Capto acerca de los personajes. Gracias por llevar mi rol, ya tenía ganas de tener mi prólogo ^^
El joven calzó sus botas, atando los cordones con fuerza aún sentado en la cama. Había regresado unos instantes a casa para cambiar de atuendo después de pasar toda la tarde en las calles de Port Royal. No robando, sino reconociendo el terreno. Aquel día la ciudad estaba mucho más llena que habitualmente y prefería tener controlados los grupos de guardias del gobernador. Tal y como había creído en un primer momento, éstos habían aumentado de forma bastante peligrosa.
Se levantó, echando un vistazo a la habitación de Eone, donde los ronquidos del anciano indicaban su profundo sueño. Sin duda alguna era el momento adecuado para saltar a la calle. Cogió unos guantes de seda que utilizaba tras un encuentro bastante productivo y se dispuso a salir de la casa. El error fue el mal estado del suelo y el quejido de las tablas cuando pasó cerca de la sala central.
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¿...Sales de nuevo? -aquella era la voz que menos quería oír. El ruido había despertado a Eone, quien había imaginado que volvía a marcharse. Se mordió el labio inferior, haciendo una pequeña mueca con los labios.
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Sí, señor... Roncas demasiado, está claro que lo que estás tomando no hace efecto. Iré a "jugar" para sacar algo de dinero, conseguiré una medicina más fuerte -no era exactamente eso, pero estaba claro que no era una mentira al cien por cien. No le gustaba mentir: restaban puntuación en el juego según Eone.
Se produjo el silencio en la sala, y en toda la casa en general. Andros supo que el otro estaba pensando en sus palabras, así que avanzó un poco más hacia la puerta. Recordó una ultima cosa antes de salir y miró hacia atrás:
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El doctor me dijo que vendría esta noche para revisarte. Dile que le pagaré mañana por la mañana -y diciendo esto salió, dejando al antiguo mayordomo sentado en su cama, meditativo:
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Ten cuidado...El chico inspiró hondo cuando salió al exterior, llenando sus pulmones con aquel aire con olor a mar. Era lo único que no había cambiado durante su vida en Port Royal. Pasó una mano por su nuca, observando la situación actual de la ciudad: tal y como se había esperado, el número de personas se había mantenido. Incluso podía decirse que se había doblado la cantidad desde la tarde.
Sonrió , dirigiéndose a la zona de las tabernas, imaginándose que allí habría mas personas con los sentidos atrofiados por los efectos del alcohol.