[Villa Crepúsculo] Legado

[Zee]

—¡Así se habla, chaval! Cuánto entusiasmo, ¡inspirador! —declaró Ronin, sin duda alegre ante la actitud que el muchacho había tomado. Con un rápido giro de muñeca, la Llave del Maestro terminó de cabeza, con la punta en su mano y la empuñadura apuntando a Light. El hombre se la ofreció al chico, casi arrojándosela al pecho. Con una sonrisa jovial, añadió—: Entonces, si no hay nada más que decir, en tu mano esta Llave tomarás...

Aquel era el momento en el que la ceremonia de entrega se llevaba a cabo. Light no lo sabía, pero en cuanto tomara aquella Llave entre sus manos y descubriera que ésta desaparecería al instante, se convertiría en un Portador de la Llave-Espada... igual que sus padres.

[Light]

El chico estaba dispuesto a proteger cada uno de los mundos en el nombre de sus padres, ya que era la misión y el legado que había recibido. Ágatha Furier contemplaba la escena incrédula, sin reconocer a su nieto.

—¡Así se habla, chaval! Cuánto entusiasmo, ¡inspirador! —afirmaba Ronin, encantado de la actitud de su futuro alumno. El hombre agarró la llave por un lugar no muy común, el filo, dirigiendo el mango hacia Light—. Entonces, si no hay nada más que decir, en tu mano esta Llave tomarás...

—¡Sí, señor! —asintió un Light entusiasta, desviando su mirada hacia el mango del arma que casi le tocaba el pecho.

Su abuela, al igual que Ronin, visualizaban la escena sonrientes. Light cerró los ojos. Era un camino de no retorno. Solo tenía que agarrar esa Llave Espada para que toda su vida diera un giro increíble. No se lo replanteó ni un segundo más, agarró el mango con fuerzas, como si fuera estrictamente necesario.

Light empezó a experimentar una sensación muy extraña. Sentía que le ardía el corazón, algo había cambiado en su esencia por completo. Se encontraba diferente, pero no era nada malo, de hecho, se encontraba con fuerzas para parar un tren. Todo el cansancio que llevaba acumulado de ese día se había esfumado por completo. Estaba radiante.

Cuando abrió los ojos, la llave ya no se encontraba con Ronin, había desaparecido por completo. El chico se giró hacia su abuela, con el rostro alegre y lleno de emoción.

—¡Lo he logrado! ¡Soy un Maestro de la Llave espada! —afirmó el ingenuo, dedicando una sonrisa de oreja a oreja a su abuela, que estaba obviamente orgullosa.

—¿Maestro? Para nada, simplemente eres un aprendiz... te falta muchísimo para llegar a eso —le advirtió la mujer seriamente, depositando la bandeja del tentempié en la mesa más cercana de los maestros—. ¡Bueno! ¡Un nuevo elegido ha nacido! Hay que celebrarlo... venga, vamos a almorzar.

[Zee]

—Tu abuela tiene razón, chaval —coincidió Ronin, cogiendo una taza de café y dándole un gran trago—. Tienes un largo camino en frente de ti. Te tomará un largo tiempo poder compararte con tus viejos.

—¿Nos vamos, entonces? Supongo que, eh, estará ansioso... —sugirió Kazuki, aunque al echarle una ojeada a las golosinas decidió tomar unas cuantas y quedarse un rato más a conversar. Aunque Light parecía ya pertenecer a aquel grupo, hubo algunos temas de conversación que no terminó de entender y otros que, después de que Ronin, Kazuki o Ágatha se encontraran con su mirada, terminaban por morir súbitamente.

Los minutos pasaron rápidamente, al igual que el café y los bombones. Antes de que lo advirtieran, los asuntos que Ronin y Kazuki habían atendido allí ya habían sido solucionados y, consecuentemente, debían irse.

—Ha sido un placer, sin duda... —Ronin miró a su nuevo Aprendiz y le hizo una señal con la mano. Luego le lanzó un accesorio de metal brillante, esperando que lo atrapara en el aire.

—Es una armadura... Se moldea donde te la pongas y, eh, se activa con un golpecito y tal... —luego de decir estas palabras, Kazuki se despidió con una ligera reverencia.

—Una vez estemos afuera te mostraremos el Glider, muchacho. Te va a encantar

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Post flojo. Problemas. Todos quieren terminar. Evento. Argh.

[Light]

—Tu abuela tiene razón, chaval —opinó Ronin, degustando la delicia amarga del café de Furier—. Tienes un largo camino en frente de ti. Te tomará un largo tiempo poder compararte con tus viejos.

—Por mucho tiempo que pase, Light nunca se podrá comparar con su madre, es imposible —señalaba la mujer, que empezó a parlotear con entusiasmo de Dawn Hikari—: Hermosa, disciplinada, amable... ¡Tan perfecta! Nunca he tenido una alumna tan extraordinaria, todos mis otros alumnos han dejado bastante que desear —fardaba sin reparos, avergonzando a Light con ese último comentario, pues había sido alumno de ella—. ¡Sin duda una superdotada del combate! Es una pena que este chico no haya heredado su talento, de hecho, tengo que advertirles que es un negado completo para la magia. Le espera muchísimo entrenamiento por delante...

—Gracias... —musitaba con ironía el hijo de la alabada, pues aunque se sentía orgulloso de su madre, lamentaba la crítica que había dejado caer delante de su nuevo Maestro.

Era muy común escuchar de la boca de su abuela elogios de su madre. ¿Elogios de él? Ninguno. En aquel momento el joven se preguntaba si Ágatha había sido maestra de su madre en lo referente a la llave espada. Parecía estar en lo cierto.

—¿Nos vamos, entonces? Supongo que, eh, estará ansioso... —insinuó Kazuki, que no pudo resistirse a los manjares de aquella vieja bruja.

—¡Nunca! ¡Hay que terminarse la bandeja! ¡A comer que es gerundio!

El joven se rió en bajo por ese último desliz de su abuela, y empezó a sorber lentamente el café. Durante el almuerzo que dio lugar; Ágatha, Kazuki y Ronin discutieron sobre una gran variedad de temas, ajenos ó secretos para Light. Como no se enteraba de nada, simplemente se limitó a terminar su café y a cooperar con los demás para vaciar la bandeja de bombones, sin participar en alguna de las conversaciones.

Ser maestro no iba ser camino fácil según su abuela, obviamente iba a empezar como un aprendiz, un principiante de todo aquello. Fue en esa merienda cuando comprendió que tenía aún muchas cosas que aprender.

Para Light, habían pasado horas desde que su abuela había traído los manjares, pero en cambio, solo habían tardado unos minutos en terminar el aperitivo. La hora de la partida había llegado.

—Ha sido un placer, sin duda... —comentó Ronin, observando a su alumno y haciéndole entrega de un misterioso objeto.

El joven cogió con éxito el trozo de metal que le había lanzado. Se trataba de una especie de placa, totalmente desconocida para él, pero no para Kazuki.

—Es una armadura... Se moldea donde te la pongas y, eh, se activa con un golpecito y tal... —explicaba Kazuki, antes de despedirse de Ágatha.

—Una vez estemos afuera te mostraremos el Glider, muchacho. Te va a encantar.

—Es increíble... Me muero por probar la armadura... —examinaba atónito la placa de metal que le habían entregado—. ¡Y por ver el Glider también, por supuesto!

—¿Vas a irte así? —preguntó Ágatha Furier al impulsivo de su nieto—. Antes de nada, haz tu equipaje. Ellos no se van a ir sin ti, así que decide bien lo que vas a llevar... pero no lleves demasiadas cosas, solo lo importante.

Light reconoció que su abuela tenía mucha razón en sus palabras. La armadura tendría que esperar. Guardó la placa en uno de los bolsillos del pantalón y salió corriendo hacia su cuarto, situado en el piso de arriba.

No tardó mucho en prepararse. Cogió la mochila del colegio y vació todo lo que llevaba dentro sobre su cama, sin molestarse en ordenarlo. Guardó de manera desordenada lo que él consideraba más imprescindible: un par de mudas de ropa. También se llevó la espada de goma espuma que utilizaba en el Struggle, ya que le guardaba un cariño especial. Comprobó que aún llevaba su teléfono móvil y las llaves de su casa en el bolsillo, junto a la placa. Todo estaba en orden.

El chico echó un vistazo rápido a su escritorio, parecía que no quedaba nada importante, el equipaje estaba hecho. Salió dando tumbos del cuarto y empezó a bajar las escaleras con presteza para reunirse con su abuela y con los dos Maestros. Ya estaba preparado para la salida.

[Zee]

Cuando Light bajó con sus pertenencias listas, descubrió que ya nadie se hallaba en el interior de la casa. Seguramente ya estaban afuera, preparados para salir rumbo a... donde quiera que fueran a entrenarlo. La bandeja de golosinas yacía vacía y solitaria sobre la mesa de centro, y el café ya no soltaba vapor. Al parecer, entre la conversación de los Maestros y lo que tardaba en prepararse, ya había pasado un buen rato. El sol ya se estaba poniendo en Villa Crepúsculo.

Salió y allí se hallaban los tres de pie, esperándole, ambos con la espalda hacia la puerta y el rostro hacia el enorme sol del atardecer.

—Se te ha olvidado ponerte la armadura —señaló Ronin, aunque ni siquiera se había dado la vuelta para ver al muchacho. Y era cierto, el chico aún llevaba el trozo de metal consigo y ni se había preocupado por ponérselo, mucho menos activarlo.

—Una vez lo hagas, tendrás que, eh... invocar tu Glider y tal... —intervino Kazuki. Con un imperceptible movimiento de muñeca, la Llave-Espada ya se hallaba de nuevo en su posesión. Desinteresado, la lanzó con fuerza hacia el cielo, donde subió varios metros más de lo que aquel impulso le permitía. Cuando llegó a su punto más alto, una luz cegadora la envolvió y, al bajar, ya no era una llave, sino un brillante vehículo que se alzaba varios centímetros sobre el suelo. Con una pirueta, Kazuki subió en él.

Pocos segundos después, Ronin ya había hecho lo mismo.

—¿Qué estás esperando, chaval? ¡Arriba! —apresuró.

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Último post

[Light]

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Perdóname, pero el post es exageradamente enorme xD

Le estaban esperando fuera de su casa, parecía que su partida era inminente. Su sueño de abandonar ese aburrido pueblucho se había hecho realidad, era como un milagro. Al fin podía despedirse de su rutina.

Se preguntaba lo que pensarían sus compañeros de clase y del Club de Struggle. Supuso que estos primeros se mostrarían indiferente ante su ausencia, salvo algunas pocas excepciones. En cambio, se imaginó que los del Club seguramente le echarían bastante de menos, pues era de los más populares del equipo, ya que se pasaba muchas tardes absorto en combates de espada. Ahora que les iba a abandonar, valoraba mucho más a esos fanáticos de los combates. Quizás después de todo eran sus amigos...

Incluso con las prisas que llevaba, decidió echar un vistazo rápido antes de salir de casa. Pudo observar los cuadros que Ágatha Furier dibujaba en sus tiempos libres, colgados por el pasillo. También examinó el jarrón de tulipanes azules que una vez rompió mientras jugaba al balón, de pequeño.

Se le hacía tan raro abandonar su hogar... pero finalmente lo hizo, no quería causar molestias a Ronin y a Kazuki, ya que le estaban esperando.

—Se te ha olvidado ponerte la armadura —le advirtió Ronin, aunque no tuvo que girarse hacia su alumno para comprobarlo.

—Cierto —afirmó el chico con un ligero asentimiento de cabeza, buscando la pieza de metal de sus bolsillos.

Recordó lo que Kazuki le había dicho, y es que tenía que adherirla a alguna parte del cuerpo y luego golpearla. Sin hacerles esperar más, incrustó sin problemas el orbe azulado en su pecho y procedió a golpearlo suavemente. El joven empezó irradiar un aura celeste, del mismo color de la joya metálica incrustada, que iluminó todo su cuerpo con intensidad, ocultándole por unos segundos de sus espectadores. Cuando el destello desapareció, el chico pudo comprobar cuanto había cambiado su apariencia.

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La armadura gris le envolvía todo el cuerpo; además era bastante ligera y fina, por lo que la hacía bastante cómoda. Equipaba un par de botas azules de gran tamaño, al igual que los guantes. Tenía múltiples cinturones en el pecho bajo el orbe celeste que se mantenía ahí alojado. Se quitó el casco para observarlo con mayor detenimiento; era azul también, y contaba con un visor que protegía sus ojos y le permitía ver perfectamente.

—Me queda bien, ¿verdad? —comentó el sonriente muchacho con orgullo, girándose hacia los demás para que le pudieran observar mejor.

—Una vez lo hagas, tendrás que, eh... invocar tu Glider y tal... —intervino un Kazuki dispuesto a hacer una demostración.

El mago materializó su llave espada con un simple movimiento de muñeca. Luego, la lanzó al aire para que, tras un breve resplandor, se convirtiera en ni nada más ni nada menos que en un vehículo para subirse. El joven mago se subió con maestría al Glider. Ronin no tardó en imitar sus movimientos, ascendiendo a su propio Glider. Solo quedaba Light.

—¿Qué estás esperando, chaval? ¡Arriba! —apresuraba Maestro Ronin ya situado en las alturas.

—De acuerdo Maestro, ahora el Glider...

Light procedió a realizar lo que los Maestros habían hecho. Nunca había invocado su llave espada, tarde o temprano tendría que hacerlo. Estiró el brazo con garbo, y por el simple hecho de pensar en la llave, su arma apareció entre sus manos tras un breve destello. Era bastante diferente a la de sus maestros, plateada y con el mango dorado. No parecía bastante difícil de esgrimir.

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—¡Allá va!

El chico la lanzó al aire con bastante arrojo y decisión, esperando que se convirtiera en el Glider... ¡Fue un éxito! Tras un breve destello, la llave se convirtió en un vehículo azulado y grisáceo, a juego complemente con la armadura del dueño y en contraste con el crepúsculo rojizo que bañaba a la ciudad. Como si tuviera vida propia, descendió para que su dueño pudiera montarla como si de una moto se tratara. El chico no cabía en sí de gozo.

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—¡Esto es genial! Tenías razón Maestro, me encanta. ¡Gracias por todo! —expresaba el joven emocionado y agradecido

—Parece que ha llegado la hora... —decía Ágatha con un semblante bastante serio—. ¡No hagas que los maestros se preocupen! Y vosotros, no dudéis en enviarle de vuelta como castigo si no cumple con las expectativas —advertía la mujer a los Maestros.

—¡Venga! ¡No sigas dejándome en ridículo delante de ellos! —comentaba el azorado muchacho, acosado para variar por los comentarios de su abuela.

—Quiero que cojas esto —ignorando su último comentario, le entregó al muchacho un foto de una mujer muy hermosa de ojos verdes arrebatadores—. Es de tu madre, lo siento por no haberte contado la verdad chico, pero... sí, fue mi aprendiz en el arte de la Llave Espada. Esta fotografía se la hice cuando la acepte como aprendiz, el mismo día que vine a este mundo para buscarla, ya que ella vivía aquí. Estaba tan contenta de ver otros mundos que me pidió que se la hiciese de recuerdo, sin duda era una mujer especial... —le seguía explicando, mientras Light observaba emocionado la fotografía—. ¿Te has dado cuenta, verdad? Tienes sus ojos.

Nunca había visto una fotografía de su madre, sin duda era regalo más hermoso que había recibido en su vida. Avergonzado de que le vieran llorar, se colocó otra vez el casco, y aceptó la fotografía con un simple "Gracias".

Se elevó despacio con el vehículo, mientras soltaba un mar de lágrimas. Esperó a que se le pasara el llanto para poder despedirse finalmente de la que era como su abuela... no, era su abuela.

—¡Volveré a visitarte abuela! ¡Ten por seguro que me convertiré en un Maestro como mi madre! —le dijo Light, moviendo su brazo en señal de despedida mientras se situaba a la altura de los Maestros—. ¡Maestro Ronin! ¡Maestro Kazuki! Quiero entrenar en cuanto lleguemos, quiero hacerme muy fuerte. ¡Os sigo!

Y así fue como empezó la historia de Light Hikari, el joven de añil que abandonaba el mundo teñido de rojo en el que estuvo atrapado durante muchos años, el joven que quería conocer el verdadero significado de la amistad y la justicia. Aparentaba exactamente la misma sonrisa de la mujer de la foto, su madre, ya que su brillante sonrisa era otro de los muchos legados que había recibido.

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[Zee]

Dos dedos presionando dos botones y tanto Ronin como Kazuki se hallaban envueltos en armaduras completas.

—Poneos el cinturón, muchachos. Hoy me dan ganas de jugar "Salta el asteroide" —bromeó Ronin, dando una ligera vuelta en su vehículo para mostrar su habilidad con el mismo—. ¡Por cierto, Kazuki!

Una bulsa de cuero surcó el aire y cayó limpiamente en los guantes de cuero de Kazuki, que la habían estado esperando apenas Ronin había llamado su nombre. Curioso, el Maestro más joven observó el interior de la bolsa y, extrañado, murmuró:

—¿Un Fragmento de Estrella?*

—¿Entonces? ¡Tierra de Partida espera! —apremió Ronin, alzando rápidamente su Glider hacia el cielo, sin esperar ninguna clase de respuesta. Kazuki miró a Light con una mueca de disculpa (aunque el chico no la pudo ver tras el casco) y, encogiéndose de hombros, siguió a su compañero. Muy pronto el recién nombrado Aprendiz se les unió, subiendo más allá de lo que cualquier nube podría llegar a alcanzar.

Y allá abajo, en tierra, Ágatha Furier no pudo evitar sonreír al ver a su nieto finalmente cumplir su legado.

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¡Enhorabuena! ¡Has concluido tu Prólogo!
GET!!:
-18 PX. Una muy buena ortografía, gramática y presentación. Excelente desenvolvimiento, aunque a veces pareciera que tu personaje pasara minutos enteros en criostasis por todo lo que podía pasársele por la cabeza en tan poco tiempo. No te me vayas tan seguido por las ramas, porque puedes terminar sacando cosas de donde no las hay. Algunos problemas de repetición de palabras; pocas veces de los nombres, en cuanto aparecieron personajes. Finalmente, agregar que algunas frases no me parecían bien ligadas; y otras, forzadas. Fallos bastante leves, en realidad, pues has rozado la perfección. ¡Buen trabajo!
-Armadura y Glider, equipo estándar de Aprendiz
-Cadena del Reino

¡Y subes al nivel 2! No olvides repartir tus 8 puntos en estadísticas y elegir una habilidad.

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Para aquellos que no están familiarizados (Narra), el Fragmento de Estrella es la roca estelar que Mickey usaba para viajar entre los mundos en KH: Birth by Sleep.