game Master, mis ojos estaban atentos a cada uno de los movimientos de la gran masa en la que se estaba convirtiendo Avatar. Evitando sus posibles ataque, moviéndome y sin estar quieta en el mismo sitio, a una distancia prudente... menos temeraria que la de Felix, quien debía conseguir que su plan funcionara.

Si Light y Joker no eran capaces de llegar a tiempo para bloquear otro futuro ataque de la masa corrompida en dirección a Felix, alzaría mis manos e invocaría un Perla+ para que impactara contra el monstruo, protegiéndole.

Ah, no. ¡No te atreverás! ―rugí, lanzando con todas mis fuerzas el hechizo.

Si me quedaban energías y volvía el monstruo a osar con tocarle un pelo a él o a mis amigos, lanzaría con vía libre tantas flechas celestiales como fueran necesarias. Alternaría mis ojos con Joshua y Ariasu, esperando que también ayudaran en el posible golpe final.

En aquel preciso instante, comprendí que podía comenzar una nueva vida en el mundo virtual. Con mis amigos, con Felix. Podía ser feliz con él, dejar atrás el dolor. Porque, a pesar de ser una copia, tenía un corazón.

Puede que no un corazón como el de ellos. Un corazón virtual, que jamás optaría por alcanzar la luz de su vidriera, ahora perdida en la oscuridad. Pero de algo estaba segura: los sentimientos estaban allí, y eran reales.

Me daba miedo el futuro, para qué mentir. Ni siquiera sabía si sobreviviría, si yo tendría derecho a vivir sin un corazón de verdad. Pero era cierto que, si yo conseguía que los demás pudieran comenzar una nueva vida, sin ataduras y sin dolor... que así fuera.

Yo, la copia de Nadhia Hoghes, estaba orgullosa de haber llegado hasta el final para verlo con mis propios ojos.

Orgullosa de acabar... donde todo comenzó.
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Re: The End - Ronda #8

Notapor Zee » Mié Ene 08, 2014 12:09 am

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Mierda.

Acercarme tanto al hombre fue un error, sin duda. Antes de que pudiese apartarme, Avatar me levantó en el aire con una fuerza tremenda y sin esfuerzo alguno. Perdí la daga a mitad del camino, mientras pataleaba e intentaba clavarle las uñas en su brazo, con la intención de que me dejara caer.

Y dejarme caer fue lo que hizo; excepto que no de la manera que esperaba. Aprovechándose de que la torre ya tenía un boquete en el muro, por el que antes había caído Joshua, Avatar me lanzó a través de éste al exterior de la torre, al vacío encima de Villa Crepúsculo.

¡Una utopía donde las minorías dirijan el mundo! ¡Sin discriminación, sin muertes innecesarias! ―escuché que gritaba el hombre, entusiasmado, a mis espaldas mientras yo me giraba para contemplar con mayor detalle la caída que estaba experimentando. Quedaban decenas de metros hasta la plaza de la estación; no había manera alguna en la que sobreviviera aquello―. Un lugar donde los corazones descansen de verdad... ¡El paraíso, Felix! ¡Eso es lo que yo lograré!

Volví a girarme hacia la torre, a la par que envolvía mi cuerpo con un PseudoGrav, para reducir el arrastre que la gravedad ejercía sobre mí. Contemplé con horror cómo Nadhia salía disparada por el mismo agujero por el que yo había caído, al igual que Light, quien salió despedido por la ventana. Otra parte del muro estalló más tarde, revelando a Avatar y a Joker, quienes forcejeaban como si la caída no significase nada para ellos.

Al menos Joker tenía alas.

El Avatar comenzó a disparar proyectiles de fuego mientras caíamos, pero estos parecían ir dirigidos exclusivamente a Light, a quien terminaron por empujar y desviar en su trayectoria hasta que se estrelló en el puente que Eileen había levantado. Joshua apareció luciendo un par de alas angelicales y, para mi alivio, envolvió a Nadhia con sus brazos para salvarla de la caída.

Por supuesto, nadie iba a morir por aquello, gracias a Eileen. La cosa es... yo no lo sabía todavía.

Estaba dispuesto a arrastrar a Avatar conmigo si yo iba a morir tras estrellarme en aquella Plaza.

¡Se terminó!

¡Ha! ―exclamé mientras Avatar se dirigía hacia mí, esperando darme un final más apropiado que terminar hecho puré en el asfalto. Con una sonrisa arrogante, agradecí en silencio que el hombre se hubiese alineado perfectamente. Con todos aquellos giros en el aire, habíamos quedado justo debajo del boquete que se había abierto en la pared. Y aunque no tenía el objetivo visualizado, tenía una muy buena imagen mental de su composición y posición en un espacio virtual.

>>¡Sí, se terminó! ¡Magneto++!

Tiré con mi brazo de una cuerda invisible, arrastrando conmigo la mesa que había decidido mover desde un principio. Obedeciendo mi orden incluso desde la distancia, ésta se arrastró por el suelo a una velocidad increíble y salió disparada hacia nosotros a través del boquete en la pared. Surcó el aire como una flecha (la flecha más grande que había visto jamás) y nos alcanzó en cuestión de segundos.

Y pese a que Avatar tuvo tiempo más que suficiente para hacerse un lado o bloquearla, su mente no fue suficientemente rápida. El escritorio cayó encima de él y lo obligó a caer con más rapidez que el resto hacia el suelo de la plaza. Suelo que, cabía decir, ya estaba más cerca de lo que esperaba.

Aterricé sobre las puntas de mis pies y al instante me lancé en una voltereta, haciendo lo posible por amortiguar la caída de ésta manera. La PseudoGrav y la correcta posición al caer debieron servir bastante, puesto que estuve bastante seguro que no había muerto. Eso sí, mi cuerpo quedó hecho polvo y un dolor ardiente en el interior de mi pecho me hizo saber que al menos una costilla me había roto.

Hijo de... ―murmuré, intentando ponerme en pie. Lo logré, claro, pero las costillas se quejaron a gritos y sentí el sabor de sangre en la boca. Esperé no haberme perforado algo o tener hemorragias internas.

Me giré hacia el Avatar, esperando ver los resultados de mi estrategia. ¿Habría funcionado? ¿La trayectoria había sido correcta y el sombrero había atravesado la barrera? Si al menos una sola cosa no había ocurrido como pensaba, estábamos más que perdidos...

Pero lo primero con lo que me topé fue con Joshua, quien no perdió la maldita oportunidad que había estado esperando todo el día para tomarme del cuello y obligarme a corresponder a su beso. Oh, lo correspondí, sin duda; pero con un escupitajo lleno de sangre que no pude evitar que se me escapara debido al shock y a un ataque de tos.

¡Vamos, princeso! ¡Acaba con él y la Corrupción! ¡Si acabas con ambos, podréis vivir aquí, no moriréis!

Nadhia apareció justo detrás de él, contemplándonos a ambos como si fuésemos un par de monstruos peores que Avatar.

¡Oh, no, yo no--! ¡Te juro que--! ¡Fue él que--! ¡No quise--! ―balbuceé, sin poder encontrar las palabras para explicar lo que había ocurrido―. Ve y muérete en una zanja, Joshua ―gruñí, limpiándome la boca con la manga.

Una nube de polvo y aserrín cubría por completo el sitio donde Avatar se había estrellado. Los tres esperamos en el mismo sitio a que los restos se disiparan. O bueno, digo en el mismo sitio, pero la verdad era que me hice a un lado con unos dos o tres pasos y luego Nadhia prácticamente pareció dispararse para llenar el hueco que había quedado.

Cura ―murmuró Nadhia, acariciando mi mano con la suya. Agradecí en silencio la fuerza revitalizante que recorrió mi cuerpo y pareció sanar mis heridas en un instante. Y también el hechizo―. Con esto debería bastar.

Sus ojos parecían un par de supernovas intentando calcinar vivo a Joshua. Qué adorable se veía enfadada...

Joshua, cuando acabe todo esto... tengo que hablar muy seriamente contigo.

En un gesto infantil, le saqué la lengua a Joshua, mientras apretaba la mano de Nadhia entre las mías.

Pero pronto me di cuenta que no quedaría tiempo para más discusiones. Finalmente el caos que había quedado alrededor de Avatar había comenzado a disiparse, revelando su silueta y la del sombrero encima de trozos de madera y asfalto destrozados. Su figura estaba empezando a cambiar, lentamente aceptando a la Corrupción en su interior. Su piel se tornó negra como la de los Sincorazón y el sombrero comenzó a crecer como un tumor cancerígeno en su pecho.

El Avatar Corrupto nos demostró que seguía vivo con una carcajada seca.

Oh, no. Me habéis vencido ―confirmó el hombre, como burlándose de nosotros. No, evidentemente no era así, si después de todo aquello seguía de pie―. ¿Pero quién reirá el último?

Ha ―respondí tajante y secamente a su pregunta. El que iba a reír al último sería yo.

Felix. Acaba con él.

Un escalofrío me recorrió de punta a punta cuando una mano se me posó en el hombro y una voz familiar llamó mi nombre a mis espaldas. Me giré con algo de miedo, buscando confirmar lo que imaginaba. Y sí, así era: detrás de mí se encontraba Ariasu, quien parecía que se había quedado en la Plaza después de todo.

Era cierto... Ahora dependía de mí. Mi mano libre, la que no sostenía la de Nadhia, subió hasta mi pecho y sintió la cajita de madera que llevaba en el bolsillo. La jeringuilla con el ban. Al verme hacer aquello, Ariasu afirmó con la cabeza.

Y entonces las palabras de Joshua tuvieron sentido. Aquellas que había decidido ignorar después de su... gesto de apreciación:

¡Acaba con él y la Corrupción! ¡Si acabas con ambos, podréis vivir aquí, no moriréis!

Oh, brillante... Si mi teoría era correcta, la Corrupción residía en el sombrero, pese a vivir dentro del cuerpo de los Jugadores. El sombrero era la Corrupción como tal. Y ahora que se había unido a Avatar, se habían mezclado en una sola entidad: si baneaba al Avatar Corrupto, estaría baneando al Avatar y al Corrupto. Y una vez excluidos ambos, la Corrupción dentro de nosotros debía desaparecer...

¿...no? ¿No era eso lo que había querido decir Joshua?

De cualquier manera, era sólo la esperanza lo que me quedaba en aquel mundo. Debía intentarlo. Y aunque no pudiésemos sobrevivir después de aquella hazaña, al menos habríamos exiliado a Avatar y no podría hacer uso de aquel mundo nunca más.

¡Nosotros te cubrimos, Felix! ―me alentó Nadhia.

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Asentí con la cabeza, llevando la mano al interior de mi saco y sacando la cajita de madera. Con cuidado, la abrí y saqué la jeringuilla, para después dejar caer su estuche al suelo. Aquello era el fin.

Clavé mis Ojos de la Locura en Avatar. No podía permitirme cometer ni un solo error. El más pequeño desliz significaría el fin. Si aquella jeringuilla terminaba clavándose en mí en un forcejeo o caía al suelo en un tropiezo... Perderíamos la única y última oportunidad que nos quedaba.

Ayúdenme... ―murmuré, pero sin saber muy claramente a quién se lo pedía.

¿A Nadhia, la persona que más quería en aquel mundo; tal vez incluso en todos los mundos? ¿A Joshua y Ariasu, el Compositor y la Game Master, que bien podrían tener un as bajo la manga para ayudarme a acercarme? ¿A Maya, mi antigua compañera, a quien no había podido salvar del Exilio, esperando que su alma me guiase desde allá donde estuviese? ¿A Ragun, a Mei, a Hana, a Saeko y a todos los demás compañeros caídos, quienes habían luchado con tanta determinación como nosotros? ¿A Light y Joker, que se hallaban tan lejos que no podían escucharme, pero que estaba seguro me apoyarían hasta el final? ¿A los Maestros, quienes habían llegado para salvarme en el momento preciso y ahora habían desaparecido sin dejar rastro?

¿A Eileen, la misericordiosa Creadora; o Ryota, su enamorado maldito por la desgracia? ¿A Hanekoma, el Compositor que había muerto al luchar contra la Corrupción que ahora intentábamos exiliar?

¿A mí mismo, al Xefil que había sido en el pasado? ¿A la Bruja Eterna que había abandonado el mundo real, a Némesis?

O tal vez, a todos ellos al mismo tiempo. Tal vez me apoyaba en todo lo que había perdido y en todo lo que me quedaba para llegar al final.


Me levanté del suelo con un Gravitón, que me permitiría levitar mientras aquella batalla durase. Con mis heridas, sería más fácil y rápido que intentar correr hasta el Avatar.

Light inició nuestra estrategia con una Onda Lunar, dirigida directamente hacia el monstruo, esperando distraerlo o alejar sus brazos de mí. Interpretando aquello como una señal, salí disparado en dirección al Avatar, mientras Joker utilizaba sus Sotas para intentar inmovilizarlo.

Yo era la clave, necesitaba encontrar el momento preciso. Comencé a volar en círculos, pero a una distancia prudente y que, esperaba en silencio, estuviese fuera del alcance del Avatar. Lancé un AntiGrav al mismo tiempo que un Perla de Nadhia salía disparado en dirección al Avatar Corrupto.

¡Allí! ―el momento preciso: distraído por las flechas de Nadhia y las Ondas de Light, inmovilizado por las Sotas de Diamantes y Tréboles de Joker y mi propia AntiGravedad, y azotado por Joshua y Ariasu si estos decidían ayudar...

Debía ser ese momento y nada más.

Saldría disparado justo hacia su pecho... Apartaría con un Púlsar sus brazos si estos intentaban meterse en mi camino...

Y clavaría la jeringa en su carne, liberando el líquido que lo excluiría para siempre.

Ban.



¿Excluir al usuario seleccionado?
¿Está seguro que quiere realizar esta operación?
>Sí >No


>>Sí
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~Dondequiera que el arte de la medicina es amado,
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Re: [Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 7

Notapor LightHelco » Mié Ene 08, 2014 8:46 pm

Fátima ya era mía, en cuanto la golpeara tendría vía libre para acabar con su miserable vida y ayudar a mis compañeros en su batalla contra Avatar. Un golpe más y todo acabaría.

Al momento sentí que todo mi cuerpo se detenía en medio del salto a pocos centímetros de la mujer, Avatar me había frenado para que no la atacara y huyera. No podía permitirlo, no iba a dejar escaparla por segunda vez. Intenté deshacerme del hechizo de Avatar, mover cualquier musculo de mi cuerpo de forma desesperada, no le podía fallar otra vez.

¡Maldita sea! ¡Muévete, idiota!” me decía a mi mismo en un intento vano de liberarme.

¡No pienso dejar que te largues! —grité intentando alargar el brazo para alcanzar el portal antes de que este se cerrara.

Vi por última vez la cara de Fátima antes de que desapareciera en la luz, quizás fueron imaginaciones mías, pero me pareció ver cómo me sonreía. No pude fijarme bien, ya que en cuanto se cerró volví a verme lanzado por la puerta escaleras abajo.

***


Tardé unos segundos en recuperarme de aquella última caída, estaba seguro que si le contaba esto a cualquiera tendría material suficiente para escribir una comedia.

Miré hacia la habitación lleno de rabia, había dejado que volviera a escapar y siquiera había llegado a escuchar a donde la había enviado, por lo que mis posibilidades de poder lograr mi venganza acababan de verse totalmente reducidas.

¡Mierda! —golpeé uno de los escalones con fuerza —¡Mierda! Mierda! ¡Joder!

Xefil y Light habían conseguido reunirse con Nadhia y ahora estaban en mitad de un combate contra aquel que les había hecho tanto daño para matarlo ¿por qué yo no podía hacer lo mismo? La sangre me hervía y mi necesidad por ver a los culpables de mi dolor muertos era ya tan importante como la de seguir respirando.

Si no puedo matar a tu puta... ¡Me desahogare al completo contigo!

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Me levanté y empecé a correr escaleras arriba para unirme a mis compañeros en la lucha, pero cuando llegué arriba tuve que detenerme al momento debido a la sorpresa que me llegué al entrar en la habitación y es que allí no quedaba más que Avatar y unos enormes agujeros en las paredes que hicieron que entendiese la situación.

No tuve mucho más tiempo para volver a la carga, ya que en un abrir y cerrar de ojos, Avatar se impulsó hasta mí arrojándome contra una de las paredes y lanzarme al vacio. Vi al hombre seguirme por el mismo agujero que había abierto conmigo y agarrándome del cuello nos detuvimos en el aire.

¡Suéltame! ¡No necesito de tu ayuda para mantenerme en el aire!

El hombre hizo caso omiso de mis palabras y usando la mano que le quedaba libre disparó varias bolas de fuego directas a Light. Pataleé para liberarme e ir a ayudar a mi compañero, pero la fuerza con la que me tenía cogido era impresionante y debido a esto no podía hacer uso de la Llave Espada ya que estaba intentando soltar su asquerosa mano de mi cuello.

¡Se terminó! —dijo el tirano apuntando en esta ocasión a Xefil.

¡Magneto++!

Alcé la mirada al instante hacia las paredes agujeradas de la habitación al escuchar el hechizo del jugador. Los ojos se me agrandaron al ver aparecer el escritorio por uno de los agujeros y cayendo por él para llevarnos a los dos por delante.

Este no es mi día… —susurré por lo bajo con los ojos fijos en el mueble —. Tengo que soltarme, mierda.

>Suelta, suelta ¡Suéltame de una vez!


Le propiné una patada a Avatar en el pecho unos segundos antes de que el escritorio cayera encima de él, consiguiendo soltarme y librarme de ser aplastado contra el suelo. Nada mas obtener mi libertad, desplegué las alas de Reaper para descender lentamente al suelo sin problemas.

¿Algún lanzamiento más que deba sufrir antes de que empecemos? —solté enfurecido hacia el punto donde se había estrellado el tirano junto al mueble.

La caída del escritorio levantó una polvareda de humo que no nos permitió ver nada durante unos instantes, pero tras que esta desapareciera pudimos ver como el sombrero que había llevado el día anterior Nadhia, ahora estaba pegado a Avatar y cada segundo que pasaba crecía más y más.


Oh, no. Me habéis vencido ―rió el tirano clavando su mirada en nosotros ―. ¿Pero quién reirá el último?

¿Cómo podía mantenerse tan tranquilo? Por fin le habíamos vencido, pronto íbamos a acabar con su existencia, era imposible estar contento con aquello.

Miré hacia Nadhia y Xefil, estaban listos para acabar por fin con aquella locura. Vi que el joven sacaba la caja de madera que nos había dado Ariasu, el ban, solo tendría que inyectarle aquella aguja y nuestra batalla terminaría.

¡Nosotros te cubrimos, Felix! ―le animó Nadhia.

Es todo o nada.

Apuntando hacia Avatar y preparando dos de mis hechizos, podía ver como Nadhia se concentraba en apuntar con su arco para obtener una distracción que le permitiese a Xefil, o Felix como le había llamado esta, aplicarle el ban. Alcé el brazo chasqueando los dedos para invocar encima de nuestro enemigo una nube de lluvia que lo ralentizaría para que las flechas de Nadhia diesen en el blando sin problemas.

Pero no solo le alcanzaron estas, una onda energía proveniente de Light fue a parar directa a los brazos del tirano.

¡Última jugada, Sota de Tréboles!

Tras que los ataques de mis dos compañeros impactaran en Avatar, realicé el segundo hechizo, el cual hizo que unas zarzas salieran del suelo y empezaran a subir por el cuerpo del hombre con la intención de atraparlo.

Es todo tuyo, compañero —avisé llevándome la mano al lugar donde había guardado el palo del helado.

Esperaba que Eileen acudiese ayudarnos en el final de toda esta historia, aunque ganáramos o perdiésemos, yo tenía claro que aun me quedaba un capitulo mas antes de cerrar por completo el libro.
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The End - Ronda #9

Notapor Soul Artist » Mié Ene 08, 2014 9:51 pm

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Avatar no tuvo tregua. Light no tardó nada en llegar al escenario donde se disputaba la batalla final, y su acción inmediata fue un ataque a traición contra su enemigo con una Onda lunar. Nadhia mostró su apoyo también con un Perla + que atravesó el escudo mágico con el que el hombre se protegía, caído por la Corrupción que le estaba dominando. Joker intervino con un doble ataque de Sota de tréboles y otra de diamantes que atravesó el cuerpo del enemigo, que dibujó una mueca de dolor.

Y ya sólo quedaba el plato final. Felix lanzó un último hechizo para lanzarse contra su enemigo, con su objetivo en su pecho. Los Ojos de la Locura le habían revelado que era el lugar perfecto para acabar con su enemigo. Y mientras volaba hacia él los segundos parecieron detenerse, emocionado por lo que pasaría después.

Una vida real. Acabarían con su enemigo para siempre, además de la Corrupción. Tal era su emoción que ya no tenía miedo de nada, ni tampoco dudas de lo que tenía que hacer o lo que estaba pensando. Era el final. Podía saborearlo.

Y nada en absoluto saldría mal.

Ja.

Nada, excepto todo.

Cuando Felix alcanzó el cuerpo del corrupto Avatar se dispuso a clavarle la jeringuilla, pero al pegar su mano en su pecho descubrió con horror que estaba vacía. No había desaparecido entre sus manos; el peso de la caja siempre había sido el inferior, y no se molestó en comprobar la jeringuilla antes de luchar contra el Avatar. La había visto cuando Ariasu se la había presentado con Joshua, pero...

Lo que había dentro de la caja de madera que la Game Master le había dado no era más que una falsa imagen de lo que deseaba. Un simple archivo de datos fantasma, sin contenido real. Un mero engaño de alguien que había jugado con ellos.

Qué idiotas sois.

Felix no pudo seguir viendo más. Se dirigía a tal velocidad hacia Avatar que no pudo retroceder cuando la oscuridad de su cuerpo se extendió y le engullió, creando una esfera de oscuridad en mitad de la plaza de la estación que los demás jugadores pudieron contemplar.

Pero antes de verse inmerso en la oscuridad y perdido, pudo ver un brillo en los ojos del Maestro. Ya no era el Avatar al que se habían enfrentado; había perdido el control sobre este. Esos ojos tan brillantes, tan oscuros, sólo podían corresponder a una persona. Mejor definido, a una entidad que no estaba dispuesto a dejarles escapar, ni incluso después de muerto.

Deberían haberse dado cuenta. La voz del Avatar cambió mientras les hablaba a aquella misma voz. Había sido engañado por alguien ya corrupto, Ariasu. Las voces de la Corrupción se habían vuelto distintas aquel día. Ariasu surgiendo de la nada, silenciosa, sin que nadie la viera, justo detrás de él. El sexto miembro en la Torre, y nadie podía verlo. Claro, era sencillo: ¿quién iba a sospechar de su propia sombra?

Gracias, Felix.

Podía deducirlo él solo mientras la oscuridad se tragaba su cuerpo y lo hacía desaparecer en la nada. Erased Data jamás murió aquel día.

* * *

Mientras Felix era tragado por la oscuridad del cuerpo de Corrupted Avatar, Ariasu no tardó un instante. Las ropas de la mujer se volvieron negras y con un chasquido de dedos surgió tras Light, a quien agarró por la espalda y se dejó caer hacia atrás, siendo absorbidos ambos por la propia sombra de este. Sin darles tiempo para reaccionar volvió a surgir tras unas décimas de segundo tras Joker y se agarró a él, pero Joshua fue más rápido; un trueno blanco cayó del cielo y cayó sobre ambos, dañando solamente a Ariasu.

La mujer saltó hacia atrás e invocó dos sables de oscuridad inconfundibles para los dos jugadores restantes. El brillo de sus ojos revelaba la identidad de quién estaba controlando realmente a Ariasu, y pudieron plantearse en alto desde cuándo estaban siendo engañados. ¿Que Ariasu había sobrevivido? Realmente parecía más que improbable. Su propio asesino controlaba sus restos corruptos.

No puedes estar vivo ―la voz de Joshua era temblorosa, temiendo a quien estaba delante. Se negaba a aceptar, en gran medida, que su amiga no hubiese sobrevivido a aquel día; pero sobre todo, temía la identidad de su atacante―. La Corrupción te mató ayer. No puede quedar nada de tus datos.

Lo que no te mata te hace más fuerte ―contestó la mujer con una amplia sonrisa en su rostro.

Ariasu relajó sus músculos y se detuvo a observar a Nadhia y Joker, riendo en bajo. Tras ella surgió de lo que apenas minutos antes habían huido: cientos de Incorpóreos aparecieron de la nada, bailoteando al sol de su maestra. Sin embargo habían cambiado todos ellos; en vez de trajes blancos vestían ahora con indumentarias oscuras, negras como la suya.

Y no fue el único horror que pudieron contemplar. Entre sus filas también se hallaban los Maestros de Tierra de Partida que habían ido a ayudarles, sonriendo todos ellos exactamente igual que Ariasu y con el mismo brillo en los ojos.

He dominado la Corrupción y todo lo que conlleva. ¡Todo! ¿Sabéis el poder que poseo? Puedo doblegar toda clase de datos a mi gusto, puedo transformar en oscuridad la luz más fuerte de todas. Puedo corromper mundos enteros.

Y vosotros me habéis regalado ese poder.

Avatar temía la Corrupción, recordó Nadhia. Podía entender ya por qué; si se hacía con su poder podría abrir la puerta al mundo real y dominarlo. Era una de las mayores amenazas que podía existir para el Reino de la Luz... Y ellos le habían colocado el sombrero.

Joshua giró la cabeza en todas direcciones, pero no veía ninguna opción para luchar. Tragó saliva y dirigió la mirada hacia sus dos compañeros, con auténtica preocupación en su rostro; después volvió a mirar a la esfera de oscuridad en la que Felix se hallaba atrapado. Y por último levantó la mirada hacia la torre por encima de ellos, alrededor de la cual seguían flotando los cientos de corazones digitales puros de luz.

Si tiene el poder de Avatar... Podrá corromperlos todos.

Habían desatado una situación insostenible. Joshua cerró los ojos con fuerza durante unos segundos y, finalmente, expiró aire con tranquilidad. Su habitual sonrisa volvió y pasó su mano por el pelo, manteniendo la calma ante todo.

Si Felix no tiene el auténtico ban en alguna parte debe estar. ¿Verdad, Ariasu?

Joshua había dado con el clavo. No estaba perdido todo aún.

* * *

Light cayó en picado durante varios metros hasta chocar con el duro suelo, a pocos centímetros de Felix. Lo último que recordaba era ser tragado por la oscuridad, arrastrado por una Ariasu que había surgido de su sombra.

Los dos compañeros volvían a estar juntos, pero no en la mejor de las situaciones. Estaban rodeados de oscuridad pura y dura, y frente a ellos, a unos pocos metros de distancia, el pecho desnudo de un gigantesco Ronin se retorcía acumulando la oscuridad tras él.

No esperó ni un sólo instante en cuanto Light llegó a escena. El corrupto Avatar cargó una esfera morada y la lanzó contra los dos jugadores; fue sin embargo muy lento, y si reaccionaban rápidamente podrían esquivarla. El ataque desapareció tras ellos y volvió a aparecer en el mismo lugar, esta vez dirigiéndose hacia el Maestro, el cual lo absorbió con la palma de la mano.

¿Dónde está? ―preguntó con voz profunda el nuevo Corrupto―. ¿¡Dónde!?

Algo no parecía ir bien con el nuevo cuerpo de Erased Data. No sólo le estaba costando asumirlo, sino que hacía preguntas sin fundamento. Pero aquello no quitaba que fuera peligroso; pretendía acabar con ellos allí mismo.

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Fecha límite: 19:00, 10 de Enero de 2014.
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Re: [Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 7

Notapor EspeYuna » Jue Ene 09, 2014 12:06 am

He dominado la Corrupción y todo lo que conlleva. ¡Todo! ¿Sabéis el poder que poseo? Puedo doblegar toda clase de datos a mi gusto, puedo transformar en oscuridad la luz más fuerte de todas. Puedo corromper mundos enteros.

Mis piernas temblaban. Completamente aterrada, contemplaba todos los frentes posibles, pero... no encontraba la esperanza. Cada una de las imágenes me mostraban el horror de haber sido engañados por... precisamente él.

Escuchar de nuevo su voz me tenía totalmente paralizada. Volteé mis ojos hacia la mole de oscuridad, recordando como Light y Felix... como Light y Felix habían...

"Ellos... no..."

Si Felix no tiene el auténtico ban en alguna parte debe estar. ¿Verdad, Ariasu?

"Tiene. Claro... todavía... todavía puede estar vivo, ¿no?"

Me giré hacia la Maestra Ariasu, poseída por Erased. Y vi como, en todo aquel ejército que había sido invocado, el Maestro Akio se hallaba presente. Corrompido, él también... todos.

No, yo todavía no estaba corrupta. Ni yo, ni Joker.

Éste no se hizo esperar. Ni siquiera sé si escuchó las palabras de Joshua, pero estaba claro que lo único que deseaba era descuartizar a aquella abominación.

¡¡Joker, el ban!!

Alterné mis ojos con la gran masa de oscuridad, encontrándome con los de Joshua.

Ayúdanos... Joshua. ¿Dónde está Eileen...?

Sollozando, rugí con todas mis fuerzas y preparé el arco. Nadie me iba a ayudar. Salvo que yo...

¿¡Corromperlos a todos!? ¡¡¡Primero te las tendrás que ver conmigo!!!

Si Ariasu conseguía deshacerse de Joker, se encontraría con otro ataque de la copia de Nadhia Hoghes. No tenía un plan en mente, sólo dejaba que la ira se apoderara de mi cuerpo y me diera la fuerza suficiente para lanzarme contra la corrupción de Erased en el cuerpo de la Maestra.

Al ser el caso de que no se deshiciera de él, buscaría algún hueco para clavar mis flechas en sus manos, inmovilizarla de alguna forma. Podía ser un acto suicida, pero, ¡¡qué más daba!! Si me era imposible, usaría mis flechas para proteger a Joker del ejército de incorpóreos. Una gota de sudor recorrió mi frente cuando contemplara de nuevo la corrupción en masa. Esperaba que Joshua me cubriera a mí las espaldas. Sentía que mi final estaba muy próximo, pero no me quería dar por vencida. No después de todo por lo que había pasado.

Si se daba el primer caso de lanzarme contra Ariasu buscaría, forcejearía, mordería, golpearía, hurgaría... usaría mi cabeza como Eileen usó la suya propia contra la de aquel monstruo para aturdirlo en sus últimos momentos. Usaría mis propias flechas para clavarlas en sus hombros si era necesario. Iba a encontrar lo que Joshua mencionaba. ¡Tenía que hacerlo! ¡Si me quedaba de brazos cruzados, la muerte de todos habría sido en vano! ¿¡Qué importaban los engaños!? ¡¡Seguiría luchando!! ¡¡¡Iba a acabar con él, y con mis propias manos!!!
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Re: The End - Ronda #9

Notapor Zee » Jue Ene 09, 2014 12:39 am

Ja.

Aquello era el fin.

Volé con fuerza en dirección a Avatar y apunté directamente a su pecho con la jeringuilla, dispuesto a exiliarlo para siempre. A la velocidad que iba, era imposible que pudiese detener mi ataque; especialmente cuando el resto de mis compañeros decidían atosigarle con sus ataques en perfecta sincronización. Sí, aquello debía ser el fin.

Fue mi mano la que hizo contacto con su pecho, sin embargo. Mi mano vacía, sin nada en ella. Súbitamente y sin previo aviso, la jeringa desapareció en el vacío, como si nada hubiese estado allí. Contemplé con horror mis dedos, mientras el mundo parecía ralentizarse a mi alrededor, para descubrir con mis Ojos que lo que había sostenido no había sido más que un espectro que estaba terminando de disiparse en el aire.

Apreté los dientes cuando reparé en el error que había cometido. Si hubiese examinado lo que llevaba en la mano dos segundos antes, no habría desperdiciado aquella oportunidad de oro. Mis dedos comenzaron a hundirse en cámara lenta en aquel mar de oscuridad que había brotado del pecho del Avatar Corrupto. No pude detenerme, no con la velocidad que había tomado. La inercia hizo el resto del trabajo mientras mi brazo entero desaparecía en el interior de aquel corrompido ser.

Las penumbras a mi alrededor se extendieron como tentáculos, buscando envolverme en un letal abrazo. Cerré los ojos por instinto, mientras el mundo que me rodeaba comenzaba a desaparecer en las sombras. Lo último que escuché detrás de mí, con una voz distorsionada que no creí volver a escuchar jamás, fue:

Gracias, Felix.


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El mundo volvió a la normalidad en cuanto me entregué a la muerte y el miedo. El ritmo en el cual me desenvolvía regresó a su estado natural en cuanto aterricé con una voltereta en un suelo extraño y apenas visible. Una vez más mis costillas se quejaron por el golpe, pero me vi obligado a levantarme de cualquier manera.

No había ninguna luz a mi alrededor. Todo era oscuridad impenetrable, como cuando visitaba a Némesis en el Descenso. Excepto que allí no había siquiera una vidriera para acompañarme. Parecía que flotaba en un marco de negro perfecto; y si no fuese por el tacto de algo bajo mis pies, sin duda lo hubiese pensado así.

Frente a mí se encontraba Avatar, recortándose apenas contra las penumbras. Había crecido en tamaño y la Corrupción se había apoderado todavía más de su cuerpo. Cuando lo examiné con mis Ojos, descubrí con terror que lo que había escuchado antes de caer por aquel portal no había sido una ilusión: aquel ser ya no era Avatar. Erased Data era quien ocupaba su cuerpo, llenando sus pupilas de un negro tan profundo como el que nos rodeaba.

De pronto, el ser alzó uno de sus deformados brazos y comenzó a conjurar una esfera de energía color púrpura. La lanzó hacia donde yo estaba, pero afortunadamente ésta parecía avanzar en el aire con una lentitud poco natural, por lo que fui capaz de hacerme a un lado con una voltereta.

Mis ojos se clavaron en otra figura. No estaba solo en aquel sitio: tardé un poco en reconocerlo, pero Light me acompañaba. Confirmé su presencia con un asentimiento de cabeza, para luego volver a girarme hacia Avatar.

¿Dónde está? ―cuestionó el ser, con la voz de Erased saliendo a través de sus labios―. ¿¡Dónde!?

¿Qué cosa? ―inquirí, materializando mi daga en mi mano izquierda―. Si no sabemos de qué hablas, no podemos esconderlo de ti ―aclaré, fingiendo una mueca de tristeza, mientras jugueteaba con mi arma entre mis dedos―. Momento apropiado para que Eileen haya decidido ocuparse de asuntos pendientes, ¿no? ―le murmuré a Light, a la par que clavaba mis Ojos en el monstruo que Avatar se había convertido. Tenía que tener algo en sí que me revelara alguna clase de debilidad... O sino, las paredes que nos rodeaban podían tener algún punto débil.

>>Te estás volviendo viejo y lento, padre ―me burlé, colocándome en posición de batalla mientras jugueteaba con mi daga. Mientras no tuviese alguna información útil, no podía hacer más sino intentar evadir sus ataques. Sólo esperaba que no se hiciesen más veloces con el tiempo.
—You're like that coffee machine: from bean to cup, you fuck up—

~Dondequiera que el arte de la medicina es amado,
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Re: [Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 7

Notapor Light » Jue Ene 09, 2014 3:43 am

Venga, ¡ya casi lo tienes!

Apretó los puños y permaneció alerta en todo momento, preparado para intervenir y lanzar otra Onda Lunar en el caso de que Avatar se resistiera. Light y los demás Jugadores pusieron todo su empeño para ayudar a Felix en todo lo posible, utilizando sus habilidades para hacer retroceder a Avatar. Al corromperse, la barrera que había protegido a su enemigo había quedado inutilizada; por ende, todos sus ataques le habían alcanzado.

El final estaba muy cerca y ya casi podían ver la luz al final del túnel. Avatar ya no era invencible y estaba a punto de ser expulsado de aquel mundo, gracias al ban que les había proporcionado Ariasu.

¿Qué está pasando? ¿Por qué no acaba con él?

Light se acercó hacia al centro de la plaza y agudizó la vista para comprobar el rostro de incredulidad de su compañero. Pocos segundos después, Felix desapareció de su vista, quedando oculto tras una prisión creada con el poder de la oscuridad de Avatar. Contempló incrédulo la desaparición de su compañero y se preguntó si sus ojos le estaban engañando.

¡Felix! ¿¡Pero qué…?!

El chico notó que alguien se aferraba a su cuerpo e intentó quitárselo de encima, mas inevitablemente le haría caer. Por las prendas oscuras de aquella persona no había podido intuir de quién se trataba, pero logró girar el cuello mientras forcejeaban y llegó a ver el rostro de Ariasu. Sin explicación alguna, la antigua Game Master le sumergió en su propia sombra, haciéndole atravesar el suelo de la estación y dejándole caer por un pozo infinito de oscuridad.

***


Sus costillas volvieron a lamentarse una vez más, bastante doloridas y acostumbradas después de todas aquellas caídas, incontables. Light entreabrió sus ojos lentamente y únicamente dio con una cosa.

Oscuridad. Oscuridad y más oscuridad, únicamente las tinieblas les rodeaban, a él y a Xefil.

El chico no esperó un segundo más y se levantó de aquel suelo teñido de oscuridad, en guarda en todo momento. Él y su compañero se hallaban dentro de la más profunda oscuridad, allí no había ninguna luz que les resguardara en aquel escenario siniestro. Light, que había superado ya el miedo a la oscuridad, se mostró calmado, aunque no por mucho tiempo.

Ellos dos no eran los únicos que se encontraban allí. Lo primero que vio venir Light fue una bola de energía aproximándose hacia ellos, la cual esquivarían con una ágil voltereta. Alguien había lanzado aquel ataque adrede, claramente.

¿Quién…?

Ambos visualizaron como la esfera regresaba a su invocador: Avatar.

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Una sensación espeluznante le obligó a alejarse del monstruo que se aproximaba a ellos, aterrado momentáneamente por su mirada. Se mordió el labio inferior y apretó con todas sus fuerzas el mango de Ragun. No había experimentado un sentimiento igual desde el sexto día, cuando se enfrentaron a él. Ya no se trataba de Avatar, nunca más, era alguien completamente diferente.

Alguien mucho peor que Avatar, peor que todo lo malo que habían conocido en aquel mundo.

La primera réplica de todas: Erased Data.

Light se negaba a creerlo y deseaba que fuera simplemente su imaginación, jugándole una mala pasada, pero no era así. Aquella mirada tan maliciosa ya la había presenciado el día anterior, cuando intentó quitarle la capucha para desvelar su identidad.

Aparte de él, Felix también se había dado cuenta de ello.

¿Dónde está? ―les interrogaba Erased Data, intentando por todos los medios controlar aquel cuerpo. Los jóvenes pudieron escuchar la voz de Erased mezclada con la de Avatar―. ¿¡Dónde!?

¿Qué está buscando? ¿Qué quiere de nosotros?

¿Qué cosa? ―Felix materializó su arma, dubitativo―. Si no sabemos de qué hablas, no podemos esconderlo de ti ―le aclaró, aparentando descaradamente tristeza―. Momento apropiado para que Eileen haya decidido ocuparse de asuntos pendientes, ¿no?

Puede que sí, pero en el fondo sigue con nosotros ―afirmó Light, sonriente. Confiaba en la Creadora y en sus palabras: ella nunca les había abandonado, todavía seguía con ellos. Por ella seguía valiendo la pena luchar.

Te estás volviendo viejo y lento, padre.

Los hijos acaban superando a los padres después de todo, ¿verdad? ―Light le siguió la corriente a su compañero, provocando a Avatar. Puede que si le provocaban y le enfurecían... Avatar no se dejara ganar tan fácilmente por Erased y siguieran luchando por el dominio de su cuerpo, logrando así algo de tiempo.

Felix permaneció a la defensiva, sin levantar su arma contra él todavía. Light hizo igual y se limitó a escuchar a Erased Data: siempre a una distancia considerable de él, sin perder de vista sus manos. ¿Convenía enfrentarse a aquel ser corrupto directamente o debían escuchar sus ruegos? Inevitablemente, se trataba de alguien peligroso y no podían bajar la guardia. Aun sabiendo que la velocidad de aquel hechizo no era suficiente para alcanzarlos, Light sería precavido y no acortaría distancias. Tampoco perdería de vista las esferas de energía una vez esquivadas, pues ya había comprobado que regresaban como un boomerang.
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Re: [Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 7

Notapor LightHelco » Vie Ene 10, 2014 9:35 pm

Qué idiotas sois.

¿Qué?

Antes de que pudiésemos saber de dónde había venido aquella voz, una esfera de oscuridad apareció bajo los pies de Xefil tragándole entero junto a los restos de Avatar. ¿Qué acababa de pasar? Aquello no podía ser el ban, solo podía afectar a Avatar ¿por qué también se había tragado a Xefil?

A-ariasu —balbuceé el nombre de la mujer sorprendido y algo asustado al verla aparecer en el instante en que Xefil era engullido por la esfera.

La antigua Game Master no tardó mucho en mostrarnos otra cara faceta suya volviendo sus ropas de color negro consiguiendo que me empezara a temer lo peor. Un segundo y la mujer desapareció de nuestra vista. Me giré al escuchar una voz a mi espalda, pero lo único que pude ver fue a Light siendo tragado por la sombra de Ariasu.

¡Light!

Aquella forma de moverse era demasiado familiar, prefería seguir sin creer lo que estaba viendo: Erased Data seguía vivo. Me preparé para cualquier ataque que pudiese realizar tras llevarse a nuestros compañeros, pero tan pronto como Light desapareció, también lo hizo Erased.

Una mano se posó sobre mi hombro haciendo que todo mi cuerpo temblase. Tenía miedo, si no hacía algo seguramente acabase sufriendo el mismo destino que Xefil y Light, pero mi cuerpo no respondía. La última vez que me había arrastrado a la oscuridad no había muerto, era cierto ¿pero y si ahora me llevaba directamente al Exilio? No, aun no había terminado no podía morir ahora.

Un rayo blanco dio de lleno al enemigo apartándolo de mí y permitiéndome alejarme varios metros de aquel monstruo.

Gracias, Joshua —le agradecí al joven intentando respirar para calmarme y usando un Autolazaro por si intentaba volver a por mí.

Ariasu se recuperó de aquel ataque invocando dos sables negros como la oscuridad que lo formaba. Me llevé una mano al costado de forma inconsciente, allí había recibido la primera herida que me llegaron a causar esas armas.

Lo que no te mata te hace más fuerte —sonrió Erased riéndose por lo bajo de Nadhia y de mí.

Tras ella empezaron a surgir los mismos Incorporeos que habían intentado acabar con nosotros al comienzo del día. Y no solo estaban ellos, los Maestros de Tierra de Partida también le acompañaban, todos como marionetas oscuras que sonreían de la misma forma que Ariasu. Aquello me estaba empezando a poner muy nervioso.

He dominado la Corrupción y todo lo que conlleva. ¡Todo! ¿Sabéis el poder que poseo? Puedo doblegar toda clase de datos a mi gusto, puedo transformar en oscuridad la luz más fuerte de todas. Puedo corromper mundos enteros.

>>Y vosotros me habéis regalado ese poder.

Agaché la cabeza derrotado. Todo lo que habíamos hecho para derrotar a Avatar había sido un engaño, una trampa para que ahora aquel miserable usara todo lo que existía en aquel mundo contra nosotros. No podía permitirlo, no había luchado tanto tiempo para que alguien mandase a la mierda todo mi esfuerzo. No habíamos perdido a Maya en aquella batalla para que él siguiera vivo. No iba a hacerse con ese mundo nunca.

Partí el bastón de Game Master en dos transformándolo en dos dagas rojas y negras. Estaba harto de luchar y matar a intentos de tiranos y destructores de mundos, de ver el final de toda esta historia para que no pararan de aparecer más problemas.

Necesitaba matar algo y Erased estaba demasiado cerca.

Tracé una línea en el aire con una de las dagas para conjura una Sota de Corazones y directamente salté contra Erased para acuchillarlo repetidamente. ¿Iba a intentar pararme usando el cuerpo de la Maestra? Pues genial, porque entonces le querría hasta arrancar los ojos de lo cansado que estaba de perder a toda persona con la que había tenido un mínimo de trato.

Quería matar a aquel ser, ver su sangre manchar el suelo y sus vísceras repartidas por este. No me importaba si había una centena de Incorporeos intentando acuchillarme por la espalda o si los Maestros me intentaban separarme de Erased, me aferraría con fuerza al cuello de este para lograr mi objetivo. Lo haría por Shiki, por Fyk, por Light, por Ariasu y por todos los que habían muerto por su culpa.

¡¡Joker, el ban!! —gritó Nadhia devolviéndome a la realidad.

Cierto, necesitábamos el ban para salvar la villa. Recordé el lugar donde lo había escondido Ariasu y miré hacia ahí quedándome en blanco durante unos instantes. Sacudí la cabeza quitándome toda idea referente a lo que iba a hacer de encima y clavando con fuerza una de las dagas en el cuerpo de Erased, alargué mi brazo hacia aquel lugar prohibido.

Es Erased, idiota, piensa que no es una mujer” me decía a mi mismo para darme el valor suficiente para llevar a cabo aquella tarea.

Odiaba aquel día y me odiaba a mi mismo por ser tan impulsivo.

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The End - Ronda #10

Notapor Soul Artist » Vie Ene 10, 2014 10:16 pm

Nadhia no dudó en atacar con todo lo que tenía al cuerpo de Ariasu. Joker tampoco perdió el tiempo y se lanzó contra su enemiga, extendiendo su brazo hacia donde sospechaba que estaba la caja con el objeto que tanto necesitaban para terminar aquella batalla.

Y con alivio pudo notar el contacto con la caja de madera. Joker se dispuso a sacarla de la ropa de Erased Data, pero la oscuridad de su cuerpo se cerró alrededor de su muñeca, atrapándole con él. Ariasu sonrió y abrazó al joven con fuerza, lanzándose a besarle en los labios. Y mientras dejaba sorprendido al Reaper se dejó caer hacia adelante, siendo absorbidos por la propia sombra del muchacho.

¡¡Joker!!

Joshua corrió en dirección hacia donde había desaparecido su compañero, pero los Incorpóreos se apresuraron en bloquearle el paso. Yami saltó por encima de todos invocando la mariposa oscura por encima de ella y aterrizó frente a él y Nadhia, mostrando una amplia sonrisa.

La fiesta no ha terminado aún, Compositor.

El joven se pegó a Nadhia, dispuesto a luchar hasta el final. En sus manos sólo quedaba defenderse hasta que sus compañeros tuviesen éxito... O rendirse a morir, que también parecía una buena opción en toda aquella situación apocalíptica.

Los Incorpóreos se lanzaron a por ellos, preparados para la batalla.

* * *

¿Qué cosa? Si no sabemos de qué hablas, no podemos esconderlo de ti.

Erased Data contestó lanzando otra esfera de oscuridad hacia Felix, que tras esquivarla volvió para golpear al chico por la espalda. Y al hacerlo un dolor muy intenso se despertó en él: la Corrupción le estaba dominando. La esfera de oscuridad se estaba extendiendo por su cuerpo, volviendo su ropa negra como la que vestía Erased o la propia Eileen.

Era doloroso, y podía notar cómo su corazón digital se estaba volviendo loco acelerándose con gran energía. Una ola de calor invadió todo su cuerpo, como si su fiebre hubiese aumentado. No le podía quedar más de un par de minutos de vida.

¡El poder! ―contestó el monstruo retorciéndose en la oscuridad―. Me habéis engañado. ¡Necesito abrir la puerta!

Pero incluso con la Corrupción apoderándose de él no pensaba rendirse. Tanto él como Light se resistían a pensar que aquello era el final: estaban sin energías, sin ninguna clase de fuerza interior ya para atacar o defenderse. Pero les quedaba un as bajo la manga.

Te estás volviendo viejo y lento, padre.

Los hijos acaban superando a los padres después de todo, ¿verdad?

Erased contestó con una nueva esfera de oscuridad que golpeó de lleno en el pecho de Light. Los mismos síntomas que sufría su compañero dieron fruto en él, preparándose para una inminente transformación.

Algo cayó entre los dos de forma precipitada. Joker había ido a parar allí exactamente de la misma forma que lo había hecho Light momentos antes, e igual que ellos, la Corrupción le estaba dominando por las manos. Tras él cayó, levitando en el aire, el cuerpo corrupto de Ariasu. Tenía la caja de madera que Joker había estado buscando segundos antes entre sus pechos, y parecía divertirse con la situación.

Rendíos a mí. Sólo pasaréis a ser como yo. Rechazad vuestra débil luz.

¡¡No!!

El cuerpo de Avatar invocó un rayo de luz entre sus manos que alcanzó de lleno a los datos de Ariasu. Erased Data desapareció al ser alcanzado y la cajita del ban cayó al suelo, comenzando a ser tragado en lo que parecía ser un charco de oscuridad. Era exactamente el mismo tipo de sombras que habían activado su Corrupción: de entrar en el él nada les salvaría. Se volverían corruptos en segundos.

¡Este mundo es mío! ―reclamó Avatar, luchando contra la dominación de Erased Data sobre su falso cuerpo digital―. ¡Y estos son mis hijos! Yo les creé para acabar contigo, ¡y es lo que harán!

Avatar se volvió a retorcer con fuerza, desencajando su rostro. Clavó sus ojos en los que habían sido sus enemigos minutos antes, los que habían provocado aquella misma situación, y les sonrió con malicia.

Vosotros sois mi Plan B. Sé que no me fallaréis.

Y mientras se revolvía dándoles los últimos segundos de ventaja lo comprendieron. Sólo había una opción para acabar con todo aquello, y era aquella misma caja. Dentro de la misma estaba el remedio para acabar con Avatar y la Corrupción, de poner fin a aquel juego y permitir que sus compañeros vivieran. Entrar en aquel pequeño lago de oscuridad supondría que quien lo hiciese se volvería uno con Erased Data, pero si Avatar era capaz de resistirlo unos segundos ellos también podrían. Sólo necesitaban unos segundos.

Pero quien lo hiciese no tendría salvación. No sabían qué efectos exactamente producía el ban, pero debía ser lo más semejante a la muerte posible. E igualmente, ¿querrían vivir tras corromperse de ese modo, sin volver a ser ellos mismos nunca más?

No había futuro para quien lo hiciese. No, excepto el recuerdo. Y sólo uno de ellos podía hacerlo, nadar hasta el fondo del charco y tomar el ban para clavárselo en el pecho a Erased Data, que en cualquier momento recuperaría el control.

Sólo uno.

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