—No lo sé, pero no podemos quedarnos quietos aquí. Dudo que la mina vaya a estar dentro de esa casita de ahí —ese comentario por algo absurdo era cierto. No era posible una mina ahí.—. Mejor seguimos.
—Creo que adentrarnos de nuevo en el bosque no nos llevará muy lejos... ¿probamos por allí?
Entonces soltó, aconsejándonos quizá una dirección nueva, un nuevo posible camino que quizá podamos o no acertar que iba a nuestro primer objetivo: encontrar esa mina que parecía costarnos. Se resistían las señales de una mina por los alrededores pero, ¿no deberían al menos darnos un mapa o algo? Imaginé pasarme un día entero buscando la mina mientras miraba a Bavol esperando que decidiera si quería ir por allí o por otro lado.
—Claro, ¿por qué no?
—Espero que acertemos y la encontremos pronto...—dije mientras seguía al dueto mirando alrededor por si había alguna pista o algo que nos guiara. Pero aceleré el paso para ponerme más cerca tras examinar el lugar con la vista.
El camino rocoso que alguna que otra piedra se metió en mi calzado parecía indicar que el paisaje de ese mundo era algo drástico. Pasábamos de una llanura floreada con un castillo a un bosque frondoso a un lugar casi al borde de ser un desierto de rocas y dolor de pies.
Intentaba no caerme para evitar romperme las medias de una tonta caída en un suelo que parecía tan áspero y duro que dolería sentarse ahí.
—Eh… ¿tenéis pensado alguna estrategia para acabar con La Maquinista? —Entonces soltó algo que era para preocuparse, no habíamos planeado estrategia.—. Lo que a mí se me da mejor son los hechizos: Piro, Hielo, Aqua… Excepto los hechizos eléctricos, no me llevo muy bien con la electricidad —entonces me miró como si yo tuviera la culpa. ¡Que yo sepa él ya tenía miedo de por sí y yo solo le quise ayudar!
—Creo recordar que te dije que te iba a ayudar, pero parece que no pones empeño por tu parte. Yo por otro lado solo me apunté por la curiosidad. Es decir, se me da bien las máquinas y esas cosas quizá sirva algo de ayuda.
Seguimos caminando sin ningún problema, pensaba en cosas peores como ser asaltados por forajidos o sincorazón pero al parecer la suerte estaba de nuestro lado.
—¡Mirad ahí!
Seguí a Bavol mientras pensaba en algunas cosas, ¿esta misión será perfecta para mi? Solo pensaba en saber quien era esa "Maquinista" pero quería saberlo. Después de todo la mecánica se me da bien por lo que no tendría problemas contra alguien con máquinas, o eso creía.
Cuando entramos, solo estaba iluminado lo que entraba de la cueva. Cada vez nuestras siluetas se ocultaban en la oscuridad. Tenía miedo nada más entrar. Todo se iba. ¿Todo? Quizá me hubiera sorprendido si no fuera por la pregunta curiosa de Bavol de antes y lo que contestó el pequeño azul y ahora brillante Fyk.
Antes de soltar un comentario o consejo de volver ir a por ramas secas e intentar hacer una antorcha, ya teníamos a una linterna viviente. Así que esperando a mis compañeros y la posible reacción de Bavol... Seguimos hasta un callejón sin salida aparente.
Allí pude ver un tipo raro de vehículo, por una posible rueda gigante delante del todo y supuse la existencia de una menor trasera debido a como estaba, no dudé en examinarla con la mirada. Apreté la mano mientras me aguantaba las ganas.
—No sabéis lo que daría por tener una caja de herramientas, es una preciosa obra. ¿Funcionará?—me acerqué al vehículo, pensando en cómo serían sus partes: el motor, la grasa y el aceite, las chapas metálicas, tornillos y tuercas.—Voy a ver si puedo sacar algunas piezas con las uñas o el motor en sí. Si es que lo encuentro...
Pero básicamente me dediqué a jugetear como una niña pequeña con un regalo que tanto ansiaba. Era como un pequeño paraíso que quería desmontar lentamente. Hasta se me caía la baba de lo emocionada que estaba.