MayaComo si una poderosa voz la arrastrase y la sedujera, Maya decidió ir por aquella extraña puerta que había aparecido tras ella.
Una vez logró atravesar dicha puerta se encontró con una sala circular blanca rodeada de columnas altas. El techo estaba a una altura imposible de determinar, pues simplemente no se veía techo alguno. Las columnas tampoco parecían tener fin.
En el centro de aquella estancia había una especie de pila de bautismo típico de la religión cristiana. Tras aquello había una estatua de un ser alado de proporciones gigantescas.
La estatua representaba a un joven de cabello largo y facciones delicadas. Bajo sus pies había una placa que rezaba una palabra (o tal vez un nombre) “Nithael”.
Sin embargo, lo que más llamaría su atención no sería eso, sino los restos de una página de lo que parecía ser una carta realmente antigua.
No olvides estudiar y examinar las memorias que te han sido cedidas. Cuando regrese, si has aprendido lo suficiente y eres capaz de desenvolverte en un combate singular conmigo, visitaremos juntos el Vacío. Y podrás conocer a Zephyr. Ese humano es un hombre fascinante: anda en deseos de hablar contigo pero está demasiado ocupado con sus estudios para abandonar ese remoto mundo que tanto aprecia. Alguien debería tomar ejemplo, ¿se te ocurre quién?
Que la Luz guíe tu corazón y la Oscuridad te abrace cuando necesites protección.
—
“Bienvenida, Maya”. —Aquella voz dulce sonó directamente en la cabeza de la aprendiza una vez terminó de leer aquel trozo de carta.
Cuando la joven se girase se encontraría con una mujer de cabello azul, hermosa y de aspecto amable. Los ojos de aquella mujer se clavaban en Maya, pero de una manera que no llegaba a ser intimidante. Más bien era una mirada maternal.
—
“Mi nombre es Awyr. Antigua Maestra de Tierra de Partida” —Se presentó. En ningún momento movió los labios, solo hablaba en lo que parecía ser el lenguaje de los sordos y los mudos, aunque de algún modo era capaz de entender lo que significaban aquellos gestos—.
“Tal vez no me conozcas, pero yo a ti sí. Lo último que queda de aquellos que una vez vivieron en este castillo. Eso somos nosotros, simples reminiscencias. Pero no vengo a hablar de mí, o de mi origen como simple cúmulo de recuerdos de alguien que ya no está en el mundo de los vivos”. En la mano de la mujer apareció un pequeño cuenco de cuarzo con forma de concha y cogió un poco de aquella agua cristalina de la pila.
—
“Tus otros compañeros están realizando una prueba ahora mismo en otra de las estancias del castillo. Puedes volver hacia atrás e ir con ellos o permitirme comenzar con la prueba que te propongo. No puedo hablarte de ella hasta que haya empezado, pero si la superas tendrás algo que os ayudará a todos tarde o temprano. De no superarla te reunirás con tus compañeros más adelante… Claro que siempre hay un pequeño riesgo que implica que nunca puedas salir de la prueba la superes o no. Escoge con sabiduría.” Malik, Light, Yui, Nicoxa y Keiko Yami buscó con la mirada a Maya cuando Nicoxa fue consciente de su desaparición.
—
Pues ahora que lo dices… —La Maestra se giró para mirar al pasillo por el que habían pasado, pero nada. Simplemente había desaparecido—.
Creíamos que venía detrás de nosotras... Dicho eso y cuando todos decidieron que hacer los aprendices se dividieron en ambos caminos. Light y Yami fueron por el de la pared y Malik, Nicoxa, Keiko y Yui por el otro.
Light y Nicoxa Mientras Light, Nicoxa y Yami bajaban por las escaleras sintieron una fuerte sensación de vértigo que les hizo “caer” contra la pared. Una vez se reincorporasen verían que el lugar en el que estaban antes quedaba sobre ellos y estaba de lado. No solo era que caminasen por la pared, es que además no sentían que estuviesen de lado. Era como si la gravedad funcionase de una forma completamente diferente.
—
¡Lo sabíamos! —exclamó alegre la mujer, que se encogió por culpa de su herida—.
Con… Continuemos. Te seguiremos. Yami se aferró al brazo del aprendiz tratando de seguir su ritmo.
El camino que ahora tenían delante era bastante simple, un balcón con varias casas en las que se podía entrar perfectamente. Las casas estaban ricamente decoradas y había parterres llenos de rosas blancas. Las extrañas estatuas que había por allí tenían expresiones de horror en su rostro señalando a una puerta roja que había al fondo de aquel lugar, también tenían otro camino a la izquierda que entraba en unas cloacas o algún tipo de sistema fluvial. El sonido de las aguas se escuchaba como un eco cercano.
—
Ese camino nos inspira confianza. ¿Tú qué crees, chocobito? —habló Yami mientras observaba la puerta roja. La Maestra lanzó una mirada de enfado hacia la aprendiza de Bastión Hueco. Al menos no había decidido atacarla.
Por tanto... O puerta roja o meterse por aquel túnel.
Malik, Yui y Keiko Nicoxa, Yui, Keiko y Chihiro (arrastrada por Malik) siguieron el camino contrario y que parecía más evidente, el de la puerta. Esta se abrió cuando se acercaron mostrando otra sala de forma cúbica idéntica a la anterior… Pero, ¡sorpresa! Ahora estaban boca abajo respecto a su posición inicial. Había algunas puertas por el suelo, pero no podrían abrirlas incluso si lo intentaban con la Llave Espada. Debían de estar en la “posición correcta” para poder pasar por ellas, o eso parecía. Aquel lugar se asemejaba a un balcón desde el que veían el resto del pueblo invertido. Tenían varias escaleras, una que bajaban hasta otra pared, otra que ascendía hasta un jardín del que parecía entrar la luz del sol (y unas estatuas tomaban allí el té).
—
Este lugar me da mala espina—admitió Chihiro, que no puso pegas en ningún momento a ser llevada a rastras por un aprendiz.
—
Y con razón, Bruja del Tiempo. Ronin apareció frente al grupo llevando la capucha de la túnica puesta. Era casi irreconocible vestido de aquella manera, pero al menos su voz era claramente la suya.
—
Os veo un poco perdidos. —Se recostó sobre el suelo con total tranquilidad—.
¿Qué me daríais por descubrir como llegar a la salida de este laberinto? Y por cierto… Olvidaos de utilizar el Glider, si es lo que pretendéis. —Su único ojo se clavó en Keiko—.
Lo único que conseguiríais es que la gravedad cambiante os hiciera caeros en cuanto despegáseis unos metros del suelo. Lo mismo pasaría si tratais de volar con cualquier otro método. >>
Os propongo un trato. Cuando quisieron darse cuenta, Ronin ya no estaba tumbado en el suelo, sino de pie. Justo al lado de Chihiro y acariciando su rostro con cierta delicadeza. La albina retrocedió unos pasos soltándose de Malik en el proceso.
—
Aléjate de mí, viejo —masculló la mujer.
—
Quiero que me deis a esta mujer. Sacrificadla a mí… Y os daré la clave para salir de este laberinto. Chihiro lanzó una mirada al resto de los presentes. No llegó a ser suplicante o a pedir que no lo hicieran, pero todos podían saber perfectamente que por su cabeza pasaban dichos pensamientos.
Saxor, Niko y Coli. El lado oscuro les pisaba los talones e incluso con los hechizos de aquel salvador que les esperaba al fondo era verdaderamente complicado avanzar. Pero lo hicieron.
Por fin llegaron al otro lado y pudieron ver con no poco asombro que quien les esperaba allí no era otro que Kazuki, cuyas ropas estaban manchadas de sangre y… Si la vista no les engañaba le faltaba un brazo.
—
¡Vamos, vamos! —Les animó una vez más tratando de que hicieran un último sprint. El enorme sincorazón estaba al acecho, pero el verdadero problema eran las decenas de los otros que se congregaban alrededor de los tres aprendices.
Las Llaves Espada se clavaban en las criaturas de oscuridad, que desaparecían en resplandores blancos y negros, algo que jamás habrían visto antes en un sincorazón.
Niko y Saxor fueron golpeados por el brazo del Lado Oscuro y salieron disparados varios metros hacia el frente, derribando a un par de sincorazón por el camino. El impacto fue demoledor, pero era cuestión de vida o muerte, no se iban a detener por algo así.
Una vez alcanzaron el marco de la puerta, el maestro hizo desaparecer su llave espada y empujó una de las hojas de la puerta con todas sus fuerzas.
—
¡Cerrad la otra! —ordenó apresuradamente.
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Una vez los otros hubiesen colaborado también, el hombre apuntó con su Llave Espada a la puerta y recitó un hechizo defensivo para que los sincorazón no pudiesen atravesarla al fusionarse con el suelo. Pudieron comprobar que, efectivamente, al Maestro le faltaba un brazo y que sus prendas estaban empapadas en sangre. Al menos la herida no sangraba, seguramente tratada con algún hechizo curativo.
—
Sois las primeras personas que me encuentro desde que entré a este extraño lugar —informó, dudoso—.
Siento… Que mi cabeza va a explotar. Es como si me hubiesen extraído algo importante… ¿No os pasa a vosotros? »
Kazuki… Kazuki… ¿Pero quién es Kazuki? —murmuró repitiendo aquella frase entre susurros varias veces mientras caminaba en cículos—.
¿Cómo os llamáis? Yo… No estoy seguro, creo que me llamo Kazuki, pero no me hagáis mucho caso. Creo que llevo perdido en este castillo varios años, pero no estoy seguro tampoco de que eso sea verdad. Hay… Algo en este castillo que no me deja pensar bien. Es como si me hubiesen extraído algo importante… ¿No os…? —Kazuki se interrumpió a sí mismo—.
Creo… Ya he dicho eso, ¿no? No puedo recordarlo. Podían responder o decirle cualquier cosa al Maestro mientras veían aquel nuevo lugar.
Se trataba de un pasillo largo con varias decenas de puertas a los lados, aunque todas ellas (excepto por la que acababan de salir) no eran nada más que simples relieves en las paredes que querían hacerse pasar por puertas reales. El pasillo no tenía un final fijo ni hacia un lado ni hacia el otro.
—
Este pasillo… No recuerdo hace cuanto que entré en él, pero tiene que haber una salida… Pero esa sala por la que habéis venido no era la salida… No, no puede ser eso. La salida tiene que ser otra cosa… No en uno de los lados, debe ser al fondo del pasillo… Creo… O no. No lo entiendo. Creo. Creo… Yo… »
¿Cómo os llamabais? Alec—
Destruídlo o defendedlo, si queréis. No me interesa —contestó el niño, cortante —.
Torrente Oscuro. Alec no fue capaz de esquivar el hechizo. El suelo a su alrededor se tiñó de negro por un segundo, que fue el aviso para el “geiser” de oscuridad que brotó bajo sus pies. El brujo fue impulsado hacia arriba por aquel ataque siendo elevado al menos hasta seis metros de altura antes de volver a caer hacia el suelo con fuerza. Si el aprendiz trataba de ver un mísero ápice de piedad o compasión en el rostro de su enemigo se equivocaba. Su mirada solo mostraba indiferencia. Su expresión no distaba mucho de la que ponía alguien que odiaba los insectos al ver uno.
—
En una pelea no esperes que tu enemigo desee entablar conversación. Es una pérdida de tiempo. Mientras hablas el enemigo puede aprovechar y…—Assur hizo girar su báculo y golpó el suelo con él. Una humareda negra cubrió la zona alrededor de aquel niño, ocultando su posición exacta—.
Idear un plan para acabar contigo.Alec
VIT: 12/20
PH: 30/30
Ilana
VIT: 30/30
PH: 20/20
Fecha límite: 20/05/2015 a las 23:59