Re: [Evento Global] OduE: Ruta 4
Publicado: Sab Ago 25, 2012 12:37 am
EspeYuna, Suzume, Kousen, Hitori
Antes de responder, el muchacho esperó a que los aprendices obedecieran y tomasen asiento. Sin embargo, sólo uno lo hizo, Kousen, por lo que suspiró y, cogiendo de nuevo el taco de cartas, comenzó a extenderlas en sus manos, de tal modo que sólo las viera él, respondiendo sin mirar nada más.
—No sé dónde se encuentra cada persona de este mundo —reconoció el joven—. Ni, mucho menos, a cuál de toda la gente que hoy nos visita te referirás. Pero si tantas ganas tienes de saberlo… —señaló con la cabeza la puerta que se situaba a su espalda—. Probablemente él pueda decírtelo. Sin embargo, personalmente, no te lo recomendaría. Nada cambia cuando la suerte ya está echada.
El siguiente en dirigir su atención fue Kousen, quien era además el único que se había presentado.
—Vaya, vaya, menudo valiente… —alabó, con tono perspicaz—. Mi nombre es Andrei Saavedra, pero eso supongo que no cambia nada, ¿verdad? —sonrió— En cuanto a tu pregunta, no hay nada en vuestras Llaves Espada que pueda ser de nuestro interés. Pero puede que te estés acercando al verdadero motivo…
Terminó de extender las cartas, frente a Kousen. La parte que éste veía de los naipes era oscura, quedando la cara únicamente visible para Andrei. Eran, además, en total, veintidós.
—¿Nos sorprenderás con otro alarde de coraje? —preguntó Andrei—. Coge tres y colócalas bocabajo en la mesa, sin mirarlas.
Por último, se volvió a Hitori, mientras esperaba la respuesta de Kousen, y quizá alguna pregunta de Fátima, aunque ésta última sólo se dirigió a sus compañeros, siendo ignorada entonces completamente por el muchacho.
—¿Conocemos? —sonrió de nuevo— Que yo sepa, aquí sólo estoy yo, y no puedo hablar por otros en su lugar. En cuanto a mí, es la primera vez que lo veo. ¿No parece una figura achatada?
Finalmente, acabada la primera ronda de preguntas para el joven, Andrei sólo formuló una a los aprendices:
—¿No había con vosotros dos aprendices más? —se percató entonces, al fijarse realmente en sus invitados, tras apartar la vista de las cartas.
Narrador
Yuffie se paró al final de las escaleras, en una pequeña salita de descanso hasta la siguiente zona. En ella, se podían apreciar dos canales a los lados que, antiguamente, habían transportado agua, pero que entonces se hallaban secos. Además, una de las rejas por las que se perdía el conducto estaba abierta, de manera claramente forzosa.
La pequeña ninja, pendiente a que su compañero le siguiera, no prestó atención a ninguno de estos detalles.
—¿Y por qué tú? ¿Qué les pasa a los demás? —preguntó, escéptica, Yuffie, ante la breve descripción del poder de los Maestros que le había ofrecido Ivan… y la mención al esplendoroso futuro que el muchacho esperaba
Al hacerle la pregunta sobre la batalla, Yuffie se quedó pensativa, como si estuviese forzando su memoria al máximo.
—Mmm… Pues uno tendría más o menos nuestra edad, y tenía un cabello laaaargo, largo, recogido en una coleta, a la espalda —empezó a describir—. Y castaño, sí, creo que sí. La otra era más mayor, mujer, pelirroja y alta. No parecían de por aquí, por eso nos llamaron mucho la atención. El primero parecía recibir órdenes de la segunda, y ella sin duda era mucho más fuerte. ¡Más que León!
Hizo una pausa, pues habiendo dado todos los detalles de los que se acordaba, sólo quedaban las preguntas más sencillas.
—Llegarían más o menos unos días después del ataque, no sabría decirte… Y como no tenemos ningún tipo de contacto con los del castillo, no conozco ningún dato más sobre ellos —reconoció Yuffie.
Tras tanta información, que podía o no resultar valiosa para Ivan, Yuffie pareció darle vueltas a una nueva idea, que pronto planteó:
—¿Acaso eran amigos vuestros? —preguntó, con curiosidad.
Antes de responder, el muchacho esperó a que los aprendices obedecieran y tomasen asiento. Sin embargo, sólo uno lo hizo, Kousen, por lo que suspiró y, cogiendo de nuevo el taco de cartas, comenzó a extenderlas en sus manos, de tal modo que sólo las viera él, respondiendo sin mirar nada más.
—No sé dónde se encuentra cada persona de este mundo —reconoció el joven—. Ni, mucho menos, a cuál de toda la gente que hoy nos visita te referirás. Pero si tantas ganas tienes de saberlo… —señaló con la cabeza la puerta que se situaba a su espalda—. Probablemente él pueda decírtelo. Sin embargo, personalmente, no te lo recomendaría. Nada cambia cuando la suerte ya está echada.
El siguiente en dirigir su atención fue Kousen, quien era además el único que se había presentado.
—Vaya, vaya, menudo valiente… —alabó, con tono perspicaz—. Mi nombre es Andrei Saavedra, pero eso supongo que no cambia nada, ¿verdad? —sonrió— En cuanto a tu pregunta, no hay nada en vuestras Llaves Espada que pueda ser de nuestro interés. Pero puede que te estés acercando al verdadero motivo…
Terminó de extender las cartas, frente a Kousen. La parte que éste veía de los naipes era oscura, quedando la cara únicamente visible para Andrei. Eran, además, en total, veintidós.
—¿Nos sorprenderás con otro alarde de coraje? —preguntó Andrei—. Coge tres y colócalas bocabajo en la mesa, sin mirarlas.
Por último, se volvió a Hitori, mientras esperaba la respuesta de Kousen, y quizá alguna pregunta de Fátima, aunque ésta última sólo se dirigió a sus compañeros, siendo ignorada entonces completamente por el muchacho.
—¿Conocemos? —sonrió de nuevo— Que yo sepa, aquí sólo estoy yo, y no puedo hablar por otros en su lugar. En cuanto a mí, es la primera vez que lo veo. ¿No parece una figura achatada?
Finalmente, acabada la primera ronda de preguntas para el joven, Andrei sólo formuló una a los aprendices:
—¿No había con vosotros dos aprendices más? —se percató entonces, al fijarse realmente en sus invitados, tras apartar la vista de las cartas.
Narrador
Yuffie se paró al final de las escaleras, en una pequeña salita de descanso hasta la siguiente zona. En ella, se podían apreciar dos canales a los lados que, antiguamente, habían transportado agua, pero que entonces se hallaban secos. Además, una de las rejas por las que se perdía el conducto estaba abierta, de manera claramente forzosa.
La pequeña ninja, pendiente a que su compañero le siguiera, no prestó atención a ninguno de estos detalles.
—¿Y por qué tú? ¿Qué les pasa a los demás? —preguntó, escéptica, Yuffie, ante la breve descripción del poder de los Maestros que le había ofrecido Ivan… y la mención al esplendoroso futuro que el muchacho esperaba
Al hacerle la pregunta sobre la batalla, Yuffie se quedó pensativa, como si estuviese forzando su memoria al máximo.
—Mmm… Pues uno tendría más o menos nuestra edad, y tenía un cabello laaaargo, largo, recogido en una coleta, a la espalda —empezó a describir—. Y castaño, sí, creo que sí. La otra era más mayor, mujer, pelirroja y alta. No parecían de por aquí, por eso nos llamaron mucho la atención. El primero parecía recibir órdenes de la segunda, y ella sin duda era mucho más fuerte. ¡Más que León!
Hizo una pausa, pues habiendo dado todos los detalles de los que se acordaba, sólo quedaban las preguntas más sencillas.
—Llegarían más o menos unos días después del ataque, no sabría decirte… Y como no tenemos ningún tipo de contacto con los del castillo, no conozco ningún dato más sobre ellos —reconoció Yuffie.
Tras tanta información, que podía o no resultar valiosa para Ivan, Yuffie pareció darle vueltas a una nueva idea, que pronto planteó:
—¿Acaso eran amigos vuestros? —preguntó, con curiosidad.