[Atlántica] Panteón Marino

Trama de Fátima, Celeste, Daian, Dos y Kairi

Aquí es donde verdaderamente vas a trazar el rumbo de tus acciones, donde vas a determinar tu destino, donde va a escribirse tu historia

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro

Re: [Atlántica] Panteón Marino

Notapor Kairi » Sab Ene 27, 2018 2:47 am

Pronto se dio cuenta de que habría sido una mala idea coger el alga porque Ariel la detuvo antes de que pudiera hacerlo. Todas las algas estaban arraigadas a la tierra y al arrancarla, habría muerto. ¿Cómo no lo había pensado antes? Quizá tenía demasiadas cosas en la cabeza como para pensar en algo tan básico como eso.

Por otra parte, Dos se estaba transformando lentamente en humana y si no hacían algo, sería fatal para la pobre robot. Pero Ryota les ordenó que no hicieran ruido, al parecer tenía un plan.

Si no tenéis intención de negociar, creo que la princesa podría dejar de apuntarme con ese Tridente de una vez. No he hecho nada ilegal, ¿no es cierto? Solo soy una vieja marchita que quiere estar tranquila…

Todo pasó demasiado deprisa. Fátima lanzó un hechizo congelante, pero a Kairi no le dio tiempo ni a invocar su Llave Espada porque justo después hubo un fuerte estruendo al que Ariel respondió con un hechizo del Tridente. Se cubrió lo mejor que pudo, pero la cueva estalló.


* * *



Kairi despertó y lo primero que vio fue a Miki nadando lo mejor que podía alrededor creando una especie de barrera con su varita. A su lado estaban Daian y Celeste. Se incorporó y notó su cola ligeramente distinta. Pero no se fijó demasiado porque vio algo más perturbador. Enormes torbellinos se elevaban desde el fondo hasta la superficie y levantaban demasiado polvo para ver nada más.

¿Estais todos bi... ¡AH!

Se cayó de repente y se tapó la boca con las manos. ¡Tenía voz de hombre! ¡Y sus manos también! Se miró el resto del cuerpo, tocándose por todas partes. Su larga melena había desaparecido y ahora tenía el pelo corto. Y le faltaba algo en el pecho. A su lado había un par de conchas con una cuerda rota... que ahora no tenían nada que tapar.

¿¡Qué es esto!? ¡Es muy raro!— exclamó sorprendiéndose de su propia voz y de su torso de hombre algo musculado. Se había convertido en un tritón. Y pensaba que Daian y Celeste estaban bien, pero comprobó que a ellas también les había pasado algo. Habían intercambiado sus cuerpos. ¿Y los demás donde estaban?

¿Ka... Kairi? ¿Eres tú? ¿Dónde... dónde están los demás?

¡Sí, soy yo! Y tú eres... ¿Daian? Entonces la otra debe de ser...—preguntó mientras se tapaba el pecho por acto reflejo, aunque luego se daba cuenta de que era absurdo. Por suerte tenía cola de pez y no piernas, qué violento habría sido—No me acostumbro a esto.

¡Por fin despertáis! Creía que no lo haríais nunca. No es el momento para volverse locos, ¿de acuerdo? Hasta donde he podido ver a Kairi… ¿A vosotras también? Bueno, calma, calma. Creo que es el efecto del Caos. ¿Visteis la figura que salió de la cueva de Úrsula? ¿Creéis que podría haber sido la persona a la que estabais buscando?

Kairi no había visto a nadie salir de la cueva, o al menos no recordaba nada de eso. Pero muy probablemente podría tratarse de Xihn. Es más, estaba segura.

La princesa y Ryota fueron detrás de la figura que se escondía. Sobre los otros, no tengo ni idea de qué sucedió. Os saqué con un hechizo de teletransporte y traté de coger a los demás pero no llegué a tiempo. Mirad, no queda nada de la guarida.

El enorme agujero por el que descendían los torbellinos fue antes la guarida de Úrsula. No había ni rastro de ella, ni de Ryota o los demás. Se preguntó si estarían bien.

Creo que la bruja estaba… intentando avisarnos. Creo que no hablaba de Aurora, sino de…

Entonces Miki miró en dirección al palacio de Atlántica, que desde allí no podían ver. Un destello de luz provenía de algún sitio. Se oyó una explosión y vieron a alguien azul combatiendo con algo con muchos tentáculos. ¿Sería Úrsula? El hombre trataba de empujarla hacia el acantilado.

Esa mujer es la única que podría ayudarnos con la poción pero…

Tal vez aún tuvieran una oportunidad. Si Úrsula decidía colaborar...

Gracias. Ha sido un milagro tenerte a nuestro lado. Esté donde esté, Fátima querría que nos mantuviéramos unidas. Pero Ariel...

Ese hombre... tritón... lo que sea, podría ayudarnos. Parece ser también enemigo de Úrsula—comentó Kairi, aún sobresaltada por su voz.

Miki, quizás puedas comunicarte con esa criatura. Si está luchando contra Úrsula, es posible que esté de nuestro lado. Habría que asegurarse, ¿podrías? Tranquilo, te cubriríamos las espaldas. Kairi... no quiero asociarte ningún deber. Si han ido tras Xihn... sólo puede esperarse lo peor. Nosotras podemos ir tras Ariel y Ryota, o quedarnos con Miki. No sé cuál de los dos lados será más seguro, pero... sabíamos desde el principio que esto era peligroso.

No te preocupes, si nos mantenemos unidas nada podrá derrotarnos.

Lo siento. Necesito ayuda. No puedo tomar este tipo de decisiones yo sola.

Por ahora deberíamos centrarnos en Úrsula porque no tenemos ninguna pista de a dónde han podido ir los demás. Y Ryota y Ariel sabrán arreglárselas solos. Bueno... eso pienso yo—a Kairi tampoco se le daba bien hacer de líder porque nunca había estado realmente segura de nada y temía tomar malas decisiones.

Yo iré con Miki a hablar con la criatura.

A pesar de estar rota la cuerda, recogió las dos conchas para llevarlas consigo para cuando recuperara su cuerpo de mujer... en un futuro cercano.
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Gracias Aru :D
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La Historia Del Hipercor By Rmedive92
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El Viernes 26 a las 20 fui al hipercor para compra un juego por el cumple de un amigo y en el msn deje un automensaje que era "En El Hipercor" , en esos momentos Habimaru cerro el chat y se creo una multiconversacion de 7 o 8 personas del foro para hablar , cada minuto aparecía mi gracioso automensaje con el icono del tio feliz , cuando llegue y comente estaban todos En El Hipercor , uno en el carrefour pero bueno , al dia siguiente en el chat la frase mítica aparecía cada poco En El Hipercor y ya esta es la historia del Hipercor que tanta gente me pregunta XD ( Se le ha parecido buena o vivió esto ponérselo como firma.


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Re: [Atlántica] Panteón Marino

Notapor RedXIII » Sab Ene 27, 2018 2:56 am

Un estallido


Todo a su alrededor había cambiado, la inmensa frialdad con la que le acariciaba el mar se había convertido en el fabuloso aire que de nuevo inundaba sus pulmones, los ligeros destellos del lugar casi podían cegar la atónita mirada del mestizo, quien observaba con duda todo lo que le rodeaba, pero sobretodo quien.

Enfrente suyo una ciudad vagamente conocida para él, aunque la recordó con menos agua, y a su lado dos chicas, la más pequeña era la que le resultaba más familiar, y por lógica sólo le quedaba pensar que era Fátima, pero ¿Por qué tan pequeña, y quien le acompañaba, era un residente de aquel mundo, o tal vez era... Dos?

Negó con la cabeza, era imposible, Dos era un robot, no podía ser que se hubiera transformado en una humana por arte de magia. Aquella idea rondó su cabeza hasta que vio su mano, o más bien su pata, un maullido exagerado brotó por el lugar y casi pudo ensordecer a los presentes. El fiero mestizo Inu se había transformado en un adorable y mimoso gatito ¿Quien lo hubiera dicho?

Se quedó unos segundos, estupefacto, mirando a la nada mientras no podía dejar de compadecerse a si mismo, primero una orca y ahora un gato, sin duda estaba siendo uno de los días más locos de su vida.

Quiso preguntar qué había pasado, si Dos se encontraba bien, que dónde estaban los demás, aquello era nuevo para él, pero el simple hecho de ser un felino mermaba su intención por mediar palabra, incluso un pequeño nudo se estableció en su garganta.

Tengo la sensación de que os estábamos esperando.

Aquella singular mujer se agachó y palmó la cabeza del mestizo, provocando un leve ronroneo por parte de este, sin duda aquel cambio le había dejado más tocado de lo que a simple vista parecía.

Enseguida resolveremos vuestras dudas. O eso espero, porque lo que está pasando aquí... no tiene precedentes. Seguidme. No tengáis miedo, mortales, el Olimpo y sus dioses os dan la bienvenida.

Mortal, que curioso, nunca se había preguntado hasta aquel momento si realmente lo era... Lo que sin duda le desagradó era encontrarse rodeado de tanta deidad, viejos recuerdos le venían a la mente, sobretodo al ver a cierto malcarado llameante.

¡Ja! Ahora sí que la habéis hecho buena, ¿eh?

Ahórrate los comentarios inútiles, Hades. Estamos en un consejo de guerra.

Pues acabas de entregarnos en bandeja a los culpables...

¡Son niños, Hades, y humanos! — Hera miró al mestizo, convertido ahora en gato —. O... mortales, al menos. Atenea, ¿para qué los has traído? El Olimpo no es sitio para... Oh, no, Zeus, abre la boca y te juro que te arrepentirás.

Desde luego era curioso ver a un felino y a dos chichas cara a cara con los dioses del Olimpo.

Con permiso, deberíamos dejarle explicarse. La Orden es aliada nuestra desde hace muchos años, y es nuestra responsabilidad como dioses de este mundo ayudarles. Decidnos, pequeños Caballeros. Vuestro Maestro ya nos advirtió del plan de rescatar a las Princesas del Corazón. Asumo que todavía no... no habéis terminado.

¡Claro que no han terminado, si todavía les queda esa pobre bella durmiente! ¿Sabéis cómo solucionaría yo eso? Con un beso de amor verdadero. Nunca falla. Pero la magia de esa hada horrorosa está fuera de mis competencias y no me metería. Oye, Hera, ¿no tienes tú cierto jardín con unas manzanas que les ayudarían...?

Esto es absurdo. Su misión es importante, sí, pero ¿qué hay de Poseidón? ¿Eh? ¿Cómo explicáis que haya desaparecido de nuestro propio mundo cuando vosotros habéis llegado? Comprenderéis que no podemos defender nuestro hogar si nos falta el dios del mar, ¿verdad?

Y todos volvieron a estallar en discusión, todos menos Hades, quien seguía ignorando a todo el mundo.

El gato se acercó a sus dos acompañantes y permaneció observante, poco podía aclarar que no supieran ya, poco podía razonar con su nuevo aspecto, dudaba siquiera de que supieran si era él, y sabiendo lo susceptible que era todo el mundo, mejor ni intentar mediar con los dioses, esa tarea recayó a quienes parecían dominar mejor la lengua y la modestia.

Dejó grabado sobre las nubes unas palabras un tanto ambiguas: "Poseidón, tridente y explosión".
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No hagas click aquí, despertarás a la conejita.

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Oh, no, hiciste, click, has despertado a la conejita.

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Re: [Atlántica] Panteón Marino

Notapor Denna » Sab Ene 27, 2018 4:07 am

Una explosión negra y dorada, y luego silencio. Al despertar, notaba el cuerpo entumecido y pesado, como si un carruaje acabara de pasarme por encima.

Con un sobresalto, recordé que estaba en Atlántica. Bien, no es que me estuviera ahogando. Todavía tenía branquias. La cabeza me dolía horrores y tratar de incorporarme no hizo más que agravarlo. ¿Qué demonios acababa de ocurrir?

Una especie de tormenta submarina se había desatado ante nosotros. Nos separaba una barrera, un hechizo que, de no conocer a Miki, me habría parecido peligrosamente frágil. El hada-sirena nadaba con torpeza sobre nuestras cabezas, lanzando hechizos con todas sus fuerzas. Solo.

Todavía un poco desorientada, empecé a recordar.

¡La muy bruja...!

«¡...nos la ha jugado!», quise terminar, pero, helada, algo me lo impidió. Al moverme, noté lo que había ocurrido.

«¿De quién son estas manos? ¿Estos brazos, este...?»

¿Ce... Celeste? —preguntó una voz extrañamente familiar—. ¿Hemos... hemos intercambiado...? ¿Te encuentras bien? ¿Te duele algo?

¡Por fin despertáis! Creía que no lo haríais nunca. No es el momento para volverse locos, ¿de acuerdo? Hasta donde he podido ver a Kairi…

¿Kairi? —repetí sin entender. Entonces vi a la sirena... que ahora era un tritón y... y por fin me di cuenta de lo que estaba diciendo Daian.

Boqueé, más que confundida, observando con la boca abierta cómo mi cuerpo se desperezaba y se movía delante de mí. Y me hablaba. Y...

«Y no es que me haya convertido en blanca.»

Sólo me había cambiado el cuerpo con mi amiga. El alivio fue tal que tuve que contener un ataque de risa histérica. Una risa que, como su voz, en realidad, pertenecía a Daian. ¿Cómo no me había dado cuenta hasta ahora?

Es... Estoy bien, sí. No estoy herida. ¿Y vosotras, estáis las dos bien? —pregunté, mientras intentaba acostumbrarme a ese nuevo... tamaño—. Aparte de... bueno, de todo esto.

¿A vosotras también? —oí a Miki exclamar—. Bueno, calma, calma. Creo que es el efecto del Caos. ¿Visteis la figura que salió de la cueva de Úrsula? ¿Creéis que podría haber sido la persona a la que estabais buscando?

Miré a mis compañeras con curiosidad.

Yo no... no recuerdo casi nada antes de la explosión. Sólo vi a una figura de negro y... el resto es demasiado borroso.

Nadé hasta Miki, que estaba cerca de un risco, y le ofrecí el brazo para que se apoyara. Un brazo más pequeño, delgado y blanco de lo que debería y... Todo esto era demasiado raro. Más que cuando, de nuevo en presencia del hada, me había encogido hasta el tamaño de una muñequita.

Le pregunté si necesitaba ayuda para mantener la barrera. Tarde o temprano íbamos a tener que movernos, y suponía que los remolinos nos lo pondrían difícil. No; seguro que lo harían. Porque estábamos los cuatro solos.

¿Tú te encuentras bien, Miki? ¿No te ha pasado nada? ¿Dónde están Ryota, Ariel y los demás?

La princesa y Ryota fueron detrás de la figura que se escondía. Sobre los otros, no tengo ni idea de qué sucedió. Os saqué con un hechizo de teletransporte y traté de coger a los demás pero no llegué a tiempo. Mirad, no queda nada de la guarida.

Se... Seguro que está bien. Seguro que también han podido teletransportarse a tiempo por su cuenta y han acabado un poquito más lejos que nosotros.

Me crucé de brazos y entorné la mirada, retándoles a que me llevaran la contraria. Y luego los volví a descruzar, porque estaba rozando un pecho que no era el mío.

Con un coletazo, me impulsé hasta el risco y eché un vistazo por encima de las rocas. Como había dicho Miki, la guarida de Úrsula había quedado destrozada... y con ella, cualquier remedio que hubiera hecho para Aurora, si es que de verdad existía tal cosa. Ahora, lo único que quedaba era una suerte de agujero gigantesco que creaba los remolinos y lo arrastraba todo a su interior.

Tendríamos que cerrar esto, ¿verdad? —musité.

Creo que la bruja estaba… intentando avisarnos —comentó Miki—. Creo que no hablaba de Aurora, sino de…

Xihn. Claro. La amiga que todos teníamos en común. Pues ya podría habernos «avisado» un poco antes.

Entonces, la figura que estaba en la cueva tenía que ser ella. Por eso nos advertía y hacía esos gestos en su dirección. —Suspiré— . Y por eso había Caos y ha pasado esto con nuestros cuerpos.

Seguí la mirada del hada hacia el este. Hacia el palacio, creía, invisible en la distancia. Una tenue luz brillaba en alguna parte de esa dirección. ¿Ariel, quizás?

No... Ariel no crearía más torbellinos.

¿Qué ha sido eso? —farfullé cuando una explosión sonó demasiado cerca para mi gusto. Busqué el origen del sonido y, antes de que nadie pudiera contestar, ahogué una exclamación:—. ¡Úrsula! ¡Ha sobrevivido también! Está peleando con... No lo sé, parece un tritón, pero no es Ryota. Es azul y muy grande. Daian, chica, qué vista tienes...

Miki, pálido y nervioso, se volvió hacia nosotras.

Esa mujer es la única que podría ayudarnos con la poción pero…

Me mordí la cara interna de la mejilla, pensativa. El enemigo de Úrsula bien podía ser nuestro amigo, pero... La necesitábamos a ella. Y si deteníamos la pelea, lo más probable sería que la bruja escapara. Pero los torbellinos...

Celeste, no sé cómo nos va a afectar este cambio, yo ya... me siento muy rara[/colro] —confesó Daian con brusquedad—[color=#BF8000]. Pero no quiero separarme de ti. Perdona, estoy siendo egoísta. No debería imponerte nada.

Eh, eh, tranquila. —Sonreí, y esta vez fui yo quien buscó su mano— . Todo va a salir bien. Haremos frente a esto juntas, ¿de acuerdo? Podemos hacerlo. Tenemos a Miki, ¡y tú eres casi una Maestra!

Callé de pronto. Porque seguía siéndolo... ¿verdad? ¿Hasta qué punto habíamos cambiado de cuerpo? ¿Y si con el cuerpo había cambiado la fuerza, la magia? ¿La fragilidad?

«Oh, no. Eso no. Por favor, no, no, no...»

Apreté con fuerza la mano de Daian. Mi mano. Si de verdad había cambiado todo, ella corría un peligro estúpidamente grande. Y todo porque yo no había querido...

Creo que deberíamos mantenernos todos juntos por ahora —dije, de acuerdo con Daian, pero refiriéndome a Kairi en especial—. Ayudemos al tritón azul. Y vamos a intentar que Úrsula no muera en el proceso, ¿vale? Todavía necesitamos un antídoto para Aurora... y saber qué es lo que tramaba Xihn. —Pensativa, añadí—. ¿Creéis que sólo con nuestra magia podremos encargarnos de los torbellinos y cerrar el agujero? ¿O necesitaremos la ayuda de los demás?

En cualquier caso, encargarnos de Úrsula era ahora lo más importante. Era una bruja, puede que incluso pudiéramos amenazarla para que se encargara ella... aunque quizás eso era demasiado pedir.

Mejor no hacerse ilusiones.

El pensamiento me turbó, pero sacudí la cabeza y miré a mis compañeros. Si Miki y Kairi aceptaban, el plan sería ese: ir a por Úrsula. Mientras Miki hablaba con el tritón, yo intentaría protegerle con la Llave Espada y emplearía mi magia para paralizarla si intentaba jugárnosla otra vez. En caso de que no pudiera por culpa del cambio de cuerpo, advertiría a Daian para que lo hiciera ella y trataría de impedir que Úrsula escapara con un Tiro mortífero que, esperaba, la aturdiría el tiempo suficiente como para que los demás reaccionaran.

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Si el plan falla y Úrsula o el tritón les atacan:

Fuerza viva (HM) [Nivel 18] [Requiere Afinidad a Rayo; Poder mágico: 24] [Personalizada]. Detiene la energía cinética de un enemigo durante un turno, dejándolo inmóvil e incapaz de usar habilidades que requieran movimiento. Contra enemigos de mayor nivel que el usuario, el efecto desaparecerá al efectuar una habilidad superior a Fuerza viva.


Y si Úrsula intenta escapar/Celeste no pudiera utilizar la habilidad anterior:

Tiro mortífero (HC) [Nivel 15] [Requiere Puntería: 13]. Lanza el arma hacia los enemigos, siendo capaz de causar aturdimiento.


Tota: 33PH utilizados.
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Re: [Atlántica] Panteón Marino

Notapor Suzume Mizuno » Sab Ene 27, 2018 8:35 am

Fátima despertó dolorida y empapada, bajo la luz del sol. Durante unos momentos, la cabeza le latió tan fuerte, proyectando imágenes de una explosión dorada, de la voz de Úrsula negando saber nada, que se llevó una mano a la sién y se le escapó un gemido. Después, si embargo, el dolor se suavizó y se pudo incorporar con cuidado. Lo primero de lo que se dio cuenta era de que volvía a tener piernas. Luego, que estaba respirando.

Después, de que la ropa se le caía porque le quedaba más grande que un saco de patatas.

Fátima se quedó mirándose las pequeñas manitas con la boca abierta. Abrió y cerró los dedos hasta que estuvo convencida de que sí, eran suyos. Entonces se tocó el pecho y soltó un gritito de indignación al sentirlo… ¡plano! ¡Y sus curvas! ¡Desaparecidas! Se llevó las manos al pelo. ¡Corto! Se debatió entre el desconcierto y la indignación, pero la última ganó con facilidad la batalla. Furiosa, tiró de sus pantalones, que ahora le quedaban gigantescos, y vio que no había ningún apéndice extra. Soltó un suspiro de alivio.

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Bien. Bien. Ahora era… era una niña. Pequeña. No tenía sentido pero no parecía que estuviera herida.

Solo entonces se dio cuenta de que no había comprobado dónde estaba. ¡Podrían haberla atacado mientras estaba haciendo el tonto! Materializó la Llave Espada, que por suerte no pesaba, y giró torpemente dentro de los pantalones, que se le enredaron en los pies. Estaba en una especie de enorme escalinata dorada, al lado una niña desconocida y un… ¿gato? La niña no tenía ropa. Otro crío se hubiera reído, pero Fátima sintió la inmediata necesidad de tenderle algo para que se cubriera. Sabía lo que era pasar vergüenza.

¿Estás bien?—preguntó—. Toma, puedes ponerte esto si quieres.—Su voz sonaba extraña a sus oídos. Tan chillona. No se imaginaba cómo la oirían los demás. Le tendió su hakama—. Puedes… ¿usarlo como un vestido…?—Fue gracias a la forma de hablar de la niña que se dio cuenta de quién era—. ¿Dos? ¡Ah, es cierto! ¡Te estabas volviendo una niña humana! Ahora las dos somos niñas.—Lo último lo dijo en voz alta como para convencerse y le produjo una extraña hilaridad, tanto que se encontró sonriendo.

Al menos hasta que recordó, con vergüenza, que estaba en medio de una misión.

¿Sabes qué ha pasado?

Al volver a mirar en derredor, reconoció aquel lugar. Tebas… No, ¡el Olimpo! Se quedó plantada, sin saber qué pensar. ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Había abierto un Portal sin darse cuenta?

Se acercó con cuidado al borde de las escaleras, conteniendo un viejo vértigo que creía que había superado, y vio Tebas, aunque le costó reconocerla… Porque parecía una isla en medio de un mar.

Mar… Como Atlántica…
Dio una palmada.

¡Ya sé! Debe haber sido cosa del Caos. Por eso estamos así. Menos mal que no me he convertido en un bebé… Espera. ¿Dónde están los demás?—Se quedó mirando al gato—. Oh no.

Volvió a mirar a su alrededor, pero no había ni rastro de sus amigos. Se puso nerviosa y sintió un vahído indescriptible de miedo. Le entraron ganas de llorar y le escocieron los ojos, pero se los secó con furia. No, si ella estaba bien, los demás seguro que también. Seguro. No le había pasado nada a sus amigas, o a Miki o a Ryota… No, no. Todos estaban bien.

¡Tenían que estar bien, eran Caballeros!

Tenemos que volver rápido… Aunque… Estando así…—Miró de reojo al gato y se preguntó en qué se convertiría si se lo llevaba consigo a Atlántica.

Tengo la sensación de que os estábamos esperando.

Fátima estuvo a punto de tropezarse de nuevo con su ropa cuando se volvió con brusquedad, Llave Espada en mano. Frente a ella había una mujer altísima, azulada y con una lechuza en un hombro. Fátima recordaba haber estudiado a los dioses —en especial después de que cierto señor intentara vender su alma— y la reconoció de inmediato como una de sus diosas favoritas.

¡Atenea!

La diosa sonrió y se acercó. Fátima se quedó muy quieta, temblando de la emoción y la admiración, y dejó que le acariciara la cabeza. La envolvió la luz y, de pronto, llevaba una túnica griega y hasta sandalias. Soltó una exclamación de sorpresa y cogió los bordes, levantándolos como el vestido de una princesa. Cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo soltó la tela y se cruzó de brazos, avergonzada.

Enseguida resolveremos vuestras dudas. O eso espero, porque lo que está pasando aquí... no tiene precedentes. . Seguidme. No tengáis miedo, mortales, el Olimpo y sus dioses os dan la bienvenida.

«¡Voy a entrar al Olimpo! Verás cuando se lo cuente a las chicas… Y a Malik. Uh. Espero que Hades no esté ahí…Espera.»

Fátima resistió las ganas de darse una bofetada. ¡Centrarse! Tenía que centrarse. Debería volver a Atlántica pero lo que estaba pasando ahí abajo… Si hasta una diosa les pedía ayuda, sería por algo. Se retorció un mechón de pelo con preocupación y se sintió terriblemente pequeña y torpe. Pero seguia siendo Maestra. ¿No? Luz, tenía que probar sus hechizos. No estaba segura de poder montar sobre sus olas con ese tamaño. Ni hacer la mitad de cosas.

Vale. Atendería a los dioses, porque tampoco podían ponérselos en contra, y luego regresaría. Incluso siendo una… sirena pequeña, algo podría hacer.

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Doce dioses esperaban sentados en sus tronos. No, doce no. Había un asiento vacío. Eran todos grandes, brillantes, un arcoíris de colores y tan gritones como niños pequeños. Eso la hizo sentir un poco mejor. Si los dioses no sabían qué hacer, no pasaba nada si ella tampoco.

Pero entonces vio a Hades. Era el único que no participaba en las discusiones, que parecía aburrido y, por tanto, que los descubrió. Luchó contra las ganas de salir corriendo.

¡Ja! Ahora sí que la habéis hecho buena, ¿eh? —exclamó, a punto de romper a reír.

Fátima frunció el ceño.

Ahórrate los comentarios inútiles, Hades. Estamos en un consejo de guerra.

«Por eso es mi favorita.»

Pues acabas de entregarnos en bandeja a los culpables...

¡Qué! ¡Si acabamos de llegar!

¡Son niños, Hades, y humanos! —Fátima quiso protestar. ¡Veintidós años, por favor! Pero se mordió la lengua y luchó por contener una sonrisa cuando Hera miró al gato—. O... mortales, al menos. Atenea, ¿para qué los has traído? El Olimpo no es sitio para... Oh, no, Zeus, abre la boca y te juro que te arrepentirás.

Fátima se preguntó qué iba a decir Zeus, pero Atenea capturó toda su atención.

Con permiso, deberíamos dejarle explicarse. La Orden es aliada nuestra desde hace muchos años, y es nuestra responsabilidad como dioses de este mundo ayudarles.. Decidnos, pequeños Caballeros. Vuestro Maestro ya nos advirtió del plan de rescatar a las Princesas del Corazón. Asumo que todavía no... no habéis terminado.

Fátima miró con ansiedad a Dos, temerosa de que fuera a decir demasiado pero entonces una diosa rosa y muy bonita, Afrodita, intervino:

¡Claro que no han terminado, si todavía les queda esa pobre bella durmiente! —Fátima se dio cuenta de que los miraba con intensidad y movió los dedos dentro de las sandalias, incómoda—. ¿Sabéis cómo solucionaría yo eso? Con un beso de amor verdadero. Nunca falla. Pero la magia de esa hada horrorosa está fuera de mis competencias y no me metería. Oye, Hera, ¿no tienes tú cierto jardín con unas manzanas que les ayudarían...?

«¿Manzanas?»

Esto es absurdo —protestó Zeus—. Su misión es importante, sí, pero ¿qué hay de Poseidón? ¿Eh? ¿Cómo explicáis que haya desaparecido de nuestro propio mundo cuando vosotros habéis llegado? Comprenderéis que no podemos defender nuestro hogar si nos falta el dios del mar, ¿verdad?

Mientras los dioses rugían de nuevo, Fátima seguía pensando en las manzanas, aliviada porque ya no le suscitaban interés a Hades. Afrodita había dicho que su magia no podía competir con la de Maléfica. No, que tenían magias… de distinto tipo, suponía. Amor y… ¿oscuridad? Daba igual, aunque un beso de amor verdadero parecía tan bonito… Y poco creíble. Si funcionaran así las cosas se ahorrarían muchos problemas.

Además, tenían otros problemas. ¡Zeus creía que tenían la culpa de esa inundación! ¿Por qué? ¿Sabían algo que ellas no? Entonces, Atenea habría dicho algo más aparte de que los estaban esperando… Fátima se tironeó del mechón. ¿Cuándo era mayor era más fácil pensar o siempre le había costado tanto?

«A ver. Despacio. Venimos de Atlántica. Pasó algo. Una explosión. Y nosotros estamos aquí. ¿Una puerta gigante? ¿Pero por qué…? No, eso da igual, céntrate, céntrate.»

Dos, ¿Poseidón no es el dios del mar?

Seguía sin tener muchas claras, pero de pronto creía tenr unas ideas vagas. Y, al menos, sabía a quién echar la culpa.

Como los dioses seguían protestando, Fátima decidió intentar llamar la atención de Atenea, que no solo había ido a buscarlos sino que parecía estar de su parte.

¡Señora!—exclamó, acercándose un poco. Había muchos epítetos para los dioses, pero no los recordaba ahora mismo, así que los sustituyó por una reverencia—. Muchas gracias por traernos aquí y por… las ropas. Son muy bonitas. Eh… ¡Mi señora, estábamos luchando contra Xihn en Atlántica!—Sí, ahora lo recordaba. Úrsula les había estado intentando decir todo desde el principio—. ¡Lo que está ocurriendo es por su culpa! Nos enfrentamos a ella y su Caos nos afectó, por eso tengo este aspecto. Creo… creo que esto es culpa de una explosión… Porque la princesa Ariel usó el Tridente.—Se cruzó de brazos y trató de parecer todo lo seria y convencida posible de lo que decía—. Nosotros jamás haríamos daño al Olimpo ni a Tebas. No sé lo que ha pasado, mi señora, pero algo malo ha debido suceder en Atlántica. Algo para que su mar llegue hasta aquí. Puede que el señor Poseidón, señor del mar, se haya visto inmiscuido. No lo sé. ¡Pero debe creernos, por favor! Si nos permiten volver, encontraremos qué está ocurriendo. Es la única forma. No sabemos más, solo que todo ha empezado en Atlántica.

Fátima esperó, ansiosa. Si Atenea no podía ayudarla a calmar a los demás dioses, entonces solo se le ocurría ir ante Hera, que no dejaba de ser la reina de las diosa, y repetir sus palabras.

Y luego… luego si tenía la oportunidad, se acercaría igualmente a Hera cuando hubiera más silencio y le diría:

Oh, reina, perdón por mis palabras pero ¿a qué se refería la diosa Afrodita al mencionar unas manzanas?

¿Resultaba tan ridícula como se sentía sin levantar poco más que un metro del suelo?
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¡Gracias por las firmas, Sally!


Awards~

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Suzume Mizuno
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Re: [Atlántica] Panteón Marino

Notapor LightHelco » Sab Ene 27, 2018 6:13 pm

Primero habían sido esas piernas de alquitran que se le habían pegado al cuerpo y después todo el festival de explosiones y luces que causaron sus compañeros tirándole cosas encima a Ursula.

Todo aquello la había dejado tocada y con un horrible dolor de cabeza que no terminaba de comprender, vaya, no solía sufrirlos a tal escala, era casi como si el cerebro fuera a explotarle por sobre exceso de información.

Las cosas no fueron mejor cuando se encontró con que no seguía ya en Atlantica, si no en una ciudad de aspecto antiguo… no que fuera vieja y se cayera a trozos, si no que parecía pertenecer a una época antigua de los humanos. Le sonaba mucho de haber visto imágenes y leer cosas sobre aquel lugar, esas columnas tan singulares, pero por mucho que intentaba buscar en su cabeza, lo único que conseguía encontrar era más dolor y mareos.

Más problemas se le sumaron a aquellos mareos al sentir un punzante dolor en el pecho que subió hasta la garganta, como insistiendo que hiciera algo. Dos sintió… ¿ahogarse? Su cuerpo se movió solo, más aun que cuando CUBO se lo controlaba, llevando sus manos a su cuello. Se le abrió la boca varias veces, tomando bocanadas de aire hasta que aquel dolor se detuvo. ¿Estaba respirando? No, aquello era imposible, los robots no necesitaban oxigeno, no necesitaban más de la mitad de cosas que un orgánico si no hacía se arriesgaba a morir.

Y es que aquel era el problema, uno que tuvo claro al verse las manos, ya no era un robot, si no un humano. La portadora se quedó sin habla, vale quizás no sin habla, pero le había costado dos intentos el saber que debía forzar su voz hacia afuera para hablar, con lo fácil que era en su cuerpo simplemente el mover labios.

¡Maestra Fátima! ¡Maestro Ryota! Creo que tenemos un pequeño pro… ¡Anda! Si tengo diferente tonalidad y voz… ¡Ah! ¡Que creo que tenemos un problema por aquí!

Se giró para buscar a cualquiera, pero a los únicos que encontró fueron a un gato rojo muy peludito y una niña que le resultaba de lo más familiar. En cuanto empezó a hablarle como si la conociera pudo Dos darse cuenta de que la niña no era otra que Fátima.

Toma, puedes ponerte esto si quieres —la nueva y adorable Fátima le tendió parte de su ropa por algún motivo que Dos no terminaba de entender.

Oh, cierto, que los humanos soléis sentir altos niveles de vergüenza cuando vuestros circuitos quedan expuestos —se acordó mirándose al fin el resto del cuerpo —. Creo que incluso con eso de tener corazón, mis emociones y reacciones no se han estabilizado del todo, aunque supongo que eso podría ser una ventaja para este tipo de situaciones —rió divertida —. Este cuerpo es de lo más extraño, es como si la magia que nos ha cambiado no hubiera sido capaz de decidirse por un genero u otro. Tengo claro que esto es femenino, pero el pecho es demasiado plano y sin absoluto desarrollo, además estoy falta de caderas y… —se quedó mirando a su Maestra unos instantes —. Debería ponerme esto, tienes razón.

Dos se echó la ropa por encima como si nada, siendo incapaz de saber cómo vestirse. Observó al pequeño felino que la miraba atónita. Estaba claro que era uno de ellos, ya que sus movimientos y miradas no eran las que te podías esperar de un gato salvaje, pero vaya, imposible adivinarlo y no es que el gatito pareciera dispuesto a hablar.

Siento decirle que no recuerdo muy bien los sucesos antes de que nos despertáramos, si que recuerdo esas piernas oscuras, pero el resto… ugh, me da dolores de cabeza —se volvió a llevar una mano a esta dirigiéndose nuevamente a Fátima —. Cuando intento buscar las cosas me duele, creo que es porque los orgánicos no podéis mantener tanta información y archivarla de tal manera como yo lo hago, supongo que tendré que conformarme con las primeras ideas que me vengan a la cabeza.

La niña se puso en pie para explorar un poco el área y ver si encontraba a alguien, o se encontraban a ellos mismos en el mapa, algo que a Dos le daba bastante rabia no poder saber. Mientras su Maestra buscaba, la joven inicio el peligroso y arduo proceso de levantarse. Todo aquel cuerpo funcionaba diferente a su sistema, así que los primeros intentos terminaron con Dos golpeándose de morros contra el empedrado suelo.

Ya casi lo había conseguido cuando una enorme mujer de piel azul hizo acto de presencia. La sorpresa la volvió a tirar abajo, como no. Dos intentó observar a la mujer de más de cerca, pero sus ojos no parecían querer aumentar su rango de visión, simplemente hacer que le doliese todo un poco más.

Por suerte allí estaba Fátima para dar el nombre de la desconocida. Atenea… no, incapaz de recordarlo sin que se marease. Aunque no debía ser una persona malvada, ya que acompañada por una sonrisa, posó su mano sobre la cabeza de la chiquilla e hizo que por fin llevara algo de ropa de verdad. Nuevamente parecía que ni Atenea era capaz de decidir si Dos era una chica o un chico, siendo su túnica bastante corta y dejando a la vista sus largas y delgadas piernas, pero a la vez teniendo la parte de arriba similar a la que vestían tanto Fátima como la mujer azul. El último detalle fue un casco del que sobresalía un adorno de plumas en forma de ala.

Anda, muchísimas gracias, además de no borrar el pañuelo, es algo especial… o eso creo —agradeció la chiquilla cogiendo aquella prenda dubitativa.

Enseguida resolveremos vuestras dudas. O eso espero, porque lo que está pasando aquí... no tiene precedentes. —Atenea les insto a seguirla — . Seguidme. No tengáis miedo, mortales, el Olimpo y sus dioses os dan la bienvenida.

Nuevamente tuvo que iniciar el proceso de levantarse, consiguiéndolo con más facilidad que en las anteriores veces, ahora tocaba andar. Paso a paso y con sumo cuidado, Dos fue avanzando por detrás del grupo hasta que su cuerpo empezó a acostumbrarse y pudo coger algo de carrerilla y alcanzar a todos justo cuando llegaron al lugar donde se reunían el resto de dioses.

Vaya, no me esperaba que los humanos tuvierais de deidades a orgánicos tan… coloridos, como vosotros solo tenéis un pequeño abanico de tonalidades, que básicamente son variaciones de vuestro color estándar y… ya me callo, no es que me duela la cabeza ni nada al intentar recordar detalles —se disculpó Dos permitiendo a sus anfitriones hablar.

Los dioses eran unos gritones y la conversación no paraba de saltar de un lado para otro tan rápido, que le resultaba imposible a Dos concentrarse en ella. Se llevó las manos a la cabeza debido al esfuerzo que estaba realizando por intentar comprenderlo todo. Lo único que sacó en claro es que uno de ellos faltaban y una de las diosas había dicho algo sobre manzanas que podían ayudar a Aurora.

Dos, ¿Poseidón no es el dios del mar?

Miró a Fátima con mala cara, ¿en serio la iba a obligar a recordar detalles así? Las cabezas humanas eran muy poco espaciosas y mal diseñadas. La Maestra se acercó a hablar con la primera diosa que se habían encontrado, mientras que el felino se colocó frente a Dos y escribió unas palabras en el suelo de nubes: Poseidón, tridente y explosión.

¡Ah! ¡Ya lo pillo! —la joven golpeó la mano con el puño —. Poseidón probablemente se viera arrastrado por el Caos que había por la zona debido al choque de fuerzas en el que participó el tridente de Ariel y la explosión causada por tal choque. ¿Lo he acertado? —se quedó mirando al gatito esperando cualquier respuesta —. Lo que no termino de comprender es él porque hemos acabado en otro mundo, quizás Atlantica esté conectada de alguna forma a este otro… vayamos a preguntar a alguno de estos señores.

Mediante una cancioncita infantil y señalando con el dedo, Dos se puso a decidir a suertes a quien se dirigía. Su dedo acabó señalando al único de los dioses que no parecía dispuesto a meterse en la discusión, su llameante pelo atrayendo bastante la atención y curiosidad de la portadora.

Disculpe señor llamas —le llamó acercándose a él —. He escuchado… bueno, intentado escuchar lo que decían de ese Poseidón amigo suyo y lo que mi felino compañero y yo hemos pensado, es que haya podido acabar siendo arrastrado al mundo de Atlantica —explicó su teoría a la divinidad —. Es un mundo acuático y por lo que decís, el señor Poseidón debe estar relacionado con este elemento, así que juntando dos y dos hay la posibilidad de el mar le haya llamado para proteger ese lugar. Eso me lleva a preguntarle la posibilidad de que el mundo que le he mencionado y el de ustedes esté relacionado de alguna forma.
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Ronda 4

Notapor Suzume Mizuno » Mar Ene 30, 2018 5:46 am

Atlántica


Las cosas no… salieron bien. Miki, para empezar, nadaba mal. Al principio pareció que quería usar su varita para enderezarse, pero con las corrientes y demás estaba más ocupado en rechazar los repentinos golpes que tiraban de ellos hacia atrás que en avanzar de verdad. Entre tanto, las dos figuras se debatían cada vez con más fuerza, impactaban contra las paredes del acantilado y varias rocas cayeron hacia las profundidades del acantilado en su enfrentamiento.

Entonces Miki trató de hacerse oír y, como no había forma, sacó la varita para detenerlos.

El hombre azul, porque sí, era un hombre y aunque tenía ciertos elementos de pez no parecía un tritón, se giró hacia él y levantó una mano. Una violenta onda sacudió los alrededores y envió a Miki y a Kairi dando vueltas hasta golpearse contra una de las paredes. Celeste arrojó sus ataques cuando comprobó que el hombre miraba con hostilidad hacia sus compañeros y, aunque el primer ataque le afectó vagamente, parecía estar muy por encima porque siguió pudiendo moverse.

En ese momento, la otra persona, que vieron que era Úrsula —la reconocieron más bien por sus tentáculos, que se abrieron brutalmente para envolver a su enemigo— escapó después de asestarle un latigazo al hombre que lo mandaron igualmente por el agua como si fuera una peonza. Luego escapó por uno de los riscos y desapareció, a pesar de que Celeste atacó. El otro hombre lo rechazó con un gesto de la mano que hizo levantar una onda de agua tan potente que se dirigió contra la muchacha y se desvió por muy poco. Abrió un tajo a pocos metros de donde ella se encontraba.

Furioso, el hombre- pez soltó un grito potente y reverberante que incrementó la fuerza de los torbellinos y estuvo a punto de partir la protección donde se resguardaban Celeste y Daian.

¡Invasores! —rugió el hombre, con una voz tan dura y profunda que casi recordaba a rocas gigantes chocando entre sí—. ¡Os unís a ÚRSULA para destruir otra vez el reino de mi hijo! ¡NO LO PERMITIRÉ!

Y antes de que pudieran preguntarse de qué estaba hablando, el hombre de pronto se había trasladado junto a Kairi y Miki y atrapaba a este último por el cuello. Miki soltó un grito ahogado y trató de atacarlo con la varita pero el hombre se la arrebató con dos dedos (parecía un palillo en sus manos) y…

La partió. Miki puso una cara de horror que recordarían para siempre.

Venid aquí ahora mismo, Caballeros, y entregaos o le partiré el cuello. Será todavía más fácil que romper su palo.

Las tres chicas podían discutir, pero no por mucho tiempo, porque a cada momento que pasaba, apretaba más el cuello de Miki, cuya cola se sacudía y sus manos arañaban en vano los enormes dedos que lo aprisionaban.

Entonces, algo se movió entre las grietas. Algo con… tentáculos. Oscuro y elegante.

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Se dirigió con cuidado hacia el hombre-pez, sin atraer la atención de este, por la espalda. Despacio. Muy despacio. Tenía algo en la mano, pero era difícil saber qué. En cualquier caso…

¿Parecía que fuera a atacar al hombre azul?

Celeste
VIT: 26/26
PH: 23/56


El Olimpo


Aunque Zeus captó el nombre de Poseidón en la conversación entre Dos y Fátima, algo que dijo Ares recuperó toda su atención. La droide —ahora humana— tuvo que acercarse a Hades para hacerse oír. Atenea fue la primera en darse cuenta, y Hiro y Fátima pudieron ver que se ponía algo tensa, pero se mantuvo en su sitio. Habría llegado a la conclusión de que Hades no atacaría ahí mismo a la niña... y viceversa, claro.

Disculpe señor llamas.

El pelo del dios adquirió un tono anaranjado y la miró irritado, pero una terrible mirada de Hera bastó para que regresara al azul.

Supongo que ese soy yo —dijo con una sonrisa forzada—. Pero prefiero que me llamen Hades. Mejor que Plutón y que cualquier otro nombre horroroso. ¿Qué quieres? Desembucha, va.

He escuchado… bueno, intentado escuchar lo que decían de ese Poseidón amigo suyo y lo que mi felino compañero y yo hemos pensado, es que haya podido acabar siendo arrastrado al mundo de Atlantica.

Hades se incorporó en su asiento y mandó a callar a su hermano. Zeus empezó a protestar, pero pareció recordar de pronto lo que había oído antes y también miró con curiosidad a Dos. Cuando mencionó a Hiro, el rey del Olimpo lo apuntó con un dedo, del que surgió un pequeño rayo (indoloro, por suerte).

Oh, eh... Puedes hablar, ¿eh?

A la vez, Fátima corría a acercarse a Atenea. Le dio las gracias y la diosa inclinó la cabeza, sonriendo.

Eh… ¡Mi señora, estábamos luchando contra Xihn en Atlántica! ¡Lo que está ocurriendo es por su culpa! Nos enfrentamos a ella y su Caos nos afectó, por eso tengo este aspecto. Creo… creo que esto es culpa de una explosión… Porque la princesa Ariel usó el Tridente.

Atenea tuvo que frenarla. Frunció el ceño, aunque más preocupada que enfadada, y le puso las manos en los hombros.

Calma, calma, pequeña. ¿Xihn está en Atlántica? ¿Está atacando el mundo?

Nosotros jamás haríamos daño al Olimpo ni a Tebas —insistió— . No sé lo que ha pasado, mi señora, pero algo malo ha debido suceder en Atlántica. Algo para que su mar llegue hasta aquí. Puede que el señor Poseidón, señor del mar, se haya visto inmiscuido. No lo sé. ¡Pero debe creernos, por favor! Si nos permiten volver, encontraremos qué está ocurriendo. Es la única forma. No sabemos más, solo que todo ha empezado en Atlántica.

Hades llamó la atención de la diosa y señaló a Dos, a la que tenía delante todavía.

Esta cría también acaba de decir algo parecido. Qué interesante —comentó, sin ningún tipo de interés especial—. Zeus, hermano, ¿de qué me suena eso de Atlántica?

¡Pues claro, es el hogar de Anfítrite! Tuvo un hijo con Poseidón que ahora es el gobernador de ese mundo —explicó Zeus—. Vamos, supongo que seguirá siéndolo... Se llamaba Tritón, ¿no?

Hera soltó un suspiro, y Afrodita tuvo que disimular la risa.

Su hija menor es una de sus Princesas —apuntó, señalando con la barbilla a los Caballeros.

Zeus le restó importancia con un gesto.

¿Y decís que Poseidón ha acabado en Atlántica porque... el mundo lo necesita? Atenea, ¿eso puede pasar?

Todas las miradas se clavaron en la diosa.

Es una posibilidad, sí —meditó ella— . Existe un vínculo poderoso, y si de verdad se ha abierto una puerta... eso explicaría por qué Tebas se está llenando de agua salada. Aunque haría falta un poder colosal para unir dos mundos de esta manera... —Atenea bajó la mirada y, al cabo de un momento, sonrió de lado: había leído el «mensaje» de Hiro—. Aunque con el Tridente de la chica... Eso lo explicaría todo. El choque con el Caos ha abierto una brecha, y los dos mundos se están fusionando ahora.

Genial. Adoro las reuniones familiares.

Hay que llamar a los habitantes de Atlántica a las armas —declaró Ares, cruzándose de brazos—. Si Xihn está ahí, nada la impedirá cruzar esa brecha y entrar en el Olimpo como han hecho ellos tres. Yo que vosotros empezaría a reunir a vuestros semidioses y planear una estrategia.

¡Pero no podemos centrarnos en Atlántica y abandonar a los tebanos sin más!

Parecía que la discusión iba a estallar por tercera vez, y el mal humor de Hera crecía por momentos. Fátima todavía tuvo una oportunidad de hablar con ella antes de que se metiera en la conversación de los dos olímpicos.

¿Manzanas, dices? —repitió, confusa.

Sí, querida, las de tu jardín —intervino una muy atenta Afrodita. La diosa se reclinó sobre su trono y habló animada, como si a su lado no estuvieran debatiendo una posible guerra entre mundos—. Hablábamos de la Princesa que duerme, ¿recuerdas? La pobrecita está en peligro mortal, pero seguro que tú y tus hespérides podríais regalarle una manzana para que no le pasara nada. Por la seguridad de los mundos, ya sabes. Sería una tragedia que ¿Aurora, verdad?, muriera de una forma tan terrible.

Hera miró a Afrodita y luego a Fátima. La diosa del amor les guiñó un ojo.

Supongo que podría. Al fin y al cabo, se trata de la seguridad de los mundos... y han venido a explicarnos lo que está ocurriendo —concedió Hera, recelosa.

Seguro que Hércules les ayudaría a...

De ninguna manera permitiré que ese semidiós —pronunció la reina con odio— ponga un solo pie en mi jardín.

...Otra vez.

Hera decidió ignorar el comentario y encaró a Fátima. Sus ojos echaban chispas, aunque la ira no fuera dirigida hacia ella.

Os transportaré con mi magia al jardín de las hespérides —decidió—. Acercaos. Voy a echaros una bendición para que os reconozcan como enviados míos. Así ellas os ayudarán, y Ladón os permitirá recoger una manzana. Pero solo una, ¿me habéis oído? Nosotros nos encargaremos de Tebas y de Atlántica. Cuando acabéis, las hespérides os enviarán de vuelta a vuestro mundo.

Apenas les dio tiempo a hacer preguntas. Hera estaba impaciente. En cuanto hubieron aclarado posibles dudas, un torbellino dorado los envolvió y el Olimpo se volvió borroso.

¡Me debéis una! —oirían a Afrodita exclamar antes de que todo desapareciera.

* * *


La bendición de Hera no había significado ningún cambio, a simple vista, pero poco importaría. En cuanto pusieran un pie en el jardín de las hespérides, se dieron cuenta de que tenían un problema. Un problema de cien cabezas.

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A Hera se le había olvidado mencionar que su guardián había sido poseído por el Caos.

Las hespérides —tres ninfas que corrían como podían lejos del alcance del dragón— chillaron horrorizadas al verles ahí:

¡Ha perdido el control!

¡Es muy peligroso, no os acerquéis!

¡Hay que avisar a la señora Hera!

Eso sería imposible desde ahí. No había forma alguna de comunicarse con los dioses: estaban solos ante un dragón de cien cabezas, enloquecido y peligrosamente cerca del árbol de manzanas doradas. El tronco ya había sufrido algún que otro coletazo y mordisco, y algunas frutas habían caído aplastadas al suelo. Si permitían que se estropearan todas...

No tenían otra opción que la de enfrentarse a un dragón. Y a Ladón ya le parecía bien.

Pronto llegaría hacia ellos. Las hespérides volvieron a chillar. Habían fabricado lanzas toscas pero afiladas con las que atacarle, y quizás si conseguían calmarlas y organizarlas... sólo quizás... tendrían una oportunidad de salvar la situación.

Tenían que actuar deprisa. Y coordinarse. No había margen de error.

Fátima:
VIT: 32/32
PH: 100/100


Hiro:
VIT: 28/28
PH: 54/54


Dos:
VIT: 40/40
PH: 36/36


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Todavía no sabéis cómo os afecta la bendición de Hera, pero pronto lo descubriréis. ¡Buena suerte!



Fecha límite: sábado 3 de febrero.
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Re: Ronda 4

Notapor EspeYuna » Vie Feb 02, 2018 2:08 pm

No... no os mováis.

Daian hizo un gesto con ambas manos para que Celeste y Kairi no se lanzaran a un ataque suicida. Su cabeza ardía como una locomotora de tren en pleno movimiento, buscando la manera de salvar a Miki.

El sentimiento de culpa inundó sus pensamientos. Miki nunca había nadado bien. Ya lo había demostrado. Era de esperar que no fuera capaz de llegar a su destino con aquellos torbellinos. Le... le había pedido demasiado. Después de que él las hubiera protegido, lo había mandado a la boca del lobo. Y su varita, oh, fuego bendito... le ardía las entrañas de rabia y profundo pesar. Nunca se le olvidaría aquella expresión. Fátima no se lo perdonaría, estaba segura...

«Cálmate, de nada te va a servir eso ahora. Piensa, ¡piensa! Tiene que haber alguna forma de...»

La cosa se complicó cuando las tres vieron aparecer de entre unas grietas una criatura, allá a lo lejos y a espaldas del ser que amenazaba la vida de Miki... una figura bella y elegante, pero por alguna razón terrorífica. Oscuridad pura hecha piel y tentáculos. Una idea de quien podía tratarse hizo que se le formara un nudo en la garganta. Miró a Celeste en su propio cuerpo con ojos llenos de duda. Llevaba algo en la mano. Por la Luz, ¿¡planeaba atacar por la espalda!?

«Si pudiera protegerlos de alguna forma... ¡eso es!»

Por un momento, al invocar su Llave-Espada, observó aquella tez morena que no le pertenecía. Aquellos hechizos... quizás supondrían un esfuerzo enorme para el cuerpo de Celeste. Pero... ¿qué otra opción tenía? Miró a Celeste con rapidez y, como si la hubiera entendido, asintió con una sonrisa. Daian se inclinó con su aleta de tiburón, haciendo una reverencia, o súplica, a aquel que decía ser pariente de sangre real de Atlántica.

¡Los Caballeros quieren salvar Atlántica tanto como usted! ¡Hemos sido víctimas de un tremendo malentendido! ¡Por favor, créanos! ¡Se lo ruego!

Por el rabillo del ojo, observaría el movimiento de la criatura que amenazaba a ambos. No sabía si funcionaría, pero... ¡tenía que intentarlo!

«Miki, ¡resiste!»

Aprovechando que Celeste la imitaba (y esperaba que Kairi también hubiera entendido el mensaje), murmuró un par de hechizos bajo los rizos de su amiga. Dos corazas mágicas rodearon el cuerpo de Miki y de la criatura que lo mantenía cautivo. Se alzó y gritó:

¡¡Detrás de usted!! ¡¡Manténgase a salvo!!

No estaba segura de que las dos corazas que había invocado separaran el cuello de Miki de los dedos del hombre azulado. Tampoco que el poder de aquellas dos barreras amortiguara un ataque mortífero de aquella... cosa, que se acercaba hacia ellos. Pero era la única idea que se le había recurrido, y si ganaban tiempo podían retrasar de alguna manera el plan de aquella criatura que se ocultaba en las sombras, fuera cual fuera.

Y, con suerte, puede que su acto llegara al corazón de aquel que consideraba a la Orden una traidora de Atlántica.

De pronto, sintió la vista nublada y cansada. Mareada, y antes de que aquella sensación irreconocible y nauseabunda fuera a más, se acercó a su auténtico cuerpo y buscó entre su carcaj a la espalda una pócima que no tardó en beber con rapidez. Sobre todo, teniendo en cuenta que se encontraban en el fondo del mar y que aquella situación de vida o muerte necesitaba que sus movimientos fueran lo más veloces posibles.

Estaba claro que había excedido el cuerpo de Celeste, apenas comenzada una batalla bastante encarnizada. Tenía miedo, le temblaba todo el cuerpo, pero debía sacar valor para enfrentarse a aquel monstruo. Con ese fin se había unido a Tierra de Partida. Para proteger aquellos mundos que la habían visto nacer. Y a su familia.

Visualizó a Tandy. A los pequeños de Fátima, Kris y Atiya. Y al joven Idris. Estaba segura de que sus sonrisas le darían las fuerzas que necesitaba.

Sólo rezaba a la Luz más oculta en la Oscuridad para que sus acciones no fueran del todo erróneas.

«Por favor, ¡por favor...!»

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Daian tiene nivel 29, así que 58 PH. Realiza dos hechizos Coraza+, uno sobre Miki y otro sobre Poseidón, y tras eso bebe un éter.
▪ Coraza+ (HM) [Nivel 28] [Requiere Coraza; Poder Mágico: 30]. Crea una coraza, que recubre como una esfera al personaje temporalmente, que detiene todo ataque físico de menor potencia que ella. Se desvanece pasado un tiempo.
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Re: [Atlántica] Panteón Marino

Notapor Denna » Sab Feb 03, 2018 4:18 pm

¡SUELTA A MIKI AHORA MISMO O TE JURO POR DIOS QUE—!

Temblando de ira, de frustración y de vergüenza —vergüenza por no haber podido hacer nada en absoluto—, estuve muy cerca de arrojarme contra el hombre pez, aunque fuera a puñetazos. Me contuve y me mordí la lengua. Bajo la piel, notaba que la sangre ardía.

¡Los Caballeros quieren salvar Atlántica tanto como usted! —se apresuró a intervenir Daian—. ¡Hemos sido víctimas de un tremendo malentendido! ¡Por favor, créanos! ¡Se lo ruego!

S-suéltele. Por favor. No queríamos atacarle a usted, sino a Úrsula. Necesitamos que fabrique un antídoto para una Princesa del Corazón. —Apreté los puños. No, no era suficiente. Pediría pruebas, algo... algo que le hiciera confiar en nosotros—. Alguien como su... su nieta, Ariel, ¿no es así? ¿Es usted el padre de rey Tritón? —pregunté. En caso de que eso no fuera suficiente, añadiría:—. O-oiga... Sólo queríamos atrapar a Úrsula, de verdad. Sin ese antídoto, estamos perdidos. Todos nosotros. Deje que se lo expliquemos, por favor, y... Si quiere que nos entreguemos, que así sea. Se lo juro. No somos sus enemigos y nunca lo hemos sido.

Imité la reverencia de Daian. No me atreví a exponerle la nuca más de dos segundos, pero confiaba en que bastara por el momento.

Además, sirvió para que me percatara de lo que se acercaba a nosotros.

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Tragué saliva y, despacio, levanté la cabeza otra vez para añadir:

¿Podría, por favor, soltar a nuestro amigo? Él ya no puede atacarle de ninguna manera sin su... palito. No es un Caballero como nosotros.

Intenté con todas mis fuerzas no dirigir la mirada hacia la elegante criatura. Ésta, como si nada, avanzaba sigilosa hacia el hombre pez.

«Va a atacarle», comprendí, pero el sentimiento de horror duró poco. Si el padre de Tritón se empeñaba en no creernos, Miki podría acabar muy malherido. O peor. Sin su varita, ya no tenía magia con la que defenderse.

No quería ni pensar en ello. Y si esa cosa podía echarnos una mano...

Era una mala idea. Una idea terrible. Sólo me atrevía a imaginar qué era esa criatura, pero sólo su oscuridad ya me daba mala espina. Si de verdad atacaba al hombre pez, Miki podía acabar mal. Si su captor reaccionaba antes, también.

Daian se decidió antes que yo, y decidió dar el grito de alarma. Si el hombre había soltado a Miki o mostraba algún signo de confianza hacia nosotros, dispararía un Electro+ hacia la criatura negra. Más que acertarle, la intención sería la de obligarle a desviar su ataque. Si seguía en sus trece, se negaba a dejar libre a Miki y la criatura lo hería... Bien. No sentiría la menor lástima.

Daian había protegido a ambos con una barrera. Yo intentaría alcanzar a Miki para sacarle de ahí en medio.

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Muchos tentáculos veo yo en esta trama, maemía con las masters(???)

Celeste utiliza Electro+ contra el ser negro nada sospechoso, pero sólo si Poseidón ha soltado a Miki. Si no, que le f-

Electro+ (HM) [Nivel 15] [Requiere Electro; Poder Mágico: 16]. Un par de rayos salen de la punta de los dedos del personaje, con ciertas posibilidades de paralizar y más potente.
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Re: [Atlántica] Panteón Marino

Notapor Kairi » Dom Feb 04, 2018 2:48 am

La criatura azul debió pensar que eran enemigos porque lanzó una onda que empujó a Miki y Kairi y los hizo chocar contra una pared. Aquello dolió bastante. Mientras tanto, Úrsula aprovechó para escapar.

Au... ¿Estás bien? —preguntó al hada mientras lo ayudaba a mantenerse. Luego gritó a la criatura:—. ¿Por qué nos atacas? ¡Estamos intentando ayudarte!

¡Invasores! ¡Os unís a ÚRSULA para destruir otra vez el reino de mi hijo! ¡NO LO PERMITIRÉ!

«¿Su hijo...?» ¿Acaso era el padre del Rey Tritón y, por tanto, el abuelo de Ariel? En ese caso debían hacerle ver que ellos no eran enemigos, pero el hombre-pez estaba demasiado furioso para escuchar a nadie. Se acercó a Miki, le agarró del cuello y le rompió la varita.

Venid aquí ahora mismo, Caballeros, y entregaos o le partiré el cuello. Será todavía más fácil que romper su palo.

Espere... —intentó hablar lo más brevemente que pudo, porque detrás de él se acercaba una criatura de color negro y tentáculos. No se trataba de Úrsula puesto que era delgada y esbelta —. No hemos hecho nada malo, sólo queremos ayudar. Suelte a Miki, por favor.

La criatura parecía dispuesta a atacarle. Celeste... no, Daian dio el aviso. Kairi invocó su Llave Espada y lanzó Perla+ a la misteriosa criatura oscura. Si el hombre había soltado a Miki, aprovecharía para llevárselo de allí. Si no, permanecería ahí para protegerle.


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▪ Perla+ (HM) [Nivel 16] [Requiere Perla; Poder Mágico: 16]. Ataque de elemento Luz. Proyectil de luz más grande y lineal en forma de esfera, con ciertas probabilidades de cegar al enemigo y más potente.
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Gracias Aru :D
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I love you Red ^^
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La Historia Del Hipercor By Rmedive92
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El Viernes 26 a las 20 fui al hipercor para compra un juego por el cumple de un amigo y en el msn deje un automensaje que era "En El Hipercor" , en esos momentos Habimaru cerro el chat y se creo una multiconversacion de 7 o 8 personas del foro para hablar , cada minuto aparecía mi gracioso automensaje con el icono del tio feliz , cuando llegue y comente estaban todos En El Hipercor , uno en el carrefour pero bueno , al dia siguiente en el chat la frase mítica aparecía cada poco En El Hipercor y ya esta es la historia del Hipercor que tanta gente me pregunta XD ( Se le ha parecido buena o vivió esto ponérselo como firma.


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Re: [Atlántica] Panteón Marino

Notapor RedXIII » Dom Feb 04, 2018 5:43 am

Un rayo de Zeus alcanzó a Hiro, quien no sufrió ningún daño.

Oh, eh... Puedes hablar, ¿eh?

Gracias, gran Zeus, pero no me vi con el honor de dirigirme a usted sin su permiso — Dijo mientras le saludaba con respeto.

A continuación estuvieron un rato hablando sobre lo que sucedía en ambos mundos y sobre la manzana del jardín de Hera.

Os transportaré con mi magia al jardín de las hespérides. Acercaos. Voy a echaros una bendición para que os reconozcan como enviados míos. Así ellas os ayudarán, y Ladón os permitirá recoger una manzana. Pero solo una, ¿me habéis oído? Nosotros nos encargaremos de Tebas y de Atlántica. Cuando acabéis, las hespérides os enviarán de vuelta a vuestro mundo.

Un torbellino dorado les cubrió, haciendo cada vez más y más difuso el Olimpo.

¡Me debéis una!

***


Aun habiendo recibido la bendición de una deidad, seguía siendo un gato incapaz de levantar sus sables.

Un ser con muchas cabezas parecía estar aterrorizando a tres ninfas que corrían para alejarse de él.

¡Ha perdido el control!

¡Es muy peligroso, no os acerquéis!

¡Hay que avisar a la señora Hera!

Las Ninfas parecían estar armadas pero confusas...

Podrían ayudarnos a derrotar al monstruo, yo me encargo de ellas, cuando estén las cabezas distraidas, atacarán — Dijo el mestizo convertido en gato, que aprovechó su actual forma para correr hacia las Ninfas y hablar con ellas.

Hola, disculpad que me presente ante tal contratiempo, mi nombre es Hiro y junto a las dos chicas de allí hemos venido a ayudaros, son heroínas de Tebas y yo su entrenador, así que con mis legendarios consejos podréis acabar con la bestia sin problemas — Dijo con bastante impulso —Inspirad, expirad y concentraros, el truco es aprovechar mientras estén distraídas las cabezas para golpearlas. Coged fuerte vuestras armas y cuando veáis la oportunidad, atacad — Comentó, a continuación animó a las Hespérides para que no se desanimaran, además, si alguna de las cabezas intentaba atacarlas, recibiría unos cuantos mini misiles providentes de la batería del mestizo gatuno.

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▪Misiles muere muere (HM) [Nivel: 20] [Requiere: Puntería 50] Invoca una batería pequeña con 8 mini misiles que perseguirán al enemigo que Hiro elija.
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Awards chupis:

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No hagas click aquí, despertarás a la conejita.

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Oh, no, hiciste, click, has despertado a la conejita.

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Re: [Atlántica] Panteón Marino

Notapor Suzume Mizuno » Dom Feb 04, 2018 8:52 am

Disculpe señor llamas.

Fátima dio un respingo al ver que Dos hablaba con Hades, cuyo pelo-fuego se puso naranja y oh no eso no podía ser bueno. Pero entonces Hera miró al dios del Inframundo y retomó su frío color azul. Fátima se atrevió a respirar entonces.

Supongo que ese soy yo. Pero prefiero que me llamen Hades. Mejor que Plutón y que cualquier otro nombre horroroso. ¿Qué quieres? Desembucha, va.

He escuchado… bueno, intentado escuchar lo que decían de ese Poseidón amigo suyo y lo que mi felino compañero y yo hemos pensado, es que haya podido acabar siendo arrastrado al mundo de Atlantica.

Hades se levantó y Fátima se preparó para saltar a defender a su aprendiz, pero por suerte Hades solo hizo callar a Zeus. Y este prestó toda su atención a Hiro el gato.

Oh, eh... Puedes hablar, ¿eh?

Fátima aprovechó para hablar con Atenea. No empezó tan mal porque la diosa sonrió al escucharla, ¡y hasta inclinó la cabeza reconociendo su agradecimiento! Quién pudiera ser así de genial y elegante de mayor.

«Espera…No. Mejor no pensaré en ello.»

Empezó a vomitar palabras casi sin pensar y entonces Atenea frunció el ceño, preocupada, y le puso las manos en los hombros. Se le puso la carne de gallina. ¡La estaba tocando una diosa! ¡Atenea nada menos!

Calma, calma, pequeña. ¿Xihn está en Atlántica? ¿Está atacando el mundo?

Fátima trató de explicarse en la medida de lo posible y, en cuanto terminó, Hades dijo con desinterés a la vez que señalaba a Dos:

Esta cría también acaba de decir algo parecido. Qué interesante. Zeus, hermano, ¿de qué me suena eso de Atlántica?

¡Pues claro, es el hogar de Anfítrite! Tuvo un hijo con Poseidón que ahora es el gobernador de ese mundo —replicó de inmediato Zeus—. Vamos, supongo que seguirá siéndolo... Se llamaba Tritón, ¿no?

Fátima asintió con la cabeza mientras que Hera suspiraba y Afrodita disimulaba la risa. Entornó los ojos y creyó entender el porqué en ambos casos. ¿Cómo no podía acordarse de su sobrino pero sí de Anfítitre?

Su hija menor es una de sus Princesas.

¿Y decís que Poseidón ha acabado en Atlántica porque... el mundo lo necesita? Atenea, ¿eso puede pasar?

Es una posibilidad, sí —dijo ella, meditabunda— . Existe un vínculo poderoso, y si de verdad se ha abierto una puerta... eso explicaría por qué Tebas se está llenando de agua salada. Aunque haría falta un poder colosal para unir dos mundos de esta manera.... Aunque con el Tridente de la chica... Eso lo explicaría todo. El choque con el Caos ha abierto una brecha, y los dos mundos se están fusionando ahora.

Genial. Adoro las reuniones familiares.

«Quién pudiera tirarlo por el retrete…»

Hay que llamar a los habitantes de Atlántica a las armas —declaró Ares, cruzando sus poderosos brazos—. Si Xihn está ahí, nada la impedirá cruzar esa brecha y entrar en el Olimpo como han hecho ellos tres. Yo que vosotros empezaría a reunir a vuestros semidioses y planear una estrategia.

¡Pero no podemos centrarnos en Atlántica y abandonar a los tebanos sin más!

Viendo que iban a empezar a gritar una vez más —hacía que sintiera que sus reuniones en la Orden eran la pura profesionalidad—, Fátima correteó hacia Hera, que parecía muy molesta. Esperó que su afecto infantil tuviera en ella el mismo efecto que había tenido en Atenea.

¿Manzanas, dices? —repitió cuando la niña terminó de hablar.

Sí, querida, las de tu jardín —intervino Afrodita, que había estado prestando más atención a su conversación que a la declaración de guerra de Ares. Fátima no pudo menos que dar las gracias. Si no fuera tan, tan hermosa y apabullante, se habría intentado acercar a hacerle una reverencia de agradecimiento—. Hablábamos de la Princesa que duerme, ¿recuerdas? La pobrecita está en peligro mortal, pero seguro que tú y tus hespérides podríais regalarle una manzana para que no le pasara nada. Por la seguridad de los mundos, ya sabes. Sería una tragedia que ¿Aurora, verdad?, muriera de una forma tan terrible.

Hera miró a la diosa del amor y luego a Fátima. La primera le guió un ojo y Fátima sonrió tontamente, notando que se le encendían las mejillas.

Supongo que podría. Al fin y al cabo, se trata de la seguridad de los mundos... y han venido a explicarnos lo que está ocurriendo

¡Oh señora, gran reina, ¿de verdad?!—exclamó Fátima antes de darse cuenta de lo que estaba gritando. Se quedó muy quieta, mirando a lo alto y preguntándose si de niña de verdad no pensaba antes de hablar. Parecía que le fueran a dar una chuchería y se sentía así de emocionada.

Es más, estaba enfebrecida de emoción, de rozar el triunfo. No podía creerse la suerte que estaban teniendo y saber que estaba a un paso de obtener una forma de curar a Aurora… Le costaba lo que no estaba escrito quedarse quieta y comportarse como una niña buena. No tenía que olvidar que si los adultos la trataban con condescendencia, unas diosas ¿qué no harían?

Aunque no es que pudieran criticarla demasiado. Tenía ganas de taparse los oídos para dejar de escuchar a los dioses chillando como niños.

Seguro que Hércules les ayudaría a...

De ninguna manera permitiré que ese semidiós. —El odio que rezumaron las palabras de Hera revolvió a Fátima, que bajó la vista rápidamente. Le caía bien Hércules. Y tenía una invocación de Pegaso. Ay Luz, mejor que Hera nunca se enterara— ponga un solo pie en mi jardín.

...Otra vez.

Fátima se mordió la lengua para no preguntar a qué se refería. Suerte, porque Hera parecía a punto de estallar y no quería ser su objetivo.

Os transportaré con mi magia al jardín de las hespérides —dijo al final la diosa reina. Fátima podría haber echado a volar de la emoción y el agradecimiento—. Acercaos. Voy a echaros una bendición para que os reconozcan como enviados míos. Así ellas os ayudarán, y Ladón os permitirá recoger una manzana. Pero solo una, ¿me habéis oído? Nosotros nos encargaremos de Tebas y de Atlántica. Cuando acabéis, las hespérides os enviarán de vuelta a vuestro mundo.

Desde luego. Gracias. Muchísimas gracias. De verdad. Sois muy, muy bondadosa, gran señora.—Fátima se cogió la túnica y esta vez sí hizo la reverencia de cortesía. Luego se volvió hacia Afrodita y, azorada, la repitió, sintiéndose muy tonta—. Mi señora, ¿en qué consiste su bendición…?

Pero Hera estaba impaciente, se le notaba, así que no esperó del todo que respondiera. Fátima sabía también que jugaban con muy pooc margen de tiempo y que no podían entretenerse. De pronto, las envolvió un torbellino de oro y el Olimpo comenzó a desaparecer.

¡Me debéis una! —gritó Afrodita.

Fátima sudó frío. Ya había estado en una relación con una diosa —de hielo— y no le hacía gracia sentirse en deuda con otra.

****


La hierba le hizo cosquillas en los tobillos. Fátima se preparó para ver un jardín maravilloso, algo digno de la reina de las diosas, que se le grabaría para siempre en la cabeza y…

Lo que vio fue un dragón de cien cabezas, envuelto en el aura que tan bien conocía: el Caos.

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Fátima dio un respingo cuando unas voces femeninas chillaron:

¡Ha perdido el control!

¡Es muy peligroso, no os acerquéis!

¡Hay que avisar a la señora Hera!

Tres ninfas corrían, despavoridas, huyendo del dragón. Fátima supuso que el bicho gigante era el tal Ladón. ¿Por qué había tantas cosas enormes en el Olimpo, por la Luz? Entonces su vista se desplazó hacia un árbol grande, con muchas manzanas de oro. Fátima se puso pálida al ver que el tronco tenía un mordisco y que estaba vencido hacia un lado. Si perdían las manzanas… No sabía qué le daba más miedo, si pensar en la reacción de Hera o en lo que significaría para Aurora.

No había tiempo para intentar volver. Además, la reina había dicho que las hespéridas serían quienes las enviarían de vuelta, significara lo que eso significara. ¡Tenían que actuar rápido!

¡Dos! ¡Te voy a dar a Thor, él te apoyará!

Mientras Hiro el gato corría a ocuparse de las hespérides, que tenían lanzas para defenderse pero no parecían muy dispuestas a usarlas, Fátima miró los anillos, que tan grandes le quedaban. Había tenido que desmaterializarlos, como hacía con su Llave Espada. Ahora los hizo resplandecer. Sus esencias aparecieron una tras otra, a la vez que bebía rápidamente éteres.

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Las tres se quedaron mirándola con desconcierto por un momento, pero Fátima sacudió una mano y las llamó a la batalla. Le hubiera gustado llamar a Selene y a Cephiro, pero con su tamaño no estaba segura de que fueran a resultar muy útiles. Decidió mantenerse alejada mientras enviaba a Ondina y a Celsius a atacar y Thor quedaba a las órdenes de Dos. Pero no se quedó quieta. En cuanto pudo, descargó una Tormenta sobre Ladón si se acercaba demasiado al árbol, procurando alejarlo.

Si las hespérides no se tranquilizaban, entonces sí que invocaría a Cephiro y las enviaría con ellas mientras exclamaba:

¡Por favor, necesitamos vuestra ayuda! ¡Cephiro os protegerá, y yo también! ¡Pero no podemos dejar que destruya las manzanas! ¡Hera nos ha enviado para protegeros, confiad en nosotros!

Fátima, intentando aprovechar el posible desconcierto, se lanzaría con un Impulso de viento hacia el árbol. ¡Necesitaba al menos una manzana! Se sentía pequeña y poco rápida, pero a la vez ligera y llena de adrenalina. No recordaba que el miedo pudiera ser tan vigorizante.

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▪ Ondina (HM) [Nivel 22] [Requiere Afinidad a Agua; Poder Mágico: 30]. Ondina, una esencia de agua, acude a las órdenes de Fátima y ataca con su espada de agua a los objetivos durante dos rondas. Puede ser dañada y rechazada, pero se reformará al poco tiempo para seguir peleando.

▪ Celsius (HM) [Nivel 32] [Requiere Afinidad a Hielo; Poder Mágico: 40]. Celsius, una esencia de hielo, acude a las órdenes de Fátima y ataca con sus afiladas garras. Si hay una superficie de agua, puede congelarla con su aliento con una profundidad de 20 cm durante dos rondas. Celsius dura tres rondas. Puede ser dañada y rechazada, pero si hay agua es capaz de reformarse hasta que se termine su tiempo.

▪ Thor (HM) [Nivel 40] [Requiere Afinidad a Rayo; Poder Mágico: 52]. Thor, una esencia de rayo, acude a las órdenes de Fátima y ataca con la potencia de su lanza, con la que puede golpear o arrojar rayos desde lejos. Dura tres rondas y se le puede dañar, pero se recompone hasta que se acaba su tiempo.

Quedan 6 PH.

+ 4 Éteres = 86

▪ Tormenta de nieve (HM) [Nivel 40] [Requiere Afinidad a Hielo, Luna, Viento y Agua; Poder Mágico: 68]. En un radio de seis a doce metros, Fátima despliega una tormenta de nieve y hielo que puede cegar a sus enemigos y congelarlos de forma superficial, limitando sus movimientos. Dura dos turnos.

▪ Impulso de viento (HM) [Nivel 20] [Requisitos Poder Mágico 30. Afinidad Viento]: el usuario se da un poderoso impulso que lo arroja un par de metros por el aire o el frente a una gran velocidad. No puede desviar su trayectoria una vez iniciado el salto. Puede usarse durante dos rondas.

Restan: 26 PH

Solo en caso necesario:

▪ Cephiro (HM) [Nivel 44] [Requiere Afinidad a Viento; Poder Mágico: 60]. Cephiro, una esencia de viento, acude a las órdenes de Fátima y dispersa a sus enemigos mediante golpes de aire o con su propia presencia. Dura cuatro rondas y solo se la puede dispersar con aire de su mismo nivel.

+ 1 éter = 46

Restarían: 2 PH.
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Re: [Atlántica] Panteón Marino

Notapor LightHelco » Mar Feb 06, 2018 1:37 am

Pero prefiero que me llamen Hades. Mejor que Plutón y que cualquier otro nombre horroroso. ¿Qué quieres? Desembucha, va.

Discúlpeme entonces, señor Hades, en otra situación me habría acercado a usted así, pero este cerebro orgánico es menos eficaz recordando datos que el que suelo tener normalmente —Dos pidió perdón antes de responderle al no muy agradable dios.

Los dioses se pusieron a hablar, aunque fue bastante sorpresa el descubrir que el felino no era otro que Hiro cuando Zeus le dio la capacidad de hablar. Dos se agachó para observarle bien, agarrándole, con algo de cuidado, la cola incluso.

Interesante, parece ser que ha pasado a un estado mucho más primitivo que el que tenía antes, señor Hiro, aunque yo pensaba que era un perro y no un gato —comentó ignorando un poco la conversación que se llevaba sobre sus cabezas —. Aunque ahora cuenta con un cuerpo mucho más elástico, adorable y peludo. Estoy segurísima de que enamorada a la señorita Kairi con él, tiene un gatito similar a usted.

Fátima por su parte consiguió, junto a otra de las diosas, que la que llamaban Hera les diera acceso al jardín en donde encontrarían una cura para Aurora. No podía ser más que perfecto, descubrían que había pasado con Atlantica, ponían a los dioses a trabajar para reunirse con su compañero perdido y de paso completaban la misión principal. Ryota de seguro que iba a darles una buena palmadita en la espalda.

Antes de que partieran, la mujer les pidió que se acercaran para recibir una bendición por su parte. Dos se empezó a mirar todo el cuerpo, intentando descubrir que había cambiado en él, pero sintiéndolo igual, levantó los hombros y se preparó para el viaje.

Muchas gracias por su ayuda en la realización de nuestra misión, señoras Diosas, les prometemos que cumpliremos con lo de solo una pieza de fruta —aseguró la joven mientras desaparecía en un torbellino dorado.

* * *


¡Pedazo espécimen de reptil! —saltó Dos feliz intentando acercarse al que pensaban que era Ladón, pero un aviso de Fátima le dejó claro que el dragón se encontraba bajo los efectos de la corrupción —. Una pena entonces, realmente me encantaría poder echarle un ojo… aunque quizás no pueda sin mi cuerpo real. Oye, ¿Cómo funcionaran estás ahora?

Cortó el aire con los brazos y al instante dos brazaletes de acero se cerraron sobre sus muñecas, para segundos después desplegar sus ya conocidas armas de plasma. Al menos podría seguir usándolas sin problemas.

¡Dos! ¡Te voy a dar a Thor, él te apoyará! —le informó Fatima poco antes de llamar al enorme guerrero y mandarlo con la portadora.

Mola, muchísimas gracias, Maestra Fátima —sonrió alegremente, sintiendo la falta de su cola al hacerlo —. Bueno, esta cosa tiene muchas cabezas que invitan a cortarlas. Leñe, ese lomo además invita a que me suba, ¡pero no! —sentenció Dos y puso toda su atención en el árbol.

Este estaba sufriendo los constantes golpes del dragón y sus manzanas caían rápidamente aplastándose contra el suelo, estaba claro que lo primero iba a ser asegurarse al menos de que tenían una… o dos, como medida de seguridad, si se salvaban las dos dejaría la otra en el jardín.

Segunda prueba… ¡cargando energía!

Como si de magia se tratase, el cuerpo de la joven se envolvió en chispas y rayos que pasaron por toda ella, lo que antes había sido una sobrecarga en su cuerpo mecánico, aquí básicamente era eso… magia. Magia fluyendo con tal fuerza que le quemaba los músculos, pero a la vez la llenaba de energía.

¡Quítame las cabezas de encima, voy a por esas manzanitas! —le dio la orden a Thor saliendo pitando hacia el árbol, incapaz de contener toda aquella energía que ahora la potenciaba y le permitía ser más rápida —¡Soy más rápida que un Dios!

Intentando no dejarse llevar por la euforia del momento, Dos preparó sus armas listas para dañar alguna pata o cabeza de la bestia si esta intentaba impedirle la llegada al árbol. Como medida de seguridad, saltaría impulsada por la electricidad y caería sobre una cabeza de Ladón o el suelo si se daba el caso de que esquivarle desde tierra era imposible.

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Bueno, intento de interpretación de Sobrecarga Critica con este nuevo cuerpo, pero bueno, que Dos ahora esta en Locura y con estos buffillos.

▪ Sobrecarga Crítica (HC) [Nivel 10] Tras que el cuerpo del usuario haya recibido múltiples daños, este podrá entrar en un modo critico en el que libera una gran cantidad de energía, aumentando sus estadísticas de Fuerza y Velocidad (x1,25). Este estado funciona como una locura.

Y en caso de que no pueda esquivar por tierra a Ladon, usara esta habilidad y de paso hacerle daño.

▪ Salto (HC) [Nivel 13] [Requiere Doble Salto; Elasticidad: 12; Fuerza: 15]. Realiza un gran salto, mayor que Doble Salto, y acto seguido se abalanza sobre su enemigo desde el aire con mayor fuerza que un ataque normal, causando un gran impacto.
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[Atlántica] Panteón Marino - Ronda #5

Notapor Denna » Mar Feb 06, 2018 4:02 am

Atlántica


Celeste, Daian y Kairi comenzaron a gritar, pero el hombre no parecía muy convencido. Entornó los ojos con suspicacia cuando se inclinaron ante él, si bien se notó que parecía un poco complacido por aquella muestra de respeto. Aun así, no soltó a Miki y tampoco pareció menos hostil. Miki, por su parte, no se intentaba defender pero hizo una mueca de dolor cuando Celeste mencionó su «palito».

Desde luego, os habéis traído a un enemigo poderoso. Si creéis que por haberle roto su… palo voy a fiarme de vosotras, entonces…

Daian chilló:

¡¡Detrás de usted!! ¡¡Manténgase a salvo!!

La figura oscura entornó los ojos y… desapareció. Cuando volvieron a verla, estaba a unos metros del que debía ser Poseidón. Este, que gracias al grito de Daian había reaccionado un poco, se había apartado lo suficiente para no resultar herido mortalmente. Los escudos de la muchacha le habían salvado la vida, aunque ambos acabaron reventados.

Sin duda, al menos a Daian y Kairi, les vendrían vagos recuerdos de ataques como ese. La guerra entre ambas órdenes empezó de forma muy similar.

No podía caber muchas dudas de ante quién se encontraban, a menos que hubiera varios pulpos con la capacidad de teletransportarse… O de paralizar el tiempo y desplazarse.

Poseidón soltó a Miki, no por defenderse o prepararse para luchar, sino porque a pesar de todo había resultado herido entre las costillas. Su azul se tornó más pálido al tiempo que Kairi y Celeste atacaban. La criatura oscura no se molestó en intentar esquivar los hechizos. El agua se distorsionó a su alrededor y, mientras la electricidad fue tragada, el Perla se tornó negro y, de pronto, salió despedido contra Kairi y la acertó en el pecho, arrojándola unos metros a la deriva. Parecía que la Luz no iba a servir mucho contra el Caos y la Oscuridad unidas…

Los ojos de su enemigo recorrieron el campo de batalla con rapidez y sonrió para sí mismo. Fue una sonrisa demudada, porque se notaba que estaba cansado y se encorvaba hacia delante, como si algo le doliera. Es más, no era muy buena idea acercarse porque todo se distorsionaba a su alrededor y el agua hervía o se helaba sin lógica ni concierto.

Entonces, uno de los tentáculos salió despedido contra Daian (es decir, el cuerpo de Celeste, a quien sin duda identificó como la más peligrosa) y el mismo contacto quemó lo que no estaba escrito. Pero lo peor fue que la arrojó contra el acantilado y se dio un buen golpe en la cabeza. Cuando Daian quiso darse cuenta, el pulpo se arrojaba directo contra Celeste, que acababa de llegar —vaya, el cuerpo no era tan rápido como esperaba, al menos no nadando— hasta un sofocado y horrorizado Miki.

¡M-mi varita, los fragmentos!—jadeaba mientras se tocaba la congestionada garganta.

Y, de pronto, la otra criatura estaba a punto de alcanzarlos con una sonrisa confiada… y siniestra.

Celeste tenía que decidir. Intentar huir, proteger a Miki o incluso intentar usar al dios, que rezongaba y trataba de incorporarse cerca de ellos. Pero no tendría más que unos instantes para actuar.

Celeste
VIT: 26/26
PH: 8/56

Daian
VIT: 66/54
PH: 22/58

Kairi
VIT: 30/40
PH: 34/50




Coliseo del Olimpo


Hola, disculpad que me presente ante tal contratiempo, mi nombre es Hiro y junto a las dos chicas de allí hemos venido a ayudar...

Ladón dio un pisotón hacia ellos que hizo temblar la tierra, y las hespérides volvieron a chillar. Una de ellas recogió a Hiro del suelo y lo apartó de un ágil salto. Del sitio en el que estaban, sólo quedaba un montón de tierra carbonizada.

Aún así, las ninfas mantuvieron la cabeza fría. Escucharon el consejo de Hiro y empezaron a arrojarle lanzas a Ladón. La misma que lo había salvado volvió a saltar con él para que pudiera disparar sus misiles, que hicieron blanco y estallaron contra el cuerpo y las cabezas del dragón.

Ladón rugió, pero a duras penas tuvo tiempo de reponerse. Las esencias lo mantenían embobado y, al menos por el momento, dejaba de escupir fuego y se limitaba a dar dentelladas. Cuando la tormenta de nieve cayó sobre él, sin embargo, la ceguera lo encolerizó y empezó a dar coletazos a diestro y siniestro. Ya no había forma de predecir sus ataques, hasta ahora centrados en alguna de las esencias o en las hespérides y, si bien sus movimientos eran más lentos y torpes, no pudieron evitar que el árbol se llevara varios golpes. Celsius fue barrida de uno y salió despedida hasta los pies de su madre, con restos de Caos recubriéndole las manos y los pies. Por el momento no era nada grave, pero si seguían recibiendo ataques...

¡Os he dicho que podíais coger una, no que dejarais sólo una!

La voz de Hera retumbó en sus oídos, y provenía de... Dos, ni más ni menos. La chiquilla se había quedado inmóvil, con Thor mirándola muy confuso, pero la reina de los dioses había hablado con toda claridad a través de ella.

Y no se detuvo ahí. El siguiente fue Hiro:

¡Dejad de hacer el idiota! ¡Y no hagáis daño a mi dragón! Mi bendición os protegerá del fuego, pero no servirá de nada si arranca el árbol de cuajo!

Y luego Fátima:

¿Y dónde demonios está esa mujer? ¿No habíais dicho que quería robar las manzanas para ella?

Las hespérides se encogieron de miedo. Sin saber muy bien a cuál de los tres mirar, una musitó:

Y... Y es cierto, señora, pero... Como sus propiedades curativas sólo funcionan si las recogemos nosotras, y nos negamos... Es por eso que Ladón...

La presencia de Hera, tan clara hacía un momento, empezó a abandonar sus mentes, y los Caballeros pronto recuperaron el control. Habían oído perfectamente todas y cada una de las palabras de Hera, y seguro que comprendían a qué se refería. O, mejor dicho, a quién.

¿Por qué necesitaba Xihn las manzanas de las hespérides? ¿Por qué necesitaba un antídoto de Úrsula? ¿Había empezado a fallar su cuerpo? ¿Estaba buscando uno nuevo?

¿Qué sabía Hera?

Eran demasiadas preguntas, y no estaban precisamente como para perder el tiempo dándoles vueltas. No ahí. No en ese momento, con Ladón enloquecido. Era demasiado grande como para derrotarle, y ellos más pequeños que nunca. Si tan sólo hubiera una manera de curar esa Corrupción...

Fátima:
VIT: 32/32
PH: 2/100


Hiro:
VIT: 28/28
PH: 34/54


Dos:
VIT: 40/40
PH: 36/36


* * *


Fecha límite: sábado 10 de febrero


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Re: [Atlántica] Panteón Marino

Notapor EspeYuna » Sab Feb 10, 2018 1:31 pm

Dolor.

Jamás había sentido un dolor tan desgarrador. Se ahogó en su propio grito y su cuerpo salió disparado hacia atrás cuando el tentáculo de aquel monstruo chocó contra su cuerpo. La piel le ardía tanto como si hubiese tocado con ella lava de un volcán a punto de entrar en erupción. Pero lo peor fue quedarse apenas sin conocimiento durante unos segundos cuando su cabeza reventó contra las rocas puntiagudas del acantilado. Fue el tiempo justo para soñar con la propia muerte,

Porque...¿iban a morir, verdad?

Abrió los ojos con dificultad. Su cuerpo yacía entre las rocas de aquel acantilado, y el agua con el que respiraba se teñía de su propia sangre. Por un momento, se perdió, aturdida y perdida, en el pelo de Celeste, que ondeaba frente a sus ojos con aquel color carmesí que comenzaba a nublar su vista a cada instante, invitándola a rendirse y dormir, dormir para no volver a despertar.

Escuchó entonces la voz de Miki, aterrada, horrorizada. Daian hizo un esfuerzo enorme por mantenerse cuerda e intentar localizarle. Era tan difícil. Apenas distinguía las figuras a las que se acercaba peligrosamente Xihn. Se vio a sí misma, a su reflejo, a su cuerpo, con una bella cola de sirena intentando arrastrar consigo el cuerpo débil de Miki, que se debatía por intentar recuperar los fragmentos de su varita, aunque fuera a base de extender los brazos hacia la nada, perdido y asustado.

No podía ser. ¿Nadhia? No... esa persona era... ¿ella?

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De pronto comenzó a retorcerse en su propio dolor, enloquecida, tratando por un instante de alcanzarles. No podía perderles... Celeste. No. ¡¡No!!

Pero era imposible. No llegaría a tiempo. Vio en la lejanía como Celeste intentaba alcanzar los fragmentos de la varita de Miki con su magia. Pero, ¿hasta qué punto eso les ayudaría? Iban a morir. No podía protegerles. Sus corazas habían servido tan sólo para no recibir un golpe mortal e instantáneo. No sería capaz de volver a hacerlo de nuevo. Estaban perdidos.

Percató entonces el movimiento de otra sombra. El de un ser del cual se había olvidado por completo tras el ataque de su enemigo. Invocó de nuevo su Llave-Espada. Aquella persona... no, aquel ídolo. El padre del Rey de los Mares. El abuelo de una princesa del corazón. Quizás... él fuera su única oportunidad para sobrevivir.

Se concentró todo lo que las heridas le permitieron. Aun estando rodeada de agua, el escozor de las quemaduras era inverosímil. Luz, se le saltaban las lágrimas. Unas lágrimas que se desvanecían en el océano.

Como harían ellos, si ella no... decidía confiar en su última baza.

Daian murmuró un hechizo curativo dirigido hacia el costado de quien creía, podía ser un aliado confundido y asustado, como ella y sus compañeros. A Celeste, a Kairi, a Miki. Oh, Fátima... Ryota... ¿dónde se habían metido?

Señor... oh, ¡señor de... los mar...! —tosió, atragantándose con su propia súplica. Sin embargo, jamás recordaría aquel momento como una memoria de la cual avergonzarse. Tenían que escapar, vivir. Todavía les quedaba demasiado por lo que luchar—. Señor de los mares... ayúdenos. Se lo suplico. Le regalo mi último ápice de poder. Por favor... salve... a mis amigos...

No aguantaría mucho más. Susurró sin fuerzas otra súplica mientras su conciencia navegaba a la deriva y trataba de mantenerse a flote.

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En primer lugar, siento que el post sea tan escueto e interpretativo. Acabo de venir de trabajar y estoy luchando para no quedarme dormida frente al teclado... xDDD
Yo creo que Daian está en sus últimas tanto a nivel de fuerza como magia... y además:
Daian
VIT: 66/54 <- Intuyo que esto es un error (no puedo tener más vida con la que realmente empecé LOL) y que en realidad Daian está a unos escasos puntos de vida para decir adiosito después de cómo le ha reventado Xihn x_D
PH: 22/58

Daian usa la siguiente habilidad para curar a Poseidón. A ver si el tío es majete y se enrolla porque si no, estamos perdidos (¿?)
▪ Cura+ (HM) [Nivel 22] [Requiere Cura; Poder Mágico: 24]. Cura heridas más graves y alivia más fatiga.

Por otro lado, he hablado con Denna sobre las acciones realizadas y ya creo que ha avisado de que no podría postear en esta ronda. Según quedamos ambas de acuerdo, es que Celeste intentara alcanzar los fragmentos de la varita de Miki con:
▪ Magneto (HM) [Nivel 6] [Requiere Poder Mágico: 8]. El usuario es capaz de atraer a enemigos de poco peso mediante una fuerza magnética.
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Re: [Atlántica] Panteón Marino

Notapor Kairi » Dom Feb 11, 2018 2:59 am

El hombre no estaba por la labor de soltar a Miki por mucho que le suplicaran.

Desde luego, os habéis traído a un enemigo poderoso. Si creéis que por haberle roto su… palo voy a fiarme de vosotras, entonces…

¡¡Detrás de usted!! ¡¡Manténgase a salvo!!

Gracias a la advertencia de Daian, el hombre había logrado esquivar el ataque de la figura oscura. Ataque que a Kairi le sonaba mucho... Algo terrible y duro de recordar...

El hombre soltó a Miki a causa del ataque, pero antes de que pudiera ponerlo a salvo, Kairi fue golpeada por su propio Perla que el enemigo había repelido y lanzada a unos metros de la batalla. Se frotó el pecho dolorido. Por experiencia sabía que ellas solas no podrían contra aquello. Sus ataques no servían, se sentía inútil.

La figura había atacado a Daian y ahora iba a por Celeste. Tenía que hacer algo, ¿pero qué? Pensó rápido en alguna estrategia mientras nadaba todo lo rápido que podía hacia Celeste y Miki. Pero sólo se le ocurría intentar sacarlos de allí. Combatir contra aquel ser era algo impensable.

¡Señor! —exclamó al hombre azul —. ¡Si de verdad quiere proteger el reino de su hijo, ayúdenos!

Si conseguía llegar a tiempo, golpearía con todas sus fuerzas a la figura oscura y trataría de alejar a Miki y a Celeste de allí.
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La Historia Del Hipercor By Rmedive92
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El Viernes 26 a las 20 fui al hipercor para compra un juego por el cumple de un amigo y en el msn deje un automensaje que era "En El Hipercor" , en esos momentos Habimaru cerro el chat y se creo una multiconversacion de 7 o 8 personas del foro para hablar , cada minuto aparecía mi gracioso automensaje con el icono del tio feliz , cuando llegue y comente estaban todos En El Hipercor , uno en el carrefour pero bueno , al dia siguiente en el chat la frase mítica aparecía cada poco En El Hipercor y ya esta es la historia del Hipercor que tanta gente me pregunta XD ( Se le ha parecido buena o vivió esto ponérselo como firma.


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