—¡El Distrito 1 debe ser la zona segura, que nadie baje la guardia! ¡Aguantaremos el portal abierto como vía de escape, daos prisa!
―¡Traedme un recuerdo!
Sin dejar de moverse, intentó contestar a las preguntas de Dos.
—El Corazón del Mundo… no te sabría decir qué es exactamente, lo importante es que si un Sincorazón lo alcanza el mundo es destruido, así que debemos protegerlo. En cuanto al Castillo del Olvido, esa es una larga historia que te contaré otro día.
Mientras avanzaba, se dedicaba a retirar de su camino a las criaturas que le estorbaban. No se entretuvo en eliminar a cada una, era imposible dada la enorme cantidad ―y, posiblemente, el escaso tiempo―. Además, a medida que avanzaban aparecían especies más poderosas que las simples Sombras y Umbríos.
Light, quien deseaba encontrar a su abuela, no tardó en localizarla cerca del acceso a los callejones: estaba a varios metros de él, situada ante un grupo Grandullones. La Maestra retirada había atraído su atención para que los habitantes indefensos pudieran escapar.
―¡Abuela! ―exclamó, y echó a correr hacia ella para ayudarla. Pero no hizo falta, la anciana se podía defender solita. Después de todo, había sido una Maestra.
Apuntó a los Sincorazón con su llave ―era la primera vez que Light la veía, su abuela la materializaba raramente―: una espada oscura de largo alcance, cuya guardia estaba constituida por dos alas negras.
―Megafulgor.
Una esfera ardiente, similar a Piro, impactó contra una de las criaturas. Y estalló, generando una enorme bola de fuego que incineró a los enemigos más cercanos. La explosión alcanzó también a Light, pero pasó completamente de largo, no le hirió lo más mínimo. Ni a él ni a los demás.
«Qué… bruta».
Ágatha se giró hacia él, sonriente. Por suerte no estaba herida, solo algo despeinada.
―Supongo que esta Portadora nunca se retirará del todo. Me alegra ver que habéis venido a ayudar.
―Y yo veo que sigues en forma, yo también me alegro ―confesó, algo más relajado. Se había quitado un peso de encima al comprobar que estaba perfectamente―. No hay tiempo para hablar, abuela, tenemos que detener a Aaron y proteger el mundo. Necesitamos que nos ayudes a evacuar a los civiles, los otros Maestros han abierto un portal en el Distrito 1, pueden escapar por ahí.
―Haré lo que esté en mi mano. Tened cuidado, y dadle una paliza a ese impresentable de Aaron por mí.
Light asintió, convencido de que le detendrían, y continuó corriendo hacia los callejones. Ágatha se quedó allí y se enfrentó a otro grupo de Sincorazón, impidiendo que siguieran al grupo de su nieto adoptivo.
Se abrió camino a base de mandobles, en los callejones, mientras buscaba a Clío o cualquier pista que les ayudara a descubrir qué estaba sucediendo y detener aquella locura.
Light, que se volteó un momento, comprobó que solo Dos y Keiko se habían unido a él en su búsqueda por los callejones. Los tres constituían un grupo bastante reducido, pero confiaba en que no tendrían ningún problema si se coordinaban bien.
«Ese sonido…», lo reconoció, dado que estaba familiarizado con éste: el que producían dos espadas al sonar.
Si las aprendizas hablaban les pediría que callaran un momento, para poder escuchar mejor.
Se guió por los ruidos de las espadas y las explosiones y acabó reuniéndose con los dos responsables de esos sonidos: Clío y Dark Light. Su semblante se volvió mucho más serio tras descubrir al segundo, situado al fondo del callejón.
—¡Os ha costado llegar!
—¡Mejor tarde que nunca! —Se colocó al lado de Clío y se encaró a su copia. Cerró las manos con fuerza en torno a la empuñadura de su arma y miró fijamente a su enemigo. Parecía que réplica y original estaban destinados a luchar… otra vez.
—Perfecto. Qué a gusto me voy a quedar cuando os mate a los dos.
—Eso si no pierdes como la última vez… —le recordó.
—Inténtalo. Puede que si hablaras menos lo hubieras conseguido conmigo, pero se te ha debido pegar la actitud de Andrei. ¿O sería más bien de Aaron? —planteó—. Debe ser eso. Solo los monstruos como ellos se dedican a destrozar la vida de otras personas para llenar su miserable existencia.
La expresión de su réplica se ensombreció y apretó su arma. Light seguía mirando fijamente a su propia copia, muy serio. Nunca se acostumbraría a su presencia, era clavado a él… y a la vez eran demasiado diferentes.
—¿Qué? ¿Duele? Claro que duele, ni siquiera un monstruo como tú… —masculló la copia de Fátima, aunque Light no le prestó demasiada atención.
—¡¡YA ME HE CANSADO DE TANTO HABLAR!
Light vio venir el siguiente ataque, pues se trataba de una habilidad idéntica a la suya (o, al menos, muy parecida): Onda lunar o alguna de sus versiones superiores. El aura azulada que envolvía su katana le alertó. Después de todo, él también acumulaba energía lunar en su espada antes de liberarla con aquella técnica.
Se posicionaría delante de Clío y el resto de aliados y agitaría furiosamente su Llave Espada, poniendo todas sus fuerzas en aquel ataque. Una segunda media luna gigante se materializaría justo después de la primera: un Colmillo lunar. Su intención era que ambos rayos colisionaran, ojalá el suyo fuera más poderoso.
O ganaba, o perdía o quedaban en empate en aquel choque de ataques lunares.
En el caso de que el rayo de Dark Light fuera más fuerte posiblemente no le daría tiempo a esquivarlo, por lo que se resguardaría tras su gran escudo, que materializaría de inmediato a ser posible. Tras defenderse lo haría desaparecer para que no le estorbara.
Sin importar el resultado del primer asalto, atacaría de nuevo: arremetería con una rápida Embestida con Llave Espada.
Posteriormente, y para evitar un posible contraataque de su réplica, propinaría un gran salto hacia atrás y ascendería con sus Alas de Nefilim para aumentar distancias. Su enemigo, en tierra, ya no le podría golpear tan fácilmente. Si le disparaba Ondas lunares, agitaría su llave para intentar rechazarlas.
No le veía sentido a aquel combate. Dark Light era amigo del resto de copias de virtuales, como Clío. Juntos habían luchado para sobrevivir... y ahora se estaban enfrentando.
¿Y qué clase de copia de él era, que luchaba por la Oscuridad y por su peor enemigo?
—¿A qué coño viene ahora esto? ¿Por qué ahora estás luchando en el bando de Aaron, contra nosotros? ¿Qué demonios quieres conseguir con todo esto? —le interrogó, indignado. Le daba igual que estuviera cansado de hablar, quería respuestas, y si no se las daba las conseguiría a base de tortas si era necesario—. Quizás… ¿Te están controlando otra vez…? —especuló. Al ser Erased Data la réplica de Aaron, dato que habían descubierto algunos Portadores en el Castillo del Olvido, le parecía perfectamente posible.