[Necrópolis de la llave espada] Aprendiendo del pasado
Publicado: Dom Nov 29, 2015 3:38 pm
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Había pasado una semana desde que El Castillo del Olvido había desaparecido devolviendo a Tierra de Partida a su forma original, aunque aún así aquel enorme sincorazón, el Alfa había dejado grandes cicatrices a lo largo del paisaje del mundo; huellas, árboles tirados por doquier, marcas de zarpas enormes… . Todo iba volviendo a la normalidad lentamente, pero aquellas marcas eran ahora un recuerdo sombrío de lo que había ocurrido allí, ahora que las cadenas habían desaparecido de vez en cuando aparecían sincorazón por el lugar, por lo que los aprendices y Maestros no solo estaban centrando sus labores en la reconstrucción del Castillo (iba a ser difícil, puesto que una de las torres había caído), sino que además tenían que permanecer alerta ante cualquier indicio de sincorazón que pudiese indicar la presencia de otro Alfa cerca, lo que sería a ciencia cierta letal. Obviamente, tampoco se podían descuidar los mundos, y ahora menos que nunca. La Caída de Villa Crepúsculo no había sido como la de Vergel Radiante cuyo mundo solo había sido invadido. Aquel había sido devorado hasta el último resquicio de su luz. La estrella que brillaba en el cielo nocturno con aquel tono anaranjado había dejado de existir. Muchos aprendices eran de allí, y obviamente no se lo habían tomado muy bien. Amigos, familiares, vecinos… Muchos de sus conocidos estaban ahora muertos, o convertidos en sincorazón. Otros muchos se habían salvado, pero era obvio que no todo el mundo había corrido aquella suerte…
Lo malo es que ahora esa gente vivía en Ciudad de Paso, no había otro lugar donde pudiesen ir pese a que aquel mundo era dominado por Palamecia y sus secuaces. Era algo preocupante, él manipulaba la información como se le antojaba. Todo aquel mundo nos odiaría, estaba seguro de ello. Los Villanos Finales debían ser erradicados de una vez por todas, aunque tal vez era más urgente tratar el tema de Aaron. Joder, nos salían enemigos de debajo de las piedras.
Como había acabado la guerra me había ofrecido voluntario (con el permiso de Nanashi, Ariasu, Ryota y Shinju) para ayudar a los aprendices de Tierra de Partida con las obras para hacer algo con el deprimente aspecto del castillo, aunque obviamente eso no significaba que me hubiese ido definitivamente a Tierra de Partida, simplemente me sentía en cierta medida responsable de la destrucción de aquel lugar, además lo veía como una forma de afianzar la buena fe de nuestra orden desde aquel momento en adelante y de redimir mis crímenes contra los aprendices de aquella facción de los Caballeros. Todavía les debía una disculpa a Fátima, Malik, Saxor, Nadhia, Light y muchos más. Por suerte para mí, jamás había tenido que cargar con el peso de la culpa de la muerte de alguno de aquellos aprendices, aunque pese a eso sí que estuve dispuesto a ello en más de una ocasión, algo que me habría pesado para siempre en la conciencia ahora que sabíamos la verdad sobre el apuñalamiento de Ryota.
Aquel tal Aaron era el responsable. Él, Andrei y Chihiro lo eran, ellos debían ser los que pagaran por sus crímenes.
Cargué con varios sacos llenos de cemento por los pasillos hacia el exterior de lo que una vez había sido mi hogar, hacía mucho que no pisaba aquel lugar y ahora entendía por qué me sentía tan incómodo allí dentro todo el tiempo. No solo era que las cadenas eran un repelente contra sincorazón, algo que seguramente me afectaba negativamente, pero que no llegaba a herirme gracias a mi lado humano, también estaba aquel Guía, no me extrañaría que hubiese estado mirándome todo el rato desde el Castillo del Olvido, algo que me resultaba ahora que lo pensaba inquietante, al fin y al cabo él debía saber desde el principio lo que yo era en realidad… Incluso podía apostar que conocía el motivo de mi amnesia y lo que era Alexander cuando yo no era más que un recién llegado. El Guía podía saber todo sobre mí, incluyendo las cosas más íntimas. Eso debía hacerse sentir a uno muy incómodo, eso seguro.
Por el camino me crucé con varios de los que habían abandonado Bastión Hueco, no tenía nada contra ellos. Era su decisión, antes sí que me habría enfadado muchísimo con ellos… Pero ya no merecía la pena. Levanté la mano que tenía libre y sonreí hacia la parejita de tortolitos y continué mi camino. Al menos alguien era feliz tras lo ocurrido en aquel horrible lugar.
Habían pasado muchas cosas buenas y malas, muchos habían cambiado y a pesar de no haber vivido las pruebas a las que se habían sometido los otros no podía evitar pensar que nuestra lucha durante tres días contra la horda de sincorazón había sido también una forma de fortalecernos, no solo físicamente, también mentalmente. No todo el mundo sería capaz de pelear durante tres días sin apenas descansar, sin poder comer ni beber más de lo que Fátima convocaba con sus hechizos. Mi voluntad estaba impecable, y estaba más seguro que nunca que Bastión Hueco era el lugar donde debía estar. No había otro lugar donde yo pudiese ser más feliz.
En ese momento, pude ver a Light Hikari también ayudando en la reconstrucción del castillo. Una señora mayor que si mal no recordaba era la abuela del aprendiz se alejó pasando por mi lado, la seguí con la mirada distraído, con algo de curiosidad. Por lo que sabía de la familia de Light sus padres habían sido ambos portadores por lo que su familia llevaba por lo menos tres generaciones pasándose la Llave Espada de padres a hijos contando a aquella mujer.
—Siempre igual. Siempre dando por culo. ¡Maldita oscuridad!
No pude evitar soltar una risilla por lo bajo al ver como el aprendiz asestaba una patada al gran bloque de piedra que tenía al lado haciéndose daño en el pie y dando varios saltitos dignos de una comedia. Eso le pasaba por maldecir la oscuridad tan a la ligera.
—Eh, Hikari —llamé al aprendiz—. El Maestro Ronin me ha pedido hace un momento que te diga que nos toca tomarnos el día libre —informé dejando los sacos junto a un montón más que había estado llevando para allí durante todo el día. Estaba sudando como un cerdo y tenía el pelo y mis pantalones llenos de polvo, cemento y suciedad en general. Seguramente oliese como Derhe Yeno tras un entrenamiento con la Maestra Lyn en un caluroso día de verano.
Me había acostumbrado a llamar al líder de Tierra de Partida como “ese tuerto”, o simplemente Ronin, por lo que empezar a llamarle Maestro de nuevo suponía en parte un gran esfuerzo. Además, todavía estaba el tema de haber tratado de utilizar a Gárland como arma. No podía olvidarme de aquello, nadie podría olvidar lo que nos habíamos hecho los unos a los otros. Pero aquel era un momento de transición, y debíamos preocuparnos por labrar un futuro para todos. Que cada uno tuviese ideales distintos no significaba que tuviésemos que odiarnos ni pelear, podíamos llegar todos a un acuerdo dialogando. El Ragun digital y aquel Light alternativo habían sido sin duda claros ejemplos de que la paz era posible, incluso si nos habíamos odiado, incluso si nuestras maneras de pensar eran como el agua y el aceite.
Sabía de sobra que no nos llevábamos bien en el mundo real, de hecho era obvio que nunca le había gustado mi presencia, y se podría decir que sentía lo mismo por él desde que nos vimos el día que abandoné Tierra de Partida. Sin embargo, no podía decir que me cayese mal. Mucho menos desde que tenía los recuerdos de mi copia digital.
Ya era hora de enterrar el hacha de guerra y tender una mano a nuestros camaradas.
—De acuerdo, gracias por avisar —contestó, denotando cansancio en el rostro.
Sostuve la mirada del aprendiz unos instantes con algo de tensión en mi rostro, sin embargo traté de relajar mi expresión, si queríamos que la tregua funcionase debía tragarme cualquier tipo de orgullo, alguien debía dar el primer paso. Debía proteger Bastión Hueco, y un medio para ello era de alguna manera ganarse la confianza de Tierra de Partida… Y viceversa.
Light parecía deprimido, no lo decía. Pero no había que ser un genio para darse cuenta de aquello. El aprendiz se sentó en el césped cabizbajo.
—¿Qué tal te encuentras? —pregunté con un tono calmado y conciliador, me agaché a su lado—. Sé muy bien cómo se siente al perder tu mundo de origen. —Más bien Alexander lo sabía, al fin y al cabo él había visto morir su hogar. Pero sus recuerdos formaban parte de mí, sabía de sobra la amargura que se sentía al ver como la oscuridad se tragaba todo, como uno debía dejarlo todo atrás para salvar el pellejo.
—Podría haber sido peor. —Tras unos segundos de silencio alzó la cabeza para mirarme directamente—. Mi abuela está viva, no te puedes imaginar el alivio que sentí al enterarme. Solo espero que la familia de Nadhia y otros estén bien.
Cierto, Nadhia. No había sabido nada de ella, sabía que había ido al pasado y había luchado contra el Coloso también, sin embargo desde que habíamos vuelto no había tenido más noticias suyas. No tenía ni idea de cómo se lo había tomado, siquiera sabía si su hermano y sus padres seguían con vida. Bajé la mirada con algo de tristeza. Si tan solo hubiésemos sido más rápidos, más fuertes… Si hubiésemos sido dignos desde el principio…
—Nanashi me ha hablado sobre el Santuario de la Reminiscencia en los entrenamientos —dije de pronto, tratando de cambiar de tema tras unos incómodos segundos—. Es un lugar de culto, para aprender de los errores del pasado y poder avanzar hacia el futuro, además… En ese lugar hay información importante sobre “él”.
—¿Él? Te refieres a…
— Creo que debemos aprender más sobre Aaron —interrumpí—. La información es tan letal como una espada bien afilada, si se sabe utilizar.
—Sí, ¿por qué no? Si es tan peligroso nos vendrá bien recabar más información.
—Solo hay un pequeño problema. Aparentemente no se puede ir y pasearse por el Santuario como Pedro por su casa, hay una puerta que solo se puede pasar haciendo una prueba, y para iniciar la prueba necesitamos alguien que la haya superado ya. —No sabía si ya sabía sobre aquello—. No pretendo forzar una amistad contigo, Light. Sé que lo que hemos hecho en el pasado no se olvida fácilmente, tanto por un lado como por el otro. Pero estamos juntos en esto, y juntos debemos acabar con los planes de Aaron. Vengaremos Villa Crepúsculo juntos, y también pagará por sus crímenes contra nosotros, por habernos llevado a una guerra que nadie quería, por no habernos permitido dejar atrás nuestras diferencias cuando pudimos hacerlo en La Red y… Por Kazuki también, creo que le habría gustado vernos ahora.
>>Quien sabe, quizás cuando todo esto acabe Tierra de Partida y Bastión Hueco puedan sentarse a debatir pacíficamente sobre nuestras ideologías y llegar a un acuerdo. Mientras tanto, nosotros seguiremos en Bastión Hueco evitando que los sincorazón lleguen al corazón del mundo, y tratando de que no salgan en masa hacia otros mundos. Lo creáis o no, no solo hemos estado “profanando” ese mundo en estos años. Además… Esos sincorazón, la mayoría fueron los habitantes del mundo. Quizás encontremos una manera de… Convertirlos en humanos una vez más, solo es cuestión de tiempo. Quizás eso que Saeko entregó a la Maestra Lyn lleve dentro todas las respuestas.
Al menos eso me gustaría creer. Aquellos momentos de paz eran agradables. Nadie quería ser un soldado. Nadie. Ni siquiera a mí me agradaba la idea de matar, pese a que tampoco me negaba a hacerlo. Simplemente estaba enfadado. Frustrado por la oportunidad de llevarnos todos bien que habíamos perdido.