[Ciudad de Paso] Atracción Fatal

Encuentro de Nadhia, Xefil y Light

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Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro

Re: [Ciudad de Paso] Atracción Fatal

Notapor EspeYuna » Jue Ene 10, 2013 7:20 pm

Aquel nítido y reconfortante tacto de sus labios en mi mano.. aquellos que dejaban escapar en una suave melodía mi nombre.. ¿mi.. mi nombre?

Nadhia


¿Nadhia? ¿Quién es N.. ?Así es, yo no me llamo Evan.., ella no es, no.. mi nombre. ¿Puede que fuese con el que fui desterrada del paraíso? Desde el primer día que recibí sus inocentes halagos, seguidos de un cálido beso en la mano.. sentí que el nombre con el que había sido otorgada la noche de mi nacimiento carecía de significado alguno. A pesar de que él siempre gritaba al cielo lo hermoso que le parecía "Evangeline".. para mí, aquel nombre estaba ligado a mi destino, a mi sino.. a mi fatalidad.

Tras besarle en la mejilla, comprobé cómo Cédric cerraba los ojos, expresando el más vivo rostro de felicidad, reclamándome con ese bello nombre una y otra vez. ¿Quién eres...? Evangeline.. por favor, él no es.. Cédric, llévame de nuevo contigo. Deshaz este conjuro que me mantiene presa.

Sus fuertes brazos se deslizaron por mi cintura, y un reconfortante cosquilleo invadió mi cuerpo. Sus caricias, el cómo me miraba mientras jugaba inocentemente con mi pelo.. pensé que jamás volvería a sentir la felicidad.


No podría nunca, mi amor…


No. Él jamás me traicionaría. Mis hermanos se equivocaban. Madre Estrellada me fue otorgada de su propia mano para permanecer a su lado y huir. A un lugar donde mis ancestros jamás pudiesen castigarme por desear a un ser impuro. Pues un ser como yo no podía... no. No tenía derecho a vivir como los mortales.

Sus labios poco a poco fueron acercándose a los míos. Cerré los ojos, recibiendo el dulce néctar del pecado.


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Y allí me encontraba, probando por primera vez el tan conocido gesto de amor. Mis manos, mis labios.. no respondían a las órdenes de su auténtica dueña. Aquella persona que hacía llamarse Evangeline había poseído mi cuerpo. A pesar de que era capaz de pensar, sabiendo que quien se encontraba encima mía era Xefil, no Cédric.., Cédric, mi amor.. mi vida, mi todo.. intentando luchar contra esos extraños cosquilleos que invadían mi estómago, haciéndome sentir mil y un escalofríos.. no pude. No era capaz..

No podía controlarme.


Porque el amor es el sentimiento más fuerte que rige el intersticio de los mundos. Así mismo lo decía mi libro, Armonía y Caos, en unas pocas líneas, refiriendo esa naturaleza como lo más hermoso que un ser humano podía experimentar, el cual era capaz de vencer incluso la más poderosa oscuridad del corazón. Yo jamás había sentido nada similar a aquello.

Sabía que no eran míos. Que pertenecían a Evangeline. Xefil en realidad no me quería, y Cédric a quién amaba era a Evangeline. Esos besos eran tan sólo una farsa para mi pobre corazón. Pero.. ¿por qué?

¿Por qué no podía parar?


No quería separarme de esos labios. Escuché replicar las campanas del Distrito en la lejanía, cuyo poderoso sonido llegaba a nuestros oídos como inocentes campanillas de cristal. Toda la preocupación, la ira que sentía hacia el moguri que había maldecido a Xefil y a Light.. el deseo de conseguir aquel arco, incluso. Todas esas minucias me parecían una soberana estupidez teniendo en mi poder el corazón de Evangeline.

Quería que esos sentimientos fueran míos.


Míos y sólo míos.


Te amo… Nadhia, te amo…

¿Lo entiendes…?


Y sus palabras, las palabras del muchacho al que apenas conocía de un día, se transformaron en el oxígeno que necesitaba para vivir. Si él desaparecía, si aquella promesa de amor eterno se desvanecía, yo.. yo...

Te amo…


Sus manos deslizándose por cada uno de los rincones de mi piel, buscando el calor, abrazándose a mí con ternura.. Contemplé sus ojos cuando me aparté de sus labios mientras colocaba una de mis manos a la altura de su corazón.

Ese corazón latía por mí.


Le dediqué la más dulce de las sonrisas y besé su frente, sus párpados, hasta que volví a buscar sus labios.


Esta piel que nos separa... estorba...

.. si se desvanecía, yo..

... esta piel estorba, separándonos.
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Re: [Ciudad de Paso] Atracción Fatal

Notapor Light » Vie Ene 11, 2013 2:12 am

¡Mami! ¡Mami! —tiró del brazo de su madre para llamar su atención, e infló los mofletes, indignada, mientras paseaban por la plaza del distrito segundo—. ¡Yo quiero que vuelvan a sonar las campanas!

Ilusionada, y sin soltar a su madre un segundo, la joven de áureo cabello y tez pálida observaba con sus ojos azules, a lo lejos, la campana que Light había tocado segundos atrás. Una joven extraña, al igual que su obsoleto traje rosado de costuras negras, pero no tan peculiar como su tez… prácticamente fantasmal, que dejaba del mismo color a aquellos que la miraban de cerca.

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Tendría aproximadamente trece años la joven, pero no se comportaba como tal. Su forma de andar poco refinada y sus expresiones infantiles no se podrían asociar con las de cualquier señorita prácticamente hecha ya una adolescente, sino con las maneras de una niña inocente de colegio.

Volverán a sonar, cariño. Volverán a sonar… —contestó la madre con serenidad, depositando un beso sobre su frente para tranquilizarla.

En cambio, su madre sí que sabía que lo era el verdadero glamour. Alta y esbelta, la dama de cabello blanco portaba con un traje oscuro que dejaba asomar la parte superior de su torso, oculto por una corbata rojiza. Además, al igual que su hija, tenía unos ojos hipnóticos y padecía de una palidez excesiva.

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Oye… mamá —se paró de repente la chiquilla, sonrojada y con los ojos húmedos—. Nosotras siempre estaremos juntas, ¿verdad? Nadie no separará otra vez…

Así es…

"Dusk… Alteza, quiero decir. Perdóneme, pero necesito que venga hasta mi posición inmediatamente".

La madre no podía pasar por alto la voz telepática.

Cariño… ¿Puedes volver al primer distrito? Espérame en la cafetería, ahora te sigo.

¡No! No me dejes sola, Mamá… —mientras recalcaba la soledad que tanto le aterrorizaba, intentó poner cara de cordero degollado para convencerla, pero sabía que no funcionaría con ella. Su madre la conocía mejor que nadie—. De acuerdo, te esperaré…

Madre e hija se separarían, a saber por cuánto tiempo. El retoño de Dusk obedeció a ésta, y regresó sobre sus pasos, subiendo las escaleras que le conducirían hacia su destino...

¡¡Qué bonito!!

No pudo evitar fijarse en las resplandecientes luces que atravesaban la puerta del hotel de Ciudad de Paso. Se asomó para curiosear y dio con un… geiser de luz en medio del pasillo, una columna luminosa que procedía de la rabia que no se podía contener… con alguien en su interior.

Se llevó las flores hasta la nariz y saltó de la emoción, encantada por el espectáculo tan precioso que se estaba llevando al cabo.

Ojalá estuviera Mamá para verlo.


***


Light Hikari estaba dispuesto a matar para traer de vuelta a la chica que acababa de perder. Después de todo, sabía que Xefil estaba loco. Era consciente de que estaría dispuesto a hacer cualquier locura para arrebatársela.

Le mataría para proteger a Nadhia.

Pero… ¿No era Xefil su compañero? ¿Su amigo?

Pues no, ahora él no tenía amigos. Ni familia, ni compañeros, ni Maestros…

Sólo tenía a Nadhia.

El aprendiz recorrió el pasillo alargado y estrecho del hotel, con el mismo brío que demostró anteriormente. Cada segundo que pasaba era vital, cada milésima de segundo sin ella…

Nadhia, espérame. Pronto te liberaré de ese demoniaco y enfermo ser que merece morir. Aguanta…

¡¡Mierda!!


La puerta que daba al cuarto rojo estaba cerrada con llave, y no podría entrar. ¿Algún sucio truco de Xefil para impedir su avance? No podía detenerse allí mismo, no si estaba ella en juego. Si al menos tuviera la llave para abrirla…

¡¡La llave!!

La Llave Espada, la llave maestra que era capaz de desbloquear todos los candados existentes, la llave que podría utilizar para…

Hacer un boquete en la puerta. Sí, de este modo utilizó el mentecato de Light su arma. La sostuvo con los dos brazos, y de manera salvaje, atravesó con Teluria la madera más bien débil que cedió fácilmente ante la fuerza bruta del joven. Ni se le pasó por la cabeza la posibilidad de utilizar los poderes de su arma.

Para nada, su cabeza ya estaba demasiado saturada. Cierta persona ocupaba ya todos sus pensamientos.

¡¡Nadhia!! ¿¡Estás ahí!? —aterrado, se asomó por el agujero que había acabado de hacer.

Les vio, y…

Crac.

Su corazón había sido destruido.

Ella… está en la cama con él. Ella se… ha entregado a Xefil, pero… ¿Por qué? Yo… no lo entiendo, no. No, no, no, no… pero si yo no… ¿Por qué? No…

¡¡Nadhiaaaa!!

Colapsó.

Alejó el ojo de su agujero y cayó al suelo de rodillas, fulminado. Los eternos ríos de lágrimas empezaron a salir de unos ojos abiertos de par en par que aún no habían podido pestañear por el impacto.

Había descubierto a Xefil y a Nadhia en la cama del cuarto rojo, uno debajo del otro, como aseguraba el Moguri. Le habían traicionado, los dos, y es que había presenciado de primera mano como ella le había besado en la frente, y después en sus… labios.

Le había elegido a él, no había vuelta de hoja. Lo único que le quedaba en el mundo le había… abandonado para siempre…

¡¡Nadhia!! —chilló ahogadamente, mientras asestaba violentos puñetazos contra la puerta para desahogarse, haciéndose daño así con la dura madera, pero nada comparado con la desesperación y con la impotencia que le asfixiaban—. ¿¡Cómo has podido!? ¿¡Cómo has podido hacerme esto!?

>>¡Te deseaba! ¡Te amaba! ¡¡Te a-do-ra-ba!!

Su corazón se salía del pecho. Le dolía demasiado y le costaba respirar, le era imposible seguir existiendo en un cruel y oscuro universo en el que Nadhia no estuviera a su lado.

Quería morirse.

Así que… estoy… solo. Ya no tengo… ¿a nadie?

En efecto, el sentimiento de soledad que tanto le aterraba era el que le había estado devorando la razón, y no la atracción. La necesidad de encontrar ese algo que buscaba con tanta insistencia. La tristeza, el pánico y el dolor que no había vuelto a experimentar desde aquella ocasión no tan lejana.

Después de todo, había sido el hechizo del Moguri el causante de que Nadhia se convirtiera en su ángel perfecto, su amor y el centro de su mundo; en uno en el que únicamente existía ella, y nadie más.

Por tanto… ¿Qué pasaría si perdiera lo único que tenía en dicho mundo? ¿Qué ocurriría si la única persona que existía en ese mundo le traicionaba?

Soledad. La misma contra la que había luchado durante tantos años en Villa Crepúsculo.

En eso consistía la fatalidad de la Atracción Fatal.

Na… —pronunciar su nombre ya resultaba demasiado doloroso, y ya no podía seguir repitiéndolo. Se cayó de rodillas y…

Dejó de llorar. Cerró sus ojos de color avellana y los volvió abrir, con mucha lentitud. Dejaron de despedir más lágrimas de rabia, pero se habían oscurecido en gran medida, al igual que aquella dolorosa vez...

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Claro, ya lo entiendo. ¿Quién se enamoraría de un chico como yo? Un… monstruo, la maldad reencarnada, el demonio… un ser despreciable de la oscuridad que ni sus padres reconocieron y decidieron abandonar, para no volver a verlo jamás. ¡¡Claro!!

No sabía exactamente la razón por la que estaba diciendo eso. Reproducía todas aquellas palabras sin pensar, sin sentirlas realmente, como si… estuviera repitiendo lo que había escuchado con anterioridad de otra persona.

—Estaba claro que escogerías antes a cualquiera menos yo, aunque le conocieras hace escasas horas, da igual. Cualquiera vale más que yo…

Se llevó las manos hasta la cabeza, que le dolía horrores: un dolor desorbitado que iba a la par con el de su pecho, en el cual se… iluminó un símbolo celeste resplandeciente, parecido a un círculo mágico, que se había aparecido por arte de magia allí mismo.

Estar solo es mi destino.

La luz respondió violentamente a los pensamientos de Light Hikari. De repente, un círculo de luz similar al de su pecho y más grande pareció justo debajo de sus pies, con múltiples inscripciones y dibujos que seguramente nunca entendería. El aura de luz que empezó a rodear al muchacho terminó por asemejarse a una columna de luz densa muy poderosa que, inevitablemente, haría un agujero en el techo del pasillo, por su tremendo poder.

Cerró los ojos, asustado por el desbordante poder. Sentía que iba a explotar, que desaparecería en cualquier momento. Su cuerpo despedía tal cantidad de energía… que pensaba que terminaría desintegrándose allí mismo, aunque curiosamente, el volcán de energía luminosa que penetró el techo no le dañaba en absoluto. Sólo sentía... unas curiosas sensaciones inexplicables.

Amor, cariño, amistad…

¿Pero de dónde procedían esos sentimientos? ¿Acaso no estaba completamente solo en el mundo?

Por supuesto que no lo estaba. Él siempre estaría a su lado.

Tú no estás solo.

Yo no estoy solo. Yo no…

Abrió los ojos y lo admitió en alto.

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¡¡Yo no quiero estar solo!!

Toda la luz concentrada terminó por desintegrarse, tras un breve resplandor, dejando delante del muchacho una sorpresa. Los círculos y símbolos desaparecieron, pero algo se había materializado a su lado, aunque no llegó a distinguirlo, pues no había recuperado la visión tras el potente destello. Lentamente, Light fue recuperando la visión.

La bestia de acero finalmente se había dejado ver. Una criatura peculiar de dos metros había aparecido para ayudarle, para sanar su dolor. No lo pudo ver de frente, ya que estaba justamente detrás suya; únicamente, divisaría la extensa y majestuosa capa roja que ocultaba su robusta espalda.

La criatura rugió y salió impulsada hacia el interior del cuarto rojo, llevándose por delante la puerta con una violenta embestida y destruyéndola en trozos de madera más pequeños. Se detuvo justo delante de la cama en la que se encontraban los amigos de Light.

Y la pateó, con su metálica extremidad, sin contemplaciones, volcándola y arrojando al suelo a aquellos que se encontraran justo sobre ella.

¡Detente! —exigió un Light alarmado, preocupado por el peligro que Nadhia y Xefil pudieran correr, pues en efecto, los efectos de la atracción habían desaparecido por completo.

La invocación había hecho ademán de abalanzarse sobre Xefil, pero paró tras escuchar las advertencias de su invocador, y se volteó hacia él, mostrándole su apariencia: la de una bestia cubierta por una armadura de acero. Equipada con dos placas de las que salían cuchillas afiladas, una garra por cada brazo. Y lo más curioso de todo no eran sus armas, sino su mirada benévola de color dorado que transmitía tranquilidad.

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La criatura señaló a Light con su diestra, e inmediatamente, algo invisible le atravesó el pecho. Fuera lo que fuera, unos números dibujados con llamas azules se situaron justo encima de la cabeza del joven Light.

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5:00:00


El eidolon te está probando. ¿A qué esperas? Tienes que derrotarle en el tiempo límite. Si no lo haces, morirás —le advirtió la niña pálida que había decidido asomarse por allí. La hija de esa tal Dusk parecía bastante interesada en Light...

¿Quién eres…? —se giró aturdido hacia la chica tras oír el extraño concepto de eidolon, pero ésta no respondió a su pregunta.

Sino que, la ruborizada se llevó las manos con sus flores hasta su cara, e hizo un chasquido con los dedos para desaparecer de golpe, por arte de magia.

Ella abandonó la habitación, pero el eidolon no. Éste simplemente permaneció parado en el sitio, esperando a que Light y sus compañeros hicieran el primer movimiento.
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Re: [Ciudad de Paso] Atracción Fatal

Notapor Zee » Jue Ene 17, 2013 1:23 am

Nadhia...

Ocupaba todos mis pensamientos... Todo mi universo... Todo mi ser...

Incluso en aquellos momentos de breve claridad, cuando los sentimientos de cariño y afecto reales que Nadhia supo otorgarme superaron a los platónicos sentimientos de pasión que el moguri había creado... Incluso cuando pude detenerme...

No lo hice... ¿por qué...?

¿Ves...? ¿No es mejor así...? Si simplemente te dejas llevar...

Rompe toda atadura... Abandona toda prisión... Libérate de tus cadenas... No pienses, sólo... siente...

¿No es mejor si sólo dejas el control a tus instintos...? ¿Qué queda si les das la entrada a ellos, y sólo a ellos?

Disfrute. Placer. Satisfacción.

Felicidad.

¿No es eso lo que todos buscan? ¿Por qué se complican tanto, si lo tienen frente a ellos? Desea poco, Xefil... y lo tendrás todo.


Poco a poco, comencé a abandonar todo pensamiento. Lo único que quedaba era Nadhia... y nuestras promesas de amor... Nada más.

Nada más excepto... felicidad.

Nadhia... Te amo...


***

Lejos, en un reino sumido en la más profunda oscuridad, una cadena se rompió con un chasquido.

La prisión comenzaba a debilitarse. Con esta, ya eran dos ocasiones.

Sería libre... con el tiempo, claro. Pero era seguro. Una afirmación.

Sería libre.

***



¡¡Nadhia!! ¿¡Cómo has podido!? ¿¡Cómo has podido hacerme esto!? ¡Te deseaba! ¡Te amaba! ¡¡Te a-do-ra-ba!!

Gritos desesperados, poseídos por salvaje ira, resonaban en el pasillo y la habitación. El sonido de la madera de la puerta rompiéndose, soltando astillas por doquier, y siendo golpeada con tremenda fuerza se combinaban con los alaridos de un corazón desconsolado.

Nos había encontrado.

Abracé fuertemente a Nadhia y la obligué a levantarse de la cama, alterado por aquella atroz interferencia. Estaba en peligro con aquel demente presente. Necesitaba alejarla de allí tan rápido como me fuese posible.

Pero si me separaba de ella... No, no podía separarme de ella. No de nuevo. Si se alejaba de mí, se llevaría todo con ella. Porque ella era todo. La posibilidad de perderla una vez más, de buscarla desesperadamente de nuevo... Me dolía. Incluso si era un simple pensamiento, me quemaba por dentro.

Sin embargo, no podía quedarme con ella. Si lo hacía, corría peligro. Light podría lastimarla en su intento por matarme y arrebatármela.

Pero supongo que es cierto lo que algunos dicen: “si amas algo, déjalo ir”.

Un resplandor se coló por los huecos en la puerta. Más allá, donde no alcanzábamos a ver, algo terrible estaba sucediendo.

Tienes que salir de aquí, Nadhia —pedí, abrazándola lo más fuerte que pude y luego, tras besarla en la frente, alejarla levemente de mí—. Deberías poder salir por la ventana. Por el balcón.

¡¡Yo no quiero estar solo!!

Un potente destello iluminó el pasillo una vez Light dejó escapar un alarido impresionante. Gruñí, severamente preocupado, y me abracé a Nadhia para alejarla de la puerta.

La madera estalló, y estoy seguro que también parte del muro. Trozos, grandes y pequeños, de madera y concreto salieron despedidos, convirtiendo la habitación en una trampa mortal. Intentando proteger a Nadhia, la rodeé con mis brazos y le obligué a lanzarse al suelo conmigo. Un mal cálculo nos arrojó a la cama, pero una rápida acción por mi parte nos puso a salvo.

¡Pseudo-Gravedad!

Una figura enorme había atravesado la entrada sin esfuerzo. Y no le costó nada más derribar la cama con un sencillo movimiento. Nadhia y yo salimos despedidos, pero afortunadamente la gravedad alterada nos salvó de todo daño, haciéndonos caer al suelo en cámara lenta.

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¿Qué...? ¡Nadhia, tienes que irte, ahora! —me separé de la chica y le di un último beso en la frente—. No me lo perdonaría si algo te ocurriese. Sal por la ventana, yo los distraigo.

Tomé las manos de Nadhia entre las mías por última vez y, poniendo mi frente sobre la suya, susurré:

Te amo.

Dichas aquellas importantísimas palabras, me levanté del suelo y me planté donde antes había estado la cama, abriendo los brazos de par en par, esperando que aquella cosa me atacara.

Pude verla de frente. Era por lo menos treinta centímetros más alta que yo, y sin duda no era humana. Bajo su armadura de brillante se asomaba una bestia, cubierta por un pelaje oscuro. Apuntó con sus garras metálicas, dispuesta a (intentar) deshacerse de mí. Le mantuve la mirada, simplemente esperando a que hiciera el primer movimiento.

¡Detente!

El ser detuvo su movimiento y se giró hacia Light, quien no pudo bloquear el nuevo ataque de la criatura. Sin ninguna clase de explicación, varios números aparecieron sobre su cabeza.

¿Un contador?

El eidolon te está probando. ¿A qué esperas? Tienes que derrotarle en el tiempo límite. Si no lo haces, morirás.

Me cubrí la boca para toser e intenté apartar el polvo que aún volaba por la estancia con la otra mano. Intenté descubrir el origen de aquella nueva voz, inocente e infantil, pero no había nadie del otro lado de la puerta. Sólo estábamos Light y yo... y esa cosa. Ese...

...eidolón. ¿En serio tengo que explicarte todo?

Asentí levemente con la cabeza. A manera de respuesta, Némesis dejó salir un bufido impaciente.

Una materialización del alma. El Ello personificado. Una copia astral. Una aparición.

>>Eso que ves allí vino del corazón de tu amigo.


Apreté los dientes y gruñí por lo bajo. Perfecto. Todo seguía siendo culpa de Light. Una vez más, se las había arreglado para poner a Nadhia en peligro.

Todavía tenía que protegerla. Con aquellos pensamientos en mente, materialicé mis dos dagas sangrientas, dispuesto a atacar a aquel supuesto eidolon.

Y si no haces nada al respecto, va a mataros. A los dos.
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Re: [Ciudad de Paso] Atracción Fatal

Notapor EspeYuna » Vie Ene 18, 2013 1:52 am

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Xefil...

Se había convertido en la persona que más quería.. le amaba.. esos sentimientos eran míos... míos y sólo míos..

A pesar que sabía que todo aquello estaba sucediendo a causa de un hechizo y de un objeto maldito, no quería parar.. no podía detener aquel fuerte sentimiento que crecía dentro de mí poco a poco, hasta el hecho de olvidar cómo había acabado allí en la cama, abrazada a aquel príncipe..

¿Por qué sus besos me resultaban tan cálidos?

Quería saber más de él.. quería ser más para él... quería ser..

Xefil.. Xefil... Xefil...


Sí.. al fin estoy a tu lado.

Tantos años.. encerrada en la oscuridad.

No te vuelvas a ir. No me vuelvas a dejar sola..

Cédric, Cédric, Cédric...



Soy feliz.. como nunca antes lo había sido..

¿Esto es amor?

No quiero pensar en nada más que en ti..

Xefil..

Te am...


¡¡Nadhia!! ¿¡Cómo has podido!? ¿¡Cómo has podido hacerme esto!? ¡Te deseaba! ¡Te amaba! ¡¡Te a-do-ra-ba!!


¿Q..qué ocurre..? ¿Quién..me llama..?

Sentí como mi príncipe me abrazó con fuerza y me levantó de la cama, con un rostro sumido en el miedo. ¿Qué ocurría?

Oí golpes contra la puerta, y vi como estaba siendo destrozada..

¡Oh, no!

No.. no puede ser verdad..

¡Nos ha encontrado!


¿Qu...quién? ¿Por qué.. por qué estoy temblando?

¡¡EvaN...GeL...iNeeEeEe!!


Un grito desgarrador hizo que mi cuerpo se estremeciera y me abrazara a mi amado, asustada, aterrada. Sí.

Él nos había encontrado.

No, ahora no. ¿Por qué me quería ser arrebatada aquella felicidad? ¿Qué daño habíamos hecho al mundo? Miré a los ojos de mi príncipe, quien me protegía con sus brazos y vigilaba la puerta. Aquellos gritos de dolor, de locura y de rabia.. ¿por qué no puedes entenderlo.. Ad...? ...

No. No volvería a mi prisión. No sin él. Tantos años separada de la razón de mi existencia, ¡no, no, no! No podría ser capaz de volver a sufrir aquella tortura, rodeada de oscuridad.. incluso en la más pura e infinita luz.

La misma luz que atravesaba las rejillas de aquella puerta. Esa puerta que estaba siendo destrozada por aquel que quería hacernos daño.. volver a separarnos.

Sentí como él me aferraba con fuerza.. me transmitió su dolor.. eso sólo significaba que.. no, por favor, Cédric..

Tienes que salir de aquí, Evangeline —sus labios rozaron mi frente, en señal de despedida, como siempre hacía—. Deberías poder salir por la ventana. Por el balcón.

¡¡No pienso dejarte aquí solo, a su merced!! ¡No quiero volver a perderte, Xef..!

No entendí lo que sucedió a continuación. La cabeza me daba vueltas y no conseguía situarme, de un momento a otro caí tanto en la cama como en el frío suelo.. siendo protegida por mi ángel.

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^ Estar tan centrada en medio del drama y abrir el spoiler de Zee.. así cualquiera se mete en el papel... xDDDD


¡Evangeline, sal de aquí ahora!

Te amo


No.. no te vayas...

¡¡No te vayas!!

¡No me dejes sola!

¡¡Cédric!!


* * *


¡Detente!

Los sentidos de Nadhia estaban en su sitio. Podía llegar a escuchar los gritos de Light intentando parar a aquella criatura, podía ver el contador encima de la cabeza de su amigo.. aquel con el que pasó el torneo menor con su hermano Dan.

Sin embargo, algo extraño le sucedía. Sus ojos yacían sin brillo, en trance, y miraba aterrada la figura de Xefil, quien estaba dispuesto a enfrentarse al ser que.. ¿que les prohibía amarse?

Y, por supuesto, una luz cegadora y fría como el hielo brillaba de forma alarmante en el centro de su pecho.. el broche de plata estaba reaccionando de forma alarmante. Se movía solo, de él caían gotas de un extraño líquido cristalizado.. semejante a la sangre.

Pero de pronto, un personaje más hizo acto de presencia. Un conejo volador, aunque no era el moguri de la armónica, no.

Apareció junto a Nadhia, quien estaba dispuesta, entre grito y llanto, a volver a los brazos de Xefil, aunque llegase a recibir un golpe por parte del monstruo que acechaba contra la vida de su amado. Con su enorme bastón, el cual le sacaba una cabeza, Montblanc dio un golpe seco en el suelo, haciéndolo desaparecer a él y a Nadhia de la habitación hecha trizas.

Los dos volvieron a aparecer en un sitio de lo más confuso para Nadhia. Se hallaban en la maquinaria del reloj que presidía el Distrito 2, por lo que muy lejos no se habían ido. Sin embargo, el broche de Nadhia seguía brillando y cubierto de cristales rojos, los cuales se estaban extendiendo en su pecho.

¡¡Noo!! —gritó, a la vez que Montblanc se lo impedía con una barrera que invocó a tiempo— ¡D-Déjame, le perderé.. le perderé de nuevo! ¡¡Cédric!! ¡¡¡Cédric!!!

Montblanc, decidido, se colocó frente a Nadhia e hizo un movimiento mágico con el bastón. Y de repente, los cristales comenzaron a derretirse, haciendo que el mismo broche, el cual parecía estar partiéndose por lo mitad, volviera a su estado original. El cuerpo de Nadhia se relajó, cayendo contra una de las paredes.

Podría haber existido un incómodo silencio si no fuese por el Tic, Tac de la maquinaria que les rodeaba o el escándalo provocado por la criatura y la locura de Xefil.

Ug... Ugh... —musitó Nadhia, volviendo en sí. Abrió los ojos con dificultad y se llevó la mano al broche, totalmente desorientada— ¿Mont..Montblanc?

¿Cómo te sientes, kupó? —preguntó el moguri, serio y sin dejar de observar el broche.

¿Qué.. qué ha pasado? Me duele.. mucho.

Nadhia, kupó.. sé que ahora mismo estás confundida y tienes miedo, kupó, pero debes enfriar la cabeza ahora, kupó. Light y Xefil te necesitan, kupó.

¿Light.. Xefil..? Xefil.. —un par de lágrimas surcaron las mejillas de Nadhia. ¿Por qué le dolía tanto escuchar el nombre de...?

Tranquila, kupó, ya ha pasado. ¿Puedes levantarte, kupó?

S-Sí.. creo que sí.

Una vez Nadhia comprobó que no le fallaba el equilibrio, Montblanc prosiguió:

No hay tiempo que perder, Nadhia, kupó. ¡Busquemos al culpable de todo esto, kupó! Te ayudaré a encontrarlo, todo esto ha sido en parte culpa mía, kupó, os lo debo.

* * *


Mientras subía por las escaleras que daban a lo alto del Distrito 2, siendo guiada por Montblanc, observé a lo lejos la pelea encarnizada entre Xefil y Light. Me paré a mitad de las escaleras, observando lo que... ¿?

¿Qué demonios es eso, Montblanc?

Un eidolon —el moguri me indicó que siguiera subiendo—. Es la materialización del alma de una persona. Pone a prueba a su creador.

¿Como.. Ángel Forjado?

Más o menos, kupó, sólo que son un poco diferentes. El eidolon no nace de la Llave-Espada en sí, kupó, sino del corazón de dicha persona, kupó. ¿Ves ese contador, kupó? Si llega a cero, kupó, Light desaparecerá, kupó.

Asustada, observé a Montblanc.

¡Entonces debería estar ahí luchando con Xefil! —otra vez. Recordar su nombre me provocaba dolor, a pesar de haber aminorado las punzadas, aquella extraña sensación seguía ahí.

¡No, kupó! Por ahora, Light ha despertado del conjuro, pero Xefil sigue atraído por ti, kupó. Si estuvieses en medio de la batalla no lucharía en condiciones, intentando protegerte a lo loco, kupó. Tiene que estar aquí arriba, kupó. ¡Sígueme, kupó!

¡Vale! —exclamé, llegando al final de las escaleras.

Y allí, junto a las campanas, un pequeño moguri con aspecto de conejo rebotó en su sitio cuando nos vio llegar a mí y a Montblanc.

¿¡Qué quieres, kupó!? ¿No pensarás arrebatarme mi armónica, tan, tan? ¡Porque no pienso dártela, kupó!

¡Vaan, deja de hacer el idiota, kupó! —Montblanc, furioso, hizo que su vara diese un golpe muy violento en el suelo, asustando al mismo.. ¿Vaan? ¿Así es cómo se llamaba?— Pensé que tenías más sentido común, kupó, ¡pero mira lo que estás provocando con tus caprichos, kupó! —el patriarca señaló la escena de la plaza. Xefil luchando bajo una maldición, cegado por la locura, y Light con el contador, temiendo por desaparecer.. aquello se estaba poniendo feo— ¡¡Rompe el conjuro, o si no..!!

Otro golpe seco en el suelo. Pude notar un ligero temblor de los peldaños. Me estremecí.. ¿hasta cuan poderoso podía llegar a ser el jefe de la Orfebrería?

¡Jáh, aunque quisiese, no podría, tan, tan! ¡Utilicé eso para realizar los conjuros, kupó!

Ya veo, kupó. Así que por eso perdura tanto el hechizo.. ¡deshazlo, kupó!

¡Ya sabes que no puedo, kupó! ¡¡Está atado a mi pacto, tan, tan, taaaan!!

¿¡A qué esperas para deshacerlo!? —furiosa, hice aparecer a Ángel Forjado en mi mano, dispuesta a atacar a aquel insoportable moguri. La vida de Xefil y Light estaban en peligro— ¡No respondo de lo que te llegue a suceder si no me haces caso!

¡Uy, qué miedo me das, tan, tan!

Estallé.

Sin importarme que no fuese un sincorazón, desaté mi poder sobre aquel moguri llamado Vaan.

¡¡Electro!!

Un rayo sacudió al moguri, que soltó la armónica.. y ésta, inevitablemente y desde aquella altura, fue cayendo al suelo de la plaza, perdiéndose a nuestros ojos.

Por alguna extraña razón, una punzada de dolor me atravesó el corazón al haber hecho eso. ¿Puede que fuese la expresión del mogurial perder su tesoro? ¿Que la armónica perteneciera a Merlín y ésta se hiciese añicos en el suelo, sintiéndome responsable de los daños? ¿Por qué.. me dolía tanto?

¡¡No!! —exclamó el moguri, enfurecido. Preparó grandes bolas de energía.. tres o cuatro hechizos de Perla se disponían a acabar conmigo y con Montblanc.

¡Nadhia, los cascabeles, kupó!

¿Eh?

Observé a donde señalaba Montblanc, invocando por instinto una Flecha Celestial. Los vi, los cascabeles que rodeaban el cuello de Vaan.

Destrúyelos, kupó.

¡! ¡No, forman parte de mí, kupó! ¡Mi pacto, tan, tan..!

¡¡Nadhia, kupó!!

Obedecí a Montblanc, escuchando los gritos de Xefil y la desesperación de Light por hacerle entrar en razón. No me importaba en absoluto aquel despreciable moguri. No me importaba, no.

¿Entonces, por qué creo que..?

La flecha salió disparada, dando de lleno en el cascabel plateado. Una luz cegadora iluminó las campanas del Distrito 2.

¿Qué está pasando?

Volví a recuperar la visión mientras oía a Montblanc decir que el hechizo de Xefil había tenido que desaparecer en aquel preciso instante. Fui a bajar las escaleras, cuando de repente.. me fijé en lo que Montblanc estaba recogiendo.. donde había caído Vaan.

¿¡Pero qué..!?

M-Montblanc.. ¿qué es... qué es eso? —balbuceé, debido al shock— Eso es.. eso no es.. no.. eso no es un moguri.

Nadhia, vete a ayudar a tus amigos, kupó. Yo me quedaré con él, kupó.

¡Montblanc, eso no es un moguri! ¡Es..!

¡¡Nadhia, tus amigos te necesitan, kupó!!

No hizo falta decir más. A pesar de la confusión, de las millones de preguntas que querían salir de mis labios, mis piernas se dirigieron a las escaleras, saltando de forma violenta y corriendo hacia donde se hallaba el Eidolon de Light.

* * *


Antes de que Xefil pudiese sufrir daño alguno, una Flecha Celestial volvió a ser lanzada del filo de Ángel. Me acerqué a él, intentando que aquellos sentimientos de dolor se esfumasen.. realmente, esa neblina era molesta, demasiado.. y tenía que concentrarme en la batalla.

¡Xefil! ¿Estás bien?

Tras comprobar que Xefil volvía a ser el de antes, observé a Light, quien se encontraba bajo aquel tétrico marcador.

¡Light, dime qué podemos hacer! ¡Rápido!

Desafiante, alcé a Ángel, intercambiando mirada con aquella criatura.

¡No dudaré en probar cuanto he mejorado con mi puntería, Eidolon!

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Re: [Ciudad de Paso] Atracción Fatal

Notapor Light » Mar Ene 22, 2013 3:27 am

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Confundido por todos los acontecimientos que habían acaecido, Light Hikari se encontraba justo delante del eidolon que él mismo había invocado, quien se hallaba justo en medio de la habitación, entre él y sus amigos. Sus ojos dorados presentaban aparente serenidad, pero su presencia imponente seguía asustándole…

Y el contador. Una vez más, el tiempo volvería a estar en contra del joven aprendiz. Le quedaban ya menos de cinco minutos de vida, y si lo que decía la muchacha pálida era cierto…

Tendrían que eliminar a ese mastodonte en el tiempo límite. No había otra.

Qué…

Las piernas no le respondían, ni ningún músculo. El joven observaba a la criatura, boquiabierto, y sin respiración prácticamente. Sin percatarse de que Nadhia había acabado de desaparecer con la ayuda de Montblanc, únicamente podía pensar en el monstruo que permanecía delante suya.

¿Qué… había hecho? Había invocado a… ¿eso?

¿¡Qué cojones está pasando!? —vociferó, llevándose las manos a la cabeza—. ¿¡Quién eres tú!? ¿¡Qué…!?

Un contundente porrazo. Sin esperar a que terminara de hacer todas las preguntas, el eidolon se aproximó hacia él con una velocidad sobrehumana, para después propinarle un contundente golpe con sus placas de acero, en plena cara. El ataque consiguió derribar al aprendiz y arrojarle hasta el suelo; una caída que en parte resultó amortiguada por la cómoda alfombra de la estancia; rojiza, al igual que el río que empezaba a escaparse de su nariz.

Pues en efecto, el muchacho sangraba por el orificio, aunque por suerte no había recibido heridas graves. Había sido sólo eso: un manotazo.

¿Una posible advertencia del eidolon? Seguramente no había tiempo para pedirle explicaciones.

Antes de que Light se pudiera levantar, la bestia se giró con una velocidad asesina hacia Xefil. Señaló al muchacho con su diestra, y descargó por ella un conjuro que indudablemente le tendría que resultar familiar al aprendiz: la magia básica Hielo. El proyectil congelador se dirigiría hacia él, raudo.

Hacia un blanco fácil, ya que Xefil había utilizado la Pseudo Gravedad anteriormente. En el caso de que siguiera bajos los efectos negativos de ésta (reducción de velocidad y reflejos), difícilmente podría salir airoso del ataque.

Aunque en ese caso… quizás tuviera alguna otra manera de esquivarlo…

¿Quieres pelea? —le preguntaba Light, mientras se levantaba sin dificultades del suelo, despegándose finalmente la mano de la nariz y apretando su mandíbula, soportando el dolor—. ¡Pues la tendrás!

Agarró la Llave Espada con ambas manos y salió a por el eidolon, dispuesto a satisfacerle con la más fiera de las batallas. Aprovechando que en aquel momento se encontraba detrás del monstruo, cogería impulso con un salto y ejecutaría un severo tajo horizontal que recorrería toda la espalda de la criatura.

Un ataque bestial en toda regla que terminó en… fracaso. Lo único que consiguió Light fue caer al suelo inevitablemente, de nuevo.

El acero que cubría prácticamente por completo su cuerpo había conseguido rebotar el ataque. La armadura blindada parecía resistir perfectamente los ataques con la Llave Espada, a pesar del gran poder ofensivo de Light.

Si no podía utilizar la fuerza para vencerle… ¿Cómo demonios acabaría con él?

Absurdo.

Tras ese contundente ataque que había hundido por completo su determinación, el eidolon giró sobre sí mismo muchas veces, a una velocidad pasmosa, creando una especie de gran tornado con su cuerpo y golpeando a Light múltiples veces, en el proceso. El pobre aprendiz, herido por el frenético y devastador ataque, salió volando hasta una de las paredes del cuarto, cerca de la posición de su compañero.

Afortunadamente, no fueron daños graves, sólo unas pocas contusiones.

No vamos a ganar.

El rostro perplejo de Light hablaba por él. Indudablemente ese monstruo iba a matarle. No podía hacer nada, y la hora de su final se acercaba...

Pero quizás Xefil podría salvarse.

Tengo que hacer algo.


Sí… Xefil parecía seguir bajo los efectos del hechizo de Atracción. Quizás podía…

¡No te necesito! —sin levantarse del suelo, levantó su mirada fruncida hacia el aprendiz, y empezó a sermonearle—: Fuera de aquí, ¡largo! Esta pelea es únicamente mía, y tú no tienes nada que ver con ella. Nadhia te está esperando, ¿a qué esperas para marcharte?

>>¡¡Déjame solo!!

¡Huye con Nadhia y no volváis ninguno de los dos! ¡Por favor!

El eidolon se giró hacia los aprendices, preparado para seguir arremetiendo contra estos.

¡Vete, por favor! ¡¡Te lo ruego!!

El cañón de su pecho empezó a despedir un brillo celeste. Se tomaría su tiempo para concentrar la suficiente energía, la cual liberaría después contra los jóvenes en forma de un devastador ataque que podría terminar con su existencia. Xefil podría evitarlo a tiempo con alguna de sus habilidades del tipo espacio, pero Light sería incapaz de levantarse a tiempo.

Terminó de cargar el rayo que preparaba, y…

¡¡He dicho que…!!

Y rápidamente, una flecha de luz sobrevoló el cuarto. El proyectil enviado por Nadhia fue directamente hacia el pecho de la criatura; específicamente, hacia el cañón que les amenazaba. Consiguió colarse por el agujero e interrumpir así el ataque de la criatura, que retrocedió escasos pasos, aturdida.

Ella les había salvado.

¿Nadhia? —se limpió las manchas rojizas que aún quedaron en su rostro, e intentó no mostrarse derrumbado ni herido delante de ella, para no preocuparla.

¡Xefil! ¿Estás bien?

>>¡Light, dime qué podemos hacer! ¡Rápido!

¿Qué… podemos hacer?

Es… prácticamente inmune a los ataques con Llave Espada. Vamos a tener que utilizar… magia, para vencerle, creo —admitió no muy convencido, a la vez que se sujetaba en la pared para levantarse, tras el derribo de antes. Tragó saliva, a su pesar. Desgraciadamente, la magia no era su especialidad, después de todo—. ¡¡Pero lo primero de todo es protegernos!!

Light orientó su dedo hacia la cama que anteriormente había derribado la bestia, que se encontraba no muy alejada de ellos. El eidolon estaba a punto de volver a la carga en ese precismo momento, y tenían que intentar esquivarle por todos los medios. Si la memoria de Xefil no le traicionaba, se percataría de que la criatura había adoptado la misma postura que había realizado antes; la palma de su peluda y oscura mano abierta, hacia ellos.

Un Hielo se aproximaba. O quizás varios.

Y el mueble podría bloquear ese hechizo mágico y los sucesivos, con rotunda seguridad.

Light no lo dudó, y salió a todo correr para situarse tras la cama arrojada, la cual colocó de tal manera que pudiera bloquear los ataques frontales del eidolon, a modo de trinchera, mientras planeaban una estrategia, cualquier cosa…

Pero tenían que hacerlo rápido. El tiempo no esperaba a nadie.

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Re: [Ciudad de Paso] Atracción Fatal

Notapor Zee » Vie Ene 25, 2013 6:05 am

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¿¡Qué cojones está pasando!? —gritaba Light desesperadamente, manos en su cabeza—. ¿¡Quién eres tú!? ¿¡Qué…!?

El joven se vio interrumpido cuando el eidolon decidió reanudar la pelea. Con velocidad y fuerza sorprendentes, la bestia golpeó a Light en el rostro, obligándolo a caer al suelo. Sin embargo, había sido evidente que el ser había decidido contenerse. El único daño que sufrió el muchacho fue un sangrado de la nariz, y ésta no parecía estar rota siquiera.

¿Sin embargo, qué pintaba yo allí? Intentaba proteger a Nadhia... y cobrar venganza. Mis intenciones estaban claras, ¿pero podría el eidolon comprenderlas? No. Para esa cosa, yo no era más sino un estorbo en la prueba que le dedicaba a aquel que lo había invocado.

En mi caso, yo no recibiría un simple manotazo.

Como leyendo mis pensamientos, la bestia se giró para darme la cara. Altanero y amenazante, apuntó con la palma de su garra derecha, como si se dispusiera a lanzarme una tarascada. Sin embargo, un aura mágica envolvió su zarpa: hielo. Estaba preparando un hechizo. Aun envuelto por la gravedad reducida, bien podría esquivar su ataque.

...pero decidí recibirlo de lleno. Si aquel eidolon creía que podía retarme y salir airoso, estaba muy equivocado.

Por Nadhia, haría lo que fuera.

Así que me planté frente a él y alcé la mano al frente, imitándole. Cuando lanzó su hechizo, hice ademán de atraparlo en mi palma. A unos pocos milímetros de llegar, su avance se frenó por la magia que aun seguía activa; luego, impactó de lleno, quemándome con frío hasta la altura del antebrazo.

Solté un gruñido y tensé mi cuello, pero no me aparté ni un centímetro. Cuando el dolor terminó, le mantuve la mirada al eidolon, a la par que flexionaba mis dedos para calentarlos de nuevo.

¿Quieres pelea? —le retó Light, levantándose finalmente del suelo tras haberse desplomado por el golpe de la bestia. El cómo la sangre le escurría por la nariz y por la boca me sacó una sonrisa de satisfacción. Débil—. ¡Pues la tendrás!

Dispuesto a plantarle cara al problema que él mismo había creado (era lo mínimo que podía hacer, después de todo), Light tomó su Llave-Espada con las dos manos y se lanzó contra el eidolon, aprovechando que le daba la espalda. El ataque a traición, sin embargo, terminó por no dar resultado alguno. Pese a la fuerza que el golpe llevaba, y a la magia que imbuía la “hoja” de la Llave-Espada, la armadura fue tan fuerte que el arma rebotó y mandó a Light al suelo una vez más.

Aprovechando una oportunidad que debía parecerle invaluable, el eidolon hizo ademán de atacar al muchacho. No obstante, en lugar de golpearle con su zarpa como uno esperaría, comenzó a girar sobre su propio eje como una peonza. Múltiples veces las garras de la bestia golpearon a Light, llenándole de heridas que debían ser bastante dolorosas (ojalá). La cereza en el pastel fue el golpe final, que llegó con tal fuerza que el muchacho salió despedido hasta golpearse con una pared, bastante cerca de donde yo me hallaba.

Bufé cuando pude verle de cerca. Sólo unos golpes, que terminarían en moratones luego. Nada interesante. Nada doloroso.

Alcé la ceja al observar su rostro. ¿Era eso miedo...? ¿Impotencia? ¿Se estaba rindiendo?

Patético. No era ninguna sorpresa que Nadhia me hubiese elegido a mí, cuando la otra opción era tan... bueno, él.

¡No te necesito! —escupió de pronto, teniendo el descaro de mirarme con ira incluso desde su posición. Altanero, le sostuve la mirada y alcé la cabeza, en señal de que escucharía sus palabras más por curiosidad que por otras razones—: Fuera de aquí, ¡largo! Esta pelea es únicamente mía, y tú no tienes nada que ver con ella. Nadhia te está esperando, ¿a qué esperas para marcharte?

>>¡¡Déjame solo!!

Reí con orgullo. Al menos el muchacho había aprendido su lugar, después de todo lo ocurrido. Tenía que darle la razón por lo menos una vez en toda la noche: Nadhia me estaba esperando. Y dejarle solo para luchar contra aquello que no era más sino su problema podía ser, tal vez, la mejor petición que había hecho en todo el día.

Pero si lo dejaba allí... iba a morir...

¿Importaba...? Nadhia estaba a salvo. Bien podría reunirme con ella y dejar a Light para que luchara aquello que debía ser su prueba.

¿Pero si no lo lograba...? Nadhia podía esperar, de todas maneras. Light necesitaba ayuda.

Y también debía de... pedirle...


¿Pedirle qué? ¿Por qué? Él debía...

Nadhia. ¿Por qué Nadhia? ¿Qué pasaba con Nadhia? ¿Desde cuándo era tan importante?

Me llevé la mano a la sien, intentando disminuir el dolor que, de la nada, había aparecido en un lado de mi cabeza. Con la otra mano me apreté el pecho, buscando una manera de sacar la espina que parecía haberse clavado en mi corazón.

Una vez más, la bestia no desaprovechó la oportunidad y se giró hacia nosotros, dispuesto a terminarnos de una vez.

¡Vete, por favor! ¡¡Te lo ruego!!

No podía irme. Light era mi amigo.

Light siempre fue mi amigo.

¿En qué...?


¿En qué estaba pensando?

El pecho del eidolon comenzó a brillar con una cegadora luz celeste. Un mal presagio, sin duda, tomando en cuenta que ninguno de los dos nos hallábamos precisamente en condiciones de luchar. Aquel dolor de cabeza me estaba matando, y todo lo que estaba sucediendo a mi alrededor no ayudaba en lo más mínimo.

Podía sacarnos de allí. A los dos. Pero con aquel mal, no sabía si era buena idea intentar transportarme; y mucho menos arrastrar a alguien más. ¿Sería posible? Jamás lo había intentado.

Tenía ganas de vomitar.

¡¡He dicho que…!!

¡Acepta mi ayuda y que sea en silencio, por favor! —reclamé, haciendo un gesto con el brazo, como apartando sus palabras. Al instante, mi Llave-Espada se materializó con una salpicadura de sangre.

Sin previo aviso, un proyectil brillante atravesó la estancia, clavándose perfectamente en el centro del cañón de la bestia.

La luz disminuyó hasta desaparecer en un leve destello. El ataque había cesado.

Mi corazón dio un vuelco. Incluso si, aun sin saberlo, el hechizo ya se había detenido. Ella había vuelto... ¿por mí?

¡Xefil! ¿Estás bien?

La sonrisa que se me dibujó en el rostro pudo no haber sido la más extensa ni la más radiante... pero sí la más dulce que jamás pensé alguien podía causar en mí.

Estoy bien... gracias a ti

¿Qué me pasaba? ¿No se había pasado ya el flechazo?

¡Light, dime qué podemos hacer! ¡Rápido!

Es… prácticamente inmune a los ataques con Llave Espada. Vamos a tener que utilizar… magia, para vencerle, creo —asentí con la cabeza, captando el mensaje de Light. Después de todo, había visto como su arma rebotaba como si hubiera golpeado goma pura. Su brazo debía dolerle horrores—. ¡¡Pero lo primero de todo es protegernos!!

El eidolon levantó su garra de nuevo, y un aura mágica familiar comenzó a rodearla. Estaba preparándose para lanzar otro hechizo; otro Hielo, posiblemente. Light tenía razón: debíamos buscar refugio. La cama que había señalado sería una buena barricada, seguramente. De tal manera que, intentando evitar futuros golpes, los tres nos ocultamos tras aquel improvisado escudo.

Eché una ojeada al contador de Light. Poco menos de cuatro minutos, y no habíamos hecho ni un solo rasguño. O bueno, Nadhia había atacado... ¿pero había aquel golpe hecho algún daño?

Sólo había una manera de averiguarlo: asomé la cabeza por un lado de la cama y apunté al eidolón con dos dedos en vertical, preparando un nuevo hechizo.

Libra.

Intenté absorber la mayor cantidad de datos que me era posible, para buscar una debilidad o una pista que pudiese ayudarnos a vencerlo antes de que se terminase el tiempo. Si continuábamos jugando a la defensiva, Light sería...

No soy un muy buen mago —admití. Luego, me giré hacia Nadhia y dije—: Creo que tendré que confiar en ti. Yo te protejo, ¿de acuerdo?

Sentí que mis mejillas se sonrojaban.

Y-yo te cubro, quise decir...
—You're like that coffee machine: from bean to cup, you fuck up—

~Dondequiera que el arte de la medicina es amado,
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Re: [Ciudad de Paso] Atracción Fatal

Notapor EspeYuna » Vie Ene 25, 2013 8:43 pm

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Es… prácticamente inmune a los ataques con Llave Espada. Vamos a tener que utilizar… magia, para vencerle, creo —igual que Xefil, asentí a la información otorgada por Light. Agarré con fuerza a Ángel Forjado, la cual brilló y me transmitió la calidez que me podía llegar a tranquilizar en ese momento, mientras contemplaba horrorizada el tétrico contador que asomaba por la cabeza de mi amigo. Menos de cuatro minutos, ¡eso era poco tiempo!—. ¡¡Pero lo primero de todo es protegernos!!

Antes de poder recomendar un sitio donde ponernos a cubierto, él mismo nos consiguió uno: la cama de antes. Una punzada de dolor, otra vez, puede que menos intensa que al contemplar al chico con el que había estado... estado...

Zarandeé mi cabeza de un lado a otro. Tenía que intentar por todos los medios concentrarme y no mirar a Xefil mientras aquellos sentimientos se esfumaran. No podía fallarle a Light. Los seguí a ambos y nos protegimos con el mueble. Allí los tres, de espalda a la cama usándola como un muro, estábamos pensando en un plan, una estrategia para acabar con el eidolon... y rápido.

Xefil se me adelantó, asomando su cabeza por uno de los extremos de la cama y apuntando contra nuestro enemigo.

Libra.

Bien, así sabremos cuánto daño ha recibido hasta ahora —expresé en voz alta, animada.

No soy un muy buen mago —me giré hacia Xefil cuando dijo aquello. El dolor seguía ahí, pero iba siendo amortiguado por estar centrada en la situación. Era como un eco perdiendo fuerza a lo lejos, tras haber gritado a pleno pulmón en las montañas—: Creo que tendré que confiar en ti. Yo te protejo, ¿de acuerdo?

Noté como las mejillas de Xefil se sonrojaban un poco, algo que sin duda hizo que toda la sangre de mi cuerpo jugará a imitarle y subiese también a mi cara.

Y-yo te cubro, quise decir...

¡S-Sí! —exclamé, sujetando a Ángel Forjado por el centro de su filo, preparando una Flecha CelestialÁngel, necesito más que nada tus flechas, te daré a cambio mis ojos.

"Sabes que no necesito más que tu determinación para otorgarte el poder de los cielos, Nadhia. ¡Adelante!"

¡Cubridme entonces! —me levanté del sitio y, en una milésima de segundo, antes de que el eidolon volviera a ejercer el hechizo de hielo, volví a lanzar una flecha de luz contra aquella especie de cañón, ejerciendo un Blanco Fijado en mis ojos avellana para incrementar la puntería. No me podía permitir fallar. Sin duda, antes le había afectado, al menos como distracción. Algo de daño debía hacer entonces. En cuanto la flecha fue lanzada, me volví a agachar junto a Xefil y Light, intentando no descentrarme con la cuenta atrás— Vale, vamos a por otra... ¡Flecha Celest...! ¡Agh!

A la segunda tirada, un agudo dolor en la sien hizo que me agachara de nuevo. La flecha creada en mis manos aparecía y desaparecía entre breves destellos, como si no pudiese ser del todo convocada. ¡Oh, no!

¡Maldición! —me llevé una mano a la frente, intentándolo de nuevo, pero era inútil, el dolor era insoportable. Sin embargo, sí que podía contener la luz en forma de un hechizo menor como Perla— Parece que me queda poco poder mágico, ¡lo siento!

Me asomé hacia el eidolon tras pedir disculpas a mis compañeros, sobretodo a Light. ¡Él estaba a punto de desaparecer, y yo sin poder hacer nada!

O puede que sí.

Sin previo aviso, salté por encima de la cama y me deslicé como lo solía hacer en Struggle, atravesando las piernas del eidolon. Una vez que estuviera a sus espaldas, llamaría su atención.

¡Ey, eidolon! ¡Estoy aquí! —cogí varios trozos de madera esparcidos por el suelo y se los lancé a la cabeza.

Si así podía ayudar a Light, no me importaba recibir hechizos o manotazos por parte de una criatura como aquella.

Además, todo había sido por mi culpa. Si no hubiese aceptado la oferta de Montblanc, si no hubiera deseado con tantas ganas ese arco, egoísta de mí, debía reconocerlo... y si no hubiese desafiado a Vaan, aquello no habría pasado.

"Venga, eidolon, date la vuelta y atácame con todo lo que tengas. Ven a por mí."

Me coloqué a la defensiva, con Ángel protegiéndome con su luz. Estaría preparada para bloquear, o al menos minorizar la potencia de sus ataques.

¡No os preocupéis por mí! ¡Atacad ahora!
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Re: [Ciudad de Paso] Atracción Fatal

Notapor Light » Dom Ene 27, 2013 3:25 am

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Y tal como Xefil se había imaginado, el eidolon inició un bombardeo de proyectiles de hielo. Gracias a que Light colocó la cama a modo de barrera, consiguieron escaparse de la tremebunda lluvia de proyectiles de Hielo, casi sin fin. Estos chocaron precipitadamente contra el mueble, produciendo un sonido desagradable, similar al de una lluvia violenta de granizo.

Light temía que su trinchera no fuera suficiente, pero afortunadamente lograron salir de una pieza.

Ahora tocaba continuar con el combate…

¿Algún dato interesante de Libra? —le preguntaba Light a su compañero tras el cese del granizo. Mientras tanto, Nadhia se asomó para disparar otra flecha de luz contra la criatura.

El tiro fue bastante certero: tan diestro que consiguió volver a acertar en el agujero del cañón de la criatura. Retrocedió un par de pasos tras recibir el hechizo, y se mantuvo durante escasos segundos en el sitio…

Pero realmente no le afectó demasiado el ataque.

De hecho, no tardaría en lanzarse con una velocidad desorbitada hacia los aprendices, dispuesta a atacarles en ese preciso momento. A una velocidad sónica, y es que sus movimientos eran tan rápidos que eran invisibles para sus ojos. ¡De ninguna manera podrían ver venir el ataque!

Antes de eso...

¡Maldición!

Nadhia, ¿estás bien? —preguntó Light, sin atender al eidolon; preocupado únicamente por la mueca de la aprendiz.

Parece que me queda poco poder mágico, ¡lo siento!

Crack

Un crujido. Un agujero en la cama.

Puede que Nadhia lo hubiera visto venir tras asomarse por la cama, pero únicamente habría podido visualizar una silueta oscura y poco apreciable que se acercaba muy rápido hacia su posición.

La garra afilada del eidolon había atravesado la improvisada barrera. Había conseguido hacer un agujero en el mueble con su fiero ataque. Afortunadamente, la mortíferas cuchillas no consiguieron atravesar a ningún aprendiz: el ataque del eidolon había fallado por unos pocos centímetros.

El adversario demostraba su fuerza arrolladora. Light pudo comprobarlo de primera mano, pues la espantosa garra se había asomado justamente entre él y Xefil. Si cualquiera de ellos dos se hubiera movido unos centímetros más, seguramente hubiera sido su fin.

Light se retiró inmediatamente del lugar y se alejó de la bestia, aterrado. Estaba experimentando la peor de sus pesadillas. Entre el contador que continuaba con su cuenta atrás y el poder mortífero de su enemigo, no sabía como encarar la situación.

Pero algo tenía que hacer. Su vida estaba en peligro, y la de sus amigos también.

¿Pero el qué?

¿Nadhia?

Mejor dicho, Nad.

Después de que la criatura retirara la zarpa del agujero, Nadhia no esperaría un segundo más para actuar. Light contempló como la aprendiza se escurría entre las patas de acero del eidolon, con bastante perspicacia y habilidad; los dos requisitos fundamentales que cualquier campeón de Struggle debería poseer.

La bestia intentó atraparla entre sus cuchillas, pero falló en el intento. Momento perfecto que utilizó Light para situarse delante de la criatura. Sin tardar demasiado, desenvainó su Teluria para dirigir una onda cortante de energía lunar hacia la bestia…

Consiguió golpearle con la Onda lunar, la cual se desintegró en pequeñas motas de luz celeste tras impactar contra la armadura. ¿Habría sido efectivo el ataque?

El eidolon ni siquiera retrocedió con su técnica, ni parecía dolorido. Únicamente logró atraer toda su atención, pues depositó sus ojo serenos sobre Light, sin pestañear...

¿¡Qué estaba pasando!?

Esta estúpida criatura parece invencible. ¿¡Qué se supone que tengo que hacer!?

¿Qué tengo que hacer para terminar con esto?

¡Ey, eidolon! ¡Estoy aquí!

La muchacha de Villa Crepúsculo reunió unos cuantos trozos de madera, e intentó llamar la atención de la bestia, arrojándolos...

Light palideció.

¿¡Qué estás haciendo!?

¡No!

Si Nad deseaba que la bestia se girara hacia ella y le atacara… lo había conseguido. Pese a que los lanzamientos de madera eran prácticamente inapreciables e indoloros para su robusta espalda, el monstruo dejó de observar a Light y se volteó hacia la chica.

Y ésta respondería simplemente interponiendo a Ángel Forjado entre ellos, para poder frenar de alguna manera el ataque del eidolon…

¿Realmente esperaba, con una fuerza más bien débil y un básico manejo de las armas blancas, bloquear un ataque tan contundente?

¿¡En qué estás pensando, Nadhia!? ¡No vas a poder!

¡No os preocupéis por mí! ¡Atacad ahora! —vociferaba Nad, dispuesta a enfrentarse contra la criatura.

¡¡No!! ¡¡Huye ahora mismo de ahí!! —voceó con más intensidad, disgustado.

Por favor.

El eidolon no esperaría un segundo más. Alzó su brazo metálico y dejó caer todo el peso de éste sobre Nadhia: un severo manotazo de acero sobre su delicado rostro. Mucho más violento que el ataque que utilizó con Light al comienzo del combate. La mandaría a volar a ella, y a cualquiera que se interpusiera, hacia la pared, desarmándoles seguramente en el proceso, por el gran impacto…

No...

Un golpe posiblemente mortal, y había sido todo por su culpa. Su desesperación, al fin y al cabo, se había materializado en la forma de aquella bestia horrible. Si él no hubiera aparecido por Ciudad de Paso aquel día, nada de esto habría pasado…

¿Qué pensarían Xefil y Nadhia de él? Light lo tenía más claro que el agua.

Seguramente le odiarían.

¿Quién se haría amigo de alguien tan inútil como él? Ni siquiera podía protegerles, no podía hacer nada…

La sangre le hervía. Se le salían los ojos de las orbitas. Perdía la cordura a cada segundo...

¿¡Por qué les atacas!? ¡¡No tienen nada que ver!! ¡¡Yo soy tu oponente, bestia inmunda!! —estalló de rabia, entre lágrimas. Con Teluria en ambas mano, salió corriendo en dirección al gigante, que en aquellos momentos le estaba dando la espalda.

¡¡Te mataré!!

El gigante escuchó los rugidos y las amenazas de Light perfectamente, pero no tuvo tiempo de voltearse hacia el joven aprendiz.

Tengo que matarte.

Y se la clavó, con éxito. Su ataque no había rebotado como antes, sino que esta vez había funcionado.

Había apuñalado al eidolon por la espalda. Ni más ni menos, había logrado introducir la mitad del filo de Teluria en el cuerpo de la criatura. Por motivos desconocidos, la armadura cedió por un instante, y resultó atravesada por el arma.

Ahora sí. El eidolon rugió dolorido tras recibir la puñalada. Parecía aturdido, y también respiraba entrecortadamente, con mucha dificultad.

Light se ensombreció por un segundo y se llevó la mano hasta el pecho. Sintió como una punzada en el corazón, misteriosamente. No le dolía, pero sentía un indescriptible malestar, y unas ganas tremendas de vomitar…

¿Qué es… esto?

Pero la rabia no desaparecía.

¿Qué ocurre? ¿Ya has acabado? Ven, y golpéame de la misma manera que has hecho con ellos antes, monstruo —extrajo el filo ensangrentado de su espalda y le desafió, posicionándose delante suya, mientras se limpiaba los ríos de sangre del rostro, que seguían saliendo de su nariz—. ¡¡Levántate!! ¡¡He dicho que te levantes, maldita sea!!

Clavó su mirada fulminante en el eidolon que él mismo había invocado. Deseaba un combate cara a cara. No más planes sucios, ni plataformas sorpresa, ni apuñadas por la espalda…

No. Lo que deseaba era un combate de verdad.

¡¡Levántate!!

La bestia le obedeció y así hizo. Bastante más debilitada que antes, curiosamente.

¿Habría sido tan contundente el ataque de Light? ¿O había algo más…?

***


Dos curiosos presenciaban el combate de los aprendices, desde el balcón del hotel, aunque por mucho que Light y sus compañeros les buscaran con la mirada, jamás se percatarían de su presencia.

Los invisibles no podían ser vistos.

Majestad. ¿Piensa actuar, o va a esperar a que la bestia del chico haga todo el trabajo?

La dama pálida no respondió a la pregunta de su súbdito. Dusk simplemente sonrió, y examinó a Light con sus grandes ojos azules, de arriba abajo, contemplando la bravuconería y la furia que en aquellos momentos invadía al joven aprendiz, y como no, el contador que continuaba con su cuenta atrás…

¿Qué estaría planeando?

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Entidad Eidolon

VIT: ??/?? Imposible de determinar
PH: ??/?? Imposible de determinar
Magia afín: Luna.
Arma: Cuerpo a cuerpo.

Características:
▪ Reconoce como amo a quien esgrime el poder de luna y las estrellas. (Característica desbloqueada por Libra tras la ejecución de Onda Lunar de Light!)
▪ Reconoce como amo a quien demuestra su Determinación. (Característica desbloqueada por Libra tras la apuñalada de Light!)
▪ ??

Habilidades:
Condena [Nivel X] El invocador debe superar la prueba en un límite de tiempo de cinco minutos. Si el contador llega a cero, el invocador muere.
Gao-torbellino (HC) [Nivel 5] [Requiere combate cuerpo a cuerpo: 10] Da vueltas sobre sí rápidamente creando un torbellino con su cuerpo, y avanza hacia el enemigo de enfrente para embestirle.
Hielo (HM) [Nivel 2] [Requiere Poder Mágico: 3]. Proyectil de hielo lineal, con muy pocas posibilidades de congelar.
Cañón Lunar (HM) [Nivel 10] Concentra una energía radiante durante unos segundos, y después, la libera en forma de un rayo enorme. Altas probabilidades de causar ?? Puede ser interrumpido.
Ensartar (HC) [Nivel 10] El usuario se acerca súbitamente a sus contrincantes y después ataca con sus garras, pudiendo atravesar prácticamente cualquier superficie sólida con ellas. (Desbloqueada!)
▪ ¿?


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Re: [Ciudad de Paso] Atracción Fatal

Notapor Zee » Dom Mar 31, 2013 1:44 am

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Si no hubiese sido por la idea de Light de tomar refugio detrás de la cama que el eidolon había derribado, probablemente sus ataques habrían terminado ya con nosotros. El hielo se estrellaba sin cesar contra el mueble, como pequeños meteoritos golpeando feroces el mueble que ahora parecía tan frágil, y era inevitable pensar que en cualquier momento la trinchera podía ceder ante la fuerza de los ataques del eidolon.

¿Algún dato interesante de Libra? —cuestionó Light, y con suficientes razones para sentirse alarmado, a la par que Nadhia se deslizaba por el borde de la cama para disparar una nueva flecha. Ésta, afortunadamente, volvió a dar en el blanco: el pecho de la criatura, en el centro de su extraño cañón.

Sí, sobre eso... —comencé, intentando contestar. Fui interrumpido, sin embargo, cuando un fuerte crujido se originó a un lado de mi cabeza.

El asombro y el miedo lograron que me quedara congelado allí donde me encontraba, recargado contra la cama. Con una fuerza tremenda, la afilada garra de la bestia había atravesado nuestro improvisado refugio, asomándose entre mi cabeza y la de Light. Sólo el aire se interpuso entre el peligroso ataque y mi persona: unos centímetros más y hubiese sido historia. O, por lo menos, hubiera quedado inconsciente y me habría llevado una bonita cicatriz de recuerdo.

Aquella cosa era peligrosa, pues iba totalmente en serio. Cualquiera que fuese su objetivo, no tendría reparos en deshacerse de los tres si nos interponíamos... así como había hecho con la pobre cama.

Light se alejó del mueble, asustado tras el ataque. Yo, por otro lado, me deslicé hasta que quedé de espaldas en el suelo; en esa posición era menos probable que, de hacerlo de nuevo, el eidolon acertase. Lo peor que podía pasar era que la cama se me cayera encima, lo cual no era tan malo... ¿cierto?

¿Nadhia?

Ante las palabras de Light, me giré hacia la joven. Y, para mi sorpresa, ésta había desaparecido sin previo aviso. Maldiciendo entre dientes, rodé en el suelo hasta que pude asomarme por el borde de la cama.

¡Niña, qué estás haciendo!

Desde mi posición no pude hacer más que observar, completamente nervioso, cómo Nadhia se las arreglaba para pasar por entre las piernas del eidolon. La bestia intentó atraparla, pero la escurridiza guerrera demostró ser superior. En unos instantes se hallaba detrás de la criatura, intentando llamar su atención.

Está loca. Demente y desquiciada.

Aquello se estaba saliendo de control. No pasó mucho antes de que Light decidiera lanzarse contra el eidolon, lanzándole un hechizo directamente de frente. Evidentemente, la armadura protegió a la criatura, que no retrocedió ni medio paso ante la Onda Lunar de Light.

Sin embargo, sí logró llamar su atención. El ataque no había logrado provocarle ni un sólo rasguño, pero aún así la bestia se concentró por completo en Light. ¿Había una razón para ello?

De pronto, lo comprendí. Me habría gustado decir que había sido gracias a mi mente intuitiva, pero la verdad era que seguramente mi hechizo había hecho el trabajo.

Ambos comparten el poder de la luna...

¡Ey, eidolon! ¡Estoy aquí!

La voz de Nadhia me trajo de vuelta a la realidad. Desde mi posición, logré ver apenas cómo la chica intentaba llamar la atención del eidolon, lanzándole trozos de madera.

¡Iba a lograr que la matara!

¡Niña testaruda! —exclamé, poniéndome de pie y preparando un hechizo ígneo en mi mano. Apunté con mi palma al eidolon, esperando distraerlo lo suficiente para que Nadhia entrara en razón... pero me fue imposible lanzarlo.

Tal y como había pasado con la chica hacía unos momentos, el hechizo flaqueó sobre mi mano. Y luego, aunque mentalmente le rogué que no lo hiciera, la flama se extinguió por completo. Cuando intenté invocarla de nuevo, una punzada de dolor se presentó en mi cabeza.

¿¡Sin energía a estas alturas!?

Pronuncié un par de palabrotas por lo bajo y, con mi Llave-Espada en mano, me lancé al frente, a la par que la bestia se giraba en dirección a Nadhia. ¡No iba a llegar a tiempo! Si me impulsaba con grave-- ¡Demonios! ¿Por qué tenía que haberme aparecido de un lado a otro como un cretino presumido?

¡No os preocupéis por mí! ¡Atacad ahora! —gritó la chica, dispuesta a sacrificarse, mientras alzaba la Llave-Espada para intentar bloquear el ataque que se le venía encima.

Light gritó algo, pero no pude escucharlo sobre mi propio rugido. <<¡Sal de ahí ahora, Nadhia!>>. Pero sabía, en el fondo, que la chica no iba a apartarse. Y sabía que, sin importar qué tan rápido corriese, no iba a llegar a tiempo.

Sabía lo que iba a pasar: el pesado brazo de la bestia apartó a Nadhia sin esfuerzo, lanzándola contra la pared con una fuerza tremenda. La chica se estrelló contra el muro y perdió su Llave-Espada por el impacto. Sin fuerza, se desplomó al suelo, donde se quedó mientras la bestia la miraba sin ningún atisbo de emoción en sus animales facciones.

¿Estaba...? No, Nadhia no podía haber...

¿Muerto? La chica no se levantaba, y el golpe había sido bastante fuerte. ¿Acaso... acaso su vida se había extinguido al intentar protegernos?

Me negaba a creerlo.

¿¡Por qué les atacas!? ¡¡No tienen nada que ver!! ¡¡Yo soy tu oponente, bestia inmunda!!

>>¡¡Te mataré!!

Light se lanzó en aquel momento contra la bestia. Aproveché aquel momento para deslizarme tan rápido como pude hasta donde se encontraba Nadhia. ¿Estaba sangrando...?

¿Nadhia...? ¿¡Nadhia!? ¡Nadhia, por favor dime que estás bien!

Una breve señal fue todo lo que necesité. El sonido de su aliento o su pulso bajo mis dedos, o tal vez un leve gemido. ¿Unas palabras, tal vez, saliendo de los labios que antes había pensado inconsciente?

Maldita sea, no vuelvas a asustarme así... —una sonrisa nerviosa se escapó mientras el terrible peso que había estado sosteniendo en mi corazón desaparecía en unos instantes. Apreté su mano con fuerza y, pudiese escucharme o no, le susurré—: Nosotros nos encargamos. Tú ocúpate de no volverme a preocupar, ¿de acuerdo?

¡¡Levántate!! ¡¡He dicho que te levantes, maldita sea!!

Besé los dedos de la chica y me puse de pie, limpiando las lágrimas que antes no había notado con la manga de mi camisa. Me giré en dirección al eidolon y Light, apretando la Llave-Espada con tanta fuerza que la empuñadura me hacía daño en la palma.

¡¡Levántate!!

La criatura se incorporó, seguramente después de haber recibido un ataque por parte de Light. ¿Había logrado superarla, aunque fuese por unos segundos?

Había algo más... algo escondido, que sólo la bestia y yo comprendíamos.

Determinación. Fuerza de voluntad.

Ya veo... Esto es, a fin de cuentas, una prueba, ¿no es así? —murmuré, comprendiendo de pronto lo equivocados que habíamos estado al desafiar al eidolon de una manera tan impulsiva. Aquello no era lo que quería ver.

Lo que quería ver era a Light convirtiéndose en el amo que necesitaba.

¡Ey, eidolon! ¿¡Pensaste que habías acabado con nosotros!?

Apunté a la bestia con mi Llave-Espada, determinado a hacerle llegar mis sentimientos. Había lastimado a Nadhia. Había lastimado a Light.

No iba a permitírselo. Fuese o no mi prueba, no iba a hacerme a un lado en aquel combate.

¡Déjame demostrarte lo que hago a aquellos que lastiman a mis amigos!

Eché a correr en dirección a la bestia, separando mi Llave en dos dagas a mitad del camino. Giré ambas empuñaduras con destreza, para que las espinas quedaran alineadas con mis nudillos. Con la mayor agilidad que le fue posible a mi cuerpo, sin el poder de la Gravedad para ayudarme, di un salto en dirección al muro más cercano al eidolon. Me apoyé en dicha pared durante unos instantes, cuanto la gravedad natural pudo permitirme, y luego salté en dirección a la bestia, esperando caer justo en su cuello.

Si lo lograba, me abrazaría a la bestia y volvería a unir mi Llave-Espada, que quedaría en la posición perfecta para volver a hacerlo sin tener que desmaterializarse. Así, colgado de su cuello, esperaría ser un estorbo para el eidolon.

¡Light, tienes que demostrar ser el amo que espera! ¡Muéstrale tu fuerza, tu determinación! ¡Usa el poder que te caracteriza!

Si había logrado mi objetivo, movería mis pies hasta que encontrase un lugar de la Armadura donde clavar mis talones. Haría lo posible para quedarme pegado como una molesta pulga.

No voy a soltarte hasta que quites ese molesto reloj de la cabeza de mi amigo, sucio perro.
—You're like that coffee machine: from bean to cup, you fuck up—

~Dondequiera que el arte de la medicina es amado,
también hay un amor a la humanidad~


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Re: [Ciudad de Paso] Atracción Fatal

Notapor EspeYuna » Mié Abr 03, 2013 2:12 pm

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El golpe fue bestial. No sabía de donde sacaba aquella valentía. Era poco propia de mí. ¿En serio había estado dispuesta a recibir un ataque de tal magnitud, sólo para distraer a nuestro enemigo? ¿Estaba comenzando a ser temeraria y testaruda, dejando atrás a la Nadhia cobarde y asustadiza? Era tan extraño...

Escuché en la lejanía los gritos de Light intentando doblegar al eidolon, mientras yo hacía el intento propio por no perder el conocimiento, a pesar de que la cabeza me diera vueltas y mi cuerpo pidiera descanso en la oscuridad.

No podía... tenía que ayudar a Light... aquel contador seguía... corriendo... no...

¿Nadhia...? ¿¡Nadhia!? ¡Nadhia, por favor dime que estás bien!

Ugh —gemí, al sentir como alguien me agarraba la mano y rogaba porque le contestara—. ¿Xef...il...?

Maldita sea, no vuelvas a asustarme así... —el apretón de su mano era cálido, reconfortante. Hizo que entreabriera los ojos, deseando quedarme con él. Y fue entonces cuando vi su sonrisa, nerviosa ante la situación—: Nosotros nos encargamos. Tú ocúpate de no volverme a preocupar, ¿de acuerdo?

¡¡Levántate!! ¡¡He dicho que te levantes, maldita sea!!

Escuché a un Light furioso. Intenté alzar la cabeza, pero no pude. El golpe me había trastocado bastante, y los nervios de mi cuerpo lo notaban. Me sería muy difícil volver a inmiscuirme en la batalla, y más cuando Xefil me había pedido que no le preocupara más, besando los dedos de mi mano.

¡¡Levántate!!

Sabía que Light se refería a su eidolon, a su prueba de valor. Tal y como había dicho Montblanc, aquella era su batalla, pero...

... era una niña testaruda, a fin de cuentas.

Me volví de espaldas al suelo, tosiendo y con un agudo dolor en todo el cuerpo. Sin embargo, saqué las fuerzas necesarias para invocar de nuevo a Ángel Forjado.

Quería volver a ser de ayuda una vez más, por lo que no tuve ningún reparo en lanzar un último ataque, directo al pecho del eidolon, intentando no alcanzar a Xefil, quien colgaba de él como si se tratara de un molesto parásito.

¡Flech... cof... Celest...!

Directa al pecho. Tras aquello, el cansancio se apoderó de mí y mis brazos volvieron al frío suelo, haciendo desaparecer a Ángel Forjado de mis manos. Como si hubiese cavado allí mi propia tumba, las plumas blancas que soltó mi llavero decoraron mi posible lecho.

Pero estaba contenta de haber lanzado un último hechizo. Confiaba en que Light venciera.

No quería perderle, ni a Xefil tampoco.

A ninguno de los dos.

...

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Re: [Ciudad de Paso] Atracción Fatal

Notapor Light » Jue Abr 04, 2013 11:55 pm

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¡Déjame demostrarte lo que hago a aquellos que lastiman a mis amigos!

¡¡Allá vamos!! exclamó Light enérgico, preparado para continuar con el combate y salvar su vida.

Y así, ambos aprendices se lanzaron una vez más contra el eidolon. Sin previo aviso, Light fue el que realizó el primer movimiento. Colérico, agarró con ahínco su arma y concentró todas sus fuerzas en un devastador Golpe Contundente, dirigido hacia el abdomen de la criatura en particular, esperando volver a atravesar la armadura como en la ocasión anterior.

Y acertó. La bestia fue incapaz de evitar el mamporro, pero tampoco se podía decir que le había afectado demasiado: la armadura había amortiguado prácticamente todo el ataque. Tampoco resultó aturdido por el ataque.

Necesitaría algo más que la determinación para terminar con el combate.

El eidolon no se quedó de brazos cruzados tras la ofensiva de su invocador. Al segundo, levantó una de sus grandes zarpas y se dispuso a atravesar al joven Light con éstas, al igual que había hecho con la cama de la habitación del hotel.

Pero inesperadamente fue interrumpido. Las acciones de Nadhia y Xefil detuvieron sus acciones; en primer lugar Nadhia, que utilizó las últimas fuerzas que le quedaban para disparar la última de sus flechas de luz, la cual impactó contra el pecho de la bestia de acero. Al igual que el Golpe Contundente, no le hirió demasiado, aunque al menos había conseguido interrumpir su ataque, otra vez.

Te debo una de nuevo, Nadhia…

¡Light, tienes que demostrar ser el amo que espera! ¡Muéstrale tu fuerza, tu determinación! ¡Usa el poder que te caracteriza!

Y Xefil también puso de su parte. El aguerrido aprendiz se atrevió a aterrizar en la gran armadura de la criatura, para quedarse allí pegado, como la más molestosa de las pulgas. Situándose sobre el gran cañón que sobresalía de su pecho, logró obstruir su rango de visión y su principal objetivo: al invocador que debía probar. Intentó quitárselo de encima, pero sus extremidades cubiertas por aquella pesada armadura no eran lo suficientemente flexibles y manejables para alcanzar la localización perfecta del amigo de Light. Entre furiosos rugidos, intentaba librarse de él zarandeando su cuerpo violentamente, como un toro furioso. Sus intentos fueron inútiles.

Xefil...

Asintió prácticamente al segundo. Sin pensárselo dos veces, levantó en alto su llavero de bronce, lleno de ímpetu.

¡¡Allá va!!

Con la luna creciente en mente, descendió el arma vertiginosamente, liberando en el proceso la Onda Lunar que tanto le caracterizaba. La onda vertical, similar a una luna creciente. El rayo colisionó contra el abdomen del eidolon nuevamente, que no pudo ver venir el ataque de ninguna manera.

Una grieta.

¡Voy a matarte! —la llamativa grieta que había creado en el revestimiento del eidolon no consiguió pasar inadvertida. Levantó a Teluria con ambos brazos estirados y se dirigió rápidamente hacia la bestia, que no pudo verle venir de ninguna manera.

Apretó su mandíbula, furioso. Apuntó a la grieta con la más desesperada de las miradas y hundió la Llave Espada en su objetivo. Pese a que empezaba a experimentar fatiga y cansancio, el muchacho era consciente de que lo tenía que dar todo.

Por la oportunidad que Xefil y Nadhia le habían brindado.

Por su amistad.

¡¡Sí!!

Y la atravesó. Exitosamente, había conseguido crear un pequeño boquete en aquella parte de la armadura, dejando así parte del pelaje azul de la gran bestia al descubierto. No tendría otra oportunidad como aquella, debía atraversarle completamente y destruirle...

El eidolon respondió inmediatamente con un prolongado alarido de dolor tras recibir aquel violento ataque. Light, conmovido y aterrorizado, inmediatamente despegó los dedos la Llave Espada, que aún permanecía clavada en el eidolon y retrocedió escasos pasos, llevándose las manos a la cabeza, atormentado.

No podía seguir perforándole.

¿Qué estoy haciendo?

Un déjà vu.

Las ganas de vomitar otra vez. Esta vez, el joven pudo evitar llevarse la mano hasta el pecho en primer lugar, y después, hasta su boca. Aquel rugido tan familiar…

Qué demonios…

¡¡Cállate!!

El eidolon aprovechó aquel afortunado momento para realizar su siguiente movimiento. Giró sobre sí mismo otra vez, aunque esta vez realizó un ataque giratorio mucho más poderoso que el anterior. Consiguió crear un gran y violento tornado de viento, que sin duda conseguiría atraparía y mantendría a los dos aprendices en el aire durante varios segundos (incluyendo a Xefil, que había decidido mantenerse pegado a la bestia).

Inmersos en el ojo del huracán y presos del viento cortante, los aprendices experimentaron como el aire afilado cortaba aleatoriamente partes de su cuerpo, inevitablemente y sin poder ser esquivadas. En el caso de Light, su cara se llenó de leves rasguños. Xefil también recibiría daños más bien leves.

En cambio, lo que vino después sí que tuvo que doler, y Xefil no podría esquivarlo de ninguna de las maneras. En cuanto el tornado empezó a mitigarse, las pequeñas y escondidas manos del eidolon se vieron iluminadas por un extraño fulgor azul. Rápidamente la luz tomaría una forma peculiar: dos esferas celestes de luz muy densa.

Incapaz de esquivar el próximo ataque del eidolon, Xefil recibiría las dos esferas de lleno, mientras aún flotaba en el aire. Aproximándose al aprendiz del Reino encantado, el eidolon entrechocaría sus manos contra el cráneo del joven; o más bien, las dos esferas de energía lunar, ocasionando una pequeña explosión por el impacto y quemando al aprendiz. Un agudo dolor de cabeza le acompañaría por unos instantes, y un tremendo ardor similar a la fiebre también. Afortunadamente, no le dejaría inconsciente, pero sí aturdido.

Finalmente, caería simplemente sobre el suelo; incapaz de protegerse del siguiente ataque del eidolon, que no se encontraba demasiado lejos de él.

Después estaba Light, el invocador de aquella criatura. El muchacho no recibió un ataque adicional, pero su caída no resultó menos agradable que la de Xefil. Atravesó volando la habitación y cayó estrepitosamente sobre la trinchera que él había hecho segundos atrás con la cama, que se encontraba al fondo de la habitación. Su espalda, que había colisionado directamente contra el mueble colocado a modo de barrera, de mala manera, asumiría de nuevo todas las consecuencias.

Bestia d-del demonio...

Dolorido, maldijo a la bestia que les estaba dando tanta guerra. Sin poder reincorporarse, solamente podía observar como el contador seguía avanzando.

Imparable, el tiempo seguía a su propio ritmo, y ya no tenía fuerzas para seguir luchando. Su hipotética hora de fallecimiento estaba cada vez más próxima, y la desesperación, que en principio no se había apoderado de él, empezaba a hacerlo.

No me quedan más fuerzas... n-no...

Si fuera más fuerte.


Una lágrima se deslizó por su rostro. Desesperado y sin poder moverse prácticamente, decidió girar el cuello para buscar su Llave Espada, pero no estaba allí. Tarde o temprano, se acabaría percatando de que la Llave Espada no estaba consigo, sino que permanecía clavada en el vientre de la criatura. Ésta empezó a andar hacia Xefil; posiblemente, para rematar a la pulga que le había estorbado previamente.

¿Es el fin? Espera... ¿Xefil? ¡¡Xefil!!

Aterrado, contempló pasmado a la criatura. Ya estaba prácticamente al lado del aprendiz; inmóvil por el aturdimiento del ataque anterior, no podría reaccionar a tiempo. A su vez, Light no estaba capacitado para moverse, y aunque pudiera, no llegaría a tiempo para impedir su ataque. Además, estaba desarmado, así que tampoco podría ejecutar una Onda Lunar. No podría detenerle.

Si fuera más fuerte...

Si no hubiera cedido antes...


Tenía toda la culpa de lo que había pasado.

¡¡Detenteeeeeee...!! —vociferó como jamás lo había hecho en la vida.

A este paso, Xefil recibiría el ataque. Y Nadhia no podría salvarles.

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VIT: ??/?? Imposible de determinar
PH: ??/?? Imposible de determinar
Magia afín: Luna.
Arma: Cuerpo a cuerpo.

Características:
▪ Reconoce como amo a quien esgrime el poder de luna y las estrellas.
▪ Reconoce como amo a quien demuestra su Determinación.
▪ ??

Habilidades:
Condena [Nivel X] El invocador debe superar la prueba en un límite de tiempo de cinco minutos. Si el contador llega a cero, el invocador muere.
Gao-torbellino (HC) [Nivel 5] [Requiere combate cuerpo a cuerpo: 10] Da vueltas sobre sí rápidamente creando un torbellino con su cuerpo, y avanza hacia el enemigo de enfrente para embestirle.
Hielo (HM) [Nivel 2] [Requiere Poder Mágico: 3]. Proyectil de hielo lineal, con muy pocas posibilidades de congelar.
Cañón Lunar (HM) [Nivel 10] Concentra una energía radiante durante unos segundos, y después, la libera en forma de un rayo enorme. Altas probabilidades de causar ?? Puede ser interrumpido.
Ensartar (HC) [Nivel 10] El usuario se acerca súbitamente a sus contrincantes y después ataca con sus garras, pudiendo atravesar prácticamente cualquier superficie sólida con ellas.
Gao-tornado (HC) [Nivel 15] Utilizando su avanzado nivel de Combate cuerpo a cuerpo, el usuario de la habilidad puede generar un prolongado huracán con su propio cuerpo para atrapar e inmovilizar a sus contrincantes, quienes recibirán daños leves de elemento aire. Puede encadenarse con otra habilidad. (Desbloqueada!)
Shock lunar (HC) [Nivel 13] El personaje concentra una gran cantidad de energía lunar en sus manos para crear dos esferas explosivas. El usuario puede lanzar estas bolas de energía a modo de proyectiles o mantenerlas adheridas en sus manos, para golpear con éstas a sus contrincantes directamente. Las bolas de energía explotan al entrar en contacto con los enemigos y tienen probabilidad media de causar aturdimiento. (Desbloqueada!)
▪ ¿?


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Re: [Ciudad de Paso] Atracción Fatal

Notapor Zee » Sab Abr 13, 2013 3:54 am

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Puedo asegurar que jamás en toda mi vida; ni siquiera durante las excursiones de cacería, persiguiendo la cena sobre un veloz corcel, me he sostenido con tanta fuerza a algo. Mis manos y pies se habían prácticamente clavado en donde habían encontrado sitio, en aquellos lugares donde las piezas de la armadura que aquella criatura poseía se unían las unas con las otras; de tal manera que, pese a los violentos intentos de la bestia por liberarse, le fue imposible deshacerse de mí. Parecía ser que aquella fortaleza que llevaba por atuendo también tenía sus desventajas: sus brazos no podían flexionarse lo suficiente para alcanzarme, ni siquiera el más mínimo trozo de tela de mis vestimentas.

Tal y como lo había visualizado: me convertí en un estorbo para nuestro oponente. Y Light no desaprovechó la oportunidad, alzando con decisión su Llave-Espada. Usando el poder que tanto le caracterizaba, mi amigo atacó con una poderosa Onda Lunar que impactó con tal fuerza que la armadura se resquebrajó en algún sitio debajo de mí.

¡Hazlo, Light! —apremié, sintiendo un atisbo de esperanza en mi pecho que poco a poco se iba haciendo más grande. ¿Estaría la victoria cerca? ¿Podríamos salvar la vida de mi compañero, sin perder las nuestras en el intento?

Light volvió a golpear, esta vez con más fuerza. Si fue gracias a la determinación de Light o simplemente a causa de su fuerza física no quedó claro en ningún momento, pero lo que sí pude presenciar era cómo aquel ataque demostraba ser más que la defensa del eidolon: la armadura cedió finalmente, exhibiendo el pelaje del gigantesco animal.

Evidentemente, Light Hikari no se detuvo allí. La bestia sintió en aquel momento el filo mágico de la Llave abriendo su vientre, deslizándose al interior mientras apartaba y rajaba lo que le saliese al encuentro. El pelo, la piel y el músculo del ser no fueron nada comparados con su poderosa armadura, y cedieron cuando el arma se clavó en ellos. El eidolon respondió, como era de esperar, con una exclamación de dolor.

El chico retrocedió en aquel momento, por alguna razón que no pude comprender. Su Teluria se quedó clavada en nuestro enemigo, provocándole más daño al quedarse colgada en su propia carne. Y aquello, era evidente, a la bestia no le agradó en lo más mínimo.

Una vez más, el eidolon giró varias veces sobre su propio eje, aunque en aquel momento lo hizo con mayor fuerza y rapidez. El salvaje giro actuó como el centro de un poderoso tornado que me arrancó finalmente de mi sitio y me alzó en el aire con una facilidad increíble, manteniéndome prisionero en mi propio elemento. El terrible viento que la criatura había conseguido crear corría con tanta velocidad que logró abrirme la piel y rasgar mis ropas en algunos lugares, llenándome el cuerpo con un ardor de los mil demonios. Cubrirse no servía de nada: el aire encontraba la manera.

Sin previo aviso, el remolino se detuvo y me precipité hacia el suelo, sin ningún lugar de dónde sujetarme. Durante unos instantes, pese a que intenté levantarme, el dolor me lo impidió. Sin embargo, no tardé mucho más en volver a llenarme de fuerza de voluntad, para así alzar la vista en dirección al eidolon, dispuesto a desafiarlo.

Pero la bestia se encontró frente a mis ojos a una distancia más cerca de lo que esperaba. Y se acercó con una velocidad amenazante, sosteniendo dos esferas mágicas en sus zarpas. Abrí los ojos por la sorpresa, pues aquel ser me había tomado completamente desprevenido, y no pude hacer nada más sino luego encogerme y cerrar los párpados en espera del fuerte ataque que estaba por venir.

Sentí una explosión a los lados de mi cabeza. Un hechizo tan poderoso que ignoró la bóveda de mi cráneo e impactó directamente en mi cerebro, dejándome completamente paralizado y a merced de un dolor tan agudo que, si hubiese podido gritar, seguramente habría dejado sordo al animal que me había golpeado. Sin nada más por hacer, volví a caer al suelo, aunque ésta vez como un muñeco de trapo sin la capacidad de moverse: mi cabeza rebotó contra el piso de madera.

Fue mera coincidencia que mi campo de visión se encontrara con la criatura. La bestia parecía caminar sobre la pared de una habitación desviada, con la Llave-Espada todavía clavada en su abdomen.

¿Se está acercando a mí...? —pensé, sin realmente poder hacer nada más que mirar a la bestia con una mueca estúpida y aturdida en mi rostro. Ni siquiera pude encogerme de nuevo para evitar el golpe que se disponía a darme. No podía hacer nada más que... observar. Contemplar mi propia perdición.

Escuché la voz de Light, pero sonaba enmudecida y algo distorsionada, como si me hubiesen llenado los oídos de algodón. Supe distinguir que gritaba, pero no me fue posible precisar nada más. El eidolon, sin embargo, no hizo nada al respecto. Simplemente siguió caminando hacia mí, dispuesto a acabarme.

No vas a matarme. No voy a dejarte. Aléjate de mí. ¡Aléjate! —quise gritar, pero sólo en mi cabeza fui capaz de vociferar todo aquello. Mi boca permanecía abierta, pero sin articular ningún sonido.

No podía ver ni a Nadhia ni a Light desde mi posición, y aquello me provocó un dolor intenso en el pecho. No había sido lo suficientemente fuerte para protegerme a mí mismo: ¿cómo pretendía defenderlos a ellos?

Me lamenté en silencio, añadiendo dos personas a la lista de cuántos no había podido salvar. Y si hubiera sido capaz de moverme, habría cerrado los ojos con fuerza para mantener dentro las lágrimas. No era la posibilidad de mi muerte lo que me dolía: era el hecho de saber que no podría proteger a mis amigos y que su destino quedaría incierto, inalcanzable para mí como espectador tras el desenlace de mi propia vida.

Pero incluso así, no quise rendirme. No iba a morir. No sabía qué iba a hacer al respecto, si ni siquiera podía moverme...

...pero iba a seguir luchando. De una u otra manera.
—You're like that coffee machine: from bean to cup, you fuck up—

~Dondequiera que el arte de la medicina es amado,
también hay un amor a la humanidad~


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Re: [Ciudad de Paso] Atracción Fatal

Notapor Light » Dom Abr 14, 2013 12:49 am

Light consiguió arreglárselas para bajarse de la cama y llegar al suelo, sin utilizar ninguna de sus extremidades. Desesperadamente, se dedicaría a reptar por el suelo para impedir, de alguna manera, el siguiente ataque del eidolon. Éste avanzaba muy lentamente hacia el cuerpo de su compañero. Por mucho que Light gritara, éste no pararía hasta alcanzar el cuerpo de Xefil.

Afortunadamente, se salvó. Para la sorpresa de todos, el lobo paró en seco y se desplomó sobre el suelo de la habitación, propiciando así un fuerte sonido metálico al hacerlo. Víctima de las apuñaladas salvajes de su invocador, las fuerzas de la criatura habían abandonado en el último momento.

¿Ya está? —dejó de arrastrarse por el suelo, relajándose después de tanta tensión.

¿No voy a morir?

La cuenta atrás seguía corriendo...

No tan rápido.

¿E-esa voz?

Dos figuras se manifestaron ante los jóvenes, de la nada, y ninguna de éstas sería conocida para estos. Una de ellas era una mujer con ojos azules hipnóticos, de cabello blanco con tonos azulados, al igual que su penetrante mirada. El aura solemne que emanaba sorprendería y aturdiría a los aprendices, como si se tratara de una mismísima diosa que jamás podrían alcanzar desde el suelo, ni tocar. No podían despegar la mirada de aquella dama.

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Es ella…

Aquella mujer que había visto desde el interior de la Orfebrería, a través de la ventana. Sin expresión alguna, la mujer dio una vuelta alrededor del eidolon derribado, observándole con sus grandes ojos rodeados de sombras.

Después, estaba el misterioso acompañante de la dama pálida. Engalanado con unas prendas blanquecinas y una capa violeta, el hombre de cabellos azules celestes, al igual que sus ojos, dirigió una mirada maliciosa hacia Light, que por alguna que otra razón, conseguiría ponerle la carne de gallina. La máscara que cubría la mitad de su rostro era repulsiva, al igual que su presencia.

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T-tú… ¿A qué habéis venido? ¿Quiénes sois? —preguntaba el muchacho, intentando reincorporarse por todos los medios.

El misterioso hombre dejó salir una risa afeminada ante sus esfuerzos de despegarse del suelo. Al contrario que la mujer, éste parecía estar pasándoselo bien; parecía disfrutar viéndole sufrir.

Su majestad responderá su pregunta en breves. Por favor, no sea impaciente —recomendó amigablemente a modo de reprimenda, señalándole con el dedo índice.

De repente, el desconocido levantó ambos brazos, propulsando una energía invisible que impactó contra Xefil, aunque no le hirió en absoluto. Únicamente le lanzaría por los aires hasta la posición de Nadhia, alejándole a su vez de la de su amigo Light. Si alguno de los dos intentaba acercarse a la zona donde se encontraban Light y los demás, se golpearía con un muro invisible e infranqueable.

¿¡Qué acabas de… !? ¡Xefil! Y tú, ¿¡qué demonios estás haciendo!? —observó a la mujer que se había acurrucado junto al eidolon.

Estaba… ¿Hablando con él? Con ternura incluso, como si se tratara de su propio hijo.

Tu invocador ha sido un niño muy, muy malo, pero no te preocupes. Yo te ayudaré a levantarte... aunque te dolerá.

Las palmas blancas de la mujer empezaron a cubrirse de una horripilante oscuridad. Al entrar éstas en contacto con la bestia, traspasó a ésta la oscuridad que había concentrado previamente, envolviéndole con ella y ocultándole de los ojos de todos los presentes durante bastantes segundos. La bestia, que en aquel momento llevaba incrustada el arma de su dueño, se lamentaba dentro de aquella burbuja oscuridad, y únicamente podía rugir y berrear mientras soportaba el dolor, sin posibilidad de escapar de las garras de la Oscuridad.

¡¡PARA!!

Las consecuencias acarrearon sobre Light directamente. Convulsionaba en el suelo y chillaba, a la vez que la criatura. Experimentó un dolor agudo y permanente en el pecho que, por mucho que gritara, sollozara o rogara no se mitigaría. El símbolo luminoso grabado en su pecho pasó a irradiar una luz rojiza que no podía ser nada bueno. La angustia y el pánico crecían exponencialmente, y como no, su desesperación. Por ende, el contador cambió.

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0:30:00


Los chillidos de invocador y eidolon, coordinados a la perfección, inevitablemente despertarían a una Nadhia inconsciente. La muchacha se despertaría para poder ver perfectamente el nuevo contador que adornaba la cabeza de amigo, mucho más amenazador y terrorífico que el anterior.

Ya está. Ahora es mi marioneta —aseguró totalmente convencida. Se dispuso a alejarse de la criatura para presenciar la función, apoyada en la pared del cuarto.

El capullo desagradable de Oscuridad que cubría a la criatura finalmente se rompió. Del interior de la coraza se dejaron ver unos brillantes ojos rojos que atemorizaron a Light por completo, petrificándole. Se trataba una criatura completamente diferente de la anterior: una bestia aún más grande y aterradora, recubierta de una armadura negruzca que contaba con múltiples pinchos. Su piel, que ahora estaba más al descubierto que antes, también se había vuelto más oscura.

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El nuevo eidolon no tuvo ningún problema en arrancarse la Llave Espada que seguía clavada en su costado. Sorprendentemente, podía sostener incluso aquella arma, esgrimirla como si fuera suya. Light intentó recuperarla a toda costa, pero carecía de las energías para conseguirlo…

Y de la voluntad.

¿Qué… significa esto?

Visualizó el contador que volaba sobre su cabeza y se estremeció, estupefacto. Aprovechándose del pánico que experimentaba Light, el lobo bípedo saltó vertiginosamente sobre el joven, con la Llave Espada en ambas manos, y…

Oh.

La hundió en su cuerpo, tal cual. Consiguió atravesar el estómago del joven, e incluso un poco del suelo sobre el que estaba arrojado.

Light no gritó, y su expresión ni siquiera cambió, pese a que el dolor soportado había sido increíble. Inmóvil como una estatua, su rostro anonadado observaba con terror al eidolon que le había clavado su propia arma en la tripa; en contra de su voluntad, ahora era una simple marioneta. Advirtió enmudecido las gotas de agua que se escapaban de los ojos de la bestia, dolorida. Estas lágrimas caerían sobre el rostro aterrorizado de Light.

El animal aulló, y finalmente lo comprendió todo. El dolor que experimentaba Light era reciproco para el eidolon, y viceversa.

Has fallado la última prueba. Demostraste tus poderes y la voluntad de proteger a tus camaradas, pero no pudiste reconocer a tu sucio chucho antes —le explicaba, mientras se paseaba por el centro del cuarto. Se detuvo justo delante suya—. Para ti solo era un enemigo que tenías que eliminar a toda costa, ¿y ahora? —le preguntó, cruzándose de brazos—. ¿Cómo esperas reconocerle en su situación actual, si está apestando a Oscuridad?

¿Reconocerle? ¿De qué está hablando...?

Sin comprender a lo que se refería, el muchacho giró el cuello para buscar a Nadhia y Xefil desesperadamente, ya que le pareció extraño el simple hecho de no escuchar sus voces.

¿Dónde vais...?

La visión que tuvo le conmocionó: estos dos le observaron aterrados y salieron corriendo de la habitación, cogidos de la mano, sin volverse atrás y abandonándole a su suerte. Pestañeó varias veces para asegurarse que no estaba sufriendo visiones, pero era cierto.

No... Realmente sí que era todo una visión, aunque Light no lo pudo adivinar de ninguna manera. Aquel hombre era el responsable de la cruel ilusión que Light estaba experimentando. Del mismo modo que hizo con Light en Bastión Hueco, permitió que su voz resonara en las cabezas de Nadhia y Xefil.

Lo siento mucho, pero no vais a intervenir de ninguna manera. Él ya no puede veros, ni tampoco oíros.

Es inútil —dijo en alto el hombre de cabellos azulados, dirigiendo una mirada divertida hacia Nadhia y Xefil, que realmente se encontraban allí, aunque Light ya no podía divisarles—. Tus amigos… si se pueden llamar así, te han abandonado. Ya no te queda nada… monstruo.

Así que… ya no me queda nada —balbuceó con dificultad, prácticamente incapaz de mantener la conciencia por más tiempo. Se negaba a creer que realmente le hubieran dejado solo…

Solo podía llorar en silencio. Una vez más, estaba destinado a sufrir la soledad.

Retiraos.

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00:15:00


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Inmediatamente, el eidolon y el acompañante de la mujer se apartaron del cuerpo ensartado y casi sin vida de Light. El contador ya iba por los quince segundos, por lo que tarde o temprano su vida se extinguiría.

Ya era demasiado tarde para derrotar al eidolon. Todo había acabado.

Preparaos para ver algo grande. Lo que vais a presenciar no se ve todos los días —les comentaba alegremente el misterioso hombre enmascarado a los dos aprendices, sin que Light pudiera escucharle. El individuo no se situó muy lejos de Nadhia y Xefil; solo un par de escasos metros les separarían. Puede que a ambos aprendices se les ocurriera la idea de atacarle para acabar con la barrera que había levantado, pero no funcionaría. Si estos dos le atacaban, no conseguirían nada: sus ataques atravesarían una simple imagen del misterioso desconocido, como si realmente él no estuviera allí.

Light escuchó unos pasos que se aproximaban hacia él. Abrió lentamente sus ojos enrojecidos y visualizó con dificultad a la mujer que había hecho acto de presencia hace escasos segundos, la desconocida que había atrapado a su propio eidolon, para hacerle suyo. La dama pálida le observó sin expresión alguna, totalmente indiferente, sin importarle lo más mínimo su situación actual. Por un momento, le recordó en cierta manera a la guardiana del castillo: Hisa Wix.

Iba siendo hora de hacer las presentaciones.

Soy Dusk, la Reina del Crepúsculo, y he venido a hacerte una invitación imposible de rechazar —se presentó a sí misma, mientras acariciaba con una de sus manos el mango de su arma, insertada aún en su cuerpo. La otra mano la tendió hacia Light—. Tu poder no ha podido pasar desapercibido ante mis ojos, así que has sido elegido para ser mi Caballero de la Llave Espada personal.

Así que es esto lo que queréis… claro…

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00:10:00


Sírveme. Únete a mí, Light Hikari. Hazlo, y detendré yo misma el contador de la condena. Sé mi paladín y, únete a mi ejército de Sincorazón. Si aprendes a utilizar el poder de la Oscuridad que tanto temes, jamás tendrás que volver a tenerle miedo.

¿Cómo sabía tanto de él? ¿Por qué…?

¿Por qué le pediría algo como eso? ¿Quién era esa mujer?

Podría convertirte en mi siervo de la Oscuridad yo misma, pero si no aceptas mi Oscuridad no me servirá de nada.

>>Dime, ¿qué puedes perder? ¿Acaso no te han abandonado tus amigos? ¿Acaso no te ha traicionado tu propio eidolon por mi poder de la Oscuridad? Lo has perdido todo. Desechar tu vida porque sí no es una opción inteligente. Decide ahora.

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00:05:00


"¡Maestro Ronin! Yo, Light Hikari, aceptando el legado de Licht y Dawn Hikari, juro proteger la luz y luchar sin piedad contra la oscuridad... aunque me cueste la vida."

Traicionar a mi abuela. Traicionar a Ronin. Traicionarlos a todos por la Oscuridad…

Aceptar la improvisada oferta de Dusk conllevaba traicionar todos sus principios. ¿Continuaría siendo un aprendiz de Tierra de Partida si se unía a la Reina del Crepúsculo? ¿Seguiría manteniendo sus amistades de Tierra de Partida, o se separaría de ellos, al igual que los traidores de Bastión Hueco? ¿Se acordaría alguien de él si no volvía a pasarse por allí?

¿Cómo reaccionarían sus padres?

Mamá, papá... perdonadme.

Sería genial dejar de temer la Oscuridad… pero la respuesta seguía siendo la misma.

Jamás.

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00:00:00


Una cuchilla invisible atravesó el pecho del joven, creando un agujero descomunal en su pecho, por el cual empezó a salir sangre sin parar. Al mismo tiempo, el oscuro eidolon cayó de bruces sobre el suelo y se desintegró en miles de partículas de Oscuridad que se esfumaron en el aire.

Sus músculos ya no reaccionarían, y la respiración del muchacho había cesado definitivamente; sus latidos también. La Llave Espada que permanecía en su estómago se desmaterializó por ella misma, mostrando así a todos los presentes el otro gran agujero de su tronco, por el que se escaparía la sangre también, manchando del todo su camisa. Los ojos del difunto no se cerraron, sino que permanecieron observando fijamente a la dama: la Reina del Crepúsculo. Ésta se alejó de su cuerpo, impasible.

Una pena.

Sí… —afirmaba sorprendido el acompañante de Dusk, que se alejó de los compañeros de Light para acercarse a su reina, sin perder de vista a los amigos del fallecido, sonriente por el final de los acontecimientos, curiosamente. Ambos permanecieron alejados del cadáver del joven para discutir qué hacer a continuación.

Ya no había nada que hacer con el muchacho, así que el ilusionista chasqueó los dedos para desactivar uno de los conjuros que había lanzado. El muro invisible que separaba a Light de sus amigos brilló durante breves segundos y desapareció. Podrían acercarse para comprobar la verdad.

Light había muerto.
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Re: [Ciudad de Paso] Atracción Fatal

Notapor EspeYuna » Lun Abr 15, 2013 1:09 am

¡¡PARA!!

Mis ojos se abrieron de golpe al oír la voz desgarrada de Light en la lejanía. ¿Qué había pasado? Me incorporé en el suelo como pude, encontrándome con Xefil cerca mía.

¿X-Xefil...?

Dos rugidos de dolor me hicieron girar hacia el origen de estos, aterrada. Y allí, en medio de la sala hecha escombros, Light se retorcía de dolor mientras su contador comenzaba a correr a una velocidad vertiginosa.

¡¡Light!! —chillé y me levanté, intentando llegar a mi amigo. Pero tal fue mi sorpresa cuando una especie de barrera mágica me impidió el paso— ¿¡Pero qué!?

Golpeé con mis puños varias veces, aunque sin éxito alguno de que la barrera fuera a romperse con la fuerza bruta. En mi intento de hacerla añicos, percaté la presencia de dos personas en la sala.

¿Xefil, quiénes son esos? —pregunté, confundida en principio y escuchando lo que decían cerca de Light. Pero más aturdida llegué a estar cuando presencié una escena que me dejó sin habla.

El ser que nos atacó, el eidolon de Light. Un capullo maloliente y desagradable, el cual a pesar de la barrera llegaba a experimentar dentro de mí una sensación insoportable, comenzaba a cubrir a la criatura. Tras una coraza el eidolon experimentó una transformación... horripilante.

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Ésta cogió el arma de mi amigo, dispuesto a... no... ¡¡no!!

¡¡LIIIIGHT!!

Un grito desgarró mis cuerdas vocales cuando la criatura atravesó sin piedad el estómago de mi amigo. Golpeé desquiciada la barrera, quizás dañándome las manos, pero en ese momento el único dolor que sentía era la angustia. Light se había quedado en el sitio, con su propia arma atravesándole el cuerpo. Grité, golpeé, volví a gritar.

Me giré entonces a Xefil, desesperada.

¡¡Xefil!! —gritando su nombre y haciéndole reaccionar, invoqué enfurecida mi Llave-Espada, y con las pocas fuerzas que tenía, comencé a realizar tajos horizontales y verticales contra la barrera mágica— ¡¡Maldición, Light!! ¡¡¡Light!!!

El aullido del eidolon hizo que se me encogiera el corazón, pues Montblanc me lo había dicho: el eidolon formaba parte de Light. Fue entonces cuando lo comprendí. El dolor que emanaba aquella criatura era la misma de su creador. Observé enfurecida a la mujer que se hallaba en el lugar, acercándose a Light cuando éste cayó al suelo. La sangre comenzó a extenderse alrededor de su cuerpo.

¿¡Quién narices eres!? —grité, haciéndome daño en las muñecas al chocar de forma brusca contra la pared mágica— ¡¡Deshaz esto!! ¡¡¡Deshazlo!!! ¡¡Light!!

De pronto, Light giró su rostro hacia nosotros. Grité su nombre una y otra vez, pero su rostro marcado por el dolor.

Lo siento mucho, pero no vais a intervenir de ninguna manera. Él ya no puede veros, ni tampoco oíros.

Mis ojos giraron llenos de ira hacia el otro presente en la sala. Sus palabras encendieron la rabia dentro de mí, sacando fuerzas de donde no tenía para aporrear a patadas la pared mientras usaba a la vez mi Llave-Espada.

¡¡Light!!

Es inútil. Tus amigos… si se pueden llamar así, te han abandonado. Ya no te queda nada… monstruo.

¡¡ESO ES MENTIRA!!

Así que… ya no me queda nada.

¡Light, no! —mi voz se quebró al ver las lágrimas descender por el rostro de mi amigo, cayendo bajo la ilusión de aquel hombre— ¡Xefil, tenemos que hacer algo! ¡¡Light, estamos aquí, no nos hemos ido a ninguna parte!! ¡¡LIGHT!!

Aterrorizada, vi como el contador estaba a punto de finalizar su cuenta atrás. Comencé a respirar con dificultad, sin rendirme en ningún momento intenté invocar una Flecha Celestial, pero fue inútil. El agudo dolor en mi sien me impedía ejecutar un hechizo en condiciones.

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00:15:00


Preparaos para ver algo grande. Lo que vais a presenciar no se ve todos los días —tan cerca estaba el hombre de nosotros, pero yo sólo tenía ojos para Light en aquel momento. La soledad que estaba experimentando me destrozaba, el dolor que estaría sufriendo en sus entrañas...

Soy Dusk, la Reina del Crepúsculo, y he venido a hacerte una invitación imposible de rechazar. Tu poder no ha podido pasar desapercibido ante mis ojos, así que has sido elegido para ser mi Caballero de la Llave Espada personal.

¡¡Light!!

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00:10:00


Sírveme. Únete a mí, Light Hikari. Hazlo, y detendré yo misma el contador de la condena. Sé mi paladín y, únete a mi ejército de Sincorazón. Si aprendes a utilizar el poder de la Oscuridad que tanto temes, jamás tendrás que volver a tenerle miedo.

¿Quién demonios era esa mujer? ¿Qué quería de Light? ¿Por qué le hacía sufrir de esa manera?

Podría convertirte en mi siervo de la Oscuridad yo misma, pero si no aceptas mi Oscuridad no me servirá de nada.

>>Dime, ¿qué puedes perder? ¿Acaso no te han abandonado tus amigos? ¿Acaso no te ha traicionado tu propio eidolon por mi poder de la Oscuridad? Lo has perdido todo. Desechar tu vida porque sí no es una opción inteligente. Decide ahora.

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¡¡¡LIGHT, NO!!!

Jamás.

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"No... no puede ser..."

Una pena.

Sí…

En un último intento de atravesar la barrera, me vi a mí misma atravesarla y caer repentinamente al suelo, pero me arrastré como pude a donde yacía Light.

¡Light! Light...

Temblorosa, me agaché a donde se hallaba mi amigo. Su Llave-Espada desapareció en un bello haz de luz, dejando ver la espantosa herida que atravesaba su cuerpo. Una de mis manos se apoyó en el hombro de Light, zarandeándolo en principio. Sus ojos mirando a la nada lo confirmaban, pero...

Light, vamos —musité, agarrándole de las ropas—. D-Déjate de bromas, levanta.

Light no se movió. Agachada y muy cerca suya, mi mano pasó por su pecho y emití un gemido de dolor. No sentía los latidos de su corazón.

Light, tú no, no puedes —balbuceé, mis labios temblorosos intentaban contener el llanto—. Eres el Mandoble Celeste. Esto es una chiquillada. T-Te vas a poner bien, Light.

Mi mano rozó una de sus mejillas. Un escalofrío recorrió todo mi ser.

Estaba frío como el hielo.

¡Light, tenemos que volver a Tierra de Partida! —allí, tirando a Ángel Forjado al suelo, levanté el cuerpo de Light y lo acurruqué hacia mí, abrazándolo— Tenemos que ir a... a la Villa... Ágatha tendrá preparada las pastas que tanto te gustan. Si no vamos pronto... ella seguramente te azotará en la cabeza, con su vara. ¡Light, por favor! ¡Déjate de tonterías, despierta! ¡Di algo!

No hubo respuesta.

Fue entonces cuando le abracé con todas mis fuerzas, intentando reprimir el dolor, pero estallé en llanto mientras el cuerpo de Light yacía en mi regazo. A las lágrimas del eidolon se sumaron las mías en su rostro, pálido y sin vida.

¡Xefil, haz algo! —exclamé, hundida en el dolor— ¡Dile a Light que despierte, por favor!

* * *


Todos los presentes pudieron contemplar a la amiga de Light llorar por él, acurrucada en el gélido cuerpo. La joven, ignorando la realidad de su alrededor, comenzó a recordar los buenos momentos que había pasado al lado de su compañero. Como lo había conocido en la Villa. Como compitieron juntos. Como tomaron pastas junto a su abuela. Y como él le dio las fuerzas necesarias, aquel día, para aceptarse a ella misma.

Light...

La muchacha manchó su mano con la sangre de la grave herida de su compañero. Observó sin brillo en sus ojos aquel líquido que manchaba sus guantes y se escurría por sus dedos, cuando de pronto, algo extraño comenzó a suceder para los presentes.

A pesar de que ella no se daba cuenta.

Levant. Light, es amicus meus. Nisi moriantur.

Nadhia comenzó a hablar, para sorpresa de todos, en otra lengua. Xefil no le entendería, pero cabría decirse que por el acento y el tono de su voz se trataba de un dialecto antiguo.

Si cualquiera de los dos presentes intentaba acercarse a Light, Nadhia cogería su arma y amenazaría con ella, manchándola con la sangre de Light. El líquido recorrería el filo de Ángel Forjado hasta gotear en la punta.

Noli ire prope eum!

Nadhia se giró a Xefil, con lágrimas en los ojos.

Hes non mortuus est. Xefil, non est!
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Re: [Ciudad de Paso] Atracción Fatal

Notapor Zee » Mié Abr 17, 2013 5:38 am

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Con no poco esfuerzo, logré apoyar una de mis manos en el suelo. Alcé la cabeza, sintiendo cómo mis músculos respondían de una manera torpe y débil; aun así, me esforcé por mirar al eidolon a los ojos.

No... vas a... tocarme... —conseguí musitar. Haciendo acopio de toda mi fuerza de voluntad, me apoyé sobre una mano y un codo, logrando apenas levantar mi tronco y cabeza del suelo. Parecía que, aunque con una lentitud increíble, lograba recuperar mis energías. Cuando mis ojos se toparon con los de la bestia, intenté poner en los míos toda la resolución que me fue posible; no sabía si mi propia actitud ayudaría a la prueba de Light, pero por lo menos debía intentarlo.

Y cuando finalmente logré mirarlo, se desplomó sin previo aviso. Simplemente cayó al suelo, como totalmente desprovisto de energías.

Qué.

Permanecí donde me hallaba, mirando con incredulidad el cuerpo del gigantesco lobo que sencillamente había caído frente a mí. Contemplé con nerviosismo al animal, esperando que en cualquier momento volviese a levantarse para atacar, pero no volvió a mover ni un músculo.

Había sido derrotado. Llegando a aquella aliviadora conclusión, dejé salir un gruñido de cansancio, mientras me permitía volver de nuevo a mi posición en el suelo.

No tan rápido.

Mis sentidos se activaron de nuevo al escuchar aquella voz desconocida, especialmente tras comprender el mensaje que quería transmitirnos: ¿"no tan rápido"? Volví a erguirme tanto como mi cuerpo me lo permitía y me encontré con dos individuos desconocidos, cuya llegada no sería capaz de precisar. El primero de ellos era una mujer de cabello plateado y mirada penetrante de ojos grises, levemente azulados, que llevaba puesto un traje de satín negro de costuras carmesíes y acompañado por una corbata del mismo color. El segundo, por otro lado, era un hombre enmascarado que, por el innatural color celeste de su cabellera, sin duda no era de aquel mundo; si hubiese sido de mi mundo, habría llevado puestas las ropas de un erudito o un estudiante.

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T-tú… ¿A qué habéis venido? ¿Quiénes sois? —cuestionó Light, quien se hallaba tan débil como yo y le costaba levantarse del suelo.

Su majestad responderá su pregunta en breves. Por favor, no sea impaciente —reprochó el hombre, señalando juguetonamente a Light. A juzgar por su prepotente media sonrisa y la leve carcajada que se había permitido anteriormente, parecía estar divirtiéndose con la situación.

De pronto, alzó sus brazos al frente. Sin pronunciar ningún vocablo, la magia fluyó de la punta de sus dedos y corrió en mi dirección. El invisible hechizo me levantó del suelo de un empujón en cuanto impactó en mí, arrastrándome hasta el otro lado de la habitación, cerca de Nadhia, quien todavía se hallaba inconsciente. Caí con fuerza en el suelo, pero excluyendo el aterrizaje, el conjuro no me hizo ningún daño.

¿Qué ha sido eso...? ¿Gravedad... Magneto...?

Me puse de pie a duras penas, con el brazo que sostenía la Llave-Espada colgando con muy pocas fuerzas, incapaz de sostener la pesada arma. Mis rodillas se flexionaban cada pocos instantes, haciendo amago de terminar cediendo ante mi propio peso. Como me había erguido, sentí un hilillo de sangre corriendo por un lado de mi rostro, algo que en el suelo no había advertido en lo más mínimo; la herida comenzó a arder apenas me di cuenta de ella.

No pude avanzar ni medio paso cuando me encontré con un muro invisible. Lo hubiera golpeado si hubiese tenido más fuerzas, pero me fue imposible hacer algo más que simplemente tocar su superficie con el puño.

¿Por qué no querían que me acercara a Light? ¿¡Qué estaban a punto de hacer!?

La mujer de cabellera de plata se había agachado junto al eidolon y parecía haberle dicho algo. Con una elegancia temible, sus manos se llenaron de oscuridad y acariciaron el pelaje de la bestia, extendiendo así las penumbras alrededor de su cuerpo. Las sombras envolvieron al eidolon casi de inmediato, creando un capullo a su alrededor del cual era imposible escapar.

Comenzó a llorar. A aullar de dolor.

¡¡PARA!!

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Para mi sorpresa y horror, Light comenzó a ser afectado también. Mi amigo comenzó a sacudirse en el suelo, gritando al mismo tiempo que el lobo aullaba. Aquella oscura magia, fuese lo que fuese, estaba afectando tanto a la bestia como a Light. El dolor que ambos estaban experimentando era tan increíble que mis dientes rechinaban al oír sus gritos al unísono.

¡¡Detente, déjalos en paz!! ¡¡Detente!! —chillé, sacando fuerzas de sabría quién dónde y golpeando el muro invisible con la Llave-Espada. Como era de esperar, la defensa mágica hizo rebotar mi arma sin ningún esfuerzo.

El contador de Light había bajado alarmantemente.

¿X-Xefil...?

Me giré hacia Nadhia durante unos instantes, pero luego volví a mi incesante ataque contra la barrera mágica. Mi Llave-Espada no servía de nada, pero no podía dejar de intentarlo; aquella clase de hechizos obtenían su fortaleza de la energía de su invocador. Y como una persona no puede tener fuerzas ilimitadas, era evidente que aquella muralla tampoco.

¡Pero aquel hombre no parecía afectado por mis ataques! Simplemente miraba con atención el espectáculo que se presentaba frente a sus ojos, sin hacer ni una sola mueca. ¿Cómo era posible que su defensa fuese tan fuerte? ¿¡Quién demonios era!?

¿Xefil, quiénes son esos? —me preguntó Nadhia en aquel momento. Desgraciadamente, fui incapaz de darle una respuesta y simplemente negué con la cabeza, mientras apretaba los dientes con ira. Solté un grito de impotencia y lancé la Llave-Espada a lo lejos, donde rebotó varias veces e hizo un estruendo antes de quedarse quieta en el suelo.

Las penumbras que habían envuelto al eidolon finalmente cedieron, revelándonos la terrible transformación que había ocurrido allí adentro, como la antítesis de una bella mariposa. Lo que surgió de aquel capullo fue una criatura envuelta en sombras, de pelaje color obsidiana, con ojos rojos llenos de furia y demencia. La armadura azul que antes parecía tan bella, pudiese uno observarla en una situación tranquila, se había vuelto en un conjunto de piezas negras cubiertas por espinas.

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La bestia arrancó la Teluria que seguía clavada en su carne como quien se quita una astilla del dedo. Sin esfuerzo alguno, le dio la vuelta y la tomó como si fuera suya; desesperado, Light extendió su mano hacia ella, esperando materializarla, pero por alguna razón el arma no le obedeció.

¿Acaso... se había rendido?

Algo detuvo a Light. No hizo nada cuando el eidolon cargó hacia él, blandiendo su propia Llave con ambas manos.

¡¡LIIIIGHT!!

¡¡Light!!

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Y no hizo nada cuando la Llave atravesó su vientre, tal y como previamente había atravesado al eidolon. El arma lo cruzó por completo, incluso dañando el suelo de la habitación. Inmediatamente la sangre comenzó a escapar del cuerpo de mi amigo, manchando sus ropas, la madera, el mismo filo del arma...

Nadhia gritó, aterrada. Con desesperación, comenzó a golpear la barrera una y otra vez, incluso cuando me había visto a mí hacerlo sin ningún resultado. Yo, por otro lado, no pude hacer nada más que observar la escena, mientras sentía que mi corazón quería saltar de mi pecho.

¿Cómo... cómo había pasado aquello...?

¡¡Xefil!! —gritó de pronto Nadhia, como si esperase algo al respecto por mi parte. Negué con la cabeza, bajando la mirada, aunque luego apreté los dientes con fuerza y extendí la mano en dirección a aquellos dos individuos. Sacando energía que no sabía que existía, lancé varios hechizos en secuencia al muro, rugiendo mientras tanto. Al ver que no funcionaban, intenté aparecerme al otro lado de la habitación, pero por alguna razón el muro también fue capaz de bloquear mi hechizo.

¡¡Maldición, Light!! ¡¡¡Light!!!

¡¡Déjale!! ¡¡No te acerques a él, maldita perra!! —rugí, observando con horror cómo la mujer se paseaba frente a Light como si nada hubiese sucedido. Se burlaba de él. Tanto ella como su sirviente observaban el espectáculo con una apatía inhumana.

Light se giró en aquel momento hacia nosotros, una acción que detuvo tanto a Nadhia como a mí en nuestros intentos por escapar. En su rostro reconocí, por unos instantes, terror y decepción. Luego, incredulidad. ¿Qué... qué significaba aquello...?

Lo siento mucho, pero no vais a intervenir de ninguna manera. Él ya no puede veros, ni tampoco oíros.

Es inútil —expresó el hombre, el mismo que nos había enviado aquel mensaje telepático, mirándonos con sádica diversión—. Tus amigos… si se pueden llamar así, te han abandonado. Ya no te queda nada… monstruo.

¡¡ESO ES MENTIRA!!

¡¡Hijo de puta!!

Así que… ya no me queda nada...

Nadhia y yo continuamos gritando al unísono, manteniendo la esperanza de que, tal vez, si continuábamos insistiendo lo suficiente, aquel muro de mentiras se derribaría. Pero en el fondo, me temía que el escape fuese imposible. Si tal vez tuviese suficientes energías...

No. ¡Nononono! ¡Imbécil, estoy aquí!

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Preparaos para ver algo grande. Lo que vais a presenciar no se ve todos los días —expresó con sencillez el hombre de cabellos celestes, que se había acercado tanto a nosotros que habría podido tocarlo si no fuese por sus defensas mágicas. Ni siquiera lo intenté: sabía que era imposible; no iba a conseguir nada.

La Muerte está cerca... —sentenció Némesis—. Pero también la posibilidad de salvación.

Negué con la cabeza, haciendo lo posible por ignorar a la bruja. Sólo quedaba Light y la mujer que se había plantado frente a él. En aquel momento, no importaba nada más.

Soy Dusk, la Reina del Crepúsculo, y he venido a hacerte una invitación imposible de rechazar —se presentó la mujer, sin darle mucha importancia a la situación. De una manera irrespetuosa y cruel, acarició la Teluria que seguía clavada en Light—. Tu poder no ha podido pasar desapercibido ante mis ojos, así que has sido elegido para ser mi Caballero de la Llave Espada personal.

¡Qué! ¡No!

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00:10:00


Sírveme. Únete a mí, Light Hikari. Hazlo, y detendré yo misma el contador de la condena. Sé mi paladín y, únete a mi ejército de Sincorazón. Si aprendes a utilizar el poder de la Oscuridad que tanto temes, jamás tendrás que volver a tenerle miedo.

¿Por qué le hacía semejante oferta? ¿Y por qué había tenido que tomar medidas tan desesperadas para tener a Light acorralado? ¿Quién era ella? ¿¡Qué quería de él!?


Podría convertirte en mi siervo de la Oscuridad yo misma, pero si no aceptas mi Oscuridad no me servirá de nada.

Si no aceptaba... Light iba a morir. El contador descendía poco a poco, tanto que los últimos segundos parecían extenderse como décadas.

—Dime, ¿qué puedes perder? ¿Acaso no te han abandonado tus amigos? ¿Acaso no te ha traicionado tu propio eidolon por mi poder de la Oscuridad? Lo has perdido todo. Desechar tu vida porque sí no es una opción inteligente. Decide ahora.

00:05:00

¡Hazlo!

00:04:00

>>¡Hazlo, Light!

00:03:00

>>¡Acepta!

00:02:00

>>¡¡Acepta, maldita sea!!

00:01:00

Jamás.

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00:00:00

¡¡¡No!!!

Mas mis gritos fueron inútiles. Ocultas tras las barreras mágicas del sirviente, mis desesperadas exclamaciones no llegaron jamás a oídos de mi amigo, y no lograron cumplir su propósito. En cuanto el fatal contador llegó a su fin y mi pecho se llenó con un peso insoportable, supe que todo había terminado.

No había nada que hacer, salvo derrumbarme sobre la muralla invisible a la par que la desesperanza y la agonía comenzaban a, lentamente, extenderse por mi alma. Sabía que era inevitable, sabía que iba a pasar sin importar lo que hiciera, sabía que era una dolorosa escena que estaba destinada a suceder.

Aun así miré.

Contemplé como el pecho de mi amigo estallaba sin razón aparente, creando un boquete justo donde se hallaba su corazón. Sin una vida que pudiese darle ya órdenes, el cuerpo de Light cayó sin fuerzas al suelo, acompañado por el de su oscuro eidolon. Llave y bestia desaparecieron en volutas de luz y oscuridad, mientras el alma carmesí de mi amigo se extendía por el suelo.

Una pena.

Sí…

La barrera que el sirviente había creado desapareció sin más, ahora que no había necesidad de mantenernos separados de Light. Nadhia cayó al suelo, pues había permanecido recargada en él con desesperación; mientras yo sólo flaqueé un poco al perder brevemente el equilibrio.

¡Light! Light...

Nadhia se acercó con angustia al inmóvil cuerpo de Light. Como era de esperar, el joven no respondió. No movió absolutamente ningún musculo o dejó escapar algún aliento.

Light, vamos —la joven lo sacudió de las vestimentas, pero una vez más no hubo respuesta alguna—. D-Déjate de bromas, levanta.

¿De verdad...?

Light, tú no, no puedes —las palabras de Nadhia dolían como lanzas en mi pecho. Cada vocablo que la chica pronunciaba, apenas capaz de hablar con el nudo en la garganta que tan evidente era, sentía más difícil contener las lágrimas y la ira—. Eres el Mandoble Celeste. Esto es una chiquillada. T-Te vas a poner bien, Light.

No había vuelta de hoja. Era innegable.

Light Hikari había muerto... había fallado la prueba y el eidolon lo había arrastrado consigo.

Había muerto.

Light... había...

¡Light, tenemos que volver a Tierra de Partida!

Para... —pensé, apretando los párpados y los dientes con fuerza, esperando ser capaz de mantener las lágrimas que envidriaban mis ojos.

Tenemos que ir a... a la Villa... Ágatha tendrá preparada las pastas que tanto te gustan.

He dicho que pararas.

Si no vamos pronto... ella seguramente te azotará en la cabeza, con su vara. ¡Light, por favor! ¡Déjate de tonterías, despierta! ¡Di algo!

Pero, evidentemente, Light no se movió. Porque había muerto. Light había muerto. Se había ido. Su vida había desaparecido.

Nunca más, nunca más...

¡Xefil, haz algo! ¡Dile a Light que despierte, por favor!

¿¡Y qué demonios esperas que haga, maldita sea!? —rugí, finalmente estallando. Light había muerto. ¡Mi amigo había muerto! ¿¡Y Nadhia esperaba recargarse en mí!? ¿¡En mí precisamente, que no pude derrotar al eidolon!? ¿¡En mí, que fui incapaz de romper o sortear la barrera mágica!? ¿¡En mí, que jamás tuve experiencia alguna con hechizos de sanación!?

Soy inútil... Lo dejé morir. No le acompañé como debía, no fui una buena ayuda... Seguro había algo que podía haber hecho al respecto, y yo- y yo-

Light...

No pude más. Cuando los dedos de Nadhia se mancharon con la sangre del joven, aún tibia, toda falsa fortaleza que había alzado a mi alrededor se derrumbó en un instante. Inevitablemente las lágrimas se escaparon por mis mejillas, reuniéndose con su hermana color rubí en el suelo del lugar. Jamás me había costado tanto respirar ni unas heridas me habían lastimado tanto.

A-anda, Light... Ponte de pie. ¿¡Cómo pretendes ser un Caballero de la Llave si no puedes resistir esos rasguños, eh!? ¡Te juro que si no dejas de estar muerto en este instante, yo mismo-! Yo...

¡Estaba muerto! ¡Estaba muerto, estaba muerto!

Némesis... Por favor, te lo ruego...

No podía verla, pero de alguna manera supe que la Bruja apartaba la mirada. <<¿Qué esperas de mí?>>, preguntó.

<<Lo que sea>>, respondí, rogué; <<Cierra las heridas, sánalo, regresa el tiempo... ¡Lo que sea!>>

<<Todo eso se halla fuera de mis capacidades ahora>>, se negó.

<<¡Haré lo que quieras! ¡Iré contigo! ¡Me entregaré a la Locura y a ti si lo traes de vuelta!>>, insistí, desesperado.

<<No hay nada que pueda hacer por él. Lo lamento>>, sentenció, volviéndose a encerrar en el interior de mi conciencia.

¡¡Maldita sea, eres una bruja, ¿no?!! ¿¡Cómo pretendes decirme que no puedes sanarlo!? ¿¡No se supone que eres todopoderosa!? —rugí con fuerza, olvidando que todos podían escucharme, y que nadie entendería. Desesperado, me tiré de los cabellos y dejé salir un alarido, esperando que aquello pudiese aliviar mi dolor.

Levant. Light, es amicus meus. Nisi moriantur.

Nadhia pronunciaba un conjuro incomprensible para mí. ¿Intentaba sanar a Light? ¿Serviría de algo, acaso?

Si no podíamos traerlo de vuelta...

Noli ire prope eum!

...entonces tendríamos que hacer que se reuniese con sus asesinos.

Vosotros hicisteis esto. Vosotros lo matasteis.

Mis ojos brillaron con una intensidad impresionante, un rojo más sangriento que el de la sangre que manchaba el suelo. Mis músculos se tensaron, confusos al no saber a dónde distribuir tanta fuerza. Me flexioné sobre mí mismo, sintiendo un ardor terrible recorrer mi cuerpo entero.

¡¡Voy a mataros, lo juro, lo juro!! —vociferé, apuntando con mi mano derecha a los dos individuos desconocidos que le habían arrancado la vida a mi amigo. Ni siquiera presté atención a las palabras que Nadhia me dirigió en aquel momento.

Me lancé en dirección a aquellos dos misteriosos individuos; en concreto, contra el sirviente enmascarado. Ni siquiera me preocupé por tomar mi Llave-Espada del suelo o materializarla entre mis dedos, sino que me preparé como si estuviese atacando con afiladas garras.

Y así fue: en los pocos instantes que me tomó llegar hasta el hombre de celeste cabellera, el espectro de un arma apareció sobre mis mano y antebrazo derechos, una silueta apenas visible que fui incapaz de sentir en aquel momento, pero perfectamente tangible y, lo más importante, peligrosa. Si aquellas garras atravesaban al enmascarado, sin duda alguna acabarían con su vida.

No fue la única silueta que apareció sobre mi persona. Mientras me impulsaba con una gravedad alterada, suficiente para cruzar la habitación raudo como una flecha, dos perfiles más aparecieron en mi espalda: el esqueleto de dos alas, dos delgados marcos de un material oscuro, y los fantasmas de decenas de cristales colgando de ellos.

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Pero aquellas dos tétricas imágenes que más tarde no podría explicar, visibles sólo para Dusk y su sirviente, y Nadhia, no aparecieron más que por unos cuantos segundos. Sólo lo poco que tardé en lanzarme en dirección al enmascarado, utilizando el poder de la gravedad para dispararme hacia él, dispuesto a atravesarlo con un arma que, todavía, no sabía que blandía.

¡¡¡Voy a mataros!!!

No había lugar para nada más que no fuese sed de venganza.

No había lugar para nada más sino Locura.
—You're like that coffee machine: from bean to cup, you fuck up—

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también hay un amor a la humanidad~


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