[Evento Global] The End Is Where We Begin - Día 2
Publicado: Sab Nov 17, 2012 11:00 pm
Kousen, Rhía, Sorkas, Paul, Light y Ragun despertaron apoyados en el muro que daba acceso a la famosa mansión de Villa Crepúsculo.
La verja de la mansión estaba cerrada a cal y canto, así que el paso normal estaba fuera de su alcance. Claro que siempre se podían saltar el muro: impulsando a un compañero y después darles la mano para subir. Pero siempre podían media vuelta y dirigirse hacia el bosque, donde, como bien sabría Light, accederían a la plazoleta del tranvía. Justo de donde llegaba...
Oh...
Un hombre se acercaba a ellos a paso raudo, bastante interesado en los aprendices que allí habían aparecido. Lo primero que llamaba la atención de él era su enorme sombrero en la cabeza, junto con su extraño aspecto debido a la camisa azul a cuadros que vestía y una llamativa corbata morada. Entre sus brazos llevaba algo parecido a un envoltorio, donde llevaba un uniforme que pronto averiguarían de qué se trataba.
—¡Joudi! —saludó el hombre, acercándose a los chicos y comenzando a mover los brazos como un loco a la vez que hablaba atropelladamente—. ¡Soy Stan, de Venta de segunda mano Stan, y haría hasta el pino en la cabeza de la Game Master para haceros una buena oferta! ¿Qué objeto de mercancía buscáis? ¿Transporte? ¿Ropa? ¿Comida? Sea lo que sea, ¡lo tengo! Y si no lo tengo, ¡os lo conseguiré! Mi tienda principal está en la Plazoleta del Tranvía, ¡pero por haceros felices, he venido hasta aquí!
Curioso hombre. Fuera como fuese, no tardaron en recibir un mensaje:
Qué cachonda Ariasu. Pero todo aquello no le interesaba al tal Stan:
—¡Tengo algo hecho a tu medida! —aseguró el hombre señalando a Ragun y expandiendo lo que traía entre manos: un uniforme de sirvienta, como el que Shinju llevaba—. Que no te engañen los prejuicios, ¡este uniforme te quedaría divino de la muerte! Además, ganarás mayor defensa si lo llevas puesto y aprenderás una nueva habilidad que de ningún modo podrías aprenderla, y todo por un muuuuy bajo precio: ¡12.000 platines! Wow, ¡no sé cómo no lo llevo yo mismo puesto!
El tiempo se agotaba... Aunque la oferta de aquel hombre podía resultar interesante.
La verja de la mansión estaba cerrada a cal y canto, así que el paso normal estaba fuera de su alcance. Claro que siempre se podían saltar el muro: impulsando a un compañero y después darles la mano para subir. Pero siempre podían media vuelta y dirigirse hacia el bosque, donde, como bien sabría Light, accederían a la plazoleta del tranvía. Justo de donde llegaba...
Oh...
Un hombre se acercaba a ellos a paso raudo, bastante interesado en los aprendices que allí habían aparecido. Lo primero que llamaba la atención de él era su enorme sombrero en la cabeza, junto con su extraño aspecto debido a la camisa azul a cuadros que vestía y una llamativa corbata morada. Entre sus brazos llevaba algo parecido a un envoltorio, donde llevaba un uniforme que pronto averiguarían de qué se trataba.
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—¡Joudi! —saludó el hombre, acercándose a los chicos y comenzando a mover los brazos como un loco a la vez que hablaba atropelladamente—. ¡Soy Stan, de Venta de segunda mano Stan, y haría hasta el pino en la cabeza de la Game Master para haceros una buena oferta! ¿Qué objeto de mercancía buscáis? ¿Transporte? ¿Ropa? ¿Comida? Sea lo que sea, ¡lo tengo! Y si no lo tengo, ¡os lo conseguiré! Mi tienda principal está en la Plazoleta del Tranvía, ¡pero por haceros felices, he venido hasta aquí!
Curioso hombre. Fuera como fuese, no tardaron en recibir un mensaje:
Sobrevivid a un divertido pilla-pilla. Procurad no cruzaros con los Reapers.
Tenéis 180 minutos. Fallad, y seréis eliminados.
~ La Game Master
Qué cachonda Ariasu. Pero todo aquello no le interesaba al tal Stan:
—¡Tengo algo hecho a tu medida! —aseguró el hombre señalando a Ragun y expandiendo lo que traía entre manos: un uniforme de sirvienta, como el que Shinju llevaba—. Que no te engañen los prejuicios, ¡este uniforme te quedaría divino de la muerte! Además, ganarás mayor defensa si lo llevas puesto y aprenderás una nueva habilidad que de ningún modo podrías aprenderla, y todo por un muuuuy bajo precio: ¡12.000 platines! Wow, ¡no sé cómo no lo llevo yo mismo puesto!
El tiempo se agotaba... Aunque la oferta de aquel hombre podía resultar interesante.
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