Suck your blood (remix) - Kill la KillUnas alas negras surgieron de la espalda de mi querida amiga. Con un par de aleteos alzamos nuestro vuelo hasta la estancia en la que los cats habían estado mirando hasta momentos antes tras el cristal ahora roto. Varias plumas negras y blancas se entremezclaron en una pequeña danza mientras se desvanecían.
Me sentía bien, diferente. Un sentimiento reconfortante que me obligaba a sonreír. Nadhia parecía también disfrutar de aquel poder intercambiado, pues una sonrisilla pícara dejaba entrever que... ¿Se lo estaba pasando bien?
¿Quizás era eso lo que corrompía a los que experimentaban aquel poder? Me mordí el labio tratando de recomendarle no excederse al no estar acostumbrada, sin embargo me mantuve en silencio.
<<
Está bien>>
Bajamos las escaleras encontrándonos en aquella especie de hospital otra vez. No nos detuvimos y recorrimos los largos e infinitos pasillos blancos hasta que dos guardias armados con unos fusiles de asalto nos apuntaron. ¡Toda la nave debía estar en alerta máxima ya!
—
¿Dónde está el moguri? —preguntó Nadhia tratando de sacarles aquella información por la fuerza.
Los guardias no hablaron, apuntaron y empezaron a apretar el gatillo, pero no lo hicieron.
—
¿Acaso no me habéis oído? ¿¡Dónde está!? —les gritó. Los guardias se retorcieron de puro terror abandonando sus armas, uno de ellos cayó cuando trató de escapar.
Me aproximé a él con una sonrisa triunfante brillando con la fuerza de un millón de estrellas, la luz de mi amiga.
—
Responde —dije cortante secundando la orden que Nadhia les había dado.
—Sector 8, piso 7, celda número 202 —tembló el hombre antes de soltar un grito ahogado y salir corriendo de puro terror.
—
Serías una gran afín a Oscuridad, ¿lo sabías? —sonreí a Nadhia—.
Nosotros estamos en el Sector 9, piso 7 también. Una zona residencial —señalé un cartel en una intersección del pasillo donde se veía el mapa de toda la enorme nave.
>>
Parece que no es lejos, vamos.
—
¿Os vais tan pronto? —interrumpiéndonos el paso, un hombre se dejó ver.
Su semblante era serio y elegante hasta un extremo impresionante, era como si brillase por sí mismo. No pude evitar soltar una especie de exclamación por la sorpresa.
Era muy alto, llegando al metro noventa aproximadamente y su piel era tan blanca como la nieve. Su cabello, del mismo color que su piel era lacio y liso, y sus ojos tan rojos como el fuego del infierno. Parecía bastante joven para tener canas. Su rostro era sereno, calmado y muy, muy frío. Tanto como un témpano de hielo. No se veían emociones en su rostro manteniendo una constante cara de póker que hacía imposible leer sus intenciones.
Su ropa consistía en una larga chaqueta negra llena de medallas y emblemas de los cats que llevaba cerrada y abrochada hasta su cuello y que caía hasta la altura de sus rodillas, también llevaba unos pantalones elegantes del mismo color y unos preciosos zapatos a juego.
También se podía ver un símbolo en concreto que reconocí al momento ya que mi armadura también mostraba dicho elemento.
En cuanto lo vi, algo se revolvió dentro de mí ansioso. Era como si Alexander tratase de volver a resurgir para dominarme, sin embargo aquella vez no lo logró. La Luz de Nadhia era lo suficientemente poderosa como para mantenerle a raya por ahora.
Le conocía, estaba seguro. Conocía muy bien a aquella persona, pero no podía recordarle. Me armé de valor y me dirigí a él:
—
¿Quién eres?—
Whitecat —contestó con simpleza antes de señalarme con su dedo índice—.
Soy el padre de quien has devorado, aunque técnicamente ahora tu eres él y por tanto mi hijo en su lugar —sin embargo, aunque decía ser el padre de Alexander no parecía emitir ninguna clase de odio hacia mí, por sorprendente que pareciese.
Di un paso hacia atrás y me coloqué en guardia a punto de atacarle
—
¿Es que vais a intentar volver a llevarnos a ese lugar y hacernos pelear contra nuestra voluntad? —pregunté enfadado.
—
No. Ya hemos comprobado lo que queríamos, ordenaré a los guardias que os dejen marchar a los dos... Y a ese moguri —tras eso, clavó sus ojos en Nadhia, que aún desbordaba oscuridad—.
Seríais unos excelentes miembros de nuestra humilde organización, si lo deseaseis podríais ingresar y vivir con nosotros de inmediato.—
Me rehuso —no tardé ni un solo segundo en contestar negativamente.
—
Una lástima —suspiró—.
Creo que ese guardia que acaba de escapar os confesó donde está ese amigo vuestro, ¿cierto? Id a por él y no olvidéis que las puertas de esta nave están abiertas para vosotros si algún día cambiais de opinión.>>
La próxima vez seremos mejores huéspedes, os lo aseguro.—
¿Es que no sientes nada? —grité—.
¡Maté a tu hijo! ¡Le robé todo! ¿Por qué no me odias? —realmente estaba molesto, ¿no se suponía que los padres amaban a sus hijos? ¡No sentía nada de amor por su parte! Era como... Un incorporeo, pero él no era eso. Podía sentir que él tenía un corazón.
¿Por qué era tan frío hasta un extremo que asustaba? ¿Dónde estaba la humanidad que debería tener? Aquella persona... ¿Era realmente la familia que había estado buscando? Yo desde el principio había tratado de recuperar mi memoria, la memoria de Alexander sin saberlo. Creía que una cálida familia me esperaría en algún lugar, que me aceptaría. Que llorarían de la emoción al verme, pero la verdad era bien distinta a lo que querría.
No había una familia feliz, no existían. Por haber no había absolutamente nada. Mis ilusiones estaban rotas, mi objetivo... Recuperar la memoria... ¿De qué servía? Ni siquiera eran míos aquellos recuerdos.
—
No, no siento nada —admitió con frialdad. Incluso yo sentí como si mi corazón se hiciese añicos con aquella respuesta—.
Simplemente derrotaste a alguien más débil, algo completamente válido. Un mundo mejor necesita personas mejores. Los débiles no son necesarios en este universo. El fuerte se alimenta de los débiles para que estos puedan evolucionar y aproximarse a la perfección.>>
>Y ahora si me disculpais...Mis piernas temblaron cuando se giró y empezó a alejarse por el pasillo hasta perderse de vista. Quise decirle que no se marchase, creía que mi familia, la familia de Alexander le echaría de menos pero... No me esperaba aquello. Si yo era un "Príncipe" y él mi "Padre"... ¿Aquella persona era el líder de los cats? Demasiados pensamientos a la vez, demasiados como para comprenderlos todos.
Era decepcionante. ¿Por qué había luchado todo aquel tiempo? Yo no esperaba aquello. Me sentía traicionado.
Miré a Nadhia sin saber que cara poner, me había puesto pálido como un fantasma. Abrí la boca, pero no dije nada hasta al cabo de unos segundos:
—
Vamos a por Tandy —dije con voz temblorosa.
Me enderecé haciendo que la herida que me había provocado Nadhia con su Ira de Lucifer se abriese de nuevo manchando mis ropas de rojo. Traté de hacerme el duro, como si aquello no doliese, como si no estuviese doliéndome por dentro aquel encontronazo.
Y empecé a caminar hacia donde el Moguri nos esperaba.