La Sombra desapareció con facilidad. Fátima suspiró y se incorporó, palpándose los arañazos del brazo. Por suerte no parecían graves y habían sido debajo de la manga; mejor, así no tendría que coserla y dejarle un feo remiendo.
Ivan se le acercó y le dijo, con un tono bajo, casi confidencial:
—
¡Vaya! ¿Has podido con tu Sincorazón? Qué bien, te sentirás orgullosa de ti misma... ¿Te saco una foto o tu mundo es tan inepto que considerarías una cámara el instrumento del demonio?Fátima notó un golpe de vergüenza en el estómago y casi enrojeció porque, aunque sabía lo que era una foto, lo cierto era que en su ambiente se miraba con recelo y admiración al mismo tiempo, sin comprender cómo se podía hacer una plasmación tan perfecta de la realidad.
Apretó los labios. No podía con él. No le tragaba. Podía ser que se hubiera precipitado en sus acciones y que no tendría que haberse arrojado contra las Sombras sin pensar, pero no aceptaba burlas de alguien como él, que simplemente la abandonó a su suerte y que si estaba allí era gracias a que a pesar de todo acudió en su rescate.
—Eres un maldito capullo ingrato y…
—
¡Alto ahí!Fátima se interrumpió para mirar a su alrededor con sorpresa, buscando el origen de la voz.
—
¿Quién se atreve a irrumpir en los dominios de la AUTÉNTICA Suprema Guardiana de Bastión Hueco? Porque no serás tú, ¿verdad, Squ… digo, León? ¡Es igual! ¡Está prohibido pasar! No sois sincorazón, ¡pero tampoco parecéis de confianza!Fátima puso los ojos en blanco. ¿Qué edad tendría aquella “amenazante” Suprema Guardiana de Bastión Hueco?
Pero luego se percató de que esa no era la pregunta que debería estar haciéndose. Sus ojos se abrieron de golpe, desbordando asombro. En su primera visita, accidental, a aquel lugar, Fátima dio por sentado que todos los habitantes del lugar habían sido asesinados por los Sincorazón. Pero esa voz era humana, o al menos pertenecía a un ser vivo parecido a Kousen, a Lyn o a los otros extraños aprendices que había visto en Tierra de Partida.
¿Eso significaba que habría más gente a parte del dueño de la voz?
—
¡Está bien! Dejaré que demostréis vuestras buenas intenciones. Os daré una serie de respuestas y tenéis que elegir una. ¡Cada uno! Si respondéis correctamente, ¡os dejaré pasar! Si no, ¡caerá sobre vosotros toda mi ira! Escuchó las opciones con creciente desconcierto. A lo mejor era una simple y estúpida trampa, porque no podía creer que alguien que hiciera esas preguntas pudiera haber sobrevivido a la horda de Sincorazón que poblaban Bastión Hueco.
Pero Ivan contestó, y Fátima sintió vergüenza ajena al escucharle exclamar en voz alta:
—
Mañana tengo partido, no tengo tiempo para estas tonterías.
“Lo que tendríamos que hacer es pedirle que se mostrara y que nos explicara cómo ha conseguido sobrevivir” masculló Fátima para sus adentros.
“No darle coba”.—
Pero igual la chica que tengo detrás quiere jugar contigo — continuó Ivan, sin bajar el tono, para que los que les rodeaban pudieran escucharle sin dificultades
. Es tan paleta que muchas veces olvido que no es una niña. Una niña que no sabe contar uno y uno y me tiene que pedir ayuda para aprender. ¿Verdad, Fatitonta?Primero, Fátima enrojeció, avergonzada y dolida por el inesperado golpe. No había pensado que Ivan sería tan rastrero para burlarse de ella, no solo en su cara, sino frente a todos sus compañeros de grupo.
Le escocieron los ojos y notó que las lágrimas asomaban a ellos, abrumada por la humillación.
Pero antes de que pudiera ni derramar una lágrima, una gélida furia se apoderó de ella. Estaba acostumbrada a que la ridiculizaran, no iba a venirse abajo por ello. No iba a darle el placer de verla llorar. No a ese mocoso pedante y malcriado con ínfulas de líder. Crispó los puños y avanzó hacia él.
—
Te voy a enseñar cómo se le habla a la gente que te ha salvado el culo, cabrón, y no precisamente de una “mísera Sombra” — siseó con virulencia. Y antes de que pudiese ni pensar en lo que estaba haciendo, le asestó una potente patada en la entrepierna.
Retrocedió un par de pasos, contemplándole, y se apartó un mechón de pelo de la cara, con los ojos entrecerrados y una mirada gélida.
Podría haberle soltado un torrente de palabras ácidas y desagradables sobre sus estúpidas clases, su penoso intento de ligar con ella. Podría aprovechar para humillarle y hacerle entender que no era necesario saber contar para ser mejor persona o más inteligente que él.
Pero al ver su expresión, pensó que entre el tortazo y la patada quizás empezaría a comportarse.
Respiró hondo.
—
Lo siento, no estoy de humor para estos juegos — dijo con voz sombría.
Dicho esto, echó a andar hacia la puerta de hierro, no solo porque quedaba más cerca, sino porque había una única cosa en la que estaba de acuerdo con Ivan y era que para ir al castillo deberían haber tomado el camino directo. Se acercaría y examinaría si había alguna forma de abrirla con la Llave Espada. Si no había forma humana de atravesarla, ni con magia ni con nada, entonces no les quedaría otro remedio que dirigirse hacia el castillo.
No volvió a Ivan en ningún momento. Es más, se forzó por olvidar su mera presencia y caminó con paso firme hacia la puerta.
Sé que no debería pediros nada, pero para no romper la tensión que acabamos de crear Narra y yo por la posible incapacidad para tener descendencia de Ivan (?), ¿podrías darle la respuesta a la "misteriosa voz" antes de que Ivan se meta con Fátima? Muchas gracias y perdón por las molestias