[Port Royal] Lágrima de Sirena

Trama de Malik, Hana y Jess

La aparición del bando de Bastión Hueco ha colocado a la Orden de los Caballeros de la Llave Espada en una tensión creciente difícil de remediar. ¿Llegarán a enfrentarse ambos bandos en conflicto, o será posible la paz?

Moderadores: Suzume Mizuno, Astro, Sombra

[Port Royal] Lágrima de Sirena

Notapor Suzume Mizuno » Sab Abr 26, 2014 3:21 am

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Continuación de Sombra de Luna


Me encantaría poder interrogarte largo y tendido, pero me temo que tenemos un poco de prisa. Así que espero que respondas rápido y sin ponernos problemas, ¿de acuerdo? —sonrió Ronin, clavando su Llave Espada en la arena y entornando su único ojo en dirección a Barbariccia.

La mujer apretó los labios y dirigió una fugaz mirada a su deforme e inconsciente compañero antes de asentir rígidamente. Estaba de rodillas, todavía empapada, frente al Maestro de Maestros y su postura era de completa tensión. No se atrevería a moverse ni a atacar con Ronin tan cerca. Parecía ser muy consciente de que su vida pendía de un hilo.

Satisfecho, Ronin asintió y se pasó una mano por el mentón.

¿Quiénes sois? ¿Qué tenéis que ver con Chihiro? ¿Y para qué queréis a esa serpiente gigante?

Barbariccia respiró hondo y se apartó después un largo mechón de cabello del hombro. Incluso pálida y cansada, ahora que podían verla de cerca era, indudablemente, hermosa. Si no fuera por ese brillo de odio que desprendían sus ojos, casi habría parecido algún tipo de hada sacado de cuentos antiguos.

Pero no era un hada, al menos que ellos supieran, y Hana y Jess podían dar fe de que era muy peligrosa. Sólo gracias a Halia habían conseguido sobrevivir.

Nosotros somos simples sirvientes de ese hombre al que os enfrentasteis, llamado Zande. De él y de otros tantos —Barbariccia guardó un momento silencio, recorrió a los aprendices con la mirada y terminó por agacharla ante el ojo de Ronin, que aguardaba en un hostil silencio a que continuara. Se humedeció los labios—. Se hacen llamar «Villanos Finales».

Ronin arqueó una ceja y por un momento pareció que iba a hacer alguno de sus comentarios jocosos. Pero finalmente se limitó a esbozar una sonrisa afilada y asentir con brusquedad.

No tenemos nada que ver con esa mujer. Simplemente vino a negociar con nosotros durante la travesía. De alguna forma, sabía quiénes éramos. Quizás nos escuchó. O vio a través del hechizo de Zande. No lo sé. Con esos poderes, cualquier cosa es posible. Nos ofreció ayudarnos a capturar a Leviatán a cambio de que acabáramos con vosotros. O, al menos, os distrajéramos—alzó las comisuras de los labios y se encogió de hombros. Después continuó hablando. Parecía dispuesta a cantar largo y tendido, por lo que parecía. Debía valorar mucho su vida. O tener poco cariño por sus superiores, quién sabía—. Debió saber desde el principio que era imposible que lo lográramos.

»En cuanto a Leviatán… No tengo ni idea de porqué debíamos capturarlo. Es algo que nos ordenaron desde arriba. Nosotros dos acompañábamos a Zande y nada más. Pero parece que nuestro jefe no estaba muy interesado por él
—añadió con cierta acidez.

Ronin pareció sopesar durante un momento las respuestas de la mujer. Después asintió, al parecer conforme con ellas, y dio un paso al frente, haciendo que ella se pusiera en tensión. El Maestro de Maestros le puso una mano en el la cabeza y extrajo una pluma de cristal que reflejaba la luz del sol de sus cabellos. La observó a contraluz y se la guardó en el interior de la túnica. Después su sonrisa se amplió mientras preguntaba:

Ya veo que tenéis llaves-objeto. Eso es interesante. ¿Quieres decirme dónde habéis montado vuestra guarida?

Barbariccia empalideció más, si cabía, y tragó saliva.

****


Los aprendices siguieron a Ronin, que avanzaba meditabundo frente a ellos, hundiéndose en la suave arena de la playa. Parecía algún tipo de broma pesada que frente a ellos se extendiera una vista paradisíaca mientras que, a sus espaldas, se encontraba le esqueleto de lo que hasta entonces había sido un floreciente pueblo de piratas libres.

Se dirigían por tierra hacia el peñón donde habían estado luchando Hana y Jess; al otro lado estaba Leviatán. Ana Lucía ya se había dirigido hacia aquel lugar antes de que empezaran a interrogar a Barbariccia, y ahora Ronin había dicho que quería ver cómo se encontraba aquel bichejo antes de ir tras Chihiro. De todas formas, parecía que no irían a ningún lado sin las sirenas…

Los aprendices seguramente tendrían muchas dudas, pero el Maestro había abierto una gran distancia entre ellos, lo cual indicaba que no tenía demasiadas ganas de hablar. Por lo que sólo les quedaba comentar entre ellos lo que habían visto y oído. Sin duda, además, estaban cansados, y la idea de continuar adelante sin descansar o tomar un mísero bocado de pan debía de hacérseles insoportable.

Pero el tiempo corría en su contra.

Rodearon por fin el peñón y pudieron ver que las sirenas habían arrastrado la parte superior de Leviatán a la orilla, mientras se ocupaban denodadamente de sus heridas. Chapoteaban en torno a su cuerpo, cubriéndolo de algas y gritándose entre ellas en su extraño y siseante idioma. Ana Lucía estaba junto a la cabeza de la inmensa criatura, que respiraba trabajosamente y mantenía los ojos abiertos. Sus pupilas se clavaron en el grupo de Caballeros cuando se acercaron.

Contemplado a tan poca distancia, era impresionante. Uno solo de sus colmillos sería tan grande como Malik.

Galatea dice que está débil, pero que podría sobrevivir con mucho reposo—dijo Ana Lucía, con un tono seco e impaciente, acercándose hacia ellos. Estaba claro que quería partir de inmediato y no preocuparse más por aquella criatura. Cargaba bajo el brazo la caja con los cálices y tamborileaba nerviosamente los dedos sobre su superficie.

Ronin, sin embargo, había comentado que quería hacerle algunas preguntas.

Los aprendices, si tenían valor, podían acercarse y preguntar también. Galatea estaba sentada junto a la cabeza del gran dragón, con las olas lamiéndole la parte inferior del cuerpo, y acariciaba lentamente sus escamas. Dirigió sus tristes ojos hacia ellos y se quedó en silencio, esperando.

Los aprendices, entre tanto, seguramente no podrían quitarse de encima la imagen de Barbariccia y su compañero petrificados, convertidos en piedra por la magia que Ronin había aplicado sobre ellos.

¡Volveremos a buscaros, si no morimos! ¡Así que yo que vosotros, rezaría porque vuestro jefe no sea muy fuerte! —había comentado el Maestro de Maestros, antes de ejecutar el hechizo.

Barbariccia se había quedado inmóvil antes de levantarse en un amago de huir. Su bello rostro estaba contraído en un gesto de rabia.

La respuesta que la mujer había dado a la pregunta del Maestro todavía resonaría en sus oídos, mientras decía con una sonrisa desafiante:

Bastión Hueco.

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¡Bienvenidos a la segunda parte de Sombra de Luna! Lo primero de todo, pido perdón por haber tardado tanto. Pero es que los exámenes se me echan encima y, por ello, vamos a tener unos plazos más o menos largos hasta la mitad de mayo. Entonces ya podremos ir más deprisa y sin problemas ni parones ^^.

Por otra parte, os recomiendo desde el principio lo que os comenté en la otra trama: ¡interactuad entre vosotros y con los NPCs! Podéis (si lo veis necesario) hacerle preguntas a Barbariccia antes de que sea petrificada. Buscad caminos y tratad de explorar todas las opciones posibles~

Fecha límite: miércoles 30
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Re: [Port Royal] Lágrima de Sirena

Notapor Nell » Jue May 01, 2014 1:03 am

Antes de partir tras Chihiro y tras recibir la bronca de Ronin, éste se entretuvo interrogando a la mujer semidesnuda que habían abatido entre Jess, Halia y Hana, no sin esfuerzo. La mujer estaba claramente rabiosa, pero se contenía por la presencia del Maestro, contra el cual no era rival. Hana, sin poder evitar la tentación, le sacó la lengua infantilmente mientras el hombre estaba de espaldas preguntándola.

No prestó atención, como era habitual, a la información que estaban obteniendo de la misteriosa mujer. Su imaginación iba y venía entre la antigua ciudad fémina casi desaparecida y los pasos de Chihiro, que se llevaba con ella a Halia y se acercaba, cada vez más, a la Fuente.

Sin embargo, algo le llamó la atención.

¿Durante la travesía? ¿Qué demonios está diciendo? ―arrugó la nariz, dirigiendo la pregunta hacia sus compañeros, Malik y Jess, para no interrumpir a Ronin―. ¿Se coló en el barco? ―habían convivido con muchas piratas en aquellos días, pero su cara no encajaba con la de ninguna de ellas.

Mencionó algo de un hechizo de Zande, pero continuó sin despejar las dudas de la aprendiza, que se había olvidado del trío misterioso del barco y era incapaz de atar esos cabos.

La curiosidad le enganchó a la conversación a partir de ese punto. La mujer había mencionado algo así como “Villanos Finales”, nombre que a Hana no le decía nada, pero terminó nombrando a un jefe en singular. ¿Se refería a Zande? ¿O a uno en particular entre esos villanos que proclamaban ser los finales? ¡Vaya nombre más ridículo!, en opinión de la aprendiza.

En cuanto terminó el interrogatorio, con un misterio que le era indiferente, para sorpresa de Hana Ronin petrificó a ambos enemigos. Al principio, quedaron tan pétreos y estáticos que pensó que los había matado. Pero, sabiendo cómo era el Maestro y observando más detenidamente la magia, se figuró que era un estado reversible. Esperaba.

Hana se vio llevada a una nueva decepción a continuación, puesto que Ronin los llevó a ir a ver al Leviatán, cuando lo único que quería la chica era ponerse en movimiento. No es que deseara encarecidamente enfrentarse otra vez a Chihiro, para nada, eso era una locura. Simplemente quería seguir avanzando. Por el pueblo, por las sirenas, o por ella misma. No lo sabía muy bien.

Y, siendo sinceros, volvía a recordar que había un tesoro en juego. La Fuente no le interesaba, pero si estaba tan bien escondida, no le haría ascos a unos cuantos cofres que podrían haber guardado con ella, como inocentemente imaginaba.

Aprovechó el rato que Ronin les dejó solos para dirigirse un momento a Malik:

Oye, ¿qué pasó en la playa? ―quiso saber―. Después de que Chihiro hiciera trizas a esa cosa, Jess y yo intentamos regresar al barco, pero… no funcionó ―recordó con amargura―. Terminamos encontrándonos a la mujer de antes y Ronin nos pidió que la entretuviéramos para que pudieran ir a socorrer a la cosa.

Miró al Leviatán a medida que se acercaban. Las sirenas hacían todo lo que podían por salvarle, aplicándole sus propios remedios caseros, pero Hana lo veía inútil. La criatura parecía tan destrozada que la aprendiza dudaba que se recuperara nunca. De hecho, cada vez que lo miraba, le parecía más muerto.

Sin embargo, su monstruoso tamaño seguía imponiendo respeto, aún herido y tumbado. Cuando miró fijamente a Malik, Hana se apartó de su lado instintivamente.

Ana Lucía les aseguró que viviría, algo con lo que Hana se había encabezonado que no era posible, y les invitaban a acercarse a él. La joven dudó y, en lugar de aceptar de inmediato, vagó la mirada hasta detenerla en las escamas de Galatea, que nunca había visto tan cerca y detalladamente. Se preguntó cómo sería su tacto, pero se abstuvo a dejarlo traslucir, porque la curiosidad le costaría un ahogamiento por alga.

Al final, acabó por dar unos cuantos pasos hacia delante, casi sin darse cuenta para situarse a espaldas de Ronin y en su órbita, por el temor que le profesaba a esa criatura, y le preguntó:

¿Cómo vamos a derrotar a esa bruja si te ha hecho esto a ti…? ―murmuró más para sí misma, puesto que no sabía qué se le decía en estos casos a un moribundo desconocido. Además, no le gustaba demasiado hablar con seres peligrosamente extraños―. ¿Protegías el pueblo… o la Fuente?

Cuando estuviese satisfecha con la respuesta, si es que no se abalanzaba sobre ella para merendársela, se alejaría de nuevo para serenarse y que los demás tomaran la iniciativa, si querían.

En cierto momento, se dio cuenta de que su atención volvía a dirigirse una y otra vez hacia las escamas, que como es lógico, la tenían fascinada por todas las leyendas que protagonizaban y había escuchado desde antes de caminar. Su propia actitud la puso nerviosa y, divagando, pensó en Halia.

¿No tienes miedo de que la mate?

Una persona con tacto que comprendiera el amor entre una madre y una hija no habría tenido tanta facilidad para preguntarlo. Sin embargo, Hana, que no conocía ni lo uno ni lo otro, no se dio cuenta de lo entrometido que era, ni siquiera después de preguntarlo. Se limitó a esperar la reacción de Galatea.
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Re: [Port Royal] Lágrima de Sirena

Notapor Sometron » Jue May 01, 2014 1:36 am

Los preparativos para la persecución de Chihiro hacia La Fuente estaban siendo llevados a cabo en aquellos momentos. A ellos no se les había asignado ninguna tarea, por lo que se quedaron con Ronin. El Maestro había decidido que aquel era el mejor momento para interrogar a Barbariccia. Su compañero seguía inconsciente, por lo que no podrían hacerle ninguna pregunta.

El primer tema que trataron fue la relación con Chihiro, a lo que ella aclaró que no había sido algo planeado de algo mano, que había surgido durante la travesía. Hana no pareció haber entendido la situación del todo bien y les lanzó una pregunta.

¿Durante la travesía? ¿Qué demonios está diciendo? ¿Se coló en el barco?

La pelirroja tragó saliva antes de contestar a su pregunta.

Verás… Barbariccia es Rosa; al parecer tenían alguna especie de hechizo que ocultaba su verdadera apariencia. Me di cuenta de ello en el risco por algunas de las cosas que dijo y, de hecho, no lo negó, más bien lo dio por hecho...

La rubia siguió hablando y añadió que el interés que mostraban hacia Leviatán tenía origen en Zande —anteriormente conocido como Alejandro—, ella sólo seguía órdenes. Un dato que pareció interesar a Ronin fue que los tres seguían las órdenes de un grupo de gente llamado los “Villanos Finales”. Ese nombre no signficaba, pero, nada para Jess.

Después de eso, el hombre del parche habló sobre una pluma que llevaba la mujer del cabello rubio en el pelo —a la que llamó llave-objeto—. Seguidamente, le preguntó de forma bastante amenazante sobre la situación de su guarida. Barbariccia sonrió antes de escupir la respuesta.

Bastión Hueco.

¿Significaba eso que estaban aliados con la Orden de Bastión Hueco? ¿O quizá actuaban de forma clandestina? Según había leído, el mundo de Bastión Hueco contaba con una ciudad en ruinas cerca del castillo de los Caballeros, lugar que sería idóneo para esconder una organización criminal.

Ronin no tardó mucho en dar la ronda de preguntas por terminada.

¡Volveremos a buscaros, si no morimos! ¡Así que yo que vosotros, rezaría porque vuestro jefe no sea muy fuerte!

Tanto Barbariccia como Cagnazzo comenzaron a convertirse en piedra. Era el momento ideal para plantearle alguna última cuestión, pero estaba todo dicho con aquella mujer. Esperó a que el hechizo terminara de hacer su efecto y siguió a Ronin a través de la costa, dirección al lugar donde aguardaba la capitana del Sombra de Luna. Jess, mientras tanto, se perdió en sus pensamientos de nuevo. Chihiro era el problema que más rondaba su cabeza; pues había comprobado que era poderosa y no tenía ninguna intención de morir en un lugar como aquel. Necesitarían un buen plan de acción...

Oye, ¿qué pasó en la playa? ―las palabras de Hana la devolvieron a la realidad― Después de que Chihiro hiciera trizas a esa cosa, Jess y yo intentamos regresar al barco, pero… no funcionó ―asintió dándole la razón―. Terminamos encontrándonos a la mujer de antes y Ronin nos pidió que la entretuviéramos para que pudieran ir a socorrer a la cosa.

Es cierto, no acabo de entender cómo hemos llegado a todo ésto.

No tardaron demasiado en rodear la roca sobre la que habían luchado Hana y ella para llegar junto a Ana, Galatea y Leviatán.

El tamaño de la criatura era desmesurado, e imponía mucho más de cerca. Aunque quizá el hecho de que alguien que parecía tan poderoso como lo hacía la líder de las sirenas estuviera junto a aquel monstruo hacía que la escena pareciera más sobrecogedora.

Ana Lucía se acercó a ellos con una caja bajo el brazo. Estaba muy impaciente; y era lógico, Jess también lo estaría en su lugar.

Galatea dice que está débil, pero que podría sobrevivir con mucho reposo.

<<¿Es necesario realmente un ser con unas características tan abrumadoras?>>

Hana se les adelantó en dirección al dragón marino y preguntó.

¿Cómo vamos a derrotar a esa bruja si te ha hecho esto a ti…? ¿Protegías el pueblo… o la Fuente?

Lo primero que había mencionado la aprendiz no dejaba de rondar su mente. Parecía impensable que ellos, tres aprendices, pudieran vencer a una hechicera de la talla de Chihiro, aún con la ayuda de Ronin y Ana Lucía.

La muchacha del pelo azul se alejó y ella aprovechó la ocasión para acercarse un poco a Galatea y lanzarle una pregunta.

¿De verdad crees… que podremos vencer a esa bruja? ―dijo sin rodeos.

Quizá no fuese sensato hacer una pregunta tan desalentadora antes de la batalla, pero quería saber la opinión sincera de alguien con tanta sabiduría como aquella sirena. Si ella lo daba todo por pérdido, sus posibilidades serían realmente nulas.

¿No tienes miedo de que la mate?

Hana volvió y soltó la cuestión sin más. Jess le dedicó una breve mirada indiscreta, algo sorprendida por la franqueza de la joven hacia un tema tan delicado. Después volvió a mirar a Galatea, en busca de su respuesta y reacción.
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Re: [Port Royal] Lágrima de Sirena

Notapor Tanis » Jue May 01, 2014 1:39 pm

Malik no se alejó demasiado del maestro, manteniéndose también cerca de Hana y de Jess, ligeramente más alejado de Ronin que de ellas, con la cabeza cada vez más despejada. Los dolores chirriantes del combate y el último golpe de Zande se iban disipando con la relajación y el descanso, pero la culpa todavía continuaba pesando en su pecho. No podía evitar echar de vez en cuando una mirada preocupada hacia el bosque, hacia el todavía visible rastro de huellas de Zande.

Ese maldito… Si le hubiera podido hacer frente de verdad, no se habría llevado a Faris. Debería haberle atacado, intentar capturarle en lugar de ofrecerle una propuesta que ahora, con la cabeza fría, sabía jamás aceptaría. Malik había aprendido sobre el error, y no volvería a cometerlo.

¿Durante la travesía? ¿Qué demonios está diciendo? ―La pregunta de Hana no le sorprendió, no debía de saber siquiera que esa mujer había estado en el barco con ellos durante todo el tiempo―. ¿Se coló en el barco?

Verás… Barbariccia es Rosa; al parecer tenían alguna especie de hechizo que ocultaba su verdadera apariencia. Me di cuenta de ello en el risco por algunas de las cosas que dijo y, de hecho, no lo negó, más bien lo dio por hecho...

Asintió a la respuesta de Jess, corroborando sus palabras y añadió:

Yo la vi transformarse, a ella y a los otros dos. Alejandro era Zande, el que se llevó a Faris a la Fuente. Y la otra mujer… —le echó un vistazo al monstruo-tortuga inconsciente y cabeceó, sin decir nada más.

Se preguntó si Jess, con el ligero interés o amistad que había trabado un poco con Rosa, se sentía ahora decepcionada o enfadada por el hecho de saber que era una enemiga. A él, desde luego, le habría sentado como una patada en el estómago.

Se obligó a seguir prestando atención a la amable conversación que Ronin mantenía con Barbariccia. Lo que más quería era ponerse en marcha cuanto antes, darle una tunda a Zande, recuperar a Faris e impedir que Chihiro se hiciera con el poder de la Fuente. Cuando repasaba esa lista en su mente, todo le sonaba terriblemente heroico y un poco… estúpido. No en el sentido de que las cosas fueran estúpidas, si no que él se sentía estúpido así. No era ningún héroe, sólo un aprendiz un poco mediocre que había dejado escapar al enemigo por falta de fuerza.

Lo único que le animó, si es que podía decirse así, durante la conversación, fue el saber que al menos el trío no era de ningún lugar desconocido, sino de Bastión Hueco. Había oído toda clase de cosas, desde rumores a historias verídicas, de lo que había pasado allí y de lo que seguía pasando. Y a pesar de que él se había unido a la Orden después de que sucediera todo, no estaba seguro de sí debería no pensar sobre ello. Aunque realmente, él no iba a combatir a nadie, por muy de Bastión Hueco que fuera, si no se mostraba hostil.

Siguió a Ronin junto con sus compañeras, dejando atrás las estatuas petrificadas de la mujer y la tortuga deforme, pensando en todo lo que había oído de ella en ese poco tiempo. No tenía idea de qué iban a hacer en cuanto alcanzaran a Zande o a Chihiro… Ninguna idea.

Ladeó la cabeza hacia las chicas, mirándoles de reojo, para luego regresar la vista al frente, hacia la espalda cada vez más alejada de Ronin.

Oye, ¿qué pasó en la playa? Después de que Chihiro hiciera trizas a esa cosa, Jess y yo intentamos regresar al barco, pero… no funcionó. Terminamos encontrándonos a la mujer de antes y Ronin nos pidió que la entretuviéramos para que pudieran ir a socorrer a la cosa.

Es cierto, no acabo de entender cómo hemos llegado a todo ésto.

Torció un poco su gesto antes de responder:

Despues de que la mujer y la tortuga se fueran a por Leviatán, Zande se encaró con nosotros y exigió saber sobre la Fuente. Supongo que como han dicho antes, para Bastión Hueco. Peleamos… Ese Zande tenía especial interés en matarme por ser Caballero —gruñó—. Apareció Chihiro con esa sirena, destruyó Cabo Blanco con sus poderes y le sonsacó a Ana la situación de la Fuente. Zande se llevó a Faris como rehén para seguirla, lo demás es… ya lo sabéis.

Exhaló un suspiro resignado.

No deberíamos habernos separado —murmuró, casi sin darse cuenta.

Viéndolo así, si hubieran estado los tres juntos, podrían haber presentado mejor combate y las cosas podrían haber sido diferentes. La figura cada vez más grande y cercana de Leviatán hizo que su voz muriera en la garganta. Todavía herido y medio muerto, el guardián imponía un respeto aterrador. Sin embargo, sabiendo que era más un aliado que un enemigo, se atrevió a acercarse un poco de más, preso de la curiosidad más que del miedo. Logró mantenerse quieto cuando sintió ese enorme ojo sobre su persona, aguantando el aliento.

Galatea dice que está débil, pero que podría sobrevivir con mucho reposo.

Miró a la capitana, que todavía cargaba con el cofre y que parecía impaciente, más que ellos, por ponerse en camino. Se preguntó por qué lo llevaba a cuestas, si era importante para obtener el don de la Fuente.

Malik miró de nuevo al dragón, pensando en que le gustaría poder saber hacer un simple Cura, para ayudar lo que pudiera a sanar las heridas de Leviatán.

«Algún día…».

Las preguntas de las chicas le dejaron a él mismo pensativo. Ciertamente… ¿cómo esperaban que derrotaran y capturaran a alguien que era capaz de convertirlos en esqueletos en un abrir y cerrar de ojos? Llevaba preguntándoselo, todavía aún más tras el combate, durante toda la travesía.

¿No tienes miedo de que la mate?

La pregunta final de Hana le resultó un poco desacertada, y miró a Hana, tenso, como diciendo: ¿Cómo demonios le haces esa pregunta?

¿Qué padre o madre no tendría miedo si su hija está en manos de una mujer así? —dijo a su vez con otra pregunta, meneando la cabeza.

Se alejó un tanto de ellas entonces, recordando a sus propios padres y hermano, del que se sentía aún en día responsable, y se acercó a Ana Lucía para preguntar:

¿Capitana? —llamó—. Me estaba preguntando… Antes has dicho que Chihiro no podría hacer nada sólo con la sirena —señaló el cofre con un gesto—. ¿Por qué lleva eso si existe la posibilidad de que nos lo quite y…? —dejó la pregunta en el aire, porque no tenía idea de qué narices se tenía que hacer siquiera con la sirena—. ¿No sería mejor dejarlo bajo custodia?
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Notapor Suzume Mizuno » Sab May 03, 2014 4:09 am

¿Cómo vamos a derrotar a esa bruja si te ha hecho esto a ti…? ―susurró Hana a no mucha distancia del gran Leviatán, que entornó los ojos para enfocar la figura de la muchacha. Tan cerca como estaban, podían sentir su trabajosa respiración agitándoles las ropas―. ¿Protegías el pueblo… o la Fuente?

Yo protegía… a la isla. Las humanas son aliadas de Galatea… De modo que yo también las protegía… Vosotros también tenéis a un hombre que domina magia… Y, ante todo, conocéis la artera magia de vuestra enemiga… Y ella ya no tiene tantas armas de las que poder aprovecharse… —Leviatán cerró los ojos—. Debéis ser más… inteligentes que ella y atacarla por sorpresa, pequeña humana… Un ataque de frente es… puro suicidio

Hana pareció conforme con la respuesta y se alejó de la serpiente marina. Entre tanto, se aproximó Jess para dirigirse a Galatea. La sirena, que acariciaba lentamente las granes escamas de Leviatán, levantó sus profundos ojos hacia la joven.

¿De verdad crees… que podremos vencer a esa bruja?

Nadie es invencible, muchacha. Y Leviatán tiene razón. A un enemigo demasiado grande hay que atacarle por los flancos, buscando sus debilidades. Esa bruja debe estar agotada. Debemos darnos prisa.

¿No tienes miedo de que la mate?—preguntó a su vez Hana.

Galatea entornó los ojos, aunque nadie pudo saber si se trataba de un gesto agresivo o triste, ya que no movió ni un músculo de la cara.

¿Qué padre o madre no tendría miedo si su hija está en manos de una mujer así?

Temo que muera —dijo al final en voz baja, retirando la mirada hacia las olas y ocultándose detrás de la cortina de su largo cabello—. Es mi última hija y ya no puedo tener más. No quiero perderla.

»Haré cualquier cosa por evitar que muera
.

Galatea no volvió a hablar después de aquello, sino que se apoyó contra Leviatán, dando la espalda a los humanos. Estaba claro que no quería mantener una conversación. No, al menos, una que versara sobre la vida de su hija.

Malik, por su parte, se dirigió a la capitana, que aguardaba impaciente sentada sobre un tocón rocoso. Al ver que se acercaba el hombre se incorporó, inclinando la visera de su sombrero para que el sol no le acertara directamente en los ojos al levantar la vista.

¿Capitana?

¿Qué?

Me estaba preguntando… Antes has dicho que Chihiro no podría hacer nada sólo con la sirena . ¿Por qué lleva eso si existe la posibilidad de que nos lo quite y…? —dejó la pregunta en el aire, porque no tenía idea de qué narices se tenía que hacer siquiera con la sirena—. ¿No sería mejor dejarlo bajo custodia?

Ana Lucía sonrió de medio lado y se tocó el ala del sombrero.

Vaya, parece que no todos los aprendices de Ronin se vuelven tan idiotas como él—soltó una carcajada seca—. Antes dije que esa arpía podrá entrar en la Fuente porque lleva consigo a una sirena. Pero nosotros no llegaremos tan lejos con una y vamos a necesitar una forma de entrar. No es posible sin los cálices. No me gusta llevar los cálices, pero sería peor llegar, saber que Chihiro está dentro… Y no poder entrar, ¿no crees? Podría salir y venir a por nosotros —Ana Lucía apretó los dientes—. Y destruir la otra mitad del pueblo. Además…—sus labios se elevaron en una sonrisa cruel que le pondría los pelos de punta a Malik.

Pero Ana Lucía no terminó la frase. Se limitó a ampliar su sonrisa, que prometía algo muy desagradable, y luego le dio una ruda palmada a Malik en la espalda. Fue lo suficientemente fuerte para que le hormigueara la piel.

Luchaste bien antes, aprendiz de mago. Esta vez acabaremos con ella —y se dirigió hacia Ronin. Pero se detuvo un momento para preguntar—: ¿Cuál era tu nombre? Creo que puede merecer la pena recordarlo

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Sí, meto completamente random el aspecto de Ana Lucía aquí porque Final Fan ha sido tan amable de arreglarla para que pueda usarla y… No veía otro hueco, así que ahí os la meto (?)


****


Ana Lucía se dirigió hacia Ronin que, a su vez, se había puesto delante de Leviatán y lo examinaba pensativamente. Cuando todos los aprendices llegaron a su alrededor y se encontró con la creciente impaciencia de la capitana, el Maestro dijo:

Eh, lagartija gigante—llamó entonces la atención de Leviatán, que abrió perezosamente los ojos y exhaló una bocanada de aire tan fuerte que estuvo a punto de tirar a las chicas al suelo—. No eres de este mundo, ¿verdad?

Intuyes bien, humano…

¿Cómo acabaste aquí? No creo que provengas de ningún mundo cercano y… Ya conocí a alguien como tú. Una vez, hace mucho tiempo —Ronin entornó el ojo y pareció perderse durante un momento en el pasado—. ¿Sois más de uno? ¿De dónde venís?

Leviatán tuvo que hacer un soberano esfuerzo para contestar.

No sé cuántos han pasado a este lugar… Pero provengo de un lugar que denominamos «La Grieta». Llegué aquí herido… Y Galatea me salvó. —pareció que quería decir algo más, sin embargo, su voz se había ido debilitando a medida que hablaba y no consiguió añadir nada más.

Ronin asintió con la cabeza y luego dijo, dirigiéndose a Galatea:

Señora Sirena, sé que lo tratas como tu guardián, pero tiene una pinta de que no va a pasar de esta noche. En mi hogar podemos curarlo. Y estará a salvo de gente como la que ha venido antes.

Galatea, que se había vuelto para mirar por encima del hombro a Ronin, ladeó la cabeza y pareció pensárselo. Después dijo:

Ha saldado nuestra deuda. Pero tú quieres llevártelo por algo personal, humano. Y no me gusta. Sin embargo, prefiero que vaya con gente en la que Halia pudo confiar que con esos monstruos—reposó la cabeza contra Leviatán y susurró—: Te libero de nuestro trato.

Leviatán resopló algo, pero ya parecía incapaz de pronunciar una palabra. De modo que Ronin hurgó en sus ropas y extrajo una cápsula; los aprendices estarían acostumbrados a ella, se usaban mucho en Tierra de Partida para trasladar a las mascotas durante los viajes en glider. La abrió, extendiendo la mano hacia delante, y, de pronto, Leviatán desapareció. Las olas se sacudieron con brusquedad y se cerraron, levantando una cortina de gotitas que empapó a todos los que estaban en tierra.

Ana Lucía a duras penas conseguía reprimir su asombro. Cuando miró a Ronin, lo hizo con una mezcla de hostilidad y desconfianza. Abrió la boca para preguntar, pero finalmente apretó los labios y apartó la cara.

¡Tranquilo todo el mundo!—sonrió Ronin—. ¡No le pasará nada aquí dentro! Y cuando regresemos a nuestro hogar, lo dejaremos en el lago. ¡Estará como un pez en el agua!

Ana Lucía emitió un resoplido y masculló:

¿Podemos irnos de una maldita vez? ¡El tiempo corre!

Galatea, que estaba mirando con los ojos muy abiertos el lugar donde había estado Leviatán —que dejó un profundo surco en la arena—, parpadeó varias veces antes de asentir lentamente.

****


Comed esto.

Cinco sirenas, contando a Galatea, aguardaban un metro más abajo. Les habían guiado rápidamente por la playa hacia un recoveco en el que un afluente llegaba al mar. La zona era rocosa y estaba llena de exuberantes plantas y mosquitos que atacaban sin cesar a los aprendices.
Desde abajo, Galatea extendía una mano, ofreciéndoles lo que parecían ser unas algas negras como el carbón.

Tenemos que nadar mucho y a bastante profundidad. Si no os lo tomáis, moriréis[/b].

La capitana no puso demasiadas excusas; se agachó, cogió parte de las algas y las masticó haciendo una mueca de asco, pero sin ninguna queja. Cuando Ronin la imitó, soltó un gruñido y masculló:

Puaf. Ezto sabe a pezcado podido. ¿Qué ze zupone que…?

¡Calla! —bramó Ana, tragando con esfuerzo—. ¡No quiero saberlo! —acto seguido abrió el cofre y extrajo las dos copas, tirando el contenedor al suelo. Se las guardó en la ropa—. Vamos.

Y se arrojó al agua. Una de las sirenas sonrió, zalamera, la cogió por la cintura, le puso una mano en el cuello y la hundió en el agua. Ronin arqueó las cejas en dirección a los aprendices, se tragó las extrañas algas y, con otra mueca, comentó:

¡Espero que no os de miedo la oscuridad! —y saltó para que otra sirena le recogiera y le hundiera en el agua.

Cuando probaran las algas, les sabrían gomosas, con un sabor tan intenso y repugnante que les provocaría arcadas. Pasaría muy mal por la garganta y les dejaría un regusto asqueroso en el paladar.

Sólo quedaban tres. Galatea se adelantó para tomar al siguiente que se arrojara, mientras las otras, una rubia y de piel clara, y otra de tez oscura y cabellos rizados, sonreían burlonamente a los aprendices. La primera siseó, divertida:

Daos prisa. ¿Es que nos queréis hacer esperar mucho más? —era como si los estuvieran devorando con la mirada, considerando a cuál de ellos les hincarían el diente primero.

La única que no parecía dispuesta a comérselos de inmediato era Galatea.

En seguida comenzaron a sentirse mal: les costaba respirar, el aire pesaba y les raspaba los pulmones. Pronto comenzó una horrible sensación de ahogo y la necesidad de hundirse bajo las aguas se volvió imperiosa. El efecto de las algas estaba empezando. Lo mejor era darse prisa.

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Fecha límite:jueves 8

Empiezo la tanda de exámenes, de modo que voy a alargar los plazos, ¡pero para el 14 ya retomaremos el ritmo normal!
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Re: [Port Royal] Lágrima de Sirena

Notapor Tanis » Lun May 05, 2014 12:23 am

Vaya, parece que no todos los aprendices de Ronin se vuelven tan idiotas como él —Malik apretó los labios, sólo un poco, y reprimió un suspiro—. Antes dije que esa arpía podrá entrar en la Fuente porque lleva consigo a una sirena. Pero nosotros no llegaremos tan lejos con una y vamos a necesitar una forma de entrar. No es posible sin los cálices. No me gusta llevar los cálices, pero sería peor llegar, saber que Chihiro está dentro… Y no poder entrar, ¿no crees? Podría salir y venir a por nosotros —Comprendía en mayor medida su explicación, se trataba de la llave que tuvieras sencillamente—. Y destruir la otra mitad del pueblo. Además…

Le recorrió un escalofrío al ver su sonrisa, tan maliciosa y macabra, como vengativa. Si conseguían atrapar a Chihiro… tendrían que cuidar que Ana no la despellejara. La palmada, por supuesto, le quemó en la espalda, pero se abstuvo de emitir queja alguna. Bastante había conseguido con que ella no le considerara un cabeza hueca, aunque supiera que su maestro no lo fuera.

Luchaste bien antes, aprendiz de mago. Esta vez acabaremos con ella —Malik agradeció el cumplido con un murmullo, y siseó por lo bajo, estaba seguro de que le había dejado la marca de la mano—: ¿Cuál era tu nombre? Creo que puede merecer la pena recordarlo.

Arqueó las cejas, eso le había sorprendido.

Malik, capitana.

¿Se le había levantado el ánimo?

No acompañó a Ana para acercarse a Ronin y Leviatán. La criatura estaba débil, sí, pero continuaba causándole pavor, a pesar de que era un aliado. Su curiosidad le impulsó, sin embargo, de nuevo a acercarse a pasitos para observar al monstruo. Miró de reojo a Ronin, sin saber en qué demonios estaba pensando, o a qué estaba esperando.

Cuando por fin habló, Malik sintió ganas de darle a su maestro clases de protocolo a la hora de hablar con alguien que podía comerte de un bocado.

Eh, lagartija gigante —El soplo de aire de la criatura fue tan fuerte que casi los levantó del suelo, y más a Hana y a Jess. Malik tuvo el tino de sujetarlas del brazo antes de que salieran volando. La soltó en cuanto se calmó la ventolera y tosió la arena que se le metió en la boca—. No eres de este mundo, ¿verdad?

Intuyes bien, humano…

¿Cómo acabaste aquí? No creo que provengas de ningún mundo cercano y… Ya conocí a alguien como tú. Una vez, hace mucho tiempo —Ronin entornó el ojo y pareció perderse durante un momento en el pasado—. ¿Sois más de uno? ¿De dónde venís?

No sé cuántos han pasado a este lugar… Pero provengo de un lugar que denominamos «La Grieta». Llegué aquí herido… Y Galatea me salvó.

La debilidad de Leviatán era patente. Malik consideraba que a pesar de la información, no debería hacer hablar así a un bicho que estaba a punto de morirse y el cual se suponía tenía que sobrevivir. La Grieta, ¿qué era eso? Se apuntó mentalmente el investigar ese término cuando volvieran a casa.

Señora Sirena, sé que lo tratas como tu guardián, pero tiene una pinta de que no va a pasar de esta noche. En mi hogar podemos curarlo. Y estará a salvo de gente como la que ha venido antes.

«Espera, espera… ».

¡¿Quería llevarse a esa cosa a Tierra de Partida?! Malik miró a Ronin con la boca entreabierta, casi dispuesto a objetar e incluso miró a sus compañeras como si dijera: ¿Está diciéndolo en serio?

Vale, vale, quería curarlo, pero no había dicho anda de devolverlo, ¿dónde lo iban a meter?

Maestro, no creo que… —empezó a decir, cortado inmediatamente por las palabras de Galatea.

Ha saldado nuestra deuda. Pero tú quieres llevártelo por algo personal, humano. Y no me gusta. Sin embargo, prefiero que vaya con gente en la que Halia pudo confiar que con esos monstruos…

El susurro apenas pudo oírlo, y se echó para atrás un poco culpa del resoplido cansado del monstruo y sobre todo más por el visualizar un objeto que reconoció, por habérselo visto a otros aprendices cuando salían con sus mascotas fuera de Tierra de Partida. Una cápsula de transporte.

Sin decir nada más, Ronin ejecutó la recogida y Leviatán desapareció como por arte de magia, dejando su vacío en el agua que se llenó casid e forma violenta, levantando una cortina de agua que les mojó a todos.

¡Tranquilo todo el mundo! ¡No le pasará nada aquí dentro! Y cuando regresemos a nuestro hogar, lo dejaremos en el lago. ¡Estará como un pez en el agua!

Suspiró y se apretó el puente de la nariz con los dedos, resignado. En el lago, claro…

El primero que vaya sin saber se va a llevar una sorpresa… —comentó con un murmullo.

O un infarto —completó Jess.

¿Podemos irnos de una maldita vez? ¡El tiempo corre!

Estaba de acuerdo. No tenían más tiempo que perder. La vida de Halia y Faris estaban en peligro.

* * *


Comed esto.

Malik aplastó al décimo mosquito que intentó picarle y observó lo que les ofrecía Galatea. El montoncito de algas negras no ofrecían una grata visión, ni un bocado apetecible y se mantuvo a la espera de ver que hacían tanto la capitana como Ronin.

¿Qué es eso? —preguntó, no muy confiado, pero intrigado.

Tenemos que nadar mucho y a bastante profundidad. Si no os lo tomáis, moriréis.

Aunque no contestara realmente a su pregunta, al menos sabía que era para poder nadar bajo el agua sin ahogarse. ¿Era eso posible? Había leído que en otros mundos existían hechizos para poder respirar bajo el agua, pero… no en Port Royal. Tomó un pequeño puñadito después de que Ronin lo hiciera. Sin embargo, no se lo metió en la boca enseguida, tras oír la sentencia de su maestro.

Puaf. Ezto sabe a pezcado podido. ¿Qué ze zupone que…?

¡Calla! ¡No quiero saberlo!

Tocó sus algas con los dedos, sintiendo el tacto tan…

A saber de dónde han sacado esto —comentó por lo bajo.

Compuso una mueca no muy agradable al pensar que tenía que tragárselas, pero no podía quedarse atrás. Tampoco iba a ser tan quisquilloso con algo así… ¿verdad?

Vamos.

Contempló la caída de la capitana al agua y tragó saliva. Las sirenas iban a llevarles… esas sirenas. Sirenas que podían matarle si querían, sin mover ni un tercio de aleta. Miró a Ronin, cabeceó al ver que él también se las tragaba…

¡Espero que no os de miedo la oscuridad!

… y se tiraba al agua.

Sólo quedaron ellos, los tres aprendices de marras. Exhaló, nervioso y se metió las algas en la boca. Masticó. Era difícil, casi parecía que estaba mordiendo caucho. Sintió una arcada, que intentó reprimir con muy poco éxito. El sabor era asquerosamente repugnante y de nuevo tuvo que aguantarse las ganas de vomitar. Tragó a muy duras penas, y cuando lo hizo, notó que le lagrimeaban los ojos.

Agh, ésto sabe a rayos... Creo que yo sí quiero saber lo que es ¡para asegurarme de no volver a probarlo nunca! —oyó a Jess decir, no sin razón.

Miró a las sirenas que les esperaban, sintiendo un nudo cada vez más apretado en la garganta. Salvo Galatea, las otras dos sonreían de una forma demasiado… ansiosa, no le gustaba.

Daos prisa. ¿Es que nos queréis hacer esperar mucho más?

Tenía la sensación de que en cuanto se metiera en el agua, una le atraparía y se lo comería ahí mismo.

Con vuestro permiso, creo que… —comenzó a decirles a Hana y a Jess.

Notó entonces un ahogo extraño, como si de repente no tuviera pulmones o se hubiera olvidado de respirar. Se le fue un vahído y boqueó, mareándose. Se sintió pesado, débil…

Suerte… —masculló.

Enfocó la vista en Galatea, palmeó suavemente el hombro de Hana y se tiró al agua, para dejar que fuera Galatea quién le guiara. Necesitaba meterse en el agua, no soportaba seguir respirando aire.
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Re: [Port Royal] Lágrima de Sirena

Notapor Sometron » Jue May 08, 2014 11:40 pm

Nadie es invencible, muchacha. Y Leviatán tiene razón. A un enemigo demasiado grande hay que atacarle por los flancos, buscando sus debilidades. Esa bruja debe estar agotada. Debemos darnos prisa.

La sirena y el monstruo respondieron más o menos lo mismo, aunque no era lo que Jess esperaba. Ella, en el fondo, sólo quería oír un “” que la ayudara a calmarse y concentrarse en la batalla; pero era pedir mucho.

Con la siguiente pregunta de Hana, la conversación con la líder de las sirena acabó abruptamente. Al parecer, no le gustaba tocar el tema del secuestro de su hija. La pelirroja estaba segura de que, más allá de las razones algo superfluas que había expuesto, Galatea estaba verdaderamente preocupada por su hija. No podían culparla porque hablar de aquello le molestara.

¿Capitana?

Malik se había acercado a Ana Lucía mientras ellas “conversaban” con las criaturas marinas.

¿Qué?

Me estaba preguntando… Antes has dicho que Chihiro no podría hacer nada sólo con la sirena . ¿Por qué lleva eso si existe la posibilidad de que nos lo quite y…? ¿No sería mejor dejarlo bajo custodia?

No había pensado en aquello, pero el punto de vista del aprendiz parecía correcto. Aquello era servirle lo que necesitaba en bandeja. La capitana no opinaba lo mismo, claro. Una sonrisa apareció en su cara, era probable que estuviera esperando aquella pregunta.

Vaya, parece que no todos los aprendices de Ronin se vuelven tan idiotas como él. —Jess se aclaró la garganta, algo airada por el comentario de la capitana— Antes dije que esa arpía podrá entrar en la Fuente porque lleva consigo a una sirena. Pero nosotros no llegaremos tan lejos con una y vamos a necesitar una forma de entrar. No es posible sin los cálices. No me gusta llevar los cálices, pero sería peor llegar, saber que Chihiro está dentro… Y no poder entrar, ¿no crees? Podría salir y venir a por nosotros Y destruir la otra mitad del pueblo. Además…

Ana Lucía lució una sonrisa tétrica y dejó la frase en el aire. La joven arqueó una ceja ante aquellas palabras.

Había oído en sus tiempos en Port Royal que los piratas eran seres simples, que se dedicaban a delinquir para poder campar a sus anchas durante el mayor tiempo posible antes de ser asesinados por otros piratas. Ana Lucía, pero, parecía diferente. Sólo hacía falta ver su preocupación por Cabo Blanco para determinarlo. Aún así, seguía habiendo algo extraño con aquella capitana, algo que no tenían los piratas en la mente de Jess… No sabría determinar exactamente qué era o cómo definirlo, pero allí estaba igualmente.

Aunque todo eso no cambiaba nada para ella, seguía odiando que la tratara como si fuera un ser superior, que la mirara por encima del hombro… No podía aguantarlo. Quizá la razón por la que no podía con aquella mujer era, precisamente, porque se veía su propio futuro en ella. Es decir, la capitana era libre y dueña de su destino, era capaz de proteger a todos aquellos que le plazca, era la mandamás del lugar y podía presumir de sus méritos y acciones… era prácticamente utópico. Tanto que le ponía de mal humor.

Luchaste bien antes, aprendiz de mago. Esta vez acabaremos con ella¿Cuál era tu nombre? Creo que puede merecer la pena recordarlo

Como era obvio, no se fijó en absoluto en la muchacha. Al fin y al cabo, ella tampoco lo haría si estuviera en su posición; pero algún día se arrepentiría de aquello. Algún día.

Malik, capitana.

Ana Lucía se dirigió sin más hacia Ronin y se acercaron hacia Leviatán de nuevo, al parecer el Maestro quería hablar con él. La exhalación del monstruo cuando fue despertado la hizo retroceder y casi la tira al suelo.

La conversación entre el hombre del parche y el dragón trató temas diferentes de los que ella creía y terminó con Ronin guardando a Leviatán en una cápsula de transporte para mascotas después de que éste aceptara ser transportado a Tierra de Partida como medida de seguridad. Según las palabras de la bestia, provenía de un mundo diferente a Port Royal llamado La Grieta —sobre el cual nunca había oído ni leído nada, tendría que investigar— y había acabado encontrándose con Galatea y pactando con ella, por lo que fue la sirena la que tuvo que liberarlo del pacto para que marchara.

¡Tranquilo todo el mundo! ¡No le pasará nada aquí dentro! Y cuando regresemos a nuestro hogar, lo dejaremos en el lago. ¡Estará como un pez en el agua!

El chiste cayó por su propio peso y hubo unos tensos segundos de silencio, hasta que Malik intervino.

El primero que vaya sin saber se va a llevar una sorpresa…

O un infarto —añadió

¿Podemos irnos de una maldita vez? ¡El tiempo corre!.

Sí, era hora de ponerse en marcha. Por cada segundo que ellos pasaban quietos, Chihiro y Zande estaban un segundo más cerca de La Fuente.

* * *


Comed esto.

Galatea les ofrecía un amasijo de plantas de color oscuro que no daba muy buena impresión. Una mueca de asco se formó sin querer en el rostro de la joven.

¿Qué es eso?

Tenemos que nadar mucho y a bastante profundidad. Si no os lo tomáis, moriréis.

<<Si no nos mata eso antes, claro.>>

Ana Lucía y Ronin avanzaron con decisión y fueron los primeros en tomar las algas.

Puaf. Ezto sabe a pezcado podido. ¿Qué ze zupone que…?

¡Calla! ¡No quiero saberlo!

A saber de dónde han sacado esto.

Vamos.

La verdad es que aquella frase le sorprendió viniendo de la capitana, pero no le dio demasiada importancia. La mujer sacó las copas del cofre en que las llevaba y se las guardó en la ropa justo antes de saltar al agua y ser llevada por una de las sirenas que acompañaban a Galatea.

¡Espero que no os de miedo la oscuridad! —dijo el Maestro de Maestros antes de saltar y ser llevado por otra sirena.

Ya sólo quedaban tres de ellas: Galatea, una de cabello rubio y otra morena. Si podía ir con la primera, mejor que con cualquiera de las otras dos, aunque tampoco tendría demasiado reparo en coger otra.

Los tres aprendices eran los últimos en partir, y ya les tocaba el turno de tomarse sus respectivas algas. Cogió la suya y construyó una mueca por la textura que tenía.

Salud. —y tragó.

Al masticarla por primera vez, un fuerte sabor desagradable fue liberado. Tuvo que hacer acopio de todas sus fuerzas para no escupirla y vomitar todo lo que hubiera comido aquel día. Al parecer los otros dos aprendices también estaban teniendo sus dificultades con aquel “manjar”.

Agh, ésto sabe a rayos... Creo que yo sí quiero saber lo que es ¡para asegurarme de no volver a probarlo nunca!

Daos prisa. ¿Es que nos queréis hacer esperar mucho más? —les animó la sirena rubia.

Estaba empezando a tener dificultades para respirar, ¿sería por el mal sabor de las algas, que había alterado su respiración?

Con vuestro permiso, creo que…

Suerte… —y se lanzó hacia Galatea.

Igual-

No pudo acabar la palabra: se ahogaba de verdad. No era una irregularidad en el ritmo respiratorio, era una asfixia de verdad. Tenía que entrar en el agua cuanto antes.

Miró a Hana y asintió justo antes de dejarse caer al agua y dejar que la sirena de la tez nivea la llevara.
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Re: [Port Royal] Lágrima de Sirena

Notapor Nell » Vie May 09, 2014 1:05 am

Las aclaraciones de Jess y Malik sobre las identidades de Barbariccia, Zande y la Señor/a Tortuga la dejaron patidifusa. ¿Cómo podían corresponderse aquellas tres deformidades con los mercenarios que habían conocido en el barco? Jamás había oído hablar de magias que engañaran la vista o modificaran el aspecto. Aunque, pensándolo bien, se lo había visto hacer recientemente a Chihiro.

Y Alejandro… Vaya. Enseguida se precipitó a darse a sí misma miles de excusas para sus arrebatos con él. Las ilusiones estaban hechas para ser atractivas, seguro, por eso era difícil resistirse al engaño. Al fin y al cabo, ¡Malik y Jess habían caído en la misma farsa!

Se dio cuenta, por tanto, que a pesar de haberse librado de las dos mujeres, Zande se había llevado a Faris, lo que significaba que se volverían a encontrar si Chihiro o la propia Faris no lo quitaban antes de en medio. Arreglarían entonces las cuentas pendientes. Quién sabe, puede que ésta vez fuera él el que cayera en la trampa.

Malik les resumió lo ocurrido en la playa, que no era demasiado. Le llamó la atención que Zande estuviera interesado en matar portadores de la Llave. No se la había mostrado, pero estando con Jess, le resultaría obvio. ¿Intentaría también asesinarla a ella?

Pues no lo haremos más —secundó a Malik en su apreciación sobre cómo les había ido cada uno por su cuenta. Si a partir de ese punto tenían que enfrentarse a Zande y Chihiro, mejor hacerlo todos juntos.

Encararse al Leviatán fue una malísima idea. A cada respiración del enorme animal Hana sentía escalofríos, concienciándose con la peligrosidad que emanaba incluso vulnerable, y que suscitaba en ella por todas las leyendas de monstruos marinos que había crecido escuchando. Un bocado y las sirenas se zamparían sus sobras.

”Y ella ya no tiene tantas armas de las que aprovecharse”. ¿Qué significaba eso? ¿Cómo se había debilitado? Galatea respondería después al interrogante al teorizar sobre el desgaste mágico de la mujer.

Pequeña humana… —murmuró, masticando las palabras con las que se había dirigido a ella Leviatán—. Pequeña, y aun así existen posibilidades…

Habría fanfarroneado diciéndole que necesitarían un escudo Leviatán más que inteligencia, pero la presencia de la mole había esfumado toda su valentía. En su lugar, retrocedió.

Atendió a Jess cuando acudió a Galatea para saber su opinión sobre la batalla contra Chihiro y se adelantó después a plantear su pregunta. A Malik le parecía obvia la preocupación de una madre por su hija, pero Hana se limitó a encogerse de hombros, porque no lo veía tan claro. Si de verdad fuera así, ¿por qué Galatea no corría (o nadaba) en su busca? ¿Qué hacía allí parada y atendiendo a un monstruo que no tenía apenas esperanzas, pero su retoño sí? ¿Acaso creía que Chihiro no la mataría si dejaba de serle útil?

Simplemente, no concebía la idea del peso del deber.

Galatea confirmó las palabras de Malik. Temía su muerte, porque era su última hija y, por una razón que desconocía la aprendiza, ya no tendría más. ¿Sería más anciana de lo que aparentaba? En cualquier caso, sus palabras eran difíciles de ignorar, porque estaban impregnadas de ese amor materno que Hana había visto a veces.

Le habría conmovido, pensó amargamente, si tuviera corazón.

Halia no le caía especialmente bien, por todo aquello del mordisco, pero tenía que reconocer que no merecía morir. Además, les había salvado a Jess y a ella. Si hacía lo mismo, estarían en paz.

A continuación, fue Ronin el interesado en charlar con Leviatán. Al parecer, según entendió Hana, procedía de un mundo llamado ‘La Grieta’, y tenía algunos otros hermanos. La buena noticia es que, si eran tan impresionantes como él, estaban dispersos y bien lejos. La mala, que Ronin se proponía curarlo y llevárselo al lago tan bello y tranquilo que tenían en Tierra de Partida. Ni en sueños volvería a acercarse a él como metieran semejante bicharraco.

No seré yo ―completó las opiniones de Jess y Malik.

Al final, Galatea concedió la petición a Ronin y éste guardó a Leviatán en una de esas cápsulas ridículas para mascotas. El mecanismo era una auténtica brujería en aquel mundo, por lo que a Hana no le extrañó la reacción en cadena que provocó. Por suerte, el Maestro intervino a tiempo y Ana Lucía tenía la suficiente prisa por partir como para no retrasarse más en discutir el bienestar de Leviatán.

Aprovechó ese momento antes de ponerse en marcha para dirigirse a Ana Lucía brevemente:

Sí, sí, es horrible que estemos obligados a llevarnos las copas que necesita la pechugona —cacareó Hana, recordando la conversación con Malik—. Pero ella no sabe que son importantes, ¿no? Podríamos coger unas falsas como prevención por si nos chantajea o tortura para averiguarlo —miró a la ciudad. A saber si allí quedaba algo entero que se pareciera a una copa—. Y ganar tiempo. O ponerla terriblemente furiosa.

Le gustaba más la idea de ganar tiempo para huir por patas, pero la verdad era que el engaño no sentaría nada, absolutamente nada bien a Chihiro. Si no querían ponerlo en práctica, no se quejaría.

~

Hana estaba deseando ponerse en marcha. Sin embargo, no contaba con que apenas hubiese empezado la caminata, tendría que enfrentarse a mosquitos, algas casi venenosas y sirenas hambrientas. “Brindó” con Jess con la planta en la mano, antes de llevársela a la boca:

Como dicen los borrachos: “lo que no mata, al buche ―se inventó.

Quiso escupirla de inmediato, pero por lo poco que sabía de buenos modales, eso no habría sido muy conveniente.

Si comerse las algas ya era de por sí duro, ver los rostros de las sirenas que debían transportarles fue indescriptible. Hana vio cómo Malik y Jess se le adelantaban para lanzarse a las menos peligrosas. Ella, por retrasada, tendría que lidiar con la rubia de ojos voraces.

No, no se… puaj… te vaya… ¡agh!... a quitar… el apeti…to ―balbuceó, notando cómo le empezaba a faltar el aire. Otra muerte patética que sumar a su lista: ahogarse en tierra.

Tuvo que lanzarse mientras se preguntaba si sabría mejor aguada o sin aguar.
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Ronda 3

Notapor Suzume Mizuno » Sab May 10, 2014 6:43 pm

Galatea recogió a Malik y lo hundió rápidamente en el agua. Jess y Hana, en cambio, se deleitarían durante unos instantes con las amplias sonrisas con bonitos colmillos blancos de sus respectivas sirenas antes de que estas las sumergieran también.

Quizás al principio se resistieran por considerarlo antinatural, pero cuando ya no les quedó más remedio y tragaron una bocanada de agua, sintieron un profundo alivio. El agua les llenó los pulmones y acabó con esa insoportable sensación de ahogo.

La sirena morena sonrió a Hana maliciosamente mientras la atraía contra sí y le rodeaba unos mechones de pelo, llena de curiosidad por aquel particular color. La rubia, entre tanto, dijo con una voz sorprendentemente clara y que reverberaba en los oídos de los aprendices.

Pobrecita, debe ser toda una lástima morir tan joven. ¿No podemos quedárnoslas…?

Galatea emitió un siseo y entornó los ojos en dirección a las sirenas, que se rebulleron y cerraron la boca un poco a regañadientes.

Agarraos bien—añadió la líder de las sirenas—. Vamos a movernos muy rápido.

Dicho esto rodeó con un brazo la cintura de Malik y con un violento coletazo de su cola, avanzaron varios metros de golpe y estuvo a punto de partirle el cuello al hombre. Las otras dos sirenas también se arrojaron al frente, aprisionando a sus aprendices contra sus cuerpos para poder desplazarse con más facilidad.

A pesar de que la presión del agua era bastante fuerte, al cabo de un rato se acostumbrarían a «respirar» a esa velocidad. Incluso, si hacían un esfuerzo, podían asomarse por encima de los hombros de las sirenas. La luz del sol iluminaba el arrecife por el que se desplazaban a toda velocidad y los peces al apartarse del camino de las sirenas despedían brillos plateados en medio del verdor del mar. Los trazos de luz desaparecían, sin embargo, a medida que se hundían en las profundidades y cada vez les resultó más difícil distinguir lo que les rodeaba. Las sirenas, por su parte, se desplazaban sin problemas: estaba claro que podían ver en medio de la oscuridad. Teniendo en cuenta que probablemente vivieran en las profundidades del mar, era algo lógico.

De pronto, pasaron por encima de lo que parecía ser un barco hundido, ya carcomido y prácticamente descompuesto. No quedaba más que el esqueleto de la forma original.

Eso y un tesoro desperdigado por todo su interior. La sirena que llevaba a Ana Lucía se detuvo un momento y pudieron ver que la capitana nadaba, sujetando su sombrero con una mano, hacia el interior del barco. Cuando pasaron por encima de ella, vieron que estaba escarbando entre platos de oro, cofres medio abiertos y cientos de monedas que desprendían pequeños destellos ante la tenue luz solar.

Lástima que las sirenas se negaran a detenerse para echar un vistazo más de cerca.

Con Galatea a la cabeza, descendieron cada vez más y más, hasta que encontraron lo que parecía ser la oscura entrada de una gruta. No vieron por ninguna parte a la sirena que llevaba a Ronin, por lo que supusieron que se había adelantado.

Aunque parecía ser lo bastante amplia para que las sirenas pudieran moverse a la vez, fueron pasando una tras otra en fila. Y se sumieron en la oscuridad.

****


Llevaban un buen rato desplazándose por aquel lugar. El único sonido que les acompañaba era el de las colas de las sirenas y el agua al ser bruscamente apartada. EN algún momento vieron una bolita de luz que flotaba en medio del túnel. La sirena morena se detuvo junto a ella y extendió una mano para tocarla con asombro.

¿Esto es cosa de vuestro mago?

Podían responder. Les costaría y no conseguirían pronunciar bien, pero podían hacerlo. Claro que con un asentimiento o dos les bastaría. Las bolitas se iban apagando a medida que pasaba el tiempo, por lo que no era difícil suponer que, si había sido Ronin, las había ido soltando para iluminarles el camino. Todo un alivio porque no debía ser fácil estar, simplemente, en medio de la más absoluta oscuridad. Podían así ver las paredes irregulares de la gruta, llenas de algas, caparazones de criaturillas que se revolvían molestas ante la luz y demás formas de vida.

La gruta comenzó a inclinarse hacia arriba e imaginaron que ya no debía quedarles demasiado camino.

Entonces…

Escucharon un grito, acompañado del característico sonido que emitían los Sincorazón al aparecer.

Se dieron bruscamente la vuelta y vieron que la sirena que iba al final había soltado a Ana Lucía y retrocedía retorciéndose con una lanza atravesándole el estómago.

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El Sincorazón se precipitó sobre ella y le arrancó la lanza para clavársela una vez más con saña mientra Ana Lucía nada, con expresión de horror, hacia el frente con torpeza en un intento de escapar.

Más sonidos les alertaron de la presencia de enemigos: tres de aquellos Sincorazón les cortaban el camino y una especie de medusa gigante esperaba tras ellos. Se desplazaba con lentitud, sacudiendo sus largos tentáculos.

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No parecía que fuera a ser fácil esquivarla, no con sus tres guardianes al frente. Entre tanto, la sirena herida emitió un grito final antes de que un brillante corazón saliera despedido de su pecho. El cuerpo de la sirena se desvaneció y su corazón fue tragado por una nube de oscuridad. Y, en su lugar, apareció uno de los Sincorazón verdes.

Galatea soltó rápidamente a Malik y ordenó, sin perder la compostura:

Acabad con los pequeños. Yo me ocuparé del grande.

Y rápidamente esquivó las arremetidas de los Sincorazón para arrojarse contra la medusa gigante.

Había cinco enemigos, sin contar a la medusa. Y la bolita que les iluminaba el camino no tardaría en apagarse. Debían darse prisa.

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Recordad que vuestros personajes no tienen cola, así que se deben mover bastante mal en medio del agua. Podéis contar con la ayuda de las dos sirenas; si le ordenáis algo, obedecerán.

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Re: [Port Royal] Lágrima de Sirena

Notapor Tanis » Mar May 13, 2014 9:16 pm

Sintió un alivio inmenso en cuando Galatea le hundió y pudo tragar una bocanada de agua. Hacerlo fue como dejar de tragar arena en medio de una tormenta, y comprendió, de alguna manera instintiva, que si no tragaba agua, se ahogaría. No escocía, no dolía, y parecía ser lo único que les ayudaría a sobrevivir bajo el agua.

Se sujetó a Galatea obedientemente, allí ella era la que mandaba. La verdad era que mentiría si dijera que nos e sentía nada inquieto por el hecho de que le estaban llevando hacia las profundidades del mar. Nunca en su vida habría pensado que llegaría a hacerlo, incluso tras convertirse en aprendiz. No sabía lo que era nadar de verdad, si le soltaban estaría en un grave aprieto. Eso, y no conocer el tiempo de duración de la magia de esas algas eran las cosas que más le preocupaban.

—Pobrecita, debe ser toda una lástima morir tan joven. ¿No podemos quedárnoslas…?

A Malik le sorprendió poder oír la voz de aquella sirena de forma tan clara, incluso debajo del agua, y cuando él abrió la boca por pura inercia, las últimas burbujas de aire que guardaba escaparon hacia la superficie. Sin embargo Galatea no perdió más el tiempo

Agarraos bien—ordenó—. Vamos a movernos muy rápido.

Dejó que la jefa de las sirenas le rodeara la cintura y él mismo se sujetó lo mejor que pudo a ella. Y aún así el primer coletazo hizo que la cabeza se le fuera hacia atrás, y le doliera el cuello. Le costó tragar agua y respirar así a tamaña velocidad, pero tras varios coletazos más logró acostumbrarse. Sentía cómo la presión del agua se hacía cada vez intensa y era una sensación curiosa. Estar por completo dentro del agua a cada vez más profundidad iba a convertirse en una experiencia a recordar. Era algo… embriagador, intrigante, misterioso y vivo. Las luces, los colores, los corales, los peces, Malik grabó todo en la memoria nada más echarle el primer vistazo y se preguntó si podría volver a repetirlo algún día.

Poco a poco, y tras un rato de nado a toda velocidad, la iluminación se fue haciendo cada vez más pobre, hasta el punto de ya no poder ver nada. Malik habría deseado que esas algas dieran la vista de un pez, pero supuso que no podía tenerlo todo. Al menos las sirenas les guiarían. Fue el armazón del barco hundido lo que le llamó más la atención, a pesar de no poder visualizarlo con total claridad, y la visión de la capitana nadando ella sola, dejando atrás y en espera a su sirena, para internarse entre el esqueleto de aquel monstruo carcomido. Sin poderlo evitar se fijó en sus movimientos de nada, quizá con la intención de poder copiarlos y utilizarlos algún día. ¿Era así como se nadaba? Pensó en practicarlo una vez estuviera de vuelta en Tierra de Partida. Al fondo del barco las monedas de un tesoro lanzaban pequeños destellos, y Malik sintió el pequeño pinchazo de querer ir a recoger algunas, puesto que ya no eran de nadie.

Sin embargo, Galatea no le dejó ir, ni le llevó, de modo que se quedó con las ganas. Continuaron nadando, hasta encontrar la entrada la gruta que antes habían mencionado y por la cual llegarían más rápidamente hasta la Fuente. Malik tragó agua, esta vez no tanto por respirar, si no por el temor que le inspiraba la absoluta oscuridad en un elemento en el que no sabía moverse bien. Con un suspiro mental, se dejó guiar, y se interno con Galatea en el túnel de la gruta.

* * * *


La pequeña lucecita, dejada seguramente por Ronin, alivió su creciente sensación de claustrofobia. Aunque no constituía un auténtico miedo, notaba la tensión propia que sabía le atenazaba el estómago cuando no se sentía seguro en un lugar. Estaba tan acostumbrado a usar la vista, dependía demasiado de ella, que le quitaban la luz y se convertía en un pequeño niño asustado y tembloroso. De no haber tenido a las sirenas, no habría sabido avanzar. Ver las caras de las demás sirenas y sus compañeras le hizo sentirse mejor.

¿Esto es cosa de vuestro mago?

Malik asintió una sola vez, no muy seguro de si podría hablar tan bien como ellas bajo el agua, y se fijó en las paredes de la gruta submarina. No era tan estrecha como había parecido al principio y pudo ver las irregularidades de la roca, las algas pegadas, los crustáceos. Pensó en el hechizo que tendría que haber usado Ronin para dejar aquellas bolitas luminosas bajo el agua. Eso significaba que podrían hacer magia bajo ella en caso de ataque… aunque él no pudiera.

Se animó al comprobar que cada vez más el túnel parecía ascender hacia arriba. Eso debía significar que estaban cerca del final del camino y que pronto volverían a la superficie, a tierra firme. Tardaría mucho en acostumbrarse al agua para próximas ocasiones. No era lo mismo soñar con ella que nadar en ella.

Andaba pensando en ello cuando escuchó el grito y el familiar sonido, eco de La Red, de los sincorazón apareciendo de repente. No, estaba yendo todo muy bien, ¿por qué tenían que aparecer ahora, en ese mismo momento? Malik apretó los dientes al dar media vuelta brusca con Galatea, a tiempo para ver cómo un sincorazón acuático de color verde desclavaba una lanza del estómago de la sirena que había llevado a Ana, y la tacaba con saña una vez más. Una repentina ola de pánico le asaltó.

¡Capitana! —exclamó, oyendo su torpe voz submarina por primera vez, al ver que Ana nadaba todo lo rápido que podía hacia ellos para huir.

El sonido de más sincorazón apareciendo le alertó, y comprobó con horror que más enemigos se disponían a cortarles el camino para arrancar sus corazones. Malik se soltó sin darse cuenta de Galatea incluso antes de que ella misma el soltara para nadar rápidamente hacia el sincorazón más grande, una medusa de gordos tentáculos. Tres enemigos, sin contar a la medusa, delante, otros dos detrás, dispuestos a atacar por la espalda. Y la luz pronto se apagaría, como habían hecho todas las demás luces… Malik siseó, agitando los brazos para colocarse contra la pared irregular de roca y sujetarse a un pequeño saliente.

Como detestaba a esas criaturas.

Acabad con los pequeños. Yo me ocuparé del grande.

Malik asintió repetidas veces y miró hacia atrás primero, y a sus compañeras después, en lo que Galatea se dirigía, coleteando entre los sincorazón más pequeños, hacia la medusa. Tomó rápidamente una decisión, comunicándosela a Hana y a Jess:

Iré por esos dos sincorazón de allí atrás, tened cuidado —Aunque ellas, probablemente, pudieran nadar mejor que él incluso sin sus sirenas.

Pensando en los movimientos que le había visto hacer a Ana Lucía, Malik se impulsó desde la roca y pataleó de forma casi furiosa para reunirse con la capitana o al menos intentarlo. Suponía que allí no podría usar su pistola, pero al menos la espada de ella y su brazo servirían de ayuda. Cuando llegase a ella invocaría su Llave-Espada para enfrentar a los dos sincorazón acuáticos y añadiría, justo después de volver a sujetarse a la pared:

¿Me acompaña, capitana?

Entonces se impulsaría de nuevo hacia el que tuviera más cerca, para asestarle el primer golpe. Si podía eliminarlos de una tacada antes de que la luz de Ronin se apagara, tanto mejor.
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Re: [Port Royal] Lágrima de Sirena

Notapor Sometron » Mié May 14, 2014 8:06 pm

La sensación de ahogo seguía aún allí cuando la sirena que la iba a transportar la hundió en el agua; y no se fue hasta que, por error, intentó respirar bajo el agua y se llenó los pulmones de ésta.

Pobrecita, debe ser toda una lástima morir tan joven. ¿No podemos quedárnoslas…? —expresó su sirena en voz alta.

La boca de Jess se abrió de forma automática para contestar, pero Galatea habló antes de que ella pudiera probar si podía hablar bajo el mar.

Agarraos bien. Vamos a movernos muy rápido.

Los brazos de las criaturas se cerraron más en torno a los aprendices y salieron disparadas hacia las negras profundidades.

A aquella velocidad y estando aprisionada entre las extremidades de una sirena, resultó difícil seguir respirando para la aprendiz, pero no tardó demasiado en adaptarse, lo que aprovechó para observar los alrededores. Poco pudo ver a parte de colores y manchas difusos: avanzaban muy rápido.

Durante un momento fue capaz de ver un barco hundido lleno de oro y otros objetos relucientes, pero no había tiempo para detenerse allí —aunque sí que vio cómo la capitana se desviaba del rumbo para poder “ver” el tesoro más cerca—. Quién le pusiera las manos encima a todo aquello.

La oscuridad era cada vez más densa y apenas alcanzó a ver nada más destacable, hasta que llegaron a la entrada de una gruta y todo se volvió completamente negro.

* * *


El túnel era oscuro, largo y aburrido. Nada podía verse y nadie hablaba, por lo que el sonido de su desplazamiento era lo único que los separaba del sopor total. Incluso podría decirse que tenía ganas de llegar, pero un enfrentamiento abierto con una maga del tiempo tampoco era su entretenimiento favorito.

¿Esto es cosa de vuestro mago?

Se encogió de hombros.

No lo .

Echó a reír ante la mala pronunciación que tenía bajo el agua. Resultaba bastante gracioso que lo que saliera por sus labios fuera diferente de lo que debía hacerlo, y por eso reía de buena gana. En otra situación, quizás, se hubiese sentido impotente; pero la falta de diversión de instantes atrás causaba estragos. Aunque estaba segura de que pronto, cuando llegaran a la superficie, desearía volver a la calma e inactividad de la cueva submarina.

La travesía siguió en calma brevemente hasta que dos horribles sonidos sonaron uno tras otro: el sonido de los sincorazones al aparecer y un grito. La sirena que llevaba a Ana Lucía estaba siendo atacada por un extraño sincorazón verde que portaba una lanza.

¡Capitana!

La sirena estaba perdida, por lo que la mujer optó por alejarse nadando de allí antes de salir herida. Los problemas, pero, no acabaron allí. Tres sincorazones verdosos más aparecieron, acompañados de una especie de medusa gigante, a lo que se les unió la sirena una vez derrotada y transformada en uno de los sincorazón de la lanza.

Tres de ellos más la medusa les cortaban el paso y los otros dos les bloqueaban la retaguardia.

Acabad con los pequeños. Yo me ocuparé del grande. —y se lanzó a por él.

Iré por esos dos sincorazón de allí atrás, tened cuidado

Si Malik se encargaba de sus espaldas, a ellas les tocaría despejar el camino para continuar y enfrentar, por tanto, a las tres criaturas de color verde.

Mis habilidades de fuego no sirven de nada aquí abajo… se apagarán nada más ser convocadas... —pensó en voz alta— ¡Pero tengo una idea! —dijo, girándose hacia la sirena de piel blanca que la había llevado todo el camino— ¿Qué te parece si me llevas a toda la velocidad que puedas hasta los bichejos y yo los ataco con… —invocó la Llave Espada con un destello— ...ésto?

Y eso intentaría hacer: dejarse llevar por la sirena —o incluso montar en ella si se lo permitía, lo que resultara más cómodo y efectivo para combatir— y golpear a los sincorazones con su arma al pasar junto a ellos, como si de una justa de novela caballeresca se tratara. Los atacaría de uno en uno, intentando derrotar al mayor número posible de ellos.

Si no funcionara el plan o la sirena se negase por orgullo, le sugeriría a la rubia que atacara por su cuenta y ella intentaría coger desprevenido a algunos de los sincorazón para derrotarlos a golpes antes de que pudieran atacar.

Y si nada de eso funcionara… sólo le quedaba confiar en Hana y su acompañante.
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Re: [Port Royal] Lágrima de Sirena

Notapor Nell » Jue May 15, 2014 1:31 am

Cuando se dio cuenta de que era incapaz de respirar, pataleó para volver a la superficie, en un vano intento por buscar el preciado aire. La sirena, impertérrita, la siguió arrastrando bajo el agua. Ignoró los jugueteos de ésta con su pelo y la conversación que podía poner en jaque sus vidas porque le faltaba el oxígeno y la cabeza no le funcionaba bien.

Se habría ahogado a sí misma, empeñada en la imposibilidad de respirar bajo el agua, si no hubiera visto tan relajados a Malik y Jess y hubiera probado a tomar una bocanada. Fue una sensación… curiosa. El mar, en vez de encharcar sus pulmones, los revitalizaba. Diría incluso que estaban más limpios.

Desaparecida la preocupación por ahogarse, pudo disfrutar del trayecto, aún a riesgo de que la sirena le partiera algún hueso. El fondo del mar, cuya evocación sólo había atribuido a una pronta muerte, era increíblemente bello e interesante. Cuanto más se alejaban del sol, menos luz les llegaba, pero las sirenas parecían saber el camino o veían donde ellos no.

Por un momento, deseó ser sirena para poder bucear por sí misma. Luego recordó a Halia con sus terroríficos colmillos y quiso golpearse el coco para eliminar semejante pensamiento.

Iba perdiendo el interés por lo poco que alcanzaba a observar cuando pasaron por encima de un barco hundido. Hana se interesó de inmediato, naturalmente, preguntándose cuánto llevaría ahí, quiénes lo habían capitaneado y cómo había acabado en ese lugar. Buscó la vela, los daños y los esqueletos, pero nada satisfizo su curiosidad. Reconociéndolo para sí misma, la teoría más plausible era que fuera un navío en busca de la Fuente, las sirenas lo derribaran y todos los hombres se ahogaran o fueran violados.

Entonces, vieron a Ana Lucía y a su sirena acercarse al barco. Justo al pasar por encima, Hana entendió por qué esa parada: un tesoro. Volvió a rehuirse de nuevo, intentando soltarse de la sirena, porque se negaba a dejar allí ese oro tan jugoso que le habían puesto enfrente de las narices. ¡Era la única razón (además de ser una maldita aprendiza) por la que estaba soportando todo eso! ¡Y la estaban alejando de su premio!

Le hizo señas a la sirena, señalando el tesoro, y la puso mala cara cuando no vio reacción. Ni siquiera se molestó en hablar, porque no concebía que pudiera. Después de un rato de lucha, se enfurruñó para mirar con evidente envidia a Ana Lucía mientras rebuscaba en una jugosa pila.

Al ver los platos, se preguntó si le estaría haciendo caso en lo referente a la copa falsa o su espíritu piratesco la conducía por el camino de la codicia en tremenda situación.

Siguieron su camino y Hana se dejó llevar, aún enrabietada, sin querer saber nada de Ronin ni de las actitudes tan extrañas de las sirenas.


~



Se encontraron con una esfera de luz en su recorrido, lo que iluminó en gran medida la profunda oscuridad en la que llevaban sumergidos desde hacía rato. En la mente de Hana sólo cabía la imagen del maravilloso y real tesoro que habían dejado atrás, por lo que cuando le preguntaron si era cosa de Ronin, se encogió de hombros a la par de Jess. Y después se rio de ella cuando intentó hablar, porque apenas la entendió. Además, eso la ayudaba a olvidar la rabieta.

Que el viaje estuviera siendo tan tranquilo debía de haberles alertado. Cuando las paredes de la cueva se inclinaban hacia la superficie de nuevo, sufrieron un ataque sincorazón. Una de las sirenas fue cruelmente herida por detrás, muerta, mientras unos sincorazón nuevos se aproximaban hacia ellos. Y, por el frente, una medusa les cortaba el paso, de la que Galatea quiso encargarse.

Ana Lucía y Malik escogieron dos de los cinco sincorazón, mientras que Jess acudía a una sirena para atacar a los tres restantes. Hana pensó en sus opciones, pero lo único que veía a través de ellos era un botín de cientos de monedas de oro…

Se dio una torta en la cara, recordó las vocecillas ridículas de Malik y Jess bajo el agua y se concentró.

La mayoría de sus ataques eran inútiles bajo el agua o habrían interferido o dañado a sus compañeros. Así que, harta de buscar un modo de atacar sin perjudicar a nadie, fue mucho más basta que Jess y nadó directamente hacia ellos por sí misma, dirigiendo como mucho una mirada de complicidad a su sirena, la morena, por si decidía seguirla o ayudarla.

En cuanto estuviera cerca de ellos, de los tres que eran los objetivos de Jess y ella, invocaría la Llave Espada y les atacaría con Aturdidor, con la intención de noquear a alguno. Y que fuera lo que Poseidón quisiera.


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Notapor Suzume Mizuno » Vie May 16, 2014 9:47 pm

Malik

¿Me acompaña, capitana?

Ana Lucía frunció el ceño y miró con irritación en dirección a los Sincorazón, pero asintió. Braceó para dirigirse a una pared y desde allí cogió todo el impulso que le permitieron las piernas para arrojarse contra el Sincorazón que, anteriormente, había sido su sirena.

Entre tanto, las criaturas se abalanzaron sobre Malik en el mismo momento en que éste invocó su Llave Espada. El aprendiz descubrió que no era nada fácil moverse bajo el agua, que sus brazos y piernas, poco acostumbrados a ejercer ese tipo de fuerza, en seguida comenzaron a arder. Era increíblemente frustrante moverse. Y, todavía más, dar un golpe con la Llave Espada. Su primera acometida la detuvo sin esfuerzos un Sincorazón con su tridente, que desvió hacia un lado el arma de Malik para arremeter inmediatamente después contra el hombre. Por suerte, Ana Lucía interpuso su arma en ese momento y consiguió desviar un golpe fatal en el cuello hacia el hombro. Las afiladas puntas del tridente se hundieron en la piel de Malik y la sangre comenzó a manar.

Sin embargo, Ana Lucía no perdió el tiempo: aferró el tridente del Sincorazón y comenzaron a forcejear por él. El monstruo estaba adaptado al agua y se movía muy rápido y con fuertes patadas que imprimían más fuerza a sus tirones, pero Ana Lucía luchaba con todas sus fuerzas… Mientras el otro Sincorazón rodeaba a Malik y se preparaba para atacarlo por la espalda.


Jess y Hana

Mis habilidades de fuego no sirven de nada aquí abajo… se apagarán nada más ser convocadas... —la sirena que había a su lado miraba con rabia hacia atrás, donde su compañera había desaparecido. Sin embargo, cuando Jess se dirigió a ella, le prestó toda su atención—: ¡Pero tengo una idea!¿Qué te parece si me llevas a toda la velocidad que puedas hasta los bichejos y yo los ataco con… ...ésto?
La sirena le dedicó una escalofriante sonrisa.

Me parece bien—y aferró a Jess.

Quizás la joven tuvo la esperanza de poder montar a la sirena, pero se trataba de una especie demasiado orgullosa como para someterse de esa manera a criaturas que consideraban comida, por útiles que les pudieran resultar a veces. De modo que rodeó la cintura de la joven y pegó la espalda de Jess contra su cuerpo.

Entonces salieron disparadas hacia delante. En cuestión de segundos pasaron por al lado de uno de los Sincorazón y Jess tuvo la oportunidad de acertarle con su arma, al tiempo que la sirena asestaba un violento latigazo con su cola que dejó aturdido al monstruo el tiempo suficiente para que trazaran un brusco giro y fueran a por el siguiente.

Hana, que al no pedir ayuda a su sirena, avanzó con mucha más lentitud, atacó entonces con su Aturdidor. La sirena rubia lanzó un siseo de rabia cuando escuchó el sonido de la Llave Espada al acercarse a toda velocidad y tuvo que hacer una pirueta que por poco estampó a Jess contra el techo de la gruta.

¡Cuidado, bruja!—rugió la sirena.

Con todo, el ataque de Hana hizo desaparecer a uno de los Sincorazón y alcanzó a otro de refilón, por lo que la pareja se dio prisa en descender de nuevo y acabar con el siguiente Sincorazón. Restaba por tanto sólo uno. Al otro lado podían ver a Galatea desplazándose a tal velocidad alrededor de su propio enemigo que prácticamente era una sombra en medio de la penumbra, y los golpes de su cola resonaban como truenos.

Pero el Sincorazón les impedía pasar. Y, si miraban atrás, verían que Malik y Ana Lucía tenían problemas con sus dos enemigos.

Entre tanto, la bolita de luz comenzó a parpadear. Muy pronto, se apagaría y la oscuridad se lo tragaría todo.


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Re: [Port Royal] Lágrima de Sirena

Notapor Sometron » Lun May 19, 2014 5:05 pm

Me parece bien

La sirena la cogió por la cintura y la acercó contra su cuerpo, mientras ella preparaba el arma para golpear. En unos instantes salieron hacia delante a toda velocidad y ambas golpearon —una con la Llave y otra con la cola— al primer sincorazón que se interpuso. Y se prepararon para volver a cargar.

Cuando se volvieron a encontrar, se encontraron de frente con Hana, que atacaba a una de aquellas criaturas. La sirena rubia dio un giro brusco y Jess dejó escapar un grito cuando casi chocan contra el techo del túnel en un intento de no herir a su compañera.

¡Cuidado, bruja!

La aprendiz del pelo azul, mientras tanto, acabó con el primer monstruo al que había golpeado ellas y dejó aturdido a un segundo, que remataron ellas mismas al descender.

La pelirroja paró un momento a recuperar el aliento y analizar la situación en que se encontraban. Entre Hana, la sirena y ella habían derrotado dos sincorazones verdes, con lo que quedaba uno. Galatea seguía ocupada con su medusa, al parecer sin demasiados problemas. La capitana y Malik, por su parte, parecían tener algún que otro problema con sus dos monstruos. Y, por último, el supuesto hechizo de Luz de Ronin estaba empezando a dejar de tener efecto, por lo que les quedaba poco tiempo para exterminar el peligro o estarían en problemas.

Encárgate tú de éste. —dijo a su compañera señalando al sincorazón restante con la cabeza.— Yo voy a echarle una mano a Malik.

Si Hana no ponía ninguna pega, le “sugeriría” a la sirena que repitieran la misma estrategia y atacaran a los dos que estaban poniendo contra las cuerdas a la pirata y el aprendiz de Agrabah. Esta vez, pero, intentaría evitar que ningún aliado se pusiera en su camino, pues por el camino gritaría:

¡Cuidado, que voy!

Repetiría la embestida las veces que hiciera falta y, si le informaban de ello, se adaptaría a cualquier plan que trazaran Ana Lucía y Malik.

Tenían poco tiempo.
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Re: [Port Royal] Lágrima de Sirena

Notapor Tanis » Mié May 21, 2014 12:39 am

Le costaba horrores moverse en el agua. Incluso si hubiera sabido nadar de verdad le habría costado. Deseó tener aletas como las sirenas, para poder moverse a esa velocidad de vértigo. Podría haber golpeado a los sincorazones uno por uno y derrotarlos en cuestión de segundos. Pero la cuestión era que se encontraba en problemas.

En problemas serios.

De no haber sido por la capitana, le habrían ensartado varias veces con aquellas lanzas y tridentes. La herida que ahora llevaba en el hombro, supurando sangre que se esparcía por el agua sería sólo un añadido más a las cicatrices que ya contaba. Malik sentía un doloroso aguijonazo con cada movimiento de piernas y brazos que hacía, pero no podía parar. Sin darse cuenta de que el segundo sincorazón le estaba rodeando para atacar su espalda, se prestó con todas sus fuerzas para atacar al sincorazón contra el que forcejeaba Ana Lucía. Si podía y le daba tiempo, le golpearía por un costado o la espalda, con un golpe lo más contundente posible.

Estaba en ello cuando oyó la voz distorsionada de Jess.

¡Cuidado, que voy!

Al verla acercarse a toda velocidad de brazos de su sirena, se apartó pataleando del sincorazón, notando entonces que tenía al segundo a la espalda. No sabía a por cual iría su compañera, pero sólo por si acaso, interpuso su arma como escudo por si al enemigo le daba por intentar ensartarle de nuevo.


¡Deprisa, Jess! —gritó.

La luz de Ronin estaba a punto de apagarse. Si se quedaban a oscuras... Nunca más, se dijo, nunca más cometería la estupidez de pelear en un terreno tan poco a favor.
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