Que no me cambiéis el jodido color de la letra Ooo.
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Se llaman sincorazón — Le explico a Hiro, irónicamente Hiro ya sabía que eran —.
Los hay muy peligrosos, así que debéis de tener mucho cuidado con ellos — al igual que sabía que eran también sabía que podía haber varios tipos de Sincorazónes más o menos fuertes.
Hiro no presto mucha atención a si algún compañero se quedaba abajo o no, ya que la cuerda seguiría ahí para cuando quisieran subir ellos, lo que si vio es que le seguían el hombre con el nombre similar a Limón, una chica llamada Maya, Fyk, una rana o algo azul, Kairi y la chica que vino en su rescate.
Parecía que todo lo que se había inventado tenia su pase hasta que Fyk mostro su llave espada —
¡Sois elegidos! — Exclamó la joven chica llamada Aeris —
. Creía que no quedaban más, salvo los del castillo. Entonces, venís de otro mundo, ¿verdad? ¿Vais a destruir a los sincorazón? No sabía bien que responder ¿Seguía con el bulo de antes o le contaba la verdad?
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Ah... bueno, supongo que sí, venimos del... exterior - No sabía muy bien que decirle ¿Y si la cagaba? Prefirió callar y seguirla.
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Bastión Hueco está prácticamente deshabitado. Conseguimos rescatar a muchos, pero otros… no se salvaron — Tristemente agachó la cabeza —.
Desde entonces, los sincorazón abundan, y no hay forma de detenerlos. Somos pocos y ellos son muchos.Sincorazónes ¿Que eran exactamente, porque hacían todo eso, se merecían verdaderamente ese calvario los habitantes de aquel lugar?
Sus constantes meditaciones se vieron interrumpidas cuando de pronto, al pasar bajo varias tuberías de la ciudad, la persona la cual les esperaba irrumpió delante de él.
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Aléjate de ellos, Aeris.— Un hombre mayor, con largo pelo de color castaño que vestía con una gran cantidad de cinturones, seguramente mas incluso que los que llevaba Hiro, con un curioso y característico collar en forma de león rodeando su garganta se dirigió hacia Aeris.
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¿Es el? - Le pregunto Hiro, curioseado.
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¿Qué estás diciendo, León? —se detuvo Aeris, extrañada, ignorando, al parecer la pregunta de Hiro, la cual se respondió por si sola al escuchar la conversación entre ambos.
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No son de fiar. ¿No has visto sus armas?—León señaló la Llave Espada que portaba Fyk, la misma que había usado para tantear a la joven—.
Son las mismas.-
Joder Fyk, como la lías - Dijo Hiro, medio en broma.
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¿Y qué pasa con eso? Los informes decían que… —
¡Olvídate de los informes! —replicó, por algún motivo, enfadado—.
No necesitamos más pruebas para saber que son sus aliados.—
León…—
¡Los culpables de lo que ha sucedido en esta ciudad!-
Eh, haya paz, haya paz - Hiro dejo lentamente su revolver en el suelo con la esperanza de que no hiciera nada malo, desgraciadamente, aquel individuo llamado "León" alzo su arma, era una especie de espada con un revolver insertado en el mango ¿Era una espada pistola? Era la primera vez que veía algo similar, era muy guay, Hiro quería una igual, desgraciadamente, León no estaba para bromas ni peticiones, extendió la mano contraria con la que alzo su "Espada" y lanzo una bola de fuego ¿Era un piro? Era algo muy extraño, nunca había visto ese ataque, velozmente se apartó de su trayectoria, mientras recogía su pistola, rodando por el suelo, aprovechando que el proyectil era bastante lento.
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¡¿No se suponía que era nuestro aliado, nos has tendido una trampa?! Joder - Exclamo bastante irritado Hiro después de levantarse del suelo y le apunto rápidamente con su revolver.
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No entiendo qué le pasa. No es él mismo…Hiro decidió confiar en la chica y guardo su revolver.
Léon pareció acercarse a ellos con una pose firme y calmada ¿Ego, confianza en si mismo? Le daba igual.
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No lo mataremos, o eso espero de los demás, pero espero que seáis los dos de confianza. - Dijo mientras junto sus manos y soltó un sonoro y breve grito, su llave espada apareció entre sus manos -
Utilizad la llave espada para contusionarlo, no cortéis ni golpeéis en los órganos ¿Entendido? - Dijo Hiro, seriamente, sin tener en consideración lo que los demás pensaran de todo lo que estaba diciendo, acto seguido se lanzo al ataque confiando que algún compañero más le siguiera y, vigilando que no contratacara, empezó a golpearle con el filo inverso de la llave para provocar golpes.