Bastión HuecoCada uno de los nuevos aprendices fueron guiados por Shinju a sus nuevas dependencias. Una vez cumplida su tarea, la joven se escabulló, sabiendo que tenía que prestar atención, cuando antes, a la sorpresa que tenía preparada.
Las disculpas de Ragun fueron recibidas de distintas formas. Ariasu no tenía ni idea de lo que hablaba. Y Wix fingió no prestarle atención. Puede que nadie esperase que aquella mención fuera realmente necesaria.
Por otra parte, Mickael no recibió más que una sonrisa socarrona de Alexis, la cual se quedó en la sala junto a Wix cuando éstos se marcharon. Sin duda, iban a tener una convivencia interesante.
Tierra de PartidaAl acercarse Fyk a hablar con Lyn, las Maestras interrumpieron su conversación para escucharle, puesto que tenía varias cosas interesantes que contar. Después de escuchar sobre Wix, sobre Alexis y sobre cierta carta, la mujer-gato se cruzó de brazos, pensativa.
—
Hablaremos más tarde sobre ese torneo —decretó—.
Conozco a Alexis, pero ten por seguro que no muchas de las acciones tras sus engaños tienen perdón para el engatusado. Y no sé si lo de esa carta y esa foto puede ser importante, pero puede esperar.—
Sí, lo que decías antes de la Maestra Iwashi… O Wix…—
Debe de haberse cambiado el nombre.Yami asintió.
—
Es precipitado, pero… Podría ser que ella…—
¿Sea un incorpóreo? —completó Lyn—.
Muchas cosas encajarían. Pero me cuesta creer que esas cosas existan de verdad…¡Enhorabuena! ¡Habéis desbloqueado la Raza Incorpóreo!
Cada vez que un personaje pierda el corazón en un tema, a petición del user, pasará a ser inmediatamente un incorpóreo, con mismo aspecto y mismo nivel. Su estado sólo será revertido una vez se le derrote en combate.
Los incorpóreos no tendrán que pertenecer necesariamente al bando de Bastión Hueco, sino que pueden elegir libremente donde estar.
[Para más información, esperad la próxima actualización que los explique más a fondo]
Ambas continuaron con su cháchara, mientras Fyk se escabullía para asaltar al siguiente Maestro.
Kazuki escuchó la posterior determinación de Fyk, asintiendo ante tal entusiasmo, cuando muchos de sus más allegados parecían haberse perdido en algo más que en un mundo caído. Lo que ya no le hizo tanta gracia fue la idea de madrugar.
Por otro lado, Ivan replicaba la repentina decisión de Ronin. El viejo Maestro, que tampoco era amigo de los buenos modales o las formalidades, no le dio importancia al tono del chico.
—
Precisamente, ahora que sabéis a lo que os enfrentáis, no hay necesidad de vetaros su acceso. ¿Acaso planeas una nueva excursión mañana? —sonrió—.
Ninguno de los que estáis hoy aquí os plantearéis en mucho tiempo visitar ese mundo. Y, si alguna vez lo hacéis, sabréis que es bajo vuestra propia responsabilidad. Que no hallaréis allí enemigos a los que podáis vencer pronto —luego, añadió—.
Si alguien más nos traiciona, ten por seguro que dará igual la prohibición o no. Necesitáis la misma libertad de movimiento que sus aprendices.»
Y la confianza de que los nuestros acabarán regresando.Había sido un día muy largo. Y, seguramente, habían cambiado muchas cosas en el interior de cada uno de los aprendices: su lealtad, sus creencias, sus intenciones, su determinación…
El ocaso también estaba cerca. Probablemente, aquella noche sería también muy larga para más de uno de esos jóvenes. Tanto de aquel mundo, como del otro.
Los Jardines comenzaban a vaciarse y apenas quedaban rezagados en aquella zona. Lyn y Yami tenían previsto ir a la biblioteca a investigar ciertos datos cuando, de repente, ésta última vio un objeto peculiar en la explanada. Se acercó a él y, al verlo de cerca, se dio cuenta de que era una estrella.
No sabía cómo había llegado hasta allí, ni de dónde había salido, ni cuál era su función. Pero a Yami le pareció bonita. Se la guardó en el kimono y continuó su camino.
Lástima que ninguno de los aprendices se hubiese vuelto a acordar de ella.
FIN DE LA PRIMERA SAGA
¿FIN?
Conclusiones precipitadasLos tres amigos se rencontraron al lado de la Nave Gumi, donde dentro les esperaba su piloto, Cid, a quien pertenecía el transporte. Todos, salvo el pobre malhablado, se habían encontrado con gente muy peculiar aquel día, por lo que se pusieron al corriente de la situación rápidamente.
—Entonces, ¿las Llaves Espada son malas?
—Según los informes, no —meditó Aeris—. Ya vimos que varios de ellos luchaban cuando cayó Bastión Hueco. ¿Acaso no habíamos quedado en que habían perdido los buenos?
—Todo ese lío de portadores y Llaves Espada es muy raro…
—Quién sabe —murmuró León, cruzado de brazos y cerrando los ojos—. Puede que no se trate de qué arma se empuña, sino de las intenciones que hay detrás del espadachín.
Miró a través del cristal de la Nave Gumi. Cid había comenzado a despegar y, poco a poco, se alejaban de Bastión Hueco. De lo que quedaba de su ciudad natal.
—¿Cuáles serán los motivos de esos chicos…? —se le ocurrió de pronto, dejando la pregunta al aire.
Nadie respondió.
Mentiras y traicionesHabían pasado dos días desde que Iwashi y Daichi habían partido. Tierra de Partida vivían un ambiente tenso, que se fue enrareciendo aún más ante el llamamiento de Ronin. El líder de los Maestros convocó a todos en la sala principal para llevar a cabo una reunión. Los primeros en llegar fueron, naturalmente, éste y Nanashi. El primero, sentado en el trono central; la segunda, en el de la izquierda.
—Ryota, Ariasu, Iwashi, Shinju, Alexis, Andrei, Diana y Daichi —enumeró la Maestra—. Ocho desapariciones en total. Esto se nos ha ido de las manos.
—¿Cómo ha podido pasar? —preguntó Ronin, más a sí mismo que a su acompañante. Se frotó los ojos, cansado. Aquella noche no había podido dormir bien—. Les dijimos que no se llevaran aprendices. Y ahora…
—Se han perdido con ellos —asintió Nanashi—. Todos eran aprendices muy capaces. Ni ellos ni los Maestros pueden haber caído tan fácilmente ante esas… criaturas. Los sincorazón.
—Hasta ahora, sólo aparecían mencionados en los libros, como seres de pura oscuridad. ¿De dónde han salido?
—No lo sé —reconoció la Maestra, ojeando un volumen que tenía sobre sus rodillas—. Lo que sí sabemos es que se extienden con rapidez. Y la fuente parece proceder de Bastión Hueco. Quizá debamos…
—No —repuso, con rotundidad—. Nadie más irá a Bastión Hueco hasta que no tengamos noticias de las personas que enviamos.
Nanashi no rechistó, sino que echó los hombros hacia atrás y cerró el libro.
—Esperemos a saber la opinión de los demás.
Hubo un pesado silencio entre ambos.
—Nanashi —el tono de su voz cambió—. ¿Sabes qué puede estar ocurriendo?
Le tomó un momento dar la respuesta.
—No.
Ronin no pudo saber si era sincera.
Carta a un hermano... y hace mucho que no tengo noticias tuyas. ¡Ven a visitarme algún día! Te colaré sin que se entere. Pero hazlo. ¡Pronto!
Se acerca la Navidad…
Renacer—No lo entiendo.
Alexis bufó. Ya le habían advertido que con el primer experimento había sucedido lo mismo. Estaba desorientado, confuso, sufriendo una especie de crisis… existencial.
Se encontraban en una de las entradas del castillo de Bastión Hueco, la misma en la que, días atrás, Andrei había recibido personalmente a algunos aprendices de Tierra de Partida. En aquel momento, se hallaban los tres sentados en la mesa: ella, el mismo Andrei, y aquel muchacho.
Pero, pese a que estaba de cuerpo presente, Andrei andaba muy distraído. No prestaba apenas atención a la conversación, y parecía realmente volcado en un cuaderno de notas, donde escribía a toda prisa quién sabe qué. Sin duda, tramaba algo. ¿El qué? No lo sabía. La joven esperaba enterarse pronto.
Tampoco es que Alexis tuviese tiempo para interrogarle. Tenía que volcarse, ya que se había ofrecido voluntaria, en aquel nuevo chico.
—¡Pero si es muy sencillo! ¿De verdad te lo tengo que explicar todo?
El joven no dijo nada, por lo que Alexis dio a entender que sí. La aprendiza suspiró, golpeando de nuevo la punta del paraguas en el suelo.
—Hace varios meses, Bastión Hueco fue invadido por los sincorazón. ¿Lo recuerdas? —el muchacho asintió—. ¿Y qué hizo Tierra de Partida? —Alexis no esperó respuesta de su parte—. En cuanto comprobaron que enviar portadores no funcionaba, sino que reducía la, ya de por sí, escasez de sus miembros, optaron por una estrategia muy básica: aumentar su plantilla para hacer frente a los sincorazón. Así es como ese mundo está ahora lleno de novatillos incapaces casi de manejar un arma.
Andrei sonrió tras escuchar la última frase. Así comprobó Alexis que, incluso centrado en su peculiar trabajo, no perdía detalle de la escena.
—Y no podían ser taaan desaprovechados en la causa de nuestros enemigos, ¿verdad? —continuó—. Sobre todo si entre ellos hubiese alguno que mereciera la pena. Por eso todo este paripé. Una manera muy fácil de igualar la balanza… y de abastecernos de rehenes que, además, diría que nos serán fieles.
La estrategia había sido sencilla. Y, pese a que seguramente alguno de los aprendices se había percatado de ella, había dado excelentes resultados.
—¿Qué… les pasará? —quiso saber el muchacho.
—Eso dependerá de cuánta ayuda nos presten.
—¿Y a mí?
—Aplícate el mismo cuento.
—¿Y… qué soy yo? —preguntó, finalmente, el joven.
Alexis sonrió.
—¿Tú? No más que otro peón. Y, si sabes lo que te conviene, colaborarás —procedió a guiñarle un ojo con complicidad.
El joven se llevó una mano al pecho, asintiendo, aún con cara de extrañeza, como si siguiera sin entender nada.
—La anterior adquirió un nuevo nombre —recordó Alexis, de pronto—. ¿Qué hay de ti? ¿Te gustaría que te diésemos uno?
—No —contestó, con rotundidad—. Daichi está bien.
Ocaso de una estrellaFIN¡Fin del Evento Global!
¿Qué puedo decir? Ha sido un Evento largo, con evidentes altibajos, caídas por parte de algunos y resucitaciones por parte de otros. Particularmente, me ha gustado llevarlo, y creo que, como “experimento” para otras novedades del rol que vengan ha sido muy bueno.
Espero que también lo hayáis disfrutado o que, al menos, os haya gustado un poquito ^^ ¡Y no olvidéis visitar el tema de Opinión que se abrirá en Principal!
Las puntuaciones estarán mañana. Como sois muchos, me llevará tiempo actualizaros a todos (estaréis actualizados antes de subirlas), por lo que os pido paciencia. No se actualizará a nadie hasta que la lista no esté, por mucho que vuestra ficha requiera de subida de nivel. La penalización será de esperar a que todos los demás del EG actualicen.
EDIT. Aviso: si queréis que los PX vayan a vuestra mascota, decidlo cuanto antes. No se aceptarán devoluciones.
¡Hasta la próxima!
Como acto final, para despejar las posibles dudas que puedan surgir a partir de ahora, podéis dar por hecho que la siguiente información es de conocimiento general (extendida por rumores, noticias, etcétera), y que, por tanto, todos los personajes pueden conocerla, tanto si la supieron de primera mano, como si no estuvieron siquiera en este EG:
> Los Maestros traidores de BH son Ryota, Ariasu y la reciente renegada Nanashi. Ofrecieron a los aprendices unirse a ellos. Nadie sabe si su oferta sigue o no en pie (sólo aquellos que sientan curiosidad podrán averiguarlo…). [Es decir, aquellos que vayan a BH a unirse xD]
> En un principio, acudieron a BH Ryota, Ariasu, Shinju, Diana, Andrei y Alexis. Al desaparecer éstos, se envió a Iwashi y Daichi. Ninguno regresó, y decidió prohibirse el acceso a BH.
> Los incorpóreos son seres peligrosos, como los sincorazón, y capaces de razonar. No tienen corazón. Parece ser que se crean cuando un corazón cae en la oscuridad y se dan ciertos factores. Se desconoce todo lo demás sobre ellos.
> La Maestra Iwashi fue convertida en un incorpóreo que ahora se hace llamar Hisa Wix. Peleó con varios aprendices, pero sólo ellos saben con exactitud qué sucedió entonces.
> Daichi escapó de la prisión donde estaba encerrado, pero fue incapaz de salir de BH y Alexis se encargó de él delante de algunos aprendices. Se convirtió en sincorazón. No se sabe nada más.
> Hay varias personas, conocedoras de otros mundos, que participaron en el desalojo de los posibles supervivientes de BH, llevándolos a Ciudad de Paso. Parece que tienen su base allí, pero todo son rumores. Sólo unos pocos trataron con ellos.
-Extra-
Sueños que se cumplen
O que no
El aire olía francamente bien. Antes siquiera de abrir los ojos, sabía lo que encontraría. El dulce aroma que aspiraba, hasta sentir escalofríos, era inconfundible.
Obviamente, en cuanto comprobó por sí misma las riquezas que se extendían en un infinito campo que, en vez de ser verde, era de oro, no dio crédito ni a sus ojos, ni a su olfato. Tanto, taaaanto dinero. Parecía un sueño hecho realidad.
Sin embargo, Hana no paró a preguntarse la razón de su estancia allí, y brincó cual Heidi por aquel camino, pateando platines, los cuales le sobraban a puñados con todos los que había; y admirando los valiosísimos objetos que por allí había desperdigados. En cierto momento, se agachó a recoger una corona, repleta de joyas, y la sustituyó por el pañuelo que siempre llevaba. Ya no lo necesitaría más.
Sintió entonces un pequeño temblor, acompañado de un ruido bastante extraño. No obstante, era tan feliz que no le dio importancia. Dinero, dinero y dinero. ¿Qué más podía pedir?
Estaba tan distraída, y rebosante de emoción, que mientras brincaba tropezó con un gigantesco diamante, y se estampó contra el suelo.
El mamporro le devolvió a la realidad, provocando que abriera violentamente los ojos. Estaba tumbada en su cama de Tierra de Partida, sin ninguno de todos esos tesoros a su alrededor. Al final, sí había sido un sueño. Obviamente, Hana se sintió terriblemente triste.
Y en ese momento, recordó, repentinamente, que tenía pendiente una misión.
—¡Mierda! ¡Me he quedado dormida!
Llegaba tarde al encargo. Y, sin encargo, no había recompensa. Sin recompensa, no había dinero. Sin dinero, no había felicidad. Hana, como siempre, exhibía una lógica aplastante. Por lo tanto, su única preocupación había pasado a ser cumplir la misión pendiente cuanto antes.
Si tan sólo se hubiese perdido eso en aquella siesta…