LA LLAMADA DEL CORAZÓN. By Pol00.

Sólo existo por ti.
Si no tengo corazón, si sólo soy tu incorpóreo… ¿por qué siento? ¿Por qué estoy aquí?
Pence, Hayner… Olette…
No debería existir. No existo. Pero permanezco.
Pensé que desaparecería cuando te despertaras. Cuando lo que te “robé” te fuera devuelto.
Pero me encuentro aquí. Entre la luz y la oscuridad, pero sin ser parte de ellas. Sin ser nada. Sólo un cuerpo vacío.
Llegaré a ti. No te odio, Sora. No puedo. Pero sólo tú puedes darme lo que me falta.
Mi corazón. Mi propia existencia.


Capítulo 1. Un chico llamado Roxas.

Olette se encontraba en los Altos de la estación, viendo el atardecer, como siempre tras salir de clase. Los helados de sal marina se derretían poco a poco en sus manos.
Desde que había conocido a Sora y los demás, una extraña sensación había nacido en su corazón. Había tantos mundos ahí fuera por visitar…
Pence: ¡Hey, no te los comas todos tú sola!
La voz de Pence la sacó de su ensoñación. Hayner y él se habían retrasado.
Hayner: Perdona, Olette, pero a Pence le entró un apretón de tanto comer en el recreo.
Pence: ¡Esas cosas no se le cuentan a una chica, tarao!
Olette les sonrío. Esperaba no separarse nunca de sus amigos… De repente, la imagen de otro chico cruzó por su mente.
Olette: ¿Roxas…?
Pence: Bah, yo prefiero los tulipanes…
Olette: No, me refería… ¿No os suena un chico rubio, con el pelo de punta, algo guapo?
Pence: Gracias pero soy moreno.
Hayner: Tú tienes algo grave en el cerebro, macho…
Olette: No, se llama Roxas. Yo… lo he recordado tomándose un helado con nosotros.
Pence: ¿Seguro? Pues ahora mismo…
Hayner: A mi sí me suena, pero… ¿Sora no nos dijo algo de él?
Olette: A lo mejor… Quizás es eso…
Se resignó con la teoría de Hayner, pero la imagen de ese chico quedó grabada en su memoria…

Roxas: ¿Olette?
La voz de Olette despertó a Roxas.
Roxas: Olette, ¿eres tú? ¡Hayner, Pence…!
Se levantó del suelo y miró a su alrededor. Se encontraba en medio de una ciudad que no conocía… y no había ni rastro de sus amigos.
¿?: Estás en Ciudad de Paso, Roxas.
Roxas se giró y vio una figura vestida de negro tras él.
Roxas: Tú… ¡Tú eres de la Organización!
¿?: No exactamente… Teníamos cosas en común.
Roxas: ¿Teníais?
¿?: Sora ha derrotado a Xemnas, y con él a toda la Organización XIII. Bueno, a casi toda…
Roxas: Sora… Espera, se supone que yo desaparecería cuando Sora…
¿?: Llámalo milagro si quieres, o resurrección. En cualquier caso en una suerte para ambos.
Roxas: ¿Quién eres tú?
¿?: Considérame un amigo, Nº XIII:
La figura se desvaneció en un abrir y cerrar de ojos.
Roxas: Mi nombre es Roxas… No soy un número.

Pence: ¡Venga, Olette, arriba! ¡Que hay que ir a clase! ¡¡Despiertaaa!!
Olette se despertó sobresaltada.
Hayner: ¡No chilles tanto, leches!
Pero Olette no les escuchaba discutir. Estaba pensando en otra cosa... otra persona.
Olette: ¿Ro-Roxas...?


Capítulo 2. Hayner y Olette.

Olette: ¡Os digo que ayer soñé con él! ¡Es como... si de alguna manera... estuviéramos conectados!
Pence: Pues qué raro...
Hayner: Sí, igual te estás obsesionando demasiado con él...
Olette: ¡Os estoy hablando en serio, chicos! Creo... que nuestros corazones están... unidos.
Pence le dio un codazo a Hayner.
Pence: Se te ha adelantado un tío fantasma...
Hayner frunció el ceño y se levantó con rabia.
Hayner: ¡Deja de decir tonterías, Olette! ¡¿Cómo vas a estar "conectada" a un tío que ni conoces!?
Olette: Pero Hayner...
Pero antes de poder decirle nada, Hayner ya había salido del rincón de siempre...
Olette: Pence, ¿qué pasa?
Pence: Nada, déjalo estar, Olette.

Roxas avanzó con desconcierto por las calles de Ciudad de Paso.
Roxas: Tras lo ocurrido en el Mundo Inexistente... pensé que me reuniría con Sora para siempre, pero estoy aquí.
Las dudas se acumulaban en su cabeza, sin ninguna respuesta.
Roxas: Olette... ella me ha despertado...
Y mientras, en las sombras, decenas de ojos lo observaban...

Olette: Lo siento, Hayner. Si he dicho algo que...
Hayner: Olvídalo, me he comportado como un imbécil.
Los dos se quedaron viendo el eterno crepúsculo sobre los tjados.
Olette: Ojalá... entendieras cómo me siento...
Hayner: Te entiendo muy bien, Olette. Mejor de lo que crees.
Los dos se miraron un segundo, y apartaron la mirada sonrojados.
Mientras, desde lejos, dos figuras los miraban.
¿?1: Entonces, ¿es ella?
¿?2: Sí.
¿?1: En fin, qué le vamos a hacer. Una misión es una misión...



Capítulo 3. Azul.

El brillo del eterno atardecer tiñó de ámbar los oscuros ropajes de dos figuras sentadas en la Torre del Reloj.
¿?1: Qué mundo tan... melancólico.
La otra figura se giró hacia él. Unos hermosos ojos azules brillaron en la oscuridad de la capucha.
¿?2: A mí me parece precioso.
La primera le devolvió la mirada.
¿?1: Una pena que estemos de misión...
El sonido de un timbre atrajo su atención. Olette, Hayner y Pence salieron riendo de clase.
¿?1: Deberíamos irnos, antes de que suban aquí arriba.
La primera de las figuras se desvaneció en penumbras. Pero la segunda siguió observando a la pandilla.
¿?2: Lo siento...
Y como la primera, despareció en las sombras.

Roxas se vió rápidamente rodeado de sincorazón. Cuando la primera sombra se avalanzó sobre él, Prometida y Recuerdos Lejanos aparecieron en sus manos, y envió al sincorazón de bruces contra el suelo de un solo golpe.
Roxas: ¡Ya empezaba a aburrirme en esta ciudad!
Se lanzó contra ellos con rabia, liberando sus corazones a cada golpe. Apenas supusieron un esfuerzo para él. Pronto la calle volvió a estar silenciosa.
De repente, unos aplausos sin emoción sonaron a sus espaldas.
¿?: Tu fama es merecida, nº XIII.
Roxas miró a la figura que la había recibido en su despertar.
Roxas: Tú de nuevo... Lo siento, si lo que quieres es que me una a una nueva "Organización XIII", ya puedes...
¿?: Dije que teníamos cosas en común, no que fueramos como ellos.
Roxas: Vestís parecido, al menos.
¿?: Pero no somos unos patéticos cuerpos sin corazón.
Roxas lo miró con rabia.
¿?: Por eso tú no encajabas allí. Por que tú no eres un simple incorpóreo, ¿no?.
Roxas lo miró extrañado.
La figura le tendió la mano.
¿?: Sígueme. Vamos a hablar un rato.
Roxas dudó, pero las preguntas que le atormentaban lo convencieron. Le dio la mano a la figura y ambos desaparecieron en la oscuridad.

Las dos figuras de la Torre del reloj se materializaron en los Altos de la Estación. Otras dos los esperaban.
¿?1: ¿Qué hacéis aquí?
¿?3: Hemos venido a informar. Roxas ha aparecido en Ciudad de Paso. Kriza lo encontró.
¿?2: Luego todo salió bien.
¿?4: No exactamente. Es algo reacio.
¿?3: El resto del plan sigue adelante. Mantenedla vigilada hasta nuevas órdenes.
¿?1: Vale. Un saludo al resto.
Las dos figuras nuevas se esfumaron.
¿?1: Estás muy callada.
¿?2: Tengo mis dudas sobre la misión.
La primera le cogió la mano.
¿?1: En fin, ¿te apetece un helado?
Los ojos azules perdieron el brillo de tristeza.
¿?2: Claro...
Y ambas volvieron a perderse en el crepúsculo .


Eres mi luz.
La luz que alumbra la oscuridad que me rodea.
La que llena el corazón que no tengo.
No tengas miedo a la oscuridad.
La oscuridad... es sólo la luz que no ves.
La luz que algún día alcanzaré.
Donde encontraré lo que me falta.
Que eres tú, Olette.



Capítulo 4. La luz que llama.


Olette observó desde su habitación la puesta de sol eterna, invadiéndola una profunda sensación de melancolía. Pero... ¿por qué? ¿Por los recuerdos de un chico al que nunca había conocido, pero del que cada vez tenía más recuerdos? No tenía sentido. Pero algo en su corazón... les unía.
Olette: Quizás sí me esté volviendo loca. Pero siento que, de algún modo, tú y yo...
De repente, Olette sintió como si cayera en el vacío. Intentó agarrarse a algo en la habitación, pero todo había desaparecido. Sin embargo, Olette no tuvo miedo. En vez de eso, una extraña sensación de libertad la envolvía. Como si volara libremente por un océano enorme, entre las estrellas. Volando guiada por su corazón. Hasta que oyó un grito...

Roxas y el desconocido se materializaron en un mundo invadido de tinieblas. Todo lo que Roxas podía ver a su alrededor era oscuridad.
¿?: Este mundo está a punto de ser consumido por la oscuridad.
Roxas: ¿Entonces por qué me traes aquí?
¿?: Porque has olvidado. Has dado de espalda la oscuridad que te dio tu fuerza.
Roxas dio unos pasos atrás y sacó sus dos llaves espada.
Roxas: Podías empezar presentándote.
¿?: Mi nombre es Kriza. He venido a devolverte al camino que no debiste abandonar.
Roxas: Lo siento, pero paso.
Kriza: ¿Es que acaso tienes otros planes? ¿Ir a Villa Crepúsculo, quizás?
Roxas adoptó una posición de ataque.
Kriza: ¿Y a quién esperas encontrar allí? Nadie te espera, Roxas. No existes para nadie.
Roxas: ¡Eso no es cierto! ¡Escuche a Olette hablarme al despertar...!
Kriza sonrió con una mueca de arrogancia. Roxas no la entendió.
Kriza: No existes en el corazón de nadie, Roxas. Sólo existes para la oscuridad.
Roxas: ¡¡Cállate!!
Roxas se lanzó contra Kriza con un brillo de furia en sus ojos. Pero antes de poder alcanzarlo, el mundo empezó a desaparecer, y todo empezó a darle vueltas.
Roxas: Qué... ¡¿Qué me has hecho...?!
Kriza: Enfurécete, Roxas. Deja que la oscuridad entre en tí... y serás nuestro.
Roxas notó cómo le faltaban las fuerzas, y sintió a la oscuridad entrando en su corazón. Gritó con desesperación...

...¿Roxas?...
La oscuridad engullía poco a poco a Roxas...
...¿Eres tú, Roxas?...
Roxas extendió la mano, buscando un apoyo que sabía que no existía.
Pero encontró una mano.
Olette: ¡Roxas...!
La oscuridad retrocedió. Roxas pudo ver a través de ella. Sus ojos se encontraron con los de Olette...
Roxas: ¡Olette...!
Olette: ¡Roxas...! ¡Tú... tú eres Roxas...!
La oscuridad se arremolinó también en torno a Olette.
Roxas: ¡Sabía... sabía que tú...!
Sus manos se separaron, y los dos se alejaron...
Roxas: ¡Olette, llegaré a tí...!
Olette: ¡Sé... sé que lo harás...!
Unas lágrimas cayeron de sus ojos. Roxas las recogió con sus manos...
Roxas: ¡Lo prometo...!
Pero se hizó el silencio, y los dos desaparecieron.
Separados, pero siempre juntos.

Capítulo 5. Conspiración.

Kriza se materializó en una enorme habitación negra, con un gran ventanal. Mirando por él, una figura se dirigió a kriza sin girarse siquiera.
¿?: Espera. Van a venir los demás.
Otras tres figuras se unieron a ellos. Los tres retiraron sus capuchas, al igual que Kriza, que dejó libre su pelo negro. A pesar de su porte orgulloso, temblaba ante los otros presentes. La figura de la ventana se la dejó puesta. Está volvió a hablarle a Kriza.
¿?: Adelante.
Kriza: Hay novedades.
¿?: ¿Se ha dado cuenta?
Kriza: No. No parece. Pero ha sentido la oscuridad en él.
¿?: Deberá estarnos agradecidos. Gracias a nosotros está aquí.
Kriza: Hay más. No escapó por su cuenta, como habíamos previsto. Olette acudió a ayudarlo.
Una de las tres figuras del fondo sonrió. Era apenas un muchacho de 15 años, pero a Kriza se le heló la sangre al ver como abría unos vacíos ojos blancos. Pero el que habló fue la figura del ventanal.
¿?: Se salvó a sí misma, no lo olvides. Ve y búsca a Roxas. No te manifiestes, sólo... vigílale.
Kriza: Sí, señor.
Kriza abandonó la habitación, sintiendo un gran alivio por irse de allí.
¿?: Tu turno, Kail. Gyle, Raid, podéis iros.
El chico de ojos blancos dio un paso al frente. Las otras dos figuras, un hombre ya bastante mayor y una chica de corto pelo negro, se esfumaron.
Kail: Ese rey sigue incordiando, señor. Aunque se enfrenta a un número incontable de sincorazón... no podemos permitirnos tenerlo por ahí estorbándonos. Y seguro que el niñato de la llave espada y sus amigos no tardará en unírsele.
¿?: No te preocupes por Sora. Para eso tenemos a Roxas, ¿no?
Lerion: Hay algo más...
La figura del ventanal se giró hacia Lerion. Unos fríos ojos naranja se posaron en él.
¿?: ¿El qué?
Lerion: Los sincorazón andan inquietos. Creo que sienten que va a pasar algo... que nosotros no conocemos. Deberíamos estar atentos. Son criaturas sin mente... pero se están volviendo muy peligrosos.
¿?: Entonces usaremos a los incórporeos para... "tranquilizarlos". Si no hay nada más...
Lerion: Me retiro, señor. Seguiré la pista de ese rey.
Lerion desapareció y dejó solo al hombre del ventanal.
¿?: Mi buen amigo Ansem... no sabes lo que desataste...

Hayner: ¡Olette, corre! ¡Llegaremos tarde al torneo!
Nadie se asomó por la ventana de Olette. Pence y Hayner se preocuparon. Hayner tuvo un mal presentimiento... Todo aquello de Roxas...
Antes de que pudieran llamar a la puerta de su casa, una marea de sincorazón los rodeó.
Pence: ¡Esas cosas... son sincorazón, ¿no?!
Hayner: ¡Esto no me gusta nada!
Una enorme espada barrió de un golpe a toda una fila de sincorazón. Antes de clavarse en él suelo, una figura de negro la cogió al vuelo.
¿?1: Déjanos esto a nosotros, chaval, y sal pitando.
Un enorme shuriken se encargó del resto de sombras, dejando libre la calle, pero los sincorazón siguieron apareciendo. Al igual que la espada, una figura recogió el shuriken en el aire. Unos hermosos ojos azules miraron a Hayner y se dirigió a él con una dulce pero alarmada voz femenina.
¿?2: ¡Venga, corred! ¡No podéis hacer nada por Olette!
Sus palabras cayeron como un mazo sobre Hayner.
Hayner: ¡¿Qué quieres decir?! ¡¿Dónde está?!
El hombre de la espada se colocó espalda con espalda con su compañera, y miró furioso a Hayner y Pence.
¿?1: Te diré dónde no está: AQUÍ. ¡Así que apretad el culo y corred al solar, niñatos!
Pence agarró a Hayner del brazo y tiró de él calle abajo.
Pence: ¡Venga, Hayner! ¡Olette sabe cuidarse sola...!
Y los dos desaparecieron entre las calles de Villa Crepúsculo, mientras toda la ciudad se sumía en algo que nunca llegaba allí. La noche.


Capítulo 6. Consumida en la oscuridad.

Hayner y Pence corrieron apresuradamente hasta el solar deportivo, pero de nuevo los sincorazón los rodearon. Hayner agarró con fuerza su palo de struggle, dispuesto a defenderse hasta el final. No iba a dejarse vencer así como así, sin saber que había sido de Olette...
Los sincorazón se agruparon a su alrededor, dispuestos a atacarles, pero, en el último momento, Seifer enbistió contra ellos desde atrás, enviándolos contra la acera.
Seifer: ¡Bichos asquerosos...! ¡Os enteraréis de quién es Seifer Almasy y su Comité Disciplinario! ¡A por ellos...!
La pandilla de Seifer cayó como un rayo sobre los sincorazón. Hayner se alegró por primera vez en su vida de verles.
Vivi se les unió a ellos rápidamente, pero una sombra le cayó encima, dispuesto a coger su corazón. Pence se abalanzó contra el sincorazón, pero éste lo esquivó con facilidad. Ahora, tanto él como Vivi estaban en peligro...
Vivi: ¡¡AERO!!
La voz de Vivi se oyó como un trueno por todo el solar, nacida de lo más profundo de su corazón, sin ni siquiera pensarlo. Un potente vendaval los rodeó, y los sincorazón de su alrededor salieron disparados y desaparecieron. Toda la pandilla de Seifer se empujó contra la pared instintivamente, y Hayner se tiró al suelo, mientras las sombras eran engullidas por el tornado y se esfumaban.
Todo el solar quedó en silencio. Pence miró con incredulidad a Vivi mientras los demás se recuperaban.
Pence: ¡Tío, eso ha sido...!
Seifer: ¡¡Vivi!!
Seifer corrió con decisión hacia Vivi, que tampoco comprendía muy bien lo que pasaba.
Seifer: ¿Qué puñetas has hecho, Vivi? ¡Ha sido bestial!
En la cara de Seifer se pudo ver una sonrisa de orgullo. Quién le iba a decir que el pequño Vivi...
Sin darles tiempo a más comentarios, una nueva oleada de sombras apareció a su alrededor.
Seifer: ¡Muy bien, demostremos a estas cosas quién manda en Villa Crepúsculo...!

¿?1: Esto se está poniendo asqueroso de sincorazón...
¿?2: Lo han hecho. Han encontrado la cerradura. Villa Crepúsculo ya no...
Los dos guerreros se iban abriendo paso entre las filas de sombras.
¿?1: Pues salgamos de aquí. Ya no tenemos nada que hacer en este mundo.
¿?2: ¡No podemos abandonarlos...!
¿?1: ¡Son sólo unos corazones más!
La chica lo miró con un gesto de decisión.
¿?2: Como los nuestros, Beiras.
El chico bajó la mirada, siempre sin dejar de pelear.
Beiras: Nunca te pedí que me salvaras, Luth.
Luth: No. Pero es de las pocas cosas de las que no me arrepiento en mi vida...
Los dos se miraron. Beiras le habló con tristeza.
Beiras: Lo siento...

Hayner cayó al suelo con dolor. Daba igual lo fuerte que pelearan, esos seres parecían no acabarse nunca, y Vivi no parecía en condiciones de repetir su hazaña anterior.
Hayner: ¡Mierda, mierda y mierda!
La tierra tembló a su alrededor, y un enorme sincorazón negro surgió, acompañado por una legión de innumerables sombras. La noche llegó a Villa Crepúsculo, y todo pareció marchitarse a su alrededor.
Hayner: ¡No! ¡No perderé... hasta que encuentre a Olette!
Todos se replegaron al lado de Vivi y Pence, asediados por sus enemigos...
Seifer: Mierda, que me venzan estos bichos... Hayner, aunque no me creas... ha sido un honor pelear contigo...
Hayner: Lo mismo digo, Seifer...
Los sincorazón se abalanzaron sobre ellos...
Y Villa Crepúsculo fue tragada por la oscuridad.

 

Soy materia...
Soy antimateria...
Puedo ver vuestro pasado...
Puedo ver vuestro futuro...
Yo consumo el tiempo...
¡Y os consumiré a vosotros!



Capítulo 7. ¡Cásate conmigo!

Olette despertó entre suaves sábanas. Durante un segundo, pensó que todo había sido un sueño y que estaba durmiendo en su cama. Pero pronto miró a su alrededor y se dio cuenta de que no era así. Se hallaba en una habitación enorme, llena casi por completo de muñecos. En uno de sus lados se extendía un gran balcón.
Olette: ¿Qué sitio es éste...?
Se levantó y se dirigió al balcon. Vio que se hallaba a una altura tremenda del suelo. A sus pies se extendía un inmenso bosque, rodeado por montañas. Levantó la vista al cielo y recordó todo lo que había pasado.
Olette: Roxas... Sabía que no eras un sueño.
Se dio la vuelta, encaminándose hacia la puerta, pero ésta se abrió de repente. Un extraño ser, con algo que parecía una máscara de gas, le traía el desayuno.
Ser: ¡Sí, sí tenía razón! ¡La princesa está despierta! ¡Ve a llamar al señor Booster!
Olette. ¿Princesa?
El extraño ser le hizo una reverencia, tirando el desayuno al suelo.
Ser: ¡Oh, p-perdonad, princesa! ¡Iré a p-prepararos otro! ¡M-mi nombre es nº 2!
Olette: Qué nombre más raro... Yo soy Olette, y no soy una...
Pero la rara criatura no la escuchaba, se afanaba mucho en limpiar el suelo.
Nº 2. ¡Limpia, limpia! ¡Tiene que estar limpio antes de que llegue el señor Booster!
Pero antes de acabar, una explosión multicolor abrió la puerta, y se extendió hasta los pies de Olette una pequeña vía de ferrocarril. Un pequeño hombre barbudo entró montado en la locomotora de juguete.
Barbudo: ¡Saludos, princesa de las estrellas! ¡Yo soy Booster!

Roxas recuperó el conocimiento y tosió la tierra que tenía en la boca. Miró a su alrededor y se encontró en un enorme desfiladero de roca volcánica. de repente, sintió su mano húmeda. La miró y recordó con tristeza.
Roxas: Olette...
Cerró el puño con fuerza y recuperó la confianza.
Roxas: Te he hecho una promesa... y la voy a cumplir. Aunque primero debería saber dónde estoy.
Roxas comenzó a andar sin rumbo fijo. Pensó que quizás se acordaría de cómo usar los portales oscuros, pero sin ni siquiera saber dónde estaba lo veía difícil...
Mientras andaba, recordó todo lo que había pasado... su despertar, Kriza... Olette. Cómo la oscuridad casi invade su...
Roxas: ¿Corazón? No, no puedo usar esa palabra conmigo...
Entonces, ¿qué era aquello que sentía en su interior?

Olette: Eeehmmm... Encantada, soy Olette.
Booster: ¡Ooohh! ¡La princesa Olette que cayó del cielo!
Olette: ¡Que no soy una princesa!
Booster: ¡Claro que sí! ¡Sólo las princesas caen del cielo!
Olette: Las princesas... ¿caen del cielo?
Booster: En un cuento de mi mamá.
Olette empezó a pensar que ese hombre estaba un poco mal de la cabeza.
Booster: ¡Nº 1, 2 y 3! ¡Por fin tenemos excusa para comer pastel! ¡Celebraremos la boda esta tarde!
Olette: ¿Qué?
Booster: ¡Cásate conmigo, princesa!
Olette: ¡¿Qué...?! ¿Y por qué me iba a casar contigo?
Booster: ¡Para comer tarta!
Nº 1, 2 y 3: ¡Sí, señor Booster!
Olette: ¡Que no! ¡No quiero casarme contigo!
Booster: ¡Claro que sí! ¡Has caído en mi torre, ahora tienes que casarte conmigo!
Los tres sirvientes trajeron una enorme tarta que les costó meter por la puerta. Uno de ellos cogió un libro de cuentos y se dispuso a hacer de cura.
Nº 1: Estamos aquí reunidos para unir al señor Booster y la princeas Olette...
Olette: ¡¡Que ya basta!!
En el momento de su grito, unos cuantos sincorazón surgieron del pastel.
Booster: ¡Aaaahh! ¡Los monstruos-pasa!
Booster y sus secuaces se escondieron tras unas cortinas, y Olette retrocedió paso a paso hasta el borde del balcón. Los sincorazón se acercaron poco a poco a ella para lanzar su ataque final.


Capítulo 8. Un arma para salvar mi corazón.

Los sincorazón dejaron a Olette sin ninguna vía de escape. Cerró los ojos, y pensó que, ahora más que nunca, debía pelear hasta el final.
Booster: ¡Princesa, por favor, ayudadnos...!
El pobre Booster y su sirvientes se morían de miedo tras las cortinas, acechados también por unas cuantas sombras.
Olette cerró los puños con fuerza. No podía acabar todo así. Tenía que encontrar a Roxas, saber quién es, y por qué había aparecido en su corazón...
Y sin ni siquiera pensarlo, sin abrir los ojos, se lanzó sobre los sincorazón.
Sintió como si una luz naciera de sus manos, como si un extraño y dulce calor invadiera su cuerpo...
La llave espada deshizo a tres sincorazón de un solo golpe.
Olette abrió los ojos y la vio entre sus manos. Como había visto que la llevaba Sora. Una hermosa espada con forma de llave. Se sorprendió de lo poco que pesaba.
Rápidamente recuperó la compostura y, agarrando con fuerza la llave espada, y recordando sus clases de Struggle con Hayner, arremetió contra las sombras, que cayeron una a una ante el arrojo de Olette.

Roxas siguió caminando por aquel desfiladero de roca volcánica. Llevaba ya varias horas, pero no había visto ningún signo de vida, apenas unos matorrales.
Roxas: Ufff, no me va a quedar más remedio que usar un portal oscuro y esperar que caiga en algún sitio conocido...
Justo cuando iba a intentar usar su poder oscuro, aprendido con la Organización, notó el desprendimiento de unas piedras tras él. Se giró y, encima de un saliente del desfiladero, vio una figura.
Vestida completamente con un mono negro, sin cremalleras ni costuras, una hermosa chica de pelo verde y ojos iguales lo miraba. A pesar de su belleza, su mirada estaba vacía. Roxas no había visto nada igual desde Xemnas.
Roxas: ¿Quién eres?
La chica no contestó. Ni siquiera se movió. Roxas no pudo percibir ni un solo sentimiento en sus ojos verdes.
Roxas: Oye, no me gusta cómo me estás mirando. ¿Eres un incopóreo?
Sin mediar palabra, la chica empezó a caminar hacia él. Roxas sacó sus dos llaves espada, esperando el enfrentamiento. Por primera vez, la muchacha sonrió, y atravesó a Roxas como un fantasma. Roxas cayó al suelo exhausto, soltando sus armas. Tirado en el suelo, vio como la chica desaparecía por el desfiladero...

La habitación de la Torre de Booster quedó pronto en silencio. Olette sostuvo unos segundos más su llave espada y después ésta se desmaterializó. Booster y sus sirvientes salieron de su escondite, aún temblando, y corrieron hacia Olette.
Booster: ¡Princesa! ¿Estáis bien? ¿Os han hecho algo los monstruos-pasa?
Olette lo miró con una sonrisa en la cara. Aún no acababa de creerse lo que había pasado.
Olette: No, tranquilo. ¿Estáis vosotros bien?
Booster: Sísísísí... Lo sentimos, los monstruos-pasa nos dan mucho miedo... Ya no hay sitio en la torre donde estar seguros.
Olette: Tranquilos... No os separéis de mí, intentaremos salir de aquí.
Booster: ¡Subíos al tren! ¡Llega directo a la puerta! ¡Venga, venga!
Olette y los tres sirvientes se montaron cada uno sobre un vagón del pequeño tren, mientras Booster se disponía a conducirlo.
Booster: ¡Allá vamos!
Varios sincorazón aparecieron en la vía, pero el tren los atravesó a toda velocidad y se precipitó en las entrañas de la torre. Olette sonrió.
Olette: Voy a encontrarte...

Capítulo 9. Conversación.

Roxas recuperó el sentido y escupió la tierra que tenía en la boca. Su fuerza, que antes parecía haberle abandonado, le volvía poco a poco.
Se sentó en el suelo, con el gesto pensativo. Aquella chica... Nunca se había sentido tan inútil ante un adversario. Sólo cuando Xemnas le demostró una vez por qué era el líder de la Organización. Pero esa muchacha... Lo hubiera desconcertado incluso a él.
No era siquiera como un incorpóreo, que recuerdan cómo era tener corazón, y tenían por ello sentimientos, aunque falsos. Esa chica estaba vacía. Completamente.
Roxas: En fin, se ha ido y me ha dejado en paz. No sé qué quería de mí, pero espero que ya esté servida.
Se levantó y, con un simple gesto, abrió un portal oscuro delante de él.
Kriza: Qué hipócrita. Usas la oscuridad y sin embargo reniegas de ella.
Roxas ni se giró al oír la voz a sus espaldas. Respondió con indiferencia.
Roxas: Empezaba a preguntarme dónde te habías metido.
Kriza: ¿Qué te ha pasado? Pareces cansado.
Roxas: ¿Acaso esa chica no está relacionada contigo?
Kriza se sorprendió. ¿Qué chica...?
Roxas: Me da igual si trabajáis juntos o no, la verdad. No tengo tiempo para tus discursitos de “amamos la oscuridad”.
Kriza: ¿Acaso vas a ir a Villa Crepúsculo?
Roxas: ¿Por qué no debería hacerlo?
Kriza: Porque quizás no la encuentres, Roxas...

El tren se internó en el túnel principal de la torre, atravesando sin pausa la barrera de sincorazón que obstruía la salida. Varios de ellos saltaron sobre los vagones, pero Olette los envió al suelo de una patada.
Ya no era la misma. Confiaba más que nunca en ella misma, en su fuerza, en lo que era capaz de hacer. La llave espada... había acudido a ella porque ahora su corazón era más fuerte. Porque ahora tenía una razón para luchar.
Otros tres sincorazón, con forma de bufones, se lanzaron sobre Booster. Olette se lanzó a ayudarle, pero el tren llegó al final de la vía y el frenazo los tiró a todos por tierra. Por suerte, la colección de juguetes de Booster paró el golpe. Olette se recuperó rápidamente, sabiendo que aún seguían en peligro.
Olette: ¡Venga, rápido, levantaos! ¡Hay que salir de la torre!
Invocó la llave espada en su mano, dispuesta a luchar hasta el final. Se sorprendió. Era como si supiera hacerlo de toda la vida. La agarró con fuerza entre sus manos y fue abriendo brecha entre las filas de sincorazón. Pero daba igual. Por cada uno que caía, tres se levantaban. Empezó a notar el cansancio en sus manos.
Cuando los sincorazón-bufones se dispusieron a lanzar su ataque, un rayo de energía los barrió. Olette y los demás abrieron sorprendidos los ojos. Una pequeña figura se alzaba sobre las cajas de juguetes, con la mano derecha ¡¿desenroscada...?!
¿?: Al fin... es la llave...

Roxas: ¿A qué te refieres, Kriza?
Kriza: Los sincorazón ya han consumido el corazón de ese mundo. Ha desaparecido, consumido en la oscuridad.
Roxas apretó con fuerza el puño. Kriza esperaba que llamara sus espadas y se lanzara sobre él. Pero no lo hizo. Roxas levantó la cabeza y sonrió levemente.
Roxas: Ella está bien. Y Pence y Hayner. De algún modo... lo sé.
Cruzó el portal oscuro y lo cerró antes de que el sorprendido Kriza reaccionara.
Kriza: este chico... está lleno de sorpresas.
Y desapareció en las sombras. No se percató de unos ojos verdes, vacíos, que habían observado la escena desde lo alto del acantilado.

"El tiempo corre.
La esperanza se desvanece.
Ellos son los únicos que nos salvarán en la locura que se avecina.
O los que nos sumirán definitivamente en la oscuridad.
Ya está libre.
El Caballero Oscuro de Varda.
Debemos darnos prisa, mi buen amigo.
Las estrellas se sumen en la oscuridad.
Y nuestros corazones los acompañarán.
Espero que te lleguen estos pensamientos, mi buen rey.
Debemos llamar de nuevo a aquel que porta la Llave.
Y encontrar al los guerreros que comparten el corazón."


Capítulo 10. El elegido.

El rey Mickey leyó despacio la carta en su escritorio. Donald y Goofy esperaban con impaciencia que su rey les hablara. No había nombre ni dirección en la carta, pero Mickey sabía quién se la enviaba.
Mickey: Ansem el Sabio. Es de él.
Donald: Pero, majestad... Ansem desapareció en el Mundo Inexistente...
Mickey: Estoy convencido. Y el también se ha dado cuenta de lo que ocurre.
Los tres salieron al balcón, y miraron el firmamento.
Mickey: Ayer fue Villa Crepúsculo. Esto empeora por momentos. Debemos hacer algo.
Goofy: Pero, ¿quién controla a los sincorazón esta vez?
Mickey: No lo sé. Pero quizás Ansem lo sepa. Habla de un tal “Caballero Oscuro”...
Donald: ¡Buscaremos inmediatamente algo así en la Biblioteca! ¡Vamos, Goofy!
Goofy: ¡Ajiah!
Mickey: Yo saldré a buscar a Sora y los demás. Y después encontraremos a Ansem.
Donald: ¡Sí, majestad!
Mickey: Nos veremos en Vergel Radiante, amigos.
Y desapareció, camino de las Islas del Destino.

Sora corrió por la playa alegremente. Con las ganas que una vez tuvo de abandonar las Islas del Destino, y ahora no quería alejarse de ellas ni un segundo. Sobre todo por quien estaba allí con él.
Kairi le sonrió desde la orilla. Sora se lanzó a la carrera hacia ella, y se fundieron en un abrazo antes de caer al agua. Sus ojos se miraron, se clavaron hasta el alma del otro.
...Sora...
Sora acercó sus labios a los de Kairi, que cerró los ojos y le respondió...
...¡Sora!...
Un brusco golpe despertó a Sora, que se levantó dolorido. Mientras se tocaba el chichón, Riku lo miró con una sonrisa burlona, golpeándole más suave con el tronco.
Riku: Sigues tan holgazán como siempre.
Sora: Auhh... Sólo me he quedado un momento transpuesto...
Riku: Sí, ya... Pues te vas a hacer tú sólo la cabaña.
Kairi: ¿Cómo va la caseta, chicos?
Sora miró hacia la playa. Kairi se acercaba por la orilla, mojando sus pies en el agua. Sora quedó extasiado. Cada día estaba más...
Riku: ¡Eh, alelao, reacciona!
La voz de Riku sacó a Sora de la ensoñación.
Kairi: Déjalo, Riku... Ya sabes que a Sora nunca se le ha dado bien el trabajo físico.
Riku bajó la cabeza y le susurró a Sora.
Riku: Oye, ¿te decides de una vez, o acaso me cedes el turno?
Sora: ¡C-Cállate...!
Kairi: ¿De qué habláis?
Pero antes de poder decir nada, una pequeña figura apareció entre Kairi y los chicos.
Sora: ¡Ey...! ¡Majestad...!
Mickey: Lo siento, amigos... pero os necesitamos.


Capítulo 11. Héroe de madera.

La figura de la torre de muñecos volvió a enroscarse la mano, y dio un magistral salto hasta Olette y su grupo. Ella pudo verlo con claridad. Un simple muñeco de madera, de poco más de medio metro, les había salvado de los sincorazón.
El juguete cayó suavemente a pies de Olette. Vestía una capa y un gorro azules, y un rizo de falso pelo rojo. De haberlo visto tirado en un rincón, nunca le hubiera llamado la atención, excepto por una cosa. Sus ojos estaban llenos de vida.
Antes de iniciar las presentaciones, un temblor sacudió toda la torre. Booster y los suyos se agarraron con miedo a Olette, pero el muñeco sólo se limitó a mirar a su alrededor.
Las puertas se cerraron, quedando el grupo atrapado. Una enorme caja sorpresa cayó desde lo alto, tirando al suelo a Olette y los demás. La figura de azul se limitó a saltar, conociendo lo que iba a pasar.
Un enorme sincorazón surgió del interior de la caja. Olette se repuso y agarró con fuerza la llave. Pero el muñeco de la capa ya se había lanzado al ataque.
Olette: ¡Espera, no vayas tú solo...!
La furia del ser de madera impresionó a Olette. El sincorazón, aunque estaba quieto, unido a la caja, atacaba desde lejos con rayos. El muñeco contraatacó con un veloz movimiento, un fuerte puñetazo que derribó la cabeza del sincorazón. Pero, al estar unida por un muelle a la caja sorpresa, la cabeza rebotó con fuerza y golpeó al guerrero de madera, que salió despedido contra la pared. Olette llegó a tiempo para cogerlo.
Olette: ¡Uuff! ¡Ha estado cerca!
¿?: Gracias, no me esperaba ese ataque...
Olette: ¡Venga, hagámoslo a la vez!

Lerión: ¿Y ahora qué?
Kail: Ese rey ya se ha puesto en marcha, y lo que es peor, ha ido en busca del criajo de la espada.
Lerion: No es el quién más me preocupa, hermano.
Lanzó unas hojas sobre la mesa.
Lerion: Una figura, completamente enlutada, volvió a los sincorazón contra mí en Tierras Caóticas.
Kail: Los sincorazón se alían con los más fuertes de corazón.
Lerión: Esta vez no. Ese chico de pelo azul... Los dominaba porque sabía que ellos nunca podrían arrebatarle el corazón.
Kail: Un incorpóreo...
Lerión: No. Un ser nacido sin corazón...

Ahora era el muñeco el impresionado ante el arrojo de Olette. Ésta saltó hacia el sincorazón, golpeando con fuerza su cabeza. Cuando el sincorazón intentó repetir el contraataque anterior, el muñeco lo detuvo y lo estampó contra el suelo. Olette saltó con furia y dio la estocada final al enemigo.
Las sombras se desvanecieron, y un brillante corazón se elevó hasta desaparecer.
Olette se dejó caer al suelo, exhausta por la huída y el combate. Su ropa estaba rota y sucia, pero se sentía mejor que nunca. Una sensación de libertad y fuerza la invadía.
¿?: Ha sido un buen combate. Te manejas bien.
Olette: Je... Pues tú no te quedas corto.
Le tendió la mano con una sonrisa.
Olette: Mi nombre es Olette.
¿?: Encantado. Yo... En fin, puedes llamarme Geno.


Capítulo 12. Presentaciones.

Olette: ¿Eres... un muñeco?
Geno: No, me temo que es algo más complicado. Este cuerpo es prestado.
Olette: ¿Qué?
Geno: Me introduje en este muñeco, Geno, el más fuerte de ellos. Realmente, yo no tengo cuerpo.
Olette: ¿Entonces qué eres?
Geno: Soy un pedazo de luz de los corazones de quien pide un deseo a una estrella.
Olette no entendía nada de lo que le decía, pero sabía que ese ser, fuera lo que fuera, tenía un corazón fuerte.
Booster y sus sirvientes salieron de su escondrijo y corrieron al encuentro de Olette.
Booster: ¡Princesa, princesa! ¿Estáis bien?
Olette: ¡Te he dicho que no soy una princesa, ni me voy a casar contigo!
Booster: ¡No importa! ¡Como has derrotado a los monstruos-pasa ya tenemos excusa para comer tarta!
Geno: Olette, ¿no? ¿Eres la elegida de la llave espada?
Olette: ¿Eh? No, yo sólo... En fin, supongo que tengo una llave espada, pero no soy la elegida de la luz. Ése es Sora.

Mickey: Esto se nos escapa de las manos.
Kairi: ¿Son los sincorazón?
Mickey: Sí. Alguien debe de haber recuperado o copiado la máquina de Xehanort.
Sora: ¿Alguna pista?
Mickey: Esta carta de Ansem el sabio. Habla de un tal Caballero Oscuro de Varda.
Kairi: ¿Y quién es ése?
Mickey: No lo sé. Para eso necesito vuestra ayuda.
Riku: Yo buscaré por los mundos.
Kairi: Yo me quedaré en Vergel Radiante en el ordenador.
Sora: ¿Y yo?
Mickey: Ansem hablaba de unos “guerreros que comparten el corazón”. No lo entiendo, pero cuento contigo para desentrañarlo.
Sora: Siempre me toca a mí el trabajo sucio...
Riku: Alguna vez en tu vida tenías que trabajar...
Todos menos Sora se rieron con ganas.
Mickey: Cuento con vosotros, amigos.

Geno: Bueno, eres una maestra de la llave espada, eso es lo que importa. Vente conmigo, necesitaré tu ayuda.
Olette: Yo sólo... quiero encontrar a una persona...
Geno: Quedándote aquí no lo harás. Yo te ayudaré.
Olette miró su ropa rota.
Olette: Bueno, tendré que cambiarme antes...
Booster: ¡No es problema! ¡Nº 2, tráele ropa de calle a la princesa!
Nº 2 le trajo un montón enorme de ropa, que le dejó en una pequeña habitación.
Olette: En fin, espero que algo me quede bien. ¡Ahora salgo!
Y se metió en el cambiador, mientras unos vacíos ojos rojos observaban la escena desde varios pisos más arriba, con una sonrisa hueca en la cara.

Abrí los ojos y no vi nada.
Lancé una súplica al cielo y no obtuve respuesta.
Te llamé y tu nombre se hizo polvo.
Ya no tengo nada.
Ni mi corazón...
Ni mi alma.
Sólo tu recuerdo.
Y se perderá conmigo en la oscuridad.


Capítulo 13. Luth.

Beiras: ¿Estás bien?
La chica despertó de su ensoñación y se giró hacia su compañero.
Luth: Lo siento, sólo estaba...
Beiras: Beiras se sentó con ella y la abrazó con fuerza.
Luth: Todo lo que perdimos...
Beiras: ¿Te arrepientes alguna vez de lo que hiciste?
Luth lo miró fijamente, y por primera vez en mucho tiempo sonrió.
Luth: Nunca...
Hayner: ¡Ejem!
La escena quedó cortada por Hayner y Pence, que los miraban impacientes.
Hayner: No quisiera interrumpir algo tan bonito, pero... ¿podéis decirnos qué vais a hacer con nosotros?
Beiras se giró ligeramente cabreado hacia él.
Beiras: Niño, te hemos salvado el culo en Villa Crepúsculo, trátanos con más respeto.
Hayner: Antes explicadme de una vez qué tenéis que ver con Olette...
Luth: Es una historia muy larga...
Pence: No vamos a volver a casa en un tiempo...
Beiras: Creedme, manteneos al margen. Vuestra amiga... está en una situación delicada.
Luth: Olette sólo es un peón en este juego. Como nosotros.
Hayner: ¿Y Roxas?

Geno: ¡Aquí está mi nave!
Olette levantó los ojos y vio la nave gumi de Geno. De haber sido más pequeña, hubiera supuesto que era un juguete. Pero ese día ya había aprendido algo sobre las apariencias...
Olette: ¿Con esto... viajaremos a las estrellas?
Geno: Oye, esta nave ha aguantado lo suyo...
Olette: ¡Perdona, perdona!
Booster: ¡Adiós, princesa! ¡Volved a visitarnos...!
Olette se montó en la nave. Era más espaciosa de lo que parecía por fuera.
Geno: En fin, pongámonos en marcha.
Olette: Oye... ¿Podríamos hacer una parada en un mundo llamado Villa Crepúsculo?
Geno: ¡Claro! Lo buscaré en el sistema de navegación...
La nave arrancó y Olette se precipitó contra el sillón. Cuando se estabilizó, miró por la ventana y observó todo el firmamento. Olette se preguntó cual de esos sería su hogar.
Geno: Qué raro...
Olette: ¿Qué pasa?
Geno: Villa Crepúsculo... No aparece en el sistema...