[Epílogo] The Beginning

Nunca olvidarás que tomaste parte en alguno de estos jolgorios. Kazuki tampoco.

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[Epílogo] The Beginning

Notapor Soul Artist » Dom Ene 12, 2014 8:57 pm

Silencio. Desolación. Así podía definirse el final de la historia.

Andrei disfrutaba de aquella paz observando la destrucción de la Villa Crepúsculo de Eileen que durante tanto tiempo había había estado persiguiendo. Los medios para su obtención habían sido muchos, sacrificando más de un año a un objetivo que cada vez parecía más inalcanzable. Y por fin lo tenía en la palma de su mano, disponible para su reconstrucción.

Los corazones bailaban por encima de él, alegres de tener a un nuevo señor ante el que postrarse. Con ellos el gitano podía hacer lo que quisiera: nuevas formas de vida, nuevos mundos, armas de inimaginable poder. Habían sido su objetivo, y ahora que contaba con ellos podía relajarse.

Los ojos de Andrei se detuvieron en Fátima, a quien había enviado allí mismo al castillo cuando todavía se ocultaba tras los datos del Avatar. Se encontraba junto a las estatuas de Neku y compañía, más el recién añadido Joshua; su fuente de poder absoluta.

Fátima, querida...

Andrei caminó lentamente hacia la chica y le tomó la mano, esperando alguna reacción por su parte. El gitano sonrió a la chica con confianza y la arrastró hasta el borde de la plataforma, obligándole a mirar cómo Villa Crepúsculo quedaba destruída.

Ya no debes temer. No queda nadie para que venga a por ti —aseguró Andrei, colocando sus dos manos sobre los hombros de la chica para asegurarse que contemplaba bien el increíble poder que ahora poseía—. Pronto estaremos fuera de aquí. El mundo real que te prometí está cerca. Mi utopía, Fátima, donde yo seré el rey.

El joven dejó a la muchacha observar la destrucción del que quizás podía haber considerado su hogar y se acercó a las estatuas de Neku y compañía. Se llevó la mano a la barbilla y echó una carcajada frente a ellos, mofándose de su victoria final: les había engañado por completo.

Ay, Neku. Ay.

Andrei caminó hacia el centro de la plataforma y con un chasquido de dedos hizo que los corazones se lanzaran volando hacia donde se dirigía, haciendo que se tranformaran en un cómodo trono. Se sentó en él y apoyó su cabeza sobre su puño, observando a la chica.

Haz una última cosa por mí, Fátima. Mata a Neku. Absorberé sus datos y seré inmortal.

»En cuatro horas habremos salido de este espacio digital.

* * *

Oscuridad. Soledad. Así podía definirse el final de la historia.

Más allá de la muerte dicen que no hay nada. Un silencio infinito que te hace compañía cuando tu mente se apaga y deja de ser consciente de lo que le sucede a tu cuerpo. Tu alma, tu corazón... Nada de todo eso existe. Sólo paz.

¿Avatar? ¿Mundo digital? ¿Acaso esas palabras tienen importancia para alguien muerto? Si es que alguna vez estuviste vivo, te preguntas. Deja tu pasado atrás. La corriente quiere llevar tu mente apagada hasta un lugar muy, muy lejos de aquí. Apágate.

Pero no puedes. Hay algo que todavía necesitas hacer, piensas. ¿Qué más da? Déjalo ir. No merece la pena luchar por algo que has perdido y no podrás recuperar. Tus acciones te han llevado hasta este lugar y eso es bueno. No intentes volver.

Lucha.

Ella. Oh, ella. No intentes recordar su rostro. ¿Es que acaso te ayuda a dormir? Sólo ha complicado tu existencia. No la escuches, ya no merece la pena. Déjate llevar.

Este no es tu final.

Deja de escuchar. No prestes atención al regalo que te hizo. ¿Un palo de helado? ¿Para qué? Es inútil. Tíralo lejos. Está eliminado, como todo lo demás. No desprende ninguna luz, no le prestes atención. Sigue mirando la oscuridad. Sigue haciéndolo.

Has luchado más de lo que yo he hecho nunca.

¿Un corazón? ¿El regalo de ella es un corazón? No, es parte de uno. El corazón más brillante que has visto nunca. Te hace sonreír, recordar los buenos momentos, el cómo te divertiste... Incluso en la oscuridad más profunda existen buenas cosas. Pero, ¿qué digo? Deja de luchar. Deja de hacerlo.

Este es mi último regalo.

¿Tu mente absorbe el corazón? No hay datos que existan ya en ti. Todos tus ceros y unos se han dispersado en la nada. ¿Crees que puedes luchar contra esto? Es imposible. Has muerto. Finito. Ni siquiera entregar parte de su corazón te salvará. Es tu fin.

El final es donde vosotros comenzaréis.

* * *

¿Qué?

Crow y Jain habían llegado hasta lo más alto del castillo de la nada. Acompañados por una Eileen transparente y de aspecto serio habían volado desde la Villa Crepúsculo virtual hasta la posición de Andrei, el cual se mostró seriamente perplejo al ver la llegada de estos.

¡Fátima, ahora!

Las estatuas de Neku y compañía desaparecieron con el contacto de la chica, quedando sólo Joshua. Andrei mostró sorpresa en su rostro, llevando sus dos manos hasta el respaldo de su trono. Observó con odio a los dos jugadores y Eileen, sabiendo lo que estaba ocurriendo.

Entiendo... Así que tenías un plan después de todo. ¿Y qué? Es imparable ya. Tres copias y una pequeña muerta contra un dios. ¿Tenéis algo contra mí?

Sí.

La contundente respuesta de la joven hizo efecto en Andrei. La chica cerró los ojos y se llevó la mano al pecho, haciendo aparecer frente a ella tres palos de helado brillando con intensidad. Estos se transformaron en las figuras de tres personas con una fuertísima luz como sus auras, a la par que las figuras de Crow, Jain y Fátima también se iluminaban.

Y surgieron. Como el último aliento de un mundo condenado, los muertos volvieron a la vida. Joker, el Game Master y amigo de Shiki; Felix, el de los Ojos de la Locura; Nadhia, la Asesina del Corrupto. Crow, el Rey de los Piratas; Jain, el Muchacho del Destino. Y Fátima, la Traidora del Avatar.

Todos habían sido bendecidos con el poder de Eileen. Todos habían vuelto a la vida con un regalo del mismísimo cielo: el sagrado corazón de la Creadora. Ellos pasaban a ser los Señores de ese mundo.

Chicos...

Eileen estaba desapareciendo en la nada. Les había entregado su corazón fragmentado en seis partes, con todo lo que conllevaba: ella no podía seguir manteniendo su presencia allí. Pero llevaba ya diecisiete años viviendo en aquel mundo digital que ella misma había creado. Era hora de pasar el legado a una nueva generación.

... Gracias.

La joven desapareció y Andrei se entrecruzó las manos. Su barrera se levantó de forma visible para todos, y Felix pudo identificar su única debilidad en ella.

Ellos.

Spoiler: Mostrar
Este es el auténtico final. El definitivo. No hay nada más a partir de aquí, y si lo hay juro que entregaré todos mis platines: es el combate final.

Dadle el final que se merece.
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¡Gracias, Flan, por Alexis e Ivan!
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Re: [Epílogo] The Beginning

Notapor Suzume Mizuno » Mar Ene 14, 2014 1:54 am

Fátima, querida...

Fátima dejó de contemplar las estatuas de cristal y se volvió hacia Avatar… No, Andrei. Desprendía satisfacción por todos y cada uno de sus poros. Y no era para menos. Alzando levemente los ojos, Fátima atisbó los innumerables corazones que flotaban sobre ellos o, más bien, sobre Andrei. Su dueño. Era una visión hermosa y terrorífica al mismo tiempo.

Andrei era intocable.

«Casi» se corrigió a sí misma, echando una fugaz mirada a la nueva adquisición de la colección de Andrei: el joven Compositor, Joshua.

Le costaba creer que hubiera sido tan fácilmente capturado. Pero, claro, Andrei jugaba con ventaja. Les había hecho creer a todos que habían vencido, había esperado a que tuvieran las defensas bajas. Y todo había salido de acuerdo a su plan.

Pa… Padre—balbució. Se le hacía extraño dirigirse a él así, cuando siempre le había visto disfrazado bajo la imagen de Ronin. Un Ronin también joven, pero en fin.

Andrei tomó su mano y aguardó unos instantes con expectación. Fátima se mordió la lengua y se obligó a sonreír.

Enhorabuena por tu victoria. Por fin has conseguido acabar con la Corrupción.

Andrei, en apariencia satisfecho, la obligó a caminar hacia el borde del tejado, de una superficie lisa y plana. Le hubiera gustado detenerse, angustiada al pensar en la caída que le esperaba al otro lado, pero Andrei no dejó de andar hasta que estuvieron prácticamente al filo. Una vez allí posó ambas manos en sus hombros, orientándola hacia la falsa Villa Crepúsculo.

Hacia la destrucción del mundo donde había vivido su corta y efímera vida.

Ya no debes temer. No queda nadie para que venga a por ti —dijo Andrei. Fátima hizo un esfuerzo por no estremecerse. La persona que tenía a su espalda era capaz, con un chasquido de dedos, de destruir un mundo. Le entraban ganas de echarse a temblar de sólo pensarlo, y sentía el cosquillo del miedo aprisionarle la garganta y acelerar los latidos de su corazón—. Pronto estaremos fuera de aquí. El mundo real que te prometí está cerca. Mi utopía, Fátima, donde yo seré el rey.

Durante unos instantes más, Fátima continuó siendo testigo de aquel Apocalipsis personal que Andrei había creado y luego vio como su joven padre se dirigía hacia las estatuas. Aspiró hondo y apretó los puños, luchando por controlar sus impulsos y mantener la calma. Pero Andrei estaba tan cerca… Sin embargo, el joven se limitó a soltar una carcajada burlona, triunfante.

Ay, Neku. Ay.

A su pesar, una sonrisa nerviosa asomó a los labios de Fátima, pero se apresuró a adoptar de nuevo una expresión neutra. Estaba temblando y no podía permitir que él se diera cuenta, aunque siempre podía atribuirlo al nerviosismo, a la pena por Villa Crepúsculo… Pero, ¿y si sospechaba de ella? ¿Y si de repente consideraba que ella no resultaba necesaria? No necesitaría ni decirle nada, con un gesto, con un pensamiento, sería el fin…

«Quiere ser así en el mundo real» pensó de nuevo, tragando saliva. «Y puede que lo consiga».

Andrei, borracho de poder, creó un trono en el centro de la plataforma, en el que se acomodó con complacencia. Por la mente de chica pasó que, a pesar de todo, no era más que un mocoso con ínfulas. Pero se deshizo rápidamente aquel pensamiento cuando su padre fijó los ojos en ella. Algo en su gesto le causó un mal presentimiento y se le encogió el corazón cuando Andrei desplegó los labios.

Haz una última cosa por mí, Fátima.

Contuvo el aliento y asintió lentamente, porque, ¿qué iba a hacer? ¿Negarse? Aunque no podía… o quería imaginar qué quería de ella. Después de todo, ya no quedaban enemigos, ni nada que él pudiera exigirle…

Mata a Neku. Absorberé sus datos y seré inmortal.

Sus ojos se abrieron de par en par y se puso pálida.

En cuatro horas habremos salido de este espacio digital.

Fátima trató de responder, pero no le salieron las palabras. Una parte de ella sintió ganas de arrojarse contra Andrei y destrozarlo. Otra, más fría, más lógica, comprendió que era una prueba, la última. Como cuando le ofreció la pistola.
Al final, todo se reducía a su antiguo compañero. Apretó los labios y entrecerró los ojos, respirando hondo.

Claro —respondió, tratando de sonar…

¿Cómo debía sonar alguien que iba a acabar con la vida de una persona?

Obligó a sus piernas a dirigirse hacia Neku, mientras pensaba a toda velocidad. Recordaba cómo le había conocido, aquel mocoso borde e independiente, que nada quería tener que ver con ella. De repente, que la hubiera dejado sola parecía tan nimio, tan estúpido… Se fue porque de él dependía la vida de su amiga, alguien que le había acompañado desde el mundo real. Alguien a quien había prometido que regresarían juntos.

Se detuvo frente a la estatua de Neku y contempló unor por uno a los muchachos cristalizados. Todos eran personas de verdad, que habían acabado en aquel mundo falso…

Se agachó para tocar la mejilla de Neku y, sin poder evitarlo, experimentó una paz interna que parecía que hacía siglos que no vivía… Aunque, si lo pensaba, sólo había vivido siete días. Y, aun así, tenía la sensación de que cargaba con toda una vida sobre sus hombros.

«Hay tantas cosas que me habría gustado decirte, Neku…»

Se incorporó y se volvió hacia Andrei.

Me obligas a matar a una persona real —dijo, alto y claro—. ¿Crees que así me atarás más a ti, padre? ¿O que será menos crimen si un programa acaba con ellos, sin que tú te ensucies las manos?

«Y ahora es cuando me convierte en cenizas» pensó, apretando los puños. Andrei había demostrado que no dejaba salir su ira con facilidad, pero que era vengativo y cruel. Así que quizás no fuera algo inmediato, pero, desde luego, sus palabras merecerían un castigo.

Pero entonces, llegó la caballería. Andrei lo percibió y dejó de prestarle atención a ella para mostrarse desconcertado por aquella inesperada aparición. Fátima sintió un estallido de alegría por dentro.

¡Fátima, ahora!

****


Spoiler: Mostrar


Cuando Fátima salió del portal que Avatar le había abierto para escapar de la inminente batalla, acabó en la cima de aquel castillo, junto a las cuatro hermosas y tristes estatuas de los niños. Con un inmenso suspiro, se sentó frente a Neku y echó un vistazo a su alrededor. Pero sólo había bruma, aunque sabía que, al otro lado, estaba el resto del mundo falso. Su mundo. El que ahora rozaba el borde de la destrucción.

¿Y, ahora, qué hago con vosotros? —dijo en voz alta, segura de que Avatar estaría lo suficientemente ocupado como para vigilarla.

Tenía unos minutos inapreciables para intentar hacer algo. Pero, ¿qué?

Al final, todo su trabajo, todos sus intentos por averiguar la debilidad de Avatar, no habían fructificado. Oh, claro que sabía que extraía su energía de los cristales. Pero, al fin y al cabo, él se lo había dicho claramente porque no había nada que pudiera hacer para evitarlo.

Cansada, acarició la mano extendida de Neku en silencio, al borde de las lágrimas. Por fin podía permitirse llorar, aunque sólo fuera un instante.

Lo había sabido desde que Avatar se presentó ante ella y, luego, cuando la salvó del Exilio, sus temores se confirmaron. Aquello de intentar conseguir aliados para capturar a Neku y sus amigos era una farsa: Avatar tenía el poder para llevárselos cuando quisiera. Ahora sabía Andrei que sólo estaba intentando eliminar la Corrupción por otros caminos, pero en ese momento únicamente sabía que, por algún motivo, quería aliados. Y no sólo se lo ofreció una vez, sino que la salvó de la muerte.

Eso fue lo te que terminó por convencerla de que no podían hacer nada contra él. Tuvo la seguridad de que no podían vencer a Avatar, de que se estaban dejando engañar por enemigos falsos. Había demasiado en aquel juego que no se podía ver siendo un mero peón.

Así que… Tenía que convertirse, como mínimo, en una ficha del hombre que, en el fondo, regía el tablero.

Si para ello debía traicionar a Neku… Aunque sólo fuera por confiar en que podía tener una mínima, remota oportunidad de salvarle… Decidió que merecía la pena el riesgo.

Mientras los demás iban venciendo todos los obstáculos que se interponían en su camino, se preguntó si no habría hecho mal, si no habría hecho un mal cálculo. Si, al final, habría sacrificado a su compañero para nada.

«Bueno, tanto como para nada…».

No iba a negar que se había preguntado muchas veces, al ver que sus esfuerzos no tenían sentido, qué pasaría si simplemente se dejaba llevar. Saldría al mundo real. A un mundo utópico, donde podría tener a un hermano propio, un lugar donde descansar, leer y hacer todo lo que le apeteciera. Era una imagen muy tentadora.

Pero… Lo que Avatar… Lo que Andrei quería hacer estaba mal. Crear vidas como ellos no tenía sentido. Era cruel. Y no era algo que se pudiera dominar sin más. Ese era el problema. Andrei pensaba que, a partir de entonces, todo sería perfecto, porque el mundo funcionaría según sus propias reglas.

Pero así no funcionaba la naturaleza. Ni siquiera en una naturaleza artificial.

Además… Para ello había que sacrificar personas reales. Había que asesinar. Y Fátima no estaba dispuesta a llegar a ese extremo.

En ese momento sintió una presencia a su espalda y se levantó de un salto, invocando una llama para atacar. ¿Es que habían conseguido vencer a Avatar…?

Ahogó una exclamación de sorpresa cuando la figura que había a su espalda se bajó la capucha y la miró en silencio. Tragó saliva.

Eileen…

Fátima, escúchame. No hay tiempo —se apresuró a decir Eileen antes de que Fátima pudiera mover ni un músculo—. Avatar no es como crees.

Sé perfectamente cómo es —respondió entre dientes, todavía en guardia, sin fiarse.


Llevo el suficiente tiempo luchando con él para saberlo. No es una mala persona: sus objetivos son nobles, pero sus métodos… —la miró, sorprendida de que coincidieran en sus opiniones. Es más, todavía no terminaba de asimilar que la Creadora de aquel mundo estuviera allí, hablando con ella, burlando las medidas de Avatar—. Fátima, él te quiere —bajó la mirada. Lo sabía. Claro que lo sabía—, pero sólo conseguirá hacerse daño a sí mismo y a los que le rodean si logra dominar este mundo. No dudará en matar a Neku y lo reemplazará por otra copia virtual. Cree que la vida se puede reemplazar así de fácilmente. No es consciente de lo que hace. Tienes que ayudarle, Fátima, a él y a Neku.

»Por favor. No te pido que lo hagas por mí: hazlo por ellos. Porque te importan.


Fátima abrió y cerró la boca, abrumada por las palabras de Eileen, incapaz de creer que estuviera allí, ofreciéndole una salida cuando creía que…

Por un momento se le pasó por la cabeza que todo era una trampa de Avatar y la idea le puso la piel de gallina.
Pero luego… Luego miró a Neku. ¿Es que tenía otra opción?

«No. Ahora lo que tienes es una oportunidad. Gracias a Eileen. Realmente es la clase de diosa que desearía que existiera en la realidad…»

Cuenta conmigo. ¿Qué tengo que hacer?

****


Antes de que hubieran terminado de decir su nombre, la chica ya se había arrojado sobre Beat y Rhyme. A su tacto, desaparecieron. ¡Increíble, Eileen había dicho la verdad! Después, rozó a Shiki y, por último, a Neku.

«Buen viaje» deseó.

Y rogó, como había hecho con todos los demás niños, que fueran al mundo real.

Cuando se incorporó, cubierta de un sudor frío y con el corazón en la boca, Andrei miraba con rabia a Crow, Jain… y Eileen.

Entiendo... Así que tenías un plan después de todo. ¿Y qué? Es imparable ya. Tres copias y una pequeña muerta contra un dios. ¿Tenéis algo contra mí?

Sí. —respondió Eileen con ímpetu.

Entonces, la verdadera diosa de aquel mundo hizo lo imposible. Fátima contempló sus manos con sorpresa, que de repente desprendían una luz cegadora, al igual que la de sus dos compañeros traidores. Se sintió imbuida por una indescriptible calidez y, de pronto, sintió que todo, absolutamente todo, había merecido la pena.

Entre tanto, fueron apareciendo uno tras otro los jóvenes héroes caídos. Se preguntó qué pensaría, si estarían preparados para enfrentarse una nueva vez al vacío y al olvido que suponía la muerte para un programa. Pero la realidad era que no había más opciones.

Era su última oportunidad.

Todo gracias a Eileen.

«Sin ella, nada habría sido posible» pensó, mirando a la joven.

Lo que sucedió a continuación no la pilló desprevenida: el cuerpo de Eileen comenzó a volverse transparente, a desvanecerse por instantes. Sintió una aguda pena, pero la reprimió como fue capaz. Había sido su decisión, la había tomado con valentía y no merecía que nadie se apiadara de ella.

Aun así, lamentó no haber tenido tiempo para pedirle perdón. Por todo. Por haber dado tantos problemas.

Chicos... …Gracias

Gracias a ti —musitó—. Descansa. Nosotros nos ocuparemos de todo.

Y se encaró a Andrei.

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Parte de Eileen escrita por Narrador.
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Pieces of Eileen's Heart

Notapor EspeYuna » Mar Ene 14, 2014 2:49 pm

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-Pieces of Eileen's Heart-


Oscuridad. Soledad. Así podía definirse el final de la historia.

¿El final? ¿A qué te refieres con el final? Somos Reapers, ¿no?

Eliminada


Oh, ahora me acuerdo. Joshua cayó del cielo, y entonces... ¿eso significa que... estoy muerta? ¿Que estamos todos muertos?

Más allá de la muerte dicen que no hay nada. Un silencio infinito que te hace compañía cuando tu mente se apaga y deja de ser consciente de lo que le sucede a tu cuerpo. Tu alma, tu corazón... Nada de todo eso existe. Sólo paz.

¿Pero qué ha pasado? ¡Responde!

>> ¿Avatar consiguió entrar de nuevo? ¿Cómo? ¿Acaso lo que vi es cierto? ¿Logró destruir Villa Crepúsculo?

¿Avatar? ¿Mundo digital? ¿Acaso esas palabras tienen importancia para alguien muerto? Si es que alguna vez estuviste vivo, te preguntas.

¿Que si alguna vez estuve viva... de verdad? Claro que sí, incontables veces.

>> ¡Pero eso da igual ahora! ¡Lo que importa es...!

Deja tu pasado atrás. La corriente quiere llevar tu mente apagada hasta un lugar muy, muy lejos de aquí. Apágate.

Pero...

Pero no puedes. Hay algo que todavía necesitas hacer, piensas.

Por supuesto, todavía sigo aquí.

¿Qué más da? Déjalo ir. No merece la pena luchar por algo que has perdido y no podrás recuperar. Tus acciones te han llevado hasta este lugar y eso es bueno.

¡Aún puedo luchar! ¡Sé que puedo!

No intentes volver.

Lucha.

¡Eileen!

Ella. Oh, ella. No intentes recordar su rostro.

Tarde. Como si pudiera olvidarlo tan fácilmente.

¿Es que acaso te ayuda a dormir? Sólo ha complicado tu existencia.

Cállate. No entiendes nada.

No la escuches, ya no merece la pena. Déjate llevar.

Este no es tu final.

Claro que no, Eileen.

Deja de escuchar. No prestes atención al regalo que te hizo. ¿Un palo de helado? ¿Para qué? Es inútil. Tíralo lejos. Está eliminado, como todo lo demás. No desprende ninguna luz, no le prestes atención.

¿Inútil? Te equivocas.

>> No sabes lo mucho que significa.

Sigue mirando la oscuridad. Sigue haciéndolo.

Desiste, no te voy a dar el placer de hacerlo.

Has luchado más de lo que yo he hecho nunca.

No. Hemos luchado ambas por igual, Eileen.

>> Y lo sabes.

¿Un corazón?

¿Eileen? Esto es...

¿El regalo de ella es un corazón? No, es parte de uno. El corazón más brillante que has visto nunca.

Lo es, sí.

Te hace sonreír, recordar los buenos momentos, el cómo te divertiste... Incluso en la oscuridad más profunda existen buenas cosas.

"En lo más profundo de la oscuridad... siempre habrá una luz que te guíe."

Pero, ¿qué digo? Deja de luchar. Deja de hacerlo.

Déjame ir.

Este es mi último regalo.

Eso pareció ser la última vez, tonta.

¿Tu mente absorbe el corazón? No hay datos que existan ya en ti. Todos tus ceros y unos se han dispersado en la nada.

Si se han dispersado, ¿qué hago yo aquí? No es el fin.

¿Crees que puedes luchar contra esto? Es imposible. Has muerto. Finito.

¡No es imposible! ¡Sé quién soy, y por lo que lucho!

Ni siquiera entregar parte de su corazón te salvará. Es tu fin.

Confío en ella.

El final es donde vosotros comenzaréis.

* * *


Ah...

Sentía como si hubiera despertado de un profundo sueño. Envuelta en una cálida luz, abrí los ojos y me encontré, llena de alegría, con Felix y a Joker a mi lado. Pero no llegaba a comprender lo que había pasado...

¿Eh? ¿Vosotros sois...? ¿¡Fátima!?

Chicos...

... hasta que volví a verla. Por última vez.

Observé mis manos y, dándome cuenta de que el cuerpo de Eileen se desvanecía frente a nosotros, las llevé a la altura del corazón. De mi nuevo corazón, una pieza del Sagrado Corazón de la Creadora. Reprimí el sollozo con una sonrisa, a modo de despedida. Cierto, había aceptado su último regalo. Y aunque su decisión implicaba que ella debía desaparecer, siempre seguiría viva dentro de nosotros.

De los seis.

... Gracias.

Todas las imágenes de los recuerdos de Eileen sucedieron en mi cabeza... hasta acabar en la tierna sonrisa de un joven Ryota. Mantendría vivos todos y cada unos de esos momentos por ella.

Hasta siempre, amiga.

Cuando desapareció, mis ojos se encontraron con los de...

Andrei Saavedra.

Así que él había sido Avatar durante todo ese tiempo. No una copia digital: era el auténtico aprendiz del mundo real. Recordé que mi original tenía asuntos pendientes con él tiempo atrás, en lo referente a un hechizo que jamás logró tocarle. Sonreí con atrevimiento y preparé mi arco con dos flechas, las cuales saldrían disparadas hacia el objetivo cuando Felix o cualquiera de mis compañeros me dieran la señal. A la par vi que Fátima se encaraba a él junto a mí.

Debía perdonarle el puñetazo, pensé. Porque estaba claro que lo había hecho para protegerme de la ira de Avatar. Ahora lo entendía todo. Tendría que darle las gracias... cuando todo acabara.

O mejor dicho, cuando todo comenzara.
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Re: [Epílogo] The Beginning

Notapor Zee » Vie Ene 17, 2014 10:01 pm

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Eliminado.


Las palabras seguían resonando en mi mente, como una condena. Una condena que, desgraciadamente, ya se había cumplido para mí. El castigo para mis pecados, para el simple hecho de mi existencia, había sido y es ser...

Eliminado.


Estaba eliminado. Había sido eliminado. Eso implicaba que antes de mi estado actual había sido lo-contrario-de-eliminado. ¿Qué era eso? ¿"Creado"? Haber sido "creado" conllevaba la característica de la "existencia". Lo que significaba que previo a haber sido...

Eliminado.


...había existido. ¿Pero cómo? Si antes había sido una existencia y después había sido eliminado, significaba que ya no podía continuar siendo una existencia. ¿Entonces qué significaba todo... esto? ¿Es esto conciencia? ¿Es esto... pensar?

Eliminado.


Cogito ergo sum... Pienso; por lo tanto, existo.

Eso es... una paradoja, ¿no? Dos más dos es cuatro, el cielo de Tierra de Partida es azul, yo soy Felix previo Xefil Arazecsson. Sí, eso, sin duda, era pensar. Y si pensaba, existía. Y si existía, no podía estar...

Eliminado.

Eliminado.

Eliminado.
Eliminado.
Eliminado.
Eliminado.


Había sido eliminado. No tenía derecho alguno a existir. De hecho, debería apagarme en este preciso instante y abandonar mi existencia. Puf.

Apagado.

¿Apagado?

Sí, apagado.

Apágate.

Esto es complicado. ¿Cómo puede uno... dejar de existir? Tal vez sería más sencillo si no tuviese esta terrible sensación clavándose en mí como una lanza. Este sentimiento familiar, y también peculiar, que es muy parecido a... olvidarme de algo. ¿De qué me he olvidado? ¿De alimentar a Pema? ¿Levantarme temprano al entrenamiento? Esas son cosas del pasado, de un pasado que ya dejé atrás... A ver, repasa: Día 1, consigue una pareja; Día 2, sobrevive... Día 3, vence al Reaper; Día 4, vence al Reaper; Día 5, vence al Reaper; Día 6, vence al Reaper... Uf, mucho trabajo por hacer, pero al final... Hecho, ¿no?

Ah, Día 7. Vence a Avatar y la Corrupción. Hecho y... hecho. ¿Hechos los dos? Sí, hecho, el sacrificio de Light...

Eliminado.Eliminado.Elimi,nadoEliminadoEliminEliminadoadoado..EliEliadominEliminado.


¡Intento pensar, un momento!

Lucha.

¡Eso intento, Eileen! ¡Los dos, silencio! Tengo que concentrarme...

Bien, ganamos. Besito a Nadhia, no-besito a Joshua. Cierra los ojos y descansa...

¿Fuego...? Sí, fuego... Lluvia de fuego.

Este no es tu final.

No, por supuesto que no, Eileen. Mi final fue... Cuando el suelo se agrietó, dejándole espacio a la nada. Y todos caímos, contemplando cómo Joshua, convertido en cristal, nos era arrebatado por el verdadero Avatar. Esta vez, el verdadero verdadero.

Andrei Saavera.

Oh, tenía que ser él. ¡Sin duda tenía que ser él! Era como si Andrei fuese el favorito de alguien, porque siempre parecía estar metido en todo. ¡En todo! Sin descanso. Y para nosotros, pobres copias en desgracia, no era excepción.

EliminminEl...iminadoadEliadminoElioominEliminado.ado.Eliado.iminado.ado.Eliado..EliEliminminEliminadoadEliadm
inado.Elimi,nadoE.ado.Elimi,nadoEliminadoElioEEEEEEEEominElliminadEliinado.Elimi,nadoE.ado.Elimi,nadoEliminado


¡Que te calles, maldita sea! ¡Intento concentrarme! ¡Intento pensar en mi muerte! ¿¡No te gustaría eso!? ¡Sería perfecto para ti si lograra saber precisamente cómo fui "ELIMINADO"! Ni siquiera en muerte tiene la gente educación.

Has luchado más de lo que yo he hecho nunca.

Oh, pero esa luz... Esa luz que hubo al final... Al final y ahora, porque no ha pasado más que un instante. Esa luz que viene del interior de un bolsillo que antes no sabía que existía. Una estrella en miniatura, destellando con fuerza y rogando para que le prestáramos atención. ¿Qué es esto...?

¿"Prestáramos"...? ¿En plural? ¡Oh, Nadhia! ¡Joker! ¡Los tres!

¿Cómo se puede estar eliminado en grupo? ¡Eso no es posible!


Este es mi último regalo.

¡Eileen, pero esto es...! ¡Esto no es un palo de helado, Eileen, yo recuerdo perfectamente que me diste un palo de helado! ¡Esto es un corazón, niña! ¿Estás segura que me quieres dar un corazón? ¡Pero si ya tengo uno!

El final es donde vosotros comenzaréis.

EliminminEl...iminadoadEliadminoElioominEliminado.ado.Eliado.iminado.ado.Eliado..EliEliminminEliminadoadEliadm
inado.Elimi,nadoE.ado.Elimi,nadoEliminadoElioEILEENominElliminadEliinado.Elimi,nadoE.ado.Elimi,nadoEliminado


Mira, parece que alguien está enfadado. ¿Qué pasa, pequeñín? ¿Le tienes miedo al corazón? ¡Miramiramiramira, tengo un corazón, tengo un corazón! ¡Lo muevo por aquí, lo muevo por acá!


¿¡Quién está Eliminado ahora, hijo!?


* * *


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Surgimos de una cegadora luz, desde el centro de la nada, desde el ocaso de una estrella. Los tres habíamos caído y ahora nos alzábamos de nuevo. Joker, el Game Master; Nadhia, la Asesina del Corrupto y...

Bueno, Felix, El-Que-Nunca-Pensó-En-Un-Título-Dramático.

Alcé una ceja, orgulloso, mirando a Andrei con una media sonrisa burlona. Su cara no tenía precio y, de haber podido, le habría tomado una foto del recuerdo. ¿Qué otra cosa podía hacer, viendo cómo sus queridas copias se volvían en su contra, blandiendo un poder que jamás había comprendido?

Todos brillábamos con la fuerza de un sol. Cada uno con una parte del corazón de Eileen abrazada al nuestro. No sólo los tres Reapers de Villa Crepúsculo, sino que también Crow, Jain y Fátima.

Chicos...

Y Eileen, frente a nosotros, con las manos en su pecho. Nos había dado el mayor regalo de todos: su vida. La chica que había esperado más de quince años para morir, finalmente encontraba el momento y la razón adecuados. Estaba dispuesta a partir con una sonrisa, confiándonos su último deseo a nosotros y sólo a nosotros.

... Gracias.

Gracias a ti. Descansa. Nosotros nos ocuparemos de todo.

Hasta siempre, amiga.

Buenas noches, Eileen. Dulces sueños...

La sonrisa con la que me despedí de la chica se borró en un instante en cuanto me encaré a Saavedra. Haciendo uso de sus poderes sobre el mundo virtual, inmediatamente volvió a alzar su "impenetrable" barrera. Oh, qué divertido era usar esa palabra, porque esa barrera de hecho era penetrable con dos cosas. Una, la Corrupción, la cual afortunadamente ya no teníamos a nuestro alcance; y la otra, la que el día anterior no había entendido...

...Eileen. Nosotros.

Es divertido como estar muerto te descansa, Saavedra —declaré burlón, mientras hacía crujir mis dedos—.Es como una larga siesta. Tengo energías para un round extra y poco más.

Materialicé mi daga y la hice girar entre mis dedos. Miré de reojo a Nadhia preparando dos flechas en sus manos y con el otro a Joker preparándose para disparar un hechizo. Parecía que esperaban que alguien hiciera ese movimiento. Y ese, por supuesto, tenía que ser yo.

Comencé a correr en dirección a Saavedra tan rápido como pude. Disparé tres Púlsares en secuencia, uno en cada brazo y el restante hacia sus piernas, formando un triángulo y esperando desequilibrarlo. Luego de ello busqué clavarle la daga en su brazo izquierdo, mientras el derecho buscaba sostenerlo con mi mano libre para impedir que me estorbara.

¿No vas a leerme el tarot, gitano? —escupí, dibujando una sonrisa siniestra.

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Felix habla en rojo, pero lo revierto a verde-Xefilón para evitar confusiones con el gitano
—You're like that coffee machine: from bean to cup, you fuck up—

~Dondequiera que el arte de la medicina es amado,
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Re: [Epílogo] The Beginning

Notapor LightHelco » Lun Ene 20, 2014 4:01 pm

—¡¡JOSHUA!!

Extendí las alas al instante elevándome con rapidez para alcanzar el cristal en el que estaba siendo encerrado Joshua. No había llegado a ver la procedencia del disparo, pero lo había escuchado tantas veces ya que al segundo de que este llegara a mis oídos, estaba en el aire intentando alcanzar al Compositor.

Durante el vuelo podía ver como el rojo cielo al que nos habíamos empezado a acostumbrar se volvía negro y al mirar hacia abajo un momento, observé como la plaza se resquebrajaba, no solo la plaza, el resto de la ciudad empezó a derrumbarse ante mis ojos.

¿Qué está pasando?

Intenté seguir a Joshua aun notando como mis alas aleteaban menor rapidez debido a la presión a la que las estaba sometiendo. Sabía que no podía volar de esa manera, pero tenía que salvar al Compositor y la ciudad, o todo por lo que habíamos luchado no habría significado nada. Seguí ascendiendo e ignorando el dolor con tal de no permitir que ocurriera ninguna desgracia, más cuando me encontraba a medio camino de agarrar el cristal frené de golpe al ver el rostro de aquel que estaba destruyendo nuestro mundo.

¿Tú? Es imposible, fuiste eliminado el ter- ¡AGH¡

El hombre invocó una lluvia de meteoritos con su mano consiguiendo que uno de ellos me golpease de lleno debido a la poca distancia que me encontraba. La enorme roca me aplastó contra el suelo de la plaza rompiendo bastantes huesos en el proceso. No podía creerme que él estuviese vivo, pero entonces entendí que ocurría: Él era el verdadero Avatar.

Hice uso de las pocas fuerzas que me quedaban para mover la roca y volver a alzar el vuelo, pero entre los temblores y que seguramente tuviese todas las costillas rotas mi cuerpo se negaba a mover, había decidido que aquel era el momento de rendirse, pero yo no deseaba hacer eso. Todas las batallas, todos los amigos caídos, el sacrificio de Light…Todo había terminado en nada.

Todo había sido…

Eliminado.



***


Entonces ¿aquello era ser eliminado?

No sentía nada, solo era un cumulo de datos perdidos en el espacio para siempre. ¿Pero así era como tenía que acabar? Tenía la sensación de que no había existido para desaparecer ahora, que aun debía hacer algo, mas ¿Qué hacían los muertos?

Preguntas innecesarias, estaba muerto y ya no debía preocuparme por nada, solo dejarme llevar y encontrar la paz que este estado me traía. Un descanso, eso era lo que necesitaba.

Lucha.

¿Eileen? ¿Aquella era su voz, verdad? Si, lo era y me llamaba, me estaba pidiendo volver.

Este no es tu final.

¿No…lo era? Cierto, durante todos aquellos días había descubierto que siempre había un final mejor, que no debía darlo todo por perdido. Aun así, ¿cómo podía volver de aquel final y encontrar otro? Empezaba a sentir algo, una luz que mantenía conmigo. Su regalo aun estaba allí.

Has luchado más de lo que yo he hecho nunca.

Y más iba a luchar, Eileen. Cada vez lo veía mejor, mis ideas se aclaraban y la luz volvía poco a poco. Aun no había dicho mi última palabra en aquella batalla, iba a levantarme y seguir luchando mientras aun tuviera una razón para hacerlo.

Este es mi último regalo.

Un regalo que jamás rechazaría y que usaría para obtener la victoria.

El final es donde vosotros comenzaréis.

***


Guiados por la luz de la Creadora, Nadhia, Xefil y yo volvimos a la vida. No entendía muy bien el cómo había ocurrido, pero aquel milagro nos había devuelto al campo de batalla y tal y como había prometido, en esta ocasión obtendríamos la victoria.

¿Eh? ¿Vosotros sois...? ¿¡Fátima!? —escuché a Nadhia al lado mío, por lo que me giré para encontrarme con las caras de Jain y Edge al igual que con la de Fátima, pero al verla a ella miré rápidamente hacia otro lado.

Esta situación es culpa tuya

Chicos...

Eileen volvió a aparecerse frente a nosotros, pero en esta ocasión sería la última vez que la viésemos. Su cuerpo se desvanecía indicando su final, aquel había sido su último regalo, su corazón. Nos estaba dando su vida para que acabáramos con aquella historia.

... Gracias.

Gracias a ti. Descansa. Nosotros nos ocuparemos de todo.

Hasta siempre, amiga.

Buenas noches, Eileen. Dulces sueños...

Gracias a ti por todo, Eileen. Descansa ahora, te lo mereces.

Sonreí por un instante, para al momento encarar a Avatar, o mejor dicho, Andrei Saavedra. Tenía unos grandes recuerdos sobre él gracias a Alec, por lo que ya sabía a qué me estaba enfrentando y era a algo a lo que le estaba desean aplastar el cuello.

Me preguntó qué clase de persona has de ser para que tú propia copia reniegue de ti, Andrei —apunté transformando el bastón en Naipe Mágico —. Supongo que la respuesta es una que merece morir.

Miré de reojo a Nadhia y Xefil para comprobar que los dos estaban listos para una ronda más. La joven apuntaba ya al gitano con sus flechas, mientras que mi compañero había materializado su daga listo para lanzarse en cualquier momento. Me enfoqué nuevamente en Andrei, una barrera lo protegía, por lo que teníamos que intentar alejarlo de ella.

Xefil no esperó a que nadie le diese instrucciones y lanzándose en carrera contra él disparo tres Pulsares contra Avatar. Esto me dio la idea para poder sacarlo de su escondrijo.

Nadhia, a mi señal —le dije a la joven preparando yo también varios Pulsar.

En cuanto los de Xefil terminasen, dispararía yo tambien dos Pulsar por el mismo flanco para obligar a Andrei a moverse hacia el otro. Tras ellos prepararía un hechizo Bio que hiciera saltar su alarma debido al efecto secundario del ataque si conseguía acertarle.

¡Dispara!

Si aquello salía bien, Andrei se habría visto obligado a esquivar los ataques de tal forma que las flechas de Nadhia tendrían que pillarle por sorpresa, además, esperaba que tanto Jain como Edge nos ayudasen.
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Notapor Soul Artist » Lun Ene 20, 2014 10:46 pm

No tenían intención de hablar con Andrei. Los últimos Reapers se lanzaron en contra del nuevo dios en cuanto terminaron de despedirse de Eileen, descargando sobre él toda su ira acumulada durante siete días seguidos. Su padre no podía salir de allí, de ninguna manera.

Felix fue el primero en actuar, lanzando tres Púlsares contra él. Andrei no se molestó en lo más mínimo en esquivarlos: se quedó sentado en su trono con los dedos entrecruzados mientras los hechizos chocaban contra la barrera, que absorbió sus ataques sin problema alguno. El nuevo dios sonrió al ver la impotencia de los jóvenes, pero no se percató de un dato que el muchacho pudo notar gracias a sus Ojos de la locura: la barrera, aunque fuese poco, se debilitaba con cada ataque.

Pero tampoco pretendía quedarse de brazos cruzados mientras seguía protegiéndose con aquella mierda de barrera. Corrió hacia él e intentó agarrarle por los brazos, pero en cuanto entró en contacto con la poderosa protección mágica del gitano salió volando de espaldas unos metros.

¿Qué tengo que hacer para que os quedéis muertos de una vez por todas?

Andrei no se esforzó en levantarse. El trono sobre el que estaba se iluminó y los corazones que lo conformaban se levantaron en el aire, empujándole por la espalda y colocándole de pie con suma elegancia. Los dos órganos se colocaron en sus manos y se transformaron en dos naipes de tamaño normal: la Muerte y el Mundo.

En caso de que queráis derrotarme, os daré la bienvenida —Andrei levantó la carta del Mundo, alzándose hacia el cielo y el resto de corazones—Bienvenidos todos a mi propio pequeño mundo. Bienvenidos...

En cuanto el órgano alcanzó a sus compañeros en el cielo estos pasaron a formar lo que Andrei había estado persiguiendo todo aquel tiempo. Jamás lo habían visto antes, no les había sido posible: era materia de leyenda, nada más. Pensar en su existencia se hacía estúpido, pues suponía creer en la existencia de un lugar adonde iban los muertos. Pero Andrei quería su mundo perfecto, con muertos que volviesen y donde no existiese el sufrimiento. Sólo había un lugar, aunque fuese mítico, que lo hiciese realidad: aquella luna de extraña forma, compuesta por tantos corazones distintos.

Spoiler: Mostrar

... A mi Kingdom Hearts.

Joker atacó entonces a Andrei con dos Púlsares seguidos, imitando a su compañero. Andrei transformó su carta de la Muerte en un látigo con el que rechazó ambos ataques, pero no las flechas de Nadhia que posteriormente le llegaron.

Jain y Crow se lanzaron contra el enemigo de forma física, pero el gitano fue más rápido. Les rechazó con el mismo látigo y lo transformó en una pistola que Fátima en seguida reconoció: era la misma que el propio Andrei le había dado entrega para traicionar a Neku.

Y los movimientos de Andrei fueron precisos: un disparo para Crow y el otro para Jain. Ambos quedaron congelados en posición ofensiva, paralizando su movimiento y dibujando en sus rostros la frustración y el odio hacia el muchacho.

El dios apuntó hacia Fátima entonces y se decidió a disparar, pero el Bio de Joker le bloqueó la vista y falló su disparo. El hechizo había recubierto toda la barrera, y aunque los efectos secundarios de este no podían tener efecto en ella por no estar viva, sí sirvió para que el ataque de Andrei se viera frustrado.

Pero el gitano no se iba a desmoronar por ello. Invocó tres corazones de su Kingdom Hearts particular y estos se transformaron en nubes, haciendo llover y limpiando la barrera del hechizo. Varios rayos se materializaron también entre las nubes, los cuales Andrei controló para atacar a Fátima y Felix. No pudieron esquivarlos, pero sobrevivieron a estos.

¿Por qué no podéis dejarme simplemente salir de este mundo y no volvemos a vernos nunca? —interrogó Andrei, invocando cuatro corazones más para crear un muro móvil a su alrededor que bloquease cualquier ataque de los aprendices—. Sois programas. Yo os creé. Deberíais hacer lo que yo os diga.

Spoiler: Mostrar
Fátima
VIT: 39/46

Nadhia
VIT: 30/30

Felix
VIT: 29/36

Joker
VIT: 50/50

Andrei Dios
VIT: 860/999


Spoiler: Mostrar
Fecha límite: 18:00, jueves 23 de Enero.

Bueno, aquí ni esperar al pobre Andrei ni nada xD

¡Tenéis PH ilimitado para esta batalla! La única condición es que los uséis con su debida moderación y, además, no podéis curaros en combate. Quitando eso, ¡ánimo!
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Re: [Epílogo] The Beginning

Notapor Zee » Jue Ene 23, 2014 10:35 am

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Menuda basura.

Por supuesto, que la barrera fuese débil a nuestro poder no significaba que simplemente la atravesaríamos sin mayor dificultad. Tenía que tener un truco en ella, como algún punto de presión; o debía debilitarse gradualmente. Fuese cual fuese la manera de superarla, no podía permanecer quieto mientras la buscaba: lo mejor que podía hacer era continuar atacando.

El escudo de Saavedra me hizo a un lado como estuviese hecho de goma. Por un instante la barrera se hizo visible en cuanto entró en contacto con mi cuerpo, como las ondas formándose en el agua de un estanque, lo cual le comunicó su presencia a mi compañeros... claro, si no estaban tan ciegos como para no haberme visto salir volando como una flecha hacia el lado contrario.

Aterricé sobre mi costado izquierdo y me deslicé varios metros por el suelo de Tierra de Partida debido al impulso. Me quejé entre dientes por el golpe que me había llevado y me prometí que no volvería a ser tan descuidado de nuevo. Aquellos últimos siete días de pronto me habían arrebatado la costumbre de pensar antes de actuar.

¿Qué tengo que hacer para que os quedéis muertos de una vez por todas? —cuestionó, sin clavar sus amenazantes ojos en ninguno en particular. Parecía que, considerándose la suma divinidad de aquel mundo, no quería siquiera ‘ensuciarse la mirada’ al contemplar a las creaciones que ahora lo desafiaban.

El gitano ni siquiera tuvo la decencia de ponerse de pie para respondernos. Obedeciendo a su nuevo señor, los corazones que componían su trono respondieron con un resplandor y empujaron al joven hasta incorporarlo. Saavedra no tuvo que mover ni siquiera un dedo.

Dos de las almas subieron hasta sus manos y, con un destello, se transformaron en dos naipes del tarot. Parecía que Saavedra estaba dispuesto a leer nuestro futuro, tal y como se lo había pedido previamente. O tal vez, sencillamente quería jugar a que podía manipularlo.

Mostró en una mano a la Muerte; y en la otra, al Mundo.

En caso de que queráis derrotarme, os daré la bienvenida —Saavedra levantó el segundo naipe y éste comenzó a alzarse en el aire, como si el joven hubiese soltado una elegante mariposa.— Bienvenidos todos a mi propio mundo. Bienvenidos…

Tomándose un momento para dejar que sus palabras hicieran efecto, Andrei Saavedra siguió con la mirada al alma que acababa de liberar (y consecuentemente invitándonos a imitarle, al menos de manera inconsciente). El pequeño corazón siguió ascendiendo y pronto se reunió con sus miles de compañeros en lo alto de la bóveda celeste; donde, como danzando al compás de una melodía invisible, todos comenzaron a revolotear y a girar frenéticamente, formando un destelleante vórtice de rosa y carmesí. Parecía un caleidoscopio, pensé.

... A mi Kingdom Hearts.

Súbitamente, los corazones se fusionaron, despidiendo una luz tan brillante que me cegó por unos instantes. Y juntas, aquellas almas perdidas del mundo digital, formaron…

¿Una luna…? —murmuré, buscando ponerme de pie sin soltar, ni mi confiable daga, ni mi costado adolorido. Efectivamente, aquella silueta no podía ser más que un satélite en miniatura, pero… en forma de corazón. Sencillamente inexplicable.

¿Qué era aquello, la más grande creación de Saavedra? ¿Qué significaba? Era, al mismo tiempo, tan hermoso y tan amenazante…

Fue en aquel momento cuando el resto decidió desafiar a Andrei, tras seguir mi señal. El primero que llegó fue Alec, buscando derribar al nuevo dios al lanzar dos Púlsares contra él. Antes de que la barrera pudiese repelerlo como había hecho conmigo, Saavedra contestó al ataque del muchacho con un amplio latigazo horizontal.

Sorprendentemente, el naipe que había tenido en su mano se transformó sin dificultad en aquella letal arma. El poder del joven sobre aquel mundo era, sencillamente, increíble. Y si no estuviese jugándome la vida al combatirlo, también lo habría descrito como admirable.

Lo que Saavedra no pudo esquivar o bloquear fueron las flechas que Nadhia disparó desde la retaguardia. Y noté, esperanzado, cómo el escudo tomaba ciertos daños, incluso cuando fue capaz de hacerlas a un lado.

¡Nadhia, sigue haciendo eso! —ordené, sin apartar la mirada del joven dios. Apenas terminé de pronunciar aquellas palabras, Jain y Crow también echaron a correr hacia Saavedra. Sin mucho esfuerzo, el chico volvió a girar el látigo en dos amplios círculos, obligando a los hermanos a retroceder. Pronto el arma volvió a cambiar de forma, transformándose esta vez en un cañón de mano con el que el gitano respondió a ambos con suma precisión.

Reanudé mi estrategia inicial en cuanto vi cómo la pistola apuntaba en una dirección completamente diferente. Mis ojos saltaron de Saavedra a Fátima, y de Fátima a Saavedra, varias veces, como sin poder creerse que el joven fuese a disparar a la joven que le había servido con tanta humildad y obediencia. Y, por otro lado, ¿qué más podía hacer tras descubrir que su traición no había sido más que un engaño, y que desde un principio había estado de nuestro lado?

Estuve a punto de intervenir, pero una vez más demostramos ser un equipo que sabía complementarse perfectamente, cuando un Bio salió disparado directamente hacia el rostro de Saavedra. Aunque el hechizo no pudo atravesar la barrera, sí logró opacarla lo suficiente para que el gitano fallase el tiro.

Una vez más encontré mi oportunidad. Mis ojos carmesíes se clavaron en la barrera, que prontamente pasó a ser mi objetivo en lugar del mismo Saavedra, y descubrieron con agrado que el escudo poco a poco comenzaba a tomar daños. Si continuábamos así, probablemente lograríamos penetrarlo y entonces… Jaque mate. Embargado por nuevos ánimos, aceleré un paso que antes había creído haber llevado al máximo y preparé el agarre que sostenía con fuerza a mi daga, dispuesto a hacerle el mayor daño posible al escudo.

Empero, tuve que detenerme a medio camino, patinando unas pulgadas sobre el piso pulido, cuando me di cuenta que Saavedra había invocado nubes de lluvia sobre su cabeza para limpiar su escudo. La electricidad estática comenzó a saltar a su alrededor, invisible, poniéndome los pelos de punta haciendo que me recorriera un cosquilleo.

Cuando quise retroceder, fue demasiado tarde. No pude ver más sino un hilillo de luz conectar mi cuerpo con la barrera de Andrei, pero mi cuerpo sintió las decenas de voltios de aquella terrible descarga eléctrica haciendo mella en él. Mis músculos dejaron de responder al instante, mientras una sensación ardiente recorría mis venas y me quemaba las entrañas. Quise gritar, pero los espasmos me lo impidieron.

Caí de rodillas en cuanto el circuito volvió a interrumpirse. Por un momento no escuché más que mi respiración entrecortada y un molesto zumbido en un mundo curiosamente enmudecido. Sentía el cuerpo tremendamente ligero, pero igualmente torpe. Sabía que su continuaba así, no podría medir o coordinar bien mis movimientos.

Me incorporé igualmente.

¿Por qué no podéis dejarme simplemente salir de este mundo y no volvemos a vernos nunca? —se preguntó Saavedra, usando de nuevo a las almas para cumplir su voluntad. Un muro de concreto comenzó a orbitar a su alrededor, convirtiéndose en una protección más añadida a la barrera mágica—. Sois programas. Yo os creé. Deberíais hacer lo que yo os diga.

Fuimos programas —respondí, apretando mi agarre sobre mi daga, iracundo—. ¡Ya no somos de tu propiedad, Saavedra! ¡Dejamos atrás tu estúpido código binario y nos ganamos vida propia! —con un preciso movimiento de mi hoja, señalé a la luna que se alzaba sobre el ocaso corrupto y añadí—: Justo como ellos.

>>Ya nada de lo que ves aquí te pertenece.


Contemplé la barrera del gitano, viendo lo invisible con el don que Eileen me había otorgado. No habíamos logrado despojarle más que… una séptima parte, aproximadamente, de su energía total. Asumiendo que el escudo no pudiese repararse por sí mismo, tendríamos que repetir aquello otras seis veces. Y los únicos que habíamos podido tocarle habíamos sido Nadhia y yo…

Mi mente comenzó a trabajar apresuradamente, enumerando a todos los presentes y asignándoles valores aproximados a sus ataques. Los hechizos de Joker, las flechas de Nadhia, los golpes de Jain y Crow, la alquimia de Fátima y mis propios cortes… Probablemente nos tomaría...

Danos diez minutos, Saavedra —mentí, dibujando una sonrisa burlona.

Extendí mi mano libre hacia la luna e intenté atraerla hacia mí, aumentando la gravedad a su alrededor. O al menos, moverla un ápice siquiera. Descubrí, sin embargo, que esta no obedecería a ninguna ley que no fuese la de Saavedra, por lo que chasqueé la lengua y dirigí mi magia a blancos más importantes.

Primero, me permití levitar a unos centímetros sobre el suelo, liberándome de las ataduras de la tierra con un preciso Gravitón. Si de esa manera lograba moverme aún más rápido, era posible que pudiese acercarme a Saavedra sin temer un contraataque (asumiendo, claro, que no me respondiese con un golpe a distancia).

Revertí la manera en la que sostenía mi daga, girándola entre mis dedos para que la punta estuviese orientada hacia afuera en lugar de mirar al frente, y salí disparado hacia Andrei. Sabiendo que el escudo que lo rodeaba era más bien una especie de domo en miniatura, decidí ignorar por completo al gitano, pasando a un lado suyo directamente. Sujeté con fuerza mi daga y pasé volando como una flecha al lado de la barrera, siguiendo su curso mientras clavaba mi hoja en ella. Tracé un largo arco en el tejido del escudo, orbitando a su alrededor durante unos segundos, antes de compactar un Púlsar en mi mano y estrellarlo contra el suelo, empujando así mi peso hacia las alturas.

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Re: [Epílogo] The Beginning

Notapor Suzume Mizuno » Jue Ene 23, 2014 8:13 pm

Bienvenidos todos a mi propio pequeño mundo. Bienvenidos...

Fátima contempló con los ojos abiertos de par en par aquel impresionante espectáculo, sacado de algún mundo remoto y olvidado. Una luna gigante, inconmensurabe, de una imposible blancura, con forma de corazón y que parecía que fuera a desplomarse sobre ellos de un momento a otro.

Era una visión que robaba el aliento.

Formaba las leyendas de Tierra de Partida, pero nunca se había terminado de creer en ella. O, al menos, eso era lo que le decía la memoria que le habían implantado. Su yo original apenas había prestado atención a los escritos que había encontrado en la biblioteca, considerándolo un mero mito.

Pero eso, sin duda, era…

... A mi Kingdom Hearts.

Pegó un respingo cuando Felix cargó contra Andrei y recordó que estaban en medio de plena batalla contra su creador, contra su padre. Aunque parecía ser ella la única que se atrevía a denominar así a Andrei. Mientras los ataques de Joker y Nadhia se abalanzaban sobre la barrera del joven, Fátima recorrió con la mirada a sus aliados y fue consciente de que, faltaba una figura.

El muchacho amable, siempre dispuesto a creer en su inocencia. Light.

Cerró un instante los ojos, lamentando su pérdida, y luego se puso en guardia, justo a tiempo de reconocer la odiosa pistola que sostenía Andrei entre las manos. Hubo dos rápidos disparos y, de pronto, Jain y Crow se habían convertido en estatuas de cristal, petrificados en pleno movimiento.

Andrei apuntó entonces en su dirección y Fátima apretó los labios y flexionó las rodillas, dispuesta a saltar a un lado y esquivar las balas. No hizo falta. Un hechizo de Joker fue suficiente para que Andrei no pudiera apuntar bien y Fátima se apartó apresuradamente del rango de tiro de su padre. Estaba asustada, pero se esforzaba por controlar su miedo y mantener la determinación que había sentido cuando aceptó hacer lo que Eileen le había propuesto.

Pero era difícil. Pocas personas sabían como ella lo poderoso que era Andrei, aunque estaban siendo testigos de su dominio de los corazones, que se transformaban en cualquier arma, plegándose a sus deseos. Menos mal que no había terminado con las vidas de Neku y sus compañeros. Entonces sí que habría resultado invencible.

De pronto, unas gruesas y oscuras nubes se agrandaron sobre el campo de batalla y, tras limpiar la suciedad con la que el Bio de Joker había cubierto la barrera, sin darles un respiro, dispararon rayos sobre ellos.

Fátima gritó de dolor al sentir que la energía atravesaba su cuerpo de la cabeza a los pies y tuvo la impresión de que le habían reventado todas las venas del cuerpo. Cayó sobre una rodilla, aturdida. Un espantoso calor le quemaba la piel y los músculos le palpitaban como si hubieran cobrado vida propia. La sangre le latía con fuerza en los oídos, de modo que, escuchó la voz de Andrei como si viniera de muy, muy lejos:

¿Por qué no podéis dejarme simplemente salir de este mundo y no volvemos a vernos nunca? Sois programas. Yo os creé. Deberíais hacer lo que yo os diga.

Crispó los puños y tensó las mandíbulas, sintiendo que todo su interior se rebelaba contra aquellas palabras. ¿No tenían un corazón real? ¿No la había tratado el mismo Andrei como si fuera una persona cuando todavía no lo era?
¿Es que todo seguía siendo un maldito juego para Andrei?

Escuchó las palabras de Félix y se permitió una pequeña sonrisa. Estaba de acuerdo con él en todo... Menos en que lo que había allí no pertenecía a Andrei. De hecho, y mientras el joven pudiera manipular a su antojo la realidad, era el dueño de todo lo que le rodeaba. Y su deber consistía precisamente en arrebatarle esa autoridad a cualquier precio.

En ese caso no tendrías que habernos dado personalidad. No tendrías que haber jugado a ser Dios. —masculló, haciendo un esfuerzo para sacudirse la rigidez de los doloridos miembros e incorporarse—. Una vez creas algo, eres responsable de ello. ¡Y tienes que asumir las consecuencias de tus actos!

Plantó ambos pies con firmeza en el suelo, el derecho más adelantado que el otro, y extendió el puño diestro hacia el frente. Iba a comprobar cuán grande era la fuerza que yacía en el corazón que Eileen les había otorgado.

«Vamos, Félix» pensó mientras lo seguía con la mirada. «¡Date prisa!»

Una corriente de aire surgió en torno a su cuerpo y Fátima la dirigió contra Felix. Rodeó al joven con una barrera de viento y lo alejó del alcance de Andrei, depositándolo en el suelo lo suficientemente lejos para que pudiera esquivar cualquier ataque.

Entonces se concentró en su propia acometida.

El fuego ardió en su pecho, respondiendo a su llamada, y recorrió con potencia el interior de su cuerpo. Lo concentró durante unos segundos para poder acumular la mayor cantidad posible de poder y su puño se iluminó. El calor era descomunal, pero no le importaba, pues formaba parte de ella. Una columna de fuego brotó de su puño y, con un rugido, golpeó la barrera de Andrei. El aire abrasador sacudió el cabello y las ropas de Fátima que miraba con los ojos entrecerrados en dirección a su objetivo, con la esperanza de que sus compañeros pudieran aprovechar para debilitar el escudo. También tendría mucho cuidado de no acertar a ninguno de sus aliados y, si por algún casual, se interponían en su camino por alguna triquiñuela de Andrei, haría cesar el fuego de inmediato.
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Our hearts are not yours

Notapor EspeYuna » Jue Ene 23, 2014 11:30 pm

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<3


Bienvenidos todos a mi propio pequeño mundo. Bienvenidos...

Todos nos quedamos enmudecidos cuando los corazones de Andrei se unieron en lo más alto para iluminarnos con una figura... que sólo existía en los libros. Jamás llegué a imaginar que sería real. Aquella luna gigantesca, con forma de corazón, compuesta por miles... no, millones de corazones digitales. Un poder que ahora estaba en manos de Andrei. Había formado parte de las leyendas de los Caballeros de la Llave-Espada. Siempre pensé —o al menos mi auténtica— que aquel fenómeno era sólo un mito. Pero allí estaba, frente a nuestros ojos.

E-Eso es...

... A mi Kingdom Hearts.

Felix fue el primero que cargó contra Andrei tras presenciar el fenómeno "Kingdom Hearts"... el Reino de Corazones. Me subió la confianza en el combate cuando mis flechas consiguieron dar contra la barrera semi-visible que protegía a Andrei. Sin embargo, todavía quedaba mucho para romper la defensa.

Siguiendo el consejo de Felix, fui a preparar otra flecha, dispuesta a usar un ataque aún más potente. Una Flecha Celestial.

Pero tuve que parar cuando Andrei contraatacó. Felix y Fátima fueron los perjudicados, sin contar con Jain y Crow, quienes se encontraban petrificados en el aire antes de cargar contra nuestro creador.

Me acerqué a socorrer a Fátima, escuchando las palabras de Saavedra:

¿Por qué no podéis dejarme simplemente salir de este mundo y no volvemos a vernos nunca? Sois programas. Yo os creé. Deberíais hacer lo que yo os diga.

En ese caso no tendrías que habernos dado personalidad. No tendrías que haber jugado a ser Dios. —se enfrentaba Fátima, incorporándose tras el ataque—. Una vez creas algo, eres responsable de ello. ¡Y tienes que asumir las consecuencias de tus actos!

¿Sabes? Ya no eres tan perrito faldero como imaginaba —sonreí burlona a Fátima y cogí una flecha de mi carcaj, esperando disparar cuando Felix se apartara—. Gracias por el puñetazo. Y por intentar protegerme.

Cuando me sorprendió que, con unos gestos ágiles y hermosos, Fátima invocara poder en el viento para proteger a Felix de la caída tras el salto que dio y posarlo en un lugar lejano de nuestro enemigo. Suspiré, aliviada.

Y entonces sentí el lado derecho de mi rostro arder. Y me di cuenta de que Fátima era... increíble.

Miré estupefacta como las llamas rodeaban el cuerpo de Fátima, y ésta se preparaba para lanzar un potente hechizo de fuego contra el enemigo. Me alejé un poco, algo... asustada, del potencial mágico de Fátima, para qué mentir. Me había quedado con la boca abierta.

¿Mi poder sería igual de poderoso? Sólo había una forma de comprobarlo, pero... en aquel momento, no podíamos cargar a lo loco todos. Tendría que esperar a otra oportunidad para probar mi poder.

Así que cubrí a Fátima. Preparé una Flecha Celestial en mi arco, lo más grande que me permitiera mi nuevo corazón. Pero lo usaría para bloquear cualquier ataque de Andrei hacia su traidora.

Si mi flecha no conseguía bloquear el ataque y éste intentaba impactar contra mi compañera, me lanzaría a por ella y la empujaría, desviándola de la trayectoria del poder de Andrei. Intentaría lanzarnos a ambas al suelo, pero si ella estaba a salvo y yo recibía el golpe, no me importaba.

Se lo debía.
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Re: [Epílogo] The Beginning

Notapor LightHelco » Vie Ene 24, 2014 1:15 am

Andrei hizo que los corazones lo levantasen ignorando los ataques que le había lanzado Xefil. Dos de los órganos se separaron del resto yendo a las manos del gitano y tomando la forma de dos cartas del tarot: La Muerte y El Mundo.

Tenía unos pocos conocimientos sobre estar cartas debido a que algunas brujas las solían usar para hacer predicciones de futuro. La Muerte solía significar un cambio brusco y no necesariamente debía significar algo negativo, mientras que El Mundo se usaba para referirse a algo completo, el final del camino básicamente. Ya había visto a Andrei usar una de sus cartas para combatir, por lo que esperé que los usara para atacarnos.

En caso de que queráis derrotarme, os daré la bienvenida —Andrei levantó la carta del Mundo y dejó que se alzara hacia el cielo dejando claro que no era su intención usarla en combate —Bienvenidos todos a mi propio pequeño mundo. Bienvenidos...

Seguí la trayectoria del corazón junto al resto de ellos hasta que se unieron formando una extraña luna que creía una leyenda, o eso al menos había leído en Tierra de Partida. Las leyendas e historias sobre aquel satélite eran demasiado numerosas para saber con certeza que podría hacer, pero en manos de aquel hombre no podíamos dejar aquello.

... A mi Kingdom Hearts.

Estaba algo sorprendido por saber que esa leyenda era cierta, pero no podía compartir la misma sorpresa que mis compañeros, ya que yo mismo vivía en un mundo de seres de leyenda, no me sentía tan chocado al saber que una podía ser cierta.

Pues disfrútalo, porque pronto va a dejar de tener dueño —declaré preparándome para su contaataque.

Los primeros en sufrirlo fueron los hermanos Jain y Crow, que en su intento por apoyarnos en la batalla y alcanzar a Andrei, se vieron convertidos en cristales gracias a la pistola que había formado el hombre con algunos corazones. La siguiente iba a hacer Fátima y aunque realmente hubiese deseado que le diese de lleno y sintiera lo mismo que sintió Neku cuando le traiciono, mi Bio entorpeció el ataque del gitano cubriendo toda su barrera e impidiéndole disparar.

Aun así no pudo detener la tormenta que invocó para desprenderse del Bio y aprovechó para electrocutar a Xefil y Fátima.

¿Por qué no podéis dejarme simplemente salir de este mundo y no volvemos a vernos nunca? Sois programas. Yo os creé. Deberíais hacer lo que yo os diga.

Fácil, porque eso que deseas llevarte —apunté con Naipe a la enorme luna —, es parte de nuestro mundo, uno al que pertenecemos como seres que no están ligados a ti.

>>Ya no somos tuyos, Andrei. Hemos evolucionado y desarrollado nuestro propio corazón —apunté a su barrera preparando mi siguiente hechizo —. Aun así, tu sabes mucho de nosotros, déjanos saber algo más de ti ¿quieres?

Inmediatamente lancé un hechizo Libra para destapar más cosas que pudiesen servirnos contra Andrei y su defensa, aparte de que como Game Master me sentía obligado a necesitar de mas información para que Nadhia y Felix no sufrieran más de la cuenta.

Mientras llevaba a cabo el Libra, vi que Fátima se estaba encargando de proteger a Xefil, mientras que Nadhia se había quedado cerca de la primera para cubrirla con sus flechas. Suponía que Nadhia estaría bastante bien sin necesidad de tener que ayudarla, aun así no me fiaba de que la táctica de Fátima y el viento funcionasen, por lo que pasé al siguiente ataque.

Preparé un Sanctus que aunque no diese bien en el blanco, sirviera para cegar a Andrei momentáneamente al ser un hechizo tan grande y luminoso. Esperaría a que Xefil se alejara de él e intentaría lanzarlo bajo los pies del gitano antes de que Nadhia usara sus flechas no fuera a ser que el Sanctus las destrozara.
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Notapor Soul Artist » Vie Ene 24, 2014 8:18 pm

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Las respuestas de los programas sólo provocaron la risa de Andrei. No se tomaba en absoluto en serio la amenaza que creían ellos ser: para él no eran más que hormigas en un zapato que podía quitarse con sólo sacudirse. Podrían haberle apoyado, pero en su lugar sólo entorpecían ligeramente su obra.

Ya veo que no os enteráis. No juego a ser dios; sólo he dado un paso más allá.

Felix levantó la mano hacia el cielo e intentó llamar a la luna, probablemente para intentar aplastar al gitano con ella. Pero aunque intentar atraerla fue inútil, el haber intentado interaccionar con ella no lo fue tanto: su intenso color blanco cambió a rojo durante un instante, un parpadeo. Y cuando lo hizo, algo en los corazones de los cuatro reaccionó.

El corazón de Eileen había dado vida a todos aquellos programas en el pasado, aunque fuera parcialmente. Incluso Andrei había tenido que copiar el código base que Eileen había creado. Y por tanto, el destino de todos aquellos corazones estaba impregnado en ellos, así como sus deseos.

Eran propiedad de Andrei, sí; pero ellos no querían serlo.

Os doy todo el tiempo del mundo, hijo mío.

El dios invocó un nuevo corazón para que se transformara en una espada viviente, la cual se lanzó por sí sola contra Felix por intentar provocarle con el tiempo que le había pedido. El chico esquivó el ataque gracias a Gravitón y se lanzó contra el muro creado por Andrei, destruyéndolo con un corte a su alrededor. El enemigo intentó capturar al chico reuniendo los cuatro corazones en él y transformándolos en cuchillas, pero el muchacho salió volando hacia el cielo gracias a un Púlsar que impactó en el suelo y al viento invocado por Fátima.

La misma chica que acababa de salvar a su amigo invocó unas intensas llamas que chocaron contra la barrera mágica de Andrei, debilitándola gradualmente con el intenso calor que, aparentemente, ni notaba. Despreocupado por las acciones de la chica recuperó los corazones que acababa de transformar en cuchillas y los lanzó todos contra Fátima. Los corazones se convirtieron en una ola helada que apagó irremediablemente el fuego, lanzándose contra la chica para derribarla.

Pero Nadhia y Joker acudieron raudos en su ayuda. Tras lanzar una Flecha celestial y un Sanctus contra la barrera de Andrei e interrumpir así la ola, la chica se lanzó contra Fátima y la empujó para recibir ella la embestida. Nadhia rodó hasta el borde de la plataforma, quedándose a escasos centímetros de caer en la nada, mientras notaba cómo las gotas de agua que quedaban en ella se congelaban y el frío la invadía.

Los corazones volvieron a Andrei, el cual los tomó entre los dedos de ambas manos mientras sonreía, confiado en sí mismo.

¿Vais a llorar? ¿Queréis unos pañuelos? —Andrei negó con la cabeza mientras se burlaba de ellos con un gesto de pena. Envió un corazón a cada uno de ellos y dejó que los tomaran, transformándolos en los susodichos pañuelos—. Desahogaos. Os lo recomienda papá.

Aquello era asqueroso. No sólo porque se estuviese burlando de ellos, sino porque cuando tomaron contacto con los pañuelos percibieron la vida de aquellos corazones. Tenían recuerdos, personalidad, un pasado que les distinguían de los demás. Y Andrei no tenía ni el más mínimo respeto por ellos, transformándolos en lo que él quisiera para su propio gusto, con tan sólo un par de cambios en sus códigos.

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Felix
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Joker
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Andrei Dios
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Joker pasa a saber cuánto queda de la barrera, al igual que Felix; si se esperaban más efectos con Libra, lo siento, pero para eso ya estaba Felix xD


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Re: [Epílogo] The Beginning

Notapor Suzume Mizuno » Dom Ene 26, 2014 5:38 pm

Fátima supo que no iba a poder escapar en el mismo momento en que vio que las cuchillas que volaban en su dirección se metamorfosearon en una ola de frío que neutralizó su columna de fuego. La ráfaga se abalanzó sobre ella tan rápido que ni siquiera pudo coger impulso para saltar a un lado y se preparó inconscientemente para el golpe.

Entonces recibió un violento empujón que la dejó sin aliento y rodó un par de metros por el suelo antes de poder frenar con un brazo e incoporarse de un salto. Se quedó de piedra al ver que Nadhia había sido empujada hasta prácticamente el borde de la plataforma y estaba cubierta por una capa de lo que parecía ser escarcha… O hielo.

«¿Ha… ha recibido el golpe por mí?»

Pensó en las palabras que le había dirigido la chica antes de que se lanzaran al ataque contra Andrei:

¿Sabes? Ya no eres tan perrito faldero como imaginaba Gracias por el puñetazo. Y por intentar protegerme.

Tonta…

Hizo un gesto con un dedo y creó un pequeño muro de tierra apartó a Nadhia del borde y la incorporó suavemente, ayudándola a mantenerse en pie. Entonces invocó un aire muy cálido que rodeó a la muchacha; esperó poder derretir así el hielo que la recubría y que le secara las ropas rápidamente. Se maravilló por la cantidad de elementos que podía invocar en comparación con los días anteriores. El corazón de Eileen era increíble.

Sonrió ligeramente a Nadhia y asintió en su dirección, agradeciéndole que la hubiera salvado. Se podía decir que habían quedado en paz. Pero no por ello dejaría de intentar protegerla, a ella y a todos sus compañeros.

¿Vais a llorar? ¿Queréis unos pañuelos? —Fátima volvió bruscamente la atención hacia su enemigo y pegó un respingo cuando los corazones se dirigieron hacia ellos… Y se transformaron en pañuelos.—. Desahogaos. Os lo recomienda papá.

Fátima extendió la mano para expulsar con una ráfaga de aire aquel corazón, que se encontraba bajo el control de Andrei. Pero entonces lo sintió.

Los sentimientos la atravesaron como un cortocircuito, acompañados de una riada de imágenes, voces y sensaciones tan violentas y fugaces que no fue capaz de comprenderlas todas. Se apartó de un salto y el pañuelo cayó, pero aquel contacto instantáneo había sido suficiente para que se diera cuenta cuenta de que eso… Eso era… era un persona.

Temblando, se llevó una mano a la boca para contener las arcadas. Los ojos le comenzaron a escocer por las lágrimas mientras la furia y el horror ascendían por su garganta y le abrían un vacío en el pecho.

Había percibido que ese corazón era el de una persona que atesoraba en su interior sus propias vivencias, sus recuerdos, sus miedos y deseos. Ese corazón contenía una vida, subordinada al poder de Andrei, incapaz de resistirse a él. Miró al cielo sintiendo que se mareaba y clavó los ojos en la luna. En Kingdom Hearts. En aquellos innumerables, infinitos corazones.

Todos eran manipulados, convertidos en cualquier objeto al antojo de Andrei. Incluso en pañuelos. No había ningún respeto por su existencia. Ninguno.

Lanzó un gemido ahogado y miró a su padre con rabia.

¡¡Eres un monstruo!! —gritó, tan fuerte que se le quebró la voz—. ¡No te importa a quién puedas hacer daño, con tal de conseguir lo que quieres!¡Atacas a los que no pueden defenderse, te aprovechas de que eres más fuerte para imponerte a los débiles!

Extendió los brazos a los lados e invocó toda el agua que fue capaz: corrió a toda velocidad en torno a la barrera que rodeaba a Andrei, conformando una circunferencia.

«¡No haces más que protegerte bajo la excusa de crear un mundo mejor, pero por el camino no te importa hacer lo mismo que hacen todos los poderosos a la gente inocente!¡Eres igual que todas las personas que odias!» pensó, furiosa.

Pero, en el último segundo, se mordió la lengua. Conocía a Andrei lo suficiente para saber que aquellas palabras lo enfurecerían lo suficiente como para que se pusiera a luchar seriamente contra ellos, cuando ahora seguía considerando, evidentemente, que todo era un juego. Y podía ser que con sus palabras ya hubiera tocado una fibra sensible. O quizá no. No tenía ni idea. Pero si todos sus compañeros estallaban, puede ser que tuvieran que prepararse para lo peor.

Al apretar los puños, ocho grandes estacas de hielo, reforzadas en su interior por tierra comprimida, arremolinaron toda el agua que había desplegado en torno a la barrera y se clavaron contra el escudo en un rabioso intento por perforarlo.

Cuando Andrei contraatacara, se rodearía de aire a sí misma para moverse lo más rápido posible y esquivar su acometida. Y si el objetivo era alguien cercano a ella, o estaba a su alcance salvarlo, trataría por todos los medios de arrastrarlo consigo y apartarlo del camino de Andrei.
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Re: [Epílogo] The Beginning

Notapor LightHelco » Dom Ene 26, 2014 7:20 pm

¡Nadhia!

Corrí hacia ella para ayudarla a que se levantara y alejara del borde la plataforma. Intente curarla con uno de los hechizos de Maya, pero aquello no parecía funcionar por alguna razón, lo cual me puso bastante nervioso, tanto Nadhia como Xefil estaban recibiendo graves daños y yo seguía manteniéndome en la retaguardia por costumbre, pero no, en este caso yo era más poderoso que ellos y me escondía detrás.

¿Vais a llorar? ¿Queréis unos pañuelos? —se volvió a escuchar las burlas de Andrei mientras nos llegaba a cada uno un corazón que no tardó demasiado en transformarse en un pañuelo blanco —. Desahogaos. Os lo recomienda papá.

Tomé el pañuelo enfurecido, pero no por la burla de aquel creído, si no porque al tocar aquel corazón pude sentir los recuerdos y las emociones de un habitante de Villa Crepúsculo en él. Esos corazones eran personas con sus propias vidas y sentimientos y aquel imbécil los estaba usando como si de meros objetos se tratasen. La sangre me hervía y me pedía a gritos la sangre de Avatar, sentía volverme loco porque en aquel momento solo pensaba en arrancarle aquella sonrisa a hostias.

Usar las vidas de las personas de esta forma no tiene perdón —encaré a Andrei sumido en la Locura y viendo como todos mis naipes se unían a la batalla —. ¡Cuando todo esto acabe, serás tú el que llore!

Protegido por las cartas, me lancé contra la barrera de Andrei. Trece de las cartas se adelantaron a mi señal para aumentar su tamaño y cubrir toda la barrera e impedir así que nuestro enemigo pudiera ver desde donde era atacado. Aprovechando aquello, salté contra el escudo de Avatar y lo golpeé con Naipe Mágico, tras aquel ataque, haría desaparecer rápidamente el arma para usar un Puñetazo Bom contra el centro de la barrera.

Tras que se pasara el efecto de Locura ordené a las cartas que me impulsaran hacia atrás para poder esquivar cualquier contraataque de Andrei, además, tendría que ir atrayendo las que estuviesen aun pegadas a la barrera para que mis compañeros pudiesen atacar sin problemas.
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Re: [Epílogo] The Beginning

Notapor EspeYuna » Dom Ene 26, 2014 7:51 pm

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Empujé a Fátima con todas mis fuerzas, recibiendo la embestida del ataque de Andrei para rodar irremediablemente unos cuantos metros. Cuando abrí los ojos, desconociendo si todavía mi cabeza permanecía en su sitio, una mueca de espanto cubrió mi rostro al comprobar que me encontraba a escasos centímetros del borde de la plataforma.

"Por qué poco."

De pronto, mi cuerpo se estremeció cuando el agua que permanecía en mis prendas se cristalizó, convirtiéndose en un frío atroz que me recorrió toda la piel. Tiritando, intenté levantarme por mi propio pie, sabiendo que era peligroso permanecer allí, pero los nervios no me respondían. Escuchaba más el propio castañeo de mis dientes que los sonidos de la batalla.

"Esto es molesto con ganas", mascullé intentando otra vez alejarme del borde hacia el vacío, pero las manos tampoco me contestaban.

¡Nadhia! —Joker se había acercado a mí, intentando por todos los medios usar algún poder curativo, pero fue en vano. Por alguna razón, ninguno hacía efecto sobre mí, y éste empezó a ponerse nervioso.

Y entonces, sentí que algo me levantaba del suelo con sumo cuidado, siendo ayudado por la fuerza de mi compañero. Un bloque de tierra me ayudó a mantener el equilibrio, haciendo de soporte. Y una brisa de aire caliente envolvió todo mi cuerpo y exhalé un placentero suspiro, aliviada por el calor que comenzaba a hacer el efecto deseado.

Una vez volví a sentir las manos y estas fueron a recoger mi arco, intercambié una mirada en la lejanía con Fátima, asintiendo al igual que ella. Envidiaba por completo sus poderes, eran... increíbles. Podía manejar cualquier elemento a su voluntad: encender una oleada de fuego a partir de la nada, jugar con el aire, elevar la tierra... cogí mi arco, decidida a demostrar que yo también había recibido poder de Eileen y que mi corazón era igual de fuerte que el de ella y el de mis compañeros.

¿Vais a llorar? ¿Queréis unos pañuelos? —fui a encarar sus palabras cuando algo se acercó a mi rostro y retrocedí un poco, alarmada. Sin embargo, el corazón que volaba muy cerca de mi rostro cambió de forma hasta convertirse en, ¿un pañuelo?—. Desahogaos. Os lo recomienda papá.

Agarré el pañuelo, pero desearía no haberlo hecho. Me entró una arcada, reprimiendo la ira.

"Son personas. Son gente con sentimientos, ¡¡y tú...!!", dejé de agarrar el pañuelo con fuerza, mirándolo con tristeza al tiempo que escuchaba los gritos de mis compañeros. Fátima exclamó lo que todos pensábamos: Andrei decía querer un mundo de igualdad, pero estaba usando miles, millones de corazones, transformándolos en contra de su voluntad, perdiendo su libertad, sus sueños...

Joker se lanzó contra Andrei, ocultando a éste bajo la gigantesca sombra de unos cuantos naipes que taparon la barrera por completo.

Lo siento mucho —susurré al pañuelo, dando un beso al mismo y liberándolo de mis dedos, dejando que volara por unos instantes en libertad—. Te prometo que os salvaremos. A todos.

"Cueste lo que cueste."

Con una flecha preparada, seguí la forma de la plataforma hacia mi izquierda, observando en mi carrera los ataques de Joker y Fátima. Sabiendo que Andrei iba a estar demasiado ocupado haciendo frente a ambos, me agaché y tensé el arco con rapidez, teniendo cuidado de estar lo bastante alejada de los ataques mágicos de mis compañeros.

La flecha, con el poder del corazón de Eileen, voló hasta la parte izquierda de la barrera, esperando acertar donde Felix había hecho los cortes con su daga. Si conseguíamos hacer una grieta, seguramente la barrera tendría que ceder.

No me esperé a comprobar si la flecha había conseguido llegar a su objetivo: no podía permanecer quieta en el mismo sitio, por lo que hice el mismo recorrido, pero esta vez a mi derecha, cruzándome entonces con Felix y sonriéndole con desafío: estaba dispuesta a ayudar en todo lo que pudiera, sabiendo que a distancia podía ser peligrosa para el enemigo. Y si era lo suficientemente rápida, aún más.

Cogí en mi carrera dos flechas más y me deslicé con ambas rodillas al suelo, apuntando contra la parte derecha de la barrera y tensando la cuerda con todas mis fuerzas. Como antes, procuraría acertar donde Felix había realizado sus cortes con la daga que portaba.

Una vez hecho, me alejaría y estaría lista para saltar hacia uno u otro lado si tenía que esquivar algún ataque de Saavedra.

"Ojalá pudiera hacer más", me repetí, pero estaba claro que si mis flechas alcanzaron la primera vez la barrera, tenía oportunidades para ayudar a mis compañeros.

Y me había vuelto fuerte, muy fuerte.
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Notapor Zee » Dom Ene 26, 2014 8:49 pm

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No pude evitar sorprenderme cuando salí disparado con más fuerzas de las que había previsto tras haber usado el Púlsar para rebotar. Una poderosa ráfaga de viento me levantó en el aire con tanto empuje que di varias vueltas en las alturas antes de poder equilibrarme. No estaba acostumbrado a volar, en absoluto; tenía que pensar en muchas cosas al mismo tiempo: equilibrio, centro de gravedad, desenvolvimiento tridimensional... Pero me agradaba. Deseé tener más tiempo para practicarlo y, curiosamente, aquella se convirtió en una razón más para intentar derrocar a Saavedra.

Me quedé por un momento flotando en lo más alto, admirando los poderes de mis compañeros. Los de Fátima por ejemplo, que habían terminado por salvarme el pellejo. La manera en la que usaba los elementos a su alrededor nunca dejaba de impresionarme. Y la puntería de Nadhia, ¿siempre había sido tan buena? Era impresionante como la chica no fallaba ni un solo tiro, todas sus flechas acertando en el sitio preciso donde había querido clavarlas. Pensar en aquello me sacó una sonrisa de orgullo.

¿Pero iba a ser suficiente...? A la barrera no le habíamos arrebatado ni un tercio de su fuerza, mientras Saavedra, en cambio, lograría despedazarnos en otros cinco minutos si terminábamos por descuidarnos. E incluso así, dándolo todo, ya podía sentir a mi cuerpo quejarse después de aquel buen golpe y la terrible descarga eléctrica.

¿Vais a llorar? ¿Queréis unos pañuelos? —se burló de pronto el gitano, disparando un corazón a cada uno de nosotros. El que se dirigió dejó detrás de sí una estela casi vertical, como un cometa en miniatura. Sin saber muy bien qué hacer, dejé que el alma se posara entre mis dos manos, con las que formé una especie de cuenco. Antes de hacer contacto, el corazón se transformó en el pañuelo que nos ofrecía Andrei—. Desahogaos. Os lo recomienda papá.

Una oleada de sentimientos llegó a mí en un destello. La sensación de ver pasar una vida en solo un instante fue tan sobrecogedora que me desplomé un par de metros, sin saber muy bien cómo reaccionar a ello. Felicidad, tristeza, enfado, pérdida, victoria, amor, nostalgia, miedo, muerte... Decenas y centenas de recuerdos que no me pertenecían, tantos como para poder asimilarlos y poder comprender al menos uno. Era toda una persona, toda una vida.

Sí, aquello eran corazones en todo el sentido de la palabra. Y era repulsivo pensar que Saavedra los había usado como su trono, como sus armas, como... pañuelos, mundanos y cotidianos pañuelos. ¿Es que era incapaz de sentir todo aquello al tocarlos? ¿No tenía respeto por ellos, simplemente ignoraba aquellas sensaciones? ¿O para él no eran más que orbes flotantes que se adaptaban a sus deseos? Más asustado que nada, dejé caer el pañuelo.

Asqueroso.

Solté un pequeño grito de frustración y descendí en picada, para luego comenzar a volar alrededor de Andrei en círculos. Pronto la magia se me terminaría, así que procuraría usarla para distraerlo antes de que esto ocurriese. Yo era el que le había hecho frente más veces, por lo que muy seguramente trataría mantenerme vigilado en cuanto bajase de nuevo. Y si lo hacía, y no apartaba la mirada de mí, el resto tendría un hueco perfecto para atacar.

Una órbita, y otra, y otra, cada vez más cercanas a Andrei. Me crucé con Nadhia varias veces, siguiendo la trayectoria de sus flechas con la mirada. Comprendí, después de observar un par de sus disparos, que pretendía acertar siempre en el mismo sitio. ¿Si concentrábamos todo el daño en un punto, tal vez la barrera sufriese más daños?

Le sonreí a la chica en cuanto su mirada se encontró con la mía. Un montón de fuerza en un solo punto, ¿no? Pensándome mejor mi estrategia, tal vez lo mejor era que la distracción siguiesen siendo Fátima y Nadhia con sus ataques a distancia. Yo estaba hecho para acercarme, puesto que no tenía ninguna magia ofensiva. Pero sí tenía dos cosas: mi daga y mi propio cuerpo.

¿Cuánto peso? ¿Unos setenta kilos? —me pregunté, volviendo a levantar vuelo hasta la parte más alta. Desde allí contemplé los golpes de Fátima y los de Joker, los de éste último siendo especialmente arriesgados: precisamente yo podría reconocer la Locura en cualquier sitio.

Y una vez terminaron, corté el flujo de magia prematuramente. Estaba justo encima de Andrei, a varios metros de distancia. Si un cuerpo en caída libre aumenta su aceleración cada segundo y por consiguiente la fuerza del impacto producido...

Dios me ayude. ¡Anti-Gravedad!

Y tras pronunciar mentalmente el hechizo que me haría caer a más velocidad, tensé mi cuerpo e intenté convertirme en una bala humana, cayendo con todo mi peso sobre la barrera. ¿Sería el impacto mucho más potente si lo concentraba en un sólo punto? Me acomodé hasta quedar recto como una tabla, envolviendo la empuñadura de mi daga con una mano y cubriendo esta a su vez con la otra, intentando darle suficiente soporte a mis postura. De tal manera que caí con la daga en el pecho y apuntando al frente, procurando apartar el rostro.

¿Iba a romperme los nudillos? Quién sabía, probablemente. O a lo mejor la nariz, si tenía mejor suerte. Pero de una cosa estaba seguro... me había convertido en un meteorito, un maldito cometa, una jodida estrella fugaz.

El sueño de todo niño... o al menos en mi caso.
—You're like that coffee machine: from bean to cup, you fuck up—

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