Spoiler: Mostrar
La colina del ocaso, un pequeño lugar apartado de la ciudad, era un lugar perfecto para la juventud de Villa Crepúsculo: allí se podía descansar, entrenar, jugar... Ya se sabía que era el lugar por excelencia para los muchachos para divertirse o relajarse. Además, la réplica a escala del reloj de la estación siempre marcaba la hora correcta, algo más que útil por aquel lugar.
Las siete y media de la tarde marcaba precisamente aquella figura. El atardecer estaba llegando; los más jóvenes ya comenzaban a abandonar el lugar de ocio, seguramente dirigiéndose a sus casas poco a poco. Al poco tiempo nadie quedaría allí; solo el descendente sol que se perdía en la lejanía...
Y sin embargo, el joven Kibura seguía allí.