[Evento Global] Ruta del Recuerdo Perdido - La ciudadela

Ruta de Hana, Neru, Adam, Saeko, Nadhia, Aru y Kairi.

Nunca olvidarás que tomaste parte en alguno de estos jolgorios. Kazuki tampoco.

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro, Sombra

Re: [Evento Global] Ruta del Recuerdo Perdido - La ciudadela

Notapor Nell » Mié Sep 30, 2015 11:44 pm

Gritarle todo lo que se le pasaba por la cabeza funcionó. Nithael vaciló e incluso bajó ligeramente su arma. Hana le miró a los ojos, intentando captar toda su atención, aunque no sabía qué más decirle para seguir convenciéndole de que dejara la lucha.

N-no… Yo jamás…

¡Nith!

El Guía aprovechó ese momento para materializarse como el niño de antes, desconcertando el ángel. A su vez, Neizan le atacó de frente, con una magia rúnica que por muchas veces que Hana hubiese visto desde su llegada al pasado, aún se le seguía haciendo muy extraña. Las Llaves Espada de los contendientes chocaron y Neizan trató de agarrarse al mango de la contraria.

¡Suéltala ahora mismo!

¡¡No!! ¡No volveréis a darme órdenes!

¡Suéltala, Nithael! ¡Suéltala! ¡Va a acabar matándote!

Forcejearon. Hana intentó acercarse para ayudar, pero la piedra seguía absorbiéndole la vida y la energía que desprendían los dos adversarios era arrolladora. Se atacaban mutuamente con magia, intentando que el otro soltara la doble Llave Espada de Nithael.

Entonces, se dividió en dos.

«Las Llaves Espada no sirven para esta puerta. Necesitáis reunir las dos mitades de esa Llave y traerlas aquí. Al corazón de este mundo». Allí estaba la respuesta. Allí vieron por qué dos eran las llaves para abrirse hasta el Corazón del Mundo.

Fuera cual fuese la consecuencia, Neizan y Nithael se separaron. EL primero vomitó directamente y el segundo tenía un aspecto mucho más debilitado que antes. Hana no supo hacia cuál acercarse, pero siguió atenta y con cautela todos los movimientos del ángel, por si su locura aún no había acabado.

Nithael...

Assur. Cómo no. ¿Es que no podía mantenerse callado? ¡Él era el culpable, maldita sea! Hana vio impasible cómo Nithael apuntaba su arma contra él. No movió ni un músculo. Pensaba que, en cierta forma, se lo tenía merecido y Nithael debía tener el derecho de hacer lo que le viniera en gana con la vida de ese hombre. En su lugar, fue Neizan quien disparó al ángel para frenarle otra vez.

¡¡SOIS TODOS IGUALES!! ¡¡Todos vosotros, todos los clanes, todo es por vuestra culpa!! ¡PADRE NO TENDRÍA QUE HABEROS SALVADO JAMÁS! ¡Gabriel tenía razón! ¡Zephyr tenía razón! ¡Tierra de Partida está podrida, los humanos no merecéis el poder de la Llave Espada!

«Yo soy una sirena, así que no cuento», escurrió el bulto con facilidad, a pesar de que Nithael probablemente sí la incluyera en el grupo. Una parte de ella sabía que Nithael estaba actuando encolerizado por culpa del efecto de la Llave, pero eran sus sentimientos, al fin y al cabo. Si de verdad había vivido todo aquello, merecía liberarse.

Sin embargo, miró a Saeko y recordó por qué estaba allí, de nuevo. Tenían que regresar a su tiempo con el conocimiento necesario para proteger Tierra de Partida. Necesitaban a Assur. Vivo. Por desgracia.

Se dijo a sí misma que colaboraría con la paralización de Nithael, pero que en cuanto pudieran calmarle y Assur les solucionara el asunto del viaje en el tiempo, les obligaría a liberarle para responsabilizarse por sus actos. Hana no creía en la justicia. Pensaba que cada uno tenía que actuar según sus ideales y con libre elección, asumiendo las consecuencias. Nithael tendría pronto su oportunidad.

Por eso no entendió la escena que se desarrolló frente a ella. Las puertas que se abrían, el círculo a los pies de Nithael, la sorpresa de Neizan, la humareda en las piedras…

¡¡No te atrevas!!

Lo siento—se disculpó Assur—. Espero que, cuando despiertes, encuentres un mundo mejor.

Pudo comprender que algo malo pasaba. Que no estaban siguiendo, de algún modo, el plan original. Reaccionó instintivamente y soltó la piedra, quizá esperando que cayera al suelo y se rompiera. No obstante, no iba a pasar tanto tiempo desde que Assur pronunciara la última sílaba hasta el estallido de las piedras; y, a continuación, la brillante luminosidad que los rodeó.

* * *


Cuando la luz menguó, contempló el resultado: un Nithael esculpido en piedra, como una estatua imperecedera y eterna, ajena al ser angelical que había luchado contra ellos hacía escasos segundos.

Hana lo observó, en shock. Nunca había imaginado que se refirieran a aquello con la paralización. Lo habían… es decir, no lo habían matado, o hasta el propio Neizan se habría quejado, pero… lo habían vuelto a encerrar, esta vez, en sí mismo.

La conmoción y la debilidad provocaron que se derrumbara. Se dejó caer hasta acabar sentada, mirando a la nueva estatua y con el único apoyo de su rodilla. A su alrededor, Neizan, el Guía, Catrina y Assur interactuaban. Ella solo era vagamente consciente de lo que se decían.

No. No lo hagas.

Pero tenemos que…

TodavíaHay algo que hacer. ¿No es cierto, Assur?

Por el Primero, sí, pero antes dejadme descansar un poco.

Tenemos que darnos prisa. Hay que deshacer el Castillo.

Catrina, ¿sabes dónde encontrar a sus amigos?

Volveré en una hora.

¿Para qué? ¿Querían enseñarle la estatua a todo el mundo? ¿Burlarse de Nithael, de lo inofensivo que parecía ahora, amarrado bajo piedra? Aquello era aberrante. Se había convertido en un mero objeto de decoración. Hana, más recuperada, se puso en pie, mientras continuaba acumulando odio.

¿Vais a decirnos cómo volver?

Os haremos lo que a él, solo que el conjuro, gracias a las piedras, durará más. Mucho más. Lo suficiente para que os liberen cuando regreséis a vuestra época.

Ni siquiera eso la hizo reaccionar, y eso que después lo consideraría un asunto muy serio.

Y me aseguraré de que lleguen hasta vosotros. No puedo dejaros aquí, en el vestíbulo. ¿Y si alguien vuelve a abrir el Castillo? Estaríais en peligro. Así que os llevaré arriba, donde estaréis a salvo.

Ya no aguantó más. Se encaminó hacia Assur y, si nadie se lo impedía, lo agarraría del cuello de su túnica para zarandearlo, con rabia.

¿¡A qué coño juegas!? ¿¡Te crees que puedes disculparte y luego pasar de él como si nada!? ¡¡Míralo, joder!! ―Lo arrastraría hasta la estatua de Nithael, si podía; o bien se lo señalaría―. ¡Dijimos que solo lo paralizaríamos! ¡¡Y tú vas y le petrificas!! ¿¡Es que te cagaste en los pantalones porque tu perro quería quitarse la correa!? ¿¡EH!? ¡Él no estaba bien de la cabeza, pero tú no tienes nada de lo que presumir y no has tenido ninguna Llave Espada martilleándote la sesera, QUE YO SEPA! ―Después de descargarse, se separaría un poco y, algo más calmada, continuaría―. Asume las consecuencias. Libéralo.

Sabía que Assur no cumpliría la orden. Con la petrificación, lo único que habían logrado había sido congelarlo en el tiempo, como pretendían hacer con ellos. Cuando despertara, no habría pasado ni un segundo para él… por lo que tendrían que enfrentarse al mismo problema. En aquel momento, para deshacer el Castillo del Olvido y devolverles a casa, no les convenía.

Júralo, joder. Cuando todo esto acabe, vas a liberarlo y a enfrentarte a él. Es tu responsabilidad. La de todos los que le llevasteis a ese estado. ―Incluso si este era sobre todo influencia de la Llave Espada, aunque eso no lo dijo.

Tras ese episodio, dejó en paz a Assur y se retiró a descansar tras una columna, en cuclillas. Tenía muchas dudas acerca de la forma mediante la que les enviarían a su tiempo, pero las plantearía cuando llegaran los demás. Mientras tanto, no quería montar otra escenita. Durante ese periodo en blanco, cerró los ojos y pensó en otras cosas para distraerse. Pensó en el mar.

Entonces, recordó que aún le quedaba algo por hacer.

Guía ―le llamó, queriendo tener una conversación privada con él―. ¿Puedo pedirte un favor? Cuando Assur lo libere, quiero que le cuentes todo lo que ocurrió con Gabriel. Cómo nos manipuló para usar las piedras y dañarlo, cómo manejó al Alfa y sus intentos por matarnos a todos nosotros. Puede que no sea algo bonito de escuchar, pero la verdad siempre es mejor que nada. Lo dice una famosa mentirosa, aunque eso ya lo sabes. O lo sabrás.

Dicho esto, volvió a cerrar los ojos y, sin quererlo, se durmió.

* * *


Despertó a causa de los pasos. La sala, que había permanecido en calma tras su arrebato de ira, se llenó del resto de aprendices del futuro. Hana se desperezó y, mansamente, se unió al grupo. Los contó y se quedó estupefacta de que todos siguieran vivos. Incluso Nadhia, y eso que la habían dejado con un coloso demencial. Parecía cansada, como los demás.

De hecho, la aprendiza se acercó precisamente a Saeko y a Hana:

¿Os encontráis bien? Derrotamos al Alfa. ¿Qué ha sido de Gabriel?

Está muerto ―Hana se cruzó de brazos. Era la única buena noticia que podían dar―. El mérito es de Saeko. En cuanto a qué tal estamos, tú dirás. La última vez que te vi tenías por enemigo a un sincorazón capaz de usarte de mondadientes. A ninguna nos ha ido tan mal.

Dada la nefasta situación a la que se habían enfrentado, podían dar gracias de estar enteras.

El Guía os llevará a la planta más alta del Castillo del Olvido. Allí os petrificaré con la ayuda de las piedras y del Libro de Zephyr. También os lo entregaré, como pago por todo lo que habéis hecho y… Porque no queremos que Tierra de Partida desaparezca bajo ningún concepto—explicó Assur. Hana puso los ojos en blanco—. Por lo que hemos visto, se han perdido muchos conocimientos en el futuro. Quizás gracias a este Libro seáis capaces de traer una época de esplendor a Tierra de Partida. Quién sabe.

Quiero aclarar algo—interrumpió Diana—. Nunca he escuchado de una petrificación que dure más de mil años. ¿Cómo sabemos que no despertaremos dentro de cien o doscientos años?

Inmediatamente, captó al vuelo otro detalle. Si Assur rehuía su petición, Nithael despertaría por sí mismo en una centena o más. En cierto modo, le apenaba que fuera a suceder algo así. Ya había asumido que no volverían a verse, pero no podía creer que fuera a vivir en otra época en la que no conocería nada, ni a nadie. Sería el mismo sentimiento que habían experimentado los aprendices cuando pisaron por primera vez aquella Tierra de Partida. Pero peor, mucho peor.

¿Acaso tenéis otra opción? ¿Alguno de vosotros conoce una técnica de tiempo lo suficiente fuerte como para llevaros de regreso al futuro? ¿O es que preferís quedaros con nosotros?—Hana maldijo en silencio a Chihiro― Seríais bien recibidos, claro. Pero no temáis. Si despertáis dentro de cien o doscientos años, llevaréis el Libro con vosotros y podréis volver a petrificaros si es necesario~.

Eso no sonaba nada bien.

Qué bien, no tendremos que preocuparnos por el insomnio.

Deberíamos darnos prisa —dijo el Guía—. A cada momento que pasamos aquí, la oscuridad refuerza a los Sincorazón.

El Guía señaló el camino que tomarían hasta la parte superior del castillo, donde les petrificarían para despertar vete tú a saber cuándo, atravesando el portal de la sala contigua y subiendo una cuesta sin fin a simple vista. Sin embargo, antes de dejarles continuar, quiso agradecerles su ayuda:

Gracias por proteger Tierra de Partida. En el pasado y en el presente.

Hana se encogió de hombros.

Gracias a ti.

Había evitado hacerlo durante la hora de espera, pero dado que el momento del final se acercaba, no podía seguir retrasándolo más. Se despidió de Neizan con un gesto y un par de palabras de agradecimiento, ya que no lo había conocido mucho, pero habían compartido la misma preocupación por Nithael. Fue a este quien se acercó para darle su despedida final:

Siento que todo haya acabado así. Tendría que haberte contado unas cuantas más de esas historias del futuro. Y… vaya, supongo que ahora no tiene ningún sentido ocultarlo. Mi nombre no es Lirio. Soy Hana.

Era un monólogo ridículo, ya que Nithael no podía escucharla. Sin embargo, era la única forma que se le ocurría de resarcir su parte de culpabilidad. Al igual que Assur, podría haber hecho mucho más por él, pero el tiempo se le había agotado. Tenía que regresar.

Apretando con fuerza la pluma que guardaba en su bolsillo, siguió las instrucciones del Guía hasta su dormitorio durante los próximos mil años. Por desgracia, tendría que compartirlo con los otros aprendices. Y por suerte, ninguno roncaría.

Si le dejaban, se petrificaría haciendo un corte de manga. Vaya que si lo haría, sería divertido ver la cara que ponía quien la desmovilizara (¿Ronin? ¿Rebecca? ¿Derhe Yeno?). Aún le quedaba algo de sentido del humor.
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Ronda #23 - Ruta del Recuerdo Perdido

Notapor Astro » Jue Oct 01, 2015 12:34 am



Funcionó. Ambos rayos se unieron como uno solo, atravesando el núcleo del Alfa y consiguiendo que estallara en volutas de humo negro.

Habían ganado.

*


¡Tú, hijo de... !

Hjalmar yacía inconsciente en el suelo, rodeado de distintos Caballeros que no dejaban que nadie se acercara demasiado. Adam le dirigió una mirada de odio, recordando el ataque en el templo que casi le mata a él y a Aki, pero lo dejó pasar. Estaba derrotado y, sobre todo, inconsciente. De nada valía meterse con él así.

Esos cristales nos vendrán muy bien—dijo Anisa, la líder de los zorros, mirando a Myriam—. Cargadlos y venid conmigo.

¿Y qué pasa con… él?—respondió ella, refiriéndose a Hjalmar. Hacía bien poco que le habían explicado lo que había sucedido con el leopardo.

Lo llevaré conmigo y lo dejaré en el Alcázar. Lo siento. Todos deseamos venganza. No tienes derecho a arrebatárselas a los demás. Hjalmar pagará. Eso te lo aseguro.

Tengo que ir.

Oh, vaya... —balbuceó Adam, indeciso. ¿Qué podía hacer ahora? Ella tenía sus responsabilidades en aquella época, mientras que él...—. Ten cuidado... y eso.

Imagino que nos tocarán zonas distintas así que, ¿nos vemos al anochecer en los jardines del Alcázar?

Guiñó un ojo antes de marcharse a toda prisa, dejando al vampiro sonriendo. Puede que no hubiera perdido sus posibilidades con ella a pesar de todo. Solo puede.

Adam suspiró, pensativo. ¿Qué podía hacer ahora?

Sabía que estaríais todos juntos~

Levantó la vista para encontrarse con Catrina, la loca lee-mentes. Llevaba a Neru, inconsciente, en su glider (já, pringado), y la acompañaba la aprendiza del pelo azul que conoció al principio. ¿Dónde se habría metido todo este tiempo?

Venid conmigo. Todo está preparado. Podréis volver a casa.

Al vampiro se le escapó una mueca de descontento. No, ahora no. ¿No podían esperar un poco?

No hay tiempo para pensárselo. Hemos de cerrar el Castillo del Olvido cuanto antes, queridos, o los Sincorazón se alimentarán de la oscuridad que nos rodea. Vamos. Vuestras amigas os están esperando.

Tuvieron que montarse en sus gliders para seguirla hacia el Castillo a ritmo ligero.

Así que lo derrotasteis vosotros. La gente del futuro no es tan débil como nos temíamos. Todavía hay esperanza. Gracias. Desearía que pudierais quedaros a disfrutar de una merecida recompensa pero… Me temo que nos aguardan tiempos duros. Muy duros. ¡Poneos detrás de mí!

¡Eh, déjame alguno a mí! —exclamó Adam, al ver que la bruja abría camino entre una nube de sincorazón.

****



El otro hermano Serpiente les esperaba en el Castillo, donde todos los viajeros del tiempo se habían reunido. Genial, iba a ser verdad que se acababa su excursión al pasado... y dejaban atrás a todos los que habían conocido.

El Guía —¿El qué? ¿También había un guía en el pasado?— os llevará a la planta más alta del Castillo del Olvido. Allí os petrificaré con la ayuda de las piedras y del Libro de Zephyr. También os lo entregaré, como pago por todo lo que habéis hecho y… Porque no queremos que Tierra de Partida desaparezca bajo ningún concepto. Por lo que hemos visto, se han perdido muchos conocimientos en el futuro. Quizás gracias a este Libro seáis capaces de traer una época de esplendor a Tierra de Partida. Quién sabe.

Magia. Ayudar a Tierra de Partida, los malos tiranos de la luz que Nanashi tanto criticaba. Pegarse mil años convertido en piedra. Más magia. Sí, claro, todo sonaba genial.

Quiero aclarar algo—intervino Diana, que no se fiaba demasiado de la idea—. Nunca he escuchado de una petrificación que dure más de mil años. ¿Cómo sabemos que no despertaremos dentro de cien o doscientos años?

¿Acaso tenéis otra opción? ¿Alguno de vosotros conoce una técnica de tiempo lo suficiente fuerte como para llevaros de regreso al futuro? ¿O es que preferís quedaros con nosotros?—explicó Catrina, quien por un momento miró a Adam a los ojos—. Seríais bien recibidos, claro. Pero no temáis. Si despertáis dentro de cien o doscientos años, llevaréis el Libro con vosotros y podréis volver a petrificaros si es necesario~.

Deberíamos darnos prisa —puntualizó el Guía—. A cada momento que pasamos aquí, la oscuridad refuerza a los Sincorazón.

Gracias por proteger Tierra de Partida. En el pasado y en el presente.

Adam se encogió de hombros, con los brazos cruzados. A él eso le daba igual. Los demás empezaron a avanzar hacia la cámara donde iban a petrificarles, pero el vampiro se percató de que Neizan se quedaba en el vestíbulo sin moverse, vigilando la Llave Espada y el ángel petrificado. Aprovechando que los demás se alejaban, era un buen momento para hablar con él.

Ey, Neizan. ¿Qué tal? —Era una situación algo incómoda. La última vez que se habían visto, a Neizan solo le había faltado buscar una estaca para defenderse del malvado vampiro—. Aki, bueno, está bien. Consiguió cruzar los portales de las montañas y ponerse a salvo. Creo que te gustaría saberlo.

Esperó por si decía algo él, antes de despedirse con un gesto de la cabeza y acercarse a las escaleras para subir al piso superior con los demás. Pero no llegó a subir ni un escalón.

¿Por qué? Sencillo: no quería irse. En este viaje al pasado había descubierto una parte de él que no conocía. Sí, había tenido momentos en los que casi muere, pero la gente y las situaciones que se había encontrado no existían en el presente. Allí solo era el vampiro chalado que se comía a los moguris del castillo y le daba dolores de cabeza a Nanashi. En el pasado, podía ser diferente. Podía, tal vez, encontrar una familia que de verdad le aceptaran.

Además, él no tenía el problema de los demás. Podía pegarse mil años vivo sin pasar por la piedra y reunirse con los demás en el presente.

Miryam, Aki, los demás halcones... Incluso Neizan y la posibilidad de arreglar las cosas con él. Recordó la mirada de Catrina cuando dijo que se serían bien recibidos. Adam sonrió. Ella ya lo sabía, como siempre.

Se mordió un dedo con fuerza, acercándose a la pared más cercana y escribiendo un mensaje con su propia sangre.

DECIRLE A NANASHI QE LO SIENTO

PERO TENIA UNA CITA

ADAM


Que le pregunten a Catrina si no lo entienden —comentó, ante la mirada de Neizan, con una sonrisa burlona.

Salió corriendo a toda prisa del castillo, invocando su glider de un salto y saliendo disparado de nuevo hacia la ciudadela esquivando a los sincorazón.

La Llave Espada y pelear hasta aburrirse ya no le importaban. Por una vez en su vida, tenía distintas prioridades. Conocer mejor a Miryam, encontrar a Aki, ayudar a los halcones a rehacer su hogar... Tal vez aprender magia. Eso de volar sin glider ni alas parecía muy chulo, tal vez podrían enseñarle.

Las posibilidades eran infinitas. Tenía mil años por delante por vivir.

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Y fin de Adam como mi personaje, le echaré de menos y todo ;w;

Un placer haber llegado al global hasta aquí, mil felicitaciones a Suzume y Sombra por el enorme curro <33 Suerte a los demás en el final final~
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Re: [Evento Global] Ruta del Recuerdo Perdido - La ciudadela

Notapor Tsuna » Jue Oct 01, 2015 12:53 am

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Tensé los músculos nada más salir escopetada por la puerta para afuera, atravesando el paraje albino sobre el que se sostenía el Castillo del Olvido. Escuché gritos del interior, pero no hice caso, estaba decidida a terminar con Gabriel de una vez por todas, aun a costa de mi propia vida. Deseé con todas mis fuerzas que no me atravesara el corazón con una aguja, o que me decapitara con su Llave Espada en ese instante, porque me encontraba totalmente desprotegida. Alcanzar el vacío que conectaba el castillo con el resto de Tierra de Partida era suficiente para sentirme satisfecha.

Y aun así hubo muchos factores en los que no pensé, como que Gabriel pudiera utilizar su propio glider —que no había tenido ocasión de ver todavía— para volver al castillo, o que invocara un enorme dragón en plena caída para salvarse. La situación era crítica, y la prioridad era alejarlo de Nithael y la Llave Espada, tal y como había advertido el guía. Tampoco quería morir, no teniendo a tanta gente preocupada por mí en mi en dos épocas distintas. Pero quería ser yo misma la que le diese una lección al traidor, expresar mi punto de vista en base a lo que había visto en el Templo del Oeste. Porque quería creer que aquel sí era el Gabriel que una vez vivió en Tierra de Partida, el que lloró delante de mí por sus compañeros, me negaba a pensar que el loco que tenía delante era capaz de hacer semejante cosa, de actuar de forma tan fría y carente de corazón.

Pero no contaba con el factor más importante de todos: ¿estaba yo dispuesta a matar a alguien? Ya había comprobado que no, que no era capaz de matar a nadie con mis propias manos. Me temblaron por un momento, sin entender cómo había logrado llegar tan lejos en el glider, rodeada por la densa oscuridad de Gabriel, y miré un instante al vacío. Intenté recordar todas las cosas que el propio Gabriel nos había hecho a todas, a Lirio, a Nadhia y a mí, cuando enfrentamos al Alfa. Intenté recordar a todas las personas que habían muerto por las calles y a las cuales no pude ayudar. Intenté recordar el mordisco que me pegó el lobo frente a la barrera.

Y creía que así, con la suficiente rabia dentro de mí, podría soltarlo de una vez por todas sin mirar.

¡Ah!

Me vi bloqueada por Gabriel, al que no pude tirar al vacío. Descendí en picado, perdiendo el control del glider. El corazón se me aceleró y la punzada de dolor todavía me recorría el cuerpo de arriba a abajo. Sentí escalofríos al fijarme en el abismo que me esperaba, sumido en la más absoluta oscuridad, y los cientos de sincorazón que esperaban abajo, deseosos de atrapar todos los corazones que tuviesen por delante. Apreté los dientes y miré a Gabriel, desesperada por buscar una forma de salir de aquella situación tan inesperada. Moví el brazo de forma violenta, provocando que el glider diese más y más vueltas sobre sí mismo, y no sirvió para nada. ¡Cada vez mordía más fuerte, aún con la Escarcha de Hielo a mi alrededor!

Y en medio de todo aquel forcejeo terminé por cruzar mis ojos con los suyos, hipnotizada me quedé. Un escalofrío todavía más intenso me atravesó la carne, y no fui capaz de desviar la vista de la suya. Sus pupilas se fueron ensanchando, como si fuese una ilusión óptica, hasta abarcar toda mi atención. Mi mundo quedó reducido a eso, a un abismo infinito. Se me quedó en el cuerpo una sensación desoladora, indescriptible. No pude hacer más que boquear de forma torpe, pensando que tenía que salir de allí, aun siendo incapaz de moverme y con el corazón acelerado.

Estúpida Portadora. ¿Crees que puedes matarme? ¿A mí? No me hagas reír.

Tragué saliva de nuevo, paralizada por el miedo. Sentí en mi pecho un vacío profundo y oscuro, como si me estuviese sumergiendo en la más absoluta oscuridad. No podía hacer más que mantener la mirada fija en algún punto, pensando que tenía que moverme, que no podía ser tan difícil separarme de él y saltar. Ya me las apañaría para invocar el glider en plena caída, pero tenía que salir de allí como fuera… Y mi cuerpo no reaccionaba, era imposible.

Tienes razón. Podría haberte matado en cualquier momento. Puedo hacerlo ahora.

¡No!


Un dolor terrible me recorrió el cuerpo, viniendo esta vez de mi pecho, de la zona del corazón. La voz con la que había hablado Gabriel resonó por todas partes, grave y profunda, como si me estuviera hablando a la mente, o qué sabía yo. En aquel punto estaba desorientada, sentía el viento en la cara y mis pelos revueltos, supuse que seguía sentada sobre el glider, pero no era capaz de percibir nada más que su profunda mirada de un dorado oscuro. Me estaba… me estaba acuchillando una y otra vez, sin parar.

Me intenté morder el labio inferior y me salieron las lágrimas, nerviosa. Y cuando percibí el frío alrededor de mi pecho, junto con el tirón, me vinieron unas fuertes arcadas.

Bueno, eso era lo que me había buscado, ¿no? Ya me había mentalizado muchas veces de que podía morir, pero a decir verdad, ni siquiera en mi propio final, no estaba preparada para ello. No quería morir. Me negaba a hacerlo cuando tenía todavía una vida por delante y muchas experiencias por vivir. Invoqué mi Llave Espada con mi mano sana, sin saber bien qué me estaba sucediendo, y me la acerqué a la altura de mi corazón.

Lo primero que se me vino a la mente fue si aquello era lo que sentía al ser transformada en un sincorazón.

Dámelo.

Como Portadora que era siempre me arriesgaba en cada misión, si, era lo más básico y lo que todos los novatos sabían. Que podíamos terminar perdiendo el corazón y terminar transformados en sincorazón. Pero nunca imaginé que yo misma sería uno…

La voz de Gabriel retumbó por última vez, y empapada en lágrimas, desolada, hipnotizada por sus ojos dorados, no hice otra cosa que cumplir su voluntad. Terminar siendo devorada.

No.

Cuando lo creía todo perdido algo tiró de mí. Me vi envuelta por una capa que me resultaba familiar, oscura y protectora. Tardé unos segundos en volver al mundo real, a ser consciente de dónde estaba y qué estaba haciendo. Viré la cabeza un momento y me topé con un Gabriel furioso, se me encogió el corazón y me estremecí por completo hasta el punto de apartar la vista a sus pies, aterrada. Y entonces vino el sonido de un relámpago. El trueno que acabó con todo.

Atónita y con ojos llorosos contemplé a un Gabriel muerto cayendo a la oscuridad, derrotado. Tanto me costaba asimilar todo que me quedé petrificada en el sitio, dando bocanadas de aire y con el corazón latiendo a mil por hora. Me encontraba exhausta y sin fuerzas, traumatizada por lo que había estado a punto de pasar. Y había sobrevivido…

Me alegra haber llegado a tiempo. Tienes una Tierra de Partida que salvar. No puedes sacrificarte de esta forma.

Tragué saliva, helada. Me abracé a mí misma en busca de calor, con mi vista posada sobre el lugar en el que Gabriel había desaparecido. Intentando grabar en mi memoria todo eso para no olvidarlo jamás. Comenzamos a ascender de nuevo, y no fue hasta medio minuto después que me fijé en el estado de Assur: parecía un muerto viviente.

G-gracias… Gracias. —musité con la voz rota, a duras penas, y me aferré a Assur. Quizás temerosa de que, si me separaba de él de camino al castillo, un sincorazón me arrancara el corazón de cuajo—. Muchas gracias…

Había estado dispuesta a morir, vale, pero aquello rozó lo más aterrador y siniestro que había vivido de primera mano.

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Entramos a duras penas por la puerta, yo hecha polvo y él en peor estado todavía. Dejé que se apoyara en mí para cargarlo como pude hasta la entrada. Eché un vistazo rápido con la vista cansada a todos los presentes, y no estaban mejor que yo. La maestra Lyn y Neizan apenas se podían sostener en pie, al menos ya no quedaban sincorazón. El lobo también se esfumó sin dejar rastro.

Y allí, al frente de todos, estaba Nithael. Me sentí intimidada al verlo en aquel estado, con aspecto desaliñado y con las ropas manchadas de sangre.

Dejé descansar a Assur en el suelo cuando Catrina acudió a nosotros, y me tomé yo también un pequeño respiro. Tambaleante, me aproximé a la columna que me quedaba más cerca para apoyarme y sentarme un rato. Con la imagen de los ojos amarillos de Gabriel todavía en mis pensamientos, traumatizada.

Se acabó. Tenemos que eliminar a los sincorazón que quedan. Ahora podemos hacerlo.

Ese libro… ¿Cómo que todo ha acabado?

Claro, Nithael no recordaba nada… Porque el Alfa y Gabriel le atacaron a traición durante la noche. Apreté el puño al recordar lo tonta que había sido al dejarme engañar por él de aquella forma. Y posiblemente al ángel le costara creer que Gabriel hubiese provocado un holocausto en Tierra de Partida. Vamos, me costaba creerlo hasta a mí, que solo pasé una tarde con él, no me imaginaba a su amigo.

Devolveremos Tierra de Partida a su estado original. Nithael, coge la Llave Espada y hazlo. No podemos permitir que se acerquen más Sincorazón a este lugar.


Miré a Nithael, a la espera de su respuesta. Lirio le murmuró algo, pero desde mi posición no alcancé a escuchar nada con claridad.

A continuación Neizan aclaró que teníamos que eliminar primero al Alfa, pero Assur también tenía toda la razón. Si devolvíamos Tierra de Partida a su estado original primero la gente podría recobrar las esperanzas y armarse de valor. Podíamos ganar, claro que sí. Y tanto lo creía que hasta se me escapó una sonrisa de victoria y alivio.

Nithael avanzó hasta la Llave Espada, decidido a terminar toda aquella locura de una vez. Me resultó raro que no preguntara nada por Gabriel, pero lo primero era lo primero, ¿no? Salvar el mundo. El Guía, todavía con aquel aspecto tan gracioso, se apartó y dejó la espada en manos del clon del Primero. Pero había algo que no terminaba de encajar, como si algo en el fondo no estuviese yendo bien. Claro que yo ni me imaginaba lo que estaba por suceder porque no entendía tampoco su forma de pensar.

Contemplar a Nithael agarrando la Llave Espada fue algo digno de un cuento, me pareció asombroso que alguien con sus capacidades tuviera tantas dificultades para empuñarla. No quise imaginar lo que me hubiera ocurrido a mí o a mis compañeras de haberla tenido que manejar.

—¡No, Nithael! ¡No seas egoísta, piensa en la gente que…!

Silencio.

De improviso el ángel blandió el Llavero y envió al Guía volando por los aires. Atónita me quedé.

¿Qué?

Hice el amago de levantarme, apoyada contra la columna blanca que tenía detrás de mí.

Gabriel Gabriel. No descansaré hasta que encuentre a Gabriel. ¿Qué le has hecho?

Estuve a punto de responder, dispuesta a explicarle todo con pelos y señales, que por su culpa mucha gente había muerto, y de no ser por poco yo también lo hubiera hecho, pero Assur se me adelantó y la conversación se salió de tono, yendo a peor.

Nithael, no es el momento. Ahora lo que importa es Tierra de Partida y,..

¡¡A mí sí me importa!! Dime qué has hecho con él. Ahora. Dímelo.

Assur le intentó convencer, pero no sirvió de nada. Nithael explotó de forma asombrosa, fuera de sus cabales, les echó en cara todo lo que pensaba. Me quedé petrificada en el sitio, alternando la vista hacia los hermanos serpientes de cuanto en cuanto, intentando verificar en sus rostros que lo que Nithael decía era cierto. En definitiva, se aprovechaban de su posición como Portadores para invadir mundos y manipular a todo el mundo como se les antojaba. Nos reprochó a todos los inútiles que éramos por el mero hecho de ser humanos, que siempre cometíamos los mismos errores y él nos lo había permitido todo, pero a cambio, nosotros le habíamos arrebatado lo que más quería: a Gabriel.

No me sentí muy identificada con todo lo que estaba diciendo, más que nada porque venía de otra época bien distinta a la suya, con otros ideales y formas de ver las cosas. Pero eso no quitó que me sintiera dolida también, porque seguía siendo humana, y a ojos de Nithael no era otra Portadora más que servía a los clanes para sus malvados y egoístas planes.

QUITADLE LA LLAVE ESPADA.

Nithael arremetió con la Llave Espada y una fuerza enorme me mandó volando, a mí a todos los demás. Salí despedida hasta chocar contra el primer muro que encontré, acompañada de Assur y Catrina. Les miré una vez más, intentando descifrar en sus miradas lo que era cierto y lo que no, o si de verdad sentían arrepentimiento por lo mismo que Nithael les estaba echando en cara.

¡¡BASTA!! YA BASTA.

Estaba cansada a esas alturas de volar por los aires. Tenía el cuerpo magullado y hecho polvo, estaba exhausta. Habíamos derrotado a Gabriel pero ni con esas terminaba esa locura, como si no hiciera más que empezar de nuevo.

Me sobresalté cuando una voluta de luz se me apareció de pronto cerca del oído, indicándome qué debía hacer a continuación y resumiendo la situación: usar de nuevo las condenadas piedras. Tragué saliva, más disgustada con la actitud desesperada del Guía que con la idea de tener que agarrar de nuevo esos artefactos. No había parado de dar órdenes desde el incidente con Gabriel, y me estaba empezando a poner nerviosa.

Assur me lanzó una de las piedras, la cual me costó un poco visualizar, cansada como estaba, y la terminé por agarrar al vuelo. La observé en mi mano unos instantes, recordando que se trataba de la piedra que le había arrebatado a Gabriel en sus últimos momentos. Se me pasaron por la mente sus ojos amarillos y me estremecí. Meneé la cabeza y encaré a Nithael.

Confiaba en Lirio, que ya estaba desesperada explicando toda la situación a un Nithael confuso y cegado por su egoísmo. ¿Porque le movía el egoísmo, no? Egoísmo hacia los clanes y hacia toda la gente que había muerto en esa guerra. Si su deber era proteger Tierra de Partida, en ese mismo instante le estaba dando la espalda por Gabriel, por la egoísta razón de querer recuperar al amigo que una vez perdió.

¿Pero acaso los clanes, nosotros, yo misma como humana, era culpable de todo su dolor? Quería creer que no, que era posible que los clanes se equivocaran al exiliar a Gabriel y al abusar de sus capacidades, invadiendo mundos y manipulando a los niños, como él había dicho, pero yo misma era testigo de cómo lo habían dado todo en esa batalla, en cómo se las habían apañado para salvar a todas las personas posibles. Y lo que decía Assur era cierto: Gabriel ya no era un niño, se había trastornado.

Yo bien contenta que estaba con que se hubiese muerto, de lo contrario, puede que fuese un sincorazón a esas alturas, sumida en la más absoluta oscuridad y desesperación. Lo tenía bien claro: Gabriel sabía que podía utilizar a Nithael como quisiera, que podía aprovecharse de su resentimiento para continuar con sus planes. Le tenía manipulado, incluso después de su muerte.

Mis acciones estaban claras, ¿no? Intenté pasar lo más desapercibida posible, agotada y dejando en manos de Lirio la tarea de convencer al ángel, para alinear la piedra en el momento preciso. Solo quería terminar con toda esa locura de una vez. Ver a Nithael blandiendo la Llave de esa manera me ponía histérica.

¿ME MATARÁS, NITHAEL? ¿TENGO QUE MORIR PARA QUE QUEDES SATISFECHO? ¡Gabriel no volverá a hacer daño a nadie más, pero tú pretendes hacerlo por él! ¡ADELANTE!

N-no… Yo jamás…

Definitivamente, estábamos todos perdiendo la cabeza. El Guía supo aprovechar bien la confusión de Nithael, logrando que de alguna manera se materializase un pequeño Gabriel para desconcertar al supuesto guardián del mundo. Neizan intentó terminar con todo por su cuenta y se lanzó directo a por Nithael, luchando contra él en un espectáculo de luz y oscuridad.

¡Suéltala ahora mismo!

¡¡No!! ¡No volveréis a darme órdenes!

Me dieron ganas de protestar, de gritar lo mucho que Gabriel lo había manipulado, pero tampoco encontré ocasión y ni tenía fuerzas. La lucha continuó y, de algún modo, la Llave Espada sagrada se terminó por fragmentar en dos mitades: una de luz y otra de oscuridad. Assur dio un paso al frente, preocupado, intentando detener todo eso, pero no sirvió de nada. Nithael continuó gritando desesperado y arrinconado, incapaz de razonar nada. Pero sí hubo algo en todo su discurso que me provocó de mala manera.

¡Gabriel no tenía razón en nada! ¡Te ha manipulado hasta a ti para conseguir esto!

Nithael, ofuscado como estaba, encaró los enormes portones dorados, dispuesto a hacer… algo. ¿Destruir el mundo para siempre? Sin embargo, a mí me volvió a llegar un olor familiar y repulsivo: el humo de las piedras. Me vi tentada a soltar la roca pero no lo hice, me mantuve firme, dispuesta a terminar lo que Assur, Catrina y el Guía se proponían. Si dejaba continuar a Nithael, todo acabaría para todos y para mí. Un círculo mágico surgió bajo el ángel, que rugió de nuevo.

¡¡No te atrevas!!

Lo siento. Espero que, cuando despiertes, encuentres un mundo mejor.

Aferré la piedra contra mi mano con fuerza y todo se volvió luz.

****


Manos chamuscadas, pelos revueltos y Nithael convertido en piedra, así habíamos terminado. Resultaba increíble, y me entristecía que el ángel hubiese terminado en ese estado tan lamentable cuando sus intenciones no eran malas, pero era lo que tenía el haberse dejado engañar por el auténtico enemigo, por Gabriel.

Me senté en el suelo, apoyada en una columna cercana al portón dorado que Nithael había intentado abrir… y que nosotros teníamos que hacerlo en nuestra época. La cabeza me latía con fuerza, como si tuviese dentro cientos de hechizos Piro estallando, me encontraba mareada y jadeante, sudorosa y asquerosa, con los ojos entrecerrados. No pude identificar a los demás ni dónde se encontraban, tan solo escuchaba voces de fondo que explicaban cosas y daban órdenes. Estaba harta de órdenes.

No obstante, de entre toda la charla sí hubo algo que captó mi atención:

Os haremos lo que a él, solo que el conjuro, gracias a las piedras, durará más. Mucho más. Lo suficiente para que os liberen cuando regreséis a vuestra época.

Yme aseguraré de que lleguen hasta vosotros. No puedo dejaros aquí, en el vestíbulo. ¿Y si alguien vuelve a abrir el Castillo? Estaríais en peligro. Así que os llevaré arriba, donde estaréis a salvo.

Assur intentó marcharse, pero Hana le salió al paso, gritando cosas para defender a Nithael. Echándole en cara cosas que el propio guardián había dicho, a mí la verdad es que me daba lo mismo si estaba paralizado o petrificado, me resultaba igual, mientras estuviese quieto y dejara a la gente en paz, yo estaría contenta.

Asume las consecuencias. Libéralo.

¿Qué estás diciendo? ―exclamé desde mi sitio, cabreada con la actitud de todo el mundo allí. No paraban de causar conflictos uno detrás de otro, y yo necesitaba descansar. Cállate de una vez.

Lirio continuó insistiendo, a pesar de saber que no le iban a hacer caso. Liberar a Nithael era ridículo, ¡nuestros esfuerzos no habrían servido para nada! Y si por culpa de una loca como ella eso pasaba, bueno, la que iba a terminar perdiendo la cordura como el ángel iba a ser yo.

Mantuve la vista fija en una columna concreta, la que estaba al otro lado frente a mí, y caí rendida en el sitio.

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Me desperté poco a poco a causa de unos pasos. Ni qué decir lo que me costó abrir los ojos y mover el cuerpo, lleno de agujetas, como si me hubiese arrollado un Alfa colina abajo. Tras despejarme un poco me fijé en que se trataba de Nadhia y el resto del grupo, seguían todos vivos, o eso creía.

¿Os encontráis bien? Derrotamos al Alfa. ¿Qué ha sido de Gabriel?

Está muerto. El mérito es de Saeko ―hice un gesto con la cabeza, orgullosa y esperando que, cuanto menos, me diesen las gracias―. En cuanto a qué tal estamos, tú dirás. La última vez que te vi tenías por enemigo a un sincorazón capaz de usarte de mondadientes. A ninguna nos ha ido tan mal.

Estar a punto de ser transformada en sincorazón no es una experiencia agradable. —Me estiré un poco, todavía adormilada.

El Guía os llevará a la planta más alta del Castillo del Olvido. Allí os petrificaré con la ayuda de las piedras y del Libro de Zephyr. También os lo entregaré, como pago por todo lo que habéis hecho y… Porque no queremos que Tierra de Partida desaparezca bajo ningún concepto. Por lo que hemos visto, se han perdido muchos conocimientos en el futuro. Quizás gracias a este Libro seáis capaces de traer una época de esplendor a Tierra de Partida. Quién sabe.

Quiero aclarar algo. Nunca he escuchado de una petrificación que dure más de mil años. ¿Cómo sabemos que no despertaremos dentro de cien o doscientos años?

¿Acaso tenéis otra opción? ¿Alguno de vosotros conoce una técnica de tiempo lo suficiente fuerte como para llevaros de regreso al futuro? ¿O es que preferís quedaros con nosotros? Seríais bien recibidos, claro. Pero no temáis. Si despertáis dentro de cien o doscientos años, llevaréis el Libro con vosotros y podréis volver a petrificaros si es necesario~.

Pues igualmente eso no me dejaba tranquila. Yo no sabía leer runas, ni nadie de nuestro grupo, que yo supiera, y no estaba tan segura de querer utilizar ese libro, sabiendo cómo se las gastaban esos hechizos antiguos. El Guía por su parte caminó hacia uno de los laterales, el camino que si mal no recordaba, había sido elegido por la maestra Nanashi y compañeros como Saito o Simbad. El que daba a lo alto del castillo.

Gracias por proteger Tierra de Partida. En el pasado y en el presente.

Negué con la cabeza, no hacía falta dar las gracias para nada. Al menos yo no las necesitaba, estaba satisfecha con lo que había hecho y con cómo había llevado a cabo la batalla. Descubrí lo valerosa que podía ser, y tener tantas vidas en mis manos resultó una responsabilidad y una carga muy grande. Ahora sí podía presumir de ser una Portadora hecha y derecha.

Las puertas se abrieron y supuse que eso era el final. Estaba nerviosa e intrigada por la idea de pasar mil años petrificada en un Castillo que ni siquiera existía, solo cuando los sincorazón invadían el mundo. Esperaba que, durante ese tiempo, no se volviese a provocar una catástrofe.

En el último momento me di la vuelta hacia Assur y Catrina, sonriente, y me aproximé a ambos. Era una oportunidad única para darles las gracias por todo, y por haberme enseñado tanto desde la reunión que tuve con el líder de las Serpientes en el Alcázar. Ahora que lo pensaba, había madurado tanto...

Assur, Catrina… —empecé a hablar, rígida. Supuse que algunas costumbres nunca cambiaban—. Voy a admitir que en más de una ocasión me he sentido manipulada por vosotros, pero también me habéis enseñado mucho. No puedo considerarme ninguna heroína o una Portadora ejemplar, como vosotros, porque yo también he cometido mis errores. Vine aquí por lo poco que había escuchado sobre Zephyr, y estaba interesada en ver de primera mano a los Portadores de esta época —bajé la cabeza, abrumada—. Y no estoy para nada decepcionada. Me aseguraré de transmitir todo lo posible sobre este mundo en nuestro presente. No os olvidarán.

Esperaba que al menos, con eso, tuviesen la conciencia tranquila. Yo misma me aseguraría de escribir y relatar historias sobre la época de los clanes con todo detalle. No estaba dispuesta a que todo ese conocimiento se perdiera de nuevo. Y tras asentir con la cabeza a modo de despedida, marché tras el Guía, preparada para viajar en el tiempo otra vez. Intentaría, sobre todo, mantener una gran sonrisa en el rostro.

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Todavía no me creo que se haya acabado ya la ruta. Me lo he pasado genial, Suzume ha ambientado muy bien la Tierra de Partida del pasado y el trabajo ha sido sublime. Nos vemos dentro de mil años <3
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Ronda 24 (Final)

Notapor Suzume Mizuno » Sab Oct 03, 2015 5:11 pm



¿¡A qué coño juegas!? ¿¡Te crees que puedes disculparte y luego pasar de él como si nada!? ¡¡Míralo, joder!! ―Assur se dejó llevar hacia Nithael y observó su obra con expresión impasible ―. ¡Dijimos que solo lo paralizaríamos! ¡¡Y tú vas y le petrificas!! ¿¡Es que te cagaste en los pantalones porque tu perro quería quitarse la correa!? ¿¡EH!? ¡Él no estaba bien de la cabeza, pero tú no tienes nada de lo que presumir y no has tenido ninguna Llave Espada martilleándote la sesera, QUE YO SEPA! ―Assur no respondió, se limitó a observarla con una mezcla de pena y agotamiento―. Asume las consecuencias. Libéralo.

Todavía no. ¿Qué lograríamos si lo hiciera? No tengo más fuerzas para enfrentarme a él. Nadie las tiene ahora mismo.—Porque estaba claro que Assur no pensaba tanto en Nithael como en la gente de Tierra de Partida. Lo último que necesitaban era un ángel dispuesto a destruir el mundo por el que habían luchado con uñas y dientes. Aun así, Assur comprendió que Hana no lo aceptaría, que estaba demasiado implicada, por lo que meneó la cabeza y no dijo nada más.

Júralo, joder. Cuando todo esto acabe, vas a liberarlo y a enfrentarte a él. Es tu responsabilidad. La de todos los que le llevasteis a ese estado.

Eso sí que pareció afectar a Assur. Con todo, no respondió, sino que se sentó en un extremo de la nave en actitud meditabunda, seguramente para recuperar energías, y Hana se fue a otro rincón a dormir, igual que hizo Saeko. Las dos estaban destrozadas Sin embargo, antes de cerrar los ojos, Hana llamó al Guía, que se acercó a ella con su aspecto infantil y se acuclilló, abrazándose las rodillas.

¿Puedo pedirte un favor?

El Guía sonrió.

Claro.

Cuando Assur lo libere, quiero que le cuentes todo lo que ocurrió con Gabriel. Cómo nos manipuló para usar las piedras y dañarlo, cómo manejó al Alfa y sus intentos por matarnos a todos nosotros. Puede que no sea algo bonito de escuchar, pero la verdad siempre es mejor que nada. Lo dice una famosa mentirosa, aunque eso ya lo sabes. O lo sabrás.

El Guía bajó la mirada, pensativo.

¿Estás segura, Hana? Yo sólo puedo hablar con la gente que se encuentra en el Castillo. Cuando Nithael despierte, necesitará tiempo…—El Guía miró en dirección hacia Assur, como dándole vueltas a algo. Cuando volvió a mirar a Hana, esta había caído dormida. Suspiró, chasqueó los dedos y unas mantas aparecieron sobre Hana, Saeko, Assur, Lyn y Neizan, para que pudieran descansar más cómodos—. Se lo diré, pero es posible que te arrepientas de habérmelo pedido.

»A veces se es más feliz sin saber la verdad. Y tú no estás pensando en su felicidad, Hana. Estás deseando resarcirte por la injusticia. Eso no es preocuparte por los demás.

El Guía suspiró y se sentó al lado de la chica.

Qué complicados sois todos, de verdad.


*


Assur miró, cansado, a Nadhia y se quedó de piedra cuando le ofreció la Llave Espada de Cornelia. El color huyó de su rostro y buscó a su hermana con la mirada. Esta cerró los ojos y, dolida, asintió con lentitud.

Por el Primero... oh, Cornelia…—susurró el maestro de las Serpientes, con un nudo en la garganta.

Cornelia murió luchando por salvarnos a todos. Estoy muy arrepentida de haber intentado usar su último recuerdo en pos de venganza. Me dejé llevar por la oscuridad de mi corazón.—Assur frunció el ceño, sin comprender, aunque al ver el estado de la Llave Espada pudo imaginarse más o menos lo que había pasado—. Deseo que hagáis saber a toda la ciudadela, y a los clanes menores, que siempre, siempre, se preocupó por todos y cada uno de nosotros. Se arriesgó muchas veces, estuvo a punto de morir otras tantas, y al fin pereció en la batalla. Siento no haber podido protegerla.

Assur posó una mano en el hombro de Nadhia.

Todo el mundo sabe que Cornelia amaba Tierra de Partida. A nadie le cabrá duda que murió defendiéndola. No te preocupes. Si Cornelia murió, fue librando su propia batalla. No debes culparte ni cargar con su vida.—Tomó los restos de la Llave Espada.

He aprendido mucho de ella, y espero poder seguir sus pasos cuando vuelva a mi tiempo. Era... formidable. Maestro Assur, pude escuchar sus últimas palabras. Me pidió que cuidaras de su familia, y que Valeria fuera su sucesora.

El gesto de Assur se ensombreció y retrocedió un paso. Se pasó una mano por el rostro y se le aceleró la respiración. Catrina se le acercó por detrás y lo sostuvo con tristeza.

Al menos… Al menos no lo supo. Por el Primero, menos mal que no se enteró—farfulló Assur.

Catrina asintió, apretó el hombro de su hermano y dijo a Nadhia con suavidad:

Gracias. Haremos llegar el mensaje. Ten buen viaje, pequeña… Y no cargues con los muertos. No merece la pena. —Dicho esto, Cornelia se volvió hacia Kairi, que se le había acercado.

Gracias por su ayuda y su hospitalidad.

Cuando Kairi se incorporó de la reverencia, Catrina le pellizcó una mejilla y dijo:

Gracias a ti por ser tan valiente.

Saeko se acercó, sonriente —algo que sorprendió a los hermanos— y dijo:

Assur, Catrina…. Voy a admitir que en más de una ocasión me he sentido manipulada por vosotros, pero también me habéis enseñado mucho. No puedo considerarme ninguna heroína o una Portadora ejemplar, como vosotros, porque yo también he cometido mis errores. Vine aquí por lo poco que había escuchado sobre Zephyr, y estaba interesada en ver de primera mano a los Portadores de esta época. Y no estoy para nada decepcionada. Me aseguraré de transmitir todo lo posible sobre este mundo en nuestro presente. No os olvidarán.

Fue el turno de los hermanos de sonreír. En ese momento no les importaba demasiado lo que ocurriera dentro de mil años, sus problemas eran demasiado inmediatos y les traían muy de cabeza, pero apreciaron el gesto de Saeko. Assur inclinó ligeramente la cabeza.

Intentaré, entonces, que lleguéis sin problemas a los mil años; me encantaría que nuestros nombres aparecieran en los libros de texto.—Assur suspiró y añadió con más seriedad—: Gracias por todo lo que has hecho, Saeko.


Y no te dejes manipular más por los Maestros, querida, a menos que quieras ser una pieza en el tablero de ajedrez—dijo Catrina con firmeza—. Hay gente que decide convertirse por propia voluntad en un peón, on la esperanza de convertirse en una reina, y juran lealtad para siempre a quien mueve las fichas. No significa que no piensen por sí mismos, sino que tienen la voluntad de cumplir los designios de otra persona… para beneficio propio. Quien no es capaz de acatar órdenes, entonces no debe convertirse en una pieza. Sólo se hará daño a sí mismo y a los que le rodean.

Dicho esto, Catrina se dio la vuelta y se alejó a buen paso. Entre tanto, Adam se acercó a Neizan.

Ey, Neizan. ¿Qué tal?

El joven alzó la cabeza, extrañado porque alguien se dirigiera a él, y luego reconoció a Adam. No parecía tener fuerzas ni para mostrarse receloso. Lo saludó con un gesto y se señaló a sí mismo con una sonrisa jocosa.

Un poco destrozado. Tú pareces haber salido mejor parado. Me alegro—dijo con sinceridad.

Aki, bueno, está bien. Consiguió cruzar los portales de las montañas y ponerse a salvo. Creo que te gustaría saberlo.

Ah.—Neizan entrecerró los ojos, intentando quizás averiguar de qué portales estaba hablando. Luego murmuró para sí mismo—. Así que decidieron escapar. Esto no va a gustar nada a los Unicornios… Pero… Me alegra que esté a salvo. Espero que pronto podamos traerlo de nuevo.—Con un resoplido de esfuerzo, Neizan se incorporó y ofreció una mano a Adam para estrechársela—. Lamento cómo me comporté contigo. Gracias por todo lo que has hecho. Y, eh, suerte con… el tema de la petrificación y tal.—Neizan esbozó una sonrisa extrañada; a él nadie se había molestado en explicarle que venían del futuro, así que se lo había tenido que imaginar por los datos que iba escuchando de las conversaciones.

Neizan siguió con la mirada a Adam, que se detuvo antes de cruzar la puerta y, después de reflexionar, se mordió un dedo y escribió un mensaje en la pared. Luego salió escopetado hacia la salida.

Que le pregunten a Catrina si no lo entienden —exclamó Adam a un perplejo Neizan.

El joven se acercó a leer el mensaje y, aunque no conocía a Nanashi, ahogó una pequeña carcajada.

DECIRLE A NANASHI QE LO SIENTO

PERO TENIA UNA CITA

ADAM


Bueno, entonces volveremos a vernos—murmuró mientras se sentaba con un resoplido y cerraba los ojos, sumiéndose en un sueño inquieto.


****



El camino fue recto y cuesta arriba, muy diferente al sinfín de pruebas que tendrían que superar sus compañeros en el futuro. Catrina y Assur avanzaron al frente, ambos medio inclinados sobre el Libro de Zephyr, cuchicheando sobre hechizos, rechazando teorías y buscando una magia adecuada para prolongar en la medida de lo posible la magia,

Si tuviéramos las otras dos piedras…—masculló Assur.

No os preocupéis —dijo el Guía—. Tengo una idea. Cuando acabemos con esto, os la diré. —Miró entonces hacia atrás, sonrió y dijo—: Parece que Adam no os acompañará. Ha decidido quedarse.

No hubo mucha más conversación tras esto; las aprendizas estaban nerviosas y sumidas en sus propios dilemas personales, Diana refunfuñaba por tener que cargar con Neru, y Lyn vigilaba ojo avizor al Guía, como si temiera que se fuera a volver contra ellos en cualquier momento.

Cuando alcanzaron el piso superior, de un blanco casi cegador, encontraron una sala amplia y vacía, donde no parecía que fuera a haber nada especial. Sin duda, el viajecito para las aprendices había resultado extraordinariamente sencillo, por no decir soso. También la quietud de aquel pequeño Guía contrastaba con el que encontrarían en su tiempo.

Assur y Catrina se pusieron a trabajar casi de inmediato. Empezaron a dibujar un complicado círculo en el suelo —no servía hacerlo con magia, por lo que dijeron, si querían que durara mucho tiempo— canturreando extrañas palabras a cada paso. La atmósfera de la habitación se enrareció un poco, se llenó de la suficiente energía como para que, cuando Diana dejó caer a Neru al suelo como un fardo, al rozar el cuerpo de este a Saeko esta recibió un violento chispazo.

Quince minutos después, los hermanos Serpiente se encontraron satisfechos e indicaron al grupo que se situaran en el centro del círculo, con cuidado de no pisar las líneas de las interminables figuras geométricas o de las runas que lo conformaban. Antes de que Saeko pudiera pasar, Assur la detuvo y le entregó el Libro. Lyn, desconfiada, bufó:

¿Por qué nos lo dais?—Diana chistó a Lyn, pero esta hizo caso omiso—. No tiene sentido. ¡Este libro os permitiría realizar hechizos increíbles, por lo que decís!

Fue Catrina la que contestó:

¿Por qué creéis que fue sellado? La gente intentó utilizarlo… y crearon innumerables problemas para Tierra de Partida. Sólo haberlo usado sería suficiente para condenarnos al exilio. En vuestra época no sabéis runas. Eso significa que os costará sudor y esfuerzo asimilar estos conocimientos: no será un poder que podáis usar sin más para destruir. Estará mejor con vosotros. Aquí… Sólo se usaría para el mal.

Lyn no pareció muy convencida, pero tampoco insistió. Assur empujó a Saeko con amabilidad para que se reuniera con sus compañeras. La ausencia de Adam era patente, pero no había nada que hacer, a menos que quisieran salir corriendo tras él y el Guía no iba a permitir más pérdidas de tiempo.

Assur y Catrina comenzaron con el hechizo. El Guía sonrió y se despidió con una manita.

El círculo comenzó a resplandecer. Una energía violenta empezó a girar alrededor de las aprendices, que notaron cómo se les entumecían los miembros. Las puntas de sus botas se petrificaron. Después, de golpe, hasta la rodilla. El cántico de Assur y Catrina se intensificó hasta llenarlo todo. El blanco se diluyó y se alejó. No sentían nada de cintura para abajo. Una luz azulada los envolvió. El cuerpo no les respondía, pero tampoco sentían miedo, sólo un sopor intenso, que les impedía pensar con claridad.

Nos vemos en el futuro. Dulces sueños.

Y cayeron en un largo, largo sueño del que tardarían más de mil años en despertar.


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Y con esto cerramos la ruta del Recuerdo Perdido. ¡Muchísimas gracias por participar!
Ahora os espera un poco de lío; tendréis que narrar lo que sucede en la ruta de los Perdidos, pero postear en el tema principal. ¡Ánimo que estamos a un suspiro del final!
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Suzume Mizuno
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