[Evento Global] Ruta del Recuerdo Perdido - La ciudadela

Ruta de Hana, Neru, Adam, Saeko, Nadhia, Aru y Kairi.

Nunca olvidarás que tomaste parte en alguno de estos jolgorios. Kazuki tampoco.

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro, Sombra

Re: [Evento Global] Ruta del Recuerdo Perdido - La ciudadela

Notapor Nell » Dom Sep 06, 2015 11:57 pm

Como esperaba, la mujer tenía sus reticencias:

No. ¿Qué crees que hará si despierta y nos ve peleando contra su viejo amigo? Suficiente confusión hay. Pero es cierto que no… Puedo dejarle morir sin más.

Hana tuvo que admitir que tenía razón. Al fin y al cabo, por mucho que intentara convencerle en aquella situación tan crítica que Gabriel era su enemigo, ¿por qué iba a creerla? No había pasado ni un día desde que se habían conocido. No era nadie para él, en comparación con un viejo y maltratado amigo.

Por otro lado, el Guía le dio una serie de indicaciones:

—No le conozco como tal, ha… cambiado. No puedo mirar en su interior; no sé si se ha preparado de alguna forma contra mí, pero soy incapaz. Es difícil de entender, no es… Lo que está claro es que es débil contra la Luz y, aunque no lo aparente, está cansado. Tiene prisa, aunque no se dejará llevar por esta. A menos que Assur entre a luchar contra él, estáis muertos. Usad la Llave Espada. Expulsadle de aquí. Matadlo. Es la única forma.

»Eso o convenced a Nithael para que luche contra él, pero Catrina tiene razón: no atenderá a razones. Para él, Gabriel no ha hecho nada malo. No recuerda nada de antes de la herida. Sólo verá que, de nuevo, están haciendo daño a su amigo.

«Quizá sí te crea a ti», estuvo a punto de decir. No obstante, Nithael no tenía por qué conocer al Guía. De hecho, era bastante raro que Neizan hubiese conocido su existencia, aunque Hana no había caído en eso hasta entonces.

—El niño era Gabriel de pequeño. Traté de usarle para despertar a Nithael, pero, sí, puede que llegue a funcionar… ¡No se te da mal, esto de pensar! Y puedo ponerme a trabajar en la barrera, pero tardaré un rato. Yo que tú no me concentraría ahora en otra cosa más que alejar a esos dos el uno del otro. O sacáis a Nithael o a Gabriel (preferiblemente a este último, si no os importa. Como siga cerca de la Llave Espada va a darme un ataque de histeria). Nithael está débil pero estable. Prefiero que siga así a que se convierta en un peligro para todos.

En contra de la petición del Guía, Hana creía que lo más fácil sería sacar a Nithael, en todo caso. Por muy cerca que estuviera Gabriel de la Llave, no podía sacarla sin el ángel y este sería mucho más fácil de alejar, herido como estaba, que el temible traidor.

El Guía aún tuvo tiempo para entretenerse con su última pregunta.

Parece que voy a volverme bastante repugnante en el futuro, ¿eh? Papá… Zephyr se dio cuenta de que el Castillo podría volverse peligroso si no instauraba una especie de Director para todas las memorias se iban acumulando en su interior. El Castillo no tenía entidad, sólo la orden de «defender». Sería una locura, casi nadie podría sobrevivir. Así que me creó como receptor para controlar los movimientos agresivos del Castillo y para probar a cualquiera que quisiera entrar, porque dijo que habría gente indigna. Ahora es evidente que tenía razón.

Asintió. No había nada más que decir, no tenían que entretenerse con aquellas tonterías. Les esperaba una cruda lucha si querían sobrevivir. El único consuelo en sus palabras es que si el Guía solo servía para juzgar a quienes penetraban en el castillo, probablemente los aprendices del presente no estaban teniendo muchos problemas. Puede que fueran demasiado… ingenuos y heroicos para Hana, pero sus sentimientos por Tierra de Partida eran firmes. Excepto el de esas personas que no paraban de cambiarse de bando.

Céntrate en la barrera y déjanos el resto. Solo apoya a Saeko con el pequeño Gabriel, si puedes.

La batalla contra Gabriel se desarrolló con una extrema velocidad. Por muy cansado que estuviera, el Guía tenía razón: era demasiado fuerte para ellos. Consiguió repeler los ataques de Lyn, Neizan y Saeko, e incluso contratacarles con las mismas agujas de oscuridad que ya había demostrado saber usar. Cuando los tuvo a raya, se volvió hacia Catrina, y si no hubiese sido porque sospechaba de la magia que le había aplicado Gengar, habría atacado. En su lugar, invocó un sincorazón.

Era la primera vez que Hana veía uno de ese tipo, pero no necesitó la advertencia para saber que era peligroso.

—¡Cuidado! ¡Te atacará con la cola y la espada y puede teletransportarse! ¡Arrancadle la espada y atacadle desde el aire! ¡[/color]Y, sobre todo, no dejéis que os dé con una onda o neutralizará vuestra magia!

El Invisible intentó atacarla directamente. Si no hubiese sido por el espejo del Guía y Catrina, probablemente le hubiese golpeado. En cambio, pudo evitarlo.

¡Sirenita, necesito que me ganes tiempo! ¡Tengo que curararles y preparar un hechizo contra el Invisible!

¡Dalo por hecho!

Espera… ¿cómo sabía que era una sirena?

—¡Corre, antes de que se teletransporte! ¡Yo sigo con la barrera!

La mujer se retiró para preparar su magia, aunque el Invisible seguía teniendo su punto de mira en ella. El Guía, por otro lado, alzó varios espejos para apoyarla durante la lucha. Había llegado el momento de la acción.

Hana se movió entre los espejos, para situarse en un campo de visión diferente al de Catrina. De ese modo, podría ver más fácilmente a cuál atacaría. Sin embargo, no se demoró mucho en su movimiento para que este no se ubicara dentro de su nuevo laberinto y fuera a por la mujer. En primer lugar, hizo caso del consejo del Guía y proyectó un Magneto desde su refugio. No esperaba atraer al sincorazón… pero sí a su espada.

En cuanto surtiera efecto, esquivaría la espada y se olvidaría de ella. Esperaba solo con eso captar la atención del Invisible. Se figuró, además, de que quizá atacaría a continuación con una de esas ondas de las que había hablado y se preparó para esconderse detrás de los espejos. No servirían como barrera, pero no sabría tras cuál estaba, salvo que los fuera destruyendo.

Y a continuación, llevaría a cabo su estrategia. Si el sincorazón no se había teletransportado aún, le atacaría con un Aqua, con cuidado de situarse junto a uno de los espejos. Durante esos segundos, se impulsaría sobre la superficie del espejo para saltar encima de la ola y avanzar sobre ella con su magia Corpóreo. Cuando impactara sobre el sincorazón y se deshiciera bajo sus pies, caería sobre él, desde el aire, con la Llave Espada.

En caso de que se moviera, Hana esperaría a que reapareciera y le pediría al Guía que volviera a colocar espejos a su alrededor, para volver a poner en marcha el plan.


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▪ Aqua (HM) [Nivel 3] [Requiere Poder Mágico: 4]. Pequeña ola de agua fría con poca fuerza.

▪ Corpóreo (HM) [Nivel 5, Afinidad a Agua; Elasticidad: 6]. Otorga la capacidad de hacer corpórea el agua frente al cuerpo del usuario (y únicamente en éste). Tiene múltiples usos, entre los más comunes sería caminar sobre el agua sin hundirse en ella, usarla como apoyo, etcétera.

▪ Magneto (HM) [Nivel 6] [Requiere Poder Mágico: 8]. El usuario es capaz de atraer a enemigos de poco peso mediante una fuerza magnética.
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Ronda 21

Notapor Suzume Mizuno » Jue Sep 10, 2015 11:46 pm

Hana y Saeko




Maestra… —Lyn movió ligeramente las orejas, señal de que estaba escuchando—. Voy a lanzarme. Saldré herida, pero es lo de menos. Intente agarrarlo y lanzarlo a la entrada, hay que alejarlo de la barrera.

La Maestra se mordió el labio inferior, pero no protestó.

En el momento en que Saeko echó a correr, el lobo surgió del círculo y se abalanzó sobre ella. El ataque fue fulminante y habría sido definitivo si la joven no hubiera ejercido un Doble Salto para arrojarse sobre la barrera. Escuchó sin problemas el chasquido de los colmillos al cerrarse a escasos milímetros de su pierna.

¡No eres el único que sabe usar la Oscuridad!

Gabriel ni se molestó en mirarla. Alzó una mano para detener el Tajo Oscuro y… Lo absorbió. Casi al instante, el lobo saltó sobre Saeko y le hincó los dientes en un costado. Era tan grande que la mitad de su torso cabía en las mandíbulas de la criatura y sacudió a la pobre de un lado para otro hasta que casi pareció que la partiría en dos.

A pesar de ello, fue suficiente para que Gabriel perdiera la concentración… Durante un par de instantes. Fue todo lo que necesitaron Neizan y Lyn. La primera rugió, saltó por encima del círculo de oscuridad que tendió unas espinas negras que podrían haberla atravesado y obligó a Gabriel a usar su Llave Espada. Neizan, protegido por el Tenue, se propulsó con el glider y aferró a Gabriel por la espalda. Una de las espinas se convirtió en tentáculo y trató de aferrar a Neizan por una pierna, pero el joven fue mucho más rápido y, además, era invisible. Pegó un violento acelerón y arrastró a Gabriel consigo.

Lyn, entre tanto, cargó contra el lobo y consiguió liberar a Saeko, a la que ayudó a incorporarse después de llevarse un mordisco en un muslo y lograr que el lobo saltara un par de metros hacia atrás. La aprendiz escuchó cómo Neizan soltaba un alarido de dolor y vio que Gabriel había creado una especie de aguijón entorno a su mano y acuchillaba a diestro y siniestro, buscando al Oso.

El glider se estrelló y Neizan reapareció, con una herida en un costado, y los dos rodaron por el suelo. Al menos habían conseguido alejar a Gabriel de la barrera: estaba a mitad de camino de la salida. Esta, de pronto, comenzó a derretirse por el centro. Si Saeko se volvía, vería al pequeño Guía trabajando con las manos, fundiendo las barras de oscuridad. El hueco todavía no era lo suficiente grande como para que la joven pasara, pero lo sería pronto.

Gabriel se incorporó, se tambaleó y se incorporó. Buscó a su alrededor, como midiendo a sus enemigos.

Hana, entre tanto, ejercía un Magneto que le arrebató la espada al Invisible, que se deslizó por el suelo unos cuantos metros. Aprovechando el juego de imágenes que le otorgaban los espejos, Hana pudo jugar con el desconcierto del Invisible —que, de pronto, veía a dos personas avanzando hacia él— y cabalgar sobre una ola que arrolló a la criatura. El golpe de la Llave Espada acertó en plena cabeza y dobló el cuello del Sincorazón que, sin embargo, aprovechó para atrapar a la joven por un tobillo con su cola y la estampó en el suelo, quebrando uno de los espejos por el camino.

En ese momento, Catrina susurró un conjuro y los cuatro se vieron envueltos en un aura verdosa que les hizo sentirse no solo mucho menos cansados, sino que les cerró parte de las heridas y… ¡Recargó su magia!

Catrina guiñó un ojo a Hana desde su rincón, donde se la veía con muy mal aspecto —curar a cuatro personas de golpe debía ser agotador—, y se escondió un poco más para poder concentrarse en su siguiente conjuro.

En ese momento fue cuando Gabriel y Neizan rodaron por el suelo. Hana vería la sangre, a Gabriel incorporándose… Y la barrera abriéndose lentamente en la distancia.

Los portones se abrieron de golpe y Assur, envuelto en un aura oscura, entró en la estancia. El Sincorazón se volvió de inmediato hacia él. Assur cortó una de sus piernas con su Llave Espada, apuntó a Gabriel con un dedo y musitó:

Espada Divina.

Gabriel abrió muchísimo los ojos e intentó arrojarse a un lado, pero no tuvo tiempo. En el techo se abrió un boquete de energía plateada y un rugido sacudió la estancia antes de que una espada blanca y dolorosamente deslumbrante fuera arrojada con tanta potencia que Hana y Saeko estuvieron a punto de caer al suelo cuando se hincó en el suelo y fragmentó el piso.

Gabriel no pudo gritar. La espada lo empaló por la espalda y, durante un instante, el cuerpo del joven se tornó de un blanco espeluznante. Después, la espada desapareció y Gabriel se derrumbó, inconsciente o muerto.

Assur gimió, se llevó una mano al pecho y cayó sobre las rodillas. Aquel ataque había consumido todas sus fuerzas. Por desgracia, el lobo y el Invisible no desaparecieron, aunque sí lo hizo la barrera.

Nithael, que parecía haberse espabilado un poco, resopló y comenzó a moverse. Lo mismo, para sorpresa de todos, pasó con Gabriel. No había sangre, pero cualquier persona normal y corriente habría acabado achicharrada por un hechizo de ese nivel. Aun así, era el momento.

El Guía exclamó:

¡Sacadlo de aquí! ¡Sacadlo AHORA! ¡Antes de que Nithael le vea! ¡Rápido! ¡Y MATADLO!

Sí, eso era muy fácil de decir para el Guía, pero Hana tenía encima al Invisible, ni Catrina ni Assur parecían con fuerzas para echarles una mano y Neizan y Lyn estaban heridos. Por no hablar del lobo, que continuaba clavando sus ojos en Lyn y Saeko, pero que ahora parecía algo más desconcertado al no tener a su amo dándole órdenes.

Así pues…

¿Qué harían las aprendices?

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-CHAN CHAN. Estáis en un crítico clave de la pelea. Neizan y Lyn obedecerán vuestras órdenes, elijáis lo que elijáis —a menos que sea un suicidio—. Assur y Catrina no podrán hacer nada en este turno. Dependiendo de lo que decidáis acortaréis una barbaridad, la terminaréis o la alargaréis.

-Nithael se va a despertar en el siguiente turno. Cuidado con lo que escojáis hacer.

-Gabriel ahora mismo NO puede hacer nada contra vosotras, pero lo hará cuando se despierte, así que pensad con cuidado todo para que no haya agujeros en vuestras acciones.

-Es posible esquivar al lobo y al Invisible, pero por poco tiempo. Ahora mismo les atraen más los corazones fuertes y hay varios reunidos.

-Si Hana decide enfrentarse al Invisible, el Guía volverá a levantar sus espejos.

¡Eso es todo! ¡Para cualquier pregunta, sabéis dónde estoy!

Suerte~



****
Adam




La pata del Escorpión se hundió en un brazo de Adam, a la vez que Myriam acababa, gritando de furia, la la superficie de la panza de la Araña. Adam perdió la consciencia durante unos instantes, pero cuando el Escorpión lo sacudió y lo arrojó contra una pared, se espabiló.

Myriam estaba en graves problemas y él también. Debía actuar rápido. La Llave Espada no le permitiría cortar la tela de araña que atrapaba a la Caballero.

¿Qué hacer? Podía echarle un cable arrojándole algo cortante para que se librara sola y continuar él hacia el cristal. También podía ir a ayudar a su compañera.

En cualquier caso, mejor que se diera prisa. Esta vez el Escorpión que se cernía sobre él no fallaría.



****
Nadhia y Kairi





Sé que no lo merezco, ¡pero confía en mi palabra una vez más!

Cornelia observó un instante a Nadhia antes de sonreír de medio lado y asentir con la cabeza.

Es un buen plan.

Subió a su propio glider, esperó a que Nadhia estuviera preparada y las dos salieron disparadas hacia el Alfa. Nadhia calculó bien: era difícil pillar desprevenido a Hjalmar, que tenía muy buenos reflejos y aferró la cadena de la muchacha antes de que esta se enredara entorno a su cuerpo. A una señal de la aprendiz, la líder de Tierra de Partida y ella se separaron.

Cornelia empezó a disparar bolas de luz, intentando atraer la atención de Hjalmar. Nadhia se colocó a la espalda de Hjalmar y disparó una flecha… envenenada. El Maestro, ocupado en enfrentarse a los ataques de su rival, no vio la flecha hasta el último instante. Le rozó un costado y le abrió la carne, si bien no llegó a clavarse. Cornelia y Kairi no le dieron descanso, arremetiendo con hechizos básicos pero certeros, hasta el punto de que Hjalmar ordenó al Alfa que diera un manotazo. El Sincorazón arrasó con los tejados de su alrededor y obligó a retroceder a Kairi. Neru, que se había quedado en blanco por no saber qué hacer, fue alcanzado de lleno y cayó inconsciente entre los escombros.

¡Hjalmar!—gritó Cornelia, cargando directamente contra el Maestro.

Abriendo un hueco para Nadhia.

El Alfa se irguió y su pecho comenzó a abrirse. Cornelia iba a ser pasto de la oscuridad, pero continuó adelante para concederle a Nadhia los instantes que necesitaba.

La flecha voló, certera, silbó al cruzar el aire y dejó un pequeño arco de gotas de veneno.

Y se hundió en la espalda de Hjalmar. El Maestro se arqueó y sofocó un grito de dolor. El Alfa se tambaleó. Cornelia pegó un acelerón, deshizo el glider, y saltó contra el agujero con un aullido.

Nadhia se precipitó contra Hjalmar y se lo llevó consigo. Los dos cayeron en un tejado destrozado y rodaron sobre él, heridos y jadeantes. Nadhia perdió la tercera flecha, pero pudo ver el asta partida de la que le había clavado a Hjalmar entre los omóplatos.

Hjal...marTe contaré el futuro que le depara a Tierra de Partida. Nada cambiará. Yo pertenezco... al clan de los Unicornios de los próximos mil años.Y te puedo asegurar... que los clanes siguen vivos. Tus esfuerzos serán en vano... detén esta locura.

Hjalmar se incorporó, dobló un brazo, cerró la mano entorno a la flecha y se la arrancó con un pequeño gemido de dolor. Luego la lanzó contra Nadhia. Le dedicó una mirada triste, aunque esbozaba una sonrisa débil.

Mientes. Un Unicornio nunca usaría veneno contra sus enemigos.—Le dio la espalda—. Y si es cierto que vienes del futuro, entonces lo he logrado: los Unicornios han perdido su poder y han recurrido al veneno.—Soltó una carcajada desgarradora.

Parecía que fuera a romper a llorar.

Hubo un estallido de oscuridad que tumbó a Nadhia y a Kairi. Cornelia cayó al suelo, con la armadura humeante y cubierta de sangre, pero viva. El Alfa tenía una brecha en el pecho. Hjalmar maldijo e invocó su glider para volar hacia él. De pronto giró, con los ojos muy abiertos, y levantó un escudo…

Que se quebró en mil pedazos cuando Anisa impactó su glider contra él. Atropelló a Hjalmar y lo lanzó al suelo, varios pisos más abajo.

La Maestra de los Zorros se apartó un mechón de pelo sudado de la frente y rechinó los dientes.

¡¡Pagarás por esto!!

Anisa alzó una mano y, de pronto, tanto Nadhia como Kairi se sintieron mejor, como si algo las envolviera en un abrazo protector… Y la energía fluyó por sus cuerpos. De pronto tenían a su disposición bastante más magia que antes.

¡Debemos destruir al Alfa, Anisa!—gritó Cornelia, que se incorporaba y volvía a montar sobre su Unicornio—. ¡Entre las dos deberíamos poder conseguirlo!

Anisa miró al Sincorazón, que giraba con lentitud hacia ellas. Luego echó un vistazo en derredor y señaló a Nadhia y Kairi con un dedo.

¡¡A los cristales de la muralla!! ¡Si Cornelia no ha podido destruirlo sola, significa que necesitamos mucha más potencia! ¡Usad uno! ¡Rápido!

Hjalmar lanzó un grito de protesta, pero Cornelia y Anisa se abalanzaron sobre él y no tuvo otro remedio que retroceder. Aun así, invocó a dos Sincorazón, Invisibles, que clavaron sus doradas miradas en las aprendizas.

El Alfa, entre tanto, trató de atrapar, sin éxito, a Kairi con una mano.

Las tornas habían girado. Ahora, ¿sabrían aprovechar la oportunidad?

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¡Resumen!

-Como Anisa ha señalado, se necesita un ataque de mucha potencia para matar al Alfa. Cornelia le ha hecho daño, pero si queréis mantener esta táctica tendréis que gastar muchas rondas.

-Usar un cristal de la muralla es la mejor opción. Claro que hay unas cuantas cosas que hay que aclarar:

1) Anisa y Cornelia están ocupadas con Hjalmar —lo cual no descarta que este pueda librarse de ellas y regresar con el Alfa, así que tampoco os creáis que tenéis todo el tiempo del mundo—, por lo que ahora mismo no os servirán de ayuda.
2) No hay Sincorazón porque todos están ocupados entorno al Alcázar, pero los Invisibles perseguirán a quien decida ir a la muralla.
3) Aunque tengáis preparado el cristal en poco tiempo (sólo tenéis que manipular sus aros y apuntar con uno de los extremos) tendréis que sincronizaros y provocar al Alfa para que abra su compartimento en el pecho.
4) Lo ideal sería que os dividierais, pero entonces una persona tendrá que enfrentarse a los dos Insivibles —a menos que decidáis entretenerlos, claro, pero entonces no podréis enfrentaros con tranquilidad al Alfa—.
5) Podéis usar a Diana como gustéis, tanto si decidís enviarla sola a por el cristal —aunque no sé si recomendarlo, ya que es muy útil en el combate si la usáis— como utilizarla contra el Alfa o los Invisibles.
6) También podéis escoger cualquier otro tipo de organización. La cosa es aprovechar el tiempo y no desperdiciar rondas.

Suerte~



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Hana
VIT: 40/40 [+2 Anillo Coraza]
PH: 15/32
+Ultrapoción

Saeko
VIT: 39/40
PH: 20/26
+ 2 éteres

Gengar
VIT: 54/58
PH: 8/20

Adam
VIT: 19/60
PH: 6/16
+Poción

Kairi
VIT: 15/22 [+Escudo +Coraza]
PH: 20/20
+ 1 Éter

Nadhia
VIT: 34/50 [+Escudo + Coraza]
PH: 20/38


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Kairi I (Justificada)
Darkness Seeker III-Abandono-Expulsado.
Astro I.


Fecha límite:jueves 17 de septiembre a las 23:59
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¡Gracias por las firmas, Sally!


Awards~

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Suzume Mizuno
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Re: [Evento Global] Ruta del Recuerdo Perdido - La ciudadela

Notapor Kairi » Mié Sep 16, 2015 11:58 pm

- ¡¡Pagarás por esto!!

Otra mujer apareció en escena rompiéndole el escudo a Hjalmar. Se podría decir que pertenecía a uno de los Clanes. Al notar su presencia, Kairi sintió cómo una poderosa energía invadía su cuerpo, una sensación muy agradable. Ahora sentía que tenía más poder.

- ¡¡A los cristales de la muralla!! ¡Si Cornelia no ha podido destruirlo sola, significa que necesitamos mucha más potencia! ¡Usad uno! ¡Rápido! - exclamó señalando a las dos Aprendizas.

Mientras tanto, Cornelia y la recién llegada se lanzaron contra Hjalmar, pero este invocó a dos Invisibles que fijaron sus objetivos en Nadhia y Kairi.

Equivando a tiempo un agarrón por parte del Alfa, la pelirrosa sabía que su única esperanza residía en los cristales. Como había visto las habilidades de su compañera, propuso un plan.

- Necesito que te encargues de los Invisibles, tienes más habilidad que yo - reconoció, la verdad es que se sentía algo verde en temas de hechizos - . Yo iré hacia uno de los cristales de la muralla. Espero que funcione - después buscó a Diana con la mirada - ¡Diana! ¿Crees que podrías encargarte del Alfa un rato más? ¡Tenemos que conseguir abrir de nuevo su pecho!

Esperó la respuesta de Diana y si Nadhia tenía algo que añadir o comentar, era libre de hacerlo. Aunque le sabía mal por su compañera dejarla con todo ese marrón.

Después de recibir alguna respuesta, Kairi le puso una mano en el hombro a Nadhia.

- Volveremos a casa de una pieza, te lo aseguro.

Dicho esto, voló con su Glider hacia el cristal de la muralla que estaba más cerca esquivando a posibles enemigos que la emboscaran. Usando una especie de aros, apuntó con un extremo hacia el pecho del Alfa y dispararía en cuanto lo viera abierto.
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Gracias Aru :D
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I love you Red ^^
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La Historia Del Hipercor By Rmedive92
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El Viernes 26 a las 20 fui al hipercor para compra un juego por el cumple de un amigo y en el msn deje un automensaje que era "En El Hipercor" , en esos momentos Habimaru cerro el chat y se creo una multiconversacion de 7 o 8 personas del foro para hablar , cada minuto aparecía mi gracioso automensaje con el icono del tio feliz , cuando llegue y comente estaban todos En El Hipercor , uno en el carrefour pero bueno , al dia siguiente en el chat la frase mítica aparecía cada poco En El Hipercor y ya esta es la historia del Hipercor que tanta gente me pregunta XD ( Se le ha parecido buena o vivió esto ponérselo como firma.


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Ronda #21 - Ruta del Recuerdo Perdido

Notapor Astro » Jue Sep 17, 2015 8:43 pm



El primer sincorazón, un Ojos Rojos, no dio mucho problema a Adam, que pudo derribarlo de un Impacto fuerte y continuar su camino. Vampiro y halcón avanzaron hacia el frente, donde les esperaban un nuevo dúo de sincorazón: un Escorpión, y una Araña.

Miryam esquivó con facilidad al primero, dejándolo para Adam mientras ella se centraba en la araña. El viajero del tiempo volvió a utilizar la misma táctica que con el Ojos Rojos, embiestiéndole con su glider y arreándole un Impacto fuerte... Pero esta vez no tuvo tanta suerte como antes. Destrozó uno de sus brazos, sí, pero otro le atrapó en pleno vuelo y le estampó contra el suelo, bajándole del glider. Adam apretó los dientes con fuerza, resistiendo como pudo el dolor tanto del golpe como del zarandeo que ahora sufría: el escorpión le sacudía cual muñeco de trapo con intenciones no muy amistosas.

¡Adam!

La guapísima prima de Aki, Miryam, acudió al rescate. Con un algún tipo de hechizo de viento, cortó el brazo del escorpión que cayó al suelo con Adam todavía atrapado en su pinza. No pudo relajarse ni un segundo: abrió la pinza de golpe y rodó por el suelo, esquivando por los pelos una pata del sincorazón que casi le atraviesa.

¡A la cabeza, córtale la cabeza!

Aunque le había ayudado, ella también tenía problemas: la Araña no había sido vencida todavía, y ahora había atrapado una pierna de Miryam con una telaraña, tirando de ella para hacer que perdiera el control de su vuelo. Por el aspecto que tenía, necesitaría ayuda para liberarse. Adam dio un paso adelante, decidido a ayudarla, pero el despiste le costó caro.

¡Mierrrda, puto escorpión!

Pero puto de verdad. Había vuelto al ataque a velocidad récord, hundiendo una de sus patas en el brazo del vampiro y lanzándolo contra una pared. Sacudió la cabeza, esforzándose por no perder la consciencia, mientras maldecía en voz alta al sincorazón. Furioso (sobre todo porque la prima guapísima estaba en peligro), aprovechó que el escorpión volvió a cernise sobre él para utilizar un Doble salto. En el aire, invocó su Llave Espada para caer sobre el cuello del escorpión clavándola con toda su fuerza. Como le habían recomendado antes, procuró separarle la cabeza del resto del cuerpo. ¡A ver si sobrevivía a eso, maldito bicho!

Lo derrotara o no (si no lo conseguía, intentaría apartarle de algún golpe como fuera), tenía que ayudar a Miryam de inmediato. Lo más urgente era liberarla de la maldita telaraña, y si ella no había podido hacerlo por si misma significaba que ni siquiera la Llave Espada serviría. El primer pensamiento de Adam fue romperla con los dientes, y allí que salió corriendo, pero paró en seco al pasar al lado de algo que le pareció mejor idea: la pata que la prima había cortado antes al escorpión, que acababa en una bonita pinza. Y, según había podido comprobar Adam en su propia carne, estaban bastante afiladas.

La cogió del suelo sin pensarlo, cual lanza improvisada, y corrió lo más rápido que pudo hasta la araña. De un salto, caería con la pinza-lanza sobre el origen de la telaraña (con cuidado de no darle a su compañera, por supuesto), esperando tanto liberar a Miryam como atravesar a la araña y destruirla de una vez. Si fallaba o no funcionaba, siempre le quedaría la opción de liarse a leches: destruir al sincorazón antes de que le hiciese nada a Miryam.

¿Estás bien? ¿Puedes seguir? —le preguntaría, bastante preocupado por ella, una vez libres los dos—. ¡Venga, tenemos que llegar hasta el cristal!

Volvería a invocar el glider y, si ella lo necesitaba, le ofrecería montar o incluso subirse a su espalda si no podía andar. Esta vez no podían tardar más: saldrían disparados hacia el cristal y, una vez llegaran, Adam dejaría que Miryam tomara el cargo (él no se atrevía a tocarlo demasiado, no fuera a romperlo sin querer), prefiriendo vigilar si se acercaban otros sincorazón. Eso sí, si ella le indicaba lo que tenía que hacer, también ayudaría a activarlo.

Si por un casual el destino era más cruel y no conseguían destruir al escorpión y/o la araña, Adam intentaría sobre todo liberar a Miryam con la pinza perdida del escorpión para que ella pudiera marcharse por su cuenta, mientras él se quedaba a contener a los sincorazón. ¡Tenían que poner en marcha el cristal de una vez, puñeta!
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Re: [Evento Global] Ruta del Recuerdo Perdido - La ciudadela

Notapor EspeYuna » Jue Sep 17, 2015 9:01 pm

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Nadhia asintió a las palabras de Kairi, viéndola marchar. La entrada de la maestra Anisa había supuesto un milagro para todos. Sintió un alivio indescriptible cuando recuperó fuerzas gracias a los hechizos de la compañera de Cornelia.

Antes de que los Invisibles tuvieran una sola oportunidad para perseguir a Kairi, lanzó dos hechizos eléctricos, débiles, pero esperaba que efectivos para hacer de rabiar a sus objetivos.

¡Hoy yo soy vuestra carnada!

Una auténtica verdad. Nadhia no era estúpida: sabía que esos dos sincorazón podían hacerle picadillo entre los dos sin apenas darle tiempo a pestañear. Pero Cornelia y Anisa debían concentrarse en el Alfa. Al menos una debía estar lista para provocar al Alfa y otra para no perder de vista a Hjalmar. Y Kairi debía llegar cuanto antes al cristal. Teniendo en cuenta que Diana estaba demasiado ocupada reteniendo al Alfa...

... sí, no le quedaba otra.

Espero seguir siendo un cebo perfecto —masculló, sonriendo desafiante a ambos sincorazón.

El corazón le iba a mil por hora. Sabía que no estaba preparada para enfrentarse a una criatura así. Aunque recordó que se había enfrentado al Alfa sin dudarlo. Y que había hecho cabrear a un escorpión gigantesco el día anterior (¿en serio? A ella le parecía que habían pasado varios meses desde aquel encuentro...)

Se quedó quieta, observando la reacción de los dos Invisibles. Si alguno de ellos no decidía cargar contra ella y se giraba en pos de dar caza a Kairi, arremetería contra él con un Perla.

Su plan estratégico era bien simple.

Llamar su atención. Centrar toda su atención en ella.

Y huir.

Parecía una idea estúpida, pero estaba segura de que si hacía cabrear a ambos y Kairi ya se había alejado lo suficiente con su Glider, Nadhia era la presa tonta y desorientada.

Nadhia entraría a esconderse, rauda y veloz, en una de las casas más cercanas (y a ser posible, más castigadas por el ataque del coloso), mirando de vez en cuando hacia atrás y rezando porque su plan no saliera mal. En cuanto entrara por uno de los cuartos se giraría, esperaría a los Invisibles, prepararía con rapidez su Llave-Espada... y lanzaría una Flecha Celestial, pero no contra ellos. Sabía que esas criaturas podían defenderse con ridícula facilidad. Lo que haría sería lanzar la flecha mágica contra el tejado, que si había suerte, se desplomaría.

No esperaría a ver los resultados. Seguiría corriendo y se escondería en uno de los cuartos cerrando la puerta al aprovechar la humareda tras lanzar la flecha mágica. Aprovecharía en aquel momento para buscar cualquier cosa que pudiera serle de utilidad en el cuartucho.

Y sólo le quedaba sacar su arco, un par de flechas y apuntar contra la entrada. Y esperarlos.

Estaba segura de que no era rival para ellos. Pero lo único que intentaba hacer era ganar tiempo para Kairi, Cornelia y las demás. Pensó en Neru y se le revolvió el estómago. No sabía que había sido de él desde aquel manotazo del Alfa que bien Kairi había podido evitar.

Con el corazón en la garganta, esperó impaciente con los ojos puestos en dirección a sus enemigos. Su flecha saldría disparada ante cualquier mínimo movimiento o ataque por parte de los Invisibles.

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Electro (HM) [Nivel 2] [Requiere Poder Mágico: 3]. Pequeño rayo que sale de la punta de los dedos del personaje, con muy pocas posibilidades de paralizar.
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Perla (HM) [Nivel 3] [Requiere Poder Mágico: 4]. Proyectil de luz lineal en forma de esfera, con probabilidad de rebotar si golpea alguna superficie sólida.

Flecha Celestial (HM) [Nivel 7] [Requiere afinidad a Luz; HM Perla; Poder Mágico: 10; Puntería: 12]. El usuario es capaz de comprimir el hechizo Perla en forma de flecha, lanzándola al enemigo usando la Llave-Espada como arco. Alcanza una mayor velocidad y distancia.
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Re: [Evento Global] Ruta del Recuerdo Perdido - La ciudadela

Notapor Nell » Jue Sep 17, 2015 11:16 pm

La estrategia funcionó y Hana pudo arrollar con la ola al Invisible y, posteriormente, golpearlo con la Llave Espada. Sin embargo, el golpe la situó muy cerca de la poderosa criatura y esta, que parecía inmutable, la agarró con su cola y la estampó contra uno de los espejos. Notó cómo se le clavaban unos cuantos cristales, pero el dolor fue breve, ya que Catrina entró en acción.

La magia curativa fue más intensa de lo que creía. No recordaba haber sentido nunca una tan potente. Se dio cuenta de que no solo volvía a estar completamente sana, sino que había recobrado algunas de sus fuerzas.

Vio el guiñó de la mujer y se lo devolvió. Fuera quien fuese, le caía bien.

Mientras tanto, el combate contra Gabriel estaba en un punto clave. Hana no le había prestado atención, atenta a su único enemigo, pero lo hizo cuando escuchó el forcejeo que tenía contra Neizan. No iba a intervenir, confiaba en que Saeko y Lyn lo hicieran por ella, a pesar de lo feo que pintaba la situación.

Sin embargo, la visión global le sirvió para descubrir la brecha que se abría lentamente en la barrera. Y la llegada de Assur.

Irrumpió en la sala, rodeado de un aura oscura que hizo temer a Hana por un momento que fuera otro traidor, y atacó a Gabriel:

Espada Divina.

La desconfianza de Hana desapareció con el descenso de la inmensa espada blanca sobre Gabriel. El Guía no estaba de broma cuando había mencionado que necesitarían a Assur para luchar. Él solo acabó con el combate.

Después de ver el estado en el que había quedado el cuerpo de Gabriel, Hana creyó con firmeza que estaba muerto. Hasta que empezó a moverse, con dificultades. Con razón, el Guía se puso frenéticamente a gritar:

¡Sacadlo de aquí! ¡Sacadlo AHORA! ¡Antes de que Nithael le vea! ¡Rápido! ¡Y MATADLO!

Hana seguía creyendo que era más fácil sacar a Nithael de la sala para quitarle a Gabriel la única vía que tenía para hacerse con la Llave. No obstante, cedió, puesto que no había momento para discutir. Además, el ángel había comenzado a despertar y tal vez se resistiera a que lo movieran.

Se volvió hacia el Invisible, que por desgracia no había desaparecido tras la caída de Gabriel. Aún no había desaparecido durante el combate, en contra de lo que le había explicado el Guía. Temiendo que aprovechara la confusión, le apuntó con rapidez y convocó un Géiser a sus pies, para lanzarle por los aires… o estamparle contra el techo, con suerte.

Sin embargo, para entonces, Hana tenía la mente ocupada. Necesitaba hacer algo, y necesitaba hacerlo cuanto antes. No podía entretenerse con el sincorazón, así que optó por pedir ayuda:

¡Neizan, encárgate de él! Y tú ―se dirigió a la voluta de humo sobre su hombro―, ¿puedes ayudarle con tus espejos? Tengo que llegar hasta Nithael.

En caso de que Neizan tomara el relevo o que pudiera zafarse del Invisible, Hana correría hacia la fracturada barrera.

Todo tuyo ―susurró, al pasar al lado de Saeko, refiriéndose al malherido Gabriel. Si por ella fuera, le habría clavado la Llave Espada allí mismo, esperando que su cuerpo desapareciera con rapidez para no hacer sufrir a Nithael.

Por el camino, se entretuvo para recoger la piedra que había robado a Gabriel y que se le había caído cuando la agarró. Se la guardaría en el bolsillo, a la espera de darle un uso. Por el momento, le bastaba con mantenerla lejos de él.

Finalmente, llegó hasta Nithael. Se detuvo, antes de agacharse a su lado, para susurrarle de nuevo a la voluta de humo:

¿Podrías elevar un espejo ancho entre nosotros y la salida? De ese modo, Nithael no verá nada.

Esperaba tapar la vista del ángel con su propio cuerpo, situándose entre él, Saeko y los demás. Y aunque había acudido con la idea de distraerle, se dio cuenta de que en realidad solo quería hablar una vez más con él, y saber que estaba bien.

Nithael ―le dijo, con voz apenas audible. Ni siquiera sabía si podía oírla―. Soy yo, Lirio ―Tuvo la suerte de acordarse del nombre ficticio―. No te esfuerces, aún estás muy débil. Estate tranquilo. Todo va a salir bien. Confía en mí.

Le tembló la mano al agarrarle del hombro para transmitirle apoyo. Era una mentira y lo sabía. No sabía cómo sería el futuro de Nithael, pero estaba condenado a sufrir la pérdida de su amigo, a sentir el dolor de la traición y los remordimientos por sus propios actos. Y era posible que Tierra de Partida no lo perdonase y tuviera que marcharse, como le pasó a Gabriel. Nada volvería a ser igual para él.

Se sentía muy mal. El futuro pintaba negro y el presente no era mejor. Tenía una ultrapoción en el bolsillo que podía sanarle y, sin embargo, debía frenarse a sí misma para usarlo. No era el momento, no mientras pudiera ser una amenaza. En cierta forma, le estaba condenando a sufrir por culpa de ese pensamiento. Odiaba aquella situación y, sobre todo, se odiaba a sí misma por ser quien la vivía. Cualquier otra persona en su lugar, cualquier otro aprendiz de Tierra de Partida de buen corazón, habría hecho ya lo correcto: aliviar al ángel. Del dolor físico y del mental, de todo. Pero ella no sabía cómo, y su deber para con su misión era más importante..

Confía en mí ―repitió, y por un breve momento se le quebró la voz―. Tierra de Partida saldrá de esta. Saldrá adelante. Van a construir un castillo precioso sobre la montaña, donde todos los aprendices convivirán en armonía. Los clanes desaparecerán y no habrá rangos, ni estatus, solo Maestros y aprendices. Todo el mundo olvidará lo que ha ocurrido esta noche, y lo que ocurrirá a lo largo de este día. Y pase lo que pase durante él, tienes que ser fuerte. Tú no tienes la culpa de nada. Gracias a ti, ese maravilloso futuro algún día se cumplirá.

Se mordió la lengua, dándose cuenta de que había hablado demasiado. Peor aún: había hablado antes de que la historia acabara. Tal vez Nithael no se creyera nada y les atacara, confundido; o quizá lo hiciera el Invisible, si Neizan no podía con él; o puede que algún aliado de Gabriel quedara con vida y acudiera para matarlos a todos. No lo sabía. Pero quería creer que sí. Alguna ventaja tenía que tener proceder de otra época, ¿no?

La suerte estaba echada.


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Géiser (HM) [Nivel 7] [Requiere Afinidad Agua]. Convoca una tromba de agua caliente que surge hacia arriba desde suelo, únicamente pudiendo llevarse a un enemigo a la vez.
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Re: [Evento Global] Ruta del Recuerdo Perdido - La ciudadela

Notapor Tsuna » Vie Sep 18, 2015 12:51 am

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Nada más dar un paso adelante la figura de oscuridad rugió y saltó sobre mí, formando la enorme silueta de un lobo. Ahogué un grito, intimidada, pero conseguí calcular bien la distancia y salté a tiempo con todas mis fuerzas. Mi objetivo era alcanzar la barrera sobre Gabriel, no podía dejar que me atrapara antes de empezar siquiera.

Sentí un leve tirón en los gemelos dado el tremendo impulso que había cogido, y recordé que no estaba muy acostumbrada a usar la habilidad. Pero me alegró ver que seguía estando al menos en forma para darle batalla al traidor. Le advertí sobre el uso de la oscuridad cuando sentí mis pies sobre la superficie de la barrera, y me impulsé en picado con mi Llavero en mano, dispuesta a herirle en el mismo hombro donde Lyn le había atacado. Lo que no me esperé en ningún momento era que… Bueno, pudiese absorber la oscuridad, y por un momento temí que toda mi estrategia se viniera a pique por eso. Además, tal y como le había dicho a la maestra Lyn estaba preparada para salir herida de la situación, pero tenía que admitir que seguía doliendo una barbaridad: ni vi venir a la criatura de oscuridad cuando se lanzó a por mí, clavando sus colmillos en mi costado.

Lo primero que me llegó a la mente fue el tremendo pinchazo de dolor que sentí, el cual me dejó inmovilizada por unos instantes y pálida como un fantasma. Grité de dolor mientras me zarandeaba como una muñeca de trapo de un lado a otro, hasta temí que me partiese en dos o me arrancase la carne de cuajo. Se me saltaron las lágrimas, apreté los dientes y tensé los músculos todo lo que pude, creyendo que si ofrecía algo de resistencia lograría aminorar el daño, o que directamente no me partiese en dos, pero no fue así. Se me revolvió el estómago, me sentí mareada y saboreé la sangre que me subía por la garganta.

La verdad es que no había experimentado aquello antes, y llegó un punto en el que pensé en las personas más importantes para mí, como Nikolai, la maestra Nanashi, y muchos más aprendices. Me pregunté qué había sido de ellos, y que muy posiblemente yo no saliera de aquella, pero tuve la fortuna de poder hacerlo. Gracias a la maestra.

Tardé unos segundos en recuperar la compostura, en coger aire y apoyarme sobre un hombro de la maestra Lyn o sobre la barrera, lo que tuviese más cerca. Tosí y tragué, sin habla. Intentaba resistir por todos los medios que el dolor del costado me superase y me obligase a derrumbarme allí mismo. Y pasados unos segundos me atreví a alzar la vista. Me encogí cuando vi al lobo delante de mí y retrocedí un paso por instinto, muerta de miedo, de volver a sufrir ese destino o uno peor, aun estando al lado de la maestra, que también parecía haber recibido un mordisco de aquella cosa endiablada.

¿Eh?

Aparté la vista del animal oscuro para mirar a otro punto de la sala, concretamente a donde estaban ahora Neizan y Gabriel, tirados en el suelo. Al menos le habíamos conseguido apartar de Nithael y la Llave Espada… Y con eso me sentía más que satisfecha, como si ya hubiésemos logrado la victoria al menos.

Por otro lado un sonido extraño llamó mi atención, muy cerca de mi posición. Me fijé en que… una sombra en la que no me había fijado hasta ese entonces estaba trabajando con las manos para derretir la barrera que separaba a Nithael de nosotros. ¿Acaso… acaso eso era el Guía? ¿El mismo encapuchado que nos había recibido en el futuro? Me invadieron muchas preguntas sobre él, como por qué existía o cómo es que podía vivir durante más de mil años. No me causó una buena impresión, recordando lo siniestro que había resultado aquel día en el Castillo del Olvido, cuando viajé a la época en la que ahora me encontraba.

Tragué saliva y, todavía desconcertada con aquel niño, el sonido de los portones principales retumbaron por toda la sala mientras me sentía recuperada, más aliviada de la fatiga que me había tenido encogida sobre mí misma en aquel rincón. Pegué un respingo imaginando quién podía irrumpir de esa forma tan brusca en el Castillo, y ni decir que me alegré al ver a Assur recubierto de un aura de oscuridad. Sentí la necesidad de advertirle que era inútil enfrentar a Gabriel con oscuridad, pero ni falta hizo:

Espada Divina.

Y con las mismas una brecha de color plateado apareció de la nada en el cielo, recreando una enorme espada que empaló a Gabriel de arriba a abajo. Quedé alucinada, pensaba que a esas alturas ya nada me podía sorprender en ese lugar, pero estaba muy, pero que muy equivocada.

Me siento como una hormiga… —musité a la maestra Lyn, que se encontraba a mi lado.

Quería pensar que no estaba sola allí, que Hana, la maestra y yo misma no estábamos a la misma altura que Gabriel, Catrina o Assur. Simplemente era espectacular.

¡Sacadlo de aquí! ¡Sacadlo AHORA! ¡Antes de que Nithael le vea! ¡Rápido! ¡Y MATADLO!

Miré al Guía por unos momentos, confundida. ¿Cómo que matarlo? ¿No había… muerto ya? Al observar a ese asqueroso me di cuenta de que no, que estaba luchando para volver a ponerse en pie. Era una locura, ni siquiera con Assur teníamos posibilidades de vencer. Si tanto poder tenía, si era capaz de controlar todo aquel ejército de sincorazón… ¿Por qué se había tomado tantas molestias conmigo? ¿Por qué me había engañado, pudiendo haberme matado en la biblioteca sin que nadie se enterara?

Sentí un escalofrío al pensar en esa última posibilidad.

Todo tuyo. ―comentó Hana de pronto, al pasar a nuestro lado para ir con Nithael.

Sí, era cierto, no recordaba que ella tenía ya relaciones con el ángel. Quizás lo mejor era dejarla a ella con Nithael, puede que sí… que esa pesadilla terminara de una vez gracias a las dos, y al resto de los que nos encontrábamos allí.

¿Es que Gabriel no te gusta? ―respondí con sorna.

Aferré con ambas manos el mango de mi Llave Espada, preparada para volver a cometer una locura. Primero estaba el sincorazón de la espada, que enfrentaba a Neizan en ese momento, luego estaba el condenado lobo, al cual me daba miedo acercarme. Y por último Gabriel, nuestro objetivo. Estaba claro que era una locura acercarme a él corriendo y arrastrarlo hasta el exterior, estaba segura de que no tendría tanta fortuna otra vez como para contarlo. Tenía que colaborar con la maestra Lyn, y esa vez sí tenía una habilidad que, con un poquito de suerte, me permitiría cubrirme del lobo.

Maestra, usemos los gliders. El lobo solo perseguirá a una de las dos, la otra solo tiene que agarrar a ese traidor y sacarlo de aquí corriendo. Me gustaría ser yo, tengo algo que decirle.

No tenía tiempo para discutir estrategias, y lo más probable es que la propia Lyn tuviese algo en mente. Temía también que por mi anterior fallo no se fiara de mí, ¿pero qué otra cosa podía hacer? Nuestras vidas dependían de los siguientes segundos. Le indiqué a mi pequeño con un gesto que se acercara a ambas para darle de beber un éter. Estaba claro lo que intentaba: su habilidad de la bendición maldita me podría proteger en esa ocasión.

Me lancé corriendo hacia Gabriel con todas mis fuerzas, sin pensarlo mucho. Invoqué mi glider en plena carrera y me subí sobre él, acelerando y yendo a por el villano. Por el camino invoqué además mi hechizo de polvo helado, la Escarcha protectora. Confiaba en que la maestra Lyn también me siguiera. Y en cuanto tuviese a Gabriel a pocos metros me haría a un lado para evadir al lobo y dar un rodeo. Con la suficiente suerte se fijaría en la maestra, y me sentía un poco mal usarla como una simple pieza de ajedrez en aquel juego de locos, pero no tenía otra alternativa. Ella era más poderosa, iba a sobrevivir. Si en cambio el lobo se empeñaba en seguirme a mí, protegida como estaba por la escarcha, dejaría que se acercase lo suficiente para que tanto el hielo como el movimiento de mi glider le golpearan de lleno. En ese caso pondría todas mis fuerzas y mi rabia hacia él, a modo de venganza por la temible dentellada que todavía seguía sintiendo.

En ese preciso momento, Gengar emplearía un hechizo Electro sobre Gabriel para tenerlo controlado, con suerte igual hasta le conseguía paralizar.

Con todo, si tanto el lobo optaba por ir a por la maestra o terminar apartado en un rincón a causa de mi golpe con el glider, me acerqué a Gabriel lo más rauda posible para subirlo conmigo a mi vehículo, tal y como había hecho antes de nos traicionara, cuando encontramos al Alfa. En ese caso Gengar emplearía Bendición Maldita sobre mí. Era una locura, sabía que podía invocar una aguja de oscuridad y matarme con solo desearlo, pero bueno… A todos nos tenía que llegar la hora algún día, ¿no?

Me mordí el labio inferior y se me humedecieron los ojos, recordando a toda la gente que posiblemente estaba dejando atrás. Seguía recubierta por la escarcha, esperaba que eso al menos lograse congelarlo o aturdirlo lo suficiente como para dejarme salir de allí. Por supuesto, como lo tenía en mi regazo, me aseguré de taparle la boca con una mano y aceleré todo lo posible para escapar al exterior. ¿Mi objetivo? Caer en picado sobre la ciudadela. En caso de que me diese un golpe fatal, ambos caeríamos sin remedio al vacío.

Yo te salvé, lo justo es que sea yo la que termine contigo. ¿Sabes? Nunca te entenderé. Simplemente… me desconcierta que abandones sin más a todos tus compañeros caídos. Y cuando pienso que podrías haberme matado en cualquier momento me estremezco. Pero se acabó, Gabriel.

Me aseguraría de taparle bien la boca, para que no dijese ni una sola palabra más. Observé sus espeluznantes ojos, aterrada, y me despedí sobre el vacío. Esperaba que él se encontrara lo suficientemente debilitado como para no poder invocar su glider: sería una caída libre hasta tierra firme. Y yo, si seguía viva y con fuerzas, me mantendría sobre mi vehículo, viéndolo caer. En todo caso, esperé a estar sobre el vacío para soltarlo.

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Saeko usa nada más subir sobre el glider:
▪ Escarcha protectora (HM) [Nivel 12] [Requiere Afinidad a Hielo; Poder Mágico: 12]. El usuario se ve rodeado por una pequeña nube de cristales helados durante un tiempo (tres rondas), provocando daño de elemento Hielo a aquellos lo suficientemente cerca del mismo.

Y usa un Éter en Gengar.

Y Gengar utiliza estas:
▪ Bendición Maldita (HM) [Nivel 10] [Requiere: Afinidad a Oscuridad. Poder Mágico: 15]. El usuario aplica el hechizo maldito sobre su dueño u otro jugador (solamente uno), manifestando junto al afectado un aura de polvo oscuro alrededor de su cuerpo a lo largo de dos rondas y durante la duracion de la habilidad el daño que reciban se divide entre los dos.
^Sobre Saeko

▪ Electro (HM) [Nivel 2] [Requiere Poder Mágico: 3] Ataque básico de elemento Rayo. Pequeño relámpago lineal, con muy pocas posibilidades de paralizar al enemigo.
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Ronda 22

Notapor Suzume Mizuno » Sab Sep 19, 2015 6:50 pm

Hana y Saeko




Me siento como una hormiga…

No eres la única—respondió Lyn, con una sonrisa temblorosa.

Ante el grito del Guía, todos se pusieron en marcha.

El Géiser cogió desprevenido al Sincorazón; por desgracia para Hana, era una criatura demasiado fuerte y no lo lanzó contra el techo, aunque sí consiguió quitárselo de encima el suficiente tiempo para gritar:

¡Neizan, encárgate de él! Y tú, ¿puedes ayudarle con tus espejos? Tengo que llegar hasta Nithael.

Por supuesto, su señoría.

Neizan echó a correr en dirección a Hana y cuando se cruzaron este asintió, dándole a entender que podía contar con él. Después cogió impulso y, con un grito de guerra, cargó contra el Invisible, que se había materializado a pocos pasos de la chica y trataba de atraparla.

Maestra, usemos los gliders. El lobo solo perseguirá a una de las dos, la otra solo tiene que agarrar a ese traidor y sacarlo de aquí corriendo. Me gustaría ser yo, tengo algo que decirle.

Lyn no parecía muy predispuesta a dejarla sola contra un rival tan poderoso como Gabriel, pero no había tiempo para pensar, así que asintió con la cabeza.

¡Ten cuidado!

Subió de un salto a su glider y se arrojó contra el lobo, que saltó a su vez en el aire al ver que una de sus presas trataba de escapar. Como bien había imaginado Saeko, sin embargo, el Sincorazón prefirió concentrarse en Lyn, casi seguro porque su corazón era más fuerte y atrayente.

Saeko invocó a su alrededor una Escarcha Protectora. El Electro atravesó a Gabriel, que emitió un grito de frustración. Irónicamente, pareció servirlo para espabilarlo.

NITH-

En ese momento, Saeko lo agarró y lo montó en el glider al tiempo que salía disparada hacia la salida. Gengar tuvo el tiempo justo para protegera su dueña con una Bendición Maldita, porque Gabriel clavó unos ojos dorados repletos de rabia en ella y un aura oscura salió expulsada de su cuerpo y congeló el de Saeko. La chica se apresuró a cubrirle la boca para que no pudiera gritar. Gabriel se debatió como pudo, pero su cuerpo —que no su magia, al parecer— carecía de fuerza alguna.

Cuando pasaron por encima de Neizan y el Invisible, Catrina salió de detrás de unas cortinas con los ojos muy abiertos y gritó:

¡No, espera!

Saeko salió disparada, con su objetivo bien claro. Cruzaron las puertas, sobrevolaron el terreno que rodeaba al Castillo.

Yo te salvé, lo justo es que sea yo la que termine contigo. ¿Sabes? Nunca te entenderé. Simplemente… me desconcierta que abandones sin más a todos tus compañeros caídos. Y cuando pienso que podrías haberme matado en cualquier momento me estremezco. Pero se acabó, Gabriel.

Y se lanzaron en picado al vacío. En ese instante, los dientes de Gabriel se cerraron en torno a la mano de Saeko y apretaron. Sus mandíbulas se cerraron con un chasquido y se le llenó la boca de sangre. Saeko vio, antes que sintió, cómo sus huesos, tan finos y delicados, cedían. Gabriel, por supuesto, resultó herido por culpa de la escarcha pero no le importó. En sus ojos sólo se veía una fiera determinación.

Después el dolor le nubló los sentidos, perdió el control del glider y cayeron en picado.

*



Hana cogió la piedra que antes se le había caído y continuó adelante.

¿Podrías elevar un espejo ancho entre nosotros y la salida? De ese modo, Nithael no verá nada.

El Guía avanzó desde la entrada al Corazón del Castillo que había estado protegiendo y se agachó a su lado, asintiendo con la cabeza. Alzó un espejo, al igual que ya ha había hecho para Neizan, quien luchaba con todo lo que tenía contra el Invisible.

Nithael.―El ángel entreabrió los ojos, de mirada borrosa. Escuchaba si respiración sibilante y cuando Nithael trató de hablar rompió a toser―. Soy yo, Lirio. No te esfuerces, aún estás muy débil. Estate tranquilo. Todo va a salir bien. Confía en mí.

Lirio… ¿y Gabri…?

Sacudió la cabeza y le temblaron los brazos. Casi no podía sentarse y seguramente agradeció que Hana lo cogiera por el hombro, más porque lo ayudó a erguirse que por otra cosa.

Confía en mí.―Nithael volvió la cara hacia ella. Parecía ir recobrando la consciencia poco a poco; el velo de aturdimiento se levantaba de sus ojos―. Tierra de Partida saldrá de esta. Saldrá adelante. Van a construir un castillo precioso sobre la montaña, donde todos los aprendices convivirán en armonía. Los clanes desaparecerán y no habrá rangos, ni estatus, solo Maestros y aprendices. Todo el mundo olvidará lo que ha ocurrido esta noche, y lo que ocurrirá a lo largo de este día. Y pase lo que pase durante él, tienes que ser fuerte. Tú no tienes la culpa de nada. Gracias a ti, ese maravilloso futuro algún día se cumplirá.

Nithael sacudió la cabeza, se pasó una mano por la frente.

¿Qué futuro…? Tierra de Partida ha caído… Al final, después de todo, no hemos podido… Hacer nada para evitarlo… ¿Dónde están los demás, dónde está la gente? —Vio por primera vez al Guía y frunció el ceño, quizás preguntándose si estaba teniendo visiones. El Guía permaneció acuclillado, abrazándose las rodillas, con la boca sellada a cal y canto. Quizás había decidido que lo mejor era no hablar—. Lirio ¿tú estás bien…?

Cubrió la mano de ella con la suya propia. Después respiró hondo y cerró los ojos. Su cuerpo se iluminó y una agradable calidez envolvió la mano de Hana. Las heridas más graves del ángel se cerraron y sus facciones se distendieron. Ahora el dolor era más soportable.

¡Las piedras, Assur, LAS PIEDRAS!—gritó Catrina, más allá del cristal, sobresaltándolos a todos.

Hana no podía conocer el desarrollo del combate por culpa del espejo, pero le llegaban los gritos de Neizan y Lyn, el chirrido de las garras del lobo al hundirse en el suelo, los espadazos del Invisible.

¿Qué está pasando?—El semblante del ángel palideció—. ¿Están aquí? Son… ¡Son Sincorazón!—Luchó por incorporarse y usó a Hana como bastón. Invocó su Llave Espada—. ¿Dónde está Gabriel? ¡Dónde…! Él estaba aquí, hace un… un instante. Le he escuchado—buscó con desesperación a su alrededor—, ¡dónde está! ¡Lirio! ¿Qué es…?—Miró la ilusión con el ceño fruncido.

Hana tenía que hacer algo. Ahora que Nithael se había recuperado, podrían hacerle entrar en razón, podrían explicarle, mentirle aunque fuera.

¡Y rápido!

*


Saeko no había contado con un factor importante: que el espacio entre ella y la ciudadela estaba plagado de Sincorazón.

De pronto ya no se encontraban en caída libre, sino que ambos se precipitaban hacia una vorágine de Sincorazón que los recibiría con los brazos abiertos. Para colmo, el aura oscura de Gabriel impedía a Saeko moverse con propiedad.

Se encontró con los brillantes ojos dorados de Gabriel, que atrajeron su mirada con un aterrador magnetismo. Como si fueran dos pozos sin fondo en los que pudiera hundirse para siempre. Dejó de sentir el dolor de su mano destrozada. Gabriel esbozó una cruel sonrisa.

Estúpida Portadora. ¿Crees que puedes matarme? ¿A mí? No me hagas reír. —Su voz reverberaba en su interior, cada vez más grave, más cruenta. Los ojos dorados lo abarcaban todo y sus pupilas eran remolinos negros que amenazaban con devorarla—. Tienes razón. Podría haberte matado en cualquier momento. Puedo hacerlo ahora.—La oscuridad jamás había resultado tan aterradora. No había acabado de pronunciar aquella frase cuando el pecho se le engoció con una punzada de dolor. Y otra. Y otra. Como si alguien se lo estuviera acuchillando. Entonces algo frío, terrible, cernió unos dedos invisibles entorno a corazón, que latía alocado. Un tirón. Y, aun así, no podía dejar de mirarle a los ojos. La sonrisa de Gabriel se amplió—. Dámelo.

Saeko se encontró invocando su Llave Espada, sin soltar a Gabriel. El viento silbó en sus oídos cuando su mano no herida giró su arma contra su propio pecho. La mirada de Gabriel era terrible. Iba a aplastarla.

No. Iba a devorarle el corazón.

La hoja le rasgó la piel.

No.

Una mano detuvo la de Saeko en el último instante, tiró de ella y rompió la conexión visual. La capa de Assur la envolvió y, cuando quiso darse cuenta, estaba subida a su glider y Assur, exhausto —y sin gafas—, apuntaba a Gabriel con su Llave Espada.

Gabriel extrajo la restante piedra de sus ropas. Assur lanzó un hechizo que le arrancó la misma y la atrapó en pleno vuelo. Después disparó un relámpago de luz contra Gabriel. El cuerpo del joven se iluminó en medio de la oscuridad. Sus ojos se quedaron en blanco.

Entonces Assur tuvo que frenar en seco. Estaban a unos metros de los primeros Sincorazón. Lo último que Saeko vio de Gabriel fue cómo su cuerpo inerte desaparecía en un mar de oscuridad. Después Assur aceleró y se dirigió de vuelta hacia el Castillo del Olvido. Parecía a punto de desmayarse de puro agotamiento. Aun así se las apañó para sonreír a la muchacha.

Me alegra haber llegado a tiempo. Tienes una Tierra de Partida que salvar. No puedes sacrificarte de esta forma—la regañó con suavidad.


*




Cuando Assur entró por la puerta, apoyándose en Saeko y con la piedra en la otra mano, ambos Sincorazón se habían desvanecido, sin más. Neizan descansaba, jadeante, contra una columna y Lyn se apoyaba contra una pared, extenuada. Catrina dejó de atender a Neizan y avanzó rápidamente hacia su hermano.

El Guía deshizo los espejos. Hana había tenido tiempo para decir lo que se le hubiera ocurrido.

Nithael contempló a Assur y sus ojos se abrieron como platos al verlo en tal estado. Catrina, con una expresión sombría, cuchicheó algo al oído de su hermano. Este meneó la cabeza.

Se acabó—dijo Assur con la voz ronca—. Tenemos que eliminar a los Sincorazón que quedan. Ahora podemos hacerlo—señaló el Libro que sostenía Catrina.

Nithael entrecerró los ojos.

Ese Libro…—dio un paso al frente—. ¿Cómo que todo ha acabado?

Devolveremos Tierra de Partida a su estado original. Nithael, coge la Llave Espada y hazlo. No podemos permitir que se acerquen más Sincorazón a este lugar.

Neizan protestó:

Hay que acabar antes con el Alfa de los Sincorazón.

Ya está hecho—replicó Assur, frotándose una sién—. Ya no tienen líder, sólo se guiarán por los Sincorazón más fuertes, y en este ambiente de oscuridad eso los volverá más difíciles de derrotar. Si queremos que los supervivientes recuperen la esperanza, debemos devolver Tierra de Partida a la normalidad. Entonces sabrán que las cosas vuelven a su cauce.

Neizan frunció el ceño, pero asintió con la cabeza. Nithael miró a Hana de reojo. Seguía débil, aunque estaba en mejor estado que cualquiera de los presentes. Era lógico que fuera él quien usara la Llave Espada. Neizan dijo:

Dolerá. Invadirá tu cabeza.

Nithael arqueó una ceja, como preguntándose por qué el chico sabía tanto.

Lo soportaré.—Se giró, con las alas cayéndole por la espalda, y se dirigió hacia la Llave Espada. El Guía se interponía en su camino. Parecía diminuto al lado del enorme ángel—. ¿Eres el guardián de este sitio?

El Guía asintió.

Por favor, déjame terminar con esta pesadilla.

El niño se lo pensó. Sus ojos se clavaron en Catrina, quien miraba de una forma extraña a Nithael. Después se apartó para dejar paso a Nithael. El ángel titubeó un momento al detenerse frente a la Llave Espada.

Debería usarlo otra persona…

Eres tan digno como el que más, Nithael —musitó el Guía—. Y los demás están exhaustos. Date prisa. Hay gente muriendo ahí abajo.

¿Era cosa de Hana y Saeko, o el Guía parecía muy tenso?

Nithael asintió y acarició el pomo de la empuñadura. Dio un respingo y apartó la mano; daba la impresión de que hubiera sufrido un doloroso calambrazo. Volvió a intentarlo y dejó escapar un silbido entre los dientes. La extrajo con cuidado. No hizo ni un solo ruido. Nithael hizo rechinar los dientes, dobló las rodillas, se llevó una mano a la cabeza. Emitió un quejido.

De repente el Guía se adelantó y exclamó:

—¡No, Nithael! ¡No seas egoísta, piensa en la gente que…!

Silencio.— Un suave movimiento de la Llave Espada doble y el Guía salió disparado para atrás. Se dio un pequeño golpe contra la pared, nada grave, pero se quedó encogido como un crío asustado—. Gabriel Gabriel.—Nithael avanzó un par de pasos. Ni Hana ni nadie habrían visto jamás una expresión tan fría en su rostro—.No descansaré hasta que encuentre a Gabriel. —Catrina cerró una mano en torno al brazo de Assur. Ninguno de los dos respondieron. Nithael contuvo el aliento. Luego balbució—: ¿Qué le has hecho?

Nithael, no es el momento. Ahora lo que importa es Tierra de Partida y…

¡¡A mí sí me importa!!—rugió Nithael, extendiendo las alas a los lados, furioso—. Dime qué has hecho con él. Ahora. ¡Dímelo!

Nithael…

¡¡Vosotros!! ¡¡Tú, Cornelia, Zacharias, Hjalmar, Anisa!! ¡¡Todos esperáis que me quede quieto, que sea un maldito adorno que apruebe vuestras decisiones, y eso he hecho!! ¡He vivido toda mi vida protegiendo Tierra de Partida, pero ninguno habéis escuchado mis consejos! ¡Esto se podría haber evitado si no hubierais condenado a Zephyr, si no hubierais prohibido su magia! ¡Si no rechazárais todo lo que es distinto, todo lo que os da miedo!—Nithael apuntó con su Llave Espada, fuera de sí—. ¡¡Os he dedicado mi vida!! ¡Lo he dado todo por vosotros! ¡He callado, he permitido que manipularais a niños, he dejado que invadierais otros mundos, que hicierais con ellos lo que quisierais! ¡He permitido que os creáis algo que no sois! ¡¡Y VOSOTROS ME LO HABÉIS ARREBATADO TODO!! ES POR VUESTRA CULPA QUE TIERRA DE PARTIDA SE ENCUENTRA ASÍ. —Boquiabierto, Neizan se fue poniendo en pie lentamente, sin saber qué hacer. Los dos hermanos Serpientes se mantenían hieráticos—.¡¡No pienso volver a escucharos, no voy a volver a obedecer vuestras órdenes!! ¡Malditos humanos, que siempre cometéis los mismos errores! ¡Siempre, siempre, como bebés ciegos y orgullosos! ¡Y yo os he dejado caer una y otra vez! ¡Os he dejado que me quitarais lo que más quería! ¡¡No voy a volver a permitirlo!! —Una imponente aura dorada explotó alrededor de Nithael—. ¡¡Dime dónde está Gabriel!!

Assur desvió la mirada.

Una voluta de luz apareció junto al oído de Neizan.

Nithael dio un paso atrás. Negó con la cabeza.

No.

Nithael, tienes que comprenderlo.—Assur se adelantó con un gesto suplicante—. Ya no era el niño que conociste, intentó ma-.

¿Lo has matado?—dijo Nithael con un hilo de voz.

Neizan cogió impulso y se arrojó con un salto monstruoso sobre Nithael, con la Llave Espada por delante. Nithael levantó su propia arma. Antes de que el joven Oso pudiera ni rozarle, salió disparado hacia atrás y se estampó contra el muro blanco.

Nithael pareció tan aturdido como los demás por lo que había hecho. Entonces soltó un grito de dolor y se llevó una mano a la cabeza otra vez. El Guía se puso en pie y chilló, al borde del histerismo:

QUITADLE LA LLAVE ESPADA.

No.

Nithael no tuvo ni que moverse. La Llave Espada los rechazó. Una fuerza irresistible los levantó del suelo y arrojó hacia atrás. Saeko, Catrina y Assur chocaron contra el muro que había al lado de la salida. Hana y Lyn dieron varias vueltas de campana antes de rodar por el piso

—¡Detente! ¡No les hagas daño! ¡Sé que estás harto, que no quieres más, que te sientes traicionado pero…!

¡¡BASTA!! YA BASTA.

La sala entera se sacudió y comenzó a cambiar a toda velocidad, con diferentes colores. Como una pantalla por la que pasan demasiado rápido diferentes imágenes. Nithael levantó la Llave Espada, con los ojos inyectados en sangre y lágrimas. Daba la impresión de que estuviera sufriendo lo indecible. Aun así, había odio en su mirada.

Y estaba dirigida contra las únicas dos personas que podían devolver a Saeko y Hana a su época. Catrina miró al Guía. Este asintió.

Dos volutitas aparecieron junto a los oídos de Saeko y Hana y transmitieron el mismo mensaje:

¡Si quieres volver a casa, tienes que hacerme caso! ¡Con Nithael controlando la Llave Espada y los Maestros al borde de sus fuerzas, sólo quedáis vosotras y las piedras! ¡¡Las usaremos para inmovilizarlo!! ¡Assur puede hacerlo! ¡Situaos a los lados de Nithael y usad las piedras; la energía que está comenzando a despedir la habitación las cargará de energía y os servirán para atacar! RÁPIDO O MORIREMOS TODOS.

Por si no les había quedado claro que aquello era un plan conjunto; Catrina empezó a pasar a toda velocidad las páginas del Libro de Zephyr, Assur lanzó la piedra a Saeko, juntó las manos, murmuró uno de sus cánticos rúnicos y la energía se acumuló a su alrededor. A su vez, Lyn enarboló su Llave Espada y gritó al tiempo que se arrojaba contra Nithael. El ángel interpuso una especie de barrera que echó atrás a la Maestra, pero eso no impidió que continuara atacando… Obligándole a retrasar su ataque contra Catrina y Assur.

Neizan también se forzó a ponerse en pie. Se pasó una mano por la nuca, respiró hondo y atacó. Nithael, ahora a la defensiva, rugió y una onda expansiva estuvo a punto de llevarse por delante al Oso otra vez.

¡¡Alejaos!! DEJAD DE DARME ÓRDENES. CALLAOS.—Se apretaba una mano contra la sién mientras no dejaba de dar golpes con la Llave Espada, sin acertar a nadie, pero eso no importaba porque la energía atacaba por sí sola.

Y, entre tanto, las paredes del vestíbulo cada vez brillaban más y se distinguían menos sus recovecos. Daba la sensación de que estuvieran entrando en un mundo de pura luz que fuera a explotar de un momento a otro.

—Atacadlo, hablad con él, hacedlo todo, lo que sea. En especial tú, Lirio. Os proporcionaré un instante para desconcertarlo si veo que no os hace caso. Ojalá funcione. Con la Llave atacándole, no sé si terminará por perder la cabeza…

Ya estaba todo dicho. Sólo quedaba actuar.

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Mini resumen:

-Si os habéis leído la ruta de Caído sabréis más o menos por lo que está pasando Nithael… Sólo que multiplicadlo por el doble (ya que su Llave Espada está completa) e incluso el triple, pues está empuñándola solo y se encuentra emocionalmente muy, pero que muy mal.

-El plan es simple: Catrina ha transmitido una idea al Guía y este la ha repartido entre los demás. Neizan y Lyn tratan de distraer a Nithael para darle tiempo a Catrina a encontrar un hechizo que pueda detener a Nithael y a Assur para reunir energía y realizarlo.

-Vuestras piedras se cargarán de energía cuando os acerquéis a Nithael y la Llave Espada, así que perderéis vida. Podéis optar por no seguir el plan, claro, pero Nithael difícilmente os va a escuchar en el estado que está.

-El objetivo debería ser inmovilizarlo, hacerle perder la concentración o lo que sea con tal de poder arrebatarle la Llave Espada. Y aun así seguirá siendo peligroso.

-Podéis intentar hablarle y hacerle entrar en razón, pero en principio necesitaréis usar la fuerza bruta. Al menos un poco.

-Las piedras pueden usarse para atacar pero, igual que los cristales, también para defender, así que podéis crear escudos para protegeros a vosotras mismas y a los NPCs.

Pensad que estamos en prácticamente el final del global. Pensad bien qué hacer.

Dicho esto, cualquier duda me la comentáis por privado.

¡Suerte!




****
Adam




La cabeza de la criatura cayó al suelo y el cuerpo del Escorpión comenzó a desvanecerse en una nube de oscuridad. Había costado, pero Adam por fin había conseguido librarse de él. Entonces tuvo la buena idea de coger su pinza —que ya se desvanecía, pero todavía duraría unos instantes— y se arrojó contra la Araña para cortar las ataduras que atrapaban a Miryam. No tuvo suficiente tiempo para atravesar del todo a la criatura, pero la Caballero se libró de la tela entre gruñidos de rabia y esfuerzo y propulsó un golpe de viento que abrió el vientre de la Araña hasta la mitad.

El Sincorazón se desvaneció y los dos cayeron al suelo.

¿Estás bien? ¿Puedes seguir?

¡Sí!—gruñó Miryam, sacudiéndose las telarañas, que se convertían en oscuridad. Estaba cansada y herida, pero cuando miró a Adam, a este le quedó claro que no pensaba rendirse—. Gracias. ¿Tú estás bien?.—Echó un vistazo a su herida.

¡Venga, tenemos que llegar hasta el cristal!

Miryam dio un respingo y asintió con la cabeza. Como Adam invocó el glider y le ofreció acompañarle, subió tras él sin pensárselo dos veces y se aferró a su cintura. Lástima que Adam no tuviera tiempo para disfrutar de la cercanía, porque no tardaron más que unos pocos instantes en alcanzar el cristal.

Miryam saltó sobre él, respirando agitadamente, y lo palpó con las manos.

¡Está intacto!—gritó con agresiva satisfacción. Comenzó a manipular los aros, desplazando al cristal y preparándolo para apuntar—. ¡Ayúdame, Adam!—La chica invocó su propio glider y lo acercó al de Adam—. ¡Tenemos que cargarlo y llevarlo hasta el campo de batalla! ¡Cuando lo active seguramente nos mande hacia atrás, pero tenemos que aguantarlo los dos!

Por suerte, Adam era muy fuerte, así que entre los dos podrían levantar el cristal junto con la estructura que lo rodeaba y encajarlo entre ambos gliders. Miryam entró en una de las semi destruidas casas y regresó con unos cabos para asegurar su preciada carga. Adam no podría usar su Llave Espada, aunque tampoco le importaría mucho, pero tampoco atacar. Claro que ahora contaban con un instrumento mortal.

Eso sí, tocaba sincronizarse. Si cada uno intentaba tirar para un lado, lo pasarían muy mal.

Al principio sin duda les costaría equilibrar la velocidad de ambos gliders. Miryam sabía volar muy bien con él y se impaciantaba si Adam no seguía sin problemas su velocidad.

¡¿Es que nunca te han enseñado a volar en pareja?!

No, pero quizás no fuera el mejor momento para decírselo. De todas formas, por suerte para ellos, el campo de batalla estaba cerca. Miryam lo instruyó para que se situaran a unos quince metros por encima del núcleo de defensores y dijo:

¡Tú haz de eje y no te muevas! ¡Yo giraré!

Si a Adam le había quedado alguna duda de lo que tenía que hacer, Miryam lo dejó muy claro cuando activó el cristal. Este comenzó a desprender un calor prácticamente insoportable y a vibrar de tal manera que a Adam le castañetearon los dientes. Las cuerdas resistieron, pero su fino olfato captó un ligero olor a chamuscado. Una espada de luz salió disparada del extremo horizontal del cristal y la chica, entonces, dio marcha atrás con su glider. Con Adam inmóvil en el centro, el láser actuó como la aguja de un reloj y, en varias vueltas, barrieron varias veces a los Sincorazón voladores, que reventaron como globos.

Desde abajo les llegó primero un estupefacto silencio; a continuación, vitores ensordecedores. Los Caballeros empezaron a ascender a su altura con sus gliders: ahora el aire era más seguro.

Desde lejos, allá en la ciudadela, vieron un resplandor tan intenso como un relámpago en medio de una tormenta. Miryam miró a Adam: parecía que a alguien se le había ocurrido la misma idea que a ella.

A su alrededor, los Caballeros comenzaron a discutir si subir a la isla que había en lo alto o dirigirse hacia la ciudadela. No había, sin embargo, tiempo: desde arriba comenzaba a descender una nube de Sincorazón al igual que desde el frente, desde el lago. Miryam aspiró entre los dientes.

¡El que lidera a todos los demás Sincorazón es el Alfa! ¡Tenemos que destruirlo para dar una oportunidad a la gente que no ha podido escapar! ¿Estás dispuesto?—Sonrió a Adam.

Tendrían que lanzarse en masa contra los Sincorazón… Y ellos dos ir al frente para abrir camino. Era la única manera. A menos que Adam prefiriera dirigirse hacia la isla, por supuesto.

En cualquier caso, era hora de moverse. Por una vez, llevaban la delantera.

Spoiler: Mostrar
-Miryam prefiere ir a la ciudadela, pero es posible que Adam quiera dirigirse hacia el Castillo del Olvido.

-Quitando que el cristal se recalentará si lo usáis muy a menudo, en general puedes dar por sentado que te abrirás paso, escojas el camino que escojas. Eso sí, para el siguiente post el cristal quemará tanto de las veces que lo habréis usado que sólo tendrás un tiro antes de abrasarte las manos y que los cabos que atan el cristal terminen por soltarse.

-Si vas hacia la ciudadela podrás ver lo que pasa al final del post de Nadhia y Kairi.

-Si vas hacia el Castillo verás a Saeko, Gabriel y Assur.

¡Suerte!




****
Nadhia y Kairi




Kairi llegó a su objetivo… ¡Sin problemas! Debió ser una sensación extraña, sobrevolar aquella ciudad fantasma y oscura, con el viento silbando en sus oídos y el ruido de la batalla quedando atrás.

En cualquier caso, dio con el cristal más cercano casi a la primera y ningún Sincorazón la acosó cuando se puso a trastear con los aros para intentar manipularlo. Le llevó unos largos minutos conseguir aprender cómo funcionaba el mecanismo, darle la vuelta y apuntar hacia el Alfa. Entonces, girando aquí y allá, notó que algo se activaba: una luz. La superficie de arma comenzó a calentarse.

Ya lo tenía. Ahora sólo tenía que esperar su oportunidad… Y rezar por no llevarse por delante a ninguno de sus compañeros por el camino.


*


¡Hoy yo soy vuestra carnada!

Uno de los Sincorazón se volvió hacia Nadhia, pero el otro parecía más interesado por Kairi y ya estaba a punto de teletransportarse tras la joven cuando recibió un Perla en la nuca y giró en redondo.

Acaparada la atención de los dos Invisibles, Nadhia salió escopetada, en especial cuando el primero cargó contra ella y estuvo a punto de cortarla en dos con su inmensa espada. Suerte que fue lo suficiente inteligente como para arrojarse al interior de una de las casas…

Pero no calculó que podían aparecerse. Uno entró flotando con parsimonia tras ella, el otro se teletransportó a su espalda. Su espada cortó a Nadhia en una pierna, atravesando el Escudo que, por suerte, resistió e impidió que le seccionara la extremidad. Aun así, la herida dolió bastante.

Nadhia disparó al techo y volvió a escapar. No tuvo tanta suerte como había esperado; una sección del techo se desmoronó sobre el Invisible que había entrado por la ventana, pero el otro salió indemne y se abalanzó tras ella. Nadhia lo aguardó en un cuarto de estar.

El Sincorazón apareció a su espalda. Casi no dejó sitio a la chica para defenderse. Un golpe con el canto de la espada la arrojó contra la pared y la dejó muy cerca de una ventana cuyos cristales saltaron por los aires cuando un violento temblor sacudió toda la casa.

¡Maldito seas, date la vuelta! ¡Ah!

Diana soltó un grito de dolor. Después hubo un nuevo temblor y llovió polvo del techo. Otro. Los pasos del Alfa. De alguna manera, Diana había conseguido que diera la espalda al Alcázar y avanzara hacia ella. Lo cual, claro, sería maravilloso si no fuera porque Nadhia estaba en su camino.

Escuchó el bramido del edificio al venirse abajo y la chica tuvo el tiempo justo para saltar por la ventana antes de que el brazo del Alfa arrasara con la habitación donde la joven había estado… Y se llevara por delante también a los Sincorazón.

Nadhia cayó desde una altura increíble, pero Anisa la atrapó al vuelo con su glider y la apartó de la explosión de madera, ladrillo y cascotes. Así, Nadhia pudo ver que tenían al Alfa casi encima. El gigante tenía atrapado en una mano a uno de los Invisibles —el otro no aparecía por ninguna parte, así que podían asumir que había muerto—. Apretó los dedos hasta que prácticamente lo reventó en pedazos… Y absorbió su energía.

Anisa masculló algo.

Diana apareció en un tejado, cubierta de polvo y un poco de sangre, creando nuevas enredaderas con las que sujetar los brazos del Alfa. Parecía una ninfa del bosque, haciendo brotar verde de todas las partes imaginables, al tiempo que esquivaba los puñetazos de la criatura. Al final Diana consiguió inmovilizarlo unos instantes, con la ayuda de Anisa, que se arrojó entre las piernas del Alfa y atacó con la Llave Espada y un par de hechizos básicos, pero muy potentes. La Maestra de los Zorros dio una vuelta de campana y se situó frente al Alfa, jadeante.




¡Tenemos que obligarle a atacar! ¡Vamos!—exclamó a Nadhia.

Si esta quería montar en su propio glider podría hacerlo. Diana, por su parte, también usó su transporte para ascender hasta la altura de ambas. Parecía exhausta, pero lanzó una sonrisa desafiante a Nadhia.

Anisa empezó a lanzar hechizos al Alfa, directos a su cara, a la vez que se movía, siempre frente a él. Si Nadhia miraba hacia atrás, vería que estaban delante de uno de los cristales. A lo lejos se veía una figurita. Kairi ya debía estar preparada. Más le valía, porque sólo tendrían una oportunidad como mucho.

Sobre otros tejados vio pelear a Cornelia y a Hjalmar. Por fin, la líder de los Unicornios parecía estar a punto de derrotar a su oponente. Cornelia volvía a tener rasgos medio animales, lo que quería decir que Hjalmar la había obligado a llegar al extremo, pero el Maestro no debía haber podido resistir la embestida de sus enemigas.

Nadhia no tenía que preocuparse por ahí.

En ese momento, el pecho del Alfa comenzó a abrirse. Anisa y Diana redoblaron la intensidad de su ataque. La atmósfera se tornó pesada a medida que veían cómo la oscuridad se acumulaba frente al Sincorazón.

¡AHORA!

Anisa dio un acelerón y se lanzó hacia el cielo para dar vía libre a Kairi, al igual que Diana.

Kairi, en la distancia, pudo ver cómo el Alfa se preparaba y disparó.

El rayo de energía atravesó la ciudadela y alcanzó al Alfa en el mismo instante que este disparaba también. Pero el cristal había venido antes y tenía más energía. El Alfa perdió pie y cayó hacia atrás, sobre una de las casas que, con un gemido, se vino abajo. La onda expansiva producida por el choque de ambos rayos destruyó las escasas ventanas que todavía no se habían venido abajo y lanzó a las tres por los aires. Cornelia y Hjalmar también acabaron rodando por el tejado.

El Alfa movió la cabeza. Unas impresionantes brechas se habían extendido por todo su pecho, que volvía a estar cerrado… Pero con un nuevo empujón podrían…

¡¡Acabad con él!! ¡Destruid su núcleo, aprisa!—Cornelia se había incorporado y señalaba al Alfa con su Llave Espada. A pesar de las heridas, a pesar de estar cubierta de escombros, su postura era firme y llena de energía. Su tono no admitía un «no» por respuesta—. ¡Acabad con él aho-!

Hjalmar se movió como un relámpago, invocó la Llave Espada y asestó una estocada.

A Cornelia se le escapó un gemido. Se llevó una mano al pecho y abrió la boca. Intentó aspirar una bocanada de aire, sin éxito.

Lo siento.

Hjalmar arrancó la Llave Espada. Cornelia trató de darse la vuelta, pero las piernas le fallaron y se desplomó cuan larga era en el tejado. Hjalmar la observó y se cubrió la parte inferior del rostro con su pañuelo. Cornelia intentó moverse, intentó hablar: sólo consiguió emitir un graznido. Giró la cabeza y extendió una mano hacia Hjalmar. El hombre retrocedió un paso, luego otro.

Los Unicornios no volverán a gobernar Tierra de Partida. ¡DESTRUYE EL CRISTAL!—rugió Hjalmar, haciendo un ademán en dirección al Alfa.

¡¡HJALMAAAAAAR!!

El Leopardo saltó hacia atrás y esquivó a Anisa por un par de centímetros. El ataque fue tan potente que reventó el techo donde el hombre había estado hacía unos instantes. La Maestra, fuera de sí, lo persiguió aullando de rabia.

El Alfa, entonces, se incorporó como pudo y su pecho se abrió. Más rápido que antes, lo suficiente como para no dejar sitio para que el cristal pudiera acertar en su núcleo, preparó un nuevo disparo.

Y apuntó al lugar donde estaba Kairi.

A la vez, el cuerpo de Cornelia comenzaba a desvanecerse. La líder de los Unicornios boqueaba, temblaba, pero no era capaz de levantarse. Alzó la mirada hacia el Alfa, con un rictus de dolor, y farfulló:

Matadlo…

Diana miró a Nadhia, aturdida, sin saber qué hacer. Con sus ataques no bastaría, ahora que habían perdido a Anisa, que perseguía a un Hjalmar que parecía muy dispuesto a escapar mientras saltaba de un tejado a otro e invocaba su glider, pero tampoco se podían permitir permitir el cristal.

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Chan-chan-CHAAAAN. ¡Resumen!

-El Alfa está a un suspiro de ser destruido.

-El rayo que el Alfa va a lanzar contra Kairi es más débil que los demás, pero disparará antes de que Kairi tenga tiempo de activar el cristal. Con esto no quiero decir que Kairi no puede disparar. Al contrario puede. Es posible que hacerlo detenga/desvíe el rayo de oscuridad, pero tampoco es algo seguro. De modo que tiene tres opciones: se queda y dispara para intentar proteger el cristal; trata de llevarse el cristal en su glider (arriesgándose a que la alcance el rayo y a perder tiempo porque luego tendrá que colocarlo de nuevo en la muralla para disparr) o abandona el cristal.

-En este último caso quedarían Nadhia, Kairi y Diana para destruir al Alfa. Tendríais que usar toda vuestra magia (al máximo) para acabar con él.

-También, ya que el rayo es más débil, si se unen dos rayos de cristal (diferentes, es imposible que un único cristal lance dos ataques lo suficiente potentes de forma tan seguida) contra él puede provocarse un efecto rebote y, quizás, destruir a la criatura.

-Si Astro se os une, podéis planificar lo que hagáis a continuación juntos.

-Me gustaría aclarar que Cornelia ya está prácticamente muerta. Ninguna poción ni nada similar la salvará. Si Nadhia quiere acercarse a ella será para escuchar sus últimas palabras. Claro que entonces dejará de lado al Alfa.

Y eso es todo. Estamos en la recta final del global. Pensaos bien todas y cada una de vuestras decisiones porque tendrán repercusión importante en el desarrollo de la trama.

¡Suerte!






Spoiler: Mostrar
Hana
VIT: 36/40 [+2 Anillo Coraza]
PH: 8/32
+Ultrapoción

Saeko
VIT: 34/40
PH: 8/26
+ 1 éter

Gengar
VIT: 50/58
PH: 8/20

Adam
VIT: 19/60
PH: 3/16
+Poción

Kairi
VIT: 15/22 [+Escudo +Coraza]
PH: 20/20
+ 1 Éter

Nadhia
VIT: 32/50 [+Escudo + Coraza]
PH: 8/38


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Kairi I (Justificada)
Darkness Seeker III-Abandono-Expulsado.
Astro I.


Fecha límite:miércoles 23 de septiembre a las 23:59
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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I'll say goodbye to you

Notapor EspeYuna » Mié Sep 23, 2015 7:53 pm

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Nadhia lo escuchó perfectamente.

Corne...lia...

Había sentido el filo de aquella hoja atravesar la piel de la Líder de los Unicornios. Su estómago se encogió, sus ojos se abrieron y una mueca de horror surcó su rostro cubierto de mugre y sangre.

Balbuceó de nuevo su nombre.

De pronto, la llama que se había encendido dentro de ella durante aquel encuentro explotó e hizo arder todo su cuerpo. La ira, el rencor, el odio, se apoderaron de ella.

¡¡CORNELIA!! —gritó, sin poder creer lo que estaba viendo.

No podía. Ella no podía... ¡ella no!

La vio caer, y a la líder de los Zorros arremetiendo contra Hjalmar. Y sintió que todo su alrededor se desmoronaba, al ver su cuerpo etéreo... comenzando a desaparecer. Sintió la mirada de Diana fija en ella, sin saber qué hacer. Nadhia escuchó en la lejanía el sonido fugaz de un glider.

No era capaz de pensar. Sus ojos reflejaban el cuerpo yacente de Cornelia en aquel tejado.

Y entonces, la escuchó desde allí. Tornó sus ojos hacia donde señalaba. A pesar de estar a punto de morir, de estar desapareciendo, seguía dando órdenes. Suplicando porque acabaran con el Alfa. Nadhia se giró a Diana:

¡Ayúdalos!

La aprendiz corrió hacia Cornelia, y agarró la mano con la que señalaba al Alfa.

No podía dejarla morir sola. A pesar de la guerra que estaba sucediendo sobre sus cabezas, no quería separarse de ella una vez sintió su fría y etérea mano. El tacto la estremeció y dos lágrimas surcaron sus sucias mejillas.

Sabía que si se quedaba allí con ella quizás no la contara. Y que no estaba ayudando a sus compañeros. Ni siquiera estaba cumpliendo con su voluntad. Con la voluntad de Cornelia.

Dijiste... que no morirías tan fácilmente...

Perdida en la desesperación, escuchó el grito de furia de Anisa. Alzó la mirada, y vio que Hjalmar estaba intentando invocar su glider una y otra vez, intentando escapar.

El fuego volvió a arder en sus ojos.

Aquel asesino... estaba tratando de huir.

Y alternó una rápida mirada al cuerpo de Cornelia. Y vio, entonces, que la Llave-Espada de la líder no estaba desapareciendo. Recordó de forma fugaz que las Llaves-Espada era único que quedaba de los Caballeros caídos.

Nadhia no dejaría que se perdiera entre los escombros.

Con cuidado, posó su mano en la de Cornelia, dispuesta a llevar su arma consigo. Si Cornelia se alteraba en su agonía al intentar arrebatársela, Nadhia la calmaría posando la otra mano sobre su frente y atravesando con sus dedos su cabello.

No permitiré que escape. ¡Y no dejaré que nadie te olvide, Cornelia!

Se apartó, con un dolor indescriptible atravesándole el pecho. Invocó su Glider y, cargando con la Llave-Espada de su señora, dio la espalda al cuerpo etéreo de la líder de Tierra de Partida. Se lanzó, furiosa, en dirección a Hjalmar.

Se tambaleó al escuchar a su espalda el atroz ruido de un poderoso rayo. Pero no quiso mirar atrás. Su objetivo era Hjalmar. No lo dejaría escapar.

Voló cerca de Anisa, y con un rostro furioso y empañado en lágrimas, exclamó:

¡Hagamos que se caiga del Glider! ¡Deprisa!

Se lanzó como un rayo hacia Hjalmar. Recordó que tenía veneno en sus venas, y que no le sería tan fácil escapar si ella y Anisa lograban coordinarse.

¡¡No huyas, escoria!!

Una vez estuvo lo suficientemente cerca, Nadhia aterrizaría en un tejado cercano de la ciudadela. Con una única mano, invocó su Llave-Espada, teniendo en la otra la de Cornelia.

El dolor regresó a su pecho, asfixiándola. Logró invocar una flecha celestial, aunque le fue difícil usando sólo la diestra para concentrarse en la forma de su arma mágica. Puntiaguda, rápida. Se concentró en la imagen de Hjalmar. En su cabeza escuchó la voz de Cornelia. La flecha resplandeció.

Y salió disparada hacia Hjalmar.

Nadhia volvió a transformar su arma en transporte y se lanzó contra el asesino. Si la flecha no había sido suficiente... si el veneno no conseguía hacerlo caer de cansancio... y no quedándole poder mágico, Nadhia aceleró la velocidad de su Glider. Tanto, que el viento comenzó a quemar su piel.

Recordando la aparición de Anisa, chocó con violencia el Glider de Hjalmar con el suyo. No desistiría. No descansaría hasta hacerlo caer.

Cogió la Llave-Espada de Cornelia con su diestra. Y una idea nació del dolor, de la rabia, de la impotencia, y de un sentimiento que jamás había experimentado.

La sed de venganza.

Habiéndolo derribado o no y, con la ayuda de Anisa, buscaría el pecho de Hjalmar.

¡¡¡Hjalmar!!! —rugió, con una mirada animal.

Y la Llave-Espada de Cornelia atravesaría el pecho de su asesino.
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Ronda #22 - Ruta del Recuerdo Perdido

Notapor Astro » Mié Sep 23, 2015 11:55 pm



¡Zas! Adiós, escorpión. ¡Doble-zas! Adiós, araña. Adam y Miryam consiguieron acabar con los sincorazón que tantos problemas les habían dado, consiguiendo un momento de tranquilidad para recuperar fuerzas.

Gracias. ¿Tú estás bien?

Adam asintió, sonriente.

Ambos se subieron al glider del vampiro (con éste disfrutando del contacto de la joven), retomando el vuelo hacia el cristal. Consiguieron alcanzarlo de una vez por todas, para alegría sobre todo de la chica.

¡Está intacto!—anunció, empezando al instante a manipular los cachivaches que tenía alrededor—. ¡Ayúdame, Adam!—Él asintió, dispuesto a hacer lo que la guapísima prima pidiera—. ¡Tenemos que cargarlo y llevarlo hasta el campo de batalla! ¡Cuando lo active seguramente nos mande hacia atrás, pero tenemos que aguantarlo los dos!

¡Marchando!

Dicho y hecho: con un poco de maña y mucha fuerza, entre los dos colocaron el cristal entre los gliders. Con unas cuerdas que consiguieron de las casas derruidas de los alrededores, lo aferraron lo mejor que pudieron para evitar que pudiera caerse en pleno vuelo. Adam miró el cristal con un poco de desconfianza, preguntándose si sabrían manejarlo adecuadamente. Bah, ya improvisarían sobre la marcha.

Se elevaron con los vehículos y... Casi se matan a la primera.

¡¿Es que nunca te han enseñado a volar en pareja?!

Aaaaammm... Claaaaaaro.... Que no.

¡Si apenas le habían enseñado a volar en solitario! Había aprendido de forma autodidacta, estrellándose unas cuantas veces por Bastión Hueco y chocando contra meteoritos. Por no mencionar que su estilo era bastante suicida, de ir a toda velocidad sin precaución alguna, por lo que sincronizarse con Miryam parecía una tarea difícil. Por suerte, ella le enseñó lo básico para que pudieran moverse sin liarla demasiado.

Cuando activó el cristal, Adam comprendió perfectamente por qué Miryam había insistido tanto en sujetar bien el cristal y en sincronizarse con el vuelo: ¡aquel chisme vibraba muchísimo! Por no mencionar el calor que desprendía, que al vampiro le daban ganas de tirarlo por la borda para librarse del agobio que daba. Casi sin previo aviso, un enorme haz de luz salió disparado del mismo, barriendo con los sincorazón que se encontró por el medio. Adam tuvo que esforzarse por mantenerse inmóvil en el centro, pero entre la potencia y el calor no resultaba demasiado fácil.

Los aplausos y vitores desde abajo no se hicieron a esperar. Curiosamente, a Adam le resultó incómodo que le felicitaran por algo. Era... innatural. Igualmente, no tuvo tiempo para distraerse: un fogonazo proveniente de la ciudadela captó su atención. No eran los únicos con la idea de usar un cristal para defenderse.

¡El que lidera a todos los demás Sincorazón es el Alfa! ¡Tenemos que destruirlo para dar una oportunidad a la gente que no ha podido escapar! ¿Estás dispuesto? —preguntó Miryam a Adam, sonriente.

¿Acaso lo dudas? —declaró, devolviéndole la sonrisa.

Tenían que moverse antes de que los sincorazón volvieran a arremeter. Avanzar hacia delante, usando el cañón de luz para abrirse camino... A por el alfa. Algunos de los otros Caballeros de la Montaña habían propuesto ir a la isla flotante, pero Adam prefirió hacer caso a Miryam y avanzar hacia la ciudadela.

Prepárate, Alfa, ¡te vas a cagar!

****



Jo-der. ¡Aquella cosa era enorme! ¿De verdad un sincorazón podía ser tan grande...? Grande no, ¡gigantesco! Las manos de Adam le temblaban. ¿Acaso podrían derrotarlo...?

La misma sensación que había sentido al llegar la muralla de la ciudadela, al ver la guerra, le invadió de nuevo. Pero esta vez era mucho peor. Le costaba mantenerse sereno, centrado, y por poco estuvo apunto de tirar el cristal abajo. Pero al girarse para asegurare de que estaba bien sujeto, miró a Miryam a la cara.

No podía fallar, no ahora. No iba a defraudarla. Basta de estupideces, basta de dudar. ¡Adam Weiss no dudaba nunca! ¡Él mataba sincorazón!

¡¡Vas a morir, bicho feo!!

Llegar hasta allí no había sido fácil: con el cañón habían podido abrirse camino, pero el cristal cada vez estaba más y más caliente y pronto no podría sujetarlo más. Posiblemente, no quedaba más que un disparo.

Adam observó el terreno lo mejor que pudo, reparando en la presencia de Kairi. ¡Ella también tenía un cristal! Espera un momento...

¡Tengo una idea! —Se quedó callado durante un segundo, perplejo. Eso había sonado raro hasta para él mismo—. ¿Ves a esa chica de pelo rosa? Es una compañera mía, y también tiene un cristal. ¿Crees que podríamos unir la potencia de los dos cristales para reventar al Alfa?

Esperó la respuesta de Miryam. Cuando le confirmó que su idea podría funcionar, no perdió ni un segundo más. Asegurándose de que la Halcón seguía su ritmo, se dispusieron a colocarse lo mejor posible para que el rayo de su cristal se uniera con el de Kairi.

¡¡EH, KAIRI! ¡¡ATENTA, DISPARAREMOS A LA VEZ!! —gritó, con toda la fuerza de sus pulmones, esperando que la chica pudiese oírle.

Ahora o nunca. Se colocó lo mejor posible y sincronizó lo mejor que pudo con Kairi, esperando el momento que ella le hiciera una seña o empezara a disparar para hacer lo mismo él. Con suerte, ambos rayos se unirían para formar uno que reventaría al Alfa de una vez por todas.

¡Muere, bicharraco!

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Re: [Evento Global] Ruta del Recuerdo Perdido - La ciudadela

Notapor Kairi » Jue Sep 24, 2015 12:33 am

El poderoso rayo nacido del cristal dio de lleno en el pecho del Alfa, que se cayó hacia atrás derribando una casa.

- ¡Bien!

¿Había derrotado al Alfa? ¿Tan poderoso era aquel cristal?

Todo sucedió demasiado deprisa. Pudo ver a sus compañeras siendo lanzadas por los aires a causa de la onda expansiva provocada por el choque de los dos rayos. Y al Alfa moviendo la cabeza con el pecho cerrado. No, el enemigo aún no había sido derrotado.

Supuso que otro ataque más del cristal lo destrozaría definitivamente, pero entonces...

Vio como el Alfa se levantaba y volvía a abrir su pecho demasiado deprisa, preparando otro ataque, esta vez apuntando hacia donde se encontraba ella. Aún sabiendo que no le iba a dar tiempo, Kairi preparó de nuevo el cristal.

- ¡¡EH, KAIRI!!

Oyó una voz que le resultaba familiar. Entonces vio a Adam, el chico vampiro con el que había ido a visitar a Catrina. ¡Y tenía otro cristal!

- ¡¡ATENTA, DISPARAREMOS A LA VEZ!!

- ¡¡MUY BIEN!! - le respondió.

Preparó su cristal para disparar lo más rápido posible antes de que al Alfa le diera tiempo de atacar. Sincronizándose con Adam, le dio una señal para que los dos dispararan a la vez.

- ¡¡AHORA!!
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El Viernes 26 a las 20 fui al hipercor para compra un juego por el cumple de un amigo y en el msn deje un automensaje que era "En El Hipercor" , en esos momentos Habimaru cerro el chat y se creo una multiconversacion de 7 o 8 personas del foro para hablar , cada minuto aparecía mi gracioso automensaje con el icono del tio feliz , cuando llegue y comente estaban todos En El Hipercor , uno en el carrefour pero bueno , al dia siguiente en el chat la frase mítica aparecía cada poco En El Hipercor y ya esta es la historia del Hipercor que tanta gente me pregunta XD ( Se le ha parecido buena o vivió esto ponérselo como firma.


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Re: [Evento Global] Ruta del Recuerdo Perdido - La ciudadela

Notapor Nell » Jue Sep 24, 2015 12:58 am

Aquello había sido estúpido. Desde que había viajado al pasado, no había parado de repetirse que no podía involucrarse demasiado con esas personas, puesto que en su futuro, todas habían muerto ya. Iba a ser un encuentro con una despedida definitiva. Creía tenerlo claro, hasta que el horror de la temible época a la que habían ido a parar le obligó a mezclarse con sus problemas. Hana pensaba que podría seguir manteniendo la distancia siempre que recordara cuál era su objetivo. Pero ya no sabía si este merecía la pena.

Nithael le devolvió a la realidad.

¿Qué futuro…? Tierra de Partida ha caído… Al final, después de todo, no hemos podido… Hacer nada para evitarlo… ¿Dónde están los demás, dónde está la gente? —El Guía, en silencio, le dejó el marrón a Hana—. Lirio ¿tú estás bien…?

Estoy bien. Todo el mundo lo está, y Tierra de Partida volverá a ser la de antes.

Ligeramente recuperado, los sanó a ambos. La sensación no era la misma que con la magia de Catrina, pero se agradecía. Hana sabía que tenía que seguir teniendo cuidado con él, hasta estar segura de que Gabriel se hallaba muy lejos. Estaba pensando con qué entretenerle cuando escuchó gritar a Catrina, en el fragor de la batalla:

¡Las piedras, Assur, LAS PIEDRAS!

Se llevó la mano a su bolsillo, solo para asegurarse de que ella guardaba una de ellas. Mientras estuvieran ambas separadas, no había nada que temer.

¿Qué está pasando? ¿Están aquí? Son… ¡Son Sincorazón!—Quiso incorporarse, y aunque Hana le ayudó, se interpuso para que no siguiera avanzando—. ¿Dónde está Gabriel? ¡Dónde…! Él estaba aquí, hace un… un instante. Le he escuchado, ¡dónde está! ¡Lirio! ¿Qué es…?

Neizan está luchando contra un sincorazón que ha conseguido penetrar en el castillo ―explicó, intentando tranquilizarte―. Tú aún no estás recuperado, deja que nos encarguemos nosotros. Descansa, lo tenemos bajo control. ―Tragó saliva. Ahí iba la mentira―. Gabriel ha salido con Saeko, pero está bien. Volverá cuando la situación esté controlada.

»Confía en mí.

Sintió que le estaba traicionando. Gabriel no iba a regresar. Si Saeko tenía la suficiente sangre fría como para acabar con él, ni siquiera volvería a verlo. Hana sabía que aquello le remordería la conciencia, y por una vez, le tranquilizaba saber que ella pertenecía a otro tiempo. Cuando volviera a su Tierra de Partida, dejaría atrás a Nithael y aquella historia. No tendría que pasar el resto de su vida sin poder mirar al ángel a la cara, al contrario que todos los presentes.

Entonces, el Guía hizo desaparecer los espejos y Hana pudo ver el panorama. Lyn, Neizan y Catrina habían logrado deshacerse de los sincorazón, aunque estaban extenuados. Y en aquel momento, Saeko y Assur entraban de nuevo en la habitación… sin Gabriel. Hana observó con intención a Saeko, como si esperara leer en su mirada cuál había sido el destino de ese traidor.

Assur se lo aclaró:

Se acabó. Tenemos que eliminar a los Sincorazón que quedan. Ahora podemos hacerlo—señaló un libro en el que Hana no se había fijado.

Ese Libro…¿Cómo que todo ha acabado?

Devolveremos Tierra de Partida a su estado original. Nithael, coge la Llave Espada y hazlo. No podemos permitir que se acerquen más Sincorazón a este lugar.

Hana se dio cuenta de que, al igual que ella, Nithael había visto que Gabriel no estaba con ellos. Le acababa de decir que se hallaba fuera, por lo que algo se había desencajado de la historia. Intentó solucionarlo, sin demasiado éxito.

Quiere decir que, ahora que estás despierto, podremos hacerlo. Cuando desaparezcan los sincorazón, podremos reunirnos todos ―murmuró.

Hay que acabar antes con el Alfa de los Sincorazón.

Ya está hecho—¿En serio alguien había podido con esa mole?—. Ya no tienen líder, sólo se guiarán por los Sincorazón más fuertes, y en este ambiente de oscuridad eso los volverá más difíciles de derrotar. Si queremos que los supervivientes recuperen la esperanza, debemos devolver Tierra de Partida a la normalidad. Entonces sabrán que las cosas vuelven a su cauce.

Captó la mirada de Nithael y se la devolvió. No había nada más que decir. La prioridad era recuperar Tierra de Partida. Luego, tendrían tiempo para contarle la triste verdad.

Debido a que era el que estaba en mejor condiciones, se le cedió a Nithael el dudoso honor de ser quien portara la Llave que tanto habían estado intentando proteger. Aun así, Neizan le advirtió:

Dolerá. Invadirá tu cabeza.

Lo soportaré. ¿Eres el guardián de este sitio? Por favor, déjame terminar con esta pesadilla.

Hana no entendió qué ocurría hasta que vio la extraña actitud del Guía. Él sabía, mejor que ningún otro, que Nithael era capaz de hacerlo, y hasta entonces solo se lo había impedido para que Gabriel no lo usara a su antojo. Catrina parecía también recelosa. Y Hana… Hana se preguntaba si estaban haciendo lo correcto, dejando en sus manos el futuro de Tierra de Partida, dado su débil estado mental.

Sin embargo, recordó que le había pedido que confiara en ella y decidió que haría lo mismo. Lo dejaría en manos de Nithael.

Debería usarlo otra persona…

Eres tan digno como el que más, Nithael. Y los demás están exhaustos. Date prisa. Hay gente muriendo ahí abajo.

Nithael no se entretuvo más. Tanteó la empuñadura, comprobando las palabras anteriores de Neizan, y al segundo intento agarró la espada y la empezó a extraer. El proceso era lento, pero regular, hasta que el ángel pareció ceder al dolor y se arrodilló, llevándose una mano a la cabeza. Hana dio un paso, con intención de socorrerle, pero el Guía se le adelantó con otras intenciones:

—¡No, Nithael! ¡No seas egoísta, piensa en la gente que…!

Silencio.—Con su nueva Llave, Nithael se deshizo del Guía con suma facilidad—. Gabriel Gabriel. No descansaré hasta que encuentre a Gabriel. ¿Qué le has hecho?

La aprendiza se quedó paralizada del espanto. En efecto, como sospechaba, Nithael se había dado cuenta de la mentira. Ahora, más peligroso que nunca, les encaraba en busca de respuestas. Y no podían darle ninguna que fuera grata. De cierta forma, pensó que era su culpa, por no haber sabido escoger las palabras con más cuidado.

Hana se tapó inconscientemente la boca con las manos e, impotente, observó el desarrollo de la escena.

Nithael, no es el momento. Ahora lo que importa es Tierra de Partida y…

¡¡A mí sí me importa!! Dime qué has hecho con él. Ahora. ¡Dímelo!

Nithael…

¡¡Vosotros!! ¡¡Tú, Cornelia, Zacharias, Hjalmar, Anisa!! ¡¡Todos esperáis que me quede quieto, que sea un maldito adorno que apruebe vuestras decisiones, y eso he hecho!! ¡He vivido toda mi vida protegiendo Tierra de Partida, pero ninguno habéis escuchado mis consejos! ¡Esto se podría haber evitado si no hubierais condenado a Zephyr, si no hubierais prohibido su magia! ¡Si no rechazárais todo lo que es distinto, todo lo que os da miedo! ¡¡Os he dedicado mi vida!! ¡Lo he dado todo por vosotros! ¡He callado, he permitido que manipularais a niños, he dejado que invadierais otros mundos, que hicierais con ellos lo que quisierais! ¡He permitido que os creáis algo que no sois! ¡¡Y VOSOTROS ME LO HABÉIS ARREBATADO TODO!! ES POR VUESTRA CULPA QUE TIERRA DE PARTIDA SE ENCUENTRA ASÍ. —Hana miró a Neizan, comprendiendo que se había cumplido el mayor temor del Guía—.¡¡No pienso volver a escucharos, no voy a volver a obedecer vuestras órdenes!! ¡Malditos humanos, que siempre cometéis los mismos errores! ¡Siempre, siempre, como bebés ciegos y orgullosos! ¡Y yo os he dejado caer una y otra vez! ¡Os he dejado que me quitarais lo que más quería! ¡¡No voy a volver a permitirlo!! —Pudieron comprobar que, frente al aura oscura de Gabriel, tenían una igual de aterradora: la dorada de Nithael. Hana no volvería a burlarse de ningún afín a la Luz—. ¡¡Dime dónde está Gabriel!!

Assur respondió con un gesto. Un error fatal, a ojos de Hana, porque Nithael lo malinterpretó de la peor forma posible.

No.

Nithael, tienes que comprenderlo. Ya no era el niño que conociste, intentó ma-.

¿Lo has matado?

Y todo comenzó. Neizan atacó a Nithael, a quien la verdad le había caído como un jarrón de agua fría y no esperaba que sus enemigos se movilizaran. No obstante, un simple movimiento con su Llave bastó para apartar a Neizan. Hana se quedó boquiabierta. Definitivamente, Gabriel y él pertenecían a un nivel muy diferente.

El contrataque a Neizan le pasó factura. Parecía dolerle la cabeza y a Hana se le ocurrió que quizá la Llave estaba sacando lo peor de él, es decir, su lado violento por lo ocurrido con Gabriel. Nithael no había podido controlar ese poder y ahora iban a acarrear con las consecuencias.

QUITADLE LA LLAVE ESPADA.

No.

Entonces, les llegó el turno a todos los demás. Incluso herido y descontrolado, una magia poderosísima procedente de Nithael los arrojó hacia atrás, como había ocurrido con Neizan. Hana se encontró dando vueltas, mareada, hasta dar con el suelo.

—¡Detente! ¡No les hagas daño! ¡Sé que estás harto, que no quieres más, que te sientes traicionado pero…!

¡¡BASTA!! YA BASTA.

Como si la sala reaccionara a su humor, todo a su alrededor cambió e incluso empezó a variar de color. Nithael, ¿completamente controlado?, se volvió hacia Assur y Catrina, los culpables más próximos de su odio.

Una nueva voluta apareció al lado de su oreja:

¡Si quieres volver a casa, tienes que hacerme caso! ¡Con Nithael controlando la Llave Espada y los Maestros al borde de sus fuerzas, sólo quedáis vosotras y las piedras! ¡¡Las usaremos para inmovilizarlo!! ¡Assur puede hacerlo! ¡Situaos a los lados de Nithael y usad las piedras; la energía que está comenzando a despedir la habitación las cargará de energía y os servirán para atacar! RÁPIDO O MORIREMOS TODOS.

¿Y qué hay de la Llave? ¿Cómo vamos a quitársela? ¿Y quién va a poder aguantarla? ―preguntó, sacando la piedra de su bolsillo para sostenerla en la palma.

No tenía ningún problema con inmovilizarlo. Tenía la esperanza de que fuera la Llave quien le estuviera influyendo de esa forma para actuar así. Cuando dejara de estar en su posesión, se disculparía con él por lo que estaban a punto de hacerle.

Todos empezaron a seguir el plan del Guía. Lyn y Neizan se arrojaron contra Nithael, mientras Catrina y Assur preparaban el hechizo. Sin embargo, la clave de la estrategia recaía en ellas dos, en Hana y Saeko. Era la magia de las piedras la que detendría al ángel… otra vez.

Odiaba aquellas piedras, de hecho. No habían traído más que problemas, y aún no se habían usado para nada bueno.

¡¡Alejaos!! DEJAD DE DARME ÓRDENES. CALLAOS.

Se concentró en su papel, aunque no tenía ni idea de qué hacer. La piedra se cargaba en su mano sola, debido a la energía que desprendía la habitación. Aquello le recordaba al momento en el que Chihiro había abierto la brecha hacia el pasado, y aquello justamente tampoco había salido muy bien.

—Atacadlo, hablad con él, hacedlo todo, lo que sea. En especial tú, Lirio. Os proporcionaré un instante para desconcertarlo si veo que no os hace caso. Ojalá funcione. Con la Llave atacándole, no sé si terminará por perder la cabeza…

Yo no sé… ¡No sé qué decirle, joder! ¡Yo no le hice ninguna de esas cosas! ¿Dónde cojones están los responsables? ¿Por qué tenemos que defenderlos de él? ―explotó.

La respuesta era sencilla: porque era la única forma de salvar Tierra de Partida y, de paso, para regresar a su hogar. Es decir, que, para hacerlo, tendría que pasar por encima de Nithael.

Mierda. No, joder, esto no tendría que ser así ―se quejó―. Él no es así, joder. Él… ―Se le ocurrió una idea, que compartió con la voluta de humo―. Tal vez se le pueda distraer con eso. Muéstrale cómo es ahora ―se refería a los espejos. Si en algún momento lo veía adecuado, podía enseñar al ángel un reflejo de sí mismo en aquel estado.

No había tiempo que perder. Hana se interpuso entre Catrina, Assur y Nithael, avanzando hacia este último para que su piedra se fuera cargando poco a poco. Pretendía distraer su atención, junto a los ataques directos de Lyn y Neizan. Defendería a los hermanos, a quienes no les debía nada, pero que tampoco merecían morir por aquel arranque de odio tan impropio del ángel.

Y no sabía qué decirle, no después de haberle mentido descaradamente y haberle pedido que confiara en ella. En su lugar, Hana también hubiese querido matar a todo el mundo, no podía culparle.

LO SIENTO, ¿VALE? YO NO QUERÍA QUE LAS COSAS ACABARAN ASÍ ―le gritó, improvisando. Notó que sus fuerzas se iban cuando más se acercaba a Nithael―. ¡Gabriel está muerto! ¡No tienes ni idea de todas las personas que ha matado para vengarse de Tierra de Partida! ¡Eres un idiota, Nithael! ¡Te permites quejarte de tu destino, cuando eres el único de esta sala que no ha visto el horror que ha desencadenado ese traidor en el exterior! ¡HA MUERTO GENTE Y TÚ HABRÍAS ESTADO DE SU PARTE!

Furiosa, con Nithael, con aquella Tierra de Partida y, sobre todo, consigo misma, atacó. Coordinándose con Neizan y Lyn para no darles, lanzó dos Aqua seguidos contra Nithael y, a continuación, convocó un Magneto con la intención de arrebatarle la Llave, aunque no confiaba en tener éxito.

En caso de que todo fallara, con la energía que tenía de la piedra, lanzaría el ataque más potente que pudiera contra el ángel. Iba acercándose, paso a paso, sin vacilar. Y en ningún momento alzó algún tipo de barrera defensiva. En cierta forma, pensaba que no la merecía.

¿ME MATARÁS, NITHAEL? ¿TENGO QUE MORIR PARA QUE QUEDES SATISFECHO? ¡Gabriel no volverá a hacer daño a nadie más, pero tú pretendes hacerlo por él! ¡ADELANTE!

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Ronda 23

Notapor Suzume Mizuno » Sab Sep 26, 2015 2:50 pm

Hana y Saeko




Las preguntas de Hana quedaron sin respuesta en medio de la vorágine de acción y explosiones, aunque el Guía escuchó su consejo de los espejos y materializó unos cuantos alrededor de Nithael.

Este, sin embargo, estaba demasiado ocupado intentando evitar las embestidas de Lyn y Neizan, que se volcaban en entretenerlo con todas sus fuerzas, a pesar de que estaban muy por debajo del ángel. Saeko, sin decir una palabra y dirigida por los consejos del Guía, comenzó a pegarse a las paredes para avanzar y rodear a Nithael, manteniéndose lo más lejos posible de sus ataques.

Hana, entre tanto avanzó, con la piedra tornándose incandescente entre sus manos. Cogió aliento y gritó:

LO SIENTO, ¿VALE? YO NO QUERÍA QUE LAS COSAS ACABARAN ASÍ. ¡Gabriel está muerto! ¡No tienes ni idea de todas las personas que ha matado para vengarse de Tierra de Partida! ¡Eres un idiota, Nithael! ¡Te permites quejarte de tu destino, cuando eres el único de esta sala que no ha visto el horror que ha desencadenado ese traidor en el exterior! ¡HA MUERTO GENTE Y TÚ HABRÍAS ESTADO DE SU PARTE!

Quizás fue el grito ronco de Hana, o que en ese momento tanto Lyn como Neizan se detuvieron un instante para recuperar al aliento. O puede que fueran los Aqua seguidos del tirón del Magneto —que, como había esperado, no pudo arrebatarle la Llave Espada, en especial porque a mitad del camino Hana se quedó sin magia—.

El caso fue que Nithael la miró con un gesto de desazón. Como si sus palabras hubieran conseguido alcanzar su corazón.

¿ME MATARÁS, NITHAEL? ¿TENGO QUE MORIR PARA QUE QUEDES SATISFECHO? ¡Gabriel no volverá a hacer daño a nadie más, pero tú pretendes hacerlo por él! ¡ADELANTE!

Nithael abrió mucho los ojos y bajó un poco la Llave Espada.

N-no… Yo jamás…

¡Nith!

Al lado de Hana apareció un niño pequeño vestido con ropas blancas. Extendía los brazos hacia Nithael, con actitud suplicante. El ángel, con los ojos desorbitados, bajó más su arma.

En ese momento, Neizan saltó. Alrededor de sus manos, que empuñaban la Llave Espada, giraban resplandecientes runas que rasgaban el aire con un tenue resplandor azulado. El Maestro del clan de los Osos gritó unas palabras en un idioma musical, que sonó completamente desconocido a los oídos de Hana y Saeko. Nithael se giró hacia él en un acto reflejo e interpuso la doble Llave Espada, que emitió un pulso de luz y oscuridad. Neizan volvió a gritar una palabra extraña y frente a él surgió una runa gigante, que abrió un camino para él, desviando la energía hacia los lados.

Dio un golpe vertical y ambas Llave Espada impactaron con un clamor hermoso, casi de cristal.

Neizan aferró la empuñadura de la doble Llave Espada y gritó de dolor, pero, aun así, se las apañó para farfullar:

¡Suéltala ahora mismo!

El pánico invadió a Nithael, que trató de retroceder y forcejeó para quitar a Neizan de encima.

¡¡No!! ¡No volveréis a darme órdenes!

¡Suéltala, Nithael! ¡Suéltala! ¡Va a acabar matándote!

El hijo de Zephyr dejó escapar un alarido cuando Nithael proyectó un haz de luz que estuvo a punto de reventarle el hombro. Luego inició un cántico apresurado y atropellado. El ángel y el joven giraban, tiraban el uno del otro y era imposible disparar cualquier hechizo sin miedo a acertar a Neizan. La doble Llave Espada comenzó a iluminarse, a despedir chispas. Un chirrido horrísono lo invadió todo. Recordaba al grito de dolor de un niño pequeño.

Y, entonces, la doble Llave Espada…

Se fragmentó.

Neizan saltó hacia atrás y cayó de rodillas sosteniéndose la cabeza, con todos los músculos en tensión. Vomitó. Nithael tampoco parecía encontrarse mucho mejor. Las venas se le marcaban en la frente y su mueca de dolor era desgarradora.

Assur dio un paso al frente.

Nithael...

El ángel le clavó la mirada. Sus iris resplandecían como el oro fundido. Parecía un animal arrinconado, desesperado, herido y muy dispuesto a lanzarse a matar a dentelladas a sus cazadores. Apuntó a Assur con lo que le quedaba del arma y, antes de que pudiera ni intentar atacar, recibió un disparo de oscuridad en el pecho. Neizan bajó la Llave Espada, entre espasmos y toses, y ya no pudo volver a levantarla.

¡¡SOIS TODOS IGUALES!!—rugió Nithael, con un gesto de enajenación. El pecho le humeaba por la nueva herida—. ¡¡Todos vosotros, todos los clanes, todo es por vuestra culpa!! ¡PADRE NO TENDRÍA QUE HABEROS SALVADO JAMÁS! ¡Gabriel tenía razón! ¡Zephyr tenía razón! ¡Tierra de Partida está podrida, los humanos no merecéis el poder de la Llave Espada!

Nithael se volvió y apuntó hacia las puertas doradas. Estas gimieron y comenzaron a abrirse.

Assur apretó los labios. Catrina comenzó a leer un hechizo en voz alta. Un círculo mágico apareció bajo los pies del ángel. Este dio un respingo al reconocerlo y, fuera de sí, se volvió hacia Assur. El mago alzó una mano y aceleró el conjuro.

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Neizan miró a Assur con los ojos desorbitados. Su mirada se desplazó hacia las piedras, que humeaban, y a Hana y Saeko se encontraban en los límites del círculo.

Nithael rugió:

¡¡No te atrevas!!

Lo siento—murmuró Assur cuando terminó su cántico. Sus ojos rebosaban determinación… y tristeza—. Espero que, cuando despiertes, encuentres un mundo mejor.

Gritó una sílaba.

Las piedras estallaron y el mundo se convirtió en luz.

*


Nithael parecía una estatua increíblemente realista. Su piel se había tornado de un macilento color gris y, si acariciaban sus alas extendidas o sus vestiduras, el tacto sería frío y antinatural.

Assur lo había convertido en piedra.

Lo único que se mantenía intocable era la Llave Espada, que refulgía entre sus manos, preparada para lanzar su próximo ataque. Neizan forcejeó con ella hasta arrancársela de las manos y se dirigió hacia la puerta que daba al Corazón, resoplando y jadeando. El pequeño Guía se interpuso en su camino.

No. No lo hagas.

Neizan se quedó desconcertado.

Pero tenemos que…

TodavíaHay algo que hacer —dijo el Guía, mirando a Hana y Saeko. Las dos se encontrarían doloridas, agotadas, al borde de sus fuerzas. Habían tenido que soltar las piedras cuando el conjuro se activó y eran incapaz de usar sus chamuscadas manos—. ¿No es cierto, Assur?

El mago tampoco se encontraba en las mejores condiciones; había tenido que apoyarse contra una columna y parecía a punto de perder el conocimiento. Su hermana se había arrodillado a su lado y le acariciaba el pelo, murmurando palabras de ánimo.

Por el Primero, sí, pero antes dejadme descansar un poco.


Tenemos que darnos prisa —insistió el Guía, cuya voz sonaba cansada, desanimada—. Hay que deshacer el Castillo.

Assur suspiró.

Catrina, ¿sabes dónde encontrar a sus amigos?

La vidente asintió, se incorporó e invocó su glider.

Volveré en una hora.

Y, sin decir nada más, salió disparada por la puerta.

Lyn preguntó con hosquedad:

¿Vais a decirnos cómo volver?

Assur asintió con la cabeza y señaló con un dedo a Nithael.

Os haremos lo que a él, solo que el conjuro, gracias a las piedras, durará más. Mucho más. Lo suficiente para que os liberen cuando regreséis a vuestra época.

Y —se adelantó el Guía— me aseguraré de que lleguen hasta vosotros. No puedo dejaros aquí, en el vestíbulo. ¿Y si alguien vuelve a abrir el Castillo? Estaríais en peligro. Así que os llevaré arriba, donde estaréis a salvo.

Tenían una hora por delante. Quedaba en manos de las aprendizas cómo aprovecharla.


****
Adam, Nadhia y Kairi






Nadhia tomó la mano de Cornelia al mismo tiempo que Diana trataba de desviar al Alfa con sus enredaderas. La Maestra comenzaba a desvancerse y miró con una calma que debió dejar sorprendida a Nadhia.

Dile a….—Cornelia cerró la mano en torno a la de Nadhia con las últimas fuerzas que le quedaban—. Dile a Assur que… proteja a mi familia. Valeria… debe ser quien me sustituya. Está preparada.—Cornelia pareció aliviada al haber podido dar su mensaje. Esbozó una tenue sonrisa de resignación—. Por la espalda. Maldito seas, Hjalmar...

Dijiste... que no morirías tan fácilmente...

Protege Tierra de Partida… Ahora… Y en el futuro.

¿Qué quería decir con eso? ¿Que la creía? ¿O se refería al futuro inmediato de Tierra de Partida?

[b]No permitiré que escape. ¡Y no dejaré que nadie te olvide, Cornelia!


Sonrió a Nadhia. Después se desvaneció en una cortina de luz y no quedó nada de ella excepto la Llave Espada… Que Nadhia decidió coger mientras invocaba su glider.

La aprendiza sobrepasó al Alfa a toda velocidad. Diana le gritó algo, pero no la escuchó, concentrada como estaba en alcanzar al asesino.


¡Hagamos que se caiga del Glider! ¡Deprisa!

Anisa no miró en su dirección, pero sí asintió con la cabeza.

¡¡No huyas, escoria!!

Hjalmar aceleró, por supuesto. Anisa disparó una versión más poderosa de un Electro y lo obligó a desviarse, durante unos instantes esenciales para que Nadhia disparara su flecha celestial.

El líder de los Leopardos gritó cuando la flecha se ensartó en su espalda.

¡¡¡Hjalmar!!!

Hjalmar, que había perdido durante unos segundos el control de su glider, giró en el último instante para recibir a Nadhia. Una barrera se desplegó entre los dos y la Llave Espada de Cornelia se quebró al impactar de lleno contra ella.


Entre tanto, Adam gritaba a Myriam:


¡Tengo una idea! —Ella se volvió hacia él, atenta—. ¿Ves a esa chica de pelo rosa? Es una compañera mía, y también tiene un cristal. ¿Crees que podríamos unir la potencia de los dos cristales para reventar al Alfa?

Myriam tardó un momento en analizar la situación. Después sonrió al vampiro y asintió una única vez.

¡¡EH, KAIRI! ¡¡ATENTA, DISPARAREMOS A LA VEZ!!

¡¡MUY BIEN!!

¡¡AHORA!![/quote]

¡Vamos allá!—gritó Myriam a la vez que ayudaba a Adam para disparar.

El estallido fue ensordecedor y los dos estuvieron a punto de perder el control de los glider, pero se las apañaron para estabilizarlos y resistir.

El rayo de Adam chocó contra el de Kairi en el momento exacto, justo antes de que el rayo de oscuridad del Alfa los alcanzara. De por sí, Kairi sola apenas sí habría podido desviar lo suficiente el ataque del Sincorazón. Pero, juntos, no sólo disiparon la oscuridad —que, antes de desvanecerse, se dividió en numerosos pequeños rayos que hicieron saltar muros de casas por los aires—, sino que la atravesaron como una flecha de luz.

Y acertaron en el núcleo, abierto y desprotegido, del Alfa.

La criatura se tambaleó y se encogió, cerrando los enormes brazos sobre su pecho, como si quisiera protegerlo. Luego, su cuerpo se disolvió en nubes de oscuridad.

Al mismo tiempo, Anisa cargó contra la barrera que había desplegado Hjalmar y antes de que la Llave Espada de Cornelia terminara de partirse, las dos consiguieron alcanzar al Maestro. Los tres se estrellaron en el suelo y rodaron varios metros, levantando montañas de polvo.

Cuando Nadhia pudo incorporarse, no quedaba rastro alguno del Alfa.

*



No—dijo Anisa a Nadhia, viendo el odio en sus ojos. Terminó el conjuro que envolvía las manos de Hjalmar en unas redes metálicas con runas y pasó a los pies—. No te atrevas a tocarle. Hjalmar será juzgado por un tribunal y pagará bien caro lo que ha hecho—susurró la Maestra, con los ojos entrecerrados. Hjalmar yacía, inconsciente, a sus pies. Anisa le había extraído las flechas y lo había curado después de someterlo a un potente hechizo de Sueño.

Diana le puso una mano en el hombro a Nadhia y meneó la cabeza.

Myriam contemplaba a Hjalmar con una expresión indescifrable, cruzada de brazos y con los labios muy pegados. El resto de Caballeros que los había acompañado, a excepción de unos diez que esperaban en la calle de al lado, habían partido hacia el Alcázar para ayudar a desbandar a los Sincorazón. Adam, Kairi y Nadhia se habían encontrado pocos minutos después de que vencieran al Alfa. Al ver al líder de los Leopardos en ese estado, Myriam había exigido explicaciones y Anisa se las había dado a regañadientes, pero se negó a que lo averiguara el resto del contingente, de modo que los envió a pelear.

Ahora que había terminado con Hjalmar, se incorporó e invocó su Llave Espada.

Esos cristales nos vendrán muy bien—dijo, mirando a Myriam—. Cargadlos y venid conmigo.

¿Y qué pasa con… él?—inquirió, señalando a Hjalmar con un gesto.

Lo llevaré conmigo y lo dejaré en el Alcázar. Lo siento—añadió, dirigiéndose a Nadhia—.Todos deseamos venganza. No tienes derecho a arrebatárselas a los demás. Hjalmar pagará. Eso te lo aseguro.

Dicho esto, Anisa echó un vistazo a los pedazos de la Llave Espada que todavía tenía Nadhia en sus manos. No le pidió que se los devolviera. Quizás daba por sentado que lo haría más tarde. Montó a Hjalmar en su glider y despegó.

Tengo que ir—informó Myriam a Adam—. Imagino que nos tocarán zonas distintas así que, ¿nos vemos al anochecer en los jardines del Alcázar?

Myriam no dio tiempo a Adam a responder. Le guiñó un ojo y salió corriendo para encontrarse con sus hombres. Habían desmontado el cristal que cargaban ella y Adam y el de Kairi —juntos con otros tantos— se encontraba ahora en los gliders de los Caballeros.

Se las apañarían bien. Eso, si había un anochecer claro. Si levantaban la vista comprobarían que el mundo continuaba siendo oscuro y desolador. El Castillo del Olvido resplandecía en lo alto.


Sabía que estaríais todos juntos~

Catrina los sobrevolaba en su glider, cargando a un inconsciente Neru y seguida de cerca por Aru, quien se había resguardado en el Alcázar durante todo aquel tiempo. La bruja los saludó con un gesto. Estaba herida y parecía hecha polvo, a pesar de lo cual mantenía cierto aire regio y elegante. Les indicó que ascendieran para encontrarse con ella.

Venid conmigo. Todo está preparado. Podréis volver a casa.—Catrina sonrió de medio lado y se adelantaría a cualquier protesta—: No hay tiempo para pensárselo. Hemos de cerrar el Castillo del Olvido cuanto antes, queridos, o los Sincorazón se alimentarán de la oscuridad que nos rodea. Vamos. Vuestras amigas os están esperando.

Catrina giraría el glider para apuntar hacia el Castillo y aceleraría. Cuando la alcanzaran, ya a bastante altura, la verían mirar con tristeza hacia las ruinas de Tierra de Partida. Después diría:

Así que lo derrotasteis vosotros. La gente del futuro no es tan débil como nos temíamos. Todavía hay esperanza.—Respiró hondo—. Gracias. Desearía que pudierais quedaros a disfrutar de una merecida recompensa pero… Me temo que nos aguardan tiempos duros. Muy duros. ¡Poneos detrás de mí! —gritó cuando se aproximaron a la nube de Sincorazón.

Catrina respiró hondo y la escucharon murmurar un hechizo. Una lanza de luz y oscuridad se materializó en su mano. La mujer se preparó y disparó, abriendo un largo, largo camino que se cerraría en pocos segundos. No importaba.

Podía crear más.


****
Todos





Assur parecía encontrarse un poco mejor cuando llegaron todos. Lyn y Diana, al verse la una a la otra, se dirigieron sonrisas de alivio que luego se apresuraron a disimular. Se acababa el tiempo en el que habían sido aliadas. Si era verdad lo que les habían dicho Assur y Catrina, la próxima vez que despertaran, volverían a ser enemigas.

Lo mismo se podía decir del resto de aprendices.

Assur los saludó con un gesto y fue directo al grano:

El Guía os llevará a la planta más alta del Castillo del Olvido. Allí os petrificaré con la ayuda de las piedras y del Libro de Zephyr. También os lo entregaré, como pago por todo lo que habéis hecho y… Porque no queremos que Tierra de Partida desaparezca bajo ningún concepto.—Catrina asintió—. Por lo que hemos visto, se han perdido muchos conocimientos en el futuro. Quizás gracias a este Libro seáis capaces de traer una época de esplendor a Tierra de Partida. Quién sabe.

Quiero aclarar algo—interrumpió Diana, con el ceño fruncido—. Nunca he escuchado de una petrificación que dure más de mil años. ¿Cómo sabemos que no despertaremos dentro de cien o doscientos años?

Catrina sonrió, burlona. Se le habían chupado las mejillas y le costaba mantenerse en pie.

¿Acaso tenéis otra opción? ¿Alguno de vosotros conoce una técnica de tiempo lo suficiente fuerte como para llevaros de regreso al futuro? ¿O es que preferís quedaros con nosotros?—Posó un momento los ojos en Adam—. Seríais bien recibidos, claro. Pero no temáis. Si despertáis dentro de cien o doscientos años, llevaréis el Libro con vosotros y podréis volver a petrificaros si es necesario~.

No sonaba muy convincente pero Catrina tenía razón: ¿se les ocurría otra idea?

Deberíamos darnos prisa —dijo el Guía—. A cada momento que pasamos aquí, la oscuridad refuerza a los Sincorazón.

Se dirigió hacia una de las puertas laterales. Aquella que, dentro de mil años, atravesarían sus compañeros siguiendo a Nanashi. Entonces el niño se volvió hacia ellos y dijo:

Gracias por proteger Tierra de Partida. En el pasado y en el presente.

Luego abrió la puerta y desapareció al otro lado. Si se asomaban, verían que había un pasillo blanco y… Una especie de boquete negro en una de las paredes. Uno que había abierto el Guía. Al otro lado les esperaba un pasillo blanquecino con una suave cuesta hacia arriba. No se veía el final.

Neizan se quedaría en el vestíbulo, guardando la Llave Espada doble —que había dejado cuidadosamente a los pies de Nithael—, así que si querían despedirse o darle las gracias, sería su última oportunidad. Los demás les acompañarían hasta el último piso.

Era el momento de decidir qué hacer.

Spoiler: Mostrar
Es vuestra última ronda en el pasado. ¡Aprovechadla bien!


Spoiler: Mostrar
Hana
VIT: 36/40 [+2 Anillo Coraza]
PH: 0/32
+Ultrapoción

Saeko
VIT: 34/40
PH: 8/26
+ 1 éter

Gengar
VIT: 50/58
PH: 8/20

Adam
VIT: 19/60
PH: 3/16
+Poción

Kairi
VIT: 15/22 [+Escudo +Coraza]
PH: 20/20
+ 1 Éter

Nadhia
VIT: 32/50 [+Escudo + Coraza]
PH: 8/38


Spoiler: Mostrar
Kairi I (Justificada)
Darkness Seeker III-Abandono-Expulsado.
Astro I.
Zeix I (Justificada).


Fecha límite:miércoles 30 de septiembre a las 23:59
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Let me say her goodbye

Notapor EspeYuna » Mié Sep 30, 2015 5:44 am

Protege Tierra de Partida… Ahora… Y en el futuro.

Nadhia asintió a las palabras de Anisa. Desorientada, perdida en su odio, abatida, triste... sin fuerzas. A su espalda, el Alfa había desaparecido. Ya no quedaba rastro alguno del monstruo que había intentado asolar Tierra de Partida. Y aunque todavía percibía la presencia de la oscuridad acechando en la ciudadela, en aquel momento era cuanto menos minúscula.

Pero también había desaparecido ella.

Observó el cuerpo de Hjalmar una vez más y, escuchando la promesa de Anisa por hacer pagar por sus pecados, sintió un apretón en el hombro. Se giró y vio que se trataba de Diana, quien la había ayudado a sobrevivir contra los Invisibles. Agradeció el gesto, con una leve y forzada sonrisa.

Lo siento. Y gracias.

Producto del cansancio, Nadhia se alejó un poco de Diana para estar un rato a solas. Observó el tejado donde había fallecido Cornelia. Como era de suponerse, no quedaba rastro de su cuerpo, ni de su melena ondeada en el fuego, ni de su voz autoritaria y su osada valentía... se había ido para siempre.

Observó la espada que empuñaba, ahora quebrada. Triste, sin vida. Apretó los dientes, furiosa consigo misma. Había intentado usar lo último que quedaba de ella para vengarse, cuando en realidad se la había arrebatado de las manos para que no cayera en el olvido bajo los escombros.

Y ni siquiera para vengarse en su nombre. En aquel momento, quería matarlo por haberle arrebatado a una persona que se había convertido en dos días en alguien muy importante para ella. Se había dejado llevar por las emociones, víctima de una pérdida de la que, seguramente, tardaría en recuperarse.

No pudo evitar sonreír, sin embargo, cuando vio llegar a Kairi y a Adam. Se acercó a ellos, apartando el pelo rosado de Kairi, que se encontraba sucio y alborotado:

Habéis estado increíbles —señaló, con una sonrisa. Triste, pero sincera—. Siento no haberos ayudado en el último momento —miró una vez más a Hjalmar, inconsciente y atado—. No podía dejar que escapara.

O que viviera, más bien.

¿Y qué pasa con… él?

Lo llevaré conmigo y lo dejaré en el Alcázar. Lo siento—Nadhia sintió los ojos de Anisa puestos en ella. Realmente, haberse comportado de esa manera delante de una líder le avergonzaba—.Todos deseamos venganza. No tienes derecho a arrebatárselas a los demás. Hjalmar pagará. Eso te lo aseguro.

Lo entiendo.

Nadhia no se dio cuenta de que Anisa había observado los restos del arma de Cornelia en sus manos. Seguía sin poder creer que ya no estuviera allí. Y se sentía aliviada, en gran parte, de haberle contado la verdad.

De no ser así, se sentiría aún más desdichada.

Vio marchar a la Orden de Caballeros cargando con los cristales que se habían usado durante la contienda contra el Alfa, y al alzar la vista comprobó que, a pesar de haber destruido al coloso sincorazón, el cielo se veía oscuro, triste... y el Castillo del Olvido continuaba en lo más alto, recordando el motivo de su visita al pasado.

Rió para sí misma. ¿Todo aquel dolor y sufrimiento habría valido la pena? Y lo que es más importante... ¿podrían regresar a casa? Aquel era el segundo día, y si estaba en manos de Chihiro hacerles volver a su tiempo... realmente no estaba muy segura de que cumpliera su promesa.

Y pensó, de forma egoísta, que no le hubiera importado quedarse si Cornelia hubiese sobrevivido. Sintió repudio de aquella conclusión al pensar en Tandy, en Fátima, en todos sus amigos y mentores, en su familia. Pero si no hubiera modo de volver... ¿qué le quedaba allí?

La respuesta era sencilla: nada.

Sabía que estaríais todos juntos~

Se sintió mucho peor al haberse olvidado de Neru, cargado por aquella mujer que había visto en el Alcázar dos días atrás, tras la contienda contra los sincorazón al otro lado de las murallas. Estaba llena de heridas, pero mantenía un porte elegante. Las mujeres de aquella época no dejaban de sorprenderla.

Nadhia hizo caso y ascendió, cargando con el arma de Cornelia.

Venid conmigo. Todo está preparado. Podréis volver a casa

¿Cómo...? —más que una pregunta pidiendo explicaciones por las palabras de aquella mujer, Nadhia no habría cabido esperar de que hubiera forma alguna de volver. Ni de que alguien del futuro supiera de su procedencia y que se lo tomara tan bien.

Todavía recordaba el rostro de Cornelia en medio de la batalla. De seguro la habría encerrado en los calabozos si hubiera ido con la verdad por delante.

No pudo evitar sonreír recordando su potente vozarrón.

No hay tiempo para pensárselo. Hemos de cerrar el Castillo del Olvido cuanto antes, queridos, o los Sincorazón se alimentarán de la oscuridad que nos rodea. Vamos. Vuestras amigas os están esperando.

Nadhia aceleró siguiendo de cerca a su guía, observando tras de sí las ruinas de la ciudadela.

Así que lo derrotasteis vosotros. La gente del futuro no es tan débil como nos temíamos. Todavía hay esperanza.

Vaya, qué poca confianza depositada en nosotros —dijo Nadhia a su espalda, pero pensó que quizás estaba en lo correcto. Tierra de Partida ya no era la misma que mil años atrás.

Gracias. Desearía que pudierais quedaros a disfrutar de una merecida recompensa pero… Me temo que nos aguardan tiempos duros. Muy duros. ¡Poneos detrás de mí!

Nadhia agarró con fuerza los restos de Cornelia, sin estar dispuesta a perderlos de camino al castillo. Y siguió, con decisión, la luz disparada por la mujer que se hacía llamar Catrina.

Intercambió una mirada durante el tedioso camino con Kairi, Adam y Diana. Y pensó en todos aquellos que luchaban en el futuro, en su presente, por salvar su hogar.

Sí. Podrían volver a casa e impedir que cayera en la oscuridad.

*****


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Estaban todos bien. Lyn, Hana, Saeko. Sintió un profundo alivio y parte del dolor por la pérdida de Cornelia desapareció, al menos durante aquellos instantes en los que se acercó a Hana y a Saeko.

¿Os encontráis bien? —las observó de arriba abajo, esperando no encontrar heridas especialmente graves— Derrotamos al Alfa. ¿Qué ha sido de Gabriel?

El causante de todo, pensó para sí misma. Era tan difícil controlar aquellos sentimientos... en el pensar qué hubiera sucedido si hubiera sido más fuerte, más lista. Quizás hubiera impedido su muerte.

Incluso pensó, en lo más profundo de su ser, en si existiría una forma de retroceder de nuevo en el tiempo, si es que Catrina decía la verdad. Pero enseguida se abofeteó mentalmente, sabiendo que se estaba aferrando a ideas estúpidas, temerarias, y peligrosas.

Cuanto antes lo aceptara, mejor.

Escuchó la historia, y observó, con tristeza, el cuerpo pétreo de Nithael.

Entonces vio a Lyn y a Diana, sonriéndose. Recordó la contienda, la guerra. Cierto, en el futuro... no, en su presente, seguían en guerra. A pesar del pacto, una vez hubiera acabado aquello, volverían a ser el perro y el gato.

Gilipolleces, pensó con amargura.

Se dirigió a Saeko, cabizbaja, sin saber por dónde empezar. O quizás sí:

Quiero olvidar lo que pasó aquellos días en el naufragio. Y recordar los que fuimos uña y carne en el mundo virtual. Míralas —señaló a Diana y a Lyn—. Cuando volvamos, serán de nuevo enemigas. Y tengo la sensación de que fueron grandes amigas en el pasado. Saeko, yo... no puedo hacerte cambiar de opinión. Pero sigo creyendo que esta guerra es un error. ¿Y tú?

Se vio interrumpida entonces por el líder de las Serpientes, quien aun con un rostro sumido por el cansancio, se dirigió a ellos:

El Guía os llevará a la planta más alta del Castillo del Olvido. Allí os petrificaré con la ayuda de las piedras y del Libro de Zephyr. También os lo entregaré, como pago por todo lo que habéis hecho y… Porque no queremos que Tierra de Partida desaparezca bajo ningún concepto.—Nadhia abrió los ojos, sorprendida. No sólo por el simple hecho de que le estaban diciendo que... los iban a convertir en estatuas... ¡porque obviamente, era algo de lo que preocuparse! Pero tenían un modo de salvar Tierra de Partida en su presente, y eso era más importante que el método que usaran para volver—. Por lo que hemos visto, se han perdido muchos conocimientos en el futuro. Quizás gracias a este Libro seáis capaces de traer una época de esplendor a Tierra de Partida. Quién sabe.

Gracias. Intentaremos que así sea —dijo, sonriendo a Saeko.

Quería pensar que así fuera.

Quiero aclarar algo—interrumpió entonces Diana, no muy convencida—. Nunca he escuchado de una petrificación que dure más de mil años. ¿Cómo sabemos que no despertaremos dentro de cien o doscientos años?

Nadhia frunció el ceño y le recorrió una gota de sudor, comenzando a preocuparse. ¿Y quien no le decía a ellos que alguien pudiera destruir sus cuerpos pétreos a lo largo de aquel milenio de diferencia? Entonces vio la sonrisa, burlona y preciosa, de Catrina. Y sintió seguridad.

Al menos sabía que los clanes cuidarían de ellos hasta que desaparecieran.

¿Acaso tenéis otra opción? ¿Alguno de vosotros conoce una técnica de tiempo lo suficiente fuerte como para llevaros de regreso al futuro? ¿O es que preferís quedaros con nosotros?—Nadhia sintió un nudo en la garganta con aquella pregunta—. Seríais bien recibidos, claro. Pero no temáis. Si despertáis dentro de cien o doscientos años, llevaréis el Libro con vosotros y podréis volver a petrificaros si es necesario~.

Deberíamos darnos prisa —Nadhia se fijó entonces en el Guía, quien parecía un ente más amable y menos desagradable que el que les había dado la bienvenida en el Castillo del Olvido invocado en su presente—. A cada momento que pasamos aquí, la oscuridad refuerza a los Sincorazón.

Nadhia asintió. Si era verdad que su estancia allí durante más tiempo les impedía a los clanes hacer su trabajo, mejor darse prisa y volver. Además... ellos todavía tenían algo que hacer.

A pesar de recordar al terrorífico coloso sincorazón como un ser mil veces más gigantesco que el Alfa que habían derrotado en el pasado, Nadhia sentía que tras aquellas duras batallas, una detrás de otra, estaba dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de salvar Tierra de Partida. Una determinación más poderosa había nacido dentro de ella, desde que luchó al lado de Cornelia.

Su corazón ya no sólo resplandecía con una cálida luz, sino que ahora, ardía también en poderosas llamas.

Y aunque debía estar llorando quizás por su pérdida, en aquel momento sólo podía sonreír.

Había aprendido tanto a su lado... no podía estar más agradecida por haberla conocido.

Gracias por proteger Tierra de Partida. En el pasado y en el presente.

Pero le quedaba algo por hacer antes de sumirse en un sueño de piedra. En cuanto llegaran a su destino, acompañados por los líderes, Nadhia se acercaría a Assur. Con ambas manos, mostraría los restos de la Llave-Espada de Cornelia y, con una pequeña reverencia, se la ofreció:

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Cornelia murió luchando por salvarnos a todos. Estoy muy arrepentida de haber intentado usar su último recuerdo en pos de venganza. Me dejé llevar por la oscuridad de mi corazón —con la cabeza gacha, recordó la primera vez que habló con Cornelia, en sus aposentos. Los nervios a ser descubierta, sus palabras de apoyo aun sabiendo que sospechaba de ella como una traidora—. Deseo que hagáis saber a toda la ciudadela, y a los clanes menores, que siempre, siempre, se preocupó por todos y cada uno de nosotros. Se arriesgó muchas veces, estuvo a punto de morir otras tantas, y al fin pereció en la batalla. Siento no haber podido protegerla —a Nadhia se le escapó un pequeño sollozo, pero lo disimuló como pudo, volviendo a levantar la cabeza en cuanto Assur hubiera recogido los restos—. He aprendido mucho de ella, y espero poder seguir sus pasos cuando vuelva a mi tiempo. Era... formidable. Maestro Assur, pude escuchar sus últimas palabras. Me pidió que cuidaras de su familia, y que Valeria fuera su sucesora.

Escucharía su respuesta, y fuese buena o mala, asentiría, aceptando y agradeciendo todo cuanto harían por despedir a Cornelia.
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Re: [Evento Global] Ruta del Recuerdo Perdido - La ciudadela

Notapor Kairi » Mié Sep 30, 2015 11:24 pm

Por un momento creyó que se caería del Glider, pero pudo mantener el equilibrio. Su rayo y el de Adam se unieron en el momento justo para desintegrar el rayo de oscuridad del Alfa y darle de lleno en el pecho. El enorme Sincorazón cayó al fin, derrotado y disolviéndose en nubes de oscuridad.

- Por fin... Ese bicho ya no volverá a molestar - luego se acercó a Adam - . Muy oportuno, no se qué habría hecho si no llegas a venir - sonrió.

Se reunieron con Nadhia y Anisa. La primera le apartó el cabello, bastante sucio, de la cara a Kairi.

- Habéis estado increíbles. Siento no haberos ayudado en el último momento. No podía dejar que escapara - dijo mirando a un Hjalmar inconsciente y pacífico.

- Hiciste lo que debías. Siento lo de Cornelia - dijo al comprobar que no se encontraba con ellos y por los trozos de Llave Espada que tenía en las manos. ¿Y dónde estaba Neru? - Y tú has estado mejor que yo.

Luego Anisa miró los cristales que llevaban Kairi y Adam.

- Esos cristales nos vendrán muy bien. Cargadlos y venid conmigo.

- ¿Y qué pasa con… él? - preguntó la mujer que había venido con el vampiro, Myriam, refiriéndose a Hjalmar.

- Lo llevaré conmigo y lo dejaré en el Alcázar. Lo siento. Todos deseamos venganza. No tienes derecho a arrebatárselas a los demás. Hjalmar pagará. Eso te lo aseguro - le dijo a Nadhia.

Las dos mujeres se fueron en sus Gliders llevándose los cristales ya desmontados y a Hjalmar. Kairi estaba muy cansada, deseando de volver a casa, a su época, o por lo menos de que acabara el día. Pero luego vio el Castillo del Olvido a lo lejos y recordó que no iba a ser tan fácil. Además, Catrina ya le había advertido que Chihiro no los devolvería al presente.

Pero para eso había robado el libro de Zephyr.

Hablando del Rey de Roma, Catrina apareció en su Glider y les indicó que se acercaran.

- Sabía que estaríais todos juntos~

Venía acompañada por una chica de pelo azul que podría competir perfectamente con el de Kairi en longitud y cargaba a Neru inconsciente. La bruja parecía igual de herida y sucia que ellos, aunque seguía manteniendo su elegante porte.

- Venid conmigo. Todo está preparado. Podréis volver a casa. No hay tiempo para pensárselo. Hemos de cerrar el Castillo del Olvido cuanto antes, queridos, o los Sincorazón se alimentarán de la oscuridad que nos rodea. Vamos. Vuestras amigas os están esperando.

¿En serio podían volver ya a casa? ¿Qué método habían encontrado para hacerlo?

- Así que lo derrotasteis vosotros. La gente del futuro no es tan débil como nos temíamos. Todavía hay esperanza. Gracias. Desearía que pudierais quedaros a disfrutar de una merecida recompensa pero… Me temo que nos aguardan tiempos duros. Muy duros. ¡Poneos detrás de mí!

Se dirigían a una nube de Sincorazón. Kairi obedeció sin rechistar. Catrina lanzó un hechizo que les abriría paso hasta llegar al Castillo.

****


Allí se encontraban todos los Aprendices, Lyn y Diana. Su tiempo en el pasado se acababa. Eso significaba que los dos bandos volverían a ser enemigos, cosa que apenaba a Kairi. Había conocido a gente interesante, otra no tanto, pero no había visto maldad en ninguno (excepto en Hjalmar).

Assur también se encontraba entre los presentes.

- El Guía os llevará a la planta más alta del Castillo del Olvido. Allí os petrificaré con la ayuda de las piedras y del Libro de Zephyr. También os lo entregaré, como pago por todo lo que habéis hecho y… Porque no queremos que Tierra de Partida desaparezca bajo ningún concepto. Por lo que hemos visto, se han perdido muchos conocimientos en el futuro. Quizás gracias a este Libro seáis capaces de traer una época de esplendor a Tierra de Partida. Quién sabe.

- Esto... ¿es seguro? - no le agradaba mucho la idea de ser una jovencita de más de 1000 años, eso teniendo en cuenta que la petrificación saliera bien.

- Quiero aclarar algo - dijo Diana - . Nunca he escuchado de una petrificación que dure más de mil años. ¿Cómo sabemos que no despertaremos dentro de cien o doscientos años?

Catrina se encargó de responder a su pregunta con una sonrisa burlona.

- ¿Acaso tenéis otra opción? ¿Alguno de vosotros conoce una técnica de tiempo lo suficiente fuerte como para llevaros de regreso al futuro? ¿O es que preferís quedaros con nosotros? Seríais bien recibidos, claro. Pero no temáis. Si despertáis dentro de cien o doscientos años, llevaréis el Libro con vosotros y podréis volver a petrificaros si es necesario~.

- Deberíamos darnos prisa - dijo el Guía - . A cada momento que pasamos aquí, la oscuridad refuerza a los Sincorazón.

Se dirigió a una de las puertas y les dijo una última cosa.

- Gracias por proteger Tierra de Partida. En el pasado y en el presente.

Detrás de la puerta había un pasillo blanco y un agujero negro en una pared. Antes de marchar, Kairi se dirigió a Catrina.

- Gracias por su ayuda y su hospitalidad - hizo una pequeña reverencia y marchó por el camino que les había abierto el Guía.
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La Historia Del Hipercor By Rmedive92
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El Viernes 26 a las 20 fui al hipercor para compra un juego por el cumple de un amigo y en el msn deje un automensaje que era "En El Hipercor" , en esos momentos Habimaru cerro el chat y se creo una multiconversacion de 7 o 8 personas del foro para hablar , cada minuto aparecía mi gracioso automensaje con el icono del tio feliz , cuando llegue y comente estaban todos En El Hipercor , uno en el carrefour pero bueno , al dia siguiente en el chat la frase mítica aparecía cada poco En El Hipercor y ya esta es la historia del Hipercor que tanta gente me pregunta XD ( Se le ha parecido buena o vivió esto ponérselo como firma.


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Kairi
37. Aluvión
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